Contenido

4 21 34
entrevista
allí amé a una con alan la guerra del
mujer terrible Woods Cuerno de Chivo
mundo iriBarren marCelo Colussi Guadi Calvo

6
amores de estudiante
en el 40º aniversario
de mayo ’68
GermÁn Pinto saavedra
25
la violencia de los
derechos humanos
(pinceladas)
GreGorio J. PéreZ almeida
37 toussaint
louverture
mÓniCa CHalBaud

9 de mayo sólo
queda ignominia
tulio monsalve

27 maría Calcaño:
erotismo y transgresión
marÍa euGenia Bravo
40
los jardines desaparecidos
Primera entrega
HéCtor seiJas

11 Por el ambiente
Por la vida
42 voces de la calle

29
Fruto vivas William osuna

maría Calcaño:

13 44
Crisis alimentaria, Poemas
agroindustria Felipe Pirela
y agroecología el «bolerista de américa»
FranCisCo Javier velasCo ÁnGel méndeZ

16 ludovico y marx
nelson GuZmÁn 31 Cumpleaños
de neruda
FreddY J. melo

46
saca tu cuenta…
con las publicaciones de
la editorial el Perro y la rana
liBia Guerrero CastellÓn
entrevista con
santiago alba rico

19 32 48
eQuiPo de redaCCiÓn
a Plena voZ
William osuna
HéCtor seiJas
Poemas de Comic
liBia Guerrero alejandro oviedo ivÁn lira
Director
A Plena Voz revista Cultural de venezuela
William Osuna N° 43 junio de 2008
Jefe de Redacción
Héctor Seijas
Asistente a la Coordinación Editorial
Libia Guerrero CNP 10.911
Consejo Editorial
Francisco Sesto Novás
Benito Irady
Gustavo Pereira
William Osuna
Miguel Márquez
Diseño y Diagramación
Glenn Díaz www.glenndiaz.com
Portada y Dirección de arte
Pájaro pajaroji@yahoo.es
Portada: Pájaro
Obra: Esquina de la Trinidad
Corrección
Leya Olmos
Colaboraron en este número:
Mundo Iribarren, Germán Pinto Saavedra, Fruto Vivas, Mónica Chalbaud, Freddy J.
Melo, Nelson Guzmán, Tulio Monsalve, Gregorio J. Pérez Almeida, Alejandro Oviedo,
Guadi Calvo, Francisco Javier Velasco, Héctor Seijas, María Eugenia Bravo, Ángel
Méndez, Santiago Alba Rico, Libia Guerrero Castellón, William Osuna, Iván Lira.

Depósito Legal: pp200302CS576 ISSN: 1690-6659

Ministerio del Poder Popular para la Cultura

Av. Panteón, Foro Libertador, Edf. Archivo General de la Nación,
planta baja, Caracas- Venezuela,
E-mail: aplenavoz@yahoo.com
Tlfs: 58 0212 5648023/5640106

