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ALGO HAY QUE COMER

EMMANUEL ESTRADA

Casi un 40 por ciento del total del salario mínimo diario, en promedio, puede gastar
un estudiante de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, (FESA), si come una
sola vez en su centro de estudios. Dicha comida sólo sería una torta pequeña de tres
ingredientes máximo o un pequeño plato de chilaquiles y una botella de agua de un
litro, una comida nada más para algunos estudiantes que están más de 6 horas en la
facultad.
Las distancias a recorrer por parte de algunos estudiantes para llegar a la escuela
diariamente intervine en los planes que estos proyecten respecto a su alimentación
antes de salir de casa incluso para llevar a la misma facultad y comer ahí.
La FESA se ubica hacia el noroeste de la zona metropolitana de la Ciudad de México,
es el centro de estudios profesionales de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) más cercano hacia quienes viven en la parte norte de la misma zona
de la capital mexicana, es una facultad a la que acuden jóvenes residentes de los
municipios del norte de la zona metropolitana y de las delegaciones de norte del
Distrito Federal.
Algunos de los estudiantes de la FESA hacen poco más de dos horas para llegar a su
escuela, una estudiante de la carrera de comunicación recorre cerca de dos horas y
media y atraviesa más de 6 municipios en su recorrido: “desde las 4 de la mañana me
despierto para llegar a la escuela, no desayuno pues es muy temprano, mientras me
alisto para venir a la escuela mi mamá prepara algo que pueda llevar a la escuela y
comer”, relata.
Así mismo algunos otros estudiantes de Acatlán recorren distancias largas para llegar
a la escuela, por ello, en algunos casos, detenerse a desayunar no es común en estos
jóvenes debido a la falta de tiempo y en muchos casos debido a la falta de apetito en
la primeras horas del día.
Sin embargo, una vez en la facultad, al menos 6 establecimientos dentro de la misma
ofrecen distintos tipos de platillos que básicamente refieren a tortas, chilaquiles,
hamburguesas y sándwiches quienes abren el abanico de opciones para comer en las
distintas horas del día mientras se está en la escuela sea por clases o actividades extra
clases.
Dentro de la misma FESA uno de los 6 establecimientos ofrece paquetes de comida
corrida que incluyen sopa o consomé, arroz, guisado (hasta 3 guisados diarios para
elegir) y agua por $35 pesos; no obstante no es un lugar al que asistan comúnmente
los estudiantes a comer, son los profesores y trabajadores quienes acuden a la pequeña
fonda ubicada cerca del Centro de Enseñanza de Idiomas de Acatlán.
De igual manera dentro de la facultad universitaria otros 6 puestos, mínimos,
informales, es decir, quienes no cuentan con un establecimiento para vender sus
productos y con el acta que los acredita como vendedores de comida dentro de la
UNAM, comercian distintos alimentos desde comida vegetariana, hot dogs y tacos de
canasta, dichos comerciantes están a los alrededores del Centro de Información y
Documentación, (CID), de la facultad.
LOS PRECIOS
Los precios de la comida en la FESA varían incluso por la zona en la que se encuentre
el estableciendo o el comerciante pues el kiosco aledaño al edificio A9 y A11,
frecuentado comúnmente por los estudiantes de Derecho y profesores de la misma
carrera, mantiene precios más caros que algunos otros kioscos como el que está cerca
del edificio A3 donde el precio estándar es $15 pesos, por los $20 pesos hasta $25 que
llegan los precios de la tortas, sándwiches, chilaquiles y otros alimentos.
De ahí sólo un establecimiento más tiene una amplia variedad de opciones en sus
productos pues armó paquetes casi como la comida corrida, aunque sus precios son
más altos que los anteriores en muchos de los casos llegando hasta los $30 pesos o
poco más ofrece alimentos que desde la perspectiva del compañero Michel de diseño
gráfico: “es más llenador comer así”, puntualizó.
Con todo, esto no es lo único que un estudiante puede comer en la facultad, hacia la
entrada sur de la escuela se extienden cerca de 5 puestos para vender tacos, gorditas,
quesadillas y pambazos cuyos precios oscilan entre los $10 y $20 pesos sea por un
taco o por alguna otra opción.
La constante en la compra y consumo de estas opciones es que los estudiantes
procuran no gastar más de $25 pesos al día. Martín vive en Tlalnepantla y dice que
gastar más de $25 pesos diarios en comida es un gasto significativo en el presupuesto
semanal por lo que hay que buscar siempre otras opciones que permitan ahorrar y que
mantengan satisfecho a quien pasa mínimo, 6 horas en la escuela.
LA OPCIÓN DE LLEVAR
