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JORGE LUIS BORUES—OMRAS COMPLETAS AVATARES DE LA TORTUGA, Hay un concepto que es el corruptor y el desatinador de 1os otros, No hablo del Mal cuyo limitado imperio cs Ia ética; hablo del infinito. Yo: anhelé compilar alguna vez su mévil historia. La mumerosa:Hidra (monstruo palustre que viene 2 ser una prefi- guracién o un emblema de ins progtesiones geométricas) daria Conveniente horror a su pénco; la coonarian tas sndidas pe sadillas de Kafka y sus capitulos centrales no desconocerian las conjewras de ese remoto cardenal alenvin —Nicol’s de Krebs, Nicols dle Gusa— que en la circunferencia vio un poligono de ter nénero infinito de angulos y dejé escrito que una linea inf nita seria una recta, seria wn tridngulo, seria un circulo y seria tuna esfera (De docta ignorondia, 1, 13). Cinco, siete aiios de apren: Aizaje metafisico,. teoldgico, matemético, me capacitarian (tal ver) para, planear decoroamente ese libro. Init agregar que la vida me prohibe esa esperanza, y aun ese adverbio, ‘A-esa ilusoria Biografia de! infinito pertenecen de alguna ma- nera estas piginas. Su propdsito es registrar ciertos avatares de fa segunda paradoja de Zenén. Recordemos, ahora, esa paradoja Aquiles corre diet veces mis ligero que Ja tortuga y le da una ventaja de diez metros. Aquiles corre esos diez metros, la tortuga corre uno; Aquiles corre ese metro, la tortuga core un deci- ‘metro: Aquiles corre ese decimetto, la tortugs corre un centimetro: Aquiles ‘corre ese centimetro, Ia tortuga wn milimetto; Aquiles Piesligetos el milimetro, Ia tortuga un décimo de milimetro y asi infinitamemte, sin alcanzarla... Tal es 1a version ‘habitual Wilhelm Capetle (Die Vorsokratiher, 1985, pig. 178) eraduce el texto original de Aristételes: “El segundo argument de Zenén sel llamado Aquiles, Razona que el més lento no. seré alcanzado por el ms velo2, pues el perseguidor tiene que pasar por él sitio que el persegurido acaba de evacuar, de suerte que él mas lento siempre le Heva una determinada ventaja”. El problema no-cam bia, como s ve; pero me gustaria conocer el nombre del posta que lo doté de un héroe y de una tortuga. A esos competidores magicos y a la serie 1 1 1 1 Wei tat Sit Soar + Saar piscest6 25 debe el argumento su difusibn. Casi nadie recuerda et que lo antecede ~el de la pista, aunque su mecanismo es idéntico, El movimiento e imposible’ (arguye Zendn) pues el mévil debe atravesar el medio para legar al fin, y antes el medio de! medio, y antes el medio del medio, del medio y antes... Debemos Ja ploma de Aristtcles la comunicacin Ia pri mera refutacién de esos argumentos, Los refuta con una brev' dad quizi desdefiosa, pero su recuerdo le inspira el famoso argu mento del tercer hombre contra la doctrina platénica., Fsa-doc- tina quiere demostar que dos individues que, tienen ation comunes (por ejemplo dos hombres) son metas apariencias tem- porales de un arquetipo eterno, Aristételes interroga si los mu- chos hombres y el Hombre ~los individuos temporales y el Arque- tipo— tienen atributos comunes. Es notorio que si; tienen tos atributos generates de ta humanidad. En esé caso, afirma Aris: (6teles, habré que postular otro arquetipo que los abarque a todos y despnés un cuarto... Patricio de Azcirate, en una note de su traduccién’ de la Metafisica, atribuye a un discipulo de Aristételes esta presentacién: “Si lo que se afirma de muchas cosas a Ta vez es un ser aparte, distinin de las cosas de quie se afirma (y esto ¢s lo que pretenden Jos platonianss), es preciso {que haya un tercer hombre. Es una denominacidn que se aplica 41 los individuos y a la idea, Hay, pues, ub