Editorial El perro y la rana

Tlf: 58 0212 3775379

Versión digital en www.aporrea.org

Revista impresa en la Fundación Imprenta
Ministerio del Poder Popular para la Cultura
 Editorial
Amigos, y nadie más, el resto selva
La selva no tiene leyes definitivas; es un capítulo inconcluso, suma y resta,
se abre a los misterios de la noche y al devenir histórico. Allí no hay muros ni
verjas de hierros. A veces, te cede el día para que lo ganes. La selva tiene cami-
nos de pólvora, luz de bala. En la selva se hace el amor bajo las estrellas, que
es como sentirse observado por millones de gatos.
En la selva no se compran bombillos: un cabo de vela, un cocuyo te alcan-
zan; sino hay nada de eso, nada te basta, o sea, te sobra todo, se explica. Quien
vive en la selva no abre puertas de ascensores, ni regula la temperatura del
aire acondicionado.
A la selva se va a desobedecer leyes que fundan y someten ciudades. En la
selva no se bebe Coca-Cola. Por la selva el Che Guevara se fue en búsqueda de
su ínsula de Barataria, no la encontró; Thoreau construyó su desobediencia
civil, se bebió toda el agua de su verbo libertario, la derramó en orín bajo el
sótano de los enormes rascacielos.
En la selva una parte de Colombia abrió zanja contra la otra. Desde el siglo
pasado, en fecha imprecisa, millones de colombianos han tragado, en el mis-
mo plato la misma sopa animal. La matanza se tornó selectiva, la democra-
cia imposible. Los sindicatos, los movimientos estudiantiles y las propuestas
alternativas quedaron defenestradas en calles, pueblos y ciudades. Todavía
rugen las voces de los desaparecidos pidiendo paz.
La selva devolvió a Ingrid Betancourt más saludable que un pesista sovié-
tico. A lo bien. Nada de hepatitis, leishmaniasis, leucemia. Por ella supimos de
su folletón de amores. Nada malo. Un helicóptero truculento la depositó en la
base aérea de Catam, aquella verdad parecía un guión facturado en Hollywood.
Esta tarde la lluvia lava el cuerpo del comandante Manuel Marulanda
Vélez. Colombia espera. Nunca más agosto del 86, nunca más el Baile Rojo.
 Allí amé
a una
mujer terrible
Mundo Iribarren
Y
de pronto se regó la voz de que
algo grande pasaba al sur.
Hacia allá se dirigieron las mira-
das, los pensamientos, los cami-
nos y sobre todo las esperanzas de los
pueblos nuestramericanos.
Comenzaba la década de los seten-
ta del vertiginoso siglo XX. El planeta se
estremecía con la irrupción de una gene-
ración luminosa que con las consignas
de la paz y del amor cuestionaba pro-
fundamente a un sistema cuyos funda-
mentos son el odio y la guerra. Al calor
de una música revolucionaria, producto
de las propias contradicciones de la so-
ciedad industrial, y desde las entrañas
mismas del monstruo, el pensamiento,
la actitud del movimiento hippie, hacía
lo suyo por la victoria del heroico pueblo
de Vietnam.
Un rato antes la poesía afloraba
como manantial de entre las aulas de
Nanterre con toda su carga política y
revolucionaria, para en cuestión de se-
gundos desparramarse por las universi-
dades, las fábricas, las casas, los edificios
públicos y no tan públicos, expresándo-
se a través y por entre los adoquines
de París. Era mayo del año 1968 y una
4 A Plena Voz
juventud que clamaba que pararan el
mundo porque querían bajarse, hacía
tambalear la V república francesa.
En Nuestra América, con las enor-
mes dificultades del caso, ya para su
primera década, se sostenía el primer
proyecto revolucionario que logra con-
solidarse desde la época de la indepen-
dencia: la Revolución cubana. Con las
puertas cerradas de todos los países del
continente, y contando con el vital y
consecuente apoyo de la Unión de Re-
públicas Socialistas Soviéticas, Cuba se
yergue ante las arremetidas del impe-
rialismo, convirtiéndose en faro lumi-
noso para la esperanza de los pueblos
de América y del mundo. La solidaridad
internacional, premisa básica de los re-
volucionarios del mundo y fundamento
del pensamiento bolivariano, ha sido
práctica constante de ese pueblo revo-
lucionario del Caribe. Los negros que le
habían llegado como esclavos, Cuba los
devuelve al África como libertadores.
Y Sandino, el pequeño gigante de
Las Segovias, comandante del Ejército
de Hombres Libres, o «pequeño ejército
loco» como él mismo lo llamara, había
caído tiempo ha, en celada cobarde y
artera después de haber infringido en su
pequeña Nicaragua la primera derrota
militar al imperialismo en el mundo.
Hacia aquel Chile esperanzador
marchamos. Ya Ginsberg había aullado
sus lamentos por las mejores mentes de
su generación consumidas por la locu-
ra, por el pinchazo feroz y la soledad de
Arkansas sin sus héroes. Ya había regre-
sado a las catacumbas la arrechera del
Poder Joven. Ya el mundo azul, con sus
absurdas leyes azules, había ganado
nuevamente y el hombre negro muerto
por sus policías, ejecutado y tragado por
la tierra, desde el cielo miraba y callaba,
miraba y reía.
Cual reyes magos nos sentíamos si-
guiendo a la estrella, sólo que esta vez
no era una, sino cuatro. La cruz del sur
la íbamos viendo cada vez más arriba,
cada vez más alto en el centro del cie-
lo. En un cafetín de Popayán, rumbo al
sur recibimos la noticia de la muerte de
Pablo Casals, grande del violonchelo,
grande del gusto por la vida y por las
causas progresistas. Y junto a Picasso y
Neruda, uno de los tres grandes Pablos
de la humanidad, que nos dejaron solos
ese mismo año terrible de 1973.
 Comenzaba el invierno cuando lle-
gamos a Santiago. Nunca habíamos pa-
sado tanto frío. Como tal vez nunca lo
habían pasado tampoco toda aquella
generación de chilenos, los del pueblo
claro está, a quienes el sabotaje contra
el gobierno popular mantenía sin com-
bustible para la calefacción. Y sin trigo y
sin leche y sin vino, sin carne, sin arroz,
sin azúcar, sin espaguetis, sin sal, sin ci-
garrillos, sin papel toilette.
La CIA, a través de sus agentes, pa-
gaba cinco dólares diarios por unidad a
los camioneros en una huelga que era la
punta de lanza de un sabotaje tenaz y
sistemático contra el proceso revolucio-
nario. El imperialismo estaba decidido
a acabar el proyecto socialista chileno
a sangre y fuego, desde antes mismo
de que tomara posesión el presidente
Allende. La teoría de Kissinger era que
había que cortar por lo sano para que no
cundiera el ejemplo. De la posibilidad
de que por la vía democrática y pacífica
pudiera desarrollarse un proceso revolu-
cionario en América Latina. Pero ahora
ya sabemos que si no es por una, será
por la otra… o viceversa.
«Allí amé a una mujer terrible…»
evoca el compañero trovador y canta a
los cuatro vientos que nada de ello está
muerto, que no han podido matarlo, ni
con la distancia ni con el vil soldado. Y
así, entre el deambular y el trabajo vo-
luntario conocimos un Santiago cargado
de misterio, «con símbolos de invierno»
de amor y gusto por la vida, donde se
contemplaba en su cotidianidad y al
desnudo la lucha de clases. El motor de
la historia.
La fiesta de la revolución. El amor
por la empanada y el vino tinto, la senci-
lla hermosura del copihue, que cuando
son muchos es difícil de cortar. Los can-
tares de las peñas, centros para el espar-
cimiento de los hombres y mujeres de la
patria, para estar alegres, para echar vai-
na. La peña de los trabajadores o la Chile
ríe y canta, flanqueada a la entrada por
una gran foto de Violeta la de Chile, en la
carpa de la comuna de La Reina, rodea-
da de sus instrumentos musicales, con la
cara de poema alucinado y su cabellera
desgreñada, acompañando con su guita-
rra, quizás su amor por los estudiantes,
o la despedida de Run Run rumbo al
norte, o sencillamente dándole gracias
a la vida. O Víctor Jara en la peña de los
Parra, con ocho tumbadoras al frente,
dándole con sus manazas de campesino,
igual o mejor que cualquier conguero
caribeño, y recordando a Amanda… la
calle mojada. Siempre recordaremos a
Amanda la de Manuel.
Las avenidas, las calles, las grandes
alamedas, los parques y grandes audi-
torios, los pasillos de las universidades,
las fábricas, las minas y las escuelas, en
todas partes estaba la presencia de un
pueblo en revolución, movilizándose,
convocando la alegría del combate. Y
por todas partes, también acechante, la
mirada torva y el sentimiento mezquino
de quienes desde dentro y desde fuera
no estarán nunca dispuestos a que el
pueblo, los indios, los negros, los traba-
jadores, los pata en el suelo, conquisten
su condición de pueblo soberano. El
gobierno de la Unidad Popular había
nacionalizado las minas del cobre, im-
pulsaba una reforma agraria profunda,
convocando a los campesinos a movili-
zarse para la tomas de la tierra, incre-
mentándose considerablemente en sólo
tres años la propiedad de la tierra para el
que la trabaja. Se congelaron los precios,
aumentaron los sueldos y se estableció
el vaso de leche obligatorio en todas las
escuelas.
El gobierno popular no contaba
con mayoría en el congreso y se encon-
traba imposibilitado para impulsar las
reformas de las leyes y hasta una consti-
tuyente que verdaderamente establecie-
ran las condiciones para la construcción
del socialismo en Chile. El programa del
gobierno se cumplía y se incrementaba
el apoyo electoral a la alianza, lo que
permitía suponer la posibilidad de que
en próximos comicios parlamentarios la
Unidad Popular lograría la mayoría re-
querida. El 29 de junio de 1973 comenzó
a movilizarse el gorilaje. Se dio el alza-
miento del batallón de blindados nº 2 de
Tacna, el «tanquetazo», que no fue más
que una escaramuza, un tanteo para me-
dir las condiciones para el zarpazo final.
Por supuesto, con el monitoreo constan-
te de la embajada norteamericana.
Un mes tan sólo les bastó para fi-
niquitar los preparativos. El 11 de sep-
tiembre siguiente, a tempranas horas de
la mañana, nos despertó el ruido de un
avión que se sentía como si pasara sobre
el techo. Comenzaban a bombardear el
palacio presidencial de La Moneda. En-
cendimos la radio y era el preciso mo-
mento en el que el compañero Allende
iniciaba su último mensaje al pueblo
chileno por las ondas de Radio Maga-
llanes. Informó que militares que ayer
mismo juraban lealtad a la constitución
habían traicionado su juramento a la
patria. Aseguró que tenía fe en Chile y
su destino y vaticinó que, más temprano
que tarde, de nuevo abrirán las grandes
alamedas por donde pase el hombre li-
bre para construir una sociedad mejor. Y
concluyó dando vivas a Chile, al pueblo
y a los trabajadores.
Desde donde estábamos, en la ca-
lle, huérfanos, salimos corriendo a La
Moneda a pocas cuadras de distancia.
Con nosotros llegaban frente a palacio
las primeras tanquetas, echando plomo
a discreción y comenzando a ampliar el
cerco. Nos tocó comenzar a correr sin
rumbo por las calles de la ciudad. En las
esquinas, corriendo hacia el Mapocho,
el río de Santiago, encontrando grupos
de hombres con la mirada como fija en
ningún lado, hacia el palacio, hacia el
cielo o el infinito. O hacia la profunda e
impotente arrechera que sentían.
No tiene absolutamente ninguna
importancia si al compañero Allende
lo mataron o lo hizo él mismo, porque
en este caso no podríamos hablar de
suicidio. Fue la canalla militar, oligár-
quica, sirvientes del imperio, quienes lo
mataron. No tiene la menor importan-
cia quién apretó el gatillo. Con Allende
muere una etapa del proceso revolucio-
nario nuestramericano, para sembrarse
en la tierra fértil de nuestros espíritus,
de nuestras conciencias, de nuestras lu-
chas.
El más grande homenaje por estos
cien años del nacimiento de Salvador
Allende lo rendimos los pueblos latinoa-
mericanos con el nivel de desarrollo que
hemos alcanzado en nuestras luchas, en
el camino hacia nuestra integración y
hacia la liberación nacional y el socialis-
mo. La insurgencia revolucionaria en la
tierra americana, a través de sus diferen-
tes formas de lucha. Con la construcción
del socialismo en la patria bolivariana,
reivindicamos la posibilidad de hacer la
revolución sin arriar, mientras podamos,
las banderas de la paz.
A Plena Voz 5
 Amores de
Estudiante
En el 40º aniversario
de Mayo ’68
GERMÁN PINTO SAAVEDRA
Dios, sospecho que eres
un intelectual de izquierda
Grafitti, París, mayo de 1968
Hoy, a muchos años de distancia,
todos los incendiarios
se enrolaron en el cuerpo de bomberos
¡
Antonio Socci
Cómo pasa el tiempo! Curiosa pre-
