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Grace School of Theology

MONOGRAFÍA

NUEVA VIDA EN CRISTO. JOSUÉ


BI-305S HISTORIA DE ISRAEL

Trabajo presentado a

Vladimir V. Vega J. MABS

en cumplimiento parcial de los requisitos de


BI-305s Historia de Israel

por

José Cervero Guerrero

Sevilla, España. 8 de mayo de 2021


TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 1

I. Conquista ..................................................................................................... 3

II. Obediencia ................................................................................................... 7

III. Sin mezcla ................................................................................................... 9

IV. Libertad ...................................................................................................... 12

V. Reposo ....................................................................................................... 14

BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................... 18

i
INTRODUCCIÓN

Josué es un libro de la Palabra de Dios que relata la conquista de la tierra

prometida, una vez que el pueblo de Dios fue liberado de Egipto. La conquista de esta

tierra sería el cumplimiento final de las promesas de Dios a su pueblo, Gn 12:2-3 y

tambien 15:18-21.1 Tanto en la salida de Egipto como en la entrada a Canaán vemos

como Dios se revela a Israel y el pueblo responde a Dios; Ciertamente unas veces con

fidelidad y otras siéndole infiel.

No cabe duda que podemos trazar muchos paralelismos entre Israel y nosotros.

En relación a Israel como pueblo de Dios escogido: Dt 7:7 dice la Escritura, “Porque tú

eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un

pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra”, no por ser un

pueblo mejor que los demás añade, sino escogido para bendecir a las naciones. Dios

bendijo a este pueblo, para tratar con él y mostrar así como es Él, con el fin y objetivo

de bendecir a los demás, Gn 12:3, “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te

maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”.

De la misma manera nosotros como creyentes, somos también un pueblo

escogido por Dios, para bendecir a las naciones y anunciar el carácter de Dios y sus

virtudes, para salvación: “Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación

santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó

de las tinieblas a su luz admirable”, 1 Pe 2:9.

1
Pablo Hoff, Los libros históricos, (Miami: Vida, 1993), 147.

1
Dios ha dejado su santa enseñanza para que nosotros también aprendamos,

evitemos errores, corrijamos nuestro camino y nos preparemos para hacer la voluntad de

Dios de forma correcta, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar,

para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea

perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”, 2 Tim 3:16-17. El libro de Josué

ha llegado a nuestras manos por la voluntad de Dios con este propósito: Que nosotros

como pueblo de Dios conozcamos, valoremos, tengamos cuidado, corrijamos nuestro

camino y tomemos ejemplo de Él; Aprendamos de como Dios trata con su pueblo, pero

sobre todo como nosotros hemos de responder: En obediencia para bendición, o de lo

contrario en desobediencia para pérdida.

En el caso del pueblo de Dios, estos debían de obedecer al pacto para que les

fuese bien y tuviesen prosperidad en la tierra prometida, la cual sería quitada si no se

mantenía fiel; En nuestro caso, debemos de obedecer para bendición, si bien la

salvación espiritual no será quitada, ya que esta es por pura gracia, Ef 2:8, pero sí para

que nos vaya bien, Sal 1:1-3, y no mal, Gal 6:7-8. Por eso debemos buscar

primeramente su reino y justicia y todo conforme a la voluntad de Dios, Mt 6:33.

En este estudio iremos viendo estos paralelismos entre el pueblo de Israel y

nosotros como pueblo de Dios. Entre sus acciones y consecuencias y aquellas que nos

pueden venir a nosotros, entre el trato que Dios tiene con ellos y el trato de Dios hacia

nosotros como creyentes. Veremos las bendiciones de Dios hacia su pueblo y hacia

nosotros, pero también las advertencias de la no obediencia, que si en el caso de ellos

tuvieron consecuencias, en el nuestro de seguro que también.

Conozcamos el ejemplo de Israel, para que así advertidos, no caigamos nosotros

tropezando en la misma piedra y cumplamos la voluntad del Señor.

2
CONQUISTA

Dios sacó a su pueblo de Egipto. La fidelidad de Dios haría posible que su

pueblo entrase en la tierra prometida, como el Señor había prometido y fijado sus

límites, Ex 23:31, una tierra de bendición en la cual habría prosperidad, “y he dicho: Yo

os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del

ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel”, Ex 3:17.

