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AUTOR DEL MES: CÉSAR VALLEJO por JOSÉ MARTÍNEZ FERNÁNDEZ.
Vallejo fue un hombre fuertemente comprometido con lo social. Y a los veinte años –sí,
cuando sólo tenía veinte años- escribió “Los Heraldos Negros”, poemario suma de
talento, imaginación, crítica social y humana.
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“Los Dados Eternos” constituye la esencia del hombre traído al mundo por un
“ser superior” y luego abandonado a su suerte: cruel suerte en que el dolor es
hijo de la miseria y ésta, de la explotación.
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Recordando a Maria Monvel por Daniel Rojas
María Monvel es el seudónimo de Tilda
Brito Letelier, poeta originaria de
Iquique, nacida en 1899. Dedicada desde
muy joven a la lírica, sus primeras
incursiones las vemos retratadas en
revistas y folletines de provincia, allí vivió
su infancia y adolescencia, luego se
trasladaría a la capital, llegando a
convertirse en una gran escritora que fue
considerada dentro y fuera de nuestro país:
Como una de las importantes autoras
que lego el siglo recién pasado.
Dicha delicadeza y manejo visceral de la palabra, además del sentimiento como Leitmotiv
descarnado, la acompañaría toda su corta vida, Maria Monvel llegó a editar siete libros, pues
fallece en 1936 producto de su frágil salud, tenía tan sólo 37 años.
Entre sus títulos podemos nombrar Últimos Poemas 1937, Romances de Ensueños de 1918, Fue
Así de 1922, El Marido Gringo, Poesías de 1927, Poetisas de América del año 1929 editada por
Nascimento. En esta obra, en la introducción a la poética de Monvel, Gabriela Mistral prodiga:
"La mejor poetisa de Chile, pero más que eso: una de las grandes de nuestra América, próxima a
Alfonsina Storni por la riqueza del temperamento, a Juana por la espontaneidad. Empecé por
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admirarla y he acabado por quererla. Me vino su estimación
de aquella clara honradez artística suya. Verso fácil que
rebalsa la copa llena de sentimiento, fácil por la plenitud.
Fue además columnista y narradora, dirigió "Para Todos", revista que publicó la editorial
Zig – Zag y estuvo ligada de cerca al mundo intelectual y literario de la nación, por su
talento como poeta y su matrimonio con el crítico Armando Donoso, miembro del llamado
Grupo de los Diez, el cual publicaría póstumamente Últimos Poemas, del cual, dejamos una
muestra; no sin antes señalar la obra de Monvel: Como tributaria de un sentir no sólo
sensitivo, agotado en la expresión y ensalce del sentimiento. Su poética es sensorial capaz de
desmenuzar con sencillez pero de manera profunda e intensa la captación del sentido y el
estímulo nervioso, medular. Ella comunica, dialoga y su voz gravita sobre su público, buscando
provocar la colisión pura, el tener que enfrentarse con una palpitación, mirada o roce que
deshilvana cada fibra y molécula del cuerpo, de la espina, del cerebro, al recibir el mensaje.
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Poemas de Maria Monvel.
BERCEUSE
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EN DESCARNADO
Amanda Espejo
Revista LA MANCHA
blog: www.lamanchadesdequilicura.blogspot.com
EL “POETA-FILOSOFO”
¿Amigo de la sabiduría?
Si por amor entendemos a su propia persona, es aceptable. No hay nada que un poeta
ame más que a ÉL mismo.
¿Forjador de sueños?
Lo dudo. Sus versos suelen ser el génesis del insomnio. Provocan sueños persistentes
y, a la vez, tan intangibles, que su gravidez no basta para abatir nuestros párpados.
¿Escultor de la palabra?
Podría ser, más su cincel suele ser el egoísmo. Un continuo reinventarse a través de la
belleza del lenguaje. ¿Neologismos? Simplemente, otra manera de llamar la atención de sus
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pares: con algo de suerte, lo recordaran como una ocurrencia suya. Lo más probable: nadie
nunca lo usará.
Acepto que es un sentir común el pensar que los poetas gozan (o sufren) de una
sensibilidad extrema que los induce, inevitablemente, al sentimiento de amar, y por
consecuencia, a la creación. Sin embargo, nada más lejos de la verdad: podríamos transar en
cuanto a lo relativo a su sensibilidad, pero en cuanto al orden de causa y efecto, estaríamos en
un error.
Naturalmente, lo que suceda con la hilera de sujetos damnificados que hagan huella tras
su paso, no tiene la menor importancia.
Se que aún con todo lo expuesto corro el riesgo de parecer poco creíble o, lo que es
peor, que mis palabras parezcan carecer de asidero fiable, sin embargo, lo tienen, y desde más
de una perspectiva.
No me pareciera justo.
Yo he sido una lectora más, tratando de escarbar el suelo donde se asienta un poema
para SABER qué hay bajo la superficie. He apartado sus frutos, he separado sus hojas y he
llegado a la raíz queriendo descubrir su esencia. La mayoría de las veces, me he encontrado
con las manos vacías pues, la esencia creadora ya se ha marchado en búsqueda del final de
otro arco iris.
Mas, nada ha sucedido. Nada que no sea digno de un pequeño ídolo hecho de barro.
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Poetas de barro, ídolos poetas. Poetas... sin dioses... únicos dioses de sus
insignificantes personas.
Tan insignificantes como yo misma. Tan poeta YO como todos ellos. Tan poderosa de la
mente y tan frágil de mi pobre alma, creada por la diosa que subyace en mí.
Poetas elegidos para iluminar conciencias, predestinados a sufrir el castigo de no lograr
VER dentro de nosotros mismos... comprender esta mierda de vida... poetas de mierda. Poetas
insoportables, insufribles, indeseables, irrepetibles... a veces, hasta ilegibles, pero siempre
irremplazables.
Quizás en eso radique gran parte de mi manifiesto inicial: IRREMPLAZABLES.
Es cierto. No es posible ninguna clase de trueque o permuta y, para desgracia de mi
persona, me es imposible librarme de esa ralea: hay UNA latente dentro de mi, y todos los días
me condiciona y me lo refriega ante a mis ojos allí, dentro del sin-espacio de mi viejo espejo.
Amanda Espejo
Quilicura / Octubre 23 / 2004
El libro aún no está editado, por lo que su autor espera poder utilizar el
blog como una herramienta ante editores y agentes literarios. En poco
más de un mes, "CÓDEX 10" ha recibido más de 4.000 visitas. En este
espacio virtual, Eduard Pascual explora las páginas del manuscrito y
ofrece a los visitantes la oportunidad de poder dejar una huella de su
paso por el mismo.
Hasta la fecha, Eduard Pascual ha sido galardonado con el premio XII Certamen Literario Vargas Llosa NH de
relatos 2007 y el V Concurs de Contes de la Policía de la Generalitat - Mossos d'Esquadra 2003.
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BIOGRAFIANDO A GONZALO MILLÁN
Rolando Gabrielli
Rolando Gabrielli
LA PALABRA
Amar y desarmarla:
hallazgo y extravío
Amarla y desarmarla:
aprendizaje y haztío
G.M.
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especialmente de los poetas chilenos, siempre he citado a Millán y lo he releído en mi
pequeña biblioteca. Consideré siempre que es un poeta fundamental para Chile,
Latinoamérica y la lengua castellana. Fue una chilena checoslovaca la que me permitió
adquirir varios de sus libros en Panamá, de paso por una Feria del Libro. Sobre mi
escritorio: Relación Personal dedicado por Gonzalo, con su letra infantil, y Vida, que me
obsequió en Chile. Trece Lunas; La ciudad y Virus. Sólo conocí opiniones de su autor
de Vida, que me comentaba en los fugaces encuentros, poesía más allá de lo cotidiano,
porque no deja de ser poesía aunque nombre los objetos, se fije en las cosas o las
relaciones de pareja.
Túnel
Como una bala
encañonada
un automóvil
sale de un túnel
y penetra
en el parietal
deslumbrante
de la vida.
Gonzalo Millán
Mucho se ha escrito sobre Gonzalo Millán, tal vez no lo suficiente, pero él define su poesía en
un trabajo intitulado : ”Hacia la objetividad”: En mi poesía, a diferencia del pop, no existe
neutralidad ni aceptación. Existe una visión crítica, antagonista y negadora, una rebeldía a los
valores del sistema establecido. Sistema 'paterialista-idealialista' obsesionado por el Edipo que
menosprecia la materia y está destruyendo el planeta, que maquiniza la existencia, disciplina el
tiempo, hace de las mujeres y hombres cosas y de ciertos objetos ídolos y fetiches”.
Es particularmente necesario para mí, biografiar al poeta autobiográfico, referencial, como lo fue
Millán, de sí mismo, aunque "objetivara" la vida, se relacionara con esos cuerpos funcionales
que nos acompañan, el refrigerador, el automóvil, termostato, lámpara, generador de aire, el
mundo electrodoméstico. Pero Millán nos introduce a una atmósfera enrarecida por al vida y la
muerte, los contrarios.
Por ahora no sé quien eres/ni adónde estás siempre/Sé que nos ha tocado vivir/en la misma
ciudad/y en un mismo país de la tierra/al mismo tiempo/Y eso me basta.
Nicanor Parra creyó descubrir un antipoeta en Gonzalo Millán, "un brillante y destacado
discípulo". Millán es un "inclasificable" desde el punto de vista de la antipoesía y él se reconoce
más en Armando Uribe Arce, quien lo derivara a Pound y Wallace Stevens. La antipoesía se
hace pasar por poesía espontánea, porque aunque Parra quiere que escribamos como
hablamos, eso nunca se logra. "La poesía no se encuentra tirada en la calle ni es inspiración,
sino que se construye", opinaba Gonzalo en respuesta a la Antipoesía, que es lenguaje popular.
Millán, me lo dijo un día en la casa de su padre en Ricardo Lyon, "cada día se me crece más
Huidobro". Sin duda, estaba ante un buscador, investigador, reciclador de palabras infatigable.
Solía trabajar en una mesa grande con numerosos libros y diccionarios, hasta completar 9
versiones sobre un poema. Breves por lo general. Su trabajo más ambicioso fue La Ciudad: un
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sólo largo poema articulado verso a verso (119 páginas), donde se capta y describe la
atmósfera enrarecida de Chile de 1973, el país ocupado que compartimos con Gonzalo.
