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Les «Couches rouges» continentales jurassico-crétacées des Atlas marocains


(Moyen Atlas, Haut Atlas central et oriental): Bilan stratigraphique,
paléogéographies successives et cad...

Article  in  Boletín Geológico y Minero · January 2016

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André Charrière Hamid Haddoumi


Paul Sabatier University - Toulouse III Université Mohammed Premier
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Charrière, A. and Haddoumi, H., 2016. Les «Couches rouges» continentales jurassico-crétacées des Atlas marocains (Moyen Atlas, Haut Atlas central et
oriental): bilan stratigraphique, paléogéographies successives et cadre géodynamique. Boletín Geológico y Minero, 127 (2/3): 401-424
ISSN: 0366-0176

Les «Couches rouges» continentales jurassico-


crétacées des Atlas marocains
(Moyen Atlas, Haut Atlas central et oriental):
bilan stratigraphique, paléogéographies
successives et cadre géodynamique
André Charrière(1) and Hamid Haddoumi(2)

(1) 26, rue Jean Pierre Chabrol, 34740 Vendargues, France.


andre.charriere73@orange.fr
(2) Département de Géologie, Faculté des Sciences, Université Mohammed 1er ; BP. 524 ;
60 000 Oujda, Maroc.
haddoumihamid@yahoo.fr

RÉSUMÉ

Un bilan structural, sédimentologique et biostratigraphique de l’enregistrement sédimentaire des séries


continentales jurassico-crétacées dans les Atlas marocains (Moyen Atlas, Haut Atlas central et oriental)
conduit à subdiviser ces « Couches rouges » en trois ensembles distincts. La nature et la répartition spatiale
des dépôts au cours des périodes successives fait apparaître : i) la généralisation d’une épaisse sédimen-
tation syntectonique essentiellement bathonienne à travers le domaine atlasique ; ii) la rareté des dépôts
durant le Jurassique supérieur et le Néocomien ; iii) l’existence d’une importante sédimentation détritique
barrémienne se diversifiant selon les secteurs au cours de l’Aptien. L’histoire jurassico-crétacée du domaine
atlasique marocain comporte trois périodes successives : i) suture du rift atlasique à la fin du Jurassique
moyen, dans un cadre structural associant la poursuite du rifting avec un uplift d’ensemble doublé d’un
basculement en direction téthysienne vers le NE ; ii) longue période de vacuité sédimentaire (35 à 40 Ma)
associée à une relative stabilité tectonique de la voussure émergée ; iii) reprise de la fracturation par une
« tectonique extensive barrémienne » disloquant l’aire émergée et entrainant la formation de nouveaux bas-
sins continentaux et marins au Barrémo-Aptien. L’ancien rift téthysien suturé vers la fin du Dogger, exondé
durant le Jurassique supérieur et une partie du Crétacé inférieur, se trouve morcelé au Barrémo-Aptien et
sa partie occidentale devient intégrée à la marge atlantique. 

Mots-clefs : “Couches rouges” continentales, Bathonien, Barrémien, Paléogéographie, Haut et Moyen Atlas,
Maroc.

Las ‘capas rojas’ continentales jurásico-cretácias del Atlas marroquí


(Atlas Medio, Alto Atlas central y oriental) : balance estratigráfico, secuencia
paelogeográfica y cuadro geodinámico
RESUMEN

Un equilibrio estructural, sedimentología y estratigrafía del registro sedimentario de la serie continental


Jurásico-Cretácico en el Atlas marroquí (Atlas Medio, oriental y Alto Atlas Central) conduce a subdividir
estos «Couches rouges» (capas rojas) en tres grupos distintos. La distribución espacial de la naturaleza y de
los depósitos durante los períodos sucesivos, se obtienen: i) la generalización de una gruesa «bathonien-
ne» sedimentación «syntectonique» principalmente a través de la zona del atlas; ii) la escasez de depósitos
durante el Jurásico y Neocomiano; iii) la existencia de una sedimentación clástica Barremian significativa
y diversa en todos los sectores durante el Aptiano. La historia Jurásico-Cretácico de la zona del Atlas de

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Marruecos, comprende tres períodos sucesivos: i) la sutura de la fisura del atlas a finales del Jurásico Medio,
en un marco estructural que implican la ruptura al continuar con una elevación general junto con una incli-
nación hacia la “téthysienne” de NE; ii) la vacuidad sedimentaria a largo plazo (35 a 40 Ma) asociada con
una estabilidad tectónica relativa de la punta del arco; iii) la recuperación de la fractura de «la tectónica de
extensión Barremian dislocando la zona de la punta y causando la formación de nuevas cuencas continen-
tales y marinos Barremo-Aptiano. El ex fisura “téthysien” se suturó las tierras por encima del agua, a finales
del Dogger, durante la parte Jurásico y bajo Cretácico, está fragmentación Barremo-Aptiano y su parte occi-
dental están integradas en el margen del Atlántico.

Palabras clave: «Capas Rojas», Bathoniano, Barremian, Paleogeography, Alto y Medio Atlas, Marruecos

VERSIÓN ABREVIADA EN CASTELLANO

Introducción y metodología

Durante el bajo y medio-Jurásico, la mayor parte del dominio Atlas marroquí (Fig. 1A) fue ocupado por dos
canales marinos (Choubert and Faure Muret, 1960-62 ; Dercourt et al., 2000; Frizon de Lamotte et al., 2008)
localizados en la mitad de Atlas (MA) para la primera y en la central (HAC) y oriental (HAO) Alto Atlas para
el segundo. Estos depósitos marinos fueron seguidos por el Jurásico y Cretácico continental «Capas Rojas»
(fig. 1B), cuya la estratigrafía y edad fueron objeto de numerosas controversias (ver en Dresnay, 1963 and
1975 and Monbaron, 1988)
El presente trabajo sintetiza en primer lugar los estudios que hemos realizado a partir de los años 1990 en
tres áreas clave del dominio atlántico. Al mismo tiempo que, un mapeo detallado, estudios litoestratigráficas
y sedimentológicos de estas series se llevaron a cabo en cada sitio. Estos trabajos de campo fueron com-
pletados por numerosos estudios petrográficos y micropaleontológicos de calizas en secciones delgadas y
de lavado de sedimentos no consolidados. Los microfósiles más comunes en estas facies continentales son
ostrácodos y carofitas, estos que sirven como base para la estratigrafía. El descubrimiento de los niveles de
foraminíferos raras nos permitió identificar también incursiones marinas. Después del establecimiento de
las correlaciones entre las diferentes áreas, la distribución espacial de los depósitos se especificó durante
tres períodos clave y un boceto paleogeográfico y sucesivo se propuso desde el dominio atlasic. Por último,
estos resultados se insertaron en un marco geodinámico global.

Síntesis de los datos geológicos regionales

A: Medio-Atlas (Fig. 2A) y Alto Atlas Oriental (Fig. 2B)


En estas dos zonas, tres unidades litoestratigráficas apiladas están separadas por dos discontinuidades im-
portantes (Charrière, 1990, 1992; Haddoumi, 1998): una disconformidad cartográfica D1 y D2 una discordan-
cia angular. Los rastreos estratigráficos especificados en las columnas de la fig. 2 muestran que el registro
sedimentario se centra esencialmente en dos períodos, el Bathoniano y la Barremo-Aptiano.

B: Parte norte del Alto Atlas Central (Fig. 3)


En esta zona el apilamiento sedimentario del « Red Beds » es aparentemente adaptable. Tres formaciones api-
ladas se diferenciaron en base litoestratigráfica (Jenny et al., 1981): dos unidades terrígenas gruesas, consti-
tuidas esencialmente de piedra arenisca, rodean una unidad arcillosa. Los datos biostratigráficos (Monbaron
et al, 1999, Halloumi et al, 2002 y 2010; Andreu et al, 2003; Charrière et al, 2005; Mojón et al, 2009) muestran
que: i) la unidad inferior de piedra arenisca (Guetta AFM) datos de Bathoniano-Calloviense, ii) la unidad
central (Iouaridène Fm) de piedra arcillosa presenta una edad diacrónica en su base (Bathonian- ?Callovian,
Oxfordian-Kimmeridgian or Hauterivian ?-Barremian and Barremian en la parte superior iii) la unidad supe-
rior de la piedra arenisca (Jbel Sidal Fm) datos del Barremian.

Retrato de los datos disponibles

Las correlaciones estratigráficas (Fig. 4) a través de la demostración de dominio atlasic:


i) un desarrollo general al final del Dogger con una tendencia de continentalización de diversas áreas,
asociado con recurrencias diacrónicos marinas y cada vez menos persistentes en función de las áreas;

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ii) una gran distancia desde el extremo de Dogger a Barremian con depósitos limitados en el tiempo y
depósitos localizados en el espacio;
iii) una historia común en Barremian caracterizada por el inicio de una sedimentación detrítica gruesa,
seguida de una evolución diferenciada según las zonas.

Dos episodios volcánicos B1 y B2 aparecen en el lado norte del HAC, cerca del final de Mid-Jurásico y
Barremian.
El registro sedimentario fue interrumpido por discontinuidades de significado y duración variable: i)
discontinuidades sedimentarias entre formaciones confórmales (figura 5A) correlacionadas con una pausa
más larga y menos registro sedimentario en una zona tectónica estable; ii) discordancia erosiva (D1, figura
5B et 5C) asociada con una erosión superficial (una a algunas decenas de metros) de la que surgido previa-
mente el sustrato.; iii) discordancia angular (5C D2, Fig.) asociada con una erosión profunda (más cientos de
metros) de un sustrato surgido previamente estructurado y regional.

