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REPÚBLICA DE PANAMÁ

COMISIÓN DE LIBRE COMPETENCIA Y ASUNTOS DEL CONSUMIDOR (CLICAC)

La Importancia del Consumidor en la Economía de Mercado:


El Reto de la Nueva Institucionalidad en Panamá1

Contenido:
INTRODUCCIÓN........................................................................................................................................................2

RESEÑA SOBRE LA CLICAC...................................................................................................................................3


A.................................................LA POLÍTICA DE COMPETENCIA Y SU CONSISTENCIA CON LAS POLÍTICAS MACROECONÓMICAS.
....................................................................................................................................................................................3
B...........................................................EL MARCO LEGAL DE LA POLÍTICA DE COMPETENCIA Y PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR
....................................................................................................................................................................................3
C...............................................................................EL MARCO INSTITUCIONAL PARA LA PROTECCIÓN A LOS CONSUMIDORES
....................................................................................................................................................................................4
SALIDA, VOZ Y LEALTAD: SU VIGENCIA EN LA REALIDAD ACTUAL......................................................5

CONSIDERACIONES FINALES.............................................................................................................................10

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS......................................................................................................................11

PANAMÁ, NOVIEMBRE DE 1998


1
Ponencia expuesta por Oscar García Cardoze, Director Ejecutivo Económico de la CLICAC, durante la
presentación del Informe sobre Desarrollo Humano 1998, organizado por el Sistema de las Naciones Unidas.
Ciudad de Panamá, 25 de Noviembre de 1998.
INTRODUCCIÓN

La Comisión de Libre Competencia y Asuntos del Consumidor (CLICAC) agradece la


gentil invitación que nos hiciera el sistema de las Naciones Unidas en Panamá para participar en
este evento, lo que nos permite no sólo revisar en qué estadio estamos como Nación en cuanto a
satisfacción de necesidades de la población, medido en este caso a través del Índice de
Desarrollo Humano, sino también compartir entre todos nosotros, los consumidores, algunas
reflexiones centrales sobre el papel que las agencias de protección al consumidor, pero
especialmente los mismos consumidores, debemos jugar en un mundo como el actual, tan
dinámico, que casi nos ofrece, desde el punto de vista del consumo, simultáneamente
oportunidades y riesgos.

Es aceptado ampliamente que el consumo2 está estrechamente ligado al ingreso y éste al


desempeño de la actividad económica. Igualmente, es frecuente escuchar que las inversiones, así
como el ahorro que permita financiar éstas, y, desde comienzos de la década pasada, las
exportaciones son las fuerzas exógenas vitales que condicionan el desempeño económico de un
país. Reconociendo que esto es cierto, queremos llamar la atención sobre el hecho de que tanto
las inversiones como las exportaciones debieran permitir aumentar los niveles de consumo de la
población. De lo contrario, no estaríamos intentando resolver el problema económico básico de
cualquier sociedad: escasos recursos frente a necesidades infinitamente crecientes3.

Una sociedad no aumenta automáticamente su nivel de bienestar elevando la tasa de


crecimiento real de su PIB per cápita, ni atrayendo mayores inversiones extranjeras, ni
ampliando su oferta exportable. La única forma en que una sociedad incrementa su nivel de
bienestar es aumentando los niveles de consumo de su población. Elevándolos y
diversificándolos, haciendo que, progresivamente, sus gastos en consumos de subsistencia
(alimentación, vestido, vivienda, atención médico-sanitaria curativa), representen una fracción
menor de su consumo total, potenciando el consumo de otros tipos de bienes, y especialmente el
consumo de servicios (educación, atención médico-sanitaria preventiva, recreación). No se nos
malinterprete: no estamos ni proponiendo volver a un Estado paternalista, ni ignorando que para
asegurar una provisión creciente de bienes y servicios en el futuro hay que renunciar a parte del
consumo actual para tener acceso a consumos mayores en el futuro. Lo que decimos es que la
única variable macroeconómica que tiene un fin en sí mismo es el consumo de la población.

