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El liberalismo político en el mundo moderno

El liberalismo es una filosofía política y jurídica que defiende


la libertad individual, la igualdad ante la ley, y una reducción del
poder del Estado. Representa una corriente muy heterogénea y hay
muchas formas y tipos de liberalismo, pero en general defiende
los derechos individuales 
El liberalismo contemporáneo surgió en la Ilustración y se
popularizó rápidamente entre muchos filósofos y economistas
europeos y más tarde en la sociedad en general, especialmente
entre la burguesía.
Nace en Inglaterra a mediados del siglo XVII, entre la guerra civil y
la revolución de 1688, con la elaboración de argumentos contrarios
a la monarquía absoluta y el poder eclesial y su pretensión de
monopolio sobre la verdad religiosa.
Se lo identifica como una doctrina que propone la libertad y la
tolerancia en las relaciones humanas. Promueve las libertades
civiles y económicas, oponiéndose al absolutismo y
al conservadurismo. Constituye la corriente en la que se
fundamentan tanto el Estado de derecho como la democracia
representativa y la división de poderes.

Desde sus primeras formulaciones, el pensamiento político


liberal se ha fundamentado sobre tres grandes ideas:

 Los seres humanos son racionales y poseen derechos


individuales inviolables, entre ellos, el derecho a configurar
la propia vida en la esfera privada con plena libertad, y los
derechos a la propiedad y a la búsqueda de la felicidad.
Esto se basa en los tres derechos naturales de John
Locke: vida, libertad y propiedad privada.

 El gobierno y, por tanto, la autoridad política deben resultar


del consentimiento de las personas libres, debiendo regular
la vida pública sin interferir en la esfera privada de los
ciudadanos

  Estado de derecho obliga a gobernantes y gobernados a


respetar las reglas, impidiendo el ejercicio arbitrario del
poder.

