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Tonalpohualli : Mathesis tolteca.

Miguel Tapia Díaz


xochicallimt@yahoo.com

México 2005
Al Maestro, Voz con innumerables rostros.

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Contenido.

Introducción…………………………………………………………………...………. 6

Capítulo 1. La tonalpohualli como parte del Tonalamatl.…………………….……..11


A qué se llama tonalpohualli.
El Tonalamatl.
Uso social del Tonalamatl.
La lectura profética.
El Tonalámatl de Tlaxcala.
Tipos de lectura.
Elementos acompañantes de los tonaltin.
Etimología de los adjetivos numerales nahuas para los dígitos.
Los dígitos y su simbolismo.
Cosmología y geometría.
Representación gráfica de los números en los códices.
Alcances del Tonalamatl.

Capítulo 2. Álgebra y cronometría…………………………………………………..33


El tiempo en ciclos.
El tzolkin y el calendario anual.
La Cuenta Larga y la Serie Inicial.
Las medidas astronómicas promedio.
Alcances de la matemática tolteca.
Los números en el plano complejo.
Escritura de cifras con signos numerales.
Los números negativos en la escritura maya.
Operaciones con números racionales.
Lugar de la matemática en el universo de la ciencia nahua.
Matemática y ontología toltecas.
El álgebra más antigua conocida a través de inscripciones.
Posibilidades lógicas del sistema matemático tolteca.
A qué se llama álgebra.
El cálculo algebraico tolteca.
Evidencia documental tolteca de la gráfica de un número en el plano.
Álgebra, cronometría y astronomía.
Geometría.
Los períodos numéricos considerados como fractales.
La idea de dualidad.

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Capítulo 3. Cempohualli, el sistema vigesimal……………………….......................61
Cipactli (1) Caimán.
Ehecatl (2) Viento.
Calli (3) Casa.
Cuetzpallin (4) Lagartija.
Coatl (5) Serpiente.
Miquiztli (6) Muerte.
Mazatl (7) Venado.
Tochtli (8) Conejo.
Atl (9) Agua.
Itzcuintli (10) Perro.
Ozomatli (11) Mono.
Malinalli (12) Hierba.
Acatl (13) Caña.
Ocelotl (14) Jaguar.
Cuauhtli (15) Águila.
Cozcacuauhtli (16) Zopilote.
Ollin (17) Movimiento.
Tecpal (18) Pedernal.
Quiahuitl (19) Lluvia.
Xochitl (20) Flor.

Capítulo 4. Cronología……………………………………………………………..131
Medidas máximas.
La Cuenta Larga y la precesión lunisolar.
La Cuenta Larga y la medida promedio de la lunación.
La Cuenta Larga y la revolución sinódica de venus.
La correlación GMT.
Correspondencia calendaria.
Ciclos máximos para la Era nahua.
Cronología venusina.

Capítulo 5. La lectura profética del Tonalamatl……………………………………148


Procedimiento de la lectura oracular.
Los signos de los días y las partes del cuerpo.
Astrología.

Apéndice. Reconstrucción estructural del Tonalámatl de Tlaxcala…………….....157


Trecena I, Ce-Cipactli.
Trecena II, Ce-Ocelotl.
Trecena III, Ce-Mazatl.
Trecena IV, Ce-Xochitl.
Trecena V, Ce-Acatl.
Trecena VI, Ce-Miquiztli.
Trecena VII, Ce-Quiahuitl.
Trecena VIII, Ce-Malinalli.
Trecena IX, Ce-Coatl.
Trecena X, Ce-Tecpal.
Trecena XI, Ce-Ozomatli.

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Trecena XII, Ce-Cuetzpallin.
Trecena XIII, Ce-Ollin.
Trecena XIV, Ce-Itzcuintli.
Trecena XV, Ce-Calli.
Trecena XVI, Ce-Cozcacuauhtli.
Trecena XVII, Ce-Atl.
Trecena XVIII, Ce-Ehecatl.
Trecena XIX, Ce-Cuauhtli.
Trecena XX, Ce-Tochtli.

Bibliografía………………………………………………………………………….180

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Introducción.

Tel cecni omamayoti omicuillo ompa mocaquiz…


Se oirá relatar lo que se puso en papel y se pintó…

Anales de Cuauhtitlán.1

La mayor parte de los estudiosos del saber tolteca suelen traducir la voz
tonalpohualli por “cuenta de los días y de los destinos”, entendiendo que este vocablo
nahua se refiere a un conjunto de 260 signos, cada uno de los cuales sirve para
denominar a un día ó tonalli, y caracterizando a este sistema simbólico como calendario
adivinatorio.

Filósofos y sacerdotes nahuas llaman Tonalamatl al libro ó amoxtli en que se


desarrolla la representación gráfica de la cuenta de los destinos. La Historia general de
las cosas de Nueva España en su libro IV, obra escrita por fray Bernardino de Sahagún
(1499-1590), muestra ejemplarmente lo que debería entenderse, según la versión
castellana clásica, en relación al amoxtli y a su contenido.

Sahagún se negó a considerar a la tonalpohualli como calendario y a las


interpretaciones proféticas del libro como legítimas: “Estos adivinos [los tonalpouhque]
no se regían por los signos ni planetas del cielo, sino por una instrucción que según
ellos dicen se la dejó Quetzalcóatl la cual contiene veinte caracteres multiplicados trece
veces (…) Esta manera de adivinanza en ninguna manera puede ser lícita, porque ni se
funda en la influencia de las estrellas, ni en cosa ninguna natural, ni su círculo es
conforme al círculo del año, porque no contiene más de doscientos sesenta días, los
cuales acabados tornan al principio. Este artificio de contar, o es arte de nigromántica
o pacto y fábrica del demonio, lo cual con toda diligencia se debe desarraigar”.2

En el pasaje citado de la obra del franciscano se plantean los asuntos que son
cruciales esclarecer para comprender el mensaje del Tonalamatl: el origen divino de la
tonalpohualli, sus características como concepto matemático y su relación con la
astronomía, con la cronometría y con la adivinación.

1
León-Portilla (1966), pp. 246 y 359
2
Sahagún (1977), p. 315

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El comentario al Tonalamatl transmitido en caracteres latinos más importante
existente se encuentra en el Códice Florentino, se expresa en lengua náhuatl y fue
asentado según los conocimientos de los informantes indígenas de fray Bernardino de
Sahagún durante el siglo XVI. Al menos una veintena de ancianos, tres escribanos y
cuatro gramáticos latinos, entre los que sobresale Antonio Valeriano, participaron bajo
la dirección del franciscano en la elaboración del códice de Florencia.

En el libro IV del Códice Florentino el comentario se hace en torno a la


tonalpohualli distribuida en 20 grupos de 13 tonaltin cada uno. Tal distribución de la
cuenta de los destinos aparece congruentemente ilustrada en el Códice Borbónico, en el
Tonalámatl de Aubin, en los códices Vaticano A, Vaticano B, Telleriano-Remensis, y en
el Códice Borgia. Anotaciones y glosas explicativas escritas con letras latinas aparecen
además en los códices Telleriano, Vaticano A y Borbónico. En todas las fuentes escritas
de este conjunto se enfatiza la relación de la tonalpohualli con la adivinación,
procurando asociar a cada uno de sus signos con la fortuna buena, mala ó indiferente
que le corresponde. Ninguna de estas fuentes aventura una razón que apunte a explicar
el origen lógico de la cuenta.

El Tonalamatl es una obra muy compleja; se trata al mismo tiempo de una


composición pictórica que literaria; contiene mensajes con valores lo mismo lógicos que
analógicos; difícilmente puede establecerse para él una clasificación entre los géneros
de la literatura conocidos por los europeos. Se ha dicho del Tonalamatl que es un libro
de sortilegios, lo cual es sólo una parte de la verdad. Ciertamente ha sido un libro
utilizado hasta hoy por algunas personas para realizar adivinaciones; mas el contacto
directo con el amoxtli también revela otras vertientes de lectura.

Como pictografía, en el Tonalamatl, materiales, colores, formas, dimensiones


relativas de los elementos, distribución de éstos, en fin, el arreglo todo, tienen un
cometido expresivo, al mismo tiempo ritual y simbólico. Como obra literaria, se
organiza de tal modo que describe el despliegue de un argumento en 20 partes. En su
aspecto expositivo se revela conteniendo el desarrollo de diversas bases numéricas, 9,
13, y 20 principalmente, relacionadas entre sí. Por estas razones, una lectura analítica
del Tonalamatl ha de comprender al menos dos etapas: una en la que se describan los
mensajes lógicos del manuscrito y otra en la que se describan sus mensajes analógicos.

El mensaje lógico más evidente del Tonalamatl es matemático, pues muestra la


estructura interna de la tonalpohualli. Dado que cada término de la cuenta de los días
equivale a un número y en vista de que cada número representa igualmente valores
cuantitativos que cualitativos, el Tonalamatl resulta ser al mismo tiempo una obra
objetiva que subjetiva, en sí mismo abarca las dos posibilidades. En cuanto que obra
objetiva, el Tonalamatl muestra los aspectos matemáticos, geométricos y astronómicos
que son la base de la ciencia tolteca. Como obra subjetiva el amoxtli muestra las figuras
arquetípicas con que se relaciona cada una de las 260 cifras de la tonalpohualli; cada
tonalli dibujado en el amoxtli puede asociarse a diversos objetos, a veces a una parte del
cuerpo, otras a un rasgo de personalidad, otras a un rumbo del espacio, otras a un ave,
otras a un vegetal, y así casi de modo indefinido. La matemática tolteca, a diferencia de
la moderna, se halla íntimamente ligada a la metafísica y aún a la poesía.

En el proceso de lectura cognitiva, el mensaje primero del Tonalamatl es


geométrico y matemático, el mensaje segundo es astronómico, el tercer mensaje es

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mitológico, de éste se derivan mensajes metafísicos: éticos y ontológicos. Como si fuese
un mapa (un dibujo a escala de un territorio dado), el Tonalamatl muestra a sus lectores
la estructura de los fenómenos en el espacio-tiempo y la carga energética relativa de
cada una de sus partes.

Para conocer, al menos en sus aspectos más sobresalientes, las características y


aplicaciones de la tonalpohualli es preciso conocer el libro que la contiene. De los libros
elaborados en tiempos anteriores a la conquista, el llamado Tonalámatl de Aubin, al que
prefiero denominar Tonalámatl de Tlaxcala, servirá aquí como modelo de tal obra. El
manuscrito citado fue compuesto sobre una tira de papel de amate plegada en 20 folios.
El pintor analizó la superficie total del papel en 1440 unidades cuadradas. En cada folio
reservó un área de 20 unidades cuadradas para dibujar la escena que se conoce como
regencia de la trecena; el resto del espacio se divide en unidades cuadradas mediante
líneas rojas. En cada folio aparecen los signos de 13 tonaltin, 13 representaciones de
personajes divinos asociables cada uno a un numeral de la trecena, 13 volátiles y 13
personajes divinos de una serie de 9 (por lo cual 4 de ellos se repiten en la misma
trecena); cada uno de estos elementos se dibuja dentro de un cuadrado de tal modo que
el área total de cada folio se analiza en 20 unidades cuadradas para la regencia y 52
unidades cuadradas para los tonaltin y sus elementos asociados, sumando 72 unidades
cuadradas que multiplicadas por 20 arrojan el área total que tiene la superficie de la tira
de papel sobre la que se extiende la pintura.

Existen diversos modos de representar cantidades; hoy como antaño se ha


representado a las cantidades mediante numerales, letras y formas geométricas. Los
olmecas crearon un sistema de escritura numeral y también usaron logogramas y formas
geométricas para representar números; ellos estructuraron la tonalpohualli combinando
logogramas y numerales para crear pares ordenados de números. Como es sabido
actualmente, un par ordenado de números ha de graficarse en el plano complejo y no en
la recta numérica ó sistema Coordenado Lineal. Todo término de la tonalpohualli vale,
en cuanto que relación de un logograma (de base 20) con un numeral (de base 13),
como un número que tiene su gráfica en el plano. Un rectángulo de 260 unidades
cuadradas representa geométricamente a la tonalpohualli. En la cronometría maya,
heredera de la olmeca, la base aritmética 260 se pone en relación con la base 360 para
medir los ciclos astronómicos que sirven de referencia para llevar la cuenta de los
múltiples calendarios cívicos. Para el astrónomo tolteca es práctico suponer que un ciclo
tiene una forma circular: de este modo puede calcular la medida de su perímetro a-
priori, asumiendo que tiene 360 partes. Así, un día contiene 360 partes lo mismo que
una veintena de días ó que un año, ó que una Era Precesional: la observación y el
cálculo permiten entrever de qué parte se trata. Como a la observación los ciclos
celestes particulares no se presentan en números exactos de días, el astrónomo intuyó la
presencia de una regla de variación de la medida “real” con respecto a la medida “ideal”
expresada en números redondos. A-priori, todo ciclo presenta 360 partes, todos los
ciclos son en ese sentido idénticos, varían sólo con respecto a una escala, siendo un
círculo n veces más grande ó más pequeño que otro.

Para representar en un área rectangular las partes constitutivas de todo ciclo


cronométrico al modo tolteca, se requiere una cantidad que sea múltiplo de 360; para
que esa área sea cuadrada se toman 4 ciclos juntos para ser analizados en 1440 partes.
Esta regla matemática, que establece por convención el análisis de un todo en 1440
términos, se muestra a sí misma en las medidas y divisiones del manuscrito de Tlaxcala.

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Las bases aritméticas 13 y 20, sin ser las únicas usadas por los toltecas, sirven
perfectamente, funcionando en relación una con otra, para representar los momentos
básicos del despliegue ó manifestación de cualquier ente. Cada uno de los 260 estadios
de manifestación de un todo se simbolizan mediante la animación y la personificación
en el Tonalamatl. Las bases 9, 13 y 20 son con evidencia usadas en el amoxtli; los
toltecas consideran que inteligencias supremas simbolizadas por estos números influyen
sobre la vida humana y por ello representaron sus términos gráficamente como
divinidades.

La clave para entender el simbolismo de la tonalpohualli y del Tonalamatl se


encuentra en el sistema numérico vigesimal. Los 20 signos de cempohualli, “una
cuenta”, lo mismo representan la categorización del Ser en la ontología, que la del
espacio-tiempo y sus transformaciones en la cosmología, ó la del ser microcósmico en
la antropología. A cada número de la veintena corresponden asociados una altura solar
con respecto al plano terrestre en la cronometría diaria y un dedo del cuerpo humano.
Cada término de la veintena, y cada término de la tonalpohualli connotan valores
matemáticos, astronómicos y antropológicos, asociados a valores ontológicos,
teológicos y éticos.

Los sabios mesoamericanos utilizaron diversas bases aritméticas aplicadas a la


comprensión de un mismo objeto; entendieron que toda base numérica es múltiplo ó
submúltiplo de otra, así 20 es múltiplo de 5 y submúltiplo de 260. Los números se
piensan en el plano. El Tonalamatl es un modelo plástico de la estructura del
movimiento del espacio-tiempo en el plano complejo, muestra, si se quiere
“primitivamente”, el modo en que la unidad plana crece. Para conocer, por ejemplo, la
medida de la precesión del eje terrestre se puede recurrir a la pura aritmética, sin duda, y
manejar al menos el conjunto de los números racionales; es decir, se requiere alcanzar
una solución razonable a toda división entre dos enteros; los toltecas, para alcanzar el
mismo fin, optaron por el uso del álgebra y de los números complejos. El Códice
Dresde, a diferencia de otros, contiene tablas numéricas que exponen con suficiente
claridad el modo en que la tonalpohualli se aplica al cálculo astronómico; entre las
cantidades registradas en este libro maya se encuentran los llamados “Números de
Anillo”, que son análogos a los números negativos de la matemática moderna; tal vez
no sean números negativos, pero se constituyen de tal modo que hacen posible la noción
de inverso de un número. El Manuscrito de 1558, documento elaborado en lengua
nahua, contiene información que desde el punto de vista matemático alude al
conocimiento de cantidades elevadas al cuadrado y al conocimiento del conjunto de los
números reales. En prácticamente todos los llamados códices mesoamericanos
conservados, y no sólo en los nahuas, se representa de algún modo a la tonalpohualli y a
sus términos como pares ordenados de números; mixtecas y mayas también registraron
en sus libros signos para la cuenta de 260 términos. La arqueología confirma que ya los
zapotecos durante el preclásico conocieron la cuenta de los destinos, establecida
presumiblemente por los olmecas a quienes se atribuye también el descubrimiento del
cero. Desde tiempos de los olmecas los toltecas tuvieron conocimiento del plano
complejo, el Tonalámatl de Tlaxcala muestra perfectamente cómo este plano es
graficado.

El Tonalamatl representa la conciliación entre los términos del ente y los días del
año vigesimal con el número 1440, ó sea, 4 veces 360; de este modo el amoxtli se
convierte en un verdadero resumen plástico ó modelo físico de las relaciones entre Ser y

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Tiempo. El Tonalamatl enseña que el Ser es Uno Dual y que existen 20 diferentes
modos de hablar de Él. También enseña que cada uno de los 20 aspectos del Ser
presenta a su vez 13 momentos ó niveles, por lo que las formas de hablar del Ser se
elevan a 260. Cada tonalli en el amoxtli expresa simbólicamente la constitución dual del
ente mediante números: su aspecto masculino en base 20, el femenino en base 13. La
tonalpohualli forma parte esencial de un sistema lógico-matemático, que permite al
usuario de cualquier especialidad científica categorizar sus entes, lo mismo diacrónica
que sincrónicamente, aplicando de modo simultáneo el sistema vigesimal y otras bases
aritméticas (4, 5, 9 y 13 principalmente) al análisis de un objeto de conocimiento
considerado como un todo, ó bien a la comprensión del objeto en términos de su
pertenencia a una totalidad. En este sistema algebraico un tonalli representa no sólo a un
día, sino a cualquier ente. El Tonalamatl representa para el astrónomo la estructura de
un ciclo completo de precesión del eje terrestre. Para comprender y explicar en qué
sentido son idénticos un día, un año solar y una era precesional, los sabios anahuacas
realizaron complejos cálculos matemáticos; el sistema aritmético de base 20 por sí sólo
era y es insuficiente para servir como modelo estructural de las transformaciones del
espacio-tiempo al modo en que fueron concebidas por aquellos pensadores.
Matemáticamente un tonalli no es sólo signo de un número entero, sino que
explícitamente es además signo de un par ordenado. La tonalpohualli es modelo lógico-
matemático (tezcanicuilli) lo mismo del macrocosmos (Cemanahuac) que del
microcosmos (Tlacatl). Según el sistema de pensamiento tolteca, todo ente es
categorizable en 260 términos, siempre los mismos; lo cual equivale a decir que lo
micro es estructural y esencialmente idéntico a lo macro. La elegancia y belleza del
sistema matemático tolteca permite no sólo calcular con precisión ciclos astronómicos,
sino también vislumbrar a través de lo cíclico el sentido de la condición humana. El
hombre se concibe entre los toltecas como un microcosmos, formado a imagen y
semejanza del macrocosmos. Todo individuo tiene su lugar propio en el universo, el
momento en que nace determina sus ritmos de vida; como los ciclos astronómicos
también la vivencia humana es categorizable en 260 términos, alrededor de uno de estos
260 caracteres gira la psicología individual. Al registrar términos algebraicos a los que
pueden asignarse valores astronómicos y al asociar a cada término un simbolismo
teológico y filosófico, el Tonalamatl se constituye como el mejor resumen pictórico-
literario del saber ancestral tolteca.

Al conocer correctamente el contenido del Tonalamatl será posible conocer mejor


los principales rasgos de la cosmovisión de los pueblos mesoamericanos todos, y no
únicamente los de los nahuas: su Ciencia, su Teología, su Filosofía, su Mitología y su
moralidad. Sin duda la lectura de los aspectos adivinatorios del Tonalamatl ha
predominado sobre la lectura de los aspectos matemáticos, geométricos y metafísicos
del manuscrito al menos a lo largo de los últimos 5 siglos: las razones han sido
múltiples. Una lectura crítica del amoxtli que abarque lo mismo sus aspectos filosóficos
que científicos está aún por hacerse, sin duda especialistas de diversas disciplinas
intervendrán en su elaboración. Sobre todo es deseable que sean no los historiadores de
la filosofía ni los antropólogos únicamente sino también los iniciados en la Machiliztli
quienes comenten el libro. El presente trabajo se limita a recoger, de las fuentes más
directas y al alcance de los estudiosos, evidencia de que la lectura del Tonalamatl no se
restringe a la profética, evidencias por cierto que no pretenden ser determinantes sino
indicativas; por método tal tarea ha supuesto destacar los aspectos lógicos del amoxtli,
procedimiento ajeno al discurrir tolteca y que aquí sirve sólo para sugerir que fueron los
antiguos sabios de mesoamérica también insignes científicos.

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Capítulo 1. La tonalpohualli como parte del Tonalamatl.

A qué se llama tonalpohualli.

La tonalpohualli es un sistema simbólico constituido por 260 términos, cada uno


de los cuales recibe el nombre genérico de tonalli. El término tonalli se utiliza lo mismo
como sustantivo abstracto que como sustantivo concreto. En sentido abstracto significa
“suerte”, “destino”, “carácter”, etc.; como sustantivo concreto expresa los significados
de “día” y “unidad de medida” y es utilizado como nombre para el gráfico que
representa al tonalli. El tonalli es un signo compuesto por dos elementos: un numeral y
un logograma. Los tonaltin (plural de tonalli) pueden agruparse en 52 conjuntos de 5
(como en las primeras 8 láminas de los códices Cospi y Borgia) ó en 20 conjuntos de
13; ésta última forma de agrupación permite que a cada trecena ó reunión de 13 tonaltin
la encabece un tonalli de numeral 1. Cada trecena recibe el nombre del tonalli que la
inicia. A cada tonalli corresponde un número entero, de tal modo que al primer tonalli
le corresponde el 1 así como al último le corresponde el 260.

Al conjunto de logogramas vigesimales se le conoce en náhuatl como cempohualli


y en español como “veintena”. Los pictogramas, los nombres y valores numéricos de la
veintena son los que se presentan a continuación:

Logograma Nombre Dígito Número


mixteca nahua maya
Cipactli 1
Ehecatl 2
Calli 3
Cuetzpallin 4
Coatl 5
Miquiztli 6
Mazatl 7
Tochtli 8

- 11 -
Atl 9
Itzcuintli 10
Ozomatli 11
Malinalli 12
Acatl 13
Ocelotl 14
Cuauhtli 15
Cozcacuauhtli 16
Ollin 17
Tecpal 18
Quiahuitl 19
Xochitl 0 ó 20

Los signos de cempohualli sirven para significar los dígitos vigesimales; sus
nombres en español son: Caimán ó Cocodrilo, Viento, Casa, Lagartija ó Lagarto,
Serpiente, Muerte, Venado, Conejo, Agua, Perro, Mono, Hierba, Caña, Jaguar, Águila,
Buitre ó Zopilote, Movimiento, Pedernal, Lluvia y Flor. Los nahuas tomaron de los
mixtecos los signos de la veintena. En los códices mayas los llamados también “signos
de los días” representan a los números del 0 al 19. Al interior de la veintena maya, el
cero está simbolizado por el signo Ahau. Ahau ocupa el mismo lugar en la veintena que
el signo de Xochitl ó Flor.

Dígito Logograma Nombre Dígito Logograma Nombre


maya maya
Imix Chuen
Ik Eb
Akbal Ben
Kan Ix
Chicchan Men
Cimi Cib
Manik Caban
Lamat Edznab
Muluk Cauac
Oc Ahau

- 12 -
El nombre de cada tonalli (k’in en maya) se establece por composición relacionando
a un adjetivo numeral con un sustantivo (el nombre del logograma), los nombres de los
numerales de mayas y nahuas de la trecena son los que siguen:

Numeral Maya Nahua


Hun Ce
Ka’ Ome
Óox Yei
Kan Nahui
Ho’ Macuilli
Wak Chicoace
Uk Chicome
Waxak Chicuei
Bolon Chiconahui
Lahun Matlactli
Buluk Matlactlionce
Lahka Matlactiomome
Óoxlahun Matlactiomei

El primer tonalli de la tonalpohualli se denomina de este modo Ce-Cipactli en


náhuatl, Hun-Imix en maya y Uno-Caimán en español. La primera trecena avanza hasta
13-Caña y la segunda comienza con 1-Jaguar. El tonalli Ce-Ocelotl representa así al
número 14 de la serie de 260. En el cuadro que aparece abajo, cada renglón representa a
una trecena y cada columna el orden de sucesión de los signos en la misma, los números
romanos indican de qué trecena se trata y los arábigos que aparecen bajo ellos sirven
para indicar cuáles son los números enteros que corresponden a los tonaltin de cada
trecena:

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
I
1-13
II
14-26
III
27-39
IV
40-52
V
53-65
VI
66-78
VII
79-91

- 13 -
VIII
92-104
IX
105-117
X
118-130
XI
131-143
XII
144-156
XIII
157-169
XIV
170-182
XV
183-195
XVI
196-208
XVII
209-221
XVIII
222-234
XIX
235-247
XX
248-260

El Tonalámatl.

Se ha llamado en español “Tonalámatl” al manuscrito nahua prehispánico que


contiene la representación de la tonalpohualli distribuida en 20 folios, cada uno de los
cuales incluye los gráficos relativos a una trecena ó grupo de 13 tonaltin. Hasta hoy se
conocen cuatro copias del “Libro de los días y de los destinos”, tres de las cuales (los
códices Vaticano 3738, Telleriano-Remensis y Borbónico) fueron sin duda elaboradas
durante el siglo XVI.

La copia más temprana conservada del Tonalámatl es la del Manuscrito de Tlaxcala,


hoy en la Bibliothèque Nationale de Paris. El estudio más importante realizado sobre
este códice es el que llevó a cabo el erudito alemán Eduard Seler (1849-1922) y que
culminó con la publicación del comentario al amoxtli en el año de 1900. Del comentario
de Seler al Tonalámatl de Tlaxcala (que él llama “de Aubin”) se tiene, en el Archivo
Histórico de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia3, una traducción
manuscrita al español realizada por Carlos Brecker que ha permanecido sin ser
publicada hasta hoy.

3
Colección Antigua (E. E., T. IV, No. 33).

- 14 -
El amoxtli más parecido al de Tlaxcala es el llamado Códice borbónico, los dos
libros cuentan hoy con 18 páginas dedicadas a la tonalpohualli. Al comparar el
Tonalámatl de Tlaxcala con los códices Vaticano 3738 y Telleriano-Remensis se hace
evidente la falta de al menos dos páginas tanto en el manuscrito tlaxcalteca como en el
Códice Borbónico, en ambos casos las correspondientes a las dos primeras trecenas de
la tonalpohualli, 1-Caimán y 1-Jaguar.

Fig. 1. Trecena Ce-Mazatl según el Códice Borbónico.

En el Códice Borbónico y en el Tonalámatl de Tlaxcala, los tonaltin aparecen


asociados a las representaciones de 9 yohualtecuhtin ó “acompañantes nocturnos” y de
13 tonaltecuhtin ó “acompañantes diurnos”. Además, en ambos manuscritos aparece
también asociado a cada tonalli uno de 13 quecholtin ó “volátiles”. Por el método
comparativo, el sabio alemán Eduard Seler pudo reconstruir casi en su totalidad las
secuencias de los elementos gráficos del Tonalámatl; mostró que los códices Borgia y
Vaticano 3738 contienen información análoga a la del libro nahua aunque resumida.
Como el Tonalámatl del Códice Vaticano 3773, el Códice Borbónico y el Manuscrito de
Tlaxcala también estuvieron constituidos por 20 láminas. En la tabla que aparece a
continuación están anotados los nombres que corresponden a cada uno de los
pictogramas dentro del Libro de los días y de los destinos. Los nombres para los
volátiles son los que aparecen en el Códice Tudela. Las variaciones gráficas y
nominales en el Tonalámatl y en la tonalpohualli de diferentes escuelas filosóficas son
inmediatamente reconocibles y todas explicables, pues el núcleo matemático permanece
siempre el mismo.

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Dígito Regentes de las Tonaltecuhtin Quecholtin Yohualtecuhtin
maya trecenas
Tonacatecuhtli Xiuhtecuhtli Xiuhuitzil Xiuhtecuhtli
Tonacacihuatl
Quetzalcoatl Tlaltecuhtli Quetzalhuitzil Itztli

Tepeyollotli Chalchiuhtlicue Cocotzin Pilzintecuhtli


Quetzalcoatl
Huehuecoyotl Tonatiuh Zollin Cinteotl
Ixnextli
Chalchiuhtlicue Tlazolteotl Cacalotl Mictlantecuhtli
Tlazolteotl
Tezcatlipoca Teoyaomiqui Chicuatli Chalchiuhtlicue
Tonatiuh
Tlaloc Xochipilli- Papalotl Tlazolteotl
Chicomecoatl Cinteotl
Mayahuel Tlaloc Tlohtli Tepeyollotl
Cinteotl
Xiuhtecuhtli Quetzalcoatl Chalchiuhtotolin Tlaloc
Tlahuizcalpan-
tecuhtli
Tonatiuh Tezcatlipoca Tecolotl
Mictlantecuhtli
Patecatl Mictlantecuhtli Chiconcuetzallin

Itztlacoliuhqui Tlahuizcalpan- Quetzaltototl


tecuhtli
Tlazolteotl Citlallinicue- Toznene
Quetzalcoatl Ilamatecuhtli
Xipe-Totec
Quetzalcoatl
Itzpapalotl

Xolotl
Tlalchi-Tonatiuh
Chalchiuhtotolin

Chantico
Mozahuani
Xochiquetzal

Xiuhtecuhtli
Xipe-Totec

- 16 -
El término “trecena” se ha utilizado en las fuentes para significar: a) un conjunto de
13 logogramas, b) un conjunto de 13 días, y c) una sección del Tonalámatl; en el último
sentido, la trecena es la división natural del amoxtli tal y como lo evidencian la literatura
nahua y los códices mixtecas. En todas las fuentes se puede observar que los elementos
básicos de una trecena son: 1) la representación de los tonaltin que la integran y 2) la
representación de una escena en la que aparece el ó los personajes que rigen con sus
cualidades específicas las características de los signos que están bajo su influencia.

Fig. 2. Trecena Ce-Ocelotl según el Códice Vaticano B.

Fig. 3. Trecena Ce-Calli según el Códice Borgia.

- 17 -
Uso social del Tonalámatl.

Al nacer, cada niño ó niña era identificado con el nombre del día en que era
alumbrado si ese nombre era venturoso, por ejemplo Ce-Cipactli ó Matlactli-Xochitl. El
sacerdote que en base a sus cálculos establecía el nombre más conveniente para los
recién nacidos, también describía la suerte que a ese nombre corresponde según el
Tonalámatl. La regla para escoger el nombre de los bebés es simple: si el día en que
nacen es venturoso se les impone el nombre del día; si el día es infortunado, entonces se
escoge el nombre del día afortunado más próximo y se bautiza al bebé en él. De acuerdo
con este sistema, sólo existen 260 nombres para los días y por tanto también para
identificar a las personas, son éstos los que forman la base gráfica del Tonalámatl.

La lectura profética.

“Se juntaban [los sacerdotes] en casa del señor con sus aderezos, echaban antes al
demonio, como solían hacerlo y después sacaban sus libros y los tendían sobre las
frescuras que para ello tenían [allí], e invocando con sus oraciones y su devoción a un
ídolo que llamaban Cinchau-Itzamná [Kinich Ahau Itzamná], del cual dicen fue el
primer sacerdote, y ofrecíanle sus dones y presentes y quemábanle con la lumbre nueva
sus pelotillas de incienso; entretanto, desleían en su vaso un poco de su cardenillo
[¿pintura azul maya?], con agua virgen, que ellos decían, traída del monte donde no
llegase mujer, y untaban con ello las tablas de los libros para su mundificación, y hecho
esto abría el más docto de los sacerdotes un libro y miraba los pronósticos de aquel año
y los declaraba a los presentes, y predicábales un poco encomendándoles los remedios
[contra los males predichos].”
Diego de Landa.4

El Tonalámatl de Tlaxcala.

Fig. 4. Reconstrucción de la trecena Ce-Cipactli correspondiente al Tonalámatl de Tlaxcala.

4
Thompson (1988), p. 22

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Cada hoja del amoxtli mide 27×24 cm. Plegado como acordeón se mira folio a
folio de derecha a izquierda. En el cuadrante superior izquierdo de cada folio aparece
dibujada la regencia de la trecena, el resto del espacio está ocupado por las
representaciones de los términos de la serie vigesimal ó logogramas (sólo hasta contar
13) con su respectivo numeral, una serie de 9 acompañantes nocturnos, 4 de los cuales
se repiten en el mismo folio para sumar 13, una serie de 13 acompañantes diurnos, y
una serie de 13 volátiles. En todos los folios de la pictografía aparecen la misma
distribución y las mismas clases de elementos agrupados en series.

Las hojas de papel amate en que fue pintado el amoxtli presentan las dimensiones
de un rectángulo Σ (sigma). El pintor analizó el espacio disponible en cada hoja en
9×8=72 unidades cuadradas, trazando líneas rectas horizontales y verticales en color
rojo sin pintar margen, dividiendo la hoja primero horizontalmente por el centro en
partes iguales, una superior y otra inferior, de 36 unidades cuadradas cada una y luego
trazando una línea vertical para dividir en cuadrantes, de tal modo que el cuadrante
superior izquierdo permaneciese libre de divisiones internas midiendo 20 unidades
cuadradas; cada una de las 52 unidades cuadradas en las que aparecen dibujados los
tonaltin, los acompañantes y los volátiles, mide aproximadamente 3×3=9 centímetros
cuadrados. Todos estos números, el rectángulo y el cuadrado tienen sentidos simbólicos,
al respecto del rectángulo Σ Martínez del Sobral escribe,

Los RECTÁNGULOS Σ están relacionados con la Tierra, ya que los


genera un CUADRADO. Nos hablan de la Tierra en forma dinámica, puesto
que, por definición, un RECTÁNGULO Σ es igual a un CUADRADO menos
una unidad, se tendrá un lado mayor que el otro. Esta diferencia es la que
motiva la creación, el movimiento.

[…] los RECTÁNGULOS Σ tienen un lado mayor que el otro en una


unidad de medida. Al faltarle o sobrarle una unidad, al existir una diferencia
entre la longitud de sus lados, se pueden trazar sus ejes de crecimiento
armónico y desarrollar una espiral de crecimiento. Esto ocurre con todos
los rectángulos, razón por la que estas figuras fueron tan utilizadas por los
geómetras mesoamericanos, porque generan espirales de crecimiento, lo que
no sucede con el CUADRADO, que así considerado es estático. Ésta debió
ser la razón por la que las bases de las pirámides de Venus y del Sol en
Teotihuacan no son cuadradas, sino RECTÁNGULOS Σ, y por lo que los
mexicas escogieron también un RECTÁNGULO Σ para el trazo de
Tenochtitlan, ya que dicho rectángulo genera vida.5

El amoxtli reúne no palabras, sino pictogramas y todos los elementos intencionales


de la composición tienen valor simbólico; los elementos individuales en la pictografía
se separan de los demás mediante las líneas que dibujan celdillas para cada pictograma;
esta celdilla cuadrangular tiene sentido simbólico y matemático, además de funcionar
como elemento estructural en el manuscrito. El color no depende del arbitrio o del gusto
del pintor sino que se apega al igual que la forma a los cánones de lo convencional. Los
rasgos que expresan la psicología del artista se reducen al máximo, sobre todo al trazo.

5
Martínez del Sobral (2000), p. 244

- 19 -
En contraste con el abstraccionismo pictórico clasicista de otros pueblos anahuacas
como los mixtecos, el abstraccionismo nahua tiende al expresionismo; esto es
particularmente notable en relación al Tonalámatl de Tlaxcala; el maestro pintor que
compuso el amoxtli si acaso lo hizo sin original a la vista demostró tener un profundo
conocimiento de la Machiliztli; y si lo hizo con modelo presente sería interesantísimo
saber qué condiciones le llevaron a realizar una copia con detalles distintos a los de
otros libros; en el color hay abstracción y expresionismo, no se ve en él un recurso
decorativo sino significativo, lo mismo pasa con la forma, que aún presentándose
grotesca y simplificada conserva reconocible su simbolismo; el pintor no persiguió, en
este caso particular al menos, la evidenciación de su destreza técnica sino que, al
parecer, estuvo más atento a la conservación del contenido que a la forma detallada del
trazo. El ojo puede notar en las formas dibujadas dentro del Tonalámatl cierta redondez,
sobre todo en los regentes de las trecenas que se muestran robustos; el simbolismo de
los regentes es impecable, aún cuando el trazo simplifica eliminando rasgos gráficos.
Quiero imaginar que ese tlamatini pintó con fluidez antes que con primitivismo y, más
aún, que hizo uso de toda la libertad que el convencionalismo le posibilitaba para
expresar su propia interpretación del Saber (Matiliztli). Los “errores” más evidentes del
pintor se encuentran en las secuencias de los acompañantes; por supuesto que él mismo
los advirtió, pues en todos los casos de alteración retornó después al orden
convencional, lo interesante es que no los haya corregido.

El amoxtli de Tlaxcala contiene un importante elemento gráfico ausente en otros


libros, que es el personaje que acompaña a cada uno de los 13 volátiles.

Tipos de lectura.

Uno de los principales objetivos de los libros elaborados por los toltecas es el de
transmitir significados mediante imágenes, independientemente de la lengua en que
estas imágenes puedan ser expresadas, descritas ó explicadas.

Al menos tres tipos de lectura se han realizado sobre el Libro de los días y de los
destinos: la oracular ó profética, de la que se encuentra ejemplo en el Códice
Florentino; la lectura analítica ó de comprensión, como la ensayada por Seler; y, la
lectura fonética ó de elocución. Dado que la fonetización de los signos contenidos en el
Tonalamatl se ha hecho en el ámbito de la lectura oracular, en última instancia los tipos
de lectura se reducen a dos: la profética y la analítica.

El lingüista y el adivino se interesan lo mismo en dar voz a los elementos gráficos


del Tonalamatl en la lengua de quienes elaboraron el libro; su fin es establecer una base
desde la cual emprender la tarea de interpretación, atienden también a que ésta última
sea explicativa, en el sentido de que permita, a un escucha ó a un lector posible, el
acceso al conocimiento del contenido de la obra sin necesidad de enfrentarse a las
dificultades que entraña la lectura directa sobre el original. Al explicar un nombre, el
intérprete recurre necesariamente al mito, pues lo que interesa de leer no es sólo el
enunciar, sino también el informar acerca del saber mitológico, fuente de donde nace la
solución a todas las interrogantes humanas, incluidas las relativas al origen, estructura,
significado y sentido de las palabras.

- 20 -
El matemático puede interpretar un Tonalamatl considerando cada forma
pictográfica como la representación de un número sin necesidad de conocer la lengua
del que produjo la obra. El astrónomo sólo necesita establecer la correspondencia entre
la cuenta y la ocurrencia de los fenómenos celestes para descubrir en el Tonalámatl las
representaciones de las observaciones astronómicas contables. El adivino y el
metafísico, en cambio, necesitan una nomenclatura adecuada para cada pictograma; de
ello depende la eficacia de los enunciados que construyen al interpretar verbalmente el
amoxtli expresando sus teorías. En sus Comentarios al Tonalámatl de Aubin, Seler
identifica con su nombre en lengua náhuatl a la mayor parte de los elementos gráficos
contenidos en el manuscrito. Como él, Sahagún, y otros comentadores de los
tonalamame han descubierto, al describir el significado de los nombres de los
pictogramas, la necesidad de hacer referencia continua a la mitología para comprender
el sentido de lo representado en los libros.

En un sentido primario, leer significa dar voz a los elementos gráficos que se hallan
para tal efecto contenidos en un texto. En la práctica, el proceso de lectura es un acto
complejo que tiene por finalidad la comprensión de un mensaje escrito. En la praxis de
la lectura, el sujeto se enfrenta a un objeto concreto, el libro por ejemplo, llevado por el
afán de alcanzar el conocimiento de un objeto abstracto, ó sea el mensaje ó idea
contenida en el texto. La elocución es un medio y no un fin en el proceso de lectura.
Aún el astrónomo ó el matemático han de enunciar al señalar los objetos que estudian
en el Tonalámatl: lo hacen como el gramático que dice “aquí hay una coma (,)” aunque
la palabra “coma” no aparezca en el texto, su finalidad no es la de fonetizar sino la de
explicitar.

Lo más característico de Tonalámatl es que se trata de un libro pintado. Para leer el


amoxtli se requiere interpretar en las formas no al objeto figurado nada más, sino
también la dimensión, la proporcionalidad, el ordenamiento, el color, la posición, en una
palabra, el arreglo todo, no el esteticista ó el decorativo sino el simbólico.

Aparecen a la vista tres tipos de objetos en el amoxtli: las líneas que dividen el
espacio, signos numerales y pictogramas. Las líneas corresponden a la gráfica de un
ciclo cronométrico-astronómico y los numerales indican las cifras del 1 al 13. Cada
pictograma en el Tonalámatl puede considerarse como un logograma, en vista de que la
evocación de su nombre trae consigo la intuición de su sentido.

Seler encontró que a cada signo de los días corresponde un personaje regente y que
los veinte regentes de los días son prácticamente los mismos que los regentes de las
trecenas. Como a cada logograma de la veintena le corresponde un dígito, así a cada
personaje en el Tonalámatl (zoomorfo ó antropomorfo) se le asocia un número. Ya
Diego de Durán percibió que los significados asociados a los signos de los días se
establecen por metonimia y paronimia. Cada logograma tiene un regente que personifica
la naturaleza y la virtud del signo; en consecuencia, el significado analógico de cada
dígito es el mismo que expresa la deidad con él relacionada a través de un logograma:

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Tonalli Regente Trecena Regentes
Caimán Tonacatecuhtli 1-Caimán Tonacatecuhtli
Tonacacihuatl
Viento Quetzalcoatl 1-Jaguar Quetzalcoatl
Casa Tepeyollotli 1-Venado Tepeyollotli
Quetzalcoatl
Lagartija Huehuecoyotl 1-Flor Huehuecoyotl
Ixnextli
Serpiente Chalchiuhtlicue 1-Caña Chalchiuhtlicue
Muerte Tecuciztecatl 1-Muerte Tecuciztecatl
Venado Tlaloc 1-Lluvia Tlaloc
Conejo Mayahuel 1-Hierba Mayahuel
Agua Xiuhtecuhtli 1-Serpiente Xiuhtecuhtli
Tlahuizcalpantecuhtli
Perro Mictlantecuhtli 1-Pedernal Mictlantecuhtli
Tonatiuh
Mono Xochipilli 1-Mono Patecatl
Hierba Patecatl 1-Lagartija Itztlacoliuhqui
Caña Tezcatlipoca- 1-Movimiento Tlazolteotl
Ixquimilli
Jaguar Tlazolteotl 1-Perro Xipe Totec
Águila Xipe Totec 1-Casa Itzpapalotl
Zopilote Itzpapalotl 1-Zopilote Xolotl
Movimiento Xolotl 1-Agua Chalchiuhtotolin
Pedernal Chalchiuhtotolin 1-Viento Chantico
Lluvia Tonatiuh 1-Águila Xochiquetzal
Flor Xochiquetzal 1-Conejo Xiuhtecuhtli
Xipe Totec

Elementos acompañantes de los tonaltin.