He estado revisando sus libros en el atardecer panameño de este domingo que me sorprende
con la noticia de su muerte en la madrugada del pasado viernes y me encontré con un papel
amarillo donde señalaba un poema y que dice: Epígrafe cuento de La Ciudad. Yo mismo no
recordaba esos pasos, que ya tienen algunos años. Ese cuento ha derivado en una novela, que
ya tiene 450 páginas y que la ciudad es una de las tantas referencias del texto. El fragmento es
este:
Huidobro, Neruda, Parra, De Rokha, la Mistral, los cinco Tótems de la poesía del siglo XX y XXI
e incluido Gonzalo Rojas, se biografiaron durante toda su vida. Parra es el verdadero último
mohicano en ese juego pirotécnico, donde hoy los poetas no llegan a brillar. Millán deja un
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vacío profundo en el "futuro" de la poética chilena y abre un camino. Su retórica trabajaba
sigilosa y laboriosamente. Los dos poetas históricos, Parra y Rojas, ya son cosa escrita. Son
otros, como dijo Rojas una vez, los que tienen la palabra. Raúl Zurita, poeta chileno y Premio
Nacional, anunció su muerte hace ya un tiempo y aún permanece con nosotros. La vida y la
muerte parecen inseparables e irreconciliables, pero emparejables finalmente. Gonzalo ha
abierto nuevas avenidas a la poesía chilena. Los que vienen tendrán que poner atención en su
poesía. "Creo que la antipoesía está rodeada de muchos mitos. Hay una visión de que las
cosas ocurren en sucesión, pero cuando leía a Nicanor Parra, también leía a Pablo de Rokha.
En general, me atraían las imágenes disonantes, no tanto el lenguaje coloquial", sostuvo Millán
en una de sus entrevistas finales. Siempre con respeto y conocimiento, también deja una huella
en ese sentido. Los envidiosos debieran estar de duelo. Siempre humilde y reconocido:
"Gonzalo Rojas fue y sigue siendo mi querido maestro. A él debo, entre otras cosas, la
consideración de la poesía como conducta, la necesidad del creador de asumir una postura
estético-moral y estético-política siempre solidaria con él hombre ".
En mi libro inédito: Los Poetas de Chile, digo: A Gonzalo Millán/con su pequeña y rubia/ él, un
tipo extraordinario.
–¿Y tú cómo te vives la muerte?– le preguntó el periodista Javier García de La Nación de Chile:
"Acercarse a la muerte en vida es alcanzar una plenitud vital que la gente corriente no alcanza.
Uno, sencillamente, entra a otra dimensión, y aunque sea pasiva, ¡tenís que salvar el pellejo
como sea! Uno vive y la escritura viene después. Lo más interesante de la muerte es la
incógnita que provoca ¡Qué cresta pasa allá! La concepción del alma me parece muy dudosa.
Ahora frecuento la idea egipcia y tibetana de la muerte".
"La muerte es otra existencia no más. Los tibetanos dicen que hay muerte, vida, premuerte y
postmuerte. Entonces, la premuerte se puede preparar. Si uno quiere reencarnarse puede
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hacerlo las veces que quiera, la misma película, sin acordarse de que la vio (se ríe). O uno
puede tratar de salirse; entonces, ¡lea las instrucciones, porque te vai a encontrar con un
demonio de cuatro metros que tira fuego, y lo que no tenís que hacer es cagarte de susto! Hay
que enfrentarlo y seguir adelante". Gonzalo era un fumador empedernido. Uno tras otro. Flotaba
en el humo que aspiraba y producían sus cigarrillos. Por lo que cuentan sus últimas palabras en
la prensa chilena, Gonzalo se jugó la carta del Escorpión Azul, la medicina providencial cubana
que ha curado a algunos y poestergado el cáncer a otros. ¿La muerte suele ser más venenosa
que el propio escorpión?
Millán escribió en vida y muerte esos pequeños grandes temas del amor y desamor, vida y
muerte, y se miró hasta la saciedad en el Otro, con sus dedos y obsesiones construyó unos 10
mil elementos visuales. Recuerdo aquellos días cuando usaba los palos y las cajitas de fósforo.
Era un constructor de miniaturas en medio del vendaval de la destrucción. Trabajaba cada
verso, palabra por palabra. Escribía lo que veía con su cuerpo, tocaba, en un reciclaje visual
continuo de lo que llamaba su memoria espacial. Cerca del zumbido de la abeja, del aletear de
la mariposa, el poeta respira. La palabra es un virus, dijo Burroughs, cita Millán y en su poema
Epidemia de su libro Virus abre el primer texto:
Soy de los que pienso, guardadas las proporciones y comparaciones, que Relación Personal, le
sobrevivirá a Millán como 20 Poemas de Amor y una Canción desesperada a Neruda, porque
es un trabajo, poemario, son vivencias limpias, y ambos entran en la bóveda de sueños y
desgarramientos, soledades, donde el fruto siempre crece. Experiencia juvenil, profunda, del
amor, Millán también toca las cuerdas bucales del lenguaje íntimo, erótico, esa atmósfera
gaseosa enrarecida de la pareja detrás del vaho de las palabras.
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Sushi Bar
Leí una vez que un monje
llamado Ventana Nevada
pintaba orquídeas de tinta.
¿O era un monje llamado
Orquídeas de Tinta el pintor
de las ventanas nevadas ?
Rosa
Ha muerto la memoria
de la flor marchita
y aún no nace la promesa
del capullo.
Esta es la primera
y la última primavera.
No se ha abierto antes
ninguna rosa.
(G.M.)
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WALTER ROJAS: DE POETA A GRAN POETA por José
Martínez Fernández
Walter ya había escrito poemas. Y antes que llegaran los años ochenta ya se
empezaban a publicar en la revista “Palabra Escrita”, en otros medios. Después
aparecerían en la revista “Extramuros” y otras.
Su poesía sería antologada –años después- por Luís Araya Novoa, Mayo Muñoz y
otros. Cuando el poeta recibió su título profesional se fue de Arica. Anduvo por el centro
y sur del país.
Allí publicarían sus libros Ediciones LAR (de Omar Lara) y las Ediciones de la Quinta
(Intendencia de Valparaíso). Ya el poeta ha sumado varias distinciones.
Pero Walter Rojas Álvarez no era un poeta para quedarse entre muchos. Era un valor
para separarse de esos muchos. Con su trabajo “TODA HISTORIA ES REDONDA
COMO LA TIERRA…” lo está consiguiendo. El trabajo lo divide el aeda en “tres
escenas”, como las llama. Es un texto que no para, que da luces a cada instante, que
vislumbra con una belleza que no se toca, que muestra el verbo a cada segundo.
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Realmente un gran poema.
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Siguiendo la ropa tirada de los estrípers.
Un artículo de Emiliano Pastor Steinmeyer
Esta noche sí es noche. El cielo con estrellas sí me saca lo alto y lo inmortal; esta noche sí estoy encima, sí creo que
de alzarme como un fuego, llego a una boca única.
Walt Whitman.
Vicente Aleixandre.
En primer lugar me pareció que la totalidad de las cosas del mundo me era inaccesible porque no
iba a vivir para siempre, y en consecuencia tenía que tomar partido por ciertos fragmentos de la
realidad, ciertas zonas favoritas, con un olor especial para mí, y sumarme a ellas para que pesen
más en la balanza de múltiples platos. Lo hice. Pensé que podría defender la luz en oposición a la
oscuridad y que esa era una buena razón para luchar todos los días en la escritura y en la vida,
aunque me quedara sin sueldo o sin amigos. Elegí de esta forma algo externo a mí y me posicioné
a su favor, le subí el puntaje, traté de darle mayor proyección, dediqué los primeros años de mi
vida a defender esa parcela de tierra, y aunque me cansé de estar de pie bajo la lluvia, haciendo
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guardia e impidiendo que entraran elementos dañinos, seguí, seguí y naturalmente me volví
combativo, porque los elementos dañinos eran muchos: la mayoría no pensaban como yo y
defendían sus propios intereses (como yo). Había muchos artistas que trabajaban de esta manera
y se los podía comparar fácilmente con figuras de guerreros o de héroes (así empecé a ver que las
conductas humanas se repetían y se superponían como pliegues). Un cineasta austriaco filmaba
para luchar contra la sociedad del espectáculo, alguien se suicidaba para defender a un
emperador, en la Casa Blanca se firmaban papeles con garabatos cada vez más bellos; todas esas
acciones, sin importar que fueran fáciles o difíciles, que fueran del derecho o del revés, se
parecían de algún modo a las mías. Todas eran posturas combativas; todas asumían primero un
carácter belicoso en la naturaleza y luego se adscribían a él.
En segundo lugar me pareció que dado que la totalidad de las cosas me era inaccesible, y dado
que ser combativo no era realmente mi naturaleza, mi ideal debía ser precisamente acceder a la
totalidad de las cosas aunque fuera un despropósito. Los taoístas tienen un concepto de no–acción
que es algo muy distinto de la inacción, y lo cierto es que desde que empecé a conocer la cultura
oriental llegué a la sospecha de que esa no–acción por la que los individuos se aproximan al Tao
podía ser el grado más alto de acción y la confluencia final de los caminos. Zhuang Zi dice que el
gran Saber todo lo abarca, el pequeño todo lo divide. Las grandes palabras son fuego. Las
pequeñas, balbuceos inútiles. Y más adelante añade que el que debate, nada alcanza. Si yo, en
vez de elegir una parcela de tierra como propia, no elegía ninguna y decía que no tenía patria, que
sentía indiferencia por cada una de las parcelas, era probable que no necesitara viajar por todas
ellas para que formaran parte de mí; y entonces yo formaría parte del todo. Ese era manos o
menos el plan. Sería un trabajo largo, pero digno para dedicarle una vida entera; acabaría
pareciéndome a la naturaleza, formaría parte de su conciencia común y me dejaría estar para ser,
contemplativamente.
Todos los estríptis tienen la misma estructura: entra alguien vestido, se va quitando la ropa,
queda desnudo y se va. El estríptis en sí es el proceso de desnudez; el anhelo del que lo mira está
puesto de cara al momento el final, si bien ese anhelo se sostiene gracias a que las prendas se
quitan una a una y no todas a la vez. Esta prolongación del conflicto desnudo/vestido provoca
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placer y al mismo tiempo implica una dificultad en su realización, como si dios hubiera
determinado las cosas de modo que el estríper no pueda ser cualquier persona en cualquier
situación, sino determinada persona en determinada situación: algo, ciertamente, extraño. Es
probable que el deseo de quitarse la ropa sea contagioso; es más probable que el estríper contagie
no sólo un deseo de desnudez sino también un deseo sexual de unión.
