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Alcoholismo
El alcoholismo es una enfermedad crónica caracterizada por una tendencia a beber más de lo
debido, intentos infructuosos de dejar la bebida, y mantenimiento de la costumbre a pesar de las
adversas consecuencias sociales y laborales.
El alcoholismo es una enfermedad frecuente. En Estados Unidos, por ejemplo, alrededor del 8 por
ciento de los adultos tiene un problema de consumo de alcohol. Los hombres son cuatro veces
más propensos que las mujeres a ser alcohólicos. Las personas de todas las edades son
susceptibles. Cada vez más, los niños y los adolescentes tienen problemas con el alcohol, con
desastrosas consecuencias.
El alcohol produce dependencia tanto psicológica como física. El alcoholismo generalmente
interfiere con la capacidad de relacionarse y de trabajar y produce muchas conductas
destructivas. Los alcohólicos suelen estar intoxicados diariamente. La embriaguez puede alterar
las relaciones familiares y sociales y provoca frecuentemente divorcios. El absentismo extremo
del trabajo puede conducir al desempleo. Los alcohólicos con frecuencia no pueden controlar su
conducta, tienden a conducir vehículos habiendo bebido y sufren lesiones físicas por caídas,
peleas o accidentes automovilísticos. Algunos alcohólicos también pueden ponerse violentos.
Causas
Efectos biológicos
Tratamiento
Los alcohólicos que presentan síndrome de abstinencia generalmente los tratan ellos mismos
bebiendo. Algunas personas buscan atención médica porque no desean continuar bebiendo o
porque el síndrome de abstinencia es muy intenso. En uno u otro caso, el médico comprueba en
primer lugar la posibilidad de una enfermedad o una lesión de la cabeza que pudiera complicar la
situación. El médico trata entonces de caracterizar el tipo de síndrome de abstinencia, de estimar
cuánto bebe usualmente la persona y de determinar cuándo dejó de beber.
Como la deficiencia vitamínica causa síndrome de abstinencia potencialmente mortal, los médicos
de los servicios de urgencia dan generalmente grandes dosis intravenosas de complejos
vitamínicos C y B, especialmente tiamina. Los líquidos intravenosos, el magnesio y la glucosa se
dan a menudo para prevenir algunos de el síndrome de abstinencia de alcohol y para evitar la
deshidratación.
Frecuentemente, los médicos prescriben un fármaco benzodiacepínico durante unos días para
calmar la agitación y ayudar a prevenir el síndrome de abstinencia. Los fármacos antipsicóticos
se administran generalmente a un reducido número de personas con alucinosis alcohólica. El
delírium trémens puede poner en peligro la vida y se trata más agresivamente para controlar la
fiebre alta y la agitación intensa. Generalmente se administran líquidos intravenosos, fármacos
para bajar la fiebre (como el paracetamol), y sedantes, y se requiere una supervisión estrecha.
Con este tratamiento, el delírium trémens generalmente comienza a desaparecer dentro de las
primeras 12 a 24 horas.
Después de resolver los problemas médicos urgentes, debe comenzarse una desintoxicación y un
programa de rehabilitación. En la primera fase del tratamiento, el alcohol se suprime por
completo. Por lo tanto, un alcohólico tiene que modificar su conducta. Permanecer sobrio es
difícil. Sin ayuda, la mayoría recae en unos pocos días o semanas. Generalmente se cree que el
tratamiento de grupo es más eficaz que el asesoramiento individual; sin embargo, el tratamiento
se debería adecuar a cada individuo. También puede ser importante el contar con el apoyo de los
familiares.
Alcohólicos Anónimos
No existe nada que beneficie tanto a los alcohólicos y de modo tan eficaz como la ayuda que se
pueden proporcionar ellos mismos participando en Alcohólicos Anónimos (AA). Alcohólicos
Anónimos opera dentro de un contexto religioso; existen organizaciones alternativas para quien
desea una aproximación más secular. Un alcohólico debe sentirse cómodo, preferiblemente
incorporándose a un grupo donde los miembros comparten otros intereses aparte del alcoholismo.
