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La democracia en México ha sido un tema objeto de múltiples debates, un objeto de


construcción que ha ido enriqueciéndose con el paso del tiempo, no solo en cuanto al
contenido o parámetros mínimos que debe de tener1, sino también a la forma de
aproximarnos a ellos o en este caso la transición a la misma, baste como ejemplo lo descrito
por Mauricio Merino en su libro ³La transición votada´ acerca de las elecciones del año
2000, donde habla de los resultados de la elecciones del año 2000, en las cuales por primera
vez el Partido Revolucionario Institucional perdía la Presidencia de la República, libro en
que menciona el hecho de que algunos analistas daban por concluido el debate acerca de la
transición a la democracia y pretendían abrir nuevos frentes en otras investigaciones,
mientras que existía también un núcleo distinto de especialistas que pretendían que la
transición apenas había empezado2 y compárese esta visión con lo escrito por Michelangelo
Bovero en 20073, acerca de las controvertidas elecciones del año 2006, hablando
precisamente sobre la fragilidad de la democracia mexicana, en este caso en particular del
régimen presidencialista, y de las señales de degeneración que presentaba la democracia,
de una comparación rápida de ambas lecturas podemos suponer que la democracia es un
proceso en constante construcción con sus altas y sus bajas; en dos elecciones consecutivas
las opiniones pueden haber variado enormemente y lo que se veía como algo seguro o
natural deja de ser percibido de la misma forma con el simple paso de los acontecimientos,
sin embargo hay algo cierto, la elección del año 2000 marco un punto y aparte en la vida
política nacional, tal vez una transición, tal vez un simple cambio de forma, en cuanto a
siglas de partido, pero no de fondo, y sin embargo fue un momento esperado y celebrado,
pero« ¿Cómo llegamos a él?, con el fin de tratar de dar una pequeña aproximación a esta
respuesta se elabora un cuadro comparativo con la visión de tres autores distintos, dando
cada uno las razones que considera adecuadas para explicar la transición mencionada.

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Mauricio Merino

Este autor nos explica que la transición ³supone un cambio político basado en un pacto
entre las elites que, con base en una ruptura con el pasado, lleva a una trasformación
político-institucional en el país´4, y a su vez recalca que la transición fuep pen vez de
pactada, que no existió una ruptura con el régimen anterior, sino que el cambio se basó en
una apertura gradual y continua y que en vez de una transformación de las reglas del juego,
lo que ocurrió fue la recuperación de las instituciones ya existentes, más que el diseño de
algunas nuevas5.

Para llegar a estas conclusiones recorre una larga ruta, pues el cambio considera fue un
proceso muy lento, habla desde diciembre de 1962, cuando se introdujo el sistema mixto
para la elección de diputados federales, pero la da mayor importancia a la reforma de 1977,
donde los partidos de oposición ganan un espacio estratégico dentro de los gobiernos
locales, ampliándose en 1983 a los ayuntamientos, propiciando la búsqueda de acceso a
puestos de elección popular, y siendo el primer paso hacia un sistema de partidos completo,
llegando algunos a considerar 1988 como comienzo de la verdadera transición pues no solo
la oposición aumento su número de representantes de representación proporcional, sino que
como consecuencia de esta elección fue creado el Instituto Federal electoral; finalmente en
1996 fue completado este ciclo de reformas en primer lugar al independizarse por completo
el órgano electoral del gobierno, en seguida al pasar a formar parte el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación, en tercer término se equilibraron los recursos y las
prerrogativas de los partidos políticos y por ultimo dicha reforma obligo a los estados a
realizar modificaciones equivalentes en su propia legislación, abriéndose por primera vez la
elección del jefe de gobierno del Distrito Federal6.

José Woldenberg.

Este autor aclara que en primer lugar la transición fue un periodo histórico, no siendo un
esquema ni una idea preconcebida, ni es el proyecto único de un grupo ni de un partido, no

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tiene un protagonista privilegiado, ni una fecha, ni una coyuntura, ni una campaña electoral,
sino que es la suma de eso y más7.

El tema de fondo para la transición democrática alude a un proceso de mayores


dimensiones, una sociedad modernizada, plural, más diversa, es un proceso histórico que
abarca más de dos décadas, y es histórico también porque México no había vivido algo
semejante.

Para Woldenberg la historia de los últimos años es una constante embestida de los partidos
políticos, plurales y diversos, por conquistar posiciones de gobierno y promover desde ahí
reformas que les dan más derechos, prerrogativas y seguridades, llamando a este proceso la
³mecánica´ del cambio político en México8.

