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ITINERANCIAS
Astorga. Museo Romano
Abril – junio de 2008
Santiponce, Sevilla. Monasterio de San Isidoro del Campo
Julio – septiembre de 2008
Oviedo. Museo Arqueológico de Asturias
Septiembre – noviembre de 2008
Galicia
Diciembre de 2008 – febrero de 2009
MINISTERIO DE CULTURA
MINISTRO DE CULTURA
César Antonio Molina
SUBSECRETARIA DE CULTURA
María Dolores Carrión
E que recorre una ruta que atraviesa cinco Comunidades Autónomas que, en el marco de un pro-
yecto organizado por el Ministerio de Cultura a través de la Sociedad Estatal de Conmemora-
ciones Culturales, se han coordinado para dar a conocer su vida y la de las culturas que por ella
transitaron. Dentro de la red romana de caminos establecida en tiempos de Augusto, la Vía de
la Plata ocupa un papel primordial en las primeras comunicaciones terrestres dentro de la Península Ibérica. Esta
calzada ha sido testigo y protagonista de la historia de nuestro territorio, y su recorrido espacial y temporal, desde
su génesis hasta nuestros días, ha sido un viaje marcado por su riqueza cultural y paisajística.
Contra lo que pudiera parecer, y a pesar de que durante sus distintas etapas la Vía de la Plata ha servido al
comercio, su nombre –utilizado como lo conocemos hoy a partir de la Edad Media- no deriva del intercambio
del metal, sino que es una variación etimológica del vocablo árabe balata, o bien de la etimología latina delapi-
data, haciendo ambos conceptos referencia a su construcción como camino de losas. Sobre este camino de losas
se han encontrado distintas culturas, cuyos restos, formas de vida, tecnología, e incluso estructuras sociales, se
ponen de relieve a través de materiales fundamentalmente arqueológicos, en esta exposición.
Se rescata así la historia de un camino surcado por puentes, auténticas obras de ingeniería en las que se mani-
festaba la superioridad tecnológica del Estado Romano; señalizado por miliarios, elementos que además de mar-
car el camino servían de propaganda para los distintos emperadores; y recorrido por varias culturas a lo largo de
tres mil años. Antes de la construcción de la Vía por parte de los romanos ya se conocen restos que hablan de un
camino transitado, y después, a partir del Renacimiento, abundan las menciones que la reconocen como ruta de co-
mercio entre Castilla y León y el sur de la península. Como señala el título de la exposición, una calzada, la Mérida-
Astorga, y mil caminos trazados por la historia que atraviesa de norte a sur el interior del oeste peninsular.
El Ministerio de Cultura quiere agradecer su labor a los equipos implicados en la organización de la mues-
tra, a las instituciones locales, y muy especialmente a las Comunidades Autónomas de Andalucía, Asturias,
Castilla y León, Extremadura, y Galicia. El trabajo que han llevado a cabo, junto a la Sociedad Estatal de Con-
memoraciones Culturales y la Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural del Ministerio de
Cultura, ha dado lugar a esta excelente exposición que, sin duda, nos ayudará a conocer mejor nuestro pasado,
y en consecuencia nuestro presente.
L a aquellos primitivos caminos milenarios, entre los que se hallaba el bien conocido como de la Plata
de planteamiento romano ya, y así el sistema viario que usamos para nuestros desplazamientos co-
tidianos es en buena parte deudor de aquellos. Este hecho bastaría por sí mismo para mantener una
actitud de reverencia al pasado, si no fuera porque desde hace tiempo la Junta de Extremadura ha
mantenido el empeño en rescatar del olvido la Vía de la Plata a su paso por esta Comunidad Autónoma.
Las actuaciones que se han realizado han supuesto una revitalización de este camino y un modo de dar a co-
nocer el rico pasado regado a sus márgenes por todas las culturas sucesivas que se han servido de su tránsito. El
Proyecto Alba Plata iniciado en 1998 y finalizado en 2004 permitió realizar rahabilitaciones en un total de treinta
y dos espacios, yacimientos y edificios históricos dispuestos en un extenso arco cronológico que se iniciaba en la
lejana Edad del Hierro y alcanzaba los albores del siglo XX con la minería y el ferrocarril, como descendiente de
las comunicaciones romanas. Estas intervenciones han servido para complementar y unificar la lectura del patri-
monio cultural y natural de la vía y han contribuido al entendimiento definitivo de su trazado histórico.
En la actualidad ya está en marcha la ampliación de este proyecto mediante otras actuaciones en el patri-
monio histórico y cultural de nuestra región en el ámbito del camino, que favorecerán a la vez que su conser-
vación y estudio, su puesta en valor, y como consecuencia directa, una implicación directa en el desarrollo eco-
nómico y turístico a lo largo de este gran eje vertebrador del territorio que es la vía de la Plata. Se incluirán
nuevos trabajos en algunos de los puntos intervenidos en la fase anterior, como en la ciudad romana de Cá-
parra, en la que el camino romano de la Plata mantiene aún todo su esplendor a su paso por ella, después que
fuera rescatado por los arqueólogos y cuyo arco ha servido como marca de identidad al citado proyecto. Se
incorporarán proyectos nuevos de gran interés como la recuperación del magnífico dolmen de Lácara, uno
de los monumentos funerarios megalíticos de mayor belleza conservados en la Península Ibérica.
El Patrimonio Cultural constituye uno de los elementos que proporcionan la seña de identidad de la Co-
munidad Autónoma de Extremadura, razón por la cual posee un peso específico en su conservación y revita-
lización para mostrarla y que se convierta en una puerta de acceso al conocimiento de las realidades de ese
rico pasado monumental. Si a ello se le une la diversidad de espacios naturales por las que discurre la vía de
la Plata, Extremadura posee un potencial que estamos decididos a reforzar.
La Exposición La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos constituye un modo de dar a conocer no sólo esta
vía, sino una buena parte de los otros caminos que surcaron el occidente peninsular de Norte a Sur y que se
mantienen a través del tiempo. Su inauguración en Mérida, capital de la Comunidad Autónoma no hace sino
reforzar el papel que tuvo desde su fundación como capital de la Lusitania romana.
DIRECTORA DE PROYECTOS
Carlota Álvarez Basso
CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN
PRESIDENTE
José García-Velasco
VOCALES
Concepción Becerra Bermejo
Rogelio Blanco Martínez
Fernando Escribano Mora
José Aurelio García Martín
Jesús Manuel Gómez García
José Ramón González García
Sixto Heredia Herrera
Javier Lanza García
José Luis Martín Rodríguez
Ana Martínez de Aguilar
José Luis Pérez Iriarte
Mercedes Reig Gastón
María Jesús Rodríguez de Sancho
Francisco Javier Sandomingo Núñez
Alberto Valdivieso Cañas
SECRETARIO
Manuel Esteban Pacheco Manchado
A SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES CON LA COLABORA-
Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales Archivo Fotográfico S.A. de Xestión do Plan Xacobeo. Xunta de Galicia
COLABORAN
Archivo fotográfico del Servicio Municipal de Arqueología
Junta de Extremadura (Ayuntamiento de Lugo)
Junta de Castilla y León Biblioteca Histórica de la Universitat de València
Junta de Andalucía Biblioteca Nacional, Madrid
Principado de Asturias Centro Nacional de Información Geográfica, Madrid
Xunta de Galicia Conjunto Arqueológico de Itálica. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía
Consejería de Fomento. Junta de Extremadura
PROYECTO
Consorcio Museo Vostell Malpartida, Malpartida de Cáceres
Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural Creativaarquitectos
COMISARIO Departamento de Documentación. Consorcio Ciudad Monumental de Mérida
Enrique Cerrillo Martín de Cáceres Fotoasturias. Consejería de Cultura del Principado de Asturias
VICE-COMISARIA Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular
Ana Montalvo Frías Ayuntamiento de Gijón.
COORDINADOR
Oficina de Gestión Alba Plata. Consejería de Cultura y Turismo
Miguel Pedrazo Polo Junta de Extremadura
Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, Gijón
DISEÑO DE LA EXPOSICIÓN
Patronato de Turismo de Huelva
Diseño y Comunicación Patronato de Turismo de Mérida
COLABORADORES Vía XIX. Proyecto Vías Atlánticas. Interreg III A. Diputación Provincial de Lugo
Steven Cachia Alicia Prada Gallardo
Sebastián Vargas Ceferino López
MONTAJE Fernando Gil Sendino
Pérez Escolano y Asociados Jaime Aira González
REGISTRO
Julián Blasco
ROA Estudio Manuel Durán Fuentes
Mara Herrero
SEGUROS
Nuria López Pinel
Stai R. Tolín
TRANSPORTES Vicente Novillo
Edict Xurxo Lobato
AUDIOVISUALES
Producción de Creativos Multimedia
CATÁLOGO AGRADECIMIENTOS
EDITA
La SECC quiere expresar su agradecimiento a aquellas instituciones que, con
Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales sus préstamos, han hecho posible esta exposición, así como a aquellas que
COORDINADOR han preferido quedar en el anonimato.
Miguel Pedrazo Polo
Ayuntamiento de Aliseda (Cáceres)
TEXTOS
Ayuntamiento de Astorga (León)
Ana Montalvo Frías
Ayuntamiento de Carcaboso (Cáceres)
Enrique Cerrillo Martín de Cáceres
Biblioteca Nacional, Madrid
Martín Almagro Gorbea
Conjunto Arqueológico de Itálica. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía
José Manuel Roldán Hervás
Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular.
Gonzalo Barrientos Alfageme
Ayuntamiento de Gijón.
Ramón Corzo Sánchez
Junta de Extremadura. Consejería de Cultura y Turismo
Manuel-Abilio Rabanal Alonso
Museo Arqueológico de Asturias, Oviedo
Antonio Rodríguez Colmenero
Museo Arqueológico Nacional, Madrid
Carmen Fernández Ochoa
Museo Arqueológico de Sevilla. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía
Manuel Durán Fuentes
Museo de Cáceres
Fermín Marín Barriguete
Museo de los Caminos, Astorga
CORRECCIÓN DE TEXTOS
Museo Nacional de Arte Romano, Mérida
Luis Martín Museo Provincial de Lugo. Diputación Provincial de Lugo
FOTOGRAFÍAS Museo de Reproducciones Artísticas
Biblioteca Nacional Museo Romano de Astorga
Conjunto Arqueológico de Itálica. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía Museo de Salamanca
Consejería de Cultura y Turismo. Junta de Extremadura Museo de Zamora
Estudio mynt, Zamora Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, Gijón
Fotoasturias. Consejería de Cultura del Principado de Asturias
Museo Arqueológico de Asturias, Oviedo La SECC quiere dejar constancia de su reconocimiento a aquellas
Museo Arqueológico Nacional, Madrid instituciones y personas que han colaborado en esta exposición.
Museo Arqueológico de Sevilla CEDEX-CEHOPU.
Museo de Cáceres Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo
Museo Nacional de Arte Romano, Mérida Diputación de Huelva
Museo Nacional de Reproducciones Artísticas, Madrid Fundación Juanelo Turriano
Museo Provincial de Lugo Obispado de Astorga
Museo Romano de Astorga Turgalicia
Museo de Salamanca Turiex
Museo de Zamora Ana Jiménez del Moral
Oficina de Gestión Alba Plata. Consejería de Cultura y Turismo. Agapito Gómez González
Junta de Extremadura. Agustín Cabria Ramos
Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres. Gijón Alfonso Sobrado
Ceferino López Alicia Rodero Riaza
Fernando Gil Sendino Ángel Serrano
Imagen MAS Antonio Torrón
Jaime Aira González Bernardo Revuelta Pol
Manuel Durán Fuentes Celia Rosón
Mara Herrero Carmen Orta Correa
Nuria López Pinel Covadonga Carreño Gascón
Santiago Santos Jesús Cao Rivas
Vicente Novillo José María Álvarez Martínez
Josefina Molina
DISEÑO Juan Antonio Mascareñas Cid
Martín Moreno y Altozano Juan Bosco Martínez Mora
FOTOMECÁNICA Juan Manuel Rodríguez Borreguero
Cromotex Juan M.ª Gómez Gómez
IMPRESIÓN
Luisa Ferrero Fernández
TF Artes Gráficas Miguel Pérez Cabezas
Mónica Cerrejón García
Mónica P. Martín Díaz
Los editores han hecho todo lo posible para identificar a los propietarios de los derechos inte-
Pablo León Gasalla
lectuales de las reproducciones recogidas en este catálogo. Se piden disculpas por cualquier
posible error y omisión, que quedará automáticamente subsanado en siguientes reediciones. Raquel Huergo
Yolanda Santín López
© de la presente edición: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales
© de los textos: sus autores FOTOGRAFÍA DE CAMISA
203. IV BIBLIOGRAFÍA
Fotograma aéreo de la vía-cañada ganadera al sur de Cáparra.
LA VÍA Los caminos no tienen fecha. Ni de comienzo ni de
final. No se puede calcular su edad porque son tan
antiguos como la misma especie humana. Los cami-
DE LA PLATA nos los hizo el hombre para moverse por el mundo.
Por eso tampoco tienen nombre, sólo el que el viajero
UNA CALZADA Y MIL CAMINOS. quiere darles: el del comienzo y el del final donde
piensa cumplir el trayecto. Desde que la necesidad de
UNA INTRODUCCIÓN desplazarse surgió en la especie humana existen los
caminos. Sólo eran tenues línea más o menos rectas,
zigzagueantes e impresas en el paisaje a costa de
transitar continuamente por ellas cuando parecía que
ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES ése era el camino correcto entre dos puntos. Despla-
Y ANA MONTALVO FRÍAS zamientos para abastecimiento alimenticio, para ob-
tener materias primas y usarlas dentro de cualquiera
de las amplias posibilidades que ofrecían cuando se
les aplicaba una determinada técnica.
Cuando los grupos humanos observaron el valor de
los desplazamientos y la necesidad de controlarlos sur-
gió la necesidad de fijarlos. Hoy significará la declara-
ción de impacto ambiental la ejecución de cualquiera de
los caminos que se conocen de la época romana. La
eterna continuidad entre extracción y deposición de los
arqueólogos estuvo presente en aquellos momentos.
Extraer áridos, extraer elementos de construcción y so-
lado para depositarlos ordenadamente y de modo li-
neal para construir una superficie de circulación a tra-
vés de ella. Construir para facilitar los desplazamientos
e impedir la pérdida de los mismos.
Entre unos caminos, los primeros, los que simple-
mente dejaron una marca sobre la superficie terrestre
susceptible de perderse en la primavera siguiente, y los
construidos media mucha historia, la suficiente como
para ordenar territorialmente el paisaje administra-
tivo. Los caminos de ahora ya no buscan los medios de
circulación más fácil, sino que tratan de prestar servi-
cio al mayor número de lugares: administrativos, de
control fiscal, de control militar, de recursos naturales.
Las desviaciones de los pasos naturales son conside-
rables y no siempre lo hacen por donde sería lógico
desde el punto de vista de ahorro de energía o de su-
15
perficie de costes, sino por donde la racionalidad de la lidad de un abastecimiento uniforme de materiales
ordenación del territorio obligaba. para crear la superficie de rodadura determina su
A esta clase corresponde la red de caminos roma- morfología, lo mismo que la topografía a través de la
nos, creada sin duda sobre las líneas de circulación an- que circula o la geología. No obstante hubo tramos en
teriores, pero con la adición de otras nuevas que con- los que no existió una calzada propiamente dicha1. Al
tribuyen a contrastar lo expresado antes. La caminería mismo tiempo algunos de los trayectos considerados
histórica constituye un ejemplo de ordenación territo- como romanos acaso se deban a cualquiera de las re-
rial de la Península, de tal manera que la herencia de- facciones realizadas desde tiempos medievales hasta
jada sobre el paisaje es compartida por la red de ca- el siglo XVIII, tal como se deriva del conocimiento de
minos y carreteras actuales. Muchas de las más la documentación de esos siglos.
recientes cabalgan sobre aquellos, o circulan en para- El uso mantenido de los antiguos caminos roma-
lelo, constituyendo una buena idea de la racionalidad nos a lo largo de la Edad Media, con las consiguien-
de los trazados. Para ello fue preciso crear trincheras en tes modificaciones de trazado, permitió a los hombres
las que encajar los caminos y facilitar los pasos. Otras, del Renacimiento recuperar el conocimiento de aqué-
circular no lejos de las fuentes de abastecimiento de llos y la localización de las mansiones asociadas a los
materiales para construirlas. E igualmente fue preciso caminos que puede asociarse a uno de los primeros
vadear todos aquéllos ríos que se cruzaban en su tra- síntomas de la recepción de la cultura clásica. Es por
zado. Acaso los vados no se encuentren situados en los aquellos años cuando aparece el nombre de camino
lugares más idóneos, pero sí en el que prestaban me- de la Plata para denominar a esta antigua vía ro-
jor servicio a las comunicaciones. No se trata, como se mana. Con él será conocido a pesar de que también se
ha demostrado, de incapacidad en largos tendidos de aplique a otros caminos situados por otras zonas pe-
arcos para sostener el camino, sino de ofrecer mayores ninsulares. Éste, sin embargo se ha mantenido sobre
facilidades a la circulación. los demás, incluso ha servido como elemento de re-
En todos los casos, los caminos, sea cual fuere la ferencia a otros caminos precolombinos de la zona in-
huella dejada, ofrecen la constancia de la constante caica, como señala Cieza de León:
humanización del paisaje, pero en los últimos se trata
de un paisaje construido donde no está exenta la ide- Podrase comparar este camino a la calzada que los roma-
ología del poder, que se manifiesta en los romanos en nos hicieron, que en España llamamos camino de la Plata.
los hitos pautados que ofrece la señalización del
mismo, la indicación de las distancias y la omnipre- El nombre, como se ha estudiado recientemente,
sencia del emperador de turno bajo cuyo mandato se no corresponde a plata en sentido estricto, pero esa
ejecutó o reparó. versión latinizada fue la que se extendió incluso más
De todas las vías descritas en el llamado Itinera- allá de nuestras fronteras, como ocurre en el texto
rio de Antonino, un conjunto de ellas sirvió para de Anville2:
crear un eje vertical que unió diversos puntos del oc-
cidente de la Península Ibérica. Una parte del mismo, Une grand voie, qui d’Emerita Augusta, ou de Mérida, ten-
entre Augusta Emerita y Asturica, fue conocido tradi- doit à Salmantica, ou Salamanque, & que la beauté de son
cionalmente como Vía de la Plata. pavé a fait appeler Via argentea, ou Camino de plata, sur
El análisis de la obra en sí misma ofrece notables laquelle des colonnes milliaires encoré debout portent le
diferencias morfológicas en sus tramos. La imposibi- nom d’Adrien…
LA VÍA DE LA PLATA 17
Restos del puente de Alconétar.
LA VÍA DE LA PLATA 19
tradicional de las mansiones en función de los avan- tre las montañas leonesas y los pastizales de invierno
ces de las nuevas técnicas arqueológicas aplicadas a de las dehesas de Extremadura.
este fin10. Un poco antes se había iniciado la publica- Como es lógico, la vigencia de un antiguo camino
ción de un boletín dedicado al estudio de la camine- ha tenido, como todos, múltiples funciones. Inicial-
ría histórica peninsular editado de un modo peculiar mente fue vehículo de acceso de la conquista romana
–acaso representando los modos de difusión escritos a ciertas zonas de la Península y del subsiguiente
de la época en la que se publicaba, a ciclostil, que control del territorio. Pero a lo largo de la historia pos-
llevó a cabo G. Arias Bonet y que aún se mantiene por terior también circularon tropas en uno u otro sentido.
otros medios editoriales, denominada El Miliario Ex- Como todos los caminos, sirvió para que circularan
travagante. Esa publicación sirvió para una puesta en todo tipo de productos comerciales. Productos de lujo,
común de todos los interesados en este tipo de traba- procedentes de un tráfico de larga distancia, de fuera
jos de geografía histórica11. de los territorios peninsulares. Pero también de pro-
Otro tanto puede indicarse respecto a las obras de ductos agrarios cultivados en las áreas inmediatas al
fábrica asociadas a la vía propiamente dicha, como mismo camino, o de cerámicas fabricadas no dema-
son los puentes y los miliarios. De los primeros exis- siado lejos.
ten magníficas monografías y trabajos de conjunto, A través de ella se extendieron conceptos como el
entre los que cabe citarse el de Durán12. Sobre los mi- urbanismo romano, y no son pocas las ciudades unidas
liarios de la vía de la Plata es obligada la cita de la te- por ella que poseen en común todos los elementos for-
sis doctoral de C. Puerta de 199513. males que configuran ese concepto tan complicado que
Intentar incluir aquí toda la bibliografía generada ex- es el vivir en el entramado complejo que es la ciudad.
cedería con mucho los límites y fines de este catálogo. Y junto a las ciudades, porque no sería posible, los
En conclusión puede decirse que la geografía de campos dispuestos a abastecerlas de todo lo necesarios
las comunicaciones romanas peninsulares es una geo- para el avituallamiento cotidiano. A la recíproca, los
grafía en permanente construcción. campos, las villae romanas, constituyen el reflejo de los
El interés que representa en la actualidad un tipo de comportamientos urbanos: urbs in rure.
turismo que trata de combinar el conocimiento del También circularon ideas. La difusión de las religio-
patrimonio natural con el cultural ha servido para que nes romana, cristiana, musulmana se produjo a través
la caminería histórica cobre una nueva dimensión: la de ella. La arqueología ha permitido conectar todos
compatibilidad del uso de los viejos caminos con el dis- aquellos elementos materiales que corresponden a un
frute de ambos elementos patrimoniales. En el caso de mismo horizonte cronológico y cultural y a una relativa
la vía de la Plata se ha comenzado a usar como en- uniformidad en el reparto y distribución de ellos.
tronque con el camino medieval que se dirigía a San- Al eje principal, el central, el denominado de la
tiago de Compostela, por lo que se le ha considerado Plata, entre Mérida y Astorga, se le añaden otras vías
«como camino de Santiago». romanas a través de las cuales se podía mantener co-
A través de la exposición La Vía de la Plata. Una cal- municada todo el occidente peninsular por el interior
zada y mil caminos, se trata de representar el tiempo, y su comunicación con el noroeste. No en vano am-
la historia, desde el primer milenio antes de Cristo, bas ciudades romanas constituyeron nudos de las
hasta la actualidad, ofreciendo especial atención a la comunicaciones en ese momento puesto que a ambas
época romana, pero sin olvidar que en los momentos llegaban o partían un buen número de las menciona-
posteriores se convirtió en un elemento de unión en- das en el Itinerario de Antonino.