tercer bombre distinio de los hombres particalares y de la idea. Hay al mismo tiempo tun cuatto que éstard en Iz misma relacidn con éte y conta idea de Jos hombres. particulares: después un quinto y asi hasta el infinito”. Postulamios dos individuos, a y b, que integran el gé- nero ¢. Tendremos entonces atb Pero tambign, segiin Avistételes: atbtc= atbtetd=e atbtctdte En rigor no se requieren dos individuos: bastan. el jindividuo y-¢l géneto para determinar el fercer hombre que denuncia Aris treles, Zendn de Flea recurre a la infinita regresién contra el movimiento y cf mimero; su refutador, contra las formas uni versales? * Un siglo después ef sotita chino Hui Tau razoné que un basin al que cxrcenan Ix mitad cada dia, ¢y interminable (HL A, Giles: Chuang Tau, 1888, ag. 358) Men el Parménules —cmyo cardeter tononiang ex inecwsble~ Platin it 286 JORGE LUIS RORGES—ORRAS COMPLETAS EI préximo avatar de Zenén que mis desordenadas notas re- fiisan Aetna, el exeptico, Este niege que algo pueda pro , pues toda prueba requiere una prueba anterior (Hypoty- poses, I, 166). Sexto Empirico arguye parejamente que las defi- ficiones son vanas, pues labriz que defini cada tna de Tas voces wwe se usan y, Inego, definir Ia definicion (Hypotyposes, II, 207) . il seiscientos afios después, Byron, en la dedicatoria de Don Juan, escribiri de Coleridge: “'T wish he would explain His “Explanation.” Hlasta aqui, el regressus in infinitum ha servido para negar: Santo Tomés de Aquino recurre a A (Suma Teologica, 1, 2. 3) para afirmar que hay Dios. Advierte que no hay cosa en el uni- Verso que no tengs una causa eficiente y que est causa claro esté, 6 el efecto de otra causa anterior. E) mundo es un interminable encadenamiento de causas y cada causa es un efecto, Cada estado proviene del anterior y determina el subsigaiente, pero ta serie gencral pudo no haber sido, pues Jos términos que la formar son condicionales, es decir, aleatorios. Sin embargo, el mundo es; de ellos podemos inferir una no contingente causa primera que serd la divinidad. Tal es la prueba cosmolégica; 1a prefiguran Aristételes y Platén; Leibniz la redescubre. * ‘Hermann Lotze apela al regréssus para no comprender que tuna alteracién del objeto A pueda producir una alteracién del ‘objeto B. Razona que si A y B son independientes, postolar un influjo de A sobre B es postular un tercer elemento C, un ele- mento .que para operar sobre B requeriré un cuarto elemento D, que no podré operar sin E, que no podra operar sin F.. Tin argumento muy patecido para demostrar que el uno ct realmente ich. St el tno existe, participa det scrz por conniguient, hay dos partes ‘on dh que som ch scr y el Uno, pero cada una de ests parte cs una y ede fondo que encicrra otras das, que encietran también otras dos: ifinitamente, Rosell” (itoduetion to. Mathematical Philosophy, 1919, pg. 138). sustiyye 2 la progresin geométrica de PiatGn una progresin aciometics. St cl tho fxine, el eno participa del ser; pero como son diferentes el see el uno, ‘existe el dost pero como son diferentes el ter J el dos, existe el tes, ete Giisang Tas Waley: Three Waye of Thought in Anclent China, pig. 2) re 31 miso interminable regres eottra los moni que’ decloraben {ave las Dice Mil Gosan (el Universo) son tna 30]. Por ko pronto ~aFgye= fa vida eémmica y he declarac de est unidad yx son doe coms: eat dos 111 dedaraciin desu dualidad ya son tres; ems tes y la declaraciom de s0 {viwided ya. son cuatto... Russell opina que te veguedad det términe. sor tuasta para inyalidar cl razonamiento. Agrega que los mameres no exiten, que som eras Fecioner Wigieas * tin eco de esa pruebe, shorn mucria, reumba en cl