Esta es la fidelidad de Dios al pacto con Abraham y Moisés, estableciendo una

relación íntima entre Él y su pueblo.2 Ahora nos encontramos a Josué liderando al

pueblo después de la muerte de Moisés; De la misma forma que estuvo con él, estaría

con Josué, Dt 31:7-8.

Nos preparamos a ver el relato del libro de Josué como una experiencia similar a

nuestra vida cristiana, ya que esta es a la vez un peregrinaje y una vida de conquista.

Josué nos revela que la vida cristiana es una vida de lucha y esta de índole espiritual, cf

Ef 6.3

La conquista de la tierra prometida es un cambio de ritmo en el pueblo de Dios,

de la pasividad y aceptación de la esclavitud, a la actividad, asunción de

responsabilidades y lucha por conquistar las bendiciones de Dios, que aunque

finalmente serían un regalo para ellos, debían de estar caracterizadas por el esfuerzo,

valentía, fe y obediencia.4

2
Pablo Hoff, Los libros históricos, (Miami: Vida, 1993), 12.

3
David F. Burt, Viendo al invisible, (Barcelona: Ed. Clié, 1992), 206.
4
Ibíd., 224.

3
El mandato de Dios a Josué incluía no solo entrar en la tierra prometida, sino

“hacer heredar” esta tierra. El Señor mismo iría delante de él, Dios estaría con Josué, “Y

llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate;

porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría,

y tú se la harás heredar”, Dt 31:7 cf. a Jos 1:6. Estos son los preparativos que el pueblo

de Dios debe acatar para la conquista y son válidos para el sucesor de Moisés: Josué,

con el cual estaría Dios.

De la misma manera, el pueblo tuvo que responder al “esfuerzo y valentía”, de

Josué, en este caso con obediencia a Dios y su Palabra, “Nunca se apartará de tu boca

este libro de la ley”, Jos 1:8, entrando en la tierra en señal de obediencia, “…nosotros

haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes”,

Jos 1:16 y acatando el liderazgo de Josué, Jos 1:18.

Dios les daría esta tierra, pero no como un regalo sin condiciones, Dt 28 indica

que la victoria estaría supeditada a la fidelidad y obediencia del pueblo, es decir una

victoria por medio de una conquista activa, si así no fuera, Dios les arrebataría esta

tierra, y en vez de bendición sufrirían maldición.5

Este es el reporte precisamente que dieron el mismo Josué y Caleb, cuando

Moisés los envió junto con otros diez, para reconocer la tierra. Sólo ellos dos

reconocieron que esta tierra era buena, que era la tierra prometida que el Señor les había

entregado y que habrían de conquistar, “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos

llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel”, Nm 14:8.

5
Pablo Hoff, Los libros históricos, (Miami: Vida, 1993), 13.

4
Así que la tierra prometida fue también un reto, no solo militar, sino más aún

espiritual, estos pueblos a conquistar no serían fáciles de derrotar, Moisés envió a estos

doce hombres a reconocer la tierra, Nm 13:17.20. Él dio instrucciones para que supieran

lo que les esperaba, quería que tuviesen información antes de la conquista. Y es cierto,

aunque no siempre podemos anticipar los problemas, debemos estar preparados para

conquistar.6

Así que al igual que el pueblo de Dios, debemos estar preparados, reflexionar

sobre nuestra vida, mantener nuestros valores espirituales, y meditar en ellos a través de

la Palabra de Dios, tener claras nuestras prioridades, Mt 6:33, “más buscad

primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” y ser

disciplinados si queremos alcanzar la victoria, 1 Pe 5:8, “ Sed sobrios, y velad; porque

vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien

devorar”7

Josué es un hombre con muchas cualidades, pero la más importante es que fue

un “varón en el cual hay espíritu”, Nm 27:18, es decir un hombre lleno del Espíritu

Santo, y fue por esta acción divina, que él pudo ir adelante; Su propósito: conquistar la

tierra y repartirla en heredad a todas las tribus.8

Dios hace entender a Josué, que no es por la multitud del ejército y de carros,

como se ha de conseguir la victoria: Sólo necesitó unas trompetas, antorchas y algunos

6
Dr. William Mitchell, Venciendo en tierra de gigantes, (Florida: Ed. LifeWay Press, 1960), 60.
7
Ibíd., 63.

8
Ibíd., 23.

5
cántaros de barro, cosas comunes y corrientes que se pueden tener, el resto lo haría