Por ejemplo, algunas áreas metropolitanas tienen grupos de Alcohólicos Anónimos para médicos
y dentistas u otras profesiones y para personas con ciertas aficiones, así como para solteros o
para mujeres y varones homosexuales.
Alcohólicos Anónimos procura un sitio donde el alcohólico en recuperación puede entablar
relaciones sociales fuera del bar con amigos no bebedores, quienes también sirven de apoyo
cuando surge de nuevo la necesidad imperiosa de beber. El alcohólico oye las confesiones de los
otros al grupo entero con respecto a cómo están luchando día a día para evitar tomar una copa.
Finalmente, proponiendo medios para que el alcohólico ayude a los demás, Alcohólicos Anónimos
permite que la persona construya una confianza y autoestima que antes sólo encontraba
bebiendo alcohol.
Tratamiento farmacológico
A veces, el alcohólico puede recurrir a un fármaco para evitar consumir alcohol. Se puede
prescribir un fármaco llamado disulfiram. Este fármaco interfiere con el metabolismo del alcohol,
produciendo acumulación de acetaldehído, un metabolito del alcohol, en la sangre. El
acetaldehído es tóxico y produce rubor facial, dolor de cabeza pulsátil, aumento del ritmo
cardíaco, respiración acelerada y sudación durante 5 a 10 minutos después de que la persona
ingiere el alcohol. Las náuseas y los vómitos pueden presentarse de 30 a 60 minutos después.
Estas reacciones incómodas y potencialmente peligrosas duran entre 1 y 3 horas. La incomodidad
de la ingestión de alcohol después de tomar disulfiram es tan intensa que pocas personas se
arriesgan a tomar alcohol, incluso la pequeña cantidad que llevan algunos preparados de venta
libre contra la tos y el catarro o algunas comidas.
Un alcohólico en recuperación no puede tomar disulfiram apenas ha dejado de beber; el fármaco
puede ser tomado sólo después de unos pocos días de abstinencia. El disulfiram puede afectar al
metabolismo del alcohol de 3 a 7 días después de la última dosis del fármaco. A causa de la
intensa reacción al alcohol asociada con el tratamiento, el disulfiram debería ser administrado
solamente a alcohólicos en recuperación los cuales quieren realmente ayuda y están deseando
cooperar. Las mujeres embarazadas o la gente que tiene una enfermedad grave no deben tomar
disulfiram.
La naltrexona, otro fármaco, puede ayudar a la gente a hacerse menos dependiente del alcohol,
si es usada como parte de un programa de tratamiento extenso que incluya asesoramiento. La
naltrexona altera los efectos del alcohol en ciertas endorfinas del cerebro, que pueden estar
asociadas con la búsqueda compulsiva y el consumo de alcohol. Una gran ventaja con respecto al
disulfiram es que la naltrexona no produce malestar. Una desventaja es que la persona que toma
naltrexona puede continuar bebiendo. Las personas con hepatitis u otra enfermedad hepática no
deben tomar naltrexona.
Adicción a narcóticos
La adicción a narcóticos es una dependencia física y psicológica intensa (una compulsión para
continuar tomando narcóticos). Debido al desarrollo de tolerancia, la dosis debe incrementarse
continuamente para obtener el mismo efecto y se necesita usar continuamente el mismo narcótico
o uno similar para evitar el síndrome de la abstinencia.
Los narcóticos que tienen un uso médico legítimo como potentes analgésicos se llaman opioides
e incluyen la codeína (que tiene un bajo potencial para crear dependencia), oxicodona (sola y en
varias combinaciones, como oxicodona más paracetamol), meperidina, morfina e hidromorfina. La
heroína, que es ilegal en muchos países, es uno de los narcóticos más potentes.
