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Infecciones de las vías urinarias

En las personas sanas, la orina de la vejiga es estéril: en ella no hay


ninguna bacteria ni ningún otro organismo infeccioso. La uretra, el
conducto que transporta la orina desde la vejiga hasta fuera del
cuerpo, tampoco contiene organismos infecciosos o bien demasiado pocos como para poder
causar una infección. Sin embargo, cualquier parte de las vías urinarias puede infectarse. Estas
infecciones se clasifican generalmente en infecciones de las vías urinarias inferiores o
superiores; las inferiores se refieren a las infecciones de la uretra o de la vejiga, y las superiores
a las de los riñones o de los uréteres.
Los microorganismos que provocan la infección, por lo general, entran en las vías urinarias por
dos caminos. El más frecuente es a través del extremo inferior de las vías urinarias, o sea la
abertura en la punta del pene en el varón o la abertura de la uretra en la mujer, que se localiza en
la vulva. El resultado es una infección ascendente que se extiende hacia la uretra. La otra vía
posible, mucho menos frecuente, es a través del flujo sanguíneo, generalmente, directo a los
riñones.
Las infecciones de las vías urinarias pueden estar causadas por bacterias, virus, hongos o una
variedad de parásitos.
Bacterias: las infecciones bacterianas de las vías urinarias inferiores (la vejiga y la uretra) son
muy frecuentes. En los recién nacidos varones son más corrientes que en las mujeres, pero se
vuelven aproximadamente 10 veces más frecuentes en las niñas que en los niños, al año de
edad. Alrededor del 5 por ciento de las mujeres adolescentes desarrollan infecciones de las vías
urinarias alguna vez, pero los varones adolescentes rara vez las padecen. Entre los 20 y los 50
años, las infecciones de las vías urinarias son aproximadamente 50 veces más frecuentes en las
mujeres que en los varones. En los años posteriores, las infecciones se vuelven más frecuentes
tanto en varones como en mujeres, con menor diferencia entre uno y otro sexo.
Más del 85 por ciento de las infecciones de las vías urinarias son provocadas por bacterias
provenientes de los propios intestinos o de la propia vagina. Sin embargo, habitualmente, las
bacterias que penetran en las vías urinarias son expulsadas por el efecto de chorro de la vejiga al
vaciarse.
Virus: las infecciones por el virus del herpes simple tipo 2 (VHS-2) afectan al pene en los varones
y pueden afectar a la vulva, al perineo, a las nalgas, al cuello del útero o a la vagina en las
mujeres. Si afecta a la uretra, la micción puede ser dolorosa y dificultarse el vaciado de la vejiga.
Hongos: las infecciones por hongos de las vías urinarias están provocadas principalmente por
Candida (levadura que causa candidiasis) y se producen sobre todo en personas con una sonda
vesical. En casos raros, otros tipo de hongos, incluyendo los que provocan blastomicosis
(Blastomyces) o coccidioidomicosis (Coccidioides), pueden también infectar las vías urinarias.
Con frecuencia, los hongos y las bacterias infectan a los riñones al mismo tiempo.
Parásitos: Un cierto número de parásitos, incluyendo las lombrices, pueden provocar infecciones
de las vías urinarias. El paludismo, una enfermedad causada por parásitos protozoarios
transportados por los mosquitos, puede obstruir los pequeños vasos sanguíneos de los riñones o
lesionar rápidamente los glóbulos rojos (hemólisis), provocando insuficiencia renal aguda. La
tricomoniasis, causada también por un protozoo, es una enfermedad transmitida por vía sexual
que puede producir un copioso flujo espumoso de color amarillo verdoso por la vagina. La vejiga
se infesta muy rara vez. La tricomoniasis en los varones generalmente no produce síntomas,
aunque puede provocar la inflamación de la próstata (prostatitis).
La esquistosomiasis, una infección provocada por lombrices, puede afectar a los riñones, los
uréteres y la vejiga y es una causa frecuente de insuficiencia renal grave entre las personas que
viven en Egipto y Brasil. La infección causa infecciones persistentes de la vejiga que pueden
finalmente terminar en cáncer. La filariasis, una infección provocada por una lombriz intestinal,
obstruye los vasos linfáticos, provocando la presencia de linfa en la orina (quiluria). La filariasis
provoca una enorme hinchazón de los tejidos (elefantiasis), que puede incluir el escroto y las
extremidades inferiores.

