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TEMA 2: LIBERALISMO Y CAMBIO

SOCIAL EN LA HISTORIA
1. INTRODUCCIÓN.
Podemos buscar parte de los orígenes del mundo contemporáneo en una serie de
movimientos revolucionarios que tuvieron lugar a finales del s XVIII y a lo largo del siglo XIX
tanto en América del Norte como en Europa. Paralelamente a la Revolución Productiva el
mundo occidental verá nacer una nueva forma de organización social y política: la Revolución
Liberal.

Se abre un debate en torno al propio concepto de “revolución”. El concepto de


“revolución” ya era conocido desde varios siglos antes, pero la novedad reside en que ahora
adquiere un significado sustancialmente distinto del que tenía antes. En el Antiguo Régimen,
revolución designaba o bien cambios que acontecían al margen de la voluntad humana o bien
el retorno de una situación política al punto que había tenido antes. El recorrido de los astros
podía describir “revoluciones celestes”, al modo de Copérnico, pero revoluciones también
podían ser las restauraciones de situaciones políticas, como la de los Países Bajos al liberarse
del dominio de España y volver a su condición de Provincias Unidas independientes o la de
Portugal cuando recupera su dinastía de Braganza frente a la monarquía de Felipe IV. En este
caso, revolución significaba lo que más tarde se designó como “restauración”, esto es, vuelta a
la situación perdida. En el pensamiento de los ilustrados franceses (en especial, del ginebrino
Rousseau), la revolución comienza a ser aplicada a cambios en los espíritus. Pero fue con la
experiencia de la Revolución Francesa cuando el término pasó a designar procesos políticos
cuyo desencadenante podía estar al alcance de los individuos. Por eso, el gobierno de la época
de la Convención francesa, ante el peligro en que se encontraba frente a la coalición de
potencias extranjeras, se pudo declarar “revolucionario hasta la paz”. La revolución, en tanto
que mudanza política, era algo que podía hacerse y podía defenderse. Quienes la defendían se
consideraban “revolucionarios” y quienes se oponían eran “reaccionarios” o “refractarios”.
Éste es el origen de la gran distinción política del mundo contemporáneo entre derecha e
izquierda, como ha señalado recientemente Norberto Bobbio.

La Revolución Liberal socavará los presupuestos políticos que fundamentan el


Antiguo Régimen. La idea de liberalismo no es “unívoca”. Tras de sí aparecen diferentes
prácticas políticas en el mundo occidental a lo largo de los siglos XIX y XX. Buena parte de los

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conflictos sociales y territoriales del mundo contemporáneo vendrán dados (y vienen dados)
por la diferente forma de entender conceptos relativos al liberalismo como: democracia,
libertad, igualdad, derechos, ciudadanía, etc. El contexto político e intelectual del cambio
político liberal está marcado por los desarrollos de la ilustración:

- El predominio de la razón ilustrada


- El antropocentrismo
- La fe en el progreso y las ideas del progresismo y del cambio acelerado.

El liberalismo se manifiesta asimismo en una nueva organización de la vida política a


través de la creación de los estados nacionales, la regulación de la participación ciudadana a
través de partidos políticos y sistemas electorales, y la aparición de estructuras
administrativas centralizadas, dotadas de una burocracia en expansión.

La práctica del liberalismo político fue muy desigual en el mundo occidental durante el
siglo XIX. En los países continentales occidentales fue adoptado de forma intermitente y con
algunas limitaciones, como sucede en Francia, España o Alemania; en los países orientales, el
predominio de las monarquías imperiales de Austria y Rusia no permitió la implantación plena
de los principios del liberalismo, aunque las diferencias sean notables entre la autocracia
zarista y el gobierno de apariencia constitucional de Austria-Hungría. Tan sólo en dos
sociedades funcionaron de forma continuada las instituciones liberales: el Reino Unido y
Estados Unidos de América.

2. BASES TEÓRICO–IDEOLÓGICAS DEL LIBERALISMO.

 Hobbes (El leviatán, 1651). Absolutista – protoliberal, racional. (El absolutista liberal).
El impacto que tiene en el liberalismo es la soberanía no divina.
 Locke (Segundo tratado sobre el gobierno civil, 1690). Importancia de la representación
y de las asambleas. Hace que el peso del parlamento y la soberanía compartida sean
más importantes con el liberalismo.
 Montesquieu (El espíritu de las leyes, 1748). Separación de poderes: “es preciso que el
poder contenga el poder”. Lo que aportó al liberalismo fue la división de poderes.

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 Rousseau (El contrato social,1762). Voluntad general. El pueblo como fuente de
soberanía política. Aporta al liberalismo la soberanía popular, entendiendo que los
habitantes no son súbditos.
 Adam Smith. 1776 “La Riqueza de la Nación”. Base del liberalismo económico y el
capitalismo competitivo. Impacto en el liberalismo: mercado libre de influencia
estatal. Propiedad Privada.
 Abolición de las libertades particulares (gremios y corporaciones) y combinación de
los derechos de libertad y propiedad para el que tenga la capacidad en beneficio
(productividad) del mercado nacional. Impacto en el liberalismo: Laissez faire (En la
Francia del siglo XVIII la expresión laissez faire, laissez passer era la fórmula mediante
la cual algunos de los campeones de la causa de la libertad comprimían su programa.
Su objetivo era el establecimiento de una sociedad de mercado sin obstáculos. Con el
fin de alcanzar dicho fin, ellos abogaban por la abolición de todas las leyes que
prevenían que gente más industriosa y más eficiente superara a competidores menos
industriosos y menos eficientes, y que restringían la movilidad de artículos y hombres.
Esto era lo que la famosa máxima estaba diseñada a expresar).

3. LIBERALISMO.
“Doctrina política, económica y social, nacida a finales del siglo XVIII, que defiende la
libertad del individuo y una intervención mínima del estado en la vida social y económica.”
(RAE).

“Doctrina de prevalencia en el occidente durante casi cuatro siglos” G. Sartori.

