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LA VÍA DE LA PLATA.

UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


LA VÍA
DE
LA PLATA
UNA CALZADA
Y MIL CAMINOS
Museo Nacional de arte Romano, Mérida
21 de febrero al 13 de abril de 2008

ITINERANCIAS
Astorga. Museo Romano
Abril – junio de 2008
Santiponce, Sevilla. Monasterio de San Isidoro del Campo
Julio – septiembre de 2008
Oviedo. Museo Arqueológico de Asturias
Septiembre – noviembre de 2008
Galicia
Diciembre de 2008 – febrero de 2009
MINISTERIO DE CULTURA

MINISTRO DE CULTURA
César Antonio Molina

SUBSECRETARIA DE CULTURA
María Dolores Carrión

DIRECTOR GENERAL DE COOPERACIÓN Y COMUNICACIÓN CULTURAL


Carlos Alberdi
s un motivo de satisfacción presentar la exposición La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos,

E que recorre una ruta que atraviesa cinco Comunidades Autónomas que, en el marco de un pro-
yecto organizado por el Ministerio de Cultura a través de la Sociedad Estatal de Conmemora-
ciones Culturales, se han coordinado para dar a conocer su vida y la de las culturas que por ella
transitaron. Dentro de la red romana de caminos establecida en tiempos de Augusto, la Vía de
la Plata ocupa un papel primordial en las primeras comunicaciones terrestres dentro de la Península Ibérica. Esta
calzada ha sido testigo y protagonista de la historia de nuestro territorio, y su recorrido espacial y temporal, desde
su génesis hasta nuestros días, ha sido un viaje marcado por su riqueza cultural y paisajística.
Contra lo que pudiera parecer, y a pesar de que durante sus distintas etapas la Vía de la Plata ha servido al
comercio, su nombre –utilizado como lo conocemos hoy a partir de la Edad Media- no deriva del intercambio
del metal, sino que es una variación etimológica del vocablo árabe balata, o bien de la etimología latina delapi-
data, haciendo ambos conceptos referencia a su construcción como camino de losas. Sobre este camino de losas
se han encontrado distintas culturas, cuyos restos, formas de vida, tecnología, e incluso estructuras sociales, se
ponen de relieve a través de materiales fundamentalmente arqueológicos, en esta exposición.
Se rescata así la historia de un camino surcado por puentes, auténticas obras de ingeniería en las que se mani-
festaba la superioridad tecnológica del Estado Romano; señalizado por miliarios, elementos que además de mar-
car el camino servían de propaganda para los distintos emperadores; y recorrido por varias culturas a lo largo de
tres mil años. Antes de la construcción de la Vía por parte de los romanos ya se conocen restos que hablan de un
camino transitado, y después, a partir del Renacimiento, abundan las menciones que la reconocen como ruta de co-
mercio entre Castilla y León y el sur de la península. Como señala el título de la exposición, una calzada, la Mérida-
Astorga, y mil caminos trazados por la historia que atraviesa de norte a sur el interior del oeste peninsular.
El Ministerio de Cultura quiere agradecer su labor a los equipos implicados en la organización de la mues-
tra, a las instituciones locales, y muy especialmente a las Comunidades Autónomas de Andalucía, Asturias,
Castilla y León, Extremadura, y Galicia. El trabajo que han llevado a cabo, junto a la Sociedad Estatal de Con-
memoraciones Culturales y la Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural del Ministerio de
Cultura, ha dado lugar a esta excelente exposición que, sin duda, nos ayudará a conocer mejor nuestro pasado,
y en consecuencia nuestro presente.

César Antonio Molina


MINISTRO DE CULTURA
JUNTA DE EXTREMADURA

PRESIDENTE DE LA JUNTA DE EXTREMADURA


Guillermo Fernández Vara

VICEPRESIDENTA PRIMERO Y PORTAVOZ


María Dolores Pallero Espadero
as actuales comunicaciones de la Comunidad Autónoma de Extremadura responden en gran parte

L a aquellos primitivos caminos milenarios, entre los que se hallaba el bien conocido como de la Plata
de planteamiento romano ya, y así el sistema viario que usamos para nuestros desplazamientos co-
tidianos es en buena parte deudor de aquellos. Este hecho bastaría por sí mismo para mantener una
actitud de reverencia al pasado, si no fuera porque desde hace tiempo la Junta de Extremadura ha
mantenido el empeño en rescatar del olvido la Vía de la Plata a su paso por esta Comunidad Autónoma.
Las actuaciones que se han realizado han supuesto una revitalización de este camino y un modo de dar a co-
nocer el rico pasado regado a sus márgenes por todas las culturas sucesivas que se han servido de su tránsito. El
Proyecto Alba Plata iniciado en 1998 y finalizado en 2004 permitió realizar rahabilitaciones en un total de treinta
y dos espacios, yacimientos y edificios históricos dispuestos en un extenso arco cronológico que se iniciaba en la
lejana Edad del Hierro y alcanzaba los albores del siglo XX con la minería y el ferrocarril, como descendiente de
las comunicaciones romanas. Estas intervenciones han servido para complementar y unificar la lectura del patri-
monio cultural y natural de la vía y han contribuido al entendimiento definitivo de su trazado histórico.
En la actualidad ya está en marcha la ampliación de este proyecto mediante otras actuaciones en el patri-
monio histórico y cultural de nuestra región en el ámbito del camino, que favorecerán a la vez que su conser-
vación y estudio, su puesta en valor, y como consecuencia directa, una implicación directa en el desarrollo eco-
nómico y turístico a lo largo de este gran eje vertebrador del territorio que es la vía de la Plata. Se incluirán
nuevos trabajos en algunos de los puntos intervenidos en la fase anterior, como en la ciudad romana de Cá-
parra, en la que el camino romano de la Plata mantiene aún todo su esplendor a su paso por ella, después que
fuera rescatado por los arqueólogos y cuyo arco ha servido como marca de identidad al citado proyecto. Se
incorporarán proyectos nuevos de gran interés como la recuperación del magnífico dolmen de Lácara, uno
de los monumentos funerarios megalíticos de mayor belleza conservados en la Península Ibérica.
El Patrimonio Cultural constituye uno de los elementos que proporcionan la seña de identidad de la Co-
munidad Autónoma de Extremadura, razón por la cual posee un peso específico en su conservación y revita-
lización para mostrarla y que se convierta en una puerta de acceso al conocimiento de las realidades de ese
rico pasado monumental. Si a ello se le une la diversidad de espacios naturales por las que discurre la vía de
la Plata, Extremadura posee un potencial que estamos decididos a reforzar.
La Exposición La Vía de la Plata. Una calzada y mil caminos constituye un modo de dar a conocer no sólo esta
vía, sino una buena parte de los otros caminos que surcaron el occidente peninsular de Norte a Sur y que se
mantienen a través del tiempo. Su inauguración en Mérida, capital de la Comunidad Autónoma no hace sino
reforzar el papel que tuvo desde su fundación como capital de la Lusitania romana.

Guillermo Fernández Vara


PRESIDENTE DE LA JUNTA DE EXTREMADURA
SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES CONSEJERÍA DE CULTURA Y TURISMO

PRESIDENTE CONSEJERA DE CULTURA Y TURISMO


José García-Velasco Leonor Flórez Rabazo

GERENTE DIRECTORA GENERAL DE PATRIMONIO CULTURAL


Ignacio Ollero Borrero Esperanza Díaz García

DIRECTORA DE PROYECTOS
Carlota Álvarez Basso

DIRECTORA DE ESTUDIOS Y PUBLICACIONES


Amaya de Miguel Sanz

DIRECTORA DEL GABINETE DEL PRESIDENTE


Laura Manzano Baena

JEFA DE PRENSA Y COMUNICACIÓN


Rosa Valdelomar Martínez-Pardo

CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN

PRESIDENTE
José García-Velasco

VOCALES
Concepción Becerra Bermejo
Rogelio Blanco Martínez
Fernando Escribano Mora
José Aurelio García Martín
Jesús Manuel Gómez García
José Ramón González García
Sixto Heredia Herrera
Javier Lanza García
José Luis Martín Rodríguez
Ana Martínez de Aguilar
José Luis Pérez Iriarte
Mercedes Reig Gastón
María Jesús Rodríguez de Sancho
Francisco Javier Sandomingo Núñez
Alberto Valdivieso Cañas

SECRETARIO
Manuel Esteban Pacheco Manchado
A SOCIEDAD ESTATAL DE CONMEMORACIONES CULTURALES CON LA COLABORA-

L CIÓN DE LA CONSEJERÍA DE CULTURA Y TURISMO DE LA JUNTA DE EXTREMADURA


organiza la exposición La vía de la Plata. Una calzada y mil caminos, un proyecto de la Dirección
General de Cooperación y Comunicación Cultural del Ministerio de Cultura que tiene por ob-
jeto rememorar esta vía histórica que fue concebida por el gobierno romano para el control mi-
litar de la península, así como para el abastecimiento y la distribución de productos comerciales. Aunque la
calzada trazada enlazaba las poblaciones de Mérida (Augusta Emerita) y Astorga (Asturica), a esta ruta princi-
pal se unirían muchos territorios a través de una red de caminos secundarios, lo que la convirtió en un eje ver-
tebrador del occidente peninsular.
Para dar también cobertura tanto a los contactos comerciales o bélicos que se consideran anteriores a la cons-
trucción romana como a los posteriores, la muestra abarca un periodo de tres milenios de trayectos continuos.
Así, con una naturaleza eminentemente arqueológica, se traza el recorrido histórico y cultural de la ruta desde
la protohistoria hasta nuestros días, mediante una cuidada y exhaustiva selección de monedas, cerámica, ar-
mas, útiles de telar, estelas funerarias, orfebrería, miliardos, grabados, libros y fotografías que ilustran la vida
de este camino, haciendo especial hincapié en la época romana en que fue construido. A lo largo de estos tres
milenios las culturas que han transitado por la Península Ibérica han dejado su huella en los márgenes del ca-
mino, de tal manera que contemplar estas evidencias permite la lectura de una gran parte de nuestro pasado
y de las relaciones que surgieron entre diferentes culturas.
La vía de la Plata: una calzada y mil caminos se plantea como una muestra de carácter itinerante que una vez
expuesta en Mérida se establecerá en Astorga, Sevilla, Oviedo y Ourense, gracias a la colaboración de las ins-
tituciones locales y, sobre todo, de las diferentes Comunidades Autónomas que, junto a la Dirección General
de Cooperación y Comunicación Cultural del Ministerio de Cultura y la Sociedad Estatal de Conmemoracio-
nes Culturales, se han implicado muy activamente en este proyecto.
EXPOSICIÓN

ORGANIZA Y PRODUCE FOTOGRAFÍAS

Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales Archivo Fotográfico S.A. de Xestión do Plan Xacobeo. Xunta de Galicia
COLABORAN
Archivo fotográfico del Servicio Municipal de Arqueología
Junta de Extremadura (Ayuntamiento de Lugo)
Junta de Castilla y León Biblioteca Histórica de la Universitat de València
Junta de Andalucía Biblioteca Nacional, Madrid
Principado de Asturias Centro Nacional de Información Geográfica, Madrid
Xunta de Galicia Conjunto Arqueológico de Itálica. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía
Consejería de Fomento. Junta de Extremadura
PROYECTO
Consorcio Museo Vostell Malpartida, Malpartida de Cáceres
Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural Creativaarquitectos
COMISARIO Departamento de Documentación. Consorcio Ciudad Monumental de Mérida
Enrique Cerrillo Martín de Cáceres Fotoasturias. Consejería de Cultura del Principado de Asturias
VICE-COMISARIA Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular
Ana Montalvo Frías Ayuntamiento de Gijón.
COORDINADOR
Oficina de Gestión Alba Plata. Consejería de Cultura y Turismo
Miguel Pedrazo Polo Junta de Extremadura
Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, Gijón
DISEÑO DE LA EXPOSICIÓN
Patronato de Turismo de Huelva
Diseño y Comunicación Patronato de Turismo de Mérida
COLABORADORES Vía XIX. Proyecto Vías Atlánticas. Interreg III A. Diputación Provincial de Lugo
Steven Cachia Alicia Prada Gallardo
Sebastián Vargas Ceferino López
MONTAJE Fernando Gil Sendino
Pérez Escolano y Asociados Jaime Aira González
REGISTRO
Julián Blasco
ROA Estudio Manuel Durán Fuentes
Mara Herrero
SEGUROS
Nuria López Pinel
Stai R. Tolín
TRANSPORTES Vicente Novillo
Edict Xurxo Lobato
AUDIOVISUALES
Producción de Creativos Multimedia
CATÁLOGO AGRADECIMIENTOS

EDITA
La SECC quiere expresar su agradecimiento a aquellas instituciones que, con
Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales sus préstamos, han hecho posible esta exposición, así como a aquellas que
COORDINADOR han preferido quedar en el anonimato.
Miguel Pedrazo Polo
Ayuntamiento de Aliseda (Cáceres)
TEXTOS
Ayuntamiento de Astorga (León)
Ana Montalvo Frías
Ayuntamiento de Carcaboso (Cáceres)
Enrique Cerrillo Martín de Cáceres
Biblioteca Nacional, Madrid
Martín Almagro Gorbea
Conjunto Arqueológico de Itálica. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía
José Manuel Roldán Hervás
Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular.
Gonzalo Barrientos Alfageme
Ayuntamiento de Gijón.
Ramón Corzo Sánchez
Junta de Extremadura. Consejería de Cultura y Turismo
Manuel-Abilio Rabanal Alonso
Museo Arqueológico de Asturias, Oviedo
Antonio Rodríguez Colmenero
Museo Arqueológico Nacional, Madrid
Carmen Fernández Ochoa
Museo Arqueológico de Sevilla. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía
Manuel Durán Fuentes
Museo de Cáceres
Fermín Marín Barriguete
Museo de los Caminos, Astorga
CORRECCIÓN DE TEXTOS
Museo Nacional de Arte Romano, Mérida
Luis Martín Museo Provincial de Lugo. Diputación Provincial de Lugo
FOTOGRAFÍAS Museo de Reproducciones Artísticas
Biblioteca Nacional Museo Romano de Astorga
Conjunto Arqueológico de Itálica. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía Museo de Salamanca
Consejería de Cultura y Turismo. Junta de Extremadura Museo de Zamora
Estudio mynt, Zamora Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, Gijón
Fotoasturias. Consejería de Cultura del Principado de Asturias
Museo Arqueológico de Asturias, Oviedo La SECC quiere dejar constancia de su reconocimiento a aquellas
Museo Arqueológico Nacional, Madrid instituciones y personas que han colaborado en esta exposición.
Museo Arqueológico de Sevilla CEDEX-CEHOPU.
Museo de Cáceres Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo
Museo Nacional de Arte Romano, Mérida Diputación de Huelva
Museo Nacional de Reproducciones Artísticas, Madrid Fundación Juanelo Turriano
Museo Provincial de Lugo Obispado de Astorga
Museo Romano de Astorga Turgalicia
Museo de Salamanca Turiex
Museo de Zamora Ana Jiménez del Moral
Oficina de Gestión Alba Plata. Consejería de Cultura y Turismo. Agapito Gómez González
Junta de Extremadura. Agustín Cabria Ramos
Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres. Gijón Alfonso Sobrado
Ceferino López Alicia Rodero Riaza
Fernando Gil Sendino Ángel Serrano
Imagen MAS Antonio Torrón
Jaime Aira González Bernardo Revuelta Pol
Manuel Durán Fuentes Celia Rosón
Mara Herrero Carmen Orta Correa
Nuria López Pinel Covadonga Carreño Gascón
Santiago Santos Jesús Cao Rivas
Vicente Novillo José María Álvarez Martínez
Josefina Molina
DISEÑO Juan Antonio Mascareñas Cid
Martín Moreno y Altozano Juan Bosco Martínez Mora
FOTOMECÁNICA Juan Manuel Rodríguez Borreguero
Cromotex Juan M.ª Gómez Gómez
IMPRESIÓN
Luisa Ferrero Fernández
TF Artes Gráficas Miguel Pérez Cabezas
Mónica Cerrejón García
Mónica P. Martín Díaz
Los editores han hecho todo lo posible para identificar a los propietarios de los derechos inte-
Pablo León Gasalla
lectuales de las reproducciones recogidas en este catálogo. Se piden disculpas por cualquier
posible error y omisión, que quedará automáticamente subsanado en siguientes reediciones. Raquel Huergo
Yolanda Santín López
© de la presente edición: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales
© de los textos: sus autores FOTOGRAFÍA DE CAMISA

© de las piezas: sus propietarios Miliario CCLIX


FOTOGRAFÍA DE FRONTIS
Tramo de vía urbana en Caparra
ISBN-10: 84-96411-39-7 FOTOGRAFÍA FRENTE A ÍNDICE
ISBN-13: 978-84-96411-39-5 Detalle de los restos de las Termas romanas
D.L.: M-9478-2008 de Campo Valdés (Cimadevilla, Gijón)
ÍNDICE

15. LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS. UNA INTRODUCCIÓN


Enrique Cerrillo Martín de Cáceres y Ana Montalvo Frías

23. I La vía de la Plata


25. PAISAJES PARA UN CAMINO
Gonzalo Barrientos Alfageme
32. LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATA
Martín Almagro-Gorbea
41. EL CAMINO DE LA PLATA: HISTORIA DE UNA VÍA ROMANA
José Manuel Roldán Hervás
49. LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUS
Enrique Cerrillo Martín de Cáceres y Ana Montalvo Frías
58. LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA
Manuel-Abilio Rabanal Alonso
70. LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA
José Manuel Roldán Hervás
80. PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA
Manuel Durán Fuentes
92. LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA
Fermín Marín Barriguete

105. II Otros caminos


107. LA VÍA 23 DEL ITINERARIO DE ANTONINO.
UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ
Ramón Corzo Sánchez
116. EL TRAMO EXTREMEÑO DE LA VÍA 23
Ana Montalvo Frías y Enrique Cerrillo Martín de Cáceres
122. LA VÍA ASTURICA-LUCUS
Antonio Rodríguez Colmenero
127. EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA
Carmen Fernández Ochoa

143. III Piezas en exposición

203. IV BIBLIOGRAFÍA
Fotograma aéreo de la vía-cañada ganadera al sur de Cáparra.
LA VÍA Los caminos no tienen fecha. Ni de comienzo ni de
final. No se puede calcular su edad porque son tan
antiguos como la misma especie humana. Los cami-
DE LA PLATA nos los hizo el hombre para moverse por el mundo.
Por eso tampoco tienen nombre, sólo el que el viajero
UNA CALZADA Y MIL CAMINOS. quiere darles: el del comienzo y el del final donde
piensa cumplir el trayecto. Desde que la necesidad de
UNA INTRODUCCIÓN desplazarse surgió en la especie humana existen los
caminos. Sólo eran tenues línea más o menos rectas,
zigzagueantes e impresas en el paisaje a costa de
transitar continuamente por ellas cuando parecía que
ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES ése era el camino correcto entre dos puntos. Despla-
Y ANA MONTALVO FRÍAS zamientos para abastecimiento alimenticio, para ob-
tener materias primas y usarlas dentro de cualquiera
de las amplias posibilidades que ofrecían cuando se
les aplicaba una determinada técnica.
Cuando los grupos humanos observaron el valor de
los desplazamientos y la necesidad de controlarlos sur-
gió la necesidad de fijarlos. Hoy significará la declara-
ción de impacto ambiental la ejecución de cualquiera de
los caminos que se conocen de la época romana. La
eterna continuidad entre extracción y deposición de los
arqueólogos estuvo presente en aquellos momentos.
Extraer áridos, extraer elementos de construcción y so-
lado para depositarlos ordenadamente y de modo li-
neal para construir una superficie de circulación a tra-
vés de ella. Construir para facilitar los desplazamientos
e impedir la pérdida de los mismos.
Entre unos caminos, los primeros, los que simple-
mente dejaron una marca sobre la superficie terrestre
susceptible de perderse en la primavera siguiente, y los
construidos media mucha historia, la suficiente como
para ordenar territorialmente el paisaje administra-
tivo. Los caminos de ahora ya no buscan los medios de
circulación más fácil, sino que tratan de prestar servi-
cio al mayor número de lugares: administrativos, de
control fiscal, de control militar, de recursos naturales.
Las desviaciones de los pasos naturales son conside-
rables y no siempre lo hacen por donde sería lógico
desde el punto de vista de ahorro de energía o de su-

15
perficie de costes, sino por donde la racionalidad de la lidad de un abastecimiento uniforme de materiales
ordenación del territorio obligaba. para crear la superficie de rodadura determina su
A esta clase corresponde la red de caminos roma- morfología, lo mismo que la topografía a través de la
nos, creada sin duda sobre las líneas de circulación an- que circula o la geología. No obstante hubo tramos en
teriores, pero con la adición de otras nuevas que con- los que no existió una calzada propiamente dicha1. Al
tribuyen a contrastar lo expresado antes. La caminería mismo tiempo algunos de los trayectos considerados
histórica constituye un ejemplo de ordenación territo- como romanos acaso se deban a cualquiera de las re-
rial de la Península, de tal manera que la herencia de- facciones realizadas desde tiempos medievales hasta
jada sobre el paisaje es compartida por la red de ca- el siglo XVIII, tal como se deriva del conocimiento de
minos y carreteras actuales. Muchas de las más la documentación de esos siglos.
recientes cabalgan sobre aquellos, o circulan en para- El uso mantenido de los antiguos caminos roma-
lelo, constituyendo una buena idea de la racionalidad nos a lo largo de la Edad Media, con las consiguien-
de los trazados. Para ello fue preciso crear trincheras en tes modificaciones de trazado, permitió a los hombres
las que encajar los caminos y facilitar los pasos. Otras, del Renacimiento recuperar el conocimiento de aqué-
circular no lejos de las fuentes de abastecimiento de llos y la localización de las mansiones asociadas a los
materiales para construirlas. E igualmente fue preciso caminos que puede asociarse a uno de los primeros
vadear todos aquéllos ríos que se cruzaban en su tra- síntomas de la recepción de la cultura clásica. Es por
zado. Acaso los vados no se encuentren situados en los aquellos años cuando aparece el nombre de camino
lugares más idóneos, pero sí en el que prestaban me- de la Plata para denominar a esta antigua vía ro-
jor servicio a las comunicaciones. No se trata, como se mana. Con él será conocido a pesar de que también se
ha demostrado, de incapacidad en largos tendidos de aplique a otros caminos situados por otras zonas pe-
arcos para sostener el camino, sino de ofrecer mayores ninsulares. Éste, sin embargo se ha mantenido sobre
facilidades a la circulación. los demás, incluso ha servido como elemento de re-
En todos los casos, los caminos, sea cual fuere la ferencia a otros caminos precolombinos de la zona in-
huella dejada, ofrecen la constancia de la constante caica, como señala Cieza de León:
humanización del paisaje, pero en los últimos se trata
de un paisaje construido donde no está exenta la ide- Podrase comparar este camino a la calzada que los roma-
ología del poder, que se manifiesta en los romanos en nos hicieron, que en España llamamos camino de la Plata.
los hitos pautados que ofrece la señalización del
mismo, la indicación de las distancias y la omnipre- El nombre, como se ha estudiado recientemente,
sencia del emperador de turno bajo cuyo mandato se no corresponde a plata en sentido estricto, pero esa
ejecutó o reparó. versión latinizada fue la que se extendió incluso más
De todas las vías descritas en el llamado Itinera- allá de nuestras fronteras, como ocurre en el texto
rio de Antonino, un conjunto de ellas sirvió para de Anville2:
crear un eje vertical que unió diversos puntos del oc-
cidente de la Península Ibérica. Una parte del mismo, Une grand voie, qui d’Emerita Augusta, ou de Mérida, ten-
entre Augusta Emerita y Asturica, fue conocido tradi- doit à Salmantica, ou Salamanque, & que la beauté de son
cionalmente como Vía de la Plata. pavé a fait appeler Via argentea, ou Camino de plata, sur
El análisis de la obra en sí misma ofrece notables laquelle des colonnes milliaires encoré debout portent le
diferencias morfológicas en sus tramos. La imposibi- nom d’Adrien…

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS


16
También es entonces cuando surge el interés por itinerarios. De hecho, el eje
realizar mediciones para fijar el valor de la milla ro- de la caminería de esa
mana y su adecuación a la legua española3. época y las siguientes si-
El interés por el estudio de la vía, de su trazado y gue siendo el mismo que
de las obras de fábrica no cesó en los siglos siguien- el romano, con ligeras va-
tes, tanto desde el punto de vista histórico, como de riaciones para conectar
la antigua geografía de la Península4. nuevas poblaciones. Los
En el siglo XVIII la Ilustración ofrece medidas con- itinerarios de Villuga y
servacionistas al margen de la misma utilidad práctica Meneses 7 muestran esa
de camino. Se trata de mantener intacto el patrimonio constante, aunque con
viario, como sugiere el padre Martín Sarmiento5: nuevas rutas que surcan
Portada del Iter ab Emerita Asturicam,
el territorio peninsular. El de J. M. Roldán Hervás.
En el caso de se tropieze con algún oculto pedazo de mantenimiento del tra-
los caminos Romanos, pide este sitio particular aten- zado se sigue manifestando a través de los sucesivos li-
ción. Notárase si la dirección de ese pedazo es de bros itinerarios de la Península en los siglos siguientes
Oriente a Poniente, o de Norte a Sur, o si sigue algún como un camino necesario para conectar Castilla-León
rumbo intermedio. Si junto a ese pedazo se hallare con Andalucía a través de Extremadura8.
algún monumento escrito, téngase especial cuidado La creación de nuevos sistemas de comunicación
con él, y que los trabajadores no le echen a perder. Y de los siglos XIX y XX no hizo sino potenciar aún más
apúntese en un papel la individual noticia. Si no se el trazado primitivo fijado desde época romana. Por
hallare sino únicamente el pedazo de calzada, aun eso esos caminos circularon además, infinidad de viajeros
tendrá utilidad visible para aclarar algo la geografía. Si españoles y extranjeros que en ocasiones compartie-
el sitio del pedazo o allí cerca se pone alguna señal ron sus impresiones en la abundante literatura de
interina, y con la nota de la dirección del pedazo dicho, viajes, en especial en los siglos XVIII y XIX. Siempre
ya se sabe algo que se ignoraba, y que jamás se podría que lo hacen por el camino de la Plata, existe una
saber ya por los libros. mención a su notable antigüedad y a los restos que
aún quedan en sus orillas.
En los primeros años del siglo XIX las antigüedades El interés por el estudio de los caminos romanos se
comenzarán a tener un tratamiento diferencial, ya que mantuvo durante todos los siglos siguientes. A partir
son considerados elementos sujetos a la conservación, de 1971 la publicación de la tesis de Roldán Hervás9
que habrá surgido de ese afán que fue fomentado supuso la apertura de nuevas posibilidades analíticas
desde la Real Academia de la Historia. Así la Real Cé- de las vías romanas peninsulares en otras áreas y un
dula de 1803 sobre la conservación de antigüedades se- renovado interés por las comunicaciones en áreas que
ñala qué deben entenderse por tales, entre los que se corresponden con las entidades administrativas
aparecen los caminos junto a todas las demás6. bien sean provinciales o por comunidades autóno-
El uso del camino desde la Antigüedad y la Edad mas, al tiempo que congresos y reuniones de carácter
Media, el nuevo sistema de ordenación territorial sur- arqueológico o histórico han tenido como elemento
gido entonces con nuevas fundaciones urbanas o des- central de discusión y debate las comunicaciones ro-
aparición de otras y la pérdida de algunos de los puen- manas, proponiendo trazados alternativos a los con-
tes de la primitiva calzada, obligó a remodelar los siderados clásicos o nuevas alternativas a la posición

LA VÍA DE LA PLATA 17
Restos del puente de Alconétar.

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS


18
Escudo con peregrino y veneras en la puerta de la parroquia de Santiago, Cáceres.

LA VÍA DE LA PLATA 19
tradicional de las mansiones en función de los avan- tre las montañas leonesas y los pastizales de invierno
ces de las nuevas técnicas arqueológicas aplicadas a de las dehesas de Extremadura.
este fin10. Un poco antes se había iniciado la publica- Como es lógico, la vigencia de un antiguo camino
ción de un boletín dedicado al estudio de la camine- ha tenido, como todos, múltiples funciones. Inicial-
ría histórica peninsular editado de un modo peculiar mente fue vehículo de acceso de la conquista romana
–acaso representando los modos de difusión escritos a ciertas zonas de la Península y del subsiguiente
de la época en la que se publicaba, a ciclostil, que control del territorio. Pero a lo largo de la historia pos-
llevó a cabo G. Arias Bonet y que aún se mantiene por terior también circularon tropas en uno u otro sentido.
otros medios editoriales, denominada El Miliario Ex- Como todos los caminos, sirvió para que circularan
travagante. Esa publicación sirvió para una puesta en todo tipo de productos comerciales. Productos de lujo,
común de todos los interesados en este tipo de traba- procedentes de un tráfico de larga distancia, de fuera
jos de geografía histórica11. de los territorios peninsulares. Pero también de pro-
Otro tanto puede indicarse respecto a las obras de ductos agrarios cultivados en las áreas inmediatas al
fábrica asociadas a la vía propiamente dicha, como mismo camino, o de cerámicas fabricadas no dema-
son los puentes y los miliarios. De los primeros exis- siado lejos.
ten magníficas monografías y trabajos de conjunto, A través de ella se extendieron conceptos como el
entre los que cabe citarse el de Durán12. Sobre los mi- urbanismo romano, y no son pocas las ciudades unidas
liarios de la vía de la Plata es obligada la cita de la te- por ella que poseen en común todos los elementos for-
sis doctoral de C. Puerta de 199513. males que configuran ese concepto tan complicado que
Intentar incluir aquí toda la bibliografía generada ex- es el vivir en el entramado complejo que es la ciudad.
cedería con mucho los límites y fines de este catálogo. Y junto a las ciudades, porque no sería posible, los
En conclusión puede decirse que la geografía de campos dispuestos a abastecerlas de todo lo necesarios
las comunicaciones romanas peninsulares es una geo- para el avituallamiento cotidiano. A la recíproca, los
grafía en permanente construcción. campos, las villae romanas, constituyen el reflejo de los
El interés que representa en la actualidad un tipo de comportamientos urbanos: urbs in rure.
turismo que trata de combinar el conocimiento del También circularon ideas. La difusión de las religio-
patrimonio natural con el cultural ha servido para que nes romana, cristiana, musulmana se produjo a través
la caminería histórica cobre una nueva dimensión: la de ella. La arqueología ha permitido conectar todos
compatibilidad del uso de los viejos caminos con el dis- aquellos elementos materiales que corresponden a un
frute de ambos elementos patrimoniales. En el caso de mismo horizonte cronológico y cultural y a una relativa
la vía de la Plata se ha comenzado a usar como en- uniformidad en el reparto y distribución de ellos.
tronque con el camino medieval que se dirigía a San- Al eje principal, el central, el denominado de la
tiago de Compostela, por lo que se le ha considerado Plata, entre Mérida y Astorga, se le añaden otras vías
«como camino de Santiago». romanas a través de las cuales se podía mantener co-
A través de la exposición La Vía de la Plata. Una cal- municada todo el occidente peninsular por el interior
zada y mil caminos, se trata de representar el tiempo, y su comunicación con el noroeste. No en vano am-
la historia, desde el primer milenio antes de Cristo, bas ciudades romanas constituyeron nudos de las
hasta la actualidad, ofreciendo especial atención a la comunicaciones en ese momento puesto que a ambas
época romana, pero sin olvidar que en los momentos llegaban o partían un buen número de las menciona-
posteriores se convirtió en un elemento de unión en- das en el Itinerario de Antonino.

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS


20
NOTAS

1
I. MORENO, Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva, Madrid, 2004.
2
M. D’ANVILLE, Traité des Mesures Itinéraires anciennes et modernes, par… de l’Academie royale des Inscriptions & Belles-Lettres, & de celles des Sciences
de Pétesbourg, Secretaires de S. A. S. M. le Duc d’Orleans, Á Paris de l’Imprimerie Royale, 1769. Royale des Inscriptions & Belles-Lettres, & de celles des
Sciences de Pétesbourg, Secretaires de S. A. S. M. le Duc d’Orleans, Á Paris de l’Imprimerie Royale, 1769.
3
Aelii Antonii Nebrissenssis Grammatici atque Regii Historiographi Repetitio sexta de Mensuribus quam recitauit in Salamanticensi gymnasio. III idus Iunias.
Anno MDX, Introducción, traducción y notas de Jenaro Costas Rodríguez, Salamanca, 1981, p. 4; G. de, SEPÚLVEDA, Joannis Genesii Sepulveda Cor-
dubensis opera cum edita, tum enedita, Madrid, 1780, t. III, libro II, pp. 158-161.
4
L. J. VELÁZQUEZ, Observaciones del viaje de Extremadura y Andaluzia del Señor Velazquez con varios Cathalogos de Bibliothecas en que se hallan Libros
pertenecientes a la Historia de España. I. Provincia de Extremadura de Leon parte del reino de Leon, RAH 9-418-1.
5
M. SARMIENTO, «Apuntamientos para un Discurso sobre la necesidad que hay en España de unos buenos Caminos y del modo de dirigirlos,
demarcarlos, construirlos, comunicarlos, medirlos, adornarlos, abastecerlos y conservarlos, por el M. R. P. Mtro Fr… Benedictino en su Monasterio
de Madrid», Semanario Erudito que comprehende varias obras inéditas, críticas, morales, instructivas, políticas, históricas, satíricas, y jocosas de nuestros mejo-
res autores antiguos, y modernos. Dalas a luz Don Antonio Valladares de Sotomayor, t. XX. Madrid, 1789, pp. 11-225, especialmente las pp. 35-37.
6
Real Cédula de S. M. y señores del Consejo, por la qual de aprueba y manda observar la Instrucción formada por la Real Academia de la Historia
sobre el modo de recoger y conservar los monumentos antiguos descubiertos o que se descubran en el Reyno. Año 1803, cfr. J. MAIER ALLENDE,
«II Centenario de la Real Cédula de 1803: la Real Academia de la Historia y el inicio de la legislación sobre el patrimonio arqueológico y monu-
mental en España», Boletín de la Real Academia de la Historia, 200, 3, 2003, pp. 437-473.
7
Repertorio de todos los caminos de España hasta agora nunca visto en el qual allaran qualquier viaje que quiera andar muy provechoso para todos los caminan-
tes. Compuesto por PERO JUAN VILLUGA valenciano. Año de MDXLVI. Con privilegio Imperial; Repertorio de Caminos ordenado por ALONSO DE
MENESES Correo. Añadido el camino de Madrid a Roma. Con un Memorial de muchas cosas sucedidas en España. Y con el Repertorio de cuentas, conforme a
la nueva prematica. Impresso con licencia en Alcalá de Henares. Fuera de la puerta de los Martyres. Año 1576.
8
J. I. URIOL SALCEDO, «Guía de caminos de Pedro Portón», Revista de Obras Públicas, 3430, 2003, p. 59-62; J. MATHIAS ESCRIBANO, Itinerario
español o Guia de Caminos para ir desde Madrid a todas las Ciudades, y Villas mas principales de España; y para ir de unas Ciudades a otras; y a algunas Cor-
tes de Europa. Añadido y corregido en esta tercera Impresión, por… Se hallará en su Librería, frente de la Aduana, Calle de Athocha. Con privilegio, y las licen-
cias necesarias. En Madrid: en la Imprenta de Miguel Escribano, Calle Angosta de San Bernardo, Año de 1767; A. DE LABORDE, Itinéraire descriptif de
lÉspagne, et tableau élémentaire des diferentes branches de l’administration et de l’índustrie de ce Royaume, par… t. I., París (2.ª), 1809, p. 358-359; S. LÓPEZ,
Nueva guía de caminos para ir desde Madrid a todas las ciudades y villas más principales de España y Portugal por… 2.ª ed., nuevamente corr. y añadida,
Madrid 1812; F. P. MELLADO, Guía del viagero en España. Comprende una noticia geográfica, estadística e histórica del reino; descripción de Madrid y de las
principales poblaciones de España; noticia de los caminos generales y transversales que conducen de un punto a otro, expresando la distancia de la corte a las
capitales y pueblos importantes y de éstos entre sí, con un cuadro estadístico de las provincias, partidos en que se dividen, número de pueblos, de vecinos y de
almas de que constan, y un apéndice que reúne todas las noticias relativas a comunicación, transporte, diligencias, mensagerías, carros, galeras, correos, aguas
minerales, ferias, etc., por don… 2.ª edición, Madrid, en el Gabinete Literario, calle del Príncipe, n.º 25, 1843. Sobre las comunicaciones en España, cfr.
S. MADRAZO, El sistema de transportes en España, 1750-1850, Madrid, 1984; J. I. URIOL SALCEDO, Historia de los caminos en España, Madrid, 1990.
9
J. M. ROLDÁN HERVÁS, Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971.
10
J. A. ABÁSOLO ÁLVAREZ, «El conocimiento de las vías romanas. Un problema arqueológico», La red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990,
pp. 7 y ss.; ibídem, «El estudio de las vías romanas en Hispania», La ciudad en el mundo romano, Actas del XIV Congreso Internacional de Arqueología
Clásica, 1, Tarragona, 1994, pp. 57 y ss.; A. MAGALLON, ed., Simposio sobre la red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990; J. G., GORGES, E.
CERRILLO y T. NOGALES, eds., V Mesa Redonda Internacional sobre Lusitania Romana: Las comunicaciones, Mérida, 2004; VV. AA., Nuevos elementos
de Ingeniería romana, III Congreso de Obras Públicas Romanas, Astorga, León, 2006.
11
El Miliario Extravagante, 1963-2004; G. ARIAS BONET, Repertorio de Caminos de la Hispania Romana, 2.ª edición, 2004.
12
M. DURÁN FUENTES, La construcción de puentes romanos en Hispania, 2.ª edición, Xunta de Galicia, Santiago, 2005.
13
C. PUERTA TORRES, Los miliarios de la Vía de la Plata (tesis doctoral inédita), Madrid, 1995.

LA VÍA DE LA PLATA 21
La vía
de
la Plata
I
PAISAJES Entre la zona templada del norte y la zona subtro-
pical, hay una franja que, convencionalmente, hacemos
corresponder con «lo mediterráneo». En la estructura

PARA funcional de la atmósfera coincide, en superficie, con el


espacio meridional al frente polar y, por tanto, con la al-

UN CAMINO ternancia de corrientes submeridianas, tanto del norte


frío como del cálido sur. Es ahí donde se encuentra la
llave del equilibrio planetario, del intercambio energé-
tico entre lo glacial y lo tórrido. Es el espacio de la di-
versidad meteorológica, de la imprevisibilidad, de la
irregularidad, de la excepcionalidad.
El mar sigue el dictado atmosférico y forma cir-
cuitos constreñidos a las topografías litorales. En el
Atlántico próximo, el Gulf-stream genera hacia el su-
roeste la corriente fría de Canarias, que incorpora su
fluido a la ecuatorial del norte, movilizada por los ali-
sios. Es el circuito de latitud seguido por las carabe-
las castellanas y que, seguramente, habían desvelado
los exploradores anónimos al servicio de Sagres.
GONZALO BARRIENTOS ALFAGEME Entre los paralelos 30 y 45 se producen intercam-
UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA
bios submeridianos de viento y de agua, de frío y de
calor. Son hervideros de actividad biológica propi-
ciados por el encuentro de individuos distintos, por
la abundancia de oxígeno inherente a la movilidad y
por el alto contenido en materia orgánica arrastrada.
Son los bancos de Terranova, de Gran Sol, de Ma-
rruecos y Mauritania, del Caribe.
Este enriquecimiento ¿sucumbe, tal vez, sobre el
continente? La rigidez de la litosfera ¿la abstrae de los
mecanismos planetarios? De ningún modo. La at-
mósfera gobierna el clima y la biogeografía posee una
intensa dependencia climática. En realidad, sus ex-
cepciones vienen apenas matizadas por la topografía
y la continentalidad. Los efectos planetarios sobre la
litosfera establecen unas coordenadas geográficas que
nos permiten admirar la precisión de quien denomi-
nara a este mundo como «mediterráneo».
Este Mare Nostrum es el vehículo de las culturas
que lo circundan. Pronto se convierte en el centro, en
el «medio» de las tierras, de los continentes, de los

25
hombres, de las civilizaciones. El mar Mediterráneo vez, de caminos sin caminantes? El paisaje geográfico
es un recipiente de características extraordinaria- es ese sistema que inserta al hombre en la naturaleza
mente excepcionales. Una masa de agua de grandes con la que se ineterpenetra.
dimensiones pero de muy escaso desarrollo latitudi-
nal. Un fondo de saco con un reducido cuello de bo- El mar, vehículo de relaciones

tella que administra con usura sus relaciones de in- A lo largo del cuaternario el mundo mediterráneo
tercambio con el Atlántico. Gibraltar es una válvula se convierte en el mejor centro cultural, tecnológico y
estrecha y poco profunda a través de la que penetran económico conocido. Desde el Indo hasta las Colum-
las aguas del océano y del mar en un violento circuito nas de Hércules se desarrolla la agricultura, la gana-
de mezcla. El macizo continente africano, en su de- dería y se consolida el sedentarismo con el nacimiento
gradación subtropical sahariana, genera frecuentes de la ciudad a lo largo de los últimos doce milenios.
células ciclónicas que se manifiestan en los habitua- Estos procesos complejos se ven favorecidos por un
les «levantes» fuertes del Estrecho. conjunto de factores naturales propicios a la comuni-
El recipiente Mediterráneo es un mecanismo cación o permeabilidad de los territorios afectados.
complejo de rodillos ciclo y anticiclogenéticos, in- Entre estos factores destaca la presencia de caminos
sertos en los dos grandes circuitos generales que lo que invitan y facilitan su utilización por las socieda-
dividen en dos mitades, a oriente y occidente. Ya des instaladas en sus ámbitos. El mar es, sin duda, el
Ulises supo de la violencia del encuentro de ambos, más importante. La propia denominación que ha cul-
cerca del cabo de las Sirtes, reclamado por las sirenas. minado hasta nosotros hace referencia a las tierras
Vientos y corrientes que serán vehículo de tribus y de que comunica. Un mar extenso en longitud, heredero
pueblos desplazados por ambas riveras. Incluso la del viejo Thetys, sometido a una elevada insolación y,
geología parece conectar cósmicamente con la diná- por tanto, un almacenamiento de agua caliente apenas
mica de los fluidos al rematar su convulsión alpina comunicado con el Atlántico por el umbral de Gi-
en bucles que articulan y facetan el mundo medite- braltar que regula el intercambio de aguas. Ese inter-
rráneo desde los Cárpatos al Jura, las penínsulas me- cambio y la temperatura del agua generan una circu-
ridionales, balcánica, itálica e ibérica, sin olvidar los lación ciclogenética pegada a sus orillas que constituye
arcos magrebíes del Rif y del Atlas. un elemento fundamental para la navegación de ca-
Éste es el cierre periclinal del occidente, el «finis- botaje, hacia occidente en su ribera septentrional y ha-
terre» que conduce al mare tenebrossum. Cerrado el cia oriente la meridional, a la vez que facilita su tra-
Thetys, el hundimiento del mar de Alborán deja las vesía en los estrechos de Gibraltar y de Túnez.
costas euroafricanas a menos de catorce kilómetros. La mitología, la historia, la literatura y la arqueo-
Una distancia que se domina con la mirada y que logía son prolijas en informaciones sobre la intensa hu-
atrae a quienes se contemplan desde uno y otro lado, manización favorecida por el mar. Así disponemos de
generalmente bien relacionados, si no pertenecientes datos sobre los cambios climáticos que movilizan a los
a idénticas estructuras políticas. pueblos a través de los relatos védicos, el Gilgamesh
El paso de Gibraltar hacia el norte es una invitación o el Génesis. Los peripla protagonizados por egipcios,
al camino. En busca del estaño, en busca del cobre, en fenicios, griegos, cartagineses y romanos ponen de
busca de grano, en busca de pastizales, en busca de manifiesto el prístino interés de la exploración y los in-
caza, en busca de supervivencia, en fin. ¿Cuál es el es- tercambios. Las rutas de Ofir a Tarsis las encontramos
cenario natural de esa invitación? ¿Puede hablarse, tal detalladas en el Libro de los Reyes: la flota de Hiram

GONZALO BARRIENTOS ALFAGEME


26
iba una vez cada tres años en busca de oro, plata, bio, Varrón o Estrabón. Pero la expresión de Píndaro
marfil, monos y pavos. En esa línea se enmarcan las «Más allá de Gades todo es desconocido» se convertirá
descripciones de los mercaderes-exploradores anti- en un axioma para la cultura grecorromana práctica-
guos cuyos textos se inscriben en la denominación ge- mente hasta finales de la Edad Media.
neral de «periégesis». Hecateo de Mileto (hacia el
500 a.C.), Helanico de Mitilene (siglo V a.C.), Hannón, Las llanuras litorales, heraldos

Himilcón, Necao, Eutímenes, Piteas o Nearco realizan de atractivo agrario y mineral

exploraciones diversas con descripciones de los lito- Llegar a las columnas de Hércules y establecer
rales y condiciones de navegación. Una navegación contacto con tartesos y túrdulos implica el descubri-
casi exclusivamente de cabotaje, cuya expresión lite- miento de una cultura refinada y ancestralmente
raria más lograda es el Ora marítima, de Marcus Fes- orientalizante. Las feraces campiñas litorales presa-
tus Avieno, a pesar del juicio demoledor que hace de gian un interior atractivo. Pero el comercio agrario se
ella Menéndez y Pelayo. complementa con notables aportaciones minerales y
con un mundo de relaciones más allá del finisterre ga-
Un hito en los circuitos mediterráneos: ditano: mundos atlántico y africano.
las columnas de Hércules La técnica de factorías litorales seguida por feni-
En ese ámbito la presencia de Tarsis o Tartessos no cios, griegos y cartagineses se apoyan en un traspaís
es la menos importante. Se trata del cierre natural de las accesible por vías fluviales como el Betis o el Anas. Es
vías marítimas donde confluyen, probablemente, los la imagen de la Turdetania transmitida por Estrabón
recursos del transpaís peninsular junto a los proce- a partir de Posidonio: una fertilidad extraordinaria
dentes del Magreb y del occidente africano. Un empo- multiplicada por intensas relaciones comerciales apo-
rio nebuloso de riqueza que no pasa desapercibido al yadas en una flota numerosa. Entre los atractivos
extremo oriental del Mediterráneo y, por tanto, un ob- destacan el trigo, el vino y el aceite, pero se comple-
jetivo comercial de primera magnitud. El progreso de mentan con la sal, la cera, la miel, la cochinilla o la
la arqueología no hace sino corroborar la hipótesis de pez. Al mismo tiempo existe una tradición pesquera
una destacada intensidad de intercambios a lo ancho cuya base comercial son las salazones atuneras con la
de este mar interior. Es el extremo del mundo, la puerta técnica de la almadraba. Las reminiscencias romanas
del mar ignoto, donde abunda el oro y la plata. Pero en Chipiona o Baelo Claudia dan buena fe del interés
también la puerta del camino de las Casitérides. La evo- por el «garum» en la gastronomía romana.
lución tecnológica hace del estaño un producto estra- Al interés por la feracidad agropecuaria se le unen
tégico, imprescindible en la elaboración del bronce. los atractivos mineros. De nuevo Estrabón afirma
Y esa referencia está perfectamente delimitada por que no existen oro, plata, cobre y hierro de mejor ca-
el lugar donde las corrientes marinas y los vientos ha- lidad. No cabe duda de que el interés por los metales
cen temeraria la frágil navegación perimediterránea. constituye uno de los factores culturales más desta-
Un lugar cerrado por los promontorios inconfundibles cados en la Antigüedad, tanto desde la perspectiva
de Calpe y Abila (Gibraltar y Ceuta). Los más audaces suntuaria como estratégica. No menciona Estrabón el
exploradores como los marselleses del siglo VI, o Piteas estaño, probablemente porque su relato está muy ale-
(330) y Eratóstenes (230) se aventuran en la circumna- jado del esplendor del bronce, pero no cabe duda de
vegación de la Península, destacando la desemboca- que nos encontramos en un ambiente metalogénico
dura del Anas. Algo ya reconocido en Ptolomeo, Poli- diversificado, rico y apetecible.