Entre partes de cuerpos de desnudos son posibles las caricias. No es lo mismo acariciar una
camiseta que acariciar un pecho. La boca y la nariz, para respirar idealmente, necesitan estar
desnudos. Enmascararse es en la mayoría de culturas lo mismo que adoptar una respiración ajena:
sea por deseo y placer propio o sea por presión social, taparse el rostro es un gesto de alienación,
no de interioridad. Cuando lloramos de verdad o mejor dicho para la verdad no nos tapamos la
cara ni nos enjuagamos las lágrimas. La verdad, que para este artículo existe, está en el cuerpo
desnudo. Cuando llegamos a nuestro cuerpo llegamos a la conciencia máxima de la naturaleza,
llegamos a un punto único que es, según mi hipótesis, de carácter alegre. El centro de uno mismo
es gozoso y es nuestro destino. El enfermo se hunde si se queda quieto, pero si se mueve se pone
en pie sobre la tierra, y firme, y sonriente, y plácido, y sin proponérselo contagia su nueva salud a
otro enfermo. Pero el movimiento es posible en la medida en que sea posible la libertad del
individuo, y la libertad depende también de fuertes factores externos. Liberar y liberarse son
cosas del día a día en este oficio; seamos responsables con nuestra libertad y con la de otros.
Hay estríptis que quedan incompletos, borrosos, interrumpidos por la muerte o el cansancio, y
estos son particularmente perturbadores, sobretodo cuando prometían un cuerpo interesante. Lo
incompleto excita también, y estos estrípers de la indecisión, del mejor me quedo a medio
camino, generan a su vez más indecisos, más amantes del estar siempre sobre la cuerda floja;
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entonces el movimiento cesa y se queda
temblando ahí, justo en la mitad de la
metamorfosis, mostrando impúdicamente sus
formas contradictorias, doloridas, y haciendo
de ellas una bandera. Una bandera que es
como un ala rota (¿de quién?) que no pudo
llegar (¿a dónde?). Lo que está siempre
quieto, aunque tiemble, o bien está desnudo
de antemano o bien no puede desnudarse. El
estríper, como método, se mueve; por eso
muchos usan la música para coreografiar más
fácilmente el movimiento y apoyarlo en algo
diferente del vacío. Sin embargo es cierto que
se puede estar yacente toda la vida, entre otras
cosas se puede llorar o tener una rabieta tras
otra sin mover un solo músculo, y digo de
nuevo: lo que está siempre quieto, por más
que tiemble, si está vestido no puede
desnudarse. Porque el estríper se desnuda,
nunca es desnudado y por tanto es
responsabilidad de uno elevarse de sí mismo.
Disparando un arco, es la propia flecha quien
se puede clavar en lo alto verdaderamente, y
dependerá de ella el éxito de su vuelo, no de la habilidad o el amor del arquero.
El estríper ideal canta con todo el cuerpo igual que una campana vibrante. Un movimiento es un
sonido: una sonrisa o encogerse de hombros pueden amansar a las fieras como una flauta mágica.
Esto le permite a alguien decir a su amante esta música nace de tus senos. Caminando se puede
dominar el horizonte y ver, más allá del mar, los no-límites. La fe es el motor de ese caminar,
porque entre uno mismo y su propio dios se genera un sistema de dos estrellas, donde la gravedad
de la segunda va absorbiendo poco a poco a la primera y la separa de sí misma para moverla y
fundirla en un solo astro. Muchos instrumentos pueden servir para formar puentes entre uno y
dios, obviamente no sólo la escritura ni otras formas artísticas (si bien son los métodos elegidos
por mí), pero siempre se va a tratar de un estríptis. Desnudarse es una celebración de la fe. Ni
dios es más importante que el hombre, ni el hombre es más importante que dios; la fe de uno
hacia el otro y del otro hacia el uno es el tercer elemento que los integra a ambos.
El estríper es observado (por personas, por luces, por paredes o por sí mismo): ahí está su
responsabilidad. Dada la relación directa entre el mundo y su estríptis, ambos se modifican
irremediablemente. Si un estríper se canta verdaderamente a sí mismo, su canto no será narcisista
y no provocará una fuente de dolor irresponsable. Si convive con salud con su propia muerte (que
está siempre a su izquierda, a la distancia de un brazo, lo sé de oídas y también por experiencia)
no se convertirá en un ser venenoso. Cuando una parte del cuerpo está ya desnuda, pongamos por
ejemplo el brazo izquierdo, éste revela que es un brazo y no otra cosa (no es una rama ni un
paraguas). Es entonces cuando la piel del brazo puede empezar a reflejar la luz del sol o de una
lámpara y puede ser visto por nuestros ojos pero también por otros y, quizá, por la luz misma. Así
el brazo se aleja de nosotros y al quitarle la ropa que lo cubría dejamos que vaya lejos como no
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nuestro. La interioridad máxima ilumina. Por eso la soledad verdadera conduce a la
comunicación. Por eso la subjetividad absoluta comunica la verdad.
En realidad el concepto de desnudez, a priori, no significa nada. No hay una sola desnudez, más
bien hay todas y cada una. El concepto de desnudez no es más que un concepto vacío hasta el
momento en que se llena con un cuerpo concreto, cosa que sucede muchas veces y de diversas
maneras. Cada cuerpo, gracias a sus diferencias particulares, reinventa la desnudez.
Las contradicciones con que nos encontramos cuando intentamos desnudarnos son crueles con
nosotros, este artículo no pretende en absoluto combatir o negar el sufrimiento profundo, pero sí
decir que las contradicciones están hechas de tela, de algodón, son ropa. No son enfermedades
psiquiátricas, son pantalones, dos calcetines, un anillo. No son revoluciones frustradas, son pieles
que no son exactamente nuestras ni de nadie y que duelen más que tiritas que se arrancan
lentamente. Sí, duelen más: mis compañeros de trabajo y yo lo sabemos con seguridad, lo
aceptamos como podemos y seguimos. Poco espacio al dolor en este artículo, aunque sea grande
en la vida y nos siga diciendo suicidaos. En definitiva ya hemos pensado suficiente en
oposiciones, y ahora sabemos entre todos que la luz es propia del día y es propia de la noche. Son
sus movimientos oscilantes los que definen ambos estados (y no su ausencia y su presencia), y
siempre es ella, la misma, la que le dice al día que es de día y la que le dice a la noche que es de
noche.
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Recordando a Omar Cáceres.
La imagen que nos queda del
talentoso poeta Omar Cáceres,
escritor de intensa pero
escasa obra nacido en
Cauquenes en 1904, se
enmarca dentro de un halo de
fugacidad y misterio. Quienes
lo conocieron entre los años
treinta y cuarenta, antes de su
crudo deceso, lo recuerdan en
términos que aluden de forma
coincidente a su carácter
fantasmal.
Hollarán conmigo la soledad en que he abierto una nueva salida hacia las cosas
Voz Caceriana condenada al olvido la cual, paradójicamente, se torna de culto. Ella es tributaria
del génesis de un único y gran libro “Defensa del ídolo” , publicado originalmente en la capital
el año 1934. Este título, una leyenda del malditismo poético nacional, tuvo muchas erratas y una
modesta edición que sin embargo, no impidió el rescate y posterior difusión de la obra y la
devoción que grandes como Pedro Lastra le han prodigado.
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El joven poeta, marcado por la vanguardia profunda de ese entonces, logró la admiración y
envidia de muchos, pues ha sido él único escritor nacional prologado por Vicente Huidobro. A
su regreso de Francia, el epónimo creacionista le dedicó una verdadera apología que iluminaba
sus rumbos poéticos
"Estamos en presencia de un verdadero poeta, es decir, no del cantor para los oídos de la
carne, sino del cantor para los oídos del espíritu. Estamos en presencia de un descubridor, un
descubridor del mundo y de su mundo interno".
Al final, el autor prefirió desecharla, las causas, como casi todo en el poeta, esta vedado por un
tamiz de bruma, aunque se especula sobre el desagrado de Cáceres ante los duros
comentarios e intención que subyace en el prefacio del amigo Piedra.
Al respecto podemos recalcar que el sepulcral hombre fue un rígido perfeccionista. Esta actitud
lo llevo a un rechazo extremo hacía su publicación, al punto que, recién salida de la imprenta,
tajante se decidió a quemarla en el jardín de su hogar. Los remanentes tras su violenta
reacción, dejan diseminadas algunas copias de su obra, los originales se conservan en la
Biblioteca Nacional y a partir de estos se ha podido comunicar su trabajo a la posteridad. Hoy
podemos disfrutar del poemario “Defensa del Ídolo” reeditado y listo a ser actualizado por
nuevas generaciones de lectores. Acompañamos uno de sus poemas.
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Anclas opuestas
A las conclusiones o perspectivas que podamos llegar a través de esta obra, hay que añadir el
estudio de material inédito, bosquejo original de Defensa del Ídolo el cual cuenta con otro orden
y ligeras variaciones, además hay bitácoras y series de poemas que quedaron en el tintero o
bajo una fase de revisión; estos documentos, recuperados en los últimos años, permitirán
arrojar luces no sólo respecto al trabajo poético de Cáceres sino contingentes al
fructífero periodo que experimentó nuestra literatura, especialmente la poesía a
comienzos del siglo veinte.
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“cuando nada se espera de la vida, algo debe esperarse de
la muerte”, desde aquel silencio de lo incierto, se dibuja el
trágico destino del escritor que no podemos obviar. Su
asesinato aún no ha sido resuelto. Acaecido en agosto de 1943,
el occiso fue encontrado sin identificación, cerca de un caudal
de Santiago, se discute si el cadáver apareció en la ribera del
Mapocho o en una zanja de un canal de regadío en la comuna
de Renca. El sombrío crimen se explica como un asalto, pues
pretendían arrebatarle el violín, afición que se vincula a otro
mito Caceriano, su pertenencia a una orquesta de Ciegos, al
igual que en la obra teatral del español Buero Vallejo, El
Concierto de San Ovidio.