Paleografías sucesivas del dominio atlasic de Mid-Jurásico al Cretácico Inferior

A-El Bathoniano-Calloviense y la sutura de la grieta Tetis (Fig. 6)


El registro sedimentario asociado con el período Bathoniano crea una diversidad de facies y paleoambientes
que pueden ser agrupados en cuatro áreas. El eje HAC (AZF) fue ocupado por paleoambientesde amplios
pantanos, intracontinentales y peculiarmente con alta subsidencia (Studer, 1987; Fadile, 1987; Ibouh, 1995,
2004); la parte norte de HAC (GF) y el HAO (ANF) fueron drenados por los sistemas fluviales con el flujo hacia
el dominio de Tetis (Souhel, 1996; Haddoumi, 1998); el MA (EMG) fue sometido a ambientes margino-cos-
tera oscilando entre la llanura litoral, delta marino y en ocasiones laguna subsidencia evaporítica (Choubert
et al, 1967;. Fedan, 1993).
El período Bathoniano-Calloviense se caracteriza por dos rasgos estructurales.
- Aumento de la subsidencia con depósitos sintectónicos asociados con crestas anticlinales y fallas
transversales. Este « fase mid-jurásico» (Monbaron, 1982) indica una continuación, incluso un aumento
de la dislocación de Tetis.
- Generalizado el levantamiento del dominio atlasic de un arco axial localizada hacia el SO, alrededor del
Marrakech Alto Atlas y con una inclinación de la pendiente paleogeográfica hacia el dominio de Tetis
situada en el NE (hervouet, 1985; Cattaneo, 1987, 1991; Masrour, 2003; Nassili, 2006).

B-El Jurásico Superior y Neocomiano, un período de emersión extendida (Fig. 7)


El período comprendido entre Bathoniano-Calloviense a Barremian se caracteriza por la rareza de registro
sedimentario, la naturaleza exclusivamente continental de la sedimentación y la variable edad de los de-
pósitos conservados. El dominio Atlas marroquí formó un área emergido como una esquina, en el sur de
Tetis y el este del océano Atlántico. Algunas reactivaciones de alivio detectable en el MA y HAO indujeron
depresiones locales que atrapan el tránsito de los depósitos fluviales (Andreu et al., 1998, Halloumi et al.,
2008). El extremo norte de HAC sigue siendo una zona tectónicamente estable durante el Jurásico superior
y el comienzo del Cretácico inferior (Charrière et al., 2011).

C-Barremo Aptiano y la reactivación de la Falla del Atlántico (Fig. 8)


Un evento erosivo importante comienza un nuevo ciclo tectono-sedimentaria. Es seguido por un registro se-
dimentario diversificado que denota una evolución distinta de los tres tipos de cuenca durante el Barremo-
Aptiense. En el nuevo evento sedimentológico diferente, los datos estructurales y volcánicos conducen a
evocar una «extensa fase Barremian» previamente insospechada en la razón de la ausencia de identificación
de esta etapa en la MA, HAO y HAC. Esta tectónica de Barremian determina una división en este dominio pre-
viamente donde surgió como resultado de la formación de las cuencas de constante evolución en diversas
maneras de acuerdo a las zonas con: i.) Un retorno de una sedimentación exclusivamente intracontinental
en el HAO (Haddoumi de 1998, Haddoumi et al, 2008 ); ii) una nueva sedimentación continental, a continua-
ción, margino-costera en el MA, vinculado con un golfo Tetis (Charrière y Vila, 1991); iii) la continuación de
una sedimentación fluvial, lagunar de margino-costera durante el Barremiano, entonces francamente mari-
nas durante el Aptiano en el HAC relacionado con un golfo atlántico.

Conclusiones

Los Jurásico y Cretácico « « de la cadena atlasic de Marruecos están constituidos por la sucesión de tres
unidades de depósitos detríticos de naturaleza e importancia desigual, separados por importantes lagunas

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de sedimentación por la erosión y/o no-deposición. Esta trilogía de « Red Beds » conduce a una división
paleogeográfica en tres períodos que van desde el Bathoniano a Barremo-Aptiano (Figs. 6, 7, 8) y se corre-
lacionó con tres eventos sucesivos de geodinámica (Fig. 4, columna derecha):
i) Sutura de la grieta atlasic durante el Bathoniano-Calloviense. Este evento es concomitante de un
levantamiento de todo el dominio atlasic, con un paleopendiente paleogeográfica hacia el dominio
de Tetis situada en el NE. Este levantamiento resultado probablemente de una astenosférica «gota
de resina térmica» (Frizon de Lamotte et al., 2009) centrada en el área de la interferencia de la parte
occidental del margen sud-Tetis con la frontera oriental del Océano Atlántico central.
ii) Duración de la inmersión y la erosión durante el Jurásico superior y el Neocomiano (cerca de 35-40
Ma) asociado con una estabilidad tectónica relativa del arco surgido correspondiente a la continua-
ción de la «gota de resina térmica».
iii) La dislocación de la zona surgida durante el Barremo-Aptiense por un «tectónica extensional
Barremiense» que implica la formación de nuevas cuencas continentales y marinas durante el
Barremo-Aptiense. La vieja fisura Tetis se sutura al final de Dogger, entonces territorios del Jurásico
superior y de una parte del Cretácico inferior, se rompen durante el Barremo-Aptiano y su parte occi-
dental se integra a la dinámica del margen atlántico.

Introduction dans le Haut Atlas oriental (HAO). Durant cet inter-


valle de temps, la sédimentation marine littorale est
Historique sommaire des idées au cours du XXème demeurée cantonnée à la bordure atlantique (Haut
siècle Atlas occidental) et sud téthysienne (Avant-pays ri-
fain au NE du Moyen Atlas) (Choubert and Faure
Largement répandues dans le domaine atlasique Muret, 1960-62 ; Dercourt et al., 2000). Entre ces
marocain (Fig. 1), des «Couches rouges» continen- deux domaines, se rencontrent dans de nombreu-
tales, succèdent aux derniers dépôts marins du ses cuvettes synclinales (Fig. 1B) des dépôts con-
Jurassique moyen et sont suivies des dépôts marins tinentaux résiduels, avec des épaisseurs allant de
crétacés datant de l’Aptien dans le Moyen Atlas (MA) quelques centaines à environ 2000 mètres. L’âge de
et le Haut Atlas central (HAC) ou du Cénomanien ces terrains continentaux, peu ou pas fossilifères,

Figure 1. A : Situation du domaine atlasique marocain ; B : Répartition des synclinaux à « Couches rouges » jurassico-crétacées dans la
chaîne atlasique et position des secteurs étudiés.
Figura 1. A : Situación de las montañas del Atlas en Marruecos. B : Distribución geográfica de los sinclinales Jurásicos y Cretácicos de capas
rojas y localización de las áreas estudiadas.

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a été fréquemment débattu. Un historique des con- du départ consistait à savoir si les « Couches rou-
troverses, synthétisé notamment dans du Dresnay ges » constituaient une série compréhensive plus
(1963 et 1975) et Monbaron (1988), sera sommaire- ou moins continue durant le Jurassique supérieur
ment rappelé. Avec H. Termier (1936) et la décou- (Colo, 1961) et le Crétacé inférieur comme cela était
verte des vertébrés d’El Mers dans le Moyen Atlas évoqué dans le MA (Duée et al., 1977) et dans le
(de Lapparent, 1955), les « Couches rouges » furent HAO (Sigogneau-Russel et al., 1990) ou si l’empi-
attribuées au Jurassique. Avec l’identification de lement des dépôts était entrecoupé d’importantes
l’Aptien marin dans le HAC (Choubert and Faure discontinuités. Parallèlement à une cartographie
Muret, 1960-62), l’ensemble de la série continenta- détaillée de terrain, ont été menées des études li-
le sous-jacente fut considérée comme Crétacé infé- thostratigraphiques et sédimentologiques des sé-
rieur et cartographiée comme telle (Choubert, 1956) ries résiduelles exposées sur chaque site. Plusieurs
jusqu’à la fin des années 70 (Rolley, 1977, 1978). niveaux repères ont été décelés avec notamment
Cet âge crétacé fut toutefois contesté dans le MA quelques incursions marines ou laguno-marines lo-
et le HAO par R. du Dresnay qui considérait qu’une calisées dans certaines séries continentales et qui
« discordance infracrétacée » (du Dresnay, 1969, ont pu être datées.
1976), séparait une partie inférieure des « Couches Les travaux de terrain ont été complétés par
rouges » d’âge jurassique d’une partie supérieu- de nombreuses études pétrographiques et micro-
re crétacée anté-cénomanienne. Avec la reprise paléontologiques des carbonates en lames minces.
d’une cartographie plus précise au 1:100 000 dans Les foraminifères ont été étudiés par B. Peybernès
le HAC (Jenny 1985 ; Monbaron 1985 ; Le Marrec pour le Jurassique, J.-M. Vila pour le Crétacé. Nous
1985 ; Jossen 1990), trois formations superposées avons effectués des centaines de lavages de roches
furent distinguées dans les « Couches rouges » de meubles pour rechercher des microfossiles, tra-
ce secteur. De nouvelles découvertes de restes de vail fastidieux dans les terrains continentaux qui,
dinosauriens (Monbaron and Taquet, 1981) dans la malgré le repérage préalable des paléoenvironne-
formation inférieure (Fm de Guettioua) conduisi- ments potentiellement favorables sont la plupart
rent à l’attribuer au Bathonien, âge transposé aux du temps stériles. Dans les cas exceptionnellement
deux autres formations rouges sus-jacentes (Fm productifs, les microfossiles récoltés ont été con-
des Iouaridène et Fm du Jbel Sidal), apparemment fiés à différents spécialistes. Dans les milieux con-
concordantes entre elles. La transgressivité et su- tinentaux du Jurassique et du Crétacé, les charo-
pposée discordance de l’Aptien marin sus-jacent a phytes (étudiés par M. Feist et P.O. Mojon) sont les
conduit alors à attribuer l’ensemble des « Couches meilleurs marqueurs ayant donné lieu à une échelle
rouges » sous-jacentes au « Jurassique gréseux stratigraphique assez précise (Grambast-Fessard
rouge du Haut Atlas » sur la carte géologique du and Ramalho, 1985 ; Riveline et al., 1996). Les os-
Maroc au 1:1 000 0000. On observera d’une part que tracodes (étudiés par F. Depêche, B. Andreu et P.-O.
ces différentes attributions étaient exclusivement Mojon) donnent également des indications d’âge,
basées sur des récoltes de macrofaune ou de bois assez larges en milieu continental, mais beau-
fossiles (du Dresnay, 1969) et d’autre part que les coup plus précises en ce qui concerne les espèces
nouvelles datations locales avaient tendance à être marines.
spontanément généralisées et extrapolées à travers Ces marqueurs biostratigraphiques ont révélé la
le domaine atlasique. présence de plusieurs étages antérieurement mé-
connus dans l’empilement des « Couches rouges »
comme l’Oxfordien, le Kimméridgien et surtout le
Objectifs et méthodes Barrémien représenté dans la plupart des sites. Ces
résultats ont fait l’objet de plusieurs publications
La présente publication relate en premier lieu (cf. références dans le texte ci-dessous) auxquelles
l’évolution du dossier depuis les années 1990 dans on pourra se reporter pour leur contenu détaillé.
trois secteurs distincts du domaine atlasique. La Cet article de synthèse résume d’abord les données
stratigraphie et l’âge des « Couches rouges » ont stratigraphiques régionales, puis établit des corré-
été abordés d’abord dans le contexte d’une thèse lations entre elles. Il précise ensuite la répartition
dans le Moyen Atlas (Charrière, 1990), puis dans spatiale des dépôts lors des trois périodes clefs et
le cadre d’une thèse dans le Haut Atlas oriental donne une ébauche des paléogéographies succes-
(Haddoumi, 1998) et enfin, depuis 2000, par des sives. Dans un dernier temps, il aborde les causali-
études effectuées en commun dans la plupart des tés possibles de l’émersion jurassico-crétacée de la
cuvettes synclinales du Haut Atlas central. L’enjeu chaine atlasique marocaine.