Cada tonalli transmite un mensaje matemático y metafísico. Astronómicamente, la


cuenta de los ciclos hecha recurriendo al módulo 260 permite conocer la posición
relativa de los cuerpos del sistema solar y su influencia sobre la vida terrestre hora con
hora, día a día y año con año. El Tonalámatl representa el nombre y características de
esta influencia mediante la animación y la personificación.

Numerológicamente, el signo correspondiente al inicio de una trecena puede


escribirse de distintos modos, se puede, por ejemplo, representar sólo como glifo:
Caimán, Jaguar, Venado, etc. Se puede también escribir como 1-Caimán, 1-Jaguar, 1-
Venado, etc. También se le puede representar como numeral del sistema vigesimal: 1,
14, 7, etc. Se le puede expresar como par ordenado: (1,1), (1,14), (1,7), etc. Otra forma
de representar al primer tonalli de una trecena es haciendo explícita su naturaleza como
elemento rector de un ciclo numérico, desglosándole en su doble aspecto, masculino y
femenino, en la personificación de una pareja divina: regente de la trecena respectiva.

- 22 -
Los acompañantes de la serie de 9 representan la división del día en nueve horas ó
posiciones solares y nueve rumbos, direcciones ó niveles del espacio. Las 13 deidades
acompañantes de los tonaltin expresan la división del día en 13 posiciones u horas
solares y la división del espacio en 13 rumbos, direcciones ó niveles. En el Tonalámatl
la serie de trece acompañantes y la de trece volátiles simplemente explicitan mediante la
animación y la personificación las cualidades matemáticas y simbólicas asociadas a
cada uno de los coeficientes numerales que se escriben como puntos. Los 13
tonaltecuhtin surgen como personificación de los estados de conciencia asociados a las
horas diurnas; de modo análogo, los 9 yohualtecuhtin personifican los estados de
conciencia que corresponden a las horas nocturnas. Los volátiles actúan como
mensajeros de los dioses, cada uno de ellos está estrechamente relacionado con un
tonaltecuhtli sin confundirse con él. Cada volátil simboliza un carácter más que una
personalidad. En el Tonalámatl de Tlaxcala los 13 volátiles se dibujan cada uno
asociado a un personaje del cual son su disfraz ó nahualli.

El primer volátil es un colibrí que en el Tonalámatl de Tlaxcala está pintado de


color blanco, el nombre de esta ave según el Códice Tudela es huitzil. En los códices
Borgia y Borbónico, el ave es azul, de color turquesa ó xiuh-palli, y por ello se le puede
llamar xiuh-huitzil ó xiuh-huitzitzilin. En opinión de Seler el ave está pintada de blanco
en el libro de Tlaxcala debido a que disfraza a Tlahuizcalpantecuhtli. Azul ó blanco el
colibrí representa a la altura celeste y al planeta venus. El colibrí azul se relaciona con el
rumbo sur y por lo tanto con el cenit y el mediodía, representa el alma de los guerreros
muertos que acompañan al sol de oriente a cenit y que después descienden a la tierra a
disfrutar del néctar de las flores. El colibrí azul es el colibrí de la izquierda y como
emblema solar representa a Huitzilopochtli; en tanto que emblema venusino esta ave
representa a Quetzalcóatl. Al ser símbolo del número 1, el primer colibrí representa a
Ometéotl-Tonacatecuhtli por un lado como sol del centro, esto es, en la forma de
Xiuhtecuhtli y, por otro, como venus ó en el oriente ó en el cenit. El huitzil es símbolo
del renacimiento y por ello se evita dañarlo: podría darse el caso de que la víctima fuese
la encarnación del alma de un valeroso antepasado. El colibrí como disfraz de
Quetzalcóatl representa al alma que lo mismo goza de las flores en la Casa del Sol que
en el plano terrenal ó tlalticpac.

El segundo volátil es el quetzalhuitzil según lo registra el Códice Tudela. El ave


se pinta en los libros de color verde precioso, chalchiuhpalli. Seler llama Ixtlilton al
personaje que acompaña al ave en el Tonalámatl de Tlaxcala y opina que este colibrí
puede representar al planeta venus como lucero del alba.

La tortolita ó cocotzin es en el Códice Tudela el nombre del tercer volátil. Seler


identifica al acompañante de esta ave en el libro de Tlaxcala como Macuilxóchitl-
Xochipilli. Congruentemente con el sentido simbólico del número 3, la tortolita es un
signo básicamente femenino, de lo nocturno y de lo terrestre.

La codorniz ocupa el lugar del cuarto volátil, el acompañante diurno que le


corresponde es Tonatiuh, y por lo tanto el ave es un símbolo del Sol. En el Tonalámatl
de Tlaxcala, la codorniz aparece como disfraz de Xipe-Tótec. El plumaje de esta ave
representa al Cielo estrellado. La codorniz es símbolo de los destinados al sacrificio.

Cacalotl, el cuervo, es el quinto volátil según el Códice Tudela. Seler llama


Yáotl al personaje que se dibuja junto al ave en el Tonalámatl de Tlaxcala.

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La lechuza, chicuatli, es el sexto volátil, su acompañante diurno correspondiente
es Teoyaomiqui, mismo del que es disfraz el ave en el amoxtli tlaxcalteca.

El séptimo volátil no es un ave sino una mariposa, símbolo de Xiuhtecutli. Las


almas de los guerreros que acompañan al sol hasta el mediodía descienden a la tierra
desde el cenit a libar el néctar de las flores en forma de mariposas ó de colibríes. Este
séptimo volátil indica que el sol se encuentra en el cenit. Huitzil indica amanecer, la
mariposa representa mediodía.

El nombre del octavo volátil en el Códice Tudela es tlohtli, gavilán, esta ave es
nahualli de Tláloc en el Tonalámatl de Tlaxcala.

Chalchiuhtotolin, el Guajolote precioso, es la novena ave, nahualli tanto de


Tláloc como de Quetzalcóatl.

El búho, tecolotl, disfraz de Tezcatlipoca, es claramente un símbolo de lo


nocturno y, por asociación, de lo inframundano.

De acuerdo con el Códice Tudela el nombre del décimo primer volátil es


chiconcuetzallin, guacamaya, nahualli en el Tonalámatl de Tlaxcala, según Seler, de
Macuilxóchitl-Xochipilli.

El ave quetzal es disfraz de Cintéotl en el Tonalámatl de Tlaxcala, ocupa el


duodécimo lugar de los volátiles y su acompañante diurno correspondiente es
Tlahuizcalpantecuhtli.

El último volátil de la serie es el toznene ó papagayo según el Tudela, que indica


que un cuerpo celeste se localiza al poniente; en el Tonalámatl de Tlaxcala, el ave es
nahualli de Xochiquétzal.

Etimología de los adjetivos numerales nahuas para los dígitos.

Si el sistema matemático tolteca es de carácter digital y a cada número corresponde


un signo (logograma ó numeral), entonces a cada dígito y a su signo corresponde
asociado un dedo del cuerpo humano. Según Chavero, el nombre nahua ce (uno) viene
de la voz ceceltic que significa “cosa verde o fresca”, término que puede aplicarse a la
fruta recién nacida ó pequeña: el primer nombre de número se vincula con el dedo
meñique por ser el más pequeño de todos; ome (dos) se toma de omacic ó “cosa
madura” y se relaciona con el dedo anular por ser éste más grande y el que sigue al
meñique; el número 3 se llama yei, de yectli “cosa buena” y se asocia al dedo medio por
ser el de mayor tamaño; nahui (cuatro), de nahuatile “cosa ó persona regular”, alude al
dedo índice por su talla. El quinto número se llama macuilli, de maitl “mano”, tal vez
interpretable como “puño”.

Aun cuando el análisis etimológico de Chavero fuese incorrecto, es un hecho que el


número esencial del sistema tolteca de base 20 es el 4 y que el número 5 hace referencia
al total de los dedos de una mano y en particular al dedo pulgar que hace las veces de la
persona que cuenta comenzando por el meñique, representante del número 1. Este
mismo autor, siguiendo a Orozco y Berra, nos dice que los vocablos “chicuace,

- 24 -
chicome, chicuei y chiconahui significarían entonces una mano más uno, más dos, más
tres y más cuatro, ó sea 6, 7, 8 y 9”, pues “chico-a da á entender la mitad de las manos,
una mano”. De acuerdo con esta propuesta lingüística, matlactli (diez) indicaría “las dos
manos cerradas”. Orozco y Berra sostiene también que 20 “es por excelencia el número
mexicano; es el yo, el individuo, compuesto de cuatro partes, los piés y las manos, cada
uno con sus apéndices o dedos”.6

Los dígitos y su simbolismo.

El conjunto de los dedos del cuerpo humano se presenta compuesto en primer


lugar por dos subconjuntos, dedos de manos y dedos de pies. Las manos representan lo
superior respecto de los pies que indican lo inferior; por analogía los pies indican Tierra
y las manos Cielo, ó en otro código, las manos Luz y los pies, Oscuridad. En segundo
lugar el conjunto de los dedos del cuerpo puede analizarse en 4 subconjuntos, dedos de
2 manos y dedos de 2 pies; por analogía a cada grupo de dedos corresponde un color, el
cual simboliza lo mismo un período del día que una estación del año y un punto
cardinal. El conteo de 20 comienza con las dos manos abiertas, 5 se indica con una
mano cerrada (la derecha), 10 con las dos manos cerradas, 15 con una mano abierta (la
izquierda), concluyendo con las dos manos abiertas para indicar una cuenta completa.
La sucesión de los números es “progresiva”, “ascendente” ó “creciente” hasta 10, de 11
a 20 la sucesión adquiere carácter “regresivo”, “descendente” ó “decreciente”. La
decena creciente corresponde inmediatamente a la enumeración con los dedos de las
manos, en la decena decreciente se sustituye con las manos el conteo de los dedos de los
pies. Como la base 20 se construye en base a la multiplicación de 5 por 4, a cada dedo
de un miembro le corresponden valores como los siguientes:

Dígito Ce Ome Yei Nahui Macuilli

Dedo Meñique Anular Cordial Índice Pulgar

Elemento Tierra Aire Fuego Agua Movimiento

Dirección Sur Oriente Norte Poniente Centro

Hora Mediodía Amanecer Medianoche Ocaso

Estación Verano Primavera Invierno Otoño

Condición Seco Caliente Frío Húmedo

Sol 4-tigre 4-viento 4-lluvia 4-agua 4-movimiento

Regentes Cintéotl y Itztli y Tepeyollotli Tlazoltéotl y Xiuhtecuhtli


Mictlantecuhtli Tonatiuh- y Tláloc Chalchiuhtlicue
Piltzintecuhtli

6
Chavero (1977), p. 133

- 25 -
La base 4 es de naturaleza astronómica y cronométrica, la base 5 es de naturaleza
antropológica. En la enumeración vigesimal, la primera decena sugiere “arriba” y la
segunda decena sugiere “abajo”, tanto en el plano metafísico en general, como en el
plano antropológico en particular.

En la cronometría, el número 4 resume las horas de un día a las principales:


amanecer, mediodía, ocaso y medianoche. El número 5 hace lo propio con las
direcciones del espacio: oriente, sur, poniente, norte y centro. Para el cosmólogo el
número 20 representa los distintos modos en que se manifiestan las relaciones del
espacio con el tiempo.

Cosmología y geometría.

Astronómicamente, a cada número del sistema vigesimal corresponde una


posición solar (una hora). Tomado como unidad, el ciclo de rotación terrestre cuenta de
oriente a poniente con el sol hacia el hemisferio sur al día; de poniente a oriente con el
sol hacia el hemisferio norte, a la noche. Comenzando por el amanecer (oriente), 5
indica mediodía (sur), 10 señala ocaso (poniente), 15 medianoche (norte) y 20 giro
terrestre completo. Si el día se cuenta a partir del paso del sol por el cenit, los
hemisferios señalados son “arriba” y “abajo”. El sol “cae” de cenit a poniente y luego a
nadir, de donde “asciende” hasta cenit, pasando por oriente. Si el observador tiene frente
a sí al poniente y cuenta desde cenit asignará 5 al ocaso, 10 al norte (nadir), 15 al
amanecer y 20 al sur (a su izquierda):

A cada cifra de la veintena corresponde una dirección. Para representar la


rotación espacial se asigna un rumbo a cada logograma comenzando con Caimán al
oriente, luego con Viento al norte (abajo), después con Casa en el poniente, Lagartija al
sur (arriba) y así sucesivamente, en sentido inverso al movimiento de las manecillas del
reloj:

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El día se puede dividir en 2 fases y en 18, 20 ó 26 horas, de las cuales 4 son
principales. Para simplificar, se estila dividir al hemisferio sur (arriba-día) en 13 y al
hemisferio norte (abajo-noche) en 9. En la mitología se habló de 7, de 9, ó 13 cielos,
debido a que el periodo luminoso del día se puede dividir en 13 ó en 9 partes según la
base matemática a utilizar; si se utiliza la base 13, el 7 coincide con el punto cenital:

Base 20 Día vigesimal 20 horas.


Base 13 Fase diurna 13 horas (vertical).
Base 9 Fase nocturna 9 horas (horizontal).
Base 5 Plano terrestre 5 direcciones ó rumbos.
Base 4 Día cuaternal 4 horas.

Representación gráfica de los números en los códices.

En los códices, la dualidad se representa lo mismo mediante la forma que mediante


un contraste de colores; se oponen convencionalmente: rojo-negro, rojo-azul, blanco-
rojo, blanco-negro, amarillo-rojo, amarillo-azul, amarillo-negro. En todos los casos, la
pareja cromática simboliza luz-oscuridad y, consecuentemente, día-noche.
Horizontalmente, el contraste entre dos colores alude a la oposición oriente-poniente y,
por tanto, a la polaridad amanecer-ocaso. Horizontalmente, la oposición cromática

- 27 -
representa lateralidad; verticalmente el contraste cromático indica arriba-abajo, Cielo-
Tierra, cenit-nadir; tanto en lo horizontal como en lo vertical, la pareja cromática es
símbolo de lo masculino-femenino. En la lectura de lo bicolor, el oriente y el sur son los
rumbos de la luz y están representados por lo claro; por su parte, el poniente y el norte
son los rumbos de la oscuridad. Geométricamente, la dualidad se figura mediante
formas rectangulares; en el Códice Borgia, los primeros 8 folios del manuscrito están
divididos en base al doble cuadrado:

Fig. 5. Lámina 5 del Códice Borgia.

Otra clara representación de la dualidad como rectángulo aparece en el Códice


Magliabechiano, presenta distintas y cautivadoras variantes, pero en todos los casos se
construyó dibujando un rectángulo Σ dividido diagonalmente:

Como a la dualidad, a la cuaternidad también se le puede representar


cromáticamente. Dado que al oriente se le simboliza con el rojo, el amarillo o el blanco,
al determinar el color específico de este rumbo se esboza el sistema cromático
completo. Es frecuente encontrar simbolizado en las pictografías al oriente con el rojo y
al poniente con el negro, cuando esto es así el norte se asociará generalmente con el
blanco y el sur o con el amarillo o con el azul. El color del norte varía entre el blanco y
el negro; si se toma al norte por rumbo del negro entonces el oriente debe corresponder
preferentemente al amarillo y el sur necesariamente al azul; en este otro código
cuaternario el poniente puede simbolizarse o con el rojo o con el blanco. Si el oriente

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representa a la blancura, el poniente se simboliza con el rojo, el norte con el negro y el
sur con el amarillo o el azul. Independientemente del código cuaternal a utilizar, con
respecto a la cuaternidad el color del centro es siempre el verde. Al interior de la
cuaternidad el azul sólo puede representar al sur. Haciendo abstracción de lo cuaternal
el centro puede simbolizarse con un color luminoso: amarillo, rojo o azul.

Los folios 9 a 13 del Códice Borgia muestran al cuaternario representado por un


cuadrado dividido en cuadrantes, cada uno de ellos asignado a un rumbo cósmico:

Fig. 6. Lámina 12 del Códice Borgia.

- 29 -
En esas cinco páginas del Borgia se registran además de los logogramas de la
cuenta de veinte sus respectivos personajes regentes; el área cubierta es analizada en 20
unidades cuadradas según un rectángulo de coordenadas (10, 2); cada unidad cuadrada
está asociada a un rumbo del espacio. La distribución de los números permite analizar a
las unidades en 5 grupos de 4 unidades cuadradas:

Lo trino, centro de lo dual, se simboliza ó con el rojo (índice del número 3 y del
fuego) ó con el amarillo (el sol a mediodía). Si lo dual está tomado expresamente como
vertical, lo trino puede representarse con el verde, símbolo del plano terrestre y de la
Tierra fértil. Los colores azul y verde son intercambiables entre sí, particularmente al
simbolizar lo quinquenal.

El tolteca concibe al Todo como dual y pretende comprender las relaciones entre
lo oscuro y lo luminoso en tiempo y espacio, tanto diacrónica como sincrónicamente. La
matemática de base 2 permite comprender la alternatividad de luz y oscuridad, haciendo
inteligible la ciclicidad de lo diurno y masculino con relación a lo nocturno y femenino.
Con base 2 el conteo del tiempo registra simplemente sucesión de días (el sol en lo alto)
y noches (el sol en lo bajo).

De acuerdo con el principio de dualidad que establece que los dos aspectos de ente
son a su vez duales, la matemática de base 4 se muestra como aquella de la que nacerá y
en la cual será fundamentada la matemática vigesimal. Los numerales gráficos toltecas
para la base cuaternal son 1, 2, 3 y 4 puntos.

El sistema lógico-matemático cuaternario se utiliza en todas las especialidades


científicas y está documentado plenamente en los códices. En el conteo tolteca del
tiempo se establece la asociación entre un color del cuaternario y una condición
espacio-temporal; los ciclos anuales están expresamente asociados en 4 grupos, cada
uno simbolizado por un color y un logograma (Caña, Conejo, Casa y Pedernal entre los
nahuas del posclásico). En la medicina, el sistema cuaternal permite clasificar
enfermedades, medicamentos y tipos psicológicos.

La posición aparente del sol con respecto al plano terrestre, permite la división
natural del día en 4 horas principales; tal clasificación horaria motiva la categorización
del espacio en 4 rumbos ó direcciones. El espacio-tiempo queda así categorizado en 8
términos: amanecer-oriente, mediodía-sur, ocaso-poniente y noche-norte. La dirección
centro (simbolizada siempre por un número impar) se toma en cuenta para aplicar el
sistema matemático de base 9 a la comprensión de las transformaciones del espacio

- 30 -
tiempo. Los colores para el sistema de base 9 son: oriente-amarillo, sur-azul,
poniente-rojo, norte-negro, centro-verde; colores que representan también:
amarillo-amanecer, azul-cenit, rojo-ocaso, negro-nadir.

Cuando un cuadrado se divide a la mitad genera ó al rectángulo, a su vez doble


cuadrado, ó al triángulo, ambos símbolos de Ometéotl. El círculo representa al Sol, el
cuadrado al plano terrestre, el rectángulo a la Tierra, el triángulo al número 3 y al
Fuego.

El Ser manifiesto a la conciencia ordinaria se presenta ya siempre Dual; de hecho


la primera dualidad intuida por la conciencia es la que ella misma conforma con el Ser,
la dualidad macrocosmos-microcosmos. La palabra tonalli se usa como sinónimo de
día, su antónimo es yohualli, noche. Considerado como modelo de todo ciclo, el período
diario se compone de dos aspectos distintos, simbolizados por el águila y el jaguar,
emblemas también del Cielo y de la Tierra. El ser microcósmico, de modo análogo al
Macrocosmos, se presenta en dos aspectos, simbolizados por el quetzal y la serpiente.
Cielo, Tierra y Hombre son los tres componentes del Universo, el último siempre
considerado como centro ó punto de contacto entre los dos primeros:

La categorización es un procedimiento analítico que permite al entendimiento


conocer las partes de un todo. El Ser, indefinible como es, sirve como principio para
entender el carácter de los seres particulares. Al intelecto, el Ser siempre se muestra a
través de sus categorías como ente dual, trinitario ó cuaternario; de lo que resulta que al
Ser se alude como la Unidad de Nahualli y Tonalli, como el despliegue de la Realidad
en Cielo, Tierra e Inframundo ó como el conjunto armónico de los elementales. Todo
ente es dual, puede situarse en uno de los tres niveles de realidad y clasificarse en uno
de cuatro tipos según su modo de ser.

La conciencia, en cuanto que sujeto de conocimiento, juega como centro


contemplativo de sus objetos, transformando a la Unidad en Dualidad, a ésta en
Trinidad, y al Cuaternario en Quinario. Si la Unidad se toma por nahualli, la Dualidad
le corresponde como tonalli; en el quinario, el cuaternario es tonalli y el centro es

- 31 -
nahualli, la Unidad desde la que se despliegan los 4 aspectos del Ser, tal y como
aparece esta idea representada en el Códice Fejérváry-Mayer; Xiuhtecuhtli se proyecta,
mediante la imagen de desmembramiento hacia las direcciones del espacio donde
presenta atributos de Tezcatlipoca:

Alcances del Tonalámatl.

La tonalpohualli se utiliza como recurso analítico ó sintético para alcanzar la


explicación ó comprensión de un todo. La finalidad fundamental del establecimiento de
la tonalpohualli fue posibilitar la predicción astronómica, el Tonalámatl puede por ello
utilizarse como tabla cronométrica. En la medicina, la influencia de los astros sobre los
seres vivos, y las condiciones que para la salud y la enfermedad humanas crean, pueden
conocerse gracias al cálculo astronómico. En la psicología y la educación, las
influencias astrales como condicionantes del carácter también pueden ser establecidas
ordenadamente mediante el apoyo del Tonalámatl. La lectura popular del amoxtli
conserva bastante deslucidos los conocimientos astronómicos, médicos, psicológicos y
éticos del libro, que son reducidos al terreno de la moralidad. Al ser personificadas en la
figura de una divinidad, cada cifra y su geometría representan a una influencia
específica de la disposición del espacio-tiempo sobre la tierra como la acción creativa
de un Ser Supremo que rige sobre el cosmos y sobre la vida humana.

Las ideas contenidas en el Tonalámatl son en parte de orden manifiestamente


matemático; el cuadrado y el rectángulo Σ sirven como bases analíticas del área total del
manuscrito, lo cual es evidente en el Tonalámatl de Tlaxcala. Tanto en el manuscrito
tlaxcalteca como en el Códice borbónico, la regencia de la trecena está enmarcada por
un rectángulo Σ, en el Códice Borgia aparece contenida en un doble cuadrado; los
primeros dos libros muestran signos numerales, el tercero deja implícita en la secuencia
de los signos su orden aritmético.

- 32 -
Capítulo 2. Álgebra y cronometría.

El tiempo en ciclos.

La cronometría es una ciencia auxiliar de la astronomía, su cometido fundamental


es medir la duración de un fenómeno. Establecida la medida de un fenómeno observable
(por ejemplo el período de lunación), la cronometría se propone establecer los
principios correctos para la medición de fenómenos no observables ó deducidos de
observaciones parciales (por ejemplo el ciclo de precesión del eje terrestre).

Los antiguos toltecas establecieron medidas promedio para diversos ciclos


astronómicos, entre ellos, la lunación, el año trópico y la revolución sinódica venusina.
Los sacerdotes mesoamericanos usaron cifras redondas para estructurar los calendarios;
naturalmente el día fue tomado como la principal unidad de medida. Astrónomos y
sacerdotes toltecas conocieron los siguientes ciclos cronométricos:

Ciclo Nombre tolteca Duración en días


Día Kin ó tonalli 1
Cuarteta 4
Quintana Tianquiztli 5
Novena 9
Trecena 13
Veintena Uinal ó cempohualli 20
Luna 28
Cuenta de los días Tonalpohualli 260
Año vigesimal Tun 360
Año solar Xihuitl 360 + 5
Año trecenal 364 + 1
Ciclo sinódico 584
venusino
Cuarteta de años 1460
Trecena de años Tlalpilli 4745
Veintena de tunes Katún 7200
Veintena de años Cempohualxihuitl 7300
52 tunes 18720
Atado de los años Xiuhmolpilli 18980
Ancianidad Huehuetiliztli 37960
Cuenta Corta 93600
Cuenta Corta nahua Meztlapohualli 94900
400 tunes Baktún 144000
400 años Centzonxihuitl 146000
Serie Inicial 1872000
Cuenta Larga ó Era 9360000
Precesional
Tolteca

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La medida de la Era maya es de 9360000 días. Esta Era se divide en 5 Edades, cada
una compuesta por 1872000 días; el presente se localiza en la Quinta Edad. La vigésima
parte de una Edad es llamada por los mayistas Cuenta Corta y contiene 93600 días.
Como la Era, la Cuenta Corta se divide en 5 secciones, que en este caso incluyen 18720
días cada una. Todos estos ciclos son múltiplos de 360, número que representa los días
nominables del año en el calendario cívico. Cada año vigesimal se divide a su vez en 18
meses de 20 días ó en 72 semanas de 5 días. Cada día es dividido en 4 horas principales.

El tzolkin y el calendario anual.

Los toltecas cuentan los días de modo ininterrumpido en grupos de 260 a lo largo
del gran ciclo de 9360000 días. A este sistema de conteo de los días los mayistas lo
conocen como “tzolkin”. Entre los abuelos mayas el tzolkin sirve de referencia para
contar períodos temporales largos haciendo abstracción del conteo de años trópicos.

Los estudiosos modernos han demostrado que los antiguos sabios del Mayab
manejaron una cuenta paralela al tzolkin, denominada Serie Inicial. Esta cuenta aparece
como un ciclo constituido por 1872000 días. El sistema de Serie Inicial relaciona al
tzolkin con el calendario anual maya que se divide en 360+5 días de modo tal que a
cada día del calendario solar corresponda un signo de la cuenta de 260 términos.

En lengua maya, la voz haab (en náhuatl xihuitl) sirve para designar al año trópico
y al año vago. El calendario anual tolteca se compone de 365 días redondos. Los
toltecas han concebido el año vago de dos modos distintos de acuerdo con la manera en
que se distribuyen sus días. La forma solar del calendario anual, dividido en 73 semanas
de 5 días ó quintanas, se compone de 18 veintenas más 5 días llamados colectivamente
nemontemi entre los nahuas y uayeb entre los mayas.

Veintena Nahua Maya


1 Atlcahualco Pop
2 Tlacaxipehualiztli Uo
3 Tozoztontli Zip
4 Uey tozoztli Zotz’
5 Toxcatl Tzec
6 Etzalqualiztli Xul
7 Tecuilhuitontli Yaxkin
8 Uey tecuilhuitl Mol
9 Tlaxochimaco Ch’en
10 Xocolhuetzi Yax
11 Ochpaniztli Zac
12 Teotleco Ceh
13 Tepeilhuitl Mac
14 Quecholli Kankin
15 Panquetzaliztli Muan
16 Atemoztli Pax
17 Titil Kayab
18 Izcalli Cumku
Nemontemi Uayeb

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La forma lunar de la cuenta anual se compone de 13 lunas de 28 días cada una, más
un día anexo. La medida del año trópico es equivalente a la duración que hay entre dos
equinoccios de primavera. El año vago representa la medida redonda del año trópico.

Año Calendario Tonaltin Nemontemi


Trópico Astronómico 365.24219
Vago Cívico 365
Solar Xiuhpohualli 360 5
Lunar ó trecenal Meztlapohualli 364 1

La Cuenta Larga y la Serie Inicial.

El número 9360000 representa días de años vigesimales y no de años ni vagos ni


trópicos, 26000 en total. La Era es analizable, al modo tolteca, en 360, 260, 20, 13, 9, 5
ó 4 zonas. Dividiendo 9360000 días entre 260 se obtiene un resultado de 36000 (cada
36000 días ocurren 9 eclipses totales de sol). El número de días que contiene la Cuenta
Larga divididos por 5 da por resultado el equivalente a la Serie Inicial:

9360000 ÷ 365.24219 = 25626.83 años trópicos.


9360000 ÷ 365 = 25643.835 años vagos.
9360000 ÷ 360 = 26000 años vigesimales.
9360000 ÷ 260 = 36000
9360000 ÷ 20 = 468000
9360000 ÷ 13 = 720000
9360000 ÷ 9 = 1040000
9360000 ÷ 5 = 1872000 días, Serie inicial.
9360000 ÷ 4 = 2340000

De acuerdo a la correlación GMT, la Serie Inicial actual comenzó el 13 de agosto


de 3113 a.C. (en algunas fuentes aparece “3114 a.C.” debido a que la cuenta gregoriana
carece de año cero) y finaliza el 22 de diciembre de 2012 d.C. Las 5 Edades que
conforman la Era comienzan en 23614 a.C.

El número de días que constituyen la Serie Inicial es múltiplo de todas las bases
numéricas principales de la matemática tolteca. Esta Edad se divide en 13 baktunes (13
por 400 por 360 días), en 260 katunes (260 por 20 por 360 días) ó en 5200 tunes.

1872000 ÷ 365.24219 = 5125.366 años trópicos.


÷ 360 = 5200 años vigesimales.
÷ 260 = 7200 días, katún.
÷ 20 = 93600 días, Cuenta Corta.
÷ 13 = 144000 días, baktún.
÷9 = 208000
÷5 = 374400
÷4 = 468000

- 35 -
Para escribir una fecha según el sistema de Serie Inicial se anota el nombre del día
según el tzolkin y el nombre del día según el haab, la fecha maya correspondiente al 13
de agosto de 3113 a.C. es 4-Ahau 8-Cumku. En la notación moderna, 4-Ahau 8-Cumku
es la fecha en que culmina la Cuarta Serie Inicial y comienza la Quinta de la Era por
ello equivale a 13.0.0.0.0 (13 baktunes) ó a 0.0.0.0.0 (inicio de la serie equivalente a 13
baktunes).

Para evitar confusiones es preciso aclarar que los toltecas utilizan al menos 2
calendarios anuales: el meztlapohualli es un sistema de conteo que integra 260 años
divididos en 364 + 1 días; el xiuhpohualli es un sistema paralelo al calendario lunar que
cuenta 52 años divididos en 360 + 5 días. Todos los pueblos anahuacas basan su
cronometría en estos sistemas de conteo. La escritura de fechas según la Serie Inicial se
hace tomando en cuenta la división del año en 360 + 5 días.

Las medidas astronómicas promedio.

La unidad básica de medida dentro del sistema cronométrico tolteca es el día,


llamado en maya k’in y en náhuatl tonalli. Partiendo de la aritmética digital, se
considera que los días se suceden simultáneamente de 5 en 5, de 20 en 20, de 260 en
260 y de 360 en 360 de modo ininterrumpido a lo largo de toda la Cuenta Larga. La
medida de la Era maya se obtiene de la multiplicación de 360 × 260 × 20 × 5, los
principales módulos cronométrico-astronómicos.

Para medir la Era Precesional, los toltecas dedujeron que este ciclo es n veces mayor
que un ciclo conocido por observación. De acuerdo con sus principios matemáticos,
todo ciclo puede ser analizado 9, 13 y 20 partes, por lo que una novena, una trecena ó
una veintena de días son n veces más pequeñas que un período de precesión lunisolar.
Asumieron que el año trópico es n veces más pequeño que la Era Precesional; la medida
en días del año trópico no es múltiplo de 9, de 13 ni de 20, por lo que concluyeron que
la medida astronómica del ciclo de precesión es inexpresable en números enteros de
años ó de días. La cifra 9360000 días es n veces menor que la medida de la precesión
lunisolar, donde n es un número real.

Los sabios antiguos utilizaron como bases aritméticas no sólo números enteros sino
también números racionales e irracionales. Después de los días, el ciclo inmediato mejor
observable para su medición es el lunar; la medida del período de lunación se obtiene
como la razón entre dos números enteros. Los astrónomos actuales consideran
29.53059, ó 29.5306, ó 29.5307 días como la medida promedio de la lunación, según el
sistema de Serie Inicial la lunación promedio es de 29.53054 días:

1872000 (días) ÷ 63392 (lunaciones) = 29.530540 (días)

Ya los olmecas, antes que los mayas, lograron medir con precisión máxima al
menos la lunación, el año solar, el ciclo sinódico de venus y el movimiento de precesión
del eje terrestre. Los sabios de toda mesoamérica utilizaron los mismos principios para
alcanzar estas medidas.

El kin final del año vago cuenta con 1.24219 días, presenta invariablemente 5 horas
principales (aproximadamente 30 horas en el uso horario occidental), y no 4 como el

- 36 -
resto de los días, para que de este modo se correlacionen el calendario civil y el
astronómico.

Con la tonalpohualli, los ciclos de revolución sinódica de venus pueden agruparse


hasta contar 260. Cada conjunción venusina puede tomarse como momento cero para
contar a partir del evento hasta 260 conjunciones pasadas ó 260 futuras. Al multiplicar
el número redondo de días en que se cumple una revolución sinódica venusina (584) por
260 obtenemos un total de 151840 días. Las 260 conjunciones venusinas tienen lugar en
un período equivalente a 416 años de 365 días. Como 260 y 416 son ambos números
divisibles por 4, sabemos que en 104 años de 365 días se presentan 65 revoluciones
sinódicas de venus. A su vez 104 y 65 son divisibles entre 13 a 8 y 5 respectivamente.
Ocho años vagos coinciden con 5 ciclos sinódicos venusinos de 584 días. El número 8
representa la distancia anual entre dos tránsitos de venus frente al disco del sol. Dado
que son los días las unidades de medida de la Serie Inicial, son los ciclos solares los que
sirven de referencia para otros ciclos astronómicos; en el caso específico del ciclo
sinódico de venus, la división de 7591 ÷ 13 proporciona la medida promedio para la
revolución sinódica venusina (583.92 días).

Años Período Días


416 260 × 584 151,840
104 Huehuetiliztli 37960
52 Xiuhmolpilli 18980
13 Tlalpilli 4745
1 Xihuitl 365

Alcances de la matemática tolteca.

Los toltecas conocieron la distinción entre un número positivo y su inverso; para


evitar el uso del signo “punto”, u otro de función análoga, escribieron las cantidades
racionales e irracionales con logogramas y no con numerales; además, resolvieron
ecuaciones cuadráticas por el método geométrico.

Las fuentes sugieren que todos los toltecas conocieron la Cuenta Larga, la Serie
Inicial, la Cuenta Corta, el tzolkin ó tonalpohualli y la veintena. Olmecas, mayas y
nahuas proceden del mismo modo para medir especialmente la lunación, el año trópico,
el ciclo sinódico venusino y la era de precesión lunisolar.

Los números en el plano complejo.

La utilización de las bases numéricas 20, 260 y 360 en aritmética es característica


distintiva de la cultura tolteca; en la escritura, los números del sistema digital vigesimal
se representan ó con numerales ó con logogramas (los signos de los días). Los signos
gráficos de la base 260 combinan numerales y logogramas (por ejemplo, 4-Ahau) del
mismo modo que los gráficos para cada uno de los 360 días del año vigesimal (por
ejemplo, 8-Cumku); en el primer caso los numerales son de base 13 y los logogramas de

- 37 -
base 20, en el segundo caso los numerales son de base 20 y los logogramas de base 18
(los signos de las veintenas). En este sistema matemático a todo número real, y
consecuentemente a todo número entero, corresponde al menos un par ordenado de
números reales de los que es múltiplo. Entre las posibles combinaciones de pares
enteros, el número 20 se corresponde con el binomio (4, 5), el 260 con (13, 20) y el 360
con el (20, 18).

Según el sistema de pensamiento tolteca, todo número puede ser concebido como
producto de una base numérica y un multiplicador. La unidad geométrica resulta
producto de la unidad aritmética multiplicada por sí misma, lo que significa que la
unidad plana es expresable como el cuadrado de coordenadas (1, 1).

A toda cantidad corresponde al menos una gráfica rectangular. La gráfica de un


número entero que se multiplica por sí mismo, cualesquiera que éste sea, difiere de otra
gráfica cuadrada sólo por su escala: así el cuadrado (1, 1) es 4 veces menor que el
cuadrado (2, 2), 9 veces menor que el cuadrado (3, 3), etc.

El número 260, que nace de multiplicar 13 por 20, se grafica como un rectángulo de
área 13 veces mayor que la del rectángulo (5, 4). La cantidad 1872000 días (una Serie
Inicial) puede graficarse como el área del rectángulo (13, 20) ampliada 7200 veces. La
reunión de 18980 días (52 años vagos) puede graficarse con un rectángulo (13, 20) cuya
área sea ampliada 73 veces. De este modo, las cantidades multiplicadoras y las bases
aritméticas se transforman en factores de escala: una quintana es 73 veces menor que un
año vago, del mismo modo que una cuenta de 260 días es 73 veces menor que el
equivalente a 52 años vagos, etc.

Escritura de cifras con signos numerales.

Todos los códices mayas conocidos contienen inscripciones con signos numerales y
con logogramas que indican cantidades. Los numerales que simbolizan a los dígitos
vigesimales son los que siguen:

- 38 -
El valor de un dígito depende de la posición que tiene al interior de la cifra. Los
dígitos toltecas se utilizan para escribir cantidades mayores a 19 distribuyéndolos según
convenga en una dirección vertical y ascendente. Para escribir 20, por ejemplo, se
escriben 0 unidades y por encima del signo del cero (el dibujo de un caracol en la
notación maya), un punto, ello indica que el punto vale por una veintena de unidades.

Los sabios mayas representaron, sobre todo en la escultura, los valores de los
órdenes numéricos mediante logogramas. El primer orden maya es el de las unidades
(kines), el segundo es el de las veintenas (uinales), el tercero es el de los tunes (360
unidades), el cuarto es el de los katunes (7200 unidades) y el quinto el de los baktunes
(144000 unidades); hay otros órdenes numéricos, mas el conocimiento de los
mencionados es suficiente para comprender los principios de la escritura de cantidades.

Logograma Período Valor Fórmula n=20 n=365 n=1872000


Baktún 144000 n=x·360·202

Katún 7200 n=x·360·20

Tun 360 n=x·360

Uinal 20 n=x·20

Kin 1 n=x

Distribuyendo numerales en la retícula vigesimal (es decir, la cuadrícula imaginaria


sobre la que se escriben y relacionan cantidades) los mayas antiguos pudieron realizar
operaciones de cálculo con números reales.

Los números negativos en la escritura maya.

En el Códice Dresde el uso de Números de Anillo está asociado con la operación


aritmética de sustracción. Un Número de Anillo se reconoce gracias a que uno de sus
dígitos está encerrado en el dibujo de una cuerda atada de color rojo. Un Número de
Anillo indica la distancia que existe “hacia atrás” de la fecha cero 4-Ahau 8-Cumku.
Para facilitar la lectura de cifras en los ejemplos que vienen a continuación distingo al
Número de Anillo escribiéndolo en color rojo.

En el extremo inferior izquierdo de la página 24 del Dresde (Fig. 7) se encuentra


representada la fecha 4-Ahau 8-Cumku, por encima de ella se localiza el Número de
Anillo 6.2.0 con el signo “cero” rodeado por la cuerda anudada de color rojo. Al lado
derecho de la fecha 4-Ahau 8-Cumku se registra la fecha 1-Ahau 18-Kayab y por
encima de ésta el número 9.9.16.0.0. En la tercera columna, la fecha 1-Ahau 18-Uo

- 39 -
tiene arriba de sí el número 9.9.9.16.0. El mensaje puede leerse “partiendo de la fecha
cero, 4-Ahau 8-Cumku, sumar -2200 para alcanzar la fecha 1-Ahau 18-Kayab
(12.19.13.16.0); luego sumar 1366560 unidades (9.9.16.0.0) a 1-Ahau 18-Kayab para
alcanzar la fecha 9.9.9.16.0, también 1-Ahau 18-Kayab”. Otra lectura, considerados
sólo los numerales, puede ser: “1364360 menos 1366560 igual a -2200”.

Fig. 7. Detalle de la página 24 del Códice Dresde.

Los Números de Anillo equivalen a una cantidad negativa en otras páginas del
mismo códice. Para sumar un Número de Anillo (la suma de un número negativo
equivale a una resta),

13 0 0 0 0
+ 0 0 6 2 0

Se procede: 0 menos 0 es igual a cero kines; para poder restar 2 uinales se toma un
tun del minuendo y se le transforma en uinales:

12 19 19 18 0
+ 0 0 6 2 0
= 12 19 13 16 0

Reescrito el minuendo: 18 menos 2 igual a 16 uinales, 19 menos 6 tunes igual a 13,


19 menos 0 igual a 19 katunes y 12 menos 0 igual a 12 baktunes.

- 40 -
Se puede leer: “Partiendo de 4-Ahau 8-Cumku (13.0.0.0.0) al sumar -2200 días se
alcanza la fecha 1-Ahau 18-Kayab (12.19.13.16.0), anterior al comienzo de la Serie
Inicial”.

Operaciones con números racionales.

Para establecer la medida promedio del ciclo lunar, según Teeple7, los mayas de
Copán utilizaron el recurso de contar 149 lunas con un número entero de días: 4400; de
este modo el ciclo lunar se promedia en 29.53020 días.

4400 días ÷ 149 lunas = 29.53020 días = 1 luna

÷ =

Establecido el promedio del período de lunación, la siguiente fórmula es 235 lunas


equivalentes a 19 años, para establecer la medida promedio del año trópico.