PAISAJES PARA UN CAMINO 27


El extremo occidental del mundo, pues, aparece Los metales de Sierra Morena

desde la más remota historia como un lugar estraté- ¿De dónde llegan los cargamentos de metales que
gicamente atractivo, tanto por su significado político- derrocha con tanta generosidad Argantonio? Es pre-
estratégico, como económico. Es un destino frecuente ciso penetrar en el interior del territorio y descubrir las
para las culturas orientales y sus flotas, pero al mismo fuentes de esos ríos teñidos. Cortar la tierra prometida
tiempo constituye el mejor puente entre los continen- por los estuarios del Guadalquivir y del Guadiana para
tes europeo y africano. La penetración en el territorio descubrir el primer umbral, tal vez una de las regiones
peninsular es sólo cuestión de tiempo en función de metalíferas más ricas del planeta por su diversidad.
los intereses militares, económicos y de la capacidad Carbón de Bélmez, pez de Puertollano, azogue de Al-
demográfica o la presión política. madén, plata de Guadalcanal, hierro del Andévalo, oro,
El primer paisaje, superados los hitos litorales, cobre, hierro, plomo y plata de Riotinto y Tarsis.
son las pequeñas y feraces campiñas apoyadas en La Sierra Morena es tan sólo la espina dorsal de
ellos: Campo de Gibraltar, campiñas de Vejer y Bar- Turdetania. Una espina dorsal fromada de vértebras
bate, de Conil y Chiclana, tierras del Condado. E in- unidas por valles recónditos de largas primaveras. Es
mediatamente, las grandes llanuras del Guadalquivir un primer destino, pero en su entraña reside un «plus
y del Guadiana, donde las excelencias agrícolas al- ultra», un traspaís que puede reproducir la feracidad
canzan sus máximos exponentes. Las grandes vías de de las campiñas béticas. Los caminos están marcados
agua serán los ejes de penetración hacia el interior, es- por los ríos. El Guadiana penetra ortogonalmente
pecialmente cuando son heraldos de riquezas mine- marcando en Alqueva los caminos de las planicies de
ras complementarias, como sucede en el Tinto y en el las Vegas. El Tinto y el Odiel se clavan en las minas
propio Guadalquivir por el Almonte. del Andévalo. El Guadalquivir trepa por el Víar y el
Es un paisaje adornado por un clima benigno, de Bembézar hasta la penillanura de la Campiña, tierra
veranos cálidos suavizados por el mar, de inviernos de Barros y la Serena.
templados y lluviosos, de primaveras y otoños agra- A lo largo de los siglos las venas de Guadalcanal y
dables. Una climatología que sólo adquiere rigores de Riotinto han sido explotadas por todas las culturas.
hacia el interior. La memoria de Columela o de Pom- En el siglo de la revolución industrial el imperio bri-
ponio Mela está cargada de sus reminiscencias gadi- tánico requiere materias primas de todo el orbe y,
tanas y algecireñas. El paisaje de este fin del mundo desde el otro finisterre se interesa por las viejas rique-
es amable e invita a la instalación humana y a la pe- zas mediterráneas: el valor estratégico de las columnas
netración en un territorio prometedor. Este es el ori- de Hércules y el Mediterráneo occidental, con Me-
gen de todos los caminos que se construyen en el me- norca y Gibraltar; los tesoros metálicos de la columna
dio oeste peninsular. Un camino abierto por la vertebral de la Turdetania. En veinte años llegan a ex-
naturaleza: los cambios estacionales, la alternancia de traerse más de dos millones y medio de toneladas de
pastizales para los herbívoros, las rutas de migra- cobre en una de las explotaciones a cielo abierto más
ción para las aves. espectaculares de los caminos hacia el norte.
Porque las campiñas turdetanas se cierran con Se abre el mundo del bosque mediterráneo sem-
montañas de muy diverso rango: desde los riscos brado de cerros y collados, de quebradas, simas y va-
alpinos sudbéticos de la Sierra de las Nieves (en lles. Del Ardila a los Pedroches reaparecen las feraces
Grazalema), hasta los cíngulos modestos de la vegas, aunque de dimensiones reducidas. A la base de
Sierra Morena. encina y alcornoque se le añade en las cumbres el roble

GONZALO BARRIENTOS ALFAGEME


28
y el castaño, con un sotobosque de madroños, cistáceas, mede. Una crestería de relieves silúricos residuales y
lentiscos y adelfas: un paisaje de inviernos verdes y flo- de bloques alpinos desnivelados diseña un rosario de
ridos, de nutritivos pastos, donde se adivina la que- pasos a los caminos que se abren desde el sur. Puerto
rencia de los rumiantes acomodados a la alternancia es- de Santa Cruz, Las Herrerías, el Zángano y San Vi-
tacional, preludio de Alcudia y la Serena. cente son los caminos de las ovejas, de las rutas, de los
megalitos que se instalan en sendas penillanuras. Los
Penillanuras y vegas mesopotámicas alcores de Trujillo y Cáceres dominan el intervalo en-
Alomados glacis esteparios llevan las cumbres me- tre las sierras y el Tajo, esa frontera, muralla invertida
talíferas a las grandes llanadas bajoextremeñas, donde que forma los Riveros, tan infranqueables como las
reina la vid y el olivo junto a la encina y el alcornoque: más altas de las sierras. Puentes de Alcántara, Alco-
la Tierra de Barros, la Serena y las Vegas del Guadiana nétar, Monfragüe y Almaraz conectan el racimo de ca-
que cierran la Turdetania. El río es el primer límite, la minos que se concentran en el que procede de Mé-
frontera septentrional, de caudal irregular, a veces vio- rida. Frontera norte sur, pero también espaldas de
lento, a veces con fuertes estiajes. Los caminos conflu- Castilla y Portugal.
yen en el vado central, donde se concentran las grandes
manadas y los rebaños para sus trasiegos estacionales. Las nuevas quimeras del oro:

Allí los depósitos terciarios se ven interrumpidos por del Sistema Central al macizo galaico-duriense

un marcado umbral batolítico que rompe el curso. Más allá del Guadiana hay una violenta transfor-
Los caminos del finisterre confluyen en Mérida desde mación del paisaje. Los glacis y las rañas trepan ha-
el Estrecho hasta el Guadiana. Un camino flanqueado cia las sierras centrales extremeñas y abren el camino
por relieves agrestes que atalayan cualquier movimiento del Tajo. La fertilidad agraria ha perdido toda inten-
que se produzca en las penillanuras. Desde Regina, las sidad para dar paso a una actividad predominante-
sierras de Hornachos, Alconera, Alange y San Serván vi- mente ganadera, propia de lusitanos y vetones. Pero
gilan el primitivo camino circunmediterráneo, jalonado se mantienen las expectativas metalíferas a través de
por Ilippa, Hornachuelos, Cancho Roano y tantos vesti- los placeres auríferos del Tajo y los yacimientos de
gios de un interés por el territorio tan antiguo como la plata, plomo, estaño o hierro.
humanidad que lo transita. El camino queda perfectamente enmarcado en una
Los atractivos no alcanzan las expectativas de la correspondencia de vados y collados, de pasos obli-
Bética, pero el zócalo paleozoico sigue ofreciendo ya- gados y de ciudades que los defienden, protegen o ex-
cimientos minerales y excelentes perspectivas agrí- plotan. Son los contrafuertes urbanos que controlan
colas y ganaderas. Es el mundo lusitano de los caba- los pasos del Sistema Central: Ciudad Rodrigo y Co-
llos engendrados por el zéfiro, del vino y del aceite, ria, Salamanca-Béjar y Plasencia, Avila y Arenas de
de los rebaños de cerdos y de ovejas, de la caza. Y por San Pedro-Oropesa. El camino circummediterráneo no
doquier la presencia del hierro y el plomo, el cobre y puede ser una excepción, de manera que la ruta pri-
el azogue. Incluso las noticias de lejanas riquezas ba- mate ha de encontrarse jalonada de asentamientos: el
sadas en el oro y el estaño. Al otro lado una suave hombre ratifica así su adaptación a la naturaleza. El
pendiente de alomados glacis suben hasta la diviso- valor del camino más corto destaca sobre los flancos.
ria con el Tajo. Son la fase más continua de las sierras Pasos excavados por los ríos y las fracturas tectónicas.
centrales extremeñas: Guadalupe, las Villuercas, El Alagón, como antes hicieran el Víar y el Bembézar,
Montánchez y San Pedro que conecta con San Ma- nace en plena meseta del Duero, cerca del Tormes

PAISAJES PARA UN CAMINO 29


medio, para precipitarse hacia el Tajo a través de un table diversidad bioclimática que, unida a los contras-
bloque hundido entre las sierras de Béjar y Gata. Otros tes litológicos, producirá desiguales paisajes geográficos.
pasos más elevados, de menos accesibilidad y más es- La diversidad se manifiesta en las fluctuaciones esta-
caso valor estratégico los encontramos en el valle del cionales y en los ecosistemas que de ellas se derivan.
Jerte, en el Puerto del Pico, hacia el este, y por occi- La submeseta del norte es el dominio de los in-
dente el Puerto Perales. Allí se esconden las Hurdes y viernos largos y los breves veranos, ambos rigurosos.
las Batuecas, cuna de leyendas y descuidadas de las Las lluvias escasas se localizan entre la primavera y el
rutas al desaparecer el interés por el oro. otoño, con algunas tormentas de verano y algunas ne-
Pero ¿de dónde proceden la orfebrería de Torre- vadas de invierno. Las montañas circundantes multi-
joncillo y Ceclavín, las leyendas de las tierras de Gra- plican la habitabilidad del verano, contra el anecu-
nadilla de las arenas auríferas? Tal vez más al norte. mene invernal impuesto por el frío y la nieve. Son una
En el ámbito de Astorga, ya en la ruta del Sil, se en- excelente reserva de agua para el verano de la llanura.
cuentran las Médulas, donde la tierra se desgrana Cuando observamos el flanco de ciudades que ja-
miga a miga hasta desvelar el misterio de sus entra- lonan el Duero desde Zamora a Soria (Toro, Castro-
ñas. El Pino del Oro en tierras de Aliste. Por la Sana- nuño, Tordesillas, Peñafiel, Aranda, San Esteban de
bria a La Canda y por el Bierzo a Piedrafita del Ce- Gormaz), no podemos abstraernos a la presencia de un
breiro. El oro y el estaño se concentran en este frente urbano escrupulosamente diseñado. El Duero
extremo del camino y su apertura noroccidental. El parte la submeseta en dos mitades meridianas. Es un
paisaje lunar de las Médulas cerca de las Cabreras y obstáculo de difícil travesía. Los caminos se acomodan
la oferta del estaño por Sanabria o el Bierzo hacia el a los pasos naturales y allí se instala el hombre en una
otro Finisterre. Los pastizales de verano sembrados línea estratégica de permanencia histórica. Al mismo
de carbón y de hierro de Asturias y Cantabria. El tiempo, el contacto de dos unidades litológicas sub-
mar, un mar que salva las columnas de Hércules, San meridianas separan las tierras del zócalo de las de-
Vicente y la Costa de la Muerte. presiones arcillosas. Un mundo ganadero y minero,
frente a un mundo agrícola. El campo charro, los arri-
Las despensas del Duero bes, la tierra de Aliste o el Sayago, frente a la Armuña,
El Sistema Central rompe la meseta en dos hemis- el campo de Peñaranda, las tierras del Pan y del Vino,
ferios, dejando al norte las altiplanicies del Duero, por la Tierra de Campos. Ese contacto será el camino que
encima de los ochocientos metros. Es una submeseta or- aprovecha el puerto de Baños, el vado del Tormes en
lada de montañas que la conectan o la desconectan del Salamanca, el del Duero en Zamora y que se abre a los
mundo atlántico. Aquí se encuentran las depresiones páramos leoneses y al camino de Astorga y de Galicia,
arcillosas y los afloramientos del zócalo, los vados de al mundo cántabro astur, a la vía de Europa y hacia el
los ríos y el violento encajamiento de los «arribes». oriente mediterráneo a través del Ebro.
Una ciudadela de matacanes que impiden la influencia
del mar y que introducen un indiscutible matiz de con- Finisterres del norte

tinentalidad, ideal para los cereales de invierno. (Casitérides, astures y vías euromediterráneas)

Conjunto de plataformas que introducen matices El camino permanece en la Maragatería hacia el


perceptibles en los gradientes termopluviométricos, a la Bierzo y el Cebrero, por el Canal de Castilla hacia las
vez que intervienen diferencialmente en el juego latitu- Brañas y el Cantábrico, por las parameras del Esla y el
dinal del frente polar. La primera consecuencia es la no- Orbigo hacia los puertos y las Asturias de Oviedo. En

GONZALO BARRIENTOS ALFAGEME


30
Astorga, en León y en Carrión-Frómista se encuentran toda una galería que abarca desde el paleozoico del
el Camino de Santiago, puerta y vehículo de Europa, Rañadoiro a los depósitos terciarios de las cuencas,
cerrando el bucle mediterráneo occidental. pasando por los diapiros mesozoicos y los carbonífe-
Desde una perspectiva paisajística son los territo- ros hulleros. Pero la epidermis se tapiza de ricos pas-
rios de la Iberia húmeda, del robledal y el hayedo, de tizales donde reside la ruta pasiega de los foramon-
los pastos de verano, de la dieta a base de mijo, maíz, tanos, los parques brañiegos de Saja-Besaya, de los
patata, castaña y col. En el occidente se llega a los am- Picos de Europa, de Somiedo o de los Ancares.
bientes de máxima nebulosidad, con temperaturas
suaves y abundante humedad, en un tránsito gradual El camino

desde el oriente orensano y lucense hasta las rías y La visión geográfica del occidente peninsular nos
mariñas. Fragas y carballeiras abrigan un sotobosque permite valorar el camino como un instrumento al
de brezos y tojos en suaves lomas entre ribeiros en- servicio del hombre. La configuración litológica y tec-
cajados donde se instala la escasa agricultura y hasta tónica, la convivencia del zócalo paleozoico, profun-
abrigados viñedos. La costa recortada de las rías damente tectonizado, y las cubetas sedimentarias del
forma una sucesión de puertos resguardados del vio- terciario; la complementariedad y sucesión climática
lento finisterre, que invitan a la pesca, suavizados coincidente con el escalonamiento en latitud de los
por las brisas templadas arrastradas por la corriente yacimientos minerales; la función canalizadora del Es-
del Golfo que posibilita la presencia del naranjo y la trecho sobre las relaciones climáticas, florísticas, fau-
camelia. Un paisaje confundido a veces con las Casi- nísticas y culturales entre África y Europa; el papel de
térides y, en todo caso, abierto al salto hacia Bretaña la Bética como puerta de las sucesivas civilizaciones,
y las islas británicas. Y en el centro, Santiago de Com- convirtiéndose en crisol y emblema de «lo hispano»
postela, donde Gelmírez trasladó el arzobispado de (hispano-oriental, hispano-romano, hispano-godo, his-
Mérida y el tumbo de Santiago. pano-musulmán o andalusí…). Todo un conjunto de
Los derrames de los montes cantábricos forman circunstancias asociadas sin las que cualquier inter-
una rampa ascendente por las tierras leonesas que pretación histórica o arqueológica carecería del arma-
vierten al Duero. La divisoria alcanza los dos mil zón sustentante. Un paisaje de frontera permeable que
quinientos metros para llegar a Asturias a través de reclama la comunicación y el movimiento. Un paisaje
los tajos del Deva, Cares, Sella, Carrión o Pisuerga que convertido en una de las rutas más activas y eficaces
cobijan los pasos de San Isidro, Pajares, San Glorio o desde la Antigüedad y que debe reivindicar ese papel
Piedrasluengas. Tajos que dejan al descubierto una ri- vertebrador del territorio que los tiempos actuales le
queza mineral de talco, carbón, hierro, blenda, sal y han hurtado cicateramente.

PAISAJES PARA UN CAMINO 31


LOS CAMINOS Las comunicaciones constituyen un elemento esen-
cial en la sociedad humana desde los más remotos tiem-
pos de la Historia, pues, como el sistema nervioso o el
OCCIDENTALES sanguíneo en nuestro organismo, facilitan la difusión de
ideas y las relaciones entre grupos humanos asentados

DE LA en distintas áreas geográficas, por lo que resultan esen-


ciales para el progreso humano, al hacer posibles los
contactos de todo tipo, comerciales, culturales y étnicos.
PENÍNSULA En consecuencia, el papel jugado por las vías de
comunicación ha sido fundamental en la historia hu-

IBÉRICA mana desde la Prehistoria, ya que la mayor o menor


proximidad cultural entre unas áreas y otras ha estado
siempre condicionada por la mayor o menor facilidad
ANTES DE de comunicación entre dichas áreas geográficas.
Este hecho resulta muy evidente en la Península

LA VÍA Ibérica, cuyas comunicaciones siempre han estado


determinadas por los marcados condicionamientos
geográficos que delimitan nuestros variados territo-
DE LA PLATA rios. Ya hace años que se ha observado el papel que
las rutas naturales tuvieron para los desplazamientos
MARTÍN ALMAGRO-GORBEA de los animales desde el Paleolítico y, en consecuen-
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
cia, de los hombres que los seguían para procurarse
el alimento. Por ello, se ha supuesto que las rutas na-
turales de los animales serían seguidas posterior-
mente por los pastores con sus ganados, dando lugar
a la formación de las cañadas y vías ganaderas de
trashumancia que han perdurado hasta nuestros días,
para las que cabría suponer un remoto origen paleo-
lítico. Estas vías ganaderas constituyen, como es bien
sabido, una red de comunicaciones que consolidó la
Mesta en época medieval14 y que constituye un autén-
tico patrimonio histórico, ambiental y cultural sin
parangón en toda Europa, cuyo origen probable-
mente se remonta a épocas prerromanas15.
Las vías de comunicación prehistóricas basadas en
las vías naturales, aunque mal conocidas en su con-
junto, constituyen un tema de creciente actualidad,
pues añaden a su interés al documentar los primeros
contactos humanos el que, casi siempre, son el origen
de la vías romanas, que posteriormente siguieron sus

32
estratégicos trazados, que en algunos casos todavía si- Otra gran vía, menos conocida pero igualmente de
guen vigentes hasta la actualidad. Este es el caso de la gran importancia desde la Prehistoria, ofrece una dis-
llamada «Vía de la Plata»,16 una de las vías prerroma- posición transversal, pues es la que, tras cruzar los Pi-
nas más importantes de la Península Ibérica y aquella rineos por el valle del Segre y del Ebro alcanzaba las
cuyas raíces prehistóricas resultan mejor conocidas. altas tierras meseteñas de Soria, desde donde se di-
La Península Ibérica está situada como cierre del rige por el norte del Sistema Central hacia sus pasos
Mediterráneo en el extremo occidental del mundo co- occidentales, para, una vez cruzada esta cadena mon-
nocido antes del descubrimiento de América y cons- tañosa, proseguir hasta alcanzar el suroeste de la Pe-
tituía un nudo de comunicaciones que unía el Medi- nínsula y llegar al Atlántico. Por esta vía han pene-
terráneo con el Atlántico y el final de Europa con el trado en España durante el III milenio a.C. gentes del
norte de África. Esta gran potencialidad de contactos Vaso Campaniforme procedentes de Europa Central
tan estratégicos, que siempre han tenido singular im- y más de mil años después la cultura de los Campos
portancia en la Historia, se realizaba sobre un terreno de Urnas, probablemente traída por gentes celtas a fi-
muy variado y de comunicación muchas veces difí- nes del II milenio a.C., por lo que esta vía, como la an-
ciles, a causa de montañas y ríos encajados. Basta terior, desde entonces siempre ha jugado un impor-
comparar la diferencia que existe entre cruzar la lla- tante papel en las comunicaciones hispánicas,
nura europea desde el Atlántico a Rusia con la que habiendo perdurado en la cañada ganadera que cruza
presenta atravesar la Península Ibérica en cualquier de Soria a Portugal17.
dirección para comprender la dificultad que, incluso La tercera gran vía de contactos entre las gentes de
para pequeños desplazamientos, ofrecían los contac- la Península Ibérica es la llamada Vía de la Plata. De
tos entre regiones relativamente próximas de la anti- los tres ejes esenciales citados, éste es, probablemente,
gua Hispania, nombre con el que en la Antigüedad se el de mayor personalidad, pues recorre tierras relati-
conocía a la Península Ibérica. vamente semejantes, al constituir el eje articulador de
Nuestra Península, como punto de comunicación todas las tierras occidentales, desde Andalucía por el
entre mares y tierras durante la Prehistoria, ofrecía sur, cruzando Extremadura y la Meseta Occidental,
tres vías esenciales de comunicación que la relacio- hasta alcanzar Asturias y Galicia por el norte, que-
naban con el exterior al mismo tiempo que interrela- dando también incluida en su red viaria la parte
cionaban sus diversos territorios. Una, conocida como oriental del interior de Portugal. Por estas circuns-
Via Heraclea y que después pasó a ser denominada Via tancias, la Vía de la Plata debe considerarse el cordón
Augusta, tras cruzar los Pirineos por su extremo orien- umbilical de toda la Hispania silícea u occidental, la
tal, proseguía por la costa hasta el sur de Valencia y más rica en metales y en ganado, cuyos desplaza-
desde Játiva penetraba por el corredor de Montesa mientos explican su origen y su permanencia hasta
para cruzar la Meseta por tierras albaceteñas y al- nuestros días, lo que hace que sea una de las grandes
canzar Andalucía por Cástulo, cerca de Linares, hasta vías prehistóricas de comunicación de Europa, com-
llegar –o empezar– en la ciudad de Cádiz, que era su parable a la ruta Ródano-Rin que unía el Mediterrá-
salida al mar. Sabemos que por esta vía penetró en la neo con el centro de Europa y el mar del Norte o la del
Península Ibérica el Neolítico en el V milenio a.C. y, Danubio, que constituye, junto a la propia llanura eu-
desde entonces, es la vía por excelencia que une las ropea, el gran eje en sentido este-oeste.
tierras mediterráneas ibéricas, que constituyen casi la En efecto, la que muchos siglos después se ha lla-
mitad de nuestros territorios y de sus gentes. mado Vía de la Plata ha sido el eje articulador por

LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATA 33


donde circulaban ganados y metales, como oro y es- Portugal, y también por ella pudieron llegar hasta Sa-
taño, tan preciados en Europa desde el inicio de la lamanca los ejércitos púnicos de Aníbal el 220 a.C. Po-
metalurgia, hace unos cinco mil años. Ya antes, por cos años después, los romanos convirtieron esta Vía
esta vía, se debían comunicar las poblaciones de eco- de la Plata en el eje esencial de su estrategia para con-
nomía pastoril megalíticas18, que fueron los primeros quistar las tierras del occidente de Hispania en sus du-
neolíticos en colonizar las tierras del occidente pe- ras luchas contra los lusitanos que han narrado los
ninsular, desde Huelva hasta Galicia, cuyos túmulos historiadores clásicos22 y que documenta el Bronce de
funerarios en ocasiones jalonan las cañadas ganade- Alcántara,23 excepcional testimonio de la rendición a
ras19. También por esa vía penetraría y se difundiría la Roma el año 104 a.C. de un castro lusitano situado junto
metalurgia en el III milenio a.C., como indican los po- al Tajo. Posteriormente, desde el 80 a.C., por esta vía lu-
blados calcolíticos fortificados extendidos desde An- charon Sertorio y el general romano Quinto Cecilio
dalucía occidental y Extremadura hasta la Meseta Metelo, cuyo nombre ha quedado en las poblaciones
Norte y el norte de Portugal. A partir de esas lejanas de Medellín y Cáceres. Y al pacificar Hispania por
fechas, al aumentar los contactos en los movimientos Augusto, éste, con clara visión geopolítica, fundó la
trashumantes y para procurarse metal, el hombre colonia de Augusta Emerita en el paso de esta vía por
empezó a marcar sus territorios en puntos estratégi- el Guadiana24, convirtiendo esta colonia romana en el
cos de las zonas de paso por medio de estelas20, que, centro de la provincia de Lusitania, como punto de
a lo largo de la Edad del Bronce, en el II milenio a.C., control de todas las tierras del occidente a través
adquieren formas cada vez más antropomorfas, como de la Vía de la Plata y sus ramales y conexiones.
la de Valdefuentes de Sangusín, en Salamanca, hasta Esta perspectiva de larga duración, imprescindible
generalizarse antes del 1000 a.C. las llamadas estelas para comprender el papel histórico de cualquier gran
extremeñas21, decoradas con la representación de los vía de comunicación, permite valorar la importancia
antepasados heroizados, con sus armas y otros atri- cultural de la Vía de la Plata a lo largo de su milena-
butos de los jefes guerreros que controlaban los te- ria existencia como elemento esencial del desarrollo
rritorios y las comunicaciones. del occidente de la Península Ibérica, importancia que
Sin embargo, es a partir del llamado Período ha seguido vigente a lo largo de la Historia desde sus
Orientalizante, desde el siglo VIII a.C. en adelante, remotos orígenes hasta la actualidad, pues no con-
cuando los hallazgos arqueológicos permiten adver- viene olvidar que por ella también llegarían los bár-
tir cómo la Vía de la Plata se había convertido en la baros hasta Mérida y Andalucía occidental, por ella
vía de comunicación de todo el occidente de Hispania penetró la invasión islámica y llegaron las tropas de
como hinterland minero-metalúrgico de Tartessos y Almanzor hasta Santiago de Compostela y por ella
como canal de salida de sus ricos productos hacia las avanzó en sentido contrario la Reconquista, el Romá-
altas culturas del Mediterráneo oriental. Por ella lle- nico y el Gótico, siendo también uno de los ejes ver-
garon nuevas técnicas, como el uso del hierro o del tebradores del Renacimiento, que constituye otro mo-
torno de alfarero, por ella llegó la escritura y la capa- mento estelar de la Vía de la Plata, justo cuando
cidad de organizarse en poblaciones de tipo urbano. empezó a recibir ese nombre en uno de sus tramos. En
Siglos después, ésta sería la vía que, según una tra- efecto, por la Vía de la Plata viajaron grandes huma-
dición recogida por Plinio (III, 13-14), siguió el pueblo nistas, como Nebrija o el Brocense, y los artistas que
de los Celtici para llegar desde la Celtiberia hasta introdujeron el Renacimiento por las tierras occiden-
asentarse en tierras del oeste de Badajoz y del sur de tales; por ella se desplazaría Colón en 1484 para dis-

MARTÍN ALMAGRO-GORBEA
34
cutir sus planes de viajar a las Indias con los geógra- que ofrecen las vías romanas y las vías ganaderas y na-
fos de Salamanca; por esta vía llegaban las nuevas con- turales permiten datar su uso desde la Prehistoria y pre-
cepciones del mundo que dieron origen a la Escuela cisar su recorrido. Un buen ejemplo en este sentido
de Salamanca, creadora del derecho de gentes, siendo pueden ser las estelas de la Edad del Bronce o la ubi-
todavía hoy, como en la Prehistoria y a lo largo de toda cación de una población tartésica como la prerromana
la Historia de España, el cordón umbilical de todas las de Medellín, establecida para controlar el cruce del
tierras del occidente de la Península Ibérica. Guadiana de la Vía de la Plata en época orientalizante,
Es interesante tener en cuenta que el concepto setecientos años antes de la fundación de Mérida.
que tenemos de «vía» como un camino con un tra- Gracias a estos métodos podemos conocer con
zado preciso y con obras para facilitar el paso no es bastante precisión por dónde iba la vía prerromana de
válido para la Prehistoria, pues no se puede confun- la que surgió el iter ab Emerita Asturicam25 o vía ro-
dir, como a veces ocurre, las construcciones con la mana de Mérida a Astorga, uno de cuyos trazos prin-
propia vía, que es el lugar por donde transitan cosas, cipales acabaría por denominarse «Vía de la Plata» a
gentes e ideas. Esta idea es esencial para comprender partir de la Edad Moderna26.
cómo funcionarían las vías de comunicación en tiem- El origen de esta vía prehistórica debe situarse en
pos prehistóricos, cuando se usaban caminos que no Andalucía occidental, pues el Guadiana ni en época
tenían construcciones que facilitaran el paso. De estos romana ni tampoco ahora es inicio ni fin de trayecto,
camino no se conserva su huella «material», salvo las aunque Mérida se constituyera como centro de con-
carriladas o huellas de carros que han dejado su im- trol y organización de la parte central de su reco-
pronta en la roca a la entrada de algunos castros de la rrido a partir de su fundación por Augusto. En este
Edad del Hierro. Sin embargo, la existencia de una vía sentido, esta vía debió variar a lo largo del tiempo,
puede reconocerse gracias a tres series de datos que pero en época tartésica, cuando alcanza su cristaliza-
se complementan y que han permitido reconocer el ción definitiva, puede considerarse que llegaría o
itinerario prerromano de la Vía de la Plata. El primero arrancaría, según se considere, de la ciudad fenicia de
son las vías naturales, que muchas veces ofrecen ra- Gades (Cádiz), como punto de contacto con el Medi-
males paralelos que sólo se concentran en determi- terráneo, hecho que explica su vitalidad e importan-
nados puertos y vados, vías todavía empleadas por la cia cultural. Desde esta colonia fenicia, bordeando por
ganadería trashumante con su red de veredas y ca- su lado oriental el gran estuario o sinus Ligustinus que
ñadas conservadas a través de la organización econó- formaba el Betis o Guadalquivir, pasaría por Hispalis
mica pecuaria de la Mesta a partir de la Edad Media, (Sevilla) y se dirigiría a cruzar Sierra Morena por
pero que seguían las antiguas vías de comunicación Monestario, Cazalla de la Sierra o cualquier otro paso
desde fechas prehistóricas. También ayuda a localizar válido. Superada esta dificultad, una de las mayores
las vías prerromanas el que éstas han sido seguidas mu- en todo su recorrido, atravesaría la Tierra de Barros
chas veces por las romanas, que perfeccionaron con para dirigirse a alguno de los vados del Guadiana, el
obras de ingeniería caminos anteriores, circunstancia más importante de los cuales antes de la fundación de
que explica la coincidencia, en ocasiones asombrosa, Mérida era Medellín. Cruzado este río, que ha con-
de las vías romanas con los caminos de la trashu- servado su nombre prerromano Anas, atravesaría la
mancia y de ambos con los caminos naturales utiliza- penillanura cacereña y se adentraba en territorio de
dos desde época prehistórica. Finalmente, los yaci- los Vettones para llegar al Tajo, que había que cruzar
mientos y hallazgos prehistóricos situados en el trazado por vados muy concretos dada su profundidad, como

LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATA 35


el de Garrovillas, documentado desde época megalí- de la misma, aspecto apenas estudiado en la Penín-
tica y en el Bronce Final, período al que corresponde sula Ibérica. Sin embargo, el rico vocabulario de la
una bella espada de bronce hallada dentro del río en lengua castellana ha conservado palabras específi-
Alconétar27, aunque otro paso importante estaba si- cas sobre las vías de comunicación de época prehis-
tuado más al este, en Augustobriga, situada bajo el ac- tórica, que hoy todavía forman parte del vocabulario
tual pantano de Valdecañas28. El siguiente obstáculo habitual. Por ejemplo, trocha, vericueto, vereda y camino
a salvar era el Sistema Central, que se cruzaría por los son palabras prerromanas30, la última específicamente
distintos puertos que ofrece y que permitía el acceso celta, lo que indica su origen prehistórico y permiten
a la Meseta Norte, cuyo tránsito ya no ofrecía más di- conocer que ya entonces existían dichas estructuras
ficultad que la de atravesar el Duero o Durius, otro viarias, antes de que Roma introdujera nuevos tér-
río, como el Tagus, de nombre prerromano, como el de minos de origen latino, de los que derivan las pala-
tantos cruzados por la vía. bras castellanas senda y vía.
Tras cruzar el Tormes por un vado controlado por Estos medios de comunicación pueden ser clasifi-
un castro de la Edad del Hierro denominado Hel- cados según su funcionalidad, desde las rutas pedes-
mantica o Salmantica, del que deriva el nombre de Sa- tres simples, como las trochas en zonas escarpadas y las
lamanca, se adentraba en territorio de los Vacceos y veredas en las planas, a las que permiten el uso del ca-
se dirigía al Duero, río que cruzaría por Arbucala, si- rro, como el camino carretero, ya atestiguado en época
tuada en las proximidades de Zamora, siguiendo por prerromana por la representación de carros en las es-
tierras de los Astures para cruzar los Páramos, otro telas del Bronce Final31 y por las rodadas conservadas
término prerromano, desde los que podía proseguir en el acceso a castros de la Edad del Hierro del ribero
en dirección norte y atravesar la cordillera cantábrica del Tajo, como el de Castillejo de la Orden, cerca de Al-
por puertos como Somiedo o Pajares hasta finalizar cántara32. Sin embargo, se desconoce la extensión que
en Noriega, Campa Torres29, frente a Gijón, que era el tendría la red de caminos carreteros antes de la II Edad
principal puerto del Cantábrico, o proseguir por el lla- del Hierro, pues, probablemente, los carros sólo po-
mado «camino portugués», documentado por milla- drían circular por zonas llanas como los valles del
douros que confirman su origen ancestral y que, desde Guadalquivir y del Guadiana, la penillanura de Cáce-
tierras zamoranas, bien por el importante nudo de co- res o el valle del Duero y los páramos leoneses.
municación que explica la fundación de Asturica Au- La aparición del carro supuso un importante
gusta, bien por tierras de Tras-os-Montes y orensanas, avance tecnológico, ya que la invención de la rueda
alcanzaría el Finisterre. Por ello, esta vía prerromana constituye la mayor revolución de la historia del
que unía el Mediterráneo con el Cantábrico y el Atlán- transporte humano. Se sabe que rueda y carro fueron
tico con sus numerosos ramales, variantes y cone- inventados en Mesopotamia en el IV milenio a.C. y
xiones y que cruzaba una de las más importantes re- que a fines de ese milenio ya aparecen por la Europa
giones metalíferas de Europa ha sido siempre uno de oriental y central, pero desconocemos cuándo se in-
los más importantes caminos de la Hispania prerro- trodujo el carro y la rueda en la Península Ibérica. Las
mana, por no decir de la Europa prehistórica. estelas extremeñas documentan el uso de un carro de
Es interesante conocer cómo se circulaba por la dos ruedas con radios originario del Mediterráneo
Vía de la Plata en tiempos prerromanos, tanto en lo oriental a mediados del II milenio a.C., aunque los
que respecta a la tecnología del transporte como al primeros carros de este tipo no debieron circular
tiempo que exigirían los desplazamientos a lo largo hasta el Bronce Final a fines del mismo.33 Sin em-

MARTÍN ALMAGRO-GORBEA
36
bargo, los carros de las estelas no parecen ser los pri- o el burro, permiten plantear qué esfuerzo humano y
meros carros de Hispania. En la Península Ibérica qué distancia real, no física, exigía desplazarse desde
existe otro tipo de carro que debió de ser introducido un punto a otro a lo largo de este largo camino. Como
antes y que se ha conservado hasta el siglo XX en am- es lógico, no existen testimonios de época prehistórica
plias áreas de todo el noroeste; este carro ancestral se sobre este aspecto, ni siquiera de época antigua, pero
caracteriza por conservar ruedas macizas, como ocu- estos datos se pueden llegar a conocer si se tiene en
rre en Irlanda hasta época de La Tène34, tipo anterior cuenta que los medios de transporte usados en la Pre-
a la invención del carro de ruedas de radios en la historia, el viaje a pie, el carro y las caballerías, son los
Edad del Bronce, que debe relacionarse con el carro mismos que se han utilizado desde entonces hasta la
más primitivo que los indoeuropeos extendieron construcción del ferrocarril en el siglo XIX, pues incluso
desde el occidente de Europa hasta la India a partir por muchas zonas de la Vía de la Plata su empleo ha
del III milenio a.C.35. seguido vigente hasta la segunda mitad del siglo XX.
Un nuevo avance en la técnica del transporte fue la En consecuencia, los relatos de viajeros conserva-
equitación, técnica mucho más reciente que el carro, dos desde la Edad Media al siglo XVIII permiten co-
pues no se documenta en Europa central ni en el Me- nocer la distancia real que existía en estos caminos
diterráneo hasta el siglo VIII a.C., tras ser introducida para llegar de un punto a otro salvando las distancias
por los cimerios desde la estepa euroasiática. En la físicas y, lo que era más importante, las dificultades
Vía de la Plata uno de los más antiguos testimonios co- naturales. Éstas dependían del medio de transporte y
nocidos de un jinete en la Península Ibérica es el re- del itinerario que se tomara, pero suelen coincidir a lo
presentado en un anillo de oro del tesoro de Aliseda, largo del tiempo, lo que indica que apenas varió la
fechado a fines del siglo VII a.C.36 , y restos de caballo distancia real a lo largo de la Historia, si bien el ritmo
aparecen en el oppidum de Medellín hacia el 600 a.C.37, de viaje debió ser algo más lento antes de la cons-
lo que revela que la equitación, como tantas otras in- trucción de las vías romanas, en especial por terrenos
novaciones, llegaría a esas tierras del occidente a tra- abruptos, donde no se podrían usar carros y en los
vés de la Vía de la Plata desde los asentamientos feni- que el ritmo de los desplazamientos se aproximarían
cios del golfo de Cádiz. A partir de esas fechas el al de los pastores trashumantes.
caballo se convirtió rápidamente en el elemento de Las noticias de los viajeros que recorrieron España
distinción de las elites guerreras38, como indican los en diversas épocas42 permiten conocer con cierta apro-
magníficos arreos aparecidos en el palacio de Cancho ximación el tiempo que se necesitaba para recorrer la
Roano, cerca de Zalamea de la Serena39. También los fe- Vía de la Plata. En el siglo XII, el famoso geógrafo
nicios debieron introducir el burro40 y, por lógica, igual- árabe El Edrisí indica que de Córdoba a Badajoz o de
mente el mulo, animales especializados en andar por Badajoz a Córdoba por la «Gran Calzada» requería
terrenos abruptos, que, desde entonces, pasaron a ser seis días, con jornadas muy irregulares, desde 60 a 18
el medio de transporte por tantas zonas de topografía kilómetros, empleándose casi la mitad del tiempo y el
enriscada habituales en la Península Ibérica, aunque su mayor esfuerzo en cruzar Sierra Morena, mientras
aparición por Extremadura parece algo posterior, pues que el legado papal Camilo Borghese al volver de Ba-
no se documentan antes del siglo V a.C.41. dajoz a Córdoba en siglo XVI empleó cinco días para
El conocimiento de las rutas de la Vía de la Plata en ese trazado: un día y medio de Badajoz a Zafra; uno
época prerromana y de los medios de transporte, a pie, de Zafra a Llerena y dos días y medio de Llerena a
en carro y en caballería, fuera ésta el caballo, el mulo Córdoba. Hacia 1700, un viajero empleaba de Sevilla

LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATA 37


a Castilblanco un día y otro al ir por Almadén de la nocer qué era lo que transitaba por la Vía de la Plata an-
Plata o por Santa Olalla a Monasterio; de aquí por tes de los romanos. Es difícil hacer un resumen, pues ex-
Fuentedecantos a Zafra un día, por Fuente del Maes- poner la prehistoria de una vía de tanta importancia exi-
tre y Solana a Talavera la Real un día y de Talavera la giría aludir a toda la Prehistoria de la Península Ibérica.
Real a Badajoz medio día. Los itinerarios hacia el Ya se ha hecho referencia a cómo por ella se desplaza-
norte son peor conocidos, pero el viaje desde el valle rían los cazadores paleolíticos, debió penetrar el Neolí-
del Guadalquivir al Guadiana requería cuatro o cinco tico, el megalitismo y la metalurgia, se conformarían las
días y, según El Edrisí, del Guadiana al Tajo exigiría elites del Vaso Campaniforme y de la Edad del Bronce
dos jornadas más, fuera de Mérida a Alcántara o de y por ella se desplazaron gentes como lusitanos, célti-
Medellín a Trujillo, por lo que llegar desde el Tajo al cos, vettones, vacceos, astures y otros pueblos celtas,
norte del Sistema Central debía suponer otros dos a además de tartesios, túrdulos, púnicos y romanos.
tres días de marcha. No menos interesante es conocer qué mercancías
En consecuencia, con recorridos de distancias fí- y objetos transitaban por la Vía de la Plata. Como vía
sicas muy irregulares, se podría alcanzar el Tajo desde ganadera y metalúrgica por excelencia, en sentido
el golfo de Cádiz cruzando las llanuras del Guadiana de norte a sur, por ella se moverían ganados de vacas,
en poco más de diez días, lo que no parece una dis- ovejas y caballos, como los famosos asturcones43, y,
tancia considerable. Proseguir por la Meseta Norte se sobre todo, metales tan valiosos como el oro y el es-
puede extrapolar de los datos señalados, pues los taño44, este último esencial para producir bronce, ade-
medios de transporte eran los mismos y el ambiente más de esclavos y de otras materias primas, entre las
geográfico semejante. En consecuencia, recorrer toda que destacarían probablemente maderas y, quizás, el
la Vía de la Plata desde el golfo de Cádiz hasta el Can- trigo de los vacceos.
tábrico, sin detenerse, se podría realizar en menos de De sur a norte, por el contrario, se debe suponer
un mes, aunque dicho tiempo es un cálculo teórico que llegaría el cobre y la plata tartésicos y se habría in-
que variaría mucho en cada caso, según la época del troducido el hierro. Pero los objetos más destacados era
año, el medio de transporte y las circunstancias his- productos suntuarios, como armas y carros de parada
tóricas. De todas formas, aunque los largos despla- y joyas, adquiridas por las elites del Bronce Final, junto
zamientos no debieron ser habituales antes de Roma, a los metales citados y a otras materias y objetos de
estos cálculos ayudan a comprender la relativa faci- lujo, entre los que cabe señalar el marfil desde época
lidad de relaciones entre las diversas zonas atravesa- calcolítica, o los instrumentos y vajillas de banquete,
das por la Vía de la Plata y los contactos que existirían que dichas elites incorporaron al adoptar costumbres
entre sus gentes, facilitados por la exogamia y las re- mediterráneas, entre las que se encontraba el uso del
laciones ganaderas, comerciales y culturales que di- vino como bebida en sus ritos y reuniones. Los objetos
cha vía permitía desarrollar por todas las regiones oc- del Periodo Orientalizante de los siglo VII y VI a.C., fe-
cidentales de la Península Ibérica, regiones de las nicios y tartesios, son los que, por su riqueza y es-
que era el eje vertebrador y que se convirtieron en el plendor, han llamado más la atención sobre el papel co-
hinterland metalúrgico del mundo tartésico del Bajo mercial y el efecto de aculturación de la Vía de la Plata
Guadalquivir, cuya salida al Mediterráneo pasaron a por todo el occidente de Hispania. Ricas joyas de oro y
controlar los fenicios de Gades. plata decoradas con repujado, granulado y filigrana,45
Además de los trazados, las técnicas de transporte peines, muebles y otros objetos de marfil46, vasos de
y el tiempo empleado en recorrer la vía, es de interés co- bronce para el banquete y para servir y beber vino, per-

MARTÍN ALMAGRO-GORBEA
38
fumes con sus vasos especializados e incluso las pri- ganancia, propició la aparición de las primeras comu-
meras figuras de dioses47, junto a vasos griegos48. Estos nidades plenamente urbanas, pues estas ideas origina-
preciados objetos llegados por la Vía de la Plata eran rias del Mediterráneo oriental llegaron a través de Tar-
adquiridos por las elites indígenas para resaltar su tessos a las tierras cruzadas por la Vía de la Plata.
preeminencia y potenciar su autoridad a través de Por ello, una vía es mucho más que un camino fí-
su redistribución a jefes subalternos y aliados. Este sico, es algo esencial en la formación cultural y étnica
sistema de regalos y trueques e intercambios contro- de las gentes que habitan en los territorios unidos por
lado por las elites conformaría una cadena de inter- ella. Además, una vía de comunicación nunca acaba en
cambios a larga distancia con otras elites que se ex- sí misma, sino que necesariamente conecta con otros
tendería a lo largo de toda la Vía de la Plata. caminos para conformar la red de comunicaciones hu-
Junto a las personas, animales y objetos, por la Vía manas que, a semejanza del sistema nervioso, explica
de la Plata también circulaban ideas. Este hecho es fun- la capacidad casi infinita de cambio cultural en el hom-
damental, pues explica cómo algunas ideas de oriente bre en el sentido más amplio de esta palabra.
alcanzaron la Meseta Septentrional antes y con más in- Es en este sentido como se comprende la gran im-
tensidad que el valle del Ebro, más próximo al Medite- portancia que tuvo la Vía de la Plata en época prehistó-
rráneo. Por la Vía de la Plata debió de penetrar una co- rica, desde el golfo de Cádiz hasta el Cantábrico y el Fi-
lonización tartésica que explica el origen de centros nisterre atlántico. La importancia que de esta vía
urbanos orientalizantes como Medellín49, seguramente ancestral explica su verdadero sentido histórico, que re-
para controlar ese estratégico punto de la Vía de la Plata basa con mucho el de su etapa romana. Así lo eviden-
que siglos después los romanos trasladaron a Emerita cia su no menor importancia histórica en época medie-
Augusta. Los ritos funerarios de las gentes de Medellín,50 val o a partir del Renacimiento, cuando de nuevo, como
el uso de la escritura tartésica51, los nombres tartésicos en la época prerromana, circularon por ella gentes que
de las ciudades existentes hasta el Guadiana y el Tajo52, trajeron las nuevas ideas y los nuevos gustos que aca-
los antropónimos tartesios de esas zonas occidentales, baron conformando el Nuevo Mundo, al que, no por ca-
alguno aparecido en áreas muy alejadas de la Bética53, sualidad, se llegaba por mar prosiguiendo esta gran
el empleo de un lenguaje iconográfico, la tecnología del vía de la aculturación del occidente de Hispania, pues,
hierro y del torno de alfarero, nuevas creencias e ideo- por algún motivo que todavía se nos escapa, quizás
logías. También el mismo origen ofrece la introducción aludiendo al rico metal que llegaba de América, es pre-
del policultivo mediterráneo que ha perdurado hasta la cisamente en esa época cuando una parte de ese pujante
actualidad y que se basa en cereal, vino y aceite, sistema camino ancestral, todavía hoy vigente, pasó a denomi-
de alimentación que, junto a la idea de redistribución y narse «Vía de la Plata».

LOS CAMINOS OCCIDENTALES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ANTES DE LA VÍA DE LA PLATA 39


NOTAS

14
J. KLEIN, La Mesta: estudio de la historia económica española, 1273-1836, Madrid, Alianza Editorial, 1979; G. ANES y Á. GARCÍA SANZ (coords.), Mesta,
trashumancia y vida pastoril, Madrid, Investigación y Progreso, 1994.
15
J. GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001.
16
J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971; José María ROLDÁN, José Manuel ROLDÁN, «El camino de la plata: iter
o negotium», Necedad, sabiduría y verdad: el legado de Juan Cascalejo (Gerión Extra 3-4), Madrid, 2007, pp. 323-340.
17
M.-C. GERBERT, «Une voie de transhumance méconnue: La cañada Soria-Portugal à l’époque des Rois Catholiques», en Javier GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los
rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001, pp. 21-36.
18
E. GALÁN y A. M. MARTÍN BRAVO, «Megalitismo y zonas de paso en la cuenca extremeña del Tajo», Zephyrus 44-45, 1992, pp. 193-205. E. GALÁN y M. RUIZ
GÁLVEZ, «Rutas ganaderas, transterminancia y caminos antiguos. El caso del suroeste peninsular entre el Calcolítico y la Edad del Hierro», en J. GÓMEZ PAN-
TOJA (ed.), Los rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, Casa de Velázquez, 2001, pp. 263-278.
19
E. GALÁN y A. M. MARTÍN BRAVO, «Megalitismo y zonas de paso en la cuenca extremeña del Tajo», Zephyrus 44-45, 1992, pp. 193-205.
20
E. GALÁN y M. RUIZ GÁLVEZ, «Rutas ganaderas, transterminancia y caminos antiguos. El caso del suroeste peninsular entre el Calcolítico y la Edad del
Hierro», en J. GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los rebaños de Gerión, cit., pp. 263-278.
21
S. CELESTINO, Estelas de guerrero y estelas diademadas. La precolonización y formación del mundo tartésico, Barcelona, 2001.
22
L. PÉREZ VILATEDA, Historia y Etnología de la Lusitania (Biblioteca Archaeologica Hispana 6), Madrid, Real Academia de la Historia, 2002.
23
R. LÓPEZ MELERO, J. SALAS MARTÍN, S. GARCÍA JIMÉNEZ y J. L. SÁNCHEZ ABAL, «El Bronce de Alcántara. Una “deditio” del 104 a.C.», Gerión 2, 1984,
pp. 265-323. L. A. GARCÍA MORENO, Reflexiones de un historiador sobre el Bronce de Alcántara, Memorias del Seminario de Historia Antigua (Universidad
de Alcalá), 1, 1987.
24
J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, El puente y el urbanismo de Augusta Emerita, Madrid, 1981.
25
J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam, cit.
26
J. M. ROLDÁN, El camino de la plata, cit., pp. 328 y ss., 340.
27
M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final y el Período Orientalizante en Extremadura (Bibliotheca Praehistorica Hispana 14). Madrid, 1977, pp. 68 y ss., fig. 17.
28
A. M. MARTÍN BRAVO, «Evidencias del comercio tartésico junto a puertos y vados de la cuenca del Tajo», Archivo Español de Arqueología, 71, 1998, pp. 37-52.
29
J. L. MAYA GONZÁLEZ y F. CUESTA TORIBIO, El castro de Campa Torres. Período prerromano, Gijón, 2001.
30
J. COROMINAS, Diccionario crítico etimológico de la Lengua Castellana, I (1954), II (1955), III (1956), IV (1957), Madrid, s.v.
31
S. CELESTINO, Estelas de guerrero, cit., pp. 211 y ss.
32
A. M. MARTÍN BRAVO, Los orígenes de la Lusitania: el I milenio a.C. en la Alta Extremadura (Biblioteca Archaeologica Hispana 2), Madrid, 1999, pp. 148.
33
S. CELESTINO, Estelas de guerrero, cit., pp. 211 y ss.
34
B. RAFTERY, Pagan Celtic Ireland. The Enigma of the Irish Iron Age, London, 1994, pp. 104 s., fig. 54.
35
S. PIGGOTT, The Earliest European Weeled Transport, Londres, 1983.
36
M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final, cit., p. 209, lám. 30,4.
37
A. MORALES, «Los mamíferos de Medellín (Badajoz). Análisis arqueofaunístico camparado del Corte 2», Castros y oppida de Extremadura (Complutum
Extra 4), Madrid, 1994, p. 133.
38
M. ALMAGRO-GORBEA, «Ideología ecuestre en la Hispania prerromana», Gladius 25, 2005, pp. 151-186.
39
M. BLECH, «Elementos de atalaje de Cancho Roano», en S. CELESTINO (ed.), Cancho Roano IX. Los Materiales Arqueológicos II, Badajoz, 2003, pp. 159-192.
40
A. VON DEN DRIESCH, Osteologische Untersuchungen auf der Iberischen Halbinsel, Studien über frühe Tierknochenfunde von der Iberischen Halbinsel 3,
Múnich, 1972, pp. 1-212.
41
A. MORALES, Los mamíferos de Medellín, cit., p. 133.
42
J. GARCÍA MERCADAL, Viajes de Extranjeros por España I, Valladolid, Consejería de Educación y Cultura, 1999 (1.ª ed. Madrid, 1952).
43
I. SECO y J. DE LA VILLA, «Fuentes literarias antiguas sobre los caballos en Hispania», F. QUESADA y M. ZAMORA (eds.), El caballo en la antigua Iberia
(Biblioteca Archaeologica Hispana 19), Madrid, 2003, pp. 131 y ss.
44
M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final, cit., pp. 6 y ss.
45
M. TORRES, Tartessos (Biblioteca Archaeologica Hispana 14), Madrid, 2002, pp. 234 y ss.
46
M. ALMAGRO-GORBEA, «Melqart-Heracles matando al Toro Celeste en una placa ebúrnea de Medellín», Archivo Español de Arqueología 75, 2002, pp. 59-73.
47
J. JIMÉNEZ ÁVILA, La toréutica orientalizante en la Península Ibérica (Bibliotheca Archaeologica Hispana 16), Madrid, 2002.
48
J. JIMÉNEZ ÁVILA y J. ORTEGA BLANCO, La cerámica griega en Extremadura (Cuadernos Emeritenses 28), Mérida, 2004.
49
M. ALMAGRO-GORBEA, El Bronce Final, cit., pp. 287 y ss.; Martín Almagro-Gorbea, «El Período Orientalizante en Extremadura», Coloquio «La Cultura Tar-
tésica y Extremadura» (Cuadernos Emeritenses 2), Mérida, 1999, pp. 85-125; M. ALMAGRO-GORBEA y A. M. MARTÍN BRAVO, 1994: «Medellín 1991. La
ladera norte del Cerro del Castillo», Castros y oppida de Extremadura (Complutum Extra 4), Madrid, 1994, pp. 77-127.
50
M. ALMAGRO-GORBEA, J. JIMÉNEZ ÁVILA, A. MEDEROS, M. TORRES y A. LORRIO, La Necrópolis de Medellín, I. La excavación y sus hallazgos (Biblio-
teca Archaeologica Hispana 26), Madrid, 2006.
51
M. ALMAGRO-GORBEA, «Inscripciones y grafitos tartésicos de la necrópolis orientalizante de Medellín», Palaeohispanica 4, 2004, pp. 13-44.
52
M. TORRES, Tartessos, cit., pp. 323 y ss.
53
M. TORRES, Tartessos, cit., pp. 320 y ss., fig. 13.5.

MARTÍN ALMAGRO-GORBEA
40
EL CAMINO Bajo el dominio romano, Hispania contó por pri-
mera vez con una red viaria, que puso en comunica-
ción las distintas regiones de la Península. Nacida y

DE LA PLATA: desarrollada al compás de la conquista, como im-


prescindible instrumento militar, cumplió un papel

HISTORIA vital en la romanización, es decir, en la transforma-


ción de las heterogéneas y primitivas estructuras in-
dígenas en una unidad política, económica, social y
DE UNA VÍA cultural bajo módulos romanos.
Con el establecimiento de una red viaria, los ro-

ROMANA manos trataron de facilitar el acceso a los centros de


producción de materias primas y abrir la comunicación
más directa posible de esos centros con las capitales ad-
ministrativas de las provincias hispanas. Para este fin,
el gobierno romano aprovechó las rutas naturales de
comunicación existentes en el país, de época prehistó-
rica, y, consciente de la importancia de las comunica-
ciones en el sostenimiento de su compleja organización,
buscó dotar estas vías de los elementos necesarios para
JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS asegurar su eficacia y su rentabilidad.
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE
En consecuencia, el progreso del tejido viario en la
Hispania romana fue paralelo al proceso de conquista
y se acomodó al avance de las armas romanas por el
territorio peninsular. Este avance, por razones geo-
históricas, comenzó desde el nordeste, donde se en-
cuentran los restos de las más antiguas vías romanas,
todavía de época republicana, y siguió a lo largo de
la costa levantina para alcanzar el valle del Guadal-
quivir, desde su cabecera, en los alrededores de Bai-
lén, hasta su desembocadura, a través de las tierras de
Córdoba, Sevilla y Cádiz. Muy pronto todo este pai-
saje, dividido administrativamente en dos provin-
cias, la Citerior y la Ulterior, contó con un instru-
mento de comunicación continuo, en gran parte,
construido sobre anteriores caminos –fundamental-
mente la llamada via Heraklea–, que unía Cádiz con
los Pirineos orientales y al que, en las postrimerías de
la conquista peninsular, Augusto proporcionó su defi-
nitivo trazado, dándole incluso su propio nombre,
la via Augusta.

41
Desde las cabeceras mediterránea y bética, las ar- la conocida popularmente con el nombre de «Ca-
mas romanas iniciaron un lento avance, sin un plan sis- mino de la Plata»55, sistematizada definitivamente
temático y, en gran medida, impuesto por las circuns- por Augusto, que, en un recorrido de casi quinientos
tancias, que, en cualquier caso llevó las fronteras kilómetros, ponía en comunicación la capital de la
provinciales cada vez más lejos, de este a oeste y de sur nueva provincia de Lusitania, Augusta Emerita, con As-
a norte. En consecuencia, fueron las tierras del oeste pe- turica, uno de los tres centros administrativos –con Lu-
ninsular las últimas en incluirse en la esfera de intere- cus y Bracara– creados por el princeps tras la con-
ses romana, a lo largo de un lento proceso que, iniciado quista del noroeste peninsular.
en los últimos años del siglo III a.C., no quedó con- Rastrear las etapas que fueron conformando la
cluido hasta el último cuarto del siglo I a.C. vía hasta su definitivo trazado no es empresa fácil,
Una historia de las vías de comunicación que que, como ya se ha dicho, va de la mano de la propia
unieron en época romana el oeste peninsular, del conquista del territorio. Para el siglo II a.C. sólo con-
Atlántico al Cantábrico, cruzando las tierras de un va- tamos con dos intervenciones romanas –la expedición
riopinto manojo de tribus indígenas –turdetanos y de L. Postumio Albino en 17956 y la campaña de Lú-
túrdulos, lusitanos y vetones, vacceos, galaicos y as- culo de 151 a.C.57–, que muestran cómo la región vac-
tures—, es también la historia de la conquista de es- cea constituía el límite de la percepción romana en la
tos pueblos, complicada y sangrienta, en la que sólo zona, que adoptó la línea del Tajo como punto de re-
a grandes rasgos pueden individualizarse los pro- ferencia. No es posible establecer con seguridad si los
gresivos hitos, que fueron añadiendo al dominio ro- movimientos del cónsul Servilio Cepión, en 139 a.C.,
mano, de sur a norte, las tierras encajadas en la me- por tierras de los vetones, entre Tajo y Guadiana, en
sopotamia de los grandes ríos peninsulares, que, de su lucha contra Viriato, habrían podido significar la
este a oeste, vierten sus aguas en el Atlántico54. apertura de una parte del camino, del que hipotéti-
Sin duda, en este avance los ejércitos romanos hu- camente el campamento de Castra Servilia, en el es-
bieron de valerse de los caminos y sendas atempo- pacio de la ciudad de Cáceres, habría constituido un
rales utilizados por los indígenas, cuya existencia hito. De ser así, la carretera sólo se extendía entre am-
ponen de manifiesto los intercambios culturales en- bos ríos, viniendo del este por la orilla derecha del
tre los pueblos citados, que documenta la arqueolo- Guadiana a atravesar la sierra de Montánchez hacia
gía. Sobre ellos hubo de pivotar el proceso general de Cáceres, por donde se ubicaba el campamento, y de
avance hacia el norte, que fue modelando la cons- allí al norte, hasta el Tajo, por la orilla izquierda del
trucción de los distintos tramos que terminarían río Almonte, tal como más tarde iría la Calzada de la
uniendo las tierras del occidente peninsular a lo Plata. En consecuencia, puede suponerse que ya, en
largo de un eje longitudinal norte-sur. Y fue precisa- la segunda mitad el siglo II a.C., estaba establecida
mente este modo de avance, lento y progresivo, el una primera etapa de la calzada entre las cuencas del
responsable de que tal eje, fundamental y necesario, Tajo y Guadiana, utilizada por las fuerzas romanas
quedara articulado en distintas vías individualiza- para obtener el sometimiento de la zona, con episo-
das, cuya unión, no obstante, ofreció un vehículo dios como el que, para el año 104 a.C., nos transmite
unitario de comunicación para todo el territorio del el famoso Bronce de Alcántara58. Más tarde, en el 90
oeste peninsular. La más larga de ellas, en el tramo a.C., en esta misma ruta, se instauró otro punto de
acotado por la cordillera Cantábrica y el Guadiana, apoyo con la fundación de Castra Liciniana por Licinio
es la que nos va a ocupar a continuación. Se trata de Craso, el pacificador de Lusitania59.