Dios, Jos 6 cf a Sal 33:16.9

El rey no se salva por la multitud del ejército,


Ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
Vano para salvarse es el caballo;
La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en su misericordia

De la misma manera hay una enseñanza espiritual para nuestras vidas. Hemos

sido liberados “de nuestro Egipto personal”, de una vida de esclavitud en el pecado, y

he aquí que sólo Dios nos puede liberar, Jn 8:36, Ro 8:21 y esto para conquistar y tener

victoria en nuestra vida espiritual. Ahora también tenemos un líder espiritual, pero este

liderazgo lo ejerce el mismo Dios, conquistando y venciendo como pueblo y

personalmente en Cristo Jesús, 1 Co 15:57, “más gracias sean dadas a Dios, que nos da

la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”, de hecho tenemos todo un capítulo

en Hebreos, el trece, donde nos habla de “los héroes de la fe”.

Es representativo que la Biblia llame héroes a aquellos que tienen fe. Cristo

Jesús venció y nosotros también vencemos en él, cf. a 1 Jn 5:4-5, “Porque todo lo que es

nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra

fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?“

En verdad que Dios nos llama a una vida de victoria sobre el pecado y una vida

con propósito, y esta victoria ha de hacerse en nombre de Dios, por fe. Nosotros no

somos mejores que aquellos que nos precedieron y en los cuales vemos el ejemplo de

9
Dionisio Byler, Entre Josué y Jesús, (Biblioteca Menno, 2015), 58.

6
bendición o maldición, según nuestra obediencia. Es cierto que somos débiles como

seres humanos y no tenemos poder y capacidad suficiente para tener victoria en nuestra

vida cristiana. Ya no luchamos contra pueblos enemigos como en Canaán, ahora

luchamos aún contra enemigos espirituales, Ro 8:28-39, Ef 6.

En la época de Josué, Palestina estaba llena de muchos pequeños pueblos, que a

veces eran ayudados por el mismo imperio egipcio, para resistir los embistes de sus

enemigos, pero no siempre fueron apoyados, y el poder de este imperio no tuvo gran

influencia a la hora de conquistar Canaán.10 Así también Dios nos ha librado “de la

potestad de las tinieblas", y trasladado a otra tierra, en este caso otro reino, que es el

reino de Dios, “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al

reino de su amado Hijo”, Col 1:13.

Definitivamente la conquista es por fe, Josué así conquistó, y cumplió por su fe

y obediencia el mandato del Señor.

OBEDIENCIA

Por otro lado Dios quiere que hagamos nuestra parte, y esta sigue siendo como

estamos diciendo, la obediencia; En el caso del pueblo de Dios para que le fuese bien y

tuviese prosperidad en la tierra prometida, la cual sería quitada si no mantenía la

fidelidad al pacto; En nuestro caso, como hemos dicho ya, no para salvación, ya que

esta es por pura gracia, Ef 2:8, Sal 1:1-3, y no mal, Gal 6:7-8. Por eso debemos buscar

10
Pablo Hoff, Los libros históricos, (Miami: Vida, 1993), 26.

7
primeramente su reino y su justicia, Mt 6:33, “más buscad primeramente el reino de

Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Definitivamente hubo que luchar para conquistar la tierra prometida, aunque fue

un regalo de Dios, tuvieron que tener fe y obedecer a Dios. Además lo tuvieron que

hacer con suma atención y cuidado a las palabras de Dios, Jos 1-5. De la misma manera

en numerosas ocasiones no nos apropiamos de las bendiciones espirituales en Cristo

Jesús por falta de fe o por falta de voluntad, así que “esforcémonos y seamos

valientes”.11 Este esfuerzo y valentía se ha de centrar en la obediencia y compromiso

con Dios y su Palabra.

Dios tuvo que actuar en muchos momentos también de forma sobrenatural, para

que en la conquista pudiesen comprobar que Dios estaba a su lado, que Él iba delante,

Jos 3:7 y no solo esto, sino tambien para mostrar a los pueblos conquistados que el

Señor estaba con ellos, Jos 5:1, 4:23, 24 así dice también el libro de Hebreos y

aprendemos nosotros, “Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete

días.” Heb 11:30.12 La parte del pueblo fue la obediencia, Dios requiere obediencia y no

sacrificio, “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas,

como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor

que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.” 1 Sam 15:22.