29.53020 · 235 = 6939.5973 días


6939.5973 ÷ 19 = 365.2419 días = 1 año trópico

÷ =

7
Garcés (1990), pp. 186-190

- 41 -
Para alcanzar máxima precisión en el establecimiento del número promedio de días
para el ciclo sinódico de Venus se usa la fórmula: 7591 días como equivalente a 13
revoluciones sinódicas del planeta,

7591 ÷ 13 = 583.92 días

÷ =

En el sistema tolteca es necesario que a cada numeral le acompañe un logograma ó


una señal que indique cuál base aritmética se está utilizando. Según el contexto de
aplicación, un logograma puede representar ó a un número entero ó a un número real.
Como las medidas astronómicas se expresan en números racionales fue conveniente a
los toltecas encontrar un modo de significar fracciones de unidad sin utilizar el signo
“punto”. Para ello sirven los logogramas: el signo para el haab, por ejemplo, puede
cambiar de valor de acuerdo a la base numérica que se utilice sea 365, 365.2419 ó
365.24219

Lugar de la matemática en el universo de la Ciencia nahua.

Del verbo nahua “saber” en su sentido activo (mati) y del mismo verbo en su
sentido pasivo (macho) se derivan los sustantivos abstractos matiliztli (sabiduría
adquirida por sí mismo) y machiliztli (sabiduría transmitida por tradición). Tlamatiliztli,
la forma concreta de matiliztli, expresa la idea de ciencia de lo particular. Dado que
todas las ciencias particulares (tlamatiliztin) tienen por fundamento al número
(tlapohualli), la voz tlamatiliztli se usa como sinónimo de “matemática”. La voz nahua
“matiliztli” corresponde a la expresión latina “mathesis universalis” del mismo modo
que “tlamatiliztli” corresponde al latino “mathesis specialis”.

Atendiendo propiamente a la etimología, “matemática” es una palabra derivada del


griego µάθηµα que significa “conocimiento”. Los antiguos dicen µαθηµατικός al
“estudioso”, al hombre que conoce a través del estudio; en tiempos anteriores a
Pitágoras la palabra µαθηµατικά indicaba el aprendizaje de cualquier habilidad.

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En el mundo antiguo se alcanzó la certidumbre en la posibilidad de un Saber
universal, esta Ciencia fue concebida como un saber totalizante y en principio
indivisible en áreas. El hombre de conocimiento, aquel que mostraba poseer la clave de
comprensión de la Ciencia, era llamado simplemente “el que sabe”. En náhuatl tlamatini
quiere decir “el que sabe”. Los tlamatinime consideran a la Ciencia como un sistema
unificado y no como la suma de las diversas disciplinas particulares que puedan ser
sistematizadas. Un tlamatini, sabio ó filósofo, trabaja con números, conoce las reglas de
operación con ellos, hace matemáticas, es un matemático también, y al mismo tiempo
permanece ajeno a la idea de imponer un límite arbitrario a su indagación intelectual y
estética.

En griego se llamó Ontología y Teología a la Ciencia del matemático; en náhuatl se


dice Matiliztli para hacer referencia a un saber que podría decirse funde la matemática
con la ontología y con la teología. El concepto de Número fue fundamental en la
Ciencia antigua, lo mismo en el Nuevo que en el Viejo mundo. En esta Ciencia, el
número es portador de valores lo mismo lógicos que analógicos; con los números se
construye no sólo un conocimiento sobre la cantidad sino también sobre la calidad. La
matemática moderna se concentra en la cantidad y en ello difiere de la antigua.
Matiliztli es la Ciencia primera, en el sentido en que se parte del Número para entender
al Ser ó bien en que se parte del Ser para entender al Número.

Hoy se conocen las matemáticas mayas gracias a la información astronómica y


cronométrica que contienen sus códices y monumentos, en esta perspectiva puede
decirse que el matemático tolteca que ha sido perfilado a través de los libros es el que se
identifica con el astrónomo. La matemática es herramienta fundamental en cualquiera
de las disciplinas particulares del conocimiento y no sólo en las ciencias del tiempo y
del cielo; los médicos toltecas llegaron a tener, por ejemplo, un dominio tan alto de los
números y sus operaciones como los astrónomos; mas en vista de que apenas se
conserva información al respecto de la aplicación de las matemáticas a otros dominios
de las ciencias y artes, será con ayuda de la astronomía que se nos revelen los misterios
de la matemática aunque eso cause la impresión de que sólo los astrónomos toltecas
eran matemáticos y no lo eran por ejemplo los médicos ó los escultores.

Las voces ilhuicacmatiliztli (astronomía) e ilhuicacmatini (astrónomo) se derivan


de ilhuicatl (cielo) y mati (saber). Se dice que los tlamatinime avocados al estudio de
los fenómenos celestes son “in quitta in quimocuitlauia, yn iohtlatoquiliz in
inematacacholiz in ilhuicatl” [“los que ven, los que se dedican a observar el curso y el
proceder ordenado del cielo”]. Estos filósofos son “iehoantin quitecpana iniuh vetzi ce
xivitl, iniuh otlatoca in tonalpohualli auh in cecempoallapoalli” [“quienes ordenan
cómo cae un año, cómo sigue su camino la cuenta de los destinos y los días y cada una
de las veintenas”]8

Matemática y ontología toltecas.

La Matiliztli tiene por postulado fundamental la Unidad del Ser. La conciencia


intuye al Ser como integrado por aspectos ó manifestado de modos diversos, lo
categoriza en tantos términos como le sea posible ó necesario. Estas categorías del Ser
8
León-Portilla (1966), pp. 328-329

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son los Números, por ello el número indica cantidad y también cualidad ó modo de ser.
Para conocer la naturaleza lógica del número se recurre a la geometría, la que después
puede aplicarse a la astronomía; la forma geométrica del número arrastra consigo los
valores analógicos de éste. La Unidad puede ser concebida ó como circular ó
cuadrangular en el plano, lo que hace que estas formas simbolicen al Todo. Aunque
puede categorizarse a lo Uno en múltiples aspectos, la primera categorización consiste
en la intuición de la Dualidad, de aquí parte ó aquí concluye cualquier categorización
posible.

La palabra Nahualli, lo incognoscible, sirve para hacer referencia al estado


presupuesto al Ser, señala al no-Ser, ó más precisamente, se refiere a la negación lógica
del Ser. El antónimo de Nahualli es Tonalli, el Ser manifiesto a la conciencia. El
Nahualli es sólo inteligible como negación pura en relación al Tonalli. En lenguaje
teológico, el Nahualli es el Dios invisible e innombrable y el Tonalli su huella u obra.
Al absoluto deificado se le representa por medio de una pisada ó de una ó ambas manos.
El águila sirve como símbolo para el Tonalli. Numerológicamente, el Absoluto
corresponde al 0 y al 1; el cero simboliza al Nahualli, el uno al Tonalli. El Ser
manifestado es Absoluto entendido como Substancia y contiene en sí todas las
posibilidades de lo cognoscible, por ello el Tonalli es considerado Principio en sentido
ontológico y teológico, en contraste con el Nahualli que es Principio lógico y
metafísico. Como el Nahualli, el Tonalli es también indefinible e incognoscible en
cuanto que totalidad. El Tonalli es accesible a la conciencia ordinaria sólo a través de lo
particular. Cuando 0 y 1 se utilizan para simbolizar al Absoluto no se hace referencia al
carácter cuantitativo de los numerales, el cero de hecho carece de él; estos signos
representan simplemente el doble aspecto con que lo real se muestra a la conciencia
común, que si ya está incapacitada para intuir el no-Ser es también incapaz de intuir la
Unidad en condiciones ordinarias. El Absoluto, por tanto, es inabarcable por el
entendimiento y al mismo tiempo es presupuesto de toda comprensión. La flor y el
caracol han sido dos imágenes utilizadas por los toltecas para representar al signo cero.
En geometría simbólica 0 y 1 están relacionados por analogía con la ciclicidad y la
verticalidad respectivamente, el primero figurando al Todo y el segundo a la conciencia.

La Unidad se manifiesta al hombre en el mundo fenoménico como Dualidad, el


todo conocido ó cognoscible es intuido por el sabio como la integración de todos los
opuestos, el hombre mismo se sitúa entre los opuestos como elemento central, punto de
encuentro y medio de conciliación de todas las oposiciones. La Dualidad es principio de
todo inquirir metafísico, es este el objeto propio del saber natural, permanece sujeto a
leyes como las de simetría, polaridad, correspondencia, analogía, etc. La Dualidad funge
como base analítica, pues cada elemento de la dualidad, tomado en sí mismo, es
también concebible como dual, de aquí que en un tercer nivel de concreción se
encuentre, desde el punto de vista metafísico, a la Cuaternidad y no al Trinitario. La
Trinidad tolteca (Águila, Serpiente, Jaguar) es fundamento del saber teológico y
taumatúrgico. En el tercer nivel de concreción puede situarse a la ciencia matemática
que junto con la astronomía (cuaternaria) se construyen como modelos del quehacer
racional.

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El álgebra más antigua conocida a través de inscripciones.

Todos los pueblos anahuacas han utilizado el sistema vigesimal como base de su
aritmética. Los signos numerales empleados primero por los olmecas aparecen en libros
mayas y mixtecos, pero no en los nahuas. Los primeros toltecas utilizaron un sistema de
escritura numeral simple, eficaz y elegante. Representaron a la unidad mediante el
punto, con una barra la reunión de 5 unidades y al signo cero como una flor, tal como
puede observarse en la Estela 18 de Uaxactún, monumento que contiene la inscripción
más antigua que conoce la humanidad en la que se hace uso del signo cero como
término matemático.

Figura 8. Numerales toltecas de punto, barra y flor en la Estela 18 de


Uaxactún, fechada: 8.16.0.0.0, kin 3-Ahau (357 d.C.).

El álgebra se manifestó como sistema de conocimiento en la plástica con toda


evidencia durante el Séptimo Baktún (353 a.C. a 41 d.C.) entre los olmecas. De dos
áreas civilizadas del Preclásico ó Formativo mesoamericano, la olmeca y la zapoteca,
provienen los registros numerales más antiguos de que se tiene noticia en el mundo. En
la zona zapoteca aparecen los numerales de punto y barra y los glifos de la veintena. La
Estela C de Tres Zapotes, Veracruz, zona olmeca, es uno de los monumentos
descifrados más antiguos que se conocen al registrar la fecha 31 a.C. En San Lorenzo no
se han encontrado inscripciones que sean claramente numerales, no obstante, en su arte
escultórico se manifiesta la posesión de todos los principios matemáticos que en Oaxaca
aparecen explícitamente aplicados al conteo calendario. La influencia de los olmecas de
San Lorenzo y de la Venta sobre los zapotecas de Monte Albán es tal que distinguir
entre lo aportado por unos y por otros al conocimiento del álgebra no es tarea fácil.
Difícil será saber con certeza en qué momento se originó la medición científica de los

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ciclos astronómicos entre los olmecas del Golfo, se conoce en cambio que fue durante
su señorío que se estableció la llamada Serie Inicial, conformada por la reunión de
1872000 días.

Fig. 9. Numerales zapotecas en Monte Albán (fotografía, David R. Hixson).

Los mayas históricos hicieron suyos los principios de la escritura numeral olmeca
introduciendo algunas variantes para representar al cero, por ejemplo, como en el
Códice Dresde, dibujando una concha de caracol marino para indicar ausencia de
cantidad en un orden ó posición de numeración. En los códices mayas, como en los
nahuas, también se utilizan logogramas para representar a los dígitos vigesimales. Los
sabios mayas emplearon además otros signos para indicar cantidades, tales como
dibujos de caras, de personajes de cuerpo entero, de aves y de otros animales, de colores
y de formas geométricas.

Figura 10. Representaciones de conchas de caracol pintadas en color


rojo que simbolizan ceros. Códice Dresde.

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En los libros nahuas no aparecen numerales de la notación olmeca, los signos que
sirven para representar los números del 1 al 13 son sencillamente puntos que
acompañan a los signos de los días para componer 260 nombres. En cambio, en los
códices Laud y Fejérváry-Mayer, elaborados posiblemente en zona mixteca, pueden
observarse anotaciones tanto de numerales de punto y barra como de simples puntos.

Fig. 11. Lámina 9 del Códice Fejérváry-Mayer.

La escritura numeral sirve para expresar cantidades y realizar operaciones de


cálculo aritmético. La escritura logográfica sirve para expresar cualidades ó sentidos
analógicos de una cantidad. Además, los logogramas sirven como signos matemáticos
dentro de las operaciones de cálculo algebraico para indicar magnitudes variables ó
constantes.

Posibilidades lógicas del sistema matemático olmeca.

El sistema de posiciones en aritmética y el conocimiento del cero posibilitan operar


con números negativos. Una simple convención basta para distinguir a los numerales de
negativos de los numerales de positivos en la escritura tolteca: pintarlos de distinto
color. Para hacer cálculos con números reales sin tenérselas que ver con la escritura de
fracciones, el tolteca hace uso de los logogramas; un año trópico, por ejemplo, contiene
fracciones de día, mas, considerado el ciclo como unidad, su medida puede ser
representada mediante un logograma como una constante y al mismo tiempo como la
suma en números enteros y cuadrados de otra cantidad constante.

A qué se llama álgebra.

La voz viene del árabe Al jebra que indica un modo de reducir y abreviar los
cálculos matemáticos utilizando en las operaciones signos generalizados llamados
algoritmos; etimológicamente viene de Aldjebr que puede traducirse por “ordenación”,
término que Muhammed-ibn-Musa-Alchwarizmi usó en su obra Aldjebr Walmukabala

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(Ordenación-Confrontación), escrita entre los años 800 y 825. Se debe a Descartes la
introducción de la estenografía actual del álgebra, por lo que 8 siglos después de
Alchwarizmi nace el concepto moderno que de esta ciencia se tiene. Hasta Descartes, el
álgebra se distingue por proporcionar un método para resolver ecuaciones cuadráticas.
El álgebra árabe fue posible gracias al conocimiento del sistema posicional de
numeración, al uso del signo “cero” y al concepto de número negativo heredados de los
indos. Esta álgebra, a la que se puede llamar clásica, se caracteriza también por emplear
signos para representar constantes ó variables dentro de las ecuaciones de segundo
grado. La operación conocida como raíz cuadrada, que presupone el conocimiento de
los números reales, es típica del álgebra clásica; el conjunto de los números reales
únicamente impide la extracción de la raíz cuadrática para números negativos. Fue
también Descartes quien introdujo el concepto de plano complejo, en él un punto se
localiza sobre un espacio coordenado, de tal modo que la gráfica de ese punto describa
un par ordenado de valores. Hoy se afirma que a todo número real n corresponde un
número complejo de la forma (n, 0i), por lo que a todo número real corresponde un par
ordenado que señala su gráfica en el plano complejo. De un número complejo se dice
que su primer término es la parte real y el segundo la parte imaginaria. Los números
imaginarios permiten resolver raíces cuadradas para números negativos. Puede
afirmarse, resumiendo, que el álgebra contemporánea está estrechamente relacionada
con el concepto de número complejo; sentido que se desarrolla de la noción del álgebra
como herramienta para resolver ecuaciones de segundo grado por el método geométrico.

El cálculo algebraico tolteca.

Para usar una base numérica compleja, por ejemplo 260, resultado de la
combinación entre dos bases aritméticas, los toltecas relacionan numerales y
logogramas en pares, por lo que los términos de la base matemática no son números
enteros sino, con toda propiedad, números complejos. El beneficio inmediato de la
utilización de números complejos entre los toltecas fue evitar en la escritura y en el
cálculo el manejo de cifras fraccionarias. La noción de “punto”, para separar a los
enteros de las fracciones es ajena al pensamiento tolteca; las cifras son concebidas como
ciclos completos en sí mismos, si un ciclo determinado, por ejemplo el año solar, al
medirse en días arroja además fracciones de día ello se debe no a que sea imposible
considerar al ciclo en unidades enteras, sino a que se ha utilizado una base de medición
que no permite una medida expresable en números enteros. En lugar de escribir una
cifra con fracciones, los toltecas optan por transformar a la cantidad contemplada en una
constante, representándola mediante un logograma. Los toltecas descubrieron que la
medida de un objeto depende de la unidad utilizada como regla de medición y también
que al nivel del plano complejo es más fácil representar geométricamente los períodos
astronómicos y cronométricos que en el Sistema Coordenado Lineal. Un ciclo
cualquiera (digamos un año) considerado como cantidad cuadrada, puede contener así
unidades cuadradas enteras (por ejemplo 4 estaciones anuales) y no unidades cuadradas
con fracciones (días).

Evidencia documental tolteca de la gráfica de un número en el plano.

El Tonalámatl de Tlaxcala contiene la gráfica en el plano complejo de un rectángulo


con superficie de 1440 unidades cuadradas. Las páginas de papel amate en que fue

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pintado el amoxtli presentan las dimensiones de un rectángulo Σ. El pintor analizó el
espacio disponible en cada hoja en 9 × 8 = 72 unidades cuadradas, trazando líneas rectas
horizontales y verticales en color rojo sin pintar margen, dividiendo la hoja primero
horizontalmente por el centro en partes iguales, una superior y otra inferior, de 36
unidades cuadradas cada una y luego trazando una línea vertical para dividir en
cuadrantes, de tal modo que el cuadrante superior izquierdo permaneciese libre de
divisiones internas midiendo 20 unidades cuadradas; cada una de las 52 unidades
cuadradas en las que aparecen dibujados los tonaltin, los acompañantes y los volátiles,
mide aproximadamente 3 × 3 = 9 centímetros cuadrados. El número 1440 es 6500 veces
menor que la medida olmeca, expresada en días, del ciclo de precesión del eje terrestre.

Los nahuas conocieron el método geométrico para resolver ecuaciones de segundo


grado al igual que los mayas. Si cualquier cantidad puede ser tomada como base
numérica, entonces cualquier cantidad es graficable como un cuadrado analizado en 4
regiones, de lo que se desprende que las gráficas de un conjunto de cantidades dado sólo
difieren entre sí por su escala. El sistema cronométrico maya muestra que los sabios
mesoamericanos conocieron el factor de escala 1:100, pues una Cuenta Corta representa
una centésima parte de una Cuenta Larga. La centésima parte de una Serie Inicial
equivale a 52 años vigesimales, es decir, 18720 días. Los nahuas conocieron la escala
1:65 aplicada sobre todo a la medición del ciclo sinódico venusino; también utilizaron el
factor de escala 52 como los mayas y sabían que 936 días representan un diezmilésimo
de la Cuenta Larga: el área de 1440 unidades graficada por el Tonalámatl está en la
escala de 1:100 con respecto al baktún (144000 días) y en una escala de 1:65 con
respecto a la Cuenta Corta (93600 días). El amoxtli grafica en la escala de 1:6500 la
medida de la Cuenta Larga en cuanto que 65 por 100 por 1440 = 9360000. Para los
toltecas fue posible medir el ciclo de precesión del eje terrestre gracias a que conocieron
que la gráfica de una cantidad difiere de otra sólo por la escala. Esto lo dedujeron de que
la representación del año (sea vigesimal, lunar ó vago) tomada como unidad cuadrada es
n veces menor que la medida del año trópico, pero estructuralmente idéntica.

En los códices mesoamericanos, una cantidad puede aparecer representada, por


colores, por numerales, por logogramas y por formas geométricas (principalmente
cuadrángulos). A la unidad se le grafica como un cuadrado analizable en 4 ó en 9 partes
cuadradas:

Fig. 12. Páginas 14 y 13 del Códice Borgia.

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Toda cantidad, en el sistema tolteca, puede ser asociada ó a la medida del área ó a la
medida perimetral de un cuadrado. La unidad cuadrada tiene un perímetro de 4
unidades. Para un cuadrado de 2 unidades por lado el centro de la figura se localiza en
(1, 1), exactamente a la mitad de la hipotenusa. Al sumar los términos del binomio (1,
1) se obtiene la raíz cuadrada del área de (2, 2). En la página 71 del Códice Vaticano
3773 (Fig. 13) aparece una interesante representación de la Unidad dividida en 9
sectores iguales, cada uno de los cuales es a su vez considerado en 4 sectores y un
centro significados por logogramas, un gran y dual Cipactli vinculado con el numeral 1
hace las veces de señal del centro; el valor matemático de Ce-Cipactli es (1,1)
equivalente en el plano complejo al punto central de un área cuadrada de 4 unidades.

Fig. 13. Página 71 del Códice Vaticano B.

Expresado matemáticamente: el punto (n, n) es centro de 4n2, la medida de un área


cuadrada. La suma de los valores del centro de un cuadro es igual a la raíz cuadrada del
área de un cuadrado 4 veces mayor al delimitado por las coordenadas centrales.

Dígito Centro Área = 4n2 n + n = √4n2


n=1 (1 ,1 ) 4 = 4(1)2 1 + 1 = √4
n=2 (2 ,2 ) 16 = 4(2)2 2 + 2 = √16
n=3 (3 ,3 ) 36 = 4(3)2 3 + 3 = √36
n=4 (4 ,4 ) 64 = 4(4)2 4 + 4 = √64
n=5 (5 ,5 ) 100 = 4(5)2 5 + 5 = √100
n=6 (6 ,6 ) 144 = 4(6)2 6 + 6 = √144
n=7 (7 ,7 ) 196 = 4(7)2 7 + 7 = √196
n=8 (8 ,8 ) 256 = 4(8)2 8 + 8 = √256
n=9 (9 ,9 ) 324 = 4(9)2 9 + 9 = √324
n = 10 (10 ,10 ) 400 = 4(10)2 10 + 10 = √400

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Dado que para el tolteca toda cantidad es resultado de una multiplicación entre dos
números, la representación gráfica de una cifra ha de hacerse en el plano; 144000 días,
por ejemplo, se grafican como el rectángulo (144000, 1) con 144000 unidades
cuadradas de superficie; para transformar al rectángulo y conocer el ciclo cuadrado que
representa se busca un número que al dividir 144000 dé como resultado una cantidad
cuadrada conocida, ese número (360) se multiplica por el miembro cuadrado del
binomio; las coordenadas originales se transforman así en (400, 360) y la medida del
área sigue siendo la misma. Como 360 días equivalen a un tun, el binomio puede
transformarse para expresar (400, 1) años vigesimales, cifra que también puede
escribirse como (20, 20) tunes. Expresada en días, la medida (20, 20) tunes se lee “20
tunes (7200 días) por 20 igual a 144000 días” ó “en 144000 días transcurren 20 veces
20 tunes”.

93600 días es la medida de la Cuenta Corta vigesimal, para conocer la medida


cuadrada en números enteros que representa, se busca el número (650) que dividiendo a
93600 arroje una cantidad cuadrada (144); con estas cifras se construye el rectángulo de
coordenadas (650, 144); la cantidad 144 es cuadrado de 12, por lo que el centro de su
gráfica se encuentra en (6, 6) y su perímetro asociado es de 48. Como 650 es igual a 50
trecenas, en 93600 días han pasado 12 veces 12 por 50 trecenas.

Dado que un cuadrado cuyos lados miden 1 tiene hipotenusa igual a √2, un número
irracional, y en vista de que a partir de la hipotenusa se construye un cuadrado con área
de 2, un número entero, los toltecas dedujeron que todo número real puede ser
considerado como la medida de una hipotenusa.

Tanto en astronomía como en cronometría los toltecas recurren al método


geométrico para realizar su labor de cálculo y medición. Los números se piensan y
grafican en el plano complejo. A todo número real corresponde un número complejo, de
tal manera que la gráfica de r, un número real, puede ser:

a) Circular, cuando para construir la forma binómica de r se toma a la cantidad en


tanto que valor absoluto |r| = (r, -r) ó (-r, r).
b) Triangular, observando que (a, b), un número complejo, puede tomarse como el
lugar al que llega un vector que nace en el origen del plano coordenado. Ese
vector rectilíneo se toma por hipotenusa de un triángulo que tiene por catetos: a
y b.
c) Cuadrangular, que se obtiene de considerar al vector de (a, b) como hipotenusa
de una forma cuadrada ó rectangular.
d) Espiral, cuando dentro de la gráfica rectangular se inscribe la trayectoria de
crecimiento de la unidad cuadrangular.

El valor absoluto de r se obtiene mediante el llamado teorema de Pitágoras,


entendiendo que la raíz cuadrada de r2 es r ó –r. La gráfica de |r| en el plano dibuja un
círculo que tiene por centro al origen y por radio al valor absoluto de r.
El método geométrico para obtener la raíz cuadrada de 1 es como sigue: se traza un
segmento de recta sobre el eje horizontal de -1 al origen; este trazo se continúa hasta 1,
cantidad de la que se busca su raíz cuadrática; se traza a continuación la circunferencia
que tiene por diámetro al segmento que va de -1 a 1; ahí donde se corta el eje vertical se
señala la raíz de 1 que es igual a 1 y a -1.

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De modo análogo se procede para encontrar la raíz cuadrada de una cantidad
cualquiera; la raíz cuadrática de 4, por ejemplo, se conoce al trazar sobre el plano la
circunferencia que tiene por diámetro al segmento de recta que va de -1 a 4 en el eje
horizontal: el eje vertical se corta por la circunferencia en 2 y -2.
Las posibilidades de combinación entre r y –r son 4: (r, r), (r, -r), (-r, r) y (-r, -r),
estas coordenadas corresponden a los vértices de un cuadrado imaginado con centro en
el origen (0, 0). De hecho, tales vértices carecen de perímetro: según el método tolteca,
la suma de los dos términos del centro representan la raíz cuadrática de un cuadrado con
área 4 veces mayor al representado por el binomio central; como 0+0=0 y 02=0 no hay
tal forma perimetral; la suma de los binomios permite entender cómo es esto posible:

P=a+b+c+d
P = (r, r) + (r, -r) + (-r, r) + (-r, -r)
(r, -r) + (-r, r) = (0, 0)
(r, r) + (-r, -r) = (0, 0)
(0, 0) + (0, 0) = (0, 0)
P = (0, 0)

Sin medida perimetral asociada, tal cuadrado puede llamarse estrictamente


imaginario en tanto que más bien sirve para indicar las direcciones del plano complejo
que para delimitar un área; en términos prácticos es idéntico al plano coordenado
cartesiano:

Utilizando base 13 y repetidas 13 trecenas se reúnen 169 unidades. 13 es la medida


de la hipotenusa de un triangulo que tiene un cateto adyacente de 12 unidades y un
cateto opuesto de 5 unidades, en total trazando un triángulo rectángulo con 30 unidades
perimetrales y 30 unidades cuadradas de área. Como 30 es la duodécima parte de 360,
un triangulo rectángulo con 13 días de hipotenusa representa las dimensiones lo mismo
perimetrales que planas de una duodécima parte del año vigesimal.

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Repetidas 20 veintenas, se completan 400 unidades. 20 es la medida de la hipotenusa
de un triangulo con cateto adyacente de 16 unidades y cateto opuesto de 12 unidades. 16
más 12 por 13 producen 364. Un triangulo de 260+208+156 muestra perimetralmente la
suma de una tonalpohualli a un año lunar (364 días).

Usando la base 260, repetidas 260 tonalpohualtin se tienen 67600 unidades. La


hipotenusa de un triangulo con cateto adyacente de 240 y cateto opuesto de 100 mide
260 unidades. Siendo este triangulo 20 veces mayor que el de base 13, basta multiplicar
los valores de los catetos del triangulo trecenal por 20 y se obtiene la medida de los
catetos de esta gráfica triangular de la tonalpohualli.

Para conocer la medida de los catetos de la gráfica triangular que tiene hipotenusa
de 360 unidades se multiplican los valores de la gráfica de la veintena por 18, pues el
año vigesimal es 18 veces mayor que la veintena. De este modo se obtiene un valor de
288 para el cateto adyacente y de 216 unidades para el cateto opuesto.

Un triángulo rectángulo con 20 kines de hipotenusa tiene un perímetro de


20+16+12 = 48 días, cantidad que representa 1/150 de Katún. 260 kines de hipotenusa
conllevan 260+240+100 días 600 en total, cantidad que representa la raíz cuadrada de
un periodo de 360000 días, ó sea mil años vigesimales. Al sumar 360+288+21 resultan
864 días, ó sea, 1/150 parte de 129600 días (360 años vigesimales).

Una veintena se dibuja como un rectángulo con perímetro de 20 unidades, por


ejemplo, de medidas 4 × 6; 4 veces 4 suman 16 y 6 veces 6 suman 36; 36 más 16 suman
52, el cuadrado de la hipotenusa.

Del Manuscrito de 1558 se deduce que los sabios nahuas conocieron un ciclo
equivalente a un Atado de Atados (2704 años vagos) integrado por 986960 días; por el
método tolteca de análisis se reconoce que tal cantidad de días resulta de la
multiplicación de 4, 13, 52 y 365. Para conocer la raíz cuadrada de una medida
equivalente a 986960 primero se convierte esta cantidad a años vagos con resultado de
2704; el total de años vagos se divide entre 4 con resultado de 676. Para obtener la raíz
cuadrada de 676 se divide 676 entre 4; el resultado, 169 es cuadrado de 13, por lo que el
centro de 676 se localiza en (13, 13), sumando los dos términos del centro: 26 es la raíz
cuadrática de 676. Como 26 años es la medida de un lado del cuadrado 676 y éste cabe
4 veces en el cuadrado 2704, el doble de la raíz cuadrada de 26 es la raíz cuadrada de
2704, es decir, 52 años.

Álgebra, cronometría y astronomía.

Los toltecas se sirvieron, entre otras, de las bases numéricas 5, 20, 260 y 360 para
medir ciclos astronómicos y cronológicos; para calcular la medida de ciclos como la
lunación, el año trópico ó la revolución sinódica de venus observaron que al menos un
múltiplo de estos ciclos puede ser expresado en números enteros de días. De acuerdo

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con el modo de pensar tolteca es posible conocer el número real que multiplicado por un
número racional ó por un número irracional arroje un resultado en números enteros.
Como la raíz cuadrada de 2 es un número irracional hay un número irracional que
multiplicado por sí mismo arroja un número entero. Al graficar a la unidad como un
cuadrado, los toltecas pudieron establecer los factores de escala que hacen diferentes las
graficas de formas semejantes que representan ciclos astronómicos y cronológicos. Los
matemáticos mesoamericanos sabían que al trazar un segmento de recta con n unidades
se puede generar a partir de él un triángulo cuyos catetos midan n y √n, ó bien un
triángulo con hipotenusa igual a n.

La Estela 18 de Uaxactún contiene el registro humano más antiguo conocido de una


cantidad en la que el signo cero (una flor) se utiliza de acuerdo con los principios del
sistema posicional de numeración; la cantidad se lee “8 baktunes, 16 katunes, 0 tunes, 0
uinales, 0 kines” y se escribe según convención entre los mayistas como 8.16.0.0.0. Para
indicar el valor que adquiere un dígito según su posición dentro de la cantidad, en la
estela mencionada es claro que un logograma expresa el valor que representa cada uno
de los órdenes de acuerdo a los principios del sistema posicional maya. La cantidad
representada en la estela equivale a 1267200 Kines:

144000 x 8 = 1152000
7200 x 16 = 115200
1152000 + 115200 = 1267200

La raíz cuadrada de la cantidad 8.16.0.0.0, es un número irracional. La cifra en


cuestión se puede expresar en términos de kines, uinales, tunes y katunes, es decir,
como: 1267200 kines, 63360 uinales, 3520 tunes ó como 176 katunes; ninguna de estas
cantidades tiene raíz cuadrada expresable en números enteros. Al dividir 1267200 entre
4400 se obtienen 288; como 4400 representa los días de 149 lunas, de multiplicar 288 y
149 resultan el número de lunas comprendidas en 1267200 días: 42912. De este modo
176 katunes son equivalentes a 42912 lunaciones promedio (29.53020). Como la
lunación presenta 4 fases, 176 katunes pueden graficarse como un cuadro dividido en
cuadrantes cada uno de los cuales represente la medida de 10728 lunaciones y una fase
lunar.

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Geometría.

El rectángulo Σ con área de 20 u2 es una de las representaciones planas del ciclo


vigesimal. Este rectángulo aparece como marco en el que se dibuja la escena de la
regencia de cada trecena en el Tonalámatl de Tlaxcala. Los números 5 y 4 son las bases
aritméticas de las que nace cempohualli; la primera es digital la segunda, solar; la una se
inspira en el número de los dedos de una mano, la otra en las principales posiciones
aparentes del sol respecto del plano terrestre durante un día. El rectángulo (5, 4) tiene
una medida de 18 unidades perimetrales, por lo que se asocia simbólicamente con el año
vigesimal de 20 x 18 = 360 días.

En el Tonalámatl de Tlaxcala cada tonalli está asociado a un cuadrado de lado igual a


1, por lo que el área cubierta durante una veintena es naturalmente de 20 u2. El proceso
de crecimiento geométrico del cuadrado al rectángulo durante una veintena puede
ilustrarse visualmente como un desenvolvimiento de unidades cuadradas en trayectoria
espiral alrededor del cuadrado original:

El rectángulo de 260 u2 que crece a partir del rectángulo vigesimal se obtiene por
acumulación de trecenas cuadradas y no por acumulación de días, su forma final es la de
un rectángulo Σ con dimensiones 4 (por 13) de ancho y 5 (por 13) de largo.

En el plano, la Ancianidad (conjunto de 104 años) se expresa por el rectángulo de


coordenadas (8, 13). Interpretado linealmente, el paso de los años en una Ancianidad
puede representarse por una espiral logarítmica inscrita en un rectángulo áureo ó
rectángulo Φ (phi) de 104 unidades cuadradas:

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En el plano complejo se logra el crecimiento de la unidad así: partiendo del
cuadrado con lado 1, de su diagonal se construye el rectángulo que tiene por base 1;
tomamos luego la diagonal del rectángulo para construir una tercera forma de base igual
a 1; de la diagonal del segundo rectángulo se construye una cuarta figura que representa
el desdoblamiento del cuadrado original, la diagonal del segundo rectángulo que
representa el lado mayor del tercer rectángulo es igual a 2. La línea que parte al doble
cuadrado representa al radio de un arco ó medio círculo del que nace la espiral
logarítmica.

Para trazar la espiral de crecimiento de un cuadrángulo deben conocerse los valores


de la hipotenusa según su regla de incremento. La trayectoria del movimiento del
espacio-tiempo, figurada en la espiral logarítmica se desarrolla según la serie
matemática de Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13…) en donde cada cifra resulta de la suma
de las dos cifras anteriores, excepto en los dos primeros términos. El primer segmento
de espiral tiene radio de círculo 1, el segundo segmento radio de círculo 1, el tercero
radio de círculo 2, el cuarto radio de círculo 3, el quinto radio de círculo 5, etc. Cada
segmento de curva representa un cuarto de circunferencia de un círculo.

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Los rectángulos pueden figurarse como generando espirales de crecimiento y
decrecientes (toda línea supone bidireccionalidad en el sistema tolteca), según el sentido
en que se mueven las manecillas del reloj ó a la inversa. Toda línea curva y toda forma
curvilínea están constituidas por segmentos de circunferencia. La curva básica tolteca es
equivalente a la longitud de la cuarta parte de la circunferencia.

Gráficamente la suma de 2 números complejos dibuja un paralelogramo en el plano


y geométricamente genera, a partir de la unidad cuadrada, un área 4 veces mayor. Si a y
b son números complejos, a+b es un número complejo. En el plano cartesiano, un par
ordenado traza un paralelogramo a partir del origen. Si a y b valen ambos (1, 1),
entonces en el plano cartesiano definen al trazarse cada uno un área de 12 ; al sumarse
(1,1)+(1,1) se tiene como resultado (2,2), que en el plano cartesiano define un área de
22, en la que cabe 4 veces el área de uno de los elementos sumados. Considerado como
un punto, cada número complejo se proyecta desde el origen hasta su lugar, la línea
recta que va del origen al punto puede expresarse como una cantidad absoluta. Como
cada número tolteca es bisexuado puede escribirse como el par ordenado (a,-a), valores
de |a|, y por tanto concebirse como situado en cualquier punto de la circunferencia que
traza el radio que parte del origen hasta la cantidad considerada; la recta tolteca
vigesimal con medida de |20| define un área circular en su giro de 1256.6370 unidades
planas, ó sea 400 veces el área del círculo con radio igual a |1| que mide π (pi) unidades
cuadradas. La gráfica para |2| corresponde al círculo de área 4π; en este sistema círculo
y cuadrado son en esencia representación de lo mismo, pues la suma de 1+1 unidades
geométricas da por resultado no 2 sino 4 unidades. Por estas razones el cuadrado y el
círculo son ambos símbolos de la unidad matemática y por ello pueden servir ambos
para representar a un tonalli.

Fractales.

Un fractal está constituido por elementos similares cada vez más pequeños que no
cubren la totalidad de un objeto geométrico euclidiano, su dimensión es fraccionaria. La
dimensión fractal (Df) suele describirse como una generalización de la dimensión
euclidiana (De); para conocer la dimensión de similitud hay que calcular
Df = log N / log e
donde N es el número de partes similares y e el factor escala (cuántas veces hay que
ampliar cada parte para obtener toda la figura).
Para el Triángulo de Sierpinski tenemos:
Df = log(3)/log(2) =1.5849
Para la forma de Koch, en la que cada curva es 4/3 de la anterior:
Df = log(4)/log(3) =1.2618

Para el quincunce:

Df = log(5)/log(3) = 1.4649 ó Df = log(4)/log(3) =1.2618

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Dado el segmento de recta con longitud de 9 unidades, al dividirlo en 3 partes
obtenemos 3 segmentos cada uno con longitud de 3 unidades, si eliminamos al central y
a los 2 restantes les aplicamos el mismo procedimiento múltiples veces tenemos como
resultado la serie fractal conocida como polvo de Cantor. De modo similar, dado un
triángulo equilátero de 3 unidades por lado (9 unidades perimetrales), al dividir por dos
sus lados resultan 3 triángulos de 1.5 unidades por lado, al continuar el procedimiento
varias veces se obtiene la serie fractal de Sierpinski. Este procedimiento fue utilizado
por los toltecas para construir el quincunce. El quincunce primigenio se dibuja en base a
un cuadrado con área de 9 unidades, cada unidad cuadrada se representa a su vez por un
cuadrado; el gráfico resalta la diferencia entre un grupo de 4 unidades y otro de 5,
constituyendo el punto de partida de la serie fractal tolteca:

La forma fractal tolteca dibuja un movimiento espiral que repite al quincunce


creciendo (ó decreciendo) conforme a la serie de Fibonacci. Los toltecas simplificaron
esta espiral dibujándola linealmente ó como un caracol:

Fig. 14. “Manta del agua” en el Códice Magliabechiano.

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Mucho hay por conocer del quincunce aún y de la metafísica a él asociada.
Matemáticamente es posible analizar esta forma geométrica considerando al valor de la
Df como factor de escala y multiplicándole por la medida de la tonalpohualli para
conocer sus propiedades como cifra:

Df = log(5)/log(3) = 1.4649
1.4649 × 260 = 380.874

Df = log(4)/log(3) =1.2618
1.2618 × 260 = 328.068

Dado que la multiplicación de la medida de la tonalpohualli por Df oscila alrededor


de la medida del año solar, se localiza el promedio:
380.874 + 328.068 = 708.942
708.942 ÷ 2 = 354.471
La cifra promedio es muy cercana a la medida del año lunar:
354.471 ÷ 29.5306 = 12.0035 lunaciones
354.471 ÷ 12 = 29.53925

Un año lunar se puede graficar perimetralmente como un cuadrado de 3 lunaciones


de medida por lado, dividido en 9 lunaciones cuadradas; es decir, una lunación cuadrada
graficada es 9 veces menor que un año lunar cuadrado.

A partir de 1975, Mandelbrot popularizó el término fractal y desde entonces


algunos estudiosos intuyeron que la matemática tolteca podría estar relacionada con la
geometría recién sistematizada; la concepción tolteca del suceder en el espacio-tiempo
ha dado apoyo a esa intuición. Todo ciclo astronómico ó cronométrico presenta una
estructura de despliegue análoga, analizable en 360 momentos. Ningún ciclo natural
puede ser medido en números enteros con una sola base de numeración, por lo que un
ciclo dado es reunido en repeticiones de 260; establecido un ciclo como unidad, por
ejemplo el día, se procede a contar con esa unidad a otro ciclo, por ejemplo el del año
trópico; dado que el año solar se expresa en días y fracciones de día, se toma al año
como nueva unidad métrica y se le reúne en una Cuenta Corta, es decir, se le multiplica
por 260. Un día, un año y un período de precesión son medidos primero en forma
abstracta en cuanto que ciclos matemáticos, y después son medidos en forma concreta
en cuanto que períodos astronómicos. Un día, un año y un período de precesión
contienen, matemáticamente hablando, 9360000 subcategorías, en cronometría y en
astronomía se establece la medida de esas subcategorías en base a la comparación entre
estos ciclos. El astrónomo se basa en la matemática para postular que todo ciclo celeste,
en cuanto período, puede tomarse como graficable al modo de un círculo para
comprender las propiedades de escala que relacionan a un ciclo con otro. El año solar no
forma un círculo perfecto, se le toma como tal para conocer la relación de escala que
hay de un día a un año, tampoco la precesión del eje terrestre forma un círculo perfecto,
se toma como tal para conocer la escala que tiene el año en relación a ese movimiento.

La geometría fractal está íntimamente relacionada con el concepto de número


complejo. En los códices mesoamericanos elaborados sin influencia europea hay
números complejos: un tonalli se escribe expresamente como un par ordenado de

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números reales. Los toltecas han considerado que la medida de un ciclo depende de la
unidad utilizada para medirlo, han alcanzando la conclusión de que todo ciclo es
prácticamente inconmensurable y de que sus modelos matemáticos sólo representan la
escala que los hace diferentes a uno de otro. Ninguna fuente clásica en lengua europea
hará referencia a la matemática tolteca como un álgebra por el simple hecho de que
ambas eran desconocidas por los europeos; en consecuencia, las únicas fuentes
legítimas para acercarse al conocimiento de la matemática mesoamericana son los
códices elaborados antes de la conquista, sus comentarios en lengua indígena y las
inscripciones de cifras que se conocen sobre artefactos y monumentos.

La idea de dualidad.

Para los toltecas, el de dualidad es un concepto fundamental, todo su saber se basa


en él. La matemática tolteca encuentra fundamento en el axioma “todo ente es dual”. El
concepto de cuaternidad se deriva del de dualidad: “cada uno de los 2 aspectos del ente
son a su vez duales”. Un tercer principio está en la base del sistema lógico-matemático
tolteca: “el sujeto que cuenta representa al centro, quinto elemento del todo”.