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Synthèse des données géologiques régionales de vin et versicolores à restes de dinosauriens (de
Lapparent, 1955) alternant avec des calcaires d’eau
L’enregistrement sédimentaire dans différentes par- douce à ostracodes et charophytes. Au-dessus se
ties du domaine atlasique rencontrent des dépôts littoraux diversifiés (grès,
calcaires gréseux, calcaires bioclastiques marins, lu-
Moyen Atlas machelles) alternant avec des marnes et des calcaires
d’eau douce. Dans plusieurs synclinaux se développe
Les levers cartographiques ont conduit à différencier une importante sédimentation marno-gréseuse lit-
trois unités lithostratigraphiques superposées, sépa- torale (Fm d’El Mers 2), puis la série se termine par
rées par deux discontinuités (Charrière, 1990, 1992) une épaisse série de marnes à évaporites « Gypses
(Fig. 2A). de Skoura » (Choubert and Faure-Muret, 1967) (= Fm
Groupe d’El Mers. Cet ensemble qui fut subdivisé d’El Mers 3). Le Groupe d’El Mers correspond ainsi
en 3 formations sur la feuille de Sefrou (Charrière, à l’apparition et à l’installation de paléoenvironne-
1989) succède à une formation marine littorale (Fm ments continentaux, mais des conditions margino-li-
Ich Timellaline-Bou Akrabène, du Dresnay, 1963). La ttorales se manifestent et persistent jusque dans les
Fm d’El Mers 1 débute avec quelques assises dolomi- termes les plus récents.
tiques à caractère émersif (ripples marks, muds crac- Conglomérats inférieurs de l’Oued el Atchane.
ks, empreintes de dinosauriens) suivies de marnes lie Ce premier ensemble conglomératique est

Figure 2. Enregistrement sédimentaire et âge des « Couches rouges » jurassico-crétacées dans les parties orientales du domaine atlasique.
A : Moyen Atlas ; B : Haut Atlas oriental.
Figura 2. Registro sedimentario y edad de las capas rojas jurásico-cretácicos en las partes orientales de las Montañas del Atlas. A: Atlas
Medio. B: Alto Atlas oriental.

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géographiquement limité de part et d’autre de la ter- dans la région.


minaison périclinale de la ride du Tichoukht (Fig.1). Fm de Ksar Metlili. C’est un deuxième ensemble
Il s’agit d’un dépôt proximal de piedmont (Andreu détritique grossier d’épaisseur maximale 80m et
et al., 1988) jouxtant un paléorelief local. Les élé- d’extension limitée aux axes des synclinaux d’Anoual
ments sont d’une remarquable homogénéité avec et de Ksar Jilali. La lithologie de la formation, analo-
plus de 90% de calcaires micritiques à ostracodes gue au membre inférieur de la Fm d’Anoual, corres-
provenant du remaniement des assises sommitales pond également à des dépôts de plaine deltaïque à
calcaires du Groupe d’El Mers sous-jacent. prédominance fluviale, associée à des lacs d’interflu-
Fm de Sidi Larbi. Elle débute localement par un ves épisodiques à sédimentation carbonatée.
épisode lacustre, puis par un deuxième ensemble Groupe de Dekkar. Il est constitué par la superpo-
conglomératique qui déborde largement le niveau la- sition de 3 formations.
custre et devient discordant sur toutes les formations Fm de Dekkar 1. C’est un ensemble détritique
sous-jacentes. Ce « Conglomérat supérieur de Sidi grossier essentiellement constitué de conglomérats
Larbi » est de composition très différente de celle du et de calcarénites à ciment carbonaté qui repose en
conglomérat inférieur avec des éléments très diver- discordance sur plusieurs formations sous-jacentes.
sifiés et originaires de différentes assises du Dogger Les éléments constitutifs sont de nature polygénique
(calcaires oolitiques et bioclastiques) et du Lias (mi- et dénotent le remaniement de différentes assises
crites à spicules de spongiaires, chailles, micrites à calcaires du Dogger et du Lias. L’épaisseur maxima-
gros foraminifères imperforés). le de la formation conglomératique se rencontre au
Ces conglomérats sont largement représentés de voisinage de la Faille nord-atlasique, au Sud ; elle di-
part et d’autre du Tichoukht, ils s’amincissent vers minue et s’amenuise considérablement vers le Nord
le Sud et passent latéralement vers le Nord à des et passe latéralement au « Calcaire lacustre d’Aïn
calcarénites de milieu marin littoral. Les décharges Mellouk » (Caïa, 1972).
conglomératiques sont surmontées d’alternances de Fm Dekkar 2. Elle est formée de dépôts gréseux
marnes rosées avec des marno-calcaires, de calcaires fluvio-lacustres évoluant vers le haut à des dépôts
dolomitiques ou de calcaires bioclastiques littoraux. argileux de plaine évaporitique. Le drainage des ma-
Cette « Série rose » est recouverte d’une « Série jau- tériaux fluviatiles est ici orienté vers l’Ouest. Cette
ne » formée de marnes à gypse. La succession verti- formation représente la dernière récurrence de
cale d’ensemble des dépôts de la Fm de Sidi Larbi tra- « Couches rouges » dans la région.
duit ainsi l’évolution globale de milieux continentaux Fm de Dekkar 3. Des marnes à gypse représen-
à des environnements marins margino-littoraux. tent un dépôt de sebkha évaporitique précédant
les calcaires marins associés à la transgression du
Cénomanien supérieur-Turonien inférieur.
Haut Atlas oriental

Trois unités lithostratigraphiques, séparées par Haut Atlas central (versant nord) 
deux discontinuités sont également différenciées
(Haddoumi, 1998, Haddoumi et al., 2008) (Fig. 2B). Dans cette région l’empilement sédimentaire des
Fm d’Anoual. Elle surmonte en concordance une « Couches rouges » est apparemment concordant.
série de transition « Marno-calcaires à Pholadomyes » Trois formations superposées furent différenciées
formée d’alternances de dépôts marins littoraux et sur des bases lithostratigraphiques (Jenny et al.,
continentaux. La Fm d’Anoual débute par un mem- 1981) : deux ensembles terrigènes grossiers, essen-
bre inférieur détritique, épais de plusieurs centaines tiellement gréseux, encadrent un ensemble à domi-
de mètres et vivement coloré en rouge-brique. Il est nante argilo-pélitique. Ce découpage utilisé dans la
formé d’une succession de séquences gréseuses à la cartographie présente de fortes disparités d’une cu-
base et argilo-pélitiques au sommet, avec quelques vette synclinale à l’autre (Fig. 3).
intercalations lenticulaires de calcaires dans la partie Formation des Guettioua. Cette formation, carac-
supérieure. Ces dépôts exclusivement continentaux térisée par d’importantes décharges gréseuses, est
traduisent une dynamique fluviatile de chenaux mul- particulièrement développée (jusqu’à 600 m d’épais-
tilatéraux en tresse faiblement sinueux à écoulement seur) dans le synclinal éponyme des Guettioua (Fig.
dominant vers le nord. La formation se termine par 1B). Elle est formée de grès, parfois de conglomé-
un membre supérieur calcaire et marno-calcaire, rats ou de silts de couleur souvent rouge sombre,
épais d’une dizaine de mètres, qui correspond à la en alternances avec des couches pélitiques versi-
dernière récurrence marine jurassique enregistrée colores présentant parfois des traces de paléosols

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Figure 3. Corrélations des « Couches rouges » jurassico-crétacées dans différents synclinaux du versant nord du Haut Atlas central (d’après
Haddoumi et al., 2010, complété).
Figura 3. Correlaciones de las capas rojas jurásico-cretácicas en diferentes sinclinales en la parte norte del Alto Atlas central (a partir de
Haddoumi et al., 2010, completado).

hydromorphes. Il s’agit de dépôts de plaine alluviale d’importantes intercalations gypseuses. La sédimen-