1
I. MORENO, Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva, Madrid, 2004.
2
M. D’ANVILLE, Traité des Mesures Itinéraires anciennes et modernes, par… de l’Academie royale des Inscriptions & Belles-Lettres, & de celles des Sciences
de Pétesbourg, Secretaires de S. A. S. M. le Duc d’Orleans, Á Paris de l’Imprimerie Royale, 1769. Royale des Inscriptions & Belles-Lettres, & de celles des
Sciences de Pétesbourg, Secretaires de S. A. S. M. le Duc d’Orleans, Á Paris de l’Imprimerie Royale, 1769.
3
Aelii Antonii Nebrissenssis Grammatici atque Regii Historiographi Repetitio sexta de Mensuribus quam recitauit in Salamanticensi gymnasio. III idus Iunias.
Anno MDX, Introducción, traducción y notas de Jenaro Costas Rodríguez, Salamanca, 1981, p. 4; G. de, SEPÚLVEDA, Joannis Genesii Sepulveda Cor-
dubensis opera cum edita, tum enedita, Madrid, 1780, t. III, libro II, pp. 158-161.
4
L. J. VELÁZQUEZ, Observaciones del viaje de Extremadura y Andaluzia del Señor Velazquez con varios Cathalogos de Bibliothecas en que se hallan Libros
pertenecientes a la Historia de España. I. Provincia de Extremadura de Leon parte del reino de Leon, RAH 9-418-1.
5
M. SARMIENTO, «Apuntamientos para un Discurso sobre la necesidad que hay en España de unos buenos Caminos y del modo de dirigirlos,
demarcarlos, construirlos, comunicarlos, medirlos, adornarlos, abastecerlos y conservarlos, por el M. R. P. Mtro Fr… Benedictino en su Monasterio
de Madrid», Semanario Erudito que comprehende varias obras inéditas, críticas, morales, instructivas, políticas, históricas, satíricas, y jocosas de nuestros mejo-
res autores antiguos, y modernos. Dalas a luz Don Antonio Valladares de Sotomayor, t. XX. Madrid, 1789, pp. 11-225, especialmente las pp. 35-37.
6
Real Cédula de S. M. y señores del Consejo, por la qual de aprueba y manda observar la Instrucción formada por la Real Academia de la Historia
sobre el modo de recoger y conservar los monumentos antiguos descubiertos o que se descubran en el Reyno. Año 1803, cfr. J. MAIER ALLENDE,
«II Centenario de la Real Cédula de 1803: la Real Academia de la Historia y el inicio de la legislación sobre el patrimonio arqueológico y monu-
mental en España», Boletín de la Real Academia de la Historia, 200, 3, 2003, pp. 437-473.
7
Repertorio de todos los caminos de España hasta agora nunca visto en el qual allaran qualquier viaje que quiera andar muy provechoso para todos los caminan-
tes. Compuesto por PERO JUAN VILLUGA valenciano. Año de MDXLVI. Con privilegio Imperial; Repertorio de Caminos ordenado por ALONSO DE
MENESES Correo. Añadido el camino de Madrid a Roma. Con un Memorial de muchas cosas sucedidas en España. Y con el Repertorio de cuentas, conforme a
la nueva prematica. Impresso con licencia en Alcalá de Henares. Fuera de la puerta de los Martyres. Año 1576.
8
J. I. URIOL SALCEDO, «Guía de caminos de Pedro Portón», Revista de Obras Públicas, 3430, 2003, p. 59-62; J. MATHIAS ESCRIBANO, Itinerario
español o Guia de Caminos para ir desde Madrid a todas las Ciudades, y Villas mas principales de España; y para ir de unas Ciudades a otras; y a algunas Cor-
tes de Europa. Añadido y corregido en esta tercera Impresión, por… Se hallará en su Librería, frente de la Aduana, Calle de Athocha. Con privilegio, y las licen-
cias necesarias. En Madrid: en la Imprenta de Miguel Escribano, Calle Angosta de San Bernardo, Año de 1767; A. DE LABORDE, Itinéraire descriptif de
lÉspagne, et tableau élémentaire des diferentes branches de l’administration et de l’índustrie de ce Royaume, par… t. I., París (2.ª), 1809, p. 358-359; S. LÓPEZ,
Nueva guía de caminos para ir desde Madrid a todas las ciudades y villas más principales de España y Portugal por… 2.ª ed., nuevamente corr. y añadida,
Madrid 1812; F. P. MELLADO, Guía del viagero en España. Comprende una noticia geográfica, estadística e histórica del reino; descripción de Madrid y de las
principales poblaciones de España; noticia de los caminos generales y transversales que conducen de un punto a otro, expresando la distancia de la corte a las
capitales y pueblos importantes y de éstos entre sí, con un cuadro estadístico de las provincias, partidos en que se dividen, número de pueblos, de vecinos y de
almas de que constan, y un apéndice que reúne todas las noticias relativas a comunicación, transporte, diligencias, mensagerías, carros, galeras, correos, aguas
minerales, ferias, etc., por don… 2.ª edición, Madrid, en el Gabinete Literario, calle del Príncipe, n.º 25, 1843. Sobre las comunicaciones en España, cfr.
S. MADRAZO, El sistema de transportes en España, 1750-1850, Madrid, 1984; J. I. URIOL SALCEDO, Historia de los caminos en España, Madrid, 1990.
9
J. M. ROLDÁN HERVÁS, Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971.
10
J. A. ABÁSOLO ÁLVAREZ, «El conocimiento de las vías romanas. Un problema arqueológico», La red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990,
pp. 7 y ss.; ibídem, «El estudio de las vías romanas en Hispania», La ciudad en el mundo romano, Actas del XIV Congreso Internacional de Arqueología
Clásica, 1, Tarragona, 1994, pp. 57 y ss.; A. MAGALLON, ed., Simposio sobre la red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990; J. G., GORGES, E.
CERRILLO y T. NOGALES, eds., V Mesa Redonda Internacional sobre Lusitania Romana: Las comunicaciones, Mérida, 2004; VV. AA., Nuevos elementos
de Ingeniería romana, III Congreso de Obras Públicas Romanas, Astorga, León, 2006.
11
El Miliario Extravagante, 1963-2004; G. ARIAS BONET, Repertorio de Caminos de la Hispania Romana, 2.ª edición, 2004.
12
M. DURÁN FUENTES, La construcción de puentes romanos en Hispania, 2.ª edición, Xunta de Galicia, Santiago, 2005.
13
C. PUERTA TORRES, Los miliarios de la Vía de la Plata (tesis doctoral inédita), Madrid, 1995.
LA VÍA DE LA PLATA 21
La vía
de
la Plata
I
PAISAJES Entre la zona templada del norte y la zona subtro-
pical, hay una franja que, convencionalmente, hacemos
corresponder con «lo mediterráneo». En la estructura
25
hombres, de las civilizaciones. El mar Mediterráneo vez, de caminos sin caminantes? El paisaje geográfico
es un recipiente de características extraordinaria- es ese sistema que inserta al hombre en la naturaleza
mente excepcionales. Una masa de agua de grandes con la que se ineterpenetra.
dimensiones pero de muy escaso desarrollo latitudi-
nal. Un fondo de saco con un reducido cuello de bo- El mar, vehículo de relaciones
tella que administra con usura sus relaciones de in- A lo largo del cuaternario el mundo mediterráneo
tercambio con el Atlántico. Gibraltar es una válvula se convierte en el mejor centro cultural, tecnológico y
estrecha y poco profunda a través de la que penetran económico conocido. Desde el Indo hasta las Colum-
las aguas del océano y del mar en un violento circuito nas de Hércules se desarrolla la agricultura, la gana-
de mezcla. El macizo continente africano, en su de- dería y se consolida el sedentarismo con el nacimiento
gradación subtropical sahariana, genera frecuentes de la ciudad a lo largo de los últimos doce milenios.
células ciclónicas que se manifiestan en los habitua- Estos procesos complejos se ven favorecidos por un
les «levantes» fuertes del Estrecho. conjunto de factores naturales propicios a la comuni-
El recipiente Mediterráneo es un mecanismo cación o permeabilidad de los territorios afectados.
complejo de rodillos ciclo y anticiclogenéticos, in- Entre estos factores destaca la presencia de caminos
sertos en los dos grandes circuitos generales que lo que invitan y facilitan su utilización por las socieda-
dividen en dos mitades, a oriente y occidente. Ya des instaladas en sus ámbitos. El mar es, sin duda, el
Ulises supo de la violencia del encuentro de ambos, más importante. La propia denominación que ha cul-
cerca del cabo de las Sirtes, reclamado por las sirenas. minado hasta nosotros hace referencia a las tierras
Vientos y corrientes que serán vehículo de tribus y de que comunica. Un mar extenso en longitud, heredero
pueblos desplazados por ambas riveras. Incluso la del viejo Thetys, sometido a una elevada insolación y,
geología parece conectar cósmicamente con la diná- por tanto, un almacenamiento de agua caliente apenas
mica de los fluidos al rematar su convulsión alpina comunicado con el Atlántico por el umbral de Gi-
en bucles que articulan y facetan el mundo medite- braltar que regula el intercambio de aguas. Ese inter-
rráneo desde los Cárpatos al Jura, las penínsulas me- cambio y la temperatura del agua generan una circu-
ridionales, balcánica, itálica e ibérica, sin olvidar los lación ciclogenética pegada a sus orillas que constituye
arcos magrebíes del Rif y del Atlas. un elemento fundamental para la navegación de ca-
Éste es el cierre periclinal del occidente, el «finis- botaje, hacia occidente en su ribera septentrional y ha-
terre» que conduce al mare tenebrossum. Cerrado el cia oriente la meridional, a la vez que facilita su tra-
Thetys, el hundimiento del mar de Alborán deja las vesía en los estrechos de Gibraltar y de Túnez.
costas euroafricanas a menos de catorce kilómetros. La mitología, la historia, la literatura y la arqueo-
Una distancia que se domina con la mirada y que logía son prolijas en informaciones sobre la intensa hu-
atrae a quienes se contemplan desde uno y otro lado, manización favorecida por el mar. Así disponemos de
generalmente bien relacionados, si no pertenecientes datos sobre los cambios climáticos que movilizan a los
a idénticas estructuras políticas. pueblos a través de los relatos védicos, el Gilgamesh
El paso de Gibraltar hacia el norte es una invitación o el Génesis. Los peripla protagonizados por egipcios,
al camino. En busca del estaño, en busca del cobre, en fenicios, griegos, cartagineses y romanos ponen de
busca de grano, en busca de pastizales, en busca de manifiesto el prístino interés de la exploración y los in-
caza, en busca de supervivencia, en fin. ¿Cuál es el es- tercambios. Las rutas de Ofir a Tarsis las encontramos
cenario natural de esa invitación? ¿Puede hablarse, tal detalladas en el Libro de los Reyes: la flota de Hiram
exploraciones diversas con descripciones de los lito- Llegar a las columnas de Hércules y establecer
rales y condiciones de navegación. Una navegación contacto con tartesos y túrdulos implica el descubri-
casi exclusivamente de cabotaje, cuya expresión lite- miento de una cultura refinada y ancestralmente
raria más lograda es el Ora marítima, de Marcus Fes- orientalizante. Las feraces campiñas litorales presa-
tus Avieno, a pesar del juicio demoledor que hace de gian un interior atractivo. Pero el comercio agrario se
ella Menéndez y Pelayo. complementa con notables aportaciones minerales y
con un mundo de relaciones más allá del finisterre ga-
Un hito en los circuitos mediterráneos: ditano: mundos atlántico y africano.
las columnas de Hércules La técnica de factorías litorales seguida por feni-
En ese ámbito la presencia de Tarsis o Tartessos no cios, griegos y cartagineses se apoyan en un traspaís
es la menos importante. Se trata del cierre natural de las accesible por vías fluviales como el Betis o el Anas. Es
vías marítimas donde confluyen, probablemente, los la imagen de la Turdetania transmitida por Estrabón
recursos del transpaís peninsular junto a los proce- a partir de Posidonio: una fertilidad extraordinaria
dentes del Magreb y del occidente africano. Un empo- multiplicada por intensas relaciones comerciales apo-
rio nebuloso de riqueza que no pasa desapercibido al yadas en una flota numerosa. Entre los atractivos
extremo oriental del Mediterráneo y, por tanto, un ob- destacan el trigo, el vino y el aceite, pero se comple-
jetivo comercial de primera magnitud. El progreso de mentan con la sal, la cera, la miel, la cochinilla o la
la arqueología no hace sino corroborar la hipótesis de pez. Al mismo tiempo existe una tradición pesquera
una destacada intensidad de intercambios a lo ancho cuya base comercial son las salazones atuneras con la
de este mar interior. Es el extremo del mundo, la puerta técnica de la almadraba. Las reminiscencias romanas
del mar ignoto, donde abunda el oro y la plata. Pero en Chipiona o Baelo Claudia dan buena fe del interés
también la puerta del camino de las Casitérides. La evo- por el «garum» en la gastronomía romana.
lución tecnológica hace del estaño un producto estra- Al interés por la feracidad agropecuaria se le unen
tégico, imprescindible en la elaboración del bronce. los atractivos mineros. De nuevo Estrabón afirma
Y esa referencia está perfectamente delimitada por que no existen oro, plata, cobre y hierro de mejor ca-
el lugar donde las corrientes marinas y los vientos ha- lidad. No cabe duda de que el interés por los metales
cen temeraria la frágil navegación perimediterránea. constituye uno de los factores culturales más desta-
Un lugar cerrado por los promontorios inconfundibles cados en la Antigüedad, tanto desde la perspectiva
de Calpe y Abila (Gibraltar y Ceuta). Los más audaces suntuaria como estratégica. No menciona Estrabón el
exploradores como los marselleses del siglo VI, o Piteas estaño, probablemente porque su relato está muy ale-
(330) y Eratóstenes (230) se aventuran en la circumna- jado del esplendor del bronce, pero no cabe duda de
vegación de la Península, destacando la desemboca- que nos encontramos en un ambiente metalogénico
dura del Anas. Algo ya reconocido en Ptolomeo, Poli- diversificado, rico y apetecible.
desde la más remota historia como un lugar estraté- ¿De dónde llegan los cargamentos de metales que
gicamente atractivo, tanto por su significado político- derrocha con tanta generosidad Argantonio? Es pre-
estratégico, como económico. Es un destino frecuente ciso penetrar en el interior del territorio y descubrir las
para las culturas orientales y sus flotas, pero al mismo fuentes de esos ríos teñidos. Cortar la tierra prometida
tiempo constituye el mejor puente entre los continen- por los estuarios del Guadalquivir y del Guadiana para
tes europeo y africano. La penetración en el territorio descubrir el primer umbral, tal vez una de las regiones
peninsular es sólo cuestión de tiempo en función de metalíferas más ricas del planeta por su diversidad.
los intereses militares, económicos y de la capacidad Carbón de Bélmez, pez de Puertollano, azogue de Al-
demográfica o la presión política. madén, plata de Guadalcanal, hierro del Andévalo, oro,
El primer paisaje, superados los hitos litorales, cobre, hierro, plomo y plata de Riotinto y Tarsis.
son las pequeñas y feraces campiñas apoyadas en La Sierra Morena es tan sólo la espina dorsal de
ellos: Campo de Gibraltar, campiñas de Vejer y Bar- Turdetania. Una espina dorsal fromada de vértebras
bate, de Conil y Chiclana, tierras del Condado. E in- unidas por valles recónditos de largas primaveras. Es
mediatamente, las grandes llanuras del Guadalquivir un primer destino, pero en su entraña reside un «plus
y del Guadiana, donde las excelencias agrícolas al- ultra», un traspaís que puede reproducir la feracidad
canzan sus máximos exponentes. Las grandes vías de de las campiñas béticas. Los caminos están marcados
agua serán los ejes de penetración hacia el interior, es- por los ríos. El Guadiana penetra ortogonalmente
pecialmente cuando son heraldos de riquezas mine- marcando en Alqueva los caminos de las planicies de
ras complementarias, como sucede en el Tinto y en el las Vegas. El Tinto y el Odiel se clavan en las minas
propio Guadalquivir por el Almonte. del Andévalo. El Guadalquivir trepa por el Víar y el
Es un paisaje adornado por un clima benigno, de Bembézar hasta la penillanura de la Campiña, tierra
veranos cálidos suavizados por el mar, de inviernos de Barros y la Serena.
templados y lluviosos, de primaveras y otoños agra- A lo largo de los siglos las venas de Guadalcanal y
dables. Una climatología que sólo adquiere rigores de Riotinto han sido explotadas por todas las culturas.
hacia el interior. La memoria de Columela o de Pom- En el siglo de la revolución industrial el imperio bri-
ponio Mela está cargada de sus reminiscencias gadi- tánico requiere materias primas de todo el orbe y,
tanas y algecireñas. El paisaje de este fin del mundo desde el otro finisterre se interesa por las viejas rique-
es amable e invita a la instalación humana y a la pe- zas mediterráneas: el valor estratégico de las columnas
netración en un territorio prometedor. Este es el ori- de Hércules y el Mediterráneo occidental, con Me-
gen de todos los caminos que se construyen en el me- norca y Gibraltar; los tesoros metálicos de la columna
dio oeste peninsular. Un camino abierto por la vertebral de la Turdetania. En veinte años llegan a ex-
naturaleza: los cambios estacionales, la alternancia de traerse más de dos millones y medio de toneladas de
pastizales para los herbívoros, las rutas de migra- cobre en una de las explotaciones a cielo abierto más
ción para las aves. espectaculares de los caminos hacia el norte.
Porque las campiñas turdetanas se cierran con Se abre el mundo del bosque mediterráneo sem-
montañas de muy diverso rango: desde los riscos brado de cerros y collados, de quebradas, simas y va-
alpinos sudbéticos de la Sierra de las Nieves (en lles. Del Ardila a los Pedroches reaparecen las feraces
Grazalema), hasta los cíngulos modestos de la vegas, aunque de dimensiones reducidas. A la base de
Sierra Morena. encina y alcornoque se le añade en las cumbres el roble
Allí los depósitos terciarios se ven interrumpidos por del Sistema Central al macizo galaico-duriense
un marcado umbral batolítico que rompe el curso. Más allá del Guadiana hay una violenta transfor-
Los caminos del finisterre confluyen en Mérida desde mación del paisaje. Los glacis y las rañas trepan ha-
el Estrecho hasta el Guadiana. Un camino flanqueado cia las sierras centrales extremeñas y abren el camino
por relieves agrestes que atalayan cualquier movimiento del Tajo. La fertilidad agraria ha perdido toda inten-
que se produzca en las penillanuras. Desde Regina, las sidad para dar paso a una actividad predominante-
sierras de Hornachos, Alconera, Alange y San Serván vi- mente ganadera, propia de lusitanos y vetones. Pero
gilan el primitivo camino circunmediterráneo, jalonado se mantienen las expectativas metalíferas a través de
por Ilippa, Hornachuelos, Cancho Roano y tantos vesti- los placeres auríferos del Tajo y los yacimientos de
gios de un interés por el territorio tan antiguo como la plata, plomo, estaño o hierro.
humanidad que lo transita. El camino queda perfectamente enmarcado en una
Los atractivos no alcanzan las expectativas de la correspondencia de vados y collados, de pasos obli-
Bética, pero el zócalo paleozoico sigue ofreciendo ya- gados y de ciudades que los defienden, protegen o ex-
cimientos minerales y excelentes perspectivas agrí- plotan. Son los contrafuertes urbanos que controlan
colas y ganaderas. Es el mundo lusitano de los caba- los pasos del Sistema Central: Ciudad Rodrigo y Co-
llos engendrados por el zéfiro, del vino y del aceite, ria, Salamanca-Béjar y Plasencia, Avila y Arenas de
de los rebaños de cerdos y de ovejas, de la caza. Y por San Pedro-Oropesa. El camino circummediterráneo no
doquier la presencia del hierro y el plomo, el cobre y puede ser una excepción, de manera que la ruta pri-
el azogue. Incluso las noticias de lejanas riquezas ba- mate ha de encontrarse jalonada de asentamientos: el
sadas en el oro y el estaño. Al otro lado una suave hombre ratifica así su adaptación a la naturaleza. El
pendiente de alomados glacis suben hasta la diviso- valor del camino más corto destaca sobre los flancos.
ria con el Tajo. Son la fase más continua de las sierras Pasos excavados por los ríos y las fracturas tectónicas.
centrales extremeñas: Guadalupe, las Villuercas, El Alagón, como antes hicieran el Víar y el Bembézar,
Montánchez y San Pedro que conecta con San Ma- nace en plena meseta del Duero, cerca del Tormes
tinentalidad, ideal para los cereales de invierno. (Casitérides, astures y vías euromediterráneas)
desde el oriente orensano y lucense hasta las rías y La visión geográfica del occidente peninsular nos
mariñas. Fragas y carballeiras abrigan un sotobosque permite valorar el camino como un instrumento al
de brezos y tojos en suaves lomas entre ribeiros en- servicio del hombre. La configuración litológica y tec-
cajados donde se instala la escasa agricultura y hasta tónica, la convivencia del zócalo paleozoico, profun-
abrigados viñedos. La costa recortada de las rías damente tectonizado, y las cubetas sedimentarias del
forma una sucesión de puertos resguardados del vio- terciario; la complementariedad y sucesión climática
lento finisterre, que invitan a la pesca, suavizados coincidente con el escalonamiento en latitud de los
por las brisas templadas arrastradas por la corriente yacimientos minerales; la función canalizadora del Es-
del Golfo que posibilita la presencia del naranjo y la trecho sobre las relaciones climáticas, florísticas, fau-
camelia. Un paisaje confundido a veces con las Casi- nísticas y culturales entre África y Europa; el papel de
térides y, en todo caso, abierto al salto hacia Bretaña la Bética como puerta de las sucesivas civilizaciones,
y las islas británicas. Y en el centro, Santiago de Com- convirtiéndose en crisol y emblema de «lo hispano»
postela, donde Gelmírez trasladó el arzobispado de (hispano-oriental, hispano-romano, hispano-godo, his-
Mérida y el tumbo de Santiago. pano-musulmán o andalusí…). Todo un conjunto de
Los derrames de los montes cantábricos forman circunstancias asociadas sin las que cualquier inter-
una rampa ascendente por las tierras leonesas que pretación histórica o arqueológica carecería del arma-
vierten al Duero. La divisoria alcanza los dos mil zón sustentante. Un paisaje de frontera permeable que
quinientos metros para llegar a Asturias a través de reclama la comunicación y el movimiento. Un paisaje
los tajos del Deva, Cares, Sella, Carrión o Pisuerga que convertido en una de las rutas más activas y eficaces
cobijan los pasos de San Isidro, Pajares, San Glorio o desde la Antigüedad y que debe reivindicar ese papel
Piedrasluengas. Tajos que dejan al descubierto una ri- vertebrador del territorio que los tiempos actuales le
queza mineral de talco, carbón, hierro, blenda, sal y han hurtado cicateramente.