Si cada uno de los 2 aspectos del ente son a su vez duales, entonces el ente contable
es cuaternario. El ente que cuenta es un ente quinquenario, de ahí que sus relaciones con
el ente contable se representen mediante el número 20.

Siendo idéntica la Unidad al Todo, éste puede simbolizarse especialmente con el


círculo, con el cuadrado, con el cubo, con la esfera y con la espiral. La unidad
geométrica fundamental, el punto, es tan indivisible como la unidad metafísica,
Ometéotl.

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Capítulo 3. Cempohualli, el sistema vigesimal.

El núcleo significativo del Tonalámatl fue establecido durante el formativo


mesoamericano. Hasta donde se tiene conocimiento, fueron los olmecas quienes
inventaron la cuenta de 260 términos: en su esencia las ideas contenidas en el libro son
acervo común de toda persona culta en mesoamérica.

La palabra tonalli tiene diversos significados. Referido a una persona, tonalli


significa “carácter” y “destino”; en relación a un ciclo significa “carga” ó “suerte”. Es
conveniente distinguir las características del tonalli en cuanto que manifestación
fenoménica, de los significados del tonalli como símbolo. Un tonalli tiene una
interpretación astronómica ó cronométrica, además de sentido como símbolo en la
mitología y en la metafísica. De este modo, por método, para comprender el mensaje de
un pictograma se atiende en primer lugar al número que representa junto con sus
asociaciones geométricas y después a las asociaciones figurativas y empíricas con todo
y su simbolismo.

Los términos de la veintena son agrupables en 2 tipos: diurnos (celestes,


masculinos, luminosos, solares, verticales) y nocturnos (terrestres, femeninos, oscuros,
lunares, horizontales), mas se entiende que todo número es, como ente, dual, lo mismo
diurno que nocturno. Difieren entre sí los 20 números, y son agrupables también, por el
rumbo ó dirección a que pertenecen; al grupo solar corresponden los números que se
orientan hacia el este y hacia el sur, al grupo lunar los orientados hacia el poniente y
hacia el norte. Con 4 cifras se cuentan los puntos cardinales y las horas principales; el
primer número de la veintena indica oriente, el segundo norte, el tercero poniente y el
cuarto sur, esto es, en secuencia inversa en relación al movimiento aparente del sol.
Dado que la tonalpohualli se compone de 20 trecenas, a cada una corresponde un rumbo
de acuerdo a su posición en el sistema vigesimal, a la primera el oriente, a la segunda el
norte, etc. De los 20 logogramas, ó signos de la veintena, se pueden deducir las
características de los 260 tonaltin de la Cuenta de los días y de los destinos. Además de
su valor matemático, cosmológico y cosmográfico, cada una de las cifras de
cempohualli revela sentido en la Teología, en la Ontología, en la Antropología y en la
Ética.

Considerando que el sistema vigesimal es patrimonio común de los pueblos


mesoamericanos junto con la idea de dualidad, es posible afirmar que los valores
fundamentales asociados a cada uno de los términos de la veintena son constantes e
independientes de la nomenclatura y la mitología propias de cada una de las culturas del
Anáhuac en que se expresó el sistema.

Cada número recibe una personificación. En el caso de los logogramas, ya de por sí


asociados a una imagen, la “personalidad” de cada número se expresa por sus regentes.

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Caimán (1):

Regencia: Tonacatecuhtli-Tonacacíhuatl. Señor y Señora de nuestro sustento y de


nuestra carne.
Imagen teológica: Manifestación de la Palabra Divina que separa al Cielo de la Tierra.
Creación. Génesis.
Cosmología: Origen del universo. Oposición Cielo-Tierra. Omeyocan.
Cosmografía: Plano terrestre; hemisferio del que el observador se sitúa como centro.
Oriente.
Color: Amarillo.
Ontología: Principio. Contraste entre materia y Espíritu. Luz.
Dedo: Pulgar de la mano derecha ó meñique de la mano izquierda.
Biología: Hígado. Sistema digestivo.
Zona energética: Plexo solar.
Aspecto astral: Vigilia.
Zona psíquica: Sentido común.
Virtud: Bondad.

En el Tonalámatl, el Cipactli encabeza lo mismo a la veintena que a la


tonalpohualli. Caimán se sitúa en el primer lugar de la numeración vigesimal, por lo
que corresponde al entero número 1. El número 1 representa a Ometéotl, el Dios Dual,
que se despliega en las personalidades de Tonacatecuhtli-Tonacacíhuatl, Señor y Señora
de los Mantenimientos, para aparecer como regente de este signo y de la primera
trecena del Libro de los días. En la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, obra
escrita en español y atribuida a fray Andrés de Olmos, se dice:

“… parece que tenían un dios al que decían Tonacatecli (Tonacatecuhtli), el


cual tuvo por mujer a Tonacaciguatl (Tonacacihuatl)…, los cuales se criaron y
estuvieron siempre en el treceno cielo…(y)… engendraron cuatro hijos…”.9

9
León-Portilla (1966), p. 157

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Figura 15. Tonacatecuhtli, regente del signo Cipactli, en la versión del Códice Ríos, frente a él
se encuentra la primera pareja humana.

En los códices Telleriano Remensis y Vaticano 3738 se identifican a Tonacatecuhtli


y a su consorte como regentes de la primera trecena del Tonalámatl, llamada Ce-
Cipactli ó 1-Caimán, el intérprete de estos libros, Pedro de Ríos, escribe:

“Estas son las figuras que hemos dicho, y esta primera y mayor de
Tonacatecotle, es la del primer señor, que dicen que hubo el mundo, y que
cuando le plujo sopló y dividió el agua del cielo y de la tierra, que estaban
antes todos juntos y confusos, y que él ha puesto como son ahora: así lo
llamaban señor de nuestros cuerpos y de la abundancia, y que les daba
cualquier cosa, y por esto lo representaban con sólo la corona”.10

Figura 16. Tonacacíhuatl, comparte femenino de Tonacatecuhtli


y corregente de la trecena Ce-Cipactli en el Códice Ríos.

En el Códice Vaticano 3738, Tonacatecuhtli, el aspecto masculino de Ometéotl,


se acompaña por un personaje femenino que ostenta los atributos de Xochiquétzal y que
es identificado por el comentarista como Tonacacigua. Según la Historia de los
Mexicanos por sus pinturas, Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl engendraron cuatro hijos,

10
Seler (1963), T. I, p. 65

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los cuales pasados 600 años de su nacimiento acordaron encomendar a Quetzalcóatl y a
Huitzilopochtli a que “ordenasen lo que habían de hacer, y la ley que habían de tener”.
Los comisionados crearon al fuego y a medio sol, a un hombre y una mujer a los que
dieron el maíz, hicieron también días, meses, años, al inframundo con su pareja divina,

“… y luego criaron los cielos, allende del treceno, y hicieron el agua, y en ella
criaron a un peje grande que se dice cipoa quactli ( Cipactli ), que es como
caimán, y deste peje hicieron la tierra…”.11

Figura 17. Oxomoco y Cipactonal según el Códice Borbónico.

De los mitos se desprende que la noción de Principio se relaciona en Cipactli con


la Creación del Cosmos, de la especie humana y de la civilización. De acuerdo con el
mito, Ometéotl generó a la primera pareja humana, directamente con su Palabra o por
intermedio de otros dioses, en las personalidades de Oxomoco y Cipactonal. Cipactli se
relaciona con la Creación de la naturaleza, de los humanos y de la cultura.

En la cronometría, el número 1 se relaciona con el cenit, punto de partida del conteo


astronómico de períodos celestes, que siendo rumbo propio de Ometéotl toma el nombre
de Omeyocan, residencia del Dios Dual ubicada en el treceno cielo. Contando al día
natural por el amanecer el 1 señala oriente y color amarillo. 1 significa
astronómicamente sol al amanecer ó sol a mediodía. El plano terrestre está también
representado en el 1, pues a partir de él se cuentan los niveles celestes y los
inframundanos; al asociarse con este plano Ometéotl toma el nombre de Tlaltecuhtli,
Señor de la Tierra, como al vincularse con el Sol toma el nombre de Xiuhtecuhtli, Señor
del Fuego. El número 1 representa además a Mictlantecuhtli y a su lugar de residencia,
el Mictlan, que coincide con el nadir y el rumbo norte de color negro; el inframundo
puede tomarse como el primer nivel de la realidad, contando a partir de él 9 niveles
hasta el plano terrestre y después 13 niveles hasta el Omeyocan. Según la perspectiva de
localización, 1 se asocia con: oriente, plano terrestre (primer nivel de los cielos,
contando de abajo hacia arriba y primer nivel del inframundo, contando de arriba hacia
abajo), Omeyocan ó cenit (primer nivel celeste contando de arriba hacia abajo) y con
Mictlán ó nadir (primer nivel del cosmos contando de abajo hacia arriba). Dibujado
como un animal carnívoro, Cipactli denota Tierra y considerado como factor inicial de
conteo significa Centro (de la Tierra, del plano terrestre y cenit).

11
León-Portilla (1966), p. 96

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Figura 18. Representación esquemática de los niveles celestes e inframundanos,
las líneas horizontales dibujan al plano terrestre.

La cabeza de Cipactli es siempre retrato de un “monstruo mítico”; el pictograma


presenta necesariamente un ojo abierto y fauces dentadas, apareciendo en el Tonalámatl
dibujado de perfil. Se trata de un carnívoro; el animal en sí representa la oposición de lo
sólido con respecto a lo fluido (en particular de la Tierra con respecto al Agua) y de la
Tierra (el abajo) en relación al Cielo (el arriba, Aire, Fuego). El rasgo distintivo en el
dibujo de la cabeza de Cipactli es la ausencia de mandíbula inferior. Figurado como
caimán ó cocodrilo, el animal es una imagen de la superficie montañosa de la tierra que
sobresale de las aguas del mar y del árbol que une a la Tierra con el Cielo (axis mundi).
Llámese al Inventor Ometéotl, Quetzalcóatl ó Tezcatlipoca se le nota expresamente
indicado en el ojo del Cipactli. El ojo-estrella es lo celeste con respecto a los dientes
que representan a lo terrestre.

Figura 19. Cipactli dibujado como árbol en el Códice Laud.

Los dientes aluden a la alimentación, a la carne y a la sangre, se pintan contrastando


un color claro con un oscuro (blanco y rojo), del mismo modo que las representaciones
de los cuchillos de pedernal. Mediante la nutrición sostiene el viviente su materialidad y
su vida, simbolizadas por la carne y por la sangre. El sacrificio, la muerte y el
renacimiento están aludidos por los dientes. En el mundo animal, unos vivientes
devoran a otros y todos son devorados por la Tierra en tanto que organismos. De la

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Tierra brotan los vivientes y los alimentos. Los dientes contrastan lo sólido con lo
líquido y lo frío con lo caliente. La tierra fértil es el principal objeto natural de
referencia para Cipactli. La superficie de la Tierra es nutricia, el interior de la Tierra es
gestante.

Interpretado como reptil, Cipactli sugiere la superposición del plano terrestre al


plano acuático y a la inversa. Es posible que el dibujo de la cabeza carente de mandíbula
inferior figure la presencia de Cipactli al acecho, como un cocodrilo ó caimán que
permanece con las fauces abiertas, semioculto en el agua, esperando a su víctima;
imagen de la Tierra montañosa que flota sobre las aguas del mar. En otra perspectiva,
los reptiles (particularmente las serpientes) sugieren lo acuático superpuesto a lo
terrestre. En la metafísica, el plano acuático refiere al nahual, como el plano terrestre
indica tonal. La conciencia acuática intuye a las masas líquidas como madre nutricia y a
la Tierra como madre castrante (boca dentada).

Si los aspectos de la realidad se imaginan con forma de plano circular en la


segunda dimensión y de esfera en la tercera, en la cuarta dimensión (el tiempo) la Luz
impenetra a la esfera chocando y reflejándose en la materia (lo oscuro). El tiempo
(cronológico ó existencial) no es otra cosa, desde esta perspectiva, que la medida del
lapso durante el cual la Luz permanece atrapada por la materia. El reflejo de la Luz
constituye el proceso evolutivo de la conciencia, la vivencia conciente humana media
representa una de las tantas etapas por las que pasa la Luz en su viaje de retorno al
Origen. Al caer los elementos del cuerpo carnal atraídos por la fuerza gravitacional
activa en el mundo físico, la conciencia tiende a separarse de ellos para reconocerse
libre como dualidad. Los ojos son signo de luminosidad y estrella: sobre la Tierra
(constitución física), el Agua (vida); sobre el Agua el Aire (pensamiento); sobre el Aire,
el Fuego (Espíritu). A la conciencia sólo puede reconocérsele arbitrariamente un
principio en el tiempo y en el espacio. La vida biológica está condenada a la caída y por
ésta puede reconocerse la tendencia ascendente de la vida espiritual que no tiene ni
principio ni fin espacio-temporal.

Cipactli, con ojo y dentado, conglomera alegóricamente imágenes que aluden a


la Substancia, que es Origen y Principio ó Fundamento de la totalidad de las cosas.
Como Substancia Cipactli es citlalli (estrella, fuego, idea) que vibra (palabra, aire,
pensamiento), que proporciona la vida (alma, agua, imaginación) y que la sostiene
(cuerpo, tierra [tlalli], instintividad). Como Origen, Cipactli canta a la creación del
universo y del hombre. Como Principio este primer logograma señala causa y fin del
movimiento (emanación y retorno de la Luz a su fuente). Cipactli es presupuesto de
todo ser y de todo saber; todo ser y todo pensar son duales y vienen de la Dualidad
(Ometéotl). Recuperar la conciencia de dualidad es la misión de la conciencia que al
menos una vez pasa por ser conciencia humana. La vida en el plano terrestre se
encuentra plagada de peligros y de sufrimientos. Desprenderse del plano terrestre
dirigiendo la visión interior hacia la Luz es la enseñanza que transmite Cipactli. Sólo
mediante la introspección y el autoanálisis la conciencia puede abrirse paso rumbo hacia
la verdadera vida. Cipactli revela la presencia de Ometéotl en todos los planos de la
conciencia, Él-Ella es quien habita en el interior del Cielo, en el ombligo de la Tierra y
en la región de los descarnados.

Psicológicamente, Cipactli se relaciona con la firmeza de carácter. La superficie


de tierra que sobresale al mar, sugiere lo estable en oposición a lo móvil. Cipactli avisa

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con la cabeza de la preeminencia de lo alto con respecto a lo bajo (y de lo anterior con
respecto a lo posterior). Una personalidad estable y preeminente es también generosa;
produce lo suficiente y lo reparte con justicia. Pez, sierpe ó lagarto, Cipactli funge como
imagen de los órganos sexuales, particularmente de los femeninos, y por tanto también
es símbolo de fecundidad, abundancia y goce. Al respecto del concepto de bondad,
íntimamente relacionado con el Cipactli, el doctor Miguel León-Portilla escribe en su
“Breve vocabulario filosófico náhuatl”:

(IN) QUALLOTL, IN YECYOTL: la conveniencia, la rectitud. Idea náhuatl


de la bondad moral. Quállotl, derivado del verbo, qua, comer, significa
originalmente “la comibilidad” o “capacidad asimilativa de algo”. Se
indica así que lo bueno es ante todo lo asimilable, lo que puede enriquecer
al propio yo, y nada parece más asimilable que el alimento. De aquí que
hayan tomado abstractamente esta idea los nahuas para señalar el primer
aspecto de la bondad. El segundo rasgo que la define, se refiere a lo bueno
en sí mismo: algo es conveniente, porque es recto (yectli), forma concreta
de yécyotl. Así, lo bueno moralmente presupone dos elementos: rectitud
en sí y conveniencia en relación al hombre (…) Como derivado del
difrasismo anterior se halla la forma concreta in qualli, in yectli, a modo
de adjetivo que califica de buena una conducta o hecho. Puede también
mencionarse una forma locativa Qualcan, yeccan, “lugar conveniente,
recto”, o sea, bueno; que los filósofos nahuas buscaban en sus
meditaciones sobre el más allá.12

Los días regidos por el signo de Cipactli son considerados de buena fortuna. En la
Historia de Sahagún, se dice que a la criatura nacida bajo este signo “luego le
bautizaban y le daban el nombre del signo llamándole cípac”. Durán informa que:

“…al que nacía en este signo primero decían que había de ser hombre para mucho
de mucho ánimo y fuerza gran trabajador gran cultivador de tierras gran guerrero
mercader guardador de su hacienda amigo de multiplicalla enemigo de la ociosidad
amigo de estar siempre ocupado no desperdiciadores ni prodigos trafagadores
negociantes”.13

Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl son dioses nutricios, patronos del maíz y de los


alimentos, rigen sobre lo asimilable. Lo bueno, lo correcto y lo útil son lo alimenticio
para el conocer, el querer y el obrar. El hígado, representado por Cipactli en el Códice
Vaticano 3738, se toma como símbolo para indicar la idea de asiento físico de la
voluntad y lugar de la digestión ó, más precisamente, de la asimilación. El hígado es el
órgano que representa el discernimiento, el lugar en donde se descubre lo verdadero y lo
conveniente. Por hígado debe entenderse el anatómico, pero sobre todo el simbólico, el
Centro de asimilación ó sitio en donde se concentra la actividad recolectora de energía
que mantiene con vida tanto al organismo como a la voluntad y al entendimiento, este
lugar es el plexo solar, tal y como se le representa al hígado en el códice citado. Lo que
es conveniente ó recto, nutritivo ó asimilable se reconoce con facilidad una vez que se
ha purificado el sentido común. El plexo solar además de región anatómica debe
considerarse en su calidad de lugar de distribución de la energía de vida.

12
León-Portilla (1966), p. 387
13
Durán (1995), p. 234

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Ehecatl (2) Viento.

Regencia: Quetzalcóatl. La Serpiente Emplumada. Dios del Viento.


Imagen teológica: Soplo Divino. La Palabra. Creación del
género humano. Iluminación.
Cosmología: El espacio. Cielo. Noche. Venus.
Cosmografía: Norte. Sol en el nadir. Centro de la Tierra. Mictlan.
Color: Negro.
Ontología: Pensamiento. Cultura. Idea. Espíritu.
Dedo: Índice de la mano derecha ó anular de la mano izquierda.
Biología: Aliento. Sistema respiratorio.
Zona energética: Plexo cardíaco. Garganta.
Aspecto astral: Razón.
Zona psíquica: Intelecto. Pensamiento dirigido, analítico y sistemático.
Virtud: Elocuencia.

Cuando llegó a la orilla del mar divino,


al borde del luminoso océano, se detuvo, lloró.
Tomó sus aderezos y se los fue revistiendo
su atavío de plumas de quetzal, su máscara de turquesas.
Y cuando estuvo aderezado, él por sí mismo se prendió fuego,
y se encendió en llamas…
Y es fama que cuando ardió, y se alzaron ya sus cenizas,
también se dejaron ver y vinieron a contemplarlo
todas las aves de bello plumaje que se elevan y ven el cielo:
la guacamaya de rojas plumas, el azulejo, el tordo fino,
el luciente pájaro blanco, los loros y los papagayos
de amarillo plumaje y, en suma, toda ave de rica pluma.
Cuando cesaron de arder sus cenizas
ya a la altura sube el corazón de Quetzalcoatl.
Lo miran y, según dicen, fue a ser llevado al cielo
y en él entró. Los viejos dicen que se mudó en lucero del alba,
el que aparece cuando la aurora. Vino entonces,
apareció entonces cuando la muerte de Quetzalcoatl.
Esta es la causa de que lo llaman El que Domina en la Aurora.
Y dicen más, que cuando su muerte, por cuatro días sólo
no fue visto, fue cuando al Reino de la Muerte fue a vivir,
y en esos cuatro días adquirió dardos y, ocho días más tarde,
vino a aparecer como magna estrella. Y es fama que hasta entonces,
se instaló para reinar.14

14
Silva y Hernández (1990), pp. 53-55

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Figura 20. Ehécatl-Quetzalcóatl en el Códice Ríos.

La segunda cifra de la veintena se retrata en el Tonalámatl como Ehécatl-


Quetzalcóatl. El tema de la representación del logograma es antropomorfo en la mayoría
de los amoxtli, en ocasiones porta tocado y joyería, puede dibujarse barbado y casi
invariablemente aparece con máscara de forma “pico de pato”; la presencia de la boca,
y particularmente de los labios, se enfatiza de este modo en el conjunto de los elementos
del rostro. A diferencia de Caimán, Ehécatl suele dibujarse con orejas. El ojo de
Ehécatl a veces se pinta “muerto”, es decir, desorbitado, indicando contemplación
(unión ojo-estrella). Localizado al norte, rumbo de la oscuridad y del frío, se lee como
Viento y Noche (Yohualli-Ehecatl), invisibilidad e inasibilidad. En algunos libros se
pinta a Ehécatl simplemente como una serpiente emplumada.

Figura 21. Ehécatl-Quetzalcóatl en el Códice Laud.

Está escrito, en la Historia de los Mexicanos por sus pinturas, que


Tonacatecuhtli y Tonacacíhuatl, la pareja divina original, engendraron cuatro hijos, al
tercero de los cuales “llamaron Quizalcoatl (Quetzalcóatl), y por otro nombre
Yagualiecatl (Yoalli Ehécatl)”. Román Piña Chan escribe sobre Ehécatl:

“…al cambiar la sociedad y hacerse más guerrera e imperialista, basando su


poder en el militarismo y las conquistas, cambió también la religión y las ideas,
pasando el dios al plano de la leyenda, y sus sacerdotes divinizados al plano del
dios pero bajo una nueva forma. De este modo Quetzalcóatl se volvió hijo del

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Cielo y de la Tierra, de la pareja primordial, de Tonacatecuhtli y de
Tonacacíhuatl; se le ubicó en el treceavo Cielo, en el mítico Tamoanchán…junto
con Huitzilopochtli ordenó el mundo y las cosas; a la vez que confundido con los
semidioses, con las figuras mitológicas de sus sacerdotes antiguos, especialmente
con Topiltzin, se transformó en Ehécatl o dios del viento, cuya figura fue la más
adorada en tiempos cercanos a la conquista española”.15

El mismo autor ubica en Xochicalco el nacimiento del culto a la Serpiente


Emplumada desde donde se difunde a toda mesoamérica. Los sacerdotes de este culto
tenían el mismo nombre que su dios y se les tenía por divinos, sobre todo después de
muertos.

Figura 22. Quetzalcóatl en el Códice Ríos.

El Dios es nombrado Ometéotl, Quetzalcóatl se llama al sacerdote de su culto.


En el mito, Quetzalcóatl es el dios Inventor de los hombres y del cómputo del tiempo,
así como el creador de las artes y oficios. Se suele identificar a Quetzalcóatl
astronómicamente con la luna y con venus. Sabio conocedor del movimiento de los
astros, gobernante y director religioso, inventor del la ciencia y del arte, es Ehécatl. La
religión de los sacerdotes de Quetzalcóatl es la Sabiduría. Es sabio Ometéotl, el
Inventor de Sí mismo; su palabra y poesía, sus flores y cantos son Quetzalcóatl, como la
lluvia vienen del cielo, como la nube viven en él, como el relámpago y el trueno nos
despiertan e iluminan. El que hace de sí a Quetzalcóatl, el que endiosa su corazón, el
que dialoga con su corazón es el tolteca, el sabio-artista.

Nada les era difícil de hacer.


Cortaban las piedras preciosas,
trabajaban el oro,
y hacían toda clase de obras de arte
y maravillosos trabajos de pluma.
En verdad eran experimentados.
El conjunto de las artes de los toltecas,
su sabiduría, todo procedía de Quetzalcóatl…16

15
Piña Chan (1977), p. 65
16
León-Portilla (1984), p. 72

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Ometéotl es invisible como el viento e inaprensible como la noche, de Él sólo se
escucha su cántico: Quetzalcóatl, la manifestación dinámica de la creación. El
movimiento viene con la Palabra Suprema; el Soplo Divino mueve a los mundos que
giran en vórtices. Quetzalcóatl es la Voluntad expresada por el Supremo Soplo, lo que
separa a las Aguas de arriba de las de abajo y derrota con su Luz a las Tinieblas. En el
plano terrestre la Serpiente Preciosa se traslada horizontalmente, es la tierra fértil y el
agua. En el plano celeste la Serpiente Emplumada es un meteoro: torbellino (Aire), nube
(Agua) ó rayo (Fuego). Viento es símbolo de la cultura, como Caimán lo es de la
naturaleza. Viento avisa sobre la preeminencia de la palabra y connota inmediatamente
autoridad ó supremacía.

En la numerología aplicada a la práctica adivinatoria, la cifra 2 significa


principalmente desdoblamiento y oposición. El desdoblamiento estático es la repetición,
el puro reflejo; en contraste con el desdoblamiento dinámico: la reacción, la
multiplicación, la adición, el incremento. La oposición puede ser lo mismo conceptual
que física; es opuesto tanto lo contrario como lo contradictorio, es opuesto también lo
complementario y lo recíproco; es opuesto el obstáculo y la dificultad. Lo dual es
también lo lateral y lo inverso.

Todos los opuestos se resumen en la dualidad. Si 1 es lo absoluto, 2 es lo relativo.


Si el 1 es el punto, el 2 es su proyección en la línea; si el 1 es lo recto, el 2 es lo curvo;
si 1 es lo vertical, 2 es lo horizontal. Si el 1 es monodimensional el 2 es plano. Si 1 es lo
espiritual, 2 es lo psicofísico; si el 1 es masculino y diestro, el 2 es lo femenino y lo
siniestro. El 2 es 1, pues la unidad es bivalente ó bilateral. Lo Uno es inconcebible sin lo
Otro, ambos son aspectos del Todo que es Unidad Trascendental.

La dualidad en Quetzalcóatl se presenta de modos diversos en la mitología. Como


hijo de Ometéotl, la Serpiente Emplumada es uno de los 4 Tezcatlipocas (uno para cada
color y rumbo del espacio); en la religión popular, Tezcatlipoca (el jaguar) es el rival ó
enemigo de Quetzalcóatl, el primero es concebido como un dios de la materialidad (de
los bienes que pueden adquirirse y perderse) y de la guerra, el segundo es un dios de la
espiritualidad y del saber. En la religión popular se tomó a Tezcatlipoca como patrón
del Telpochcalli (la escuela militar) y a Quetzalcóatl como protector del Calmecac (la
escuela sacerdotal). La dualidad Quetzalcóatl-Tezcatlipoca aparece como oposición
sobre todo de lo luminoso con respecto a lo oscuro y de lo alto en relación a lo bajo.
Como padre del género humano, Quetzalcóatl tiene a su comparte en Quilaztli-
Cihuacóatl, que no es sino otro nombre para Xochiquétzal, ó más precisamente, para
Tonacacíhuatl. Además de la dualidad masculino-femenino es notable el
desdoblamiento ó proyección de Ometéotl en Quetzalcóatl en una relación dual
subordinado-supraordinado donde lo subordinado (el hijo) se protege e identifica con lo
supraordinado (el padre). El ansia de refugio y de unificación que vive la conciencia se
puede ilustrar con este fragmento de los Anales de Cuauhtitlán (traducido por el doctor
Miguel León-Portilla):

“ Y se refiere, se dice
que Quetzalcóatl, invocaba, hacía su dios a algo (que está) en el
interior del cielo,
a la del faldellín de estrellas, al que hace lucir las cosas;
Señora de nuestra carne, Señor de nuestra carne;
la que está vestida de negro, el que está vestido de rojo;

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la que ofrece suelo (o sostiene en pie) a la tierra, el que la cubre
de algodón.
Y hacia allá dirigía sus voces, así se sabía, hacia el lugar de la
Dualidad, el de los nueve travesaños con que consiste el Cielo…” 17

El cometido místico de la vida humana es el de identificar a la conciencia con la


Dualidad, fundiendo el ojo con la Luz en la contemplación de la Verdad. La Serpiente
Emplumada expresa unión de los contrarios, unidad de lo alto con lo bajo.
Arquetípicamente sugiere lengua y labios (la palabra), no lo sólido ni lo líquido sino lo
gaseoso, no lo material sino lo espiritual, lo sublime en oposición a lo carnal, lo clásico
(el pensamiento) en oposición a lo romántico (la pasión). Viento es símbolo de nobleza,
de autoridad, de sabiduría, de bondad y de amor, de inteligencia y amabilidad. Rige
sobre la comunicación, los intereses teórico-espirituales y la creación estética (en
particular sobre la literatura). Quetzalcóatl es emblema del heroísmo e imagen de la
verdadera naturaleza del hombre. Ehécatl vive en aquel que dice in qualli tlahtolli, in
yehuatl in ehualoni, in ihtoloni, la buena palabra, aquella que eleva, la que explica18, in
huel ihtoloni, in huel tenehualoni, in ahmo tlahtlacoloni, la bien dicha, la bien expuesta,
la que no causa daño19. En los huehuetlahtolli se aconseja:

Yhuan huel xitenotza, huel xitetlatlauhtli xiteixtili, xiteymacaci, xitetlacamati,


xitetlazotla yehica yc tinemiz, yc tihcaz [Y háblale bien a la gente, ruégale
mucho a las personas, respétalas, témelas, obedécelas, ámalas, porque así vivirás,
así estarás de pie].20

En el mismo discurso, se añade en relación al cuidado en el uso de las palabras:

Intlacamo motlahtohuayan ahmo tehua(tl) titlahtoz, ahmo tinahuatiz, zan


timocahuaz. Auh intla no tehuatl motlahtohuayan, ahnozo titlatlaniloz, zan
melahuac inic titlahtoz, ahtle tiquiztlacaihtoz, ayac ticchicoihtoz. Huel
ticnehmachiliz immotlahtol inic titlananquiliz, zan tecpilhuetziz immotlahtol
yc timahuizoloz [Si no es tu momento de hablar, tú no hablarás, no dirás nada,
sólo callarás. Y si también es tu ocasión de hablar o de que seas interrogado,
sólo así hablarás con rectitud, ninguna falsedad dirás, de nadie murmurarás.
Harás tu palabra muy prudente para responder, no como tonto, tampoco como
un soberbio. Al hablar, al responder, que sólo caiga con nobleza tu palabra,
así serás honrado]21

La palabra noble es regalo divino, nace de la actitud conciente del que se identifica
como instrumento del Ser. La palabra es también tributo, ofrecimiento que se hace al
Dueño del Cerca y del Junto, motivo que honra al hombre y al dios.

17
León-Portilla (1966), p. 90
18
León-Portilla y Silva (1991), pp. 56-57
19
Ibid., pp. 74-75
20
Ibid., pp. 54-55
21
Ibid., pp. 64-65

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Calli. (3) Casa.

Regencia: Tepeyóllotl. Corazón de la montaña.


Imagen teológica: Presencia de Quetzalcóatl en la mente de Ometéotl.
Cosmología: La noche. Luna. Planeta.
Cosmografía: Poniente. Acceso al Mictlan. Cueva, caverna, gruta. Interior de la Tierra.
Color: Rojo.
Ontología: Ser inmanifestado.
Dedo: Medio de cualquier mano.
Biología: Cabeza. Tórax. Útero. Glóbulos oculares.
Zona energética: Entrecejo.
Aspecto astral: Nahualli. Ello.
Zona psíquica: Memoria. Fantasía.
Virtud: Reserva.
¿Acaso voy a mi casa? ¿Acaso con él iré?
¡También vino a cortarse mi vida en la tierra!
¡Sé tú, dios, para mí: moldéame!
¡Recrea tu pecho, apláquese tu corazón, alégrese tu corazón!

Cantares mexicanos.22

Figura 23. Tepeyollotli en el Códice Ríos.

22
Garibay (1971), p. 148

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Casa es imagen de resguardo, seguridad, oscuridad, memoria, recogimiento, hogar,
habitación, incubación, fuego, nutrición, economía y linaje. Por su lugar en la veintena
corresponde al número 3 que, representado geométricamente en el triángulo, alude a lo
feminal y a lo ígneo. Cosmológicamente, Calli indica interior de la Tierra (Abajo,
Mictlan), el lugar de descenso más profundo de la Luz, el de la decadencia, de la noche,
de la muerte y de la gestación. El regente del logograma es Tepeyóllotl, el jaguar
“Corazón de la montaña”, emblema del Sol del inframundo ó nocturno.

La Luz que fluye del Sol astral (el no-físico) viaja hasta quedar atrapada por la
materia en el inframundo. La Tierra así inseminada está lista para hacer brotar la vida
sobre el plano terrestre. La vida orgánica se da gracias a la interacción adecuada entre el
Sol (Fuego), la Tierra, el Agua y el Aire. Figurativamente, los elementos cósmicos se
organizan de acuerdo a la densidad, la Tierra es el más bajo ó pesado, sobre ella se
localizan sucesivamente el Agua, el Aire y el Fuego. La Luz astral en su retorno hacia la
fuente arrastra consigo elementos de densidad más baja dando lugar al desarrollo
evolutivo de los seres; al ascender hasta el plano terrestre aparece la vida orgánica, de la
que el género humano representa la cúspide. Por encima del plano terrestre se encuentra
el plano astral (nahualli) y sobre éste el plano mental, ambos presentan líneas de
desarrollo evolutivo análogas a las terrestres ó del plano físico, en donde especies e
individuos difieren entre sí por su grado de perfeccionamiento. La Vida inserta en el
mundo físico, pasa después al astral con la muerte del organismo y luego al plano
mental con la infuncionalidad de la envoltura astral; el objetivo final del Principio de
Vida es alcanzar su reunión con el Fuego, en el plano causal. Cada uno de los niveles
del cosmos puede simbolizarse a su modo como Calli.

En el plano causal habita Ometéotl, que con el nombre de Quetzalcóatl desciende al


inframundo para crear a la humanidad. En el inframundo, Ometéotl toma el nombre de
Mictlantecuhtli, Señor de los muertos, pues el Mictlan es la “casa común”, el lugar en
donde residen los descarnados, si se quiere, el mundo mineral. El plano terrestre es
hogar de los vivientes, en él Ometéotl es llamado Tlaltecuhtli, Señor de la Tierra. Si se
considera que el sol físico representa a su modo al Dios Dual, entonces se puede decir
que durante un ciclo solar la divinidad pasa por veinte casas (horas) en cada una de las
cuales recibe un nombre distinto.

El cuerpo humano y cada una de sus partes también son casas. Más allá del
organismo, la conciencia del hombre pasa por reconocer diversos tipos de refugio: en
primer lugar el vestido, la caverna, la choza. Por las grutas se penetra al seno de la
Tierra, nuestra madre, allí se encuentra la protección del calor, del fuego: escudo frente
al ambiente hostil, primer cobijo, también símbolo del erotismo, de la violencia y de la
destructividad. La choza evidencia el ser de quien habita en ella, como el vestido
expresa por sí mismo un carácter nacional, familiar e individual.

El hombre interior es en cierto modo el doble sutil del cuerpo físico, su nahualli. El
nahualli es un animal (una fuerza con personalidad propia) ó un meteoro “interior”,
modelo ó arquetipo del hombre individual en el plano terrestre. Tepeyóllotl es lo mismo
el sol inframundano que la conciencia en el “interior” del cuerpo humano. Penetrar en la
conciencia de sí para reconocer más allá de lo físico al alma y al Espíritu es el
movimiento natural y óptimo del ser que evoluciona. Si la Casa indica recogimiento es
para significar meditación, acto de la conciencia que permite reconocer lo objetivo para

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distinguirlo de lo imaginario y aparente, poniéndola en contacto con el Espíritu a través
de la Luz y la Voz internos.

ILNAMIQUI: acordarse, buscar en lo interior. Interesante término empleado


con frecuencia en los poemas para expresar una intensa búsqueda
intelectual en lo más interior de uno mismo. Se trata etimológicamente de
una métafora. Compuesto de elli, hígado y namiqui, encontrar, vale tanto
como “hallar en el hígado”, que junto con el corazón (yóllotl) parecen
haber sido, entre no pocos pueblos antiguos, órganos a los que se atribuía
la virtud de intervenir en el conocer y querer.23

La expresión tlalnamiquini que el Dr. León-Portilla traduce como “encuentra las


cosas con su mente” vale pues por tla(cosas)-ilnamiqui(acordarse)-ni(de), hallar las
cosas en su interior, en el hígado. El tolteca encuentra en su interior mediante una
“intensa búsqueda intelectual”, aquello divino que después se habrá de manifestar como
creación.

Calli, imagen de lo femenino lo es también de la mente conservadora, de la


conciencia de preservación, de la memoria y de la construcción conceptual de lo
histórico. Casa representa la oquedad húmeda, fértil. Es el útero y la herida, la sangre
que mana del corazón animando al cuerpo y la que corre con la guerra para orgullo del
vencedor y de las generaciones que preservan la memoria de la muerte heroica. El
carácter negativo de la Casa habla de una personalidad ensimismada, retraída, tímida,
con actitud introvertida; si en la psicología individual predomina lo positivo entonces
inspirará confianza, fuerza, capacidad protectora y valentía. Por ello los abuelos dejaron
dicho de los nacidos bajo el signo de Calli y de aquellos que le eran fieles:

“…su ventura era ser amigos de encerramiento y de recogimiento quietos


socegados muy serviciales de sus padres queridos de sus parientes enemigos de
peregrinar ni de andar largos caminos y que habían de morir buenamente y en su
casa”.24

“Todos los médicos y las parteras eran muy devotos de este signo, y en sus casas
le hacían sacrificios y ofrendas”.25

En la imagen de la Casa también se encuentra la noción de punto de partida u


origen; la familia no sólo se concentra en la vivienda, se expande en el tiempo y en el
espacio. Los padres son los responsables de la fama de un linaje, de su prestigio, por
ello su trabajo es hermoso aunque difícil:

“El padre de gentes: raíz y principio de linaje de hombres.


Bueno es su corazón, recibe las cosas, compasivo, se preocupa, de
él es la previsión, es apoyo, con sus manos protege.
Cría, educa a los niños, los enseña, los amonesta, les enseña a vivir.”26

23
León-Portilla (1966), p. 382
24
Durán (1995), p. 234
25
Sahagún (1977), p. 354
26
León-Portilla (1966), pp. 222-223

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El gobernante es también como un padre, como una madre; es ejemplo, el
modelo; con su sacrificio preserva la prosperidad del pueblo al que sirve. La nación
como la familia construye su historia en base a la reputación de sus autoridades; de los
gobernantes, de su entrega a la misión que les ha sido confiada, depende el bienestar de
los gobernados. Más aún, en la persona misma el Poder debe estar en manos de la
Voluntad orientada por el Bien, pues es responsabilidad del individuo ser gobernante de
sí mismo y procurarse cuidado.

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Cuetzpallin. (4) Lagartija.

Regencia: Huehuecóyotl. Coyote Viejo. Dios de la danza, la música y la carnalidad.


Imagen teológica: Caída de Quetzalcóatl.
Cosmología: Fuerza gravitacional.
Cosmografía: Sur. Suelo.
Color: Azul.
Ontología: Identidad substancial de todas las formas de energía en el Cosmos.
Dedo: Anular de la mano derecha ó índice de la mano izquierda.
Biología: Órganos genitales. Gónadas.
Zona energética: Abdomen, región umbilical.
Aspecto astral: Libido.
Zona psíquica: Deseo. Apego.
Virtud: Creatividad.

Así andan diciendo los viejos: para que no siempre


andemos gimiendo, para que no estemos llenos de tristeza,
el Señor Nuestro nos dio a los hombres la risa, el sueño,
los alimentos, nuestra fuerza y nuestra robustez y finalmente
el acto sexual, por el cual se hace siembra de gentes.
Todo esto embriaga la vida en la tierra, de modo que
no se ande siempre gimiendo.

Huehuehtlahtolli.27

Figura 24. Huehuecóyotl en el Códice Ríos.

27
León-Portilla y Silva (1991), p. 16

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Cuetzpallin es un reptil carnívoro con extremidades locomotoras. Es el falo que
penetra la Tierra escurriéndose rápida y hábilmente por entre sus orificios; símbolo del
plano terrestre (del número 4 y del cuadrilátero) de la fecundidad y de la abundancia, de
la supervivencia y de la regeneración. Tres de los 20 logogramas representan reptiles:
Cipactli, Cuetzpallin y Coatl, en cuanto reptiles son todos símbolos de la tierra fértil y
del Agua. Cipactli representa primordialmente al plano terrestre como punto de unión
entre lo alto y lo bajo. Coatl simboliza sobre todo al agua terrestre. Tanto el Caimán
como la Serpiente tienen connotaciones sexuales, el primero como cópula, el segundo
como libido particularmente femenina. Cuetzpallin alude especialmente a la libido
masculina. Los reptantes se asocian con el plano astral y con el cuerpo emocional,
vehículo de los deseos ó nahualli. Huehuecóyotl, regente del cuarto logograma, es un
nahual hábil en el desprendimiento astral, que se presenta a sus víctimas con cuerpo
humano y cabeza de canino. Es el seductor masculino que visita a las mujeres durante la
noche invitándolas al placer y al recreo lujurioso. Patrón de la danza, es un chamán, el
experto en la inducción del trance extático; como todos los regentes del sur, se
encuentra relacionado con el uso de substancias tóxicas, ya sea con fines medicinales,
místicos ó recreativos. Normalmente a la Lagartija se le dibuja en dos colores, como a la
mayoría de los númenes del pulque, en rojo y en azul. Esto indica la unidad de la noche
y del día y de lo masculino con lo femenino. Ometéotl, puede decirse, se desdobla en la
Lagartija como Huehuecóyotl y Macuil-Xóchitl (5-Flor). Esta diosa es la líder de los
regentes del sur y su número señala claramente al exceso y por ello al pecado y a la
carnalidad.

El cuerpo físico no es el único vehículo que puede habitar la atención conciente.