à deltaïque à chenaux fluviatiles divagants. Le drai- tologie de la formation traduit des dépôts de playas,
nage des matériaux se fait préférentiellement vers l’E avec localement des tendances évaporitiques mar-
ou l’ESE (Souhel, 1996). Dans la cuvette de Tilougguit quées, originaires de vastes chotts intracontinentaux
un niveau silto-gréseux a livré un squelette presque (Souhel, 1996) ou de lagunes côtières (Haddoumi et
complet d’un dinosaurien sauropode (Monbaron et al., 2010).
al., 1999). La Formation du Jbel Sidal. C’est une formation
Formation des Iouaridène. Définie dans le syncli- détritique à dominante gréseuse également définie
nal éponyme situé au Sud-Est de Demnate (Fig. 1B), dans le synclinal des Iouaridène. Elle est constituée
cette série finement détritique est subdivisée (Jenny, d’une succession de barres gréseuses ou silteuses
1988) en deux membres. Le membre inférieur est violacées et de niveaux lenticulaires conglomérati-
dominé par des pélites et des marnes rouge-viola- ques, alternant avec des dépôts pélitiques. Egalement
cé à rouge-orangé. Il comporte des intercalations de représentés dans d’autres cuvettes synclinales, ces
grès fins indurés avec des surfaces de bancs à fentes dépôts fluvio-deltaïques sont associés à un draina-
de dessiccation et parfois à traces de dinosauriens ge des matériaux en direction de l’W (Souhel, 1996).
(Dutuit and Ouazzou, 1980 ; Ishigaki, 1989 ; Nouri La limite supérieure de la formation dans le syncli-
et al., 2001 ; Boutakiout et al., 2008 ; Ishigaki and nal des Iouaridène correspond à la surface d’érosion
Matsumoto, 2009). Le membre supérieur est plus actuelle. Lorsque la partie sommitale est conservée
argileux et de couleur plus sombre ; il renferme des (synclinaux d’Aït Attab, d’Aït Imelloul, Ouaouizarht),
intercalations dolomitiques dans la partie supérieu- on constate un passage progressif vers le haut à la
re. Dans d’autres synclinaux plus septentrionaux (Aït sédimentation marine aptienne avec d’abord l’appa-
Attab, Ouaouizarht), ce membre supérieur présente rition de quelques niveaux dolomitiques parfois

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fossilifères (Haddoumi, 1988), puis par un premier charophytes de la limite Tithonien-Berriasien (Mojon
niveau de marnes vertes à foraminifères (Andreu et et al., 2009) ; iii) l’unité supérieure débute par un con-
al., 2003). glomérat (Fm de Dekkar 1) qui passe latéralement
vers le nord (Haddoumi, 1998) et verticalement vers
le haut à un calcaire lacustre ayant livré des charo-
Axe de la chaine atlasique. phytes de l’Aptien inférieur (Feist et al., 1999).
3. Sur le versant nord  du Haut Atlas central (Fig. 3).
Un ensemble détritique rouge et vert défini comme Des échantillonnages multiples dans différentes
« Fm d’Anemzi » par Studer (1987) surmonte et clô- cuvettes synclinales ont permis un calage stratigra-
ture la sédimentation marine jurassique. C’est une phique relativement précis (Haddoumi et al., 2010). 
série monotone à dominante marneuse d’épaisseur i) l’unité inférieure gréseuse (Fm des Guettioua)
avoisinant un millier de mètres dans son stratotype. date du Bathonien- ?Callovien, âge donné par en-
Ibouh (1995) y différencie : i) une partie inférieure cadrement stratigraphique avec : au-dessous,
(= Fm d’Imilchil) versicolore qui débute avec l’appa- les derniers niveaux marins inclus dans la série
rition du premier niveau continental rubéfié, com- de transition sous-jacente (Fm de Tilougguit),
prend plusieurs intercalations de calcaires marins et datés par Brachiopodes du Bathonien inférieur
se clôture avec la dernière assise marine ; ii) une par- (Haddoumi, 1988 ; Souhel, 1996) ; au-dessus,
tie supérieure (=Fm d’Isli) exclusivement continenta- les premiers niveaux lacustres à charophytes
le uniformément rouge, riche en grès fins calcareux (situés à la base de la Fm d’Iouaridène) ayant
avec des bancs montrant localement des pistes de livré des formes d’âge Bathonien- ?Callovien
dinosauriens. dans le stratotype (synclinal d’Iouaridène)
ou Oxfordien (synclinal de Bine el Ouidane).
Cet âge Bathonien- ? Callovien  de la Fm des
Les repères biostratigraphiques Guettioua est compatible avec celui des di-
nosauriens qu’elle contient (Monbaron et al.,
1. Dans le Moyen Atlas (Fig. 2A). 1999) ; il recouvre également celui des coulées
Dans le synclinal d’El Mers, quelques ammonites basaltiques (épisode B1) intercalées dans la
avaient permis de dater le Bajocien supérieur-Batho- partie sommitale de la formation.
nien inférieur (in du Dresnay, 1963) dans les dépôts ii) l’unité médiane (Fm Iouaridène) argilo-péli-
marins antérieurs à la Fm d’El Mers 1 et une ammo- tique est d’âge diachronique à sa base. Les
nite du Bathonien moyen fut signalée (Fedan, 1993) premiers dépôts sont d’âge variable d’une
à environ 55 m au-dessus de la base de cette der- cuvette synclinale à l’autre en fonction de la
nière. Les études micropaléontologiques réalisées durée des lacunes sous-jacentes (cf III B1.1),
postérieurement au SW du synclinal de Skoura per- mais également au sein d’un même synclinal,
mirent : i) de dater un calcaire marin du Bathonien su- en fonction de la transgressivité de la forma-
périeur- Callovien inférieur (Charrière et al., 1994) au tion sur certaines rides limitrophes (cf. IV C2).
top de l’unité inférieure (Gr d’El Mers) ; ii) de dater un L’enregistrement sédimentaire débute ainsi
calcaire lacustre du Barrémien (Andreu et al., 1988) entre la fin du Dogger (dans le stratotype) et
à la base de l’unité supérieure (Fm Sidi Larbi) ; iii) l’Hauterivien ?-Barrémien (flanc nord du syncli-
d’identifier l’Aptien marin (Charrière and Vila, 1991) nal d’Aït Attab). Sa partie supérieure évapori-
dans les calcaires de cette formation. L’unité média- tique est barrémienne, âge donné à la fois par
ne (Conglomérats de l’Oued el Atchane) n’ayant livré des charophytes à Aït Attab (Fig. 3D) (Mojon
que des fossiles remaniés du Dogger sous-jacent n’a et al., 2009 ; Haddoumi et al., 2010) et par des
pu être datée, nous l’attribuons « provisoirement » au ostracodes marins, à Ouaouizarth (Fig. 3F)
Wealdien (Jurassique supérieur à Barrémien ? ) (Charrière et al., 2005 ; Mojon et al., 2009).
2. Dans le Haut Atlas oriental (Fig. 2B). iii) L’unité supérieure gréseuse (Fm du Jbel Sidal)
Des données biostratigraphiques concernent les date du Barrémien. Un âge Barrémien supé-
trois unités différenciées : i) l’unité inférieure (Fm rieur est précisé (Mojon et al., 2009; Haddoumi
d’Anoual) se termine par un calcaire marin daté par et al., 2010) dans les synclinaux d’Aït Attab et
Brachiopodes du Bathonien inférieur (Haddoumi et d’Aït Imelloul (Fig. 3E). Les coulées basaltiques
al., 1998) ; ii) l’unité médiane (Fm Ksar Metlili) con- (épisode B2) qui sont souvent associées aux
nue pour un gisement de micromammifères parmi premières décharges gréseuses ont été, au
les plus anciens d’Afrique (Sigogneau-Russel et al., moins localement, émises au voisinage de la li-
1990) nous a livré (5m au-dessus de ce gisement) des mite Barrémien inférieur / Barrémien supérieur.

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4. Dans l’axe de la chaine atlasique. 3. Les « Détritiques supérieurs » du Barrémo-


La Fm d’Anemzi est le dépôt le plus récent conservé Aptien (Fm Sidi Larbi dans le MA, Fm Jbel Sidal
dans les synclinaux da la partie axiale du Haut Atlas. dans le HAC, groupe Dekkar dans le HAO) cons-
Cette série continentale monotone s’enchaîne pro- tituent une deuxième récurrence de dépôts dé-
gressivement à la sédimentation marine jurassique tritiques grossiers. Après cette reprise érosive
dont les derniers termes représentés dans la partie in- généralisée, les bassins montrent une évolu-
férieure de la formation sont datés par Brachiopodes tion distincte, soit vers un environnement la-
du Bathonien inférieur. Comme sur la feuille d’Imil- custre (dans le HAO), soit vers des environne-
chil (Fadile, 2003) nous rapportons l’ensemble de la ments marins littoraux (MA et HAC) à l’Aptien.
formation au Bathonien-Callovien ? La partie infé- Les « Détritiques supérieurs » constituent ainsi
rieure (= Fm d’Imilchil) et la partie supérieure (= Fm une méga-séquence d’ouverture qui marque le
d’Isli) sont respectivement corrélables avec la Fm de début d’un nouveau cycle tectono-sédimentai-
Tilougguit et la Fm des Guettioua définies sur le flanc re responsable d’une nouvelle fragmentation
nord du Haut Atlas central. de l’aire antérieurement émergée.
Par contre les « Couches rouges » discordantes sur
les axes anticlinaux et antérieurement considérées Les corrélations stratigraphiques à travers le domai-
soit comme Jurassique moyen-supérieur, soit com- ne atlasique font ainsi apparaître :
me Crétacé inférieur (Laville and Piqué 1992; Piqué i) une évolution d’ensemble du domaine atlasi-
et al., 1998) sont en fait d’âge paléocène (Charrière et que en fin du Dogger avec une tendance à la
al., 2009, 2011). continentalisation des différents domaines,
associée à des récurrences marines diachro-
niques et plus ou moins persistantes selon les
La trilogie des « Couches rouges » jurassico-cré- secteurs ;
tacées et les discontinuités de l’enregistrement ii) une grande lacune échelonnée de la fin du
sédimentaire. Dogger au Barrémien avec des dépôts ponc-
tuels dans le temps et localisés dans l’espace ;
Corrélations stratigraphiques (Fig. 4) iii)
une histoire commune du domaine au
Barrémien avec la reprise d’une sédimentation
La présence de deux discordances au sein des détritique grossière, suivie d’une évolution di-
«Couches rouges» du MA et du HAO permet d’établir fférenciée selon les régions.
un découpage tripartite dans ces deux secteurs qui
peut être confronté à celui du HAC sur la base des
différentes datations paléontologiques. Ces corréla- Les discontinuités dans la sédimentation
tions exprimées sur le tableau de la Fig. 4 distinguent
trois ensembles détritiques superposés. Comme dans toutes les formations continentales,
1. Les « Détritiques inférieurs » du Bathonien– l’enregistrement sédimentaire est discontinu. La
Callovien (Gr d’El Mers dans le MA, Fm Anoual présence de paléosols à muds cracks et à emprein-
dans le HAO, Fm Guettioua dans le versant N tes de dinosauriens illustre le type de discontinui-
du HAC, Fm Anemzi dans l’axe du HAC) s’en- tés élémentaires liées à des émersions temporaires.
chainent avec les dépôts carbonatés de la pla- Des hiatus sédimentaires beaucoup plus importants
te-forme marine bajocienne. Ils constituent le affectent les séries.
dernier terme de la mégaséquence de comble- 1 Discontinuités sédimentaires entre les formations
ment des sillons marins jurassiques des domai- concordantes du HAC
nes atlasiques centraux et orientaux Dans le HAC où l’empilement sédimentaire des
2. Les « Détritiques médians » de la fin du « Couches rouges » est apparemment concordant, le
Jurassique moyen au Barrémien p.p. sont re- découpage en trois formations (Jenny et al., 1981) est
présentés d’une part par des dépôts continen- basé sur des ruptures lithostratigraphiques et paléo-
taux grossiers quantitativement peu impor- environnementales majeures que nous évoquerons
tants et géographiquement dispersés dans le ci-dessous.
MA et le HAO et d’autre part par des dépôts
plus conséquents argilo-pélitiques dans le 1.1 Discontinuité au passage de la Fm Guettioua à la
HAC. Ils sont associés à la longue période (en- Fm Iouaridène.
viron 40 Ma) d’émersion et d’érosion affectant Elle traduit globalement le passage vertical d’une
le domaine atlasique. série formée par un puissant hydrodynamisme