Finalmente conquistar es obedecer, igual que tener fe está relacionado con la

obediencia; Aquí no debemos usar armas carnales, ya que nuestra lucha es espiritual, Ef

11
Pablo Hoff, Los libros históricos, (Miami: Vida, 1993), 30.

12
Tremper Longman y Dillard Raymond, Una Introducción al Antiguo Testamento, (Grand
Rapids: Libros Desafío, 2007), 158.

8
6. Y también “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la

victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe” 1 Jn 5:4.

SIN MEZCLA

El pueblo de Dios se tuvo que mantener asimismo puro, sin mezcla. Esto ha de

explicarse: Esta pureza tenía que ver con el hecho de no mezclarse con la habitantes de

la tierra, ya que de otra manera, serían influenciados por estos y caerían en idolatría;

Esta es la voluntad de Dios para un pueblo que había de ser santo, al igual que nosotros

hemos de ser santos, es decir apartados, en este caso para Dios y no mezclarnos en yugo

desigual, 2 Co 6:14.

Josué aconsejó al pueblo de Dios, conforme al propósito de Dios de no

mezclarse con los cananeos.13 Este pueblo que moraba en la tierra prometida, era un

pueblo idólatra, que no seguía al Dios verdadero, de manera que la lucha que Israel

tenía que afrontar no sólo era física, sino la de tener alrededor pueblos con costumbres

que amenazaban su fe. Quizás el peligro fuera mayor cuando algunas de estas tribus

aceptaban al Dios de los hebreos, pero en una especie de sincretismo entre su propia

religión y la verdadera, lo cual es más difícil de separar en muchas ocasiones, siendo el

peligro más acusado. Era una adoración “nominal”, frente a los adoradores verdaderos

que busca el Señor, Jn 4:23, “Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos

13
Pablo Hoff, Los libros históricos, (Miami: Vida, 1993), 57.

9
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales

adoradores busca que le adoren.”

Esta mezcla no sólo era una cuestión de creencias, sino tambien de estilo de

vida, a menudo estas religiones cananeas practicaban ritos antinaturales,

homosexualidad, prostitución e incluso sacrificios de adultos y aún niños, lo cual es

contrario a la ley de Dios.14 Un claro ejemplo del resultado de esta mezcla fue el pueblo

samaritano, donde colonos que se instalaron tras la deportación de los judíos se

mezclaron con los que los asirios dejaron atrás del pueblo de Dios, un pueblo resultado

de esta mezcla, que sabemos históricamente que trajo muchos problemas a Israel y

constantes enfrentamientos. No se trata de cuestiones raciales sino de vidas antagónicas.

Esto es lo que la Biblia llama también “yugo desigual” y que se repetiría en la

historia ahora del nuevo pueblo de Dios, nosotros los creyentes: “No os unáis en yugo

desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la

injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”, 1 Co 6:14. Mezclarse involucra

creer y seguir también una doctrina o enseñanza diferentes y una influencia no deseada

en muchas ocasiones; No tiene que ver solamente con vivir junto a los incrédulos, lo

cual no es contrario a la palabra de Dios, sino de participar en su fe (o falta de fe)

alejada de Dios, “No ararás con buey y con asno juntamente.” Dt 22:10 o Lv 19:19,

“Mis estatutos guardarás. No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie; tu

campo no sembrarás con mezcla de semillas, y no te pondrás vestidos con mezcla de

hilos.” Lv 19:19, he aquí una marca clara y exhortación a dejar el camino de los

incrédulos.15

14
Pablo Hoff, Los libros históricos, (Miami: Vida, 1993), 179.

15
Robert B. Hughes, Comentario Bíblico Portavoz. Segunda Corintios, (Michigan, 1983), 65.

10
El pueblo de Dios aprendió la lección, al menos temporalmente; Aún recordaban

la decadencia de su nación cuando uno de sus más grandes líderes se desvió tras

mujeres extranjeras que minaron su corazón, buscando alianzas políticas antes que a

Dios: Lo que encontró (encontraron) fue la oposición de Dios, 1 Re 11:1-13.