32
estratégicos trazados, que en algunos casos todavía si- Otra gran vía, menos conocida pero igualmente de
guen vigentes hasta la actualidad. Este es el caso de la gran importancia desde la Prehistoria, ofrece una dis-
llamada «Vía de la Plata»,16 una de las vías prerroma- posición transversal, pues es la que, tras cruzar los Pi-
nas más importantes de la Península Ibérica y aquella rineos por el valle del Segre y del Ebro alcanzaba las
cuyas raíces prehistóricas resultan mejor conocidas. altas tierras meseteñas de Soria, desde donde se di-
La Península Ibérica está situada como cierre del rige por el norte del Sistema Central hacia sus pasos
Mediterráneo en el extremo occidental del mundo co- occidentales, para, una vez cruzada esta cadena mon-
nocido antes del descubrimiento de América y cons- tañosa, proseguir hasta alcanzar el suroeste de la Pe-
tituía un nudo de comunicaciones que unía el Medi- nínsula y llegar al Atlántico. Por esta vía han pene-
terráneo con el Atlántico y el final de Europa con el trado en España durante el III milenio a.C. gentes del
norte de África. Esta gran potencialidad de contactos Vaso Campaniforme procedentes de Europa Central
tan estratégicos, que siempre han tenido singular im- y más de mil años después la cultura de los Campos
portancia en la Historia, se realizaba sobre un terreno de Urnas, probablemente traída por gentes celtas a fi-
muy variado y de comunicación muchas veces difí- nes del II milenio a.C., por lo que esta vía, como la an-
ciles, a causa de montañas y ríos encajados. Basta terior, desde entonces siempre ha jugado un impor-
comparar la diferencia que existe entre cruzar la lla- tante papel en las comunicaciones hispánicas,
nura europea desde el Atlántico a Rusia con la que habiendo perdurado en la cañada ganadera que cruza
presenta atravesar la Península Ibérica en cualquier de Soria a Portugal17.
dirección para comprender la dificultad que, incluso La tercera gran vía de contactos entre las gentes de
para pequeños desplazamientos, ofrecían los contac- la Península Ibérica es la llamada Vía de la Plata. De
tos entre regiones relativamente próximas de la anti- los tres ejes esenciales citados, éste es, probablemente,
gua Hispania, nombre con el que en la Antigüedad se el de mayor personalidad, pues recorre tierras relati-
conocía a la Península Ibérica. vamente semejantes, al constituir el eje articulador de
Nuestra Península, como punto de comunicación todas las tierras occidentales, desde Andalucía por el
entre mares y tierras durante la Prehistoria, ofrecía sur, cruzando Extremadura y la Meseta Occidental,
tres vías esenciales de comunicación que la relacio- hasta alcanzar Asturias y Galicia por el norte, que-
naban con el exterior al mismo tiempo que interrela- dando también incluida en su red viaria la parte
cionaban sus diversos territorios. Una, conocida como oriental del interior de Portugal. Por estas circuns-
Via Heraclea y que después pasó a ser denominada Via tancias, la Vía de la Plata debe considerarse el cordón
Augusta, tras cruzar los Pirineos por su extremo orien- umbilical de toda la Hispania silícea u occidental, la
tal, proseguía por la costa hasta el sur de Valencia y más rica en metales y en ganado, cuyos desplaza-
desde Játiva penetraba por el corredor de Montesa mientos explican su origen y su permanencia hasta
para cruzar la Meseta por tierras albaceteñas y al- nuestros días, lo que hace que sea una de las grandes
canzar Andalucía por Cástulo, cerca de Linares, hasta vías prehistóricas de comunicación de Europa, com-
llegar –o empezar– en la ciudad de Cádiz, que era su parable a la ruta Ródano-Rin que unía el Mediterrá-
salida al mar. Sabemos que por esta vía penetró en la neo con el centro de Europa y el mar del Norte o la del
Península Ibérica el Neolítico en el V milenio a.C. y, Danubio, que constituye, junto a la propia llanura eu-
desde entonces, es la vía por excelencia que une las ropea, el gran eje en sentido este-oeste.
tierras mediterráneas ibéricas, que constituyen casi la En efecto, la que muchos siglos después se ha lla-
mitad de nuestros territorios y de sus gentes. mado Vía de la Plata ha sido el eje articulador por
MARTÍN ALMAGRO-GORBEA
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cutir sus planes de viajar a las Indias con los geógra- que ofrecen las vías romanas y las vías ganaderas y na-
fos de Salamanca; por esta vía llegaban las nuevas con- turales permiten datar su uso desde la Prehistoria y pre-
cepciones del mundo que dieron origen a la Escuela cisar su recorrido. Un buen ejemplo en este sentido
de Salamanca, creadora del derecho de gentes, siendo pueden ser las estelas de la Edad del Bronce o la ubi-
todavía hoy, como en la Prehistoria y a lo largo de toda cación de una población tartésica como la prerromana
la Historia de España, el cordón umbilical de todas las de Medellín, establecida para controlar el cruce del
tierras del occidente de la Península Ibérica. Guadiana de la Vía de la Plata en época orientalizante,
Es interesante tener en cuenta que el concepto setecientos años antes de la fundación de Mérida.
que tenemos de «vía» como un camino con un tra- Gracias a estos métodos podemos conocer con
zado preciso y con obras para facilitar el paso no es bastante precisión por dónde iba la vía prerromana de
válido para la Prehistoria, pues no se puede confun- la que surgió el iter ab Emerita Asturicam25 o vía ro-
dir, como a veces ocurre, las construcciones con la mana de Mérida a Astorga, uno de cuyos trazos prin-
propia vía, que es el lugar por donde transitan cosas, cipales acabaría por denominarse «Vía de la Plata» a
gentes e ideas. Esta idea es esencial para comprender partir de la Edad Moderna26.
cómo funcionarían las vías de comunicación en tiem- El origen de esta vía prehistórica debe situarse en
pos prehistóricos, cuando se usaban caminos que no Andalucía occidental, pues el Guadiana ni en época
tenían construcciones que facilitaran el paso. De estos romana ni tampoco ahora es inicio ni fin de trayecto,
camino no se conserva su huella «material», salvo las aunque Mérida se constituyera como centro de con-
carriladas o huellas de carros que han dejado su im- trol y organización de la parte central de su reco-
pronta en la roca a la entrada de algunos castros de la rrido a partir de su fundación por Augusto. En este
Edad del Hierro. Sin embargo, la existencia de una vía sentido, esta vía debió variar a lo largo del tiempo,
puede reconocerse gracias a tres series de datos que pero en época tartésica, cuando alcanza su cristaliza-
se complementan y que han permitido reconocer el ción definitiva, puede considerarse que llegaría o
itinerario prerromano de la Vía de la Plata. El primero arrancaría, según se considere, de la ciudad fenicia de
son las vías naturales, que muchas veces ofrecen ra- Gades (Cádiz), como punto de contacto con el Medi-
males paralelos que sólo se concentran en determi- terráneo, hecho que explica su vitalidad e importan-
nados puertos y vados, vías todavía empleadas por la cia cultural. Desde esta colonia fenicia, bordeando por
ganadería trashumante con su red de veredas y ca- su lado oriental el gran estuario o sinus Ligustinus que
ñadas conservadas a través de la organización econó- formaba el Betis o Guadalquivir, pasaría por Hispalis
mica pecuaria de la Mesta a partir de la Edad Media, (Sevilla) y se dirigiría a cruzar Sierra Morena por
pero que seguían las antiguas vías de comunicación Monestario, Cazalla de la Sierra o cualquier otro paso
desde fechas prehistóricas. También ayuda a localizar válido. Superada esta dificultad, una de las mayores
las vías prerromanas el que éstas han sido seguidas mu- en todo su recorrido, atravesaría la Tierra de Barros
chas veces por las romanas, que perfeccionaron con para dirigirse a alguno de los vados del Guadiana, el
obras de ingeniería caminos anteriores, circunstancia más importante de los cuales antes de la fundación de
que explica la coincidencia, en ocasiones asombrosa, Mérida era Medellín. Cruzado este río, que ha con-
de las vías romanas con los caminos de la trashu- servado su nombre prerromano Anas, atravesaría la
mancia y de ambos con los caminos naturales utiliza- penillanura cacereña y se adentraba en territorio de
dos desde época prehistórica. Finalmente, los yaci- los Vettones para llegar al Tajo, que había que cruzar
mientos y hallazgos prehistóricos situados en el trazado por vados muy concretos dada su profundidad, como
MARTÍN ALMAGRO-GORBEA
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bargo, los carros de las estelas no parecen ser los pri- o el burro, permiten plantear qué esfuerzo humano y
meros carros de Hispania. En la Península Ibérica qué distancia real, no física, exigía desplazarse desde
existe otro tipo de carro que debió de ser introducido un punto a otro a lo largo de este largo camino. Como
antes y que se ha conservado hasta el siglo XX en am- es lógico, no existen testimonios de época prehistórica
plias áreas de todo el noroeste; este carro ancestral se sobre este aspecto, ni siquiera de época antigua, pero
caracteriza por conservar ruedas macizas, como ocu- estos datos se pueden llegar a conocer si se tiene en
rre en Irlanda hasta época de La Tène34, tipo anterior cuenta que los medios de transporte usados en la Pre-
a la invención del carro de ruedas de radios en la historia, el viaje a pie, el carro y las caballerías, son los
Edad del Bronce, que debe relacionarse con el carro mismos que se han utilizado desde entonces hasta la
más primitivo que los indoeuropeos extendieron construcción del ferrocarril en el siglo XIX, pues incluso
desde el occidente de Europa hasta la India a partir por muchas zonas de la Vía de la Plata su empleo ha
del III milenio a.C.35. seguido vigente hasta la segunda mitad del siglo XX.
Un nuevo avance en la técnica del transporte fue la En consecuencia, los relatos de viajeros conserva-
equitación, técnica mucho más reciente que el carro, dos desde la Edad Media al siglo XVIII permiten co-
pues no se documenta en Europa central ni en el Me- nocer la distancia real que existía en estos caminos
diterráneo hasta el siglo VIII a.C., tras ser introducida para llegar de un punto a otro salvando las distancias
por los cimerios desde la estepa euroasiática. En la físicas y, lo que era más importante, las dificultades
Vía de la Plata uno de los más antiguos testimonios co- naturales. Éstas dependían del medio de transporte y
nocidos de un jinete en la Península Ibérica es el re- del itinerario que se tomara, pero suelen coincidir a lo
presentado en un anillo de oro del tesoro de Aliseda, largo del tiempo, lo que indica que apenas varió la
fechado a fines del siglo VII a.C.36 , y restos de caballo distancia real a lo largo de la Historia, si bien el ritmo
aparecen en el oppidum de Medellín hacia el 600 a.C.37, de viaje debió ser algo más lento antes de la cons-
lo que revela que la equitación, como tantas otras in- trucción de las vías romanas, en especial por terrenos
novaciones, llegaría a esas tierras del occidente a tra- abruptos, donde no se podrían usar carros y en los
vés de la Vía de la Plata desde los asentamientos feni- que el ritmo de los desplazamientos se aproximarían
cios del golfo de Cádiz. A partir de esas fechas el al de los pastores trashumantes.
caballo se convirtió rápidamente en el elemento de Las noticias de los viajeros que recorrieron España
distinción de las elites guerreras38, como indican los en diversas épocas42 permiten conocer con cierta apro-
magníficos arreos aparecidos en el palacio de Cancho ximación el tiempo que se necesitaba para recorrer la
Roano, cerca de Zalamea de la Serena39. También los fe- Vía de la Plata. En el siglo XII, el famoso geógrafo
nicios debieron introducir el burro40 y, por lógica, igual- árabe El Edrisí indica que de Córdoba a Badajoz o de
mente el mulo, animales especializados en andar por Badajoz a Córdoba por la «Gran Calzada» requería
terrenos abruptos, que, desde entonces, pasaron a ser seis días, con jornadas muy irregulares, desde 60 a 18
el medio de transporte por tantas zonas de topografía kilómetros, empleándose casi la mitad del tiempo y el
enriscada habituales en la Península Ibérica, aunque su mayor esfuerzo en cruzar Sierra Morena, mientras
aparición por Extremadura parece algo posterior, pues que el legado papal Camilo Borghese al volver de Ba-
no se documentan antes del siglo V a.C.41. dajoz a Córdoba en siglo XVI empleó cinco días para
El conocimiento de las rutas de la Vía de la Plata en ese trazado: un día y medio de Badajoz a Zafra; uno
época prerromana y de los medios de transporte, a pie, de Zafra a Llerena y dos días y medio de Llerena a
en carro y en caballería, fuera ésta el caballo, el mulo Córdoba. Hacia 1700, un viajero empleaba de Sevilla
MARTÍN ALMAGRO-GORBEA
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fumes con sus vasos especializados e incluso las pri- ganancia, propició la aparición de las primeras comu-
meras figuras de dioses47, junto a vasos griegos48. Estos nidades plenamente urbanas, pues estas ideas origina-
preciados objetos llegados por la Vía de la Plata eran rias del Mediterráneo oriental llegaron a través de Tar-
adquiridos por las elites indígenas para resaltar su tessos a las tierras cruzadas por la Vía de la Plata.
preeminencia y potenciar su autoridad a través de Por ello, una vía es mucho más que un camino fí-
su redistribución a jefes subalternos y aliados. Este sico, es algo esencial en la formación cultural y étnica
sistema de regalos y trueques e intercambios contro- de las gentes que habitan en los territorios unidos por
lado por las elites conformaría una cadena de inter- ella. Además, una vía de comunicación nunca acaba en
cambios a larga distancia con otras elites que se ex- sí misma, sino que necesariamente conecta con otros
tendería a lo largo de toda la Vía de la Plata. caminos para conformar la red de comunicaciones hu-
Junto a las personas, animales y objetos, por la Vía manas que, a semejanza del sistema nervioso, explica
de la Plata también circulaban ideas. Este hecho es fun- la capacidad casi infinita de cambio cultural en el hom-
damental, pues explica cómo algunas ideas de oriente bre en el sentido más amplio de esta palabra.
alcanzaron la Meseta Septentrional antes y con más in- Es en este sentido como se comprende la gran im-
tensidad que el valle del Ebro, más próximo al Medite- portancia que tuvo la Vía de la Plata en época prehistó-
rráneo. Por la Vía de la Plata debió de penetrar una co- rica, desde el golfo de Cádiz hasta el Cantábrico y el Fi-
lonización tartésica que explica el origen de centros nisterre atlántico. La importancia que de esta vía
urbanos orientalizantes como Medellín49, seguramente ancestral explica su verdadero sentido histórico, que re-
para controlar ese estratégico punto de la Vía de la Plata basa con mucho el de su etapa romana. Así lo eviden-
que siglos después los romanos trasladaron a Emerita cia su no menor importancia histórica en época medie-
Augusta. Los ritos funerarios de las gentes de Medellín,50 val o a partir del Renacimiento, cuando de nuevo, como
el uso de la escritura tartésica51, los nombres tartésicos en la época prerromana, circularon por ella gentes que
de las ciudades existentes hasta el Guadiana y el Tajo52, trajeron las nuevas ideas y los nuevos gustos que aca-
los antropónimos tartesios de esas zonas occidentales, baron conformando el Nuevo Mundo, al que, no por ca-
alguno aparecido en áreas muy alejadas de la Bética53, sualidad, se llegaba por mar prosiguiendo esta gran
el empleo de un lenguaje iconográfico, la tecnología del vía de la aculturación del occidente de Hispania, pues,
hierro y del torno de alfarero, nuevas creencias e ideo- por algún motivo que todavía se nos escapa, quizás
logías. También el mismo origen ofrece la introducción aludiendo al rico metal que llegaba de América, es pre-
del policultivo mediterráneo que ha perdurado hasta la cisamente en esa época cuando una parte de ese pujante
actualidad y que se basa en cereal, vino y aceite, sistema camino ancestral, todavía hoy vigente, pasó a denomi-
de alimentación que, junto a la idea de redistribución y narse «Vía de la Plata».
14
J. KLEIN, La Mesta: estudio de la historia económica española, 1273-1836, Madrid, Alianza Editorial, 1979; G. ANES y Á. GARCÍA SANZ (coords.), Mesta,
trashumancia y vida pastoril, Madrid, Investigación y Progreso, 1994.
15
J. GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001.
16
J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971; José María ROLDÁN, José Manuel ROLDÁN, «El camino de la plata: iter
o negotium», Necedad, sabiduría y verdad: el legado de Juan Cascalejo (Gerión Extra 3-4), Madrid, 2007, pp. 323-340.
17
M.-C. GERBERT, «Une voie de transhumance méconnue: La cañada Soria-Portugal à l’époque des Rois Catholiques», en Javier GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los
rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001, pp. 21-36.
18
E. GALÁN y A. M. MARTÍN BRAVO, «Megalitismo y zonas de paso en la cuenca extremeña del Tajo», Zephyrus 44-45, 1992, pp. 193-205. E. GALÁN y M. RUIZ
GÁLVEZ, «Rutas ganaderas, transterminancia y caminos antiguos. El caso del suroeste peninsular entre el Calcolítico y la Edad del Hierro», en J. GÓMEZ PAN-
TOJA (ed.), Los rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, Casa de Velázquez, 2001, pp. 263-278.
19
E. GALÁN y A. M. MARTÍN BRAVO, «Megalitismo y zonas de paso en la cuenca extremeña del Tajo», Zephyrus 44-45, 1992, pp. 193-205.
20
E. GALÁN y M. RUIZ GÁLVEZ, «Rutas ganaderas, transterminancia y caminos antiguos. El caso del suroeste peninsular entre el Calcolítico y la Edad del
Hierro», en J. GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los rebaños de Gerión, cit., pp. 263-278.
21
S. CELESTINO, Estelas de guerrero y estelas diademadas. La precolonización y formación del mundo tartésico, Barcelona, 2001.
22
L. PÉREZ VILATEDA, Historia y Etnología de la Lusitania (Biblioteca Archaeologica Hispana 6), Madrid, Real Academia de la Historia, 2002.
23
R. LÓPEZ MELERO, J. SALAS MARTÍN, S. GARCÍA JIMÉNEZ y J. L. SÁNCHEZ ABAL, «El Bronce de Alcántara. Una “deditio” del 104 a.C.», Gerión 2, 1984,
pp. 265-323. L. A. GARCÍA MORENO, Reflexiones de un historiador sobre el Bronce de Alcántara, Memorias del Seminario de Historia Antigua (Universidad
de Alcalá), 1, 1987.
24
J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, El puente y el urbanismo de Augusta Emerita, Madrid, 1981.
25
J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam, cit.
26
J. M. ROLDÁN, El camino de la plata, cit., pp. 328 y ss., 340.
27
M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final y el Período Orientalizante en Extremadura (Bibliotheca Praehistorica Hispana 14). Madrid, 1977, pp. 68 y ss., fig. 17.
28
A. M. MARTÍN BRAVO, «Evidencias del comercio tartésico junto a puertos y vados de la cuenca del Tajo», Archivo Español de Arqueología, 71, 1998, pp. 37-52.
29
J. L. MAYA GONZÁLEZ y F. CUESTA TORIBIO, El castro de Campa Torres. Período prerromano, Gijón, 2001.
30
J. COROMINAS, Diccionario crítico etimológico de la Lengua Castellana, I (1954), II (1955), III (1956), IV (1957), Madrid, s.v.