gunta ante la cual de nada pare-
ciera servirnos la experiencia, a
no ser para callar, cada vez más
elocuentemente… Sí, los jóvenes
universitarios del 68 ­–comprendidos
también los que fuimos más coetáneos
que contemporáneos de tales aconte-
cimientos–, acostumbrados desde en-
tonces a contemplar aquella primavera
parisina como una referencia cercana,
nos hemos hecho viejos. Mucha agua
6 A Plena Voz
ha corrido desde entonces bajo los
puentes del Sena y bajo todos los otros
puentes. Sin embargo, necesario es re-
conocer, aceptar y, todavía más, asumir
toda la responsabilidad histórica por lo
acaecido entonces y por sus gravísimas
consecuencias.
Cuánto de lo que fue novedad ideo-
lógica de aquella hora ha sido definiti-
vamente incorporado al pensamiento
dominante y a la horrible mentalidad
común de estas últimas décadas: tras la
caída de los valores reivindicados siem-
pre por el viejo fascismo (Dios, familia,
patria), sucedería la hegemonía cultu-
ral de las izquierdas, y a ésta, sin solu-
ción de continuidad, el dominio totali-
tario de los nuevos valores de la civiliza-
ción del consumo, del nuevo fascismo
introducido por el bizarro capitalismo
de la segunda revolución industrial.
En la Venezuela contemporánea,
la Venezuela bolivariana, esta «para-
doja» resulta, si se quiere, más brutal,
toda vez que las capas ilustradas de
la pequeña burguesía, la clase media
intelectual, la intelligenza que brota
hoy de nuestras universidades, asume
mayoritariamente un rol contrarrevo-
lucionario. El propio movimiento estu-
diantil, ubicado hace cuatro décadas
en la primera línea del combate antiim-
perialista, milita ahora en la filas de la
derecha más recalcitrante: jóvenes de
la clase media con el alma aplanada,
cuyas mentes y cuerpos han sido ya
insensibilizados para ver y oír y oler en
el otro (en el pobre, en el negro, en el
«chavista») no a un ser humano, sino
a una bestia. Embrutecidos desde antes
de nacer por la televisión globalizada,
su «protesta» sólo permite evocar con
amargura aquella rebelión estudiantil
que ­–al decir del más notable filósofo de
los sesenta­– sirvió sólo de instrumento
en la perpetración del más despreciable
crimen en masa del mundo contempo-
ráneo: la matanza de cientos de miles
de «comunistas» en Indonesia.
El fresco y vigoroso anarquismo
de la joven y aun de la no tan joven in-
telectualidad no conformista de aquel
mayo francés de 1968 pareció estreme-
cer por un momento y arrancar de sus
goznes a aquella sociedad esclerosada y
a su correspondiente clase obrera, asi-
milada y entontecida, integrada y con-
sagrada por entero a las demandas eco-
nómicas. La espontánea coincidencia
(«que los obreros tomen las banderas
de la lucha de nuestras frágiles manos»,
clamaba el eslogan), que duró sólo un
instante, pareció sacudir asimismo al
vetusto aparato del Partido Comunista,
dedicado por entero a la oposición par-
lamentaria y a la coexistencia pacífica
con la derecha de De Gaulle. Al final, la
cosa terminaría al revés, y los jóvenes
y menos jóvenes de la intelligenza radi-
cal también acabarían integrados, no
sin antes obligárseles a reconocer que
la fugaz aventura rebelde había tenido
desastrosas consecuencias electorales
para el Partido Comunista: «cada ba-
rricada, cada automóvil quemado –se
lamentaba L’Humanité, su órgano ofi-
cial– le dieron decenas de miles de vo-
tos al partido degolista».
¿Qué sucedió? –nos seguimos pre-
guntando algunos jóvenes de enton-
ces–. ¿Qué fue de la conciencia hiperlú-
cida de aquella nueva izquierda que, de
la mano de Mao o de Marcuse, insurgió
contra toda una sociedad, decrépita ya
desde el mismo instante de ser parida
por el nuevo capitalismo de la sociedad
opulenta, que obliga a la gran mayoría
de la población a «ganarse» la vida en
empleos estúpidos, inhumanos e inne-
cesarios; que ejerce un colonialismo
interno y externo; que exige obediencia
y sumisión a las víctimas de su propia
violencia y represión; que utiliza sus
vastos recursos orientándolos al des-
pilfarro, la destrucción y la creación
metódica de necesidades falsas y satis-
facciones conformistas?
¿Qué sucedió, entonces? –insis-
timos–. La respuesta, además de ne-
cesaria, se torna urgentísima, en la
circunstancia de nuestra Revolución
bolivariana, obligada a adelantar su
práctica política sobre la marcha de los
acontecimientos e imposibilitada para
orientarse sobre un concepto de revo-
lución que, como el marxista, corres-
ponde al siglo XIX y los principios del
XX, ya ni siquiera válido en los países
del llamado Tercer Mundo.
¿Cuál es, digamos, el papel que
corresponde jugar al partido de la Re-
volución bolivariana, recién nacido y
obligado a llevar sobre sí la extremada
carga que representa constituirse en
vanguardia de un proceso de educación
masiva, en medio de una revolución sui
generis, que arrebató el poder político
a partir de una victoria electoral sin
precedentes y sin que hubiese media-
do previamente un dilatado proceso
de lucha que la hiciese hegemónica en
el terreno cultural? ¿Cómo hacer para
no desaprovechar estos «momentos de
efervescencia y calor», marcados por
el clima excepcionalmente favorable a
la tan postergada unión suramericana
y cuando la estructura y cohesión in-
ternas del gran capitalismo industrial
estadounidense parecen haber iniciado
ya su proceso de desintegración?
Necesaria se hace, entonces, una
explicación, cuando menos una hipó-
tesis relativamente plausible a propó-
sito de aquella rebelión moral del 68,
dirigida «contra una sociedad operan-
te, próspera y “democrática”, contra
sus valores y metas hipócritas y agre-
sivas, contra la blasfema religión de esa
sociedad, contra todo lo que predica
mientras viola lo que predica». Pues,
a pesar del fracaso inmediato, políti-
co, de aquella «revuelta», ese período
marcó un verdadero cambio de rumbo
cuyos efectos aún se hacen sentir, espe-
cialmente en la mentalidad, en ciertas
claves del pensamiento dominante en
estos tiempos de «ruptura» y de «inicio
o explosión de la gran crisis cultural de
Occidente», como los ha calificado el
siempre intempestivo Benedicto XVI.
Ante todo, será preciso admitir que
los jóvenes del 68 no supimos reconocer
cabalmente los cambios operados en
las esferas dominantes del poder; no su-
pimos o no pudimos interpretar que se
trataba de un nuevo poder burgués, al
que ya no interesaban los viejos valores
que hipócritamente aún saturaban los
discursos de los políticos, las sesiones
solemnes de la escuela y las prédicas de
los clérigos, en suma, los valores profe-
sados de palabra por el viejo fascismo.
La gran revolución tecnológica
de aquellos años había traído, insen-
siblemente aparejado, al lado de la gi-
gantesca transformación de las infraes-
tructuras y las telecomunicaciones, un
nuevo concepto cultural. Era la nueva
civilización del consumo a la que ya
nada interesaba la vieja religión, la
vieja moral, la tradición. Una verdade-
ra revolución de derechas, silenciosa y
subterránea, colocaba ahora a la bur-
guesía en función de representar «un
nuevo espíritu que empezaría, primero,
por mostrarse competitivo con el reli-
gioso (salvando sólo al clericalismo) y
luego, acabaría por tomar su lugar, al
ofrecer a los hombres una visión total y
única de la vida». Los hombres y las mu-
jeres y los niños, convertidos ahora en
simples consumidores cuyo espíritu,
totalmente pragmático y hedonista, se
despliega en un universo tecnológico y
puramente terrenal en el que se puede
desarrollar sin perturbaciones el ciclo
de la producción y del consumo. Un
universo en medio del cual ya no queda
sitio para la religión y sobre todo para
la Iglesia, ni siquiera en función deco-
rativa.
El 68 terminará a contrapelo, sir-
viendo la oprobiosa cena en que la jo-
ven burguesía neocapitalista se daría el
gran banquete: arremetió contra toda
autoridad en aras de la libertad («pro-
hibido prohibir», etc.), aunque ignoró
precisamente que sólo hay libertad don-
de existe la autoridad; que donde falta
la autoridad, sólo queda el poder. La li-
bertad, en efecto, sólo es para los que en
algo creen; de resto, sólo queda el nihi-
lismo de los que no creen en nada y que
hoy, por desgracia, son legión. En el 68
se difundió un nihilismo de masas que
todavía respiramos y que determina, en
últimas, el poco estudiado fenómeno de
la llamada «muerte de las ideologías»,
la crisis de las relaciones elementales
hombre-mujer, padres-hijos, maestro-
estudiante, médico-paciente, etc. y, ul-
teriormente, la crisis disolutiva del Es-
tado y del orden social.
A Plena Voz 7
 La idea sesentaiochesca de romper
absolutamente con la tradición ha traí-
do consigo fatalmente la eliminación de
todo nexo con el pecado, la terrible cri-
sis educativa y la pérdida de identidad.
Una vez reducidos el arte y la poesía, la
filosofía y la propia historiografía del
pasado a mera arqueología, sólo que-
da el narcisismo de los reality shows y
los talk-shows televisivos y, más allá, el
de los millones de imbéciles que harían
cualquier cosa con tal de estar allí.
Si, sea el caso, se admite y hasta
se pregona que la conquista de Améri-
ca significó un cataclismo, un acabose
para las culturas indígenas, debería
reconocerse asimismo, como residuo
de esa hecatombe, el positivo injerto de
Nuestra América en el tronco multimi-
lenario de aquella gran tradición a la
que pertenecen la cultura y la historia
europeas, independientemente de la
valoración crítica que de ella podamos
y aun debamos emprender, desde nues-
tra propia perspectiva indoamericana.
Al respecto, el Libertador nos brinda un
ejemplo incomparable: conocedor como
el que más de los autores y las ideas de
su tiempo –el siglo XVIII francés, con su
ideales políticos y sociales– y, al mismo
tiempo, su crítico más lúcido, Bolívar
era esencialmente hispánico… «cristia-
no viejo, criollo viejo, español del Piri-
neo, venido a Indias en el siglo XVI en
la carne de su abuelo homónimo, con
doscientos años para mezclarse a la
tierra, para amarse con ella y recibir la
sangre ardiente y bulliciosa del negro,
y la fría y taciturna del indio». De forma
admonitoria agrega Uslar: «las gentes
superficiales lo que menos miran en Bo-
lívar es lo poderosa y consciente que en
él era la tradición». Lamentablemente,
hay que decirlo, esa misma superfi-
cialidad y falta de raíces la condividen
por partes iguales «escuálidos» y «cha-
vistas», y atañe particularmente a los
más notorios voceros intelectuales de
ambos, con la muy honrosa excepción
de Chávez, cuya insular soledad, en este
sentido, raya en el desamparo.
Desde aquella actitud –permítase-
nos continuar, luego de tan elongada
digresión–, sembrada por la genera-
ción del 68, se vienen publicando desde
hace tiempo en toda Europa manuales
sin una sola fecha, y se ignora olímpi-
8 A Plena Voz
camente a Goethe, a Stendhal y a Tho-
mas Mann, como representantes de la
«cultura burguesa». En Venezuela se
puede desconocer sin pasar por igno-
rante, entre muchos otros, a Uslar Pie-
tri y Andrés Eloy Blanco, autores de la
«Cuarta República»; a Teresa de la Parra
y a Fernando González, escritores del
«gomecismo»; a Bernal Díaz y a Cortés;
a Cervantes y a Santa Teresa, a Quevedo
y a San Juan de la Cruz, exponentes de
la cultura católica imperial española; a
Platón y Aristóteles, esclavistas griegos,
como se sabe, y por supuesto, a sus epí-
gonos medievales, San Agustín y Santo
Tomás, sempiternos paradigmas del os-
curantismo.
Finalmente, no deberíamos olvidar
que los jóvenes del 68 desde hace tiempo
debutaron como padres; hoy, son abue-
los hechos y derechos y, por lo general,
replegados hacia posiciones mucho más
cómodas que las de sus años mozos.
Muchos de sus cabecillas han obtenido
ese poder que tanto creían detestar, pero
que deseaban a escondidas. A veces, el
poder político. Con frecuencia, una posi-
bilidad de influencia más concreta sobre
la economía. Pero, sobre todo, el oscuro
privilegio de operar, gracias a su espíritu
servil de cortesanos, los medios de co-
municación social, es decir, el arma con
que se consuma el crimen.
Al presente, los jóvenes –hijos o
nietos de aquellos garbosos muchachos
que en el 68 encarnaban la esperanza,
el futuro, la liberación, la utopía– perso-
nifican cosas muy diferentes. Los jóvenes
de hoy, es decir, los jóvenes pequeño-
burgueses de hoy (quiero creer que los