También es posible permanecer despierto en el cuerpo astral. El lazo que une a ambos
cuerpos es sutil e íntimo. El cuerpo denso aprende actos y los ejecuta por repetición,
pero no es este vehículo el que sintetiza e interpreta las percepciones; lo que llamamos
mente presenta, además del raciocinio, un nivel reconocible de actividad figurativa y
simbólica, ámbito propio de los deseos: ese nivel es el astral. La caída del Espíritu
(Quetzalcóatl) en la materia está motivada por la placidez y el apetito concupiscente.
Aunque el individuo común dice atender al mundo objetivo, es demostrable que presta
más bien atención a sus fantasías, lo mismo durante el sueño que durante la vigilia. La
conciencia no entrenada tiende a viajar erráticamente de la experiencia sensible al
onirismo y al éxtasis, es decir que pasa de la focalización en el cuerpo denso al astral y
de éste al Espíritu de modo arbitrario y desordenado. El ser humano medio vive tan
ignorante de su fisiología orgánica que es improbable que repare ya no en su fisiología
astral sino en la realidad misma de su nahualli y de las vivencias que éste experimenta.
Durante el reposo natural, mientras el organismo duerme, el cuerpo astral ó nahualli
viaja atraído por la fuerza magnética ó de afinidad. El desprendimiento del astral puede
inducirse intencionalmente mediante actos rituales diversos entre los que destacan la
música, la danza, el coito y el consumo de enteógenos. La carne goza la expansión de la
conciencia, se agita y jadea. La atención abandona momentáneamente al cuerpo físico y
se deja llevar atraída por el Espíritu. A su regreso al plano material la conciencia
conserva aún breve recuerdo de su desprendimiento y busca después del arrobo la
repetición de la experiencia. El chamán experto aprende pacientemente a conservar
memoria de sus aventuras en el nivel astral una vez que regresa al plano físico.

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Figura 25. Cuetzpallin es un signo asociado con la virilidad (Códice Vaticano B).

La energía creativa es idéntica a la energía erótica, si acaso alguna diferencia


puede haber entre estas dos formas de la misma fuerza es sólo de dirección que no de
naturaleza ni de magnitud. Por ello el rumbo sur, al que corresponde el color azul, es de
carácter ambiguo, lo mismo representa los excesos de la carnalidad que la capacidad
estética. La Lagartija, como la Flor, es un emblema del artista plástico (sobre todo del
escultor y del lapidario), del individuo que ha permitido a su corazón endiosarse para
reflejar en sus obras la capacidad inventiva de Ometéotl.

Toltécatl: el artista, discípulo, abundante, múltiple, inquieto.


El verdadero artista: capaz, se adiestra, es hábil;
dialoga con su corazón, encuentra las cosas con su mente.

El verdadero artista todo lo saca de su corazón;


obra con deleite, hace las cosas con calma, con tiento,
obra como tolteca, compone cosas, obra hábilmente, crea;
arregla las cosas, las hace atildadas, hace que se ajusten.

In toltecatl: tlamachtilli, tolih centzon, aman.


in qualli toltecatl: mozcaliani, mozcalia, mihmati;
moyolnonotzani, tlalnamiquini.

In qualli toltecatl tlayollocopaviani;


tlapaccachivani, tlaiviyanchivani, tlamauhcachiva,
toltecati, tlatlalia, tlahimati, tlayocoya;
tlavipana, tlapoppotia, tlananamictia.28

Para el tolteca el número 4 representa al plano terrestre y por ello a la tierra fértil,
al maíz, a la carnalidad y a la riqueza ó abundancia. El artista mesoamericano figuró al
dios de la lluvia nutricia como un escultor que talla en piedra la efigie del dios del maíz.
Por el mito se entiende que el Quetzalcóatl que cae es Tláloc y que el Quetzalcóatl
renacido es Cintéotl. Entre los mayas el cuarto signo es Kan, semilla. El sol nace al
28
León-Portilla (1966), pp. 261 y 363

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amanecer, en la primera hora el sol levanta hasta cenit, en la segunda hora decae hasta
ocultarse por el poniente, en la tercera se sitúa en el nadir y en la cuarta renace. 4, con
sus imágenes asociadas, expresa los conceptos de caída (del espíritu), fecundidad y
muerte-renacimiento.

En la obra de Sahagún se describe a los nacidos bajo este signo como “nervosos,
enjutos, sanos de buena carnadura, diligentes, vividores”, se dice además que “las caídas
no les empecerían, como no empecen a la lagartija cuando cae de alto a abajo, que
ningún daño siente, sino luego se va corriendo.”29

29
Sahagún (1977), p. 350

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Coatl. (5) Serpiente.

Color: Amarillo.
Regencia: Chalchiuhtlicue. La de falda de jade. Diosa del agua terrestre.
Imagen teológica: Agua de Vida.
Cosmología: Espiral espacio-temporal. Nubes. Aguas. Electromagnetismo. Plano astral.
Cosmografía: Oriente. Órbita terrestre.
Ontología: Energía. Vibración. Movimiento.
Dedo: Meñique de la mano derecha o pulgar de la mano izquierda.
Biología: Pene. Clítoris. Columna vertebral.
Zona energética: Plexo sacro.
Aspecto astral: Subconciente.
Zona psíquica: Intuición.
Virtud: Sabiduría (tlamatiliztli).

El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahuma.
Un espejo horadado, un espejo agujereado por ambos lados.
Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son
los códices.
El mismo es escritura y sabiduría.
Es camino, guía veraz para otros.
Conduce a las personas y a las cosas, es guía en los negocios
humanos.
El sabio verdadero es cuidadoso (como un médico) y guarda la
tradición.
Suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la
verdad.30

Figura 26. Chalchiuhtlicue en el Códice Ríos.

30
León-Portilla (1966), p. 65

- 81 -
La serpiente aparece como tótem de la civilización mesoamericana desde sus
orígenes, registrados en el horizonte de la cultura olmeca. El panteón nahua reúne a un
extenso conjunto de deidades serpentinas entre las que destacan: Quetzalcóatl, Mixcóatl,
Chicomecóatl, Xiuhcóatl y Caotlicue. El reptil aparece representado en el Tonalámatl de
perfil, con un ojo visible, y dentado; en contraste con Cipactli, el reptante muestra
claramente en el glifo la mandíbula inferior y en ocasiones es dibujado de cuerpo
entero, lo que constata y facilita su identificación zoológica. Como en otros logogramas,
la cabeza de Coatl es la del Inventor de Sí Mismo. Reptil significa Tierra como plano
terrestre, como planeta y como materia en estado sólido. La serpiente es imagen de
ondulación, vibración, rotación y espiralidad. Las fauces dentadas indican paso al
inframundo. Es definitivo que hay en la serpiente, como en Cipactli y en Cuetzpallin, un
aspecto de la misma que se relaciona con lo terrenal. La productividad agrícola preparó
y sostuvo el advenimiento de la civilización. La tierra fértil, al parecer, fue el primer
dios serpiente. Se ignora el nombre que recibió la serpiente terrestre entre los olmecas,
en náhuatl tenemos advocaciones serpentinas de la tierra en Coatlicue y Chicomecóatl.
El reptil como patrón de la fertilidad, los alimentos y del maíz llevó a la asociación de la
serpiente con el agua terrestre que en náhuatl se llama Chalchiuhtlicue. Los productos
vegetales de la tierra se tiñen del verde-azul del Agua que en estado sólido es
chalchihuitl (jade). La serpiente acuática es preciosa en su color esmeraldino. Coatl
representa en la secuencia de la veintena a la serpiente agua-terrestre, Ehécatl retiene
para sí la asociación de la serpiente al cielo, ya sea como Mixcóatl, como Quetzalcóatl
ó como Xiuhcóatl.

La Luz representa Energía, la Oscuridad, materia. La serpiente-tierra se mueve en


ciclos espirales, su manifestación energética es la fuerza gravitacional. La locomoción
reptante de la sierpe enfatiza el contacto de los habitantes del planeta con el plano
terrestre. En Cuetzpallin la tierra se presenta como agujero oscuro y como piedra,
imágenes ya también sugeridas en las fauces dentadas de Cipactli. Coatl, la serpiente
acuática, representa al plano astral y a la energía magnética. El agua en Cipactli es un
elemento tal vez aludido al representar al animal sólo con la mandíbula superior, como
la que destaca un cocodrilo que espera a su víctima con las fauces abiertas mientras
flota semi-oculto por el líquido. Coatl indica agua mediante la asociación del reptil con
el movimiento serpenteante, ondulante y vibrátil del fluido que se escurre llenando las
oquedades del plano terrestre.

El principal sentido ontológico de Coatl es Energía. Cosmológicamente el arriba


es el lugar de la Luz, como el abajo lo es de las tinieblas. Con la Palabra (Quetzalcóatl),
Ometéotl separó las aguas de arriba (Cielo-Energía) de las de abajo (Tierra-materia). La
Serpiente Preciosa, manifestación de la Voluntad creadora, separa los abismos
representados por las serpientes celeste y terrestre. La Pareja Creadora, el arriba y el
abajo, toma contacto en el plano terrestre, en donde hace nacer y mantiene a sus hijos.

El observador en el plano terrestre distingue 4 direcciones en el horizonte, además


del arriba (cenit) y el abajo (nadir). A cada dirección se le asocia un Viento,
simbolizado cada uno por una serpiente. El plano terrestre es en realidad la superficie de
una forma casi esférica que se mueve entorno al sol. El “abajo” para el observador del
plano terrestre apunta hacia el “centro” de la forma cuasiesférica sobre la que está
posado. Al observador, el “arriba” puede parecer una “esfera” infinitamente grande que
rodea a la Tierra y de la cual el planeta no es precisamente el centro. El plano terrestre
presenta otros movimientos cíclicos además del de traslación alrededor del sol; rota

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sobre un eje imaginario distribuyendo días y noches por toda su superficie y sufre
inclinación del eje en relación al plano de traslación (los astrónomos actuales afirman
que nuestro planeta presenta más de diez movimientos regulares). La serpiente
representa lo mismo al planeta que a su órbita, a sus direcciones y a sus movimientos.

Cielo y Tierra definen no sólo al plano astrofísico sino también al metafísico; como
substancias representan al Espíritu y a la materia. Los niveles de tránsito implícitos en la
imagen de Caída y Ascensión de la Luz pueden representarse gráficamente en cuatro
serpientes: Serpiente-Tierra (mundo físico, noche, muerte), Serpiente-Agua (mundo
astral, luna, fantasía), Serpiente-Aire (mundo mental, lenguaje, saber) y Serpiente-
Fuego (mundo causal, tiempo, Luz).

La energía magnética simbolizada por la serpiente acuática es, como la gravitación


representada por la serpiente terrestre, una fuerza física. La atracción de la fuerza
gravitacional se ejerce sobre la masa; la energía magnética (astral) actúa sobre la forma.
La Energía es la Voluntad en acción del Inventor. La Idea (Luz, energía atómica),
manifiesta en la Palabra, atraviesa primero al Espacio (Mente y energía eléctrica) y
después al Aire hasta incrustarse en la materia a modelar (Agua y Tierra). El sol y los
planetas se mueven en un océano magnético; sobre el plano terrestre los vivientes se
encuentran irremediablemente influidos por el magnetismo ambiental. El globo
terrestre, como un gigantesco imán, se rodea de un halo de energía magnética; en un
sentido analógico se afirma que el nivel astral “recubre” al mundo físico.
Simbólicamente, el Agua es el plano astral que se superpone a la Tierra ó plano físico.
Así, la “esfera” del mundo físico (3a dimensión) se encuentra localizada en el “interior”
del plano astral (4a dimensión). El plano terrestre puede llamarse “tonal”, lo conocido o
cognoscible, reservando el nombre de “nahual”, lo incognoscible, para el plano
metafísico. La doctrina de la Emanación implica la teoría-mito de la Caída del Hombre.
Un observador en el plano terrestre llama “arriba” a cualquier punto exterior a la
superficie del globo terráqueo; de modo correlativo, este observador llama “abajo” a
cualquier punto en el interior del planeta, no por cosmografía sino por cosmología: no
busca descripciones astronómicas ó geológicas sino “niveles de realidad” ó
“dimensiones” en el ámbito de la metafísica. Si el hombre (su conciencia) cae es porque
se traslada del “arriba” hacia el “abajo”, es decir, del exterior hacia la superficie del
plano terrestre ó incluso al interior de la tierra. Desde este punto de vista el hombre no
es un ser terrestre sino extraterrestre, lo cual es equivalente a afirmar que el hombre es
un ser naturalmente espiritual y no material.

En el interior de la cabeza, la energía eléctrica, mediante reacciones químicas,


modela la experiencia a través de las percepciones. En el plano mental, la percepción se
encuentra generalmente sujeta a la interpretación de dos subjetividades: la inteligencia
racional y la llamada inteligencia emocional (ó analógica). Los psicólogos
experimentales afirman que el hemisferio izquierdo del cerebro se encarga básicamente
de la primera, mientras que el derecho hace lo propio con la segunda. La atención
conciente ordinaria se enfoca erráticamente entre lo lógico y lo analógico, un
entrenamiento paciente permite atender útilmente al diálogo interior entre ambos, ó bien
trasladar la atención a otros niveles psíquicos. La atención conciente en los procesos
analógicos produce la experiencia vivencial de los fenómenos astrales.

La serpiente-agua-terrestre tiene el nombre de Chalchiuhtlicue, la de falda de


jade. El jade tiene una importancia rotunda dentro de las asociaciones de Coatl. Esta

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joya esmeraldina es más que un símbolo la Substancia misma, la Vida. La piedra verde-
azul es Agua, tierra fértil, vegetación, maíz tierno, alimento, sangre, Sol y esencia de la
creación. Su uso es símbolo de poder y sabiduría. El jade tiene interesantes cualidades
magnéticas propias para su uso mágico y medicinal.

En la adivinación, la serpiente terrestre suele representar a la maldad, la serpiente


acuática se asocia a la lujuria, la serpiente de aire se vincula con la elocuencia y la
prudencia, la serpiente de fuego figura al tiempo y a la destructividad. En la vida
humana el crecimiento personal se simboliza con el desarrollo evolutivo de la serpiente:
primero la ignorancia (tierra), luego el deseo (agua), después la decisión (aire) y
finalmente la Realización (fuego).

En la naturaleza, la víbora de cascabel es el único animal conocido que presenta en


la piel, totalmente explícito, el dibujo de un cuadrado perfecto, el cual en ocasiones
cuenta con 13 escamas por lado. No existe conocido un modelo semejante que cuente
20 unidades; la razón analiza a un todo en 20 categorías arbitrariamente, el diseño de la
piel de la serpiente, cual revelación divina, reproduce exacto el símbolo del Absoluto
con todas sus categorías de modo natural. La medida del año solar está muy lejos de
representar un esquema matemáticamente completo, pues debe expresarse con números
del conjunto de los racionales. En astronomía, al utilizar la tonalpohualli, el conjunto de
los números complejos permitió a los toltecas calcular un período máximo de 104 años
solares. El canamayté de la serpiente de cascabel contiene esta cantidad. La
representación geométrica de la tonalpohualli se traza con 20 unidades que se dividen
cada una en 13 cuántos.

Los informantes de Sahagún valoraron al signo Ce-Coatl como afortunado para


los comerciantes (pochteca). Los códices Fejérváry-Mayer y Laud contienen escenas
magistrales de Quetzalcóatl como Yacatecuhtli, dios de los mercaderes, en donde la
Serpiente hace acto de presencia.

Figura 27. Yacatecuhtli en el Códice Fejérváry-Mayer.

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A Yacatecuhtli se le suele identificar como dios de los caminantes. El Camino
(ohtli) es la Vía Láctea, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca caminando alcanzaron el Cielo
donde tiene asiento su señorío; en la Historia de los mexicanos por sus pinturas se
describe así la forma en que estos dioses fueron hechos señores del Cielo y de las
Estrellas por su Padre:

“Y el çielo cesó porque cayó sobre la tierra: visto por los quatro dioses la cayda del
çielo sobre la tierra la qual fué el año primero de los quatro despues que çesó el sol y
llouió mucho, el cual año era tochili, ordenaron todos cuatro de hazer por el çentro de la
tierra quatro caminos para entrar por ellos (hasta el centro de la tierra) y alçar el çielo
(desde allí), y para que lo ayudasen a lo alçar criaron quatro ombres: el vno dixeron
cotemuc [Tzontémoc], y al otro yzcoaclt [Itzcóatl], y al otro yzmali [Itzmalin], y al otro
tenesuchi [Tepexóchitl], y criados estos quatro ombres, los dos dioses tezcatlipuca
[Tetzcatlipoca] y quiçalcoatl [Quetzalcóatl] se hicieron árboles grandes, é tezcatlipuca
en vn árbol que dizen tezcaquavitl [tetzcacuahuitl], que quiere dezir árbol del espejo, y
el quiçalcoatl en vn árbol que dizen queçalhuesuch [quetzalueixoch](‘gran flor de pluma
de quetzal’), y con los [cuatro] ombres y [dos] árboles y [demás] dioses alçaron el çielo
con las estrellas como agora está, y por lo auer [Tetzcatlipoca y Quetzalcóatl] así
alçado, tonacatecli [Tonacatecuhtli] su padre, los hizo señores del çielo y de las
estrellas; y porque alçado el çielo yvan por él el tezcatlipuca y quiçalcoatl, hizieron el
camino [la vía láctea] que paresce en el çielo, en el cual se encontraron, y están despues
acá en él, y con su asiento en él.”31

31
Seler (1963), T. I, p.116

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Miquiztli. (6) Muerte.

Color: Negro.
Regencia: Tecuciztécatl. La luna.
Imagen teológica: Resurrección ó muerte-renacimiento.
Cosmología: Luna. Mictlan.
Cosmografía: Norte. El inframundo con sus niveles.
Ontología: Vacío. Nada. Fin.
Dedo: Meñique de la mano izquierda ó del pie izquierdo.
Biología: Cráneo. Tejido óseo.
Zona energética: Vértex.
Aspecto astral: Doble ó Nahualli.
Zona psíquica: Alter ego.
Virtud: Desapego.

¡ Nadie teme ya la muerte hermosa,


os la impuso el dios, oh príncipes ¡

Cantares mexicanos.32

Fig. 28. Tecuciztécatl identificado con la luna en el Códice Ríos.

32
Leander (1991), p. 74

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La dualidad vida-muerte aparece ya expresada en el primer logograma de la
veintena (Cipactli) en la imagen del estado de espera del caimán por una presa con la
cual alimentarse. La cabeza, que simboliza en todos los casos a Ometéotl, en Miquiztli
aparece descarnada dejando a la vista el cráneo y los dientes. La imagen de oquedad
vincula al cráneo con Ehecatl (aliento) y con Calli (interior). Puede reconocerse en la
relación ojo-dientes la oposición Cielo-Tierra ó Espíritu-materia. El cráneo representa
al elemental Tierra y, aunque no es el de un reptil, está asociado a la oposición terrestre-
acuático (seco-húmedo). La cabeza-tierra representa a la oscuridad, a la noche y,
consecuentemente, a la luna. El cráneo se compone de símbolos celestes (estrella, fuego,
aire, seco) y, por correlación, de símbolos terrestres (piedra, oscuridad, frío). Miquiztli
expresa muerte, sacrificio y renacimiento; los dientes, específicamente los de Cipactli,
simbolizan navajas de pedernal (u obsidiana), instrumentos utilizados en el ritual de
sacrificio; la cabeza descarnada alude a la decapitación. La luna es Tecuciztécatl que
arrojándose después de Nanahuatzin a una hoguera en Teotihuacan se transformó en un
segundo sol que fue apagado lanzándole los dioses un conejo. Con el afán de crear a una
nueva generación de humanos, Quetzalcóatl acompañado por su doble Xólotl, el perro,
desciende al inframundo (muere) para rescatar los huesos con los que ha de realizar su
cometido. Sacrificio en relación a la víctima significa entrega, en relación a la carne
significa muerte, para el ofrendado es alimento, para el hombre significa nueva vida y
para los dioses es fin obligado. Tecpal, el cuchillo de piedra, simboliza al norte y a la
muerte, al frío y a la desolación, Ehecatl y Miquiztli, como Perro y Jaguar,
corresponden también al rumbo norte; Ehecatl es el Quetzalcóatl cósmico, Miquiztli
representa a Quetzalcóatl en el plano humano; uno es el dios, el otro, el arquetipo del
héroe.

Muerte y sacrificio están indudable e indisolublemente vinculados en el pensamiento


tolteca, especialmente entre los tenochcas, con el concepto de guerra. La guerra, como
la muerte, es consustancial a la vida. Es posible que la muerte sea deseable al
sufrimiento, a la deshonra y a la esclavitud; de cualquier modo es imposible detener el
embate de la muerte, así que el asunto no consiste en temer a lo inevitable, sino en el
propiciar un fin que sea óptimo. No es deseable ni posible organizar la guerra (como no
es deseable ni posible organizar terremotos), es prudente vivir defendiendo la dignidad
humana y el bienestar de la comunidad. Los sabios nahuas ó tlamatinime ninguna
conclusión para ellos mismos satisfactoria hallaron en relación al más allá; sin una
esperanza que pueda sostenerse en la vida futura, lo único que queda al noble es el
disfrute de las cosas de la vida y de sus máximas joyas que son la amistad y la poesía.
La escuela hermética tolteca, que no la filosofía de todos los pensadores
mesoamericanos, expresa la concepción de la muerte como nacimiento a la perpetuidad,
los elementos se disgregan y la conciencia hace presencia plena en el Fuego, alcanzando
con ello la indestructibilidad absoluta, la vida eterna.

En verdad lo digo:
ciertamente no es lugar de felicidad
aquí en la tierra.
Ciertamente hay que ir a otra parte:
allá la felicidad sí existe.
¿O es que sólo en vano venimos a la tierra?
Otro es el sitio de la vida.
Allá quiero ir,
allá en verdad cantaré

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con las más bellas aves.
Allá disfrutaré
de las genuinas flores,
de las flores que alegran,
las que apaciguan el corazón,
las únicas que dan paz a los hombres,
las que los embriagan con alegría…33

Para el posclásico nahua, la práctica de alteración intencional de la caja craneal ya


no era tan frecuente como durante el preclásico olmeca, pero el cráneo mantuvo su
carga simbólica ya no mesoamericana sino prehistórica como representación de aquello
que perdura tras la muerte. También los dientes tienen un valor simbólico, que los
identifica con el Fuego. Aunque es imposible por el momento precisar desde que época
data la asociación de lo solar con los dientes y de lo lunar con el hueso de la calavera, lo
cierto es que para los nahuas Miquiztli representa expresamente al espíritu lunar. La
relación de la luna con la muerte a nivel metafísico es muy interesante, pues, apreciados
los elementales no como potestades divinas sino como substancias en movimiento, la
luna, los cuerpos del sistema solar, el sol mismo y la vía láctea ó el espacio vacío, como
la tierra, reciben del que muere parte del ser disgregado. A los elementos más pesados
de los vivientes la fuerza gravitacional terrestre los atrae casi irremediablemente. La
fuerza gravitacional de la luna afecta con toda evidencia al agua planetaria. Constituido
en más de un 70% por agua, el cuerpo humano está tan sujeto a los efectos
gravitacionales de la luna como lo está el mar. Mientras vivo, el cuerpo astral o
magnético modela la masa orgánica de un ser humano, la materia astral la proporciona
el magnetismo terrestre que se ve afectado en gran medida por el magnetismo lunar.
Sobre el plano terrestre el organismo vivo se mantiene virtualmente henchido por el
agua. Al morir, el cuerpo se derrama arrastrando consigo gases, metales y minerales,
entonces el cuerpo astral es atraído por el magnetismo lunar; en su viaje hacia el satélite,
la materia astral más densa se incorpora a la luna abandonada por el cuerpo eléctrico
que se traslada rumbo al sol. Así como la tierra puede considerarse un gran cementerio
de seres orgánicos, así la luna lo es de seres astrales. Esta doctrina no era enseñada
públicamente, el vulgo conoció del nahualli ó doble astral en un sistema de
pensamiento psicofísico; el Iniciado no negaba la creencia popular, pero sabía de la
estrechez de tal concepción, para él una totalidad es categorizable no sólo como
dualidad, y el ser del hombre puede entenderse mejor si se representa mediante números
impares.

Fig. 29. Imagen que alude al proceso de muerte (Códice Laud).

33
León-Portilla (1984), p. 128

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Ontológicamente, Miquiztli se identifica con la Nada. La vida terrestre es sólo
tránsito y todo lo que hay en ella es perecedero, sólo Ometéotl Es. Ometéotl es el
Inventor de todas las cosas, no nace, ni muere ó renace, es siempre idéntico a sí mismo;
todos los otros seres están destinados al sacrificio, pues sólo por esta vía las almas se
endiosan, que quiere decir, la conciencia se identifica con el Ser. De aquí el entendido
deriva su ética; el místico renuncia a lo aparente sacrificándolo a favor de lo real, el
noble valora en la tierra a la amistad y a la poesía, el guerrero renuncia a su propia vida
para entregarse al servicio, etc. De esta manera la muerte que aparece como fin, puede
convertirse en finalidad y en verdadero principio. Sea que al morir el hombre alcance ó
al Ser ó a la Nada, la muerte del organismo es de todos modos un tránsito inevitable que
puede y debe ser definido, del mismo modo que se define cualquier viaje a tierras
lejanas.

En la imagen del Inventor como Agricultor, la Palabra (Energía) vence a las


tinieblas (Materia) depositando su simiente en el seno de la Tierra (inframundo). La
semilla “muere” para que de ella brote la vida sobre el plano terrestre. La actividad de
Ometéotl-Quetzalcóatl es la creación misma. Cada hombre es también un pequeño
creador; en su misión sirve como tierra fértil que incuba el semen del Dios Dual del que
nace la poesía. El globo ocular, como el globo terráqueo, atrapa la luz que incubada en
el interior del cráneo espera el tiempo de brotar y florecer como conciencia plena.

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Mazatl. (7) Venado.

Regencia: Tláloc. Dios de la lluvia.


Imagen teológica: El Supremo como fuente de Luz, Calor y Vida.
Cosmología: El sol.
Cosmografía: Poniente. Desierto.
Color: Rojo.
Ontología: Fuego.
Dedo: Anular izquierdo de pie ó mano.
Biología: Tejidos muscular y epitelial.
Zona energética: Cuello. Garganta. Tiroides.
Aspecto astral: Desprendimiento del Yo.
Zona psíquica: Conciencia extática.
Virtud: Gracia.

Resuenan los timbales color de jade,


lluvia de florido rocío
ha caído sobre la tierra.
En la casa de plumas amarillas
está lloviendo con fuerza.
Su hijo ha bajado,
en la primavera desciende allí,
es el Dador de la Vida.
Sus cantos hacen crecer,
se adorna con flores en el lugar de los atabales,
se entrelaza.
De aquí ya salen,
las flores que embriagan,
¡alegraos!34

Fig. 30. Tláloc en el Códice Ríos.

34
Silva y Hernández (1990), pp. 185-187

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Mazatl es el primer mamífero no antropomorfo de la veintena, su cornamenta
representa inmediatamente al Fuego y con él a lo seco, su pelambre indica calor; se trata
de un herbívoro. El Venado simboliza al calor nutricio, es Tláloc, la Lluvia de Fuego, el
dispensador de la Energía de Vida. Los orificios y oquedades de los pictogramas
anteriores se asocian primariamente al frío, en Mazatl el aire que penetra por la nariz
parece inflamar la cabeza, que irradia calor encendida como una hoguera. Mazatl es
símbolo de gracia y nobleza, de garbo y timidez, de alegría e inofensividad.

Fig. 31. Mazatl según los códices Cospi y Ríos.

El número 7 es tan sagrado como lo son el 13 y el 9, pues las tres cifras son
numerológicamente idénticas. 13 es número del Omeyocan (también llamado
Tamoanchan) como el 9 lo es del inframundo ó Mictlan. Si representamos la
trayectoria aparente del sol como un círculo y contamos de oriente a poniente 13 cifras,
entonces el cenit (sur) es la séptima. De modo similar, en el arco inferior, contando de
poniente a oriente, el nadir (norte) se localiza en el séptimo punto. Dividida la totalidad
del ciclo diurno en 13 direcciones y contando a partir del cenit, al nadir corresponde el
número 7:

Herbívoro, Mazatl es un símbolo primordialmente celeste, el sol; no es la Tierra


sino el alimento de ésta. El Venado es presa virtual del Cazador, del Jaguar (la Tierra)
que se alimenta de su carne, tiñendo con el rojo de su sangre al cielo del ocaso. La dieta
vegetal es una dieta solar, pues es en los vegetales en donde la energía del astro queda
atrapada por el proceso de la fotosíntesis. Contraparte del depredador, Mazatl representa
al temor. En su aspecto femenino es lo apetecible y lo gracioso. Carne que se ofrece, es

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víctima para el sacrificio, ofrenda. El Venado es el maíz, el alimento sacro. Carne para
los dioses es también lo que deifica, el Hongo, el Peyote.

Es probable que antes de la llegada de los españoles al continente americano el


hongo Psylocibe cubensis, conocido popularmente como San Isidro, naciera en el
excremento del venado, pues este enteógeno sólo aparece en el excremento de los
rumiantes. Más allá de mesoamérica, en aridoamérica, Venado es voz que se utiliza para
referirse con reverencia al Peyote, Lophophora williamsii. En ambos casos el venado
está asociado al trance extático y, por ende, a la muerte simbólica que se encuentra con
el auxilio de las plantas de poder.

El Venado y el Conejo son imágenes en muchos sentidos análogas; ambas


figuras se relacionan con el monte, el lugar de lo salvaje, el sitio peligroso, el ámbito
que está más allá de lo civilizado. Ambos se relacionan con Mixcóatl y con Tláloc.
Mixcóatl, numen de la cacería, fue el primer dios en obtener fuego al frotar palos.
Tláloc, residente del Tlalocan, es considerado como el principio vivo de las montañas,
de la región boscosa a las faldas de las cumbres. Tláloc representa a la lluvia, pero
también al rayo, al fuego celeste, y por ello indica también lluvia de fuego (la luz solar).
El Venado y el Conejo están relacionados con los embriagantes, el Conejo con el
pulque, el Venado, en las zonas templadas, con los hongos. Es comprensible que Tláloc
se vincule con los entéogenos, pues es en las zonas boscosas, a la orilla de los ríos, en
donde nacen los hongos maravillosos. Parecería extraño relacionar a las especies del
reino fungi con el Fuego, mas debe tenerse presente que este elemento es lo peligroso,
lo que debe mantenerse con cuidado en el interior de la casa; además el hongo mágico
es la carne divina y el Fuego lo mismo significa carnalidad que espiritualidad. El uso de
las substancias tóxicas en el México antiguo estuvo reservado a los sacerdotes, a los
ancianos, y a los guerreros de alto rango. Aquellos macehualtin que trasgredían la regla
en el consumo de pulque ó de plantas divinas eran despreciados y condenados a muerte;
si el adúltero moría lapidado, el vicioso lo hacía a palos.

En la prehistoria se rindió culto al Todo; con la evolución cultural el Absoluto toma


distintas formas, primero como Sol-Fuego, después como Sol-Cazador, más tarde como
Sol-Guerrero y finalmente como Sol-símbolo-del-Espíritu. La mitología alude a la
presencia de un fuego proveniente del interior de la tierra, a otro que procede del cielo y
también al que produce el hombre con piedras ó palos. El fuego celeste es
particularmente asociado a la fertilidad como el terrestre se asocia a la destructividad.
Producido con piedras ó palos el fuego se vincula con las nociones de movimiento y
violencia. El aspecto masculino del calor se relaciona con el sol en cualquiera de sus
personificaciones, su aspecto femenino se relaciona con la vegetación. El calor se
genera por el encuentro dinámico entre lo masculino y lo femenino: entre la pirita
(solar) y la obsidiana (lunar), entre el palo horizontal (femenino) y el palo vertical
(masculino). Los primitivos cazadores-recolectores agregaron a la noción de un
Supremo Padre, la del Supremo Flechador, con el advenimiento de la civilización el
Flechador se convirtió en el Guerrero. Los sabios reconocieron desde la prehistoria la
soberanía del Absoluto, el hombre común imaginó desde entonces al Ser como ente
personal y lo convirtió en reflejo superior de su propia actividad. Para el sabio, el Padre,
el Cazador y el Guerrero son uno solo: el Principio impersonal, ininteligible e
innombrable.

- 92 -
Tochtli. (8) Conejo.

Color: Azul.
Regencia: Mayahuel. Diosa del maguey.
Imagen teológica: Creación del Sol y de la Luna.
Cosmología: Cielo nocturno. Plano de la vida terrestre.
Cosmografía: Sur. Cielo de la luna.
Ontología: Constitución dual del Ser.
Dedo: Medio izquierdo de mano ó de pie.
Biología: Zona pélvica. Aparato y función reproductivos.
Zona energética: Plexos sacro y cardíaco.
Aspecto astral: Ensoñación.
Zona psíquica: Onirismo. Imaginación.
Virtud: Elegancia.

––¡Pruébalo, al menos, con tu dedo meñique,


sé fuerte y valiente, está en su punto de sazón!
Con el dedo lo probó Quetzalcoatl, y una vez que lo gustó,
dijo: ––Abuelo, aún beberé tres veces.
Pero los magos le dijeron: —Cuatro beberás.
Y así le dieron la quinta ración: —Es tu oblación —le dijeron.
Y cuando él hubo bebido, luego a todos sus vasallos
cinco tazones le dieron a cada uno;
los bebieron todos ellos y con esto totalmente los embriagaron.35

Fig. 32. Mayahuel según el Códice Ríos.

35
Silva y Hernández (1990), p. 49

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A diferencia de los pictogramas anteriores Tochtli señala expresamente a la luna
haciéndolo, además, considerándola en relación al calor. En Cipactli, Cuetzpallin y
Coatl (tal vez incluso en Mazatl), la luna se relaciona con el agua y el frío, al tiempo
que en Ehecatl, Calli y Miquiztli lo hace con la oscuridad y la noche. Tochtli representa
a la luna que acompaña al sol en el cielo diurno. En el mito de la creación del Sol y de la
Luna, se relata que para tal efecto tanto Nanahuatzin como Tecuciztécatl se sacrificaron
arrojándose al fuego; más tarde aparecieron sobre el horizonte dos soles, primero
Nanahuatzin y después siguiéndole, Tecuciztécatl. “Luego, un hombre salió corriendo
(de entre) los dioses, fue a herirle la cara a él, a Tecuciztecatl, con un conejo”. El Sol y
la Luna “se instalaron para no moverse” lo que motivó a los dioses a optar por el
sacrificio diciéndose: “¿Cómo viviremos? No se mueve el sol. ¿Acaso viviremos
mezclándonos con la gente vulgar? Para que estos por nosotros resuciten ¡muramos
todos!”.36

El número 8 representa al doble cuadrado (2 × 4) y al hexaedro (23). En 8 años


solares (2920 días) se completan 5 períodos sinódicos de venus. En la geometría, la
divinidad del ciclo de 8 unidades se funda en la dualidad ó bivalencia de la Unidad; en
contraste con el cuadrado simple que puede considerarse como forma estática, el
rectángulo es una forma dinámica y por ello el doble cuadrado simboliza al Principio
Generador. Del doble cuadrado parte la espiral logarítmica del período de 104 años
como lo he descrito en el apartado sobre matemática y geometría de este libro. El
rectángulo que resulta de la yuxtaposición de 2 cuadrados deviene así en icono de
Ometéotl, concebido como dios creador.

El sur es el rumbo de la actividad y del calor, de la generatividad y del crecimiento,


de la efervescencia, la región de Huitzilopochtli y de Mayahuel. El sur simboliza el
ámbito de la imaginación creativa, idéntico al de la imaginación evasiva, la zona a
donde el creador escapa de lo dado. En Tochtli, Ometéotl toma la forma de Conejo, el
Progenitor de todo ser en el universo, el Inventor prolijo. En el mundo humano, Tochtli
representa al artista, a la persona pulcra, elegante, refinada, a veces vana. La energía del
Conejo es el carisma ó magnetismo social. Los nacidos bajo este signo pueden aprender
a cultivar su virtud recordando lo que dice la Antigua Palabra:

Yhuan ma muchipa tictemo, ma muchipa tiquelehui, ticnec in qualli nexintli;


ma muchipa timopepetla, timotezcahui, ma muchipa timoyecquetz,
timoyecchuichiuh; ma muchipa tiquelehui in qualli nechichihualiztli, ca zan
itetlacaanaya yc tetlapahuiya, temixihuiya in tlacatecolotl. Ca oncan
motlamalia, ca aocmo ixneztica in cana ipan immoneyecquetzaliz,
moneyyecchichihualiz, yc mitzatoyahuiz, mitztepexihuiz in tlacatecolotl, cana yc
mitztzotzonaz, mitzhuitequiz in tecue, in tehuipil. Yhuan inic ahmo
titlahuelilocamachoz, in ihquac ohtli tictocaz, ahmo ahuiccampa titlachiaz. Zan
tictequimatiz in ohtli, ahmo timomatlatlaztiaz, ahmo tichuihuiltectiaz in ohtli,
ahmo tequechpan timotlatzitzquilitiaz, timotlaquechitiaz; ahmo
titematzitzquitiaz, ahmo timoquatlatlaztiaz, ahmo tlayacac timoquetztiaz
intlacamo otinahuatiloc [Y no siempre busques, no siempre desees, quieras la
buena apariencia, no te estés siempre peinando, no te estés viendo en el espejo;

36
Silva y Hernández, (1990), p. 33

- 94 -
no siempre te arregles, te engalanes; no siempre desees el buen aderezo porque
sólo es su capturar de gente, así envenena, engendra personas el hombre
tecolote. Porque allá tu captura ya no es notoria, en ninguna parte tu adorno, tu
aderezo así te arrojará al agua, te despeñará o el hombre tecolote en algún lugar
así te golpeará, te pegará con la falda ajena, la camisa ajena. Y para que no seas
tenido por bellaco, cuando sigas el camino no mirarás a un lugar y a otro, sólo
te esforzarás en la marcha, no irás palmoteando, no seguirás zigzagueando el
camino, no en los hombros de la gente te irás deteniendo, te irás apoyando, no
irás cogiendo las manos de las personas, no irás meneando la cabeza con
presunción, no irás haciendo bromas, no irás mirando a la cara de la gente, no
irás pasando con frecuencia a las personas, no irás colocándote al frente si no
se te ordenó].37

La tortuga tiene vínculos con el conejo y ambos con los caracoles. Todos ellos
simbolizan al Tiempo y al Origen, la tortuga es representante de Xochiquétzal que,
vinculada con el sur, puede llamarse Macuilxóchitl. Una representa el placer, la otra, el
exceso.

Durán escribe que el Conejo tiene la misma “suerte y ventura” que el Venado, esto
es,

“…hombres de monte inclinados á cosas de monte y de caza leñadores


huidores andadores enemigos de su natural amigos de ir á tierras extrañas
y habitar en ellas desaficionados de sus padres y madres con facilidad los
dejaban”.38

Los informantes de Sahagún no son tan escuetos como el dominico y abundan en


comentarios sobre la imagen del Conejo, por ejemplo al vincularlo con la embriaguez.
El franciscano transcribe al referirse a la última trecena del tonalámatl:

“El signo vigésimo se llama ce tochtli (y) es el último de todos; decían


que este signo era bien afortunado; los que en él nacían eran prósperos y ricos
y abundantes de todos los mantenimientos, y esto por ser grandes trabajadores,
y grandes granjeros y grandes aprovechadores del tiempo, y que miran a las
cosas de adelante y son grandes atesoradores para sus hijos, y son
circunspectos en guardar su honra y hacienda…”39

37
León-Portilla y Silva (1991), pp. 64-67
38
Durán (1995), p. 235
39
Sahagún, (1977), p. 366

- 95 -
Atl. (9) Agua.

Regencia: Xiuhtecuhtli. Señor Turquesa. Dios del tiempo, del fuego y del año.
Imagen teológica: Alma.
Cosmología: Plano astral.
Cosmografía: Oriente. Agua planetaria.
Color: Amarillo.
Ontología: Vida. Substancia. Movimiento. Tiempo.
Dedo: Índice izquierdo de mano ó pie.
Biología: Fluidos orgánicos, específicamente los sexuales, la sangre, el líquido
linfático y la leche materna.
Zona energética: Plexo sacro. Entrecejo.
Aspecto astral: Doble ó Nahualli.
Zona psíquica: Pensamiento analógico.
Virtud: Perseverancia.

Donde el agua de flores se extiende,


La fragante belleza de la flor se refina con negras, verdecientes
flores y se entrelaza, se entreteje:
dentro de ellas canta, dentro de ellas gorjea el ave quetzal.

Cantares mexicanos.40

Fig. 33. Xiuhtecuhtli en el Códice Ríos.

40
León-Portilla (1966), p. 145

- 96 -
Agua es el tercero de los 5 logogramas asociados al oriente, después de Caimán y
de Serpiente y antes de Caña y de Movimiento. Personificada como Xiuhtecuhtli, Agua,
el número 9 en la veintena, aparece en el tonalámatl como regente de la novena trecena.
La novena cifra en la serie de acompañantes diurnos es Agua personificada como
Quetzalcóatl, la nube. El noveno volátil y el noveno acompañante nocturno simbolizan
también a este elemento en la personalidad de Tláloc, la lluvia, la tormenta, el
relámpago y el trueno. Acuático, el 9 se asocia con la influencia lunar y con lo
femenino. Agua es la materia en oposición al Aire y al Fuego que representan
simbólicamente al Espíritu. Numerológicamente, Agua (9) significa culminación o
completud; el 9 es la cifra extrema de la serie decimal así: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9.
Nueve es el número de la maestría y de la realización cuando tiene carácter ascendente.
La novena cifra de carácter descendente indica Mictlan y por tanto centro ó interior. Las
posiciones solares para un tonalli son 9: amanecer, medio día, ocaso, media noche,
oriente, sur, poniente, norte y centro (eje cenit-nadir). La oposición agua-fuego (atl-
tlachinolli) significa guerra y verticalidad, tensión entre Ascensión y Caída. Al caer el
Agua limpia las impurezas, e impulsa la ascensión al fertilizar y dar vida.

La relación del número 9 con la luna es simbólica y no astronómica. El 9 suele


asociarse lo mismo con la muerte que con el período de gestación, pero estas
asociaciones son analógicas y no naturalistas. 9 indica ley de la negación; morir para
nacer, descender para ascender. Del Omeyocan (número 13) cae la Luz hasta el Mictlan
(número 9). Nacer es viajar del interior de la Tierra a la superficie del plano terrestre
(número 1). La evolución espiritual se simboliza de 1 a 13, por lo que la caída del Ser se
enumera del 1 al 9. El Tonalámatl dibuja en la sucesión de los números, la acción de
emanación y reabsorción de la Luz. El primer acompañante nocturno es Xiuhtecutli (sol
en el cenit); Tláloc, el noveno acompañante nocturno indica plano terrestre y la cifra 5
(Mictlantecuhtli), sol en el nadir. Numelorológicamente, las cifras 5 y 9 son análogas.