31
S. CELESTINO, Estelas de guerrero, cit., pp. 211 y ss.
32
A. M. MARTÍN BRAVO, Los orígenes de la Lusitania: el I milenio a.C. en la Alta Extremadura (Biblioteca Archaeologica Hispana 2), Madrid, 1999, pp. 148.
33
S. CELESTINO, Estelas de guerrero, cit., pp. 211 y ss.
34
B. RAFTERY, Pagan Celtic Ireland. The Enigma of the Irish Iron Age, London, 1994, pp. 104 s., fig. 54.
35
S. PIGGOTT, The Earliest European Weeled Transport, Londres, 1983.
36
M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final, cit., p. 209, lám. 30,4.
37
A. MORALES, «Los mamíferos de Medellín (Badajoz). Análisis arqueofaunístico camparado del Corte 2», Castros y oppida de Extremadura (Complutum
Extra 4), Madrid, 1994, p. 133.
38
M. ALMAGRO-GORBEA, «Ideología ecuestre en la Hispania prerromana», Gladius 25, 2005, pp. 151-186.
39
M. BLECH, «Elementos de atalaje de Cancho Roano», en S. CELESTINO (ed.), Cancho Roano IX. Los Materiales Arqueológicos II, Badajoz, 2003, pp. 159-192.
40
A. VON DEN DRIESCH, Osteologische Untersuchungen auf der Iberischen Halbinsel, Studien über frühe Tierknochenfunde von der Iberischen Halbinsel 3,
Múnich, 1972, pp. 1-212.
41
A. MORALES, Los mamíferos de Medellín, cit., p. 133.
42
J. GARCÍA MERCADAL, Viajes de Extranjeros por España I, Valladolid, Consejería de Educación y Cultura, 1999 (1.ª ed. Madrid, 1952).
43
I. SECO y J. DE LA VILLA, «Fuentes literarias antiguas sobre los caballos en Hispania», F. QUESADA y M. ZAMORA (eds.), El caballo en la antigua Iberia
(Biblioteca Archaeologica Hispana 19), Madrid, 2003, pp. 131 y ss.
44
M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final, cit., pp. 6 y ss.
45
M. TORRES, Tartessos (Biblioteca Archaeologica Hispana 14), Madrid, 2002, pp. 234 y ss.
46
M. ALMAGRO-GORBEA, «Melqart-Heracles matando al Toro Celeste en una placa ebúrnea de Medellín», Archivo Español de Arqueología 75, 2002, pp. 59-73.
47
J. JIMÉNEZ ÁVILA, La toréutica orientalizante en la Península Ibérica (Bibliotheca Archaeologica Hispana 16), Madrid, 2002.
48
J. JIMÉNEZ ÁVILA y J. ORTEGA BLANCO, La cerámica griega en Extremadura (Cuadernos Emeritenses 28), Mérida, 2004.
49
M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final, cit., pp. 287 y ss.; Martín Almagro-Gorbea, «El Período Orientalizante en Extremadura», Coloquio «La Cultura Tar-
tésica y Extremadura» (Cuadernos Emeritenses 2), Mérida, 1999, pp. 85-125; M. ALMAGRO-GORBEA y A. M. MARTÍN BRAVO, 1994: «Medellín 1991. La
ladera norte del Cerro del Castillo», Castros y oppida de Extremadura (Complutum Extra 4), Madrid, 1994, pp. 77-127.
50
M. ALMAGRO-GORBEA, J. JIMÉNEZ ÁVILA, A. MEDEROS, M. TORRES y A. LORRIO, La Necrópolis de Medellín, I. La excavación y sus hallazgos (Biblio-
teca Archaeologica Hispana 26), Madrid, 2006.
51
M. ALMAGRO-GORBEA, «Inscripciones y grafitos tartésicos de la necrópolis orientalizante de Medellín», Palaeohispanica 4, 2004, pp. 13-44.
52
M. TORRES, Tartessos, cit., pp. 323 y ss.
53
M. TORRES, Tartessos, cit., pp. 320 y ss., fig. 13.5.
MARTÍN ALMAGRO-GORBEA
40
EL CAMINO Bajo el dominio romano, Hispania contó por pri-
mera vez con una red viaria, que puso en comunica-
ción las distintas regiones de la Península. Nacida y
41
Desde las cabeceras mediterránea y bética, las ar- la conocida popularmente con el nombre de «Ca-
mas romanas iniciaron un lento avance, sin un plan sis- mino de la Plata»55, sistematizada definitivamente
temático y, en gran medida, impuesto por las circuns- por Augusto, que, en un recorrido de casi quinientos
tancias, que, en cualquier caso llevó las fronteras kilómetros, ponía en comunicación la capital de la
provinciales cada vez más lejos, de este a oeste y de sur nueva provincia de Lusitania, Augusta Emerita, con As-
a norte. En consecuencia, fueron las tierras del oeste pe- turica, uno de los tres centros administrativos –con Lu-
ninsular las últimas en incluirse en la esfera de intere- cus y Bracara– creados por el princeps tras la con-
ses romana, a lo largo de un lento proceso que, iniciado quista del noroeste peninsular.
en los últimos años del siglo III a.C., no quedó con- Rastrear las etapas que fueron conformando la
cluido hasta el último cuarto del siglo I a.C. vía hasta su definitivo trazado no es empresa fácil,
Una historia de las vías de comunicación que que, como ya se ha dicho, va de la mano de la propia
unieron en época romana el oeste peninsular, del conquista del territorio. Para el siglo II a.C. sólo con-
Atlántico al Cantábrico, cruzando las tierras de un va- tamos con dos intervenciones romanas –la expedición
riopinto manojo de tribus indígenas –turdetanos y de L. Postumio Albino en 17956 y la campaña de Lú-
túrdulos, lusitanos y vetones, vacceos, galaicos y as- culo de 151 a.C.57–, que muestran cómo la región vac-
tures—, es también la historia de la conquista de es- cea constituía el límite de la percepción romana en la
tos pueblos, complicada y sangrienta, en la que sólo zona, que adoptó la línea del Tajo como punto de re-
a grandes rasgos pueden individualizarse los pro- ferencia. No es posible establecer con seguridad si los
gresivos hitos, que fueron añadiendo al dominio ro- movimientos del cónsul Servilio Cepión, en 139 a.C.,
mano, de sur a norte, las tierras encajadas en la me- por tierras de los vetones, entre Tajo y Guadiana, en
sopotamia de los grandes ríos peninsulares, que, de su lucha contra Viriato, habrían podido significar la
este a oeste, vierten sus aguas en el Atlántico54. apertura de una parte del camino, del que hipotéti-
Sin duda, en este avance los ejércitos romanos hu- camente el campamento de Castra Servilia, en el es-
bieron de valerse de los caminos y sendas atempo- pacio de la ciudad de Cáceres, habría constituido un
rales utilizados por los indígenas, cuya existencia hito. De ser así, la carretera sólo se extendía entre am-
ponen de manifiesto los intercambios culturales en- bos ríos, viniendo del este por la orilla derecha del
tre los pueblos citados, que documenta la arqueolo- Guadiana a atravesar la sierra de Montánchez hacia
gía. Sobre ellos hubo de pivotar el proceso general de Cáceres, por donde se ubicaba el campamento, y de
avance hacia el norte, que fue modelando la cons- allí al norte, hasta el Tajo, por la orilla izquierda del
trucción de los distintos tramos que terminarían río Almonte, tal como más tarde iría la Calzada de la
uniendo las tierras del occidente peninsular a lo Plata. En consecuencia, puede suponerse que ya, en
largo de un eje longitudinal norte-sur. Y fue precisa- la segunda mitad el siglo II a.C., estaba establecida
mente este modo de avance, lento y progresivo, el una primera etapa de la calzada entre las cuencas del
responsable de que tal eje, fundamental y necesario, Tajo y Guadiana, utilizada por las fuerzas romanas
quedara articulado en distintas vías individualiza- para obtener el sometimiento de la zona, con episo-
das, cuya unión, no obstante, ofreció un vehículo dios como el que, para el año 104 a.C., nos transmite
unitario de comunicación para todo el territorio del el famoso Bronce de Alcántara58. Más tarde, en el 90
oeste peninsular. La más larga de ellas, en el tramo a.C., en esta misma ruta, se instauró otro punto de
acotado por la cordillera Cantábrica y el Guadiana, apoyo con la fundación de Castra Liciniana por Licinio
es la que nos va a ocupar a continuación. Se trata de Craso, el pacificador de Lusitania59.
54
J. M. ROLDÁN y F. WULFF, Citerior y Ulterior. Las provincias romanas de Hispania en la era republicana, Madrid, 2001.
55
Sobre el nombre, vid. J. M. ROLDÁN, «El Camino de la Plata: iter o negotium», Homenaje Juan Cascajero. Gerión Extra, Madrid, 2007.
56
Liv. 40, 17: eodem anno in Hispania L. Postumius et Ti. Sempronius propraetores comparaverunt ita inter se, ut in Vaccaeos per Lusitaniam iret Albinus… Vid.
FHA, III, 218; J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 118 y ss.
57
FHA, IV, 21 ss.; J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 155 y ss.
58
El documento, único en su género, contiene las cláusulas de la rendición sin condiciones (deditio) de una comunidad lusitana o vetona, los Seanoc(enses),
diseminada por un área imprecisa de la zona de Alcántara, al general romano L. Cesio. Sobre la tabula, vid. Raquel López Melero et al., «El Bronce de Alcán-
tara. Una deditio del 104 a.C.», Gerion, 2, 1984, pp. 265-323.
59
El Senado envió a la Ulterior en el 97 a.C., al cónsul P. Licinio Craso, que siguió dirigiendo la provincia en los años siguientes, en los que emprendió una serie
de campañas, premiadas en el 93 con la concesión del triunfo. Una de ellas tuvo como escenario Bletisa, localizada en Ledesma (Salamanca), a cuyos habi-
tantes el cónsul prohibió la celebración de sacrificios humanos. Los magros datos con los que contamos permiten suponer una voluntad romana de incorpo-
rar los territorios al sur de la línea del Duero y fijar en este límite natural la frontera provincial. Vid. J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 189 y ss.
60
F. GARCÍA MORÁ, Un episodio de la Hispania republicana: la guerra de Sertorio, Granada, 1992; íd., «Sertorio frente a Metelo (79-78 a.C.)», II Congreso Penin-
sular de História Antiga, Coimbra, 1990, Coimbra, 1993, pp. 375-398; I. KÖNIG, «Q. Sertorius. Ein Kapitel des frühen römischen Bürgerkriegs», Klio, 82/2,
2000, pp. 441-458.
61
C. CALLEJO, «Los denarios de Valdesalor», Zephyrus, 16, 1966, pp. 39 y ss.
62
F. VITTINGHOFF, Römische Kolonisation und Bürgerrechtspolitik unter Caesar und Augustus, Wiesbaden, 1952; A. GARCÍA Y BELLIDO, «Las colonias roma-
nas de Hispania», Anuario de Historia del Derecho Español, 29, 1959, pp. 447-512; H. GALSTERER, Untersuchungen zum römischen Städtewesen auf der ibe-
rischen Halbinsel, Berlín, 1971.
63
J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 335 y ss.
64
C. PUERTA, Los miliarios de la Vía de la Plata, tesis doctoral, Madrid, 1995.
65
El recorrido de la vía lo recoge el Itinerario de Antonino, 431,8-432,8, en la descripción del trayecto desde la desembocadura del Guadiana hasta Mérida. Sobre
la vía, R. CORZO y M. TOSCANO, Las vías romanas de Andalucía, Sevilla, 1992.
66
Sobre estas vías, J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971, pp. 153 y ss.
67
Un excelente estudio de las vías relacionadas con Astorga, en I. MORENO, «Vías romanas de Astorga», Nuevos elementos de ingeniería romana. III Congre-
so de las Obras Públicas Romanas, Astorga, 2006; http://traianus.rediris.es/astorga2006/01moreno.pdf
68
Sobre las dos vías, M. del D. N. ESTEFANÍA, «Aspecto económico de la penetración y colonización de Asturias», Emerita, 31, 1961, pp. 43 y ss.; F. JORDÁ,
«La cultura de los castros y la tardía romanización de Asturias», Actas del Coloquio Internacional sobre el Bimilenario de Lugo, Lugo, 1977, pp. 43 y ss. Vid.
también C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, «Vías de comunicación en el solar del reino de Asturias durante la época romana», El reino de Asturias, I, Oviedo, 1972,
pp. 107 y ss.; íd., «Una vía romana en Asturias. la vía de Mesa y Lutos», Ibíd., pp. 119 y ss.
69
C. FERNÁNDEZ OCHOA et al., «La Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias): las antiguas excavaciones y el epígrafe del Calpurnio Pisón»,
AEspA, 78, 2005, pp. 129-146.
70
F. JORDÁ, Las Murias de Beloño, Cenero-Gijón, Oviedo, 1957.
71
F. L. FITA, BRAH, 46, 1904, pp. 807 y ss.
72
J. M. ROLDÁN, «Las guerras cántabras y la fundación de Mérida», Militaria. Revista de Cultura Militar, Madrid, 2001, pp. 15 y ss.
73
J. M. ROLDÁN, en Historia de España Menéndez Pidal II, 2: España romana, Madrid, 1982, pp. 83 y ss.
74
Sobre los aspectos constructivos de las vías romanas, vid. el reciente estudio de I. MORENO, Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva, Madrid, 2004.
75
J. GIL MONTES, «Via delapidata. identificación de una carretera romana a través de la procedencia de los materiales», Elementos de Ingeniería romana, Libro de
Ponencias del Congreso Europeo «Las Obras Públicas Romanas», Tarragona, 2004. Para el autor, no obstante, la falta de una infraestructura viaria semejante a la
del tramo meridional se explica porque la calzada en gran parte discurre sobre un buen manto de gravas y arcillas arenosas, idóneas en sí mismas para el afir-
mado. Sólo las obras de fábrica indispensables, como los puentes sobre el Duero, Esla y Órbigo, hoy arruinados, habrían conocido el trabajo de la piedra.
76
C. PUERTA, op. cit., pág. 514, n.º 188 del catálogo.
77
AL-IDRISI, Dikru ál-ándalus / ta’lifu sarif ál-‘idris = Descripción de España / de Xerif Aledris, conocido por el Nubiense; con traducción y notas de don Josef
Antonio Conde, Madrid, 1799. Vid. edición fácsimil en http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=8633.
78
P. J. DE VILLUGA, Repertorio de todos los caminos de España, 1546, Madrid, Reimpresiones Bibliográficas, 1951; A. DE MENESES, Repertorio de caminos orde-
nado por Alonso de Meneses, correo. Año 1576, Madrid, La Arcadia, 1946.
79
Vid. transcripción de la descripción de la Vía de la Plata en J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam (El Camino de la Plata), Salamanca, 1971,
pp. 185 y ss.
80
A. PONZ, Viage de España, Madrid, 1771, reedición, Madrid, Aguilar, 1988-1989, 5 vols.
81
E. FLÓREZ, España Sagrada, Madrid, 1819, 51 vols.; A. DE LABORDE, Itinéraire descriptif de l’Espagne, 3.ª ed., París, Didot, 1827-1830, 6 vols.; íd., Voyage
pittoresque e historique de l’Espagne, París, 1806, 2 vols.; A. CEÁN BERMUDEZ, Sumario de las antigüedades romanas que hay en España, Madrid, 1832; J. DE
49
cuya cronología ha sido establecida en los momentos gusta Emerita con Caesaraugusta a través de Toledo, si-
fundacionales de la ciudad. La necesidad de dar trán- guiendo prácticamente el mismo recorrido que luego
sito a los diversos caminos que culminaban o partían harán la N-V o la más reciente A5. Desde ese punto
de ella, así lo exigía84. La estampa de los viajeros e ilus- esta última vía se dirigiría hacia el noreste por Trujillo,
tradores de los siglos XVIII y XIX se ha convertido casi como sugiere el Anónimo de Ravena.
en una postal en la que se representa el puente con las Pasado el puerto citado la vía describe un ligero
ruinas del acueducto conocido como de los Milagros a cambio hacia el este, siguiendo prácticamente la misma
poca distancia de él, se mantiene rodeado de edificios dirección que la carretera actual, circulando por su
modernos y siendo paso obligado del ferrocarril. orilla izquierda hasta llegar a Casas de Don Antonio,
El primer tramo de la vía a su salida de Mérida ha- en que la atraviesa para colocarse a la orilla derecha a
cia el norte coincide prácticamente con el comienzo la altura del río Ayuela que cruzaba por un puente hoy
de la N-630, enfilando hacia el cementerio, en un tra- desaparecido. En las inmediaciones de esa localidad se
zado prácticamente rectilíneo por no existir proble- hallaría la mansio de ad Sorores, la primera del trayecto,
mas topográficos que se lo impidan. El paso por Val que se situaba a 26 millas de Mérida. La situación de
de los Hitos lo sugiere la presencia de miliarios que esta mansio no ha sido discutida, aunque con frecuen-
fueron localizados desde antiguo85. cia se la ha situado unos kilómetros más al norte, ha-
A la altura del embalse de Proserpina, uno de los ciéndola coincidir con las ruinas de una villa, en la de-
que abastecieron a la ciudad desde época temprana, hesa de Santiago de Bencáliz87.
gira al este, a través de Royanejo, topónimo acaso re- Roldán ya señaló el valor de los acusativos en ad del
lacionado con la función que poseerá un poco des- Itinerario de Antonino, como puntos de empalme ha-
pués como delimitador de los términos municipales cia otros lugares. Sobre el significado de sorores se ha
de Mirandilla y Carrascalejo. Desde allí se mantiene pensado en unas eminencias topográficas situadas en
al este y paralela casi a la N-630, para desviarse un las proximidades, o en elementos cultuales. Sin em-
poco más en esa dirección al norte de Aljucén, bus- bargo, la existencia de un camino que arranca precisa-
cando un paso adecuado para vadear el río de ese mente del punto en que estuvo situada la mansio que
nombre por un inexistente puente en la actualidad, sigue el límite del término municipal de Cáceres y al-
aunque sus exiguos restos se puedan reconocer to- canza el poblado prerromano de origen vettón de Vi-
davía en el lugar que ocupó86. Acaso la destrucción del llasviejas de Tamuja, compuesto por dos recintos de
mismo y la presencia de otras localidades más al bastante extensión, podría hacer pensar que ambos
oeste fue lo que obligó a que desde la Edad Media se recintos recibiesen tal denominación88.
crease una alternativa que obligaba a transitar más al Desde ad Sorores hacia el norte la vía circula a la de-
oeste, pasando por esas localidades. recha de la 630, pasando delante de la dehesa citada
Un poco más al norte, a partir de la Raposera, es de Bencáliz, en donde se encuentra el miliario que aún
cuando la vía y la carretera caminan prácticamente jun- conserva la cifra de la milla XXVIII y que hace pensar
tas, volviendo a servir de límites de las demarcaciones que se halla in situ, justo frente al acceso a la villa. Más
municipales, y así ambas cruzan el límite provincial en- adelante se ve obligada a cruzar el arroyo de San-
tre Badajoz y Cáceres por el Valle de las Ventas y de la tiago mediante un puentecillo de un solo arco que se
Zarza en unas interminables rectas que culminan en el rehízo a finales del siglo XVIII. En las proximidades se
Puerto de las Herrerías. Es posible que desde esa zona ha excavado un trecho de ella. Desde ad Sorores la vía
arrancase la vía XXV que comunicaba también Au- marcha paralela a un batolito granítico, del que sin
a la altura de la villa murada medieval de Galisteo, A partir del Jerte el trazado describe una serie de
donde cruzaría dicho río al oeste de Carcaboso por un curvas hasta tomar prácticamente dirección hacia el
puente desaparecido desde antiguo. norte hasta Cuarto Real. Desde aquí inicia una in-
En ese trayecto se conservan varios miliarios, algu- mensa recta de más de ocho kilómetros en dirección
nos de los cuales se hallaban aún in situ en el siglo XVI noreste hasta su llegada a Cáparra. En ese despo-
y sirvieron para que Ginés de Sepúlveda hiciera una va- blado se vuelven a cumplir las veintidós millas que la
loración de la milla romana. Un buen número de ellos separan de la mansio anterior, Rusticiana.
se conservan reunidos en la misma localidad. Cáparra, Capara, fue una fundación romana de época
Desde la época medieval se abandonó ese tramo augustea como oppidum stipendiarium, aunque ese nom-
entre Galisteo y Carcaboso al este del Jerte, para atra- bre acaso perteneciera a una población indígena anterior
vesarlo a la altura de la primera localidad y circular situada en sus inmediaciones. A fines del siglo I d.C. ad-
por la orilla contraria a la original96. quirió el estatuto municipal y se monumentalizó con
83
M.ª CANTO, F. PALMA y A. BEJARANO, «El mausoleo del Dintel de los Ríos de Mérida, Revve Anabaraecus y el culto de la confluencia», Madrider Mittei-
lungen, 38, 1997, 247-294); A.M. BEJARANO OSORIO, El mausoleo del Dintel de los Ríos: los contextos funerarios tardíos en Augusta Emérita, Cuadernos Eme-
ritenses 27, Mérida, 2004.
84
J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, El puente romano de Mérida, Monografías Emeritenses, 1, Badajoz, 1983.
85
C. PUERTA TORRES, Los miliarios romanos de la Vía de la Plata, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 1995.
86
J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ y J. A. DÍAZ PINTADO, «El puente romano de Aljucén», Homenaje a Cánovas Pessini, Badajoz, 1985, p. 95; M. DURÁN FUEN-
TES, «Puentes históricos de la Vía de la Plata», en este mismo catálogo.
87
E. CERRILLO, «Excavaciones en la villa romana de Santiago de Bencáliz. Un asentamiento rural romano en la Vía de la Plata», Noticiario Arqueológico His-
pánico, 13, Madrid, 1982, p. 167.