La tolerancia y la abstinencia leve se pueden desarrollar en 2 o 3 días de uso continuado. Cuando
se suspende el uso de la droga, a veces aparece el síndrome de abstinencia. La mayoría de los
narcóticos en dosis equivalentes puede producir grados de tolerancia y de dependencia física
equivalentes. Los adictos pueden sustituir un narcótico por otro. Las personas que han
desarrollado tolerancia pueden mostrar pocos signos de uso de drogas y funcionar normalmente
en sus actividades diarias mientras siguen teniendo acceso a las drogas. Las personas a las que
se les administra narcóticos para tratar el dolor intenso tienen poco riesgo de volverse adictas si
usan la medicación como es prescrita.
Síntomas
Los narcóticos usados para aliviar el dolor pueden tener otros efectos como estreñimiento, piel
enrojecida o caliente y presión arterial baja, prurito, pupilas contraídas, somnolencia, respiración
lenta y profunda, frecuencia cardíaca lenta y temperatura corporal baja. Los narcóticos pueden
producir también euforia, a veces simplemente porque un dolor intenso finalmente ha
desaparecido.
Generalmente los síntomas de la abstinencia son los opuestos a los efectos de la droga:
hiperactividad, un sentido de alerta exacerbado, respiración rápida, agitación, incremento del
ritmo cardíaco y fiebre. El primer signo de abstinencia es generalmente la respiración rápida,
generalmente acompañada por bostezos, transpiración, lagrimeo y goteo nasal. Otros síntomas
incluyen pupilas dilatadas, horripilación (“carne de gallina”), temblores, sacudidas musculares,
sensaciones fugaces de calor y frío, dolores musculares, pérdida de apetito, contracturas
intestinales y diarrea. Los síntomas pueden aparecer sólo de 4 a 6 horas después de dejar de
usar el narcótico y llegan al máximo en 36 a 72 horas. Los síntomas de abstinencia son más
graves en las personas que han usado grandes dosis durante largos períodos. Como los
narcóticos se eliminan del cuerpo a diferentes velocidades, los síntomas de abstinencia difieren
para cada droga.
Complicaciones
Tratamiento
La sobredosis de narcóticos es una urgencia médica que debe ser tratada rápidamente para
evitar la muerte. La sobredosis puede suprimir la respiración y se puede acumular líquido en los
pulmones (edema pulmonar) de tal modo que requiera tratamiento con ventilación mecánica. Los
médicos de los servicios de urgencia inyectan un fármaco llamado naloxona por vía intravenosa
para bloquear la acción del narcótico.
Hay pocos médicos que tengan formación o experiencia en el tratamiento de una adicción a
narcóticos y las leyes regulan la actuación del médico. De todas formas, los adictos a narcóticos
deben exponer sus problemas al médico de atención primaria, quien podrá recomendarles un
centro para el tratamiento de la adicción. Tales centros pueden tratar el síndrome de abstinencia
y aportar asesoramiento psicológico y social.
Aunque el síndrome de abstinencia acaban por ceder, la abstinencia aguda puede ser grave y
durar varios días. Estos síntomas, muy desagradables, crean una fuerte compulsión a tomar
drogas de nuevo; sin embargo, generalmente no suponen un riesgo vital y pueden ser aliviados
con medicación.
La substitución del narcótico por la metadona es el método de tratamiento preferido para la
abstinencia. La metadona, que, de hecho, es también un narcótico, se administra por vía oral y
altera la función cerebral menos que otros tipos de narcóticos. Como los efectos de la metadona
son mucho más duraderos que los de otros narcóticos, se puede tomar con menos frecuencia,
usualmente una vez al día. El mantenimiento de los adictos con dosis lo suficientemente grandes
de metadona durante meses o años les permite ser socialmente productivos porque sus
problemas de suministro están solucionados. Para algunos, el tratamiento es útil. Otros pueden
no rehabilitarse socialmente.
Los adictos deben acudir diariamente a la clínica, donde se les dispensa la metadona en las dosis
más pequeñas posibles para prevenir el desarrollo del síndrome de abstinencia intenso.
Generalmente, 20 miligramos de metadona al día impiden el desarrollo del síndrome de
abstinencia grave; sin embargo, algunos adictos necesitan dosis mayores. Una vez que se ha
establecido la dosis de metadona que disminuye la intensidad de la reacción de abstinencia, se
procede a reducir esta dosis aproximadamente un 20 por ciento cada día. Esto deja a la persona
libre de síntomas agudos de abstinencia pero no previene una recaída para consumir de nuevo
heroína.