Se, por fin, que lo que digo ya esta dicho; mis palabras solo me pertenecen. Pero, después de
todo, mi grande emoción, la trágica experiencia de mi espíritu, son autenticas. Y ese es el punto
de partida desde el cual y a través de esfuerzos mejores, los jóvenes que verdaderamente
odiamos el pasado y el presente, a fuerza de amar el porvenir, lograremos, si no alcanzar, por
lo menos preparar, aquel vasto equilibrio que habrá de liberar a la humanidad, haciéndola
revelarse a si misma en su esencia mas intima."
Por tanto, en esta materia parece más válido pensar en términos de Harold Bloom, critico
norteamericano deconstructivista y poseedor de una particular teoría poética, y afirmar que
Cáceres lanzó su lamento personal en búsqueda de un significado más allá de la forma y logró
brillar con un rápido destello, un espectral centellear del tropo, de la figura y las ataduras
simbólicas de su tiempo, de su generación y la influencia o más bien “influenza viral” de los que
lo anteceden y los que se aproximan a su trabajo de forma superficial en busca de escándalo y
morbo.
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LA BODEGA DEL SILENCIO
UN RELATO DE MARIETTA MORALES RODRÌGUEZ.
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RECORDANDO A MAHFÚD MASSÍS por Daniel Rojas.
Entonces espantaos, queridos
burgueses: un día el arte no será ya
necesario señalo profético el Poeta
nacional Mahfúd Massís; simbolista,
esperpéntico, Rokhiano constructor
de letrados Apocalipsis. Massís nació
el año 1916 en Iquique.
La cosmogonía de espectros
poetizados, construye realidades que
se hilvanan con la potencia del
lirismo, la musicalidad y la imagen
grotesca como en un bello cuadro de
Rubens.
29
Mente comprometida hasta la medula, visión fuerte, crítica y sin concesiones. A continuación,
algunas líneas de su prosa dura pero veraz.
Es una gran desgracia que ciertas ideas no puedan reducirse a vulgares hechos de policía para
encerrar a su autor en el panóptico de los delincuentes comunes, o arrastrarlo hasta el banquillo
por el delito de genocidio intelectual (…) Maldición bíblica para quien exprime en sus bocas el
zumo de la vid envenenada, para el negrero que impulsa la prostitución y la muerte
construyendo conventillos o incita al crimen, levantando presidios, en lugar de edificios
escolares. (De Asesinos de la opinión pública)
Importante miembro del clan, la obra de Massís maduró al interior de la Editorial llamada
Multitud, y en innumerables ocasiones la pluma debió ser defensora de esa estirpe de
artistas malditos y denostados por un país que tiende al silencio sepulcral y proselitismo
literario. Massís a punto de retornar a su hogar, luego de un largo exilio, falleció en Venezuela,
el año 1990.
Oficiando como agregado cultural en la tierra de Bolívar, le fue dada a conocer, la noticia de su
exoneración e imposibilidad de retorno. Desde aquella patria adoptiva difundió el arte nacional y
denunció como en los tiempos de Polémica, los abusos en contra de sus pares. Lo cual
demuestra como en todo su crear, ya sea cultural o político, hay algo de aleccionador, de
apelativo y remecedor de consciencias. Sin el burdo tamiz panfletario, Massís reconoce su
actitud general contra lo establecido y el deseo de crear un libro que sirviese de bandera
30
a su pueblo. Atravesado por el fracaso y el sino maldito de la humanidad que decae en pasión
inútil y fragmentada, añade. (…)Mas sólo fui capaz de producir fragmentos salobres cargados
de mi propia humanidad despedazada.
Piezas que podemos reconocer desde 1942 cuando publicó Las bestias del duelo y Ojo de
tormenta. Luego vendría Los sueños de Caín (Cuentos, 1953), con el obtuvo el Premio
Renovación de Ministerio de Educación Pública de Chile ese mismo año prolífico para su
carrera fue favorecido con el Premio de la Sociedad de Escritores de Chile por su ensayo
Walt Whitman, el visionario de Long Island.
También debemos mencionar Elegía bajo la tierra (1955); Sonatas del gallo negro (1958); El
libro de los astros apagados (1965), que obtuvo el Premio Alerce en 1964; Las leyendas del
Cristo negro (1967); Testamento sobre la piedra (1971); Llanto del exiliado (1986); Este modo
de morir (1988); Antología: poemas (1942-1988) publicado por la Editorial Venezolana Dialit
(1990) y Papeles quemados (2001), publicado póstumamente.
31
presocráticos, al Libro de los muertos y a la voz profética de poetas mesiánicos como Dante,
Hölderlin, Poe, Rimbaud y Kafka. Retornan también en su obra, los orígenes orientales,
palestinos y libaneses, reproducidos en la violencia de las imágenes, la profusión de seres
milenarios que atraviesan sus poemas y las reminiscencias ditirámbicas de su verbo. La muerte
es el eje del tono angustioso de sus textos”.
Palabras en el Muro.
Cuando el ángel terrible embiste al poeta con su cornamenta obscura, entre la yedra y la
sangre, asoma un rostro de asesino pálido, que aplica a la obra de arte su melancólico ojo de
vidrio.
Al anochecer se cubre la calva; sueña con los ejemplos “olvidados” del arte de antaño y tiembla
su diminuto corazón entre la manada de críticos literarios, ultramontanos y feroces.
Apiadaos entonces del poeta, “del desarreglo de sus sentidos” (que no es sino una nueva
organización de los sentidos), que preconizara un día aquel fascinante piojoso de Las
Ardennas, al que nunca pudieron perdonar esos bribones!
32
La Transfiguración
vea tan mal. Para salir de la duda me miro en el reflejo de la ventana. Craso error, creo que me veo peor.
Vamos pues, andando, y rapidito, me dice don Horacio, mi jefe, a lo cual respondo sumisamente que si,
que claro jefecito, que voy volando. Bajo los cinco pisos que me separan de la superficie. Camino tres
pasos y ya se me ha olvidado a lo que me había mandado don Horacio. A ver, una breve
retrospectiva...claro, eso era: depositar ciento cincuenta mil pesos en el banco que esta a cuatro cuadras
de acá, todo el monto a la cuenta de don Sergio Aguayo Meneses, para mi, un perfecto desconocido.
Nubes lentas y espesas bullen en el cielo gris-azulado. Vientos gélidos circulan en dirección
sureste. Emprendo mi marcha. Alguien me saluda, pero no logro reconocerlo. Me parece que era Matías
o quizás Eduardo, ambos charlatanes de primera. Uno de los dos debe ser o tal vez ninguno. Siendo uno
Camino rápido o la gente camina lento. Me detengo ante el semáforo en rojo. Todos pasan,
incluso una señora con nieto y todo. Le digo que tenga cuidado, que a su amado nieto lo pueden
atropellar y hacerlo puré. Ella me dice que te importa, que el nieto es mío y que ella hacia lo que quería
con el. Yo le pregunto, si aparte de malcriarlo dándole en el gusto a sus más mínimos caprichos, le ha
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enseñado algo de cultura cívica al pequeño. Eso de cruzar con el semáforo en rojo, de no botar la basura
a la calle, de dejar bajar antes de subir. Ella no me mira ni me responde y me deja hablando solo o con el
aire cada día menos respirable. La turba apurada por no se qué me pasa a llevar como si no me vieran o
El día se ha nublado en toda su magnitud. Una leve brisa balancea la basura de las calles de
aquí para allá y de allá a mis pies. Se regalan libros aquí, dice en el escaparate de una librería. Entro y le
pregunto al dueño si me regala un libro. El me responde secamente que no, que solamente los venden.
Le digo que ahí dice que se regalan. Me dice que aprenda a leer y que vea bien el letrero. Veo: REGALE
SUS LIBROS, AQUÍ. ¿Y los vende?, le pregunto. El me responde que si. No exento de ironía le digo que
noble negocio tiene usted. El me responde que salga antes que te eche a patadas. Yo le obedezco
instantáneamente. Producto del altercado con este sinvergüenza, otra vez se me olvida a lo que me
había mandado don Horacio... ¡Ah si, claro! El depósito. Son ciento cincuenta mil pesos, como me
gustaría que fueran míos. Doy un suspiro largo y triste, es evidente que el monto no es para mí sino que
para Sergio Aguayo Meneses. Continúo mi camino. Muñecos parpadeantes de plástico, de goma, de hule
o de tripas parecen levitar en el vértigo callejero, prefiero mirar el suelo antes que “eso”. Pienso, tal vez
sea mi día de suerte y encuentre algún billete caído de los bolsillos de un transeúnte despistado. Boletas,
envoltorio de dulces, palos de helado, colillas de cigarro, hojas resecas, nada de billetes. ¡Oh, disculpe
señor! no me mire con esa cara, chocar con usted no fue intencional ¿Pajarón me dice? Claro, tiene
Desde aquí diviso el banco. Hay una larga fila que sale a las calles. Por suerte traigo mi libro de
Joyce, Ulises, lectura suficiente para toda una vida y más. Voy a un mesón, relleno los datos en la cartola
y me pongo en la fila. Soy el último. Leo. Pasan diez hojas o veinte paginas y ya quedan dos personas
antes que yo, suficiente para leer un poco más. “Don Juan Comee caminaba y se movía en tiempos de
antaño. Era humanitario y enaltecido además. En la mente portaba secretos confesados y sonreía a
caras nobles sonrientes en salones encerados, techados con rebosantes racimos de frutas las manos de
una novia y de un novio, noble con noble, fueron trabadas por…”. Alguien me toca el hombro ¿Qué
sucede?, le pregunto. Pasa flaco, me dice. Adelanto el libro hasta la pagina 677. Ahí está el depósito.
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Siete billetes de veinte mil y uno de diez mil, estirados, inmaculados y de última generación. Paso a la
ventanilla. Me atiende una bella y dinámica cajera. Le entrego el dinero, digita los datos con rapidez y me
entrega el comprobante. Le digo gracias y me quedo paralizado pensando una melodía tal vez dedicada
a su eficiencia. Mmm, hexafonía pura. Deberé arrojar todas estas notas al pentagrama, cortarlas en
pedacitos y lanzarlas al viento, algo parecido a lo que hacían algunos compositores contemporáneos.