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS


42
Un terreno más sólido pisamos cuando, para los Pero todas las hipótesis avanzadas no implican
años 80-79 a.C., las fuentes nos descubren los aconte- que, antes del establecimiento del lugar que ocupa
cimientos bélicos que tienen como escenario la Pe- Emerita, pueda hablarse de una organización de la vía
nínsula y como protagonistas al caudillo popular sa- como tal, sino sólo del lento y dificultoso avance por
bino Q. Sertorio y a las fuerzas optimates enviadas el que luego sería su trayecto. El trazado definitivo se-
contra él por el senado silano, al mando de Q. Cecilio ría en parte consecuencia del último episodio de con-
Metelo Pío60. El escenario que tuvieron en su comienzo quista de las armas romanas en la Península –las
estas luchas fue el de la Lusitania meridional, entre el campañas contra cántabros y astures– y de la volun-
Tajo y el Guadiana, y, más hacia el norte, el territorio tad de Augusto, al crear la provincia de Lusitania, de
que se extiende hasta la barrera que forman las sierras unir la nueva capitalidad, Augusta Emerita, con las tie-
de Gata y Gredos. Para el movimiento de las tropas, rras recién conquistadas y en proceso de pacifica-
su acuartelamiento y el problema de avituallarlas era ción, y subsiguiente explotación del noroeste penin-
necesaria una vía militar suficientemente protegida, sular, que tenían en Asturica Augusta uno de sus
que recorrería una distancia de unos doscientos kiló- centros principales de administración, como capital
metros. Su existencia y su construcción está atesti- de un nuevo conventus jurídico63.
guada por tres lugares en dicha ruta que llevan el Se ha puesto de relieve la organización de la Vía
nombre o que fueron fundados por el general ro- de la Plata con la estancia en Lusitania de Agripa, en
mano: Metellinum (Medellín), Castra Caecilia (junto a una actividad que debe situarse entre el 16 y el 13 a.C.
Cáceres) y, quizás, vicus Caecilius (Puerto de Béjar). y que no se limitó al aspecto militar sino que incluyó
Aún otro testimonio material prueba el paso de Me- también una labor importante de organización terri-
telo y sus tropas por estas regiones utilizando la cal- torial64. De los miliarios augústeos se desprende que
zada que se llamaría más tarde «de la Plata». A unos la primera medición de la vía fue resultado directo de
centenares de metros de la calzada al oeste, por las ori- la acción de Agripa y representa la culminación del
llas del río Salor, se ha encontrado una respetable can- viejo intento de alcanzar el noroeste por el sur. El mo-
tidad de denarios de plata, todos ellos anteriores al mento corresponde al de la división de la Ulterior en
año 81 a.C., dejados indudablemente por las tropas de dos provincias, Bética y Lusitania, con Asturia y Ga-
Metelo en su marcha a través de la región extremeña61. llaecia como territorios extremos de la nueva provin-
Aunque contamos con escasos datos para testimo- cia, luego transferidos a la Citerior. En consecuencia,
niar las obra de César en la zona veinte años después, es posible que la vía haya sido concebida en principio
hasta ahora poco valorada, no cabe duda de sus efec- como un eje comprendido enteramente en la provin-
tos, en el contexto de una política urbanizadora y te- cia, que estructuraba su territorio de sur a norte. El
rritorial global de las tierras acotadas entre Tajo y Gua- trazado, no obstante, debía tener en cuenta la conso-
diana, que tiene sus efectos palpables en la concesión lidación ya establecida por César, por lo menos en su
del estatuto colonial a Metellinum, la fundación de segmento meridional, si tenemos en cuenta que la vía
Norba Caesarina (Cáceres) o la propia organización del pasaba por Castra Caecilia y no por Norba.
territorio, que años después recibiría la deductio de ve- Con Augusto, pues, el camino estaba completado en
teranos de las guerras cántabras62. Puede suponerse toda su longitud. En su definitivo trazado, por tanto, a
con mucha verosimilitud que se debe a César la deci- comienzos de la época imperial romana, la posterior-
sión de establecer, en los terrenos de Emerita, el caput mente llamada Calzada de la Plata tenía sus puntos ex-
viae de la Calzada de la Plata. tremos en Mérida y Astorga y progresaba desde Mérida,

EL CAMINO DE LA PLATA: HISTORIA DE UNA VÍA ROMANA 43


a través de la provincia de Cáceres, pasando muy cerca junto a Gijón, la antigua Gigia, en la Campa Torres, si-
de la capital, llamada entonces Norba Caesarina, atrave- guiendo el valle del Aboño68. Que el objetivo de co-
saba el Tajo por un hermoso puente, hoy derruido, junto municar la costa con la llanura ya se había logrado en
al de la actual carretera, y, por Baños de Montemayor y la propia época de Augusto, lo prueba la famosa ins-
Puerto de Béjar, alcanzaba Salamanca. Desde aquí iba di- cripción de la Campa Torres de 9-10 d.C., consagrada
recta hacia el norte hasta el punto final, Astorga, a tra- por Cn. Calpurnio Pisón69, que puede interpretarse
vés de Zamora –donde estaba el cruce de caminos que como fin de una vía de penetración que debió costar
llevaba en dirección nordeste a Caesaraugusta (Zara- grandes esfuerzos a los conquistadores romanos. Estas
goza)– y Benavente. Esta calzada principal, lógicamente, vías o sus inmediatos alrededores debían estar prote-
se prolongaba en un buen número de ramales, que te- gidas por destacamentos o guarniciones militares, que,
jían una red secundaria: en dirección sur, Mérida estaba desgraciadamente, no han dejado huellas suficientes
unida con Cádiz a través de Hispalis65. Otra calzada al- para asegurar su existencia, si no es de forma muy in-
canzaba la ciudad, desde Córdoba, por Peñarroya, Cas- directa e hipotética. Así al menos podría interpretarse
tuera y Medellín. Hacia el oeste, partían tres vías: una el fortín de las Murias de Beloño70, los topónimos Tu-
por Badajoz a Évora y Setúbal hasta Lisboa; otra por dela y Priorio, quizás derivados de tutela y praetorium,
Santarem y Abrantes, y una tercera que cruzaba el Tajo respectivamente, o los ladrillos militares de Gijón71.
por el puente de Alcántara: se separaba de la Vía de la La calzada de la Plata en su origen tuvo un fin
Plata, cerca de Norba (Cáceres), dirigiéndose a Capara eminentemente militar tanto en su recorrido sur como
por Coria. Aún otra gran calzada llegaba a Toledo desde norte. En la República sirvió como línea de movi-
Mérida, pasando por Trujillo y Talavera de la Reina66. miento para dominar la zona comprendida entre Tajo
Asturica Augusta, el punto final de la Vía de la Plata, y Guadiana, al oriente de la zona lusitana levantisca,
era, a su vez, un importante nudo de comunicación. en la época crítica de las luchas entre indígenas y ro-
Dos rutas transpirenaicas conectaban la capital del manos. Con Augusto, la región por donde se extiende
conventus con la Galia, a través de La Junquera y Ron- el tramo sur de la vía quedó definitivamente pacifi-
cesvalles, respectivamente, con Legio VII (León) como cado, aunque no tan profundamente romanizado
etapa intermedia cuando el asentamiento de la única como la Bética. Por eso Augusto separó de la Hispa-
legión establecida en territorio peninsular alcanzó ca- nia Ulterior una nueva provincia, la Lusitania, a la que
tegoría de núcleo urbano. Cuatro rutas la enlazaban dio una nueva capitalidad: Emerita. La razón de esta
con Bracara (Braga), incluyendo en uno de los trayec- división fue seguramente estratégica. En plena viru-
tos también a la tercera capital de los conventus del lencia de la dura guerra contra cántabros y astures no
noroeste, Lucus (Lugo). Y, por último, la ciudad se co- era razonable mantener una misma administración
nectaba también directamente con la capital de la pro- para la muy romanizada región del Betis y para el
vincia, Tarraco (Tarragona) y, a través de dos rutas al- país recientemente conquistado y mucho menos ro-
ternativas, con Zaragoza67. manizado, que se extendía al norte del Guadiana.
Por otra parte, la comunicación entre los tres cen- Representaba una buena estrategia retirar las tropas
tros administrativos de Asturica, Bracara y Lucus servía de la parte meridional de la Ulterior, entregando su
de punto de partida a dos vías paralelas, que, por los gobierno al Senado, y concentrar en el territorio re-
puertos de Mesa y Pajares, penetraban hasta la cara ducido de la nueva provincia las fuerzas que debían
norte de la cordillera cántabro-astur para coincidir en atacar por el suroeste y el oeste a los pueblos todavía
Lucus Asturum, Lugo de Llanera, y alcanzar la costa independientes. Dos años después se creó Emerita

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS


44
como capital de la nueva provincia, una ciudad arti- y caballerías de carga y tiro. Pero estas características
ficial y eminentemente administrativa, y, con ello, las constructivas se limitan al trayecto en territorio lusi-
rutas que de todos los puntos de la nueva circuns- tano, es decir, al tramo que se extiende entre Emerita
cripción iban a confluir en ella como cabeza72. y Salmantica. En este trayecto, la calzada cumplía los
Con esto, la Vía de la Plata, sin dejar de tener en sus requisitos de una glarea strata, es decir, una vía em-
comienzos un carácter militar, ya que debía servir al pedrada, realizada con cantos rodados de pequeño ta-
ejército en campaña de medio de comunicación con te- maño o guijarros, apisonados con un aglomerante,
rritorios romanizados, tomó, al mismo tiempo, un ca- para conseguir una capa de rodadura adecuada al
rácter administrativo, base del dominio romano. Los ha- tránsito de carruajes74. Su anchura era de unos seis me-
bitantes de estas regiones contaron con una vía cómoda tros, para permitir que dos vehículos pudieran cru-
para acercarse a la capital a dirimir sus cuestiones; la zarse sin dificultades. En ciertos tramos estaba pavi-
máquina del gobierno y administración de la provincia mentada con varias capas de diferentes materiales,
podía extenderse, a la vez, desde la capital a cualquier más gruesos los inferiores, sobre los que se iban su-
punto de la región con el mínimo de dificultades. perponiendo los más finos. En los tramos urbanos,
Esta división de Augusto no sería, sin embargo, la como Mérida o Cáparra, incluso se atestiguan empe-
definitiva. Antes del final de su reinado los límites de drados con losas o lastras. En cambio, a partir de Sa-
las tres provincias fueron modificados. Para lo que nos lamanca hasta Astorga la vía se confunde fácilmente
concierne, Lusitania, la nueva provincia a la que per- con el terreno y con los caminos de concentración
tenecía Gallaecia y Asturia, quedó reducida por el norte parcelaria, al tratarse seguramente de una via terrena75.
hasta el Duero, que separaba la Lusitania de la Gallae- El inapreciable testimonio de los miliarios, sor-
cia, quedando ésta adscrita a la Hispania Citerior. La prendentemente abundantes en número con respecto a
frontera interprovincial atravesaba el Tajo entre Toletum, otras vías de Hispania y el Imperio, constituyen, a par-
ciudad de la Citerior, y Caesarobriga (Talavera de la tir de Augusto, la principal o casi única fuente de in-
Reina), ciudad de la Lusitania, dejaba Ávila en la Cite- formación para conocer la evolución de la calzada. Los
rior, Salmantica en Lusitania, y se encorvaba hacia el dos miliarios de Augusto, que corresponden a la cabeza
noroeste, entre el Tormes y el Duero hasta la confluen- de la vía y a su término, en Mérida y Astorga, respecti-
cia de ambos ríos. Desde este punto, el Duero servía de vamente, testimonian la unidad de su trazado. Aunque
frontera hasta su desembocadura en el Atlántico73. ya desde Tiberio, los miliarios hablan de intervenciones
El que dos provincias distintas –Lusitania y Tarra- puntuales en los años 25, 45 y 50, es bajo Nerón cuando
conense– compartieran el recorrido de la Vía de la Plata tiene lugar la primera intervención global sobre la vía
puede explicar las diferencias en las características desde Augusto. Se realizó entre los años 57 y 59 y debió
constructivas que se observan entre su tramo meridio- tener una gran relevancia, puesto que se documenta a
nal, de Mérida a Salamanca, y el septentrional, de la ciu- través de un número relativamente alto de piezas mi-
dad del Tormes a Astorga. liarias. Pero, de ellas, adquiere especial importancia la
La Vía de la Plata fue planificada y construida que, con el numeral CCLIX, se halló prácticamente in
para permitir el tráfico rodado, lo que obligaba a pro- situ en Milles de la Polvorosa, junto al Esla, puesto que
digar las obras de ingeniería –muros de contención, es hasta hoy el primer y único testimonio miliario fe-
desmontes, terraplenes, trincheras, puentes, alcanta- haciente del carácter unitario de la vía hasta Asturica, ya
rillas, canalizaciones…– para asegurar un recorrido rá- que las millas indicadas corresponden exactamente a las
pido, cómodo y seguro, adaptado al tránsito de carros que distan de la cabeza de ruta Emerita76.

EL CAMINO DE LA PLATA: HISTORIA DE UNA VÍA ROMANA 45


No conocemos ningún miliario de los Flavios, ya probablemente, Valentiano I o Valente, en un ejemplar
que los que se citan de Vespasiano y Tito son falsos. Sin fechado entre 354 y 367, el más tardío hasta la fecha.
embargo, se sabe que dedicaron una gran atención a No tenemos constancia fehaciente de la época en
las provincias del Imperio y el mismo Vespasiano dio la que la calzada se arruina. Todavía en el siglo V,
el derecho itálico a los habitantes de Hispania. Si no es cuando las invasiones germánicas ponen fin al do-
que han desaparecido estas muestras de la atención de minio romano, se atestigua el tránsito por la vía, así
los emperadores flavios a la zona occidental de la Pe- como la vigencia de su señalización miliaria, si te-
nínsula, podemos pensar que la restauración o las nue- nemos en cuenta el testimonio de San Isidoro. Pode-
vas obras que había llevado a cabo Nerón habían sido mos imaginar que todavía el camino, aunque aban-
tan sólidas que no harían necesaria una nueva reforma donado, fue utilizado por los árabes en su expansión
sólo en un plazo de quince o veinte años. por el interior del oeste peninsular, y sólo la despo-
Una nueva intervención global sobre la calzada se blación, que convierte amplias zonas de la Meseta en
realizó al comienzo del reinado de Trajano, en el año tierra de nadie como consecuencia de la reacción
98, y además de gran envergadura, si tenemos en cristiana y de la consolidación del reino de León,
cuenta que está documentada por veintitrés milia- acaba con la vida de la calzada. Así parece despren-
rios. A ella pertenecen importantes obras de ingenie- derse, al menos para su tránsito por las tierras de este
ría, entre las que destacan los puentes de Alconétar y reino, del testimonio del árabe Al-Idrisi, que en su
Cáparra y quizás el de Salamanca. También el sucesor obra geográfica se detiene en el Tajo cuando des-
de Trajano, el emperador viajero Adriano, dejó su cribe los caminos del oeste peninsular77.
huella sobre la calzada con miliarios fechados en el En cualquier caso, su primitivo trazado se conservó
121, aunque, si tenemos en cuenta la reciente remo- en gran parte hasta el siglo XVIII, como testimonian
delación de su antecesor, parecen responder más bien buen número de documentos: los repertorios de cami-
a una intención propagandística. En todo caso, la cal- nos de Pedro Juan de Villuga y de Alonso de Meneses78,
zada no volvió a contar con nuevas intervenciones fechados respectivamente en 1546 y 1576, los manus-
hasta época severiana, a comienzos del siglo III. La dis- critos de Luis José de Velázquez, de mediados del XVIII79,
tinta distribución de los miliarios en el primer tercio y el Viage de España de Antonio Ponz80, publicado en el
del siglo III hace pensar en un nuevo sistema de man- último cuarto del siglo. Y al interés puramente científico
tenimiento de la vía, puesto que ya no se documentan que ha llevado en los últimos tres siglos a eruditos e in-
intervenciones globales, sino sólo reparaciones esca- vestigadores a ocuparse de la calzada81, ha venido a
lonadas, que son sobre todo frecuentes durante los rei- unirse en los últimos cuarenta años el acicate del turismo
nados de Alejandro Severo y Maximino el Tracio. De cultural, que, si ha contribuido a popularizar su cono-
la segunda mitad de siglo aún contamos con inter- cimiento, también la ha trivializado, cuando no prosti-
venciones locales en época de Decio (250) y de Probo tuido por afanes de lucro82. No son muchos los restos
(282), que continúan intermitentemente durante la materiales que hoy perviven de la vieja vía romana. Sí,
Tetrarquía, con miliarios que parecen responder a un en cambio, una lección que no se debería olvidar: su pa-
interés de propaganda dinástica, y en los reinados de pel unificador e integrador por encima de trasnochados
Constantino y sus hijos, entre 324 y 326, con una in- o recién estrenados nacionalismos provincianos, quizás
tención similar. Los últimos emperadores que mani- el más grave de los problemas que amenazan hoy la in-
fiestan algún interés por la calzada son el usurpador tegridad de una unidad política que ya existía hace dos
Decencio, con un miliario en la región de Cáparra, y, mil años: Hispania.

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS


46
NOTAS

54
J. M. ROLDÁN y F. WULFF, Citerior y Ulterior. Las provincias romanas de Hispania en la era republicana, Madrid, 2001.
55
Sobre el nombre, vid. J. M. ROLDÁN, «El Camino de la Plata: iter o negotium», Homenaje Juan Cascajero. Gerión Extra, Madrid, 2007.
56
Liv. 40, 17: eodem anno in Hispania L. Postumius et Ti. Sempronius propraetores comparaverunt ita inter se, ut in Vaccaeos per Lusitaniam iret Albinus… Vid.
FHA, III, 218; J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 118 y ss.
57
FHA, IV, 21 ss.; J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 155 y ss.
58
El documento, único en su género, contiene las cláusulas de la rendición sin condiciones (deditio) de una comunidad lusitana o vetona, los Seanoc(enses),
diseminada por un área imprecisa de la zona de Alcántara, al general romano L. Cesio. Sobre la tabula, vid. Raquel López Melero et al., «El Bronce de Alcán-
tara. Una deditio del 104 a.C.», Gerion, 2, 1984, pp. 265-323.
59
El Senado envió a la Ulterior en el 97 a.C., al cónsul P. Licinio Craso, que siguió dirigiendo la provincia en los años siguientes, en los que emprendió una serie
de campañas, premiadas en el 93 con la concesión del triunfo. Una de ellas tuvo como escenario Bletisa, localizada en Ledesma (Salamanca), a cuyos habi-
tantes el cónsul prohibió la celebración de sacrificios humanos. Los magros datos con los que contamos permiten suponer una voluntad romana de incorpo-
rar los territorios al sur de la línea del Duero y fijar en este límite natural la frontera provincial. Vid. J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 189 y ss.
60
F. GARCÍA MORÁ, Un episodio de la Hispania republicana: la guerra de Sertorio, Granada, 1992; íd., «Sertorio frente a Metelo (79-78 a.C.)», II Congreso Penin-
sular de História Antiga, Coimbra, 1990, Coimbra, 1993, pp. 375-398; I. KÖNIG, «Q. Sertorius. Ein Kapitel des frühen römischen Bürgerkriegs», Klio, 82/2,
2000, pp. 441-458.
61
C. CALLEJO, «Los denarios de Valdesalor», Zephyrus, 16, 1966, pp. 39 y ss.
62
F. VITTINGHOFF, Römische Kolonisation und Bürgerrechtspolitik unter Caesar und Augustus, Wiesbaden, 1952; A. GARCÍA Y BELLIDO, «Las colonias roma-
nas de Hispania», Anuario de Historia del Derecho Español, 29, 1959, pp. 447-512; H. GALSTERER, Untersuchungen zum römischen Städtewesen auf der ibe-
rischen Halbinsel, Berlín, 1971.
63
J. M. ROLDÁN y F. WULFF, op. cit., pp. 335 y ss.
64
C. PUERTA, Los miliarios de la Vía de la Plata, tesis doctoral, Madrid, 1995.
65
El recorrido de la vía lo recoge el Itinerario de Antonino, 431,8-432,8, en la descripción del trayecto desde la desembocadura del Guadiana hasta Mérida. Sobre
la vía, R. CORZO y M. TOSCANO, Las vías romanas de Andalucía, Sevilla, 1992.
66
Sobre estas vías, J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971, pp. 153 y ss.
67
Un excelente estudio de las vías relacionadas con Astorga, en I. MORENO, «Vías romanas de Astorga», Nuevos elementos de ingeniería romana. III Congre-
so de las Obras Públicas Romanas, Astorga, 2006; http://traianus.rediris.es/astorga2006/01moreno.pdf
68
Sobre las dos vías, M. del D. N. ESTEFANÍA, «Aspecto económico de la penetración y colonización de Asturias», Emerita, 31, 1961, pp. 43 y ss.; F. JORDÁ,
«La cultura de los castros y la tardía romanización de Asturias», Actas del Coloquio Internacional sobre el Bimilenario de Lugo, Lugo, 1977, pp. 43 y ss. Vid.
también C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, «Vías de comunicación en el solar del reino de Asturias durante la época romana», El reino de Asturias, I, Oviedo, 1972,
pp. 107 y ss.; íd., «Una vía romana en Asturias. la vía de Mesa y Lutos», Ibíd., pp. 119 y ss.
69
C. FERNÁNDEZ OCHOA et al., «La Torre de Augusto en la Campa Torres (Gijón, Asturias): las antiguas excavaciones y el epígrafe del Calpurnio Pisón»,
AEspA, 78, 2005, pp. 129-146.
70
F. JORDÁ, Las Murias de Beloño, Cenero-Gijón, Oviedo, 1957.
71
F. L. FITA, BRAH, 46, 1904, pp. 807 y ss.
72
J. M. ROLDÁN, «Las guerras cántabras y la fundación de Mérida», Militaria. Revista de Cultura Militar, Madrid, 2001, pp. 15 y ss.
73
J. M. ROLDÁN, en Historia de España Menéndez Pidal II, 2: España romana, Madrid, 1982, pp. 83 y ss.
74
Sobre los aspectos constructivos de las vías romanas, vid. el reciente estudio de I. MORENO, Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva, Madrid, 2004.
75
J. GIL MONTES, «Via delapidata. identificación de una carretera romana a través de la procedencia de los materiales», Elementos de Ingeniería romana, Libro de
Ponencias del Congreso Europeo «Las Obras Públicas Romanas», Tarragona, 2004. Para el autor, no obstante, la falta de una infraestructura viaria semejante a la
del tramo meridional se explica porque la calzada en gran parte discurre sobre un buen manto de gravas y arcillas arenosas, idóneas en sí mismas para el afir-
mado. Sólo las obras de fábrica indispensables, como los puentes sobre el Duero, Esla y Órbigo, hoy arruinados, habrían conocido el trabajo de la piedra.
76
C. PUERTA, op. cit., pág. 514, n.º 188 del catálogo.
77
AL-IDRISI, Dikru ál-ándalus / ta’lifu sarif ál-‘idris = Descripción de España / de Xerif Aledris, conocido por el Nubiense; con traducción y notas de don Josef
Antonio Conde, Madrid, 1799. Vid. edición fácsimil en http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=8633.
78
P. J. DE VILLUGA, Repertorio de todos los caminos de España, 1546, Madrid, Reimpresiones Bibliográficas, 1951; A. DE MENESES, Repertorio de caminos orde-
nado por Alonso de Meneses, correo. Año 1576, Madrid, La Arcadia, 1946.
79
Vid. transcripción de la descripción de la Vía de la Plata en J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam (El Camino de la Plata), Salamanca, 1971,
pp. 185 y ss.
80
A. PONZ, Viage de España, Madrid, 1771, reedición, Madrid, Aguilar, 1988-1989, 5 vols.
81
E. FLÓREZ, España Sagrada, Madrid, 1819, 51 vols.; A. DE LABORDE, Itinéraire descriptif de l’Espagne, 3.ª ed., París, Didot, 1827-1830, 6 vols.; íd., Voyage
pittoresque e historique de l’Espagne, París, 1806, 2 vols.; A. CEÁN BERMUDEZ, Sumario de las antigüedades romanas que hay en España, Madrid, 1832; J. DE

EL CAMINO DE LA PLATA: HISTORIA DE UNA VÍA ROMANA 47


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de la Plata», íd., 71, pp. 9 y ss.; C. Puerta, Los miliarios de la Vía de la Plata, tesis doctoral, Madrid, 1995; E. LOEWINSHON, «La Vía de la Plata en sus extre-
mos septentrionales: Brigecio», Revista de estudios de Benavente y sus tierras, 5-6, 1995.
82
Fue el ministro de Franco Manuel Fraga quien en los años sesenta promocionó el Camino de la Plata en el marco de una serie de rutas más o menos dispara-
tadas –de los Castillos, del Quijote, del Cid…–, que pretendían atraer a visitantes foráneos que aliviaran con su presencia nuestra maltrecha economía. El
nombre hizo fortuna –lo prueban las 138.000 entradas que se contabilizan en Internet– y se ha utilizado para bautizar líneas de ferrocarril, transportes de via-
jeros por carretera, rutas de peregrinaje, sendas de ciclismo, alojamientos o incluso, lo que es menos explicable, bodegas e institutos de enseñanza secundaria.

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS


48
LA VÍA
El tramo de la vía XXIV, más conocida en su re-
corrido inicial como Vía de la Plata y que recorre la
actual Comunidad Autónoma de Extremadura cons-

DE LA PLATA tituye uno de los mejor conocidos de este camino mi-


lenario. Las menciones a él desde el siglo XVI son fre-

EN cuentes, y los humanistas que transitan por él tienen


conciencia de hacerlo por el que hacía siglos había
sido un camino a través de cual se introdujeron no

EXTREMADURA pocas novedades de todo signo procedentes del Me-


diterráneo. Pero todo camino histórico tuvo también
DE AUGUSTA EMERITA sus ligeras variaciones de trayecto a través del
tiempo. Ello facilitó en muchas ocasiones que que-
A CAECILIUS VICUS
dara fosilizado y que ahora pueda ser analizado con
mayor detenimiento.
Las morfologías que exhibe en el tramo de la ac-
tual Extremadura son diversas y ello será preciso ex-
plicarlo por la diversidad de los materiales con los
que cuenta en sus proximidades para crear el firme y
el enlosado. También sería preciso no olvidar que al-
ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES gunos de esos tramos fueron construidos o reparados
UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA
en diferentes épocas por los evergetas locales, lo cual
permitiría señalar esas diferencias en la construcción
ANA MONTALVO FRÍAS
JUNTA DE EXTREMADURA
y no siempre debidas al proceso arqueológico.
En los 190 kilómetros aproximadamente que po-
see en el tramo esta vía que recorre Extremadura se
conocen más de 130 miliarios, algunos perdidos en la
actualidad, pero con referencia documentada desde el
siglo XVI, y correspondiendo algunos de ellos a la se-
rie de refacciones que se realizaron a lo largo del
tiempo entre la época de Augusto hasta la segunda
ASTURICA AUGUSTA
mitad del siglo IV.
La vía XXIV con destino a Caesaraugusta arrancaba
de Augusta Emerita desde alguna puerta de la muralla
Caecilius Vicus
situada en las proximidades del río Albarregas, el Ba-
Capara
Turmulos
Rusticiana rraeca romano, cuyo hidrónimo original ha sido com-
Castra Caecilia
ad Sorores probado recientemente por medios epigráficos83. Cru-
AUGUSTA EMERITA
zaba dicho río –afluente del más caudaloso Guadiana,
el Anae– por medio de un puente de cuatro arcos más
otro de dimensiones menores, que acaso fuera coetá-
neo de los otros que permitían el paso de este río y

49
cuya cronología ha sido establecida en los momentos gusta Emerita con Caesaraugusta a través de Toledo, si-
fundacionales de la ciudad. La necesidad de dar trán- guiendo prácticamente el mismo recorrido que luego
sito a los diversos caminos que culminaban o partían harán la N-V o la más reciente A5. Desde ese punto
de ella, así lo exigía84. La estampa de los viajeros e ilus- esta última vía se dirigiría hacia el noreste por Trujillo,
tradores de los siglos XVIII y XIX se ha convertido casi como sugiere el Anónimo de Ravena.
en una postal en la que se representa el puente con las Pasado el puerto citado la vía describe un ligero
ruinas del acueducto conocido como de los Milagros a cambio hacia el este, siguiendo prácticamente la misma
poca distancia de él, se mantiene rodeado de edificios dirección que la carretera actual, circulando por su
modernos y siendo paso obligado del ferrocarril. orilla izquierda hasta llegar a Casas de Don Antonio,
El primer tramo de la vía a su salida de Mérida ha- en que la atraviesa para colocarse a la orilla derecha a
cia el norte coincide prácticamente con el comienzo la altura del río Ayuela que cruzaba por un puente hoy
de la N-630, enfilando hacia el cementerio, en un tra- desaparecido. En las inmediaciones de esa localidad se
zado prácticamente rectilíneo por no existir proble- hallaría la mansio de ad Sorores, la primera del trayecto,
mas topográficos que se lo impidan. El paso por Val que se situaba a 26 millas de Mérida. La situación de
de los Hitos lo sugiere la presencia de miliarios que esta mansio no ha sido discutida, aunque con frecuen-
fueron localizados desde antiguo85. cia se la ha situado unos kilómetros más al norte, ha-
A la altura del embalse de Proserpina, uno de los ciéndola coincidir con las ruinas de una villa, en la de-
que abastecieron a la ciudad desde época temprana, hesa de Santiago de Bencáliz87.
gira al este, a través de Royanejo, topónimo acaso re- Roldán ya señaló el valor de los acusativos en ad del
lacionado con la función que poseerá un poco des- Itinerario de Antonino, como puntos de empalme ha-
pués como delimitador de los términos municipales cia otros lugares. Sobre el significado de sorores se ha
de Mirandilla y Carrascalejo. Desde allí se mantiene pensado en unas eminencias topográficas situadas en
al este y paralela casi a la N-630, para desviarse un las proximidades, o en elementos cultuales. Sin em-
poco más en esa dirección al norte de Aljucén, bus- bargo, la existencia de un camino que arranca precisa-
cando un paso adecuado para vadear el río de ese mente del punto en que estuvo situada la mansio que
nombre por un inexistente puente en la actualidad, sigue el límite del término municipal de Cáceres y al-
aunque sus exiguos restos se puedan reconocer to- canza el poblado prerromano de origen vettón de Vi-
davía en el lugar que ocupó86. Acaso la destrucción del llasviejas de Tamuja, compuesto por dos recintos de
mismo y la presencia de otras localidades más al bastante extensión, podría hacer pensar que ambos
oeste fue lo que obligó a que desde la Edad Media se recintos recibiesen tal denominación88.
crease una alternativa que obligaba a transitar más al Desde ad Sorores hacia el norte la vía circula a la de-
oeste, pasando por esas localidades. recha de la 630, pasando delante de la dehesa citada
Un poco más al norte, a partir de la Raposera, es de Bencáliz, en donde se encuentra el miliario que aún
cuando la vía y la carretera caminan prácticamente jun- conserva la cifra de la milla XXVIII y que hace pensar
tas, volviendo a servir de límites de las demarcaciones que se halla in situ, justo frente al acceso a la villa. Más
municipales, y así ambas cruzan el límite provincial en- adelante se ve obligada a cruzar el arroyo de San-
tre Badajoz y Cáceres por el Valle de las Ventas y de la tiago mediante un puentecillo de un solo arco que se
Zarza en unas interminables rectas que culminan en el rehízo a finales del siglo XVIII. En las proximidades se
Puerto de las Herrerías. Es posible que desde esa zona ha excavado un trecho de ella. Desde ad Sorores la vía
arrancase la vía XXV que comunicaba también Au- marcha paralela a un batolito granítico, del que sin

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS


50
Salida de la vía de Mérida. Grabado de Laborde.

Proximidades de la Mansio ad Sorores. Salida de la vía hacia Casar de Cáceres.

LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUS 51


duda alguna se benefició para el abastecimiento de ese nombre se colocaron en las dependencias agríco-
material para el solado y para la confección de milia- las varios miliarios anepígrafes de la vía. Acaso ac-
rios, algunos de los cuales, sin inscripción alguna, se tuasen a modo de depósito de los mismos para ser re-
hallaban desde hace años convertidos en pilas de puestos tras las consiguientes reparaciones del firme92.
abrevadero en la fuente de Bencáliz. Después del citado puerto mantiene la invariable
Poco después de haber cruzado el citado arroyo la dirección norte, para llegar al polígono de la Charca
vía se dirige hacia el oeste, no a mucha distancia de la Musia, una zona donde el camino es citado en la do-
carretera, para dejar al este Aldea del Cano, localidad cumentación histórica como camino de Mérida, o ca-
que desde la Edad Media era de paso obligado. Al mino Real. A finales del siglo XVIII, e incluso a co-
norte de ella existen algunas fortificaciones medievales, mienzos del XIX, aún era reconocible el empedrado
herederas sin duda de las antiguas villae que se inser- peculiar poco antes de llegar a la ermita del Espíritu
taban en un paisaje de penillanura con auténtica voca- Santo, zona considerada como necrópolis en donde se
ción agropecuaria. Tampoco están ausentes los dólme- concentran no pocas inscripciones funerarias de las
nes, como los existentes en las Eras del Garabato. En esa halladas en las proximidades de Cáceres, hasta donde
dirección se mantiene hasta el río Salor que circula de llega por la Ronda de San Francisco. En esa zona se
este a oeste y que ha de cruzar por un puente origina- cumplen las cuarenta y seis millas romanas que
riamente romano, pero que fue objeto de numerosas re- cuenta el itinerario desde Mérida, de las que veinte
paraciones en todas las épocas y con diseños de las mis- corresponden a la trecho desde ad Sorores.
mas en el siglo XVIII, cuando se repara el camino, La mención de éste para Cáceres es la de Castris
especialmente a la salida del mismo por el norte, como Caecilii, sin duda una derivación del ablativo plural de
demuestra la documentación del Archivo Municipal de Castra Caecilia, un problema de historiografía local, del
Cáceres. Las excavaciones realizadas recientemente en cual se deriva el actual nombre de Cáceres tras haber
ese punto no hicieron sino mostrar una de las últimas pasado por el árabe. El problema arranca de que allí
reparaciones, acaso la citada de 175089. mismo se situó la Colonia Norbense Caesarina93.
En las proximidades del puente, en Valdesalor, se No plantea problema alguno el acceso a la ciudad.
halló un lote de denarios romanos de plata que hacen El urbanismo actual mantiene fósiles las tramas del
pensar que ya a comienzos del siglo I a.C., ya existía primitivo, observándose cómo desde el puente de
tráfico por las inmediaciones, acaso correspondiente San Francisco –cuya construcción data del siglo XIX–
a los movimientos de tropas romanas90. arrancan varios viales, de los que unos se adentrarían
Esa zona posee un control visual desde las alturas en el recinto murado y otros lo rodean. Otro tanto se
situadas al norte, especialmente desde el castillo del observa hacia el norte, cuando un haz de calles con-
Puerto, una reducida edificación militar que permitía fluye en la zona conocida como las Eras de los Már-
divisar un antiguo camino que provenía desde Mete- tires, por la ermita de tal advocación situada en donde
llinum hacia Norba y pasaba no lejos de las citadas Vi- hoy se halla la plaza de toros. Desde ese punto la vía
llasviejas de Tamuja, la posible Tanusia, emisora de se dirigía hacia el norte a través de un collado entre
monedas de plata y verdadero centro nodal antes de el Cerro del Rollo y el del Teso, para descender hacia
la presencia romana en la zona91. el arroyo de Aguas Vivas y desde allí, aunque el ca-
Desde el Salor la vía continuaba hacia el norte mino no se reconozca con claridad, hacia Casar de Cá-
para traspasar una pequeña altura conocida como ceres. Durante todo ese trayecto se desvía ligera-
puerto de las Camellas o del Trasquilón. En la casa de mente hacia el oeste para buscar esa localidad.

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS


52
Para algunos autores la vía originariamente circu- época. Allí L. Caballero pudo excavar un fragmento
laría a algunas centenas de metros del actual casco ur- de tramo de la vía, de la que había desaparecido la
bano de Casar de Cáceres, aunque su disposición urba- capa superior de rodadura junto a una villa romana
nística de una calle que lo cruza en esa misma dirección y a otros edificios de carácter cultual y funerario95.
genera otras tantas paralelas entre sí y con ella, lo que La vía seguía paralela al río durante unos metros,
hace pesar que circulara directamente bajo ella. A su sa- hasta que sin más dilación se hace preciso ascender a
lida, junto a la ermita de Santiago, se dirige a buscar el una cota superior en las inmediaciones del cerro del Ga-
Vado de Alconétar y cruzar el Tajo. En ese trayecto de rrote para alcanzar una cota a través de la cual llegar a
unos 16 kilómetros circula por una loma desde la cual las proximidades de Cañaveral, siguiendo ahora una
se divisa el amplio paisaje circundante que en sus úl- dirección noreste tras un recorrido de 11 kilómetros.
timos tramos antes de descender al valle del Tajo es pa- Desde las proximidades de la estación de ferro-
ralelo al cauce del arroyo Villoluengo. En él se pueden carril de Cañaveral la vía se dirige por el cauce del
observar numerosos restos físicos de la vía, como los arroyo Pizarroso a cruzar el Puerto de los Castaños
bordes de la misma realizados en granito de las in- por donde lo siguen haciendo tanto la N-630 como la
mediaciones y numeroso miliarios, algunos de ellos A-66. Pasado éste se desvía ligeramente al oeste de
anepígrafes, como su hubieran formado parte de otro Grimaldo y de la 630, para pasar cerca del cerro del
depósito de los mismos. Cabildo, que deja al oeste, y manteniendo la dirección
Antes de cruzar el Tajo debía hacerse primero el noreste que adquirió tras pasar los Castaños. En esa
del Almonte por un puente del que a fines del siglo dirección cruza la carreta local que arranca en la N-
XX aún se conservaba algún resto en las orillas94. Des- 630 y se dirige a Riolobos y no lejos de allí se vuelven
pués pasaba bajo la fortaleza medieval de Alconétar a cumplir las veintidós millas que señala el Itinerario
y cruzaba el Tajo por un puente de casi trescientos entre Turmulos y Rusticiana, la mansio situada en la de-
metros de longitud que ofrece ciertas peculiaridades hesa de Larios. Luego asciende a poco más de dos ki-
sobre los modelos conocidos en otros de la misma lómetros de distancia del curso del río Jerte, pasando
época. La presencia de ambos puentes fue determi-
nante para la toponimia de la zona: Alconétar, cuyo
significado alude a «los puentes». La ruina de ambos
desde la Edad Media al menos, propició que la vía
quedase alterada en su conjunto, pues el paso había
de hacerse obligatoriamente por medio de barcas,
cuyo derecho cayó con el tiempo en la casa del duque
de Frías. En esa zona, hoy anegada, se cumplían las
veinte millas que separaban la mansio de Castra Cae-
cilia con la situada aquí, la de Turmulos, mansio que no
ha sido emplazada ante la falta de restos que permi-
tan hacerlo con toda seguridad.
Inmediatamente de atravesar el Tajo se hallaba
una villa rural romana, en cuyas inmediaciones se es-
tableció en época tardoantigua una construcción cul-
tual cristiana y un edificio funerario de la misma Restos de la vía al norte del Casar de Cáceres antes de llegar a Alconétar.

LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUS 53


Vía en las proximidades de Alconétar al bajar el embalse, noviembre 2007.

a la altura de la villa murada medieval de Galisteo, A partir del Jerte el trazado describe una serie de
donde cruzaría dicho río al oeste de Carcaboso por un curvas hasta tomar prácticamente dirección hacia el
puente desaparecido desde antiguo. norte hasta Cuarto Real. Desde aquí inicia una in-
En ese trayecto se conservan varios miliarios, algu- mensa recta de más de ocho kilómetros en dirección
nos de los cuales se hallaban aún in situ en el siglo XVI noreste hasta su llegada a Cáparra. En ese despo-
y sirvieron para que Ginés de Sepúlveda hiciera una va- blado se vuelven a cumplir las veintidós millas que la
loración de la milla romana. Un buen número de ellos separan de la mansio anterior, Rusticiana.
se conservan reunidos en la misma localidad. Cáparra, Capara, fue una fundación romana de época
Desde la época medieval se abandonó ese tramo augustea como oppidum stipendiarium, aunque ese nom-
entre Galisteo y Carcaboso al este del Jerte, para atra- bre acaso perteneciera a una población indígena anterior
vesarlo a la altura de la primera localidad y circular situada en sus inmediaciones. A fines del siglo I d.C. ad-
por la orilla contraria a la original96. quirió el estatuto municipal y se monumentalizó con

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS


54
Tetrapylon y zona central de Cáparra.

Zona al sur de Cáparra junto a Ventaquemada. Proximidades de Galisteo.

LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUS 55


importantes edificios de carácter urbano97. El decumanus posibilidad, Aquae Caperensis–, en donde ya desde época
maximus de la ciudad era el paso de la vía que sirvió de romana se puso en valor el carácter salutífero de las
pauta a todo el urbanismo posterior. Precisamente en aguas del manantial al que se ofrecieron numerosas
este tramo es donde mejor se ha conservado el pavi- ofrendas votivas a las nymphae Caperensis98.
mento, situado bajo más de un metro por debajo del ni- No lejos de aquí debe de encontrarse la mansio de
vel actual del suelo debido a modificaciones del camino Caecilius Vicus, justo a otras veintidós millas romanas
antiguo. La presencia de las losas del solado del camino, de Capara, se inicia un brusco ascenso para saltar a las
con su correspondiente desgaste por uso aparecen tras tierras de la Meseta. La vía original era visible hasta
la excavación arqueológica delante del tretrapylon si- hace una treintena de años en que fue cubierta por lo-
tuado en el centro de la antigua ciudad como si el sas modernas en un tramo de casi dos kilómetros. En
tiempo no hubiera transcurrido. ese punto se sitúa el límite administrativo de las pro-
Un miliario de Nerón hallado, reutilizado en los vincias de Cáceres y Salamanca y por consiguiente,
edificios posteriores, lleva la marca de las 110 millas, de comunidades autónomas, justo cuando la vía ha de
las que la separaban del punto de partida de la vía, es describir varias curvas para llegar a Puerto de Béjar
decir, de Augusta Emerita. y continuar adelante.
La salida de la antigua ciudad se realizaba por la
puerta noreste y durante casi dos kilómetros el ca-
mino se dirige hacia el este, para de nuevo retomar la
dirección anterior, suroeste-noreste, que mantendrá a
lo largo de once kilómetros y medio, hasta que vuelve
a encontrarse con la N-630 a la altura de Casas del
Monte, junto a la villa romana de la Granjuela. Du-
rante todo ese trayecto se conoce al camino con el
nombre de El Lindón, alusión a la función que des-
arrolla durante él, como linde o límite de antiguas ju-
risdicciones de los reinos de León y Castilla, y tam-
bién de los territorios diocesanos de Coria y Plasencia
y de los diversos términos municipales que surgieron
desde la Edad Media a ambos lados de su recorrido.
Desde ese punto, sin llegar a perder la citada direc-
ción, alcanza Aldeanueva del Camino, que le debe tal
nombre a la antigua vía, y creando una profunda hue-
lla en su desarrollo urbanístico al cruzarlo por el centro
y obligando a construir un puente –muy remozado en
diversas épocas– que cruzaba un arroyo local.
Al salir del casco urbano, la N-630 sigue práctica-
mente el mismo trazado que la antigua vía, dejando a
ésta unas veces a la derecha, otras a la izquierda y otras
bajo el firme reciente. En esas condiciones deja Hervás
al este y alcanza Baños de Montemayor –con bastante Salida de Baños de Montemayor.

ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES Y ANA MONTALVO FRÍAS


56
NOTAS

83
M.ª CANTO, F. PALMA y A. BEJARANO, «El mausoleo del Dintel de los Ríos de Mérida, Revve Anabaraecus y el culto de la confluencia», Madrider Mittei-
lungen, 38, 1997, 247-294); A.M. BEJARANO OSORIO, El mausoleo del Dintel de los Ríos: los contextos funerarios tardíos en Augusta Emérita, Cuadernos Eme-
ritenses 27, Mérida, 2004.
84
J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, El puente romano de Mérida, Monografías Emeritenses, 1, Badajoz, 1983.
85
C. PUERTA TORRES, Los miliarios romanos de la Vía de la Plata, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 1995.
86
J. M. ÁLVAREZ MARTÍNEZ y J. A. DÍAZ PINTADO, «El puente romano de Aljucén», Homenaje a Cánovas Pessini, Badajoz, 1985, p. 95; M. DURÁN FUEN-
TES, «Puentes históricos de la Vía de la Plata», en este mismo catálogo.
87
E. CERRILLO, «Excavaciones en la villa romana de Santiago de Bencáliz. Un asentamiento rural romano en la Vía de la Plata», Noticiario Arqueológico His-
pánico, 13, Madrid, 1982, p. 167.
88
J. M. ROLDÁN HERVÁS, Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971; M. P. GARCÍA-BELLIDO, «Mansio ad Sorores en el iter ab Emerita
Asturicam», Archivo Español de Arqueología, 69, 1996, p. 281; J. M. ABASCAL PALAZÓN, «De nuevo sobre Ataecina y Turobriga. Exploraciones del año 1900 en
Las Torrecillas (Alcuéscar, Cáceres)», Archivo Español de Arqueología, 69, 1996, p. 275; E. CERRILLO: «La Vía de la Plata en Extremadura: observaciones históri-
cas y arqueológicas», V Mesa Redonda Internacional sobre Lusitania Romana: Las comunicaciones, J. G. GORGES, E. CERRILLO y T. NOGALES (eds.), Mérida,
2004, pp. 177-194; íd., «Las mansiones en el tramo extremeño de la Vía de la Plata», Anas, 18, 2005, pp. 105-123.
89
Archivo Municipal de Cáceres, Libro de Acuerdos, 3 de septiembre de 1750.
90
C. CALLEJO, «Los denarios de Valdesalor», Zephyrus, XVI, 1.965, pp. 39 y ss.
91
A. ALONSO SÁNCHEZ, «El fortín romano del Castillo del Puerto, Cáceres. El control del territorio», Extremadura arqueológica, 2, 1991, pp. 417-430; EAD.,
Fortificaciones romanas en Extremadura: la defensa del territorio, Cáceres, 1988.
92
A. GONZÁLEZ CORDERO, «Sobre los miliarios de la Vía de la Plata en el tramo comprendido entre “ad Sorores y Castra Caecilia”», El Miliario Extravagan-
te, 27, 1990, p. 17.
93
C. CALLEJO, Los orígenes de Cáceres (Arqueología, historia antigua y tradición de la ciudad), Cáceres, 1980.
94
V. PAREDES GUILLÉN, Origen del nombre de Extremadura, el de los antiguos y modernos, de sus comarcas, ciudades, villas, pueblos y sus ríos; situación de
sus antiguas poblaciones y caminos, por Don… Arquitecto, Plasencia, Imprenta de José Hontiveros, 1886.
95
L. CABALLERO ZOREDA, Alconétar en la vía romana de la Plata, Garrovillas, Cáceres, Excavaciones Arqueológicas en España, 70, Madrid, 1970.
96
S. HABA QUIRÓS y V. RODRIGO LÓPEZ, «La Vía de la Plata entre las mansiones Rusticiana y Caecilius vicus: la calzada en relación con el asentamiento», La
red viaria en la Hispania romana, Zaragoza, 1990, pp. 241 y ss.
97
E. CERRILLO, «Capara, municipio romano», Sociedad y Cultura en Lusitania romana. Actas de la IV Mesa Redonda Internacional, J. G. GORGES y T. NOGA-
LES (eds.), Mérida, 2001, pp. 155-164.
98
J. M. ROLDÁN HERVÁS, «Las lápidas votivas de Baños de Montemayor», Zephyrvs, XVI, 1965, p. 23.; S. HABA QUIRÓS y V. RODRIGO LÓPEZ, «El tema
del culto a las aguas y su continuidad en relación con las vías naturales de comunicación», I Coloquio Internacional de Religiones Prehistóricas de la Penínsu-
la Ibérica, Salamanca-Cáceres mayo de 1987, Zephyrvs, XLIII, 1990, p. 271; E. Cerrillo, «El territorio de Cáparra», e. p.

LA VÍA DE LA PLATA EN EXTREMADURA: DE AUGUSTA EMERITA A CAECILIUS VICUS 57


LA VÍA Para el estudio de la Vía de la Plata se analizarán las
informaciones, que poseemos desde los itinerarios an-
tiguos (Itinerario de Antonino, Anónimo de Rávena,

DE LA PLATA Tablas de barro de Astorga) hasta las modernas «guías


de caminos» del siglo XVI (Meneses, Villuga) y libros de

EL TRAMO viajeros en época medieval y en épocas más modernas


hasta la configuración actual de vías de comunicación.

DE CASTILLA Vía de la Plata: calzada romana

Desde el estudio de J. M. Roldán Hervás (1971)

Y LEÓN quedó perfectamente delimitado el trayecto de la cal-


zada romana, que conocemos como Vía de la Plata.
Su trayecto unitario nos es conocido por el Anó-
DE CAECILIUS VICUS nimo de Rávena, del siglo VII probablemente, quien
A ASTURICA da una enumeración de ciudades siguiendo vías an-
tiguas romanas.
Con anterioridad (siglo III) se escribe el Itinerario
de Antonino, que recoge un mapa bastante completo
de la red de calzadas de la Hispania romana.
MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO Otra fuente antigua importante para nuestro es-
UNIVERSIDAD DE LEÓN
tudio es Claudio Ptolomeo, geógrafo del siglo II,
quien nos proporciona las denominaciones de ciuda-
des según los grados de longitud y latitud.
Si entrar en problemas de autenticidad, conside-
ramos como otra fuente de información valiosa las
llamadas Tablas de Barro de Astorga, hoy en el Mu-
seo Arqueológico de Oviedo.
La calzada romana Vía de la Plata parte de la ciudad
de Mérida y llega hasta la ciudad de Astorga, con unos
puntos intermedios referidos, aunque no en todos los
casos, cuyas distancias se establecen según las jornadas
ASTURICA AUGUSTA
Bedunia
Brigeco
del recorrido. En el Itinerario de Antonino reconocemos
VicoAquario
Sabaria
Ocelo Duri estos puntos intermedios con la denominación de man-
Salmantica
ad Lippos Sentice siones (en plural), mansio (en singular). Muchas de estas
Caecilius Vicus mansiones están perfectamente identificadas en la ac-
tualidad y además siguen siendo objeto de discusión
AUGUSTA EMERITA
entre los estudiosos de estos temas.
Esta vía romana no está recogida como tal de
forma completa. Sí hay dos vías que enlazan en Za-
mora (Ocelo Duri) recogidas en el Itinerario de Anto-

58
nino, según veremos a continuación: una de Mérida La tercera fuente para nuestro estudio, a pesar de que
a Zaragoza y otra de Astorga a Zaragoza. se habla a veces de falsificación, es la Tabla de Barro de
Las referencias del Itinerario de Antonino, ya ci- Astorga, n.º III. Las Tablas de barro de Astorga, en nú-
tado, son los siguientes: mero de cuatro, se encuentran hoy en el Museo Ar-
queológico de Oviedo. El texto es el siguiente:
Wess.
433, 1 Item ab Emerita
2 Caesaraugustam m. p. DCXXXII VIA ASTVRICA AD EMERITA AVGVSTA
Wess. BEDVUNIA VII MILIAS
434, 1 Caelionicco m. p. XXII VICO AQVUARIO X
2 Ad Lippos m. p. XII OCELODVRI XI
3 Sentice m. p. XV SABARIAMV VIII
4 Salmantice m. p. XXIIII SALMANTICA X
5 Sibarim m. p. XXI SENTICE…
6 Ocelo Duri m. p. XXI AD LIPPOS…
Wess.
CAECILIO VICO…
439, 5 Item ab Asturica
6 Caesaraugustam m. p. CCCCXCVII sic:
7 Bedunia m. p. XX
8 Briceco m. p. XXXII
9 Vico Aquario m. p. XXXII
10 Ocelo Duri m. p. XVI
Wess.
439,
15 Item ab Asturica per Cantabria Caesaraugusta
16 Item ab Asturica per Cantabria Caesaraugusta

440, 1 Brigeco

Otra fuente itineraria de gran importancia es el Anó-


nimo de Rávena:
pp IV-45
319 1 Brigicon
2 Preterion 340
3 Vico Aquarum
4 Ocelodurum
5 Comeniaca
6 Sebarium
7 Salmantica 345
8 Sentice
9 Appos
10 Coloricum Tabla de Barro de Astorga, n.º III.

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 59


El autor citado se refiere a los distintos pueblos
prerromanos y recoge la ubicación geográfica de al-
gunos núcleos urbanos, según los grados de longitud
y latitud. De esta manera cita las ciudades siguientes,
que damos transcritas en la terminología latina:

Entre los vettones: Salmantica 8º 50’-41º 50’


Ocelum 8º 20’-41º 15’
Entre los astures: Brigecum 10º 00’-44º 50’
Bedunia 9º 50’-40º 25’
Asturica Augusta 9º 30’-44º

Otra fuente, del siglo XVI, que recogemos es el Re-


pertorio de caminos de Alonso de Meneses, del año
1576, publicado en Alcalá de Henares y que maneja-
mos en su edición del año 1946 en Madrid.
En las páginas 29-30 se recoge el camino de Pla-
sencia para Toro, donde se dice que hay leguas XXXV
y M. Ya en la provincia de Salamanca actual se sitúan
los pueblos siguientes:

La Calzada (Calzada de Béjar), señalando desde Baños


(Baños de Montemayor, Cáceres) la distancia de II
leguas, aproximadamente 10 kilómetros escasos, pues
la legua viene a equivaler a 4.800 m.
Valdehuentes a I legua de La Calzada. Hoy Valdefuen-
tes de Sangusín.
Repertorio de caminos de Alonso de Meneses.
El Endrinal a II m leguas (dos leguas y media) de Val-
dehuentes. Hoy Endrinal.
Frades, hoy Frades de la Sierra, a I m (una legua y
media) de El Endrinal.
La calzada, hoy Calzadilla de Mendigos, a I m legua
(una legua y media) de Frades.
Podemos contar con una cuarta fuente. Se trata de Las Siete Carreras a I legua (una legua) de La Calzada. En
la Geografía de Claudio Ptolomeo, escritor del siglo II, las proximidades de San Pedro de Rozados.
quien nos proporciona algunos nombres de ciudades,
Mesón Nuevo a I legua (una legua) de las Siete Carreras.
fácilmente identificables en la calzada que estudia-
En las proximidades de Porquerizos.
mos según los nombres que aparecen en las otras
fuentes ya recogidas. Salamanca a III leguas (tres leguas) de Mesón Nuevo.

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO


60
También en la página 30 recoge Alonso de Meneses LAS MANSIONES VIARIAS

otro camino de Plasencia para Salamanca, de leguas El término mansión lo utilizamos como equiva-
XXII y M en el que se recogen los siguientes pueblos: lente del latín mansio y no con su significado actual.
Seguimos el orden inverso a la descripción que ha-
La Calzada: II leguas (desde Baños). remos después con la seguridad de que no se altera
Villa de Fuentes: I legua. el producto final.
El Endrinal: II m leguas (dos leguas y media). Asturica Augusta: No hacemos referencia aquí por
Frades: I m legua (una legua y media). considerarlo superfluo, ya que de todas las fuen-
La Calzadilla: I m legua (una legua y media). tes geográficas, epigráficas y literarias que recogen
Siete Carreras: I legua. dicha ciudad testimonian que no hay ninguna
El Mesón Nuevo: I legua. duda de su identificación con Astorga.
Salamanca: III leguas. Bedunia: Esta mansión aparece citada en el Itinerario
de Antonino, en la Tabla de Barro de Astorga n.º
Como puede comprobarse, este camino es coinci-
III y en la Geografía de Claudio Ptolomeo como
dente con el anterior salvo en el nombre de La Cal-
ciudad-capital de los bedunienses. El término «be-
zadilla, que en el primero aparece como La Calzada.
duniense» aparece también en algunas inscrip-
En las páginas 34-35 aparece recogido un camino
ciones (Rabanal, 1982, pp. 123-132). La ubicación
de Santiago para Alicante de CLXXVIII leguas, en el
corresponde a San Martín de Torres (León).
que se recogen varios pueblos de la provincia de
Briceco: Esta denominación que da el Itinerario de
León y que son los siguientes:
Antonino se identifica con Brigicon del Anónimo
de Rávena, Brigecio de la citada Tabla de Barro de
Astorga: II leguas (desde Palacios de Valduerna).
Astorga n.º III y Brigaecium (transcripción latina)
La Bañeza: II leguas.
de Claudio Ptolomeo. También es citada por el es-
La Torre: I legua. Hoy San Martín de Torres.
critor Floro (Epit. II, 33, 55) y en algunos epígrafes
La Noria: I legua. Hoy la Nora.
(Mañanes-Solana, 1985, p. 37, y J. M. Bragado,
La Puente Beizana: I legua. Hoy caserío de la Vizana en el
1991). Por razones de distancias miliarias, con-
kilómetro 24 de Castrocalbón a la de Madrid-La Coruña.
texto arqueológico, recorrido de la calzada, etc.,
Los Molinos: I legua. Se ubicaría en las proximidades de
ubicamos esta mansión en la «Dehesa de Morales»
Pobladura del Valle, en el margen izquierdo del río Órbigo.
en el término de Fuentes de Ropel. Para un estu-
Benavente: II leguas.
dio exhaustivo remitimos a las obras de Roldán y
En la página 27 se recoge otro camino de Medina del sobre todo a la tesis doctoral de Bragado Toranzo
Campo para Astorga, con XXV leguas, idéntico al recogida en la bibliografía.
anterior con el orden invertido. Preterion: Esta mansión sólo se cita en el Anónimo de Rá-
En lo que respecta al tramo entre Plasencia a Sala- vena. Sobre su ubicación todos los autores coinciden
manca, hay coincidencia aunque con el orden invertido, en un lugar en los términos de Bretó-Bretocino.
entre nuestro autor y otra recopilación del año 1546 La razón de que esta mansión no se recoja en el Iti-
(treinta años antes de Alonso de Meneses), cuyo autor nerario de Antonino u otras fuentes puede concre-
es Pedro Juan de Villuga, titulada Repertorio de todos los tarse en el hecho de que este lugar no tenía consi-
caminos de España, libro publicado de nuevo en Madrid deración de punto final de una jornada de viaje, sino
en el año 1951 y cuya edición hemos consultado. simplemente la de una «venta» de descanso, ya

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 61


que las distancias entre Brigeco y Vico Aquario son Izcala, agua fundamentalmente, son las propicias,
quizá excesivamente largas (XXXII millas). coincidiendo con las distancias miliarias.
Vico Aquario: El término vicus (aldea) nos testimonia Salmantica: Esta ciudad, identificada con seguridad
la existencia de un núcleo urbano de no dema- con Salamanca, es conocida desde el siglo III a.C.,
siada importancia. Por otro lado, el segundo nom- según nos cuenta Polibio (III, 13,59 y 14,9) y Tito
bre pone de manifiesto la existencia muy probable Livio (XXI, 5), además de otros autores. Todos re-
de aguas termales. cogen el nombre de la ciudad al referirse a la cam-
Esta mansión se cita en el Itinerario de Antonino, paña de Aníbal del año 200 a.C.
en el Anónimo de Rávena y en la Tabla de Barro Se recoge en el Itinerario de Antonino, en el Anó-
de Astorga n.º III. nimo de Rávena, en Ptolomeo, como ciudad ya vet-
Sobre su ubicación las investigaciones más re- tona, y en la Tabla de Barro de Astorga n.º III. Tam-
cientes (Bragado, 1991) y algunos otros están de bién se cita en la recopilación de Meneses (1576).
acuerdo en situarla en Castrotorafe, lugar que Sentice: Entre Salamanca y Sentice, Meneses (1576)
nos parece razonablemente probable, ya que coin- cita el Mesón Nuevo y Siete Carreras, cruce de va-
cide con las mediciones miliarias (XXXII millas rios caminos y la Calzada, topónimo muy signifi-
desde Brigeco y XVI millas hasta la mansio si- cativo junto con Calzadilla de los Mendigos.
guiente: Ocelo Duri). Esta mansión se recoge en el Itinerario de Anto-
Hoy está sumergida en el embalse del Esla. nino, en el Anónimo de Rávena, en Ptolomeo y en
Ocelo Duri: Mansión recogida en el itinerario de An- la Tabla de Barro de Astorga n.º III. Dista XXIIII
tonino, en el Anónimo de Rávena, en Ptolomeo y millas de Salmantica. Probablemente se ubica en el
en la Tabla de Barro de Astorga n.º III. No hay nin- término de las Veguillas o bien de Pedrosillo de los
guna duda sobre su identificación con Zamora. Aires (Roldán, 1975).
Para más detalles pueden verse las obras de Rol- Ad Lippos: Entre esta mansión y la anterior, Sentice,
dán (1971 y 1975) y Bragado (1991). Meneses (1576) cita dos puntos en el camino, Fra-
Comeniaca: Está mansión sólo se recoge en el Anónimo des y Endrinal. Parece claro (Roldán, 1966 y 1971)
de Rávena, entre Ocelo Duri y Sabariam. Se ubica, que la denominación de está mansión hace refe-
y así lo creemos, en el término de Cabañas de Sa- rencia a un lugar húmedo y próximo a la vía.
yazo, en la zona denominada El Comín. Aparece recogida en el Itinerario de Antonino, en el
Sabariam: A una distancia de XXI millas de Ocelo Duri Anónimo de Rávena, en Ptolomeo y en la Tabla de
y a la misma de Salmantica se encuentra esta man- Barro de Astorga n.º III. Se ubica en Valdelacasa.
sión, recogida en el Itinerario de Antonino, en el Caelionicco: A partir de la mansión recogida antes, Ad
Anónimo de Rávena, en Ptolomeo y en la Tabla de Lippos, Meneses (1576) cita Valdehuentes, hoy Val-
Barro de Astorga n.º III. defuentes, y la Calzada, correspondiente a Cal-
La ubicación de la mansión corresponde al límite zada de Béjar.
actual entre las provincias de Zamora y Sala- Aparece esta mansión citada en el Itinerario de An-
manca, en el Cubo del Vino (Zamora) o más pro- tonino, en el Anónimo de Rávena, en Ptolomeo y en
bablemente en Izcala (Salamanca). Roldán (1971), la Tabla de Barro de Astorga n.º III. Se ubica en «la
Arias (1987) y Bragado (1991) recogen que la man- Vega», en el término de Puerto de Béjar (Morán,
sión está fuera de la vía misma ya que se cita en 1944, y Roldán, 1971 y 1975). Coincide casi en el lí-
acusativo y, además, las condiciones naturales de mite de las provincias de Salamanca y Cáceres.