Uretritis

La uretritis es una infección de la uretra, el conducto que lleva la orina desde la vejiga al exterior
del cuerpo.
La uretritis puede estar causada por bacterias, hongos o virus. En las mujeres, los
microorganismos generalmente se desplazan a la uretra desde la vagina. En la mayor parte de los
casos, las bacterias llegan desde el intestino grueso y alcanzan la vagina desde el ano. Los
varones son mucho menos propensos a desarrollar uretritis. Los microorganismos transmitidos
por vía sexual, como la Neisseria gonorrhoeae, que causa la gonorrea,
alcanzan la vagina o el pene durante un acto sexual con una persona
infectada y se pueden extender hacia la uretra. El microorganismo
gonococo es la causa más frecuente de uretritis en los varones. Este
microorganismo puede infectar la uretra en las mujeres, pero la
vagina, el cuello uterino, el útero, los ovarios y las trompas de Falopio
tienen una mayor probabilidad de ser infectados. La clamidia y el
Uretritis virus del herpes simple también se pueden transmitir sexualmente y
La uretritis es la inflamación a lo provocar uretritis.
largo del conducto uretral.
Síntomas

En los varones, la uretritis generalmente comienza con una secreción


purulenta de la uretra, cuando la causa es el microorganismo
gonococo, o de mucosidad cuando se trata de otros microorganismos.
Otros síntomas de uretritis son dolor durante la micción y una
frecuente y urgente necesidad de orinar. Una infección de la vagina
puede provocar dolor durante la micción a medida que la orina, que
es ácida, pasa por encima de los labios inflamados.
Una infección de la uretra por gonococo que no se trata, o que se trata de manera inapropiada,
puede causar a largo plazo un estrechamiento (estenosis) de la uretra. La estenosis aumenta el
riesgo de producir una uretritis más aguda y, a veces, la formación de un absceso alrededor de la
uretra. El absceso puede producir abombamientos de la pared uretral (divertículos en la uretra)
que también se pueden infectar. Si el absceso perfora la piel, la orina podría fluir a través del
nuevo conducto formado (fístula uretral).

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de uretritis por lo general se realiza considerando únicamente los síntomas. Se


recoge una muestra (frotis uretral) de la supuración, si existe, y se envía al laboratorio para su
análisis con el fin de identificar el organismo infeccioso.
El tratamiento depende de la causa de la infección. Si se trata de una infección bacteriana, se
administran antibióticos. Una infección causada por el virus del herpes simple se puede tratar con
un fármaco antivírico, como el aciclovir.

Cistitis

La cistitis es una infección de la vejiga urinaria.


Las infecciones de la vejiga urinaria son frecuentes en las mujeres, particularmente durante el
período fértil. Algunas mujeres desarrollan infecciones repetidas de la vejiga urinaria.
Las bacterias de la vagina pueden desplazarse a la uretra y al interior de la vejiga. Las mujeres
contraen con frecuencia infecciones de la vejiga después de una relación sexual, probablemente
porque la uretra ha sufrido contusiones durante la misma. En casos muy particulares, las
infecciones repetidas de la vejiga en las mujeres son originadas por una conexión anómala entre
ésta y la vagina (fístula vesicovaginal), sin que exista ningún otro síntoma.
Las infecciones de la vejiga urinaria son menos frecuentes en los varones y se inician,
generalmente, con una infección en la uretra que se extiende a la próstata y posteriormente a la
vejiga. Por otro lado, una infección de la vejiga puede ser provocada por un catéter o un
instrumento utilizado durante un acto quirúrgico. La causa más frecuente en los varones, de
infecciones a repetición, es una infección bacteriana persistente en la próstata. Aunque los
antibióticos eliminan rápidamente las bacterias de la orina en la vejiga, la mayoría de estos
fármacos no puede penetrar lo suficientemente bien dentro de la próstata para curar una infección
en la misma. En consecuencia, cuando se interrumpe la terapia con fármacos, las bacterias que
han quedado en la próstata vuelven a infectar la vejiga.
En casos excepcionales, puede crearse una conexión anómala entre la vejiga y el intestino
(fístula enterovesical), permitiendo a veces que las bacterias que producen gas penetren en la
vejiga y se desarrollen allí. Estas infecciones pueden producir burbujas de aire en la orina
(neumaturia).

Síntomas

Las infecciones de la vejiga generalmente producen una frecuente y urgente necesidad de orinar
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