La interrupción del mantenimiento con metadona puede producir a veces una reacción
desagradable, como dolor muscular profundo (dolores óseos). Las personas con abstinencia de
metadona generalmente tienen mal carácter y problemas para conciliar el sueño. Puede ser de
ayuda el tomar somníferos durante varias noches. Muchas de las reacciones de la abstinencia
desaparecen al cabo de 7 a 10 días pero la debilidad, el insomnio y la ansiedad intensa pueden
durar varios meses.
En algunos países, determinados centros de tratamiento pueden dispensar 1-alfa-acetilmetadol
(LAAM), una forma de metadona de actividad prolongada. Esto elimina la necesidad de acudir
diariamente a la clínica o de tomar medicaciones en casa. Sin embargo, el LAAM está todavía en
fase experimental.
El síndrome de abstinencia de narcóticos también pueden ser aliviados con un fármaco llamado
clonidina. Sin embargo, la clonidina puede ocasionar algunos efectos secundarios como bajada
de la presión arterial, modorra, inquietud, insomnio, irritabilidad, aumento del ritmo cardíaco y
dolores de cabeza.
La naltrexona es un fármaco que bloquea los efectos incluso de dosis intravenosas muy
importantes de heroína. Dependiendo de la dosis, los efectos de la naltrexona duran entre 24 y 72
horas. A causa de esto, un adicto que tiene una inserción social estable puede tomar este
fármaco diariamente (o tres veces por semana) para evitar la tentación de consumir heroína. Un
grupo de apoyo formado por el médico, la familia y los amigos es importante para el éxito del
tratamiento.
El concepto de la comunidad terapéutica surgió hace casi 25 años en respuesta a los problemas
de la adicción a la heroína. Los pioneros de este apoyo no farmacológico fueron Daytop Village y
Phoenix House. El tratamiento implica convivir en una comunidad un tiempo relativamente largo
(generalmente 15 meses) para ayudar a los adictos a construir una nueva vida a través del
entrenamiento, la educación y una reorientación de su comportamiento. Estos programas han
ayudado a muchas personas, pero permanece sin respuesta cuál ha sido precisamente su
resultado y con qué amplitud deberían ser aplicados.
La epidemia de SIDA ha llevado a algunas personas a sugerir que se entreguen jeringas y agujas
estériles a los adictos que se inyectan. Se ha demostrado que ello reduce la transmisión del VIH.
Los fármacos que se prescriben para tratar la ansiedad y como inductores del sueño pueden
causar dependencia tanto física como psicológica. Tales fármacos incluyen benzodiacepinas,
barbitúricos, glutetimida, cloralhidrato y meprobamato. Cada uno funciona de un modo diferente y
tiene un potencial de dependencia y de tolerancia diferente. El meprobamato, la glutetimida, el
cloralhidrato y los barbitúricos son prescritos con menos frecuencia que en el pasado,
principalmente porque las benzodiacepinas son más seguras.
En general, las personas adictas a estos fármacos comenzaron tomándolos por razones médicas.
Algunas veces el médico puede prescribir dosis altas durante períodos largos para tratar un
problema grave, lo cual puede provocar dependencia. En otras ocasiones, las personas pueden
utilizar más medicación de la que se les ha prescrito. En cualquier caso, la dependencia se puede
desarrollar a las 2 semanas de uso continuado.
Síntomas
Tratamiento
Interrumpir una reacción de abstinencia grave es difícil, aunque el tratamiento puede aliviarla.
Durante las primeras 12 a 20 horas, la persona puede estar nerviosa, inquieta y débil. Pueden
temblarle las manos y las piernas. Hacia el segundo día, los temblores pueden ser más intensos y
la persona se siente todavía más débil. Durante el segundo y tercer días, la mayoría de las
personas que estaba tomando dosis diarias que eran ocho o más veces la prescripción habitual
de barbitúricos o de glutetimida, sufre convulsiones graves que pueden ser incluso mortales.