88
J. M. ROLDÁN HERVÁS, Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971; M. P. GARCÍA-BELLIDO, «Mansio ad Sorores en el iter ab Emerita
Asturicam», Archivo Español de Arqueología, 69, 1996, p. 281; J. M. ABASCAL PALAZÓN, «De nuevo sobre Ataecina y Turobriga. Exploraciones del año 1900 en
Las Torrecillas (Alcuéscar, Cáceres)», Archivo Español de Arqueología, 69, 1996, p. 275; E. CERRILLO: «La Vía de la Plata en Extremadura: observaciones históri-
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2004, pp. 177-194; íd., «Las mansiones en el tramo extremeño de la Vía de la Plata», Anas, 18, 2005, pp. 105-123.
89
Archivo Municipal de Cáceres, Libro de Acuerdos, 3 de septiembre de 1750.
90
C. CALLEJO, «Los denarios de Valdesalor», Zephyrus, XVI, 1.965, pp. 39 y ss.
91
A. ALONSO SÁNCHEZ, «El fortín romano del Castillo del Puerto, Cáceres. El control del territorio», Extremadura arqueológica, 2, 1991, pp. 417-430; EAD.,
Fortificaciones romanas en Extremadura: la defensa del territorio, Cáceres, 1988.
92
A. GONZÁLEZ CORDERO, «Sobre los miliarios de la Vía de la Plata en el tramo comprendido entre “ad Sorores y Castra Caecilia”», El Miliario Extravagan-
te, 27, 1990, p. 17.
93
C. CALLEJO, Los orígenes de Cáceres (Arqueología, historia antigua y tradición de la ciudad), Cáceres, 1980.
94
V. PAREDES GUILLÉN, Origen del nombre de Extremadura, el de los antiguos y modernos, de sus comarcas, ciudades, villas, pueblos y sus ríos; situación de
sus antiguas poblaciones y caminos, por Don… Arquitecto, Plasencia, Imprenta de José Hontiveros, 1886.
95
L. CABALLERO ZOREDA, Alconétar en la vía romana de la Plata, Garrovillas, Cáceres, Excavaciones Arqueológicas en España, 70, Madrid, 1970.
96
S. HABA QUIRÓS y V. RODRIGO LÓPEZ, «La Vía de la Plata entre las mansiones Rusticiana y Caecilius vicus: la calzada en relación con el asentamiento», La
red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990, pp. 241 y ss.
97
E. CERRILLO, «Capara, municipio romano», Sociedad y Cultura en Lusitania romana. Actas de la IV Mesa Redonda Internacional, J. G. GORGES y T. NOGA-
LES (eds.), Mérida, 2001, pp. 155-164.
98
J. M. ROLDÁN HERVÁS, «Las lápidas votivas de Baños de Montemayor», Zephyrvs, XVI, 1965, p. 23.; S. HABA QUIRÓS y V. RODRIGO LÓPEZ, «El tema
del culto a las aguas y su continuidad en relación con las vías naturales de comunicación», I Coloquio Internacional de Religiones Prehistóricas de la Penínsu-
la Ibérica, Salamanca-Cáceres mayo de 1987, Zephyrvs, XLIII, 1990, p. 271; E. Cerrillo, «El territorio de Cáparra», e. p.
58
nino, según veremos a continuación: una de Mérida La tercera fuente para nuestro estudio, a pesar de que
a Zaragoza y otra de Astorga a Zaragoza. se habla a veces de falsificación, es la Tabla de Barro de
Las referencias del Itinerario de Antonino, ya ci- Astorga, n.º III. Las Tablas de barro de Astorga, en nú-
tado, son los siguientes: mero de cuatro, se encuentran hoy en el Museo Ar-
queológico de Oviedo. El texto es el siguiente:
Wess.
433, 1 Item ab Emerita
2 Caesaraugustam m. p. DCXXXII VIA ASTVRICA AD EMERITA AVGVSTA
Wess. BEDVUNIA VII MILIAS
434, 1 Caelionicco m. p. XXII VICO AQVUARIO X
2 Ad Lippos m. p. XII OCELODVRI XI
3 Sentice m. p. XV SABARIAMV VIII
4 Salmantice m. p. XXIIII SALMANTICA X
5 Sibarim m. p. XXI SENTICE…
6 Ocelo Duri m. p. XXI AD LIPPOS…
Wess.
CAECILIO VICO…
439, 5 Item ab Asturica
6 Caesaraugustam m. p. CCCCXCVII sic:
7 Bedunia m. p. XX
8 Briceco m. p. XXXII
9 Vico Aquario m. p. XXXII
10 Ocelo Duri m. p. XVI
Wess.
439,
15 Item ab Asturica per Cantabria Caesaraugusta
16 Item ab Asturica per Cantabria Caesaraugusta
440, 1 Brigeco
otro camino de Plasencia para Salamanca, de leguas El término mansión lo utilizamos como equiva-
XXII y M en el que se recogen los siguientes pueblos: lente del latín mansio y no con su significado actual.
Seguimos el orden inverso a la descripción que ha-
La Calzada: II leguas (desde Baños). remos después con la seguridad de que no se altera
Villa de Fuentes: I legua. el producto final.
El Endrinal: II m leguas (dos leguas y media). Asturica Augusta: No hacemos referencia aquí por
Frades: I m legua (una legua y media). considerarlo superfluo, ya que de todas las fuen-
La Calzadilla: I m legua (una legua y media). tes geográficas, epigráficas y literarias que recogen
Siete Carreras: I legua. dicha ciudad testimonian que no hay ninguna
El Mesón Nuevo: I legua. duda de su identificación con Astorga.
Salamanca: III leguas. Bedunia: Esta mansión aparece citada en el Itinerario
de Antonino, en la Tabla de Barro de Astorga n.º
Como puede comprobarse, este camino es coinci-
III y en la Geografía de Claudio Ptolomeo como
dente con el anterior salvo en el nombre de La Cal-
ciudad-capital de los bedunienses. El término «be-
zadilla, que en el primero aparece como La Calzada.
duniense» aparece también en algunas inscrip-
En las páginas 34-35 aparece recogido un camino
ciones (Rabanal, 1982, pp. 123-132). La ubicación
de Santiago para Alicante de CLXXVIII leguas, en el
corresponde a San Martín de Torres (León).
que se recogen varios pueblos de la provincia de
Briceco: Esta denominación que da el Itinerario de
León y que son los siguientes:
Antonino se identifica con Brigicon del Anónimo
de Rávena, Brigecio de la citada Tabla de Barro de
Astorga: II leguas (desde Palacios de Valduerna).
Astorga n.º III y Brigaecium (transcripción latina)
La Bañeza: II leguas.
de Claudio Ptolomeo. También es citada por el es-
La Torre: I legua. Hoy San Martín de Torres.
critor Floro (Epit. II, 33, 55) y en algunos epígrafes
La Noria: I legua. Hoy la Nora.
(Mañanes-Solana, 1985, p. 37, y J. M. Bragado,
La Puente Beizana: I legua. Hoy caserío de la Vizana en el
1991). Por razones de distancias miliarias, con-
kilómetro 24 de Castrocalbón a la de Madrid-La Coruña.
texto arqueológico, recorrido de la calzada, etc.,
Los Molinos: I legua. Se ubicaría en las proximidades de
ubicamos esta mansión en la «Dehesa de Morales»
Pobladura del Valle, en el margen izquierdo del río Órbigo.
en el término de Fuentes de Ropel. Para un estu-
Benavente: II leguas.
dio exhaustivo remitimos a las obras de Roldán y
En la página 27 se recoge otro camino de Medina del sobre todo a la tesis doctoral de Bragado Toranzo
Campo para Astorga, con XXV leguas, idéntico al recogida en la bibliografía.
anterior con el orden invertido. Preterion: Esta mansión sólo se cita en el Anónimo de Rá-
En lo que respecta al tramo entre Plasencia a Sala- vena. Sobre su ubicación todos los autores coinciden
manca, hay coincidencia aunque con el orden invertido, en un lugar en los términos de Bretó-Bretocino.
entre nuestro autor y otra recopilación del año 1546 La razón de que esta mansión no se recoja en el Iti-
(treinta años antes de Alonso de Meneses), cuyo autor nerario de Antonino u otras fuentes puede concre-
es Pedro Juan de Villuga, titulada Repertorio de todos los tarse en el hecho de que este lugar no tenía consi-
caminos de España, libro publicado de nuevo en Madrid deración de punto final de una jornada de viaje, sino
en el año 1951 y cuya edición hemos consultado. simplemente la de una «venta» de descanso, ya
Un tramo más y el camino-calzada llega al lugar Repertorio de caminos de Alonso de Meneses. Tam-
en que ubicamos la mansión de Sentice; el lugar es la bién se recoge el topónimo de Cuatro Calzadas.
Dehesa de Herreros, junto a la Sierra de la Dueña y En buena armonía caminera afrontamos la en-
está a 15 millas de la anterior mansión Ad Lippos. trada por el gran puente romano a Salamanca. Por di-
Pronto llegamos a Frades de la Sierra, para seguir por cho puente cruzamos el río Tormes. Estamos en la ciu-
el llano camino de San Pedro de Rozados. dad-mansión viaria de Salmantica, a 24 millas de
Después de pasar por Calzadilla de los Mendigos, Sentice, a la que conquistará ya Aníbal el cartaginés
topónimo claro en relación con la vía, con una ermita junto con Albocala (Toro-Zamora) en el año 220 a.C.
próxima donde se conservan unas columnas del pór- El puente romano es del siglo I y tiene quince arcos,
tico que debieron ser miliarios y más adelante hay de los que unos cuantos han sido reconstruidos en va-
otro miliario de época de Nerón que cita a la milla rias ocasiones. En la salida del puente, ya para entrar
CLXVIII. Llegamos a Siete Carreras, pequeño po- en la ciudad, hay un verraco, escultura de granito
blado constituido por unas ventas y que, como su perteneciente a la época prerromana y a la cultura
nombre indica, es un cruce de caminos recogido en el vettona-celta.
Pasado el puente llegamos a la ciudad por las ca- mos en Calzada de Valdunciel, cuyo topónimo ma-
lles de Aníbal y Tentenecio. nifiesta la relación clara con la vía romana.
La ciudad estuvo amurallada en épocas prerro- Ahí se encontraron varios miliarios rotos, segura-
manas y romana; luego fue reconstruida en época mente como consecuencia de reutilizaciones y ane-
visigoda y musulmana. Afortunadamente se conser- pígrafos que dan fe de la calzada. Hace unos cuantos
van muchos testimonios arqueológicos, entre otros años todavía se conservaba la llamada Fuente Buena,
cerca de cincuenta epígrafes romanos, y tenemos co- probablemente romana y hoy ya desaparecida.
nocimiento de que fue sede episcopal en el siglo VI. Unos pocos kilómetros más y pasamos la ribera de
El camino hacia Zamora es propiamente la cal- Izcala. En los terrenos de los Altillos parece verosímil
zada romana. La vía nos lleva hasta el pueblo de Al- la ubicación de la mansión Sibarim –Sabaria a 21 mi-
deaseca de la Armuña. Ahora el horizonte plano cam- llas de Helmantica-Salmantica (Salamanca)–.
bia caminos nuevos y casas novedosas. La vía queda Entramos enseguida en El Cubo de la Tierra del
bien plasmada en el pueblo siguiente, que es Caste- Vino, cuya proliferación de bodegas justifica su de-
llanos de Villiquera. Cuatro kilómetros más y entra- nominación. Acabamos de entrar en la provincia de
La ciudad en las fuentes antiguas figura como la oro, clave económica en la política general. Política
capital de los amacos, pueblo integrado en el mundo administrativa y control económico constituyen los
de los astures, que abarcaban casi toda la provincia de dos pilares que fundamentan la acción del Imperio
León, el principado de Asturias, buena parte de Za- Romano. Fue emplazamiento de una legión romana,
mora y la parte más oriental de Orense y Lugo. la X Gemina, y más tarde ciudad de gran empuje y de
Cuando el emperador Augusto y su yerno Agripa alto nivel de desarrollo durante los primeros siglos
completaron la conquista de Hispania con la victoria del Imperio. Con las invasiones bárbaras de la pri-
sobre los cántabros y astures, Astorga fue un empla- mera década del siglo V la ciudad pasó a integrarse
zamiento de gran importancia para todo el noroeste bajo el poder suevo hasta que, en época de Teodorico,
hispánico. Desde aquí Roma vigilaba y explotaba el pasó a pertenecer al reino visigodo.
70
afloren nuevos ejemplares, han ido acumulando el nú- el número de piezas contabilizadas es de 189, según el
mero de estas singulares piezas epigráficas hasta la ci- último análisis pormenorizado de C. Puerta, obligado
fra actual de más de cinco millares, repartidos por to- punto de referencia para cualquier cuestión relativa a
das las antiguas provincias del Imperio Romano. los miliarios de la Vía de la Plata y al que aquí nos he-
Hasta no hace mucho, esta masa de documentación mos de remitir de continuo103. Esta cifra puede consi-
se encontraba dispersa en los volúmenes, sistematiza- derarse elevada en relación con otros conjuntos terri-
dos geográficamente, del Corpus Scriptionum Latina- toriales. Si tenemos en cuenta que todos los miliarios
rum, en una sección propia, la de viae publicae, pero el de la provincia Tarraconense, recogidos por Lostal104,
creciente número de ejemplares y su publicación en mo- suman 283 ejemplares, y los aparecidos en la antigua
nografías y revistas dispersas aconsejaron a los miem- Bética, 106, según el cómputo de Pierre Sillières105,
bros de la Academia de Ciencias de Berlín, responsable queda manifiesto el valor de esta afirmación, todavía
de la edición del CIL, ampliar el número de tomos te- más si se considera que, en el caso de la Vía de la Plata,
máticos y dedicar uno nuevo, el XVII, específicamente se trata de un solo camino, frente a los múltiples de las
a la recopilación de los miliarios. En esta tarea la Aca- dos provincias referidas entre los que habría que dis-
demia ha contado con el Instituto de Historia Antigua tribuir los miliarios contabilizados.
y de Epigrafía de la Universidad de Berna, pero des- Pero no sólo por lo que respecta a Hispania. En re-
pués de dos décadas sólo han aparecido dos fascículos99, lación a las otras provincias del Imperio Romano, la se-
por lo que aún se está lejos de poder utilizar este mo- ñalización miliaria de la Vía de la Plata conservada es
délico instrumento para trabajos sistemáticos. Bien es muy superior a las mejores conocidas, como la vía
cierto que se intenta paliar esta laguna, dado el creciente Aurelia, con sólo 49 ejemplares, o la Domitia, con 93, si
interés que el estudio de las vías despierta en el mundo tenemos en cuenta que su trayecto, entre la cabeza de
científico, con trabajos y recopilaciones dirigidos a ám- ruta, Emerita Augusta, y el final de su recorrido, As-
bitos geográficos más restringidos, de los que habría turica Augusta, discurre a lo largo de 313 millas. Un
que destacar los pioneros de G. Walser100. cálculo aproximado permite suponer que a lo largo de
En España, los miliarios conocidos, que superan la la historia de la vía, teniendo en cuenta que el proceso
cifra de medio millar, están pendientes todavía de un de colocación de miliarios fue acumulativo, es decir,
estudio sistemático que, desde hace tres años, es ob- se fueron añadiendo de forma sucesiva, incluso en un
jeto de un amplio proyecto de investigación, finan- mismo punto, sin retirar los anteriores, la cantidad
ciado por la CICYT101, del que soy investigador res- que debió juntarse al finalizar el Imperio estaría en-
ponsable. Pero se cuenta con estudios parciales, es tre 1.800 y 2.400. En consecuencia se habrían conser-
cierto que de desigual valor102, y con las recopilacio- vado –es cierto, que en algunos casos, sólo a través de
nes realizadas para los trabajos preliminares de la testimonios escritos– alrededor del 10% del total, una
nueva edición del CIL II, así como con el Fichero Epi- cifra completamente excepcional no sólo en Hispania
gráfico de la Universidad Complutense de Madrid, sino en el Imperio, donde no llegan, en las zonas me-
responsable de la edición de Hispania Epigraphica. jor documentadas, al 2% del conjunto.
Entre los conjuntos de miliarios hispanos, el co- La contabilización de estos 189 miliarios es, por
rrespondiente a la Vía de la Plata puede considerarse otra parte, un buen instrumento para conocer el inte-
por varias razones de carácter excepcional. Y no en úl- rés suscitado por la vía desde que se convierte en ob-
timo lugar por el número de ejemplares conservados jeto de estudio y nos proporciona, por así decirlo, una
o conocidos por noticias escritas. Hasta el momento, completa historiografía de su conocimiento. De hecho,
Desconocido
Desconocido
Sept. Severo
Sept. Severo
Constantino
Constantino
Maximiliano
Maximiliano
Diocleciano
Diocleciano
Alej. Severo
Alej. Severo
Maximino I
Maximino I
Vespasiano
Vespasiano
? Gallieno
? Gallieno
Graciano
Graciano
Caracalla
Caracalla
Augusto
catálogo
Augusto
catálogo
Adriano
Adriano
Claudio
Claudio
Valente
Valente
Trajano
Trajano
miliario
miliario
Tiberio
Tiberio
Nerón
Nerón
Nº del
Nº del
Nº del
Nº del
Tito
Tito
1 IV 53 –
2 IV 54 CX
3 VI 55 CXII
4 – 56 C...
5 – 57 CXIII
6 XIIII, XVI, XVII 58 –
7 – 59 –
8 – 60 –
9 – 61 –
10 – 62 CXVI
11 – 63 CXVII
12 – 64 –
13 XXVIII? 65 CX
14 XXVIII 66 –
15 XXVII 67 CXVIII
16 XXVIII 68 –
17 – 69 CXX
18 – 70 –
19 – 71 –
20 XXXVIII 72 CXXXI
21 – 73 CXXXV
22 XLIII 74 CXXXIV
23 LII 75 –
24 LVIIX 76 –
25 LIX 77 CXXXVI
26 LVIIII 78 CXXXVI
27 – 79 –
28 – 80 –
29 – 81 ..LVII
30 – 82 CXXXVII
31 LX 83 CXXXIX
32 LXII 84 C...
33 – 85 –
34 – 86 –
35 LXII 87 CXLII
36 – 88 CXLIII
37 – 89 –
38 – 90 CXLIV
39 LXXII 91 CXLVIII
40 LXXXI 92 CXLIX
41 LXXXVIII 93 CLVII
42 CI 94 –
43 CII 95 CLIX
44 CII 96 CLXV
45 CIII 97 CLXVI
46 CIII 98 CLXVIII
47 – 99 CLXXII?
48 C... 100 II
49 – 101 –
50 CIX 102 –
51 – 103 –
52 CX
45 2 1 2 4 1 1 19 13 3 3 2 1 1 1 1 1 1 1
Claudio
Nerón
Trajano
Adriano
Septimio Severo
Caracalla
Alejandro Severo
Maximino
Decio
Probo
Tretarquía
Constantinianos
Decencio
Valente
Nerón
Trajano
Adriano
Caracalla
Alej. Severo
Maximino I
Tetrarquía
Constantinianos
Anepígrafos
99
Miliaria Imperii Romani Pars II: Miliaria provinciarum Narbonensis Galliarum Germaniarum. Ed. Gerold Walser, 1986. LVI, 320 pp. Pars IV: Illyricum et pro-
vinciae Europae Graecae Fasc. 1. Miliaria provinciarum Raetiae et Norici. Eds. Anne Kolb, Gerold Walser, Gerhard Winkler. 2005.
100
G. WALSER, Itinera Romana 1: Die römische Strassen in der Schweiz, Berna, 1967.
101
HUM2004-00715/HIST: Itinera Hispana. La red viaria de la España romana. Base de datos. I: El Itinerario de Antonino; HUM2007-60861/HIST: Itinera His-
pana. La red viaria de la España romana. Base de Datos. II: El Ravennate y otras fuentes literarias. Fuentes epigráficas.
102
J. M. SOLANA y L. SAGREDO, La red viaria romana en Hispania. Siglos I-IV d.C., Valladolid, 2006; A. RODRÍGUEZ COLMENERO, Miliarios e outras ins-
cricións viarias romanas do noroeste hispánico, Santiago de Compostela, 2004.
103
C. PUERTA TORRES, Los miliarios de la Vía de la Plata, Madrid, 1995, tesis doctoral inédita, accesible en la red en la dirección http://www.ucm.es
/BUCM/tesis/ 19911996/H/0/ AH0026501.pdf.
104
J. LOSTAL, Los miliarios de la provincia Tarraconense (conventos Tarraconense, Cesaraugustano, Cluniense y Cartaginense), Zaragoza, 1992.
105
P. SILLIERES, Les voies de communication de l’Hispanie méridionale, París, 1990.
106
L. J. DE VELÁZQUEZ, Observaciones… con motivo del viaje que hizo a Andalucía y observaciones sobre las antigüedades de Extremadura de León, manuscri-
to conservado en la Real Academia de la Historia, tomo 25; A. PONZ, Viage de España, Madrid, 1771, reedición, Madrid, Aguilar, 1988-1989, 5 vols.; A. DE
LABORDE, Itinéraire descriptif de l’Espagne, 3.ª ed., París, Didot, 1827-1830, 6 vols.; íd., Voyage pittoresque e historique de l’Espagne, París, 1806, 2 vols.
107
J. DE VIU, Extremadura. Colección de sus inscripciones y monumentos, Madrid, 1852, 2.ª ed.
108
J. M. ROLDÁN, Iter ab emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971, pp. 47 y ss.
109
Itinerarium Antonini Augusti. Además de las ediciones de Wesseling, 1735, y la de G. Parthey y M. Pidner, 1848, la de más fiable sigue siendo la de O.