El Consumo para el Desarrollo Humano es el tema central del Informe de Desarrollo


Humano 1998. Tal como se señala en el documento que se ha presentado hoy (OIDH, 1998):

"La globalización ha difundido nuevos productos a mercados nuevos en todo el


mundo, creando muchas oportunidades pero creando además nuevas necesidades
de seguridad de los productos e información del consumidor" (subrayado nuestro)

En los próximos minutos intentaremos explicarles cómo estamos internalizando esta


situación en la CLICAC.

2
Definido, utilizando la nomenclatura de las cuentas nacionales, a lo largo de todo este documento como gastos de
consumo final privado, excluyendo, en consecuencia los gastos de consumo final de las administraciones públicas.
3
"Está en la propia condición del hombre la incapacidad para satisfacerse jamás" (Hirschman, 1986: 39-40).

2
RESEÑA SOBRE LA CLICAC

A. La Política de Competencia y su Consistencia con las Políticas Macroeconómicas

En Panamá, las políticas proteccionistas al comercio (elevados aranceles, exoneraciones


de impuestos para ciertos grupos, restricciones cuantitativas propiamente como licencias no
automáticas y permisos previos de importación, etc.), e intervencionistas en la formación de los
precios, que se remontan a los inicios de los años 50, pero que tuvieron mayor auge a partir de la
década de los 70’s, combinados con el reducido tamaño del mercado doméstico (tanto por lo
escaso de la población, como por la desigual distribución del ingreso), contribuyeron al
desarrollo de una economía con elevados índices de concentración en la mayoría de los sectores
económicos, y muy especialmente en aquellos dedicados a la producción de bienes (agropecuario
e industrial).

Los controles de precios (a través de la extinta Oficina de Regulación de Precios),


resultaron en comportamientos colusivos entre agentes económicos competidores mediante los
cuales se negociaron y concertaron precios a niveles excesivamente altos, los que pudieron
mantenerse gracias a la también elevada protección arancelaria y a las barreras no arancelarias.
Todo lo anterior se traducía, entre otras cosas, en barreras de entrada a nuevos competidores, lo
que desalentaba las inversiones, no generaba suficientes plazas de trabajo y ocasionaba una
pérdida de bienestar para el consumidor pues se le “obligaba” a adquirir bienes de menor calidad
y mayor precio frente a las posibilidades que daría un esquema de mayor competencia.

A partir de 1990, pero con especial énfasis desde el inicio de la actual Administración
(septiembre de 1994), se inició un amplio programa de reformas económicas que tienen dos
objetivos básicos complementarios: desarrollo social y eficiencia económica. De esta forma se
han empezado a corregir las principales distorsiones microeconómicas, a través de políticas de
apertura comercial, de liberalización de precios y de desregulación de los mercados, incluyendo
el laboral, acompañadas de reformas en los marcos legales para adecuarlos a una economía de
mercado. Es en este marco que, con la aprobación de la legislación pro defensa y promoción de
la competencia de 1996, se elimina la Oficina de Regulación de Precios, creándose en su lugar la
Comisión de Libre Competencia y Asuntos del Consumidor.

B. El Marco Legal de la Política de Competencia y la Protección al Consumidor

Como parte vital del programa de reformas económicas de la actual Administración, se


aprobó la Ley 29 de 1 de febrero de 1996, en adelante Ley 29, “Por la cual se dictan normas
sobre la defensa de la competencia y se adoptan otras medidas”. Con esta ley se profundiza el
ámbito de aplicación de normas constitucionales sobre monopolio, libre concurrencia y
protección al consumidor, que están consagradas en el Título X de la carta fundamental.

El principal objetivo de la Ley 29 es proteger y asegurar el proceso de libre competencia


económica y la libre concurrencia, erradicando las prácticas monopolísticas, las prácticas de
comercio desleal y otras restricciones en el funcionamiento eficiente de los mercados de bienes y
servicios, con la finalidad de preservar el interés superior del consumidor.