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Figure 4. Tableau synoptique des « Couches rouges » dans les différentes zones du domaine atlasique.
Figura 4. Tabla sinóptica de las capas rojas en las diferentes zonas del dominio del Atlas.

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Figure 5. Types de discontinuités et de discordances au sein des « Couches rouges ». A : Discontinuités sédimentaires entre deux formations
géométriquement concordantes du Haut Atlas central ; B : Discordance de ravinement (D1) dans le Haut Atlas oriental ; C : Discordances
superposées (D1) et (D2) dans le Moyen Atlas.
Figura 5. Tipos de discontinuidades y discordancias dentro de las capas rojas. A : discontinuidades sedimentarias entre dos formaciones
geometricamente concordantes del Alto Atlas central ; B : Discordancia (D1) en el Alto Atlas Oriental ; C : Discordancias superpuestas (D1)
y (D2) en el Atlas Medio.

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fluviatile à une sédimentation de type marécageuse. correspond pas à une rupture de temps importante
La discontinuité se signale parfois (comme dans le à l’échelle géologique. La reprise érosive pourrait
synclinal des Iouaridène) par un banc silto-gréseux traduire un simple changement climatique, mais
repère avec des figures sédimentaires indiquant une la présence de coulées basaltiques (B2) intercalées
remobilisation de matériaux gorgés d’eau (slumps, dans les premières décharges détritiques de la base
seismites) sur un substratum instable. Lorsque la de la Fm du Jbel Sidal (Haddoumi et al., 2002) indi-
Fm des Guettioua se termine avec des coulées ba- que qu’une géodynamique interne a accompagné le
saltiques B1 (Aït Attab, Ouaouizarth), s’observent changement de régime sédimentaire en surface.
plusieurs surfaces d’émersion superposées (Fig. 5A).
La paléotopographie au toit de la dernière coulée ba- 2 Discordance de ravinement associée à un affouille-
saltique est fossilisée par des minces dépôts dolo- ment superficiel du substratum.
mitiques simples ou récurrents, localement affectés Dans le HAO la Fm de Ksar Metlili surmonte en con-
de déformations hydroplastiques. Ce ou ces niveaux cordance apparente le membre supérieur marin
dolomitiques coiffés de caliches sont ravinés par des (Bathonien inférieur) de la Fm d’Anoual épais d’une
chenaux remplis de matériaux détritiques incluant dizaine de mètres et constitué de 3 niveaux super-
des galets ou de graviers de basaltes. Au-dessus la posés (Fig. 5B). Lorsqu’on suit le contact précis sur
granulométrie des matériaux diminue et va demeu- plusieurs kilomètres, on constate que la base ravi-
rer faible durant tout le dépôt argilo-pélitique de la nante de la Fm de Ksar Metlili incise plus ou moins
Fm des Iouaridène sus-jacente. profondément ces différents niveaux et atteint même
Les marqueurs biostratigraphiques (charophytes) localement les terrains continentaux sous-jacents du
situés au-dessus de cette zone de discontinuités in- membre inférieur de la Fm d’Anoual. La partie supé-
diquent des âges variables d’un secteur à l’autre (Fig. rieure du niveau marin est datée du Bathonien infé-
3): Bathonien-?Callovien dans trois synclinaux rieur par Brachiopodes ; les charophytes de la Fm de
(Iouaridène, Guettioua, Ouzoud), Oxfordien- Ksar Metlili sus-jacente sont des marqueurs du pas-
Kimméridgien dans le synclinal de Ouaouizarht et sage Tithonien-Berriasien. Cette discordance de ravi-
Hauterivien?-Barrémien inférieur dans le synclinal nement est ainsi associée à une rupture importante
d’Aït Attab. Le diachronisme des termes de base de de l’enregistrement sédimentaire qui recouvre la fin
la Fm Iouaridène montre ainsi que les discontinuités du Dogger et l’essentiel du Jurassique supérieur et
sous-jacentes correspondent à un hiatus sédimen- que l’on peut évaluer à une vingtaine de Ma.
taire de durée variable selon les secteurs, allant de Dans le MA, le « Conglomérat de l’Oued el
quelques Ma dans le synclinal d’Ouaouizarth à une Atchane » est apparemment concordant sur son
durée de l’ordre de 30 Ma dans le synclinal d’Aït Attab. substratum, mais repose cartographiquement sur
plusieurs couches du Bathonien supérieur-Callovien
1.2 Discontinuité au passage Fm Iouaridène-Fm Jbel inférieur dans la partie SW du synclinal de Skoura
Sidal (Fig.1 et 5C). Ce conglomérat quasiment monogéni-
Ce passage se traduit globalement par la réappari- que, résulte d’un premier cycle érosif limité n’ayant
tion d’un puissant hydrodynamisme fluviatile. La dis- affecté que des assises sommitales calcaires de la
continuité située à la base de la Fm du Jbel Sidal se série jurassique. La rubéfaction plus ou moins pro-
manifeste sur le terrain par un simple ravinement en- noncée des clastes (gris, beige, jaune, orangé, rouge)
taillant des assises argilo-évaporitiques sous-jacen- traduit une évolution pédogénétique d’intensité va-
tes de la partie supérieure de la Fm des Iouaridène. riable des couches calcaires avant leur remaniement.
Les premiers dépôts sus-jacents sont des grès ou des En l’absence de fossiles autochtones rencontrés dans
conglomérats révélant une reprise érosive. la formation, on ne peut ni la dater directement ni
Les marqueurs biostratigraphiques (ostracodes évaluer la durée de la vacuité sédimentaire.
et charophytes) situés au-dessus et au-dessous de Ce type de discordance (référencée D1) corres-
la discontinuité indiquent un âge Barrémien dans pond à une reprise érosive associée à un affouille-
différents synclinaux (Ouaouizarth, Aït Imelloul, Aït ment modéré (chiffrable en dizaines de mètres) d’un
Attab). Sur le versant nord de ce dernier synclinal, substratum préalablement émergé qui est demeuré
des échantillonnages détaillés calent précisément stable durant un laps de temps prolongé.
cette rupture sédimentaire dans la transition entre
la biozone à charophytes à Globator mutabilis du 3 Discordance angulaire associée à un affouillement
Barrémien inférieur et la biozone à Globator trochili- profond d’un substratum émergé.
discoïdes du Barrémien supérieur (Mojon et al., 2009; Le cas le plus évident est celui du Moyen Atlas (Fig.
Haddoumi et al., 2010). Ainsi cette discontinuité ne 5C) avec le Conglomérat supérieur de Sidi Larbi