CUNTZ, Itineraria Romana. Volumen Prius: Itinraria Antonini Augusti et Burdigalense, Leipzig, 1929 (reedición en la colección Teubner, Stuttgart, 1990). El
último estudio global que conozco sobre el documento es de B. LÖHBERG: Das Itinerarium provinciarum Antonini Augusti. Ein Straßenverzeichnis des
Römischen Reiches. 2 vols., Franke & Thimme, Berlín, 2006.
110
Itin. Anton. 433, 1-6: Item ab Emerita Caesaraugusta m. p. DCXXXII…; 439, 5-10: Item ab Asturica Caesaraugustam m. p. CCCCXCVII…
111
Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia en la recepción pública de Don Eduardo Saavedra el día 28 de diciembre de 1862, 2.ª edición, Madrid, 1914.
102
J. M. ROLDÁN, «Las tablas de barro de Astorga, ¿una falsificacion moderna?», Zephyrus, 23-24, 1972-1973, pp. 221-233.
113
J. M. ROLDÁN, Itineraria hispana. Fuentes antiguas para el estudio de las vías romanas en la Península Ibérica, Valladolid-Granada, 1975.
114
V. AGUADO SEISDEDOS, «El miliario del Priorato. Un miliario de Nerón, en la Vía de la Plata, en la región de Benavente», I Congreso Internacional Astor-
ga Romana, I, Astorga, 1986, pp. 271 y ss.
115
Así, el propio apelativo «de la Plata», que sólo se usa en el tramo extremeño-salmantino o la distinta factura entre Mérida y Salamanca, donde el camino
cumple los requisitos de una glarea strata o calzada empedrada, frente al tramo de Salamanca a Astorga, en la que se confunde fácilmente con el terreno, al
tratarse seguramente de una via terrena. Vid. J. M. ROLDÁN, «El Camino de la Plata: Iter o negotium», Gerion, 2007, vol. extra, pp. 323 y ss. Sobre las razo-
nes, J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971, 179.
116
A. BLÁZQUEZ, «La milla romana», Boletín de la real Academia de la Historia, 34, 1899, pp. 25-52. Edición en la web:
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras /01604741547813813008813 /0138 69.pdf?incr=1.
117
Así, M. PUIG Y LARRA, «Valor métrico de la milla romana», Boletín de la Real Academia de la Historia, 33, 1898, que llegaba a la conclusión de un valor
único para la milla en las calzadas españolas correspondiente a la llamada milla olímpica, de ocho estadios, equivalente a 1.538,16 metros.
118
C. MORÁN, La calzada romana «La Plata», en la provincia de Salamanca, Ministerio de Obras Públicas, Madrid, 1949.
119
En concreto, los números IV, VI, LIIX, CX, CXXXIV, CXXXVII, CXXXIX, CXLII, CXLIII, CLXV, CLXVIII, CLXXXIII.
120
J. M. ROLDÁN, «Sobre el valor métrico de la milla romana», Crónica del XI Congreso Nacional de Arqueología, Zaragoza, 1969, pp. 533 y ss.
121
Sobre la historia de la vía, a partir de los miliarios, C. PUERTA, op. cit., passim. Vid. más arriba, «El Camino de la Plata: historia de una vía romana», en este
mismo catálogo.
122
Para C. PUERTA, op. cit., esta sería la razón de la práctica ausencia de miliarios en el tramo norte de la vía. El material utilizado en él, la piedra arenisca,
menos resistente a la erosión que el granito, habría facilitado en mayor grado su destrucción. Por mi parte, he tratado de explicar esta ausencia como conse-
cuencia de la distinta circunscripción provincial de cada uno de los dos tramos: el meridional, perteneciente a la provincia de Lusitania, y el septentrional,
adscrito a la Citerior. Vid. J. M. ROLDÁN, Iter ab emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971.
DE LA VÍA DE que, sin duda, las más polémicas son las referentes a la
inexistencia de la vía en determinados territorios y las
que se refieren a su trazado histórico. Quizá la más re-
LA PLATA ciente es la que se ha producido sobre si la vía se reduce
al tramo que se estableció en época romana entre Mé-
rida y Salamanca, o si se extiende hasta Sevilla o Cádiz
por el sur, y por el norte hasta Asturias y Galicia. Aun-
que ya está aceptado que hubo un camino en época
prerromana que ocupaba la misma o parecida traza y
que unía las florecientes ciudades del sur peninsular
con los centros mineros del norte y noroeste, queda sin
resolver si la ruta que posteriormente se ha llamado Vía
de la Plata llegaba a esos destinos. Sin duda que esta
cuestión se solucionará en el futuro con nuevos traba-
MANUEL DURÁN FUENTES jos realizados en los ámbitos de los estudios históricos
UNIVERSIDAD DE A CORUÑA
y de la ingeniería.
Todos los puentes incluidos se localizan exclusi-
vamente en el tramo de la vía que va desde Mérida
hasta Salamanca, ya que debido a la limitada exten-
sión de este trabajo y a los importantes valores histó-
ricos, monumentales y científicos de las obras elegidas
–que no permiten reducir su estudio a unos breves pá-
rrafos–, se ha renunciado a añadir otros puentes de los
conservados en los distintos tramos de la Ruta de la
Plata. Abarcan los períodos constructivos históricos
más importantes, aunque el mayor número de obras
son de época romana, cuatro de ellos –los puentes Al-
barregas, Aljucén, Alconétar y Mayor de Salamanca–
están en la vía Item ab Emerita Caesaraugustam, la n.º 24
del Itinerario de Antonino según la numeración del in-
geniero Eduardo Saavedra, y el quinto de los elegidos,
el puente de Cáparra, está construido en un ramal de
la vía y muy cercano a ella. Los erigidos en épocas pos-
teriores son el espléndido puente medieval de San
Albín en Béjar, el tramo moderno del siglo XVII del
80
Alzado aguas arriba del puente de Albarregas, en Mérida.
nemos más datos que una escueta mención de Pas- (Fernández Casado, 1980, s.p.). Se desconoce el nú-
cual Madoz (1845), y la de 1761 del arquitecto militar mero de arcos que tuvo originalmente el puente; su
José García Galiano, que realizó un proyecto de re- número varía entre los trece que proponen Madoz,
construcción que tampoco tuvo éxito. En 1770 un José Viu, Mélida y Villalón y que dibujó el maestro
grupo de arquitectos, con el afamado Marcos de Rodríguez, a los dieciséis de Prieto Vives, los quince
Vierna entre ellos, proyectan un nuevo puente, bas- propuestos por el profesor Galliazzo en su conocida
tante caro para la época, que vuelve a fallar (Cadiña- obra sobre los puentes romanos o sólo los once que
nos, 2002, 103). plantea Roldán en su estudio sobre la Vía de la Plata.
También al mencionado maestro de obras Fer- De los restos conservados destaca el largo estribo
nando Rodríguez debemos dos planos, fechados en derecho atravesado por dos desaguaderos de bóvedas
Mérida en el mes de noviembre de 1797, uno con el rebajadas de 6,95 y 7,40 metros de luz y una rosca de
estado ruinoso en el que se encontraba, sólo con los un elevado espesor –1,20 metros– para sus modestas
seis arcos más cercanos a la orilla derecha en pie y los aberturas. Su anchura es similar a la de los dos puen-
cuerpos de las pilas apenas sobresaliendo del cauce, tes anteriores pues varía entre 6,60 y 6,80 metros. La
y otro con un hipotético alzado alomado con catorce fábrica original de los muros de acompañamientos y
arcos rebajados y semicirculares. El viajero Alexandre las cepas es de sillería granítica almohadillada apare-
de Laborde también nos dejó sus grabados en los jada en seco, habitual en los puentes romanos, con
que se ve, en pie, un arco más que en la actualidad agujeros en sus caras para facilitar el uso del ferrei for-
Alzado aguas arriba del puente de Aldeanueva del Camino (Cáceres). Vista aguas arriba del puente medieval de San Albín en Béjar (Salamanca).
XIX, con cierta abundancia de adornos en el alma de (1903) los motivos que le llevaron a diseñar este
los perfiles de sus bóvedas, filigranas en sus baran- puente urbano y encajarlo tan bien en un paraje del
dillas y tímpanos calados muy ornamentados con ar- río al pie de la catedral, con unas acertadas elecciones
quillos lobulados y «dovela colgante» en el medio de de la directriz de los arcos biarticulados bajo la cal-
delgados pilarcillos dispuestos regularmente. El in- zada –desechó los vanos rectos por no considerarlos
geniero autor del proyecto, Saturnino Zufiaurre, ex- oportunos en una ciudad como Salamanca–, de los
presó en un artículo de la Revista de Obras Públicas tímpanos abiertos, del número y amplitud de las bó-
92
Desde el punto de vista pastoril, y en contra de la fractores por medio de multas, arado de sembrados o
convicción habitual, las cañadas no eran rutas ininte- nuevas mediciones130. Asignaban la custodia y compe-
rrumpidas y delimitadas de principio a fin. La liber- tencias a esos magistrados, convirtiéndose en una de
tad de tránsito suponía que únicamente se señalizaba sus funciones primordiales, y colocaban a los jueces lo-
el paso, la cañada cerrada, cuando se cruzaba por me- cales bajo su mando131. Puntualizaban la vigencia de las
dio de alguno de los vedados previstos en las leyes, el prerrogativas de paso y pervivencia de cañadas bajo
resto se consideraban cañadas abiertas o lugares sin cualquier circunstancia, incluso con pleitos pendien-
marcas identificativas por donde deambulaban las tes, restricciones de ayuntamientos o suspensiones
reses aprovechando pastos y aguas. Esta circunstancia de tribunales132.
sólo variaba en el momento que la cañada se sobre- Nunca podremos despejar la incógnita relativa a la
ponía a itinerarios permanentes de uso múltiple, del calificación de la Cañada de la Plata como la vía pe-
tipo de la Vía de la Plata, convertida desde entonces cuaria más antigua de la Península por carecer de
en Cañada de la Plata. En tal caso, aumentaba la ve- pruebas documentales. Pero sí afirmar que estamos
locidad de desplazamiento de las cabañas por las me- ante una de las columnas básicas primigenias de la
jores condiciones del suelo, la suave orografía y el trashumancia mesteña en zona de invernadero y de
menor número de obstáculos naturales y humanos. agostadero. Los hermanos del Honrado Concejo la
Ahora bien, los pastores debían planificar a la perfec- consideraban una ruta que garantizaba las marchas y
ción las migraciones y salir de estos circuitos a abre- la conclusión de las migraciones, siempre abierta para
var, descansar y pastar cada día en sitios establecidos el tránsito y de incuestionable trazado. Dicha afirma-
o hacia los herbajales de destino. En consecuencia, la ción resulta muy importante porque la Mesta carecía
Cañada de la Plata estaba integrada en el sistema ca- de un mapa de cañadas propio y documentado en el
ñadiego mesteño occidental, siendo su pilar central, al momento de su desaparición en 1836, por el que to-
que llegaban, se agregaban o del que partían cientos davía preguntaban sus miembros en las juntas de
de cañadas, veredas, cordeles, coladas, caminos o sen- 1780; de ahí la relevancia de la red de la Cañada de la
das para acceder a pastos marginales, comunitarios o Plata durante centurias. ¿Y las descripciones disponi-
arrendados, además de los imprescindibles abreva- bles? Provienen de reconstrucciones fabricadas en el
deros y descansaderos. Tronco y ramificaciones fun- siglo XIX en la mayoría de las ocasiones, cuya finalidad
damentales en la actividad pecuaria y agraria que radicaba en recomponer trazados tradicionales con-
contribuyeron al diseño de paisajes, modos de explo- servados, ya muy alejados de la realidad y significado
tación y comportamientos cotidianos. poseídos con la Cabaña Real. Esas descripciones ado-
En definitiva, el indisoluble binomio trashumancia- lecieron con frecuencia del rigor del testimonio escrito,
cañadas exigía prerrogativas propias otorgadas al Hon- se utilizaron costumbres y fuentes orales para dar
rado Concejo de la Mesta y, a partir del siglo XIII, la Ca- continuidad desde el principio al fin a los circuitos ob-
ñada de la Plata pasó a disfrutar de jurisdicción128 y jeto de interés, hubo confusiones importantes al ad-
jueces privativos, llamados alcaldes mayores entrega- judicar la categoría de vías principales a tramos se-
dores, comisionados por Alfonso X para defender y cundarios, no se corrigieron errores toponímicos y se
conservar los itinerarios y proteger a los pastores de incorporaron idénticas informaciones de diferente
agravios y malos tratos129. Los privilegios conminaban procedencia. El motivo de la falta del mapa se debió
a las autoridades a mantener abiertos y con la anchura al uso de itinerarios antecedentes y a la apertura de
legal los trayectos ordinarios y a actuar contra los in- nuevas cañadas y caminos sólo en caso necesario en-
123
Para cuestiones descriptivas del trazado, véase P. GARCÍA MARTÍN, «La Cañada Real de la Plata o de la Vizana», en P. GARCÍA MARTÍN (coord.), Cañadas,
cordeles y veredas, Valladolid, 2000, 3.ª ed., págs. 59-89.
124
Quedaba compuesta por las mestas locales y se prohibían de forma explícita actuaciones particulares para solventar problemas concretos; Cuaderno de Leyes
de Mesta de l731, Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla (BHMV), FOA, 4968, primera parte, privilegio XX, p. 49. La fundación suponía también la nece-
sidad y el compromiso de los hermanos de cumplir los ordenamientos dictados por el Concejo de la Mesta para articular la actividad pecuaria, como se espe-
cificaba en el privilegio otorgado por Alfonso X el 2 de septiembre de 1273, insertado en la confirmación de Vitoria de octubre de 1276 y en otras posteriores;
Privilegios, AHN, A. de Mesta, leg. 235, tomo I, 1.º-8.º, leg. 236, tomo IV, n.º 3 y leg. 237, n.º 30 y 31.
125
Sobre la antigüedad de la trashumancia en la Península Ibérica véase L. V. ELÍAS PASTOR y F. NOVOA PORTELA (coords.), Un camino de ida y vuelta. La
trashumancia en España, Madrid, 2003; J. GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001;
J. GRANDE (coord.), Jornadas de Trashumancia, Cañadas y Desarrollo rural, Logroño, 2001.
126
Cuaderno de Leyes de Mesta de 1731, primera parte, privilegio XXI, p. 53. Las cinco cosas vedadas eran panes, viñas, huertas, prados de guadaña y dehesas
boyales. El daño causado sería tasado por hombres de reputada honradez de cualquiera de las aldeas, villas o ciudades afectadas, en aval de justicia, y nunca
sufrirían pleitos o penas adicionales por tal motivo. Véase Libro de los privilegios y leyes del ilustre y muy honrado concejo de la Mesta […], 1563, BN,
R/28658/6.
127
El 20 de marzo de 1454, Juan II revalidaba:
[…] que todos sus ganados, e pastores, e rabadanes puedan ir libre, y seguramente a los extremos, e venir de ellos, e andar por todas las otras partes de mis Reinos,
que quisieren, so mi seguro y amparo e defendimiento real. E que pudiesen pacer las yervas, e beber las aguas, guardando panes, e viñas, e dehesas acotadas auten-
ticas. E que non fuese pedido, ni demandado, ni recibido de ellos, ni de sus pastores, e ganados, ni de alguno de ellos […] derecho alguno, salvo solamente por los
serviciadores del servicio y montazgo, que a mi suelen pagar.
Ibíd., privilegio LV, pág. 165. Los Reyes Católicos sancionaban esos contenidos en la Confirmación General de 1489, como se pone de manifiesto en F. MARÍN
BARRIGUETE, «La configuración institucional del Honrado Concejo de la Mesta: Los Reyes Católicos y los privilegios ganaderos», en G. ANES ÁLVAREZ y
A. GARCÍA SANZ (coords), Mesta, trashumancia y vida pastoril, Valladolid, 1994, págs. 67-89. Incluso, cuando se consideraba preciso, se publicaban provi-
siones ratificadoras, por ejemplo, Sebastián de Quevedo, escribano de cámara del Consejo Real, refrendaba la provisión de 23 de agosto de 1586 para que los
ganados de la Cabaña Real gozaran de plena e incuestionable libertad de tránsito por Castilla; Cuaderno de leyes de 1731, primera parte, privilegio LV, capí-
tulo III, pp. 172 y ss.
128
El resto de jurisdicciones vigentes en el campo castellano, como la eclesiástica o señorial, quedaban relegadas a un segundo plano y estaban incapacitadas en
la expedición de licencias contraventoras para ocupar, labrar o estrechar las cañadas y vías migratorias; Cuaderno de leyes de 1731, primera parte, privilegios
XL-XLI, pp. 128 y ss. La jurisdicción mesteña se consideraba de carácter real, por ello, hasta las disposiciones emanadas de la Corona eximían de cumpli-
miento a la Mesta cuando contrariaban sus privilegios. Así, por Real Cédula de 15 de mayo de 1590, los jueces de realengo para tierras baldías no podían ven-
der las cañadas, ni estaban facultados para permitir su roturación; ibíd., privilegio LIX, capítulo III, pp. 197 y 198. Véase también Libro de las leyes, privilegios
y provisiones reales del Honrado Concejo general de la Mesta y Cabaña Real de estos reinos, 1595, Real Academia de la Historia (RAH), 14/1710.
129
Ibíd., privilegio VIII, p. 20. Tuvieron origen en los alcaldes de corral de las mestas locales. Oficio de designación real, pasó a ser representante de la Corona y
uno de los cargos de gran trascendencia en el mundo agrario. Los Reyes Católicos lo otorgaron al conde de Buendía desde 1477 como recompensa a los ser-
vicios prestados; Abecedario de provisiones sobre la Mesta que se encuentran en el Archivo de Simancas, AHN, A. Mesta, libro 267, fols. 72 v. y ss. Con juris-
dicción y atribuciones ilimitadas en asuntos ganaderos, estaba obligado a defender las leyes, privilegios e intereses de la Mesta; J. KLEIN, La Mesta, Madrid,
1979, p. 92. Los monarcas, en beneficio del sector pecuario, intervinieron para la mejor gestión del oficio en la Concordia de 11 de julio de 1499 entre el conde
de Buendía, don Juan de Acuña, y el Honrado Concejo de la Mesta. Una de las finalidades era el mantenimiento de la red de cañadas.
130
Cuaderno de leyes de 1731, primera parte, privilegio LIX, p. 195, se titula «que las cañadas esten abiertas, y las que se hubieren estrechado, se reduzcan al
marco de las seis sogas, que hacen noventa varas». Véase Libro de las leyes, privilegios y provisiones reales del Honrado Concejo de la Mesta general y Cabaña
real de estos reinos, 1639, RAH, 5/1588 (1).
131
Cuaderno de Leyes de Mesta de 1731, segunda parte, título LII, pp. 256 y ss. También en Libro de las leyes, privilegios y provisiones reales del Honrado Conce-
jo de la Mesta general y Cabaña Real de estos reinos, 1681, BN, U/7259.
132
Ibíd., primera parte, privilegio LXI, pp. 205 y ss. Véase también Libro de las leyes, privilegios y provisiones reales del Honrado Concejo general de la Mesta y
Cabaña Real de estos reinos, 1590, RAH, 14/7361.
133
A. DE MORALES, Viaje por orden del rey D. Felipe II a los reinos de Castilla, León, Galicia y Principado de Asturias, Valladolid, 2004. A. PONZ, Viaje de Espa-
ña, Madrid, 1774-1794, BHMV, tomo 7, FLL 34591 y tomo 8 FLL 34577.
134
F. MARÍN BARRIGUETE, «Archivo de la Mesta: tipologías documentales y posibilidades de investigación (siglos XVI-XVIII)», en Cuadernos de Historia
Moderna, vol. 17, 1996, pp. 193-217.
135
Una parte fundamental de la documentación se centra en los delitos en cañadas y pasos. Así, la sobrecarta de Carlos I firmada el 7 de octubre de 1554 se dictó
para que se cumpliese por los vecinos de Galisteo la provisión de 16 de enero de 1554, donde se elevaba la cuantía de las multas, en castigo por roturar las
cañadas de la Vía de la Plata; Ordenanzas, AHN, A. de Mesta, leg. 241, n.º 49. Por otro lado, la provisión de 4 de octubre de 1794 mandaba, a petición de la
Mesta, que las justicias y jueces de los pueblos y términos guarden y observen los privilegios de libre paso y pasto; ibíd., leg. 254, n.º 24.
136
Resulta de gran interés la recopilación de artículos, donde se comprueban las divergentes opiniones, en P. GARCÍA MARTÍN y J. M. SÁNCHEZ BENITO
(eds.), Contribución a la historia de la trashumancia en España, Madrid, 1996, 2.ª ed. Algunos autores sitúan el origen de la cañada en Cangas de Narcea y
Somiedo. En especial, véanse R. AITKEN, «Rutas de trashumancia en la meseta castellana», en Estudios Geográficos, 1947, VIII, n.º 26, pp. 185-199, y J. DAN-
UN CAMINO
la curiosidad había llevado al ser humano a convertirse
en un «coleccionista» de piedras raras, atractivas por
su aspecto o difíciles de encontrar; de la observación de
MILENARIO los metales nativos nacieron las primeras actividades
de metalurgia en frío, pero la mayor revolución en las
107
como elemento de articulación el paso de las sierras COMUNICACIONES ROMANAS EN EL OCCIDENTE DE ANDALUCÍA
LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 109
Puente sobre el río Tinto, Niebla.