El arranque puede ubicarse en 1977, al darse por primera vez la oportunidad de un cambio,
mediante una reforma política de gran envergadura que busca propiciar una cambio en el
status de los partidos, abrir las puertas de la competencia electoral, siendo dedicada no solo
a los jugadores del momento, sino a los que nunca habían estado dentro del sistema.

Por otra parte el autor recalca el hecho de que la transición se desarrollo de la periferia la
centro y de abajo hacia arriba, los estados y las miles de elecciones locales fueron el
equivalente al destape democrático9, y esa progresiva normalidad en las elecciones trajo
consigo la experiencia de vivir en pluralidad, el cambio se hizo tangible, cotidiano, y dejo
de ser fuente de temores.

Y si bien la transición mexicana estuvo fuertemente centrada en el ámbito electoral, fue en


realidad un tema que abarcó más que dicho espacio, fue el motor y vehículo para un
aprendizaje democrático.

Silvia Gómez Tagle.

En este caso en particular la lectura escogida conlleva una sentido más allá de la mera
descripción sobre la transición democrática y hace énfasis en el peligro de que dicha

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transición no sea más que una fachada que desarrolle nuevas formas de autoritarismo, sin
embargo ofrece información importante acerca de de la transición de el régimen autoritario
al democrático en el caso mexicano, sin embargo al autora aclara que México, a diferencia
de otros países de América Latina, tuvo lo que podría llamarse una ³democracia de baja
intensidad´10, debido a la celebración de elecciones regulares restringidas en cuanto al tipo
y número de partidos que podían participar, lo que dio por resultado un sistema de
³elecciones sin opción´.

El proceso de cambio en las reglas electorales se puede ubicar, de acuerdo a la autora, en


1977 con la primera reforma política y en 1996 con otra reforma que creo nuevas
instituciones y reglas electorales.

En los años anteriores a la primera reforma mencionada las elecciones fueron meros
rituales de renovación de las dirigencias políticas sin posibilidades reales de competencia,
sin embargo conforme la sociedad se fue transformando, la legitimidad del régimen político
empezó a disminuir conforme la falta de espacios para la expresión fue menor,
encausándose fuera del marco institucional.

La reforma política de 1977 buscaba encausar esas expresiones dentro de la


institucionalidad, como válvulas de escape del sistema, pero el fortalecimiento de los
partidos opositores abrió el camino para nuevas reformas electorales que poco a poco
abrieron paso a la posibilidad de alternancia, la multicitada reforma política fue solo el
primer movimiento de un largo periodo de liberación, que se vio cristalizado en las
elecciones del 1988, año de una discutida elección que provoco el rechazo de la posibilidad
de una alternancia y la intervención de la maquinaria alquimista del gobierno con el fin de
decantar el sistema en su favor; en 1996 se dan nuevamente una serie de reformas que
permiten la autonomía del Instituto Federal Electoral, la creación de un sistema de justicia
electoral y finalmente una razonable justicia electoral, mismos que se conjugan en la
elección del 2000.

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Podemos inferir de los antes expuesto que los tres autores consideran la reforma de 1977
como un parteaguas en la historia del sistema político mexicano al permitir la construcción
a lo largo de un periodo de casi veinte años de una serie de reformas que logran la
transición de partido en la Presidencia de la República, esta transición por otra parte no es
el resultado propiamente de una negociación entre grupos, de un gran acuerdo o pacto
nacional, sino que es la suma de una serie de fenómenos coyunturales que conjugados
permiten la transición política mexicana, producto del crecimiento de la diversidad social y
por ende del pluralismo así como de la necesidad de expresión del mismo, el cual en
determinado momento dejo de ser susceptible de encausarse por la vía institucional y busca
otras alternativas, fortaleciendo a los partidos de oposición y precisamente la suma de estos
fortalecimientos permitió ir arrancando concesiones al poder que lograron finalmente
cristalizarse en una serie de reformas que sumadas consiguieron cambiar el sistema político
mexicano.
Bibliografía.

Bovero, Michelangelo. Elecciones controvertidas, signo de los tiempos. r p


 ,
México, 2007, Vol. 7, No. 1

Gómez Tagle, Silvia, p p  ppp  p México, 2006,
Nueva sociedad, Edición Especial

p
 p   p pp   ppppp , México, Este País, No.
227, 2010.

Merino, Mauricio. p  p pMéxico, Fondo de Cultura Económica, 2003.

Woldenberg, José. p  ppp. (s/f), p 9.

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