“Movimiento moderno encargado de cuestionar el poder absoluto y sus pretensiones,


en pos de defender el poder del estado, la tolerancia y el respeto por la propiedad privada y la
economía de mercado desde un punto de vista competitivo. Sin embargo, ha ido cambiando a
lo largo de la historia”.

TRANSFORMACIONES HACIA EL LIBERALISMO

Programa de mínimos hacia la Revolución liberal” desde el Absolutismo:

 La sustitución del concepto de súbdito propio de la monarquía absoluta por el de


ciudadano, que se convierte así en sujeto de derechos inalienables (declaraciones de
derechos).

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 Abolición de las libertades particulares de gremios y corporaciones y de los privilegios
de determinados grupos a favor del concepto universal de libertad, que se aplica no
sólo en el ámbito político sino también en el económico, a través de la defensa de la
libertad de acción de los agentes económicos y de la propiedad privada (entendida
como forma de libertad), todo ello sancionado por los códigos civiles.
 La sustitución del origen divino de la soberanía para radicarla en la nación o en el
pueblo (demos) en su versión más radical y democrática.
 El ejercicio del poder de acuerdo a LA LEY.

TIPOS DE LIBERALISMO POLÍTICO

Por una tipología del liberalismo político, pese a los avances y retrocesos entre
liberalismo y absolutismo y entre los diversos tipos de liberalismo.

El Liberalismo doctrinario (aproximadamente, hasta mitad del siglo XIX). Es un


híbrido entre el tradicionalismo y el liberalismo. La soberanía es compartida entre el rey y la
nación. Hay igualdad civil, pero desigualdad política (participación censitaria).

El liberalismo moderado (aproximadamente, desde mediados del siglo XIX. Soberanía


nacional – popular. Desigualdad política debida al Liberalismo censitario. División entre
ciudadanos activos (con derecho a sufragio) y pasivos (sin derecho a sufragio).

El liberalismo radical (aproximadamente, desde el último tercio del siglo XIX). Hay
igualdad civil e igualdad política de ciudadanos varones. Tras el abandono de la exclusión de
género ya en el siglo XX podremos hablar de liberalismo democrático.

LA IDEA DE IGUALDAD CIUDADANA

Frente a la idea de equidad de los súbditos en el Antiguo Régimen. En función


del tipo de derechos reconocidos:

1) Igualdad jurídica o civil. Mismos códigos legales para todos los ciudadanos
(desaparece la fragmentación normativa del antiguo Régimen). Toda Revolución Liberal, por
moderada que sea, incorpora esta igualdad. De ahí el conocido precepto: “La ley es igual para
todos”

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2) Igualdad política. Segunda mitad del siglo XIX. Todos los ciudadanos participan
en la formación y renovación de los órganos de poder. No es común a todos los sistemas
liberales, sino sólo a los democráticos.

3) Igualdad socioeconómica. Desde la segunda mitad del siglo XX. Los ciudadanos
no sólo deben ser iguales ante la ley y en la posibilidad de participar en los procesos políticos,
sino que además lo han de ser también en la cantidad de bienes económicos a su disposición y
en su calidad de vida. Concepción ajena y contraria a las ideologías liberales.

4. LAS REVOLUCIONES LIBERALES.


EPISODIOS REVOLUCIONARIOS “PROTOLIBERALES”

Primeros atisbos de oposición a los fundamentos políticos del Antiguo Régimen sin
llegar a consumarse una Revolución hacia el liberalismo:

Los comuneros de Castilla (s. XVI)

Las Repúblicas mercantiles de Génova y Venecia

Luchas por la independencia en los Países Bajos (s. XVI)

La Revolución Inglesa de 1642 (Cromwell-Levellers-Diggers)

La Revolución Gloriosa (1688).

INDEPENDENCIA DE LAS TRECE COLONIAS


Las colonias inglesas en la costa este de América del Norte experimentaron un gran
desarrollo durante el siglo XVIII. Pero a partir de 1763, como resultado de la guerra
desarrollada en Europa entre las grandes potencias (Francia, Gran Bretaña, Austria y Prusia),
la conocida como “guerra de los Siete Años” (1756-1763), las relaciones entre las metrópolis
europeas y sus territorios coloniales se vieron profundamente afectadas. En el caso británico,
cada vez se hizo más incompatible el régimen económico y político de las colonias con la
política de la metrópoli. Las medidas coercitivas del gobierno de Londres fueron rechazadas
con el fundamento de la propia tradición política inglesa de no pagar impuestos sin disponer
de representación política en el órgano que los decidía. Diversos incidentes, de los que el más
conocido es el Boston Tea Party (1773), fomentaron la toma de conciencia de las diferentes
asambleas políticas de las colonias sobre la necesidad de lograr la independencia.

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La independencia de las trece colonias de la Corona británica tuvo lugar entre 1776 y
1783. En la primera fecha se produce la Declaración de Derechos de Virginia y la Declaración
de Independencia, decisión tomada en Filadelfia el 4 de julio de ese año, fecha que se ha
convertido por ello en una conmemoración nacional. Comienza entonces, además de la
legitimación política de la posición de las trece colonias, el proceso de lucha militar contra el
ejército inglés, que terminaría con el triunfo de las tropas americanas y el reconocimiento
internacional de los nuevos Estados Unidos de América. En la guerra, dirigida por George
Washington, un veterano oficial de la guerra de los Siete Años, tomaron parte, en apoyo de
los americanos, Francia y España, lo que convirtió una rebelión colonial en un asunto europeo.
No es por casualidad que la independencia de las trece colonias se establece en Francia
(Tratado de Versalles, 1783).

La Declaración de Virginia, redactada por Thomas Jefferson, es uno de los


“manifiestos políticos más importantes que hayan sido concebidos en la época de la
Ilustración”, en opinión del historiador alemán Willi Paul Adams, dado que contiene los
principios básicos del liberalismo político forjado por los teóricos ingleses del XVII, en especial
por John Locke. Los principios que establece son los de soberanía nacional, igualdad entre
todos los hombres y gobiernos con responsabilidad, al tiempo que detalla una serie de
libertades individuales (propiedad, imprenta, habeas corpus). La adopción de estos principios
basados en la igualdad jurídica de los individuos no se tuvo que enfrentar, sin embargo, con
problemas como los existentes en el continente europeo, donde la existencia de estamentos
sociales y monarquías presuponía una clara heterogeneidad social previa a la experiencia
revolucionaria. Por el contrario, en los territorios de las trece colonias, la homogeneidad social
era la norma.