3
C. El Marco Institucional para la Protección a los Consumidores

Mediante la Ley 29, se creó un organismo especial denominado Comisión de Libre


Competencia y Asuntos del Consumidor (CLICAC) como una entidad descentralizada del Estado
con las siguientes funciones4:

1. Establecer los mecanismos de coordinación, para la protección al consumidor..., así


como las sanciones administrativas de su competencia;
2. Conocer de las consultas que sometan a su consideración los agentes económicos y
los consumidores;
3. Llevar a cabo campañas educativas dirigidas al consumidor, las cuales podrá
coordinar con las asociaciones de consumidores, las organizaciones empresariales, los
clubes cívicos y los gremios profesionales.
4. Coordinar con el Órgano Ejecutivo, a través del Ministerio de Comercio e Industrias,
acciones para que las normas técnicas se apliquen a todos los productos y servicios
ofrecidos a los consumidores;
5. Fomentar el cumplimiento de las normas sobre garantía y publicidad;
6. Fomentar, reglamentar y supervisar las asociaciones de consumidores organizadas;
7. Denunciar, ante las autoridades sanitarias competentes, la venta o distribución de
artículos que representen un riesgo o peligro para la salud.

Adicionalmente, la CLICAC tiene competencia para tres procedimientos específicos:

1. Los procesos de conciliación del consumidor, que es un proceso administrativo y


voluntario de las partes afectadas.
2. Las verificaciones de concentraciones, que es un proceso administrativo en el cual los
agentes económicos que desean concentrarse solicitan, previo a la concentración, la
anuencia de la Comisión.
3. Las medidas de salvaguardia, a través de investigaciones administrativas que
permitan valorar la pertinencia de establecer protecciones temporales y objetivas a la
producción nacional.

La CLICAC es una entidad con personería jurídica propia, autonomía en su régimen


interno, independencia en el ejercicio de sus funciones, y está adscrita al Ministerio de Comercio
e Industrias. Para el desarrollo efectivo de sus funciones, la CLICAC está constituida por varias
direcciones técnicas y administrativas.

Existen tres Direcciones Ejecutivas (Económica, Financiera y Legal) que son las
encargadas de las investigaciones de prácticas monopolísticas, absolutas y/o relativas,
concentraciones económicas, medidas de salvaguardia y prácticas de comercio desleal, a
solicitud del Órgano Judicial. La Dirección de Asuntos de la Competencia es la responsable de
las encuestas que se realizan y publican periódicamente, mientras que la Dirección de Asuntos
del Consumidor, con el apoyo de las Direcciones Ejecutivas, organiza la orientación y educación
de los consumidores, atiende las quejas de ellos y promueve la conciliación entre estos y las
empresas.
4
Se destacan las que están más directamente relacionadas con la Protección al Consumidor.

4
SALIDA, VOZ Y LEALTAD: SU VIGENCIA EN LA REALIDAD ACTUAL5

En 1970 Albert O. Hirschman publicó el libro Salida, voz y lealtad, que lo confirmó
como una persona con una inteligencia superior y con una capacidad encomiable de integrar en
el discurso técnico de la economía consideraciones políticas y sociales de gran pertinencia y
utilidad.

En una economía de mercado, el sistema de precios es el mecanismo fundamental por el


cual se asignan los recursos escasos entre sus diferentes usos alternativos. Sin embargo, para que
el sistema sea más eficiente debe ser complementado con mecanismos que permitan una efectiva
y más profunda retroalimentación entre oferentes y consumidores.

Durante la experiencia del consumo de cualquier bien o servicio por parte de este agente
económico fundamental que es el consumidor se pueden producir varios resultados:

• Satisfacción (plena o parcial)


• Indiferencia (que algunas personas pudieran considerar la forma más leve de decepción)
• Decepción (parcial o total)

De forma similar, pueden vincularse las anteriores experiencias a algunos elementos que
caracterizan los bienes y servicios destinados al consumo, entre otros los siguientes:

• Precio
• Calidad
• Servicio al cliente (sobre todo post-venta)

Evidentemente, está en el interés del consumidor, y ésa es en principio su expectativa y


su motivación para consumir, obtener satisfacción al consumir. También es el objetivo de la Ley
29 de 1996 en general, y de la CLICAC en particular, cuando desde el primer artículo de este
instrumento legal se habla de preservar el interés superior del consumidor. No obstante lo
anterior, y sin que intentemos entrar en la discusión de las razones del por qué en este lugar, es
también evidente que las decepciones son una experiencia recurrente de los consumidores.