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO


62
El origen del nombre Vía de la Plata durado a lo largo de la historia, ofreciendo sus valo-
Figura entre las versiones imaginativas más o me- res de acogida y curativos.
nos pintorescas, aunque de todo hay. Puede ser pla- A partir de este punto la Vía de la Plata busca la la-
teia, del griego, o el término latino lata, que significan dera para suavizar la subida. Vamos a dejar la cuenca
«ancha» y «llana»; a veces se habla de «pública» (es- del Tajo para luego entrar en la del Duero. Dejaremos
tatal) o sea de origen árabe (balata) con el significado Extremadura (Cáceres) para acceder a Castilla y León
de «enlosada», «pavimentada», «empedrada» u otras (Salamanca). En esa zona se conserva un buen tramo
acepciones similares. de la calzada original y justo en el límite interprovin-
Siendo Mérida (Emerita Augusta) capital de la pro- cial (Cáceres-Salamanca) hay una preciosa alcantari-
vincia Lusitania en época romana, Astorga (Asturica lla romana. En el paraje entre los término municipales
Augusta) era capital de convento jurídico, distrito de de Peñacaballero y Puerto de Béjar se sitúa la mansión
administración judicial y capital de las explotaciones Caelionico, a 22 millas al norte de Cáparra. Una vez que
auríferas de todo el noroeste hispánico. hemos pisado tierra salmantina alcanzamos el pri-
La Vía de la Plata era camino de salida del oro (Mé- mer pueblo que es Puerto de Béjar. Todavía estamos
rida-puerto fluvial-río Guadiana, aunque había alguna en la jurisdicción eclesiástica antigua de Plasencia. Al
otra salida por el Cantábrico y por el Mediterráneo lado mismo del pueblo y por debajo de donde cruza
(Tarragona, Tarraco romana, capital de la provincia Ta- de autovía, se ha excavado un tramo de la calzada que
rraconense en la que estaba integrada Astorga). se conserva en perfecto estado. A partir de ahí em-
Parece que esta vía de comunicación ya estuvo fun- prendemos el descenso.
cionando como «vía del estaño» en época prerromana, Hacemos una parada en la Vía de la Plata, para re-
para unir Andalucía (Tartessos), con el noroeste penin- correr, si se puede o se quiere, o al menos recordar
sular. La calzada se construye a partir de Augusto y en- algo de la historia de Béjar. Fue núcleo prerromano
tra en pleno servicio de transporte en época de los em- perteneciente a los vettones y donde también se cons-
peradores Flavios y luego de los Antoninos. La vía tatan elementos propios de origen romano.
tuvo continuidad mientras fue importante para Roma. La calzada-camino desciende ahora de forma rá-
La última población extremeña en el recorrido pida para cruzar el río Cuerpo de Hombre por el
Mérida-Astorga es Baños de Montemayor. Esta villa puente llamado de la Magdalena o la Malena, de ori-
fue centro termal ya en época romana, que ha per- gen romano, aunque el que se conserva es de factura
medieval. Hay al lado, en un pequeño corral, un mi-
liario del que se puede pensar que marcaría la milla
CXXXVI. Seguimos para entrar más adelante en el
pueblo de Calzada de Béjar.
Llegamos ya a Valverde de la Valdecasa, a cuya
entrada nos recibe un indicador kilométrico romano,
es decir un miliario, con el número de milla CXLIII.
Al lado de Valdecasa tenemos situada la mansión Ad
Lippos a 12 millas de la anterior mansión de Caelionico.
El camino nos acerca a Fuenterroble de Salvatie-
rra. La calzada romana pasaba un poquito desviada
Miliario VI, in situ a la salida de Mérida. del pueblo.

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 63


Baños de Montemayor.

Un tramo más y el camino-calzada llega al lugar Repertorio de caminos de Alonso de Meneses. Tam-
en que ubicamos la mansión de Sentice; el lugar es la bién se recoge el topónimo de Cuatro Calzadas.
Dehesa de Herreros, junto a la Sierra de la Dueña y En buena armonía caminera afrontamos la en-
está a 15 millas de la anterior mansión Ad Lippos. trada por el gran puente romano a Salamanca. Por di-
Pronto llegamos a Frades de la Sierra, para seguir por cho puente cruzamos el río Tormes. Estamos en la ciu-
el llano camino de San Pedro de Rozados. dad-mansión viaria de Salmantica, a 24 millas de
Después de pasar por Calzadilla de los Mendigos, Sentice, a la que conquistará ya Aníbal el cartaginés
topónimo claro en relación con la vía, con una ermita junto con Albocala (Toro-Zamora) en el año 220 a.C.
próxima donde se conservan unas columnas del pór- El puente romano es del siglo I y tiene quince arcos,
tico que debieron ser miliarios y más adelante hay de los que unos cuantos han sido reconstruidos en va-
otro miliario de época de Nerón que cita a la milla rias ocasiones. En la salida del puente, ya para entrar
CLXVIII. Llegamos a Siete Carreras, pequeño po- en la ciudad, hay un verraco, escultura de granito
blado constituido por unas ventas y que, como su perteneciente a la época prerromana y a la cultura
nombre indica, es un cruce de caminos recogido en el vettona-celta.

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO


64
El gran puente romano a Salamanca.

Pasado el puente llegamos a la ciudad por las ca- mos en Calzada de Valdunciel, cuyo topónimo ma-
lles de Aníbal y Tentenecio. nifiesta la relación clara con la vía romana.
La ciudad estuvo amurallada en épocas prerro- Ahí se encontraron varios miliarios rotos, segura-
manas y romana; luego fue reconstruida en época mente como consecuencia de reutilizaciones y ane-
visigoda y musulmana. Afortunadamente se conser- pígrafos que dan fe de la calzada. Hace unos cuantos
van muchos testimonios arqueológicos, entre otros años todavía se conservaba la llamada Fuente Buena,
cerca de cincuenta epígrafes romanos, y tenemos co- probablemente romana y hoy ya desaparecida.
nocimiento de que fue sede episcopal en el siglo VI. Unos pocos kilómetros más y pasamos la ribera de
El camino hacia Zamora es propiamente la cal- Izcala. En los terrenos de los Altillos parece verosímil
zada romana. La vía nos lleva hasta el pueblo de Al- la ubicación de la mansión Sibarim –Sabaria a 21 mi-
deaseca de la Armuña. Ahora el horizonte plano cam- llas de Helmantica-Salmantica (Salamanca)–.
bia caminos nuevos y casas novedosas. La vía queda Entramos enseguida en El Cubo de la Tierra del
bien plasmada en el pueblo siguiente, que es Caste- Vino, cuya proliferación de bodegas justifica su de-
llanos de Villiquera. Cuatro kilómetros más y entra- nominación. Acabamos de entrar en la provincia de

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 65


Zamora y es un punto intermedio entre las capitales río Órbigo por el puente de la Vizana, probablemente
de Salamanca y Zamora. de origen romano, con varias reconstrucciones me-
Pronto llegamos a Villanueva del Campeán. Si- dievales y modernas, la última de las cuales significó
guiendo por las proximidades de San Marcial, entra- su reconstrucción en el siglo XIX como consecuencia de
mos en Morales del Vino. su destrucción durante la Guerra de la Independencia.
Un corto trayecto nos acerca al padre Duero, que El puente marca el límite entre las provincias de Za-
cruzamos por un puente a la derecha de los restos del mora y León.
que fuera el puente romano que da acceso a la ciudad Después de cruzar el río Órbigo nos dirigimos al
de Zamora. Estamos en la Ocelum Duri del Itinerario de pueblo de Alija del Infantado. Parece que la calzada
Antonio a 21 millas de Sibarim-Sabaria. El río Duero romana no rodeaba por ahí, sino que seguía directa
siempre fue en la historia camino de contacto y conoci- hacia la Nora por el Camino Real antiguo.
miento, de cultura y de comercio, de unión y de convi- En fin, seguimos nuestra vía en dirección a la Nora
vencia. Pero también fue Zamora emplazamiento en- del Río, siguiendo el Camino Real y por Navianos y San
vidiado, codiciado y luchado, a veces en victorias o en Juan de Torres para llegar a San Martín de Torres. En
derrotas. Por todo pasó la ciudad en el transcurso del este último pueblo se ubica la mansión romana de Be-
tiempo. De «ojo del Duero» (Ocelum Duri) pasó a ser «la dunia a XX millas de Brigeco. En esa comarca tuvo su
bien cercada». En época prerromana Zamora fue váccea asentamiento la Cross IV Gallorum, cuerpo de infante-
y más tarde romana, a pesar de la defensa de Viriato, ría militar, según conocidos testimonios epigráficos.
pastor lusitano, símbolo, o casi mejor tópico, de la lucha Después de unos kilómetros alcanzamos la villa
por las libertades frente al conquistador romano. de La Bañeza. Muy próximo a La Bañeza está el pue-
Por la cuesta de la Morana tomamos rumbo norte blo de Palacios de la Valduerna y a continuación San-
para llegar a Roales del Pan, a partir de cuya salida tiago de Valduerna, territorio por el que cruza la cal-
nos dirigimos a Montamarta. zada romana.
Parece que unos kilómetros más adelante, en el Más adelante llegamos al cruce del río Turienzo
término de San Cebrián de Castro, en el llamado Teso por un puente de origen romano y reconstruido por
del Rey, de acuerdo con las distancias, se ubicaría la última vez hace unos años; tiene cuatro arcos de
mansión de Vico Aquario, a 16 millas de Ocelum Duri, buena factura, y es en esa zona donde se conservan
Zamora; de todas formas hay quien lo sitúa en las rui- indicios de la calzada romana. Seguimos por Celada
nas de Castrotorafe. de la Vega, una vez que pasamos cerca de Cuevas y
Pasamos por los pueblos de Fontanillas de Castro y entramos por la zona suroeste al lado del convento de
Riego del Camino, para llegar a la Granja de Moreruela. Santa Clara en Astorga. Hemos llegado al final de la
Siguiendo la Vía de la Plata pasamos por Santo- calzada romana que partía de Mérida. Estamos en-
venia, para llegar a Villaveza del Agua. Un trayecto trando en la ciudad de Asturica Augusta a XX millas
breve nos separa de Barcial del Barco. de Bedunia (San Martín de Torres).
Pasados los pueblos de Castropepe y Castrogon- Astorga puede ser definida de muchas maneras, se-
zalo llegamos al lugar en el que se ubica la mansio Bri- gún muy diversas razones y circunstancias. Quizá la
gaeco, llamado Fuentes de Ropel, en la Dehesa de Mo- idea más clara es la de encrucijada, cruce de caminos.
rales. La vía cruza el río Esla para llegar a Benavente. No sólo son varias las calzadas romanas, sino también
Después de pasar por Villabrázaro (zona de El Pe- el punto de confluencia de caminos de peregrinación y
ñón) y Maire de Castroponce, llegamos al cruce del además unión de cañadas y cordeles de trashumancia.

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO


66
Puente de Valimbre en el río Turienzo.

La ciudad en las fuentes antiguas figura como la oro, clave económica en la política general. Política
capital de los amacos, pueblo integrado en el mundo administrativa y control económico constituyen los
de los astures, que abarcaban casi toda la provincia de dos pilares que fundamentan la acción del Imperio
León, el principado de Asturias, buena parte de Za- Romano. Fue emplazamiento de una legión romana,
mora y la parte más oriental de Orense y Lugo. la X Gemina, y más tarde ciudad de gran empuje y de
Cuando el emperador Augusto y su yerno Agripa alto nivel de desarrollo durante los primeros siglos
completaron la conquista de Hispania con la victoria del Imperio. Con las invasiones bárbaras de la pri-
sobre los cántabros y astures, Astorga fue un empla- mera década del siglo V la ciudad pasó a integrarse
zamiento de gran importancia para todo el noroeste bajo el poder suevo hasta que, en época de Teodorico,
hispánico. Desde aquí Roma vigilaba y explotaba el pasó a pertenecer al reino visigodo.

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 67


Cloacas, Astorga.

MANUEL-ABILIO RABANAL ALONSO


68
Termas menores, Astorga.

Se han recuperado lugares importantes de época


romana: murallas restauradas, puertas descubiertas,
termas visibles, Ergástula-Museo, cloacas, plaza ro-
mana, un número importante de epígrafes, etc. Hoy
se pueden visitar estos restos romanos integrados, en
lo que ya se conoce como la Ruta Romana. Además
sabemos que romana es la sede episcopal, una de las
primeras diócesis de Hispania, todo lo cual testimonia
la urbs magnifica referida por Plinio.

Plaza San Bartolo, Astorga.

LA VÍA DE LA PLATA. EL TRAMO DE CASTILLA Y LEÓN: DE CAECILIUS VICUS A ASTURICA 69


LOS Según un texto de Plutarco, Cayo Graco, el tribuno
revolucionario de los años 123-122 a.C., pasa por haber
sido uno de los personajes que más ha contribuido en

MILIARIOS época republicana al desarrollo del sistema viario, una


de las más evidentes señas de identidad romanas. Una

DE LA VÍA DE lex Sempronia viaria habría fomentado el trazado de


nuevas vías, pavimentadas y provistas de obras de fá-
brica para garantizar su durabilidad y la cómoda su-
LA PLATA peración de obstáculos naturales, pero también de co-
lumnas, erigidas de milla en milla, destinadas a indicar
al viajero las distancias recorridas desde el punto de
partida. Se atribuye de ese modo a Graco la invención
de los miliarios, el elemento material más característico
de las calzadas romanas, que en época imperial tejerían
una tupida red a lo largo y ancho del Imperio. En rea-
lidad, Graco, al parecer, sólo transformó en regla ge-
neral, mediante disposiciones legales, un uso más an-
tiguo, puesto que se conocen en Italia una docena de
miliarios anteriores al 123 a.C. Pero, aunque ya en
JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS época de César existiera una serie de caminos que en-
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
lazaban Roma con todas las comunidades importantes
de la península itálica, no fue hasta época imperial
cuando se extendió esta red al conjunto del Imperio y,
por tanto y en consecuencia, cuando se multiplicaron
los señalamientos viarios.
Hoy, los miliarios son las señas de identidad más
caracterizadas de las viejas vías romanas y constituyen
una fuente inagotable de información para el estu-
dioso, una fuente que, como ocurre con otros docu-
mentos epigráficos, se enriquece día a día con nuevos
hallazgos. Notas manuscritas tomadas por eruditos
desde que el Renacimiento vuelve sus ojos hacia el pa-
sado romano; descripciones de viajeros curiosos
cuando, a partir de la Ilustración, las «antigüedades»
se convierten en objeto de coleccionismo y estudio; cui-
dadosas reconstrucciones y lecturas con calcos y foto-
grafías, una vez que se establecen las modernas técni-
cas epigráficas, y los múltiples caminos –la reja del
agricultor, la pica del arqueólogo, la búsqueda siste-
mática, la casualidad…–, que han contribuido a que

70
afloren nuevos ejemplares, han ido acumulando el nú- el número de piezas contabilizadas es de 189, según el
mero de estas singulares piezas epigráficas hasta la ci- último análisis pormenorizado de C. Puerta, obligado
fra actual de más de cinco millares, repartidos por to- punto de referencia para cualquier cuestión relativa a
das las antiguas provincias del Imperio Romano. los miliarios de la Vía de la Plata y al que aquí nos he-
Hasta no hace mucho, esta masa de documentación mos de remitir de continuo103. Esta cifra puede consi-
se encontraba dispersa en los volúmenes, sistematiza- derarse elevada en relación con otros conjuntos terri-
dos geográficamente, del Corpus Scriptionum Latina- toriales. Si tenemos en cuenta que todos los miliarios
rum, en una sección propia, la de viae publicae, pero el de la provincia Tarraconense, recogidos por Lostal104,
creciente número de ejemplares y su publicación en mo- suman 283 ejemplares, y los aparecidos en la antigua
nografías y revistas dispersas aconsejaron a los miem- Bética, 106, según el cómputo de Pierre Sillières105,
bros de la Academia de Ciencias de Berlín, responsable queda manifiesto el valor de esta afirmación, todavía
de la edición del CIL, ampliar el número de tomos te- más si se considera que, en el caso de la Vía de la Plata,
máticos y dedicar uno nuevo, el XVII, específicamente se trata de un solo camino, frente a los múltiples de las
a la recopilación de los miliarios. En esta tarea la Aca- dos provincias referidas entre los que habría que dis-
demia ha contado con el Instituto de Historia Antigua tribuir los miliarios contabilizados.
y de Epigrafía de la Universidad de Berna, pero des- Pero no sólo por lo que respecta a Hispania. En re-
pués de dos décadas sólo han aparecido dos fascículos99, lación a las otras provincias del Imperio Romano, la se-
por lo que aún se está lejos de poder utilizar este mo- ñalización miliaria de la Vía de la Plata conservada es
délico instrumento para trabajos sistemáticos. Bien es muy superior a las mejores conocidas, como la vía
cierto que se intenta paliar esta laguna, dado el creciente Aurelia, con sólo 49 ejemplares, o la Domitia, con 93, si
interés que el estudio de las vías despierta en el mundo tenemos en cuenta que su trayecto, entre la cabeza de
científico, con trabajos y recopilaciones dirigidos a ám- ruta, Emerita Augusta, y el final de su recorrido, As-
bitos geográficos más restringidos, de los que habría turica Augusta, discurre a lo largo de 313 millas. Un
que destacar los pioneros de G. Walser100. cálculo aproximado permite suponer que a lo largo de
En España, los miliarios conocidos, que superan la la historia de la vía, teniendo en cuenta que el proceso
cifra de medio millar, están pendientes todavía de un de colocación de miliarios fue acumulativo, es decir,
estudio sistemático que, desde hace tres años, es ob- se fueron añadiendo de forma sucesiva, incluso en un
jeto de un amplio proyecto de investigación, finan- mismo punto, sin retirar los anteriores, la cantidad
ciado por la CICYT101, del que soy investigador res- que debió juntarse al finalizar el Imperio estaría en-
ponsable. Pero se cuenta con estudios parciales, es tre 1.800 y 2.400. En consecuencia se habrían conser-
cierto que de desigual valor102, y con las recopilacio- vado –es cierto, que en algunos casos, sólo a través de
nes realizadas para los trabajos preliminares de la testimonios escritos– alrededor del 10% del total, una
nueva edición del CIL II, así como con el Fichero Epi- cifra completamente excepcional no sólo en Hispania
gráfico de la Universidad Complutense de Madrid, sino en el Imperio, donde no llegan, en las zonas me-
responsable de la edición de Hispania Epigraphica. jor documentadas, al 2% del conjunto.
Entre los conjuntos de miliarios hispanos, el co- La contabilización de estos 189 miliarios es, por
rrespondiente a la Vía de la Plata puede considerarse otra parte, un buen instrumento para conocer el inte-
por varias razones de carácter excepcional. Y no en úl- rés suscitado por la vía desde que se convierte en ob-
timo lugar por el número de ejemplares conservados jeto de estudio y nos proporciona, por así decirlo, una
o conocidos por noticias escritas. Hasta el momento, completa historiografía de su conocimiento. De hecho,

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 71


CUADRO ESQUEMÁTICO DE MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA según J. M. Roldán.

Emperador al que corresponde Emperador al que corresponde

Desconocido

Desconocido
Sept. Severo

Sept. Severo
Constantino

Constantino
Maximiliano

Maximiliano
Diocleciano

Diocleciano
Alej. Severo

Alej. Severo
Maximino I

Maximino I
Vespasiano

Vespasiano
? Gallieno

? Gallieno
Graciano

Graciano
Caracalla

Caracalla
Augusto

catálogo

Augusto
catálogo

Adriano

Adriano
Claudio

Claudio
Valente

Valente
Trajano

Trajano
miliario

miliario
Tiberio

Tiberio
Nerón

Nerón
Nº del

Nº del
Nº del
Nº del

Tito

Tito
1 IV 53 –
2 IV 54 CX
3 VI 55 CXII
4 – 56 C...
5 – 57 CXIII
6 XIIII, XVI, XVII 58 –
7 – 59 –
8 – 60 –
9 – 61 –
10 – 62 CXVI
11 – 63 CXVII
12 – 64 –
13 XXVIII? 65 CX
14 XXVIII 66 –
15 XXVII 67 CXVIII
16 XXVIII 68 –
17 – 69 CXX
18 – 70 –
19 – 71 –
20 XXXVIII 72 CXXXI
21 – 73 CXXXV
22 XLIII 74 CXXXIV
23 LII 75 –
24 LVIIX 76 –
25 LIX 77 CXXXVI
26 LVIIII 78 CXXXVI
27 – 79 –
28 – 80 –
29 – 81 ..LVII
30 – 82 CXXXVII
31 LX 83 CXXXIX
32 LXII 84 C...
33 – 85 –
34 – 86 –
35 LXII 87 CXLII
36 – 88 CXLIII
37 – 89 –
38 – 90 CXLIV
39 LXXII 91 CXLVIII
40 LXXXI 92 CXLIX
41 LXXXVIII 93 CLVII
42 CI 94 –
43 CII 95 CLIX
44 CII 96 CLXV
45 CIII 97 CLXVI
46 CIII 98 CLXVIII
47 – 99 CLXXII?
48 C... 100 II
49 – 101 –
50 CIX 102 –
51 – 103 –
52 CX
45 2 1 2 4 1 1 19 13 3 3 2 1 1 1 1 1 1 1

LOCALIZADOS: 41 NO LOCALIZADOS: 52 FALSOS O SOPECHOSOS: 10

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS


72
este interés, en sus orígenes, no se cifró tanto en la pro- grupos de miliarios de hasta nueve unidades en al-
pia vía como en los miliarios que la jalonaban, como gunos casos, anepígrafos, lo que deja muchas de es-
prueban los más antiguos documentos conocidos, del tas millas ayunas de señalización. Y esta característica
siglo XVI, contabilizados por E. Hübner en la primera nos enfrenta con el más grave de los problemas que
edición del tomo II del CIL, de autores como Nicolás plantea la vía: el de su propia entidad.
Mamerano, Benito Ramberto, Florián Docampo, Am- Precisamente, el que los miliarios se concentren en
brosio de Morales o Jerónimo de Zurita. Sólo, a partir el primer tramo de la vía ha dado pie a negar su ca-
del siglo XVIII, al interés por la epigrafía se añade el rácter unitario entre Mérida y Astorga, aun refren-
suscitado por la propia vía, que da lugar a las porme- dado por la aparente falta de fuentes literarias anti-
norizadas descripciones de L. J. Velázquez, A. Ponz o guas que lo documenten. En efecto, el llamado
A. Laborde106, y, ya en el XIX, a la de J. de Víu107, de la Itinerario de Antonino109, el repertorio viario más
que Hübner tomó la mayor parte de los datos para la completo que nos queda de época imperial, no recoge
descripción del camino y de los epígrafes miliarios en el camino de modo unitario, aunque sí de forma com-
concreto, incluidos en los dos volúmenes del tomo II pleta. En esta fuente del siglo III parecen documen-
del CIL. A los miliarios contabilizados en el CIL, re- tarse en realidad dos vías distintas, que arrancan,
dactado a caballo entre los siglos XIX y XX, vinieron a respectivamente, de la capital de Lusitania, Emerita,
añadirse posteriormente nuevos ejemplares, dados a con dirección norte, y de la capital del conventus astur,
conocer dispersamente en diferentes medios, hasta el Asturica, con dirección sur, para juntarse en la man-
estudio que llevé a cabo en los últimos años de los se- sio Ocelo Duri y marchar desde aquí unificadas hasta
senta, con una nueva recopilación de la epigrafía de la Caesaraugusta110. Por tanto, la Vía de la Plata, en su to-
calzada108. Nuevos hallazgos dejaron obsoleta la lista, tal extensión, de sur a norte, no tiene entidad propia
que C. Puerta volvió a completar en 1995 en su tesis en esta fuente. Pero hay que tener en cuenta que el Iti-
doctoral, el último estudio de conjunto, hasta la cifra nerario no es tanto un elenco de calzadas (viae), es de-
referida de 189 ejemplares. cir, de entidades físicas así consideradas, con una ca-
No obstante este elevado número de miliarios, es beza de ruta y un término, como de rutas (itinera). No
preciso tener en cuenta ciertas matizaciones para no es, por consiguiente, una descripción de la red de ca-
desvirtuar la imagen de conjunto, que, al mismo minos, sino de rutas abiertas al viajero entre varios lu-
tiempo, pueden proporcionar precisiones para entre- gares, coincidentes quizá en gran parte con vías con-
abrir algunos de los muchos problemas que presenta cretas, pero claramente diferentes de ellas. La
la vía. En primer lugar, sorprende la práctica con- recopilación antoniniana no forma un documento ín-
centración de todos los miliarios sólo en el primer tegro, es decir, compuesto por un único autor/editor,
tramo de la vía, entre Mérida y los límites de la pro- que lo controló conforme a una lógica coherente.
vincia de Salamanca, en un trayecto de 192 millas, lo Cada lista, que pudo haber tenido una compleja his-
que corresponde a algo menos de dos terceras partes toria de transmisión antes de llegar a ser incluida en
de su recorrido total. Por supuesto, esto no significa la compilación, seguramente se formó sobre la base de
que estén documentadas las señalizaciones de la ma- una serie de edictos imperiales, usuales a partir del si-
yoría de las millas de este trayecto, puesto que exis- glo III, que fijaban por anticipado la ruta que debía se-
ten, por un lado, numerosas repeticiones, esto es, mi- guir cada una de las expediciones armadas encarga-
liarios con la misma indicación de distancia pero de das de recaudar el impuesto de la annona o que
distintos emperadores; por otra, concentraciones de servían para señalar el trayecto marcado a los bene-

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 73


ficiarios del cursus publicus, el servicio de postas ofi- iter tras el hallazgo en 1985 in situ, en el término de
cial modelado por Augusto y objeto constante de Milles de la Polvorosa (Zamora), de un miliario de
atención por parte de la administración central im- arenisca, hoy conservado en el Museo Provincial de
perial como base de comunicación entre el gobierno Zamora, fechado en época de Nerón, con el numeral
de Roma y las provincias. Cuando E. Saavedra, en su CCLIX, esto es, la distancia exacta desde el punto de
meritorio discurso de ingreso en la Academia de la hallazgo a la cabeza de ruta, Emerita114. La cuestión
Historia, ofreció en el apéndice de su publicación111 queda, pues, resuelta y los aparentes problemas que
una edición de la parte hispana del Itinerario, numeró parecen estorbar el carácter unitario de la vía pueden
los distintos itinera, hasta un total de 34, considerán- ser fácilmente explicados115.
dolos como caminos con entidad propia, numera- La riqueza de miliarios de la vía y la circunstancia
ción a la que desde entonces se le ha dado valor ca- de hallarse un buen número de ellos todavía in situ ha
nónico, hasta el punto de ser utilizada usualmente sido determinante a la hora de establecer no sólo las
para designar las correspondientes calzadas. Según correspondientes mansiones de su recorrido y el pro-
ello, la Vía de la Plata no pasaría de ser una cons- pio trayecto de la vía, sino incluso el valor métrico de
trucción ficticia a partir de dos calzadas distintas, la la unidad de medición empleada, la milla romana.
número 24, de Emerita a Caesaraugusta, y la número En este punto, en concreto, a partir de un trabajo de
26, de Asturica a Caesaraugusta, coincidentes en la A. Blázquez116, se consideraba que en Hispania habían
mencionada mansio de Ocelo Duri, sin importar que, de tenerse en cuenta cinco tipos de milla diferentes, si
en ambos casos, las supuestas calzadas hubieran de se querían adecuar los datos del Itinerario de Antonino
dar en este punto un sorprendente giro de 90 grados a las distancias reales de los trayectos conocidos de las
para continuar sus respectivos trayectos. correspondientes calzadas. Así, además de la tradi-
La primera fuente antigua que ofrece el recorrido cional de 1.481 metros, se contabilizaba para la vía de
en toda su extensión, de Mérida a Astorga, si dejamos Mérida a Salamanca otra de 1.393 metros. Una ter-
de lado el peculiar y, a mi parecer, decididamente cera, de 1.666, habría sido empleada con preferencia en
falso, Itinerario de Barro112, es el Anónimo de Rá- la parte central de Hispania y, en algunos tramos de cal-
vena113, bastante posterior al Itinerario y no, como zada del Pirineo a Lérida, una cuarta, de 1.250 metros.
éste, una red de rutas con indicación de paradas in- Por último, en vías como la de Ayamonte a Mérida por
termedias, sino una simple enumeración de ciudades, Itálica o de Braga a Astorga por Chaves, habría existido
que, sin embargo, están indicadas siguiendo rutas fi- una quinta de unos 1.000 metros.
jas. Si pensamos que el Anónimo toma sus datos de Esta conclusión de la plurivalencia de la milla ro-
la llamada Tabula Peutingeriana o mapa mundi de mana dio de inmediato lugar a críticas117, que tampoco
Castorius, el mapa antiguo más preciso de vías roma- lograron alcanzar un acuerdo definitivo. En teoría, las
nas que se conserva, la mención prueba que el camino grandes distancias eran medidas en Roma por milia
era considerado como una unidad en esta extensión, passuum, equivalente a 5.000 pies de 0,296 metros, lo
de Mérida a Astorga, por lo menos en el siglo IV. que suponía entre 1.475 y 1.485 metros. Pero ni si-
Si bien, en el estudio que realicé en los años se- quiera las mediciones realizadas previamente en vías
senta, consideré la entidad de la Vía de la Plata como bien señalizadas como la de la Plata parecían resolver
vía o camino unitario entre Mérida y Astorga, ha sido el problema. Así, C. Morán118, que midió la distancia
el testimonio de los miliarios el que ha proporcionado entre dos miliarios consecutivos que permanecían in
la prueba definitiva de este carácter y no de simple situ en la calzada, llegó a la conclusión de que se uti-

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS


74
lizaba una milla de 1.468 metros. Pero, no obstante, Si el testimonio de los miliarios ha sido definitivo
las conclusiones que el mencionado investigador sacó para fijar el valor de la milla, lo mismo que el recorrido
de la medida de distancias parciales entre las man- de la vía y sus correspondientes mansiones, todavía
siones consecutivas invalidaba por completo la exac- más determinante es su contribución al conocimiento
titud de este dato. Así, en el tramo de Caelionicco a la de la propia historia del camino, en última instancia la
mansio ad Lippos, la milla tenía un valor de 1.513 me- única o casi única fuente de información sobre su
tros; en el siguiente, hasta Sentice, de 1.940, hasta Sal- evolución, al menos, desde su definitivo trazado en
mantica, de 1.590, y hasta Sibarim, de 1.867 metros. época de Augusto hasta su ruina, en un arco tempo-
La contradicción era patente: o había que renun- ral de casi cuatro siglos121. Desde los primeros miliarios
ciar a una milla de valor fijo, en una calzada bien cui- documentados de la Vía de la Plata, fechados alrede-
dada y señalizada, o había que invalidar los datos del dor del año 12 a.C., hasta el último conocido, de Va-
Itinerario de Antonino, con supuestas corrupciones lentiniano I y Valente, erigido entre 354 y 367, el elenco
de lectura en las sucesivas copias manuscritas. Una y de piezas transmite las sucesivas intervenciones im-
otra alternativa parecía obedecer, no obstante, más a periales sobre el camino y, con ello, testimonia la con-
la inclinación de los estudiosos a acomodar las dis- tinua atención de la administración romana hacia uno
tancias parciales obtenidas con la supuesta ubicación de los más fundamentales instrumento de imperio
de unas mansiones, que se pretendía colocar en lu- en las provincias de Hispania, la fluida comunicación
gares preestablecidos. a través de todo el oeste peninsular, susceptible de
Una medición de la Vía de la Plata en su totalidad, prestar servicio a fines políticos, militares, adminis-
exenta de prejuicios y sólo apoyada en puntos absolu- trativos, comerciales e incluso ideológicos y culturales.
tamente seguros, como los miliarios in situ119 y man-
siones con certeza de ubicación, como Salmantica, Ca-
para o Emerita, ofrecieron un resultado sorprendente120.
En todos los casos, existía una relación fija, con una di-
DISTRIBUCIÓN DE LOS MILIARIOS ATRIBUIDOS, POR EMPERADORES
ferencia que en ningún caso llegaba a superar los mil según C. Puerta
metros, entre los datos del Itinerario y el valor de una
milla de 1.481,5 metros, es decir, de 5.000 pies romanos.
23
De acuerdo con estos datos, el valor fijo de la milla y
la exactitud de los datos del Itinerario, fue posible lle- 20

gar a una satisfactoria ubicación de las correspon-


15
dientes mansiones, que hallazgos arqueológicos pos-
teriores vinieron a refrendar, como la mansio ad Sorores,
10
en la Dehesa de Santiago Bencáliz; Castra Caecilia, en el
campamento romano de Cáceres el Viejo; Turmulos, 5
en las proximidades del Cerro Garrote, al norte del
Tajo; Rusticiana, en la Fuente del Sapo; Caelionicco, en la 1
Augusto
Tiberio

Claudio
Nerón

Trajano
Adriano

Septimio Severo
Caracalla

Alejandro Severo
Maximino
Decio

Probo

Tretarquía

Constantinianos
Decencio

Valente

Finca de la Vega, pasado Puerto de Béjar; la mansio ad


Lippos, a la salida de Valcerde de Valdelacasa, o Sentice,
en la finca La Dueña de Abajo, en el término de Pe-
drosillo de los Aires.

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 75


Pero también, en un plano más general, el nú- cuenta la estructura geológica del conjunto del ca-
mero y la distribución de los miliarios documentados mino –terrenos paleozoicos de estructura granítica en
ha permitido plantearse determinadas cuestiones so- el tramo de Mérida a Salamanca frente a las formas
bre los sistemas administrativos y técnicos utilizados sedimentarias eocénicas del valle del Duero, donde
en época romana para la conservación de los caminos, afloran distintos tipos de areniscas–, puede concluirse
esto es, sobre la cura viarum fuera de Italia, en el ám- en la elaboración de los miliarios la exclusiva utili-
bito provincial. zación de material local122. Un testimonio definitivo a
Por lo demás y por lo que respecta al conjunto mi- este respecto lo ofrece el conjunto de nueve piezas
liario de la calzada en cuanto a sus características ma- existente en la milla LVI, en el tramo de vía com-
teriales y técnicas, el análisis de los ejemplares conser- prendido entre Castra Caecilia y el paso del Tajo, al
vados ha permitido obtener un buen número de norte de la localidad de Casar de Cáceres. A sólo
precisiones sobre esta importante vía de comunica- unos pasos del punto de localización de los miliarios
ción, señaladas por C. Puerta en su pormenorizado es- existe un bloque de granito en el que pueden apre-
tudio, cuyas principales conclusiones podemos resumir. ciarse dos huecos, con forma y dimensiones que co-
En cuanto a las características físicas de las piezas, rresponden claramente a la de los miliarios y que se-
la gran mayoría de los ejemplares son de granito, si ñalan el lugar de extracción de dos de las nueve
exceptuamos dos de arenisca, ambos pertenecientes piezas. C. Puerta supone que resultaba menos cos-
al tramo norte de la vía. Esta diferencia de material toso, en todos los sentidos, desplazar a los lapidarii
descubre una primera evidencia: si tenemos en milla tras milla que elaborar piezas tan pesadas como
los miliarios en un centro y trasladarlas posterior-
mente a sus respectivos lugares de emplazamiento.
Por otra parte y con el testimonio de este «depósito»
de la milla LVI –ejemplares de distintos emperadores
con textos incompletos–, puede suponerse la posibi-
lidad de que la elaboración de las piezas respondiese
a intervenciones en varias fases, fundamentalmente,
una primera de canteros y lapidarii, que darían forma
a la pieza, y una segunda, de los lapicidae o scriptores,
para introducir el texto correspondiente. En todo
caso, lo importante es que la ejecución de las piezas
se llevó a cabo al pie de la vía, lo más cerca posible del
punto de implantación definitiva, con una organiza-
ción del trabajo por parte de los talleres epigráficos
que prefería desplazar a los operarios necesarios para
la realización in situ de las piezas en lugar de elabo-
rarlas en los talleres correspondientes y trasladarlas
luego al punto concreto de la vía.
Por lo que hace a la tipología, la elaboración de los
miliarios responde al tipo canónico de bloques mo-
Miliario de Carcaboso. nolíticos, compuestos por una base paralelepípeda so-

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS


76
bre la que se asienta un cilindro o fuste, con alturas que implicaba el desplazamiento del lapicida milla
que oscilan entre los 73 y los 247 centímetros y diá- por milla, de forma equivalente a como lo hacían los
metros entre 30 y 63 centímetros. La pauta que siguen lapidarii, los encargados de la colocación previa del mi-
es muy homogénea, con una tipología estable, sin liario. No es claro si ambas operaciones tenían lugar
grandes variaciones a lo largo del tiempo, aunque en simultáneamente, llevadas a efecto por un mismo
las dimensiones y proporciones de las piezas parece equipo. Pero, al parecer, las inscripciones no se efec-
poder deducirse una evolución, que, entre Adriano y tuaban necesariamente en el mismo momento en que
la dinastía de los Severos, alcanza el grado máximo de se colocaban las piezas, como muestra la abundancia
esbeltez. No obstante, cabe distinguir dos tipos, co- de miliarios a lo largo de la calzada que no presentan
rrespondientes respectivamente a época alto y bajo texto alguno. Tampoco el texto se inscribía de una
imperial, con una cesura que podría establecerse en- sola vez. Llama la atención la aparente disyunción de
tre los años 235 y 250 y que parece relacionarse con los textos correspondientes al numeral de las millas y
factores tanto estéticos como técnicos. A partir de la al resto de la inscripción. Existen numerosos ejem-
mencionada fecha, las dimensiones se reducen y se plares en que las piezas conservan o documentan uno
produce el abandono de la base paralelepípeda, así solo de ambos elementos. Sobre todo, es a partir de Ti-
como una cierta tendencia a dar al fuste una forma berio cuando se documenta en la Vía de la Plata la au-
prismática. Para C. Puerta, en el período altoimperial, sencia de numeral, cuya presencia o inexistencia se
la elaboración podría haber partido de la determina- mantiene sin razones aparentes durante toda la época
ción de la base paralelepípeda, a partir de la cual se imperial. La explicación más plausible sería suponer
habría dado forma al cilindro, una vez implantado el
miliario, de manera que el lado de la base vendría a
ser muy semejante al diámetro del fuste y la altura se-
ría consecuencia de la profundidad del hueco cavado VALORES MEDIOS DE LAS ALTURAS DE LOS MILIARIOS,
para la sustentación. En cambio, en el Bajo Imperio, POR EMPERADORES según C. Puerta

la obtención de la forma cilíndrica habría sido previa,


lo que, unido a la reducción de las dimensiones de la cm
pieza, parece sugerir un proceso obtenido con algún
tipo de ayuda mecánica. 200
Pero son los textos inscritos en los miliarios los
que proporcionan la información más valiosa y lo 150
que otorgan a las piezas el carácter de documento, in-
sustituible e inapreciable, para la reconstrucción del 100
trazado y de la propia historia de las vías que jalonan.
Las inscripciones sobre la superficie de las piezas exi- 50
gía dos tipos de intervención: la primera, la redacción
y transmisión de los textos y, luego, su ejecución so- 0
bre el soporte pétreo.
Claudio

Nerón

Trajano

Adriano

Caracalla

Alej. Severo

Maximino I

Tetrarquía

Constantinianos

Anepígrafos

Del estudio de los ejemplares de la Vía de la Plata,


C. Puerta ha deducido que el miliario se inscribía
cuando ya se encontraba emplazado en su lugar, lo

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 77


dos momentos en la inscripción de los miliarios, hi- Finalmente, por lo que hace a los propios textos,
pótesis que apoyarían tanto las claras diferencias de la característica general es tanto su simplicidad como
estilo de grafía y de elementos compositivos entre la su carácter homogéneo. Desde el punto de vista téc-
exégesis imperial y el numeral miliario como la defi- nico, se constata que en la inmensa mayoría de la gran
ciente coordinación del espacio y del encuadre entre cantidad de ejemplares con que cuenta la vía predo-
ambos elementos. Cabe también la posibilidad, habida mina la elaboración directa, sin preparación previa
cuenta de la cantidad de miliarios altoimperiales sin del soporte y sin gran atención al aspecto formal, si lo
el menor rastro de numeral, que, en algunos casos, comparamos con otras vías. El esquema de redac-
una de las partes se inscribiera y la otra se pintara. ción sigue las pautas normales de este tipo de textos,
En otro orden de cosas, se comprueba la identidad aunque llama la atención la sobriedad compositiva,
de las caligrafías en piezas contiguas, que vienen a in- que, no obstante utilizar todos los conceptos propios
dicar probablemente que un mismo lapicida tenía de las titulaturas imperiales, los expresa de la manera
asignado un tramo determinado de la vía. En cuanto más sencilla, renunciando a cualquier elemento de ca-
a la longitud de estos tramos, con la precaución a que rácter secundario. También por su parte, los nume-
obliga la escasez de los ejemplos, podría establecerse rales se exponen de la manera más sobria, sin refe-
en 20 ó 25 millas. En consecuencia, el ámbito de tra- rencias topográficas, a excepción de un solo caso.
bajo de cada taller abarcaría por término medio el es- Estas son las principales conclusiones que pueden
pacio coincidente con los tramos entre dos mansiones establecerse del estudio de los miliarios de la vía. Unas
consecutivas, que condicionarían los modelos y el conclusiones que inciden en aspectos propiamente
trabajo. En la Vía de la Plata y en los casos de señali- epigráficos, pero también topográficos, técnicos e his-
zación completa puede, pues, suponerse que traba- tóricos y que pueden ayudar a comprender mejor las
jarían unos quince talleres, con dos o tres lapicidae di- características y los avatares de una de las vías de co-
ferentes en cada uno de ellos. municación más importantes de la España romana.

JOSÉ MANUEL ROLDÁN HERVÁS


78
NOTAS

99
Miliaria Imperii Romani Pars II: Miliaria provinciarum Narbonensis Galliarum Germaniarum. Ed. Gerold Walser, 1986. LVI, 320 pp. Pars IV: Illyricum et pro-
vinciae Europae Graecae Fasc. 1. Miliaria provinciarum Raetiae et Norici. Eds. Anne Kolb, Gerold Walser, Gerhard Winkler. 2005.
100
G. WALSER, Itinera Romana 1: Die römische Strassen in der Schweiz, Berna, 1967.
101
HUM2004-00715/HIST: Itinera Hispana. La red viaria de la España romana. Base de datos. I: El Itinerario de Antonino; HUM2007-60861/HIST: Itinera His-
pana. La red viaria de la España romana. Base de Datos. II: El Ravennate y otras fuentes literarias. Fuentes epigráficas.
102
J. M. SOLANA y L. SAGREDO, La red viaria romana en Hispania. Siglos I-IV d.C., Valladolid, 2006; A. RODRÍGUEZ COLMENERO, Miliarios e outras ins-
cricións viarias romanas do noroeste hispánico, Santiago de Compostela, 2004.
103
C. PUERTA TORRES, Los miliarios de la Vía de la Plata, Madrid, 1995, tesis doctoral inédita, accesible en la red en la dirección http://www.ucm.es
/BUCM/tesis/ 19911996/H/0/ AH0026501.pdf.
104
J. LOSTAL, Los miliarios de la provincia Tarraconense (conventos Tarraconense, Cesaraugustano, Cluniense y Cartaginense), Zaragoza, 1992.
105
P. SILLIERES, Les voies de communication de l’Hispanie méridionale, París, 1990.
106
L. J. DE VELÁZQUEZ, Observaciones… con motivo del viaje que hizo a Andalucía y observaciones sobre las antigüedades de Extremadura de León, manuscri-
to conservado en la Real Academia de la Historia, tomo 25; A. PONZ, Viage de España, Madrid, 1771, reedición, Madrid, Aguilar, 1988-1989, 5 vols.; A. DE
LABORDE, Itinéraire descriptif de l’Espagne, 3.ª ed., París, Didot, 1827-1830, 6 vols.; íd., Voyage pittoresque e historique de l’Espagne, París, 1806, 2 vols.
107
J. DE VIU, Extremadura. Colección de sus inscripciones y monumentos, Madrid, 1852, 2.ª ed.
108
J. M. ROLDÁN, Iter ab emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971, pp. 47 y ss.
109
Itinerarium Antonini Augusti. Además de las ediciones de Wesseling, 1735, y la de G. Parthey y M. Pidner, 1848, la de más fiable sigue siendo la de O.
CUNTZ, Itineraria Romana. Volumen Prius: Itinraria Antonini Augusti et Burdigalense, Leipzig, 1929 (reedición en la colección Teubner, Stuttgart, 1990). El
último estudio global que conozco sobre el documento es de B. LÖHBERG: Das Itinerarium provinciarum Antonini Augusti. Ein Straßenverzeichnis des
Römischen Reiches. 2 vols., Franke & Thimme, Berlín, 2006.
110
Itin. Anton. 433, 1-6: Item ab Emerita Caesaraugusta m. p. DCXXXII…; 439, 5-10: Item ab Asturica Caesaraugustam m. p. CCCCXCVII…
111
Discursos leídos ante la Real Academia de la Historia en la recepción pública de Don Eduardo Saavedra el día 28 de diciembre de 1862, 2.ª edición, Madrid, 1914.
102
J. M. ROLDÁN, «Las tablas de barro de Astorga, ¿una falsificacion moderna?», Zephyrus, 23-24, 1972-1973, pp. 221-233.
113
J. M. ROLDÁN, Itineraria hispana. Fuentes antiguas para el estudio de las vías romanas en la Península Ibérica, Valladolid-Granada, 1975.
114
V. AGUADO SEISDEDOS, «El miliario del Priorato. Un miliario de Nerón, en la Vía de la Plata, en la región de Benavente», I Congreso Internacional Astor-
ga Romana, I, Astorga, 1986, pp. 271 y ss.
115
Así, el propio apelativo «de la Plata», que sólo se usa en el tramo extremeño-salmantino o la distinta factura entre Mérida y Salamanca, donde el camino
cumple los requisitos de una glarea strata o calzada empedrada, frente al tramo de Salamanca a Astorga, en la que se confunde fácilmente con el terreno, al
tratarse seguramente de una via terrena. Vid. J. M. ROLDÁN, «El Camino de la Plata: Iter o negotium», Gerion, 2007, vol. extra, pp. 323 y ss. Sobre las razo-
nes, J. M. ROLDÁN, Iter ab Emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971, 179.
116
A. BLÁZQUEZ, «La milla romana», Boletín de la real Academia de la Historia, 34, 1899, pp. 25-52. Edición en la web:
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras /01604741547813813008813 /0138 69.pdf?incr=1.
117
Así, M. PUIG Y LARRA, «Valor métrico de la milla romana», Boletín de la Real Academia de la Historia, 33, 1898, que llegaba a la conclusión de un valor
único para la milla en las calzadas españolas correspondiente a la llamada milla olímpica, de ocho estadios, equivalente a 1.538,16 metros.
118
C. MORÁN, La calzada romana «La Plata», en la provincia de Salamanca, Ministerio de Obras Públicas, Madrid, 1949.
119
En concreto, los números IV, VI, LIIX, CX, CXXXIV, CXXXVII, CXXXIX, CXLII, CXLIII, CLXV, CLXVIII, CLXXXIII.
120
J. M. ROLDÁN, «Sobre el valor métrico de la milla romana», Crónica del XI Congreso Nacional de Arqueología, Zaragoza, 1969, pp. 533 y ss.
121
Sobre la historia de la vía, a partir de los miliarios, C. PUERTA, op. cit., passim. Vid. más arriba, «El Camino de la Plata: historia de una vía romana», en este
mismo catálogo.
122
Para C. PUERTA, op. cit., esta sería la razón de la práctica ausencia de miliarios en el tramo norte de la vía. El material utilizado en él, la piedra arenisca,
menos resistente a la erosión que el granito, habría facilitado en mayor grado su destrucción. Por mi parte, he tratado de explicar esta ausencia como conse-
cuencia de la distinta circunscripción provincial de cada uno de los dos tramos: el meridional, perteneciente a la provincia de Lusitania, y el septentrional,
adscrito a la Citerior. Vid. J. M. ROLDÁN, Iter ab emerita Asturicam. El Camino de la Plata, Salamanca, 1971.