Mientras se desarrollaba la guerra de independencia tuvo lugar un proceso de creación


de un nuevo orden político. En su primera fase, a través de la aprobación por once de los trece
estados de sendas constituciones, inspiradas en los principios de la Declaración de Virginia. El
resultado final, tras un largo debate sobre el modelo político a seguir, fue la aprobación de una
Constitución en 1787, que supone la primera plasmación práctica de los principios del
liberalismo político contemporáneo. Estos principios se resumen, en esencia, en dos: la
organización de un poder federal, que ha sido una práctica política más propiamente
americana, y el establecimiento efectivo de la división de poderes, que ha tenido una acogida
más universal.

La organización política surgida de esta Constitución contempla la existencia de un


poder federal (el presidente), elegido por sufragio indirecto, pero en el que los estados se

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reservan amplias competencias. El poder legislativo se organizaba en dos cámaras, el Senado,
que representaría a los estados de modo equiparado (dos senadores por cada estado) y una
Cámara de Representantes, fruto de la elección popular de acuerdo con el peso demográfico
de cada estado. El equilibrio de poderes entre ambas cámaras y de éstas frente al presidente
hacen de esta constitución una norma muy estable, que todavía sigue en vigor, aunque haya
sido parcialmente modificada a lo largo del tiempo mediante el procedimiento de las
enmiendas. Si bien la aprobación de la Constitución por los diferentes estados fue muy
ajustada en algunos casos (Massachusetts, Virginia), la confrontación entre federalistas y
antifederalistas fue progresivamente superada en los años siguientes a su aprobación, en
especial gracias a Alexander Hamilton, secretario del Tesoro con el primer presidente, George
Washington, de modo que hacia 1815, el sistema político de Estados Unidos se hallaba ya
totalmente consolidado, con instituciones estables y con los primeros partidos políticos en
acción.

LA REVOLUCIÓN FRANCESA
CAUSAS
Ascenso social y económico de la Burguesía y el empobrecimiento de las clases
populares.

Hacia 1780, muchos sectores sociales en Francia mostraban su descontento con la


situación económica y social. En su conjunto, el Tercer Estado rechazaba un sistema que lo
marginaba y le hacía soportar todas las cargas económicas.

Por un lado, los campesinos vivían una situación de grave necesidad. La mayoría no
eran propietarios de las tierras que trabajaban y sus cosechas solo servían para pagar
impuestos y cargas señoriales. En las ciudades, los precios aumentaban y los salarios no daban
para sobrevivir a gran parte del pueblo llano. Por otro lado, la burguesía, aunque enriquecida
con las manufacturas, el comercio y las finanzas, se sentía marginada social y políticamente.
Alentada por las ideas ilustradas, propugnaba la igualdad ante la ley y los impuestos.

La monarquía de Luis XVI se mostraba incapaz de hacer frente a esta realidad. La


Hacienda estaba en bancarrota; sólo los intereses de sus préstamos consumían más del 50%
de los ingresos. Desde 1776 los ministros del Rey Turgot, Calonne y Brienne intentaron
mejorar la situación financiera.

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La única solución pasaba por hacer tributar a la nobleza y al clero, que eran los más
ricos. Pero estos no estaban dispuestos a aportar más recursos; al contrario, deseaban
aumentar sus privilegios e ingresos señoriales.

FRANCIA PRERREVOLUCIONARIA (1789)


Convocatoria de la Asamblea de Notables –

¿Estados Generales?

Estados generales (1789). Clero, nobleza y Tercer Estado.

Juramento del Juego de la Pelota - Asamblea Nacional Constituyente.

Ante la propuesta de una reforma fiscal, la nobleza se rebeló y exigió la convocatoria


de los Estados Generales, los únicos con capacidad de aprobar nuevos impuestos. Luis XVI
acabó cediendo y los convocó para mayo de 1789 (no se reunían desde 1614). La elección de
los representantes de cada estamento conllevó a un debate sobre las peticiones de cada
grupo social (Cuadernos de Quejas) y sobre quién representaba al pueblo francés.

Así pues, el 5 de mayo de 1789 se reunieron los Estados Generales en Versalles. Luis
XVI y su ministro Necker, así como gran parte de los privilegiados, pretendían discutir solo
sobre finanzas y descartaban las propuestas sobre reforma social que demandaba el Tercer
Estado. Para hacer valer su fuerza, los representantes del pueblo llano, que duplicaban en
número a los de la nobleza, exigieron la reunión conjunta de todos los grupos y el voto por
cabeza y no por estamento como era habitual en el Antiguo Régimen.

Ante la negativa del rey y de los privilegiados, los diputados del Tercer Estado
declararon que representaban a la mayoría de la población y, con el apoyo de algunos clérigos
y nobles liberales, se constituyeron en Asamblea Nacional, el 20 de junio juraron no disolverse
sin haber dado una Constitución a Francia (Juramento del Jeu de Paume). El rey aceptó la
situación y, el 27 de junio, los Estados Generales se transformaron en Asamblea Nacional
Constituyente.

FASES DE LA REVOLUCIÓN
1. Constitución de las instituciones revolucionarias (mayo 1789-1791).

“Quiebra de las estructuras políticas y sociales del Antiguo Régimen”.

Abolición del Feudalismo

Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano.

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Constitución civil del clero (1790)

Constitución + Declaración de los Derechos del Hombre

Y del ciudadano (1791)

Monarquía Constitucional con división de poderes.

Sistema electoral censitarios.

A principios de julio, la amenaza de una reacción de los privilegiados y del ejército real
condujo a una revuelta popular, que significó la irrupción del pueblo llano en la revolución. El
14 de julio, el pueblo de París asaltó la Bastilla, prisión y símbolo del absolutismo.