jóvenes proletarios y sub-proletarios
aún representan cosa distinta), debi-
damente globalizados, encarnan por
todas partes la vanguardia del miedo,
la angustia ante el futuro. A los efebos
de la famosa generación pitillo de los no-
venta («plásticos» por fuera y vacíos por
dentro), han sucedido los muchachos
y muchachas de nuestros últimos días,
víctimas del llamado «síndrome de Peter
Pan»: son niños, adolescentes –escribe
Luc Ferry– que se niegan a crecer, cuyo
miedo y ansiedad están ligados a una
irresponsabilidad y a una suerte de vic-
timismo; que todo lo esperan del poder y
de la política y, más que a cualquier otra
cosa, le temen a vivir sin las muletas del
Estado, para entrar en la vida adulta.
Estos «eternos adolescentes», que pre-
fieren permanecer pasivos, viven a me-
nudo en una misteriosa desidia y están
mal, aunque no siempre lo sepan. Y no
por las acostumbradas crisis existencia-
les que constelan la juventud, sino por-
que –como dice Galimberti– el nihilismo
circula entre ellos, penetra en sus sen-
timientos, confunde sus pensamientos,
elimina perspectivas y horizontes, que-
branta su alma y entristece sus pasiones
haciéndolas exangües.
El 68, con su ampulosa irreligiosi-
dad, retomó y asentó definitivamente,
como ideología dominante ya conver-
tida en mentalidad común, el más ilu-
sorio de los ideales de la Ilustración: la
reducción del cristianismo a mera ética,
tomando sus valores, pero, prescindien-
do de Cristo, su verdadera fuente, que
mana por todas partes en nuestra tradi-
ción. Los resultados están a la vista en
estos jovenzuelos de la «generación de
la nada», que han hecho disparar todas
las alarmas y puesto sobre el tapete la
famosa «emergencia educativa», reco-
nocida ahora por todos, incluidos los
rusos, los chinos y hasta los camaradas
cubanos.
La Revolución bolivariana, nues-
tra revolución, que con las más nobles
intenciones ha convertido en estudian-
tes a tantos jóvenes del pueblo traba-
jador –¡y ahora es cuando falta!–, ¿irá
también, acaso, camino de su propia
«emergencia educativa», como quien
compra el perro con la sarna? Quizá
no. Miremos el ejemplo de socieda-
des materialmente más desarrolladas,
sólo para tomar lo que pueda servir al
pueblo venezolano, desechando lo que
atente contra nuestra propia esencia.
Nuestro ideal de sociedad no puede ser
el de Norteamérica, pero tampoco el
europeo ni el asiático, en el fondo, uno
solo: el del único poder mundial. En la
tarea de construir las bases de nuestro
futuro, que es también la de recuperar
nuestro ilustre pasado, no desdeñemos
nada de nuestro maravilloso mestizaje
originario, al que hoy se quiere escar-
necer y apabullar, pues muy triste re-
sultaría haber bogado y proejado tanto,
para, a fin de cuentas, venir a recalar
en la misma orilla… O en un tremedal
peor.
De Mayo sólo queda
ignominia TULIO MONSALVE
¿Qué pecado es acordaros vuestras mal-
dades? De vosotros tenéis horror, y asco,
y no queréis ser contados los que fuisteis
parecidos.
Francisco de Quevedo
Existen realidades que le dan pica-
zón a la conciencia. Tanto que la refu-
gian en los senderos del protocolo que
todo ordena con falacia y trastoca con
sueños e hipocresía. Sucede en nues-
tro país cuando a alguna persona se le
pregunta si es de derecha, con fiereza lo
niega y reclama esa pregunta como una
ofensa. Peor aún si alguno se le ocurre
consultarle si es racista, sencillamente
dirá que todo lo contrario, que él com-
bate esta infección. Más dramáticas las
rasgaduras de piel si la curiosidad pe-
llizcara sobre el tema del fascismo. Por
ignorancia o desfachatez se desprecia
la interpretación, nunca la categoría.
Se pueden criticar algunas de sus más
despreciables manifestaciones (asesina-
tos selectivos en Europa, las cruzadas,
cacería de brujas, inquisición, matan-
zas en Faluya, Gaza, Franco, Pinochet,
Videla, los paracos de Uribe o leyes se-
gregacionistas y xenófobas de la Unión
Europea).
No se analiza el asunto en su natu-
raleza profunda en tanto que acción po-
lítica. Despierten, amados cristianos, hay
que saberlo: el fascismo, su hermano el
racismo y su hija la segregación son ex-
presiones o disfraces de aquello en que
se transforma el capitalismo. Sobre todo
cuando la democracia parlamentaria, en
este caso Comunidad Económica Euro-
pea, no consigue por los medios regulares
asegurar a los gobiernos firmantes seguir
manteniendo su mismo ritmo de creci-
miento económico; y surgen como hoy el
tiempo de las vacas flacas. Por ejemplo,
¿cómo aclararle a un joven estudiante
venezolano que en razón de esta moti-
vación está utilizando ¿sin saberlo? los
símbolos de movimiento Cruzada Manos
Blancas, que es un grupo neofascista eu-
ropeo. ¿Cómo hacerle ver que la filosofía
económica que les enseñaron es una ver-
sión del capitalismo inventando por Von
Hayek, cuya nuez es el egoísmo y despre-
cio por sus iguales, los humanos?
¿Podremos explicarles que ellos y
los gobiernos europeos (Sarkozy, Mer-
kel, Berlusconi, Cavaco Silva, Zapatero
o el vecino Uribe) habitan en el área de
influencia del fascismo y que son meros
practicantes de un llamado «racismo
científico», teoría más que periclitada?
Difícil que lo entiendan. Sepan
que lo históricamente permanente del
proceso fascista, su razón profunda,
oculta y verdadera necesidad histórica
es fomentar el racismo. Imposible que
entiendan que la real trampa no es otra
que hacer aparecer la diferencia y las
desigualdades sociales entre personas
como algo natural y consustancial a la
condición humana. Sostener la fábula
engañosa que mantiene una respuesta
preconcebida sobre una absurda disyun-
tiva: ¿permitirías que tu hija se case con
un negro? Trocan, tramposamente, una
apreciación personal y sectaria, en juicio
universal, para tranquilizar su concien-
cia sobre su inexplicable respuesta.
A Plena Voz 9
 De allí que al ver a un monstruo
insultando y pateando cobardemente a
una indefensa joven ecuatoriana en un
metro de Barcelona, España, debimos
verlo como un claro reflejo de violencia
racista. Obligado era entenderlo como un
aviso de que algo sucio se estaba traman-
do. Grave, lo que anunciaba que vendría
una muestra de exacerbación del odio
racial, segregación, secesión, xenofobia.
Producto que demuestra que el racis-
mo rampante, ahora, reina, gobierna.
Despierten. Esa ensoñación de estética,
bellas artes y cultura que fue Europa a
quien tuvimos como lugar superior, y
hoy representa el cenit de nuestra cultura
judeo-cristiana occidental y también la
concreción palmaria del neofascismo y su
gemelo, la xenofobia.
Soñamos en mayo de 1968 con que-
brar la autoridad que sólo sirve para re-
primir y limitar a los seres humanos, y
sobre todo a las minorías (étnicas, racia-
les, sexuales, culturales, género). Existían
en ese momento ligeras notas aisladas de
trazos derechistas que para nada insinua-
ban el neofascismo.
Creímos que el 68 haría surgir una
sociedad más honesta, menos hipócrita y
agreguemos que el mismo quiebre de la
línea autoritaria haría que surgiera una
ola imaginativa creativa fácilmente ima-
ginable sólo con la lectura y diseño de los
afiches y graffitis que inundaron el Barrio
Latino y otros lugares de París. «La imagi-
nación tomaba el poder».
Soñamos con el surgimiento de ver-
dadero frente contra los modos de la au-
toridad convencional universitaria. Que
más nunca aparecerían los mayordomos
en los salones clase haciendo ejercicios
fantasmagóricos de acompañamiento al
dogmatismo y los modos hipócritas del
protocolo de docentes con sus alumnos.
No poca cosa. Aceptemos: todos nuestros
programas huelguísticos fueron un nirva-
na «nihilista».
Algo importante: creamos caos, que
es lo peor que puede sufrir un fascista;
de allí el violento uso de todo el poder
policial para hacer volver la autoridad.
Hoy descubrimos que el fascismo, enfer-
medad larvada en mentes racistas, siem-
pre estuvo allí (Argelia, Vietnam) y nunca
fue derrotado, sólo se retiró temporal-
mente, esperando hasta un nuevo mo-
mento, y ya regresó más xenófobo que
10 A Plena Voz
nunca. Difícil de creer, pero a cuarenta
años del Mayo del 68, el cuadro social de
Europa es más que desolador. El intento
por recuperar una memoria sólo movida
por el optimismo de los estudiantes es
simpleza.
Menos real suponer que existan en
la sociedad francesa trazos de lo gana-
do en la revolución de 1789, fenómeno
que los fascistas europeos de hoy des-
precian y quisieran ocultar. No fue poca
cosa quitarle en plena calle la cabeza a
un rey, pesadilla que debe extirparle el
sueño al Borbón mayor. Hoy sólo existe
una realidad posmoderna que ha tor-
nado las Galias en sede de la reacción y
asiento del libre mercado. Más Von Ha-
yek, imposible.
Veamos este balance macabro:
1) la autoridad se ha vuelto brutal
con el poder para sobornar conciencias
y tranquilizar a los patronos. La derecha
derrocha impúdicamente sus mismos
gestos hipócritas de siempre; ahora los
escenifica el ex esposo de Cecilia y actual
marido de la Carla, la cantante de vode-
vil, aún apurado tratando de apagar con
mucha autoridad los fuegos infinitos de
todas noches de las barriadas parisinas.
2) Índices de desocupación laboral
del 11%, superiores a aquellos del Mayo
del 68, sólo superado por la antigua Che-
coslovaquia con 16%. Igual drama sufre
toda Europa.
3) Una izquierda que no sabe de qué
hablar con los jóvenes obreros y mira a
los estudiantes con resquemor y distan-
cia. Que en cuarenta años ha sido incapaz
de crear un lenguaje para comunicarse
con la nueva Europa. Queriendo supervi-
vir, no puede entender los problemas so-
ciales y los asuntos culturales, por lo que
terminó tranzando con grupos del gran
capital y quebrando sindicatos.
4) Sociedad represiva que representa
cabalmente el temperamento de los go-
biernos líderes de Comunidad Económica
Europea, todos matrimoniados con patro-
nos reaccionarios cercanos a la más nota-
ble modalidad del neofascismo. Unión de
países que cuenta con las fortalezas que
le proveen los gobierno de Sarkozy, Mer-
kel, Berlusconi y haciéndoles zarzuela y
coro Zapatero y Cavaco. Cuartel satánico
del neoliberalismo, racista y xenófobo y
rindiendo loas y vítores al libre mercado.
Proceso que llega al clímax con la
Directiva (no quieren llamarla ley) con-
tra los emigrantes a quienes pone plazo
perentorio para salir de Europa o, de lo
contrario, ser detenidos junto con sus hi-
jos menores de edad y expulsados a los
países del África, a sus antiguas colonias.
Maldito esperpento, creación perversa
contra el género humano y su eslabón
más débil, los emigrantes.
5) El neofascismo se delata en la
intención de instaurar una nueva ola de
la Revolución industrial al aplicar ley la-
boral, que propone ampliar a sesenta o
setenta y cinco el número de las horas de
trabajo semanal para los trabajadores en
todos los países de la Comunidad Euro-
pea.
6) Los europeos, siempre tan cultos
e invariablemente con alguna novedad,
ahora nos sorprenden con la creación de
un neokantiano sistema de segregación
fascista. Así piensan en librarse de los
jodidos desechos de la sociedad del con-
sumo dedicándose a detener y torturar
a los que ahora llama basura ilegal, que
pueden encerrar y luego botar en cual-
quier aeropuerto de un país sudaca o
africano. Suponemos que el Papa habrá
de redimirlos por tan gloriosa acción.
7) Además, sorpréndase: su diabóli-
co genio político busca sustituir a los emi-
grantes africanos negros con emigrantes
blancos provenientes de grupos sociales
europeos originados en los países de las
antiguas repúblicas soviéticas. Socieda-
des que quedaron congeladas o sencilla-
mente frustradas con la caída del muro.
Estos desarraigados y empobrecidos ve-
cinos, cuyas carencias son tan notables
como aquellas de los africanos o sudacas
a quienes pretenden sustituir. ¡Salve, oh
gran rey, en su color de piel!
En conclusión, estamos ante una
sociedad francesa y europea cuya idea
de cambio sólo existe en los negocios de
los modistos o el mundo del consumo
fashion. Cultura que ahora cultiva el fast
food, que ya comienza a demostrar su de-
moledora presencia. Mientras que en lo
social los signos del humanismo retroce-
den a niveles previos a la Segunda Guerra
Mundial.
Poca igualdad, escasa libertad e
inexacto e inviable es el espacio para la
fraternidad.
Como diría Solanas, mayo está bien
muerto, viva el neofascismo y ¡olé!