LOS MILIARIOS DE LA VÍA DE LA PLATA 79


PUENTES En estos últimos años se han publicado números li-
bros, artículos de prensa, ponencias de congresos, etc.,
sobre la Vía de la Plata, elaborados desde diferentes

HISTÓRICOS ámbitos profesionales y con variados enfoques, a raíz


de los cuales se han producido ciertas discrepancias

DE LA VÍA DE que, sin duda, las más polémicas son las referentes a la
inexistencia de la vía en determinados territorios y las
que se refieren a su trazado histórico. Quizá la más re-
LA PLATA ciente es la que se ha producido sobre si la vía se reduce
al tramo que se estableció en época romana entre Mé-
rida y Salamanca, o si se extiende hasta Sevilla o Cádiz
por el sur, y por el norte hasta Asturias y Galicia. Aun-
que ya está aceptado que hubo un camino en época
prerromana que ocupaba la misma o parecida traza y
que unía las florecientes ciudades del sur peninsular
con los centros mineros del norte y noroeste, queda sin
resolver si la ruta que posteriormente se ha llamado Vía
de la Plata llegaba a esos destinos. Sin duda que esta
cuestión se solucionará en el futuro con nuevos traba-
MANUEL DURÁN FUENTES jos realizados en los ámbitos de los estudios históricos
UNIVERSIDAD DE A CORUÑA
y de la ingeniería.
Todos los puentes incluidos se localizan exclusi-
vamente en el tramo de la vía que va desde Mérida
hasta Salamanca, ya que debido a la limitada exten-
sión de este trabajo y a los importantes valores histó-
ricos, monumentales y científicos de las obras elegidas
–que no permiten reducir su estudio a unos breves pá-
rrafos–, se ha renunciado a añadir otros puentes de los
conservados en los distintos tramos de la Ruta de la
Plata. Abarcan los períodos constructivos históricos
más importantes, aunque el mayor número de obras
son de época romana, cuatro de ellos –los puentes Al-
barregas, Aljucén, Alconétar y Mayor de Salamanca–
están en la vía Item ab Emerita Caesaraugustam, la n.º 24
del Itinerario de Antonino según la numeración del in-
geniero Eduardo Saavedra, y el quinto de los elegidos,
el puente de Cáparra, está construido en un ramal de
la vía y muy cercano a ella. Los erigidos en épocas pos-
teriores son el espléndido puente medieval de San
Albín en Béjar, el tramo moderno del siglo XVII del

80
Alzado aguas arriba del puente de Albarregas, en Mérida.

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 81


puente Mayor de Salamanca, el de Aldeanueva del Ca- sillería granítica almohadillada –conservada funda-
mino en Cáceres, construido en el siglo XVIII, y el mentalmente en su parte baja– destaca de la sillería,
puente metálico Enrique Esteban de Salamanca, reali- también de granito, aplantillada y escuadrada de la
zado a comienzos del siglo XX. parte superior recrecida durante las obras del bienio
Si con dirección norte se inicia el recorrido por la 1863-1865, y ejecutadas para adaptar la rasante de su
Vía de la Plata desde la ciudad romana de Emerita Au- calzada a la nueva carretera Mérida-Cáceres. Se le
gusta, la primera obra que se halla es el puente de Al- dotó de un nuevo pavimento adoquinado, aceras a
barregas, construido para salvar el cauce del río que ambos lados y pretiles con albardillas y cornisas en su
le ha dado su nombre. Hoy se halla en el entramado base, dispuestas sobre las antiguas romanas con mol-
urbano de Mérida y desde hace unos años es una obra dura de talón que posiblemente fueron relabradas
de exclusivo uso peatonal después de haber servido, (Celestino Espinosa, 1878, 202).
hasta hace pocos años, a la carretera Mérida-Cáceres. Sus cuatro bóvedas de medio punto tienen aber-
Su eje longitudinal coincide con el trazado del cardo turas en el entorno de los 5,30 metros y una anchura
maximus de Emerita. de 7,00 metros que corresponde, desde un punto de
Del puente se conservan varios grabados y dibu- vista actual, a un verdadero puente de carretera que
jos, entre ellos los del viajero francés Alexandre de La- se ajustó a la amplitud que los ingenieros romanos
borde realizados en 1805, los del marino Manoel de dieron a sus vías de comunicación. En el estribo iz-
Vilhena Mozinho en 1794 y los confeccionados por el quierdo dispone de dos pequeños desaguaderos, que
maestro de obras Fernando Rodríguez, también a fi- quizá sean romanos.
nales del siglo XVIII. Como detalles significativos de su fábrica desta-
Su tipología coincide con la de otros puentes ro- camos los agujeros que hay en las caras exteriores de
manos, como los españoles de Salamanca, Cáparra y muchos de sus sillares que permitían el encaje de las
Lugo o los portugueses de Ponte Velha de Vila Formosa puntas de las tenazas, el forceps romano, dispuestas al
y da Pedra, y se define por tener una arquería de bó- final de las maromas de las grúas o trípodes usadas
vedas de medio punto de luces iguales o muy simi- durante su construcción, y las muescas existentes en
lares, pilas de espesores más o menos parejos y la cal- los bordes superiores de muchos sillares que fueron
zada con rasante horizontal. La fábrica romana de realizados para facilitar el uso de la palanca en su ma-
nejo y colocación definitiva.
Si se prosigue hacia el norte, el siguiente puente
romano que se halla es el puente de Trajano sobre el
río Aljucén, en la provincia de Badajoz, o más bien los
restos del mismo, ya que prácticamente ha desapare-
cido pues apenas queda una pequeña parte de la fá-
brica de su estribo derecho y unos cuantos sillares,
dovelas y cornisas sueltos por el cauce. Sin embargo
sabemos cómo era gracias a algunas descripciones de
viajeros e historiadores, como Moreno de Vargas en el
siglo XVII que todavía lo vio en pie y arruinado en
parte (Fernández Casado, 1980, s.p.) y a Ceán Ber-
Restos del estribo derecho del puente de Trajano en el río Aljucén. múdez que, a comienzos del XIX, lo menciona ya des-

MANUEL DURÁN FUENTES


82
truido, pero sobre todo a los planos que del puente conétar trasladados para que no quedaran sumergi-
hizo el maestro de obras Fernando Rodríguez, dos de dos bajo las aguas del embalse de la presa de Alcán-
ellos en 1796 en los que refleja su estado de conser- tara II, construida a finales de los años sesenta del pa-
vación en aquellas fechas y la reconstrucción ideal de sado siglo. Los técnicos romanos lo diseñaron con una
sus alzados, y otros dos, muy parecidos a los ante- singular disposición constructiva que no tiene pa-
riores, dibujados en 1805 para incluir en el proyecto rangón en ninguna de las obras conservadas del Im-
de las obras de reparación que nunca se llevaron a perio Romano. Sobre sus amplias y decoradas pilas
cabo (Cadiñanos, 2002, 34 y ss.). apoyaron unas bóvedas muy rebajadas, de luces mo-
Tuvo una composición simétrica con seis arcos de destas, muy poco frecuentes en su época. La singula-
medio punto con luces crecientes de las orillas al cen- ridad de su diseño y la calidad de su construcción han
tro, que variaba entre los 3,40 metros de los extremos motivado que haya sido atribuida, sin fundamento al-
y los 7,60 metros de los centrales, y una rasante alo- guno, al más conocido de los arquitectos de época ro-
mada. Su fábrica era de sillería almohadillada que to- mana, Apolodoro de Damasco, constructor, en tiem-
davía hoy vemos en los escasos restos conservados. Las pos del emperador Trajano, de un gran puente,
pilas tenían un espesor uniforme en torno a los 3,00 dotado de arcos de celosía de madera y pilas de si-
metros. Disponía en sus alzados de dos líneas de cor- llería, el de Turnu Severín sobre el río Danubio.
nisas molduradas de talón, una a nivel de los arran- La datación de su construcción en una época tar-
ques de las bóvedas que en las pilas abrazaba todo su día del Imperio no puede basarse en la perfección téc-
contorno, y otra que recorría longitudinalmente los al- nica que supone el uso de bóvedas tan rebajadas,
zados a ambos lados del puente, a nivel de la calzada. pues sólo hay que recordar la existencia de bóvedas
Para aumentar la estabilidad de la fábrica de los similares apoyadas en delgados pilares –con una ti-
estribos, y posiblemente también la de las pilas, sus pología muy similar a los puentes realizados por el in-
constructores trabaron los sillares entre sí con grapas geniero francés Perronet en el siglo XVIII– en puentes
emplomadas posiblemente de madera con forma de de época tardo-republicana y de la primera época
doble cola de milano, alojadas en los correspondien- del Imperio construidos en Padova, la actual ciudad
tes huecos de sus lechos, todavía visibles en las esca- italiana de Padua (Galliazzo, 1971).
sas piezas conservadas. En estos restos del estribo Se mantuvo en servicio hasta la Reconquista,
también se puede medir la importante anchura que época en la que quizá se arruinó cuando el Tajo era
tuvo el puente, 6,70 metros, muy parecida a la del frontera entre árabes y cristianos (Prieto Vives, 1925,
puente de Albarregas. 155 y ss.). Durante largos períodos de tiempo le sus-
Las pilas disponían en sus frentes aguas arriba de tituyó un paso de barcas que ya aparece citado en do-
tajamares de planta triangular que llegaron hasta la cumentos del siglo XIII. Hubo varios intentos vanos
mitad de los tímpanos, rematados, según los dibujos de reconstruirlo, como el de 1563 que iba a realizarse
del maestro Rodríguez, con sombreretes piramidales según un proyecto de Rodrigo Gil de Hontañón, el de
que, sin duda, proceden de alguna reparación mo- 1560 con los diseños del arquitecto Alonso de Cova-
derna detectable en los dos tipos de sillería dibujados, rrubias con la colaboración de Hernán Ruiz (Villalón,
una almohadillada, la romana, y otra aplantillada sin 1989, 161), y los que se llevaron a cabo entre 1569 y
resalte superficial de reconstrucciones posteriores. 1580 en tiempos del rey Felipe II (Prieto Vives, 1925,
Alcanzado el río Tajo, ya en la provincia de Cáce- 158). En el siglo XVIII hubo otras tentativas, igual-
res, se encuentran los restos del gran puente de Al- mente frustradas, como la de 1730, de la que no te-

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 83


Restos trasladados del puente de Alconétar.

nemos más datos que una escueta mención de Pas- (Fernández Casado, 1980, s.p.). Se desconoce el nú-
cual Madoz (1845), y la de 1761 del arquitecto militar mero de arcos que tuvo originalmente el puente; su
José García Galiano, que realizó un proyecto de re- número varía entre los trece que proponen Madoz,
construcción que tampoco tuvo éxito. En 1770 un José Viu, Mélida y Villalón y que dibujó el maestro
grupo de arquitectos, con el afamado Marcos de Rodríguez, a los dieciséis de Prieto Vives, los quince
Vierna entre ellos, proyectan un nuevo puente, bas- propuestos por el profesor Galliazzo en su conocida
tante caro para la época, que vuelve a fallar (Cadiña- obra sobre los puentes romanos o sólo los once que
nos, 2002, 103). plantea Roldán en su estudio sobre la Vía de la Plata.
También al mencionado maestro de obras Fer- De los restos conservados destaca el largo estribo
nando Rodríguez debemos dos planos, fechados en derecho atravesado por dos desaguaderos de bóvedas
Mérida en el mes de noviembre de 1797, uno con el rebajadas de 6,95 y 7,40 metros de luz y una rosca de
estado ruinoso en el que se encontraba, sólo con los un elevado espesor –1,20 metros– para sus modestas
seis arcos más cercanos a la orilla derecha en pie y los aberturas. Su anchura es similar a la de los dos puen-
cuerpos de las pilas apenas sobresaliendo del cauce, tes anteriores pues varía entre 6,60 y 6,80 metros. La
y otro con un hipotético alzado alomado con catorce fábrica original de los muros de acompañamientos y
arcos rebajados y semicirculares. El viajero Alexandre las cepas es de sillería granítica almohadillada apare-
de Laborde también nos dejó sus grabados en los jada en seco, habitual en los puentes romanos, con
que se ve, en pie, un arco más que en la actualidad agujeros en sus caras para facilitar el uso del ferrei for-

MANUEL DURÁN FUENTES


84
tienen una ligera curvatura que le añaden al puente
una nueva singularidad, ya que esta característica sólo
la tiene otra obra romana construida sobre el río Tirso
en Fordongianus (Cerdeña), (Galliazzo, 1995, II, 170).
La rasante original pudo ser horizontal o con ligera
doble pendiente, desconociéndose cómo era en reali-
dad. El maestro Rodríguez y los estudiosos Prieto y
Fernández Casado le atribuyen una rasante alomada.
Al pasar la mansión viaria que se hallaba en la an-
tigua ciudad de Capera con su famoso arco viario te-
trapylon y después de un corto recorrido por el ramal
de la vía que partía hacia la Lusitania en este punto,
se encuentra el puente de Cáparra construido sobre el
río Ambroz. Se amplió en 1955 para adaptarlo al trán-
sito rodado del camino de servicio del embalse Ga-
briel y Galán, trasladando, de modo poco riguroso, el
paramento aguas abajo ya que, gracias a fotografías
antiguas, sabemos que los aparejos actuales son dife-
rentes y más descuidado su aparejo a los antiguos ori-
ginales (Fernández Casado, 1980, s.p.). La posible
Curvatura del paramento aguas debajo de las pilas del puente de Alconétar.
menor importancia del camino al que daba servicio
tuvo reflejo en una anchura más reducida –5,50 me-
cipis. En la parte superior de las dos primeras pilas se tros– a la de los puentes anteriores.
ven fábricas más modernas, que pueden proceder de Posiblemente el puente originalmente tuvo sólo
la construcción de una torre medieval que tuvo el dos arcos frente a los cuatro que tiene en la actuali-
puente y que dibujó Laborde, o de un vano levadizo dad, pues tanto el de la margen izquierda como el pa-
que también se construyó en una época posterior rabólico de la derecha fueron construidos posterior-
(Prieto Vives, 1925, 150). Prácticamente toda la fábrica mente. Sería un puente simétrico de bóvedas de medio
de la tercera pila es romana, con tres hiladas de cor- punto de 8,90 metros de luz (unos 30 pies romanos) y
nisas que le dan un aspecto más adornado y menos so- rasante horizontal, quizá con rampas en sus estribos.
brio de la habitual decoración de los puentes romanos La fábrica romana es de sillería de granito almohadi-
peninsulares. Todas ellas tienen una moldura de gola llada sin anathyrosis de borde, aparejada en seco, con
similar a la de los puentes de Alcántara, Mérida, Al- abundantes piezas colocadas a soga tanto en el tím-
barregas y Freixo. De la cuarta pila sólo queda parte pano como en las bóvedas, con agujeros para las tena-
de su arranque, pero sabemos que tenía 4,80 metros de zas de suspensión (forfices ferrei) y muescas de borde
espesor y que estaba formada por sillería asentada a para la palanca en algunas dovelas.
hueso sin grapas, con un grueso relleno de hormigón La pila central y los antiguos estribos, asentados en
y con altos tajamares que subían más allá de los arran- el estrato rocoso que aflora en el cauce, rematan sus
ques sin alcanzar la calzada (Prieto Vives, 1925, 152). cuerpos de corta altura en una fila de cornisas de cha-
Los paramentos aguas abajo de las pilas romanas flán inverso sobre la que apoyan los arranques de las

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 85


bóvedas; sólo se conservan bajo ellas, aunque origi- vales de mayor envergadura de España. Para dar es-
nalmente debieron abrazar la pila en todo su contorno. tabilidad a esta gran bóveda sus constructores em-
Esta última tiene un tajamar triangular, reconstruido en plearon unas dovelas de gran tamaño que supera
parte con sillares originales, y con remate horizontal, con creces el metro de altura.
a la altura de los riñones, formado por un enlosado que Históricamente se le ha considerado una obra del si-
sobresale ligeramente. El tímpano aguas abajo, total- glo XIII, pero desde nuestro punto de vista su fábrica y las
mente reconstruido, está en el mismo plano que las bo- escasas marcas de cantero que hemos visto, nos hacen
quillas y los paramentos de los muros. pensar más en una obra del siglo XIV e incluso del XV.
El puente de Aldeanueva del Camino, obra de En el intradós de la bóveda hay numerosas cho-
pequeño tamaño que por su actual tipología y tipo de rreras de sales calizas procedentes del hormigonado
la fábrica la datamos en el siglo XVIII, procede de la del relleno entre tímpanos, realizado, posiblemente,
reconstrucción de otro anterior realizada para man- durante las obras que, en el pasado siglo o en el an-
tener el paso de la vía sobre la Garganta de la Buitrera, terior, se hicieron para adaptar su rasante a la carre-
afluente al cercano del río Ambroz; hoy se halla inte- tera por la que todavía hoy circula cómodamente en
grado en el entramado urbano del pueblo del que los dos sentidos, gracias a su gran amplitud, un buen
toma su nombre. Tiene una bóveda con directriz pa- número de vehículos. Los recrecidos laterales de los
rabólica o de tres centros, habitual de los puentes del tímpanos realizados en estas obras para eliminar el
siglo XVIII, que permitía rebajar el pronunciado «lomo alomado del puente medieval, se aprecian en los al-
de asno» que le proporcionaría el empleo de arcos zados y en la altura variable de los pretiles.
apuntados o de medio punto al conectar a las cotas Fue conocido también por puente de Neguilla,
bajas de las orillas. A pesar de ello el alomado del pero perdió este nombre por el actual de San Albín
puente es pronunciado ya que la calle del pueblo, an- debido a que se encontraba cerca de la capilla de este
tiguo camino, no está muy levantada con respecto al santo (VV.AA., 2005, 76).
cauce del arroyo. Para ajustarse a su trazado y a las lí- Una vez que se llega a Salamanca, final del tra-
neas de corriente del arroyo la bóveda tiene un apre- yecto elegido, nos detenemos, en primer lugar en el
ciable esviaje. La luz entre estribos es de 8,20 metros Puente Nuevo llamado actualmente puente Enrique Es-
y su anchura de 5,40 metros. teban, construido sobre el río Tormes entre los años
Recientemente ha sido restaurado con amplios 1902 y 1903, para aliviar al puente romano del tránsito
rejuntados de mortero que, desde nuestro punto de al cual estaba sometido y dejarle sólo para al paso de
vista, afectan negativamente a la estética de la obra. ganado, carros y de vehículos de peso superior a las 16
En las afueras de la ciudad salmantina de Béjar toneladas. La acertada decisión de construirlo fue pos-
está el grandioso puente de San Albín, construido terior a la que la Dirección General de Carreteras ma-
sobre el río Cuerpo de Hombre, y aunque no se halla nejó por aquellas fechas y que afortunadamente no
en la Vía de la Plata lo hemos elegido para represen- llevó a cabo, pues suponía ensanchar el puente ro-
tar a los puentes medievales por su proximidad a mano. Fue el diputado salmantino don Enrique Esteban
ella y por su destacado tamaño con respecto a otras el que impidió tal desaguisado (VV.AA., 2005, 118).
obras de esa época. No sólo es notoria la luz de su Es una obra de bella ejecución que representa
único arco apuntado, que alcanza 22,40 metros, sino magníficamente la estética de los puentes metálicos
también su extraordinaria anchura, de 7,70 metros, de acero laminado y roblonado cuya construcción
que lo deben convertir en uno de los puentes medie- comenzó en España en la segunda mitad del siglo

MANUEL DURÁN FUENTES


86
Tramo central del lado aguas abajo del puente de Cáparra.

Alzado aguas arriba del puente de Aldeanueva del Camino (Cáceres). Vista aguas arriba del puente medieval de San Albín en Béjar (Salamanca).

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 87


Alzado parcial aguas arriba del puente Enrique Esteban en Salamanca.

XIX, con cierta abundancia de adornos en el alma de (1903) los motivos que le llevaron a diseñar este
los perfiles de sus bóvedas, filigranas en sus baran- puente urbano y encajarlo tan bien en un paraje del
dillas y tímpanos calados muy ornamentados con ar- río al pie de la catedral, con unas acertadas elecciones
quillos lobulados y «dovela colgante» en el medio de de la directriz de los arcos biarticulados bajo la cal-
delgados pilarcillos dispuestos regularmente. El in- zada –desechó los vanos rectos por no considerarlos
geniero autor del proyecto, Saturnino Zufiaurre, ex- oportunos en una ciudad como Salamanca–, de los
presó en un artículo de la Revista de Obras Públicas tímpanos abiertos, del número y amplitud de las bó-

MANUEL DURÁN FUENTES


88
vedas (33,00 metros) y por supuesto del material, el estaban unidas con grapas de doble cola de milano
acero en perfiles roblonados, que le permitieron trans- emplomadas (singularidad de las fábricas romanas).
mitir a la posteridad esa imagen de ligereza, buen en- No tienen espolones y los tímpanos aguas arriba están
caje urbano y belleza. reforzados con una pilastra ligeramente empotrada,
El puente Romano o Mayor de Salamanca se en- de sección rectangular, formada por hiladas de dos
cuentra aguas abajo del anterior, a unos escasos 400 me- piezas colocadas alternativamente a soga y tizón. Su re-
tros, al pie de la antigua mansión Salmantica de la ruta mate coincide con la segunda cornisa de chaflán inverso
Emerita-Ocelo Duri que formaba parte de la Vía de la dispuesta a nivel de la antigua calzada horizontal.
Plata. Su historia es muy amplia, fue visitado y estu- Sobre la cuestión del tamaño del puente romano
diado por numerosos eruditos y viajeros que, desde el no hay todavía una solución definitiva, pero parece
siglo XV, dan testimonio de él en sus crónicas y relatos, probable que tuviese un mayor número de bóvedas.
como Gil González de Ávila, Bernardo Dorado (1766), Quizá sea una prueba de esto la modulación y la an-
Antonio Ponz (1779-1792), Juan Agustín Ceán Bermú- chura de la arquería de la parte reconstruida en 1677
dez (1832), Celestino Espinosa (1878), Pascual Madoz que pudo aprovechar la cimentación romana. Estas
(1845) y J. M. Quadrado (1884), entre otros. obras se realizaron después de la famosa avenida de
El puente tiene dos tramos claramente diferencia- San Policarpo, de 1626, que produjo la caída de un
dos, la parte romana a la derecha de la gran pila cen- arco que arrastró tras de sí a los demás hasta la pila
tral donde hubo una torre, el Castillete o Castillejo, con central, la cual, debido a su mayor tamaño, resistió y
quince bóvedas y unos 200 metros de longitud, y la no se derrumbó (Fernández Casado, 1980, s.p.). Esta
parte moderna a su izquierda con once arcos y 150 m parte moderna está formada por once bóvedas de
de longitud. La parte romana, conservada en bastante directriz semicircular y luces que varían entre los
buen estado, tiene una disposición uniforme con bó- 13,00 metros del primer arco pegado a esa pila central
vedas de aberturas muy similares, entre 9,50 y 10,00 y los escasos 6,00 metros del último arco de la margen
metros, y pilares de espesores también muy parecidos, izquierda. Los valores del resto de los arcos son si-
en el entorno de los 3,00 metros. Las bóvedas de me- milares a las luces de la parte romana.
dio punto tienen dovelas graníticas almohadilladas Las pilas modernas, también de espesores simila-
con anathyrosis en uno o dos de sus bordes, muchas de res a las romanas, tienen tajamares de buen tamaño
ellas con un agujero circular para el encaje de las pin- que casi llegan con sus sombreretes piramidales es-
zas de izado. Su anchura oscila entre 6,50 y 6,70 m, calonados al nivel de la calzada. Los de la gran pila
muy similar a la de los otros puentes de la vía. central son semiesféricos. Sólo una parte de las pilas
El cuerpo de las pilas, muy aterrado, tiene una fá- tienen espolones en sus paramentos aguas abajo.
brica de sillería granítica almohadillada sin anathyrosis La calzada está marcada en los alzados por una
aparejada en seco. En sus cortos paramentos se ven hi- cornisa recta poco sobresaliente de los paramentos de
ladas de sogas y tizones dispuestas de modo alterno – los tímpanos, que discurre a todo lo largo del puente
composición muy del gusto de los ingenieros romanos– tangente a las claves de las bóvedas.
y los mechinales de apoyo de las cimbras, cinco en En la entrada de este tramo moderno hay una
cada paramento interno, hoy en día tapados con pie- inscripción repartida en dos lápidas colocadas en
dras de color rojizo. En sus frentes aguas arriba dispo- sendos pilares dispuestos al comienzo de los pretiles,
nen de tajamares coronados por cornisas con moldura que documenta la reparación realizada en 1622 du-
de talón que abrazaban todo el cuerpo de la pila, y que rante el reinado de Felipe IV.

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 89


Vista aguas abajo del tramo romano del Puente Mayor de Salamanca.

MANUEL DURÁN FUENTES


90
Vista aguas abajo del tramo del siglo XVII del Puente Mayor de Salamanca.

PUENTES HISTÓRICOS DE LA VÍA DE LA PLATA 91


LA RED DE Vertebrando el borde vertical del occidente pe-
ninsular, la Vía de la Plata estuvo siempre vinculada
a la Mesta, cuya actividad pecuaria se superponía o

CAÑADAS entremezclaba con el flujo y reflujo humano, mer-


cante o ideológico. Senda natural y eje de comunica-

GANADERAS. ción, se insertó en la Cañada o Partido de León, ade-


más de conectarse en tramos meridionales con otros
partidos, como los de Soria y Segovia. Los rebaños
LA MESTA trashumaban desde la cornisa cantábrica, pasaban
por las dehesas extremeñas y se desparramaban por

Y LA VÍA DE los pastizales de la cuenca del Guadalquivir123.


Cuando Alfonso X fundaba el Honrado Concejo de
la Mesta en 1273 y agrupaba a la totalidad de los ga-
LA PLATA nados y pastores en la Cabaña Real124, sólo continuaba
las ancestrales125 prácticas trashumantes en busca de
pastos y configuraba una institución protectora bajo el
manto de la Corona. Era evidente, ya en los primeros
momentos, la existencia de una red viaria preestable-
cida, convertida, en todo o en parte, en cañadas mes-
FERMÍN MARÍN BARRIGUETE teñas mediante una adaptación progresiva a los re-
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
quisitos de la trashumancia, produciéndose una nueva
humanización del paisaje. Lo prueba, por un lado, la
ausencia de disposiciones fundacionales sobre aper-
tura y amojonamiento de caminos exclusivos para los
cabañiles y, por otro, la presencia de varios privilegios
relativos a la prevalencia y conservación de los circui-
tos medidos y acostumbrados. Sin embargo, había que
garantizar unas condiciones especiales de inmunidad
y jurisdicción para las manadas concejiles a su paso por
rutas antiguas, como la Vía de la Plata, con un cons-
1 2 3 tante trasiego de hombres, animales y mercancías, for-
7 5
4 mas, en fin, de vida material, a las que se incorporaba
6
ahora la Mesta con el consiguiente conflicto de intere-
6
1 3 4 5 8 ses. La solución se halló en la libertad de tránsito, im-
2
plícita en las concesiones de Alfonso X, pero patente en
7 LAS CAÑADAS REALES
1
1. LA VIZANA O LA PLATA
el privilegio de Alfonso XI, titulado «que todos los ga-
4
2 3
8
2. OCCIDENTAL LEONESA
3. ORIENTAL LEONESA
nados anden salvos y seguros por todo el Reino, guar-
7 4. SEGOVIANA dando las cosas prohibidas; y si daño hicieren, le pa-
5.ORIENTAL SORIANA
6. OCCIDENTAL SORIANA guen por aprecio, sin pena alguna»126, y posteriores
7. RIOJANA
8. CONQUENSE ratificaciones del aparato jurídico127.

92
Desde el punto de vista pastoril, y en contra de la fractores por medio de multas, arado de sembrados o
convicción habitual, las cañadas no eran rutas ininte- nuevas mediciones130. Asignaban la custodia y compe-
rrumpidas y delimitadas de principio a fin. La liber- tencias a esos magistrados, convirtiéndose en una de
tad de tránsito suponía que únicamente se señalizaba sus funciones primordiales, y colocaban a los jueces lo-
el paso, la cañada cerrada, cuando se cruzaba por me- cales bajo su mando131. Puntualizaban la vigencia de las
dio de alguno de los vedados previstos en las leyes, el prerrogativas de paso y pervivencia de cañadas bajo
resto se consideraban cañadas abiertas o lugares sin cualquier circunstancia, incluso con pleitos pendien-
marcas identificativas por donde deambulaban las tes, restricciones de ayuntamientos o suspensiones
reses aprovechando pastos y aguas. Esta circunstancia de tribunales132.
sólo variaba en el momento que la cañada se sobre- Nunca podremos despejar la incógnita relativa a la
ponía a itinerarios permanentes de uso múltiple, del calificación de la Cañada de la Plata como la vía pe-
tipo de la Vía de la Plata, convertida desde entonces cuaria más antigua de la Península por carecer de
en Cañada de la Plata. En tal caso, aumentaba la ve- pruebas documentales. Pero sí afirmar que estamos
locidad de desplazamiento de las cabañas por las me- ante una de las columnas básicas primigenias de la
jores condiciones del suelo, la suave orografía y el trashumancia mesteña en zona de invernadero y de
menor número de obstáculos naturales y humanos. agostadero. Los hermanos del Honrado Concejo la
Ahora bien, los pastores debían planificar a la perfec- consideraban una ruta que garantizaba las marchas y
ción las migraciones y salir de estos circuitos a abre- la conclusión de las migraciones, siempre abierta para
var, descansar y pastar cada día en sitios establecidos el tránsito y de incuestionable trazado. Dicha afirma-
o hacia los herbajales de destino. En consecuencia, la ción resulta muy importante porque la Mesta carecía
Cañada de la Plata estaba integrada en el sistema ca- de un mapa de cañadas propio y documentado en el
ñadiego mesteño occidental, siendo su pilar central, al momento de su desaparición en 1836, por el que to-
que llegaban, se agregaban o del que partían cientos davía preguntaban sus miembros en las juntas de
de cañadas, veredas, cordeles, coladas, caminos o sen- 1780; de ahí la relevancia de la red de la Cañada de la
das para acceder a pastos marginales, comunitarios o Plata durante centurias. ¿Y las descripciones disponi-
arrendados, además de los imprescindibles abreva- bles? Provienen de reconstrucciones fabricadas en el
deros y descansaderos. Tronco y ramificaciones fun- siglo XIX en la mayoría de las ocasiones, cuya finalidad
damentales en la actividad pecuaria y agraria que radicaba en recomponer trazados tradicionales con-
contribuyeron al diseño de paisajes, modos de explo- servados, ya muy alejados de la realidad y significado
tación y comportamientos cotidianos. poseídos con la Cabaña Real. Esas descripciones ado-
En definitiva, el indisoluble binomio trashumancia- lecieron con frecuencia del rigor del testimonio escrito,
cañadas exigía prerrogativas propias otorgadas al Hon- se utilizaron costumbres y fuentes orales para dar
rado Concejo de la Mesta y, a partir del siglo XIII, la Ca- continuidad desde el principio al fin a los circuitos ob-
ñada de la Plata pasó a disfrutar de jurisdicción128 y jeto de interés, hubo confusiones importantes al ad-
jueces privativos, llamados alcaldes mayores entrega- judicar la categoría de vías principales a tramos se-
dores, comisionados por Alfonso X para defender y cundarios, no se corrigieron errores toponímicos y se
conservar los itinerarios y proteger a los pastores de incorporaron idénticas informaciones de diferente
agravios y malos tratos129. Los privilegios conminaban procedencia. El motivo de la falta del mapa se debió
a las autoridades a mantener abiertos y con la anchura al uso de itinerarios antecedentes y a la apertura de
legal los trayectos ordinarios y a actuar contra los in- nuevas cañadas y caminos sólo en caso necesario en-

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 93


tre términos acotados a los mesteños, casi siempre ce- gadores o informes depositados en las juntas semes-
rrados o modificados otra vez con el tiempo y el cre- trales al final de sus mandatos. La estructura interna
ciente descontrol institucional. duplicaba las inspecciones de pasos y pastos del tér-
Con semejante situación, las fuentes sobre la acti- mino, los resultados de los interrogatorios de testigos
vidad pecuaria de la Cañada de la Plata adquieren no- y las averiguaciones en el desarrollo de las causas du-
table preeminencia. Las obras históricas, en especial rante el período de audiencia en los ayuntamientos se-
los libros de viajes, se limitan a referencias superfi- leccionados. Describen, de 1514 a 1796, en cada cua-
ciales relativas a su papel de gran eje de comunicación drilla la situación de las cañadas con explicación del
desde la Antigüedad, por ejemplo Pedro Esquivel o cierre, traslado, roturación, estrechamiento, impuestos,
Ambrosio de Morales en el siglo XVI; por su parte, el agresiones, cotos o actitud de los municipios. Se-
famoso viajero del setecientos Antonio Ponz sigue la gundo, destacan los Apeos y Visitas de Cañadas sobre
misma tónica en sus descripciones extremeñas, aun- pesquisas y amojonamientos llevados a cabo por los
que puntualiza más sobre la existencia de grandes alcaldes mayores entregadores y los pleitos relativos
pastizales adehesados y arterias ganaderas133. Es el Ar- a vías pecuarias tratados en los tribunales, propor-
chivo de la Mesta, localizado en el Archivo Histórico cionando información sobre el comportamiento de los
Nacional, el que contiene fondos imprescindibles so- campesinos y de los pastores locales entre 1505 y
bre trashumancia por la Cañada de la Plata134. Desde 1836. Tercero, los Libros de Acuerdos donde se registran
el primer momento, el Honrado Concejo inició la for- los debates fiscales, los memoriales de los agentes de
mación de un depósito documental, compuesto bási- corte y chancillerías, la presentación de propuestas
camente por las sucesivas concesiones y decretos re- ante problemas cruciales, como la red caminera, y los
ales, que han dado lugar a la serie Privilegios, pero acuerdos alcanzados.
también por los papeles generados en litigios, resi- Como piedra angular de las cañadas del sistema
dencias de oficios o juntas generales. La labor proce- del Partido de León, la Cañada de la Plata se define
sal, fundamental para conocer los desplazamientos de por una estructura específica, a modo de cauce reco-
los rebaños por la Cañada de la Plata, queda implícita lector del agua de una cuenca fluvial para llevarla a
en la serie Ejecutorias y Sentencias, organizada de la desembocadura, es decir, encamina cañada abajo o
manera alfabética por la localidad objeto del con- cañada arriba a los rebaños de diferentes proceden-
flicto y con un orden cronológico interno de los ex- cias hacia los invernaderos o agostaderos, drenando
pedientes desde las postrimerías del siglo XIV a me- los animales de las montañas o los llanos y condu-
diados del siglo XIX. Sólo recoge los veredictos ciéndolos a mejores pastizales. Cientos de ramifica-
favorables a la Mesta sobre roturaciones de cañadas ciones acanalaban los despliegues desde las praderas
y pasos, acotamientos, multas, agravios y nuevos de- de las cabeceras hasta converger en la gran arteria
rechos. La serie Ordenanzas son copias de cartas, conductora. Por supuesto, no se puede conocer con
traslados, provisiones, memoriales o ejecutorias, la exactitud, ni siquiera aproximadamente, la zona de
mayoría de carácter general y presentan una radio- partida de la Cañada de la Plata, como no se puede
grafía secular de las cuestiones más preocupantes y afirmar con seguridad el nacimiento de ninguna otra
de los obstáculos encontrados en el ejercicio de las en los demás partidos de la Mesta. El motivo resulta
prácticas trashumantes entre 1347 y 1830135. De la se- incuestionable: la propia idiosincrasia trashumante y
rie Libros, además de las recopilaciones legislativas, de sus circuitos migratorios, parte constitutiva del
sobresalen, primero, las Relaciones de Alcaldes Entre- Honrado Concejo, radicaba en canalizar a los hatos y

FERMÍN MARÍN BARRIGUETE


94
cabañas dispersos en dehesas, montes, riberas o pá- la Sierra de Aracena a las marismas del Guadalquivir;
ramos, por medio de veredas, cordeles, coladas o por el este, se orientaba a Alcalá del Río y Sevilla.
sendas, hacia las cañadas de los itinerarios. Esos de- Había que preservar la urdimbre de cañadas, que,
rroteros secundarios de enlace, que en muchas oca- salvo casos muy concretos de uso local, sólo se utili-
siones tampoco contaban con señalizaciones perma- zaban por manadas foráneas en los desplazamientos
nentes y tenían carácter improvisado y utilitario, se trashumantes, lo que suponía una interferencia ma-
perdían en las marañas montuosas o en inmensos y nifiesta en los asuntos agrarios de las villas y ciuda-
abiertos herbajales adehesados, comunales y baldíos des. El disfrute comunitario y privativo de pastos, las
al carecer de cualquier tipo de control y deslinde pe- disposiciones normativas de las ordenanzas conceji-
riódicos, desconociéndose el origen. Idénticas cir- les, la jurisdicción de los oficios o las costumbres
cunstancias concurrían en el epílogo de la Cañada de agrícolas quedaban supeditados a los contenidos de
la Plata en tierras andaluzas y se ignora, en conse- los privilegios y leyes de la Cabaña Real. Nada im-
cuencia, el área de finalización. Aquí, la trashuman- portaban otros intereses o intenciones, lo que supuso
cia obligaba al reparto de los rebaños agrupados en la de inmediato recelos, tensiones y conflictos entre los
cabecera por multitud de senderos y atajos alternati- componentes de la sociedad rural y el Honrado Con-
vos y entrelazados para llegar a los pastos arrendados cejo de la Mesta. El único instrumento disponible
o comunitarios y concluir la emigración a los inver- por la institución eran los alcaldes mayores entrega-
naderos. El ciclo se invertía meses después, cuando dores, que, en su calidad de jueces, recorrían los iti-
llegaba la época de retorno a las praderas veraniegas. nerarios, ayudados por un séquito de procuradores,
Al margen de discrepancias historiográficas sobre fiscales o escribanos, para solventar los problemas in-
la cabecera, o cabeceras, de la red de cañadas gana- terpuestos a pastores y rebaños mesteños, denuncia-
deras de la Plata y de confusiones o coincidencias con dos convenientemente en las juntas semestrales e in-
la Cañada Leonesa Occidental136, indudablemente sertados en las comisiones del cargo. La primera fase
los cabañas de varias comarcas, por ejemplo Las Bra- consistía en la apertura de audiencias para impartir
ñas, Babia, el Bierzo o el Cebrero, se congregaban en justicia en la comarca y la Cañada de la Plata contó
torno a la Cordillera Cantábrica y bajaban, entre durante siglos con múltiples tribunales a lo largo de
otros lugares, desde los puertos de Leitariegos o Ven- su recorrido, síntoma de la trascendencia otorgada
tana. Pasadas Las Omañas, la cañada se introducía por los hermanos. El establecimiento del juzgado
de lleno en la Maragatería y llegaba a Astorga, hito de comportaba la previa aprobación de credenciales en
la vía romana. Proseguía por San Juan de Torres, el cabildo y la consiguiente acusación presentada
Alija del Infantado y Benavente. En la zona de Villa- por el procurador del alcalde mayor entregador por
franca, el eje pecuario conectaba con cabos proce- haber sembrado, ocupado, agraviado, negado el paso
dentes de numerosos términos, como el Campo de o cobrado impuestos. Existían tres procedimientos
Aliste o Tierra de Campos. Ya en Zamora, descendía claves y simultáneos:
por la Tierra del Vino a la Armuña y Salamanca hasta 1) los agrimensores locales y cabañiles medían y
la cuenca del Alagón y tocaba las Hurdes. Por Alde- amojonaban las cañadas o veredas en litigio con la
anueva del Camino penetraba en el valle del Jerte, finalidad de delimitar competencias;
Plasencia, Torrejón el Rubio y Trujillo, seguía a la 2) se iniciaban averiguaciones e interrogatorios a
vega del Guadiana, Mérida, Tierra de Barros y la Se- testigos para establecer trazados, comprobar licen-
rena. Uno de los ramales, hacia el oeste, ascendía por cias, dirimir actuaciones y localizar a los infractores;

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 95


3) los delegados de la Mesta aportaban los docu- cunstancias idóneas con la adopción de una política
mentos legales y procesales, de signo general o par- conciliadora y dialogante, cuyo único e irrenunciable
ticular, para fundamentar las quejas, denuncias y re- propósito se dirigía a la preservación de ese sistema via-
clamaciones137. Por último, se celebraba el juicio, se rio. De ahí, que ante las primeras discrepancias sobre
pronunciaban las sentencias y se perfilaban las mul- mojones, trazados, usos comunitarios o cultivos se fir-
tas y castigos, aunque ello no impidiese la futura vul- maba una concordia tendente a dilucidar posiciones y
neración de la libertad de tránsito y de los privilegios, a alcanzar acuerdos beneficiosos; así, la Mesta obtenía
sobre todo porque una nueva visita podía tardar mu- el reconocimiento de las cañadas y de la libertad de
chos años. Los Reyes Católicos consideraron a los al- tránsito, imprescindible en tierras migratorias tan vita-
caldes mayores entregadores una pieza clave de su les de acceso a pastos, mientras que la parte contraria
programa ganadero y quisieron estrechar los lazos recibía el compromiso de doblegarse a ciertas condi-
con la Corona al colocarlos, a partir de 1500, bajo la ju- ciones particulares de paso o fiscales que transgredían
risdicción del presidente de la Mesta, representante el aparato jurídico cabañil. Aunque este tipo de ave-
real y miembro del Consejo de Castilla. A la vez, pro- nencias significaban renuncias flagrantes para los mes-
movieron cambios jurídicos sustantivos que consoli- teños, solían dar los resultados previstos en los asuntos
daron las funciones de esos magistrados y otorgaban tratados y se imponía la armonía durante décadas139.
al oficio plenas facultades en la totalidad de los casos Al aprovecharse por el Honrado Concejo el anti-
y cuestiones relacionados con las prácticas trashu- quísimo eje de comunicación de la Vía de la Plata,
mantes. Ahora más que nunca eran la imagen visible hubo de asumir que multitud de tramos de la red de
del Honrado Concejo en el campo castellano138. cañadas transcurrían por pastos comunales y términos
Durante los siglos bajomedievales, la actividad pe- abiertos y el paso de los rebaños quedaba restringido
cuaria en la red de cañadas de la Plata coexistió con le- a lo ancho de los caminos acostumbrados, incluso por
ves problemas en el entorno agrario con sembrados, co- lugares donde el diseño aparecía desdibujado por la
tos, jurisdicción municipal o intereses de los pastores ausencia de mojones o linderos permanentes. En la
locales. El precario equilibrio nunca se rompió a favor Baja Edad Media, esta situación no se consideró de-
de una de las partes y no se llegó a generar una at- terminante, pero sí provocó numerosos conflictos,
mósfera de tensión y enfrentamiento que desembo- hasta tal punto que las mediciones de los alcaldes ma-
cara en enemistades declaradas y conflictos abiertos yores entregadores tuvieron desigual carácter según
hasta imposibilitar la trashumancia. La Mesta se en- las zonas afectadas: por un lado, revisaban los caminos
contraba en una fase de formación y consolidación ins- primigenios o marcados entre los cotos para acceder a
titucional, todavía no estaba bien definida la estructura dehesas, montes, baldíos o ramales secundarios de co-
administrativa y no se habían perfeccionado fórmulas nexión con otros municipios o herbajales; por otro, se-
de coacción que obligasen al riguroso cumplimiento de ñalaban nuevas cañadas por tierras libres, hecho que
los privilegios, concesiones reales, acuerdos y manda- perjudicaba de manera manifiesta, para no incurrir en
tos. Fue un período donde ni siquiera se contaba con delitos cuando variaban los vedados concejiles o había
garantías de representatividad y los mismos ganaderos dudas en la clasificación de los terrazgos, confusiones
conculcaban con impunidad las prerrogativas. Ante argumentadas en los agravios a pastores y reses y
tal realidad, la Cabaña Real halló en la Vía de la Plata cuando se discutía la jurisdicción de la Cabaña Real.
circuitos preestablecidos e inmejorables para los des- Convenía hacer concesiones a cambio de tener asegu-
plazamientos y no tuvo reparos en adaptarse a unas cir- radas rutas indiscutibles que, además, dieran opciones

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a los ganaderos de contratar otros arrendamientos o o pastores estantes castigaban a los mesteños porque
variar los destinos según la calidad de los pastos y las negaban las prerrogativas de paso y pasto y, en la ma-
condiciones estacionales. yoría de los casos, ni siquiera buscaban un motivo del
Ahora bien, ya a mediados del siglo XIV no falta- estilo del daño causado en sembrados o praderas.
ron las voces de alarma por infracciones y abusos A finales del siglo XV había cundido la alarma por
acontecidos en la Cañada de la Plata y se empezó a los múltiples obstáculos interpuestos a las prácticas
desconfiar de la efectividad de la protección real para trashumantes y la Cabaña Real carecía de recursos y
evitar los enfrentamientos que tanto condicionaban la no hallaba respuestas a los conflictos y problemas.
trashumancia, pues suponían cierre de cañadas, des- Pero la coyuntura varió con la llegada de los Reyes Ca-
aparición de mojones, pérdida de reses, prendas de tólicos, convirtiéndose la institución en el centro de su
animales y hatos o interrupción de las marchas. Las programa pecuario y la ganadería en el eje de las re-
agresiones y el desconcierto iban parejos, ya que no formas agrarias. La confirmación general de privile-
se disponía de inmediato de recorridos alternativos gios, las recopilaciones de 1492140 y 1511, la presiden-
una vez programada la salida desde los invernaderos cia o la promulgación de leyes específicas fueron sólo
o los agostaderos; sólo incidentes extremos forzaban algunas de las actuaciones que fortalecieron sobre-
la modificación de los itinerarios habituales. Los con- manera a la Mesta, decidida ahora a tomar soluciones
cejos y labradores aprovechaban las ocasionales visi- drásticas en las ocupaciones de cañadas. En la Cañada
tas de los alcaldes mayores entregadores y la falta de de la Plata aumentó el número de visitas de los alcal-
apeos recientes para cerrar, estrechar o gravar tramos, des mayores entregadores, portadores de órdenes ri-
mucho más frecuentes en veredas secundarias o me- gurosas, con el fin de controlar la escalada de rotura-
nos transitadas, es decir, pasajes a ciertos arrenda- ciones, extendidas hasta comunales, majadas o
mientos o praderas. Pronto se tuvo constancia en el abrevaderos por cabildos141 y labradores; incluso se
campo de una realidad: la jurisdicción de la Mesta se nombraron jueces especiales para reconocimientos en
extendía hasta donde llegaban las cañadas y la Ca- algunas zonas y que sirvieran de escarmiento a los in-
ñada de la Plata abarcaba cientos de localidades y tér- fractores142. Aunque todavía se daba cabida a acciones
minos. Esta creencia, alentó tres fórmulas restrictivas: conciliadoras si suponían ventajas claras en la pugna
en primer lugar, la fijación de nuevos derechos e im- por afirmar el armazón de itinerarios, rescatándose las
posiciones, sobre todo los percibidos en estancos con- tradicionales y útiles concordias, muy aconsejables
cretos, como portazgos, castillerías o pontazgos, en las confrontaciones con las jurisdicciones especia-
transgresoras de los privilegios de paso y evidencia, les de señoríos nobiliarios y eclesiásticos143. A la vez, los
según los cabildos y labradores, de la exclusiva vali- magistrados recibieron el encargo de acabar con las
dez de los ordenamientos locales. En segundo lugar, reincidencias por medio de la destrucción de los sem-
las nuevas roturaciones, que constreñían o taponaban brados, al tiempo de castigaban multas y anulaban los
cañadas, abrevaderos, ejidos, descansaderos, majadas, impuestos disuasorios. Sin embargo, no sólo había
veredas o cordeles, y causaban pleitos por multas y que proteger los nuevos cultivos en las cañadas del
atropellos. En tercer lugar, la gran amenaza contra la paso de las manadas foráneas, sino también debían
trashumancia estuvo en las penas y prendas tomadas preservarse los terrenos circundantes, comunales y
a los rebaños en protesta por la libertad de tránsito y concejiles, fundamentales en los ciclos migratorios y
con la pretensión de convertir el sitio o el municipio sobre los que la Cabaña Real hacía prevalecer sus pri-
en una dehesa de uso privativo; guardas, campesinos vilegios. Se esgrimió el arma de las penas y prendas144

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 97


para dejar esas tierras para explotación vecinal y mu- guardas, prácticas comunales, mestas y disfrute de
nicipal, hecho denunciado por los hermanos en las au- pastizales y precisaban las tierras adehesadas, su
diencias145 de los alcaldes mayores entregadores y en aprovechamiento y las sanciones en las cinco cosas
las juntas semestrales146: soportaban prendas de car- vedadas, olivares, montes, términos comunes, majadas
neros y ovejas y en hatos, pagaban dinero en con- y abrevaderos. Tras un fallo contrario a los intereses
cepto de permiso, eran maltratados en las resistencias municipales, seguía la reincidencia, porque los dic-
a los abusos, herían a los animales y hasta los dego- tados de la Mesta jamás anulaban o modificaban los
llaban, y detenían las marchas durante días, con el estatutos capitulares, y menos en lo relativo a las ca-
consiguiente perjuicio. De ordinario, el canon esta- ñadas, al considerarse ámbitos separados. En el me-
blecido podía ser en especie, una o varias cabezas jor de los casos se conseguía una fingida calma, sólo
mayores o menores, o en dinero, una cantidad por mi- alterada en momentos muy concretos, cuando los
llar de reses o hato. Las amonestaciones y sentencias ayuntamientos no mantenían una postura demasiado
de restitución de los alcaldes mayores entregadores no agresiva y transigían con la presencia de los rebaños.
surtieron efecto y prosiguió la escalada de agravios en Las escuetas alusiones a las cañadas se hacían para, en
las cañadas hacia los agostaderos e invernaderos. primer lugar, delimitar la anchura y aclarar los sitios
Entre 1500 y 1575, aproximadamente, se vivió la de los trazados y, en segundo lugar, puntualizar el
etapa de mayor poder de la Mesta en el campo cas- uso exclusivo vecinal de su red caminera. No cabía
tellano, fruto de la política proteccionista de los Reyes duda, las ordenanzas acotaban el término en su to-
Católicos y de la rebeldía institucional consecuencia talidad con la exclusión de la jurisdicción mesteña147,
de cambios sociológicos internos y de una fuerte re- y favorecían la escalada de delitos en agostaderos e
acción frente al cuestionamiento general de su apa- invernaderos: roturaciones, dehesas, alteración del
rato jurídico y de las prácticas trashumantes. Fue la precio de las hierbas, nuevos derechos o agresiones148.
fase de consolidación del sistema viario cardinal y Por ejemplo, la fijación de multas para impedir el
volvió los ojos hacia las grandes arterias migratorias, paso derivó con frecuencia en imposiciones regula-
como la Cañada de la Plata, en un afán conservador, res149, tasadas con antelación y debidamente aceptadas
cuando gran parte de los circuitos corrían peligro de y conocidas por los pastores a su llegada a los mu-
desaparición total o parcial y muchos otros habían ca- nicipios por los que estaban obligados a transitar150. A
ído en el olvido. En este contexto, los alcaldes mayo- la cabeza de la oposición estaban los regidores, las lla-
res entregadores del Partido de León comprobaron madas justicias, sordos a las órdenes de ser los ins-
que la base legal y argumental de los pueblos y ciu- pectores para el mantenimiento de las cañadas y de
dades para discutir o refutar la libertad de tránsito en colaboración con los alcalde mayores entregadores,
los altercados a lo largo de la Cañada de la Plata re- valedores a ultranza de la normativa local, impulso-
sidía en las ordenanzas municipales. La supremacía res de la multiplicación de las apelaciones contra las
de los códigos cabañiles se cimentaba en los benefi- sentencias cabañiles y copartícipes desde hacía
cios de la ganadería y de la trashumancia para el bien tiempo con las chancillerías en el entorpecimiento
común y en el rango real de los privilegios y leyes de la labor de los agentes de corte y chancillerías con
frente a las normativas locales, cuya finalidad radi- dilaciones, veredictos negativos o absoluciones151.
caba en la prohibición del libre paso y pasto de los fo- El aparente respaldo monárquico de Felipe II nada
rasteros y en la defensa de la autonomía pecuaria. Los supuso para la Cabaña Real ante las necesidades de la
cabildos habían incluido cláusulas sobre animales, Real Hacienda y los arbitrios conducentes a la venta de

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baldíos y a la satisfacción del Servicio de los Ocho Mi- mancia con el aumento de los enfrentamientos, se en-
llones de Ducados de 1591. Estas y otras disposiciones tendía llegado el momento de la firma de un conve-
regias contravenían los privilegios y aprobaban las nio. Unas veces, la Mesta quería recobrar la antigua
medidas adoptadas por los distintos componentes de cañada amojonada, ignorada por conveniencia, a
la sociedad rural para pagar las cargas fiscales. La des- cambio de ceder veredas y caminos secundarios.
protección de la Corona y la adversa coyuntura agra- Otras, aceptaba restricciones temporales en el paso
ria determinaron el inicio del declive de la trashu- por los términos y reducía el número de días de per-
mancia y de la Mesta, que se mantuvo hasta su manencia en majadas, comunales o abrevaderos, dis-
desaparición en 1836. En la teoría, la red de cañadas minuyendo los períodos de descanso de los rebaños,
quedaba exenta de cualquier intervención para ga- básicos para culminar con éxito la migración y evitar
rantizar los ciclos trashumantes, pero la práctica dis- la muerte o el agotamiento de los animales. En oca-
taba bastante de los contenidos escritos, revelando siones, acordaba la apertura de cañadas deslindadas
abiertamente el rechazo a las prerrogativas de paso. En para dejar libre de la presencia mesteña gran parte
la Cañada de la Plata se comprobó esa realidad y so- del distrito y eludir los obstáculos generadores de
portó un manto de dogmáticas exigencias, muchas sin conflictos. Ahora bien, ciertamente, había que pactar
licencia real, para acotar, labrar, vender o arrendar los tres cuestiones: los derechos y penas a pagar por los
recursos cañadiegos, que resquebrajaban la rotundidad pastores, confirmando algunos y eliminando los re-
de la libertad de tránsito152, desmentían los testimonios cientes y gravosos, aunque sin demasiada garantía157;
sobre los trazados tradicionales y cuestionados y con- la preeminencia de otras jurisdicciones, con la consi-
firmaban la vigencia de los derechos e imposiciones a guiente renuncia a su aparato jurídico, y a la apertura
abonar por los rebaños en los desplazamientos. Du- de audiencias por los alcaldes mayores entregado-
rante décadas, los alcaldes mayores entregadores ca- res158; la obtención de permisos específicos en cada
recieron de instrumentos legales y procesales sufi- caso para circular por los itinerarios. Transigir era la
cientes para atajar los delitos y agravios, además de única forma de conservar las cañadas.
padecer las imputaciones por abusivos procedimien- En la segunda mitad del siglo XVII se añoraba la
tos en las audiencias y en las visitas de cañadas153. trashumancia medieval por la Cañada de la Plata ha-
Hacia 1600, el recurso de las concordias era más cia los agostaderos e invernaderos, inserta en un
una necesidad que una opción154. De hecho, la inob- marco natural y contemplada como algo inherente a
servancia de los privilegios había trastocado anti- las estaciones. La obstinación de la Mesta, el envío de
guos acuerdos y convenía volver a negociar nuevas memoriales suplicatorios a la Corona con la espe-
situaciones en las rutas ganaderas principales. La ranza de remedios, la publicación de medidas espe-
Cañada de la Plata no fue una excepción: si las caña- cíficas, por ejemplo la Pragmática de 4 de marzo de
das cerradas estaban roturadas155, sin deslindar, ha- 1633, o la asunción del acotamiento de infinidad de
bían cambiado de trazado o las habían cerrado, si términos municipales, consiguieron, no sin dificultad,
proliferaban cotos, gravámenes, multas y malos tra- mantener abierta la red ganadera. Bien fue verdad
tos que aseguraban la conversión del municipio en que se logró, radicalmente, por dos motivos, nin-
una dehesa156 y si el clima de oposición hacía presa- guno nuevo, que recobraron protagonismo en esta co-
giar que los argumentos y pruebas presentados por yuntura y perduraron hasta el siglo XIX: en primer lu-
los alcaldes mayores entregadores iban a desaten- gar, la explotación pasteña de los agostaderos
derse, agravando las condiciones para la trashu- serranos e invernaderos extremeños y andaluces

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 99


arrendados por cabañiles interesaba a instituciones y gares año tras año, llevaban escrito de antemano el
particulares y las praderas y dehesas se convirtieron supuesto itinerario general, sin ninguna precisión, y
en un determinante económico comarcal y regional; sólo completaban el documento con el nombre de
en segundo lugar, esos sistemas agrarios sólo subsis- los apeadores160. Así, no cabía la posibilidad de des-
tían gracias a las cañadas casi inalterables que ase- cubrir infracciones, incomodar a los cabildos y la-
guraban el acceso de los rebaños y que componían la bradores, ni proporcionar a los mesteños argumentos
columna vertebral de la Cañada de la Plata. Decenas documentales para reclamar cañadas modificadas,
de tributos y prendas se utilizaban para disuadir del estrechadas o cerradas. Esta conducta indolente de los
paso y disponer de autonomía en materia pecuaria; magistrados abanicó la resistencia de pueblos y ciu-
de lo contrario, ¿cómo iban a subir los precios de las dades a acudir a los llamamientos por el estableci-
hierbas y orientar en su beneficio el mercado de su- miento de audiencias; de hecho, la mayoría se decla-
bastas?, ¿cómo iban a escoger a los arrendatarios más raban exentos, con o sin licencia, y declinaban la
pudientes?, ¿cómo iban a rentabilizar esos terrenos? convocatoria, que no tenía consecuencias directas.
Junto a los habituales impuestos de servicio y mon- Con el advenimiento de los Borbones, y hasta
tazgo, asadura, borra, castillería, portazgo, pontazgo 1759, se perpetuó la problemática situación de la tras-
o barcaje de sobra conocidos, aunque ampliados en humancia por la Cañada de la Plata161. Sin embargo,
número y cuantía159, estaban exacciones inusuales y la Mesta padeció los envites del ambiguo reformismo
nacientes, por ejemplo el verde o leña, penas de cer- agrario de Carlos III, que puso los medios para la eje-
canía, el pago de más del daño apreciado o el pasaje cución de sus proyectos162. Las anquilosadas rutas ca-
por cabeza o canon el millar o el hato. Los agentes de ñadiegas sirvieron de excusa desde el principio para
corte y chancillerías redoblaron sus esfuerzos y sus restringir, exclusivamente, el significado y jurisdic-
comisiones fueron cargadas de causas a seguir en los ción de la Cabaña Real a las grandes arterias migra-
tribunales, bastantes ganadas dado el alto grado de torias entre las audiencias repetidas, facilitando una
conculcación de los privilegios en el entramado via- quimérica impresión proteccionista cuando el obje-
rio. Pero, no nos engañemos, las sentencias favorables tivo era la inmovilización definitiva de la red gana-
al Honrado Concejo no desembocaron, en la mayoría dera, sin otras alternativas de recuperación o expan-
de las ocasiones, en una mejora sensible de las con- sión. Las pocas cabezas de partidos que admitían
diciones de la trashumancia, pues conllevaban el en- audiencias en la Cañada de la Plata eran Benavente,
rarecimiento de las relaciones agricultura-ganadería, Villanueva de la Serena o Trujillo, exponentes del
la multiplicación de reincidencias, la aparición de bloqueo a la libertad de tránsito tolerado por los her-
nuevos impedimentos y la progresiva pérdida de ju- manos. Una vez más existía en las mentes ilustradas
risdicción. A pesar de las intenciones, la Mesta fraca- una separación entre prácticas trashumantes y Hon-
saba en la defensa de las cañadas, desapareciendo cir- rado Concejo: no discutían el paso de los rebaños,
cuitos consolidados a lo largo de siglos y sentando sino los privilegios mesteños. Campomanes, desde la
precedentes muy graves. En las últimas décadas del presidencia de la institución, llevó a cabo los deseos
seiscientos, la decadencia se manifestó en la falta de ilustrados que partían de una idea preconcebida, pro-
control efectivo de las ocupaciones de vías pecuarias veniente de la leyenda negra relativa a la ruina de la
y en la negligente ejecución de apeos y amojona- agricultura por el aparato jurídico cabañil, de los da-
mientos. Los alcaldes mayores entregadores se limi- ños causados por los alcaldes mayores entregadores
taban a establecer sus audiencias en los mismos lu- con sus tribunales: reducía a dos el número de jueces;

FERMÍN MARÍN BARRIGUETE


100
excluía de las inspecciones a los pequeños municipios las leyes de la Mesta, ahora convertidas en caminos mu-
o sin cañadas reconocidas y alentaba la intervención de nicipales, gestionados desde los cabildos con las orde-
las justicias municipales en las cuestiones de paso; fijaba nanzas de la localidad. La agonía comenzó con la Real
las audiencias en los mismos pueblos y ciudades y dis- Cédula de 29 de agosto de 1796 por la que se traspasa-
minuía los días de actuación, legislaba su funciona- ban las funciones de los alcaldes mayores entregadores
miento cada cuatro años y quedaban interrumpidas en a los corregidores y alcaldes mayores ordinarios y desa-
los meses de recolección; consideraba las roturaciones parecía el oficio164. Después, el declive continuó y la su-
como rozas para la mejora de los herbajales; destinaba presión de la Cabaña Real era una cuestión de tiempo.
los impuestos y derechos abonados por los mesteños Se suponía que nada había cambiado y la legislación ga-
en las cañadas al mantenimiento de caminos y vías de rantizaba el libre tránsito desde los agostaderos a los in-
comunicación163. Los Memoriales Ajustados de 1771 y vernaderos, si bien ignoraba las cañadas cerradas desde
1783 recogieron ese pensamiento con motivo del pleito hacía décadas, no aclaraba la proliferación de acota-
entre el Honrado Concejo y la provincia de Extrema- mientos, callaba la oposición de los ayuntamientos y ve-
dura. Desacreditaban a los alcaldes mayores entrega- cinos, omitía el desastre provocado con la desaparición
dores con reiteradas acusaciones de abusos de auto- de los alcaldes mayores entregadores, ocultaba la exis-
ridad, de ahí que la simple intención de nuevas tencia de roturaciones y aranceles, encubría que los
mediciones de pasos provocara airadas protestas y amojonamientos se habían reducido a simples datos in-
violentos enfrentamientos, y, por ello, se contentaron ventados para rellenar los impresos o silenciaba el ol-
con asegurar la vigencia de los privilegios en las pocas vido de los prometidos reconocimientos voluntarios. En
zonas de influencia posibles. En torno a 1790, el número pocas décadas, la Cañada de la Plata dejaría de existir
de cañadas y veredas vigentes entre las audiencias fi- como parte del sistema viario de la Mesta y se prepa-
jas resultaba ridículo y con sólo esos itinerarios no eran raba para nuevos cambios en el siglo XIX, sin perder el
factibles las migraciones tradicionales. ¿Cuál era la rango distintivo de eje de comunicación característico
elección? Utilizar antiguas cañadas sin la protección de desde la Edad Antigua.