La noticia se extendió por toda Francia y dio lugar a acciones similares. Los
campesinos protagonizaron revueltas antiseñoriales que se conocen como el Gran Miedo
(asalto a castillos, incendio de archivos, campos, etc.). Después de estos hechos, la Asamblea
Nacional tomó una serie de medidas que iniciaron el desmantelamiento del Antiguo Régimen:

 La noche del 4 de agosto de 1789 fueron abolidos todos los privilegios y los derechos
feudales de la nobleza y el clero.
 El 28 de agosto se aprobó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano,
que establece una serie de libertades y derechos y la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley.

La Asamblea también elaboró una Constitución, en 1791, en la que el monarca solo


conservaba el poder ejecutivo, la Asamblea (Parlamento) elaboraba las leyes (poder
legislativo) y los jueces eran independientes (poder judicial). Asimismo, estableció el sufragio
censitario, es decir, limitado a los más ricos. La aprobación de esta Constitución instauró en
Francia una monarquía constitucional y dio paso a una nueva Asamblea Legislativa.

2. La convención Jacobina (1792-94)

Etapa más radical: ejecución del Rey (1793). Abolición de la monarquía. Época del
terror (sistema dictatorial) – Amenaza de las monarquías europeas.

Guerras internas (Austria, Holanda) y externas (Gran Bretaña, España), crisis y luchas
internas de facciones política… “Revolución congelada”: Nueva Constitución jacobina, Nueva
Constitución girondina.

La Asamblea Legislativa empezó a elaborar leyes para implantar el liberalismo


económico y político. Algunas de ellas consagraron el derecho a la propiedad privada, la

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igualdad ante los impuestos y la libertad económica. Asimismo, las propiedades de la iglesia
fueron declaradas bienes nacionales, se procedió a su venta (desamortización) y se obligó al
clero a jurar fidelidad a la Constitución.

Las aspiraciones de la burguesía acomodada de implantar un liberalismo moderado se


habían hecho realidad, pero no las del pueblo llano. Solo los ricos participaban en política; los
derechos señoriales sobre la tierra se anularon, pero debían ser redimidos económicamente
por los campesinos, y la crisis continuaba manteniendo en la miseria a gran parte de la
población.

Además, muchos nobles descontentos huyeron hacia Austria y, con la ayuda del
emperador austriaco (hermano de María Antonieta), organizaron una intervención armada
para restaurar el absolutismo. En junio de 1971, el propio rey y su familia huyeron de París en
dirección a la frontera con Austria para ponerse al frente de las tropas invasoras. Pero fue
detenido en Varennes y retornado a París. La difusión de la noticia desprestigió a la monarquía
y radicalizó al sector más revolucionario.

El 20 de abril de 1792, la Asamblea Nacional decidió declarar la guerra a Austria,


considerada el foco de la contrarrevolución, y que amenazaba con invadir Francia. Pero se
sucedieron las derrotas francesas, algunos oficiales de ideas monárquicas se pasaron al
enemigo, no se reclutaban suficientes soldados y se agravó el desabastecimiento de
alimentos. En julio, las tropas austriacas de Brunswik estaban cerca de París. La Asamblea,
ante la situación (“la patria en peligro”), propuso una leva en masa de más de 20000
voluntarios a los que el rey se opuso.

Las clases populares parisinas (sans-culottes), respaldadas por una parte de los
diputados (girondinos y jacobinos) y por los batallones de provincias que acudieron a defender
la capital, protagonizaron una insurrección. El 10 de agosto de 1792 el palacio de las Tullerías y
detuvieron al monarca, Luis XVI, a su esposa, María Antonieta, y al resto de la familia,
exigiendo el fin de la monarquía. Una nueva asamblea constituyente (Convención Nacional),
elegida por sufragio universal, se reunió el 20 de septiembre, el mismo día en que un ejército
de voluntarios venció a la coalición absolutista europea (batalla de Valmy). Su primera acción
fue la abolición de la monarquía y la proclamación de la República.

El grupo de girondinos, dirigidos por Brissot, obtuvo la mayoría en la Convención. Con


la proclamación de la República y el sufragio universal, consideraban que la Revolución había
acabado y que todo nuevo paso adelante conduciría a la anarquía y el caos. Pero el grupo de
los jacobinos (más radicales) se erigió en portavoz de los sectores populares de París (sans-

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culottes), que deseaban una revolución que avanzase en la igualdad social. Girondinos y
jacobinos también discrepaban con respecto a la monarquía. Los primeros querían castigar al
rey, pero temían que su muerte radicalizara el proceso revolucionario. Los segundos lo
querían juzgar, condenar y ajusticiar. La presión popular obligó a la Convención a tomar esta
última opción: Luis XVI fue guillotinado en enero de 1793, y la reina María Antonieta, en
octubre del mismo año.

La situación era cada vez más complicada. Las ejecuciones reales dieron impulso a una
coalición europea antirrevolucionaria (Austria, Prusia, Gran Bretaña, España y Holanda)
contra Francia. En la primavera de 1793 se inició, además, una insurrección campesina
contrarrevolucionaria en la región de la Vendée, provocada por el hambre y las levas forzosas.
Por último, en París, las clases populares reclamaban reformas sociales igualitarias ante la
falta de comida, el acaparamiento de víveres y la especulación.

Los jacobinos acusaban al gobierno girondino de no responder a las necesidades


populares y de no tomar las decisiones que el pueblo demandaba. En junio de 1793,
respaldados por los sans-culottes, sus líderes más radicales (Danton, Marat, Robespierre y
Hébert) asaltaron la Convención, detuvieron a los principales diputados girondinos y los
ejecutaron. A partir de este momento, el poder quedó en manos de los jacobinos.