- 97 -
Dentro del Tonalámatl, la posición 9 indica fuego-agua en todas las series
numerales. Sus colores básicos son: amarillo (oriente), azul-verde (sur) y rojo (poniente)
los colores de lo precioso; del sol, del chalchihuitl (jade) y del teoatl (sangre). El agua
se asocia con las lágrimas, la nostalgia, el lirismo, la poesía, la música, las estrellas, los
manantiales, las flores, la abundancia y el placer sensual.

Las cualidades de carácter femenino del Agua son: alegría, creatividad, debilidad,
impaciencia, intuición, e inestabilidad; sus contrapartes en el carácter masculino:
animosidad, vitalidad, fuerza, perseverancia, penetración y búsqueda.

El mito acuático es una de las formas de hablar del origen de todas las cosas; su
raíz psicológica está en el recuerdo del líquido amniótico, en la madre. El Agua es un
símbolo de la subjetividad. Ontológicamente, el Agua es Principio Substancial, aquello
de lo que se componen todas las cosas y hacia lo cual tienden a su destrucción como
seres particulares; para el espiritualismo, el Agua es aquello que anima a la materia.

En la cultura mesoamericana, los filósofos identificaron al agua con el maíz y al


maíz con el hombre, con el color verde-azul, con el jade y con lo precioso. Entre los
aztecas este símbolo se refirió expresamente al pulque, a la sangre, a los fluidos
sexuales, y (en yuxtaposición con el fuego) a la guerra. Por estas razones el logograma
suele presentar líneas onduladas (energía, flujo), en ocasiones relacionadas con
recipiente (útero, luna), chalchihuites (verde, vida, precioso) ó caracoles (interior, mar,
madre, origen).

- 98 -
Itzcuintli. (10) Perro.

Color: Negro.
Regencia: Mictlantecuhtli. Señor del inframundo. Dios de la muerte.
Imagen teológica: Paso de Quetzalcóatl por el inframundo. Muerte y resurrección.
Cosmología: Oposición e interpenetración de los planos astral y físico. Plano material.
Cosmografía: Norte. Mictlan. Abajo. Centro de la tierra, tanto en su interior como en la
superficie.
Ontología: Carne. Oposición vida-muerte.
Dedo: Pulgar izquierdo de la mano ó pie.
Biología: Masa muscular. Corazón. Órganos genitales.
Zona energética: Plexos sacro y cardíaco.
Aspecto astral: Afinidad magnética. Nahualli. Atención conciente durante el trance
extático.
Zona psíquica: Instinto.
Virtud: Fidelidad.
Y respondió Mictlantecuhtli:
“ Está bien, has sonar mi caracol
y da vueltas cuatro veces
alrededor de mi círculo precioso”.

Manuscrito de 1558.41

Fig. 34. Mictlantecuhtli según el Códice Ríos.

El rumbo del Perro es norte y su color el negro, por lo que parte de su significado es
análogo al de los logogramas Viento y Muerte. Hacia el norte se localiza el Mictlan, en

41
León-Portilla (1966), p. 185

- 99 -
donde rige Mictlantecuhtli (Ometéotl-Xiuhtecuhtli) como sol en el nadir (abajo, centro ó
interior de la Tierra).

Los días podrían agruparse de 10 en 10 en 36 conjuntos al año, de modo que al


paso de 180 días se alcanzase el máximo de ascenso de la serie numérica que a
continuación se torna de carácter descendente. Primavera y verano componen los
períodos ascendentes y otoño e invierno los descendentes en un año trópico. Una
veintena contiene un punto climático en donde la naturaleza de la influencia astral está
en su pináculo de manifestación. Ese punto divide a Perro de Mono. En el número 1
(Caimán), Tonacatecuhtli es Señor del Arriba, en el número 10 (Perro) es Señor del
Abajo (Mictlantecuhtli); en el número 20 se dibuja como Xochiquétzal, que como
Señora del Abajo se llama Mictecacíhuatl (ó Mictlancíhuatl).

En Ehecatl un cuerpo celeste se encuentra al norte y el logograma indica


oscuridad nocturna. En Miquiztli también un cuerpo celeste se localiza hacia el nadir, el
logograma alude a lo lunar. Itzcuintli también señala a un cuerpo localizado al norte y
específicamente se refiere al trance de muerte. El Perro tiene por regente dentro de la
veintena a Mictlantecuhtli por indicar nadir, pero también puede aparecer como
representante de Xiuhtecuhtli, el Fuego, en todo caso es otra de las advocaciones de
Ometéotl. Siendo símbolo del fuego celeste y del rayo es natural descubrir en Itzcuintli
la personalidad de Quetzalcóatl, ó más precisamente de su doble, Xólotl. En Ehecatl,
Quetzalcóatl aparece como Dios del Viento, el creador de los hombres y de la cultura;
en Miquiztli, Quetzalcóatl aparece con el nombre de Tecuciztécatl, la Luna; de Itzcuintli
es la forma que toma Xólotl-Nanahuatzin. En su viaje al inframundo Quetzalcóatl es
acompañado por Xólotl que le sirve en parte como consejero. En la mitología popular el
perro sirve como guía del que ha muerto ayudándole para que atraviese el río que lo
separa de la región de los descarnados.

El hombre, según una doctrina tolteca, es un ser cuaternario compuesto por


elementos terrestres (representados por los huesos), acuáticos (representables mediante
serpientes), aéreos (el aliento) e ígneos (espirituales, también representables mediante
serpientes). En general, al morir, la materia orgánica ha de reintegrarse a la Tierra;
abandonado el vehículo físico el ego se ubica en el cuerpo astral (acuático); a la
infuncionalidad del vehículo astral el ego se traslada al cuerpo mental, esto si acaso el
destino del alma es continuar con su liberación, de ser así entonces el ego finalmente se
identificará con el Espíritu en el mundo causal. Los toltecas concibieron al Sol como un
ser que se nutre de la conciencia, a la Luna como un ser que se nutre de energía vital (al
espacio le corresponde alimentarse del pensamiento) y a la Tierra como devoradora de
carne y huesos. El Perro tiene un sentido en cada uno de estos niveles; a nivel físico no
es otra cosa que la misma corporalidad con todos sus automatismos; a nivel astral el
Perro es el doble ó nahualli; a nivel mental es el otro-yo ó voz interior y a nivel causal
es el Yo superior.

- 100 -
Fue frecuente en mesoamérica la práctica de enterrar a un perro junto con el
cuerpo de su señor muerto, esto se hizo con dos sentidos, con el fin de que el difunto
llevase alimento y también para tener compañía en su viaje al más allá. Esta práctica
muestra la concepción de la vida como un tránsito y de la muerte como un proceso. El
perro mesoamericano ó xoloitzcuintli fue uno de los animales domesticados por los
habitantes del Anáhuac, durante el posclásico su consumo debió haber sido muy
generalizado, pues Sahagún fue informado de que quien nacía bajo este signo sería
próspero si se dedicase a la cría de perros para comercializarlos. Como en otras culturas
del mundo, los entierros solían hacerse en mesoamérica de tal modo que el difunto
llevase consigo elementos materiales indispensables para emprender un viaje, en
algunos casos el noble fue enterrado con su familia y servidumbre y dotado de todos los
tesoros posibles de tal modo que pudiese pagar su traslado hacia el destino final. Si el
perro aparece como el medio que permite al alma librar el río conduciéndola hasta el
Mictlan se trasluce que el Perro connota fidelidad, amistad y compañía; mas tomando
en cuenta que para el tolteca el Perro es símbolo del nahualli, es posible comprender
que la amable y fiel compañía de cada ser es su doble astral y por encima de él, su Yo
superior. La muerte, como el sueño, puede experimentarse ó inconciente ó
concientemente según las enseñanzas ancestrales; el nahualli es el estado de conciencia
vigilante en el plano astral, se ingresa al nahualli de forma natural durante el onirismo,
la muerte (física ó simbólica) y los estados de éxtasis, este ingreso puede ser motivado
voluntariamente y aquel que así lo logra alcanza el calificativo de nahualli. El nahualli
de un ser terrestre vivo es el cuerpo astral, que a su vez tiene su nahualli en el cuerpo
mental. Xólotl acompaña hasta el lugar de la muerte a Quetzalcóatl, así un perro
acompañará a un alma hasta el Mictlan. Quetzalcóatl bajó al Mictlan en el plano astral y
allí fue seguido por su doble que representa a la conciencia.

Durán escribió acerca del Perro describiendo el carácter de sus nativos:

“…este signo tenían por muy dichoso y felice y así los que nacían en él le
pronosticaban dicha y felicidad de valerosos generosos que habían de subir á grandes
dignidades, hombres de mucha familia abundosos de todo lo necesario franco pródigo
amigo de tener que dar enemigo de los lacerados amigo de que le pidan mercedes y de
hacellas”.42

42
Durán (1995), p. 235

- 101 -
Ozomatli. (11) Mono.

Regencia: Xochipilli. Príncipe de las flores.


Imagen teológica: Invención ociosa y poética del cosmos, generada en la mente de
Ometéotl-Quetzalcóatl.
Cosmología: Armonía universal. Anima mundi.
Cosmografía: Alternancia de los cielos diurno y nocturno (equilibrio dinámico de las
energías solar y lunar-estelar).
Color: Rojo.
Ontología. Naturaleza.
Dedo: Meñique del pie izquierdo ó pulgar del pie derecho.
Biología: Genitales. Glándula pineal.
Zona energética: Plexo sacro. Vértex.
Aspecto astral: Automatismo psico-somático.
Zona psíquica: Conciencia cósmica.
Virtud: Alegría.

Brotaron, brotaron flores:


abiertas se yerguen delante del sol.
Ya te responde el ave del dios:
tú en su busca vienes:
“Cuantos son tus cantos,
tanta es tu riqueza:
tú a todos deleitas,
cual trepidante flor”.
Por todas partes ando,
por todas partes grito,
yo el cantor.

Bellas olientes flores


se están esparciendo
en el patio florido, entre las mariposas.
Vienen todas ellas de la región del misterio,
en donde está erguida la Flor.
Flores son que a los hombres hacen perder el juicio,
flores que al corazón totalmente transtornan.
Vienen a entretejerse, vienen a derramarse
en tejido de flores, de narcóticas flores.

Cantares mexicanos.43

43
Garibay (1964), p. 64

- 102 -
Fig. 35. Xochipilli identificado con Cintéotl en el Códice Ríos.

En la Leyenda de los Soles se relata el modo en que nacieron los monos como
transformación de los hombres afectados por el cataclismo que dio fin al Sol Nahui-
Ehecatl:

“Estos, que en segundo lugar habitaron en este segundo (Sol), fueron llevados por
el viento al tiempo del Sol 4 viento y perecieron.
Fueron arrebatados (por el viento) se volvieron monos”.44

Mono se asocia con la naturaleza animal del ser humano; en esto es análogo en
sentido a Itzcuintli. El Mono desafía momentáneamente la prisión terrestre y trepando
las ramas de los árboles se hace casi aéreo, casi solar. Uno de sus más específicos rasgos
de carácter es la alegría rayana en la locuacidad; Ozomatli parece ajeno a los
imperativos de la vida, pues juega, bromea y ríe. Este símbolo es diurno en oposición a
Perro, y por tanto alude al viaje astral celeste y no al inframundano como aquél.

El Mono se refiere a la sexualidad promiscua, a la sensualidad, a la danza, a la


sabiduría y a la magia. Igual que Perro y otros logogramas que hacen referencia al
mundo astral, Ozomatli ilustra la naturaleza primitiva del cuerpo etéreo y, por ende, la
naturaleza primitiva del cuerpo físico. Además, enseña cómo mediante la vivencia astral
y la percepción del mundo sensible es posible para el ser humano reconocer a la
conciencia y su mecanismo de atención. Durante el gozo, el orgasmo, la experiencia
estética y el éxtasis espiritual (filosófico, mágico ó místico), así como durante el sueño
y la muerte, el cuerpo astral se desplaza más allá del vehículo físico sin abandonar del
todo sus apegos por la materia. La fuerza que conduce al ser humano más allá de lo
físico es la energía sexual ó libido. La libido es una energía cósmica que históricamente
se conglomera como inconciente colectivo alrededor de arquetipos universales. En el
mundo arquetípico esta energía es dual y suele simbolizarse mediante una pareja de
serpientes.

44
León-Portilla (1966), p.102

- 103 -
En Tochtli hay hedonismo, en Ozomatli se tiene además divertimento. Tochtli
representa al artista que se complace en la variedad, Ozomatli es el creador que goza de
la burla y la ironía. Durán escribe:

“El undécimo signo que esta nacion señaló para nombrar un día de su mes y
para sus particulares egercicios y para conocer el nacimiento de los hombres fué
oçomatly que quiere decir mico ó mono, que todo es uno á los que nacían en
este signo tenían por hombres alegres truhanes graciosos representadores y
ganaban su vida á ello ternan muchos amigos serán cabidos entre los reyes y
señores y si fuere muger será cantora regocijada graciosa no muy honesta ni
casta risueña y muy fácil de persuadir en cualquier cosa”.45

Ozomatli es el único de los 5 signos correspondientes al poniente que se relaciona


directamente con la vivencia estética, ello viene de su connotación como imagen de la
carnalidad, la lujuria y la impudicia, los informantes de Sahagún dicen al respecto:

“Auh in aquin ipan tlacatia, ie quiqualittaia, quitoaia: intla oquichtli ipan otlacat, ca
moteaauiiltiliz, motececemeltiliz, acan tlaelittoz, muchi tlacatl icniuh iez, ioan azo
cuicani, mitotiani, anozo tlacuilo, itla ic toltecatiz”.

“El que nacía en este día era bien visto. Un hombre que nacía en este día, se decía,
era alguien que entretenía y consolaría a otros, que no iba a encontrar odio, sino tal vez
iba a ser un cantor, uno que baila, un escritor, un artista.”46

El Mono es animación de Ehecatl que al relacionarse con el erotismo hace a


Quetzalcóatl-Ozomatli simbólicamente afín al carácter esteticista de los signos del sur.
Como emblema solar, el Mono simboliza al ser que desciende y que puede ascender
utilizando como vía al Árbol que une al Cielo con la Tierra.

Ometéotl-Quetzalcóatl toma el nombre de Xochipilli como regente de Ozomatli.


Quetzalcóatl en el número 11 es el Príncipe de las Flores, el sabio que, embriagado al
modo en que embriagan las plantas de poder, aún con el rostro cubierto delata la
experiencia sublime de la plena Realización espiritual alcanzada por vía y gracia de la
Palabra.

45
Durán (1995), p. 236
46
Anders, Jansen y Reyes (1991), p. 152

- 104 -
Malinalli. (12) Hierba.

Regencia: Patécatl. Dios del pulque y del juego.


Imagen teológica: Capricho divino.
Cosmología: Estructura espiral del complejo espacio-tiempo, del flujo de la energía
cósmica, y de la dirección de la línea evolutiva.
Cosmografía: Vía láctea. Órbita terrestre.
Color: Azul.
Ontología: Forma. Configuración del movimiento producido por el equilibrio dinámico
entre opuestos.
Dedo: Anular del pie izquierdo ó índice del pie derecho.
Biología: Intestinos. Vellosidades. Código genético.
Zona energética: Región umbilical.
Aspecto astral: Ello. Lo desconocido (nahual).
Zona psíquica: Impulsos ó pulsiones de “vida” y “muerte” (Eros y Thanatos).
Virtud: Tenacidad.

Nadie de los hombres es tu amigo:


por breve tiempo se dan en préstamo
tus bellas flores: ¡al fin flores secas!
Todo lo que florece en tu solio y en tu trono:
la nobleza, el reino, el imperio, en medio de la llanura
está entretejido con tus flores: ¡al fin flores secas!

Cantares mexicanos.47

Fig. 36. Petécatl en el Códice Ríos.

47
Garibay (1971), p. 148

- 105 -
Las gramíneas como el maíz simbolizan a la muerte y al renacimiento. Malinalli
puede dibujarse como un cráneo al que le han nacido plantas. Todos los logogramas
anteriores sugieren orificios, sobre todo bocas (una puerta y un cuenco). Los orificios
son accesos que separan al plano terrestre (y al celeste) del inframundo. Los orificios
orgánicos corresponden a centros de percepción y de placer. La boca no relacionada con
orificios auriculares indica alimentación ó nutrición, y con ellos habla y lenguaje.
Ometéol en su lugar de residencia (número 13) se encuentra más allá tanto de la
percepción como del lenguaje y permanece inmanifiesto, hasta que en el ciclo de
despliegue se hace presente en 12 aspectos. Ometéotl es una presencia trinitaria
(Tonacatecuhtli-Tonacacíhuatl-Quetzalcóatl) que corresponde a 4 posiciones solares ó
rumbos del espacio-tiempo, ya cardinales, ya horarias, de modo que 3 × 4 = 12.
Considerado como el centro u origen de sus 12 manifestaciones Ometéotl se asocia con
el número 13.

La imagen de Malinalli como un cráneo (ó un maxilar inferior) con hierba que ha


nacido sobre él condensa toda la doctrina expresa en el Tonalámatl en relación al tema
vida-muerte. Hierba también puede imaginarse como una cuerda de fibra vegetal torcida
que alude al entrelazamiento de lo femenino con lo masculino. Seler escribe en sus
Comentarios al Códice Borgia.

“Este signo duodécimo se llama malinalli, “lo torcido”, y lo representa…


un haz de hierba. Es un signo de mala fama. Sahagún y Durán lo interpretan
-no sé si hasta cierto punto influidos por las tradiciones bíblicas- como
símbolo de la caducidad: sicut foenum, la hierba del campo, que marchita
pronto. Durán subraya la fragilidad del mal. Así como la hierba del campo
marchita cada año, para reverdecer al año siguiente, así los nacidos en este
signo contraían una grave enfermedad, de la que volvían a recuperarse.
Sahagún, en cambio, acentúa la fragilidad de la dicha. Afirma que en un
principio la buena suerte favorece a los nacidos en este signo, pero que luego
la desgracia los persigue una y otra vez…En los jeroglíficos convencionales
de malinalli, su carácter siniestro y mortífero está expresado por la calavera o
la mandíbula inferior de calavera con que está combinado el haz de hierba”.48

Caducidad es una interpretación de Hierba completamente congruente con su


carácter de signo perteneciente al rumbo sur. La fragilidad de todo puede interpretarse ó
como la fragilidad del mal ó como la fragilidad de la dicha. Seler traduce malinalli
como “cosa torcida”, la soga, la cuerda. Caducidad es una forma de decir Movimiento y
Cosa Torcida una forma de expresar Repetición y Periodicidad. Al observar el dibujo de
una línea espiral se distinguen claramente 2 direcciones posibles de trazo, del centro
hacia fuera ó de la periferia al centro; el trazo de una espiral deja a la vista el diseño de
otra espiral que es complementaria a la trazada y, por tanto, su inversa. Las fibras
vegetales que sirven para dar aspecto visible al concepto de torsión traen también al
recuerdo visual los textiles y otros productos derivados del mundo vegetal que se
fabrican por el método de torcer el material: hilos, telas, escobas y cuerdas
especialmente. Si el signo tiene mala fama es por que su valor esotérico es femenino,
los hilos y telas fabricados con algodón son objetos relacionadas con Tlazoltéotl, diosa

48
Seler (1963), T. 1, p. 107

- 106 -
del pecado y de la purificación. Las cuerdas por sí mismas se asocian con la esclavitud,
con el castigo y la humillación pública. Mas las sogas y los hilos sólo quieren ilustrar la
disposición formal de las cosas y de los sucesos.

El mecate es una soga que se elabora con fibras extraídas de las pencas del maguey;
además por orientarse hacia el sur, Malinalli se asocia con la embriaguez y con el
pulque, de ahí su relación con las artes, específicamente con el bordado que está
íntimamente relacionado con la escultura y con la pintura. En Hierba Ometéotl aparece
como la Poetisa y como el Juez. La cuerda insinúa dolor, castigo y sufrimiento, pero
también seguridad. La torsión es un aspecto de la espiral bisexuada, la que estrecha dos
espirales de dirección opuesta y por tanto sugiere placer y fecundidad. Malinalli es
también signo de los médicos, en particular de los herbolarios, pues la purificación que
trae el castigo también puede lograrse mediante la limpieza. Con la escoba se barre la
basura, como cuando se efectúa una barrida que limpia la energía de una persona. El de
Hierba es sí un signo de lo siniestro, pero también lo es de lo lúdico, del juego y de la
diversión, en Patécatl y Malinalli el Dios Dual se manifiesta como un gigante gozoso
dueño del destino humano:

“Nuestro señor, el dueño del cerca y del junto,


piensa lo que quiere, determina, se divierte.
Cómo él quisiere, así querrá.
En el centro de la palma de su mano nos tiene colocados, nos está
moviendo a su antojo.
nos estamos moviendo, como canicas estamos dando vueltas, sin
rumbo nos remece.
Le somos objeto de diversión: de nosotros se ríe.”49

Seler escribe sobre la trecena 1-Malinalli en sus Comentarios al Códice Borgia:


«En los manuscritos propiamente mexicanos se ve frente al dios del pulque, además del
jaguar, el águila. Es la representación del conocido término sintético cuauhtli-océlotl,
con el cual se designaba, en el refinado lenguaje de la capital a los guerreros. Las
banderolas en los “brazos” de estos animales los caracterizan –o más bien caracterizan a
los guerreros representados por ellos- como destinados al sacrificio. Pues parece que los
mexicanos siempre asociaban con el guerrero la idea de su destino: el cautiverio y la
muerte en la piedra de los sacrificios».50

49
León-Portilla (1966), pp. 199-200
50
Seler (1963), T. II, p. 203

- 107 -
Acatl. (13) Caña.

Color: Amarillo.
Regencia: Tezcatlipoca-Ixquimilli. Dios del castigo.
Imagen teológica: Ometéotl, Rey de los dioses, Patrón de los gobernantes y de los
jueces.
Cosmología: Omeyocan. Inicio de Era.
Cosmografía: Oriente. Mediodía. Cenit.
Ontología: Luz. Justicia. Poder. Aire.
Dedo: Medio del pie derecho ó del pie izquierdo.
Biología: Sistema respiratorio. Tráquea. Columna vertebral.
Zona energética: Plexo solar.
Aspecto astral: Ego.
Zona psíquica: Voluntad.
Virtud: Nobleza.

Yo en Tlalocan impero,
yo el dador de bienes doy la ley;
¡ En Tlalocan yo el proveedor,
yo impongo la ley !
Llego acá donde el camino se reparte:
-- yo soy Cintéotl.

Códice matritense del Real Palacio.51

Fig. 37. Tezcatlipoca en su advocación de dios del Frío (Códice Ríos).

51
Garibay (1971), p. 125

- 108 -
El logograma correspondiente al número 13 de la veintena se dibuja algunas veces
como un vegetal, por ejemplo en el Tonalámatl de Tlaxcala, y por tanto muestra un
carácter análogo al del signo anterior, Malinalli. En otros libros, Acatl se dibuja como
un haz de flechas. Este pictograma simboliza primordialmente un concepto ético. En
forma de carrizo indica rectitud, nobleza y espiritualidad. Como flecha señala al poder
judicial y al castigo. Psicológicamente se interpreta como voluntad; cosmológicamente
alude a los rayos solares y a la brillantez de venus; ontológicamente es representación
de la luz en general.

Imagen fálica, la caña está asociada con la fertilidad, el carrizo vertical simboliza al
axis mundi, eje que une al Cielo con la Tierra (en este sentido Acatl es idéntico a
Cipactli). En forma de flecha representa a los rayos solares que preñan a la Tierra. Caña
se vincula con el oriente, región de la fertilidad y de la luz. El oriente es el Tlillan-
Tlapallan, lugar del rojo y del negro, la región de Quetzalcóatl (la Sabiduría), donde su
corazón se transforma en lucero durante la fecha Ce-Acatl, que da nombre al Viento-
Serpiente emplumada.

Para el observador situado en el centro del plano terrestre, un ciclo temporal se


manifiesta horizontalmente, en oposición al despliegue del espacio que le parece
dispuesto en niveles superpuestos; a este observador le parecerá que tiene 2 posibles
tipos de movimiento: sobre un plano ó a través de distintos planos. El movimiento que
se realiza sobre el plano se sostiene en el plano mismo. Para pasar de un plano al otro el
movimiento presupone una vía vertical (una soga, una escalera, un árbol, una montaña).
La caída desde el plano superior se realiza sin dificultad alguna, no así el movimiento de
ascensión que requiere de un esfuerzo de la voluntad. Ascensión y caída permiten
jerarquizar y ordenar a los planos. Ascender a un plano de mayor jerarquía implica ser
aceptado por el regente de ese nivel. Como por una flauta, el Espíritu desciende a través
de un eje; la voluntad, como la digitación del flautista, articula el movimiento que
produce notas altas ó bajas, es decir, acciones en niveles inferiores ó superiores. El
número 13 representa tanto a las direcciones del espacio-tiempo tridimensional, como a
los niveles superpuestos del cosmos, y en especial simboliza al plano superior, que la
mitología llama Omeyocan.

Acatl es el primero de los 4 portadores de año, por lo que corresponde a la


dirección oriente y al mediodía; vinculado con el este y el cenit, el número 13 es
funcionalmente idéntico al número 1. La coincidencia de un año Ce-Acatl con el día Ce-
Cipactli, señala el inicio de un Atado de años; en la cronometría, Caimán encabeza días,
mientras que Caña encabeza años. Cipactli figura lo horizontal (el plano terrestre) en
oposición a Caña que aparece como imagen de lo vertical. Acatl alude a la presencia
jerarquizada de los planos de realidad bajo el poder del superior, asiento de Ometéotl,
personaje que se pinta en el Tonalámatl como Tezcatlipoca-Ixquimilli, el Señor del
castigo, fuente de todo Poder y de toda Justicia.

- 109 -
Fig. 38. Tezcatlipoca-Ixquimilli en la página 13 del Códice Laud.

En el Códice Vaticano 3738, Caña está asociado al pecho, ó a los pulmones ó a


las costillas, sin duda simboliza al aparato respiratorio y a su función. Al contener los
sentidos de oquedad, centro y verticalidad, el número 13 y la imagen de la Caña, se
relacionan inmediatamente con la nutrición aeróbica y energética, con el aliento, la
tráquea y la columna vertebral. Acatl se asocia también con las imágenes de bastón y
cetro, por lo que alude no sólo al guerrero y al cazador sino que representa además al
anciano, al juez, al gobernante y a la hombría. Caña se relaciona, por tanto, con las
nociones de rectitud moral, ejercicio de la acción judicial, dirección de la cultura,
sacerdocio y magia.

- 110 -
Ocelotl. (14) Jaguar.

Color: Negro.
Regencia: Tlazoltéotl. Diosa de la purificación.
Imagen teológica: Pureza. Pecado. Penitencia. Confesión. Bautismo.
Cosmología: Oscuridad. Noche. Tierra. Sol nocturno.
Cosmografía: Horizonte poniente. Cuevas y montañas. Norte.
Ontología: Yo. Ser interno. Voz del Ser.
Dedo: Índice del pie izquierdo o anular del pie derecho.
Biología: Garganta. Tiroides. Oído.
Zona energética: Cuello.
Aspecto astral: Oído interno.
Zona psíquica: Voz interior. Nahual.
Virtud: Valentía.

He venido a tomar alivio junto a ti, junto a ti he venido a


curarme. ¿ A quién me encomendaré ? Como una caña, como
un sauce te vuelves, por eso he venido a asirte, he venido a
abrazarte. Eres una ceiba, eres un ahuehuete; tú eres alivio,
eres remedio; en tus manos reverdeceré, daré renuevos; me
haré limpio, me lavarás, me bañarás. Aquí es mi lugar de
descanso, mi lugar de curación…

Huehuehtlahtolli.52

Fig. 39. La diosa de la purificación en el Códice Ríos.

52
León-Portilla y Silva (1991), p. 185

- 111 -
La imagen del Jaguar aparece ya personificada en el tercer logograma de la
veintena (Calli) como Tepeyóllotl, el Corazón de la Montaña. En tanto que felino y
como carnívoro, representa a la tierra, a la oscuridad y a la noche y por ello su
asociación con Casa. El Jaguar es símbolo del Sol a su paso por el inframundo, en este
su aspecto masculino, el astro es Señor de los muertos, el devorador de corazones. La
piel de este depredador alude a la dualidad diurno-nocturno, con sus manchas oscuras
sobre el color cálido amarillo-naranja. El rugido del Jaguar es el corazón de la montaña,
el sonido de la noche que induce al temor por su aviso sobre la cercanía de la muerte. Es
también el fuego de la hoguera que representa la esperanza de la venida del día en
medio de la oscuridad. Si Calli es predominantemente femenino, Ocelotl tiene dominio
de lo masculino, expresando fuerza, poder, destructividad y protección. En el tercer
logograma el regente es masculino, Tepeyóllotl, en el décimo cuarto es femenino,
Tlazoltéotl.

Tlazotéotl, la devoradora de inmundicias, es diosa del pecado y en este sentido


idéntica a Macuil-Xóchitl, 5-Flor, (aspectos femeninos de Ometéotl-Quetzalcóatl al que
puede llamarse en este contexto Tezcatlipoca, el dios-jaguar). Esta diosa es patrona de
los pecadores, quienes dirigen a ella sus confesiones y súplicas para ser eximidos de la
culpa. De este modo, Tlazoltéotl es también la que purifica, el Agua que limpia la
impureza, y energía propicia para efectuar el ritual de bautismo.

El signo del Jaguar muestra un fuerte carácter auditivo, representando a la Voz


interior, la conciencia que pone de manifiesto el peso de la trasgresión al que la comete.
Es esta Voz la que llena de valor al penitente para confesar sus delitos, permitiéndole de
este modo ponerse al alcance del desahogo emocional y del perdón social.

En el plano físico, el Jaguar es el guerrero solar, el que con su fuerza procura la


protección y la adquisición de bienes a la comunidad. Ocelotl es el militar y el
gobernante. En el plano astral, el felino nocturno es un nahualli, experto en las artes
mágicas, el sacerdote invencible, tal vez el nigromante. Vinculado con Calli, el Jaguar
alude a la necesidad de la introspección como medio para controlar eficazmente a la
fuerza interior, que puede tornarse catastrófica si su destructividad no es conducida a la
eliminación de lo incorrecto en lo individual tanto como en lo colectivo. El Jaguar como
el Águila son símbolos del Dios Dual que se manifiesta a través del hombre de poder
que se ha purificado con el ayuno, el sacrificio, la oración y la confesión:

“Nonipiltzintzine, ma ximehuititie, at on canin in cuelachitzinca, in


cemilhuitzintli, in itzcactzinco, in iopuchtzinco in Tloque, in Nahuaque, in
chane, in cale, in icellatohuani, in Dios, in tiquitzcactia, in ticopochtia, in
ticmonanamiquilia, in ticmopalehuilia; in tipacta, in tixiptla, in tixtelolo,
in ticamachal; in tix, in tinacaz tommuchiuhtica, ca ticnahuatlatalhuiya,
tictlatenquixtilia, tictlahtolquixtilia. In ahnen yauh, in ahnen huetzi, in
xotlatiuh, in pepetzcatiuh, in tleyotiuh, immahuizzotiuh, in ihiyotzin, in
tlahtoltzin Totecuiyo. Immottetzinco (immotechtzinco), immomactzinco
oquimotialili (oquimotlalili). Immihtictzinco, in mocuitlaxcoltzinco,
immoxillantzinco, immotozcatlantzinco in oquimotoptemili, in
oquimoteplacaltemili, in amuxtli, in tlacuilolli, in huel tlilantoc, in huel
tlapalantoc, in ipan temi in quauhmitl, in ocelomitl, inic tocontlatlaztica,
inic toconpopouhtica”.

- 112 -
“…tú lo representas, tú eres su imagen, sus ojos, su mandíbula; tú su rostro, su
oído te haces porque le sirves de intérprete, haces que broten su voz, sus
palabras. No en vano va, no en vano cae, va floreciendo, va brillando, va
enalteciéndose, va recibiendo honra su aliento, su palabra del Señor Nuestro;
junto a ti, en tus manos, la colocó. En tu interior, en tus entrañas, en tu seno,
en tu garganta escondió, puso su libro, la palabra, lo que es negro, lo que es
rojo, en donde aparecen los dardos del águila, del ocelote, que así estás
lanzando, devolviendo”.53

53
Silva y Hernández, (1990), pp. 110-112

- 113 -
Cuauhtli. (15) Águila.

Color: Rojo.
Regencia: Xipe Tótec. Nuestro Señor el Desollado.
Imagen teológica: Espíritu celestial.
Cosmología: Tonatiuh, el Sol. Cielo.
Cosmografía: Poniente. Cumbres.
Ontología: Mente.
Dedo: Pulgar del pie izquierdo ó meñique del pie derecho.
Biología: Sentido de la vista.
Zona energética: Entrecejo.
Aspecto astral: Yo superior. Luz interior.
Zona psíquica: Autoconciencia. Visión interna.
Virtud: Contemplación.

Aquí es donde las Águilas se pierden,


tu casa de joyeles cual sol brilla:
¡es aquí la mansión del dios nuestro padre!

Cantares mexicanos.54

Fig. 40. Xipe-Tótec acompañado por Quetzalcóatl (Tonalámatl de Tlaxcala).

54
Garibay (1971), p. 86

- 114 -
Como Ocelotl, Cuauhtli es otro emblema del guerrero solar. El Jaguar representa
al sol nocturno ó inframundano, el Águila simboliza al sol diurno; uno es el astro
terrestre, el otro es el celeste. Si Ocelotl se relaciona con el sentido del oído, el Águila lo
hace con el de la vista. El depredador terrestre alude a la Voz interior, el depredador
celeste indica mente ó Visión interior. Dos aves, las dos rapaces, aparecen como
logogramas en la veintena; Cuauhtli domina sobre el cielo a los vivos que son su presa,
Cozcacuauhtli domina sobre los muertos de los cuales se nutre. El Águila, como el
Jaguar, devora corazones; el felino se alimenta de la vida, el ave rapaz se alimenta de la
conciencia.

Todos y cada uno de los términos de la veintena son representaciones inmediatas


del Sol, todos representan mediatamente a Venus y todos señalan remotamente a la
Luna. El culto solar presenta niveles; para la mentalidad primitiva el Sol es un viviente,
padre de los seres terrestres; para el religioso medio, el sol es un símbolo del dios
omnipresente; para el iniciado en los misterios, el sol es símbolo del Absoluto. El
religioso corriente adora en los cuerpos celestes a la Luz; para el iniciado, la Luz es sólo
el aspecto manifiesto del Ser, su faz en el mundo fenoménico.

La religión exotérica vio en el Sol (Tonatiuh) primigeniamente al Abuelo Fuego


(Huehuetéotl). La plenitud solar, el Sol en el cenit, se llama Xiuhtecuhtli en náhuatl, que
al localizar al astro en el centro del espacio le da el nombre de Tlaltecuhtli, el Fuego del
interior de la Tierra. Otro númen solar es Mixcóatl el Flechador que se transforma para
el militarismo azteca en Huitzilopochtli, el Guerrero. En el pensamiento esotérico el
Absoluto es la Mente Universal, no la naturaleza que sólo la manifiesta.

El símbolo del Ave Solar ya se utilizaba en el preclásico, pero los olmecas


prefirieron tomar a la Serpiente y al Jaguar como animales totémicos. Los toltecas
clásicos fusionaron ave y reptil en Quetzalcóatl, en este caso el Ave Preciosa es la de
color chalchihuítl. Los aztecas adoptaron el simbolismo del águila que devora a una
serpiente y, como los teotihuacanos, del colibrí y de la mariposa para referirse al Sol.
Águila connota poderío, altura y visión. El noble solar azteca era ya un militar, a
diferencia del noble solar olmeca, también guerrero, pero sobre todo místico. Los
guerreros solares olmecas mostraban su destreza luchando por lograr mantener en unión
Espíritu y Conciencia, una vez domesticados sus vehículos inferiores; es posible que
para el olmeca la imagen del águila que devora una serpiente significase el sacrificio de
lo inferior a favor de lo superior, al menos eso significó claramente para los aztecas.
Sacrificio es un concepto clave de la cultura del Anáhuac. Quetzalcóatl se pronunció en
contra de los sacrificios sangrientos:

Quetzalcóatl es su nombre.
Nada exige,
sino serpientes, sino mariposas,
que vosotros debéis ofrecerle,
que vosotros debéis sacrificarle.55

Quetzalcóatl pide como diríamos hoy “una entrega de cuerpo y de alma”


(serpientes-mariposas). El Iniciado tolteca interpretó el sacrificio como acto místico,
como una subyugación ó desapego de lo inferior por lo superior. El arrojarse a una

55
León-Portilla (1966), p. 305

- 115 -
hoguera constituye la forma tal vez prehistórica del sacrificio solar. La comunión con la
Luz también se esperaba en la muerte por flechamiento, en cualquier caso, el Guerrero
tolteca es del carácter del que se entrega al Espíritu, trasformándose en la encarnación
de la libertad total.

- 116 -
Cozcacuauhtli. (16) Zopilote.

Color: Azul.
Regencia: Itzpapálotl. Mariposa de obsidiana.
Imagen teológica: Huehuetéotl. El Abuelo Fuego. Dios Padre.
Cosmología: Firmamento. Bóveda celeste. Oscuridad y noche.
Cosmografía: Sur. Centro (eje cenit-nadir).
Ontología: Principio.
Dedo: Pulgar del pie derecho ó de la mano derecha.
Biología: Organismo senil. Cerebro. Glándulas pineal y suprarrenales. Diafragma.
Zona energética: Plexo solar. Vértex.
Aspecto astral: Energía eléctrica. Poder interior.
Zona psíquica: Intuición intelectual.
Virtud: Paciencia.

¡ La deidad sobre los cactus redondos:


Nuestra Madre, Mariposa de Obsidiana !
Mirémosla: en las Nueve Llanuras
con corazones de ciervos se nutre.
Es Nuestra Madre, la Reina de la Tierra:
con greda nueva, con pluma nueva se halla emplumada.

Códice matritense del Real Palacio.56

Fig. 41. Itzpapálotl en el Códice Ríos.

56
Garibay (1971), p. 118

- 117 -
El Buitre ó Zopilote, Cozcacuauhtli, suele dibujarse calvo, es el Anciano, el Padre
de los dioses, el Absoluto inmanifiesto. Su elemento es la oscuridad, el cielo nocturno.
Al relacionarse con Itzpapálotl y con Huehuehtéotl, el Fuego es el elemental
primordialmente aludido por el carroñero (la mariposa y el pedernal son símbolos de lo
ígneo). Cozcacuauhtli es sin más el Espíritu; Cuauhtli representa al sol, Cozcacuauhtli a
la Vía Láctea, el primero se manifiesta en la dimensión de lo temporal, el segundo es lo
eterno. El número 16 insinúa lo supratemporal (42 ó 24), como el 4 alude al tiempo
solar.

Itzpapálotl se muestra como imagen femenina de Ometéotl, al mismo tiempo la


invisible e impalpable oscuridad y la fría y dura solidez de lo terrestre, la unión de lo
alto y de lo bajo durante la noche. Si el aspecto de Mariposa de Obsidiana es oscuro, su
forma y su substancia están, por el contrario, constituidas por el Fuego, que nocturno
parece ser la Luz Astral. El Fuego Solar es sólo una minúscula manifestación de la
energía estelar que imperceptible a los sentidos ordinarios, no obstante, es de una
magnitud infinitamente mayor que la del Sol de nuestro sistema planetario y que, por lo
tanto, tiene una influencia mayor que la de nuestra estrella sobre la vida terrestre. Es
posible así que el Abuelo Fuego que se simboliza en Cozcacuauhtli sea el Fuego Astral,
físicamente la energía estelar presente en el universo no perceptible al ojo humano y
metafísicamente el Absoluto inmanifiesto, el Vacío; en una palabra, el Espacio.

Teológica, cosmológica y matemáticamente (los vértices de 2 cubos suman 16) los


valores del Buitre ó Zopilote son congruentes con el concepto ontológico de Principio
Dual. En la antropología al 16 corresponde el pulgar derecho del pie ó de la mano; el
pulgar del pie derecho indica Origen del Movimiento y el pulgar de la mano derecha al
Yo (antropológico y metafísico) por lo que un zurdo comienza contando, según el
método tolteca, por este dedo.

El Buitre y el número 16 simbolizan a lo Antiguo, a lo Viejo y a lo Perdurable


tanto en el plano cosmológico como en el antropológico, Sahagún transcribe:

“Al decimosexto signo llamaban ce cozcaquauhtli; este signo decían que era
bien afortunado, y que era el signo de los viejos. Decían que los que nacían en este
signo vivían larga vida y eran prósperos, y vivían alegres en este mundo; no
empero, todos los que nacían en él eran tales”.57

El símbolo es caracterizado como solar ó masculino, es decir, “bien afortunado”,


y es precisado con su elemento correlativo: “aunque muchos de los que en él nacían
morían luego”. Durán anota:

“El signo de cozcaquauhtly que quiere decir baurro significaba y


pronósticaba á los que en él nacían larga vida sanos recios sin enfermedad
altos de cuerpo doblados menbrudos calvos discretos hombres de gran
consejo y autoridad sábios graves quietos prudentes retóricos amigos y
inclinados á enseñar y á predicar amigos de dar buenos consejos y de reprender
lo malo amigo de juntar discipulos á quienes enseñar”.58

57
Sahagún (1977), pp. 355-356
58
Durán (1995), p. 237

- 118 -
La energía estelar circula en el microcosmos penetrando por el vértex y cayendo
hasta el perineo, de donde retorna hacia el vértex por la columna vertebral. Esto quiere
decir que el eje sagital del cuerpo humano puede considerarse como la órbita
microsolar, en la que la energía estelar transita por 20, 13 ó 9 “casas”. Una de estas
“casas” ha de considerarse la principal y sin duda es la correspondiente al vértex, cenit
microcósmico. Utilizando el sistema vigesimal pueden señalarse los 4 vértices
principales de esta órbita, 2 de los cuáles se localizan a la altura del corazón. Utilizando
el sistema de base 13 las primeras 7 casas son: vértex, entrecejo, garganta, plexo
cardíaco, plexo solar, vientre y plexo sacro; contando el paso de la energía por estas
zonas en dirección al vértex se tienen en total 13 “casas”. Existen varias doctrinas en
relación a cómo desciende la energía y cómo se distribuye por los vehículos del hombre.
Todas estas doctrinas son ancestrales y todas ellas relacionan la vejez con la sabiduría,
la autoridad y la salud, difieren entre sí por el lugar al que consideran como centro
principal de distribución de la energía en el microcosmos. La doctrina más simple
considera que la energía proveniente del Cielo cae desde el vértex hasta el perineo y
luego de atravesar el cuerpo humano se dirige hacia el centro de la Tierra. Según otras
versiones, la energía puede almacenarse y salir, voluntaria e involuntariamente, a lo
largo de distintos puntos de la órbita microcósmica.