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(Barrémien) qui remanie les différents calcaires du - Sur le versant Nord du HAC, l’organisation sé-
Dogger et du Lias et repose en discordance angulaire dimentaire des dépôts gréseux et pélitiques de
sur la ride anticlinale faillée du Tichoukht, les aires la Fm de Guettioua (GF) dénote une dynamique
synclinales adjacentes ainsi que sur la zone verticali- fluviatile méandriforme ou en tresse associée à
sée de la North Middle Atlasic Fault (Charrière et al., des écoulements vers le SE ou l’E, c’est-à-dire en
2011). direction du domaine téthysien (Souhel, 1996).
Un cas similaire se rencontre dans le HAO avec Cette formation étant représentée, au moins loca-
la discordance de la Fm de Dekkar 1 (Barrémien?- lement (Milhi, 1997) sur le versant Sud du HAC un
Aptien inférieur) sur différentes formations du subs- système fluviatile équivalent devait exister dans
tratum jurassique sous-jacent. Les conglomérats cette zone.
polygéniques associés à la discordance remanient - Dans le HAO, on retrouve avec la Fm d’Anoual (FM)
également la pile stratigraphique antérieure jusqu’à une dynamique fluviatile ou fluvio-deltaïque de
l’Aaléno-Bajocien. Des galets de Paléozoïque sont chenaux en tresse faiblement sinueux (Haddoumi,
par ailleurs signalés (Choubert and Faure-Muret, 1998) à écoulement vers le domaine téthysien.
1960-62) dans ces conglomérats une soixantaine de - Dans le MA, la lithologie diversifiée du Gr d’El
km à l’ouest d’Anoual. La durée minimale de la la- Mers (EMG) avec des alternances de faciès con-
cune s’étend grossièrement de la limite Jurassique- tinentaux et margino-littoraux (Charrière, 1990,
Crétacé (identifiée dans le Fm sous-jacente de Ksar Fedan, 1993) correspond à des environnements
Metlili) à une période Barrémien?-Aptien inférieur, oscillants de plaine littorale, de delta marin et lo-
soit environ 20 Ma. calement de lagune évaporitique subsidente.
Cette discontinuité (référencée D2) correspond à
une reprise érosive, datant du Barrémo-Aptien d’un
substratum profondément affouillé (plusieurs centai- Plusieurs traits communs à ces différents bassins
nes de mètres) et préalablement structuré à l’échelle méritent d’être soulignés.
régionale. 1 Intensification de la subsidence
La sédimentation au cours de ce laps de temps re-
lativement court apparaît d’emblée considérable
Paléogéographies successives du domaine atlasique dénotant une importante subsidence dans toutes
du Jurassique moyen au Crétacé inférieur les régions du domaine atlasique. C’est dans la par-
tie centrale de la chaîne atlasique que l’épaisseur
A partir de l’enregistrement résiduel des « Couches des dépôt-centres est maximale avec notamment,
rouges » dans les différents domaines étudiés au Sud d’Imilchil, un synclinal dont l’épaisseur de la
(Fig. 6, 7, 8), on peut élaborer une approche du ca- Fm d’Anemzi va de 800 m sur le flanc N à 2 000 m
dre paléogéographique et structural de ces dépôts sur le flanc S (Fadile, 1987). Dans plusieurs ombilics
continentaux. subsidents du Moyen Atlas, le Bathonien avoisine
ou dépasse le millier de mètres. Sur le versant nord
du Haut Atlas central, les dépôts bathoniens- ?callo-
Le Bathonien-Callovien et la suture du rift téthysien viens de la Fm des Guettioua atteignent 600m dans
(Fig. 6) le stratotype ; ils présentant d’importantes variations
d’épaisseurs au sein de chaque synclinal ainsi que
Les derniers dépôts marins jurassiques du rift téthy- d’un synclinal à l’autre (Fig. 3).
sien (Laville and Piqué, 1991; Frizon de Lamotte et al.,
2008) datent du Bathonien inférieur. Ils sont de façon 2 Des dépôts syntectoniques
progressive surmontés par un premier ensemble de Dans le Haut Atlas, la plupart des bassins synclinaux
couches rouges d’âge essentiellement bathonien. sont associés à des rides anticlinales longitudina-
L’enregistrement sédimentaire associé à cette pério- les WSW-ENE à W-E (Figs 1 et 6), alors que certains
de fait apparaître une certaine diversité des faciès et sont liés à des failles transverses tel le bassin strato-
des paléoenvironnements qui peuvent être regrou- type d’Iouaridène, associé au décrochement N120E
pés en 4 ensembles (Fig. 6). de Demnate (Jenny, 1984). Il en est de même des
- Dans l’axe du HAC, la lithologie argilo-silteuse et dépôt-centres du Moyen Atlas, associés aux rides
l’épaisseur considérable de la Fm d’Anemzi (AZF) directionnelles SW-NE et à des failles transverses
évoque de vastes paléoenvironnements maréca- N140-150 E.
geux margino-littoraux, puis intracontinentaux Les bassins élémentaires sont généralement
particulièrement subsidents. dissymétriques, géométrie essentiellement liée à

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Figure 6. Carte des dépôts associés à la suture du rift téthysien au Jurassique moyen.
Figura 6. Mapa de los depósitos asociados a la sutura de rifting tethyano durante el Jurásico medio.

leur remplissage initial en bordure d’axes émersifs. Une structuration bathonienne analogue se ren-
Les biseaux et les discordances progressives ren- contre dans le Moyen Atlas où les assises gréseu-
contrés à l’approche des rides anticlinales limitro- ses de la Fm d’El Mers 2 sont affectées de discor-
phes, comme celles situées au Sud d’Aït Attab et de dances progressives interne (du Dresnay, 1963 ;
Ouaouizarth illustrent le caractère syntectonique de Charrière, 1990 ; Fedan, 1993) sur les flancs de la ride
la sédimentation, souligné par de nombreux auteurs du Tichoukht, les termes supérieurs reposant en dis-
(Jenny et al., 1981 ; Monbaron, 1982 ; Jenny, 1984 ; cordance angulaire jusque sur le Lias verticalisé de
Laville, 1985 ; Souhel, 1996). La présence locale de la ride (discordance du Tizi Issoulitène, décrite par
ravinements sous le Bathonien en bordure de cer- Termier en 1936).
taines rides comme celle d’El Abbadine (Monbaron, L’importance des déformations synsédimentaires
1982) indique que ces rides ont fonctionné antérieure- a conduit ainsi plusieurs auteurs (Jenny et al., 1981;
ment aux dépôts des couches rouges bathoniennes. Monbaron, 1982; Jenny, 1984) à évoquer une « pha-
Dans l’axe de la chaîne, à la bordure de la ride d’Aït se médio-jurassique », concept repris dans le Moyen
Ali ou Ikkou, la partie supérieure de la Fm d’Anemzi Atlas (Charrière, 1990). Le contexte extensif ou trans-
(Bathonien- ? Callovien) biseaute les strates sous-ja- tensif des déformations médio-jurassiques est sou-
centes et repose en discordance angulaire sur la sé- ligné par les évènements volcaniques B1 qui se sont
rie jurassique marine du flanc sud de la ride (Fadile, manifestés sur le versant nord du HAC ainsi que sur
1987; Ibouh, 2004; Charrière et al., 2011a). la marge atlantique (Ferrandini et al., 1991).

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La période bathonienne-callovienne correspond Bathonien et au Callovien étaitt orientée en direction


ainsi à la poursuite et à l’accélération des découpa- téthysienne.
ges antérieurs, cette « phase médio-jurassique » dé-
note une poursuite, voire une intensification du rif-
ting téthysien. Le Jurassique supérieur et le Néocomien, période
d’émersion prolongée (Fig. 7)
3 Uplift généralisé du domaine atlasique avec bascu-
lement en direction téthysienne Au Jurassique supérieur et au Néocomien, les archi-
Dans les différents secteurs du Haut Atlas, les dépôts ves sédimentaires sont très limitées, vraisemblable-
de la plateforme marine bajocienne sont suivis d’une ment en raison d’une période prolongée d’érosion
série de transition dans laquelle les influences conti- subaérienne. Deux types de paléoenvironnements
nentales apparaissent et se développent au détriment peuvent être distingués sur le domaine en permanen-
des dépôts marins. Dans le Haut Atlas les dernières ce émergé.
ingressions marines se manifestent au Bathonien Dans le MA et le HAO, il s’agit de rares dépôts
inférieur. La sédimentation continentale est diversi- détritiques grossiers, épais de quelques dizaines de
fiée selon les zones. Les épais dépôts pélitiques (Fm mètres. Dans le MA les « Conglomérats inférieurs de
Anemzi) traduisent l’installation de vastes aires ma- l’Oued el Atchane » constituent des dépôts grossiers
récageuses intracontinentales particulièrement sub- syntectoniques associés à la réactivation d’un paléo-
sidentes à l’emplacement de l’ancien sillon marin té- relief local (ride du Tickhoukht) et limités au panneau
thysien qui occupait l’axe de la chaine atlasique. Les oriental d’une paléofaille méridienne (Fig. 5C). Dans
bordures du Haut Atlas central ainsi que le Haut Atlas le HAO la Fm Ksar Metlili, constitue des dépôts de
oriental sont le siège d’intenses épandages fluviati- plaine fluvio-deltaïque originaires des reliefs du Haut
les ou fluvio-deltaïques grossiers. Le drainage des Atlas au Sud, et conservés dans une position struc-
matériaux (Fm Guettioua et Fm Anoual) s’effectue en turale analogue en coin entre deux paléostructures.
direction du domaine téthysien. Dans le Haut Atlas central, la sédimentation est
Dans le Moyen Atlas la sédimentation (Gr d’El plus conséquente avec des dépôts continentaux
Mers) présente un cachet marin nettement plus marécageux et lacustres d’âge oxfordien-kimméri-
affirmé que dans le Haut Atlas. Elle dénote des in- dgien identifiés (Charrière et al., 2005 ; Mojon et al.,
terférences d’influences continentales et marines 2009 ; Haddoumi et al., 2010) dans certains syncli-
échelonnées durant le Bathonien. Des dépôts ma- naux à la base de la Fm Iouaridène (Fig. 3). Dans le
rins littoraux vont perdurer jusqu’au Bathonien supé- stratotype de la formation (Fig. 3A), ils succèdent en
rieur-Callovien inférieur. continuité apparente à la sédimentation médio-ju-
Dans les régions septentrionales qui constituaient rassique et sont suivis d’une sédimentation hauteri-
la marge sud de la Téthys : avant-pays rifain oriental vienne ?-barrémienne. Dans d’autres cas (Fig. 3F), ils
(Hervouët, 1985 ; Cattaneo, 1987, 1991 ; Masrour, 2003 succèdent à des lacunes postérieures aux émissions
; Nassili, 2006) et sillon tlemcenien (Elmi and Benest, basaltiques B1. A la limite NW de l’Atlas (Fig. 3D, E),
1978 ; Benest, 1985), la sédimentation se poursuit au ces dépôts n’existent pas (limite paléogéographique
Callovien et au début du Jurassique supérieur avec ou érosion anté-barrémienne ?). Par leur lithologie à
d’épais dépôts deltaïques argilo-gréseux. dominante argileuse ou argilo-pélitique, ces dépôts
On peut ainsi envisager les grandes lignes de la témoignent d’un régime biostasique associé à des
paléogéographie bathonienne du domaine atlasique environnements morphologiquement atténués ainsi
marocain avec : i) une voussure axiale localisée pré- que d’un calme tectonique prolongé sur ce secteur
férentiellement vers le SW, autour du Haut Atlas de du HAC.
Marrakech ; ii) un drainage par un réseau fluviatile La période allant du Bathonien-Callovien au
s’écoulant le long du versant nord du Haut Atlas en Barrémien est ainsi caractérisée par la rareté de l’en-
direction du domaine téthysien ; iii) un système del- registrement sédimentaire, la nature exclusivement
taïque margino-littoral fluctuant durant le Bathonien- continentale de la sédimentation et un âge variable
Callovien inférieur dans le Moyen Atlas, puis persis- des dépôts conservés. Le domaine atlasique ma-
tant jusqu’au Jurassique supérieur dans l’avant-pays rocain formait une zone émergée en coin, au Sud-
atlasique septentrional qui constituait la marge Ouest de la Téthys et à l’Est de l’Atlantique central.
sud-téthysienne. Quelques réactivations de reliefs décelables dans le
En dehors de la zone bordière de l’Atlantique MA et le HAO induisaient des dépressions locales qui
central (Haut Atlas occidental), la pente paléogéo- pouvaient piéger le transit des matériaux fluviatiles.
graphique d’ensemble du domaine atlasique, au La bordure nord du HAC parait demeurer une région