P
ara hablar del ambiente,
que es lo mismo que hablar
de la vida, del mundo bio-
lógico en general, debemos
ubicarnos en el espacio ga-
láctico en que nos encontramos, en la
vía láctea formada por millones de soles
como el nuestro, en un universo lleno de
millones de galaxias, millones de ellas
aún desconocidas en la infinitud del es-
pacio interestelar y una estrella de esas,
nuestro sol, con una docena de plane-
tas, cometas, asteroides, girando a su
alrededor a una distancia de millones
de kilómetros de la estrella más cerca-
na, Alfa del Centauro, dentro de una
inmensa soledad en el espacio. Allí se
encuentra uno de esos planetas, el ter-
cero, nuestra Tierra, el único con vida
en el sistema solar, aun sin saber si en
los otros planetas alguna vez hubo vida.
Con los gigantescos telescopios de hoy se
escudriña todo el universo buscando en
la soledad del cosmos un atisbo de vida
ya no inteligente, como la nuestra, sino
de simple vida.
Hace más de veinte años, en un
encuentro con uno de los ecólogos más
relevantes de América, Arturo Eichler,
Por el ambiente
Por la vida
cuando mi esposa le preguntó que si
existían seres como nosotros en el espa-
cio, nos respondió con una sentencia te-
nebrosa: «vengo de un congreso en Sue-
cia sobre la vida en el espacio y tengo la
impresión de que estamos trágicamente
solos en el universo».
Esta dura reflexión de un científico
de la talla de Arturo Eichler nos tiene
necesariamente que hacer reflexionar
sobre la importancia de la vida en nues-
tro planeta, sobre la gigantesca respon-
sabilidad de los que estamos aún vivos de
sumar todas nuestras voluntades, nues-
tra pasión, nuestro corazón para contri-
buir a salvar todo el mundo biológico,
llámese una mosca, una mariposa, o
un elefante, debemos comprometernos,
no con nosotros, sino con la posteridad,
a evitar el derrumbe de este hermoso
planeta. Cuando vemos una orquídea,
una bromelia, una azucena, o vemos la
inmensidad de lo que queda de la selva
amazónica; la maravilla de las aves, un
tucán, un pavo real, un avestruz, una
guacamaya; y cuando nos vemos a no-
sotros mismos, a nuestros tatarabuelos,
nuestros abuelos, nietos, nuestros hi-
jos y nosotros mismos, entendemos la
Fruto Vivas
grandiosidad de la vida, del porqué de
nuestra existencia, del maravilloso equi-
librio entre el viento, la lluvia, las hojas
de los árboles, que ese equilibrio, hace
millones de años, fue perturbado por un
cataclismo y desaparecieron otras espe-
cies, dinosaurios, mamuts, etc., diferen-
tes a las de hoy, pero en la misma línea
de vida. No queremos que suceda otro
cataclismo igual. Pero lo grave, lo tene-
broso, es que ese cataclismo no vendrá
del espacio exterior, sino que lo estamos
produciendo nosotros mismos.
El desarrollo acelerado de hoy,
las grandes potencias industriales que
producen millones de bienes, autos,
aviones, rascacielos, tanques de guerra,
bombas atómicas, entre otros, producen
también el envenenamiento del plane-
ta. Felizmente los millones de pobres,
hambrientos, desamparados, que son la
mayoría del planeta, no envenenamos el
aire ni los ríos, no acabamos con el ozo-
no, tenemos claros los responsables del
desastre ecológico. En los arsenales ató-
micos de los Estados Unidos, Inglaterra,
Francia, Rusia, China, Israel, La India,
Pakistán hay suficientes bombas ató-
micas para destruir trece planetas del
A Plena Voz 11
 tamaño de la Tierra, llenar de radioacti-
vidad suficiente como la que conocieron
los mártires que inauguraron esta era
tenebrosa iniciada por los Estados Uni-
dos contra un pueblo ya rendido, Japón,
en la Segunda Guerra Mundial: Hiros-
hima y Nagasaki. Debemos alzar nues-
tra voz por esos ciento cincuenta mil
muertos quemados por radioactividad
y no olvidar que sin bombas atómicas,
en el holocausto de las cuatro guerras
Mundiales del siglo pasado, el siglo de la
muerte, murieron más de cuarenta mi-
llones de personas en la Rusia soviética,
Alemania, Inglaterra, Francia, España,
Italia, y después amargamente Viet-
nam, Irak, Afganistán, donde no quedó
piedra sobre piedra, sólo la muerte de
todo lo biológico. Los responsables están
allí intocables. El poder imperial de los
Estados Unidos está intacto por la gue-
rra, armado de odio y de armas hasta los
dientes, lo cual es parte de la lucha por
el ambiente. Con esos monstruos vivos,
el planeta estaría esperando otro holo-
causto.
Al adentrarnos en la Venezuela
de hoy en el estado actual de nuestros
bosques de todos nuestros recursos na-
turales, debemos saber que en los últi-
mos cincuenta años, con el desarrollo
acelerado de nuestro país con su rique-
za petrolera se han deforestado selvas
tropicales completas como la selva de
Guasare en el Zulia; la gran reserva fo-
restal de Ticoporo en el estado Barinas;
sólo queda un diez por ciento de bosques
vírgenes. La selva de San Camilo en Tá-
chira y Apure, la selva de Turén en Por-
tuguesa, la selva de Imataca en el estado
Bolívar, ninguna de esas selvas existe,
sólo quedan los rastrojos. Es alarmante
12 A Plena Voz
sobre todo la pérdida del líquido vital, el
agua. Vemos cómo todas las cuencas de
los ríos han sido salvajemente afectadas.
Para reponer el agua de los ríos estamos
obligados a hacer gigantescas campañas
de reforestación, de educación ambien-
tal, de desarrollo de una cultura ecoló-
gica. Que todos los medios de comuni-
cación se aboquen a preservar la vida.
Venezuela tuvo ejemplos grandiosos de
prohombres que contribuyeron a crear
las bases de un pensamiento ecológico:
Francisco Tamayo, Henri Pittier, Alfredo
Jahn, Arturo Eichler, José Vicente Mora,
Agustín Codazzi, Leandro Aristiguieta,
Francisco de Lacio, Tobías Láser, mo-
vimientos ambientales como Forja, lu-
chadores incansables como José Moya,
Aníbal Isturdez, Mercedes Otero, grupos
ambientalistas en todas las universida-
des y muchísimos científicos, profesores
y pueblo incorporado a las campañas
ambientales, escuelas, liceos...
Al movimiento ambientalista hay
que darle la primera prioridad en la ra-
dio, la televisión, la prensa. Toda la ac-
tividad divulgativa debe formar un gran
frente de acción ambientalista.
Que todo preescolar y casa tenga
un huerto, que todo liceo e institución
luche por la autosuficiencia alimentaria.
No debemos olvidar a los pioneros.
Ofelia Suárez, con su plan de la «Basura
es un Tesoro» conmovió a Caracas con
sus programas ambientales y educati-
vos de producción de Compost, siembra
de los cuatro huertos: el huerto de la ali-
mentación (las hortalizas, las aves, los
peces), el huerto de la salud (las plantas
medicinales), el huerto del vestido (el al-
godón, el lino), el huerto de la vivienda
(el bambú, la teca, el mangle).
Es posible estremecer los saberes
de nuestra sociedad aprovechando las
nuevas Organizaciones del Poder Popu-
lar, donde su tarea central es asestar un
duro golpe a la pobreza. Allí es donde
prospera la lucha por la defensa del am-
biente, por una salud ambiental.
En la lucha contra el dengue y to-
das las enfermedades tropicales (mala-
ria, fiebre amarilla) están los pioneros
José Vicente Escorza, biólogo y Premio
Nacional de Ciencia, con su programa
sobre el uso del azufre en la vivienda:
pintar con agua de azufre las casas,
agregar azufre al friso, lavar los pisos
con agua de azufre y no usar pesticidas
que acaban con la plaga y con noso-
tros; Arnaldo Gabaldón, con su gran
campaña contra el paludismo.
Quiero concluir diciendo que se
cree la Universidad del Ambiente, una
universidad que procure proteger la
vida, para lo cual en Barquisimeto se
montó El Pabellón Ambiental que se
llevó a Alemania «Una flor de Venezue-
la para el mundo», para allí funcionar
el núcleo matriz de la universidad que
se llame Leandro Aristiguieta, Francis-
co de Lacio, José Vicente Escorza, a pre-
sidir su fundación.
Que se cree una emisora de radio
y televisión dedicada sólo al ambiente.
Emular experiencias hermosas como
Gaviota de Colombia y Radio Zucaten-
za, también de Colombia, donde los
campesinos tienen ya una universidad
para la vida.
Y pedir cambiar el nombre del
planeta Tierra, que es casi toda de
agua, que es la fuente de la vida, por el
nombre real que le corresponde: pla-
neta Vida.
Crisis alimentaria,
agroindustria
Francisco Javier Velasco
y agroecología
L
a perspectiva de los precios
de los alimentos en el mundo
inspira desolación y llama al
combate por un mundo nue-
vo (pocos indicadores eco-
nómicos, si es que hay alguno, son tan
sensibles políticamente). En el contexto
de crisis alimentaria que azota a nuestro
planeta se hace necesario poner de re-
lieve el hecho de que el hambre y la des-
nutrición no son efecto de la fatalidad,
de un accidente, de un problema de la
geografía o de los fenómenos climatoló-
gicos. Son el resultado de haber excluido
a millones de personas del acceso a bie-
nes y recursos productivos tales como la
tierra, el bosque, el mar, el agua, las se-
millas, la tecnología y el conocimiento,
de haber degradado sus culturas y eco-
sistemas. Aunque se puede considerar la
concurrencia de otros factores a la hora
de explicar la génesis de la crisis alimen-
taría actual (el aumento en el precio de
los hidrocarburos, el crecimiento de la
demanda de alimentos en China e India,
etc.), debemos admitir que lo determi-
nante han sido las políticas neoliberales
(económicas, agrícolas y comerciales) a
escala mundial, regional y nacional, im-
puestas por los poderes capitalistas de los
países dominantes, sus corporaciones
transnacionales y sus aliados en el Asia,
África y América Latina, en su afán de
mantener y acrecentar su hegemonía
política, económica, cultural y militar
en el actual proceso de reestructura-
ción económica global. A ello se suma
la creciente utilización industrial de los
alimentos como insumos para la produc-
ción de combustibles. Esas políticas han
aumentado las ventas y las ganancias
de los poderes económicos imperialistas,
mientras que nuestros pueblos han vis-
to crecer su deuda externa y los sectores
populares han aumentado sus niveles
de pobreza, miseria y exclusión por to-
das partes. Se ha acelerado el ritmo de
concentración del mercado agrícola
internacional en unas pocas empresas
transnacionales, aumentando simultá-
