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El matrimonio es una larga misa, que dura toda la vida, en la que no puede fallar ningún
punto esencial y en la que tienen valor específico hasta los ritos. Recorrernos los
principales pasos de esta misa matrimonial.
El matrimonio es también una vocación religiosa, puesto que viene de Dios, y todo se
hace en nombre (le Dios, no contiene actos paganos ni profanos; la religiosidad no
depende de los actos en sí sino de que sean hechos en el nombre de Dios. Buen gesto
para iniciar el día y ante cada obra comprometida.
Los esposos, por ser comunión, como la misa, han de pedir perdón de lo que separa. El
amor es la mejor luz para descubrir las faltas, por eso los que más aman son los que
mejor ven todo aquello que ofende. Porque aman más, también les resulta más fácil
perdonar y pedir perdón, no sólo en ocasiones fuertes, sino al ritmo de la vida que no es
nunca lo que debería ser.
3. Oración en común
Ya perdonados, la eucaristía se inicia con una oración común y concluye con otra
oración; todo su desarrollo es en forma de oración, de ofrenda, de petición de alabanza,
de memorial, de comunión, de silencio; aunque sólo el sacerdote dice en voz alta la
mayor parte, la oración es de todos; no sería lo mismo una oración individual en secreto.
Además de la Palabra escrita —la Biblia— está la palabra hablada, pues Dios habla a
través del cónyuge o de los hijos, usa su voz, su lenguaje y sus conceptos. Este
pensamiento te ayudará a valorarlos y a tomar una actitud positiva ante lo que dicen y lo
que son. También para esto se necesita fe.
¿Os dejáis iluminar por la Palabra de Dios? ¿Escuchas a Dios a través del cónyuge?
En la eucaristía ponemos sobre el altar un poco de pan y un poco de vino, símbolo del
esfuerzo conjunto del mundo y de los hombres. Lo que importa no es el valor de las
cosas en sí, sino lo que representan, la parte humana que hay en ellas, lo que tienen de
esfuerzo personal.
En el matrimonio cada uno entrega al otro toda su persona; éste es el ofertorio del día de
la boda, que dura para siempre. Vuestro cuerpo es la parte más visible del ofertorio,
como el pan y el vino; la vida sexual se ha de mantener correcta y limpia, como la
materia que ponemos sobre el altar. Hay que cuidar los detalles del matrimonio como se
cuidan los detalles de un altar. Lo menos importante de este ofertorio son los dones
materiales: dinero, comodidades, horas de trabajo, expansiones. Otros puntos valen
mucho más.
6. Alabanza y gozo
La misa está toda ella tejida de cantos y proclamaciones de alabanza: "gloria Dios en el
cielo", "santo, santo, santo", "te alabamos, Señor", "demos gracias..." Es todo un
acontecimiento, el mayor acontecimiento, que Dios se nos comunique entero en la
persona de Jesús, y la comunidad responde con cantos de alabanza, que no corresponde
sólo a unos momentos concretos de la celebración, sino que forma parte de todo su
desarrollo.
7. Consagración
El pan y el vino de la misa pasan a ser cuerpo y sangre, es decir, vida de Cristo. No es
sólo que el pan y el vino adquieren un nuevo significado, un nuevo sentido, sino que
cambia su realidad íntima y sustancial, sobrepasa la transignificación para convertirse
en transustanciación, hay un cambio de realidad: la simple materia pasa a ser vida
divina, alimento eterno. Este fenómeno eucarístico es caso único.
Pero en el matrimonio sucede algo similar, aunque la distancia entre un fenómeno y otro
sea infinita. El pan y el vino del matrimonio es el cuerpo, trabajo, dinero, alegría,
inquietudes, cariño, todo lo vuestro; la fuerza sacramental cambia todo esto en amor,
que es lo más espiritual y lo más divino. Lo más importante, en el matrimonio y en la
eucaristía, es la consagración, la transformación de todas las cosas en amor.
8. Comunión
En la eucaristía se realiza una doble comunión: con Cristo, que se entrega, y con los
hermanos. Al entregarse totalmente al que comulga, Cristo le empuja a que también él
se entregue de igual manera a los demás, creando así una comunión de vida que ha de
terminar incluso en una comunión de bienes.
El matrimonio es comunión total, los casados han de comulgar todo, desde el cuerpo
hasta el espíritu. Cada uno debe decir al otro: "esto es mi cuerpo y mi sangre, ésta es mi
vida, cómela'.
9. Envío apostólico
De todas las partes de vuestra eucaristía matrimonial, ¿cuál es la que más os falla? cuál
la que mejor vivís?