Aunque el aumento del consumo puede asociarse con mayores niveles de bienestar, esta
relación será más fuerte en la medida que esos consumos produzcan preferentemente
experiencias de satisfacción. Una forma de lograr esto es suministrando mayor información al
consumidor. Así:

"El proteger al consumidor es una tarea vital de la CLICAC, pero el informar a


los consumidores sobre las posibles decisiones de compra es lo que da energía y
vida a una economía de libre mercado. Las selecciones hechas por los
consumidores determinan los precios a los cuales los proveedores ofrecen los
bienes y servicios, y éste es el mecanismo que establece si realmente esos bienes
y servicios tendrán éxito en el mercado" (Carles, 1998b: 1).
5
Esta sección se basa extensamente en Hirschmann (1984).

5
Ante la decepción causada, por ejemplo, por la deficiente calidad de los bienes y
servicios demandados, el consumidor tiene tres posibilidades de actuación que identificaremos
como:

• Voz: hacer uso de la crítica para mejorar. En otras palabras, consiste en una acción política6
participativa para manifestar claramente su insatisfacción.

• Salida: es la opción preferida por los economistas y se entiende como una acción individual
racional del homo economicus, que se entendería llanamente como cesar el consumo de algún
bien o servicio específico (o de una marca comercial específica).

• Lealtad: un mecanismo atenuante de la salida, pero con el que se corre el riesgo que la
decepción no se supere, al percibir un proveedor que tiene a sus clientes cautivos7, por lo que
no siente la necesidad de mejorar su producto.

Las opciones que en su momento escoja el consumidor no serán indiferentes para el


resultado final de su experiencia de consumo.

La lealtad puede ser la opción menos recomendable, con algunas excepciones 8, mientras
que la salida puede ser efectiva pero no necesariamente eficiente ya que no hay formas de
asegurar que el oferente reconozca que hay alguna situación anómala con su producto. Además,
es probable que ante la salida de antiguos clientes y la entrada de nuevos consumidores el saldo
neto, a corto plazo al menos, sea aún positivo para la empresa, por lo que no se entera que
necesita hacer rectificaciones. Nos queda la voz como última opción, aunque lo que intentamos
establecer claramente aquí es que ésta debería ser la primera opción y no la última en la mente
del consumidor, al sentirse insatisfecho con el consumo de algún bien o servicio.

A continuación exponemos algunos argumentos iniciales que privilegian el uso de la voz


sobre las otras opciones:

• Cuando el costo de la voz se convierte en un beneficio para el consumidor se logra la


"felicidad pública", esto es, el bienestar social. En este caso, se reconoce que para el
consumidor puede significar un costo (v. gr. tiempo, transporte) el ejercer la acción de la voz,
pero también es probable que producto de esa acción reciba una compensación mayor a dicho
costo, como puede ser un bien o servicio significativamente mejorado. Es más, es probable
que un grupo amplio de consumidores se beneficien de la voz que hayan elevado antes un
grupo más bien reducido de compradores.

6
Entendiéndola en el sentido más amplio de reconocer la pertenencia a un entorno social y actuar conscientemente
para mejorarlo, y no en el más estrecho de agitarse a lo interno de algún movimiento político con miras a administrar
el poder de un Estado.
7
Lo que parece ser el caso en cuanto a las compras de combustible en algunas estaciones de servicio en la Ciudad de
Panamá dada la alta dispersión de precios que reflejan las encuestas que realiza periódicamente la CLICAC, en un
área geográfica relativamente reducida.
8
Por ejemplo, el caso de empresas que, por razones geográficas, pueden ser de hecho los únicos proveedores, por lo
que los consumidores estarán "dispuestos" a soportar un mal producto ante la alternativa única de no tenerlo.