Permiso, me dicen. Respondo pase usted y salgo despreocupadamente. La fila ahora es mas larga. ¿En
que parte había quedado del libro? En la página doscientos treinta... ¿Y el libro? Oh, fatal, se me ha
quedado en el mesón. Me devuelvo, lo diviso, ahí está, intacto. A nadie le interesaría robar un libro, solo a
mí y en su gran minuto a Roberto Bolaño. Voy a su rescate, lo tomo y la cajera me sonríe. Me enamoro
por diez segundos de ella. Dos pasos fuera y su rostro ya se me ha olvidado. Repaso: deposité el dinero
y tengo el libro en mis manos, puedo seguir mi camino. Una veinteañera me mira o por lo menos así me
parece. Me detengo para conocerla pero pasa de largo; un mundo ha quedado sin develar. Me siento en
una banca a fumar un cigarro sobrante de una noche que ya no recuerdo. Grandes bocanadas se diluyen
como si nada en la atmósfera. Hoy es viernes, creo que iré a ver a mi amigo Nicolás, tengo ganas de
hablar por horas. Soledad, te dejaré descansar, si mi niña, esta noche. Amigo ¿desea conocer un poco la
religión hindú?, me pregunta un tipo calvo y vestido con túnica blanca. Le respondo que si, por supuesto,
que el oriente me seduce. Tiene frío, el viento se le cuela por todas partes. Habla, habla y habla. Yo lo
escucho, pero mi atención está puesta en otro lugar, en un árbol que se deshoja, en una paloma que
picotea infructuosamente el piso o en una nube que tal vez imita la cara de algún presidente. El lo nota,
pero parece no importarle. ¿Qué le parece?, me dice. Le digo que claro amigo, que las oportunidades
deberían llegar para quienes realmente se las merecen ¿No cree? ¿Que esta diciendo señor? me
pregunta algo asustado. Le digo que no se asuste, que me escuche y que no se vaya. Paganini ¿Lo
conoce? hizo pacto con el diablo, de eso no tengo dudas, un tipo normal no puede tocar así el violín,
aunque yo no crea ni en Dios ni en el diablo, pero en algo hay que creer, todos me lo han dicho, hasta mi
hermanita de tres años que no sabe la diferencia entre el bien y el mal. Y Claro que creo en algo, creo en
el criterio y el sentido común de la gente, que con eso la justicia se haría por si sola sin jueces corruptos
ni dioses injustos ¿O usted encuentra que un asesino en serie, con todas las pruebas en su contra, tenga
derecho a un abogado? creo que le dije al chileno-oriental antes o después que desapareciera de mi
35
vista. El cigarro se me acaba, no me quedan más de dos fumadas. Le pego la última calada, lo tiro al
suelo y lo aplasto como a una cucaracha. Reanudo mi camino. Los edificios me miran con sus miles de
ojos puestos en sus miles de ventanas, me siento intimidado. Camino rápido y llego en pocos minutos a
mi destino. Hay tres personas esperando el ascensor, prefiero irme caminando. Subo las escaleras con
energía desproporcionada. Mis zapatos retumban en cada piso. Me siento bien, I feel good, Je me sens
bien, deduzco que el tratamiento contra la depresión esta dando resultados. Las pastillas son efectivas y
un médico respalda mi adicción. Un drogadicto con recetas, que yo sepa, nada que vaya en contra de la
ley. Pensamientos irracionales pero felices van, vienen, salen por la ventana rebotan al primer rayo de sol
que asoma, se multiplican, convergen, forman constelaciones y desaparecen. Lamento no haber andado
con un lápiz para haber anotado algo, mi memoria a corto plazo está cada día peor, pasarán cinco
minutos y ya nada recordaré. ¿Como te fue? ¿Quién me habla? Ah, don Horacio, Muy bien, le respondo
con seguridad, o creo que tal vez le dije otra cosa, que en diez años me compraré un piano y que me
pondré a sacar sonatas de Beethoven. Ya cabrito cállate que me mareas, me dice y entra a su despacho
cinco estrellas. Y yo creo que aquí no hay nada más que hacer, por ahora. Miro por la ventana hacia la
calle. Hay un taco de proporciones. Bocinazos que crean intervalos disonantes, garabatos imposibles de
transcribir al papel y una catedral dando campanadas cada cuarenta minutos se confunden con esa
melodía Debussyana que no logro retener. Me siento en el escritorio y todas las incertidumbres vuelven a
mí. Sin embargo, no sin dificultad, logro rescatar algunas certezas: Fui al banco e hice el depósito, mis
bolsillos seguirán vacíos hasta fin de mes, mi nombre no ha cambiado y desde este minuto, ya no seré el
mismo de antes.
Alexander Lavoisier
Acusamos recibo de la obra de Boris Alejandro Rival Aranguiz, más información o contacto a
progreborobass@hotmail.com - Estudios: Cuatro años de Licenciatura en Música en Utech,
Inacap (ex Vicente Pérez Rosales)
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Acusamos Recibo de una muestra del poeta Alejandro Campos.
Biografía: Alejandro Campos Oliver (Cuernavaca, Morelos, 1983) Licenciado en Docencia (área
humanidades). Diplomado en Artes Plásticas por el Centro Morelense de las Artes. Poemarios: Oraciones
Temblorosas (2005). Ciudad Insomne (2005). Tiempo Azul (2005). Compilador de -Muestra de poesía
Morelense Contemporánea- (2005). Becario en el área de literatura del Fondo Estatal para la Cultura y
las Artes de Morelos (2004-2005). Única mención de honor en el II Concurso de Poesía del ICE de la
UAEM. Incluido en una veintena de antologías de América Latina. Sus textos han sido publicados en una
treintena de revistas y suplementos culturales del país y el extranjero. Actualmente es coordinador del
programa autores y lecturas en Coyoacán y tutor del programa Niños Talento SOGEM – DIF DF; cursa la
especialidad en edición en la Casa del Libro de la UNAM y corrección de estilo. Catedrático de nivel
superior y coordinador de talleres de expresión escrita, apreciación y creación literaria. Director y editor
de diversas publicaciones culturales. Miembro del comité internacional organizador del Encuentro Mundial
de Poetas de Perú. Ha participado en numerosos encuentros literarios nacionales e internacionales en
México, Canadá, Cuba, Perú, Ecuador, Colombia y Uruguay.
En el huerto
que me aturden
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Apostillas sobre algunas obras de Nobeles
Literarios - Segunda Entrega: Kenzaburo
Oe por Daniel Rojas Pachas.
La obra del nipón Kenzaburo Oe busca constituirse como
una historia universal y acabada que se sitúa de manera
original en el recorrido de pasajes solitarios en torno a una
conciencia aún despierta al abrupto cambio cultural que ha
sufrido su nación y que por ende, es protagonista de la
fragmentación valórica de la misma.
El rol del gordo, indispensable dentro de una alegoría antropológica como la de Oe, ve su
acción delimitada en la conducta medianamente imparcial que este sostiene. Todavía no
ha sido devorado por la alienante vorágine de consumo como Mori, su hijo enfermo y en
apariencia, incapaz de entablar un vínculo concreto con la realidad actual y más aún, con la
pasada. A diferencia de este, el gordo se halla dentro de sus facultades, es capaz de
comunicarse con su entorno ya sea en forma retroactiva como proyectiva, por tanto, todavía
tiene asiento en lo racional y esta gravemente atado a lo que fue y por mucho que se resista a
ser como sus progenitores, el gordo es en gran medida víctima y efecto de las estructuras
represivas de esa tradición, lo cual cierra el círculo metafórico de la fábula con el fantasma y
sombra de infamia paterna y la demencia senil y aberrante de una madre que lo acusa y difama,
aludiendo a una locura provocada por una sífilis contraída en el extranjero.
Bajo esos lindes, se desarrolla una historia en el margen inestable del absoluto y el
incierto, posicionándonos en la crisis misma de la postmodernidad. Esta condición
destruye el feudo racional y nos empuja al descreimiento y desfiguración de los valores
jerárquicos, los tabúes y las máximas canonizadas que sustentan lo que se denomina
equilibrio social o armonía para el inconsciente colectivo.
Oe plantea en sus páginas, la superación del placebo social que por largo tiempo sostuvimos
como correas y represión a fin de mantener cohesionadas o mejor dicho coaccionadas las
voluntades. Éramos tributarios de una razón social, de una causa y fin, de un sentido de
propiedad y de valores absolutos. En tal grado, el tema último de este tratado ficcional sobre la
insanidad, es la demencia que todos compartimos y heredemos y en la cual nos vemos
atrapados, ya sea por causas que arrastramos o que no sabemos como enfrentar por temor a la
repetición de fracasos o por la misma incomunicación que no somos capaces de soslayar en
nuestras relaciones.
Con la irrupción de una realidad paródica y deforme como Mori, se desnuda en extremo la
incapacidad de hablar mas no de transmitir el autismo y gravar a otros con expectativas que
oponen su carga sobre el pasado y presente.
38
El hombre gordo o Japón, si queremos verlo así,
se vuelve a causa de Mori, el puente perdido y
frágil que busca desesperadamente, ya sea por
altruismo, piedad o inercia, reconciliar estos dos
universos paralelos sumamente desconectados.
Los abuelos y nietos. La brecha generacional de
cualquier forma se vuelve una cárcel, y el gordo esta
en ese abismo como una existencia posicionada en
los infranqueables límites de la desesperación.
El gordo quiere reivindicar y reconstruir este camino y ser el sostén de su hijo, para ello
se desenvuelve en una realidad que muestra elementos de gran trivialidad, pero
significativos. El reemplazar el sake por Pepsi, expone las grietas en la identidad, un
presente sin rumbo, sin vísceras, inconsciente, y deforme, parodia inútil de lo que fue.
La riqueza narrativa de Oe, logra sin duda concretar una metáfora social exquisita, situada en el
campo de la desrealización de una comunidad y la crisis que implica la adopción y desfiguración
de arquetipos y paradigmas artificiales guiados por el capital. Una excelente pieza que sin
embargo, no logra la universalidad con el lector. Su historia innegablemente plantea la situación
presente y en desarrollo de las comunidades que alrededor del globo, han entrado al tráfico
comercial exponiéndose al bombardeo mediático. En estas, debemos incluirnos y comprender
como se destruye y reinventa el lenguaje y en tal grado la lógica, la cultura y los estamentos tal
como los conocimos y si bien, estas vías alternas de pensamiento y acción, no son del todo
negativas al ser salidas al chauvinismo y una apertura a nuevos modelos comunitarios, a veces
más tolerantes. La crisis nos es menor pues involucra la descolocación y descentramiento de
una gran masa social. Consciencias y espíritus edificados en base a una rigidez cultural.