La Palma del Condado; no se conocen puentes o mi- aunque las correcciones de estos nombres pueden
liarios y los indicios de algunas pavimentaciones fir- ser muy aventuradas, parece que Tema puede proce-
mes pueden corresponder a cualquier momento de su der de una mala lectura de Laelia, y que éste sería
dilatado uso. el nombre del yacimiento mencionado en el paso
El siguiente tramo del Itinerario discurre entre del Guadiamar.
Tejada e Italica. La vía atraviesa el río Guadiamar por La vía sube desde el Guadiamar hacia Albaida del
un vado en el que existen huellas de una obra simi- Aljarafe y Olivares. No ha podido localizarse nin-
lar a la de Gibraleón; allí existe un extenso yacimiento gún testimonio concreto de su paso, aunque el ca-
ibérico y romano que puede ser identificado con una mino histórico más frecuentado en esta zona es el que
de las tres ciudades mencionadas por Plinio en el continúa por Salteras y Valencina para descender ha-
curso de este río: Olontigi, Laelia y Lastigi. En el Anó- cia Santiponce, llegar a Italica y tomar el camino de
nimo de Rávena se describe este sector de la vía en Mérida por el que sigue el Itinerario. La distancia es
sentido contrario, desde Sevilla en dirección a coincidente, pero la consideración de esta vía como
Huelva, y se nombra como primera población a Tema; un camino natural del Aljarafe y la importancia de Se-
LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 111
tos de villas romanas a lo largo de una antigua vía. Pa- nombre del emperador en una obra monumental pudo
rece que éste sería el recorrido habitual para acceder ser dictado por el propio Adriano cuya mentalidad he-
desde Sevilla a la vía de Mérida, sin tener que dar el lenizada era más admiradora de la personalidad indi-
rodeo por ltalica y Alcalá del Río. vidual que de los títulos administrativos.
De otra parte, se conocen cinco miliarios de este sis- La progresión de las cifras de los tres miliarios in-
tema de comunicaciones, de los que tres corresponden dica que el origen de la nueva vía estaba en algún
a Adriano, y son verdaderas piezas monumentales en las punto de la antigua ruta hacia Extremadura, a unos
que se aprecia el sentido pleno que en época romana te- cuarenta kilómetros de Italica, desde donde se trazó
nía este sistema de señalización de las vías. Uno de ellos este ramal para llegar a la ciudad natal de Adriano. El
estuvo empotrado en los muros del castillo de Guillena, miliario hallado en 1990 en el teatro de Italica, corres-
desde donde se llevó en 1908 al Museo Arqueológico pondiente a la milla XXVI, está precisamente en la fa-
Provincial de Sevilla y conserva algo menos de un ter- chada del pórtico que se dispone sobre una calzada co-
cio de la parte superior; los otros dos están completos y nocida de antiguo y rodeada por una necrópolis
han sido encontrados en el teatro de Italica, uno casual- excavada en 1903. Por la documentación estratigráfica
mente en 1942, y el otro en las excavaciones sistemáticas de la excavación, puede deducirse que estaba caído
del verano de 1990, lo que permite darles un contexto ar- junto a su posición original, al menos desde el siglo IV
queológico muy preciso172. Son fustes cilíndricos de más de nuestra era, lo que ofrece un dato muy exacto so-
de dos metros de alto, moldurados en los extremos y con bre la medición de la vía y aclara definitivamente que
una cartela en la parte superior que contiene la inscrip- el otro miliario, aparecido en una casa cercana en
ción HADRIANVS AVGUSTVS FECIT; sobre la cartela 1942, que ofrece la cifra de XXV millas, está fuera de
está el número de millas: XXV y XXVI en los de Italica, su posición original y debió encontrarse primitiva-
y posiblemente XXI en el de Guillena, que está roto en mente algo alejado de la ciudad, al norte del anfitea-
la segunda X, pero que debía tener otra delante para tro. La vía adrianea debe considerarse como una vía
que la cifra estuviera centrada con el eje de la cartela. de nueva construcción por el empleo del verbo fecit en
Aquí no se trata del tipo de miliario honorífico, en los miliarios, ya que las restauraciones o reparaciones
el que aparecen todos los nombres y titulaciones del de vías anteriores se expresan con la forma refecit y
emperador, ni tampoco el que normalmente conme- tendría su miliario XXI hacia el cortijo del Esparragal,
mora las obras viarias de reparación. Los miliarios de desde donde se trasladaría un fragmento al castillo de
Adriano indican sencillamente que el emperador Guillena como material de construcción.
«hizo» la vía y contienen sólo el nombre personal y el En el vértice de unión de los términos municipales
apelativo imperial, que permitía a todos los habitantes de Guillena, El Garrobo, el Castillo de las Guardas y El
de zona saber que ésta era una obra de su paisano el Ronquillo, en el paso de la carretera de Extremadura so-
emperador, nacido quizás en Roma pero siempre cons- bre la Ribera de Huelva, se conservan los restos de un
ciente y orgulloso de que su progenie estaba en la Ita- puente que debe corresponder a esta misma obra de la
lica bética. Frente a otros miliarios en los que los go- vía de Adriano. Era una obra imponente de 140 metros
bernadores no desperdiciaban la oportunidad de dejar de largo, con trece arcos apoyados en pilas de tajama-
grabados en piedra los nombres del emperador y de res aguzados hacia la corriente y de once metros de al-
todos sus divinos antecesores, junto con el número de tura sobre el nivel de las aguas. El puente de la carre-
veces que habían desempeñado las dignidades impe- tera moderna, construido hacia 1750, reproduce su
riales, esta forma de reducir todo el rótulo al simple forma y aprovecha, además, gran parte de sus sillares
LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 113
de piedra, de manera que del puente romano sólo se márgenes del Guadalquivir y pasaba por Ilipa (Alcalá
advierten los frogones de hormigón descarnados, al- del Río) para llegar a Naeua (Cantillana).
gunos aún en su sitio y otros despedazados en el lecho La obra de Adriano en la vía de Mérida fue, quizás,
del río. Las fuentes históricas aseguran que este paso no tan efímera como el resto de sus construcciones en
existía ya en el momento de la invasión islámica y que Italica; era una empresa cuyo costoso mantenimiento
su restitución se hizo en el siglo XVIII173. Por su técnica sólo podía ser garantizado por un emperador, y que
constructiva, no hay duda de la similitud con el aparejo ofrecía apariencias más formidables que aprovecha-
del cercano anfiteatro de Italica, lo que permite incluirlo mientos prácticos. El puente de la Ribera de Huelva de-
en la misma vía de los miliarios de Adriano y en el bió romperse en alguna avenida antes del fin de la An-
mismo programa de favores del emperador hacia su tigüedad y no volvió a restituirse hasta el siglo XVIII.
ciudad natal. Desde el puente, la vía sigue por la orilla En el Bajo Imperio tomaría mayor auge la vía ribe-
izquierda en dirección noreste, hacia el palacio de Par- reña del Guadalquivir, entre Italica y Cantillana, a la
ladé, cruza la ribera del Cala por la zona en la que hoy que pertenecen otros dos miliarios. Uno de ellos es una
se encuentra su embalse y llega en el cortijo de Décima columna honorífica con dedicación a Galerio encon-
Primera a unirse con el camino de Castilblanco de los trada en 1738 en Alcalá del Río; otra columna parecida
Arroyos a Almadén de la Plata. se encontró en Cantillana y tiene dos inscripciones, una
Otro puente de aspecto semejante era el que aún dedicada a Constantino II y otra a Constante.
se veía en la misma ribera en el siglo XVIII, dentro del El camino más tardío, que aparece en el Anónimo
término de La Algaba y que describe en su contesta- de Rávena, no incluye ya a Mons Marmorum entre sus
ción a la encuesta topográfica de don Tomás López, mansiones, pero sí a Ilipa (Alcalá del Río) antes de Ita-
el párroco de La Algaba Pedro Alvar: «Y para facili- lica. Al oeste de Guillena se conserva el topónimo «Ca-
tación del paso y comercio que había de esta corte y mino de la Plata», aplicado al que conduce a Casti-
recrea por impedirlo las corrientes de dicha Guerba, blanco de los Arroyos y desde allí a Almadén de la
erigieron en ella un puente de calicanto, obra de aquel Plata. Se trata, por tanto, de una ruta intermedia entre
tiempo, e igual al anfiteatro dicho, en que de ella sólo la más antigua que partía desde Cantillana hacia Mé-
ha quedado sus formidables vestigios que existieron rida y la nueva vía de Adriano. Estos indicios marcan
en la misma canal que llevan en el día de sus aguas». el proceso de transformación que culminaría en el ca-
Se mantiene aún el recuerdo de este puente, dinami- mino medieval, reconocido hoy como el utilizado por
tado hace años, que estaba al noroeste de La Algaba, los peregrinos a Santiago, que es el que desemboca en
cerca de Torre de la Reina y de Guillena. las tierras extremeñas por Monasterio y conserva en
Puede deducirse que Adriano decidió mejorar el varios lugares el topónimo Plata como testimonio de
sistema de viario de Italica mediante una vía que sal- su unión con la más famosa de todas las rutas que han
var el difícil paso de la Ribera de Huelva y acortara llevado este nombre en la geografía española.
la distancia con Mérida para enlazar con la antigua Resta por mencionar otra vía del Itinerario de An-
vía procedente de Cantillana hacia el cortijo de Dé- tonino que vinculaba el valle del Guadalquivir y el del
cima Primera, de Castilblanco de los Arroyos, desde Guadiana; es la vía X, titulada, precisamente, de Hispalis
donde se cuentan las distancias señalizadas en los mi- a Emerita, que como ocurre en la XXIII, aprovecha el tra-
liarios monumentales. De otra parte, promovió tam- zado de varias vías distintas, una de Sevilla a Astigi
bién la construcción de un puente más meridional en (Écija), que es la famosa Via Augusta, y otra desde allí
la misma Ribera de Huelva en la vía que recorría las hasta unirse con la ya descrita en los alrededores de Za-
NOTAS
165
M. A. HUNT ORTIZ, Prehistoric Mining and Metallurgy in South West Iberian Peninsula, Oxford, 2003.
166
F. GÓMEZ TOSCANO, «Ab ostio fluminis Anae… Los inicios de la vía romana en el entorno de Ayamonte (Huelva)», VII Jornadas de Historia de Ayamonte,
Ayamonte, 2004, pp. 43 y ss.
167
R. CORZO SÁNCHEZ y M. TOSCANO SAN GIL, Las vías romanas de Andalucía, Sevilla, 1992, pp. 166 y ss.
168
F. HERNÁNDEZ GIMÉNEZ, «El paso del Odiel por la vía romana de Ayamonte a Mérida», AEspA, XXXI, 1958, pp. 128 y ss.
169
R. CORZO y M. TOSCANO, op. cit., p. 170.
170
H. COLÓN, Descripción y cosmografía de España, Sevilla, 1988, I, pp. 195-197.
171
R. CORZO y M. TOSCANO, op. cit., p. 177.
172
R. CORZO y M. TOSCANO SAN GIL, Italica. Excavaciones en el teatro (1990), Sevilla, 2001, pp. 63 y ss.
173
F. HERNÁNDEZ GIMÉNEZ, «Estudios de Geografía histórica española, XII. Ragwal y el itinerario de Musa de Algeciras a Mérida», Al-Andalus, XXVI, 1961,
pp. 43 y ss.
LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 115
EL TRAMO Augusta Emerita será un gran nudo central de co-
municaciones en el occidente peninsular, desde donde
partirán o llegarán un total de nueve calzadas principa-
EXTREMEÑO les. Una de ellas, la Vía de la Plata tendrá continuidad ha-
cia el sur mediante un camino que uniría la capital de
DE LA VÍA XXIII la Lusitania con la Bética a través de Italica, formando
de este modo el gran eje viario que articula el actual te-
rritorio extremeño de norte a sur o de sur a norte.
Esta calzada viene recogida en el Itinerario de An-
tonino, y es designada por Saavedra en su ordenación
de la vías del Itinerario como la vía XXIII, el Item ab
Ostio Fluminis Anae Emeritam Usque que uniría la des-
embocadura del río Ana (Guadiana) en Ayamonte
(Huelva), con la capital de la Lusitania, Augusta Eme-
rita, a través de Italica (la actual Santiponce) reco-
rriendo por su sector occidental las provincias roma-
nas de la Bética y la Lusitania. En realidad serían dos
rutas individualizadas y diferentes, una que uniría
Emerita e Hispalis y otro camino que enlazaría la des-
ANA MONTALVO FRÍAS embocadura del Guadiana con Italica donde empal-
JUNTA DE EXTREMADURA
maría con el primero174.
El Itinerario relaciona las mansiones que se sitúan
ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES
UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA
en el trayecto de sur a norte en la actual Extremadura:
Curica, Contributa Iulia Ugultunianum, Perceiana y fi-
nalmente Augusta Emerita. A éstas habría que añadir
una quinta mansio no recogida en el Itinerario pero sí
en el Anónimo de Rávena, Lacunis, situada probable-
mente en Fuente de Cantos. A este tramo le corres-
ponderían un total de 114 millas de la vía XXIII175.
El reconocimiento de la traza romana original de
este camino en la Extremadura bético-lusitana es di-
fícil de resolver, especialmente desde Monesterio
hasta Los Santos de Maimona-Villafranca de los Ba-
rros. La evidente ausencia de estructuras físicas hasta
llegar a la zona mencionada, la práctica inexistencia
de los más característicos elementos asociados a la
vías romanas, las labores de roturación en un espacio
eminentemente agrícola junto a la sucesiva ocupación
histórica de los caminos, hacen especialmente difi-
cultoso identificar su trazado, que coincide en su ma-
116
RECORRIDO DE LA VÍA XXIII EN EL SUROESTE DE RECORRIDO DE LA VÍA XXIII EN EXTREMADURA
LA PENÍNSULA IBÉRICA Y SU CONEXIÓN CON LA VÍA XXIV
CAELI ONICCO
BENEARNUM
CAPARA
LUCUS AUGUSTI NARBO
RUSTICIANA
LEGIO VII GEM
ASTURICA AUGUSTA
TURIASSO
TOLETUM TITULCIA
AD SORORES
Extremadura
OLISIPPO EMERITA AUGUSTA
LAMINIUM
SALACIA
CASTULO EMERITA AUGUSTA
PAX IULIA
CORDUBA
ITALICA
ESURI HISPALIS CARTHAGO SPARTARIA
OSTIO FLANAE
OSSONOBA MALACA
PERCEIANA
GADES
CONTRIBUTA
CURICA
MANSIO ROMANA
Línea recta de la calzada romana en el término municipal de Almendralejo. Agger de la calzada al sur de Augusta Emerita.
Notas
174
J. M. ROLDÁN HERVÁS, Itineraria Hispana. Fuentes antiguas para el estudio de las vías romanas en la Península Ibérica, Valladolid-Granada, 1973, p. 79.
175
B. DE GRIÑÓ, La Vía de la Plata, 1997.
176
P. SILLIÈRES, «Centuariation et voie romaine au Sud de Mérida: contribution a la délimitation de la Bétique et de la Lusitanie», Mel. Casa de Velázquez,
XVIII, 1982, pp. 437 y ss.
177
En la descripción de este camino seguiremos básicamente el recorrido propuesto en la Orden del 19 de noviembre de 1997 por la que se incoa expediente
para la declaración de la Vía de la Plata, a su paso por la CAE, como BIC con categoría de sitio histórico y se concreta su delimitación (DOE, 2 de diciembre
de 1997) y los resultados de las prospecciones realizadas en la calzada en el tramo sur (Mérida-Monesterio).
178
Este trayecto es el propuesto por las asociaciones de los Amigos de la Vía de la Plata de Zafra y Cáceres, en Alegaciones a la declaración de BIC, 1997, aten-
diendo a cuestiones orográficas, arqueológicas e históricas. Otra propuesta es la recogida por J. M. FERNÁNDEZ CORRALES, El trazado de las vías roma-
nas en Extremadura, Cáceres 1987, pp. 43, en la que la calzada pasaría por Rivera del Cala, y entraría en el término municipal de Monesterio coincidiendo
en su trayecto con la carretera Gijón-Sevilla.
179
G. ARIAS BONET, «Santa Eulalia de Mérida y la divisoria Bética-Lusitana», El Miliario Extravagante, 13, París, 1967, p. 367.
180
Trazado propuesto por las asociaciones de los Amigos de la Vía de la Plata de Zafra y Cáceres, en Alegaciones a la declaración de BIC, 1997.
181
Un interesante estudio sobre la identificación de Contributa y su posible conexión con la vía X (Item ab Hispalis Emeritam) es el recogido en: R. RODRÍGUEZ
BORDALLO y A.M. RÍOS GRANA, «Contributa Iulia Ugultunianum», V Congreso de Estudios Extremeños, Badajoz 1976, pp.177 y ss.
182
J. M. ROLDAN HERVÁS, Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971, p. 81.
183
P. SILLIÈRES, Les voies de communication de l’Hispanie méridionale, París, 1990.
Utaris
Ponte Nevie
Interamnium Flavium bargo, el argumento arqueológico-epigráfico defini-
Bergido ASTURICA AUGUSTA
tivo de la prolongación de esta ruta al norte de la línea
del Duero lo constituye el recientemente aparecido mi-
liario de Nerón de Milles de la Polvorosa (Zamora),
que marca la milla 259, indudablemente desde Eme-
rita, hacia una ciudad que, atendiendo a las distancias
relativas, no puede ser otra más que Asturica.
Poco importa la polémica de si este camino histó-
rico se llama Vía de la Plata o de otra manera. Lo im-
portante es que constituyó durante la época romana
122
una de las vías oficiales del imperio, debiéndose res- En cuanto a la primera de las cuestiones, hemos
tringir exclusivamente su ámbito al tramo existente en- llegado a la conclusión de que nuestra vía no pasaba
tre Emerita y Asturica. A partir de ambas poblaciones por Piedrafita del Cebreiro, como afirma la generali-
podrá cada cual prolongar lo que quiera, pero se tra- dad de los tratadistas del tema, pese a que es el puerto
tará ya de vías a las que será preciso dar otro nombre, ahora preferido en el establecimiento de las modernas
como diáfanamente señala el Itinerario de Antonino. comunicaciones, sino por otro paralelo, más oriental
Y este es el caso de la vía desde Asturica a Lucus y próximo, situado a más baja cota, el de O Comeal.
Augusti, XIX del Itinerario de Antonino, que nos co- En realidad, el nuevo trazado nos ha venido im-
rresponde tratar aquí. puesto, en primer lugar, por la alineación de los mi-
En realidad, la llamada vía XIX del Itinerario de liarios con anterioridad conocidos, como es el caso de
Antonino tiene su origen en Bracara y su punto final los dos de Arxemil, uno de ellos dedicado a Adriano
en Asturica, marchando a partir de Lucus por un tra- y otro anepígrafe, o los nuevamente por nosotros
zado común con la vía XX, denominada con poco me- descubiertos de Coeo, Tórdea y Pontes de Gatín, to-
recimiento per loca maritima. Cabe añadir, además, que dos ellos sin inscripción. Cierto que el miliario dedi-
la presente ruta es de construcción augustea y la más cado a Caro de Franqueán, también por nosotros
antigua del noroeste peninsular, después de la XVII, dado a conocer en su día, nos plantea problemas si
deduciéndose de sus miliarios que fue inaugurada en pretendiéramos integrarlo en la alineación sugerida.
el año 11 de la era, unos quince años después de su Sin embargo, a la hora de querer atribuirlo a otra vía,
mentada compañera. que supuestamente se dirigiría hacia el sur, por Ba-
El recorrido de esta ruta se establece, a grandes ras- ralla, las condiciones topográficas, netamente adver-
gos, desde Bracara hasta Turoqua (Pontevedra) por la sas, no permiten suponer dicha ruta, por lo que no
franja atlántica interior, y desde esta mansión hasta Iria queda otro remedio que pensar en la existencia de
por la banda litoral. En cuanto al tramo Iria-Lucus so- una variante meridional de la misma vía, con bifur-
mos de la opinión de que se encajaría por el valle del cación y confluencia en Arxemil y Mirandela, res-
Ulla de tener en cuenta, tanto los miliarios de Calígula pectivamete. El relieve de la zona aconseja esta posi-
de Vedra y San Román de Retorta como el de Caraca- bilidad, y ya no constituye un hecho insólito, por lo
lla de Monterroso. que hemos investigado, que tales variantes puedan
En todo caso, lo que ahora hace a nuestro propó- darse en las vías romanas del noroeste hispánico.
sito es describir brevemente su trazado entre Lucus y Por otra parte, la condición de miliario originario
Asturica, como prolongación natural que es de la Vía que posee el cilindro existente sobre el actual puente
de la Plata hacia Galicia. de Pontes de Gatín, viaducto sucesor, sin duda al-
Contrariamente a lo que habían establecido todos guna, de otro inicialmente romano y hoy día remo-
los autores que nos precedieron, nuestro trazado si- delado para soporte de una inscripción viaria de
gue un decurso distinto de los que hasta la fecha se tiempos de Carlos III, viene a constituir un indicio de
han avanzado. Los dos problemas fundamentales en que la vía se encajaba por el valle del río Cervantes,
la dirección de su tránsito serían por cuál de los puer- por lo menos hasta la aldea de O Fabal. A partir de
tos traspasaría los montes del Caurel y cuál podrá ha- aquí el ascenso hasta O Comeal, por donde necesa-
ber sido su derrota a partir de Bergidum, en donde riamente hay que llevarla, atendiendo a los vestigios
confluía con la Via Nova, con la cual, según casi todos estructurales conservados, el trazado de la ruta nos es
los autores, seguiría un trazado común hasta Asturica. desconocido ya que podría ascender directamente, o
127
tur. El «factor astur-romano» constituye, hoy en día, que se localiza en las inmediaciones de Lugo de Lla-
un fundamental elemento en la configuración del de- nera (Cid et alii, 1991; Fernández Ochoa, García Díaz
venir histórico de esta región. y Zarzalejos, 2001). A partir de Lucus Asturum, esta
En el contexto, por lo tanto, de una visión reno- misma ruta toma una dirección transversal y gira ha-
vada sobre la presencia romana en Asturias, las vías cia el centro occidental de la región para adentrarse en
de comunicación adquieren, como es habitual en el los territorios mineros occidentales pasando por Pas-
mundo romano, el carácter de ejes principales de ar- sicin184, Amneni, Lugisonis y Ponte Albei, mansiones
ticulación del territorio, sirviendo, además, de ele- aún no identificadas, hasta alcanzar los límites de la
mentos imprescindibles en los procesos de organiza- provincia de Lugo en la zona de Fonsagrada, camino
ción territorial y de vehículo para la difusión de los de Lucus Augusti (Fernández Ochoa y Morillo, 2002a).
nuevos presupuestos socio-culturales. En cuanto a las fuentes epigráficas, disponemos
Con la llegada de Roma a las tierras del noroeste, de noticias sobre la existencia de algún miliario pero
durante el reinado del emperador Augusto, se esbo- no se conserva ningún ejemplar. E. Tuñón reseña en
zaron los primeros trazados viarios que serán pro- 1852 el hallazgo de un miliario de Numeriano en
gresivamente estructurados en tiempos de la dinastía Lugo de Llanera del que existe una copia en la Co-
julio-claudia y plenamente consolidados a partir del misión Provincial de Monumentos (ERA n.º 63). Tam-
gobierno de los emperadores flavios como ponen de bién se alude al hallazgo de un posible miliario en Co-
relieve los datos epigráficos y las fuentes literarias rao (Cangas de Onís) (ERA n.º 84).