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 101


NOTAS

123
Para cuestiones descriptivas del trazado, véase P. GARCÍA MARTÍN, «La Cañada Real de la Plata o de la Vizana», en P. GARCÍA MARTÍN (coord.), Cañadas,
cordeles y veredas, Valladolid, 2000, 3.ª ed., págs. 59-89.
124
Quedaba compuesta por las mestas locales y se prohibían de forma explícita actuaciones particulares para solventar problemas concretos; Cuaderno de Leyes
de Mesta de l731, Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla (BHMV), FOA, 4968, primera parte, privilegio XX, p. 49. La fundación suponía también la nece-
sidad y el compromiso de los hermanos de cumplir los ordenamientos dictados por el Concejo de la Mesta para articular la actividad pecuaria, como se espe-
cificaba en el privilegio otorgado por Alfonso X el 2 de septiembre de 1273, insertado en la confirmación de Vitoria de octubre de 1276 y en otras posteriores;
Privilegios, AHN, A. de Mesta, leg. 235, tomo I, 1.º-8.º, leg. 236, tomo IV, n.º 3 y leg. 237, n.º 30 y 31.
125
Sobre la antigüedad de la trashumancia en la Península Ibérica véase L. V. ELÍAS PASTOR y F. NOVOA PORTELA (coords.), Un camino de ida y vuelta. La
trashumancia en España, Madrid, 2003; J. GÓMEZ PANTOJA (ed.), Los rebaños de Gerión. Pastores y trashumancia en Iberia antigua y medieval, Madrid, 2001;
J. GRANDE (coord.), Jornadas de Trashumancia, Cañadas y Desarrollo rural, Logroño, 2001.
126
Cuaderno de Leyes de Mesta de 1731, primera parte, privilegio XXI, p. 53. Las cinco cosas vedadas eran panes, viñas, huertas, prados de guadaña y dehesas
boyales. El daño causado sería tasado por hombres de reputada honradez de cualquiera de las aldeas, villas o ciudades afectadas, en aval de justicia, y nunca
sufrirían pleitos o penas adicionales por tal motivo. Véase Libro de los privilegios y leyes del ilustre y muy honrado concejo de la Mesta […], 1563, BN,
R/28658/6.
127
El 20 de marzo de 1454, Juan II revalidaba:
[…] que todos sus ganados, e pastores, e rabadanes puedan ir libre, y seguramente a los extremos, e venir de ellos, e andar por todas las otras partes de mis Reinos,
que quisieren, so mi seguro y amparo e defendimiento real. E que pudiesen pacer las yervas, e beber las aguas, guardando panes, e viñas, e dehesas acotadas auten-
ticas. E que non fuese pedido, ni demandado, ni recibido de ellos, ni de sus pastores, e ganados, ni de alguno de ellos […] derecho alguno, salvo solamente por los
serviciadores del servicio y montazgo, que a mi suelen pagar.
Ibíd., privilegio LV, pág. 165. Los Reyes Católicos sancionaban esos contenidos en la Confirmación General de 1489, como se pone de manifiesto en F. MARÍN
BARRIGUETE, «La configuración institucional del Honrado Concejo de la Mesta: Los Reyes Católicos y los privilegios ganaderos», en G. ANES ÁLVAREZ y
A. GARCÍA SANZ (coords), Mesta, trashumancia y vida pastoril, Valladolid, 1994, págs. 67-89. Incluso, cuando se consideraba preciso, se publicaban provi-
siones ratificadoras, por ejemplo, Sebastián de Quevedo, escribano de cámara del Consejo Real, refrendaba la provisión de 23 de agosto de 1586 para que los
ganados de la Cabaña Real gozaran de plena e incuestionable libertad de tránsito por Castilla; Cuaderno de leyes de 1731, primera parte, privilegio LV, capí-
tulo III, pp. 172 y ss.
128
El resto de jurisdicciones vigentes en el campo castellano, como la eclesiástica o señorial, quedaban relegadas a un segundo plano y estaban incapacitadas en
la expedición de licencias contraventoras para ocupar, labrar o estrechar las cañadas y vías migratorias; Cuaderno de leyes de 1731, primera parte, privilegios
XL-XLI, pp. 128 y ss. La jurisdicción mesteña se consideraba de carácter real, por ello, hasta las disposiciones emanadas de la Corona eximían de cumpli-
miento a la Mesta cuando contrariaban sus privilegios. Así, por Real Cédula de 15 de mayo de 1590, los jueces de realengo para tierras baldías no podían ven-
der las cañadas, ni estaban facultados para permitir su roturación; ibíd., privilegio LIX, capítulo III, pp. 197 y 198. Véase también Libro de las leyes, privilegios
y provisiones reales del Honrado Concejo general de la Mesta y Cabaña Real de estos reinos, 1595, Real Academia de la Historia (RAH), 14/1710.
129
Ibíd., privilegio VIII, p. 20. Tuvieron origen en los alcaldes de corral de las mestas locales. Oficio de designación real, pasó a ser representante de la Corona y
uno de los cargos de gran trascendencia en el mundo agrario. Los Reyes Católicos lo otorgaron al conde de Buendía desde 1477 como recompensa a los ser-
vicios prestados; Abecedario de provisiones sobre la Mesta que se encuentran en el Archivo de Simancas, AHN, A. Mesta, libro 267, fols. 72 v. y ss. Con juris-
dicción y atribuciones ilimitadas en asuntos ganaderos, estaba obligado a defender las leyes, privilegios e intereses de la Mesta; J. KLEIN, La Mesta, Madrid,
1979, p. 92. Los monarcas, en beneficio del sector pecuario, intervinieron para la mejor gestión del oficio en la Concordia de 11 de julio de 1499 entre el conde
de Buendía, don Juan de Acuña, y el Honrado Concejo de la Mesta. Una de las finalidades era el mantenimiento de la red de cañadas.
130
Cuaderno de leyes de 1731, primera parte, privilegio LIX, p. 195, se titula «que las cañadas esten abiertas, y las que se hubieren estrechado, se reduzcan al
marco de las seis sogas, que hacen noventa varas». Véase Libro de las leyes, privilegios y provisiones reales del Honrado Concejo de la Mesta general y Cabaña
real de estos reinos, 1639, RAH, 5/1588 (1).
131
Cuaderno de Leyes de Mesta de 1731, segunda parte, título LII, pp. 256 y ss. También en Libro de las leyes, privilegios y provisiones reales del Honrado Conce-
jo de la Mesta general y Cabaña Real de estos reinos, 1681, BN, U/7259.
132
Ibíd., primera parte, privilegio LXI, pp. 205 y ss. Véase también Libro de las leyes, privilegios y provisiones reales del Honrado Concejo general de la Mesta y
Cabaña Real de estos reinos, 1590, RAH, 14/7361.
133
A. DE MORALES, Viaje por orden del rey D. Felipe II a los reinos de Castilla, León, Galicia y Principado de Asturias, Valladolid, 2004. A. PONZ, Viaje de Espa-
ña, Madrid, 1774-1794, BHMV, tomo 7, FLL 34591 y tomo 8 FLL 34577.
134
F. MARÍN BARRIGUETE, «Archivo de la Mesta: tipologías documentales y posibilidades de investigación (siglos XVI-XVIII)», en Cuadernos de Historia
Moderna, vol. 17, 1996, pp. 193-217.
135
Una parte fundamental de la documentación se centra en los delitos en cañadas y pasos. Así, la sobrecarta de Carlos I firmada el 7 de octubre de 1554 se dictó
para que se cumpliese por los vecinos de Galisteo la provisión de 16 de enero de 1554, donde se elevaba la cuantía de las multas, en castigo por roturar las
cañadas de la Vía de la Plata; Ordenanzas, AHN, A. de Mesta, leg. 241, n.º 49. Por otro lado, la provisión de 4 de octubre de 1794 mandaba, a petición de la
Mesta, que las justicias y jueces de los pueblos y términos guarden y observen los privilegios de libre paso y pasto; ibíd., leg. 254, n.º 24.
136
Resulta de gran interés la recopilación de artículos, donde se comprueban las divergentes opiniones, en P. GARCÍA MARTÍN y J. M. SÁNCHEZ BENITO
(eds.), Contribución a la historia de la trashumancia en España, Madrid, 1996, 2.ª ed. Algunos autores sitúan el origen de la cañada en Cangas de Narcea y
Somiedo. En especial, véanse R. AITKEN, «Rutas de trashumancia en la meseta castellana», en Estudios Geográficos, 1947, VIII, n.º 26, pp. 185-199, y J. DAN-

FERMÍN MARÍN BARRIGUETE


102
TÍN CERECEDA, «Cañadas ganaderas españolas», en Congreso do mondo portugûes, Publicaçoes, Lisboa, 1940, XVIII, págs. 682-696, y en «Las cañadas gana-
deras del Reino de León», en Boletín de la Real Sociedad Geográfica, 1936, LXXVI, pp. 464-497.
137
Un buen ejemplo de la documentación transportada por los alcaldes mayores entregadores para avalar sus veredictos lo hallamos en Memorial de las escri-
turas del Honrado Concejo de la Mesta general de estos reinos. Puestas por el orden del abc. Con una petición al principio del Fiscal del dicho Concejo […], 1579,
BN, R/29154.
138
Como queda de manifiesto en Relaciones de alcaldes entregadores, AHN, A. de Mesta, libro 438. De ahí que pronto fueran el blanco de todas las críticas contra
la Mesta y sus lesivos privilegios anacrónicos; J. KLEIN, op. cit., p. 100.
139
J. M. SÁNCHEZ BENITO, «Consolidación y práctica de la trashumancia en la Baja Edad Media castellana», en Itinerarios medievales e identidad hispánica.
XXVII Semana de Estudios Medievales, Pamplona, 2001, pp. 257-292.
140
Esta recopilación fue máximo ejemplo de apoyo a la Mesta y base el pretendido papel protagonista en el campo; AHN, A. de Mesta, libro 338, fol. 185 v.
141
Las roturaciones más extensas estuvieron protagonizadas por los concejos, como el de Usagre en 1511; Ejecutorias y Sentencias, AHN, A. de Mesta, leg. 215,
exp. 25. En 1515 continuaban los problemas para saber el trazado exacto de la cañada; ibíd., leg. 157, exp. 2.
142
En 1496 se obtuvo ejecutoria contra el concejo de Mérida porque había señalado cañada amojonada en algunos términos que eran cañada abierta, poniendo
serios obstáculos a la trashumancia; ibíd., leg. 125, exp. 2. Poco después fijaron registros, orientados a la creación de nuevos tributos.
143
En 1482 y 1484 se firmaron concordias con el conde de Osorno y con el concejo de Trujillo para amojonar sus cañadas y posibilitar la trashumancia de los reba-
ños que habían accedido por la Cañada de la Plata; ibíd., leg. 90, exp. 2 y leg. 212, exp. 11.
144
De gran relevancia es el caso de Plasencia; Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Pleitos civiles, Pérez Alonso (f), caja 0673.0004.
145
Relaciones de alcaldes entregadores, libro 438.
146
Acuerdos del Honrado Concejo de la Mesta, AHN, A. de Mesta, libro 500.
147
Ordenanzas del ganado ovino sobre trashumancia y permanencia en la villa y tierra 1515, Archivo Histórico Provincial de Zamora, Archivo Municipal de Bena-
vente, sig. 85-3.
148
En 1551 se sancionaba al concejo de Mérida por entorpecer el tránsito de las manadas en las marchas por las cañadas y fijar mojones en múltiples tramos de
la red caminera; Ejecutorias y Sentencias, leg. 125, exp. 6. En 1553, la Mesta ganó el pleito por haber aumentado el canon de los gravámenes tradicionales de
paso; ibíd., exp. 7. Por delitos semejantes se castigó al concejo de Santovenia (1505), Plasencia (1527), La Bañeza (1547) o Trujillo (1504 y 1564); ibíd., leg. 186,
exp. 8, leg. 158, exp. 5, leg. 30, exp. 9, leg. 212, exps. 17 y 21.
149
En 1526, se ganaba ejecutoria contra el concejo de Casar de Cáceres por exigir nuevos derechos a los rebaños de la Mesta a su paso por las cañadas y términos;
ibíd., leg. 57, exp. 1. Todavía en 1561 los ganaderos denunciaban las prendas tomadas en concepto de imposición; ibíd., exp. 2.
150
G. Lora Serrano (ed.), Ordenanzas municipales de la ciudad de Plasencia, Sevilla, 2005; J. CLEMENTE RAMOS, Ordenanzas de Galisteo: 1531, Cáceres, 2001.
151
La Corona recriminaba a esos tribunales por tener una actitud parcial con la Mesta; Cuaderno de Leyes de Mesta de 1731, segunda parte, adición al título
XLVIII, capítulo I, pp. 252 y ss.
152
Varios vecinos de Salamanca tuvieron que restituir los mojones de las cañadas en 1573, tras la sentencia de la Chancillería de Valladolid; Ejecutorias y Sen-
tencias, leg. 177, exp. 14. A la vez, en 1597 se obtuvo ejecutoria contra la Ciudad por dificultar la trashumancia en sus términos; ibíd., exp. 15. En 1582, el con-
cejo de Plasencia había ocupado la cañada antigua y el de Trujillo era sancionado por roturaciones indiscriminadas; ibíd., leg. 158, exp. 12 y leg. 213, exp. 2.
153
En 1592 se obligaba al concejo de Béjar a respetar las comisiones de los alcaldes mayores entregadores para garantizar el paso de los rebaños por la Cañada de
la Plata; Ejecutorias y Sentencias, leg. 32, exp. 16.
154
Como en Baños de Montemayor, donde se firmó una concordia en 1606 para garantizar el paso y controlar las roturaciones; ibíd., leg. 31, exp. 1.
155
Numerosos vecinos habían labrado cañadas que atravesaban términos de Mérida en 1618; ibíd., leg. 126, exp. 4.
156
Se ganaron cuatro ejecutorias contra el concejo de Oliva de Plasencia en 1602 por impedir el paso por las cañadas con agravios y nuevos derechos; ibíd., leg.
144, exps. 8-11.
157
La condesa de Miranda llevaba derechos a los rebaños trashumantes en términos de La Bañeza en 1604; ibíd., leg. 30, exp. 10. Por su parte, el concejo de Tru-
jillo tenía acotamientos en zonas de tránsito en 1637 y fijaba penas para hacer respetar la nueva dehesa; ibíd., leg. 213, exp. 9. También varios vecinos y guar-
das del ayuntamiento de Benavente, en 1663, agredían a rebaños y pastores en el término para evitar el paso; ibíd., leg. 34, exp. 10.
158
Plasencia fue condenada, en 1619 y 1623, a respetar las sentencias de los alcaldes mayores entregadores, a los que negaba jurisdicción sobre las cañadas y la
trashumancia; ibíd., leg. 159, exps. 6 y 7.
159
F. MARÍN BARRIGUETE, «Trashumancia y fiscalidad en Castilla: los conflictos de paso y el impuesto de castillería, siglos XVI-XVIII» en F. MARÍN BARRI-
GUETE, A. CARRASCO MARTÍNEZ y E. MARTÍNEZ VEGA, Privilegio y desigualdad. Perspectivas de estudio en Historia Social de la España Moderna,
Madrid, 2004, pp. 253-306, pp. 280 y ss.
160
Apeos y Visitas de Cañadas, AHN, A. de Mesta, libros 433-435. Relaciones de alcaldes entregadores, libros 494 y 495.
161
Relaciones de alcaldes entregadores, libros 495-499 bis.
162
F. MARÍN BARRIGUETE, «Los Ilustrados, la Mesta y la trashumancia», en Estructuras Agrarias y Reformismo Ilustrado en la España del siglo XVIII, Madrid,
1989, pp. 763-784.
163
F. MARÍN BARRIGUETE, «La conflictividad rural en el siglo XVIII», en L.M. Enciso Recio (ed.), en El Dos de Mayo y sus precedentes, Madrid, l992, pp. 55-89.
164
Ordenanzas, leg. 255, n.º 1.

LA RED DE CAÑADAS GANADERAS. LA MESTA Y LA VÍA DE LA PLATA 103


OTROS
CAMINOS
II
LA VÍA XXIII DEL El origen de la Vía de la Plata está ligado esencial-
ITINERARIO DE ANTONINO mente a las inquietudes humanas desarrolladas en el
inicio de la Edad de los Metales; ya desde el Paleolítico,

UN CAMINO
la curiosidad había llevado al ser humano a convertirse
en un «coleccionista» de piedras raras, atractivas por
su aspecto o difíciles de encontrar; de la observación de
MILENARIO los metales nativos nacieron las primeras actividades
de metalurgia en frío, pero la mayor revolución en las

EN EL formas de comportamiento y vida de la humanidad se


produjo con el descubrimiento de la metalurgia de

OCCIDENTE fundición del cobre y el arsénico para obtener el


bronce; parece que este proceso se puso en práctica si-
multáneamente en Riotinto y en la península del Sinaí
PENINSULAR hace unos seis mil años165, y sería entonces cuando co-
menzara también la formación de las rutas que conec-

EL TRAMO tasen las explotaciones mineras andaluzas y las del


norte hispano, que son la base de la Vía de la Plata.
La asociación histórica de esta comunicación,
ANDALUZ como ruta de tráfico metalúrgico, a los cambios en las
técnicas y las preferencias de la industria minera de
cada época, es la que explica la diversidad de cami-
nos que pueden ser identificados, desde época tarté-
RAMÓN CORZO SÁNCHEZ
UNIVERSIDAD DE SEVILLA
sica hasta el final de la Antigüedad, dentro del reco-
rrido andaluz de la Vía de la Plata. Siempre ha
llamado la atención que el discurrir de la vigésimo
tercera vía del Itinerario de Antonino, denominada ab
ostio fluminis Anae Emeritam, es un trazado quebrado
e irregular con varias alternativas en algunos sectores,
debido a que la famosa guía de la caminería del Im-
perio Romano hubo de incluir en ella varias rutas que
representaran adecuadamente la red de comunica-
ciones que enlazaba las comarcas occidentales de An-
dalucía con Extremadura; es necesario poner en juego
los datos del Itinerario de Antonino y los de otras
fuentes viarias posteriores, como el llamado Anó-
AUGUSTA EMERITA nimo de Rávena, para compararlos con la topografía,
Perceiana
Contributa la toponimia y los vestigios arqueológicos hasta ob-
Curiga
Ad Rubras
Praesidum Ilipla
Mons Mariorum
Italica
tener de ellos una visión coherente.
Anae Tucci
Onuba Aestuaria La estructura originaria de las comunicaciones en-
Ostium Fluminis
tre el valle del Guadalquivir y el del Guadiana tenía

107
como elemento de articulación el paso de las sierras COMUNICACIONES ROMANAS EN EL OCCIDENTE DE ANDALUCÍA

mineras, pero la organización administrativa romana


y el desarrollo urbano de las grandes capitales regio- EXTREMADURA
Los Santos de Maimona
nales, esto es, Hispalis y Emerita (Sevilla y Mérida),
hizo que la ruta consolidada por el uso secular sea la
de unión de ambas ciudades; el conjunto del sistema
ofrece, en cualquier caso, un recorrido por todo tipo de PORTUGAL
Monesterio
Encinasola
paisajes, desde la desembocadura del Guadiana a la Guadalcanal

sierra de Riotinto, luego al estuario del Tinto y el Odiel, Rosal de Aroche


la Frontera Cazalla de
para atravesar la Tierra Llana de Huelva, remontar el Almadén de la Plata la Sierra

Aljarafe y enfrentarse a las diversas opciones de paso ANDALUCÍA


El Ronquillo Castilblanco
desde el Guadalquivir hacia Sierra Morena. de los Arroyos
Tharsis
El primer sector del camino descrito en la vía XXIII Cantillana

del Itinerario de Antonino se inicia en la salida al mar Sanlúcar San Bartolomé


de la Torre
Alcalá del Río
de Guadiana
Santiponce
del río Guadiana, es decir, en Ayamonte, y se dirige a Gibraleón
Sevilla
Onoba Aestuaria (Huelva) a través de las mansiones Niebla

Praesidium y Ad Rubras. La distancia total que señalan Ayamonte

los textos es muy grande para un recorrido directo, ya


que suman casi ciento veinte kilómetros y la separación
real es de menos de cincuenta, por lo que siempre se ha
considerado que la vía asciende por el Guadiana, bor- registran los topónimos «Cabezo de la Plata», «Co-
dea el Andévalo y desciende por el Odiel hasta Gibra- llado de la Plata» y «Cabezo Pico Plata», que proce-
león. Las investigaciones más recientes166 han encon- den, al igual que la denominación general de la «Vía
trado datos suficientes para comprobar que cada uno de la Plata», del árabe balat (enlosado); también aquí
de los tres trayectos mencionados por el Itinerario per- hay restos evidentes de una pavimentación que sería
tenece a una vía diferente. necesaria para el trasiego de los carros cargados de mi-
La vía asciende primero desde Ayamonte (ostium neral hasta el posible embarcadero de Praesidium.
fluminis Anae) hacia Villablanca, y se aproxima de La tercera parte del camino descrito en el Itinera-
nuevo al río para llegar a Sanlúcar de Guadiana, en rio se puede completar con los datos del Anónimo de
cuyo paraje de Huerta Torres se localizan los restos de Rávena. En éste se mencionan a partir de Huelva a
Praesidium, un reducto militar que sirve de atalaya y Urion, Aruci, Fines y Seria; el Ad Rubras del Itinerario
defensa a la zona. Hay aquí tramos empedrados que de Antonino y el Urion del Anónimo de Rávena son
se han mantenido en aceptable estado e incluso un pe- dos topónimos similares basados en el nombre anti-
queño puente de arco de sillería; la vía natural conti- guo del río Odiel (Urius), que sirvió para dar lugar a
nuaría hacia el norte, quizás tomando la Rivera del la denominación Baeturia, que abarca el territorio en-
Chanza como la frontera actual con Portugal, pero el tre los ríos Baetis y Urius; la forma Ad Rubras puede ha-
Itinerario se vuelve hacia el este en dirección a Tarsis. berse formado por abreviación de Ad Ripae Urias (ha-
El segundo fragmento de la vía, entre Sanlúcar de cia las orillas del Urius) y debe referirse al poblado
Guadiana y Tarsis (Ad Rubras), corresponde al camino principal de la zona minera de Tarsis, pero también ge-
que penetraba en la cuenca minera. A lo largo de él se néricamente a la comarca y al río. La vía completa167 se

RAMÓN CORZO SÁNCHEZ


108
recoge en el Anónimo de Rávena hasta Aroche (Aruci), unos veinticinco kilómetros. El trazado directo por Tri-
en donde se cruza de nuevo con otra procedente de gueros a Gibraleón parece el más probable, ya que
Portugal, que se inicia en Beja (Pax Iulia), pasa el Gua- evita la entrada en Huelva; es una ruta muy empleada
diana por Serpa (también se llama Serpa en la actuali- en la Edad Media, en la que se encuentra un puente de
dad, aunque el Anónimo de Rávena dice Seria) y cruza buena fábrica sobre el arroyo Candón, pero que tam-
el Chanza en Fines, que debe estar hacia Rosal de la poco puede ser considerado romano. Cabe pensar que
Frontera y tiene el sentido de límite, que sigue perpe- ambos trazados se emplearon en época romana sin
tuándose en la frontera hispanoportuguesa. En otro que en ninguno de los dos casos se efectuasen obras im-
sector del Itinerario de Antonino figura también esta portantes, o se colocasen miliarios que señalen la prio-
vía entre Beja y Aroche, aunque por el error de colo- ridad de una de las opciones. La vía mencionada por el
car a la ciudad portuguesa al final del trayecto ha Itinerario parece ser la que parte de la propia Huelva,
dado lugar a interpretaciones muy complicadas. La y estas imprecisiones deben estar ocasionadas por el
vía del Odiel por Ad Rubras o Urion (Tarsis) y Aruci uso de tramos de distintas vías a los que el Itinerario de
(Aroche), debía continuar hacia Encinasola y Fregenal Antonino pretendió dar continuidad.
de la Sierra, para unirse en Zafra o Los Santos de En Niebla se conserva un puente sobre el río Tinto
Maimona con la vía Sevilla-Mérida. De Encinasola que ha tenido un gran papel histórico. Debido a ello
procede una inscripción de Augusto, hoy trasladada ofrece un aspecto poco uniforme, en el que predo-
a la iglesia de Fregenal, que corresponde a la dedica- mina el enfoscado reciente de todos los paramentos,
ción de un puente y permite fijar un punto intermedio con lo que se hace difícil diferenciar la fábrica primi-
para la vía desde Aroche hacia el Guadiana. Estas tiva. La cita del Itinerario lleva a pensar que el puente
vías forman el entramado esencial de comunicaciones existía en época romana y que de entonces procede su
de la sierra minera onubense y sus enlaces con el estructura. Algunos arcos de sillería con traza de me-
curso del Guadiana, aunque la ruta del Itinerario de dio punto pueden ser parte de los originales, pero
Antonino obliga a un recorrido mucho más largo para otros, hechos de ladrillo y con sección apuntada, co-
llegar al valle del Guadalquivir y volverse desde aquí rresponden ciertamente a las reconstrucciones me-
hacia el norte para encontrar la ruta de Mérida. dievales. En la Edad Moderna se forraron los taja-
La vía se dirigía a Onoba Aestuaria (Huelva), pro- mares y se realizaron varias restauraciones. El puente
cedente de Ad Rubras y cruzaba el Odiel en Gibraleón, de Niebla reproduce aceptablemente el aspecto que
donde existen las ruinas de un vado, acondicionado debía tener e! cruce del Tinto en época romana, con su
con pequeñas bóvedas para soportar un pavimento larga arquería protegida por las rojas murallas en las
enlosado168. Este pavimento es fruto de la conserva- que se refleja, además, el color de las aguas del río;
ción medieval y moderna de la obra romana que ha pero toda esta fisonomía corresponde a construccio-
sido el único paso histórico del Odiel, ya que la an- nes posteriores que han mantenido la imagen gene-
chura del estuario impide la existencia de cualquier ral de la Ilipla romana.
tipo de puente más al sur. Desde Niebla la vía romana se dirigía a Tucci,
La descripción del Itinerario de Antonino prosigue forma en la que refleja el Itinerario el nombre de la an-
desde Onoba a Ilipla (Niebla), donde se encuentra el tigua Tejada, que en otros casos figura como Itucci;
puente sobre el Tinto. La distancia de treinta millas esta ciudad corresponde al despoblado de Tejada la
que se cita en e! Itinerario de Antonino es excesiva, ya Nueva, que aún conserva sus murallas medievales. El
que desde Niebla a Huelva o a Gibraleón sólo hay trazado de la vía es paralelo a la carretera actual hasta

LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 109
Puente sobre el río Tinto, Niebla.

La Palma del Condado; no se conocen puentes o mi- aunque las correcciones de estos nombres pueden
liarios y los indicios de algunas pavimentaciones fir- ser muy aventuradas, parece que Tema puede proce-
mes pueden corresponder a cualquier momento de su der de una mala lectura de Laelia, y que éste sería
dilatado uso. el nombre del yacimiento mencionado en el paso
El siguiente tramo del Itinerario discurre entre del Guadiamar.
Tejada e Italica. La vía atraviesa el río Guadiamar por La vía sube desde el Guadiamar hacia Albaida del
un vado en el que existen huellas de una obra simi- Aljarafe y Olivares. No ha podido localizarse nin-
lar a la de Gibraleón; allí existe un extenso yacimiento gún testimonio concreto de su paso, aunque el ca-
ibérico y romano que puede ser identificado con una mino histórico más frecuentado en esta zona es el que
de las tres ciudades mencionadas por Plinio en el continúa por Salteras y Valencina para descender ha-
curso de este río: Olontigi, Laelia y Lastigi. En el Anó- cia Santiponce, llegar a Italica y tomar el camino de
nimo de Rávena se describe este sector de la vía en Mérida por el que sigue el Itinerario. La distancia es
sentido contrario, desde Sevilla en dirección a coincidente, pero la consideración de esta vía como
Huelva, y se nombra como primera población a Tema; un camino natural del Aljarafe y la importancia de Se-

RAMÓN CORZO SÁNCHEZ


110
villa hacen pensar que en época romana estaba tam- en el camino descrito por el Itinerario de Hernando
bién en uso una vía recta desde Valencina, con paso Colón a comienzos del siglo XVI, que iba de Sevilla a
en línea recta por Castilleja de Guzmán y Camas, La Rinconada, Alcalá del Río, Castilblanco de los
para llegar a Sevilla por la zona de la Cartuja169. Arroyos, Almadén de la Plata, Real de la Jara y Fuente
La llegada a Sevilla de esta vía tendría que coin- de Cantos170.
cidir con la que comunicaba con Italica. El río en aque- El punto más importante del paso de la vía, que
lla época pasaba por las dos ciudades y entraba en Se- permite interpretar sus transformaciones históricas,
villa por el norte de la Alameda de Hércules; la vía es la zona de Almadén de la Plata. El nombre antiguo
sería paralela a la margen derecha con el recorrido de de Almadén de la Plata era Pagus Marmorarius, por sus
seis millas (unos nueve kilómetros), que cita aislada- inmensas canteras de mármol, a las que se debe tam-
mente el Itinerario de Antonino en la vía número IX. bién el topónimo islámico al-maidin (mina o cantera)
Debe tenerse en cuenta que el cauce actual del río, que que se une aquí al característico balat o enlosado apli-
separa a Triana de la Cartuja, es de formación re- cado a la vía. Por tanto, el Itinerario debía haber dicho
ciente, y que las dos vías unidas llegarían sin necesi- mejor Mons Marmorum, ya que si Mons Mariorum hu-
dad de puentes hasta el paso antiguo del Baetis por biera derivado del famoso Mario que fue propietario
el centro de la Sevilla actual, a lo largo de la Puerta de buena parte de Sierra Morena, y al que ésta debe su
Real y de la calle Alfonso XII, que es la prolongación nombre, aparecería en la forma Montes Mariani (los
recta de la vía que desciende del Aljarafe por Casti- montes de Mario), como se ve en una inscripción de Se-
lleja de Guzmán. Si existió un puente en la entrada oc- villa, y no como Mons Mariorum (el monte de los Ma-
cidental de Sevilla debe colocarse en el paso del río rios), que no tiene ningún sentido histórico171. En cual-
por la plaza de la Campana, y quizás el muro romano quier caso, el trayecto de sesenta y ocho kilómetros
de sillería que se descubrió en los años cuarenta a lo entre Italica y Almadén de la Plata que consta en el Iti-
largo de la acera de la calle Laraña sea parte de sus nerario de Antonino sólo puede hacerse mediante una
obras de acceso. ruta que ascienda por la orilla del Guadalquivir hasta
El tramo siguiente de la vía XXIII del Itinerario de Cantillana y se vuelva aquí hacia Almadén de la Plata,
Antonino es el que discurre con una longitud de cua- pero ésta es sólo una de las alternativas históricas que
renta y seis millas entre Italica y Mons Mariorum, equi- pueden documentarse.
valente a casi setenta kilómetros, con los que se reco- Precisamente en el cauce antiguo del Guadalquivir,
rre toda extensión de la región andaluza hasta al pie de la parroquia de Cantillana, están las ruinas de
Extremadura; el Anónimo de Rávena, que describe la un conjunto de construcciones que parecen corres-
vía en sentido inverso, cita después de Curica (hacia ponder al puerto romano y a un sistema de atraque del
Monesterio, Badajoz), a Hilipa e Italica, la primera de que se podían servir los barqueros para pasar de una
las cuales es Alcalá del Río, llamada en época ro- a otra orilla; puede decirse que este mismo paso de
mana Ilipa Magna. De otra parte, no puede olvidarse barcas de Cantillana es el que seguía en funciona-
que la vía con mayor sentido administrativo e histó- miento en el siglo XIX, cuando lo regentaba el que
rico es la que debía partir desde Hispalis (Sevilla). fuera luego célebre bandolero, Curro Jiménez. Desde
Este trayecto es el que enlaza con la Vía de la Plata la orilla izquierda parte hacia el sudoeste un camino
desde Mérida hacia el norte, pero su historia no co- recto, interrumpido por la corta del meandro, que está
rresponde a un solo trazado, sino a varias alternativas bordeado por numerosos yacimientos romanos y que
que terminarían por consolidarse en época medieval en Sevilla por Miraflores, donde se han señalado res-

LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 111
tos de villas romanas a lo largo de una antigua vía. Pa- nombre del emperador en una obra monumental pudo
rece que éste sería el recorrido habitual para acceder ser dictado por el propio Adriano cuya mentalidad he-
desde Sevilla a la vía de Mérida, sin tener que dar el lenizada era más admiradora de la personalidad indi-
rodeo por ltalica y Alcalá del Río. vidual que de los títulos administrativos.
De otra parte, se conocen cinco miliarios de este sis- La progresión de las cifras de los tres miliarios in-
tema de comunicaciones, de los que tres corresponden dica que el origen de la nueva vía estaba en algún
a Adriano, y son verdaderas piezas monumentales en las punto de la antigua ruta hacia Extremadura, a unos
que se aprecia el sentido pleno que en época romana te- cuarenta kilómetros de Italica, desde donde se trazó
nía este sistema de señalización de las vías. Uno de ellos este ramal para llegar a la ciudad natal de Adriano. El
estuvo empotrado en los muros del castillo de Guillena, miliario hallado en 1990 en el teatro de Italica, corres-
desde donde se llevó en 1908 al Museo Arqueológico pondiente a la milla XXVI, está precisamente en la fa-
Provincial de Sevilla y conserva algo menos de un ter- chada del pórtico que se dispone sobre una calzada co-
cio de la parte superior; los otros dos están completos y nocida de antiguo y rodeada por una necrópolis
han sido encontrados en el teatro de Italica, uno casual- excavada en 1903. Por la documentación estratigráfica
mente en 1942, y el otro en las excavaciones sistemáticas de la excavación, puede deducirse que estaba caído
del verano de 1990, lo que permite darles un contexto ar- junto a su posición original, al menos desde el siglo IV
queológico muy preciso172. Son fustes cilíndricos de más de nuestra era, lo que ofrece un dato muy exacto so-
de dos metros de alto, moldurados en los extremos y con bre la medición de la vía y aclara definitivamente que
una cartela en la parte superior que contiene la inscrip- el otro miliario, aparecido en una casa cercana en
ción HADRIANVS AVGUSTVS FECIT; sobre la cartela 1942, que ofrece la cifra de XXV millas, está fuera de
está el número de millas: XXV y XXVI en los de Italica, su posición original y debió encontrarse primitiva-
y posiblemente XXI en el de Guillena, que está roto en mente algo alejado de la ciudad, al norte del anfitea-
la segunda X, pero que debía tener otra delante para tro. La vía adrianea debe considerarse como una vía
que la cifra estuviera centrada con el eje de la cartela. de nueva construcción por el empleo del verbo fecit en
Aquí no se trata del tipo de miliario honorífico, en los miliarios, ya que las restauraciones o reparaciones
el que aparecen todos los nombres y titulaciones del de vías anteriores se expresan con la forma refecit y
emperador, ni tampoco el que normalmente conme- tendría su miliario XXI hacia el cortijo del Esparragal,
mora las obras viarias de reparación. Los miliarios de desde donde se trasladaría un fragmento al castillo de
Adriano indican sencillamente que el emperador Guillena como material de construcción.
«hizo» la vía y contienen sólo el nombre personal y el En el vértice de unión de los términos municipales
apelativo imperial, que permitía a todos los habitantes de Guillena, El Garrobo, el Castillo de las Guardas y El
de zona saber que ésta era una obra de su paisano el Ronquillo, en el paso de la carretera de Extremadura so-
emperador, nacido quizás en Roma pero siempre cons- bre la Ribera de Huelva, se conservan los restos de un
ciente y orgulloso de que su progenie estaba en la Ita- puente que debe corresponder a esta misma obra de la
lica bética. Frente a otros miliarios en los que los go- vía de Adriano. Era una obra imponente de 140 metros
bernadores no desperdiciaban la oportunidad de dejar de largo, con trece arcos apoyados en pilas de tajama-
grabados en piedra los nombres del emperador y de res aguzados hacia la corriente y de once metros de al-
todos sus divinos antecesores, junto con el número de tura sobre el nivel de las aguas. El puente de la carre-
veces que habían desempeñado las dignidades impe- tera moderna, construido hacia 1750, reproduce su
riales, esta forma de reducir todo el rótulo al simple forma y aprovecha, además, gran parte de sus sillares

RAMÓN CORZO SÁNCHEZ


112
Miliario Adriano XXV. Miliario Adriano XXVI.

LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 113
de piedra, de manera que del puente romano sólo se márgenes del Guadalquivir y pasaba por Ilipa (Alcalá
advierten los frogones de hormigón descarnados, al- del Río) para llegar a Naeua (Cantillana).
gunos aún en su sitio y otros despedazados en el lecho La obra de Adriano en la vía de Mérida fue, quizás,
del río. Las fuentes históricas aseguran que este paso no tan efímera como el resto de sus construcciones en
existía ya en el momento de la invasión islámica y que Italica; era una empresa cuyo costoso mantenimiento
su restitución se hizo en el siglo XVIII173. Por su técnica sólo podía ser garantizado por un emperador, y que
constructiva, no hay duda de la similitud con el aparejo ofrecía apariencias más formidables que aprovecha-
del cercano anfiteatro de Italica, lo que permite incluirlo mientos prácticos. El puente de la Ribera de Huelva de-
en la misma vía de los miliarios de Adriano y en el bió romperse en alguna avenida antes del fin de la An-
mismo programa de favores del emperador hacia su tigüedad y no volvió a restituirse hasta el siglo XVIII.
ciudad natal. Desde el puente, la vía sigue por la orilla En el Bajo Imperio tomaría mayor auge la vía ribe-
izquierda en dirección noreste, hacia el palacio de Par- reña del Guadalquivir, entre Italica y Cantillana, a la
ladé, cruza la ribera del Cala por la zona en la que hoy que pertenecen otros dos miliarios. Uno de ellos es una
se encuentra su embalse y llega en el cortijo de Décima columna honorífica con dedicación a Galerio encon-
Primera a unirse con el camino de Castilblanco de los trada en 1738 en Alcalá del Río; otra columna parecida
Arroyos a Almadén de la Plata. se encontró en Cantillana y tiene dos inscripciones, una
Otro puente de aspecto semejante era el que aún dedicada a Constantino II y otra a Constante.
se veía en la misma ribera en el siglo XVIII, dentro del El camino más tardío, que aparece en el Anónimo
término de La Algaba y que describe en su contesta- de Rávena, no incluye ya a Mons Marmorum entre sus
ción a la encuesta topográfica de don Tomás López, mansiones, pero sí a Ilipa (Alcalá del Río) antes de Ita-
el párroco de La Algaba Pedro Alvar: «Y para facili- lica. Al oeste de Guillena se conserva el topónimo «Ca-
tación del paso y comercio que había de esta corte y mino de la Plata», aplicado al que conduce a Casti-
recrea por impedirlo las corrientes de dicha Guerba, blanco de los Arroyos y desde allí a Almadén de la
erigieron en ella un puente de calicanto, obra de aquel Plata. Se trata, por tanto, de una ruta intermedia entre
tiempo, e igual al anfiteatro dicho, en que de ella sólo la más antigua que partía desde Cantillana hacia Mé-
ha quedado sus formidables vestigios que existieron rida y la nueva vía de Adriano. Estos indicios marcan
en la misma canal que llevan en el día de sus aguas». el proceso de transformación que culminaría en el ca-
Se mantiene aún el recuerdo de este puente, dinami- mino medieval, reconocido hoy como el utilizado por
tado hace años, que estaba al noroeste de La Algaba, los peregrinos a Santiago, que es el que desemboca en
cerca de Torre de la Reina y de Guillena. las tierras extremeñas por Monasterio y conserva en
Puede deducirse que Adriano decidió mejorar el varios lugares el topónimo Plata como testimonio de
sistema de viario de Italica mediante una vía que sal- su unión con la más famosa de todas las rutas que han
var el difícil paso de la Ribera de Huelva y acortara llevado este nombre en la geografía española.
la distancia con Mérida para enlazar con la antigua Resta por mencionar otra vía del Itinerario de An-
vía procedente de Cantillana hacia el cortijo de Dé- tonino que vinculaba el valle del Guadalquivir y el del
cima Primera, de Castilblanco de los Arroyos, desde Guadiana; es la vía X, titulada, precisamente, de Hispalis
donde se cuentan las distancias señalizadas en los mi- a Emerita, que como ocurre en la XXIII, aprovecha el tra-
liarios monumentales. De otra parte, promovió tam- zado de varias vías distintas, una de Sevilla a Astigi
bién la construcción de un puente más meridional en (Écija), que es la famosa Via Augusta, y otra desde allí
la misma Ribera de Huelva en la vía que recorría las hasta unirse con la ya descrita en los alrededores de Za-

RAMÓN CORZO SÁNCHEZ


114
fra a través de Regina (Casas de Reina, Badajoz). Ésta, distritos judiciales a través de una red viaria que arti-
al igual que la de Córdoba a Mérida, es testimonio de culaba las comarcas, marcaba las líneas maestras de los
la intensa ordenación territorial realizada en la época repartos agrícolas y ha servido como fundamento a la
imperial romana, que tuvo, entre otros objetivos, la fi- organización catastral que aún subsiste en buena parte
nalidad de enlazar las capitales provinciales y de los de ambas regiones.

NOTAS

165
M. A. HUNT ORTIZ, Prehistoric Mining and Metallurgy in South West Iberian Peninsula, Oxford, 2003.
166
F. GÓMEZ TOSCANO, «Ab ostio fluminis Anae… Los inicios de la vía romana en el entorno de Ayamonte (Huelva)», VII Jornadas de Historia de Ayamonte,
Ayamonte, 2004, pp. 43 y ss.
167
R. CORZO SÁNCHEZ y M. TOSCANO SAN GIL, Las vías romanas de Andalucía, Sevilla, 1992, pp. 166 y ss.
168
F. HERNÁNDEZ GIMÉNEZ, «El paso del Odiel por la vía romana de Ayamonte a Mérida», AEspA, XXXI, 1958, pp. 128 y ss.
169
R. CORZO y M. TOSCANO, op. cit., p. 170.
170
H. COLÓN, Descripción y cosmografía de España, Sevilla, 1988, I, pp. 195-197.
171
R. CORZO y M. TOSCANO, op. cit., p. 177.
172
R. CORZO y M. TOSCANO SAN GIL, Italica. Excavaciones en el teatro (1990), Sevilla, 2001, pp. 63 y ss.
173
F. HERNÁNDEZ GIMÉNEZ, «Estudios de Geografía histórica española, XII. Ragwal y el itinerario de Musa de Algeciras a Mérida», Al-Andalus, XXVI, 1961,
pp. 43 y ss.

LA VÍA XXIII DEL ITINERARIO DE ANTONINO. UN CAMINO MILENARIO EN EL OCCIDENTE PENINSULAR. EL TRAMO ANDALUZ 115
EL TRAMO Augusta Emerita será un gran nudo central de co-
municaciones en el occidente peninsular, desde donde
partirán o llegarán un total de nueve calzadas principa-
EXTREMEÑO les. Una de ellas, la Vía de la Plata tendrá continuidad ha-
cia el sur mediante un camino que uniría la capital de
DE LA VÍA XXIII la Lusitania con la Bética a través de Italica, formando
de este modo el gran eje viario que articula el actual te-
rritorio extremeño de norte a sur o de sur a norte.
Esta calzada viene recogida en el Itinerario de An-
tonino, y es designada por Saavedra en su ordenación
de la vías del Itinerario como la vía XXIII, el Item ab
Ostio Fluminis Anae Emeritam Usque que uniría la des-
embocadura del río Ana (Guadiana) en Ayamonte
(Huelva), con la capital de la Lusitania, Augusta Eme-
rita, a través de Italica (la actual Santiponce) reco-
rriendo por su sector occidental las provincias roma-
nas de la Bética y la Lusitania. En realidad serían dos
rutas individualizadas y diferentes, una que uniría
Emerita e Hispalis y otro camino que enlazaría la des-
ANA MONTALVO FRÍAS embocadura del Guadiana con Italica donde empal-
JUNTA DE EXTREMADURA
maría con el primero174.
El Itinerario relaciona las mansiones que se sitúan
ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES
UNIVERSIDAD DE EXTREMADURA
en el trayecto de sur a norte en la actual Extremadura:
Curica, Contributa Iulia Ugultunianum, Perceiana y fi-
nalmente Augusta Emerita. A éstas habría que añadir
una quinta mansio no recogida en el Itinerario pero sí
en el Anónimo de Rávena, Lacunis, situada probable-
mente en Fuente de Cantos. A este tramo le corres-
ponderían un total de 114 millas de la vía XXIII175.
El reconocimiento de la traza romana original de
este camino en la Extremadura bético-lusitana es di-
fícil de resolver, especialmente desde Monesterio
hasta Los Santos de Maimona-Villafranca de los Ba-
rros. La evidente ausencia de estructuras físicas hasta
llegar a la zona mencionada, la práctica inexistencia
de los más característicos elementos asociados a la
vías romanas, las labores de roturación en un espacio
eminentemente agrícola junto a la sucesiva ocupación
histórica de los caminos, hacen especialmente difi-
cultoso identificar su trazado, que coincide en su ma-

116
RECORRIDO DE LA VÍA XXIII EN EL SUROESTE DE RECORRIDO DE LA VÍA XXIII EN EXTREMADURA
LA PENÍNSULA IBÉRICA Y SU CONEXIÓN CON LA VÍA XXIV

CAELI ONICCO

BENEARNUM
CAPARA
LUCUS AUGUSTI NARBO
RUSTICIANA
LEGIO VII GEM
ASTURICA AUGUSTA

TURIASSO

BRACARA AUGUSTA CAESAR


AUGUSTA
TARRACO
CASTRA CAECILIA

TOLETUM TITULCIA
AD SORORES
Extremadura
OLISIPPO EMERITA AUGUSTA
LAMINIUM
SALACIA
CASTULO EMERITA AUGUSTA
PAX IULIA
CORDUBA
ITALICA
ESURI HISPALIS CARTHAGO SPARTARIA
OSTIO FLANAE
OSSONOBA MALACA
PERCEIANA
GADES

CONTRIBUTA

CURICA

Red viaria hispana según el Itinerario de Antonino Extremadura

ITEM AB EMERITA CAESARAUGUSTAM ITEM AB EMERITA CAESARAUGUSTAM


ITEM AB OSTIO FLUMINIS ANAE EMERITAM USQUE ITEM AB OSTIO FLUMINIS ANAE EMERITAM USQUE

MANSIO ROMANA

yor parte con vías pecuarias. Una aportación intere-


sante que pudiera ayudar a entender este problema,
es la apreciación de Sillières176, que atendiendo a los
fotogramas aéreos de Villafranca de los Barros-Los
Santos de Maimona, observa cómo puede existir un
cambio de fábrica que obedecería a razones de ca-
rácter político-administrativo, a un cambio de fron-
tera entre la Bética y la Lusitania, cuyo límite que se
situaría en esta zona y que justificaría los cambios en
el sistema constructivo de la red viaria.
En su recorrido177 la vía XXIII del Itinerario de
Antonino, procedente de Andalucía y una vez pasado
el Real de la Jara, tiene su continuidad en Extrema-
Entrada de la vía XXIII en el sur de Extremadura, en el término municipal
dura desde el sur por el término municipal de Mo- de Monesterio.

EL TRAMO EXTREMEÑO DE LA VÍA XXIII 117


nesterio, donde entraría cruzando el arroyo de la Ví- En este tramo, en las inmediaciones de la vía y al este,
bora, que actúa como elemento delimitador entre las a unos dos kilómetros en línea recta, se sitúa el poblado
comunidades autónomas de Andalucía y Extrema- indígena romanizado de los Castillejos 2, emplazado en
dura a la vez que separa las provincias de Sevilla y el límite oriental de los célticos en la Baeturia, y que con-
Badajoz. Pasado este arroyo, al pie del camino y a su serva vestigios de su poblamiento desde finales del si-
derecha, la vía deja las ruinas del castillo de las Torres glo IV o principios del siglos III a.C hasta el siglo I d.C.
y continúa entre cercas por un paisaje adehesado, atra- Algunos autores han querido identificar Lacunis, mansio
vesando algún regato de agua por el cordel de la Plata recogida en el Anónimo de Rávena, situada entre Curica
para llegar hasta las proximidades de la Venta del Cu- (Monesterio) y Contributa (Medina de las Torres), con
lebrín178. Desde este punto, y tras ser atravesada por la este yacimiento, sin embargo su identificación se mueve
carretera EX-103, la vía asciende siguiendo práctica- aún en el campo de las hipótesis.
mente el trazado de la carretera N-630 de Gijón-Se- La vía continuará hacia el norte para adentrarse en
villa, en un recorrido en el que cruzaría por tierras de el término de Medina de las Torres, prolongándose
La Matrera, La Nava y Hoya Vaquera para después como vereda por un paisaje de olivos a través de los
sobrepasar el Puerto de la Cruz, justo antes de llegar parajes de los Llanos del Campillo, el Palacio y el To-
a la localidad de Monesterio, lugar donde tradicio- millar, donde es atravesada por la Cañada Real de la
nalmente se viene localizando con cierta unanimidad Puebla. A partir de el Tomillar se detectan dos posi-
la mansio Curica179, la primera mansio de la vía XXIII bles trazados, uno que conectaría con la dehesa del
del Itinerario de Antonino en Extremadura. Castillejo y otro, el camino medieval, que discurriría
Sale de Monasterio, abandonando rápidamente la a través de las localidades de Medina de las Torres,
N-630 con la que atraviesa el pueblo, y toma dirección Zafra y Los Santos de Maimona, y que se identifica
hacia el oeste, identificándose con la Vereda de la con la Vereda de la Plata.
Plata. Cruza el arroyo de la Dehesa para continuar su Respecto al primer trazado, es difícil identificar la
avance dejando a la derecha el cortijo del Chaparral traza de la vía romana, que iría por razones topográ-
del Hospital, La Caballera, El Cerrillo, Cerro Tambor ficas probablemente por las Eserías, la dehesa del
y el vértice geodésico del alto de la Caballera. Junto Castillejo, situada al este de la localidad de Medina de
al Chaparral del Hospital se puede ver desde el ca- las Torres, el Puntal, el Presidio, el Chaparral y la
mino un dolmen que deja al descubierto algunos de Dehesa, para dejar al oeste del cortijo del Álamo una
sus ortostatos. vez sobrepasado la población de Puebla de Sancho
Continúa identificándose con la Vereda de la Plata Pérez que quedará al oeste de la vía. Continuará en su
en el término municipal de Fuente de Cantos. Pasado avance por La Cortapisa, cruzando la sierra de los
el cortijo Mejías, es cruzada por la Cañada Real Leo- Olivos y la sierra de los Santos por un paso natural,
nesa. Continúa su recorrido paralelo al río Bodión de- para llegar a las Capellanías. Una vez sobrepasado
jando al este el cortijo de la Huerta de Sevilla, Huerta Los Santos de Maimona, en su trayecto irá a coincidir
de Sevilla, Las Matanzas y el cortijo Los Navarros. con el camino medieval180.
Desde este punto y hasta abandonar el límite del tér- En la mencionada dehesa del Castillejo, situada a
mino, la calzada discurrirá por las tierras de Las Ca- la derecha del trazado de la vía, se ubicaría teórica-
rolinas, La Amarilla, el Cerro de los Lagartos, La Quin- mente Contributa Iulia Ugultunianum, mansio de loca-
tería, la Dehesa de la Pajarera, La Molineta, donde lización incierta, situada entre Lacunis (Fuente de Can-
cruzará el río Bodión y finalmente La Argamasa. tos) y Perceiana (Villafranca de los Barros). Es muy

ANA MONTALVO FRÍAS Y ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES


118
Poblado de los Castillejos 2.

Línea recta de la calzada romana en el término municipal de Almendralejo. Agger de la calzada al sur de Augusta Emerita.