Sin embargo “Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura”, muy circunscrita a la realidad y
cosmovisión oriental y más específicamente a la japonesa de postguerra, sitúa al hombre
gordo como un producto fiel de su medio, del devenir histórico. Obviamente ese
transcurso no esta desvinculado de nosotros y el resto, el impacto mundial de Hiroshima es
39
ineludible así como el hecho de que en mayor grado, como ellos, servimos de simples
proveedores o basureros de la tecnología y cultura de consumo. Empero, la trama termina por
volverse muy local, gravita en torno al pasado imperial de ese país y su crisis aun no superada
en torno al ya mentado dilema nuclear. Podríamos hacer la analogía común con el tema de la
conquista ibérica para los escritores continentales o a nivel nacional, refiriéndonos al golpe del
73, o el holocausto para los escritores judíos.
Sin embargo la obra esta abierta a más de una lectura, la presente no es ni pretende de forma
exclusiva cortar los límites de interpretación del texto, sin embargo considero es una
exageración editorial el señalar que Oe es el sucesor directo de Dostoyevski, esta obra bien
podría ser un capítulo perdido en una obra del ruso. Los soliloquios de Fiódor logran
anticiparse a su tiempo y aún siguen siendo de manera irrestricta y verdaderamente
universal con o sin premios encima, el continente que envuelve la decrepitud moral, la
ambivalencia del juicio, la relatividad completa del axioma humano en todas sus
dimensiones, y es que el tema de Oe a diferencia del discurso literario del ruso, si bien goza de
un tratamiento peculiar y refrescante, sobre todo por los vasos comunicantes que su
cosmovisión puede entablar con la nuestra considerando además que fue escrita a mediados
de los setenta (en esa medida se rescata su posibilidad de trascender a su medio inmediato),
fuera de lo intercultural; el hombre gordo es tan sólo una metáfora sociológica de un Japón
escindido como cualquier otra comunidad global hoy en día. Periodo en que las culturas más
tradicionales o cerradas, se debaten ante la avanzada tecnológica y el imperio del mass media
y sus arquetipos, viendo como sus descendientes pierden cada vez, de forma más vertiginosa,
toda relación y adhesión a lo que estos evidencian como un pasado de gloria y la forma más
autentica de hallar una ligazón o férrea constitución valórica y de pensamiento.
Un gran ejercicio narrativo, con puntos altos, con elementos desafiantes y novedosos para el
lector promedio, pero una desilusión para quienes esperan que un nobel (aunque este y ningún
premio en realidad, sea garantía de calidad), al menos refleje mayormente el tan mentado
slogan de ”a quien haya producido en el campo de la literatura la obra más destacada, en la
dirección ideal” Sobre todo si se le carga con la osada valoración critica y editorial de alcanzar
el genio de Faulkner y Dostoievski.
40
Acusamos recibo de la obra de la Poeta y gestora cultural,
Ingrid Elizabeth Odgers Toloza -Concepción de Chile,
1955
Muestra de Poemas.
REFLEXIÓN MIRADA
Comienza la aventura de un sueño La fusión de los signos
La penumbra familiar aletea sus párpados La nomenclatura urbana
No sé lo que es ser poeta La calle de los años
Precisamente es una evidencia La jungla del espacio invisible
lo que me hace escribir poesía el juego de la imagen
o ¿axioma? conjuga el tiempo pasado
Una marca invisible que a nada me vincula y los días sombríos
Una práctica que parte de una sombra La secuencia transversal
Un destino no elegido Dormir comer caminar
Una lengua que muerde mi inconsciente Como una rata de laboratorio
O la ausencia pesada insoportable Desencadena lo cotidiano
del límite ESA RUTINA HIPNÓTICA
del juicio ENTRE LA LENGUA Y EL MUNDO
quizás la certeza de no desear ser víctima En todo caso
de un acontecimiento que viene del azar Nada mata la memoria
o la ceguera: De un científico distraído
La falta de memoria El proceso imposible
Quizás Ser poeta Horroriza y Desconcierta
Es luchar contra
ese HORROR.
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La foto de la muerte por Matías Arredondo
Kevin Carter, fotógrafo
profesional, dedicado al
cien por ciento al oficio de
inmortalizar personas,
lugares, momentos y
animales. Su afán por la
captura perfecta, lo llevaba
a madrugar, estimularse
con drogas, las cuales lo
cubrían no sólo del hambre
y el calor africano, sino
también de sus propias
emociones.
En una de sus búsquedas por la foto perfecta, llega a Sudáfrica su país natal, donde
encuentra a una niña derrotada en el suelo por el hambre, nariz en la tierra y con su
alma clamando al cielo. Pero eso no era todo unos metros mas atrás la imagen de la
muerte, un buitre esperando pacientemente el segundo para recibir su festín del día.
Carter recibió el premio Pulitzer, galardón que se entrega a los artistas destacados.
Con la fotografía comenzó a seguirlo el éxito, la popularidad y los premios, pero
también una gran interrogante, después de la foto, ¿ayudaste a la niña?
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ANVERSO LITERARIO: Juan Rodolfo Wilcock
43
estructurar piezas que bajo síntesis rigurosa, desarrollan una agudeza léxica, simbólica e
imaginería que desafía sin miramientos a sus maestros.
Bajo un diseño clásico y lineal va entramando lo cotidiano y burdo del día a día. Insta a recorrer
lo profano y divino y fabula en torno a lo místico e iluminado, cercándolo en los dominios de la
fantasía:
Elzevar le muestra un poco cómo vuela, primero a la derecha, después a la izquierda, después
le pasa sobre la cabeza y le desordena los cabellos como una brisa ligera; pero los clientes de
la orilla del río exigen algo más concreto que una normal exhibición de levitación; uno le mordió
el tobillo en pleno vuelo, otro calvo con peluca lo llamó sodomita y un tercero lo denunció a la
policía, basándose en un artículo del Código Penal que prohíbe exaltar la seducción y otros dos
artículos del Código de Navegación Aérea relativos al vuelo urbano sin documentos. Después
de lo cual Elzevar tuvo que mudarse a otro recodo del río, peligrosamente frecuentado por
familias y pescadores con cañas, incluso de noche. (El Ángel)
La retórica de Juan Rodolfo Wilcock procura imponerse por metáforas que recaen sobre lugares
comunes con humildad, notable pericia y rupturismo:
Más subían las aguas, más optimistas se volvían los comunicados distribuidos por las agencias
de noticias, más inminente era declarado el reflujo de la marea, con la consiguiente adquisición
por parte del patrimonio nacional de nuevas e ilimitadas extensiones de tierra enriquecida por el
fértil humus de milenios de vida submarina. Por eso nadie hizo nada, y cuando el último
habitante, que era justamente el presidente del consejo, se encontró en la cima de la más alta
montaña del país, con el agua al pecho, se oyó decir a los ministros que flotaban en torno suyo,
cada uno aferrado a su propio escritorio: "Valor, excelencia, lo peor ya pasó". (La Atlántida). En
cuanto a su poesía, hay una mixtura que revela el espíritu retaguardista de los cuarenta y la
absorción consciente y privilegiada al hallarse dentro de un periodo bullente, de gran innovación
y manifiestos que lo colocan como intelectual privilegiado ante las corrientes y su escalada.
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Nunca la voz de un ángel imitará tu voz
ni entre follajes trémulos repetirá mis versos,
y jamás en idénticos, cíclicos universos
volveremos a amarnos con este amor atroz.
Bajo extraños crepúsculos los otoños rosados
verán caer las hojas sobre las hojas muertas;
no nos verán pasar por las plazas desiertas:
como Corinto y Tebas seremos olvidados.
No quedará ni un signo de nuestra permanencia,
una carta, un anillo con nuestras iniciales;
nadie sabrá en las diáfanas noches equinocciales
que te amé y que me amaste con tanta vehemencia.
45
POEMAS DE DAZET.
Poeta argentina nacida en Buenos Aires en 1979.Parte de su obra literaria se publicó en la
antología "Cadáver en mano (Visceralia Ediciones, Santiago de Chile, 2006). Su texto “V” ha
sido seleccionado para participar en la obra “Verso a verso” (Editorial Dunken, Buenos Aires,
2008).Colabora en diversas publicaciones literarias, como “Los Digitales” de “Puertas Abiertas”.
Otros textos de su autoría pueden encontrarse en: http://blog.myspace.com/respirarpuedeserunfracaso
no el estómago cansado
yo me postergo y me rebelo
y cargo heridas
es la lo
que das
46
la cocina tiene patas son las arañas restantes
de la comida podrida
de mamá
muerta
II
y elevo al mundo
temblar
metástasis es mi hermana
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Cinosargo se complace en presentar el trabajo del Poeta y Artista Plástico Guillermo Aldaya, más
información del autor, en su página de poesía cubana llamada Arco y Espuela
(http://arcoyespuela.blogspot.com/).
Poeta y artista plástico cubano (Holguín, 1953); vivo en Rio de Janeiro, Brasil, desde 1991. Tres
libros publicados, entre ellos uno de poesía (Fuera de Set), y un número considerable de
exposiciones (de grabado, dibujo, serigrafía, etc.), en ciudades de Cuba, Brasil, Japón
(Kumamoto) y los Estados Unidos (Tampa). Fotografías mías pueden verse en la Galería inglesa
Saatchi Online. Mantengo, entre otros, el blog de poesía cubana "Arco y Espuela".
48
49
FUGACIDADES por Wilfredo Carrizales
1
Que la luna es un baluarte en el reflejo del estanque. Que el hombre desea golpearla y se golpea y se sumerge y
nunca duerme.
La luna fabrica guitarras, crea laúdes y hace su balance mensual. La casamentera come su pastel de luz y embarazada
queda. El halo pare un apogeo y los otoños comienzan sus críticas de los eclipses.
En cada hoja de árbol la luna establece un calendario. Los trenes que se imaginan se redondean en los andenes. Los
viajeros imposibles se llenan de intereses y rememoran los paisajes acuáticos que no existen.
Que los sapos se comen a la luna llena. Que no era todo miel sus entrañas. Que el declinar de las corrientes viene con
la menstruación.
50
2
Los gansos atraviesan la puerta y miran a lo lejos las nubes en el sur. El río resucita en su rostro; un sello de lodo
marca el trabajo de las aguas.
Los hombres tienen que ser fuertes y nombrarse; los niños claman por un país. Las aristas de los apellidos se leen
entre palabra y palabra de los hijos.