Primero países dónde se extendió el liberalismo


Liberalismo se extiende por la mayor parte de los últimos cuatro
siglos, a partir de la Revolución francesa y continuó después del
final de la Guerra Fría. El liberalismo comenzó como una doctrina
general y un esfuerzo político en respuesta a las guerras
religiosas establecidas en Europa durante los siglos XVI y XVII,
aunque el contexto histórico de la ascendencia del liberalismo se
remonta a la Edad Media. Los fundamentos intelectuales del
liberalismo fueron establecidos por John Locke, con lo cual
apuntó a un mayor impulso de la Ilustración, que cuestionaba las
viejas tradiciones de las sociedades y los gobiernos, en el siglo
XVII. Estas nuevas tendencias se unieron finalmente en
poderosos movimientos revolucionarios que derrocaron
regímenes arcaicos en todo el mundo, especialmente
en Europa, América Latina y América del Norte.
La primera encarnación notable de la agitación liberal llegó con
la Revolución estadounidense, y el liberalismo plenamente
explotado como un movimiento global contra el viejo orden durante
la Revolución francesa, que ha marcado el ritmo para el futuro
desarrollo de la historia humana. Los liberales clásicos, que en
líneas generales destacaron la importancia de los mercados libres y
las libertades civiles, dominaron la historia liberal por un siglo
después de la Revolución francesa. El inicio de la Primera Guerra
Mundial y la Gran Depresión, sin embargo, aceleró las tendencias
iniciadas en Gran Bretaña a finales del siglo XIX hacia el social
liberalismo que hizo hincapié en un mayor papel del Estado en el
mejoramiento de las condiciones sociales devastadoras.
El mundo después de la Revolución Francesa dio a los liberales una
oportunidad para reformar las estructuras básicas de la sociedad.
Movimientos ciudadanos abolicionistas y sufragistas empezaron a
cuajar en el siglo XIX a lo largo del mundo occidental. Lentamente
pero a paso seguro, las ideas democráticas se extendieron. El
poder parlamentario en Gran Bretaña creció. Francia estableció una
república duradera en la década de 1870 y una guerra en Estados
Unidos aseguró la supervivencia de esas nación y señaló el fin de la
esclavitud. Mientras tanto, una extraña variedad de sentimientos
liberales y nacionalistas aparecieron en Francia, Italia y Alemania.
Tales países se convirtieron en naciones a finales del siglo XIX. La
agitación liberal en América Latina alcanzó su punto álgido cuando
la región fue gradualmente integrada en los patrones políticos y
sociales comunes del mundo moderno.
El liberalismo en Latinoamérica
El liberalismo se hizo presente en la región desde mediados del
siglo XIX hasta la década de 1930. Los gobiernos civiles, aunque a
menudo elegidos fraudulentamente, se convirtieron en la norma.
Suprimieron los privilegios de la iglesia y abrieron economías al
mundo. Sin embargo, el liberalismo latinoamericano perdió su
camino. En parte se transformó en positivismo, que exaltó la ciencia
pero denigró la libertad, mientras que la industrialización planteó
nuevos desafíos. Las nuevas sociedades de masas de la región se
interesaron más en los derechos sociales que políticos o
civiles. Líderes e intelectuales se embarcaron en la búsqueda de
fórmulas nacionales "auténticas" que incorporaran culturas
indígenas. Para México, el liberalismo europeo era "una filosofía
cuya belleza era exacta, estéril y a la larga vacía", se quejó Octavio
Paz, poeta y pensador, en 1950.
El deseo de autenticidad nacional alcanzó su apogeo con la
revolución cubana de 1959. Fidel Castro, su líder, afirmó estar en
guerra contra el imperialismo estadounidense en nombre de la
liberación nacional igualitaria. De hecho, para mantenerse en el
poder se convirtió en el mayor imitador de todos, imitando
servilmente a la Unión Soviética. Sus discípulos en otras partes se
opusieron a dictadores militares de la derecha.
Los académicos desesperados comenzaron a argumentar que la
herencia católica y corporativa de América Latina lo hizo
impermeable al liberalismo. Sin embargo, el fracaso de las
dictaduras, los nacionalistas y el castrismo trajeron a los liberales
(que para entonces incluían a Octavio Paz) de regreso, con la
democratización y las reformas económicas pro-mercado de los
años ochenta. El logro liberal ha sido mixto y políticamente frágil. La
democracia electoral y el gobierno constitucional generalmente se
han mantenido. Pero la separación de poderes es a menudo más
nocional que real. Los opositores del liberalismo en la izquierda han
condenado sus recetas económicas, a menudo llamadas el
"consenso de Washington", como una importación extranjera,
incluso si muchos han seguido siguiéndolas.
El liberalismo latinoamericano contemporáneo tiene dos
debilidades. No ha logrado arrojar la caracterización condenatoria
de que es un "neoliberalismo" despiadado. En parte, esto se debe a
que algunos que se llaman a sí mismos "liberales" en América
Latina son de hecho conservadores, que se oponen a los esfuerzos
para reducir las desigualdades inaceptables de las que se
benefician. Segundo, el liberalismo genuino tiende a ser una
reserva de una élite de clase media alta, con títulos de
universidades extranjeras. No han logrado producir una nueva
generación de líderes efectivos para reemplazar a aquellos que
dirigieron la democratización.
Sus expresiones en la vida Dominicana
Los liberales dominicanos defendieron desde 1838, año en que se
funda la Trinitaria, primera organización política liberal, la creación
de una nación independiente y soberana, no sometida a la
dominación de una nación imperial. La famosa frase expandida
popularmente de Juan Pablo Duarte "La república Dominicana será
libre e independiente o se hunde la isla", es una muestra más que
fehaciente de lo que acabamos de señalar.
He aquí según nuestra reflexión las contradicciones principales en
este aspecto del pensamiento de Espaillat. Es innegable la
expansión que tuvo el pensamiento liberal por toda América
(anglosajona e hispana). Las ideas del liberalismo, nuevas y
novedosas calaron en sectores sociales constituidos por las capas
medias y las élites intelectuales, que se organizaron para luchar y
crear un Estado Nacional, liberal y moderno, basado en una
organización democrática, representativa . Pero solo las
circunstancias hicieron que las grandes mayorías participaran en los
movimientos revolucionarios, pues el discurso nacionalista carecía
de todo contenido para ellos. La dificultad principal vino en la
aplicación del discurso a la realidad, pues el Sentimiento
democrático y nacionalista se confundió en un primer momento con
el sentimiento local, se hizo coincidir la nacionalidad conla
comunidad, permitiendo la adhesión del pueblo a los caudillos
regionales, los cuales tenían una mentalidad y carácter sicológico
semejantes a los de las grande mayorías. Significa, pues, la
afirmación anterior, que los movimientos nacionalistas eran elitistas,
el discurso de los líderes defensores del nacionalismo no tenía una
base social significativa.
Según Espaillat la solución de los problemas nacionales debían
guiarse en base a tres principios:
 El logro de la libertad, entendida como la "condición necesaria
del hombre, su condición propia en la vasta escala de los
seres que componen esta creación .
 La Justicia, sentimiento vital de los hombres de la época, que
junto a la razón permite la conservación de la especie, por lo
que afirmaba "vale más que se condenen cien inocentes si se
ha de salvar un solo criminal.
 La Educación, para lograr que "aquellos que se ocupen de la
cosa pública cultiven y desarrollen con todo esmero sus
facultades Intelectuales.
El derecho de propiedad, la libertad de asociación, libertad de
religión o la libertad de expresión; el libre mercado o capitalismo;
la igualdad ante la ley de todo individuo sin distinción de sexo, raza,
origen o condición social; y el Estado de derecho o imperio de la
ley.

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