EL TRAMO EXTREMEÑO DE LA VÍA XXIII 119


posible que puedan ser identificados con esta mansio
los importantes restos arqueológicos localizados en
este paraje, entre los arroyos Palancares y Castillejos,
en el yacimiento romano denominado Los Cercos. A
partir de Contributa sale un ramal de esta vía, la vía
X según el Itinerario de Antonino hacia Astigi e Hispa-
lis181. El camino saldría por la Dehesilla para entrar en
Entrada de la calzada romana en Augusta Emerita por el puente romano
el término municipal de Villafranca de los Barros. sobre el río Guadiana.
El segundo trazado propuesto seguiría desde el
Tomillar, con la Vereda de la Plata, dejando el trazado
propuesto anteriormente a su derecha, para conti- Desde su entrada en este término por las Bodegas,
nuar hacia la localidad de Medina de las Torres. Se di- la vía se sitúa a la izquierda y paralela a la carretera N-
rige así el camino hacia Puebla de Sancho Pérez por 630. De este modo pasa por la Peregrina, la Zarcita, el
tierras de la Dehesilla, dejando la población a su de- Artesón, los Varales, la Solana, las Garbanceras y la Ca-
recha para continuar hacia Zafra. La vía que, teóri- ñería, para perderse bajo la carretera en un trayecto de
camente atravesaría por el sector oriental el núcleo ur- casi dos kilómetros para situarse después a la derecha
bano, saldría por el camino de Zafra a Los Santos de de la N-630 y, paralela al arroyo Bonhabal a través de
Maimona, a través de Huerta Plata. Sobrepasada la las Vegas, llegará a la dehesa de Villargordo por donde
sierra de los Santos la vía entraría en Los Santos de abandona el término municipal. Se conservan restos fí-
Maimona por su lado occidental. A la salida de la po- sicos del camino en el Artesón y en la Cañería.
blación, la calzada, situada al oeste de la N-630, de- En este término, tal vez podría ubicarse la mansio
jaría a su izquierda el cerro Villalba, el Monte, el Ro- Perceiana182, situada según el Itinerario de Antonino
meral y San Jorge. entre Contributa (Medina de las Torres) y Augusta
Una vez superada la Dehesilla y el cerro de San Emerita (Mérida), sin embargo su localización no está
Jorge, a su izquierda, y poco antes del kilómetro 51 de aún resuelta y no existe unanimidad sobre la misma.
la línea del ferrocarril, el camino romano y la Vereda La vía continúa hacia su destino, Augusta Emerita,
de la Plata descritos se unen de nuevo para continuar por El Pilón, ya en el término municipal de Almen-
hacia el norte y entrar en el término municipal de Vi- dralejo donde se la reconoce con el topónimo de Cal-
llafranca de los Barros. zada Romana. Se caracteriza el camino por su trazado
La primera propuesta se identificaría con el tra- rectilíneo en un paisaje completamente llano de olivos
zado romano, mientras que la segunda es una va- y viñas, coincidiendo en la actualidad su trazado con
riante histórica que se generará posiblemente a par- una moderna pista agrícola. En su recorrido deja a su
tir de la Edad Media con la ocupación de una forma izquierda la población de Almendralejo, la carretera
definitiva de estas tierras mediante la creación de N-630 y el ferrocarril, que discurren paralelos entre sí.
núcleos de población en el siglo XIII, producto de la A su derecha y paralelo a la vía, se sitúa el camino de
reconquista y repoblación cristiana de estas tierras de la Reyerta. La Calzada Romana discurre por el tér-
la Baja Extremadura, lo que conlleva posiblemente un mino de Almendralejo por tierras de la Dehesa de
desvío del antiguo camino romano ante la necesidad Arriba, El Rozo y Taldarroba.
de establecerse una comunicación viaria entre estos En su avance hacia el sur el camino entrará en el
nuevos centros urbanos. término municipal de Torremejía como cordel de la

ANA MONTALVO FRÍAS Y ENRIQUE CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES


120
Calzada Romana en un recorrido de algo más de en la venta de las Palomeras, la calzada se separará de
cinco kilómetros, situándose en todo momento al este la carretera nacional ligeramente hacia el este, para
de la N-630, pasando por Plantonar, para luego pro- atravesar la Dehesilla y los Veneros.
seguir bajo el viaducto del tren, cruzar el arroyo del En este tramo, antes de llegar a las naves de CE-
Tripero y dirigirse a la actual núcleo de población PANSA, la calzada, que discurre por un campo pe-
donde da nombre a una de sus calles, la «calle de la dregoso entre viñas y olivos, presenta un fuerte agger
Vía de la Plata». Una vez que abandona el pueblo, por con un característico perfil alomado. Es en esta zona
el Conejal y el Quicio, proseguirá hacia Augusta Eme- al sur de Mérida donde el profesor Sillières realizó
rita atravesando el Puerto de Sevilla. unos sondeos en los años ochenta en los que muestra
A partir del Puerto de Sevilla el camino se con- los perfiles estratigráficos de la calzada romana183.
funde durante un trayecto con la N-630 transcu- Desde este punto la calzada se enfila hacia la úl-
rriendo por tierras de Dehesa de Aretio, Berrocal, tima mansio, realizando un giro hacia la derecha para
Longueras. Después de Quince Fanegas será atrave- entrar en Augusta Emerita por el puente romano sobre
sada por la colada la Dehesilla. A partir de este punto, el río Guadiana.

Notas

174
J. M. ROLDÁN HERVÁS, Itineraria Hispana. Fuentes antiguas para el estudio de las vías romanas en la Península Ibérica, Valladolid-Granada, 1973, p. 79.
175
B. DE GRIÑÓ, La Vía de la Plata, 1997.
176
P. SILLIÈRES, «Centuariation et voie romaine au Sud de Mérida: contribution a la délimitation de la Bétique et de la Lusitanie», Mel. Casa de Velázquez,
XVIII, 1982, pp. 437 y ss.
177
En la descripción de este camino seguiremos básicamente el recorrido propuesto en la Orden del 19 de noviembre de 1997 por la que se incoa expediente
para la declaración de la Vía de la Plata, a su paso por la CAE, como BIC con categoría de sitio histórico y se concreta su delimitación (DOE, 2 de diciembre
de 1997) y los resultados de las prospecciones realizadas en la calzada en el tramo sur (Mérida-Monesterio).
178
Este trayecto es el propuesto por las asociaciones de los Amigos de la Vía de la Plata de Zafra y Cáceres, en Alegaciones a la declaración de BIC, 1997, aten-
diendo a cuestiones orográficas, arqueológicas e históricas. Otra propuesta es la recogida por J. M. FERNÁNDEZ CORRALES, El trazado de las vías roma-
nas en Extremadura, Cáceres 1987, pp. 43, en la que la calzada pasaría por Rivera del Cala, y entraría en el término municipal de Monesterio coincidiendo
en su trayecto con la carretera Gijón-Sevilla.
179
G. ARIAS BONET, «Santa Eulalia de Mérida y la divisoria Bética-Lusitana», El Miliario Extravagante, 13, París, 1967, p. 367.
180
Trazado propuesto por las asociaciones de los Amigos de la Vía de la Plata de Zafra y Cáceres, en Alegaciones a la declaración de BIC, 1997.
181
Un interesante estudio sobre la identificación de Contributa y su posible conexión con la vía X (Item ab Hispalis Emeritam) es el recogido en: R. RODRÍGUEZ
BORDALLO y A.M. RÍOS GRANA, «Contributa Iulia Ugultunianum», V Congreso de Estudios Extremeños, Badajoz 1976, pp.177 y ss.
182
J. M. ROLDAN HERVÁS, Iter ab Emerita Asturicam. El camino de la Plata, Salamanca, 1971, p. 81.
183
P. SILLIÈRES, Les voies de communication de l’Hispanie méridionale, París, 1990.

EL TRAMO EXTREMEÑO DE LA VÍA XXIII 121


LA VÍA La brevedad de la que es preciso dotar al texto que
sigue impide cualquier tipo de disquisición teórica so-
bre cuestiones generales que sería preciso tener en
ASTURICA - cuenta antes de abordar el tema que se nos ha asig-
nado. Es por ello que trataremos de esbozar sola-

LUCUS mente aspectos estrictamente imprescindibles para la


comprensión de nuestro relato, dejando para mejor
ocasión otras aportaciones que, de ser tenidas en
cuenta, harían de imposible observación las limita-
ciones de espacio que se nos han recomendado.
Pese a la marcha del vial que el Itinerario de Anto-
nino describe bajo el título Item ab Emerita Cesarau-
gusta, número XXIV de la ordenación de Saavedra,
desde Emerita en dirección a Astorga, recorriendo las
conocidas mansiones de la denominada Vía de la Plata
hasta Oceloduri, sería imposible establecer la necesaria
conexión de este camino con Asturica sólo con los da-
tos ofrecidos por aquella fuente viaria, ya que des-
pués de Oceloduri tuerce decididamente hacia conoci-
ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENERO das capitales del noreste hispánico. Algo parecido
UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
sucede, en relación con este mismo asunto, en el Anó-
nimo de Rávena, si bien esta vez la desviación, en este
caso hacia Ossaron, se produce en una mansión poste-
rior, Brigeco concretamente.
En realidad, la primera fuente antigua que pre-
tende mencionar una vía existente entre Asturica y
Emerita, enumerando para ello todas sus mansiones,
es la tablilla tercera del denominado Itinerario de Ba-
rro, representando el hecho uno de los argumentos de
más peso para la defensa de su autenticidad. Sin em-
LUCUS Timalino

Utaris
Ponte Nevie
Interamnium Flavium bargo, el argumento arqueológico-epigráfico defini-
Bergido ASTURICA AUGUSTA
tivo de la prolongación de esta ruta al norte de la línea
del Duero lo constituye el recientemente aparecido mi-
liario de Nerón de Milles de la Polvorosa (Zamora),
que marca la milla 259, indudablemente desde Eme-
rita, hacia una ciudad que, atendiendo a las distancias
relativas, no puede ser otra más que Asturica.
Poco importa la polémica de si este camino histó-
rico se llama Vía de la Plata o de otra manera. Lo im-
portante es que constituyó durante la época romana

122
una de las vías oficiales del imperio, debiéndose res- En cuanto a la primera de las cuestiones, hemos
tringir exclusivamente su ámbito al tramo existente en- llegado a la conclusión de que nuestra vía no pasaba
tre Emerita y Asturica. A partir de ambas poblaciones por Piedrafita del Cebreiro, como afirma la generali-
podrá cada cual prolongar lo que quiera, pero se tra- dad de los tratadistas del tema, pese a que es el puerto
tará ya de vías a las que será preciso dar otro nombre, ahora preferido en el establecimiento de las modernas
como diáfanamente señala el Itinerario de Antonino. comunicaciones, sino por otro paralelo, más oriental
Y este es el caso de la vía desde Asturica a Lucus y próximo, situado a más baja cota, el de O Comeal.
Augusti, XIX del Itinerario de Antonino, que nos co- En realidad, el nuevo trazado nos ha venido im-
rresponde tratar aquí. puesto, en primer lugar, por la alineación de los mi-
En realidad, la llamada vía XIX del Itinerario de liarios con anterioridad conocidos, como es el caso de
Antonino tiene su origen en Bracara y su punto final los dos de Arxemil, uno de ellos dedicado a Adriano
en Asturica, marchando a partir de Lucus por un tra- y otro anepígrafe, o los nuevamente por nosotros
zado común con la vía XX, denominada con poco me- descubiertos de Coeo, Tórdea y Pontes de Gatín, to-
recimiento per loca maritima. Cabe añadir, además, que dos ellos sin inscripción. Cierto que el miliario dedi-
la presente ruta es de construcción augustea y la más cado a Caro de Franqueán, también por nosotros
antigua del noroeste peninsular, después de la XVII, dado a conocer en su día, nos plantea problemas si
deduciéndose de sus miliarios que fue inaugurada en pretendiéramos integrarlo en la alineación sugerida.
el año 11 de la era, unos quince años después de su Sin embargo, a la hora de querer atribuirlo a otra vía,
mentada compañera. que supuestamente se dirigiría hacia el sur, por Ba-
El recorrido de esta ruta se establece, a grandes ras- ralla, las condiciones topográficas, netamente adver-
gos, desde Bracara hasta Turoqua (Pontevedra) por la sas, no permiten suponer dicha ruta, por lo que no
franja atlántica interior, y desde esta mansión hasta Iria queda otro remedio que pensar en la existencia de
por la banda litoral. En cuanto al tramo Iria-Lucus so- una variante meridional de la misma vía, con bifur-
mos de la opinión de que se encajaría por el valle del cación y confluencia en Arxemil y Mirandela, res-
Ulla de tener en cuenta, tanto los miliarios de Calígula pectivamete. El relieve de la zona aconseja esta posi-
de Vedra y San Román de Retorta como el de Caraca- bilidad, y ya no constituye un hecho insólito, por lo
lla de Monterroso. que hemos investigado, que tales variantes puedan
En todo caso, lo que ahora hace a nuestro propó- darse en las vías romanas del noroeste hispánico.
sito es describir brevemente su trazado entre Lucus y Por otra parte, la condición de miliario originario
Asturica, como prolongación natural que es de la Vía que posee el cilindro existente sobre el actual puente
de la Plata hacia Galicia. de Pontes de Gatín, viaducto sucesor, sin duda al-
Contrariamente a lo que habían establecido todos guna, de otro inicialmente romano y hoy día remo-
los autores que nos precedieron, nuestro trazado si- delado para soporte de una inscripción viaria de
gue un decurso distinto de los que hasta la fecha se tiempos de Carlos III, viene a constituir un indicio de
han avanzado. Los dos problemas fundamentales en que la vía se encajaba por el valle del río Cervantes,
la dirección de su tránsito serían por cuál de los puer- por lo menos hasta la aldea de O Fabal. A partir de
tos traspasaría los montes del Caurel y cuál podrá ha- aquí el ascenso hasta O Comeal, por donde necesa-
ber sido su derrota a partir de Bergidum, en donde riamente hay que llevarla, atendiendo a los vestigios
confluía con la Via Nova, con la cual, según casi todos estructurales conservados, el trazado de la ruta nos es
los autores, seguiría un trazado común hasta Asturica. desconocido ya que podría ascender directamente, o

LA VÍA ASTURICA-LUCUS 123


por O Pontorrón, con condicionantes topográficos explanadas de dicha vía también por nosotros detec-
casi imposibles de superar, o dando la vuelta por tadas en los términos de las aldeas leonesas de A
Ponte Doiras, lo que, pese a ajustarse a unas mejores Braña, Resinde y Ruitelán. Otros hitos intermedios
condiciones topográficas, no cuenta con indicio al- fundamentales han sido las dos explanadas, de no
guno estructural o epigráfico que pudiera avalar esta menos de 300 metros de longitud por 10 de anchura
posibilidad. En todo caso, y pese a estas limitaciones cada una de ellas, tajadas en la ladera oriental de la
de conocimiento, la vía tenía que buscar necesaria- cuenca del río Regueiro da Aira, entre la aldea de Ou-
mente el portillo de O Comeal, como a continuación selle y el gran viaducto sobre el Navia de la autovía
vamos a decir. del noroeste.
Establecidas las premisas precedentes, sobre todo Trascendental ha resultado, por otra parte, el des-
de naturaleza epigráfica, pasamos a confirmar el tra- cubrimiento de, inicialmente, un posible agger de
zado propuesto con un breve estudio de los vestigios unos doscientos metros de esta misma vía, al sur de
estructurales originarios de la ruta, que aparecen en Abelleira, al lado del viejo camino que comunica esta
forma de lomos y explanadas de diversa longitud en aldea con A Barrosa, a través de O Carballal, cuya na-
varios lugares de la misma. El primero de los aggeres turaleza viaria romana ha sido confirmada en los úl-
o lomos detectados lo fue en las inmediaciones de la timos tiempos mediante una oportuna, a la vez que
ermita de Nosa Señora das Virtudes, en Adai (O inoportuna, arada profunda para roturar un prado, la
Corgo), en donde, cuando se procedió a reconocer la cual ha puesto al descubierto, destruyéndola, en
vía, la fortuna hizo que nos encontrásemos casual- parte, la glarea strata del pavimento de dicha ruta. Y
mente con don José Manuel Pol Herbón, quien nos decimos que ha resultado trascendental porque, por
mostró un sector de unos doscientos metros de lo una parte, conduce la vía a través de la cómoda to-
que tradicionalmente era considerado como vía ro- pografía del portillo de O Carballal y, por otra, nos
mana y él recordaba todavía, cuando era niño, atra- permite insertar en este decurso la inscripción a los la-
vesando el campo de la fiesta. Efectivamente, se trata res viales de Papín, en donde creemos que se produce
de un lomo de más de un metro de elevación y unos la reducción de la mansión de Timalino. Por otra
diez de anchura, que es observable en dirección SE- parte, en los últimos tiempos, y ayudados por la pre-
NW durante un recorrido de unos 300 metros, conti- ciosa información suministrada por el teniente al-
nuando, en sentido opuesto, y una vez rebasado el calde del ayuntamiento de O Corgo, hemos podido
campo de la fiesta, por espacio de otros 500 metros, descubrir nuevos y extensos sectores de la vía a tra-
que son seccionados transversalmente por la carretera vés de los términos de Adai, Arxemil hasta el límite
que va de Adai a Campelo. con el de Coeo, sectores que aparecen topográfica-
Otro pequeño sector de agger de unos 100 metros mente fijados por nosotros mismos en el mapa me-
de longitud fue descubierto también por los que sus- diante GPS, y nos permiten reconstruir su auténtico
criben en O Cumeal, ya en la frontera misma con la trazado y dirección en este sector.
provincia de León. Ello vino a confirmar el decurso Finalmente, una prospección pormenorizada del
revolucionario, con respecto a trazados anteriores, terreno e informadores tan veraces como don Manuel
que en su día habíamos atribuido ya a la vía, ne- López Gómez, vecino de Campelo, en donde todavía
gando su paso por Pedrafita do Cebreiro y encaján- es conocido este trazado como Via Romana, nos ha
dolo por la cuenca del río Cervantes y posteriormente permitido determinar, entre el Monte da Lomba (Cam-
del Cancelada, a la vez que la ligazón lógica con las pelo) y Chavín extensos sectores de agger y otros ele-

ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENERO


124
mentos de la caja de la vía, que se pormenorizan en de todos los tiempos entre el norte de Galicia y la me-
el plano adjunto. seta, destruyendo las posteriores a las anteriores. Por
En síntesis, y en lo que se refiere al tramo de vía otra parte, sobre el sector Bergidum (Cacabelos)-As-
desde Lugo hasta O Comeal, saldría de Lugo nuestra turica conviene hacer unas matizaciones previas ya
vía por el paraje de A Tolda, continuando por Contu- que se presentan problemas de bulto. Todos los tra-
riz, Viador, Coeo y término nororiental de Arxemil, tadistas han conducido hasta ahora la vía XIX desde
torciendo después hacia la ermita de As Virtudes, Cacabelos hasta Venta de Albares, población situada
Lombo de Campelo, noreste de Chavín, Tórdea, Mi- después y no lejos de Bembibre, ya en el Bierzo Alto,
randa, Mirandela, Laurentín, Furís de Abaixo, Pe- a través de Congosto, en donde se sitúa un miliario de
reira, Abelleira, A Barrosa, Val, Condomiña, O Cerei- Nerón, Las Murielas, de donde proceden otros tres
xal, Ouselle, Pontes de Gatín, O Fabal, Vilanova, Ponte anepígrafes, y San Román de Bembibre, al que se
de Doiras, carretera de O Portelo hasta el desvío para atribuye el honor de haber sido la mansión de Inter-
San Miguel, Xestoso y O Comeal, prosiguiendo, ya en amniim Flavium, prosiguiendo después por Bembi-
la provincia de León, por La Braña y Resinde, en bre mismo hasta Venta de Albares. El problema se
donde también hemos descubierto importantísimos plantea precisamente en este punto, puesto que du-
restos originarios, hasta Ruitelán, en cuyas cercanías damos de si la ruta se adentraría por la cuenca del río
se situaría la mansión de Uttaris. Cabe decir, además, Tremor hasta Torre, Montalegre y Manzanal o si
que es dado situar en este tramo dos de las mansiones desde Venta de Albares se dirigiría hacia Cerezal de
de la vía, además de las de Lucus Augusti mismo. Des- Tremor, para ascender después hasta Brañuelas y
pués de muchos cálculos y reducciones hemos lle- proseguir por Culebros y Otero de Escarpizo hasta
gado a la conclusión de que la mansión de Timalino co- Asturica. Precisamente en Culebros ha aparecido re-
rrespondería a las inmediaciones de Papín en donde cientemente un miliario fragmentado de un empera-
fue localizada precisamente un ara dedicada a los La- dor del Bajo Imperio todavía sin identificar y en Otero
res Viales. En cuanto a la de Ponte Nevie, habrá que co- de Escarpizo hemos dado a conocer otro de Mag-
locarla, por definición, en las orillas del Navia, y nin- nencio que apareció en el porche de la iglesia parro-
gún candidato más sólido en las orillas de esta quial haciendo de apoyo a una de las pilastras de ma-
corriente fluvial que Pontes de Gatín. dera en las que se sustenta el techo.
En lo que atañe al tramo existente entre Ruitelán Todo depende de por dónde se lleve la Via Nova
y Asturica, cabe subdistinguir el sector que va desde del Itinerario de Antonino que, por definición con res-
la primera de las poblaciones hasta Bergidum (Caca- pecto a la vía XIX, más antigua, y habida cuenta de
belos) y el que se extiende desde Bergidum hasta As- que existen ya varios miliarios en el Bierzo que pre-
turica. En el primero de ellos no se contabiliza milia- gonan esta condición, no puede ser llevada por idén-
rio alguno, salvo el bastante problemático de Pieros, tico trazado que su predecesora. En resumen, y dando
ya en las cercanías de Cacabelos. Por otra parte, y en como muy probable que la Via Nova prosiga desde
flagrante contraste con lo que sucede en el tramo an- Cacabelos hasta Asturica por Toreno, Noceda, San
terior, entre O Comeal y Ruitelán, los vestigios es- Justo de Cabanillas, Quintana de Fuseros y Folgoso
tructurales son igualmente casi inexistentes, hecho de la Ribera, nuestras dudas se plantean en torno a si
bastante explicable si se tiene en cuenta la estrechez en este último punto o proximidades se cruzarían
del pasillo del río Valcarce por el que se han ido en- los decursos de ambas sendas, con lo cual la Via Nova
cajando, muy próximas entre sí, las comunicaciones sería la que avanzaría por Torre, Montalegre, Man-

LA VÍA ASTURICA-LUCUS 125


zanal y Brimeda, hasta Asturica, y la XIX la que as- la zona del cementerio, en plena llanura. Sin embargo,
cendería hasta Brañuelas, entrando en Astorga por el nombre lo toma la mansión del imponente oppidum
Otero de Escarpizo. De los miliarios existentes, así de Castroventosa, de donde proceden importantes
como de sus respectivos lugares de aparición, poco hallazgos romanos. Este gran poblado de altura mues-
podemos deducir en orden a despejar todas estas in- tra todavía un imponente recinto murado de época
cógnitas. En cualquier caso, y como vestigios estruc- tardorromana. La mansión de Interamnium Flavium,
turales atribuibles al ámbito del Bierzo, podemos se- sin embargo, resulta para nosotros todavía un tanto
ñalar un fragmento genuino de explanada romana en misteriosa. En primer lugar, se trata de una mansión
la cima del puerto de Manzanal, en el caso de seguir que, al igual que Bergidum, figura como común a dos
la dirección de Torre, o de los restos de un agger bas- vías, la XVIII y la XIX, un hecho difícil de conciliar,
tante prolongado en la subida a Brañuelas, desde Ce- salvo que las dos siguiesen, en un tramo concreto,
rezal de Tremor, y en Brañuelas mismo, una vez re- idéntico trazado. Ahora bien, la Via Nova, que delatan
basada la aldea hacia el este. Faltaría por añadir algo como tal los miliarios y que comparte con la XIX tales
más acerca de las mansiones de este tramo, después mansiones, es definida por la leyenda de algunos ci-
de Ponte Nevie. lindros aparecidos en el valle del Bierzo como via nova
La primera de ellas es la de Utaris, que, aten- facta ab Asturica Bracaram en los miliarios del valle del
diendo al valor de la milla que atribuimos a este Bierzo, con lo cual dicho trazado común parece que-
tramo, habría que identificar con el Castro das Co- dar invalidado. La solución sería que ambas vías,
roas, en Vega de Valcarce. Efectivamente, la presencia puesto que recorrerían valles paralelos, se cruzasen en
de un castro importante en este lugar constituye por Venta de Albares, después de Bembibre, con lo que el
sí mismo un candidato idóneo para tal atribución. problema quedaría resuelto. Sin embargo, la ausencia
Pero es que, además, el número de millas que el Iti- de restos romanos de cierta importancia en el lugar in-
nerario de Antonino atribuye a este tramo interman- valida cualquier intento de hacer coincidir este punto
sionario parece coincidir con este mismo punto ya con Intermanium Flavium, un núcleo ciertamente pro-
que, siguiendo la derrota del trazado somero antes ex- mocionado jurídicamente si se tiene en cuenta el epí-
puesto, entre Pontes de Gatín y el Castro das Coroas teto. La solución sería retrotraer la mansión a San Ro-
existen treinta kilómetros lo que, reducido a millas, mán de Retorta, donde parece haber existido vestigios
nos daría las XX que marca el Itinerario de Antonino, romanos de cierta consideración, pero tal ubicación es-
con un valor muy cercano a los 1.480 metros, esto es taría lejos de solucionar algunos de los problemas an-
la milla de ocho estadios. tes apuntados. Como puede observarse, y pese a una
En cuanto a la mansión de Bergidum, se hallaría a intensa investigación, tanto propia como ajena, los
16 millas al este de la anterior, coincidiendo su ubica- problemas que afectan a esta ruta son todavía nume-
ción con el entorno de Cacabelos, en donde se han des- rosos y resultaría pretensioso tratar de solucionarlos
cubierto importantes vestigios romanos, sobre todo en en tan corto espacio.

ANTONIO RODRÍGUEZ COLMENERO


126
EL RAMAL
INTRODUCCIÓN

La presencia de Roma supuso el comienzo de una


nueva etapa en la historia de Asturias, cuya impor-
TRANS- tancia ha ido saliendo a la luz en las últimas décadas.
El incremento de las investigaciones arqueológicas

MONTANO impulsadas tanto por el mantenimiento de proyectos


de excavación consolidados (Proyecto Gijón de Ex-

DE LA VÍA DE cavaciones Arqueológicas, Proyecto de las cuencas


del Navia-Eo…) como por el control arqueológico
derivado de la aplicación de las leyes de protección de
LA PLATA Patrimonio Histórico, han supuesto un notable
avance en la obtención de nueva información sobre
este período histórico.
La evidencia de los datos arqueológicos ha obli-
gado a cambiar radicalmente el pesimista discurso
histórico sobre la escasa romanización de Asturias y
a formular los rasgos de la romanización regional en
un contexto de normalización historiográfica (Fer-
nández Ochoa y Morillo, 2002). El proceso romani-
CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID
zador de Asturias debe entenderse siempre a partir
de la diversidad geográfica y de la adecuación tem-
poral tal y como se percibe en el conjunto de Hispa-
nia (Bendala, 1987 y 2006; Keay, 1996). Hoy en día, no
se puede sostener que la presencia romana haya su-
puesto para este región un mero paréntesis entre dos
«mitos-motores»: el glorioso pasado indígena, o sea,
celta y la fundamental creación del reino asturiano
(Fernández Ochoa y Morillo, 2007). Este plantea-
miento, presente aún en algunas obras generales, ha
podido justificarse hasta la década de los ochenta
por la escasez y sesgada interpretación de las fuentes
escritas y, sobre todo, por la penuria de excavaciones
en yacimientos asturianos pertenecientes, específica-
mente, a la época romana. Pero, en la actualidad, ca-
rece de sentido mantener una visión reduccionista de
esta etapa histórica amparada en determinados inte-
reses ideológicos e incluso sentimentales que todavía
pretenden preservar la «pureza» de esta tierra y sus
gentes frente a cualquier ingerencia o dominación
ajena que pudiera afectar a las «esencias» del ser as-

127
tur. El «factor astur-romano» constituye, hoy en día, que se localiza en las inmediaciones de Lugo de Lla-
un fundamental elemento en la configuración del de- nera (Cid et alii, 1991; Fernández Ochoa, García Díaz
venir histórico de esta región. y Zarzalejos, 2001). A partir de Lucus Asturum, esta
En el contexto, por lo tanto, de una visión reno- misma ruta toma una dirección transversal y gira ha-
vada sobre la presencia romana en Asturias, las vías cia el centro occidental de la región para adentrarse en
de comunicación adquieren, como es habitual en el los territorios mineros occidentales pasando por Pas-
mundo romano, el carácter de ejes principales de ar- sicin184, Amneni, Lugisonis y Ponte Albei, mansiones
ticulación del territorio, sirviendo, además, de ele- aún no identificadas, hasta alcanzar los límites de la
mentos imprescindibles en los procesos de organiza- provincia de Lugo en la zona de Fonsagrada, camino
ción territorial y de vehículo para la difusión de los de Lucus Augusti (Fernández Ochoa y Morillo, 2002a).
nuevos presupuestos socio-culturales. En cuanto a las fuentes epigráficas, disponemos
Con la llegada de Roma a las tierras del noroeste, de noticias sobre la existencia de algún miliario pero
durante el reinado del emperador Augusto, se esbo- no se conserva ningún ejemplar. E. Tuñón reseña en
zaron los primeros trazados viarios que serán pro- 1852 el hallazgo de un miliario de Numeriano en
gresivamente estructurados en tiempos de la dinastía Lugo de Llanera del que existe una copia en la Co-
julio-claudia y plenamente consolidados a partir del misión Provincial de Monumentos (ERA n.º 63). Tam-
gobierno de los emperadores flavios como ponen de bién se alude al hallazgo de un posible miliario en Co-
relieve los datos epigráficos y las fuentes literarias rao (Cangas de Onís) (ERA n.º 84).
(Roldán, 1975; Rabanal, 1988; Esteban, 1990; Naviero, Por lo que respecta a los testimonios arqueológi-
1991; Iglesias y Muñiz, 1992). cos, el conocimiento de la red viaria de Asturias en
En la región asturiana, la única fuente textual que época romana todavía requiere una actualización ba-
recoge el trazado de una vía romana es el Anónimo sada en el progreso experimentado por los métodos
de Rávena (Ravennate), una fuente tardía datada en prospectivos y fotográficos que permita obtener la
el siglo VII, que ofrece información viaria y geográfica máxima precisión en los trazados antiguos y su per-
de los últimos siglos del Imperio. Según este texto, duración a lo largo de los siglos. No obstante, el per-
existía una ruta desde Asturica Augusta (Astorga) fil del entramado viario que definimos inicialmente
hasta Lucus Augusti (Lugo) a través del territorio as- hace ya unos años (Fernández Ochoa, 1982 y 1995)
tur transmontano. J. M. González fue el primero que puede mantenerse a grandes rasgos a la hora de se-
prestó atención a este camino (Gonzalez, 1956), si ñalar los principales caminos que Roma trazó o uti-
bien J. Somoza ya había dado por supuesta la comu- lizó en nuestra región. Indicaremos, en cada caso, los
nicación entre León y Gijón basándose en la misma avances de la investigación en las rutas que vamos a
fuente itineraria (Somoza, 1908, 278). tratar en los apartados siguientes.
El Ravennate transmite, efectivamente, un eje via-
rio sur-norte que desde Asturica Augusta se dirigía ha- Los pasos a través de la Cordillera Cantábrica

cia la capital lucense a través de Legio y el territorio En distintos períodos de la historia de Asturias, la
transmontano. Traspasada la Cordillera Cantábrica, el Cordillera Cantábrica ha actuado como una gran ba-
Ravennate sitúa las estaciones de Memoriana y Luco rrera, a menudo intransitable, que ha favorecido el
Astorum, asimilable esta última con la civitas de Lu- aislamiento de la región e incluso la llegada retarda-
cus Asturum citada por Ptolomeo, que actuaría como taria de algunos fenómenos culturales. Sin embargo,
centro nodal de las comunicaciones transmontanas y este parapeto natural ha servido también de acicate

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA


128
en el esfuerzo secular por abrir el difícil tránsito en- rras leonesas con la región central asturiana. Se ha do-
tre Asturias y León (o Castilla, como solía escribir Jo- cumentado una vía que siguiendo la ribera izquierda
vellanos) y afianzar los vínculos entre las gentes que del río Bernesga llegaba hasta los pasos centrales de la
ocupaban ambos lados del gran macizo asturiano que Cordillera Cantábrica (Rabanal, 1988). La identifica-
se extiende a lo largo de 250 kilómetros desde Peña ción concreta de su trazado, al penetrar en Asturias,
Labra hasta la sierra del Caurel. todavía no ha sido resuelta satisfactoriamente por-
Los testimonios arqueológicos y toponímicos de que los testimonios arqueológicos plantean varias po-
época romana refrendan el posible paso de la Cordi- sibilidades que analizaremos a continuación.
llera Cantábrica por algunos de los puertos centrales La existencia de un camino romano que se aden-
(La Carisa, Pajares, La Cubilla, Vegarada, San Isidro) traba en Asturias por el puerto de La Carisa no ofrece,
o centro-occidentales (Puerto Ventana, La Mesa, So- actualmente, ninguna duda. Esta vía se conoce tam-
miedo, Leitariegos) que, finalmente, a través de di- bién como «camino real»189 y se dirige al centro del te-
versos ramales, enlazaban con el ya citado vicus via- rritorio transmontano a través de las máximas eleva-
rius de Lucus Asturum (Lugo de Llanera). Los pasos ciones de la cordal entre los concejos de Lena y Aller
de la zona oriental (Pontón, Ventaniella, Tarna) han para descender al valle en Carabanzo. En esta cordal
sido menos explorados aunque se considera posible- y por encima de Parana, a una altura de 1.728 metros,
mente de época romana la llamada «Senda del Arce- se sitúa un yacimiento denominado «Castichu de la
diano» en Pontón y la ruta que ascendía desde Riaño Carisa» o Monte Curriechu, catalogado y descrito en
a los puertos de Aliva y, siguiendo el cauce del río su día por J. M. González
Duje, llegaba hasta Sotres para alcanzar, finalmente, Según las referencias decimonónicas de Solís y Ca-
las tierras de Cangas de Onís. bal, en dicho yacimiento se localizaron un casco romano
Los caminos que atravesaban la Cordillera Can- y una punta de lanza. Además, conocemos vagas noti-
tábrica en el sector astur, seguían el curso de los ríos cias sobre hallazgos de monedas de Augusto y Tiberio
buscando los pasos naturales185 con la excepción de las en ambas vertientes de la cordal. Aunque estos vesti-
vías de La Carisa y de La Mesa186, que transitan por las gios arqueológicos y toponímicos eran conocidos desde
cumbres evitando las zonas de valle. Estas dos vías, hace años (Fernández Ochoa, 1982, pp. 50-53 y 204), las
a tenor de las investigaciones recientes, se perfilan recientes excavaciones de J. Camino, Y. Viniegra y R. Es-
como los dos trazados romanos más antiguos rela- trada (Camino et alii, 2005; Camino et alii, 2006) han per-
cionados, al menos en el caso de La Carisa, con la pri- mitido identificar el viejo castro del Monte Curriechu
mera presencia militar romana en Asturias. con un asentamiento de carácter militar asociado a la es-
trategia augustea de dominio de los territorios trans-
El primer trayecto del ramal transmontano: montanos, consistente en el avance sobre las máximas
el paso del sector central de la Cordillera Cantábrica elevaciones de las cordales que penetran profunda-
Según las fuentes itinerarias, una de las vías que mente en el territorio enemigo, tal y como se ha puesto
partía de Astorga en dirección a León pasaba por Bal- de relieve también en la vecina Cantabria (Peralta,
sata (Vallata en el Itinerario de Antonino), girando ha- 1999). En consecuencia, la vía de La Carisa tendría un
cia el norte en la mansio de Interamnum, de difícil iden- carácter estratégico e inequívocamente militar. El cam-
tificación en la actualidad187. Esta ruta que hemos pamento, instalado en sus inmediaciones, permitiría el
denominado genéricamente «el ramal transmontano paso de la cordillera a los ejércitos romanos durante el
de la Ruta de la Plata»188 ponía en comunicación las tie- desarrollo del Bellum Asturum y, sin duda, en los años

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 129


inmediatos con el incremento de las acciones romanas pero no disponemos de datos seguros sobre su utili-
encaminadas al control total del territorio. zación en época romana191. Cabe pensar, a modo de hi-
En cuanto a las características de la vía de La Ca- pótesis, que la vía de La Carisa, una vez pacificado el
risa, se trata de un camino de herradura de unos tres territorio, cedería el protagonismo a la calzada que
metros de ancho cuya conservación es muy desigual. discurre por el valle del Pajares y del Lena (Camino,
Algunas partes del trazado se encuentran enmas- 2005, pág. 117). Se trata de una proposición no com-
caradas por las alteraciones sufridas por esta travesía probada que las excavaciones en curso en el Monte Cu-
a lo largo de los siglos que, sin embargo, mantuvo su rriechu o futuras prospecciones de todo este sector en-
nombre fosilizado en una designación de gran reso- tre la montaña y el valle, deberán esclarecer192.
nancia histórica vinculada al legado augusteo Publio El camino antiguo del valle entre el puente de los
Carisio. Los investigadores que estudian el campa- Fierros y Campomanes presenta dos posibles trayec-
mento romano han realizado una exploración de su tos. El camino tradicional continuaba por La Frecha
posible trazado (Camino et alii, 2005, pp. 143-151) y Cornellana mientras que existe otro trazado que dis-
desde tierras leonesas, donde discurre a media ladera curre a una cota más elevada entre Fresnedo y Herías
por la margen derecha del río de Camplongo para ele- en dirección a Campomanes y que se conoce también
varse hasta alcanzar las crestas de la Cordillera y como «camín de peregrinos» (Pisa, 2000, pág. 322). Al-
desembocar en Carabanzo, donde la ruta desciende al gunos autores consideran este ramal más antiguo
valle y en cuyas inmediaciones se une con los cami- que el de La Frecha y le atribuyen un posible origen
nos procedentes de la zona de Pajares y del puerto de romano, propuesta que debemos valorar teniendo
San Isidro en dirección a Ujo (Mieres)190. en cuenta que también enlaza directamente con el ca-
Pero la elección de La Carisa, uno de los pasos más mino que desciende de Parana. La travesía, que pro-
difíciles de la cordillera astur que permanece gran veniente Herías llega a Campomanes, recibe el signi-
parte del año nevado, induce a pensar que Roma hubo ficativo nombre de «camino de los moros».
de planificar otros entradas más asequibles para acce- Desde Campomanes la ruta avanza en dirección a
der a esta parte central del territorio. En su día propu- Vega del Ciego, en cuyas cercanías se conserva el to-
simos como posibilidad la existencia de un ramal des- pónimo Memorana, nombre que J. M. González asimiló
cendente desde las cumbres de La Carisa al valle entre a Memoriana, la primera estación viaria de la región
Navidiello y Parana. De este modo tratábamos de ex- transmontana citada por el Ravennate y que ha sido ad-
plicar la presencia de yacimientos y topónimos roma- mitido mayoritariamente. Sin embargo, en este lugar no
nos situados en la ruta que transcurre en paralelo con se tiene noticias de restos arqueológicos identificables
La Carisa pero a una cota inferior y que, por Campo- con ninguna estación viaria aunque en sus entornos se
manes y Lena, también confluye en Ujo. Según otros encuentra la villa romana de Vega del Ciego, excavada
autores (Camino et alii, 2005, p. 149), este camino del va- por M. Jorge Aragoneses en 1951 y que se hallaba en
lle podría proceder bien del puerto de Pajares o del funcionamiento a fines del siglo I d.C., aunque sus res-
paso de la Cubilla, camino real secundario que sigue el tos arquitectónicos monumentales (triclinium con mo-
valle del Huerna por la ladera occidental del cordal de saico, pasillo absidado, etc.) corresponden a la época
Las Llanas y llega hasta Campomanes. La Cubilla y Pa- tardía (Jorge Aragoneses, 1954). Desde Memorana la vía
jares son, sin lugar a dudas, los pasos mejor situados en se dirige a Ujo.
línea recta con respecto a los núcleos romanos de As- En resumen, en el estado actual de la información,
torga y León. Ambos fueron utilizados en el Medievo el ramal transmontano de la Ruta de la Plata proce-

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA


130
© FOTOASTURIAS. Consejería de Cultura del Principado de Asturias

Vista general del yacimiento romano del Monte Curriechu, Lena.


© F. Gil Sendino

© F. Gil Sendino

Excavaciones en el Monte Curriechu, agosto de 2007. La vía de La Carisa desde el yacimiento del Homón de Faro. Las flechas seña-
lan los restos del trazado antiguo en relación con la pista actual.

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 131


MAPA GENERAL DE LAS PRINCIPALES VÍAS ROMANAS DE ASTURIAS Museo Arqueológico de Asturias (ERA n.º 8, 9 y 22).
Junto con estos relevantes testimonios epigráficos, se en-
contraron también restos de muros y materiales de cons-
Gijón/Noega
trucción. Hasta Ujo llegaba también la ruta procedente
Flavionavia?
del puerto de San Isidro, lo que permite suponer que en
Lucus Asturum Ujo o sus cercanías se desarrolló una estación viaria de
cierta entidad, posiblemente un pequeño vicus viarius en
Memoriuna
la confluencia de los principales caminos de acceso a la
región central asturiana. El topónimo de origen romano
se interpreta como la fijación y evolución de ustium = en-
trada/salida (Bobes, 1961, p. 35), aludiendo probable-
Asturias
mente a su carácter de llave en las comunicaciones ha-
RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA
OTRAS VÍAS DE COMUNICACIÓN ROMANAS cia la cuenca central de Asturias. Desgraciadamente
CIVITATES nunca se ha practicado excavaciones en esta población.
PRINCIPALES YACIMIENTOS ROMANOS
Hasta llegar a la civitas de Lucus Asturum, el Ra-
vennate no ofrece referencias sobre ninguna otra esta-
ción viaria. Desde Ujo la ruta seguía hasta Mieres del
dente de Asturica Augusta ofrece tres posibilidades de Camino, villa que recibe este apelativo desde antiguo.
circulación entre los pasos de la cordillera y el valle En Mieres se conoce un castro, el Castiello de Bustie-
central del territorio: la vía de La Carisa que pasa por llo, donde se reconocieron restos de tégulas y monedas
las cumbres de la cordal hasta Carabanzo y Ujo, el ra- romanas, una de las cuales pertenecía de Tiberio según
mal que también penetra por La Carisa pero des- dio a conocer J. M. González (González, 1976, p. 128)194.
ciende al valle en Navidiello-Parana-Puente de los Una breve referencia de principios de siglo menciona
Fierros para tomar la dirección de Ujo y, finalmente, la aparición de restos romanos en el foso cuprífero de
el itinerario que cruza la cordillera a un nivel inferior Ortiguera, en Mieres, entre los que destaca una lu-
procedente de los puertos de Pajares o la Cubilla. cerna bajoimperial (Morillo, 1999, pp. 25 y 153-154).
El trazado de la calzada entre Mieres y la depresión
El trayecto por el valle central entre Ujo ovetense coincide en su mayor parte con la antigua ca-
y Lucus Asturum
rretera que pasaba el alto del Padrún y por la Corredo-
Todos los caminos que descienden de las cumbres ria, dejando a su izquierda la actual ciudad de Oviedo, se
cantábricas, como ya se ha señalado, confluían en Ujo y, dirigía a Lugones. Las trazas de este recorrido constan en
a partir de este núcleo, el ramal transmontano de la Ruta un plano expuesto en las vitrinas del Museo Provincial
de la Plata coincidía, en su trayectoria, con la principal de Asturias elaborado por don Manuel Álvarez, un ve-
ruta histórica que conduce a las inmediaciones de cino de Mieres. Según el citado informe, desde el Padrún
Oviedo para dirigirse después a la costa gijonesa193. la vía describe una gran curva por el valle de San Fre-
Los restos romanos de Ujo se circunscriben al área de choso, donde aún se conservaban restos de empedrado
la iglesia de Santa Eulalia y al entorno de la estación de hace unos años y, por Sopeña, llega a Olloniego. Entre el
RENFE donde, a comienzos del siglo pasado, se locali- Pedrún y Olloniego la calzada recibe el nombre de «ca-
zaron casualmente cuatro inscripciones con una clara rril de los moros». El cruce del río Nalón en Olloniego se
vinculación militar, tres de las cuales se custodian en el practicaba por un puente considerado tradicionalmente

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA


132
como de origen romano pero sometido a numerosas res- bién se han localizado restos de unas posibles termas
tauraciones desde el Medievo y prácticamente recons- en la finca «La Castellana», lugar que aún se encuen-
truido desde sus fundamentos en el siglo XVIII. Desde tra pendiente de una intervención sistemática (Fer-
Olloniego a Oviedo, la ruta se denomina «antiguo ca- nández Ochoa et alii, 2001, p. 135).
mino de Castilla» (Fernández Ochoa, 1982, p. 51). El Los testimonios romanos dispersos en el entorno
punto más estratégico de este recorrido lo constituye el de Lugo de Llanera deben interpretarse como perte-
Picu Llanza (San Martín de Pereda, Soto de Ribera), necientes a un vicus viarius, es decir, una aglomeración
identificado por J. González como un castro en el que se de tipo secundario compuesta por varias construccio-
hallaron en superficie materiales prerromanos, junto con nes separadas o formando pequeños grupos con es-
monedas de época romana. Este importante yacimiento, pacios intermedios sin ocupar, que conforman un cen-
que controla perfectamente el paso del camino antiguo, tro agrupado pero internamente disperso, al estilo de
nunca ha sido objeto de excavaciones sistemáticas. los vici de configuración plurinuclear documentados
La ruta atravesaba Oviedo por San Lázaro, La en regiones septentrionales francesas y belgas que
Foncalada hasta la Corredoria195. Cruzaba los ríos Nora cuentan siempre con edificios termales. Son centros or-
y Noreña por los «puentes viejos» de Lugones y Los ganizados en función de la vía que suele atravesarlos
Blimales, respectivamente, para dirigirse a Lugo de otorgándoles una determinada coherencia espacial.
Llanera pasando cerca de la villa romana de Monte Entre las funciones propias del carácter de centro
Les Muries (Paredes, Lugones). Recientemente, a unos regional que hubo de tener Lucus Asturum, se en-
400 metros al este de los restos anteriores, un control cuentran las artesanales, como pone de manifiesto el
arqueológico de urgencia ha revelado la existencia de descubrimiento de una posible officina epigráfica,
una necrópolis tardorromana de cierta envergadura, avalada por la aparición de una lápida inacabada
cuya cronología corresponde a los siglos IV y V (Re- cuyo titulus no se llegó a grabar (Fernández Ochoa et
quejo Pagés, 2000 y 2007). alii, 2001, p. 109), así como el reciente descubrimiento
A escasa distancia, la ruta alcanza la llanada de de un complejo alfarero de época romana constituido
Lugo de Llanera. La identidad de dicho enclave con la por varios hornos destinados a la elaboración de ma-
polis ptolemaica de Lucus Asturum se acepta normal- teriales de construcción (Requejo, 2007).
mente, así como su identificación con la mansio de Gracias a las excavaciones arqueológicas desarro-
Luco Astorum, estación viaria recogida en el Raven- lladas durante los últimos años, el vicus viarius de Lu-
nate. La referencia a distintos hallazgos romanos en las cus Asturum se va perfilando como piedra angular de
campas lucenses en torno a Lugo de Llanera ha sido las comunicaciones de la Asturia Transmontana. En este
un hecho reiterado en la historiografía asturiana desde enclave, el ramal septentrional de la Ruta de la Plata
el siglo XVIII como se ha detallado en numerosas oca- que venimos definiendo, conecta con la principal vía
siones (Fernández Ochoa, 1982; Escortell, 1988). Pero transversal del territorio transmontano. Hacia el oeste,
la realización de excavaciones sistemáticas no se ha lle- la ruta se dirige a Lucus Augusti atravesando los cotos
vado a cabo hasta fechas muy recientes en la finca «La auríferos del occidente astur tal y como aparece refle-
Catañera» donde se ubicaba la vieja iglesia de Santa jado en el Ravennate. Hacia el oriente, atravesando el
María y donde se conservan, bajo un potente nivel de río Nora por el puente de Colloto, recientemente res-
necrópolis de época medieval y moderna, los restos taurado (Rodríguez Otero, 1994; Menéndez Granda,
de una edificación romana fundada en época flavia 1999), la ruta se dirige hacia la zona de Cangas de
(Cid et alii, 1991; Fernández Ochoa et alii, 2001). Tam- Onís. Este carácter de nudo de comunicaciones de Lu-

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 133


cus Asturum queda reforzado además por el hallazgo TRAZADO GENERAL DEL RAMAL TRANSMONTANO
DE LA RUTA DE LA PLATA EN EL CONCEJO DE GIJÓN
de una inscripción romana dedicada a los Lares Viales
encontrada durante la primera campaña de excava- Noega / Campa Torres

ciones en los cimientos de un edificio relacionado con


Noega / Gijón
la destruida iglesia de Santa María (Cid et alii, 1991).

El ramal transmontano entre Lucus Asturum


y la costa de Gijón

Desde Lugo de Llanera, según confirman los res-


tos arqueológicos y la toponimia de origen romano,
Veranes
la ruta continuaba en dirección norte hasta llegar al
castro de Campa Torres y a la ciudad de Gijón. Este
último tramo de la ruta, entre Lucus Asturum y la
costa, es quizá uno de los mejor documentados de-
bido al hallazgo de numerosos establecimientos ro-
manos en las proximidades de la vía y, también, a los
estudios prospectivos realizados en el marco del Pro- época moderna y medieval ofrecen numerosas refe-
yecto «Arqueología e Historia de la Ruta de la Plata rencias acerca de su antigüedad en comparación con
en el Concejo de Gijón» impulsado por el Ayunta- las citas contenidas en los restantes viarios que con-
miento de Gijón en los últimos años (Fernández ducen a Gijón a partir de la Baja Edad Media.
Ochoa et alii, 2004 y 2005). Desde La Rodriguera, la vía continúa por la ladera
El camino real que comunicaba León con Gijón a suroeste del Picu La Carrila, topónimo de claras refe-
mediados del siglo XVIII entraba en el concejo de Gi- rencias camineras, cortando la carretera local de Peña-
jón por La Rodriguera (Pisa, 2000, pp. 85-86), lugar ferruz y, por la falda noreste de la Peña Verdiciu, des-
donde el viario se dividía en tres rutas principales: el ciende hacia el collado de La Teyera197. Aquí cruza la
camino del Monte Curiel, el camino de La Carrial y el actual AS-II, la carretera de Castilla del siglo XVIII, y as-
camino de Veranes196. De los tres itinerarios (Pisa, ciende con rumbo noroeste hacia el lugar de Picún. A la
2000, p. 72), podemos considerar el camino de Vera- salida del caserío gira al norte y se dirige a la localidad
nes como el más antiguo, amparando nuestra pro- de Veranes, faldeando por la ladera oriental del cordal
puesta en diversos argumentos complementarios. El homónimo buscando los sucesivos collados de la sierra.
primero es de carácter histórico-arqueológico, puesto Al oriente de la vía, a unos 300 metros a vuelo de
que es el único camino al que se asocian una serie de pájaro de Veranes de Abajo, se sitúa el yacimiento ro-
yacimientos ya desde época prehistórica, como son mano-medieval de Veranes. La villa romana de Vera-
los restos de túmulos descritos en su día por Jovella- nes se levanta sobre una suave ladera orientada al sur
nos, y sobre todo, por tratarse de una vía surcada de localizada a unos 800 metros de la vía romana. El asen-
enclaves de época romana. El segundo argumento es tamiento ocupa una posición privilegiada desde el
de índole funcional y se refiere a las características fí- punto de vista topográfico, protegido de los vientos del
sicas del trazado que discurre por las cordales, evi- norte y dominando un espacio visual amplio. En 1997
tando los desniveles y optando, siempre que es posi- se iniciaron, bajo nuestra dirección, las investigaciones
ble, por la mayor rectitud. Finalmente, las fuentes de arqueológicas en Veranes. Desde entonces se han rea-

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA


134
© R. Tolín
Vista general de la villa romana de Veranes.

Torre medieval de Trubia (siglo XIV).

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 135


lizado nueve campañas arqueológicas que han permi- vega de Somonte se documenta en 1453 el paso de un
tido recuperar una gran parte de la pars urbana de la vi- «camino antiguo». En Fresno, el camino cruzaba el río
lla que ha sido recientemente musealizada198. Pinzales por un puente documentado en el siglo XVI
En Veranes de Abajo inicia el descenso al lugar de (Rendueles Llanos, 1867, p. 201), e incluido en el úl-
Trubia describiendo un suave zigzag. En Trubia se con- timo tercio del siglo XVIII entre los construidos de
servan dos torres: la primera y más antigua, de época piedra y «precisos para el tránsito de a pie, carros y ca-
bajomedieval, es la denominada Torrexón o Turroxón; ballerías» (Merinero y Barrientos, 1992, p. 135). A con-
la segunda, conocida como de los Álvarez de las Astu- tinuación ascendía hasta Lloreda desde donde se di-
rias, fue levantada en los siglos XVI-XVII. Enfrente de rigía al «Coto de Anatahoyo» y a la ciudad de Gijón.
esta última, y separadas por el camino, se encuentra En este tramo se debía situar la «carrera antigua» que
la capilla de la Virgen de la O y que algunos autores se menciona con ocasión de la delimitación de los tér-
remontan al siglo XV (Bonet, 1967, p. 47). Al oriente de minos del coto de Natahollo y la parroquia de San
Trubia, en dirección a Beloño, se localizan otros dos Juan de Tremañes, realizada en 1436 (Sanz Fuentes,
yacimientos arqueológicos: la necrópolis de lajas de la 1993, p. 582). El camino entraba en Gijón por el oeste
Cuesta de San Sebastián, a escasos 300 metros de la vía tras cruzar el río Cuti o Natahoyo200.
principal, y algo más alejada, a unos 450 metros en lí- Efectivamente, el ramal transmontano de la Ruta
nea recta, la villa romana de Las Murias de Beloño, ex- de la Plata terminaba en la costa gijonesa pero el
cavada en la década de 1950 (Jordá, 1957). punto de llegada pensado en origen no creemos que
Desde Trubia, el camino se dirige a La Cruciada, fuera la ciudad de Gijón, como indica el viario de
intersección de caminos en la cual se separan de la época moderna, sino el castro de la Campa Torres, po-
ruta principal varios ramales secundarios. Uno de siblemente la antigua Noega de las fuentes a donde
ellos conduce a Sotiello, donde se emplaza la abadía debía de llegar la primitiva ruta a través de Veriña,
de San Juan de Cenero, erigida en el siglo XIII. Desde zona completamente alterada y destruida por las ci-
La Cruciada, otro itinerario continúa por el denomi- tadas instalaciones industriales de UNINSA. Consi-
nado «camino de Ballalante». En los primeros 300 deramos el castro de la Campa Torres, la statio final
metros, aproximadamente, limita al sureste con las de esta importante vía de penetración en las fases ini-
antiguas tierras de labor de los Pedregales199. ciales de la conquista. El lugar presenta un perfil
La instalación de las factorías de la antigua muy adecuado para acoger temporalmente efectivos
UNINSA, que acarreó la desaparición de los núcleos militares en los momentos inmediatamente posterio-
de población de Somonte y Fresno, y la construcción, res a la penetración en el territorio (Fernández Ochoa,
después, de la autopista A-I, que seccionó la conti- 2007)201. Este hecho nos sugiere claramente un tér-
nuidad del camino, son las causas de que el camino mino ante quem para el tendido de la vía, ya que sa-
esté destruido y desaparezca en Somonte, aproxima- bemos que la ciudad romana de Gijón, asentada en
damente, a un kilómetro de La Cruciada. Cimadevilla, es una fundación de la época flavia. En
A través de algunas referencias de época moderna, un momento impreciso, sin duda en relación directa
es posible reconstruir su trazado. El itinerario des- con el traslado del centro de gravedad desde la
cendía haciendo un leve recodo, denominado el Re- Campa Torres hacia Gijón a finales del siglo I, se de-
voltón, hacia la vega del río Pinzales. Por ésta, y tras bió de crear un nuevo ramal de la vía que, desde Tre-
dejar Somonte al oeste, se dirigía al lugar de Fresno, mañes y Lloreda, se dirigiría directamente hacia Ci-
según manifiesta Marcos de Vierna en 1752. En la madevilla, tal y como hemos señalado anteriormente.