(Roldán, 1975; Rabanal, 1988; Esteban, 1990; Naviero, Por lo que respecta a los testimonios arqueológi-
1991; Iglesias y Muñiz, 1992). cos, el conocimiento de la red viaria de Asturias en
En la región asturiana, la única fuente textual que época romana todavía requiere una actualización ba-
recoge el trazado de una vía romana es el Anónimo sada en el progreso experimentado por los métodos
de Rávena (Ravennate), una fuente tardía datada en prospectivos y fotográficos que permita obtener la
el siglo VII, que ofrece información viaria y geográfica máxima precisión en los trazados antiguos y su per-
de los últimos siglos del Imperio. Según este texto, duración a lo largo de los siglos. No obstante, el per-
existía una ruta desde Asturica Augusta (Astorga) fil del entramado viario que definimos inicialmente
hasta Lucus Augusti (Lugo) a través del territorio as- hace ya unos años (Fernández Ochoa, 1982 y 1995)
tur transmontano. J. M. González fue el primero que puede mantenerse a grandes rasgos a la hora de se-
prestó atención a este camino (Gonzalez, 1956), si ñalar los principales caminos que Roma trazó o uti-
bien J. Somoza ya había dado por supuesta la comu- lizó en nuestra región. Indicaremos, en cada caso, los
nicación entre León y Gijón basándose en la misma avances de la investigación en las rutas que vamos a
fuente itineraria (Somoza, 1908, 278). tratar en los apartados siguientes.
El Ravennate transmite, efectivamente, un eje via-
rio sur-norte que desde Asturica Augusta se dirigía ha- Los pasos a través de la Cordillera Cantábrica
cia la capital lucense a través de Legio y el territorio En distintos períodos de la historia de Asturias, la
transmontano. Traspasada la Cordillera Cantábrica, el Cordillera Cantábrica ha actuado como una gran ba-
Ravennate sitúa las estaciones de Memoriana y Luco rrera, a menudo intransitable, que ha favorecido el
Astorum, asimilable esta última con la civitas de Lu- aislamiento de la región e incluso la llegada retarda-
cus Asturum citada por Ptolomeo, que actuaría como taria de algunos fenómenos culturales. Sin embargo,
centro nodal de las comunicaciones transmontanas y este parapeto natural ha servido también de acicate
© F. Gil Sendino
Excavaciones en el Monte Curriechu, agosto de 2007. La vía de La Carisa desde el yacimiento del Homón de Faro. Las flechas seña-
lan los restos del trazado antiguo en relación con la pista actual.
Jove a la punta de la Coroña y el Natahoyo, y desde No hace falta insistir en la importancia de la Ruta
aquí enlazaría con Cimadevilla. de la Plata como el principal trazado viario del occi-
En cuanto a las características físicas, el trazado de dente hispano, un camino originado en época pre-
la vía más antigua entre Lugo de Llanera y Gijón, rromana y consolidado tras la penetración de Roma
como ya se ha señalado, opta por las zonas elevadas en Hispania y al que los estudiosos del conocido Iti-
buscando los collados, sin grandes desniveles, como nerario de Antonino le han adjudicado el nombre de
es el caso de las últimas estribaciones de La Rodri- «vía XXIV» aunque popularmente se la conoce como
guera o del cordal de Veranes, y rehúye las zonas de «Vía de la Plata» (Roldán, 1972).
Notas
184
Hemos sugerido la identificación de Passicin con el establecimiento romano de las Murias de Doriga (Salas) en el valle del Narcea recientemente descubier-
to (Fernández Ochoa y Morillo, 2002, 391). Sobre este yacimiento, R. Estrada propone su clasificación como mutatio (Estrada, 2007,326), cuestión todavía pen-
diente de resolución en función de las excavaciones en curso. En todo caso, su ubicación en el área pésica, a poco más de una jornada de distancia de Lucus
Asturum, aboga por esta identificación (Camino, 2005, 119).
185
A título de ejemplo, desde Lancia (Villasavariego) ascendía una vía secundaria hasta Vegas del Condado donde se bifurcaba la ruta. Un camino tomaba la
dirección de Boñar y por el valle del Porma llegaba hasta el puerto de San Isidro. En la vertiente asturiana seguía aproximadamente el cauce del río San Isi-
dro, afluente del Aller, hasta Collanzo. El otro camino transcurría paralelo al río Curueño por La Vecilla hasta el puerto de Vegarada donde pasaba a Asturias
siguiendo el cauce del río Aller. Ambos confluían en Collanzo y desde aquí avanzaban hasta Cabañaquinta y Ujo. En el puerto de Leitariegos confluían dos
caminos procedentes de la provincia leonesa. Uno partía del Bierzo y, por el cauce del río Sil, ascendía desde Villablino hasta el citado puerto. El otro venía de
la ribera del Órbigo y, por Las Omañas, llegaba también a la zona de Villablino. Desde Leitariegos, la vía seguía el cauce del río Naviego por Bimeda, Ponti-
ciella y Limés hasta Cangas del Narcea y Tineo (Fernández Ochoa, 1982 y 1995; Rabanal, 1988).
Escultura. Toba. La estela presenta en su cara frontal dos figura no guerrera, hace realmente
Almadén de la Plata, Sevilla. figuras antropomórficas de similares singular a esta pieza.
Bronce Final-Edad del Hierro. proporciones. La cara trasera se Entre las interpretaciones ofrecidas
Altura máxima 85 cm. encuentra sin trabajar. para esta estela no se descarta que
Anchura máxima 61 cm. El personaje de la izquierda aparece conmemorara edificios funerarios
Grosor medio de 18 cm. adornado con atributos de guerrero anteriores. Por otra parte, su hallazgo
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA (casco con cuernos y espada), mientras junto a una vía de paso podría apoyar
que la figura de la derecha se la tesis de que puedan ser elementos
representa diademada. La presencia de que tengan una función delimitadora
ambos tipos en una misma estela, del territorio de distintas
figura con atributos de guerrero y comunidades humanas.
XXVI
HADRIANVS
AVG(ustus)
FECIT.
Milla XXVI.
Adriano, Augusto,
la hizo (la vía).
145
1 2 3
TESORO DE ARRABALDE
2. BULLA-COLGANTE 4. TORQUES
Oro. Plata.
Altura 2,1 cm. Anchura 2 cm. Diámetro máximo 14,5 cm.
Grosor máximo 13 cm. Grosor 1,5 cm.
147
VASO DE PAREDES FINAS
Cerámica.
De Cuarto de las Monjas
(Villamayor, Salamanca).
Siglos IV-V d.C.
Diámetro 29,5 cm. Altura 3,5 cm.
MUSEO DE SALAMANCA
151
PEDESTAL CON EPÍGRAFE
DEL ORDO SALMANTICENSIS
AL EMPERADOR CARACALLA
Epigrafía. Mármol.
198 a 217 d.C.
23,8 x 15 x 52 cm.
MUSEO DE SALAMANCA
IMP(eratori) CAES(ari)
M(arco) AVR(elio) ANTO
NINO AVG(usto)
F(ilio) L(ucii) SEP(timio) SEVE
RI. ORDO
SALMANTIC(ensis).
153
MILIARIO
Epigrafía. Granito.
Membibre de la Sierra (Salamanca).
Época de Nerón.
155 x 52 cm.
MUSEO DE SALAMANCA
Escultura. Mármol de Carrara. Bajo la época de Augusto se realizó el nombre como otras tantas de la época.
Primeros años siglo I d.C. diseño de la red viaria de Hispania y se La cabeza formaba parte de una
Altura máxima 39 cm. ejecutó una buena parte del mismo. escultura de tamaño mayor que el
Anchura 28 cm. Grosor 24 cm. Precisamente la Vía de la Plata natural, destinada a figurar en un centro
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA arrancaba de Augusta Emerita, una de culto dinástico, que presidía en el
ciudad fundada por él, que conserva su peristilo del teatro.
155
LÁPIDA T. CLAUDIUS FRONTO
157
TERRA SIGILLATA ITÁLICA
Cerámica. En el fondo posee sello de GAVIVS – GA demanda mayor que llevó a la creación
Siglo I a.C. / Siglo I d.C. […] y restos de un grafito en la parte de diversos talleres peninsulares y a una
Altura 6,7 cm. Diámetro base 5,7 cm. exterior. Las importaciones de estas imitación de las formas iniciales. Las
Diámetro boca 12,5 cm. cerámicas, novedosas en un principio, vías de comunicación permitieron su
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA fueron generalizándose a lo largo del reparto y el abastecimiento de estos
período romano y adquiriendo una productos inicialmente de lujo.
Cerámica.
Siglo I d.C.
Altura 7,8 cm. Diámetro base 3,1 cm.
Diámetro boca 6,5 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA
159
VASO DE PAREDES FINAS
Cerámica.
2.ª mitad del siglo I d.C.
Altura 7 cm. Diámetro fondo 4 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA
Cerámica.
Siglo I d.C.
Altura 2,52 cm. Diámetro 8,3 cm.
Longitud máxima 11 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA
161
TERRA SIGILLATA HISPÁNICA
Cerámica.
Siglo II d.C.
Altura 5,7 cm. Diámetro 12,4 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA
Cuenco decorado.
Forma Dragendorff 37. Los diversos
talleres de cerámicas sigillatas
conocidos en Hispania diversificaron su
producción hacia las zonas
urbanas y rurales.
Vidrio.
Siglo II d.C.
Altura 4,3 cm. Diámetro base 4,1 cm.
Diámetro boca 8,7 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA
163
1 2 3
Siglos I-IV d.C. Diámetro, 35 mm. Peso 31,23 gr. Diámetro 18,5 mm. Peso 7,53 gr.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA. 39-40 d. C. 62-63 d. C.
A. V. J. / M.-R. S. L.
Anverso: Calígula (cabeza laureada a Anverso: Nerón (cabeza a derecha)
izquierda) C CAESAR DIVI AUG PRON NERO CAESAR AVG IMP PONTIF MAX TR
AUG PM TR P III PP. P VIIII COS IIII P P.
Reverso: Emperador (de pie a izquierda Reverso: Virtus (de pie a izquierda, con
sobre un estrado, arengando a cinco parazonium y lanza. Su pie derecho
soldados que llevan insignias militares. sobre una coraza EX SC.
Detrás del emperador silla curul)
3. ÁUREO. ORO. ADRIANO.
ADLOCUT COH.
Diámetro 20 mm. Peso 7,25 gr.
119-122 d. C.
Anverso: Adriano (busto laureado,
vestido y con coraza derecha) IMP CAESAR
TRAIAN HADRIANVS AVG.
Reverso: Marte (de frente con lanza y 5. ÁUREO. ORO. MAXIMIANO. 6. SÓLIDO. ORO. ARCADIO.
escudo) PM TR P COS III. Diámetro 21 mm. Peso 5,35 gr. Diámetro 20 mm. Peso 4,38 gr.
306-308 d. C. 403-408 d. C.
4. ÁUREO. ORO. PROBO. Anverso: Maximiano Hercúleo (cabeza Anverso: Arcadio (busto de frente con
Diámetro 20 mm. Peso 5,32 gr. laureada de Maximiano a derecha) diadema de perlas, casco, manto, lanza
276-282 d. C. MAXIMIANVS AVGVSTVS. en su mano derecha y en su mano
Anverso: Probo (busto laureado, vestido Reverso: Jupiter de pie a izquierda, con izquierda escudo con representación de
y con coraza a derecha) IMP C M AVR haz de rayos y cetro: IOVI CORSERVATORI jinete alanceando a enemigo caído.)
PROBUS AVG. NKYXC. En exergo, S M N. DN ARCADIUS PF AUG.
Reverso: (sentada a izquierda, con cetro Reverso: Victoria sentada sobre una
y con la mano izquierda apoyada en su coraza a derecha y escribiendo en un
cabeza) SECURITAS SAECULI. escudo. NOVA SPES REIPUBLICAE. En
exergo, CONOB. En escudo, XX/ XXX.
Lugar de producción:
Constantinopolis (Thracia).
165
AZADA
167
TABULA I TABULA II
ITINERARIO EN BARRO
4 piezas.
Cerámica (reproducción en resina).
14 x 12 cm c. u.
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS
Las conocidas como tablillas de barro de Lepido. Reproducen varios tramos de la las mansiones de ella entre
Astorga fueron halladas en la región de red viaria de Hispania romana. Astorga y Mérida, pero en sentido
Astorga a fines del siglo XIX. Todas La que posee valor para la Vía de la inverso a como lo hace el Itinerario
ellas están firmadas por el dumviro Plata es la tabula III donde se describen de Antonino.
169
ESTELA FUNERARIA
DE GAIO SULPICIO URSULO
171
CRISOL LINGOTE
Piedra arenisca.
Prerromano.
30 x 21 x 24 cm.
PARQUE ARQUEOLÓGICO-NATURAL
DE LA CAMPA TORRES, GIJÓN
173
LUCERNA MILITAR
Cerámica.
Siglo I a.C.
7,15 x 4,2 x 2,7 cm.
MUSEO DE CÁCERES
ÁNFORA
Cerámica.
Siglo I a.C.
Altura 77,5 cm.
Diámetro máx. 37 cm. Boca 14,5 cm.
MUSEO DE CÁCERES
Hierro.
Siglo I a.C.
59,2 x 4,8 cm.
MUSEO DE CÁCERES
175
LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS
176
NUMISMÁTICA. TESORILLO DE VALDESALOR (CÁCERES)
Lote de 160 monedas de plata. Denarios republicanos hallados de modo anterioridad al año 81 a.C. Su presencia
Se exponen 14. fortuito en las cercanías de la Vía de la en la zona es preciso relacionarla con los
Siglo I a.C. Plata junto al puente de ella que cruza el problemas bélicos del momento y
MUSEO DE CÁCERES río Salor, al sur de Cáceres. con el uso del camino antes de la
Todo el tesorillo se fecha con creación de la vía.
177
ARRACADA DEL TESORO DE ALISEDA (CÁCERES)
Orfebrería (reproducción). Arracada fusiforme ejecutada con un Mientras que las formas de la arracada
I Edad del Hierro. Siglos VII-VI a.C. fino granulado. Pertenece a un conjunto son indígenas, en la ornamentación
Diámetro 7 cm. de joyería de 354 piezas de época se combinan elementos de procedencia
ORIGINAL: orientalizante. claramente oriental, como la flor de loto,
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL. MADRID
La importancia del conjunto radica en la junto a las trompetillas, de aportación
REPRODUCCIÓN: CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL
TESORO DE ALISEDA, ALISEDA (CÁCERES). CONSEJERÍA
conjugación de temas y producciones peninsular.
DE CULTURA Y TURISMO. JUNTA DE EXTREMADURA indígenas y foráneas.
178178
MILIARIO CII. ADRIANO
IMP(erator) CAESAR
DIVI TRAIANI PAR
THICI FILIUS DIVI NER
VAE NEPOS TRAIA
NVS HADRIANVS
AVG(ustus) PONT(ifex) MAX(imus)
TRIB(unicia) POT(estate) V.
CO(n)S(ul)
III. RESTITVIT
CII
179
TESORO DEL CARAMBOLO
BRAZALETE.
Altura 11 cm. Diámetro 12 cm.
Grosor 5 mm.
PECTORAL.
15,5 cm x 10,2 cm.
COLLAR.
Longitud 28 cm.
Collar con dos ramas de cadenas y siete
colgantes con sellos signatarios.
Escultura. Granito.
II Edad del Hierro. Vettones.
Altura 92 cm. Longitud 147 cm.
Anchura 40 cm.
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID
185
1 2 3
CONJUNTO DE INSTRUMENTOS
5 8 9
4. PESA PARA EL HUSO O FUSAYOLA 6. PUNZÓN PARA SEPARAR HILOS 9. LOTE DE AGUJAS
42 x 27 mm. Hueso. Hueso.
115 mm (largo). Algunas de ellas en pleno proceso de
5. INSTRUMENTO HILAR elaboración. Se trata de instrumentos
Hueso decorado. 7. DEDAL frecuentes en ambientes romanos
Placa triangular Bronce. destinados a diversos usos, entre los que
lado 3 cm x grosor 1 cm. Dedal: 16 x 25 mm. se destacan principalmente el de tocado
femenino.
8. FÍBULA
Bronce.
Diámetro 19 mm.
Broche con abrazadera a modo de
imperdible utilizado para sujetar las
vestiduras. Las fíbulas reciben su
nombre según sus formas, en este caso
se trata de una fíbula en omega.
187
MATERIAL DE CONSTRUCCIÓN.
LADRILLOS
Cerámica.
Siglos I-IV d.C.
20 x 20 cm
20 x 11,5 x 5,5 cm
17 x 11,5 cm
Diámetro 22 cm x grosor 5,5 cm.
MUSEO ROMANO DE ASTORGA
Epigrafía. Granito. L(aribus) V(ialibus) EX V(oto) Representa el culto a estas deidades que
Monte de Tagarreiros, Cervo. P(osuit) ofrecían protección a los caminantes.
55 x 34 x 17 cm. AV(itus?) S(ua) P(ecunia) Las inscripciones que aluden a ellas son
MUSEO PROVINCIAL DE LUGO frecuentes, dentro de Hispania dentro
EXCMA. DIPUTACIÓN DE LUGO Avito? erigió este altar a los lares viales a del conventus lucense donde se
sus expensas por un voto. encuentra la mayoría de ellas.
189
TORQUES DE BURELA
Orfebrería (reproducción).
Chao do Castro (Burela, Lugo).
Siglos II a.C.-I d.C.
Longitud 59,5 cm. Diámetro 21,3 cm.
Remates 7 x 6,5 cm. Peso 1.812 gr.
MUSEO PROVINCIAL DE LUGO
EXCMA. DIPUTACIÓN DE LUGO
191
LIBRO. FACSÍMIL
24 x 17 x 2 cm.
BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID
193
LIBRO. FACSÍMIL
15 x 23 x 4 cm.
BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID
Bronce (original plata sobredorada). Hallado en 1847 en las proximidades de Arcadio. Rodea el conjunto personajes
Almendralejo (Badajoz). Almendralejo. Ofrece una visión en militares. Todo ello se asienta sobre
338 d.C. majestad enmarcada en un ambiente Tellus que ofrece sus frutos al emperador,
Diámetro 74 cm. arquitectónico, donde Teodosio I en el y se rodea con la inscripción: D [ominus]
Peso 15.344,7 gr de 996 milésimas. centro ofrece un libro a un funcionario. N [oster] THEDOSIVS PERPET [uus] OB
MUSEO NACIONAL DE REPRODUCCIONES ARTÍSTICAS A ambos lados, en espacios más DIEM FELICISSIMVS X.
(ORIGINAL EN LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA)
reducidos aparecen Valentiniano II y
195
SALIDA DE LA VÍA A TRAVÉS DEL PUENTE SOBRE EL ALBARREGAS
197
TEMPLO DE DIANA
Grabado. Las vistas que ofrece Laborde del destaca la torre del siglo XV. En el
Alejandro de Laborde, Voyage pittoresque paisaje del Tajo en Alconétar dibujo del puente sitúa un fragmento de
e historique de l’Espagne, París, 1806. representan dos puntos de vista del miliario reproducido por todos los
72 x 61 cm. vado con las ruinas del puente y de la anticuarios que transitaron por allí.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA villa del mismo nombre de la que
199
COROBATE
El corobate consistía en un instrumento pendientes en aquellos terrenos de ranura central en donde se echaba una
topográfico que unido a la groma topografía más complicada. La pequeña cantidad de agua. De las
permitía realizar nivelaciones del terreno descripción que hace Vitrubio de este esquinas pendían otras tantas plomadas.
antes de comenzar la construcción de instrumento es complicada para su Cuando el agua no salía de ese espacio y
cualquier obra. En el caso de las vías correcta reconstrucción. Se trataba de las plomadas se hallaban verticales, se
facilitaba el conocimiento de las una especie de mesa que contenía una había conseguido.
201
BIBLIO-
GRAFÍA
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