Ya todo se extingue. Los bellos corceles de antaño pasaron por alto a los adecuados descendientes.
El capataz penetra la línea prohibida. Las ramas de los árboles se curvan ante la majestad del aire. Los brotes se
alejan de las yerbas y los árboles. Una cuerda negra busca con insistencia el cuadrado de una cabeza.
51
3
Observo a dos mortales y mis ojos se oprimen cuando los ven. Sudo a la inversa de los otros hombres. Presionan mis
dedos la corteza de un álamo. Mi corazón se esculpe y a conveniencia baja.
En un callejón alguien arroja un paquete. Pronto se da la orden para que no se abra. Los vecinos toman bebidas
nocturnas y dentro de sus ropas las hormigas construyen ciudades.
52
4
Los cereales recuperaron los apelativos. Las flores titilaban con brillos de jades sucios. La mujer más vieja aplastó su
cara contra la pared. Dejó al descubierto las alhajas.
En las moreras la luna se comía a los gusanos y blanqueaba su camino. Hubo quien dijo que los cuchillos provocaban
la iluminación.
Las larvas de los barrenillos prefieren la cal. Los escarabajos se hartan de carne olorosa. El viento azota a los sauces
y los gallos corren tras las sombras que abandonan los gusanos.
53
5
Cuando el sol se yergue en su centro el mediodía aguarda en un quiosco. En el islote de arena el agua estancada
impone los linderos de las playas. Los dardos de luces se precipitan sobre los esquifes. Las libélulas obran contra la
ley natural.
Un viajero se extravía y hace guiños al destino. Protege su vientre con pingas de bambú. Sufre un bochorno y avanza
derecho hacia el peligro.
Los renacuajos empeoran, súbitamente, su suerte y pecan, a pesar de la viruela. Se entretienen en su jugo lechoso y
salvan sus vidas al escapar de contrabando.
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El espía da un traspié y cae y luego camina con mayor prisa para no revelar su secreto. Su mujer lo secunda y le
engoma el pelo. El resultado no puede ser más satisfactorio.
Escribe sobre seda el espía y compone alabanzas al jefe. Luego aplica las orejas como el perro de la fábula y se
repliega a la contigüidad del sometimiento.
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AGUA/VIENTO por Wilfredo Carrizales
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AGUA/VIENTO
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LA DAMA INCÓGNITA POR WILFREDO CARRIZALES
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LA DAMA INCÓGNITA
La dama quiso reconocerse en la postergación del arco iris, mas la semilla que le
amargaba le impidió el tránsito hacia la elocuencia de los matices. Su corazón,
velozmente, produjo una pedrada en el techo agonizante de un reino sustentado en
mármoles obsesos. Ella había visto ejecutar a los caballos rebeldes y había
contemplado a sus fantasmas encabritados en las noches con crines de tinieblas.
La dama deseaba descansar encima de las flores de loto enamoradas de los cantos de
la rana. Entretanto el brillo de los signos agobiantes de ilusorias campanas guiaba sus
pasos en los recodos de un tiempo súbitamente amaestrado. Sin embargo, el tesoro
prometido bostezaba debajo de las lápidas que el cansancio de los siglos había
mantenido inmóviles.
Alguien le habló a la dama. Una voz de imprecisa gravedad le hizo girar el cuerpo. Era
el destino irrevocable que imantaba sus pasos y los conducía hacia el silencio de horas
torcidas. Sus ojos se desnudaron y mostraron la fábula de un oasis que se perdió en
medio de tormentas de arena en la frontera movediza.
La dama arrinconó los paisajes que la sensualidad evocaba para ella. ¿Cuál de ellos la
hacía suspirar? El de las montañas con caracoles y un cieno terso que soportaba el
peso de los cuerpos, mientras los grillos acumulaban chirridos en cada capullo y
copulaban para mantener el equilibrio del fuego en el crepúsculo.
La incógnita dama cambió de improviso su traje y una nube vaporosa, magnánima, sin
incendio notable, se le adhirió a la desnudez y le redobló las ansias. Una luciérnaga
entera se le escondió en el talle y la abrasó con su noche de transfigurado rescoldo. La
dama plegó los brazos y las aureolas de sus senos se mecieron dentro de su naciente
prodigio.
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La Última Estocada A
“Peña Chica”
Crónica de denuncia
Amigos y amigas, en esta
ocasión dirijo mi malestar
hacia aquellos que
cometieron acciones
vandálicas en contra de una
ex – oficina salitrera, la
finalidad poder llamar la
anteción y apelar a la
sensibilidad de los lectores.
Que tomen conciencia en
nuestro país, que de una u
otra forma esto hay que
decirlo.
El referirme a un atentado, como la destrucción de “Peña Chica” (Junio 2005) provoca una
sensación similar a la de una clavada en el corazón, igual ocurre con lo que ha venido
sucediendo en el entorno de las otras ex –oficinas salitreras durante los últimos meses del
presente año.
Es el alma de aquellos que allí un día vivieron y trabajaron, para ésta larga espada de tierra
llamada Chile. Además decirles de cuanto dolor existe en esas vetustas paredes, donde sus
columnas están clamando piedad al cielo. El suscrito al decirlo y sentirlo como poeta y escritor,
ha llorado de impotencia al conocer la forma en que se asesinan las memorias de las personas,
sus metáforas e ilusiones.
“Peña Chica”, sufrió este último ataque artero. Esta salitrera mostraba hidalgamente la única
chimenea que quedaba, donde metafóricamente lucía cual cacho un toro revitalizado, pero
desgraciadamente fue devorado por aquellos que no les importa la historia, el arte y la cultura.
Estas “personas”, que solo tienen ojos para mirar chatarra y escombros, además tienen los
oídos para usarlos como alcancía. Los daños producidos afectaron a su chimenea, y la “Casa
de Fuerza”; robaron maderas, y hierros del lugar.
El destrozo de la chimenea, al ser cortados los cuatro pernos bases, por medio de soplete a
oxigeno, cayo al suelo; apuntando hacia el norte; no contentos se robaron la parte superior de la
chimenea, la que medía un largo aproximadamo de 1 metro ,83 centimetros, quedando esta de
una extensión de 15,90 metros, cuando sumaba un largo total de 17,63 metros.
La chimenea estaba armada como mecano en 4 secciones; el diámetro interior de esta era de
1,50 metros, por dentro llevaba una escalera y cada peldaño tenía 22 de alto x 44 Cms. de
ancho; cada peldaño quedaba a una distancia del otro a 37 cm.; la chimenea posee 8 aletas, las
que servían de guía y daban firmeza en su resistencia y estabilización; cada una de estas tiene
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dimensiones de 1,16 x 64,5 x 0,9 metros, y un espesor de 4,5 centímetros; la plancha base de
hierro ligada al tubo, tiene un largo de 1,86 x 1.83 metros de ancho y su espesor de 0,2 cm. La
base construida de piedra y cemento, soportaba la chimenea y tiene las siguientes
dimensiones: alto 2,81, ancho 2,83 x 2,83 metros de largo.
RERIPI.
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Como un presentimiento a lo sucedido a Peña Chica, se recuerda que fue publicada
anteriormente la poesía titulada “Las Animas”, dedicada a Ex – Oficina Salitrera “Peña Chica”,
de fecha Diciembre del 2002 en la Revista Nº2 la “Voz de la Pampa”
Custodian la oficina
Salitrera abandonada.
Calichosa y explotada.
Naciste y te llamaron
De calicheros Peñachicanos.
Autor: RERIPI.
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SE HIZO JUSTICIA: EFRAÍN
BARQUERO SE CORONÓ CON
EL NACIONAL DE
LITERATURA
Por José Martínez Fernández
Efraín Barquero es autor de libros fundamentales en la poética nacional, libros que leímos
cuando éramos jóvenes.
Varios poetas jóvenes nos nutrimos de él. Arturo Volantines, Carlos Amador Marchant, Carlos
Alberto Trujillo, yo...y tantos otros. "Enjambre" fue un libro de cabecera cuando todos nosotros
andábamos más-menos en los veinte años. Barquero es también autor de "La piedra del
pueblo" y "La compañera". Barquero era un discípulo de Neruda.
Tenía un puesto diplomático en Colombia cuando le sorprendió el Golpe del 73. En esos
instantes fue uno de los poetas más críticos de la naciente dictadura. Por ello fue expulsado de
ese país. Barquero vagó y viajó por el mundo. Se estableció en Francia. Muchas veces se habló
de que podía ser el candidato ideal para el Nobel, propuesta que surgió en otros países. Tanta
era -es- la fuerza de su poesía, construida con los temas más sencillos, con los versos más
comprensibles y estremecedores.
Leí el premiado libro del poeta y ensayista Carlos Amador Marchant, "Barquero en el puerto".
Es una magnífica presentación y entrevista larga al gran poeta.
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Lo que temíamos: que Efraín Barquero se fuera de este mundo sin ese galardón, no ha
ocurrido. EFRAÍN BARQUERO, SEÑORAS Y SEÑORES DE CHILE, ACABA DE GANAR EL
PREMIO NACIONAL DE LITERATURA. No se honra al Premio: SE HONRA A LA POESÍA. A
LA GRAN POESÍA DE BARQUERO. Ya sé que los nortinos, en especial los poetas nortinos,
querían este Premio para Óscar Hahn. El iquiqueño tiene una alta calidad y estoy casi seguro
que, en 2012, cuando corresponda el Nacional a otro poeta, él será el premiado. Escribo esto
sin ningún papel a mano, sin otros antecedentes que los que me aportan mis conocimientos y
mi memoria.
Había escrito, en el mes de enero del presente año, refiriéndome al Premio Nacional de
Literatura, que ahora, en 2008, el Premio debía ser para el autor de "Enjambre".
Así ha sido. Éste no es más que un acto de justicia. Viva Barquero. Viva la poesía. En estos
momentos sé el aplauso que hay en Santiago. Mi amigo Mario Parada Campos (lector
compulsivo) destapará una botella de vino.
En Arica el poeta Rodolfo Kahn saludará el galardón con más poesía. Marchant -en Valparaíso-
se beberá unos tragos saludando a su poeta-amigo. En La Serena, Arturo Volantines, recordará
a su maestro. En los Estados Unidos lo mismo hará Trujillo.