primer veiw del Paradiso: "ba gloria de Colviche tutto move”. piscuston 257 Para eludir esa multiplicacién de quimeras, resuelve que en cl mundo hay un solo objeto: una infinita y absoluta sustancia wuiparable al Dios de Spinoza. Las causas cransitivas se reducen iVeatas inmanentes; lor hechon, + manifestaciones ©. modon de Ia sustancia eésmica. * Andlogo, pero todavia mas alarmante, ¢s €l caso de FH. Bradley. Este razonador (Appearance and Reality, 1897, piginas 1988) no se limita a combatir Ia relacién causal; nicga todas las relaciones, Pregunta si una relacién esté relacionada con sus tér minos. Le responden que si ¢ infiere que ello es admitir la exis. tencia de otras dos relaciones, y ego de otras dos. En el axioma la parte es menor que el todo no percibe dos cérminos y la te Jaclin menor que; percibe tres (Parte, menor que, todo) cuya vincutacién implica otras dos relaciones, y asi hasta lo infinico. “En el juieio Juan es mortal, percibe tres conceptos inconjugables {el texcero es la cépula) que no acabaremos de unit. Transtor ma todos los conceptos en objetos incomunicados, durisimos. Refutarlo es contaminarse de irtealidad. Lotze interpone fos abismos periddicos de Zendn entre'la causa y el efecto; Bradley, entre et sujeto y el predicado, cuando no entre el sujeto. y Jos atributos; Lewis Carroll (Mind, yoluraen cuarto, pégina 278) entre Ta segunda premise del silogismo y Ta conclusion, Refiere un didlogo sin fin, cuyos interlocucores son Aquiles y la tortuga, Alcanzado ya el término de su interminable carrera, 10s dos atletas conversan apaciblemente de_geometria. Estudian este claro razonamiento: 2), Dos casas iguales a una cercera som iguales entre si by Los dos lados de este tridngulo son iguales a MN. 2) Los dos Iados de este tridngulo son iguales entre La tornga acepta las premisas a y b, pero niega que justifi quen la conclusion, Logra que Aquiles interpole una propesicion hipotetica 2) Dos cosas iguales a una tercera son iguales entze si. b) Las dos lados.de este tridngulo son iguales a MN. ©) Sia y b son validas, 2 ¢s valida 2) Los dos Iados de este tridngulo son iguales entre si Hecha esa breve aclaracién, Ia tortuga accpta Ia valider de a by G pero no de z. Aquiles, indignado, interpola: d) Sia, b y © son validas, z ey valida Carroll’ observa que le paradoja: del griego comporta una in- finita serie de distancias que disminuyen y que en Ia propuesta por él crecen lag distancias. + Sigo 1a exposicon de James (4 Plualisic Universe, 1809, pine 59-603 L, Wenischers Fochrer int Love, 192%, paginas 166-171 258 LORRASCOMPLETAS Un ejemplo tina, yuizé cl mas clegante de todos, pero tain big el que menos difiere de Zenéu. William James (Some Pro- blems of Philosophy, 1911, pag. 182) niega que puedan transcw rir catorce minutos, porque antes €s obligatorio que hayan pa- ado siete, y antes de siete, tres minutos y medio, y antes de tres y medio, tin minuto y tes cuartes, y asi hasta el fin, hasta el invisible’ fin, por tenues laberintos de tiempo. Descartes, Hobbes, Leibniz, Mill, Renouvier, Georg Cantor, Gomperz, Russell y Bergson han formulado explicaciones —no siempre inexplicables y vanas— de la paradoja de ta tortuga. (Yo he Tegistrado algunas) Abundan asimismo, como ha verificado el lector, sus aplicaciones, Las historicas no la agotan: el verti- iginoso regressus in infinitum es acaso aplicable a todos los temas. A ln estética: tal verso nos conmueve por tat motivo, tal motivo, por tal otto motivo... Al problema del conocimiento: conocer €5 reconocer, pero es preciso haber conocido para reconocer, pero conocer €s reconocer,...

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