TERMINAMOS EN ORACIÓN
Podemos leer una estrofa cada uno y después ir repitiendo alguna
palabra o frase que exprese lo que queda resonando en nuestro corazón
Llegada la plenitud de los tiempos, alcanzada la madurez de las edades, la
Trinidad Santísima realizó su eterno designio: “Y la Palabra tomó carne y
habitó entre nosotros”.
Todavía hoy, Señor de la encarnación, tu gesto me sorprende y anonada. Ahí
estás tomando carne de María Virgen, que es igual que tomarla de la
humanidad entera, tan mancillada por el pecado egoísta. Ahí estás,
empequeñecido en el seno de una mujer, hecho tiempo el eterno, hecho
espacio el inconmensurable, hecho historia el infinito.
Manda en mí la sorpresa, el extrañarse, casi… la duda; ¿qué habrá pasado
para que se diera tanto milagro?
Ha pasado que desde siempre Dios nos ha mirado con amor complacido. Y
quiso recuperarnos. Y quiso hacerlo compartiendo nuestra suerte. Y quiso ser
en el seno femenino. Y sobrevino la Encarnación. Todo es un plan de amor
para, más tarde, acabar proclamando el amor como instrumento de salvación.
Desde entonces, Señor engendrado, la historia es tu lugar preferido y
privilegiado: donde hay hombres, ahí estás tú, permanente en el dolor y en el
gozo, bullente en la dicha y en la adversidad, divinidad escondida en la
humanidad exultante.
El hombre ya no está absolutamente solo: Dios está con él para siempre.
Y todas las cosas han sido tocadas por esta encarnación. Y todas las cosas
estallan de bondad contenida. Y todas las cosas esperan que las liberemos
para dar gloria gratificada a quien las transformó. He aquí el “cántico universal”
de todo lo “potencialmente bueno”, que nosotros, los creyentes debemos
pronunciar.
Desde el seno encarnatorio de María Virgen brota un caudal de esperanza
grande, muy grande: el mundo podrá parecer egoísta, hasta la saciedad, pero
oculta un amor infinito, el amor de quien se hizo mundo siendo Dios. Ésta es la
única perspectiva válida del cristiano, reproductor, en su momento histórico, de
esa encarnación misteriosa.
Señora de Nazaret, del “sí” gracioso y humilde, que permitiste la aventura más
grande jamás sucedida, engendra ahora en mí a tu Hijo Jesús. Para que lo
goce en mí. Para que lo comunique a los demás. Para que siga haciéndose
carne humana entre los hombres de mi tiempo.
Textos para rezar durante la semana:
Jn 1, 1-18 Ángela Pérez Jijena a.c.i.
Is 42, 1-7 Centro de Espiritualidad Ignaciana
Almirante Barroso 75 – 699 4194
Salmo 71 (70) cei@ignaciano.cl o bien www.
Salmo 103 (102) Ignaciano.cl
FICHA Nº 4
¡VEN, SEÑOR JESÚS!
Cuando contemplamos el acontecimiento de ese
niño indefenso, nacido en un establo en Belén,
contemplamos el deseo más profundo de nuestro Padre
Dios. Dios quiere que tengamos vida y vida en abundancia.
En Dios encuentra un sentido pleno nuestra vida, en él
conocemos que hemos nacido para vivir como hijos y llevar
por todos los rincones de este mundo el brillo de su amor…
Y en eso se encuentra el verdadero gozo y plenitud.
Jesús quiere nacer de un modo nuevo en mi vida,
en la vida de mi familia, de mi comunidad, de mi país… Si
abro de par en par las puertas de mi corazón y le permito
nacer, entonces la novedad de su venida será para mí una
verdadera Buena Noticia.
Para aprender lo que significa abrir de par en par
las puertas de nuestra vida podemos poner la mirada en
María Virgen, ella supo cómo decir sí al Señor. María creyó
en las palabras que Dios le decía por medio del Ángel y
acogió a su Enviado en su seno con un gran amor de
Madre. María recibió al Señor con una profunda
disponibilidad y entrega a los demás: Maria visita a su
prima Isabel, es portadora de Dios para los demás, es
portadora de la Buena Noticia de la Salvación… Que ella
nos enseñe cómo vivir la vida para que de verdad valga la
pena…
MIRAMOS NUESTRA VIDA
Miro mi vida personal, la vida de mi familia, de mi
comunidad, trabajo, país… y voy cayendo en la cuenta de
aquellas situaciones en que Dios no está presente,
aquellas elecciones que no son guiadas por su mano,
aquellas personas que viven como sin Dios. ESCRIBO
MI REFLEXIÓN
 TRAIGO A LA MEMORIA LAS GRACIAS RECIBIDAS EN
LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES

Escuchemos la palabra de Dios Traigo a mi memoria la contemplación de la

encarnación y nacimiento de Jesús que hice durante los
Ejercicios. ¡DIOS QUIERE Y PUEDE LLENAR CON SU
VIDA DIVINA NUESTRA VIDA FRÁGIL Y POBRE! Me hago
consciente de cómo el Señor se ha ido haciendo más vivo y
“A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una
presente en mi vida. ESCRIBO LO QUE QUEDA
ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con
RESONANDO EN MI CORAZÓN.
un hombre llamado José, de la estirpe de David. La virgen se
llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
- Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo: bendita tú entre
las mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo
era aquél. A la luz de lo vivido en Ejercicios vuelvo a mirar mi vida
El ángel le dijo:
EL SEÑOR QUIERE Y PUEDE NACER DE UN MODO
- No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
NUEVO EN MI VIDA
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por
nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo; el Vuelvo a mirar aquellas situaciones de mi vida personal,
Señor Dios le dará el trono de David, su padre. Reinará sobre la familiar, comunitaria… en que Dios no está presente. Él
casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. quiere y puede llenar con su vida la nuestra, y me pide que,
igual que María, le diga que sí a su invitación. ¿Qué significa
Y María dijo al ángel:
hoy día para mí ese sí? ¿Cómo puedo secundar su
- ¿Cómo será eso, pues no conozco varón? iniciativa? ¿Qué debo hacer yo para que Dios pueda nacer
en mi vida, en la de mi familia, comunidad, país…?
El ángel le contestó: ESCRIBO MI REFLEXIÓN
- El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te
cubrirá con su sombra. Por eso el santo que va a nacer se
llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar
de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que
llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
Le pido a él la gracia que necesito
María contestó:
para abrirle de par en par todas las puertas…
- Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”
(Lucas 1, 26-38)

PONEMOS EN COMÚN NUESTRA REFLEXIÓN

Podemos compartir lo que el Señor nos ha dicho a cada uno
durante este encuentro de reflexión.