Otra opción a la que apelan un considerable número de estudiantes ‘acatlecos’ es la de
llevar su propio lunch que les permita ahorrar un gasto y buscar la seguridad de no
enfermarse por comer alimentos muchas veces, elaborados con poca higiene. Aunque
enfermarse es algo común en los jóvenes a causa de lo que ingieren y sin embrago
poco común que dejen de frecuentar los puestos y establecimientos donde creen
haberse enfermado, así lo indica Erick quien cuenta haberse enfermado en más de una
ocasión con lo que come en la facultad, pero que sigue consumiendo lo que se vende
dentro de ésta y a sus alrededores.
Por lo regular son sándwiches y tortas lo que los jóvenes llevan para comer, aunque
van a la escuela a clases y a estudiar, o eso es lo que se espera, comer es una de las
acciones principales para mantenerse con las fuerzas suficientes para realizar distintas
actividades. No son pocos quienes llevan que comer, quizá esa costumbre no
desaparezca por lo caro que es comer diario en la escuela o en la calle.
Javier vive relativamente cerca de la FESA, vive en Atizapán de Zaragoza,
aproximadamente a cincuenta minutos de la escuela, se levanta todos los días a las 5
de la mañana para comenzar su día, se baña y alista para salir a la escuela, casi
siempre desayuna a menos que el tiempo le haga una mala pasada. Un plato de cereal,
un Yakult y un pan son su desayuno.
Además su madre prepara para él un sándwich o dos cuando se queda hasta las 7 de la
noche en la facultad por cursar un idioma, sus sándwiches son de pollo en ocasiones y
en otras de salchicha, todos llevan jitomate, lechuga y queso. Él se encarga de rellenar
una botella de litro y medio con agua simple. Aunado a esto siempre lleva un yogurt
de beber, fresa es su favorito.
“A veces tengo que comprar algo más para comer, aunque desde mi casa me mandan
algo que comer, estar en la escuela más de doce horas te abre el apetito por ello
recurro a comprar unos chilaquiles o si puedo ir con alguien que traiga coche a San
Juan Totoltepec (colonia aledaña a Acatlán), para comer unas quesadillas con
carnitas, pues vamos para allá”, indicó.
Algunos otros llevan frutas o ensalada como Isaac del cuarto semestre de la carrera de
comunicación: “… pero siempre termino comprando algo porque el hambre me
invade”, menciona. Situación semejante con estudiantes que se quedan después de
clases, sea por tareas o por cursar algún idioma.
UN LUGAR DÓNDE COMER
El mes pasado la Gaceta de la FESA informó sobre la conclusión de la cafetería de la
escuela a un lado del gimnasio. El edificio destinado a esto es de dos pisos en el que
estará la cafetería y un comedor que por la experiencia de quienes comen el la
facultad quizá los precios no sen tan económicos como en otras facultades e
instituciones.
Por ejemplo en la universidad de Sao Paolo existe un programa de alimentación para
estudiantes de recursos limitados parcialmente subsidiados para ellos, es decir, los
estudiantes pagan una módica cantidad por su consumo. O como el la universidad de
Alcalá en España, donde los estudiantes acceden a sus comedores identificándose
como estudiantes de dicha universidad para pagar menos de lo que cuesta el menú que
incluye un amplio surtido de opciones que comer hasta cerveza y vino.
En ejemplos más cercanos a lo que vivimos en nuestro país, en las facultades de
Ciudad Universitaria están los comedores para estudiantes destacándose el de la
facultad de Ciencias por su económico precio de $18 pesos atendido por los mismos
estudiantes de la facultad quienes preparan comida habitualmente vegetariana de
cultivos de hidroponia que ellos mismos crearon. Contrario de la facultad de
Arquitectura de donde es el menú más caro en $35 pesos, en un comedor que no
atienden estudiantes y que cuenta hasta con meseros, tal como relató Xanat Zamora de
la facultad de Ciencia en CU.
Para la comunidad de Acatlán habrá que esperar hasta el siguiente semestre para
conocer el comedor y saber lo que ofrece y en cuánto lo ofrece.
Y PARA BEBER…
Mientras tanto, al mismo tiempo que se busca y en ocasiones re busca para comer, los
bares y antros alrededor de FESA siempre mantienen una buena entrada de capital por
lo que gastan los alumnos dentro de estos lugares donde mínimo $30 pesos se gastan
en la compra de cervezas pues es el precio de la caguama, y si acuden a otro bar o
antro donde sirvan otras bebidas éstas son más caras que la cerveza.
En estos lugares parce no haber problema de dinero por parte de quienes los visitan, o
sea, por los alumnos de la Facultad de estudios Superiores Acatlán.
Y aunque todo esto pasa y todo esto cuesta, como diría el grupo argentinos Los
Auténticos Decadentes: “Algo hay que comer”.

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