Los jacobinos elaboraron una nueva Constitución en 1793 que reflejaba los principios
de la democracia social: soberanía popular y sufragio masculino universal, eliminación de los
derechos feudales sin tener que pagar rescate a los antiguos señores y defensa del derecho a
la existencia por encima de cualquier otro. También impulsaron reformas sociales: la
redistribución de la propiedad agraria, el precio máximo para los artículos de primera
necesidad (Ley de máximum) y el castigo a los especuladores, la enseñanza obligatoria y
gratuita y también la asistencia social. Otras medidas, como un nuevo calendario
revolucionario que marcaba el inicio de la República (1792) como el año 1 de la nueva era, o un
proceso de descristianización, pretendían el cambio de costumbres e ideas. Por último, para
enfrentarse a los ejércitos extranjeros que invadían Francia, se decretó la leva en masa y se
democratizó el ejército al permitir el nombramiento de oficiales que provenían de las clases
populares.

Para imponer todas estas reformas, amparándose en las excepcionales circunstancias


de la guerra, se estableció un gobierno revolucionario, el Comité de Salud Pública, a cuyo
frente se situó Robespierre, el principal líder jacobino. El nuevo gobierno suspendió las
garantías constitucionales e inició una política conocida como el Terror: concentró en sus

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manos todos los poderes y tomó medidas excepcionales por las que los sospechosos de
acciones contrarrevolucionarias eran detenidos, juzgados por tribunales populares y, en
muchos casos, ajusticiados (Ley de sospechosos).

A principios de 1794 parecía que la República se había salvado: Los éxitos militares del
nuevo ejército alejaron el peligro de invasión, mientras las medidas contra los especuladores
mejoraron la situación económica. Los sectores más radicales (enráges) todavía pedían más
medidas igualitarias, y amplios sectores de la burguesía moderada ansiaban poner fin a las
reformas jacobinas. Ante las críticas, Robespierre y sus fieles (Saint-Just y Couthon)
eliminaron a sus adversarios y llevaron a cabo una sangrienta represión. Todos sus enemigos
se unieron contra ellos y un golpe de Estado en la Convención detuvo a Robespierre, que fue
guillotinado junto a sus seguidores.

3. Reacción Termidoriana, 1795-99

El directorio (5, 3… 1) . Napoleón mando del ejército. Hombre influyente y de éxito.

Bases moderadas: hacia la República burguesa.

Consolidación político-económica de las conquistas de 1789.

Constitución de 1795. Bicameral (cámara de los 500 – cámara de los Ancianos)

Tras la caída de Robespierre, la Convención pasó a estar controlada de nuevo


por los sectores burgueses más moderados y se inició un desmantelamiento de las medidas de
la etapa jacobina.

A partir del otoño de 1794 se prohibieron los clubs jacobinos y se detuvo a


muchos de sus miembros. También se aprobó una Constitución (1795) que restableció el
sufragio censitario (solo 30000 electores), creó un nuevo poder ejecutivo (gobierno de cinco
miembros), el Directorio, y estableció un cuerpo legislativo formado por el Consejo de los
Quinientos, que elaboraba las leyes, y el Consejo de los Ancianos, que las aprobaba. Pero el
Directorio no consiguió estabilizar la situación. Los problemas económicos continuaban, los
monárquicos no cejaban en su empeño de volver a instaurar el absolutismo y los sans-culottes
exigían el retorno de los jacobinos. Se produjeron intentos de revueltas radicales como “la
conspiración de los iguales” dirigida por Babeuf, reprimidas con enorme dureza.

Solo la guerra en el exterior parecía dar triunfos. Las clases acomodadas


vieron en Napoleón Bonaparte a un general victorioso, que podía garantizar la revolución

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liberal y evitar los excesos democráticos de los sectores populares. Con el apoyo de la
burguesía y del ejército, Napoleón protagonizó el 9 de noviembre (18 de Brumario) de 1799 un
golpe de Estado y concentró todo el poder en sus manos.

4. 18 de brumario de 1799. El golpe de Napoleón.

- 3 cónsules.
- Cónsul vitalicio.
- Emperador de los franceses.

Tras el golpe de Estado se estableció un gobierno, conocido como el Consulado,


formado por tres cónsules, entre los que se encontraba Napoleón Bonaparte. Una nueva
Constitución (1799) afirmó el poder personal de Napoleón como primer cónsul, con
atribuciones para hacer leyes, dirigir la política exterior o designar a los jueces y los altos
cargos. Para asegurar todavía más esa concentración del poder en su persona, Napoleón
consiguió ser nombrado cónsul vitalicio en 1802 y se proclamó emperador en 1804.

Napoleón consolidó las conquistas revolucionarias moderadas (abolición del


feudalismo, libertad económica, igualdad legal, etc.) y forjó un Estado sólido y centralizado
reformando la administración, promulgando un nuevo Código Civil y desarrollando un sistema
educativo nacional y más igualitario. Pero también actuó contra los radicales, limitó las
libertades públicas y restableció un Concordato con la Santa Sede. Por último, garantizó, en el
interior y en los territorios que conquistó, las oportunidades de negocio para la burguesía y
consolidó en el campo a la clase de medianos y pequeños propietarios nacidos con la
Revolución.

EL IMPERIO NAPOLEÓNICO Y LA EXPORTACIÓN DE LA REVOLUCIÓN

La política de Napoleón: consolidación revolucionaria.

Código civil de 1804.

Concordato con la Iglesia.

Sistema educativo centralizado.

Sistema administrativo centralizado.

Reforma fiscal.

(Nacionalización de los franceses).

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Exportación de la Revolución.

Dominación francesa de buena parte de

Europa. “Repúblicas hermanas”

Aplicación del liberalismo político.

Efectos indirectos (de Berlín a Cádiz).

