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• Ley de Minas de 2 de junio de 1922

En sus regulaciones sobre la exploración reproduce las disposiciones sobre libertad de exploración contenidas
en el Artículo 135° de la Ley anterior. Según el Artículo 136° de dicha Ley, se introducen normas del Código Civil
para apreciar el derecho de cada dueño en terrenos comuneros "…Si la propiedad estuviere en comunidad, se
aplicaran para apreciar el derecho de cada dueño, a otorgar el respectivo permiso, las reglas del Artículo 755
del Código Civil" (LEYES Y DECRETOS REGLAMENTARIOS en AMORER, 1991).
En caso de terrenos particulares la Ley estableció procedimientos acordes con la Ley de Expropiación por
causa de Utilidad Pública, la que se aplica después que ha sido concedido el permiso de exploración exclusiva,
Artículo 138°:
"…no podrán hacerse excavaciones…, contra la voluntad de sus dueños u ocupantes, sino mediante el
procedimiento de la ocupación temporal, pedida ante el funcionario competente, de acuerdo con la Ley sobre
Expropiación por Causa de Utilidad Pública, siempre que el postulante hubiere obtenido antes el permiso de
exploración exclusiva a que se refieren los artículos 146 y siguientes" (Ibid).
Conforme al Parágrafo Unico de dicho artículo, el denunciante también estaba facultado a seguir el
procedimiento de la ocupación temporal para sus exploraciones "…desde que se le de posesión de la mina y
antes de comenzar la explotación formal (Ibid).
Otra modificación consiste en que el permiso de exploración exclusiva no está referido únicamente a terrenos
baldíos o ejidos no arrendados, en razón de que el Artículo 146° no hizo limitación alguna respecto de los
terrenos baldíos o ejidos no arrendados, como señalaba el Artículo 147° de la Ley de 1920 "…en los terrenos a
que se refiere el Artículo 135°…", cuales eran los "terrenos baldíos o ejidos no arrendados". En consecuencia,
la exploración exclusiva puede solicitarse en terrenos de propiedad particular y en baldíos y ejidos arrendados o
no arrendados (AMORER, 1991).
1.2.1.2.- Normas y procedimientos de regulación contenidos en la Ley de
Hidrocarburos
y demás Minerales Combustibles de 1922.
La ley de 1922 establecía que quien quisiese explorar hidrocarburos en Venezuela
tenía
que obtener una concesión sobre un lote determinado, cuya superficie no podía
exceder
de 10.000 hectáreas. El lote tenía que dividirse en parcelas cuadriculadas, de a
500
hectáreas cada una, como un tablero de ajedrez. El concesionario quedaba
obligado a
pagar Bs. 0,50 por hectárea, durante los 3 años que duraba el período de
exploración.
Al finalizar ese período, podía obtener una concesión de explotación, pero sólo
sobre la
mitad de las parcelas en que se había dividido el lote de exploración. Entonces,
debía
renunciar a la mitad de las parcelas restantes, que pasaban a integrar las
llamadas
reservas nacionales.
La concesión de explotación se otorgaba por un plazo de 40 años, contado a partir
de la
publicación del título de concesión en la Gaceta Oficial. El concesionario se
obligaba a
pagar un impuesto superficial de Bs. 0,10 por hectárea; un impuesto inicial de
explotación de Bs. 2 por hectárea y un impuesto superficial progresivo de Bs. 2
anuales
durante los primeros tres años de la concesión, Bs. 4 anuales durante los 27 años
siguientes y Bs. 5 anuales durante los diez últimos años. El concesionario estaba
obligado a pagar también el impuesto de explotación o regalía, equivalente al 10
% del
valor promedio del petróleo durante el mes anterior en el puerto venezolano de
embarque. Este impuesto no podía ser nunca menor a Bs. 2 por tonelada de crudo
extraída.

El concesionario disfrutaba del derecho de importar los bienes necesarios para su


actividad, sin pagar aranceles. Estaba sometido a las leyes y a la jurisdicción
nacional
para resolver las dudas o controversias que pudiesen suscitarse, sin que hubiere
posibilidad alguna de reclamación internacional. Al finalizar el plazo de la
concesión, el
concesionario debía dejar en beneficio de la nación las parcelas concedidas y las
obras
permanentes que en ellas se hubieren construido (Gonzalez-Berti: 1967).

Reventón del pozo Los Barrosos-2


El 14 de diciembre de 1922, cuando la Venezuelan Oil Concessions (VOC)
perforaba el pozo Los Barrosos -2, en la comunidad de La Rosa, Municipio
Cabimas, del Distrito Bolívar, del Estado Zulia, de este pozo comenzó a fluir
petróleo en forma violenta e incontrolada, produciéndose lo que se conoce como
“El Reventón del Pozo Los Barrosos – 2”, que se mantuvo fuera de control durante
9 días, consecutivos, llegando a arrojar a la atmósfera unos 100.000 bbl/día. Este
hito da a conocer a Venezuela como país con gran potencial a nivel mundial para
la explotación petrolera y hace que la atención internacional se sienta atraída
hacia Venezuela.

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