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tectoniquement stable durant le Jurassique supé- trois types de bassins associés à une évolution paléo-
rieur et le début du Crétacé inférieur. géographique barrémo-aptienne distincte selon les
L’épaisseur très limitée des dépôts (au regard de secteurs.
la sédimentation médio-jurassique et barrémienne) 1 Reprise générale de l’enregistrement sédimentaire
au cours d’une période étalée sur environ 35-40 Ma dans le domaine atlasique
résulte de non-dépôts et de troncatures érosives sur Dans le Moyen Atlas et le Haut Atlas oriental, l’en-
une aire émergée, mais également d’une certaine sta- registrement sédimentaire reprend avec des dépôts
bilité tectonique de la voussure émergée. conglomératiques continentaux discordants sur un
substratum profondément affouillé et préalablement
structuré. La reprise érosive s’atténue ensuite et pas-
Le Barrémo-Aptien et la réactivation du rift atlantique se progressivement au cours du temps à des envi-
(Fig. 8) (130-125 Ma) ronnements fluviatiles, puis fluvio-lacustres (dans le
HAO) ou fluvio-marins (dans le MA).
Un enregistrement sédimentaire conséquent (locale- Sur le versant nord du Haut Atlas central, les
ment chiffrable en plusieurs centaines de m) et diver- dépôts de cette période sont quantitativement plus
sifié s’est produit durant cette période. Une reprise importants. Ils recouvrent (Haddoumi et al., 2010)
érosive importante initie un nouveau cycle tecto- l’essentiel (3/4 supérieurs dans son stratotype) (Fig.
no-sédimentaire sur l’ensemble du domaine émergé. 3A) ou la totalité (Fig. 3B) de la Fm des Iouaridène et la
La nature de la sédimentation permet de différencier Fm du Jbel Sidal. Une sédimentation de milieu calme

Figure 7. Carte des rares dépôts associés à l’émersion prolongée du Jurassique supérieur et du Néocomien.
Figura 7. Mapas de los raros depósitos asociados a la emersion prolongada durante el Jurásico superior y el Neocomiano.

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Figure 8. Carte des dépôts associés à la dislocation du domaine atlasique au Barrémo-Aptien.


Figura 8. Mapa de depósitos asociados con la dislocación del dominio del Atlas durante el Barremiense-Aptiense.

(membre supérieur gypseux de la Fm Iouaridène) par une paléobordure de faille méridienne à regard
perdure dans un premier temps, puis la Fm du Jbel est (Middle Atlasic Fault) ainsi que par la North Middle
Sidal sus-jacente marque l’apparition d’un nouvel Atlasic Fault (Fig. 5C). Les déformations de nature ex-
épandage détritique, grossier et généralisé, durant tensive et transtensive se poursuivront en bordure de
le Barrémien supérieur. Une autre particularité de ces failles durant le Crétacé supérieur. Dans le Haut
ce secteur est la présence localisée (N Aït Attab, N Atlas oriental, le bassin barrémo ?-aptien constitue
Ouaouizarth) d’influences laguno-marines dès le une gouttière dissymétrique (Caïa, 1976) de direction
Barrémien (Charrière et al., 2005). Ceci conduit à in- E-W, alignée au front septentrional de la North Atlasic
terpréter les dépôts évaporitiques de la partie supé- Fault et alimentée par le démantèlement des reliefs
rieure de la Fm des Iouaridène comme originaires de atlasiques situés au Sud. 
lagunes littorales et à considérer la bordure NW du Dans le Haut Atlas central, l’échelonnement des
HAC comme paléogéographiquement liée à la marge différents bassins barrémiens est également sous
atlantique au Barrémien. contrôle tectonique. A l’intérieur d’un bassin on
constate souvent une dissymétrie du remplissage
2 Tectonique extensive barrémienne et individualisa- sédimentaire barrémien. Ainsi sur les flancs Sud des
tion de bassins paléogéographiquement distincts synclinaux de Ouaouizarth (Monbaron, 1982) et d’Aït
Dans le Moyen Atlas, les dépôts barrémiens et ap- Attab (Haddoumi et al., 2002) les dépôts lagunaires
tiens sont contrôlés (Charrière, 1990) par le rejeu de la de la partie supérieure de la Fm des Iouaridène trans-
voussure de la ride N40°E du Tichoukht, mais surtout gressent directement sur le jurassique inférieur de la

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ride adjacente qui constituait un paléorelief. Ce dis- Une première réponse se trouve dans le fait que
positif pourrait être partiellement associé à la mon- les découpages synsédimentaires bathoniens et la
tée eustatique du Crétacé inférieur (Hardenbold et subsidence associée sont des phénomènes locaux,
al., 1998) et/ou à une subsidence d’ensemble du do- focalisés sur des bordures de rides en cours d’éme-
maine atlasique central. Toutefois, la genèse de la Fm rsion ou dans des panneaux affaissés par des failles
du Jbel Sidal, constituée de conglomérats, de litha- transverses. Par contre, la tendance régressive est un
rénites et de grès calcaires alimentés pour partie par phénomène général, associé à un soulèvement d’en-
les reliefs locaux, témoigne directement de reprises semble du domaine atlasique. Plus précisément, on
érosives associées à des jeux synsédimentaires de ri- constate que la pente paléotopographique d’ensem-
des limitrophes ou de failles transverses. Au cours de ble s’effectue vers le Nord ou le Nord-Est en direc-
cette période, le drainage des matériaux fluviatiles tion du domaine téthysien, ce qui corrélativement in-
s’effectue vers l’W, le NW ou le SW, c’est-à-dire vers dique l’existence d’une voussure localisée dans une
un exutoire atlantique (Souhel, 1996), ce qui prouve partie sud-occidentale des Atlas émergés. Celle-ci
une inversion totale de la pente paléogéographique, paraît correspondre à la zone du Haut Atlas au sud
dirigée vers le secteur téthysien au Dogger, puis vers de Marrakech, alors intégré à la West Moroccan Arch
le domaine atlantique au Barrémien. (Sadiqqi et al., 2009) qui formait l’épaulement orien-
La réapparition de l’activité volcanique (basaltes tal de l’Atlantique central (Frizon de Lamotte et al.,
B2) et son synchronisme avec la reprise érosive sont, 2009).
à notre sens, révélateurs d’une réactivation de la tec- Une première hypothèse pourrait expliquer le
tonique extensive au cours du Barrémien. soulèvement du domaine atlasique par la réacti-
Ces différentes données sédimentologiques, vation de la marge atlantique en fin de Jurassique
structurales et volcaniques, conduisent à évoquer moyen, en raison de l’accélération du taux d’accré-
une « phase extensive barrémienne » auparavant in- tion océanique qui passe à des vitesses de plusieu-
soupçonnée en raison de l’absence d’identification rs cm par an, évènement qui s’est produit « à partir
de cet étage dans le MA, HAO et HAC. Cette tecto- du Callovien, à coup sûr, mais peut-être plus tôt »
nique barrémienne détermine un découpage dans (Sahabi et al., 2004). Le drifting atlantique devenant
ce domaine précédemment émergé en entrainant la ainsi prédominant entrainerait le blocage du la par-
formation de bassins évoluant de façon différente se- tie la plus occidentale du système de rifts sud-téthy-
lon les secteurs avec : i) une reprise d’une sédimen- siens, puis l’uplift de l’ancienne zone du rift atlasique.
tation exclusivement intracontinentale dans le HAO ;
ii) une nouvelle sédimentation continentale puis mar- 2 Intervention d’un dôme thermique asthénosphérique
gino-littorale dans le MA, liée à un golfe téthysien La partie Nord-Ouest du craton africain bordant
(Charrière and Vila, 1991) ; iii) une poursuite d’une l’Atlantique est actuellement le siège d’événements
sédimentation fluviatile, lagunaire à margino-littora- thermiques importants, d’autres se sont manifes-
le au Barrémien, puis franchement marine à l’Aptien tés à plusieurs périodes de l’histoire géologique
dans le HAC, en liaison avec un golfe atlantique. méso-cénozoïque.
L’aire atlasique issue de la suture du rift téthysien 2.1 La topographie actuelle exceptionnellement éle-
au Dogger, qui fut émergée durant le Jurassique su- vée de la partie marocaine de la chaine atlasique
périeur et une partie du Crétacé inférieur, se trouve par rapport aux segments algérien et tunisien est
disloquée au Barrémien et sa partie occidentale de- interprétée comme résultant d’une anomalie ther-
vient intégrée à la marge atlantique. mique « la ligne chaude du Maroc » associée à un
amincissement lithosphérique et asthénosphéri-
que (Missenard et al., 2006; Frizon de Lamotte
Discussion sur les causalités de l’émersion et al., 2008, 2009). Cette  « ligne chaude » se mani-
jurassico-crétacée feste notamment par le volcanisme alcalin miocène
supérieur et plio-quaternaire qui recoupe en oblique
La problématique de l’histoire bathonienne réside selon une direction SW-NE les différents domaines
dans l’apparente contradiction entre la poursuite et structuraux marocains. Cette « ligne chaude » pou-
même l’activation des découpages associés au rif- vait être fonctionnelle depuis l’Oligocène (25Ma) en
ting téhysien et le soulèvement causant la régression constituant le prolongement le plus méridional du
et l’émersion du domaine. Plusieurs hypothèses peu- rift ouest européen (Frizon de Lamotte et al., 2008,
vent être envisagées. 2009) L’émersion jurassico-crétacée pourrait-elle re-
1 Accélération du drifting atlantique entrainant la su- présenter une amorce ou une « paléo-ligne chaude
ture du rift atlasique du Maroc » ?