6
• Posibilidad de que se produzca una falla del mercado 9 reflejada por la ignorancia de los
agentes económicos. Este caso ocurre cuando surge la demanda por un bien o servicio antes
que se tenga el conocimiento de cómo lograr su satisfacción, recayendo casi exclusivamente
el esfuerzo necesario sobre el consumidor antes que sobre alguna institución en particular,
CLICAC en nuestro caso. Al decir de Hirschman (1986: 51):

"En este caso, los productores son tan ignorantes como los consumidores, por lo
menos durante las primeras etapas de su operación. Es la ignorancia del
proveedor, más bien que su mala fe, lo que explica la mala calidad de los
servicios"

Como sostiene el mismo autor en otro lugar (1984: 278):

"... el problema institucional no es aquí la protección del consumidor, sino la


educación del productor, la de proveer al productor de la mayor información
posible acerca de su actuación. En tales situaciones, la contribución de la voz
puede tener claramente la mayor importancia, simplemente porque provee una
información rica y detallada por comparación con la desolación y la neutralidad
de la salida silenciosa" (subrayado nuestro).

En otro sentido, la información asimétrica que se produce en perjuicio del consumidor en


algunos mercados específicos, como el de los servicios médicos, automóviles (especialmente los
de segunda), puede ser compensada con programas de orientación al consumidor que incluyan
referencias a fuentes donde puede obtener información valiosa. Es, si se puede llamar así10, el
componente de promoción de la información para el consumidor, que supone que el principal
problema que enfrenta el consumidor, en materia de información, es que la misma es escasa y
tardía. Efectivamente:

"En un mercado donde imperan las reglas de la libre oferta y demanda, no


solamente la información que los proveedores ofrecen a los consumidores es
necesaria. La información que se inyecta al mercado por parte de las agencias de
competencia es la que finalmente permite, en muchos casos, que se generen
precios bajos y competitivos" (Carles, 1998c).

El otro componente sería el de la defensa de la información para el consumidor, y que en


esencia combatiría la publicidad engañosa. La CLICAC reconoce el importante papel que juega
la publicidad en una economía de mercado, especialmente dando a conocer nuevos productos, lo
que amplía el abanico de opciones disponible para el consumidor; sin embargo:
9
Tradicionalmente se incluyen como fallas del mercado, en el sentido que no es dable esperar obtener los resultados
que daría un mercado perfectamente competitivo, los rendimientos crecientes a escala, que viabilizan
económicamente la existencia de monopolios; las externalidades, cuando los costos y/o beneficios indirectos de una
actividad afectan a otros agentes económicos; existencia de bienes públicos, aquellos que tienen un costo marginal
de disfrute prácticamente nulo; y la asimetría en la información entre compradores y vendedores.
10
En las líneas que siguen se hace un paralelismo, para el caso de protección al consumidor, con lo que se conoce
como política de defensa de la competencia (anti-trust policy) y promoción de la competencia (competition
advocacy).

7
"... si la publicidad es engañosa, entonces se afecta la eficiencia del mercado y se
limita la habilidad de los consumidores para realizar sus decisiones de compra"
(Carles, 1998b: 1).

El alcance de este componente rebasa decididamente las fronteras nacionales, en función


que no sólo se han internacionalizado las pautas de consumo, producto del fenómeno conocido
como globalización, sino que también lo ha hecho la publicidad que acompaña y empuja a ese
consumo. Como se señala en el informe que hoy nos ha congregado aquí:

"El aumento de las opciones de consumo tiene escaso significado si las opciones
se basan en información errada o engañosa. Se necesita una decidida acción
pública para proteger los derechos del consumidor a fin de contrarrestar las
corrientes vastamente desequilibradas de información dominadas por la
publicidad comercial" (OIDH, 1998: 11).

• Un tercer elemento que promueve el uso de la voz es de la integración vertical. Además de


las ventajas económicas que puede representar el reducir o eliminar los costos de transacción,
y de los beneficios de endogenizar una competitividad sistémica11, se convierte en una vía
para institucionalizar el uso de la voz y volverla rutinaria.

Por otro lado, y en el plano más institucional, cualquier ente requiere de ciertos límites
máximos (topes) a la extensión de la voz, la salida o de ambas, sin dejar de reconocer la
dificultad real de definir la ubicación precisa de esos límites. Así, una salida "excesiva" puede
implicar la desintegración de la institución, mientras que el abuso de la voz favorecerá el
rompimiento antes que la integración plena del organismo, violentando de esta forma la
construcción del mismo Estado.