Y tantos, tantos otros poetas y tantos, tantos lectores que Efraín Barquero tiene en Chile,
América y el mundo.Y los hombres y mujeres del pueblo que, leyendo poco, saben que
Barquero escribió sobre ellos y sus quehaceres. Todos felices. Efraín Barquero merecía este
honor. Mejor dicho: el Honor merecía a Efraín Barquero.
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RECORDANDO A EGON WOLFF
POR DANIEL ROJAS PACHAS.
Al respecto, Osvaldo Obregón encargado de incluir la historia de Lucas Meyer, Los Invasores,
en la antología, Tétre latino-americaine contemporaine (1940-1990) señala que “la gran
cantidad de representaciones que consigue la obra alrededor del continente y el globo,
es en virtud del admirable talento del escritor, capaz de representar el contraste entre la
opulencia y miseria con una condenación explicita a la situación humana y mundial”. A
ello hay que añadir el gran manejo estético y el desarrollo de técnicas que evidencian el
carácter erudito de Wolff abarcador de muchas líneas creativas del arte y las letras.
Su trabajo nos pasea de forma versátil por distintas corrientes, expandiendo la opinión que la
crítica ha sostenido al juzgar su obra como neo-realista o tributaria del realismo social
psicológico. Si bien esa es una buena base para entender el carácter formal, retaguardista
y conservador de parte del trabajo de Egon Wolff, pues el mismo reconoce sobre este:
“yo vengo de una época en que el teatro tenia una estructura identificable, un símil con la
realidad, el teatro era verosímil” (…) pese a tales declaraciones que se aúnan a su
perspectiva crítica y celosa relativa a la puesta en escena de su trabajo, lo cual se contrapone al
teatro actual, que es de superficies textuales, abiertas al ánimo del director, su creación no
muere y se cierra en el hermetismo de la voz autoral, su contexto y la univocidad. Estos textos
como verdaderos clásicos, se han vuelto realidades autotélicas, independientes y en ese grado,
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despliegan en su lectura un desafío que permite ricos debates con la teoría actual y las nuevas
problemáticas de género, poder y heteroglosia. Eduardo Thomas en este campo destaca los
niveles miméticos de la representación y la intertextualidad en la obra Cicatrices de 1994,
lo cual permite cuestionar los marcos taxativos del realismo tradicional.
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La autora Carola Oyarzun, realiza un gran trabajo sobre la concepción visual del autor, y como
el grotesco, el expresionismo y la écfrasis como recurso de estilo, dota al autor de una
interdiscursividad que comunica la literatura con la otra pasión de Wolff, la pintura. Esto
podemos verlo en su obsesión por el diseño de espacios y vestuarios que en el lenguaje de
acotaciones reatoalimenta las voces de los actantes y nos sitúa en verdaderos mundos sacados
de la mente de Goya, Bacon, Munch o Ernst.
Estos espacios cerrados y periféricos junto a lo social lo vinculan además a otro grande
de nuestras letras, José Donoso, lo cual no es mera coincidencia, ambos pertenecen a la
prolífica generación en la cual se cuentan otros narradores como Lafourcade y Blanco y
poetas como : Lihn y Teillier.
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COEXISTENCIAS DEL MEDIODÍA por Wilfredo Carrizales
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COEXISTENCIAS DEL MEDIODÍA
Ciertos seres pueden coexistir durante los breves instantes que dura el mediodía. El sol queda
inmóvil y deja caer sus rayos con precisa rectitud. Es una afrenta, un ultraje, sobre las calvas cabezas y
sobre los rostros que intentan mantener la calma y la serenidad. Las cinco virtudes se ven conturbadas y
las cinco vísceras se resienten y procuran alejarse del centro. A las sombras las alcanza el blancor, la
claridad que contrae. Las figuras cohesionan su lealtad y se estabilizan en su justo medio.
El mediodía busca ser el mediador entre los seres y la partición del tiempo. La semejanza de los seres
ocurre en el intervalo de sus vidas interiores. Su adustez constituye el muro de defensa en el permanente
estar despierto. Bajo el techo se intuye el jardín que no se repetirá. Agradables frases llegan al oído
desde los árboles desnudos donde el cuervo estampa su utopía.
La Séptima Rama Terrestre se sorprende y agita el azul que impide las siestas. Los seres
coexistentes proceden con seguridad y se reconocen en el momento de brillantez. De altas tallas serán
las mudanzas y la bruma no traerá su mala pantomima. No hay porqué temer si una ley natural se retrasa
o desaparece sin causa.
Sin sonido y sin olor el mediodía se desplaza sobre las circunstancias de lo inmediato. No hay agujero
por donde no penetre. Pronto alcanza su verdadera forma invisible y presta sus ilusiones para la
liberación y los espejismos. La reverberación se refugia en casas sin nombres. Allí, simplemente, la brisa
se aquieta y hace sonar sus cuentas de rosarios y sus cáscaras de nueces. De la nada vuelven a
emerger los fundamentos y en una zona mínima de calmas reúnen a diversos personajes que se
conocían antes de encontrarse. La inconstancia de la luz que se estrella vertical provoca una sensibilidad
en los mensajeros de la transición y las imágenes vivas no se rinden ante la sujeción de lo efímero.
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La Poesía de Mauricio Cappelli
MURMULLOS EN EL JARDÍN
Una de las cosas trascendentales que me sucedió en la infancia fue que me leí Frankestein y en la adolescencia que la
revista Selecciones me terminó de criar. Soy Ingeniero industrial de la Universidad del Valle y Especialista en
Gestión de Talento Humano de la Universidad Libre. Sin embargo, comencé a creer en la literatura como en una
religión y se me fue la mano.
Soy autor de los poemarios Que el viento no se lleve mi sombrero y Todo el amor para la Luna de Perkins, este
último editado en la colección de poesía Escala de Jacob de la Universidad del Valle; y los libros de historia
Corazones de Fuego y Marea de Fuego.
He sido premiado en los concursos de crónicas convocados por la Cámara de Comercio de Palmira; en 2005 fui
finalista en el IV Premio Internacional Constantí de Relatos, convocado por Silva Editorial, de España; en 2006
obtuve el Primer Premio en el I Certamen Internacional de Poesía, convocado por la revista de literatura Axolotl, de
Argentina; y en 2007 obtuve el Premio Departamental de Poesía.
He participado en eventos importantes como los Festivales Internacionales de Poesía de Cali y las Ferias del Libro
del Pacífico, además en varios recitales con grillos en el patio de mi casa y frente a una que otra mujer desnuda.
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ESPECIAL POETAS DE CINOSARGO.
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Polución por Denis Osorio Cepeda *DOC*
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DESDE LO PROFUNDO.
Tu voz enmohecida
se apaga con el mar
los brazos se asoman
desde el fondo del mar.
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Versal un Poema de Daniel Rojas.
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En tu ir y venir por cada escalón.
Desorbitando lo gris.
Esperando lo gris.
Lo………………………………………………………………………………..¿gris?
Aburrido
Consabido, tendiente a lo mismo
y ((Circundamos el gran pardo esparcido))))))))))) ¿regado?
Envíos consumados….
…listo a volver con notas y cabellos
Desde la anchura y desvío
y nuevamente el llanto del que ignora;
Esa que duerme
Esa que no sabe
en cada palpitación,
en cada memorial de ruinas
cuando tus caderas retuercen el género desprendido de la ilusión
y frustrado… aquel que pensé, era…
Podía llegar a ser. Ya no siente la semilla, gota y magma, esclavizado por el tiempo.
Condenado yerra, duda, la soledad engullida por la máquina / con muda fuga en
marcha: Y la vida y como la construye el espectador, el lector sin órbita… Desde la
tortura ansiada y la bestialidad [estéril hambruna de mil cabezas germinando en los mil
demonios que tengo por mañana]
Repiquetea de noche,
los terrores repetidos que surten el juego,
La catarsis de dar patadas al mundo entero y romper su enmarañanada, escrispada
estupidez en cada otro segundo, de esos rostros que dicen quien eres, quien debes ser,
qué debes sostener y cuán fácil es mirar y mirar y decir que se ama, que se da la vida,
hasta agotar el aliento, plagando con cada respirar los comunes lugares en que la
poesía de esta tierra quemada, se devora a si misma desde los genitales para seguir
mirando que hay dentro y cuanto vales para ellos
esos
y no para ti
tú
y en furia, sin gloria, escuchándolos repetir su música sin voz, carente de tono,
adoleciendo la fuerza, sin agallas, sin nada, llena de algo, de todos y cenizas, cenizas,
sólo queda eso… eso… tu resto…
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LAS ASTILLAS EN LOS OJOS DISECADOS DE LA CRUZ DEL HOSPITAL
Es el quinto elemento
de los que navegan
en los mundos invisibles ,
en busca del unicornio
que desangro
las heridas en la camilla
mortuoria .
Dos átomos estallaron
como cráneos triturados
en los pasillos gélidos
de los muros .
Vía crucis eterna
donde la pulcritud huele al olor
de la carne
sobre cruces perdidas ,
en el camposanto de los
hospitales
entre esperpentos
para balancearse
sobre anaqueles muertos .
Baja de la cruz
porque la columna vertebral
es astilla en los ojos disecados
de los que perdieron el hilo del tren de la niñez .
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EL RINOCERONTE por Marietta Morales Rodríguez.
Hace un milenio
que bajamos
al borde del barro ,
donde vimos a un enorme
rinoceronte prehistórico
enjaulado entre hojas quebradizas ,
con el cuerno al cielo
como el filo del cuchillo
que corta al mundo en dos mitades .
La humedad de su cuerpo.
cayó como granizos
durante el temporal en el
campo asoleado de la ira .
Los pescadores observaban a la
monumental bestia
abrirse como redes en el infinito .
Donde los pequeños entes anidaban
en el interior de interminables líneas
del camino de la podredumbre ,
que surcan los ejércitos invisibles ,
y todo descendió entre el
campo ardiente de las descendencias .
NOTA: Este poema fue antologado por Raúl Zurita - Premio Nacional de Literatura en la
publicación Yo no me callo, de editorial Los Andes, en Santiago de Chile, 1997.
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ANEXAMOS EL LISTADO COMPLETO DE CONTENIDOS
PUBLICADOS EN LA WEB, EL MES DE AGOSTO- 270
ARTÍCULOS Y QUE PODRÁ REVISAR EN
.
www.cinosargo.cl.kz Reflexión y ensayo
89
Notas Comic, arte visual, teatro y pintura
EL EQUIPO DE CINOSARGO.
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