neamente la dependencia e inseguridad
alimentaria de la mayoría de los pueblos.
Las empresas transnacionales adquie-
ren productos a muy bajos precios para
venderlos a precios mucho más altos
a los consumidores tanto del sur como
del norte. Las políticas neoliberales han
desencadenado una auténtica guerra
contra las agriculturas campesinas e
indígenas que, en algunos casos, llega
a configurar un verdadero genocidio y
etnocidio.
En los últimos decenios, el factor
principal que ha moldeado la sociedad
y la economía rural de América Lati-
na y el Caribe ha sido el cambio en los
sistemas de producción. De un modelo
basado en la substitución de importa-
ciones y la industrialización interna se
ha pasado a otro basado en la apertura
externa, la promoción de exportaciones
y la liberalización. La globalización de las
economías de la región ha incrementado
las oportunidades de ingresos de aque-
llos países con ventajas comparativas y
sectores exportadores bien incorporados
a los mercados internacionales, como
ha sido el caso para ciertos vegetales y
productos hortícolas (México), para las
frutas de zona templada, el vino y los
productos forestales (Chile), para la car-
ne (Argentina), para la soya y el jugo de
naranja (Brasil), para las flores y otros
A Plena Voz 13
 productos no tradicionales (Centroamé-
rica, Colombia y Ecuador). También se
ha incrementado la producción de pro-
ductos agrícolas destinados a la agroin-
dustria y al procesamiento de alimentos
para el mercado interno y externo. Pero
han perdido importancia las produccio-
nes de alimentos más tradicionales para
el mercado interno (cereales, tubérculos,
productos pecuarios tradicionales) que
no han podido competir con las importa-
ciones provenientes de países poderosos
con agriculturas a menudo subsidiadas.
Se ha modificado la estructura social del
agro latinoamericano y caribeño; han
sido fundamentalmente los agricultores
capitalistas modernizados los que se han
beneficiado de estas nuevas oportunida-
des, puesto que contaban con el acceso
a los recursos financieros, de tierra, de
tecnología y de organización necesarios
para estas producciones y las posibilida-
des de acceso a estos nuevos mercados.
En cambio, los productores familiares
campesinos, en la mayor parte de los
casos, disponían de recursos de baja ca-
lidad, dificultades de acceso al crédito y
al seguro, escasez de tierras apropiadas,
carencia de tecnologías adaptadas a su
situación, así como de información sobre
los mercados, además de altos costos de
transacción. En relación con el enorme
sector de campesinos con y sin tierra que
en América Latina y el Caribe represen-
tan hoy día una parte inmensamente
mayoritaria de los habitantes del campo,
la progresiva ausencia del papel de apo-
yo del Estado ha profundizado la brecha
entre la agricultura campesina y la agri-
cultura empresarial. La tendencia mo-
nopolizadora y globalizadora del capital
financiero y especulativo que asume hoy
en día una posición central en todos los
negocios internacionales, ha conducido
a la elevación de las tasas de interés que
afectan la tasa de ganancia del capital
industrial y agrícola, disminuyendo la
inversión productiva y afianzando el do-
minio del capital financiero, etc. El proce-
so conduce a la quiebra de la pequeña y
mediana industria y, en general, a la ex-
clusión de la producción orientada hacia
el mercado interno, lo que deprime aún
más el empleo y los salarios. La produc-
ción industrial y agrícola está dirigida al
mercado mundial y no al nacional. Cla-
ramente esto se vuelve contra nuestros
14 A Plena Voz
pueblos que terminan «resolviendo» sus
necesidades de alimentación con impor-
taciones y a precios elevados en medio
de una profundización de los lazos de de-
pendencia que los atan a los centros de
poder mundial.
Los grandes proyectos de las em-
presas transnacionales agroindustriales
se enmarcan en la estrategia general
de saqueo de recursos naturales lleva-
da a cabo por el capital internacional y
sus socios locales en América Latina y
el Caribe. Como consecuencia de ello,
la destrucción de ecosistemas en nues-
tro continente ha alcanzado una escala
nunca vista hasta ahora. Este proceso se
está dando de modo similar en diferentes
países de nuestra región, conformando
en algunos casos verdaderos modelos
de operación, donde las transnaciona-
les, con una inversión mínima se llevan
recursos de enorme valor, dejando un
saldo de contaminación y destrucción
ecológica, y un empeoramiento de las
condiciones económicas y de salud de
las poblaciones afectadas directa o indi-
rectamente por su accionar. Sumándose
a esta arremetida de las transnacionales
que operan en el ámbito de la extracción
de recursos y la biopiratería, los gobier-
nos locales impulsan políticas que favo-
recen la emergencia de promociones de
técnicos y profesionales al servicio de la
inversión extranjera, el juego de la «com-
petitividad» de los países y el crecimien-
to de las exportaciones de las empresas
transnacionales. De esta manera se
configura un cuadro de alianzas y situa-
ciones –entre grandes corporaciones en
busca de la máxima rentabilidad, orga-
nizaciones económicas interguberna-
mentales instrumentalizadas por el gran
capital para la obtención de sus fines,
gobiernos y políticos locales obsecuen-
tes, legislaciones débiles o inexistentes,
desinformación y ausencia de espacios
de participación ciudadana real– que
contribuye a fortalecer el despojo de re-
cursos y biodiversidad, acompañado de
un constante deterioro de las condicio-
nes económicas y sociales de sectores
mayoritarios de la población. En el caso
de los proyectos extractivos, su desarro-
llo exige ocupar e intervenir inmensas
extensiones de territorio, utilizar enor-
mes cantidades de agua pura y emplear
substancias tóxicas de modo intensivo.
La satisfacción combinada de estas nece-
sidades implica la destrucción de vastos
ecosistemas y un deterioro grave de las
condiciones de vida de las comunida-
des afectadas, que incluso pueden verse
privadas del acceso a recursos vitales
como el agua y los recursos marinos. A
las emisiones nocivas lanzadas por estas
industrias al aire, al agua y los suelos, se
agrega la contaminación con plaguici-
das y transgénicos (organismos genética-
mente modificados) de los monocultivos.
Además de provocar serios problemas de
salud y deterioro de las condiciones de
vida a poblaciones campesinas de varios
países, la aplicación masiva de agroquí-
micos está produciendo daños de otro
tipo que en un futuro no tan lejano agra-
varán el panorama más allá de cualquier
predicción. La destrucción de su hábitat,
el uso de plaguicidas y la introducción
de cultivos invasores pone en peligro de
extinción a muchas especies vegetales y
animales.
A la globalización del mercado de
plaguicidas y su expresión en el control
de los mercados nacionales de América
Latina y el Caribe corresponde también
una globalización de los riesgos ambien-
tales y de salud asociados a su uso. En
efecto, el problema principal ya no radi-
ca que en la región se usen plaguicidas
prohibidos en otras regiones del mundo,
sino en la expansión y armonización de
un mercado mundial de plaguicidas cu-
yos ingredientes activos están asociados
a un perfil toxicológico que pueden pro-
vocar graves intoxicaciones agudas o un
daño crónico a la salud por su exposición
continua y a bajas dosis. Una gran par-
te de estos plaguicidas pueden producir
desde alergias e irritaciones en la piel y
los ojos hasta problemas tan graves como
cáncer, esterilidad, malformaciones con-
génitas, daños al sistema inmunológico,
los pulmones, el hígado, los riñones y el
sistema cardiovascular, entre otros. En
Venezuela se utilizan constantemente,
sin ningún tipo de restricciones, agro-
tóxicos extremadamente contaminantes
y peligrosos, incluyendo los que forman
parte de la denominada «docena sucia»,
que agrupa a doce contaminantes orgá-
nicos prohibidos en más de 140 países.
Los monopolios que controlan más del
90% del comercio de agroquímicos en
el país expenden productos como Gra-
moxone, Glifosan, Karate, Atilán, Para-
tión, pertenecientes a los grupos quími-
cos de los organoclorados, organofosfo-
rados, piretroides y dipiridilos, reconoci-
dos por convenios internacionales como
contaminantes orgánicos persistentes,
cuyo uso debe ser eliminado con urgen-
cia. Otros agrotóxicos de uso frecuente
en Venezuela son los productos formu-
lados a base del ingrediente activo en-
dosulfan, un disruptor endocrino cuya
utilización deja graves secuelas en la sa-
lud y el ambiente. En zonas como las que
comprenden las localidades de Sanare y
Quíbor, en el estado Lara; Pueblo Llano,
en el estado Mérida; La Colonia Tovar, en
el estado Aragua; El Jarillo, en el estado
Miranda; y los municipios Páez y Veroes
del estado Yaracuy, para nombrar sólo
algunas, se ha registrado un alarmante
número de casos de envenenamientos,
enfermedades, malformaciones y muer-
tes como consecuencia del uso de plagui-
cidas en los cultivos.
Las empresas transnacionales de
plaguicidas tales como Basf, Bayer, Car-
gill, Ciba Geigy, Dupont; Monsanto,
Shell, y Syngenta producen también las
semillas transgénicas y son propietarias
de la mayoría de las patentes de biotec-
nología agrícola, con lo que pueden
tener el control de la agricultura y la
cadena alimentaria a nivel mundial. La
contaminación transgénica es un nego-
cio adicional de estas industrias, que por
la vía judicial exigen pago a los agricul-
tores cuyos cultivos accidentalmente se
han contaminado con semillas patenta-
das. Incluso cuando no pueden cobrar
por sus patentes, se benefician con la
venta de plaguicidas. Esto es parte de la
estrategia agroalimentaria del capitalis-
mo transnacional que hace del hambre
una realidad cotidiana y mortífera para
más de dos tercios de la población mun-
dial, y que para el resto de la humanidad
plantea fórmulas de sobrealimentación
y degradación alimentaria. Se trata de
una lógica que combina las miserias y
enfermedades derivadas de la escasez
con las miserias y enfermedades propi-
ciadas por el consumo excesivo de grasas
o proteínas y la ingestión de sustancias