La expansión de las ideas revolucionarias por el continente europeo está íntimamente


vinculada al Imperio napoleónico. Durante los quince años que Napoleón gobierna Francia se
produce un doble proceso, que refleja las dos grandes fuerzas que estaban presentes en la
dinámica revolucionaria, la jacobina y la girondina. Por una parte, Napoleón lleva a cabo la
consolidación de la mayoría de las conquistas revolucionarias en el seno de la sociedad
francesa, ya que su objetivo es el de afirmar la nación francesa frente al exterior y el de asentar
su estructura política interior, tanto normativa como administrativa. Esto es lo que supone la
redacción del Código de 1804, el código civil por excelencia en Europa; la firma del
Concordato con la Iglesia o la creación de un sistema educativo centralizado, desde la escuela
primaria hasta la universidad. Es la cara jacobina del Jano bonapartista, que contribuye a
“nacionalizar” a los franceses.

tiene lugar la exportación de los principios revolucionarios a muchos países europeos.


Es la faz girondina del régimen de Napoleón. Este “girondinismo” napoleónico se realizó en
medio de guerras constantes, que cambiaron el mapa de Europa. Pero las guerras
napoleónicas presentan la novedad de que no constituyen únicamente enfrentamientos entre
potencias (las que se desarrollaron entre Francia e Inglaterra), sino también entre sistemas
políticos diferentes. La guerra fue una de las vías de difusión de la Revolución. En la península
Ibérica, en el norte de Italia, en Holanda y en las regiones occidentales de Alemania, los
cambios institucionales fueron la consecuencia de las campañas de los mariscales de
Napoleón. Se produjo la abolición del feudalismo, se establecieron códigos, se redactaron
constituciones y se crearon las primeras instituciones propias del liberalismo: asambleas
políticas y gobiernos responsables.

La difusión de la Revolución es inseparable de la dominación francesa de buena parte


de Europa. Pero incluso allí donde su presencia fue más contestada, como en España o en
Prusia, su influencia dejó una impronta duradera, abriendo el camino a reformas como las de
Humboldt en Berlín o las de los liberales españoles reunidos en Cádiz. La hegemonía europea
de Napoleón, puesta en entredicho en las campañas de la península Ibérica y de Rusia,

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termina con la derrota de Waterloo. Pero a pesar de esta derrota, el legado de Napoleón es
esencial para comprender el mundo contemporáneo. Porque, con Bonaparte recluido en la
isla de Santa Elena y los dirigentes políticos de las potencias vencedoras reunidos en Viena, el
retorno a la situación anterior a 1789 no fue ni mucho menos completo.

¿REVOLUCIÓN O REVOLUCIONES?

– Revolución burguesa (Revolución de la riqueza).


– Revolución Campesina (Revolución de la pobreza).
– Revolución popular urbana (Consecuencias negativas del avance del
capitalismo y la industrialización).
– Revolución Liberal (Construcción de un nuevo sistema, político y
socioeconómico).

DIFERENTES INTERESES Y MOVIMIENTOS SOCIALES

LIBERALISMO:

• Supresión de los privilegios.


• Abolición de libertades de gremios y corporaciones (Ejemplo Ley Le Chapellier).
• Construcción del mercado nacional (Adam Smith).
• Sustitución del concepto de súbdito por el de ciudadano.

CAMPESINADO:

• Abolición del feudalismo.


• Supresión del diezmo.
• Defensa de los comunales.
• Identidad local.
• Protestas antifeudales y antiliberales.
• Ni contrarrevolucionario ni revolucionario agente social independiente.

CLASES POPULARES URBANAS:

• Impacto del capitalismo y la industrialización.


• Principios de Economía moral.
• Derechos sociales (Babuvismo en Francia 1795, Sociedades de correspondencia en
Inglaterra 1792.)

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• Una versión ampliada de la libertad y la igualdad.

PARTICIPACIÓN POLÍTICA FEMENINA

Olympe de Gouges. Declaración de los derechos de las mujeres y las ciudadanas


(1791).

“La mujer nace libre y tiene los mismos derechos que el hombre. Las distinciones
sociales sólo pueden basarse en la utilidad común. Todos los ciudadanos hombres y mujeres
deben colaborar personalmente, o a través de sus representantes en su elaboración.; la ley
debe ser la misma para todos: todos los ciudadanos, hombres o mujeres, han de poder ser
elegidos para cualquier dignidad pública cargo o puesto según sus capacidades”.

Mary Wollstonecraft, Vindicación de los derechos de la mujer (1792).“Pienso realmente


que las mujeres han de tener representantes en lugar de ser gobernadas arbitrariamente, sin
poder tener participación en las deliberaciones de gobierno”

VÍAS DIFERENTES DE CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL

La construcción del Estado liberal no es unidireccional ni lineal:

• Vía revolucionaria (Francia, EEUU)


• ¿Vía progresiva? (Inglaterra)
• Consenso postrevolucionario entre el Antiguo Régimen y el liberalismo (Alemania,
Italia, España) “Hay que cambiarlo todo para que nada cambie”.
• Revolución Inglesa (1640-1688)
• Revolución americana (1775-1783)
• Revolución francesa de 1789 (y expansión napoleónica)
• Revoluciones de 1820 (España, Italia, Portugal)
• Revoluciones de 1830 (Francia, Países Bajos, Reforma parlamentaria en Inglaterra)
• Revoluciones de 1848 (Paris, Berlín, Viena, Praga, Milán, Cartismo)

CON LA REVOLUCIÓN FRANCESA TRIUNFÓ:

• Liberalismo como ideología.


• Capitalismo económico como sistema.
• El individualismo.
• La autonomía moral.
• Contractualismo social.

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• Democratismo.

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TEMA 2. 2ª PARTE: LA
RESTAURACIÓN Y LAS
REVOLUCIONES LIBERALES
Las transformaciones políticas y sociales, derivadas de los acontecimientos
revolucionarios en Francia y del dominio napoléonico en Europa, no terminaron con la derrota
de Napoleón. Resultó imposible restaurar el A.R. después de veinte años de profundos
cambios. Las conquistas burguesas se mantuvieron, e incluso, serían reforzadas con los
movimientos de 1820, 1830 y 1848. Pero aún así las grandes potencias europeas, intentaron
en el Congreso de Viena de 1815, asentar un orden “más estable”.