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA


136
© Dpto. Museos. F. M. C. y E. P. Gijón

Vista aérea del castro de Campa Torres (Gijón).

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 137


Por otra parte, si los materiales arqueológicos ava- valle y vega. Únicamente desciende y cruza el río
lan la antigüedad y relevancia inicial del viejo castro Pinzales en Fresno, obligado por la topografía del te-
astur de Campa Torres, estudios de toponimia, car- rreno, para ascender de nuevo hacia la rasa costera en
tografía y topografía del área occidental de la bahía de Lloreda. Es decir, soslaya los problemas que plantea
Gijón (Fernández Ochoa, et alii, 2003) sugieren su re- el paso de la prolífica red hidrográfica cantábrica, y
lación con el puerto primitivo. En efecto, la ensenada las dificultades consiguientes (inundaciones, cons-
del Musel y el Muselín, una de las zonas mejor res- trucción de puentes, etc.). De aquí derivan otras dos
guardada y con el mayor calado de la rada de Gijón, notas distintivas: la escasez de construcciones aso-
constituyen el espacio costero más adecuado para ciadas al vial (puentes, empedrados, alcantarillas,
instalar un puerto con capacidad para fondear naves etc.), y el gusto por el trazado rectilíneo, que única-
de mayor porte, como eran los barcos comerciales ro- mente se ve alterado por suaves zigzagueos como por
manos. Frente a la ensenada que conforman el Mu- ejemplo en los descensos a Trubia y al río Pinzales
selín y el Musel, se localiza un camino antiguo que (Fernández Ochoa et alii, 2005).
ponía en relación el Muselín/Musel con el asenta- Esta adaptación al relieve es la causante de que en
miento romano de Jove que actuaba como nudo de planta describa un arco, desde su entrada en el concejo
comunicaciones entre esta importante zona portuaria de Gijón por La Rodriguera, que se abre hacia el oeste,
y la Campa Torres. La denominación de «La Cruz de para cerrarse desde Veranes de Abajo a medida que
Jove» que ostenta esta parroquia podría interpretarse avanza en dirección a la costa. De los 11 kilómetros de
como una evocación del carácter de cruce de caminos longitud, desde su entrada en el concejo hasta el
que tuvo este lugar. En la toponimia del entorno, se puente de Fresno, 1,6 corresponden a tramos desapa-
denomina «camino de la Campa» al que comunicaba recidos, y un kilómetro escaso a segmentos que con-
el Muselín y Arnao con la Campa Torres y «camino servan su morfología caminera antigua. El resto del
viejo del Musel» al que bordeaba las estribaciones de vial ha sido suplantado por carreteras locales y pistas
este castro hasta la zona de Les Cabañes. En la carto- terreras aptas para el tránsito de vehículos. Las ca-
grafía anterior a las obras del Musel, todos estos ca- racterísticas que presentan los escasos segmentos con
minos confluyen en un trazado principal que se dirige traza caminera, es la de un camino de piso terrero, en
a Jove. Por otra parte, las comunicaciones entre Jove el cual los empedrados, si los hubo, no se conservan.
y Cimadevilla estaban aseguradas por medio de una La caja observable, que oscila entre 1,5 y 3 metros de
vía que atravesaba el actual barrio de La Calzada. Se- ancho, está excavada cuando se trata de terrenos en la-
gún consta en la documentación municipal (A. M. G., dera, presentando, en estos casos, un talud lateral.
Expediente del año 1880)202, existió también otro ca-
mino, llamado «camino de la costa», que iba desde A MODO DE REFLEXIÓN FINAL

Jove a la punta de la Coroña y el Natahoyo, y desde No hace falta insistir en la importancia de la Ruta
aquí enlazaría con Cimadevilla. de la Plata como el principal trazado viario del occi-
En cuanto a las características físicas, el trazado de dente hispano, un camino originado en época pre-
la vía más antigua entre Lugo de Llanera y Gijón, rromana y consolidado tras la penetración de Roma
como ya se ha señalado, opta por las zonas elevadas en Hispania y al que los estudiosos del conocido Iti-
buscando los collados, sin grandes desniveles, como nerario de Antonino le han adjudicado el nombre de
es el caso de las últimas estribaciones de La Rodri- «vía XXIV» aunque popularmente se la conoce como
guera o del cordal de Veranes, y rehúye las zonas de «Vía de la Plata» (Roldán, 1972).

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA


138
© Dpto. Museos. F. M. C. y E. P. Gijón

Termas romanas de Campo Valdés (Cimadevilla, Gijón).

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 139


Desde las inmediaciones de Astorga y León, esta desde los momentos más antiguos del Medievo. Des-
ruta se prolongaba, tomando un rumbo norte, en di- graciadamente, los datos sobre la caminería antigua de
rección a las cumbres de la Cordillera Cantábrica la zona son fragmentarios ya que el camino sufrió nu-
hasta alcanzar la costa a través de los valles de la re- merosas alteraciones. Si embargo, esta constante acti-
gión central asturiana. Este trazado que hemos de- vidad nos permite certificar el sentido y la importan-
nominado «ramal transmontano de la Ruta de la cia del trayecto a la vez que nos impide definir con
Plata» se convierte en el fundamental eje que articula precisión los elementos arqueológicos distintivos de su
del poblamiento del sector central del territorio a lo atribución concreta al período romano, salvo en los tra-
largo de su historia. mos señalados líneas arriba.
El estado actual de la investigación no nos permite El recorrido final, entre Llanera y Gijón, también
establecer con total seguridad la cronología del primer presenta dificultades interpretativas, pero creemos que
tramo viario de la ruta que penetraba desde León por el estudio conjunto de las fuentes textuales y las pros-
el río Bernesga hacia las cumbres centrales de la Trans- pecciones y excavaciones practicadas en el concejo gijo-
montana en tiempos romanos. No obstante, perece nés, garantizan la elección de un trazado concreto y el re-
claro que la calzada romana más antigua se corres- frendo de su antigüedad ya desde tiempos prerromanos.
ponde con la vía de La Carisa, ya que tenemos cons- Cabe recordar, por último, que este ramal trans-
tancia fehaciente de su utilización (o creación) desde los montano aseguraba la relación entre la costa y el inte-
primeros momentos de la presencia de los ejércitos ro- rior del territorio astur, siendo la salida natural al mar
manos en Asturias. Los trazados provenientes del desde la capital conventual. La ciudad romana de Gi-
puerto de Pajares o de la Cubilla se consolidarían más jón se convirtió, a partir de época flavia, en la nueva es-
tardíamente, siempre dentro de un marco cronológico tación final de la Ruta de la Plata y en el punto de in-
comprendido entre el final del reinado de Augusto y el terconexión de dicha vía con la ruta marítima del
último tercio del primer siglo de la Era203. Cantábrico, especialmente activada a partir de época ju-
El transito concreto de esta vía desde Ujo hasta lio-claudia204. Los restos constructivos exhumados, así
Lugo de Llanera presenta grandes dificultades de tal como su registro arqueológico material, avalan el ca-
modo que únicamente podemos avalar su uso a través rácter de puerto comercial de Gijón que centralizaba los
de los testimonios que nos deparan los numerosos ya- intercambios marítimo-terrestres en la región durante
cimientos romanos ubicados en sus proximidades el período romano (Fernández Ochoa, 2003; Fernández
junto con la certeza de que fue la ruta aprovechada Ochoa y Morillo, 2002; Fernández Ochoa et alii, 2003).

Notas

184
Hemos sugerido la identificación de Passicin con el establecimiento romano de las Murias de Doriga (Salas) en el valle del Narcea recientemente descubier-
to (Fernández Ochoa y Morillo, 2002, 391). Sobre este yacimiento, R. Estrada propone su clasificación como mutatio (Estrada, 2007,326), cuestión todavía pen-
diente de resolución en función de las excavaciones en curso. En todo caso, su ubicación en el área pésica, a poco más de una jornada de distancia de Lucus
Asturum, aboga por esta identificación (Camino, 2005, 119).
185
A título de ejemplo, desde Lancia (Villasavariego) ascendía una vía secundaria hasta Vegas del Condado donde se bifurcaba la ruta. Un camino tomaba la
dirección de Boñar y por el valle del Porma llegaba hasta el puerto de San Isidro. En la vertiente asturiana seguía aproximadamente el cauce del río San Isi-
dro, afluente del Aller, hasta Collanzo. El otro camino transcurría paralelo al río Curueño por La Vecilla hasta el puerto de Vegarada donde pasaba a Asturias
siguiendo el cauce del río Aller. Ambos confluían en Collanzo y desde aquí avanzaban hasta Cabañaquinta y Ujo. En el puerto de Leitariegos confluían dos
caminos procedentes de la provincia leonesa. Uno partía del Bierzo y, por el cauce del río Sil, ascendía desde Villablino hasta el citado puerto. El otro venía de
la ribera del Órbigo y, por Las Omañas, llegaba también a la zona de Villablino. Desde Leitariegos, la vía seguía el cauce del río Naviego por Bimeda, Ponti-
ciella y Limés hasta Cangas del Narcea y Tineo (Fernández Ochoa, 1982 y 1995; Rabanal, 1988).

CARMEN FERNÁNDEZ OCHOA


140
186
Una de las vías mejor documentadas es la que recorriendo las cuencas del Órbigo y el Luna llegaba a Asturias por el puerto de la Mesa. El camino penetra-
ba por las brañas de Saliencia y, por Piedra Jueves y Dolia, desembocaba en el concejo de Grado y con un ramal se prolongaba hasta la costa (García Díaz,
1989). Excavaciones recientes, aún no publicadas, en la zona conocida como «El Muro», confirman la romanidad del camino.
187
Uno de los problemas principales que plantean las conexiones viarias entre la paramera leonesa y el territorio transmontano es la identificación de la mansio
Interamnium y su relación espacial con el campamento legionario de León, así como el silencio de la fuente itineraria respecto a dicho campamento, que
debía encontrarse en sus cercanías y controlando directamente la principal vía de acceso hacia el interior de la cordillera. Las anomalías del trazado viario
en el entorno de la capital leonesa son por ahora insolubles (Fernández Ochoa y Morillo, 1999, p. 91).
188
Emplearemos el término «ruta» con un uso genérico que marca una dirección o sentido reservando la palabra «vía» para hacer referencia al trazado concre-
to de un camino o a sus características físicas.
189
Hemos recogido esta denominación en la encuesta realizada in situ. P. Pisa afirma que no ha encontrado datos que permitan considerar esta vía como Cami-
no Real (Pisa, 2000, 56).
190
En la actualidad, el trayecto de La Carisa es una importante ruta de senderismo de unos 42 kilómetros de recorrido. Partes del trazado antiguo se han fosili-
zado a un lado u otro de la actual pista terrera. Una aproximación a diversos aspectos históricos y naturales de la vía ha sido publicada por la Vocalía de Sen-
derismo de la Federación Asturiana de Montaña en el año 2003.
191
El puerto de La Cubilla también se conoce como «camín francés» y se mantuvo en funcionamiento a lo largo de los años como una alternativa para acceder
a Asturias. Su conexión con la ruta principal de León a Asturias se realizaba en Villanueva del Camino (Pisa, 2000, pp. 329-330). Además de las obras clásicas
sobre las peregrinaciones a Compostela, véase: J. I. RUÍZ DE LA PEÑA (coord.), Las peregrinaciones a Santiago de Compostela y San Salvador de Oviedo en la
Edad Media, Oviedo, 1993. Para los detalles concretos del tramo transitable entre Pajares y Ujo: El camino de Santiago por Asturias. Topoguía 1. Ruta del Inte-
rior. Consejería de Cultura, Oviedo, 1993. En general, es imprescindible la consulta de la obra de P. Pisa donde se recogen los caminos principales y secun-
darios de la zona (Pisa, 2000, pp. 323-330).
192
La cronología de partida del campamento se sitúa en los años 26-22 a.C. pero aún desconocemos si este enclave se mantuvo ocupado en fechas posteriores a
las guerras, una vez finalizada la conquista y pacificación del territorio, lo que avalaría el uso de esta vía bien de forma continua o intermitente.
193
Vid. la descripción del «Camino Real de Castilla» en Pisa, 2000, págs. 297-334. Para los datos arqueológicos seguimos nuestras publicaciones anteriores (Fer-
nández Ochoa, 1982 y Fernández Ochoa y Morillo, 2002).
194
El Castiellu de Bustiellu, también denominado de Lladreu, se localiza en una altura destacada sobre el valle del Caudal, en su orilla derecha, y prácticamen-
te encima de la población de Mieres. Su emplazamiento aprovecha un cerro cónico en forma de espolón de unos 356 metros de elevación absoluta. El encla-
ve cuenta con un gran dominio visual de la cuenca media del Caudal, particularmente de la vega de Mieres, que constituye su zona de expansión natural.
Sobre las afecciones sufridas por este castro en la actualidad, véase: Fanjul y Menéndez Bueyes, 2004, pp. 87-88.
195
El recuerdo de la ruta se mantiene en la denominación del barrio ovetense de La Carisa.
196
En la descripción seguimos, con algún matiz, nuestras publicaciones de 2004 y 2005. El estudio documental y prospectivo de la vía fue realizado por J. A. Ron en
el marco de un convenio firmado entre el Ayuntamiento de Gijón y la Universidad de Oviedo en octubre del año 2000 (Fernández Ochoa et alii, 2004 y 2005).
197
El cerro donde se emplaza la fortificación medieval del Picu Alba (Peñaferruz) (Gutiérrez González, 2003) sobresale en el paisaje y es visible hasta el collado
de La Teyera, no superando los 1.500 metros de distancia en línea recta.
198
Durante esta última década hemos publicado aspectos parciales de la investigación que incluyen el balance historiográfico, el desarrollo metodológico de las
excavaciones y los resultados preliminares de la excavación arqueológica. Véase FERNÁNDEZ OCHOA, GIL SENDINO et alii, 1998; FERNÁNDEZ OCHOA
y GIL SENDINO, 1999; FERNÁNDEZ OCHOA, GIL SENDINO et alii, 2003; FERNÁNDEZ OCHOA, GIL SENDINO y OREJAS, 2004; FERNÁNDEZ
OCHOA y GIL SENDINO, 2007; 2007a y 2007b.
199
Este segmento del vial podría identificarse con el documentado en 1453: «Item más un pedregal que labra Suer Ferrandiz de Trubia, sobre el hero del cami-
no» (Martínez Vega, 1991, p. 401).
200
Así lo atestigua la ilustración de «La billa de Xixón» realizada en 1635 dentro del proyecto de fortificación del cerro de Santa Catalina del capitán Fernando
de Valdés, en la cual el «Camino y entrada que biene de Obiedo» se emplazaba al oeste del río Cuti sobre el que se representa un puente. A principios del
siglo XVII se documenta el camino y puente de Natahoyo (Rendueles Llanos, 1867, 279).
201
El castro de Campa Torres es el asentamiento donde se atestigua un horizonte romano más antiguo y completo con ejemplares de terra sigillata itálica fecha-
da en el período tardoaugusteo. El establecimiento de los romanos en este castro gijonés supuso una total modificación de la estructura del asentamiento pre-
rromano que inicia una nueva etapa adaptándose a las necesidades de los recién llegados. La llanada interior de La Campa será ahora la nueva zona de
ocupación dotada de casas de planta angular, aljibes y una ordenación espacial con un cierto regusto militar, que probablemente aflorará con mayor eviden-
cia cuando esta zona del castro se excave más ampliamente.
202
VARELA AENLLE (2003), Aproximación al estudio toponímico de las parroquias de Jove/Xove, Poago/Puau, Fresno, San Andrés de los Tacones, y Serín
(Gijón/Xixón), informe inédito.
203
Evidentemente, la utilización de uno u otro camino no es excluyente. Como hemos dicho anteriormente (Vid. nota 9), esta propuesta se encuentra sujeta al
avance de las investigaciones arqueológicas en la zona.
204
La ruta cantábrica constituye otro importante eje vertebrador del territorio de la Asturia Transmontana. Hace algunos años nos ocupamos de este tema
ampliamente (Fernández Ochoa y Morillo, 1994; 1994; 1995). La existencia de una vía terrestre que correría en paralelo a la costa astur, la denominada «Vía de
Agrippa», plantea graves problemas de aceptación, tanto por las dificultades orográficas que supondría su trazado, como por la carencia de documentación
arqueológica (Fernández Ochoa y Morillo, 1994, pp. 182-188). Algunos autores han querido reconocer esta vía en una ruta citada en el Ravennate, la vía
Augusta Bracaria-Ossaron (307, 10-308, 17), que bordearía el litoral atlántico y cantábrico hasta Ossaron (Irún) en el límite con la Aquitania. Esta ruta recoge
una serie de estaciones, cuyo carácter viario no está claro ya que el hilo conductor, más que una vía propiamente dicha, parece ser la línea costera, donde se
ubicaban una serie de enclaves costeros o próximos a la costa. Los investigadores suelen situar en el litoral astur las stationes de Castra Manuaria, Arragi-
na, Saramon y Morodon, que no se pueden identificar sobre el terreno con ningún asentamiento concreto (Fernández Ochoa y Morillo, 2002).

EL RAMAL TRANSMONTANO DE LA VÍA DE LA PLATA 141


PIEZAS EN
EXPOSI-
CIÓN
III
ESTELA DE GUERRERO

Escultura. Toba. La estela presenta en su cara frontal dos figura no guerrera, hace realmente
Almadén de la Plata, Sevilla. figuras antropomórficas de similares singular a esta pieza.
Bronce Final-Edad del Hierro. proporciones. La cara trasera se Entre las interpretaciones ofrecidas
Altura máxima 85 cm. encuentra sin trabajar. para esta estela no se descarta que
Anchura máxima 61 cm. El personaje de la izquierda aparece conmemorara edificios funerarios
Grosor medio de 18 cm. adornado con atributos de guerrero anteriores. Por otra parte, su hallazgo
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA (casco con cuernos y espada), mientras junto a una vía de paso podría apoyar
que la figura de la derecha se la tesis de que puedan ser elementos
representa diademada. La presencia de que tengan una función delimitadora
ambos tipos en una misma estela, del territorio de distintas
figura con atributos de guerrero y comunidades humanas.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


144
MILIARIO

Epigrafía. Mármol. Réplica en resina.


Siglo II. Época de Adriano.
196 x 58 x 52 cm.
ORIGINAL:
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA

REPLICA: CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE ITÁLICA


CONSEJERÍA DE CULTURA

Pieza reproducida de uno de los dos


miliarios conocidos de las proximidades
de Itálica que llevan una breve texto de
inscripción muy cuidada dentro de una
cartela moldurada, con la milla en la
zona superior y en el interior de aquélla
el nombre del emperador, en ambos
casos Adriano:

XXVI
HADRIANVS
AVG(ustus)
FECIT.

Milla XXVI.

Adriano, Augusto,
la hizo (la vía).

Acaso se trate de una reparación en esta


época de la vía ab Ostio fluminis Anae
Emerita en las proximidades de Itálica,
la patria de Trajano y Adriano.

145
1 2 3

TESORO DE ARRABALDE

Orfebrería (reproducción en resina). 1. ARRACADA 3. FÍBULA

Siglos III-II a.C. Oro. Plata y oro.


MUSEO DE ZAMORA Altura 3,3 cm. Anchura 2,3 cm. Diámetro 6,1 x alto 3,6 x ancho 8,2 cm.

2. BULLA-COLGANTE 4. TORQUES
Oro. Plata.
Altura 2,1 cm. Anchura 2 cm. Diámetro máximo 14,5 cm.
Grosor máximo 13 cm. Grosor 1,5 cm.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


146
4 5 6

5. BRAZALETE Se exponen seis de las piezas más convierte estos hallazgos en un


Longitud máxima 15 cm x anchura representativas de dos hallazgos interesante conjunto donde se dan cita lo
cinta 1-1,4 cm. producidos en una zona habitada del ibérico, lo céltico y la orfebrería castreña.
castro de las Labradas, en Arrabalde Su realización es más antigua que la
6. VASIJA (Zamora). Casi todas la piezas fecha asignada a las ocultaciones, más
Plata. corresponden a elementos de atuendo tardía, coincidiendo con el último cuarto
Diámetro boca 12,5 cm. Alto 13 cm. realizadas en oro y plata. La diversidad del siglo I a.C., momento en que existió
de tradiciones técnicas y culturales una gran inestabilidad en toda la zona.

147
VASO DE PAREDES FINAS

Cerámica. Cubilete de paredes finas de gran altura


Siglo I d.C. procedente del taller de Melgar de Tera
Altura 24 cm; diámetro 19 cm; (Zamora), decorado con tres líneas
grosor 0,4 cm. paralelas de hojas oblicuas.
MUSEO DE ZAMORA
Ofrece defectos en la decoración
y huella del tratamiento superficial
por el espatulado.
Como todos los vasos de esta serie
corresponde a los vasa potoria,
destinados a beber. Este taller, situado
no lejos de la Vía de la Plata, debió de
abastecer de esta vajilla a las zonas
situadas en el tramo norte.

VASO DE PAREDES FINAS

Cerámica. Cubilete ovoide de paredes finas


Siglo I d.C. del taller de Melgar de Tera (Zamora),
Altura 11 cm; diámetro 9 cm; presenta decoración en
grosor 0,2 cm. el cuerpo a base de líneas verticales y
MUSEO DE ZAMORA
estrangulamiento por defecto de
cocción al final del galbo, así como otros
defectos antes de la cocción.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


148
149
PLACA NICHO

Escultura. Relieve en mármol.


De Pozoantiguo (Zamora).
Siglo VII d.C.
60 x 40 x 8 cm.
MUSEO DE ZAMORA

Placa decorada para situarse en el


interior de los templos cristianos de
época visigoda. Son varias las hipótesis
sobre su función, pero revela en este caso la
difusión de los modelos decorativos
y técnicas del taller emeritense.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


150
TERRA SIGILLATA HISPÁNICA TARDÍA

Cerámica.
De Cuarto de las Monjas
(Villamayor, Salamanca).
Siglos IV-V d.C.
Diámetro 29,5 cm. Altura 3,5 cm.
MUSEO DE SALAMANCA

La morfología de las cerámicas sigillatas


fue modificándose con el tiempo,
ofreciendo formas nuevas, realizadas en
talleres locales para satisfacer la
demanda de estos productos, pero con
unos mercados de radio más local que
las antiguas producciones a las que
tratan de imitar en calidad.

151
PEDESTAL CON EPÍGRAFE
DEL ORDO SALMANTICENSIS
AL EMPERADOR CARACALLA

Epigrafía. Mármol.
198 a 217 d.C.
23,8 x 15 x 52 cm.
MUSEO DE SALAMANCA

La mención al Ordo Salmanticensis


constituye una prueba del carácter
urbano de Salmantica, por la existencia
de un senado local que la regía y de la
extensión del carácter ciudadano a las
entidades existentes con anterioridad.

IMP(eratori) CAES(ari)
M(arco) AVR(elio) ANTO
NINO AVG(usto)
F(ilio) L(ucii) SEP(timio) SEVE
RI. ORDO
SALMANTIC(ensis).

(El Ordo Salmanticensis dedicó


este monumento al emperador
Marco Aurelio Augusto, hijo de
Lucio Septimio Severo.)

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


152
CANCEL

Escultura. Relieve en mármol.


Siglo VII d.C.
De Salvatierra de Tormes (Salamanca).
90 x 36 x 9 cm.
MUSEO DE SALAMANCA

Pieza del mobiliario litúrgico de una


construcción cultual cristiana que
representa pavos reales en torno a
canceles decorados, idénticos a los
generados en esa misma época por el
taller emeritense. La situación a escasa
distancia de la vía, convierte a ésta en un
vehiculo de difusión de ideas y artes.

153
MILIARIO

Epigrafía. Granito.
Membibre de la Sierra (Salamanca).
Época de Nerón.
155 x 52 cm.
MUSEO DE SALAMANCA

Fragmento de un miliario conservado


en la puerta de la iglesia de Membibre
de la Sierra, a donde fueron trasladados
desde la Vía de la Plata. Posee la
inscripción correspondiente a la milla
158 desde Mérida.

NERO CLAVDIVS [CAESAR]


AVG(ustus) GERM(anicus)
PONT(ifex) M[AX](imus)
[TRIB(unicia] [POT(estate)] V
CO(n)S(ul) III IMP [(erator) [III]
[P. P.] CLIIX.

(Nerón, Claudio César,


Augusto, Germánico,
Pontífice Máximo,
tribunicia potestad V,
Cónsul, III, Imperator, III,
Padre de la Patria. (milla) CLIIX)
58-59 d. C.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


154
AUGUSTO VELADO

Escultura. Mármol de Carrara. Bajo la época de Augusto se realizó el nombre como otras tantas de la época.
Primeros años siglo I d.C. diseño de la red viaria de Hispania y se La cabeza formaba parte de una
Altura máxima 39 cm. ejecutó una buena parte del mismo. escultura de tamaño mayor que el
Anchura 28 cm. Grosor 24 cm. Precisamente la Vía de la Plata natural, destinada a figurar en un centro
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA arrancaba de Augusta Emerita, una de culto dinástico, que presidía en el
ciudad fundada por él, que conserva su peristilo del teatro.

155
LÁPIDA T. CLAUDIUS FRONTO

Epigrafía. Mármol blanco. Inscripción funeraria de un soldado


Finales siglo I d.C. romano fallecido a edad avanzada:
58 x 78 x 7,5 cm.
TI(berius) CLAUDIUS FRONTO (Tiberio Claudio Fronto,
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA
PAP(iria) [tribu] VETER(anus) de la tribu Papiria, veterano,
EQ(ues) ALA(e) TAV jinete en el ala tauriana,
RIANA PRODECURIO prodecurión, portaenseña,
SIGNIFER AERORUM XXXV con 35 años de servicios y 80 de edad,
ANNOR(um) LXXX SIBI ET SVIS para sí y los suyos hizo este monumento.)

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


156
PLACA DECORADA CON ROSETA

Escultura. Relieve en mármol.


Siglos VI - VII d.C.
Altura 55 cm. Anchura 46 cm.
Profundidad 7 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Placa de proporción rectangular


decorada con roseta de seis pétalos
inscrita en un círculo, que forma
parte de la zona superior de un cimacio.
La decoración geométrica que ofrece
es propia del momento tardoantiguo
al que pertenece.

157
TERRA SIGILLATA ITÁLICA

Cerámica. En el fondo posee sello de GAVIVS – GA demanda mayor que llevó a la creación
Siglo I a.C. / Siglo I d.C. […] y restos de un grafito en la parte de diversos talleres peninsulares y a una
Altura 6,7 cm. Diámetro base 5,7 cm. exterior. Las importaciones de estas imitación de las formas iniciales. Las
Diámetro boca 12,5 cm. cerámicas, novedosas en un principio, vías de comunicación permitieron su
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA fueron generalizándose a lo largo del reparto y el abastecimiento de estos
período romano y adquiriendo una productos inicialmente de lujo.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


158
VASO DE PAREDES FINAS

Cerámica.
Siglo I d.C.
Altura 7,8 cm. Diámetro base 3,1 cm.
Diámetro boca 6,5 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Taller de Mérida decorado con


incisiones a buril. Forma Mayet L.

159
VASO DE PAREDES FINAS

Cerámica.
2.ª mitad del siglo I d.C.
Altura 7 cm. Diámetro fondo 4 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Vaso de paredes finas, con aplicaciones


de mamelones. Forma Mayet XLIII. Taller
de Mérida. Se denominan así a todos los
vasos de reducido grosor de sus paredes.
El taller de Mérida poseyó un amplio
reparto comercial en las áreas situadas en
Lusitania y Betica, por lo que la Vía de
la Plata constituyó el modo de abastecer
de estos productos a las mismas.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


160
LUCERNA CON UN NAVÍO

Cerámica.
Siglo I d.C.
Altura 2,52 cm. Diámetro 8,3 cm.
Longitud máxima 11 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

161
TERRA SIGILLATA HISPÁNICA

Cerámica.
Siglo II d.C.
Altura 5,7 cm. Diámetro 12,4 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Cuenco decorado.
Forma Dragendorff 37. Los diversos
talleres de cerámicas sigillatas
conocidos en Hispania diversificaron su
producción hacia las zonas
urbanas y rurales.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


162
CUENCO DE VIDRIO

Vidrio.
Siglo II d.C.
Altura 4,3 cm. Diámetro base 4,1 cm.
Diámetro boca 8,7 cm.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA

Hallado en ambiente funerario.


El vidrio constituyó inicialmente un
producto exótico procedente del tráfico
comercial de larga distancia distribuido
a través de los caminos.

163
1 2 3

MONEDAS ORO Y BRONCE

Lote de seis monedas 1. SESTERCIO, ORICALCO, CALÍGULA 2. ÁUREO, ORO, NERÓN.

Siglos I-IV d.C. Diámetro, 35 mm. Peso 31,23 gr. Diámetro 18,5 mm. Peso 7,53 gr.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA. 39-40 d. C. 62-63 d. C.
A. V. J. / M.-R. S. L.
Anverso: Calígula (cabeza laureada a Anverso: Nerón (cabeza a derecha)
izquierda) C CAESAR DIVI AUG PRON NERO CAESAR AVG IMP PONTIF MAX TR
AUG PM TR P III PP. P VIIII COS IIII P P.
Reverso: Emperador (de pie a izquierda Reverso: Virtus (de pie a izquierda, con
sobre un estrado, arengando a cinco parazonium y lanza. Su pie derecho
soldados que llevan insignias militares. sobre una coraza EX SC.
Detrás del emperador silla curul)
3. ÁUREO. ORO. ADRIANO.
ADLOCUT COH.
Diámetro 20 mm. Peso 7,25 gr.
119-122 d. C.
Anverso: Adriano (busto laureado,
vestido y con coraza derecha) IMP CAESAR
TRAIAN HADRIANVS AVG.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


164
4 5 6

Reverso: Marte (de frente con lanza y 5. ÁUREO. ORO. MAXIMIANO. 6. SÓLIDO. ORO. ARCADIO.

escudo) PM TR P COS III. Diámetro 21 mm. Peso 5,35 gr. Diámetro 20 mm. Peso 4,38 gr.
306-308 d. C. 403-408 d. C.
4. ÁUREO. ORO. PROBO. Anverso: Maximiano Hercúleo (cabeza Anverso: Arcadio (busto de frente con
Diámetro 20 mm. Peso 5,32 gr. laureada de Maximiano a derecha) diadema de perlas, casco, manto, lanza
276-282 d. C. MAXIMIANVS AVGVSTVS. en su mano derecha y en su mano
Anverso: Probo (busto laureado, vestido Reverso: Jupiter de pie a izquierda, con izquierda escudo con representación de
y con coraza a derecha) IMP C M AVR haz de rayos y cetro: IOVI CORSERVATORI jinete alanceando a enemigo caído.)
PROBUS AVG. NKYXC. En exergo, S M N. DN ARCADIUS PF AUG.
Reverso: (sentada a izquierda, con cetro Reverso: Victoria sentada sobre una
y con la mano izquierda apoyada en su coraza a derecha y escribiendo en un
cabeza) SECURITAS SAECULI. escudo. NOVA SPES REIPUBLICAE. En
exergo, CONOB. En escudo, XX/ XXX.
Lugar de producción:
Constantinopolis (Thracia).

165
AZADA

Hierro. Instrumento relacionado con el trabajo


Siglos I-IV. agrícola de las áreas rurales. La creación
23 x 9 x 6 cm. de centros de producción agraria en los
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA territorios rurales constituyó el modo
más seguro de abastecimiento de
aquéllas y una extensión de los
comportamientos romanos.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


166
FRAGMENTO DE HOZ

Hierro. Espiga y arranque de una hoja de hoz


Siglos I-IV. de hierro. Este instrumental está
31 x 5 cm anchura máxima. relacionado con las labores agrarias de
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA las villae extendidas por los territorios
próximos a las ciudades y conectados a
ellas por las vías de comunicación y
caminos de menor entidad.

167
TABULA I TABULA II

[VIA] L(egione) VII GEMINA AD PORTVM VIA [LV]CO AVGVTI AD IRIA(m)


BLE(n)dIVM PONTE MARTIAE XI
THAMA VII MILIAS BREV[I]S XIII
AMAIA XVIII ASECONIA XI
VILLEGIA V IRIA X[X]
LEGIO I[III] VIA LVO AV[GC]STI A[D DACTIONVM]
OCTA[V]IOLCA V AQV[AE QVINTIAE ---]
IVLOBRIGA X DACTIONVM X
ARACILLVM V C(aio) LEP(ido) M
P[OR]TVS BLEN[DIVM] II VIR
[C(AIO LEP(IDO) M.] II VIR

ITINERARIO EN BARRO

4 piezas.
Cerámica (reproducción en resina).
14 x 12 cm c. u.
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


168
TABULA III TABULA IV

VIA ASTVRICA AD EMERITA(m) AVGVS[TAM] [VI]A ASTUVRICA BRACA


BE[D]VNIA VII MILIAS RA
BRIGECIO X ARGENTIOLVM V MIL<L>IAS
VICO AQVARIO X PETAVO[IVM] VIII
OCEDOLVRI XI VI[NIATIA---]
SABARIAM VIII COM[PLEVT]ICA XII
SAL[MANTICA - - -] ROB[ORE]TVM XII
SEN[TICA - - - AD AQVAS XV
AD] L[IPPOS - - -] AQVIS ORIGINIS VII
CA[ECILIO VICO - - -] SALA[C]IA X
CA[PA]RA [- - -] BRACARA XII
RU[STICIAN[A - - - [C] LEP(pido) M II VIR
TURMU]LVS X
[CAST]RIS CAECI[LIIS - - -
AD S]ORORES [- - -
EME]RITA XII
[C(aio) LEP(ido) M ] IIVIR

Las conocidas como tablillas de barro de Lepido. Reproducen varios tramos de la las mansiones de ella entre
Astorga fueron halladas en la región de red viaria de Hispania romana. Astorga y Mérida, pero en sentido
Astorga a fines del siglo XIX. Todas La que posee valor para la Vía de la inverso a como lo hace el Itinerario
ellas están firmadas por el dumviro Plata es la tabula III donde se describen de Antonino.

169
ESTELA FUNERARIA
DE GAIO SULPICIO URSULO

Epigrafía. Piedra caliza.


Ujo (Mieres, Asturias).
83 x 40 x 24 cm.
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS

La inscripción es una memoria


dedicada por Gaio Sulpicio Africano
en la que expone el cursus honorum
militar de su padre, Gaio Sulpicio
Ursulo, que alcanzó el cargo de praefecto
Symmachiari astures, una unidad que
mantenía el tipo de guerra indígena, y
luchó con los ejércitos romanos en la
Dacia durante la época de Trajano.

G(aio) SULPI[cio] URSULO


PRAEF(ecto) SYMMACHI
ARIORUM ASTURUM
BELLI DACICI [centurioni] LEG(ionis)
MINERVIAE P(iae) F(idelis)
[centurioni] COH(ortis) XII URBA
NAE [centurioni] COH(ortis) IIII
PRAETORIAE P(rimo)P(ilo)
LEG(ionis) XIIX PRAEF(ecto)
LEG(ionis) III AUG(ustae)
G(aius) SULP(icius) AFR(icanus)
POS(uit)

(Gaio Sulpicio Ursulo,


praefecto de los symmachiari
astures en las guerras de Dacia, centurión
de la Legión I Minerva Pia Fidelis;
centurión de la cohorte XII Urbana;
centurión de la cohorte IV Praetoria;
primopilo de la legión XVIII; praefecto de
la Legión III Augusta. Gaio Sulpicio
Africano dedicó este monumento).

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


170
ARA DE LUCIO CORONA SEVERO

Epigrafía. Caliza. Inscripción votiva de Lucius Severus,


Ujo (Mieres, Asturias). un soldado de la legión VII Gemina.
Romana Altoimperial.
49 x 26 x 20 cm. I. O. M.
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ASTURIAS LUCIVS Lucio
CORONA S Corona
EVERVS M Severo,
ILES LEG(ionis) VII legionario de la legión Septima
GEM(in)AE (centuria) VE Gemina en la centuria de
TTI ET OCTA Vetito y Octavia Prócula,
VIA PROCVLA cumplieron de buen grado
V(otum) S(olverunt) L(ibentes) M(erito) el voto a Júpiter óptimo Máximo.

171
CRISOL LINGOTE

Arcilla. Metal, bronce.


Prerromana. Prerromano.
0,21 x 0,37 x 0,6 cm. 0,36 x 0,8 x 0,2 cm.
PARQUE ARQUEOLÓGICO-NATURAL PARQUE ARQUEOLÓGICO-NATURAL
DE LA CAMPA TORRES, GIJÓN DE LA CAMPA TORRES, GIJÓN

Recipiente destinado a la fundición de Muestra de la actividad metalúrgica


metales de forma ovalada y base plana, es este lingote de bronce, de pequeñas
con pico para verter el metal. dimensiones. Fue hallado en las
Constituye un elemento representativo excavaciones del castro de la Campa
de la actividad minera en los momentos Torres, y al parecer se hallaba ya
previos a la romanización. amortizado y destinado a ser
refundido junto a otros dos de
características similares.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


172
MOLDE DE FUNDICIÓN

Piedra arenisca.
Prerromano.
30 x 21 x 24 cm.
PARQUE ARQUEOLÓGICO-NATURAL
DE LA CAMPA TORRES, GIJÓN

Las excavaciones realizadas en la


Campa Torres han proporcionado
restos de actividades metalúrgicas
relacionadas con la fabricación de
adornos. Este hallazgo corresponde al
fragmento de un molde de fundición
realizado sobre piedra arenisca.

173
LUCERNA MILITAR

Cerámica.
Siglo I a.C.
7,15 x 4,2 x 2,7 cm.
MUSEO DE CÁCERES

Lucerna perteneciente al tipo de las de


crisol, hallada durante las excavaciones
realizadas por Adolf Schulten en el
campamento romano de Cáceres
el Viejo, perteneciente, junto a otras
similares, al ajuar propio del ejército.

ÁNFORA

Cerámica.
Siglo I a.C.
Altura 77,5 cm.
Diámetro máx. 37 cm. Boca 14,5 cm.
MUSEO DE CÁCERES

Ánfora hallada en las excavaciones de


A. Schulten de 1928 de la forma Beltrán
85. Posee un cuello corto de embudo, asas
de hombros al cuellos y cuerpo ovoide.
El engobe es amarillento-blancuzco y
sobre los hombros posee un grafito I. D.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


174
FALCATA

Hierro.
Siglo I a.C.
59,2 x 4,8 cm.
MUSEO DE CÁCERES

Hallada de modo fortuito en 1912 con


anterioridad a las excavaciones de
Schulten en Cáceres el Viejo, acaso el
Castra Caecilia de las guerras
sertorianas, mantenido luego en la
mansio situada cerca de Norba (Cáceres).
Se trata de una hoja de hierro curvada,
que inicia con empuñadura. Ejemplo de
armamento tradicionalmente usado por
las tropas prerromanas de Hispania.

175
LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS
176
NUMISMÁTICA. TESORILLO DE VALDESALOR (CÁCERES)

Lote de 160 monedas de plata. Denarios republicanos hallados de modo anterioridad al año 81 a.C. Su presencia
Se exponen 14. fortuito en las cercanías de la Vía de la en la zona es preciso relacionarla con los
Siglo I a.C. Plata junto al puente de ella que cruza el problemas bélicos del momento y
MUSEO DE CÁCERES río Salor, al sur de Cáceres. con el uso del camino antes de la
Todo el tesorillo se fecha con creación de la vía.

177
ARRACADA DEL TESORO DE ALISEDA (CÁCERES)

Orfebrería (reproducción). Arracada fusiforme ejecutada con un Mientras que las formas de la arracada
I Edad del Hierro. Siglos VII-VI a.C. fino granulado. Pertenece a un conjunto son indígenas, en la ornamentación
Diámetro 7 cm. de joyería de 354 piezas de época se combinan elementos de procedencia
ORIGINAL: orientalizante. claramente oriental, como la flor de loto,
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL. MADRID
La importancia del conjunto radica en la junto a las trompetillas, de aportación
REPRODUCCIÓN: CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL
TESORO DE ALISEDA, ALISEDA (CÁCERES). CONSEJERÍA
conjugación de temas y producciones peninsular.
DE CULTURA Y TURISMO. JUNTA DE EXTREMADURA indígenas y foráneas.

178178
MILIARIO CII. ADRIANO

Epigrafía. Granito (reproducción).


245 x 58 cm.
CONSEJERÍA DE CULTURA Y TURISMO.
JUNTA DE EXTREMADURA. CARCABOSO (CÁCERES).

IMP(erator) CAESAR
DIVI TRAIANI PAR
THICI FILIUS DIVI NER
VAE NEPOS TRAIA
NVS HADRIANVS
AVG(ustus) PONT(ifex) MAX(imus)
TRIB(unicia) POT(estate) V.
CO(n)S(ul)
III. RESTITVIT
CII

(El emperador César Trajano Adriano,


Augusto, hijo del divino Trajano, nieto del
divino Nerva, Pontífice Máximo,
Tribunica potestad V, cónsul III, restituyo
(la vía). Milla CII).

Este miliario procede de las


inmediaciones de Carcaboso, en donde
se halla. Es uno de los más conocidos
de la vía, pues lo vieron todos aquellos
viajeros que transitaron por ella.
Corresponde al año 121, cuando
Adriano recibió la tribunicia potestas
por quinta vez, y corresponde a una de
las refacciones de la vía llevadas a cabo
por Adriano, como se indica en la
penúltima línea. Sobre este y otro
miliario realizó Ginés de Sepúlveda
mediciones para averiguar el valor
exacto de la milla romana.

179
TESORO DEL CARAMBOLO

Orfebrería áurea tartésica


(reproducción en resina).
Siglos VII-VI a.C
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID

El conjunto del Carambolo (Camas,


Sevilla), al cual pertenecen estas tres
piezas, está compuesto por 21 elementos
ocultos en una estructura oval, donde
aparecieron junto a huesos de animales y
cerámicas «tipo carambolo», lo que
hizo que se asociaran a un ritual o a un
espacio de culto. Se caracterizan estas
joyas por combinar una tecnología mixta,
una de importación con otra
de carácter tradicional.
Una de las interpretaciones aceptadas
para estos objetos es que fueran
elementos de prestigio destinados
al atuendo de altos dignatarios políticos
o sacerdotes.

BRAZALETE.
Altura 11 cm. Diámetro 12 cm.
Grosor 5 mm.

Brazalete formado por dos planchas


cilíndricas unidas por sus extremos
mediante un remache. Presenta una
superficie exterior decorada con
semiesferas y rosetas.

PECTORAL.
15,5 cm x 10,2 cm.

Pectoral con forma de «galápagos» o


antiguos lingotes de metal. Lleva una
decoración con semiesferas, rosetas
encapsuladas y filetes con pinchos.

COLLAR.
Longitud 28 cm.
Collar con dos ramas de cadenas y siete
colgantes con sellos signatarios.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


180
181
VERRACO

Escultura. Granito.
II Edad del Hierro. Vettones.
Altura 92 cm. Longitud 147 cm.
Anchura 40 cm.
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, MADRID

Escultura zoomorfa que representa


a un toro. Procede de Segovia. Se
conserva entera a excepción de la parte
delantera de la cabeza.
Su área de dispersión se sitúa entre los
ríos Tormes, Duero y Tajo.
El significado de estas piezas aún es
discutida. Son producciones realizadas
por poblaciones que habitan en castros
fortificados y cuya economía está muy
vinculada a la ganadería. Esto hace
pensar que su significación pueda estar
relacionada con los pastos y que acaso
pudieran ser hitos que marquen los
primeros caminos ganaderos.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


182
183
INSCRIPCIÓN FUNERARIA DE MEMMIUS

Epigrafía. Mármol. Inscripción funeraria de Memmio que [.M] EMM[I]VS


Siglo I-comienzos del II d.C. ofrece un interesante cursus honorum ANIE(n)S(is) BARBARVS
42 x 70 x 10 cm ecuestre y ocupó cargos de sacerdote de SACERDOS ROMAE. XX G ET AVG
(fragmentada en dos partes). Roma y Augusto en Lucus Augusti; fue ADLVCVM AVG
MUSEO ROMANO DE ASTORGA también flamen de la provincia Citerior [F]LAMEN PROVINCIAE HISPA
de Hispania, aparte de tribuno de la NIAE CITERIO[R]IS
legión I Italica. TRIB(ibunus). MIL(ilitum)
LEG(ionis). I. ITAL[i]AE. N(norum)
LVIIII. H(ic). S(itus). E(st).

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


184
PLACA DE MARTE TILENO

Chapa de plata con letras de oro


(reproducción).
Siglos I-III d.C.
7,5 x 4,5 cm.
MUSEO ROMANO DE ASTORGA

Pequeña pieza de plata que porta


inscripción dedicada a Marte con
el sobrenombre de Tileno, acaso un
sincretismo indígena.
Fue hallado en el complejo romano
rural de Los Villares situado en la
misma Vía de la Plata.

185
1 2 3

CONJUNTO DE INSTRUMENTOS

Siglos I-IV d.C. Conjunto de instrumentos de carácter PESAS DE TELAR O PONDERA

MUSEO ROMANO DE ASTORGA doméstico o artesanal destinados Arcilla / Barro cocido.


a la actividad de elaboración y 1. 86 x 53 x 48 mm.
tratamiento de tejidos que fueron 2. 97 x 50 x 48 mm.
hallados en el mismo casco urbano 3. 95 x 58 x 52 mm.
de Asturica Augusta

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


186
4 6

5 8 9

4. PESA PARA EL HUSO O FUSAYOLA 6. PUNZÓN PARA SEPARAR HILOS 9. LOTE DE AGUJAS
42 x 27 mm. Hueso. Hueso.
115 mm (largo). Algunas de ellas en pleno proceso de
5. INSTRUMENTO HILAR elaboración. Se trata de instrumentos
Hueso decorado. 7. DEDAL frecuentes en ambientes romanos
Placa triangular Bronce. destinados a diversos usos, entre los que
lado 3 cm x grosor 1 cm. Dedal: 16 x 25 mm. se destacan principalmente el de tocado
femenino.
8. FÍBULA
Bronce.
Diámetro 19 mm.
Broche con abrazadera a modo de
imperdible utilizado para sujetar las
vestiduras. Las fíbulas reciben su
nombre según sus formas, en este caso
se trata de una fíbula en omega.

187
MATERIAL DE CONSTRUCCIÓN.
LADRILLOS

Cerámica.
Siglos I-IV d.C.
20 x 20 cm
20 x 11,5 x 5,5 cm
17 x 11,5 cm
Diámetro 22 cm x grosor 5,5 cm.
MUSEO ROMANO DE ASTORGA

Lote de cuatro ladrillos procedentes de


distintos puntos de Asturica Augusta.
Uno de ellos posee una marca: LEG(io).
VII. G(emina). F(elix), unidad militar
situada en León y que dio nombre a esa
ciudad. Otros dos llevan marcas de
una caliga y otro de un perro.
El circular procede de las Termas
Mayores de esta ciudad.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


188
INSCRIPCIÓN DE LOS LARES VIALES

Epigrafía. Granito. L(aribus) V(ialibus) EX V(oto) Representa el culto a estas deidades que
Monte de Tagarreiros, Cervo. P(osuit) ofrecían protección a los caminantes.
55 x 34 x 17 cm. AV(itus?) S(ua) P(ecunia) Las inscripciones que aluden a ellas son
MUSEO PROVINCIAL DE LUGO frecuentes, dentro de Hispania dentro
EXCMA. DIPUTACIÓN DE LUGO Avito? erigió este altar a los lares viales a del conventus lucense donde se
sus expensas por un voto. encuentra la mayoría de ellas.

189
TORQUES DE BURELA

Orfebrería (reproducción).
Chao do Castro (Burela, Lugo).
Siglos II a.C.-I d.C.
Longitud 59,5 cm. Diámetro 21,3 cm.
Remates 7 x 6,5 cm. Peso 1.812 gr.
MUSEO PROVINCIAL DE LUGO
EXCMA. DIPUTACIÓN DE LUGO

Torques áureo castreño perteneciente al


tipo asturgalaico. Está compuesto por
una varilla de sección circular decorada
con alambres enrollados en los dos
tercios extremos y decoración de
filigrana en el tercio central. Los
remates, sin decorar, presentan una
combinación de un tronco de cono y
una escocia.
Elemento que parece estar asociado a
personajes masculinos de elevado
estatus social, se concibe como un
símbolo de poder. Por su exagerado
peso, podría tener una finalidad de
carácter votivo.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


190
MILIARIO

Epigrafía. Piedra. C(aius) CAESAR DIVI


San Román de Retorta (Lugo). AUG(usti) PRONEPOS
Época de Caligula. AUGVSTVS PONT(ifex)
255 x 60 cm. MAX(imus) TRIB(unicia) POT(estate) III
MUSEO DE LOS CAMINOS. ASTORGA CO(n)S(ul) III P(ater) · P(atriae)

(César Augusto Caio, bisnieto del divino


Augusto, pontífice máximo, con la cuarta
tribunicia potestad y el tercer consulado,
padre de la patria).

191
LIBRO. FACSÍMIL

24 x 17 x 2 cm.
BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID

Repertorio de todos los caminos de España,


hasta agora nunca visto en el qual allara
cualquier viaje que quiera andar muy
provechoso para todos los caminantes.
Compuesto por Pero Juan Villuga
valenciano. Año de MDXLVI.
Con privilegio Imperial. En el colofón:
Fue impresso este Repertorio de caminos
en Medina del Campo por Pedro de Castro
impresor de libros a costa de Juan de
Espinosa, mercader de libros. Año de Mil
y quinientos cuarenta y seys años.
(Edición 1950)

Se trata de un listado de los caminos


más frecuentados en la época, uniendo
ciudades y santuarios de peregrinación.
En definitiva, repite los trazados de las
antiguas vías romanas. Para la Vía de la
Plata son interesantes los itinerarios
descritos entre otros los de Toro a
Plasencia, de Salamanca a Plasencia y
de Plasencia a Alburquerque.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


192
LIBRO. FACSÍMIL

24,7 x 17,5 x 1,7 cm.


BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID

Repertorio de caminos, Ordenado por


Alonso de Meneses Corre. Añadido el
Camino de Madrid a Roma, Con un
Memorial1 de muchas cosas sucedidas en
España. Y con el Repertorio de cuentas,
conforme a la nueva prematica. Impreso con
licencia en Alcalá de Henares, por Sebastián
Martinez. Fuera de la Puerta de los
Martyres. Año 1576. (Edición 1946)

Como en el caso anterior, mantiene las


rutas más importantes del momento por
su interés político, comercial o religioso,
con expresión de las distancias en leguas
entre cada uno de los lugares dentro del
itinerario. Muchos de ellos corresponden
a las antiguas mansiones romanas, o son
lugares nuevos que han nacido en sus
proximidades.

193
LIBRO. FACSÍMIL

15 x 23 x 4 cm.
BIBLIOTECA NACIONAL, MADRID

Descripción y Cosmografía de España por


Fernando Colón. Manuscrito de la
Biblioteca Colombina. Edición Facsímil
de la Sociedad Geográfica. Imprenta del
Patronato de Huérfanos de la
Administración Militar, Madrid, 1908.
(Padilla Libros, Sevilla, 1988).

Se trata de las notas destinadas a crear


una descripción geográfica de España.
Pese a lo repetitivo que resultan, ofrece
datos de interés al describir aquellos
caminos por los que transita,
especialmente el de la Plata, que él
considera antiguo y jalonado de miliarios.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


194
DISCO DE TEODOSIO

Bronce (original plata sobredorada). Hallado en 1847 en las proximidades de Arcadio. Rodea el conjunto personajes
Almendralejo (Badajoz). Almendralejo. Ofrece una visión en militares. Todo ello se asienta sobre
338 d.C. majestad enmarcada en un ambiente Tellus que ofrece sus frutos al emperador,
Diámetro 74 cm. arquitectónico, donde Teodosio I en el y se rodea con la inscripción: D [ominus]
Peso 15.344,7 gr de 996 milésimas. centro ofrece un libro a un funcionario. N [oster] THEDOSIVS PERPET [uus] OB
MUSEO NACIONAL DE REPRODUCCIONES ARTÍSTICAS A ambos lados, en espacios más DIEM FELICISSIMVS X.
(ORIGINAL EN LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA)
reducidos aparecen Valentiniano II y

195
SALIDA DE LA VÍA A TRAVÉS DEL PUENTE SOBRE EL ALBARREGAS

Grabado. Representa la salida de la Vía de la Plata


Alejandro de Laborde, de Mérida hacia el norte,
Voyage pittoresque e historique de a través del puente construido
l’Espagne, París, 1806. con ese fin sobre el arroyo Albarregas.
72 x 61 cm. Al fondo aparece el acueducto conocido
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA como de los Milagros, y a la derecha,
las primeras construcciones urbanas
de la ciudad.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


196
CÁPARRA

Grabado. Constituye una de las vistas del


Alejandro de Laborde, tetrapylon más conocidas por la
Voyage pittoresque e historique fidelidad del dibujo, encajado en un
de l’Espagne, París, 1806. paisaje agreste de ruinas que anuncia los
72 x 61 cm. grabados románticos del siglo XIX.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA El autor enfatizó el carácter caminero de
la ruina situando una pareja de
caminantes a punto de pasar bajo él.

197
TEMPLO DE DIANA

Grabado. El llamado tradicionalmente templo de en vivienda privada de carácter singular


Alejandro de Laborde, Voyage Diana –en realidad se trata de un ha sido recuperado junto con su
pittoresque e historique de l’Espagne, templo dedicado al culto imperial– entorno. Esta vista de Laborde se
París, 1806. constituía en época romana uno de los convertiría con el tiempo en una de las
72 x 61 cm. centros neurálgicos de la ciudad, en el postales de las antigüedades romanas
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA centro del foro municipal. Convertido emeritenses.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


198
PUENTE DE ALCONÉTAR

Grabado. Las vistas que ofrece Laborde del destaca la torre del siglo XV. En el
Alejandro de Laborde, Voyage pittoresque paisaje del Tajo en Alconétar dibujo del puente sitúa un fragmento de
e historique de l’Espagne, París, 1806. representan dos puntos de vista del miliario reproducido por todos los
72 x 61 cm. vado con las ruinas del puente y de la anticuarios que transitaron por allí.
MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO, MÉRIDA villa del mismo nombre de la que

199
COROBATE

El corobate consistía en un instrumento pendientes en aquellos terrenos de ranura central en donde se echaba una
topográfico que unido a la groma topografía más complicada. La pequeña cantidad de agua. De las
permitía realizar nivelaciones del terreno descripción que hace Vitrubio de este esquinas pendían otras tantas plomadas.
antes de comenzar la construcción de instrumento es complicada para su Cuando el agua no salía de ese espacio y
cualquier obra. En el caso de las vías correcta reconstrucción. Se trataba de las plomadas se hallaban verticales, se
facilitaba el conocimiento de las una especie de mesa que contenía una había conseguido.

LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


200
GROMA

Los arquitectos ingenieros, los gromatici


romanos, utilizaron este instrumento
destinado a crear trazados tanto
longitudinales rectos como
perpendiculares, tanto para la
construcción de vías como para
la ordenación urbanística como
para la creación de centuriaciones
en las inmediaciones de las ciudades.
La groma constaba de un eje vertical
destinado a ser clavado en el punto
elegido. En la parte superior llevaba un
remate horizontal en forma de cruz que
podía ser orientado. De cada uno de
los brazos pendía una plomada que
permitían determinar, cuando todas
eran perpendiculares al eje vertical, que
el alineamiento era correcto respecto a
un jalón situado en el punto elegido.
La utilización de la groma se halla
también íntimamente ligada a los ritos
fundacionales de las ciudades y los
espacios limítrofes.

201
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GRAFÍA
IV
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LA VÍA DE LA PLATA. UNA CALZADA Y MIL CAMINOS


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el 20 de febrero
de 2008

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