Ocasionalmente, puede producirse un ataque convulsivo incluso de 1 a 3 semanas después del
comienzo de la abstinencia. Otros efectos que puede ocasionar la abstinencia son deshidratación,
delirio, insomnio, confusión y alucinaciones visuales y auditivas. Incluso aplicando el mejor
tratamiento, una persona puede tardar un mes o más en sentirse normal.
La abstinencia de barbitúricos es generalmente peor que la de benzodiacepinas, aunque ambas
pueden resultar muy difíciles de tratar. La duración de las reacciones debidas a la abstinencia
varía de un fármaco a otro. Frecuentemente, los médicos tratan la abstinencia volviendo a
administrar el fármaco causante a una dosis inferior y disminuyéndola progresivamente a lo largo
de días o semanas.
Adicción a la marihuana
El consumo de marihuana (cannabis) está ampliamente extendido. Los estudios entre los
estudiantes universitarios han demostrado periódicamente aumento, disminución y un nuevo
aumento del consumo. En algunos países, la marihuana se fuma habitualmente en forma de
cigarrillos hechos con las raíces, las hojas y las flores distales de la planta seca, que casi
siempre es la Cannabis sativa. La marihuana también es usada como hachís, que es la resina de
la planta prensada (una sustancia del color del alquitrán). El componente activo de la marihuana
es el tetrahidrocannabinol (THC), el cual se presenta en muchas variedades, siendo la más activa
la delta-9-THC. La delta-9-THC se fabrica de forma sintética como un fármaco llamado dronabinol
y se usa en investigación y en ocasiones para tratar las náuseas y los vómitos asociados a la
quimioterapia anticancerosa.
Algunas personas se hacen dependientes de la marihuana por razones psicológicas y esta
dependencia puede tener todas las características de una adicción grave. La dependencia física
de la marihuana no ha sido demostrada de modo fehaciente. Al igual que el alcohol, la marihuana
puede ser usada de modo intermitente por muchas personas sin que les cause una disfunción
aparente social o psicológica, ni tampoco adicción.
Síntomas
Entre las drogas clasificadas como anfetaminas están la anfetamina, la metanfetamina (speed) y
la metilendioxi-metanfetamina (MDMA, Éxtasis o Adán).
El abuso de anfetaminas puede ser crónico o intermitente. La dependencia es tanto psicológica
como física. Años atrás, la dependencia de anfetaminas pudo comenzar cuando se prescribieron
fármacos para perder peso, pero ahora la mayor parte del abuso comienza con la distribución
ilegal del fármaco. Algunas anfetaminas no están aprobadas para uso médico y otras son
fabricadas y consumidas ilegalmente. La metanfetamina es la anfetamina que más se consume de
forma abusiva. La MDMA tiene una amplia distribución en Europa y, en años recientes, en
Estados Unidos. Los consumidores toman a menudo estas drogas para bailar sin tregua hasta el
amanecer. La MDMA interfiere en la recaptación de serotonina (un neurotransmisor) y se
considera tóxica para el sistema nervioso.
Síntomas
Tratamiento
Adicción a la cocaína
La cocaína produce un efecto similar al de las anfetaminas, pero es un estimulante mucho más
potente. Se puede tomar por vía oral, inhalar en forma de polvo por vía nasal o inyectarse, por lo
general directamente en una vena. Cuando se hierve con bicarbonato sódico, la cocaína se
convierte en una base llamada crack, que puede ser fumada. El crack actúa casi tan rápido como
la cocaína intravenosa. La cocaína intravenosa o inhalada produce una sensación de alerta
extrema, de euforia y de gran poder.
Síntomas
Diagnóstico
Tratamiento
La cocaína es una droga de acción muy corta en el tiempo, por lo que una reacción tóxica puede
que no necesite tratamiento. El personal médico de urgencias vigila de cerca a la persona para
ver si se mantiene el efecto peligroso (peligro de muerte). Pueden administrarse fármacos para
bajar la presión arterial o disminuir la frecuencia cardíaca. Se pueden administrar otros fármacos
para frenar las convulsiones. Una fiebre muy alta puede requerir también tratamiento.