tóxicas incorporadas a la cadena alimen-
ticia, ya sea por técnicas empleadas en la
agroindustria o como subproducto de la
degradación general del ambiente.
En el marco de los cuestionamien-
tos al siniestro complejo agroindustrial
de la globalización capitalista han sur-
gido propuestas que impugnan, sólo en
parte, su racionalidad económica. Así
han surgido iniciativas que promueven
la producción y el consumo de alimentos
ecológicos. Como alternativa a la agri-
cultura y el consumo industrial, con-
sideran la contaminación ambiental el
agotamiento de los recursos y la crisis del
ecosistema propiciados por esta forma de
producir, pero no cuestionan la lógica de
mercado que da origen a la agricultura
industrial. Por esa razón, la productivi-
dad, la competitividad y el aumento de
escala productiva contaminan la pro-
ducción ecológica. La generalización
de alimentos ecológicos con base en las
grandes cadenas de distribución global
es una falsa solución que pretende «de-
mocratizar» la alimentación saludable.
Coexiste pacíficamente con la agricultu-
ra industrial, beneficiándose de su venta-
ja comparativa en los segmentos de mer-
cado de alto poder adquisitivo. Aparenta
resolver los problemas de inseguridad
alimentaria. No combate el hambre ni
elimina la comida basura, sino que las
necesita para diferenciarse en el merca-
do. Se desentiende de los problemas de
la seguridad y la soberanía alimentaria
y pasa a formar parte de la globalización
de la alimentación en manos de las mul-
tinacionales.
Como alternativa a las tesis que re-
miten meramente a la producción y el
consumo ecológicos, aparecen propues-
tas que defienden la cercanía, el apoyo al
comercio local y los circuitos cortos para
proteger del comercio mundial a la eco-
nomía campesina. Cuestionar la lógica
del mercado mundial en la defensa de los
derechos de los campesinos (y también
de los consumidores) exige integrar re-
cíprocamente, por un lado, el derecho a
una alimentación suficiente, nutritiva y
libre de plaguicidas, y, por otro, la lucha
contra la contaminación agraria, los ac-
cidentes, los envenenamientos y las en-
fermedades derivadas de uso de quími-
cos en las personas más expuestas, tra-
bajadores, campesinos y sus familiares y
descendencia. De lo contrario, la defensa
del modelo campesino se muestra como
una solución marginal frente a la pro-
mesa que el mercado hace al agricultor
profesional. En este sentido, hablamos de
una convergencia entre la agroecología,
el consumo responsable y movimientos
sociales en pro de la soberanía alimen-
taria.
La agroecología es en primera ins-
tancia el estudio de los agroecosistemas
considerados como el resultado de un
proceso coevolutivo entre la sociedad y
la naturaleza. La agroecología es tam-
bién, y en consecuencia, una forma de
producir alimentos contando con la
naturaleza y no contra ella, que se ins-
cribe en el territorio mediante tecnolo-
gías apropiadas (variedades autóctonas
y prácticas protectoras del ecosistema
en su conjunto). La agroecología, así
entendida, parte de un principio de
austeridad en el uso de insumos, espe-
cialmente energéticos, y se apoya en un
conocimiento popular y colectivo con
raigambre en la sabiduría y racionali-
dad campesina e indígena que la moder-
nización capitalista ha desterrado.
En tanto que suma y síntesis de
conocimientos, la agroecología es algo
más que la combinación y el uso eco-
lógicamente eficiente de los factores de
la producción en la agricultura. Es una
vía de mediación de expresiones cul-
turales que no se fundamenta en una
concepción universal de la relación ser
humano-naturaleza, sino en concep-
ciones referidas a contextos geográficos,
ecológicos, sociales y espirituales diver-
sos, propios de culturas más equilibra-
das e integrales. La agroecología, como
estudio y práctica, trasciende el desa-
rrollismo etnocida y ecocida que impul-
sa la agroindustria capitalista transna-
cionalizada. Numerosas experiencias
demuestran que la agroecología puede
ser tanto o más rentable que la agricul-
tura convencional. La agroecología se
inscribe en un estilo de vida alternativo
que rescata y potencia saberes socioam-
bientales ancestrales de las consumi-
dores primarios de la naturaleza en un
diálogo intercultural, transdisciplinario
y democrático con la ciencia. Negar la
necesidad impostergable de impulsar
con audacia la transición de nuestros
sistemas agrícolas hacia la agroecología
no sólo constituye un acto de evidente y
mezquina insolidaridad humana, sino
una trágica miopía de cara a nuestro
futuro común.
A Plena Voz 15
 ludovico y Marx
C
arlos Marx, en sus escritos, hace
el análisis de la sociedad capita-
lista. Las bases sobre las cuales
ha estructurado su teoría son totalmente
materialistas. Su obra ha sido un polemi-
zar con lo que él llamó la prehistoria de
la humanidad, que no es más que el modo
de producción capitalista. Es partir de
1844, en los Manuscritos de París, que
considerará al fenómeno de la alienación
como un problema central que involucra
la relación entre obreros y dueños de los
medios de producción. En 1845, Marx y
Engels en La ideología alemana estable-
16 A Plena Voz
NElSON GuZMÁN
cerán que la clase obrera en la relación
de producción de mercancías pierde su
esencia humana. Esta línea de investiga-
ción continuará idéntica en La sagrada
familia. Ludovico Silva diría que a pesar
del coqueteo que aún mantiene el joven
Marx con Hegel, es inadecuado estable-
cer –como la habría hecho Althusser– la
diferencia entre un Marx de la juventud
y un Marx maduro.
Hay varios tipos de alienación, la
religiosa, la económica, la social y la
productiva. Marx ha puesto en claro las
bases filosóficas a partir de las cuales se
desarrolla la conciencia del hombre. La
ideología es un cemento que cohesiona
las sociedades. La sedimentación de los
valores hace comprender que el valor so-
bre el cual éstos se sostienen es el cam-
bio, los pensamientos son mercancías.
Los hombres no son inocentes del mun-
do donde viven. La estructura económica
y social que Marx está conceptualizando
y describiendo es el capitalismo de libre
competencia. Ha descubierto las fuentes
del malestar del mundo.
Para comprender al mundo social
Marx utiliza lo que ha llamado como su
método dialéctico. El autor interviene a
la realidad desde la investigación y des-
de la exposición. Marx lo ha dicho en el
Capital, él ha realizado con la dialéctica
hegeliana un vuelco de 180 grados, ha
efectuado una inversión, le ha dado a la
dialéctica un fondo materialista y desde
ese lugar intentará cambiar la vida, en-
contrar unos caminos que hagan com-
prender que la explotación es superable.
La historia tenía su comienzo, como
lo dijo Marx (1848) –en el Manifiesto co-
munista–, en la división del trabajo. Para
ese momento ya Marx había arreglado
cuentas con el sistema hegeliano. Marx
le reprochará también a la ideología de
las luces su idealismo. La Ilustración
representó el imperio de las ideas, se
creyó que éstas gobernaban al mundo.
Con Marx la historia se funda desde un
basamento materialista. Engels ha ha-
blado del materialismo histórico como
la ciencia de la historia. Ludovico Silva
ha insistido en que los vocablos materia-
lismo histórico y materialismo dialéctico
no fueron acuñados por Marx, sino que
fueron de la cosecha de Engels.
Ludovico Silva nos habla de cómo
la ideología se impone como un cemento
en el inconsciente colectivo de los pue-
blos. El saber ideológico se sostiene des-
de una estructura lingüística que reside
en el inconsciente, en el preconsciente y
en la conciencia, para dictarnos el cami-
no de lo que debemos defender. Está sur-
giendo un mundo de verdades y se está
diseñando el mundo desde un basamento
materialista. Las fuentes del marxismo
han sido: la ideología alemana, la eco-
nomía política inglesa y el socialismo
utópico.
El amo de la ideología es el capital,
la sociedad se ha establecido como un va-
lor de cambio, allí debe de estar presente
la enajenación como sistema esencial del
capitalismo. La burguesía impone un rit-
mo de creencias, debe reproducir un tipo
de sociedad, se ha montado una sociedad
estabilizada desde el valor de cambio y
desde el intercambio capitalista. Ludo-
vico Silva nos advierte claramente que
Marx tomó clara conciencia en sus escri-
tos de lo que era la ideología, de allí el
vocablo de falsa conciencia.
La tesis de Ludovico Silva es que
no hay una ideología revolucionaria,
rechaza la teoría del reflejo y de la cau-
salidad mecanicista que dice que toda la
superestructura o mundo de las ideas es
producto de las relaciones materiales que
ocurren en la vida social. Si así fuera, es-
taríamos ante un reduccionismo o en la
imposibilidad de comprender la relativa
autonomía que las ideas poseen.
Marx lo supo desde el comienzo.
No son las ideas por sí solas las que ha-
cían cambiar al mundo, sino un orden
total. Marx se apoyará sobre el concepto
de totalidad. Sartre había comprendido
en su Crítica de la razón dialéctica que
la totalidad en cuanto tal contiene lo to-
talizante y que son las praxis sociales las
que hacen cambiar al mundo. Marx ha-
bía encontrado un sujeto de la historia, el
proletariado, quien tendría a su cargo la
emancipación de la humanidad.
Ludovico Silva resalta en su Plus-
valía ideológica la posición de autono-
mía que Marx concedió a la conciencia
del arte. El arte rompe con cualquier po-
sibilidad de construcción de una teoría
mecanicista. En este sentido, el lenguaje
es infinito, no hay esencialismo que lo
determine. En este aspecto es oportuno
realizar la diferencia teórica que hay en-
tre condicionamiento y determinación.
Ludovico será partidario de acabar en
Marx con la teoría del reflejo que tantos
contratiempos han traído para el mar-
xismo y su comprensión, e insiste que
ésta no es más que una simple metáfora
convertida en verdad sacrosanta por los
manuales. Ludovico no estará en contra
de las metáforas, exige prudencia en su
utilización.
La tesis fundamental de Ludovico
es que el marxismo es conciencia revo-
lucionaria que debe violentar constan-
temente las antiguas verdades del saber
y para hacerlo debe desprenderse de
las antiguas nomenclaturas filosóficas.