Así mismo nosotros hemos de cuidar de no conformarnos (adquirir la forma) de

este siglo, sino buscar la voluntad de Dios manteniéndonos puros y sin mezcla en una

generación perversa, “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la

renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad

de Dios, agradable y perfecta”, Ro 12:2.

Esto supone un compromiso por ser sal y luz, es decir influenciar al mundo y no

al revés, es decir: “Ser como es el mundo”, Mt 5:13-16.16

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder.

Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y


alumbra a todos los que están en casa.

Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos

16
B. Thomas L Constable, Romanos, Edición 2000.
(http://www.soniclight.com/espanol/constable/notas/pdf/romanos.pdf), 137.

11
LIBERTAD

El acto central de la redención en el Antiguo Testamento es la liberación de

Israel de Egipto así como el acto central de redención en el Nuevo Testamento es la

obra de Jesús en la cruz.

Durante ese tiempo, Israel experimentó una providencia sobrenatural tal como la

provisión de maná, agua que brotó de la peña, la nube durante el día y la columna de

fuego por la noche, y así sucesivamente. También recibieron revelación Divina – la Ley

de Moisés. Dios les comunicó su norma de santidad. Moisés fue verdaderamente un

líder de Dios, que podríamos denominar como “el gran libertador”, un hombre práctico

de acción que guio a su pueblo hacia la libertad. Su misión fue conquistar y liberar la

tierra de las tribus que allí vivían, para darlas en herencia al pueblo de Dios, conforme a

la promesa, “Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y

todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado,

como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie”, Jos 1:2 y

también “ porque Jehová nuestro Dios es el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres

de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre; el que ha hecho estas grandes señales,

y nos ha guardado por todo el camino por donde hemos andado, y en todos los pueblos

por entre los cuales pasamos” Jos 24:17. Este “nos sacó” se relaciona con “nos libró” en

este caso de la esclavitud de Egipto.

12
El paso del río Jordán se asemeja al paso del Mar Rojo, Jos 4: 23-24. Este hecho

determina el punto de inflexión entre la servidumbre o esclavitud y el camino hacia la

libertad. De hecho el simbolismo de la vanguardia del Arca de la Alianza, es un signo

visible de la presencia del Señor, que conduce a Israel hacia la verdadera libertad.

Esta liberación es una auténtica alegoría espiritual, el libro de Josué representa

victoria, posesión y también libertad, que es la que da el reposo, de esta forma

introducimos el siguiente punto el del descanso o reposo, cf. a Heb 4:1, 8, 9.17

De hecho el nombre Josué significa “el Señor salva” o “El Señor libera”, el libro

del mismo nombre, muestra la fidelidad de Dios no solo liberando a Su pueblo sino

actuando en su beneficio cumpliendo sus promesas. Esta promesa de liberación de la

esclavitud va mucho más allá de la liberación en sí misma como acto de libertad; Se

trata de un tipo teológico de Cristo como salvador y como liberador, “Cristo nos libertó

para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan

nuevamente al yugo de esclavitud.”, Ga 5:1, “Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y,

donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”, 2 Co 3:17. Jn 8:36, “Así que si el

Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.”

El mismo Señor dice:

El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí,


por cuanto me ha ungido
para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a sanar los corazones heridos,
a proclamar liberación a los cautivos
y libertad a los prisioneros.

17
Pablo Hoff, Los libros históricos, (Miami: Vida, 1993), 28.

13
Por tanto el libro de Josué nos muestra una liberación que finalmente no es

posible conservar si no hay obediencia, es decir la verdadera libertad consiste no en

hacer lo que a uno le parece, sino en la libertad que hay en obedecer a Dios, “y

libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.” Ro 6:18.

Así Moisés y Josué son un doble tipo teológico del Señor Jesús, quién no solo

libera a su pueblo escogido de la esclavitud terrenal o física, como ausencia de libertad

de acción o decisión, o dependencia del ser humano, (siendo éste a menudo dictatorial),

sino más aún del pecado y del diablo. Esta liberación supone llevarlos a una tierra

prometida, y aquí como creyentes podemos ver que Dios nos lleva aún a una tierra y

ciudad celestial. Dios nos hace sentarnos juntos a los lugares celestiales en Cristo Jesús y

bendecidos con toda liberación y bendición espiritual, Ef 1:3; 2-6.