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2.2 La périphérie de l’Atlantique a connu une autre séparés par d’importantes lacunes de sédimentation
manifestation thermique importante plus ancienne, par érosion et/ou non-dépôt.
au Crétacé, dans l’intervalle 125–80 Ma : la ‘‘Peri- Cette trilogie des « Couches rouges » conduit à
Atlantic Alkaline Province Pulse’’ (PAAP) définie un découpage paléogéographique en trois périodes
par Matton and Jébrak (2009). Cet évènement a été échelonnées du Bathonien au Barrémo-Aptien (Figs.
récemment évoqué (Bensalah et al., 2013) pour ex- 6, 7, 8) qui sont mises en relation avec trois événe-
pliquer le magmatisme associé à l’émersion juras- ments géodynamiques successifs (Fig. 4, colonne de
sico-crétacée de l’Atlas marocain, mais contesté droite).
(Michard et al., 2013), notamment pour des raisons 1. Suture du rift atlasique. Cette structure née au
pétrographiques et chronologiques. S’il n’explique Trias, puis occupée au Jurassique inférieur par
pas le soulèvement du domaine atlasique à partir deux sillons marins téthysiens axés d’une part sur
du Dogger, le début de cet événement thermique, le Moyen Atlas et d’autre part sur le Haut Atlas
marqué par un pic de l’intensité magmatique à -125 oriental et central demeure fonctionnelle durant le
Ma sur la périphérie atlantique, demeure toutefois Jurassique moyen. Les dernières récurrences ma-
corrélable avec le second épisode volcanique B2 as- rines sont sensiblement diachroniques, avec un
socié à la reprise du découpage, au Barrémien, du âge Bathonien inférieur dans le Haut Atlas central
domaine atlasique. et oriental et sensiblement plus récent (Bathonien
2.3 En partant du constat que l’aire de répartition supérieur-Callovien inférieur) dans le Moyen
du magmatisme jurassico-crétacé du domaine at- Atlas. Dans tous ces domaines, l’importance de la
lasique se trouve superposée à la zone d’amincis- subsidence syntectonique attribuée à une « pha-
sement crustal maximal du rift atlasique durant le se médio-jurassique» traduit la poursuite, voire
Jurassique inférieur – moyen, Frizon de Lamotte et al. l’accentuation, au Bathonien-Callovien du rifting
(2009) interprètent l’uplift jurassico-crétacé comme atlasique. Celui-ci se termine dans le Haut Atlas
causé par un « doming thermique » sans extension avec un premier épisode volcanique B1. Ces diffé-
crustale notable. L’émersion généralisée du domai- rents évènements sont concomitants d’un soulè-
ne atlasique, dans un contexte paléogéographique vement d’ensemble du domaine atlasique, avec
(Fig. 6B) et tectonique relativement stable, entre le une paléopente paléogéographique dirigée en di-
Callovien et le Barrémien, s’étend sur environ 40 Ma. rection du domaine téthysien situé au Nord-Est.
Cette durée est compatible avec l’ordre de grandeur Cet uplift provient probablement d’un « doming
de ce type d’évènement d’origine asthénosphérique. thermique » centré dans la zone d’interférence de
Celui-ci serait survenu au cours de la rotation latérale la partie occidentale de la marge sud-téthysienne
relative de la plaque africaine par rapport à la pla- avec la bordure orientale de l’Atlantique central.
que européenne (Dewey et al., 1989 ; Rosembaum et 2. Période d’émersion et d’érosion (environ 40 Ma).
al., 2002). Ce « doming thermique » transitoire aurait Elle est liée à la persistance de la mise en relief gé-
précédé la réorganisation majeure des plaques qui se néralisée du domaine atlasique. Au cours de cette
traduira ensuite par l’ouverture de l’Atlantique sud, la longue période de vacuité sédimentaire, quelques
réactivation du rifting atlantique et enfin l’amorce de dépôts détritiques grossiers demeurent piégés
la convergence Afrique-Europe. dans certaines cuvettes intra-montagneuses du
Haut Atlas oriental et du Moyen Atlas. A la bor-
dure septentrionale du Haut Atlas central se ma-
Conclusions nifeste toutefois une sédimentation continentale
plus conséquente qui témoigne d’environnements
Cette synthèse d’études stratigraphiques, paléonto- morphologiquement atténués et d’un calme tecto-
logiques, sédimentologiques et paléoenvironnemen- nique relatif durant le Jurassique supérieur et une
tales menées dans les «Couches rouges» jurassi- partie du Crétacé inférieur.
co-crétacées de la chaine atlasique du Maroc conduit 3. Dislocation de l’aire émergée au Barrémo-Aptien.
d’abord à l’établissement d›un premier cadre strati- Une reprise érosive importante initiant un nou-
graphique qui pourra être enrichi au fur et à mesure veau cycle tectono-sédimentaire dénote une
des repérages stratigraphiques nouveaux, à acquérir histoire commune du domaine atlasique, mais
notamment sur les versants sud du Moyen Atlas et du l’évolution distincte des bassins formés au cours
Haut Atlas. Dans les segments du domaine atlasique du Barrémo-Aptien traduit l’émiettement de l’an-
actuellement étudiés, l’enregistrement sédimentaire cien domaine atlasique téthysien. Certains bas-
est formé par la succession de trois ensembles de sins restent exclusivement continentaux comme
dépôts détritiques de nature et d’importance inégale, dans le Haut Atlas oriental. Ils redeviennent liés

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au domaine téthysien dans le cas du Moyen Atlas supérieur et au début du Crétacé: stratigraphie, milieux
de dépôt et dynamique sédimentaire. Documents du
où les premières influences marines apparaissent
Laboratoire de Géologie de la Faculté des Sciences de
à l’Aptien. Par contre, la bordure septentrionale
Lyon, 95 (1-2), 581 p.
du Haut Atlas central est incorporée à la marge Bensalah, M.K., Youbi, N., Mata, J., Madeira, J., Martins,
atlantique et affectée des premières ingressions L., El Hachimi, H., Bertrand, H., Marzoli, A., Bellieni,
laguno-marines dès le Barrémien, puis d’une in- G., Doblas, M., Font, E., Medina, F., Mahmoudi, A.,
cursion marine à l’Aptien. L’individualisation des Berraâouz, E.H., Miranda, R., Verati, C., De Min, A., Ben
nouveaux bassins continentaux et marins au Abbou, M. and Zayane, R. 2013. The Jurassic Cretaceous
Barrémo-Aptien marque ainsi le morcèlement basaltic magmatism of the Oued El-Abid syncline (High
de l’ancien rift téthysien qui fut exondé durant Atlas, Morocco): physical volcanology, geochemistry
le Jurassique supérieur et une partie du Crétacé and geodynamic implications. Journal of African Earth
Sciences, 81, 60-81.
inférieur. Cette fragmentation conduit à l’indivi-
Boutakiout, M., Nouri, J., Diaz-Martinez, I. and Pérez-Lorente
dualisation des différents bassins néocrétacés du F. 2008. Prospecciones paleoicnologicas en el sinclinal
domaine atlasique et se marque par un second de Iouaridene (Alto Atlas, Marruecos). Cuantificacion
épisode volcanique effusif B2 dans le Haut Atlas de yacimientos y de icnitas. Geogaceta, 45, 51-54.
central. Ces évènements paraissent liés à la réac- Carte géologique du Maroc au 1/1 000 000. 1985. Notes et
tivation du rift atlantique qui se manifeste notam- Mémoires du Service géologique du Maroc, 260.
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rganisation des plaques associées. gions situées au Sud et à l’Est de la moyenne Moulouya
(Haut Atlas oriental, régions des Plis marginaux,
Rekkame). Notes et Mémoires du Service géologique
du Maroc, 233.
Remerciements
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Controls of Copper, Lead, and Zinc Mineralizations in
Elaboré sur deux décennies, le cadre stratigraphique the Lower Cretaceous Sandstones of Africa. Bulletin of
de cet article est basé sur le travail méthodique et the Society of Economic Geologists, 71, 409-422.
minutieux de nombreux paléontologistes et micro- Cattaneo, G. 1987. Les formations du Jurassique supérieur
paléontologistes avec lesquels nous avons antérieu- et du Crétacé inférieur de l’avant-pays rifain oriental
rement publié des résultats régionaux et que nous (Maroc). Thèse Doctorat ès Sciences, Université de
tenons à remercier une nouvelle fois à l’occasion de Bourgogne, Dijon, 337 p. (inédite).
cette synthèse. A l’autre bout de la chaîne, nous re- Cattaneo, G. 1991. Évolution sédimentaire et paléogéo-
graphie du Jurassique supérieur et du Crétacé basal
mercions les professeurs M. El Wartiti (Université
de l’avant-pays rifain oriental (Maroc). Bulletin de la
de Rabat) et D. Ouarhache (Université de Fès) ainsi Société géologique de France de Paris, 1, t. 162, 69-77.
qu’un collègue espagnol anonyme pour leurs relec- Charrière, A. 1989. Carte géologique à 1/100 000 : Feuille
tures et leurs apports à la mise en forme définitive de Sefrou. Notes et Mémoires du Service géologique
de l’article. Nous remercions enfin notre collègue A du Maroc, 354.
Izart (Université de Metz) pour la réalisation de l’abri- Charrière, A. 1990. Héritage hercynien et évolution géod-
dged english version. La traducción al castellano del ynamique alpine d’une chaîne intracontinentale : le
resumen y la versión resumida ha sido realizada por Moyen Atlas au SE de Fès (Maroc). Thèse d’Etat, Univ.
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Moyen-Atlas (région de Boulmane, Maroc). Comptes ges» du Jurassique moyen et du Crétacé inférieur dans
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Paris, 307, série II, 2069-2075. de l’Académie des Sciences de Paris, série II, 315,
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Recibido: marzo 2015


Revisado: mayo 2015
Aceptado: junio 2015
Publicado: junio 2016

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