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Al igual que la vida el morir tiene colores, el interpretar la muerte en cada época de
nuestras vidas, se acompaña de imágenes que reflejan nuestros sentimientos de
angustia, de miedo, de lucha, de paz y de serenidad.
A lo largo de las etapas de nuestra vida la muerte por enfermedad, por una larga y
dura enfermedad o por una enfermedad corta y dolorosa se vive de formas
diferentes.
En cualquiera de estas etapas se hace duro aceptar que alguien a quien quieres
pronto ya no estará junto a ti, es como poner fecha a la muerte.
Cuando eres niño es algo un tanto irreal, por supuesto se oculta el sufrimiento de la
persona allegada y cuando ya no está ha pasado al cielo a cuidarte. En la adolescencia
se afronta la enfermedad del otro con rebeldía, no hay entendimiento posible ,la
impotencia del no poder hacer nada y el no comprender el por que superan todas las
barreras de los pensamientos y los sentimientos.
En la edad adulta comprendemos que la enfermedad es algo muy cercano a todos y
si aparece lucharemos contra ella y cuando sabemos que nos ganará la batalla
seguiremos luchando por cerrar las cosas pendientes y cuando el dolor nos puede y
la mente ya no sufre lucharemos por morir en paz. Esto lo he aprendido de muchos
pacientes con los que trabajo a diario, y por ello he querido reflejar la muerte en un
tono naranja rodeada de azules y compuesta por múltiples sentimientos,
sentimientos enfrentados para llegar a uno sólo morir dignamente y en paz.
EL COLOR DE LA MUERTE EN LA MUERTE
No moriré,
A ninguna parte iré,
aquí estaré.
Pero nada me pregunten,
Que nada contestaré.