Una nueva coalición de potencias europeas derrotó a los ejércitos imperiales


napoléonicos en la Batalla de las Naciones (Leipzig, 1813). Derrota final en Waterloo, (1815).
Ingleses, prusianos, austriacos y rusos unidos contra Napoléon. Deportación a la isla de Santa
Elena. Nuevo monarca francés: luis XVII de borbón. Vuelta a la RESTAURACIÓN (moderada).

1. CONGRESO DE VIENA.

Participantes en el Congreso de Viena: Austria, Prusia, Gran Bretaña y Rusia. La nueva


Francia. España, Portugal y Suecia como invitadas.

Los monarcas del Reino Unido, Prusia, Austria y Rusia, vencedores de


Napoleón en Waterloo (1815), mostraron su decisión de restaurar las monarquías tradicionales
e impedir la expansión de las ideas liberales, nacidas con la Revolución francesa. En estos
Estados se volvía, por tanto, al Antiguo Régimen. Para imponer estos principios y crear
órganos internacionales para su defensa, los representantes de las potencias vencedoras, a las
cuales se incorporó Francia después de la restauración de la monarquía borbónica (Luis XVIII),
se reunieron en el Congreso de Viena (1815), bajo la dirección del canciller Metternich.

Se procedió a la reestructuración del mapa de Europa en beneficio de las


grandes potencias, con el objetivo de buscar un equilibrio entre ellas y dominar los territorios
que podían ser origen de movimientos revolucionarios. Además, se establecieron dos
principios que regirían la política internacional: la celebración de congresos para arbitrar
soluciones ante posibles conflictos y el derecho de intervención de un ejército de la Santa
Alianza (Rusia, Prusia y Austria) en aquellos países amenazados por una revolución liberal.

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2. LA RESTAURACIÓN MODERADA.

Se trata del retorno de los “Borbones” a las principales monarquías y la vuelta a las
bases territoriales y políticas anteriores. Reparto del mapa:

-Provincias Unidas fuertes incorporándoles

-Bélgica y Luxemburgo.

- Prusia se incorpora Renania.

- Reino de Saboya-Piamonte reforzado.

- Rusia recibe gran parte de Polonia y Finlandia

- Austria recibe el reino lombardo-veneto y su influencia alcanza a toda la península.

-  Suecia se incorpora Noruega.

- Se crea la Confederación de Alemania, con 38 estados.

Se realizan ajustes con precaución. Se mantiene la igualdad jurídica de los ciudadanos


y la liberación de las cargas feudales. En Francia por ejemplo, Luis XVIII, otorgó una
Constitución de carácter liberal moderado manteniendo por ejemplo el Código Civil
Napoleónico. Prolongación de la Revolución (“ecos de la Marsellesa”). En Gran Bretaña se
establece un sistema político parlamentario bipartidista. En Prusia: abolición servidumbre
hereditaria, fin de los gremios y monopolios señoriales, reforma fiscal. Y en Rusia: el Zar
concedió Constitución a Polonia. (No así a Rusia…).

En aquellos países en los que la Restauración intentó ser total, la situación condujo
rápidamente a estallidos revolucionarios:

 1820: el Mediterráneo (España, Grecia, Nápoles, Portugal y el Piamonte). Modelo de


Constitución Liberal de Cádiz de 1812. Intervención de la Santa Alianza: “Cien mil hijos
de San Luis” en España, 1823, restaurando a Fernando VII en el poder
absoluto.Independencia de Grecia, 1830. Durante la década de 1820, la represión
ejercida por las autoridades absolutistas obligó a los partidarios del liberalismo y el
nacionalismo a organizarse en sociedades clandestinas, como los carbonarios en Italia

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y los decembristas en Rusia. Estas entidades promovían la insurrección armada contra
el absolutismo y esperaban que el pueblo se uniese a sus levantamientos. Esta
estrategia fue seguida por algunos países de Europa en una primera oleada
revolucionaria que se produjo entre 1820 y 1824. Triunfó en España, Portugal, Nápoles
y el Piamonte, y abrió un corto periodo de gobiernos liberales, que fueron suprimidos
rápidamente por las fuerzas absolutistas de la Santa Alianza. La represión resultó muy
dura y muchos partidarios del liberalismo fueron detenidos, ajusticiados o tuvieron
que huir al exilio. Solo en Grecia una insurrección nacional contra el dominio turco
consiguió, tras una guerra, la independencia y la constitución de un gobierno liberal
(1829).
 1830: Francia, Polonia, Alemania e Italia, demandaban mayor libertad política y a la
vez “nacional”. En algunos otros casos independencia de otros estados, como Bélgica
de Holanda. En GB, extensión del sufragio. De nuevo intentos de represión por la
Santa Alianza pero ya se había iniciado un camino nuevo. El movimiento se inició en
1830 en Francia, donde se derrocó al último monarca borbón (Carlos X) y se implantó
una monarquía de carácter liberal, que proclamó rey a Luis Felipe de Orleans. El
ejemplo francés se extendió a los Estados Italianos y alemanes, a España, Polonia y
Bélgica (que consiguió la independencia). También en el Reino Unido un fuerte
movimiento logró ampliar los derechos políticos y el sufragio. Como resultado de
estas revueltas liberales, en la mayoría de países de Europa occidental desaparecieron
los regímenes absolutistas y se impusieron gobiernos liberales moderados, cuyo
referente era la Constitución francesa de 1791 (sufragio censitario, libertades limitadas
y predominio social de la alta burguesía).

3. LAS REVOLUCIONES DE 1848

La primavera de los pueblos. ¿Qué hay de nuevo en esta?

Liberalismo + aspiraciones nacionales.

Industrialización + malestar social.

Dificultades económicas + crisis agrarias.

-Aparecen reivindicaciones más de tipo democrático y social-ista: sufragios


universales, soberanía popular, derechos de huelga, derechos sociales…

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-Aparece un nuevo modelo político ideal: Las Repúblicas Democráticas. (Influenciadas
por el desarrollo de las corrientes teórico-filosóficas marxistas o socialistas).

-Las clases populares urbanas adquieren importancia y protagonismo.

- Se inicia esta oleada en Francia, cuando con motivo de la prohibición de un congreso


republicano la multitud se levanta y la 2ª República Francesa es declarada.