Por su parte, cualquier entidad requiere de ciertos niveles mínimos de salida y de voz que
permitan la retroalimentación requerida acerca de su actuación. Se podría afirmar que un Estado
sólo puede controlar dos de los siguientes tres elementos:

• Supresión de la salida, con el agravante que la libertad de salida no actúa como un freno al
uso de la voz;

• Supresión de la voz, con el grave riesgo que pierda legitimidad el sistema, entrando en lo que
se conoce como problemas de gobernabilidad; y

• Represión, manifestación expresa de la pérdida de legitimidad del sistema

Al intentar llevar estos razonamientos al plano del mercado, específicamente de las


transacciones que se dan entre oferentes y consumidores, es cierto que el uso del mecanismo de
la salida no implica necesariamente el resquebrajamiento del sistema de economía de mercado,
11
En los términos muy conocidos actualmente del Diamante de Competitividad de Michael Porter.

8
porque aquí la salida asume la forma de una salida individual y no general, se abandona el área
de influencia de un proveedor pero se ingresa de forma seguida en el de otro, en un proceso que
se puede repetir en innumerables ocasiones. Sin embargo, en la medida que la salida no
proporciona ninguna información específica sobre las razones que la motivaron, el sistema se
encuentra con un límite autoimpuesto para su propio progreso. Se trata, entonces, de la
necesidad de reforzar el clásico concepto de soberanía del consumidor12 con el de participación
del consumidor, que claramente apuesta por el uso del mecanismo de la voz.

Veamos con algún detalle adicional por qué consideramos necesario que se refuerce la
acción económica individual (salida) con la acción política participativa (voz).

• La voz transmite más y mejor información dada la modificación constante del contenido del
descontento, a diferencia de la salida que asume siempre la misma forma, cualquiera que sea
el origen de la queja o insatisfacción. Reconociendo que el sistema de precios efectivamente
provee información al mercado, lo que se obtendría ahora es una mayor calidad en esa
información suministrada.

• La voz puede convertirse en un fin en sí misma y, al menos en el campo político, su ejercicio


puede llegar a confundirse con el logro de su objetivo. Un consumidor más informado y
consciente de su papel en el mercado se traduciría también en un ciudadano más
comprometido con la sociedad en la cual vive.

• La voz está expuesta a represalias por el hecho de que se ejercita a lo interno de un sistema,
en nuestro caso la economía panameña. Dichas acciones pueden ser sufridas incluso a lo
interno del sector empresarial a través de la ejecución de prácticas anticompetitivas y/o abuso
de posición dominante que "disciplinen" al "quejoso". Para reducir esta posibilidad, hay que
garantizar la posibilidad de una salida rápida, que se encuentra sólo en una economía de
mercado altamente competitiva.

• Es un instrumento potencial para el beneficio de quienes se activan en ella (mayoría


silenciosa). El alcance de la voz no se limita en modo alguno a que el consumidor obtenga
una mayor satisfacción cuando adquiere bienes y servicios. También puede ser una vía eficaz
en el combate a la pobreza. En este sentido, en las más reciente propuesta para combatir la
pobreza se señala que:

"Las políticas sociales no pueden tener el efecto deseado si no hay participación.


La participación permite que los beneficiarios adquieran autonomía de la
dependencia asistencial del Estado, fortaleciendo el sistema de solidaridad básica
de la sociedad...Las formas de participación pueden ser múltiples...puede darse
mediante la identificación por la comunidad de las necesidades básicas colectivas
y la determinación del orden de prioridad en que las mismas deben ser
satisfechas..." (MIPPE, 1998: 59).

12
Que privilegia la salida ya que, en una economía competitiva y bajo ciertos límite, el consumidor es soberano de
escoger y descartar a voluntad a sus proveedores de bienes y servicios.