Equivocadamente se sigue mal interpretando esta libertad, como ahora antes lo

fue. Recordemos que Jesús fue anhelado como un libertador de la opresión del

conquistador romano, antes que buscar esta verdadera libertad de la cual estamos

hablando.18

REPOSO

Como estamos diciendo, la tierra de Canaán representa el destino del pueblo de

Dios después que fueron liberados de su esclavitud degradante. Pero este, aunque

aparentemente lo es, no su destino final, sino que Canaán representa nuestro destino

final, el cielo, la presencia de Dios y comunión con Él.

18
Dionisio Byler, Entre Josué y Jesús, (Biblioteca Menno, 2015), 104.

14
Así que bíblicamente, la tierra que mira al Jordán – La tierra prometida – nos

habla del cielo, de la presencia de Dios. Los capítulos de Hebreos 3 y 4 muestran a

Canaán como una imagen del descanso y la victoria que puede ser disfrutada por cada

creyente.

Hebreos 4:4-12:

Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras
en el séptimo día.

Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo.

Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes
primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia,
otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de
David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones.

Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día.

Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.

Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como


Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno
caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de
dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón

Cristo por tanto es el verdadero Josué, que introduce a su pueblo en el verdadero

descanso de Dios, Heb 3:1-4,13. Así que nunca conoceremos este verdadero descanso

hasta que entremos en el reposo de Cristo Jesús.

15
En Cristo Jesús podemos experimentar la comunión con Dios, experimentando

cada día una paz (reposo completo) que sobrepasa todo entendimiento, “Y la paz de

Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros

pensamientos en Cristo Jesús.”, Flp 4:7.19

De nuevo vemos que el reposo tiene que ver con la obediencia. De esta manera

podemos conectar el libro de Josué con Efesios: Ambos textos describen un caminar

espiritual de promesa, riqueza, y aún victoria que sólo pueden ser adquiridos de forma

gratuita por gracia en Cristo Jesús.

Este descanso o reposo es a su vez muestra de que la liberación de Egipto fue un

ejemplo para nosotros también de la preparación para la posesión y disfrute de los

beneficios de la tierra prometida, cual es Canaán y finalmente la presencia de Dios.

En nuestra vida cristiana, como hemos comentado fuimos sacados del pecado

para ser introducidos en la vida abundante que Dios nos da, “El ladrón no viene sino

para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan

en abundancia.” Jn 10:10.

El desierto nunca fue el destino permanente de Dios para nosotros. El desierto

simboliza esta vida de pecado y sin propósito, de la cual Cristo nos libera, “Venid a mí

todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” Mt 11:28-30.20

19
David F. Burt, Cristo en vosotros, (Barcelona: Publicaciones Andamio, 2006), 197.
20
Tito Fafasuli, Federico A.P Mariotti, Abdías Mora, José Tomas Poe, Nuevo comentario
bíblico. (Casa Bautista de Publicaciones, 1996), 185.

16
Hemos de aprender del ejemplo del pueblo de Dios, de la misma manera que

toda una generación murió en el desierto, muchos cristianos pueden “morir” en la aridez

del desierto que representa una vida sin obediencia y sin fe, sin llegar a experimentar

esta vida plena y experiencia espiritual, que supone caminar junto a Dios en la vida de

plenitud, reposo y descanso que Dios quería para ellos y también quiere para nosotros.

A Dios sea la gloria.

17
BIBLIOGRAFÍA

Bailey, Brian J. Liderazgo. New York: Zio Christian Publishers, 2010.


Byler, Dionisio. Entre Josué y Jesús. Biblioteca Menno, 2015.
Constable. B. Thomas L. Romanos. Edición 2000.
(http://www.soniclight.com/espanol/constable/notas/pdf/romanos.pdf)

F. Burt, David. Cristo en vosotros. Barcelona: Publicaciones Andamio, 2006.


F. Burt, David. Viendo al invisible. Barcelona: Ed. Clié, 1992.
Fafasuli, Tito. Mariotti, Federico A.P. Mora, Abdías. Poe, José Tomas. Nuevo
comentario bíblico. Casa Bautista de Publicaciones, 1996.
Hoff, Pablo. Los libros históricos. Miami: Vida, 1993.
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Michigan, 1983.
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Pérez Millos, Samuel. Comentario al libro de Josué. Barcelona: Ed. Clié. 2020.

18

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