…. Sufragio universal masculino (de 250000 a 8 millones de electores)

-Durará hasta 1851, con la vuelta al 2º Imperio Francés de Napoleón. (Luis Napoléon
Bonaparte, sobrino del desaparecido Napoléon, será el nuevo emperador de Francia
Napoléon III). Elegido por sufragio universal masculino.

1848: Gran repercusión en toda Europa.

- Berlín, Francfort, Praga, Viena, Turín, los pueblos eslavos checos, eslovacos y
serbios… Hungría y los reinos italianos del norte…..

-Piden el derecho a libertades individuales y gobiernos representativos.

-Fueron movimientos a medio camino entre la exaltación y necesidad de


reconocimiento nacional, y la necesidad de satisfacción política de nuevas clases sociales: los
movimientos sociales de masas.

La revolución de 1848 tuvo una gran transcendencia en la historia europea, ya


que afectó a casi todo el continente y expandió las demandas de libertad y de reivindicación
nacional. Supuso el fin de la mayoría de las monarquías absolutas que quedaban en Europa, el
origen de las ideas democráticas y el surgimiento de un movimiento nacionalista contra los
grandes imperios.

Entre febrero y julio de 1848, otra oleada de revueltas sacudió Europa. La


revolución se inició de nuevo en Francia: la restricción de libertades del gobierno liberal-
conservador de Luis Felipe de Orleans fue el detonante de un movimiento insurreccional que
culminó con la huida del rey y la proclamación de la República. Se formó un gobierno
provisional que impulsó un programa de reformas políticas y sociales, que contenían los
elementos esenciales del pensamiento democrático: sufragio universal masculino, abolición
de la pena de muerte, intervención del Estado en la economía y garantía del derecho al
trabajo, con la creación de los Talleres Nacionales para dar ocupación a los parados.

Tras la celebración de elecciones consiguió la mayoría parlamentaria un nuevo


gobierno más moderado, que eliminó gran parte de esas medidas. La respuesta fue una

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insurrección de los sectores populares y obreros en junio de 1848, que se convirtió en el primer
enfrentamiento entre la burguesía y el nuevo proletariado surgido de la Revolución industrial.
Aunque la revuelta fue sofocada, el orden liberal burgués comenzó a sentirse amenazado por
primera vez, no por los defensores del Antiguo Régimen, sino por los grupos sociales con
ideas democráticas.

El impacto de la revolución en Francia fue inmediato y se extendió


rápidamente por Europa. Afectó a numerosas zonas, pero tuvo especial importancia en los
Estados italianos y, sobre todo, en el imperio austriaco. De este modo, en marzo de 1848, una
revolución en Viena obligó al emperador de Austria a promulgar una constitución liberal y
abolir la servidumbre. También en el reino de Prusia, bajo la presión de un levantamiento en
Berlín, prometió una constitución liberal que garantizase libertades políticas a sus súbditos. En
la península italiana, aunque se produjeron revueltas en la Toscana, los Estados Pontificios y
Nápoles, fue en el Piamonte donde la casa de Saboya introdujo una serie de reformas y
promulgó una constitución liberal. De este modo, en la década de 1850, se convirtió en un
ejemplo de monarquía liberal para el resto de los estados italianos.

En algunos países de Europa, las naciones se correspondían con las fronteras


políticas de los Estados y sus procesos de afirmación nacional se produjeron al mismo tiempo
que los de la revolución liberal. Pero en otros territorios, especialmente en los de la Europa
central y oriental, el desajuste entre fronteras políticas y comunidades nacionales era enorme.
Los imperios austriaco y turco sometían a diversas nacionalidades (húngaros, checos,
griegos…) y algunas naciones como Alemania e Italia estaban divididas en múltiples entidades
políticas, que los movimientos nacionalistas querían unir en un solo Estado.

Entre 1820 y 1848 se habían producido, como hemos visto, procesos de


independencia nacional ligados a revoluciones liberales (Grecia y Bélgica). Pero la revolución
de 1848 comportó la emergencia de los nacionalismos, especialmente en el imperio austriaco.
El fervor nacionalista se produjo de forma paralela a la agitación liberal y social e hizo florecer
una “primavera de los pueblos” de magnitud desconocida. En Frankfurt, en marzo, un
parlamento reunió a diputados de diversos estados alemanes, que elaboraron una
constitución democrática para una futura Alemania unida, y ofrecieron la corona al rey de
Prusia. Asimismo, a lo largo de la primavera de 1848 en Lombardía, los insurrectos pidieron la
retirada de los austriacos y, en Venecia, se alzaron en armas y proclamaron la República. A su
vez, los húngaros y los checos se levantaron para independizarse del imperio austriaco.

LAS CONSECUENCIAS DEL “48”:

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- Se liquidó el Feudalismo con la excepción de Rusia (1905-1917)
- Constituciones moderadas y sistemas electorales censitarios. Las fuerzas sociales
deberían esperar unos años más….

La mayoría de los movimientos revolucionarios surgidos en 1848 fueron sofocados. En


el imperio austriaco, el ejército tomó Praga en junio de 1848; en octubre, estableció el orden
en Viena; en 1849, reconquistó el norte de Italia y acabó con la resistencia de Hungría. El rey
de Prusia suprimió la asamblea constituyente establecida en Berlín y rechazó la corona y
cualquier acuerdo con el Parlamento de Frankfurt.

Por último, en Francia, tras la represión de junio de 1848, la burguesía apoyó al


gobierno autoritario de Luis Napoleón Bonaparte que, en 1851, proclamó el Segundo Imperio
y consolidó un modelo de liberalismo moderado. Pero a pesar de su fracaso, los ideales y
movimientos iniciados en 1848 dieron origen a unificaciones nacionales como la de Italia y
Alemania, a reformas liberales en los sistemas políticos de Europa oriental y, hacia finales de
siglo, a la evolución del liberalismo hacia la democracia, con la imposición del sufragio
universal y el aumento de los derechos sociales.

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