La abstinencia de un consumo de cocaína de larga evolución requiere una supervisión de cerca
porque la persona puede volverse depresiva y suicida. Puede ser necesario ingresarla en un
hospital o en un centro de tratamiento de toxicomanías. El método más eficaz para tratar el abuso
de cocaína es el asesoramiento y la psicoterapia. A veces los trastornos psicológicos frecuentes
entre los adictos a la cocaína, como la depresión y el trastorno maniacodepresivo, se tratan con
antidepresivos o con litio.
Los alucinógenos incluyen el LSD (dietilamida del ácido lisérgico), la psilocibina (seta mágica), la
mescalina (peyote) y el 2,5-dimetoxi-4-metilanfetamina (DOM, STP), un derivado anfetamínico.
Estas drogas generalmente no producen verdaderas alucinaciones; las verdaderas alucinaciones
ocurren cuando una persona cree que las cosas anormales que ve y oye están sucediendo
realmente. Por el contrario, la mayoría de los adictos a alucinógenos comprende que las
sensaciones anormales no son reales y están causadas por la droga. Por lo tanto, estas drogas
son en realidad falsamente alucinógenas.
Síntomas
Diagnóstico y tratamiento
Adicción a la fenciclidina
La fenciclidina (PCP, polvo de ángel) se desarrolló al final de los años cincuenta como un
anestésico, un fuerte reductor de la sensación dolorosa. El uso médico de PCP fue interrumpido
en 1962 porque los pacientes que lo recibieron presentaban con frecuencia intensa ansiedad y
delirios y algunos se volvieron temporalmente psicóticos. La PCP apareció como droga de calle
en 1967 y, con frecuencia, fue vendida fraudulentamente como marihuana. Toda la PCP
disponible hoy en la calle se sintetiza ilegalmente.
La PCP se fuma habitualmente después de ser espolvoreada sobre sustancias vegetales, como
perejil, hojas de menta, tabaco o marihuana. Ocasionalmente, la PCP se consume por vía oral o
en inyección.
Síntomas
Tratamiento
El tratamiento de una reacción adversa a PCP se dirige a los efectos específicos. Por ejemplo, se
administran fármacos para bajar la presión arterial elevada o para frenar las convulsiones.
Cuando los consumidores de PCP se agitan (como suele ocurrir cuando son llevados para ser
tratados), se les coloca en una habitación tranquila para que se relajen, aunque se les controla
frecuentemente la presión arterial, el ritmo cardíaco y la respiración. No sirve de ayuda hablarles
de forma calmada; de hecho, la persona puede agitarse todavía más. Si el ambiente tranquilo no
los calma, el médico puede administrar un calmante como el diazepam. Puede ponerse una sonda
en el estómago y administrar fármacos para acelerar la eliminación de PCP.
Entre los adolescentes, los solventes volátiles y aerosoles son consumidos con mayor frecuencia
que la cocaína o el LSD pero con menos frecuencia que la marihuana y el alcohol. Los solventes
volátiles y aerosoles consumidos se encuentran en muchos productos del hogar. Estos productos
se entiende que deben ser usados solamente en una habitación bien ventilada, porque muchos de
los productos químicos que contienen son poderosos depresores del cerebro. Incluso en una
habitación bien ventilada, estos productos químicos tienen algún defecto depresor.
Los efectos son más marcados cuando se inhalan directamente las emanaciones. Los productos
pueden ser pulverizados en una bolsa de plástico e inhalados, o puede colocarse una tela
empapada con el producto cerca de la nariz o de la boca.
Síntomas
El tratamiento de los niños y de los adolescentes que son adictos a los solventes volátiles y a los
aerosoles implica la evaluación y el tratamiento de cada órgano lesionado. También implica la
educación y el asesoramiento para conocer los problemas psicológicos y sociales. Los
porcentajes de recuperación de la adicción a solventes volátiles y aerosoles están entre los más
bajos de las adicciones a sustancias que modifican del humor.