9
¿Cómo se podrá lograr identificar necesidades, establecer prioridades y proponer medidas
remediales si no es a través del uso de la voz?. Una voz que no solamente sea clara sino que
también tenga un volumen adecuado para que las autoridades la escuchen de forma efectiva. Lo
anterior se logra a través de la organización de la propia comunidad de consumidores. En
Panamá ya existen ejemplos de cómo con organización la comunidad puede empezar a resolver
sus propios problemas o a demandar de las autoridades públicas dichas soluciones. Un ejemplo
claro se tiene en el Fondo de Emergencia Social (FES). Otro ejemplo que se está construyendo
en este momento, pero que hay que reforzarlo y hacer partícipe a un número mucho mayor y
comprometido de consumidores, es mediante el surgimiento de asociaciones de consumidores.
Ya se mencionó páginas arriba que ésta es una de las funciones que legalmente le han sido
asignadas a la CLICAC.

CONSIDERACIONES FINALES

Retomando el título de esta ponencia, el reto de la nueva institucionalidad en Panamá,


específicamente de la CLICAC como agencia responsable de los asuntos del consumidor, es
dotar al consumidor de la información que le permita tomar decisiones de consumo más
racionales, adelantar acciones (operativos) que reduzcan a su mínima expresión los riesgos para
su salud, y promover una relación de mutuo beneficio entre empresas y clientes.

Como fuera expuesto en otro lugar ya por uno de los Comisionados de la CLICAC:

"La aplicación coercitiva de la Ley 29, aunque a veces es necesaria, no es siempre


la mejor solución para eliminar los problemas que afectan el bienestar de los
consumidores. Los mecanismos de normas pueden ser extremadamente efectivos,
especialmente cuando se complementan con un número selecto de medidas
coercitivas...La idea es que en la medida que le demos más beligerancia al
consumidor para que se protejan ellos mismos, y orientemos a las empresas y
organizaciones privadas, la CLICAC podrá ser más efectiva previniendo las
prácticas engañosas que distorsionan el flujo normal de información" (Carles,
1998b).

El conjunto de políticas públicas que se están ejecutando, si bien implican una


redefinición del papel del Estado en la economía, de forma tal que los consumidores puedan
disfrutar de los beneficios de una economía de mercado realmente competitiva, no implica, en
modo alguno dejar en una situación de indefensión al consumidor. Todo lo contrario, implica
promover un desarrollo del consumidor de forma tal que él mismo puede asegurarse
razonablemente experiencias satisfactorias al consumir ya que, después de todo, quién más que
el propio consumidor conoce sus gustos, preferencias, expectativas y, sobre todo, necesidades.

Muchas Gracias!

10
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Carles V., Rafael E.


La CLICAC: El poder para ayudar al consumidor. Ponencia presentada ante la
Cámara Panameña de Empresas de Corretaje de Seguros en la Conferencia: El Productor
de Seguros y la Ley de Protección al Consumidor, Ciudad de Panamá, 30 de enero de
1998(a).

Carles V., Rafael E.


La publicidad y el consumo. Ponencia presentada en el Foro: El Consumidor en un
Mercado de Libre Competencia, Paraninfo de la Universidad de Panamá, Ciudad de
Panamá, 29 de abril de 1998(b).

Carles V., Rafael E.


Discurso. Ponencia presentada en el Congreso Internacional de Competencia, Ciudad de
Panamá, 8 de octubre de 1998(c).

Ministerio de Planificación y Política Económica (MIPPE)


Nuevo enfoque estratégico frente a la pobreza 1998-2003. Panamá, septiembre de
1998. Adoptado como Programa de Gobierno para la superación de la pobreza, mediante
la Resolución de Gabinete Nº 134 de 17 de septiembre de 1998.

Hirschman, Albert O.
De la economía a la política y más allá. Ensayos de penetración y superación de
fronteras. Fondo de Cultura Económica - Sección de Obras de Economía, Primera edición,
Traducción de Eduardo L. Suárez, México, 1984.

Hirschman, Albert O.
Interés privado y acción pública. Fondo de Cultura Económica - Sección de Obras de
Economía, Primera edición, Traducción de Eduardo L. Suárez, México, 1986.

Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano (OIDH)


Informe sobre desarrollo humano 1998. Ediciones Mundi-Prensa, publicado para el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, España, 1998.

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