Itzpapálotl es una de las siete deidades que fueron expulsadas de Tamoanchan,


según el comentarista del Códice Telleriano. Estas deidades provocaron el enojo de
Tonacatecutli y de su consorte Tonacacíhuatl al cortar flores y ramas de árboles en el
lugar que también se llama Xochihuacan. El padre Ríos informa que en Tamoanchan el
nombre de Itzpapálotl era Xomuco ó Xomunco en el que puede reconocerse el de
Oxomoco, la primera mujer.

- 119 -
Ollin. (17) Movimiento.

Color: Amarillo.
Regencia: Xólotl, dios de los gemelos, numen del juego de pelota.
Imagen teológica: Emanación y reabsorción del Soplo Divino.
Cosmología: Movimientos del planeta tierra que a la observación aparecen como
movimientos solares.
Cosmografía: Rumbos y direcciones del plano terrestre.
Ontología: Absoluto. Causa eficiente del Ser manifestado. Agente.
Dedo: Índice derecho del pie ó de la mano.
Biología: Ombligo. Corazón. Habla (aparato de fonación).
Zona energética: Región umbilical, plexo cardíaco y garganta.
Aspecto astral: Tonalli ó Tonal, lo opuesto al Nagual ó Nahualli, por tanto, lo
conocido ó cognoscible.
Zona psíquica: Atención conciente.
Virtud: Adaptabilidad.

Juega a la pelota, juega a la pelota el viejo Xólotl:


en el mágico campo de pelota juega Xólotl:
el que viene del país de la esmeralda.¡Míralo!
¿Acaso ya se tiende Piltzintecutli
en la casa de la noche, en la casa de la noche?
Príncipe, príncipe:
con plumas amarillas te aderezas,
en el campo de juego te colocas,
en la casa de la noche, en la casa de la noche.59

Fig. 42. Xólotl según el Códice Ríos.

59
Silva y Hernández (1990), p. 177

- 120 -
La palabra ollin, nombre del decimoséptimo signo de los días, abarca todos los
sentidos de la noción de movimiento; traducible también por “terremoto” ó “temblor”,
en su etimología muestra que en un sentido primario el moverse se concibe en relación a
los movimientos de la tierra y a los humanos (como en el avanzar de grandes
multitudes). La raíz ol de la que se deriva ollin, está también contenida en las voces
nahuas correspondientes a “pelota” y “hule”, por lo que ollin expresa ya siempre el
sentido de “moverse en redondo”, acción en la que el objeto retorna al punto de partida.
En su aspecto verbal ollini-a significa también “caer y levantarse”, sentido del que
posiblemente nació la relación de ollin con el moverse de la conciencia, representada en
los mitos por Quetzalcóatl. Ollin se refiere además al moverse del Sol, no sólo al del
astro sino también al de la Quinta Edad. Ollin también significa sucesión de Eras
Cósmicas ó “Soles”. Ollin resume simbólicamente el destino del Ser, su eterna
mutación, la sincronía y orden preciso del movimiento y el sucederse de diferentes
niveles de atención.

El convencionalismo pide dibujar en el tonalámatl a Ollin en dos colores, uno claro


(rojo) y otro oscuro (negro, azul ó verde). Los colores pueden variar, pero siempre serán
dos y su sentido el mismo (dualidad Cielo-Tierra). El logograma presenta un ojo al
centro y 4 “aspas”, cada una de las cuales apunta hacia un punto cardinal.

En la lectura oracular Ollin es considerado un signo de ventura indiferente con


todo y su naturaleza solar, Durán explica

“El signo diez y siete era el que llamaban ollin el cual bocablo quiere decir
cosa que anda ó se menea el cual signo aplicaban al Sol. Todos los barones
que en este signo nacian los tenían por hombres que resplandecerían como el
sol: teníanlos por bien aventurados bien afortunados venturosos dichosos
tenían á gran dicha y buena suerte y buena ventura el nacer en este signo
prometianles señorios reinados á los que nacían este día á causa de que
así como el sol es rey y supremo entre los demás planetas así prometían al que
en su signo nacía estado supremo en la tierra y esto (como dije) á los barones
porque á las mujeres le era contrario anunciabanles que habían de ser tontas
bobas necias de corto juicio lunáticas desconcetadas pero ricas y prósperas
y poderosas como los barones y así aunque este signo era bueno tenía parte
de indiferente por lo dicho”.60

Lo que el adivino llama suerte indiferente alude a la bivalencia ó ambivalencia


energética y matemática del tonalli; el número 17 es el inverso complementario del 4, es
decir que contando desde Flor en dirección a Caimán, Movimiento se encuentra en el
cuarto lugar. La cifra 4 se dibuja figurando al calor solar ó tonallo. Tanto Lagartija
como Ollin son símbolos de la Tierra que se mueve. Ontológicamente el movimiento
presenta bidireccionalidad, además el tolteca aprecia en el movimiento no sólo a lo que
se desplaza sino también y con la misma atención a lo que es desplazado. Ollin es
símbolo de la Dualidad interpretada como Devenir. Es símbolo también de lo que anima
y por tanto de lo central ó esencial.El signo Ollin representa a Xólotl que no es otro que
Nanahuatzin, el dios que se sacrifica para nazca y se mueva el sol. Xólotl es el portador,
guía y acompañante del astro, aparece normalmente en la forma de un perro (itzcuintli)
que conduce al dios muerto hacia su casa.

60
Durán (1995), p. 237

- 121 -
Tecpal. (18) Pedernal.

Color: Negro.
Regencia: Chalchiuhtotolin. El Guajolote Precioso.
Imagen teológica: Sacrificio ritual.
Cosmología: Plano ígneo, sobre Tierra, Agua y Aire.
Cosmografía: Norte. Mictlan.
Ontología: Materia. Existencia.
Dedo: Medio derecho del pie ó de la mano.
Biología: Dientes.
Zona energética: Plexo sacro y garganta.
Aspecto astral: Oído interno.
Zona psíquica: Pensamiento lógico. Entendimiento. Discernimiento.
Virtud: Lucidez.

Libro de pinturas es tu corazón,


has venido a cantar,
haces resonar tus tambores,
tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera,
alegras a las gentes.61

Fig. 43. El Guajolote Precioso según el Códice Ríos.

61
Silva y Hernández (1990), p. 191

- 122 -
El pavo ó guajolote es el ave de Tláloc, representa así al chalchiuhatl, el líquido
precioso, la sangre, y por contigüidad, sacrificio, específicamente el de las mujeres
muertas en parto. Simboliza también a Tezcatlipoca, dios del castigo y de la penitencia.

El cuchillo de obsidiana ó pedernal es un instrumento determinante en la religión


tenochca, con él se efectuaba el acto de cortar y abrir el pecho del sacrificado para
extraer el corazón que era ofrecido al Sol. Necesariamente este objeto está vinculado
con la muerte y con el inframundo. Las asociaciones simbólicas que trae consigo la
obsidiana, este cristal negro azabache, son casi innumerables, tal vez sólo el jade puede
parangonarse con ella en multiplicidad semántica.

La obsidiana es un mineral cristalino de origen volcánico. Su uso se remonta a la


prehistoria, pues al impactarse con la pirita produce chispas que pueden utilizarse para
la producción de fuego, además su consistencia vítrea le hizo ideal para la confección de
filosas navajas que fueron montadas en madera como eficaces armas. En el arte
escultórico fue utilizada majestuosamente por los toltecas del posclásico, quienes
lograron piezas de perfección técnica aún hoy inigualable. Si bien en las religiones
animistas mesoamericanas todas las piedras tienen vida propia, algunas de ellas,
particularmente el jade, la turquesa y la obsidiana, alcanzaron en Anáhuac una
dimensión absolutamente sagrada. Todas estas piedras estuvieron vinculadas
simbólicamente con el Sol y con la sangre.

El 18 es un factor cronológico-astronómico; el año civil tolteca cuenta con 18


veintenas. Un período de rotación terrestre puede dividirse en 18 unidades, contando 9
para el día y 9 para la noche; hecha esta división, al cabo de 20 días se reúnen 360
horas. En 20 años de 360 días se tienen 360 veintenas.

Piedra se relaciona con el concepto castigo, con el frío y con el elemental Tierra.
La tierra y el frío se asocian con la oscuridad nocturna y con el rumbo norte, por lo cual
denotan invierno e inframundo. Las piedras son huesos y viceversa. Como el agua y el
cráneo, la piedra es un símbolo completamente arcaico, su uso como instrumento se
pierde en la noche de los tiempos. La asociación del pedernal con el castigo es
seguramente la más tardía. Se calcula que las piedras más antiguas utilizadas como
puntas de proyectil en América provienen de alrededor de 37 mil años atrás. Se piensa
por ello que la economía humana de aquella época se basaba en la cacería y la
recolección, la piedra fue útil en el consumo de proteínas animales y en la guerra. El
hombre tiene su ancestro físico en el homo habilis y en los antropoides, pero aún antes
del tiempo, su ancestro astral está en la pareja primordial que una vez encarnada
atraviesa todas las etapas de evolución hasta alcanzar al homo sapiens. La conciencia
bisexuada, antecede a todo ser y todo ser tiende a reconocerse en ella antes de
identificarse con el Absoluto. Como sucede en todo agregado humano, la violencia
debió surgir de entre los menos evolucionados psicológicamente. En la religión
prehistórica la guerra era una manifestación del equilibrio entre los opuestos y adquiría
más bien la connotación del concepto moderno de justicia. Las religiones primitivas
rindieron culto al Sol y a los antepasados. El hombre primitivo sabía reconocer en los
animales, en las plantas, y en los seres de la naturaleza toda, a sus ancestros y también
que él era lo que comía. Si la antropofagia se manifestó alguna vez en la prehistoria
humana la experiencia del antropófago pudo ser más ó menos similar a la de quien se
realiza un transplante quirúrgico; el que comía era conciente de que adquiriría las
características de aquello que lo alimentaba. El acto de la alimentación tiene un aspecto

- 123 -
mágico y litúrgico. En el norte del globo terrestre, escasos los vegetales a causa del
hielo, el hombre habituaba la proteína animal y en situaciones del todo extremas,
absolutamente extremas, también la humana. La piedra se podía utilizar para sacrificar
al vivo, para desollar a la víctima y para encender el fuego. Los pueblos militaristas de
mesoamérica no fueron los creadores de la idea de que la piedra trabajada se relaciona
con el sacrificio, la sangre, la muerte, la violencia y la justicia, este concepto ha sido
común a todas las religiones del mundo.

El proyectil adquirió desde muy temprano el sentido de destello y luz. El Sol fue
primero una hoguera, después un Lanzador de dardos. La piedra es origen y fin, vida y
muerte. El hombre culto, el que se mantiene conciente de la presencia de la Luz en todo
ser, este ve en la piedra un espejo que le permite reconocerse como algo no-físico. Para
el culto, el fuego es imagen del Dador de Vida (y por ello del acto sexual) y el impacto
entre dos piedras ó el frotamiento con dos palos (uno vertical y otro horizontal), ritual
alusivo al origen de todas las cosas. El hombre conciente de sí encuentra en el retrato
del cazador una imagen de la voluntad en afán de libertad y ve en el guerrero el símbolo
de la gran empresa del individuo que es la de ser victorioso sobre sí mismo.

- 124 -
Quiahuitl. (19) Lluvia.

Color: Rojo.
Regencia: Tonatiuh. El Sol.
Imagen teológica: Emanación de la Palabra, de la Voluntad y de la Luz.
Cosmología: Agua celeste (Quetzalcóatl). Atmósfera terrestre. Meteoros.
Cosmografía: Poniente. Laderas de cerros y montañas.
Ontología: Vida.
Dedo: Anular derecho del pie ó de la mano.
Biología: Manos. Sangre. Semen.
Zona energética: Palmas de las manos.
Aspecto astral: Cuerpo emocional (nahualli).
Zona psíquica: Emotividad.
Virtud: Generosidad.

Sólo allá en el interior del cielo


tú inventas tu palabra,
¡ Dador de la vida !62

Fig. 44. Tonatiuh, el Sol, según el Códice Ríos.

62
León-Portilla (1984), p. 154

- 125 -
La cabeza de Tláloc sirve como signo de la cifra 19. El regente de este logograma
es Tonatiuh, expresión, encarnación y fuente del fuego que cae del Cielo. Los
sacerdotes asocian, de acuerdo con Seler, quiahuitl con tlequiahuitl, la lluvia de fuego
que puso fin al Quiauhtonatiuh el tercero de los 4 períodos prehistóricos del mundo.
Durante el Sol de Lluvia, llamado Nahui-Quiahuitl, 4-Lluvia, los hombres fueron
destruidos a causa del fuego que cayó del Cielo. El signo Quiahuitl se asocia con la idea
de fin del mundo y con el ayuno y sacrificios que se realizan 4 días antes de la posible
catástrofe.

El número 19 está directamente relacionado en cempohualli con el número 3 y con


la idea de decadencia. Las cualidades numerológicas del 19 son esencialmente las
mismas que para el signo Calli; específicamente en relación a su orientación (poniente),
a su hora (ocaso) y a su carácter predominantemente femenino. La imagen de Tláloc,
representando a la penúltima cifra del sistema vigesimal, expresa el aspecto celeste del
número, que invita a ver en el ideograma del dios de la lluvia a Ometéotl como Dador
de la Vida. En el microcosmos, el Espíritu del Fuego está en la sangre y en el semen,
que pueden llamarse el Tláloc interior.

El torrente sanguíneo es algo así como el asiento físico del doble astral, el
vehículo de las emociones; toda la información química emanada del sistema endocrino
que el organismo requiere viaja transportada por la sangre. Quiahuitl se refiere a la
sangre arterial, a la de esencia solar, a la que proporciona la vida física. En cuanto a las
células sexuales, el espermatozoide es la solar y tiene la peculiaridad genética de definir
el sexo del procreado; como la sangre, el semen transporta la información química de
toda la especie humana.

La imagen de las manos abiertas conlleva la del acto de dar, que en un contexto
orientado por la idea de sacrificio, tiene el sentido de darse. En las manos se concentra
tan intensamente el poder de vida que basta una simple caricia para aliviar cualquier
tipo de mal: al aparecer la mano justa en el momento justo cualquier dolor se hace
secundario ó inexistente.

Los informantes de Durán asociaron a la Lluvia con ciertas enfermedades


catalogadas como acuáticas ó lunares:

“El penúltimo signo que es el diez y nueve era el que llamaban quiahuitl que
quiere decir pluvia ó aguacero. A todos los que en él nacían así hombres como
mugeres les daban y prometían una muy mala ventura y era que habían de ser
ciegos, cojos, mancos, bubosos, leprosos, gafos, sarnosos, legañosos, lunáticos,
locos con todos los males y enfermedades adherentes á estas”.63

La información del fraile es parcial, pues Quiahuitl se asocia más con el tratamiento
de la enfermedad que con la enfermedad en sí. El sano es aquel capaz de curarse a sí
mismo y que al conocer el origen de las afecciones puede contribuir a la sanación de
otros. Si los intérpretes vinculan patología con Lluvia, es porque Lluvia es signo de
decadencia, ó mejor aún, de la caída del Fuego Celeste; Lluvia indica sol en el ocaso y

63
Durán (1995), pp. 237-238

- 126 -
por tanto a la idea “proximidad del fin”. Las enfermedades solo son indicadores para
resaltar la idea de “fin próximo”, este significado es obvio en el sistema vigesimal lo
mismo que en la geometría ó en la cronometría. Además las enfermedades son también
símbolos de los diversos tipos de “fin”. La mitología nahua nos dice que son al menos
tres los posibles lugares a los que puede arribar el ego después de la muerte física: la
Casa del Sol (para la muerte del guerrero), el Mictlan (para la muerte común) y el
Tlalocan. No todos los hombres han de morir en la guerra, ni todas las mujeres en el
parto; a los que sobreviven de sus batallas les es posible elegir entre una muerte común
que borrará su memoria de la historia social y una muerte que les haga residir en
Tamoanchan. El carácter de Lluvia es como escribe Durán, lunático, hoy podríamos
decir inquieto, ansioso…precipitado. Los dientes en el logograma expresan Fuego
Celeste y destructividad. 19 simboliza a “lo que acaba” manteniendo en el horizonte de
atención también a “lo que conservándose recomienza”. Enfermedad es por tanto
símbolo de un período crítico, de transmutación, e índice de ciclicidad.

En relación a la idea de generosidad se dice en los huehuetlatolli recuperados en


náhuatl por el padre Olmos:

“Puesto que Él lo dijo, lo pensó, lo determinó, por esto tú has vivido, por esto tú
has nacido. No lo olvides en el día ni en la noche. Ve invocándolo, ve rogándole,
ve suspirando, ve afligiéndote. No hagas con tranquilidad el sueño, el reposo. No
decaiga tu rostro, tu corazón respecto de Él, el Señor Nuestro, porque es tu padre,
porque Él te formó.
Por su generosidad sírvelo amorosamente para que te ayude, para que su
corazón otorgue, para que te entregue tus dones, aquello de lo que eres digno, tu
merecimiento, tu estar en pie, tu mantenimiento. Con eso podrás erguirte, con eso
podrás vivir para que no andes metiéndote entre las nubes, en la oscuridad”.64

64
León-Portilla y Silva (1991), p. 51

- 127 -
Xochitl. (20) Flor.

Regencia: Xochiquétzal. Diosa de las flores, la primavera, la juventud y la belleza.


Imagen teológica: La Creación como aspecto manifiesto de la Divinidad.
Cosmología: Sistema solar.
Cosmografía: Sur. Cenit.
Color: Azul.
Ontología: Ser fenoménico. Vacío.
Dedo: Meñique derecho de la mano ó del pie.
Biología: Glándulas mamarias. Vagina.
Zona energética: Región umbilical. Vértex.
Aspecto astral: Conciencia cósmica.
Zona psíquica: Conciente colectivo.
Virtud: Estética.

Las crea el que hace vivir todo,


las hace nacer el Árbitro Supremo:
flores placenteras:
con ellas huya vuestro hastío…65

Tú distribuyes a los hombres aquí


hilos de flores que salen de tu boca,
tú para ellos las has tomado:
Con ellas haya placer,
con ellas haya felicidad en la tierra. 66

Cantares mexicanos.

Fig. 45. Xochiquétzal en el Códice Ríos.

65
Leander (1991), p. 99
66
Garibay (1971), p. 88

- 128 -
En la matemática, el logograma Xochitl representa principalmente los valores de
0, 4, 5, 9, y 20. Geométricamente se trata de un círculo ó de una elipse, esto es, de una
forma curva que se cierra en un ciclo; cuando el ciclo es abierto entonces el resultado es
la espiral. Oval, espiral ó circular, la forma abstracta de este logograma simboliza la
trayectoria de un cuerpo cualquiera en el espacio-tiempo. En la plástica, a la flor se le
representa con 4 pétalos (puntos cardinales u horas principales), vista desde arriba
cuenta con 5 elementos (4 pétalos y el centro) ó con 9 (4 pétalos, 4 prolongaciones del
cáliz y centro) significando astronómicamente de acuerdo al contexto Sol, Tierra o
Venus. Cosmológicamente puede distinguirse una Flor cósmica, símbolo de la totalidad
de la Creación, de una Flor solar, imagen del astro y del sistema planetario.

El contenido simbólico de los números asociados a la imagen de la flor indica en


general orden, ritmo y manifestación. En la composición plástica, por ejemplo en los
códices Fejérváry-Mayer y Tro-cortesiano, Xochitl puede aparecer completa (número
20). También es posible que aparezca en códices ó esculpida, como cuando representa a
venus, dibujada sólo a la mitad (número 10). Arquetípicamente esto expresa totalidad de
lo manifiesto (20) y aspecto fenoménico de lo real (10).

Fig. 46. La Flor Cósmica según mixtecas y mayas.

Tomado el universo como creación poética de Ometéotl, Flor significa forma,


idea y metáfora. En su aspecto “pasivo” ó femenino, el Dios Dual toma en Xochitl el
nombre de Xochiquétzal y, por tanto, la calidad de frágil, decadente y material. Como
signo de lo diurno, Flor representa a la atención conciente (energía psíquica masculina);
como signo de la energía nocturna, Xochitl es imagen de la libido.

En el plano microcósmico, Flor es el éxtasis en el cuerpo espiritual, conciencia


en el cuerpo mental, disfrute en el cuerpo emocional y órgano generativo ó sensual en el
cuerpo físico. Por asociación, el logograma toma los sentidos de belleza, producción
poética y goce. En el varón, Xochitl destaca las aptitudes espirituales y artísticas; en la
mujer enfatiza además la presencia grata; en ambos puede avisar sobre la conducta

- 129 -
promiscua. Por sus cualidades, los entéogenos se designan como flores. Así, el
logograma alude a la embriaguez, tanto a la sensual como a la mística.

Durán nos informa que

“El último y veinteno signo que era xochitl que quiere decir rosa que era día
último del mes era signo que se aplicaba á los oficiales mecánicos y así á los que en él
nacían inclinaban á pintores, plateros, tegedores escultores entalladores en fin á todo
oficio que imita la naturaleza. En las mugeres á lavanderas á teger labores á hacer pan
pintado inclinaba a pulirse y á aderezarse amigas de camisas labradas de mantas
labradas limpios curiosos trabajadores para tener lo necesario ganándolo por sus manos
en sus oficios, etc.”67

Flor es imagen de la belleza y de la caducidad, símbolo del Vacío y de la Nada,


numerológicamente el cero. La embriaguez, el estado florido de la conciencia, presenta
ante los ojos del interior visiones que corresponden a seres impalpables que, no
obstante, son más vívidos que los palpables. Del estado florido el artista trae al mundo
físico las formas que plasma con pintura, piedra, plumas y otros muchos materiales, las
cuales, a pesar de su exquisitez, están condenadas a la decadencia y a la desaparición.

67
Durán (1995), p. 238

- 130 -
Capítulo 4. Cronología.

Medidas máximas.

El cálculo aritmético vigesimal es antecedente lógico del álgebra tolteca. En


astronomía, la eclíptica se analiza según estos sistemas en 20 sectores; un día, un año y
una precesión lunisolar se toman como circunferencias con una medida perimetral de
20n, donde n es un número real. Para facilitar el cálculo de las relaciones entre las
medidas de un día, de un año y de una precesión lunisolar, el tolteca recurre al método
geométrico graficando la medida de un ciclo ó como el área ó como el perímetro de una
forma cuadrangular. La gráfica de una medida como un plano cuadrangular ilustra
claramente que la base vigesimal se obtiene como múltiplo de 4. Como 20 por 4 por 5
es igual a 400 ésta última cifra representa el ciclo máximo contable en base 20 (la
medida del ciclo máximo contable se obtiene de la multiplicación entre los factores
numéricos que se utilizan para analizar al ciclo en secciones). En el plano complejo el
cuadrado con lado igual a 20 y área igual a 400 tiene por centro al punto (10, 10), al
sumar los dos términos del centro se obtiene la raíz cuadrada del ciclo máximo. Como
además de la base vigesimal los astrónomos toltecas utilizaron otras, los ciclos máximos
principales son:

2 × 4 × 9 = 72
2 × 4 × 9 × 13 = 936
2 × 4 × 9 × 20 = 1440
2 × 4 × 9 × 13 × 20 = 18720
5 × 13 × 52 × 365 = 1233700
5 × 20 × 260 × 360 = 9360000

La Cuenta larga y la precesión lunisolar.

La Cuenta Larga no mide al ciclo de precesión lunisolar como el tun no mide al año
trópico. De cualquier modo puede considerarse a los olmecas como pioneros en el
establecimiento de un método para medir el ciclo de precesión del eje terrestre. Si el año
vago es n veces menor que el año trópico, la Cuenta larga es n1 veces menor que la
medida promedio de la precesión lunisolar.

- 131 -
La medida moderna del ciclo de precesión del eje terrestre es de 25729.19 años
solares (calculados en 365.2422 días).

25729.19 × 365.2422 = 9397385.959818 días.

La medida astronómica en días de la precesión se divide por los días de la Cuenta


Larga para conocer el factor de escala que las separa.

9397385.959818 ÷ 9360000 = 1.00399422 (factor de escala)

Como la Cuenta Corta representa la centésima parte de la Cuenta Larga, al


multiplicar su medida en días por el factor de escala ya establecido se espera que el
producto sea equivalente a la centésima parte del ciclo precesional.

260 × 360 = 93600 días (Cuenta Corta maya)


93600 × 1.00399422 = 93973.858992 días

La expresión en años de la precesión depende de la medida promedio del año: de


acuerdo a la ecuación maya 365.2419 días. Dado que la Cuenta Corta equivale a un
centésimo de la Cuenta Larga, la multiplicación de 93600 días por el factor de escala
arroja un producto en días que divididos según la medida promedio del año equivalen a
un centésimo del ciclo de precesión:

93973.858992 ÷ 365.2419 = 257.2921 años

Los olmecas, ó los mayas, estuvieron en condiciones de medir la precesión en


25729.21 años. Por otro método Maupomé68 (tomando 365.2422 días como medida del
año trópico) llegó a una cifra muy cercana:

(1872000 × 5) + (18720 × 2) = 9397440 días.


9397440 ÷ 365.24219 = 25729.33 años.

Puede creerse que los olmecas y los mayas ignoraran el factor de escala que hay
entre la Cuenta Larga y la medida astronómica de la precesión lunisolar; lo interesante
es que ese factor de escala existe y es congruente con el método matemático tolteca, a
tal grado que su manejo permite entender que la medida del año trópico es de 365.24219
días, ya que 365.2422 días como divisor de 93973.858992 implica un cálculo
precesional que no es de 25729.19 años:

93973.858992 ÷ 365.2422 = 257.29189 años solares.

En cambio, al utilizar la medida del año trópico, correcta en vista de que la precesión
es su múltiplo, la medida de años implicada para el ciclo de precesión es de 25729.19:

93973.858992 ÷ 365.24219 = 257.2919 años trópicos

68
Maupomé (1986), p. 57

- 132 -
Si la medida de 936 días se multiplica por el factor de escala y el producto se divide
por la medida del año trópico el resultado es equivalente a un diezmilésimo de la
medida de la precesión lunisolar:

(13 × 72) = 936 días


(936 × 1.00399422) = 939.73858992 días

939.73858992 ÷ 365.2419 = 2.572921 años trópicos


939.73858992 ÷ 365.2422 = 2.5729189 años trópicos
939.73858992 ÷ 365.24219 = 2.572919 años trópicos

En otras palabras, la medida 25729.19 años trópicos se obtiene como múltiplo de


365.24219 días (en sentido técnico, el año trópico mide la duración entre dos
equinoccios). 936 representa el número máximo de divisiones del día contables en base
13 y al mismo tiempo la diezmilésima parte de la Cuenta Larga. El factor de escala
entre 72 trecenas y la diezmilésima parte de la medida de la precesión lunisolar es el
mismo que hay entre una Cuenta Corta y la centésima parte de la precesión y que el
factor de escala que separa a la Cuenta larga de la era precesional.

La Cuenta Larga y la medida promedio de la lunación.

Los astrónomos modernos calculan la lunación en 29.5307 días promedio (otros


promedios son 29.5306 y 29.53059); la medida de Copán (29.53020) es bastante
cercana a la moderna, pero más lo es la medida de la Serie Inicial, pues:

1872000 ÷ 63392 = 29.53054

Al contemplar los 9360000 días de la Era Precesional tolteca y dividirlos por 316958
se encuentra que la lunación se promedia en 29.5307 días; al dividirlos por 316959 se
promedia en 29.5306 y al dividirlos por 316960 se promedia en 29.53054 días. Todos
estos promedios fueron registrados en monumentos olmecas y mayas.

Días Lunas Luna promedio


Estela 2 de 7.16.3.2.13 1124333 38074 29.53020
Chiapa de
Corzo
Estela C de 7.16.6.16.18 1125698 38120 29.53037
Tres Zapotes
Estatuilla de 8.6.2.4.17 1196017 40501 29.53055
los Tuxtlas
Placa de 8.14.3.1.7 1253907 42461 29.53079
Leyden
Estela 9 de 8.14.10.13.15 1256675 42555 29.53060
Uaxactun
Serie Inicial 13.0.0.0.0 1872000 63392 29.53054
Era nahua 8.11.6.17.0 1233700 41777 29.53060

- 133 -
La Cuenta Larga y la revolución sinódica de venus.

De lo anotado en las páginas 46 a 50 del Códice Dresde se desprende que los mayas
dividieron así el ciclo sinódico de venus: 236 días como estrella de la mañana, 90 días
de desaparición superior, 250 días como estrella de la tarde y 8 días de desaparición
inferior.

Según la correlación GMT, la conjunción venusina del 8 de junio de 2004


(visible en territorio mexicano sólo desde la Península de Yucatán) tuvo lugar el día 5-
Imix 4-Zotz69, lo cual equivale a decir que un día antes, 4-Ahau 3-Zotz, concluye
cualquier período múltiplo de una revolución sinódica de venus; si a partir de esta
última fecha se cuentan 2920 días, se llega al día 12-Ahau 3-Zotz (5 de junio de 2012),
inmediato anterior a la fecha del tránsito venusino (13-Imix 4-Zotz).

Fig. 47. Tránsito de venus; 08/06/2004, 08h23m TU

Los días 4 y 12 Ahau aparecen en la página 50 del Dresde. En la tabla, los días 4 y
12 Ahau indican que en estas fechas concluye el conteo de 8 días de conjunción inferior
venusina (Ver figura 48).

69
Para calcular fechas de la Cuenta Larga correlacionadas con fechas cristianas se ha utilizado el
programa elaborado por el ingeniero Héctor Martínez Calderón que se encuentra en: http://cronopolis.net/
Para esta herramienta no hay un año cero dentro de la cuenta cristiana como si lo hay para la cuenta maya,
por lo que sitúa el comienzo de la Serie Inicial actual en 3114 a.C., año que representa al ciclo anual
número 3113 antes del principio de la era cristiana.

- 134 -
Fig. 48. Página 50 del Códice Dresde.

Para contar los ciclos de venus que van del año 2004 al 2012 al estilo del Dresde es
entonces necesario sumar 4 días a 4 Ahau para indicar que en esa fecha concluyen los 8
días de conjunción inferior; ello lleva a 8 Kan, día que como indicador del fin de una
conjunción inferior apareció, en el libro mencionado, a la vista en la página 46 (Ver
figura 49). Sumando 2920 días se llega a la fecha 3-Kan 7-Zotz (9 de junio de 2012); la
fecha 3-Kan apareció inmediatamente abajo de la fecha 8-Kan en el códice maya.

- 135 -
Fig. 49. Página 46 del Códice Dresde.

El día 4-Ahau del tzolkin, representativo del fin del período de 236 días de venus
como lucero del alba y del comienzo de la desaparición superior del planeta, aparece en
la página 47 del Dresde (Fig. 50); un día como ese comenzó el registro de la presente
Serie Inicial.

Al restar 236 días a la fecha cero se alcanza el día 2-Kan 12-Xul (20 de diciembre
de 3114 a.C.), como esta fecha representa el fin de la desaparición inferior de venus, al
restarle 4 días se obtiene la fecha de la ocurrencia de la conjunción inferior para 3114
a.C., según el procedimiento del códice: 11-Ahau 8-Xul (16 de diciembre) [En el
Códice Borgia se toma la cifra 243 como representativa de los días de venus como
estrella matutina].

- 136 -
Fig. 50. Página 47 del Códice Dresde.

El tránsito de venus frente al disco solar que ocurrió el 8 de junio del año 2004 se
fecha en el día 1868881 de la cuenta larga; 3201 ciclos venusinos separan esta fecha del
9 de diciembre de 3114 a.C. (4-Ben 1-Xul)

583.92 × 3201 = 1869127.92


1869127.92 – 1868881 = 246.92 (9 de diciembre, día juliano 584036)

La sustracción puede representarse con Números de Anillo así:

- 137 -
Para el 13 de agosto de 3113 a.C. y desde 4-Ben 1-Xul han pasado 247 días por lo
que venus se encuentra al inicio de su desaparición superior. La reunión de 3206
revoluciones venusinas es igual a una Cuenta Larga más 47.52 días. Al sumar el
equivalente en días a 3206 revoluciones venusinas y el número de día juliano 584036 (9
de diciembre de 3114 a.C.) se obtiene el número de día juliano para la ocurrencia del
tránsito venusino de junio de 2012.

584036 +1872047.52 = 2456083.52 (5-6 de junio de 2012 d.C.)

La correlación GMT.

Una vez que pudo ser descifrada suficientemente la escritura maya, el procedimiento
de correlación entre el calendario gregoriano y el calendario de esta cultura
mesoamericana (más preciso) se llevó a cabo del modo siguiente:

a) Atendida una fecha maya (anotada en el sistema de Cuenta Corta) correspondiente


en un documento a una fecha occidental (anotada según el calendario juliano) se
llevó a cabo un doble análisis,
b) el calendario juliano se correlacionó con el gregoriano y la Cuenta Corta se
correlacionó con la Serie Inicial.

- 138 -
La fórmula de correlación GMT considera que el final del Katún 11.16.0.0.0. 13-
Ahau 8-Xul (en términos de la Serie Inicial) cayó el día 13 de noviembre de 1539
(calendario gregoriano).

En 1887 E. Forstemann descubrió el sistema de Serie Inicial en los códices mayas.


En 1890 J.T. Goodman fue el primer arqueólogo en descifrar el mismo sistema en los
monolitos mayas. En 1927 J. Eric S. Thompson corrigió en 4 días la correlación entre el
calendario gregoriano y el “maya”, establecida en 1918, por Juan Martínez Hernández
que a su vez corregía la de J.T. Goodman, quien elaboró la correlación primitiva en
1905.

Baktún 0-1 Agosto 13 de 3113 a.C. a Nov. 15 de 2719 a.C.


Baktún 1-2 Nov. 15 de 2719 a.C. a Febrero 17 de 2324 a.C.
Baktún 2-3 Feb. 17 de 2324 a.C. a Mayo 22 de 1930 a.C.
Baktún 3-4 Mayo 22 de 1930 a.C. a Agosto 24 de 1536 a.C.
Baktún 4-5 Agosto 24 de 1536 a.C. a Noviembre 27 de 1142 a.C.
Baktún 5-6 Noviembre 27 de 1142 a.C. a Marzo 1 de 747 a.C.
Baktún 6-7 Marzo 1 de 747 a.C. a Junio 4 de 353 a.C.
Baktún 7-8 Junio 4 de 353 a.C. a Septiembre 6 de 41 d.C.
Baktún 8-9 Septiembre 6 de 41 d.C. a Dic. 10 de 435 d.C.
Baktún 9-10 Dic. 10 de 435 d.C. a Marzo 14 de 830 d.C.
Baktún 10-11 Marzo 14 de 830 d.C. a Junio 16 de 1224 d.C.
Baktún 11-12 Junio 16 de 1224 d.C. a Septiembre 19 de 1618 d.C.
Baktún 12-13 Septiembre 19 de 1618 d.C. a Dic. 22 de 2012 d.C.

Según la correlación GMT, el 13 de agosto de 3113 a.C. gregoriano corresponde al


día juliano 584283 y a la fecha 4-Ahau 8-Cumku:

1872000 + 584283 = 2456283

El día juliano 2456283 corresponde al 22 de diciembre de 2012 d.C.

4-Ahau es el nombre para el día de acuerdo con el tzolkin (ciclo de 260 días),
mientras que 8-Cumku indica el nombre del día de acuerdo con el haab (ciclo de 360+5
días). El haab es un calendario de funcionamiento análogo al xiuhpohualli, se distinguen
estas cuentas inmediatamente por el lugar en el que sitúan a los días finales de año. En
3113 a.C. la fecha 4-Ahau 8-Cumku indica que el haab se encuentra en el noveno kin
del mes Cumku (0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8 Cumku), el último grupo de 20 días antes de los
uayeb.

Fecha gregoriana Fecha tolteca


30 de agosto de 3114 a.C. 7-Eb 0-Poop (-1.19.19.0.12) inicio del haab
7 de marzo de 3113 a.C. 1-Caimán, inicio del tzolkin.
13 de agosto de 3113 a.C. 4-Ahau 8-Cumku, inicio de la Cuenta Larga.

- 139 -
Correspondencia calendaria.

En congruencia con lo establecido antes, son los códices y sus comentarios en


lengua anahuaca asentados durante el siglo XVI las únicas fuentes legítimas para el
acercamiento documental al saber de los tlamatinime, particularmente en lo que se
refiere a la organización del calendario tenochca. Se conoce la fecha nahua para el día
de la caída militar de Tenochtitlan. Para expresarlo con mayor precisión: se conoce la
fecha que los nahuas de Tenochtitlan daban al día en que fue tomada su ciudad; los
nahuas de otros territorios utilizaron cuentas diferentes, si por diferentes se entiende que
comenzaban en fechas gregorianas distintas. La toma de Tenochtitlan fue fechada
(Anales de Tlatelolco) el 13 de agosto de 1521 de acuerdo a la cuenta del calendario
juliano (día 2276828), correspondiente al 23 de agosto del calendario gregoriano: “En
un año 3-Casa (1521), fue conquistada la ciudad. En la fecha en que nos esparcimos fue
en Tlaxochimaco, un día 1-Serpiente [13 de agosto]”70. Según la correlación GMT esta
fecha corresponde a un día 1-Chicchán 3-Uo; en notación de Cuenta Larga: 11.15.1.9.5.

Juliano: 13 de agosto de 1521.


GMT: Día juliano 2276828, 1-Chicchán, agosto 23 gregoriano, martes
11.15.1.9.5 Día de la CL número 1692545
Tenochca: 1-Coatl, año 3-Calli

12 de marzo de 1521 d.C. 6-Caimán


23 de agosto de 1521 d.C. 1-Serpiente
7-11 de marzo de 1522 d.C. Nemontemi

El xihuitl 3-Casa corre del 12 de marzo de 1521 al 6 de marzo de 1522 gregoriano71,


los nemontemi corresponden a los días 7, 8, 9, 10 y 11 de marzo. Los días uayeb del
haab para 1521 corresponden a 27, 28, 29, 30 y 31 de julio gregoriano.

Ciclos máximos para la Era nahua.

Los documentos nahuas revelan que un conjunto de 5 Soles conforman una Era y
que los tlamatinime conocieron dos cuentas anuales: la xiuhpohualli y la
meztlapohualli. Con estos datos y recurriendo al método matemático tolteca: la
xiuhpohualli cuenta 52 años de 360 + 5 días, como 52 no es múltiplo de 20 y sí de 13,

365 × 52 × 13 × 5 = 1233700 días.

La meztlapohualli cuenta también años vagos sólo que divididos en 364 + 1 días; la
base aritmética mínima para la reunión de días es 4, por lo tanto:

365 × 52 × 13 × 4 = 986960 días.

70
León-Portilla (1989), p. 158
71
Para realizar los cálculos de correlación entre fechas gregorianas y fechas del xiuhpohualli se utilizó el
programa presentado por Miguel Navarro Saad en la página Web de la Facultad de Ingeniería de la UAQ:
http://www.uaq.mx/ingenieria/publicaciones/calendarios/calazt.html

- 140 -
Los ciclos máximos para una Era nahua integrada por 5 Soles, a-priori, son
equivalentes a 3380 y 2704 años solares.

1233700 ÷ 365 = 3380 = 676 × 5


986960 ÷ 365 = 2704 = 676 × 4 = 52 × 52

La fuente más importante para el conocimiento de la cronología nahua es el


Manuscrito de 1558, que ha sido traducido al español por el Dr. Miguel León-Portilla.
En el Manuscrito se contiene la narración conocida popularmente como Leyenda de los
Soles. El texto recoge la lectura que hace un hablante de náhuatl de un amoxtli que tiene
ante sus ojos, el tlamatini comienza diciendo:

“Aquí está la relación oral de lo que se sabe acerca del modo como hace ya mucho
tiempo la tierra fue cimentada.
Una por una, he aquí sus varias fundamentaciones (edades).
En qué forma comenzó, en que forma dio principio cada Sol hace 2513 años –así
se sabe- hoy día 22 de mayo de 1558 años”72

El sabio informa que mediante el relato describirá parte de la tlamachiliztli, aquella


en que se explican las fundamentaciones de la tierra (tlalli). Anuncia también que por su
narración se conocerá el modo en que estas fundamentaciones ó Soles comenzaron en
955 a.C. A continuación, cada Sol es descrito según lo dictan las imágenes del amoxtli
que el tlamatini está leyendo. El primer Sol, llamado “4 tigre” (nahui ocelotl), regido
por Tezcatlipoca, tuvo una duración de 676 años, por lo que la Era que le continúa
comienza en 279 a.C. El segundo Sol, llamado “4 viento”, regido por Quetzalcóatl, dura
364 años. En el año 85 d.C. dio comienzo el Sol “4 lluvia”, tercero de la serie;
comprende 312 años. El cuarto Sol, “4 agua”, inicia en 397 d.C. y concluye en 1073
d.C. El Quinto Sol, “4 movimiento”, hasta 1558 abarcaba 485 años. El nombre de cada
Sol viene del día en que concluye. Una catástrofe marca el final de cada edad.

Sol Duración Día final Catástrofe Sustento Año


1º 4-tigre 676 años: 4-tigre Devorados por 7-hierba 1-caña
955-279 a.C. jaguares.
2º 4-viento 364 años: 4-viento Arrebatados por 12-serpiente 1-pedernal
279 a.C. a el viento.
85 d.C. Convertidos en
monos.
3º 4-lluvia 312 años: 4-lluvia Lluvia de fuego. 7-pedernal 1-pedernal
85-397 d.C. Convertidos en
guajolotes.
4º 4-agua 676 años: 4-agua 52 años de 4-flor 1-casa
397-1073 d.C. inundación.
Convertidos en
peces.
5º 4-movimiento 485 años : 4-ollin Terremotos. 1-conejo
1073-1558 d.C. Hambruna.

72
León-Portilla (1966), p. 102

- 141 -
El Manuscrito revela en primer plano la duración que corresponde a cada
fundamentación de la tierra. Las cifras 676, 364 y 312 son todas múltiplos de 52. Al
sumar 364 y 312 se obtiene 676 como resultado. 676 años es la cifra máxima posible
para la duración de una edad (4 por 13 por 13); lo que explica cómo para 1558 el Quinto
Sol aún no finalizaba.

La Era Nahua es descrita conteniendo 4 regiones, cada una representada por los
nombres de los principales cargadores de los años. En el Manuscrito se afirma
explícitamente que al primer Sol se le asocia con el signo Ce-Acatl; que los Soles
segundo y tercero se relacionan con el signo Ce-Tecpal; que el cuarto Sol tiene por
signo a Ce-Calli y se sobreentiende que al Quinto Sol le corresponde el signo Ce-
Tochtli, por eso se dice que “él va por delante, guía, comienza, se hace su principio,
introduce todos los signos del año: caña, pedernal, casa” en el calendario del Quinto
Sol.

522 = (676 × 4) = 2704; por lo que la Era descrita en el Manuscrito representa 52


veces 52 años, ello explica que a cada 676 años corresponda una región y un color
simbólico.

La Era descrita por el Manuscrito es un Atado de Atados. Dado que la medida en


días de la Era Nahua descrita resulta de multiplicar 365 × 52 × 13 × 4 = 986960, los
tonaltin han de reunirse de 4 en 4 y de 13 en 13 dentro del calendario anual. Este modo
de contar los días es propio de la Meztlapohualli ó Cuenta de la Luna que divide al año
vago en 364 + 1 días. Como la Meztlapohualli corre al mismo tiempo que el
Xiuhpohualli (con 360 + 5 días) dentro del ciclo de 260 años, y en vista de que el
calendario solar usa de la base 5 para reunir días, a la Era Nahua descrita por el
Manuscrito corresponde otra que se forma de 365 × 52 × 13 × 5 = 1233700 días (3380
años), medidos con el Xiuhpohualli. 676 × 5 = 3380, número que dividido por 260 da
como resultado 13. Con la Meztlapohualli (integrada por 260 años) el ciclo anual se
divide en 28 trecenas más un día. 3380 años son divisibles en números enteros por 260,
no así 2704. De este modo 260 × 13 = 169 × 20 años representan la medida máxima
común para la Cuenta de la Luna y para la cuenta solar del año vago.

- 142 -
De lo dicho se desprende: que la Cuenta Larga Nahua (CLN) contiene 3380 años
vagos, ó sea, 13 Cuentas Cortas de 260 × 365 días (CCN); que con el Xiuhpohualli cada
Sol contiene 676 años vagos; que un Atado de Atados, al organizarse en base 4, permite
reconocer perfectamente el rumbo cósmico asociado a cada término de la cuenta.

Según la correlación GMT, el 13 de agosto de 1521 juliano corresponde a la fecha


1-Chicchán 3-Uo (11.15.1.9.5). La fecha nahua Ce-Coatl de tlaxochimaco indica el
lugar del tonalli en el xihuitl y corresponde con la fecha maya del haab 3-Uo; las fechas
nahuas omiten el nombre del tonalli dentro del tzolkin.

676 años no es divisible en números enteros por 104, es claro que un Sol se divide
en Atados de años, 13 en total, y no en Ancianidades. El producto de 676 por 365 días
es divisible entre 260 a 949

El caso es que un Sol tiene un máximo de duración y que se divide en: Atados,
tlalpiltin, años vagos, veintenas, trecenas y quintanas, según la Xiuhpohualli. Sus 13
Atados no se pueden distribuir sin fracciones en las 4 regiones, en cambio los 52
tlalpiltin equivalentes se pueden localizar en número de 13 para cada región. El sistema
cronométrico presupuesto contempla años vagos reunidos en Atados de 52, así que el
Atado es la base del sistema en combinación con el tlalpilli.

3380 ÷ 260 = 13 tonalpohualxihuitl.


3380 ÷ 52 = 65 Atados de años.
3380 ÷ 20 = 169 Cempohualxihuitl.
3380 ÷ 13 = 260 tlalpiltin.

Los años están agrupados de 13 en 13 y de 52 en 52. El período más amplio es de


676 años, ó sea, 52 veces 13.

Como forma específica de la cronometría tolteca, la cronometría de los pueblos


nahuas se estructura en relación al sistema de Serie Inicial tal y como se conoce gracias
a las inscripciones de olmecas y mayas. La Serie Inicial se organiza en base al sistema
20-13, la cronometría nahua en base al sistema 13-5.

- 143 -
Aunque no todos los nahuas denominaron 1-Caña al primer año de un Atado, este
período comienza con el tonalli 1-Caimán y cuenta sus días con el paso del sol por el
cenit según el sistema de 360+5. Al inicio de una Ancianidad, el año Ce-Acatl
comienza al mediodía con el tonalli Ce-Cipactli, 52 años después sucederá lo mismo
simultáneamente en las cuentas de 260 y de 360+5.

Las 2 tablas que aparecen a continuación representan la correspondencia entre los


años gregorianos y los años nahuas de la última Ancianidad (1935-2039). Los períodos
anuales se hallan distribuidos según el tlalpilli ó grupo de 13 años al que pertenece cada
uno. La columna titulada “Xihuitl” contiene la cifra numeral correspondiente a la
nomenclatura de cada año. El color de la celdilla simboliza al portador del año; Caña-
amarillo, Pedernal-blanco, Casa-rojo, Conejo-azul. El año astronómico se cuenta a partir
del equinoccio de primavera, el año civil a partir del 12 de marzo.

Xihuitl Tlalpilli Acatl Tlalpilli Tecpal Tlalpilli Calli Tlalpilli Tochtli


1 1935 1948 1961 1974
2 1936 1949 1962 1975
3 1937 1950 1963 1976
4 1938 1951 1964 1977
5 1939 1952 1965 1978
6 1940 1953 1966 1979
7 1941 1954 1967 1980
8 1942 1955 1968 1981
9 1943 1956 1969 1982
10 1944 1957 1970 1983
11 1945 1958 1971 1984
12 1946 1959 1972 1985
13 1947 1960 1973 1986

Xíhuitl Tlalpilli Acatl Tlalpilli Tecpal Tlalpilli Calli Tlalpilli Tochtli


1 1987 2000 2013 2026
2 1988 2001 2014 2027
3 1989 2002 2015 2028
4 1990 2003 2016 2029
5 1991 2004 2017 2030
6 1992 2005 2018 2031
7 1993 2006 2019 2032
8 1994 2007 2020 2033
9 1995 2008 2021 2034
10 1996 2009 2022 2035
11 1997 2010 2023 2036
12 1998 2011 2024 2037
13 1999 2012 2025 2038

Todas las veintenas comienzan por Cipactli; 1-Caimán sólo aparece una vez cada 52
años encabezando tanto al xiuhpohualli como a la tonalpohualli. En la tabla que aparece
a continuación se registra el número del tonalli con que inicia cada veintena a lo largo

- 144 -
de un tlalpilli. El año nahua correspondiente al 2005 gregoriano, teniendo 6 por
numeral, comienza con el tonalli 7-Caimán su primera veintena.

La tonalpohualli corre ininterrumpidamente, desde el inicio del Sol hasta su


conclusión, 949 veces. Cada 676 años vagos se localiza el mismo nombre tanto para la
fecha del calendario anual de 360+5 como para el tzolkin.

El xiuhmolpilli ó Atado de años se divide en 4 tlalpiltin de 13 años cada uno, los


tlalpiltin reciben su nombre del año que los encabeza, 1-Caña, 1-Pedernal. 1-casa ó 1-
Conejo.

En una Cuenta Corta Nahua todos los años de 360 + 5 días inician sus veintenas
con el signo Cipactli. En la Cuenta Corta con años de 364 + 1 días las trecenas
comienzan naturalmente por el número 1.

- 145 -
Cronología venusina.

Según el Manuscrito de 1558, el Quinto sol nació en 1073 d.C., ese año el 21 de
marzo se fechó como 4-Imix y el 12 de marzo como 4-Cipactli, se trató de un año 10-
Casa de acuerdo con el calendario nahua. El 8 de junio del año 2004 se fecha en el día
1868881 de la cuenta larga, 582 revoluciones venusinas separan este día del 25 de
diciembre de 1073 (10.12.7.6.0, 10-Ahau 18-Uo)

582 × 583.92 = 339841.44


1868881 - 339841 = 1529040
1529040, diciembre 24-25 (tonalli 5-Conejo) de 1073 d.C., conjunción venus-sol.

280 ciclos sinódicos de venus (584 días) se cuentan durante los 448 años que van de
1073 a 1521.

448 × 365 = 163520


163520 ÷ 584 = 280

Al sumar 163497.6 días (es decir, 280 × 583.92) al 25 de diciembre de 1073 se


obtiene la fecha:

163497.6 +1529040 = 1692537.6 (16-17 de agosto de 1521 gregoriano)

Los 936 años que van desde 1073 hasta 2009 representan las cantidades 585×583.92
ó 585×584, ó sea, 585 ciclos sinódicos de venus. Por tanto, durante el año 2007 se
concluirá un ciclo cuadrado venusino (583.92×583.92 ó 584×584 días) desde el inicio
del Quinto Sol.

585 × 583.92 = 341593.2


341593.2 + 1529040 = 1870633.2 (26 de marzo 2009)

585 × 584 = 341640


341640 + 1529040 = 1870680 (12 de mayo 2009)

- 146 -
584 × 584 = 341056
341056 + 1529040 = 1870096 (6 de octubre 2007)

583.92 × 583.92 = 340962.5


340962.5 + 1529040 = 1870002.5 (4-5 de julio 2007)

Tanto la fecha de la conjunción venusina de 1073 (25 de diciembre) como la fecha


12 de mayo de 2009 son 10-Ahau 18-Uo. De hecho, los 676 años máximos para una
Edad separan dos fechas similares, de tal manera que si se cuenta desde 10-Ahau 18-Uo
se alcanza nuevamente 10-Ahau 18-Uo, y si se suman 676 × 365 días a la fecha 4-Ahau
8-Cumku se alcanza nuevamente una fecha 4-Ahau 8-Cumku.

- 147 -
Capítulo 5. La lectura profética del Tonalámatl.
Procedimiento de la lectura oracular.

La lectura oracular se desarrolla como un ritual mágico mediante el cual los


individuos alcanzan clara comprensión de su “suerte” ó “destino” al hacérseles evidente
su relación con la totalidad de lo creado. El tonalpouhque se auxilia al hacer sus
pronósticos, más que de la tonalpohualli como sistema abstracto, del Tonalámatl, pues
en este amoxtli se registran además de los tonaltin las características astrales y
simbólicas de cada cifra. Ni la tonalpohualli ni el Tonalámatl son comprensibles como
herramientas oraculares sin apelar a su sentido astronómico. Haciendo abstracción de lo
astronómico, la tonalpohualli es un álgebra y el Tonalámatl una obra sapiencial que
explicita mediante gráficos los valores analógicos de cada tonalli.

Para conocer la suerte de un tonalli según el Tonalámatl, se comienza por localizar


en el libro el gráfico del nombre para identificar a las deidades regentes. La suerte del
tonalli depende del carácter de la pareja divina que lo rige. El acompañante diurno
representa la personificación de la naturaleza ó suerte del numeral que integra parte del
tonalli, por su parte, el volátil representa la animación del carácter del número. Si el
tonalli es, por ejemplo, Ce-Acatl, el acompañante diurno será Xiuhtecuhtli y el volátil
Xiuhuitzil. Todo número en el pensamiento tolteca se asocia lo mismo con una fuerza
personal que con una impersonal, ó sea, lo mismo con una inteligencia que con un
impulso, eso es lo que representan el acompañante diurno y el volátil de cada tonalli. El
acompañante nocturno representa la inteligencia dominante durante las horas de la
noche.

Cada Sol ó Edad recibe el nombre del tonalli en que finaliza. A cada grupo de 13
años ó tlalpilli se le asigna 1 de 4 nombres de tonalli: 1-Caña, 1-Pedernal, 1-Casa ó 1-
Conejo. Al año se le asigna 1 de 52 nombres. Dada una fecha y localizando al día en
una veintena se sabe también a qué trecena pertenece. El tonalpouhque ó intérprete del
destino puede proceder sistemáticamente para realizar su tarea, primero observando las
características del nombre del Sol, a continuación las del tlalpilli, después las del
nombre del año, luego las del nombre de la trecena y finalmente las del nombre del día.

Al experto tonalpouhque le basta conocer el nombre del tonalli para identificar las
características de un acontecimiento natural ó humano y para determinar los rasgos
esenciales de una personalidad. El lector de un Tonalámatl encuentra en el amoxtli el
desarrollo del contenido significativo de un tonalli mediante símbolos pictográficos.

Los sacerdotes y pedagogos toltecas encuentran algo más que un simple juego
oracular en el Tonalámatl; los frailes católicos fueron concientes de que no se
encontraban frente a un recurso de entretenimiento y conocieron algunos aspectos de la

- 148 -
lectura del Tonalámatl con el fin de acabar de un modo estratégico con el dominio que
el demonio, decían, ejercía sobre los indios.

Los signos de los días y las partes del cuerpo.

El tema astrológico del Tonalámatl es la influencia solar sobre la vida humana. La


legítima lectura astrológica del libro es imposible sin conocimientos científicos y
metafísicos; no pretende sólo establecer la ventura de los días, sino que busca propiciar
el reconocimiento de un contexto social y cósmico determinado, para interactuar
armónicamente con él. Ejemplo de ello es la interpretación del Tonalámatl con fines
médicos, Seler dice al respecto:

“Podemos dar por seguro que la asociación de los signos del calendario mágico
y las partes del cuerpo –probablemente llevada a cabo según normas muy diversas-
era una práctica popular y frecuente, pues servía a un fin concreto de tipo augural. El
adivino, en la mayoría de los casos a la vez conjurador de enfermedades y curandero,
recurría a ella para reconocer la naturaleza de las enfermedades y fijar el día más
propicio para someter al enfermo a determinado tratamiento”.73

Considerado como una totalidad, el ser humano es categorizable en base al


sistema vigesimal y a la tonalpohualli de acuerdo a la doctrina tolteca. En efecto, esta
categorización puede realizarse de diversos modos, conforme a los principios de cada
escuela de pensamiento filosófico. Dado que 4 es el número esencial del sistema lógico-
matemático, los tipos humanos cuentan esta cantidad. Las enfermedades recibieron
también una categorización en 4 tipos, que en última instancia se reducen a dos:
calientes y frías. Cierto es que el médico tolteca identifica en cada logograma de la
veintena una parte del ser humano, pero lo hace no sólo con el fin de establecer el
diagnóstico ó la prescripción, sino también para revelar que el ser del hombre es uno
con el cosmos, estando constituido aquél por éste. El médico reconoce una sola causa de
la enfermedad: la trasgresión; en el Códice Vaticano 3738 el comentador escribe:

Estas son las veinte letras o símbolos, las cuales usaban para todos sus
números, los cuales decían que tenían dominio sobre los hombres, como aquí
se representa, y de éste modo los medicinaban cuando alguno se enfermaba
o verdaderamente le dolía una parte del cuerpo. [Cipactli] Bufeo (tenía
influencia) sobre el hígado. [Xóchitl] Rosa en las tetillas, [Ollin] Temblor
en la lengua. [Cuauhtli] Águila en el brazo derecho. [Cozcacuauhtli] Aire
en el oído derecho, [Tochtli] conejo en el oído izquierdo. [Técpal] Pedernal
en los dientes. [Ehécatl] Aire en el aliento. [Ozomatli] Mona en el brazo
izquierdo. [Itzcuintli] Perro en el corazón. Malinelle (malinalli) en los
intestinos. [Cuetzpallin] Lagartija en la matriz de las mujeres. [Océlotl]
Tigre en el pie izquierdo. [Cóatl] Culebra en el miembro viril del hombre,
como cosa de la cual ha venido el origen de su mal. De este modo consideraban
ellos a la Culebra de donde quiera que venga por mayo, augurio de todos los
otros; y así también los médicos usaban esta figura cuando curaban; y según
el día y la hora en la cual alguno se enfermaba, así veían si la enfermedad
estaba de acuerdo con el signo que reinaba.74

73
Seler (1963), T. 1, p. 207
74
Ibid.

- 149 -
Fig. 51. Los signos de cempohualli y las partes del ser humano.

En la ilustración del códice citado, una figura humana bisexuada, desnuda y de


pie con los brazos y las piernas abiertos, está rodeada por los signos de la veintena que
se unen con partes de su cuerpo de modo simple mediante líneas; Caimán está dibujado
por encima de Venado, al extremo inferior izquierdo del dibujo casi a la altura de las
rodillas del personaje. Rosa (Flor) se localiza por encima de Bufeo (Caimán); gracias al
comentario sabemos que Cipactli rige sobre el hígado, pues en la pintura la línea
conecta al signo con una figura con forma de ojo vertical localizada al centro del
esternón. Rosa se conecta indudablemente con los pezones, como Temblor
(Movimiento) con la lengua. Los signos de Águila y Mono se asocian en el comentario
a los brazos derecho e izquierdo respectivamente. Por desgracia las anotaciones en
italiano del original no presentan comentarios a todos los signos en el dibujo, pero de
los que hay se deduce que la significación de cada parte del ser humano también es
simbólica, pues en el caso de la Culebra (Serpiente), es claro que al ser identificada
como causa de todo mal se le considera no sólo en su valor anatómico y patogénico sino
también ético.

Aunque el Códice Vaticano A presenta elementos de origen europeo es posible


encontrar, en parte, sentido a su valor tolteca. El personaje andrógino dibuja una figura
pentagonal con los vértices de su cabeza y extremidades. La composición de la figura
humana le obligó al dibujante a distribuir los signos de la veintena de acuerdo al espacio
disponible y la lateralidad; Venado y Tigre aparecen al nivel de los pies, unidos a ellos
por líneas, Venado al derecho y Tigre al izquierdo. Águila y Mono se encuentran cerca
de las manos, Águila a la derecha y Mono a la izquierda. Sobre la cabeza y unida por la
línea, Muerte señala en dirección al vértex, indicando con probabilidad “cráneo”.

- 150 -
Establecidos los ejes principales, se ocupa el espacio del siguiente modo: Culebra se
dibuja entre las piernas sin línea que la vincule, aunque en sustitución de ésta la lengua
del reptil señala hacia el pene. Entre Venado y Águila se dibujan a la izquierda del
espectador Bufeo, Rosa, y Temblor. Entre Águila y Muerte se dibujan también a la
izquierda del que contempla: ayra (Cozcacuauhtli), que el comentarista nos dice rige
sobre el oído derecho; Agua, que se relaciona con el cabello y Casa que señala la
frente. A la diestra de Muerte aparece lluvia unida por la línea al ojo izquierdo, que sin
más datos parece indicar ojos ó sentido de la vista, tal vez lágrimas. En el dibujo, Perro
se vincula con la nariz, luego aparecen conejo, Pedernal y Ayre (Ehecatl). Entre Mono
y Tigre se dibuja a Caña (costillas ó pulmones), a Malinalli y a Lagartija. En la parte
que corresponde al plexo solar del personaje está dibujada nítidamente una espiral.

Para el tolteca, la espiral en uno de los focos del dibujo, es símbolo de la identidad
entre el macrocosmos y el microcosmos. En el otro foco, casi al centro del pecho,
aparece la representación del hígado, que corresponde al primer logograma de la
veintena. Se entiende que el pintor amalgama las formas expresivas con intenciones
simbólicas y no anatómicas; la víscera hepática es símbolo del proceso de asimilación,
tanto del material ó nutrición, como del intelectual ó comprensión. Sólo en el Colegio
Interno los toltecas conocen los pormenores de la fisiología, tanto del cuerpo físico
como del astral, pero sin duda el hígado juega un papel preponderante en ella. Al
observador es claro que de los signos de la veintena la mayoría denotan expresamente
“cabeza”, y ello es natural si se toma en cuenta que todas las cifras son símbolos de
Ometéotl y que a éste se le representa mediante esta parte del cuerpo; el concepto que
está detrás de la imagen es el de espacio circunscrito. A Ometéotl se le reduce a la
categoría de totalidad, aunque en sí mismo es intuido como ilimitado e inasible. Todos
los logogramas indican cabeza en la toltequidad, Casa, por ejemplo, en el Códice
Vaticano 3738 está expresamente vinculada a esta parte del cuerpo. Agua en algunos
códices, por ejemplo en el Borgia, se dibuja con un ojo. Caña puede dibujarse como una
planta de maíz, cuyo fruto tiene cabello, los mayas solían dibujar cabezas con rasgos de
mazorca. Así en cada signo de cempohualli se alude no sólo una parte orgánica del ser
humano, sino también a su proyección en los niveles astral, mental y causal.

Después de Bufeo, el segundo punto en la espiral del espacio-tiempo se localiza


en el aliento, que aparece como parte integral u orgánica del ser viviente; este hálito es
una substancia análoga a la sangre, sin la cual es imposible la vida. Viento no simboliza
al proceso de respiración, pero está indudablemente relacionado con él, aliento no
simboliza a otra cosa que al omnipresente Ometéotl, el Espíritu inasible.

Casa corresponde a la cabeza, pero indica cualquier órgano y al cuerpo mismo como
habitación de la vida y de sus manifestaciones. En el Códice Vaticano Serpiente está
asociada con el miembro viril, pero mejor aún con la genitalidad misma, al respecto
Coatl y Cuetzpallin son intercambiables como símbolos; el autor del códice citado
prefirió simbolizar a la vagina con la Lagartija, símbolo de la tierra, y al pene con la
Serpiente, símbolo del rayo. La Lagartija es símbolo de abundancia y la Serpiente
símbolo del exceso por corresponder al número 5. Si la Serpiente acaso se toma como
causante de toda enfermedad esto se debe entender en el marco de la ética y no sólo de
la etiología.

Miquiztli, Quiahuitl, Itzcuintli, Tochtli, Tecpal y Ehecatl se asocian en el Códice


Vaticano también con la cabeza y sus partes. Muerte no puede indicar sino al cráneo con

- 151 -
toda su carga de simbolismo metafísico, el cual comento en el apartado dedicado al
estudio del logograma. Lluvia está dibujada como el mascarón de Tláloc que presenta
un ojo como núcleo, se une por la línea con el ojo izquierdo del personaje, pero no es
posible saber hasta ahora si se refiere por ello a la vista ó a las lágrimas ó a otra parte de
la zona ocular ó relacionada con ella. Perro se relaciona con la nariz, aunque el
comentarista dice que rige el corazón, en ambos casos los órganos tienen su carga
simbólica correspondiente, el olfato como sagacidad y el corazón como asiento de la
vida y de los sentimientos. Conejo se une con la oreja izquierda, que junto con Zopilote
(oreja derecha) señalan al sentido del oído; este sentido como el de la vista tiene dos
aspectos, uno interno y otro externo, que se asocian con la lateralidad. Agua también se
localiza en la zona de la cabeza indicando al cabello, símbolo de la vegetación y la
fertilidad. 4 cabezas solares rigen sobre las extremidades superiores e inferiores, los ya
anotados párrafos atrás. Caña, Hierba y Lagartija señalan también partes internas:
pulmones, intestinos y matriz respectivamente.

Aunque, como símbolos de fertilidad, todos los signos de la veintena se refieren a


la genitalidad, fue común entre los toltecas representar a los genitales con las cifras 4 y
5. El 20 que resulta de la multiplicación de 4 × 5 es un número andrógino que señala las
partes del cuerpo del varón y también de la mujer, concibiéndolos como un solo ser. La
cabeza se representa, igual que la genitalidad, en todos los logogramas, pero se
simboliza particularmente con los signos Calli y Miquiztli. De este modo el eje vertical
del humano bisexuado señala oriente (Serpiente)-poniente (Casa) y norte (Muerte)-sur
(Lagartija) utilizando las cifras 3, 4, 5 y 6.

El centro simbólico del ser humano es un centro solar; 1 y 5 indican plano


terrestre, 7, 9 y 13 indican niveles de verticalidad. Caña indica verticalidad celeste, lo
mismo que 7; el 7 es un factor lunar (4×7×13=364), pero como factor numérico sólo es
admisible en el sistema vigesimal si se agrupa de 4 en 4 (un mes lunar tiene 4×7=28
días), pues ni 260, ni 20 son divisibles en números enteros por 7. El número 9 indica

- 152 -
verticalidad terrestre. Mictlantecuhtli es el personaje que habita en el noveno nivel del
inframundo. Tampoco 9 puede dividir sin residuo a 20 y a 260, pero en la cosmografía
indica 4 regiones del plano terrestre, 4 alturas solares y al centro. En la cabeza, Casa y
Muerte suman 9; en los genitales Serpiente y Lagartija suman 9. Considerado el ser
humano como microcosmos, tiene su centro en el origen de la espiral logarítmica, en
Cipactli, topográficamente a la altura del plexo solar ó en la región umbilical y
simbólicamente en el corazón. Como ser terrestre el ser humano tiene por centro la
genitalidad y como ser ultraterrestre tiene por centro a la cabeza.

Dada la naturaleza del ser, como lo conciben los toltecas, un logograma se


relaciona no sólo con un órgano, parte, zona ó función del cuerpo físico, sino también
con otros vehículos, “casas” ó “cielos” de la autoidentidad de la conciencia. Por ello, si
la Serpiente se relaciona con la causa de todo mal, no se trata sólo de vincular a los
genitales ó al sexo con la desgracia moral y material, sino que también se trata de
simbolizar un proceso en los niveles astral y mental. En este ensayo me limito a
presentar sólo esquemáticamente un posible grupo de asociaciones, congruente con la
concepción matemática y astronómica expuesta, que por ser esquemática será a todas
luces estrecha y tal vez infuncional, pero que pretende ser el comienzo de una línea de
investigación que puede ser ampliada en el futuro por los especialistas en medicina y
psicología.

Logograma Físico Astral Mental


Cipactli Hígado. Sistema Atención Sentido común.
digestivo. Plexo conciente.
solar.
Ehecatl Aliento. Sistema Razón. Intelecto.
respiratorio. Plexo
cardíaco. Garganta.
Calli Cabeza. Tórax. Ello. Memoria.
Útero. Glóbulos
oculares. Entrecejo.
Cuetzpallin Pene. Órganos Libido. Deseo.
genitales. Gónadas.
Abdomen, región
umbilical.
Coatl Vagina. Pene. Subconciente. Intuición.
Clítoris. Columna
vertebral. Plexo
sacro.
Miquiztli Cráneo. Tejido óseo. Doble. Alter ego.
Vértex.
Mazatl Tejidos muscular y Desprendimiento. Éxtasis.
epitelial. Cuello.
Garganta. Tiroides.
Tochtli Zona pélvica. Ensueño Imaginación.
Aparato y función
reproductivos.
Plexos sacro y
cardíaco.

- 153 -
Atl Líquidos orgánicos, Doble. Pensamiento
específicamente los analógico.
sexuales, la sangre,
la linfa y la leche
materna. Plexo
sacro. Entrecejo.
Itzcuintli Carne. Corazón. Doble. Instinto.
Masa muscular.
Órganos genitales.
Plexos sacro y
cardíaco.
Ozomatli Glándula pineal. Automatismo. Conciencia cósmica.
Genitales. Plexo
sacro. Vértex.
Malinalli Intestinos. Ello. Nahual.
Vellosidades.
Código genético.
Región umbilical.
Acatl Sistema respiratorio. Ego. Voluntad.
Tráquea. Columna
vertebral. Plexo
solar.
Ocelotl Garganta. Tiroides. Oído interno. Voz del Ser.
Oído. Cuello.
Cuauhtli Sentido de la vista. Visión interior. Contemplación.
Entrecejo.
Cozcacuauhtli Vértex. Organismo Poder interior. Saber.
senil. Cerebro.
Glándulas pineal y
suprarrenales.
Diafragma.
Plexo solar. Vértex.
Ollin Ombligo. Corazón. Tonal. Autoconciencia.
Habla (aparato de
fonación). Región
umbilical, plexo
cardíaco y garganta.
Tecpal Dientes. Plexo sacro Poder interior. Razón práctica.
y garganta.
Quiahuitl Manos. Sangre. Doble Emotividad
Semen. Palmas de
las manos.
Xóchitl Glándulas mamarias. Conciencia Conciencia cósmica
Vagina. Región colectiva
umbilical. Vértex.

- 154 -
Astrología.

Si acaso los tuvieron, lo cual es muy probable, hasta hoy se ignora la identidad de
los seres totémicos que los olmecas y zapotecas asociaron a cada una de las 13 zonas
zodiacales en que dividieron a la Era Precesional. También es posible que los mayas
hayan asignado animales totémicos a las 13 zonas de la Era Precesional, al menos eso es
lo que suponen algunos intérpretes del Códice Paris. Seres mitológicos, reptiles, aves y
mamíferos servirían a los mayas para simbolizar la influencia de las condiciones astrales
sobre el mundo y el hombre. Con todo, el documento citado se encuentra en tal estado
de conservación que es difícil lograr la reconstrucción completa de la serie de animales
totémicos. Además se ignoran casi totalmente los nombres en lenguas del Anáhuac que
designan a las constelaciones zodiacales; de encontrarse en los códices prehispánicos
una serie de 13 seres asociados cada uno a una zona estelar se podría denominar a las 13
zonas zodiacales toltecas con los nombres de los tótem. En el Códice Borbónico aparece
la representación de dos series numéricas asociadas a seres mitológicos, una es la serie
de los acompañantes diurnos (tonaltecuhtin) y la otra es la serie de los volátiles
(quecholtin); ambas series simbolizan la división del espacio-tiempo en 13 regiones. Es
posible que ambas series constituyan el círculo zodiacal tolteca, una personificando la
influencia astral en un aspecto de la divinidad y la otra asociando un animal a esta
personalidad como su disfraz ó nahualli. En el Tonalámatl de Tlaxcala, los volátiles
están expresamente representados como manifestaciones de aspectos personificados de
la divinidad. Es un hecho que la base 13 simboliza la división de la trayectoria aparente
del sol en regiones, del mismo modo que los astrólogos del Viejo Mundo la dividieron
en 12 zonas zodiacales; además de ello la Era Precesional también se divide entre 20,
haciendo de los signos de la veintena de algún modo signos zodiacales.

Fig. 52. Fragmentos de lo que ha sido identificado como el zodiaco maya (Códice París).

Los toltecas dividen a la Era Precesional en 13 zonas. Utilizando el sistema de Serie


Inicial combinado con la división zodiacal en 12 constelaciones se pueden localizar con
precisión las fechas de ingreso del sol a cada una de ellas:

- 155 -
9360000 ÷ 13 = 720000 días, zona zodiacal tolteca.
9360000 ÷ 12 = 780000 días, zona zodiacal.

La última zona zodiacal tolteca inició con el octavo Baktún en septiembre 6 de 41


d.C., el sol en la Constelación de Piscis, llamada Ilhuitl en náhuatl. De acuerdo con la
Cuenta Larga y utilizando base 12, la Era de Piscis comienza el 29 de mayo de 123 a.C.

23614 a.C., marzo 4, -52.0.0.0.0., 4 Ahau 3 Kayab (Acuario)


18489 a.C., julio 14, -39.0.0.0.0., 4 Ahau 18 Qej
13364 a.C., noviembre 22, -26.0.0.0.0., 4 Ahau 13 Mol
8238 a.C., abril 3, -13.0.0.0.0., 4 Ahau 8 Zotz
3113 a.C., agosto 13, 0.0.0.0.0., 4 Ahau 8 Cumku
2012 d.C., diciembre 22, 13.0.0.0.0., 4 Ahau 3 Kankin (Acuario).

9815 a.C., marzo 21, -17.0.0.0.0., 8 Ahau 18 Uo (Leo)


7844 a.C., julio 6, -12.0.0.0.0., 3 Ahau 18 Mac (Cáncer)
5873 a.C., octubre 21, -7.0.0.0.0., 11 Ahau 13 Xul (Géminis)
3901 a.C., febrero 5, -2.0.0.0.0., 6 Ahau 13 Kayab (Tauro)
1930 a.C., mayo 22, 3.0.0.0.0., 1 Ahau 8 Yax (Aries)
41 d.C., septiembre 6, 8.0.0.0.0, 9 Ahau 3 Zip (Piscis)
2012 d.C., diciembre 22, 13.0.0.0.0., 4 Ahau 3 Kankin (Inicia Acuario)

Los toltecas pueden identificar también a los días finales del año con el paso del sol
por las Pléyades, de modo que la primera de 13 zonas zodiacales corresponda a parte
del signo de Tauro y parte del signo de Géminis.

Para asignar una zona zodiacal a un grupo de días enteros al interior de un año vago
aparece la Cuenta Corta, según la cual el año contiene 364+1 días, de tal modo que a
cada 28 días corresponda una zona zodiacal de 13. El día final de los años de la Cuenta
Corta debe necesariamente ser distinto en relación al territorio desde donde se realizan
el conteo y las observaciones; en algunos casos es el paso del Sol por las Pléyades el
indicador del período final del año, en otros el evento observado es la conjunción venus-
sol, también equinoccios y solsticios indican principio y fin de los ciclos anuales en los
calendarios anahuacas. Otro modo de asignar signos zodiacales a ciclos temporales
consiste en reunir grupos de 13 años. Cada año en el grupo de 13 ha de contar con
360+5 días, así se procede tanto en el haab como en el xiuhpohualli.

- 156 -
Apéndice. Reconstrucción estructural del Tonalámatl
de Tlaxcala.

Cada folio del Tonalámatl de Tlaxcala mide 27 cm. de largo por 24 cm. de altura,
lo cual quiere decir que se extiende por un área de 648 cm2, al multiplicar este último
número por 20 folios se obtienen 12960 cm2. El pintor analizó el espacio de cada folio
en 72 unidades cuadradas (cada unidad cuadrada equivale a 9 cm2) de las cuales 20 (180
cm2) se delimitan en un solo rectángulo, mientras las otras se dibujan en cuadrícula. Al
multiplicar 72 × 20 tenemos 1440 unidades cuadradas (12960 ÷ 9). El rectángulo de
cada folio en el que se dibuja la regencia de la trecena genera una cantidad cuadrada
tomando en cuenta todo el amoxtli (20 × 20 = 400); al multiplicar por 20 los 52 cuadros
restantes de cada folio resultan 1040 unidades cuadradas (260 × 4). El número 1440 es
divisible por 360 a 4 por lo que una cuarta parte del libro representa un período de 360
unidades.

Dividiendo 72 entre 4 tenemos 18 (9 + 9), gráficamente un doble cuadrado, y


dividiendo 52 entre 4 tenemos 13. Cada folio es analizable en 5 tipos de áreas: 13 u2
para los tonalli, 13 u2 para los tonaltecuhtin, 13 u2 para los yohualtecuhtin, 13 u2 para
los volátiles ó quecholli y 20 u2 para la regencia.

El primer folio del Tonalámatl de Tlaxcala, hoy extraviado, contenía el registro de


los primeros 13 tonaltin de la tonalpohualli, de 1-Caimán a 13-Caña. El regente de
Cipactli es Tonacatecuhtli, regente también de esta primera trecena, Señor de la vida y
de la riqueza, Dios de la procreación, Dador de los niños. Tonacacíhuatl, consorte de
Tonacatecuhtli, se dibuja en los códices Telleriano-Remensis y Vaticano 3738
presentando los atributos de Xochiquétzal. Es difícil tener idea precisa y documentada
del aspecto que tuvo la pareja divina en este folio primero del amoxtli. En cambio, es
del todo probable que en el recuadro de la regencia apareciese la representación de la
primera pareja humana, de tal modo compuesta que aludiese a la realización del acto
carnal; en los códices Borgia y Vaticano 3773, los cuerpos de Oxomoco y Cipactónal

- 157 -
aparecen desnudos, en el Vaticano 3738 la pareja también desnuda está cubierta por una
manta:

Fig. 53. Oxomoco y Cipactonal, códices Vaticano A, Vaticano B y Borgia.

Los acompañantes diurnos y los volátiles con sus personajes asociados deben ser
los mismos 13 en cada uno de los folios tal y como aparecen en la reconstrucción; el
primer volátil está pintado en el libro tlaxcalteca de color blanco, pero
convencionalmente debió pintarse en color azul, por ello aunque la interpretación del
pintor que busca presentar al huitzil como nahualli de Tlahuizcalpantecuhtli es correcta,
el ave es también identificable con el nombre de xiuh-huitzil ó colibrí-turquesa.
Completada una serie de 9 acompañantes nocturnos, la primera trecena registra hasta el
cuarto, Cintéotl.

El segundo folio también falta en lo que se conserva del amoxtli; incluyó los
tonaltin de 1-Jaguar a 13-Muerte. El regente de la segunda trecena es Quetzalcóatl; Dios
de viento, “La serpiente que camina en el agua”, Dios de Tollan, numen de la
vegetación y Señor de la vida, Creador de los hombres, Sol que sale en el cielo oriental;
la Luna reinante en Tollan que abandonó la noche, en el cielo occidental, caminando
hacia el Este al encuentro del Sol y que llegado a Tlillan tlapallan (la tierra de la pintura
negra y la pintura roja) se inmoló en una hoguera y al hacerlo su corazón se transformó
en el lucero del alba. Los regentes nocturnos de esta segunda trecena van del quinto,
Mictlantecuhtli, al octavo, Tepeyollotli.

La tercera trecena corre de 1-Venado a 13-Lluvia. En la secuencia de los


acompañantes nocturnos puede notarse un presumible error del dibujante, pues el
penúltimo de la trecena se personifica como Cintéotl, cuando debió pintarse a Itztli
siguiendo el orden de la serie y tal como lo anoto en la recunstrucción. Los personajes
que aparecen como regentes de estos trece tonaltin en el Tonalámatl son Tepeyollotli,
sin duda regente de esta trecena, y Quetzalcóatl, que interpretado de acuerdo a su
posición, como tomando a un cautivo, se lee Tlazoltéotl. La idea de procreación
(Tlazoltéotl) está representada en los códices Telleriano-Remensis, Borbónico y en el
Tonalámatl de Tlaxcala como Quetzalcóatl en la misma actitud que la diosa en los
códices Borgia y Vaticano 3773, tomando por el cabello a un cautivo, dice Seler en sus
Comentarios: “sabemos que al fin y al cabo Quetzalcóatl y Tlazoltéotl, y hasta

- 158 -
Tepeyollotli, no son sino aspectos particulares del dios de la Luna”75. En efecto, la Luna
tiene un lugar preponderante en esta trecena, así lo corrobora también la presencia en la
pictografía del caracol marino, símbolo del satélite terrestre y del dios lunar.

La cuarta trecena abarca de 1-Flor a 13-Hierba. El pintor invirtió, tal vez


inadvertidamente, el orden de los dos primeros acompañantes diurnos haciendo aparecer
primero a Tlaltecuhtli y luego a Xiuhtecuhtli y no a la inversa como exige la
invariabilidad de la serie. El regente de la trecena es Huehuecóyotl, Coyote Viejo, Dios
del instinto sexual y de la voluptuosidad. En el Tonalámatl de Tlaxcala, Huehuecóyotl
está dibujado como Xólotl: un perro de color rojo, con las orejas mochas, que usa el
yacaxihuitl, la nariguera azul de los muertos, y el collar de caracoles con el pectoral
ehecailacatzcozcatl del dios del viento. Seler considera esta representación como un
evidente error del dibujante, aunque pudiera ser que el artista enfatizara el concepto de
carnalidad con la imagen de un canino en un contexto en donde sólo es posible
interpretar al personaje como Huehuecóyotl. El también Dios de la música y de la danza
se acompaña de Ixnextli, nombre que significa “con los ojos llenos de ceniza”, ella
recibió este nombre después de cortar flores en Tamoanchan y ser reprendida por ello,
estaba impedida para mirar al Cielo, se identifica con Xochiquétzal.

En los amoxtli el regente principal de la sexta trecena es Tecuciztécatl, dios de la


Luna, Señor del caracol marino. En los códices Vaticano 3773 y Telleriano-Remensis,
este dios aparece acompañado por Tonatiuh, dios del Sol. En el Códice Borbónico y en
el Tonalámatl de Tlaxcala el comparte es Tezcatlipoca, en este último libro el dios de la
luna aparece con atributos del dios del sol.

En el folio correspondiente a la trecena 1-Águila, el pintor colocó a casi todos los


acompañantes nocturnos en posiciones incorrectas, sólo el que corresponde a 11-
Serpiente está en el lugar que le es propio según el convencionalismo y el orden de la
serie; esta alteración a la sucesión de los regentes nocturnos es tan extraña que parece
haber sido realizada intencionalmente con el propósito de cifrar del contenido del libro.
El orden correcto de los regentes nocturnos en esta trecena es como se anota en la
reconstrucción

A 13-Flor corresponden dos acompañantes nocturnos: Tepeyollotli y Tláloc, esto con el


fin de registrar en el amoxtli 29 series completas de 9 cifras.

75
Seler (1963), T. II, p. 182

- 159 -
Trecena I, Ce-Cipactli

- 160 -
Trecena II, Ce-Océlotl.

- 161 -
Trecena III, Ce-Mázatl.

- 162 -
Trecena IV, Ce-Xóchitl.

- 163 -
Trecena V, Ce-Acatl.

- 164 -
Trecena VI, Ce-Miquiztli.

- 165 -
Trecena VII, Ce-Quiahuitl.

- 166 -
Trecena VIII, Ce-Malinalli.

- 167 -
Trecena IX, Ce-Coatl.

- 168 -
Trecena X, Ce-Tecpal.

- 169 -
Trecena XI, Ce-Ozomatli.

- 170 -
Trecena XII, Ce-Cuetzpallin.

- 171 -
Trecena XIII, Ce-Ollin.

- 172 -
Trecena XIV, Ce-Itzcuintli.

- 173 -
Trecena XV, Ce-Calli.

- 174 -
Trecena XVI, Ce-Cozcacuauhtli.

- 175 -
Trecena XVII, Ce-Atl.

- 176 -
Trecena XVIII, Ce-Ehecatl.

- 177 -
Trecena XIX, Ce-Cuauhtli.

- 178 -
Trecena XX, Ce-Tochtli.

- 179 -
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