Althusser habría dicho que Marx estaba
fundando un nuevo continente, el de la
historia. Con el marxismo, las ciencias se
salen de los análisis atomistas, se parte a
partir de ese momento del concepto de
totalidad. Se ha entendido que la historia
tiene un motor que es la lucha de clases.
Marx sabe de antemano que no es
de la historia romántica con la interven-
ción de los grandes hombres de la que se
habla, sino de otros factores como las re-
laciones económicas de producción, del
Estado, de la lucha de clases. Marx rom-
pió no sólo con Hegel, sino con Feuer-
bach. Napoleón no era un superhombre,
sino un producto del tiempo histórico en
el cual vivió. La noción de predestina-
ción en la historia había sido declarada
muerta. La ideología alemana fue un
texto que dio cuenta con una manera de
concebir la filosofía. Marx no dualizó la
historia, no creyó como Platón que era al
filósofo rey a quien le tocaba darle sen-
tido a las civilizaciones. La historia para
Marx no estaba compuesta por la historia
de los psiquismos particulares.
El análisis de Marx parte de la so-
ciedad capitalista. Su método dialéctico
le permitirá tener las claves para explicar
la historia de la humanidad. Uno de esos
conceptos claves es el de lucha de clases.
A éste podemos sumar los conceptos de
plusvalía, superestructura, valor de cam-
bio y valor de uso, así como su consabi-
da fórmula del capital: D-M-D’ (dinero-
mercancía-dinero). Para Ludovico, Marx
estaría construyendo una enorme base
interpretativa para entender el cambio de
un modo de producción a otro. No está
actuando un filósofo apasionado por el
sistema hegeliano, sino un erudito que
está sedimentando las bases de compren-
sión de la historia y de la filosofía.
Es preciso resaltar la posición cer-
tera que sostuvo Ludovico con respecto
a eso que los manuales soviéticos resal-
taron como arte burgués. Ludovico se
desmarca de esa visión del mundo. Le
parece inapropiada, no hay ninguna re-
gión del conocimiento en Marx que pue-
da ser definida bajo esa nomenclatura, es
sencillamente caricaturesca, ortodoxa,
insostenible. El arte es sencillamente
una expresión del espíritu del hombre y
no tolera en sí mismo ninguna teoría del
reflejo. Ludovico se ha situado muy lejos
de la idea de la defensa de un arte socia-
lista al estilo soviético, así como también
de una biología socialista como se había
hecho con Lisenko.
La ideología como problema
Ludovico retomará el vocablo ideo-
logía y nos refrescará el sentido desde el
cual fue utilizado por Engels, es decir,
como falsa conciencia. De allí deriva
Ludovico que las tesis del marxismo es-
tructural de Althusser son profundamen-
te equivocadas al asimilar la ideología
A Plena Voz 17
 con conciencia revolucionaria. Es nece-
sario que precisemos a este respecto que
no sólo correspondió el error a Althusser,
sino a Alain Badiou (1974), en su texto
La ideología, donde habla de una ideolo-
gía revolucionaria y saca de ella la idea
de una práctica revolucionaria.
Ludovico Silva, con respecto al
marxismo, coincidirá con Althusser en la
idea de que el marxismo es una práctica
científica, es la radiografía de un mundo,
el capitalista, cuyo fundamento firme es
la crisis. El marxismo situará los hechos
sociales y hará un análisis objetivo de las
crisis del capitalismo. El marxismo se-
ría una teoría que buscaría transformar
el mundo como lo había dicho Marx en
su tesis 11 sobre Feuerbach. Marx con-
sideraba que los filósofos hasta el mo-
mento lo que habían hecho era contem-
plar el mundo. Para Marx, el demiurgo
de la historia no era la razón hegeliana
ni la razón negativista de la filosofía de
la Ilustración, es al proletariado a quien
cabría el salto dialéctico. Es bueno de-
cirlo, Marx no profundizó, como pos-
teriormente lo haría Lenin, en la idea y
construcción de la voluntad del partido
del proletariado como elemento de supe-
ración de la historia.
La dialéctica marxista guarda en su
estructura especular teórica la categoría
hegeliana del superar conservando. La
dialéctica estaba indicando la perma-
nencia de la continuidad histórica en las
nuevas premisas de interpretación que se
estaban desarrollando. Hegel era un he-
redero de la filosofía heracliteana.
Marx y la sociedad socialista
Marx pensaba que la llegada del
hombre nuevo requería de un proceso
virulento de cambios sociales. Había que
aniquilar la vieja ética. El pensamiento
debía tomar el camino de la radicalidad,
lo que significaba una reestructuración
de la sociedad. La conciencia revolucio-
naria debía superar la lucha de clases,
condición sine qua non para llegar al so-
cialismo. Este proceso debía ser llevado
a cabo por el proletariado y significaba
la inclusión y participación de las masas
enajenadas, desposeídas y deploradas de
18 A Plena Voz
la historia. A pesar de que Marx sabía que
en las formaciones económicas sociales
subsisten varios modos de producción,
nunca pensó que el modo de producción
capitalista, su ideario y su cultura pudie-
ran sostenerse a perennidad. Marx sabía
que debía nacer una nueva ética, que un
nuevo proceso virulento se había desen-
cadenado con la Revolución industrial: la
lucha del proletariado contra la burguesía.
El desarrollo capitalista en Mánchester y
Lyon le estaban indicando que la lucha
entre estas dos clases era sin cuartel. Ex-
puso también Marx en las Formaciones
económicas precapitalistas de los distin-
tos estadios por los cuales había pasado
la humanidad.
Para Marx, el socialismo nunca fue
un proceso evolutivo de la sociedad como
lo pudo entender el evolucionismo de
Morgan, ni un proceso socialdemócrata,
muy al contrario, se trataba de la ebulli-
ción de la lucha de clases. En el pasado
próximo Hegel había dicho, refiriéndose
a Napoleón cuando entró a Alemania, que
había entrado la razón histórica a caballo.
Con ello hacía referencia a que un nuevo
proceso había comenzado y debía devas-
tar esa razón a las periclitadas institucio-
nes del feudalismo. Para Marx, la burgue-
sía le estaba dando un carácter universal a
la razón y había tenido en la historia una
condición revolucionaria al liquidar al
modelo de producción feudal.
Marx sabía que la noción que mo-
torizaba a la historia era la fuerza. Esa
idea había sido una constante en el pen-
samiento filosófico desde la antigüedad.
Marx había leído con pulcritud a los pre-
socráticos, a Sócrates, a Platón y a Aris-
tóteles. La revolución debía dar a luz una
nueva visión del mundo, había agentes
reales que tenían como tarea definir lo
que se entendía por gobernabilidad.
Marx, buen dialéctico, sabía que todo
era efímero y, como excelente hegeliano,
comprendió que las cosas se desvanecen
en la historia. Emergió una nueva filoso-
fía que dio al traste con el positivismo y
con los socialismos utópicos.
Había que fundar las bases materia-
listas de esta revolución. Marx, desde los
Manuscritos de París, desde La ideolo-
gía alemana, desde La sagrada familia,
como lo ha dicho Ludovico Silva, trató
de fundar un sistema de interpretación
que habló de la alienación en vez de la
objetivación hegeliana. El trabajador era
explotado de lo único que era propieta-
rio: su fuerza de trabajo. En los Grun-
drisse dirá que la mercancía aliena a los
hombres, se sitúa frente al trabajador que
la produjo y no puede ser consumida por
éste. Lo único que podría exorcizar el
maleficio para el obrero capitalista es la
aparición de la sociedad socialista, mien-
tras la base primordial de la sociedad es-
tuviera asentada sobre la estructura del
valor de cambio, subsistirían las diferen-
cias entre los hombres. Es por esto que es
menester entender a Marx como un so-
cialista que ha considerado la necesidad
de romper con el viejo Estado burgués
y contra su hegemonía. Para Marx, el
socialismo no es otra cosa que la eman-
cipación de la vida. Hay una puesta en
jaque del ideario reformista de los socia-
listas pequeños burgueses.
A partir de la idea de revolución,
Marx aspira a construir una sociedad
más justa para los hombres. Debía en-
tonces desaparecer el trabajo alienado.
El trabajo debía ser un proceso de juego,
de creación. El obrero socialista debía
ser un artista, puesto que la sociedad le
habría concedido las bases materiales
para que esto adviniera. Ello implicaba
una sola idea, la dictadura del proleta-
riado, después en el sistema soviético se
asimiló esto a la dictadura de un partido,
generando ese monstruo que fue el esta-
linismo.
Ludovico Silva sale lanza en ristre a
enfrentarse a las diferentes interpretacio-
nes que se han hecho del marxismo. Con
respecto a Sartre dirá que éste ha consi-
derado al marxismo como una filosofía,
vocablo que no le parece plausible a Lu-
dovico, ya que prefiere dejar ese término
para el pensamiento del pasado, en el
sentido que tuvieron las filosofías como
interpretadoras del mundo. Para Ludovi-
co, la filosofía es ciencia y allí, como él
mismo lo reconoce, coincide con Althus-
ser. Ludovico no se hará subsidiario de
la interpretación sartreana, que considera
que el existencialismo es una ideología
vigilante del marxismo.
 Entrevista con
Santiago Alba Rico
Equipo de Redacción
A Plena Voz
William Osuna
Héctor Seijas
Libia Guerrero
Latinoamérica es
el centro del mundo
APV. Usted sostuvo, la noche de la jorna-
da inaugural del IV Foro Internacional de
Filosofía de Venezuela, celebrado en el
Teatro Baralt de Maracaibo, algo que nos
pareció contundente. Europa es un con-
tinente política y culturalmente muerto.
¿En qué se basa para expresarse en esos
términos?
Puede parecer una manifestación
sumaria y, sin embargo, creo que, como
europeo, debo asumir, debo aceptar,
que el papel de Europa en estos momen-
tos es muy periférico, creo que es, en
general, un continente que ha presen-
tado una decadencia política, cultural
e ideológica, pero, también, material
y económica muy grande, en virtud de
un largo proceso en el que se ha combi-
nado una fuerte ofensiva contra todos
los lineamientos o partidos que podían
plantear una alternativa no capitalista.
Por ejemplo, en la Italia de los años se-
senta y setenta o en la propia Francia
de los años sesenta. Por un lado, vimos
la combinación de una fuerte repre-
sión contra todos los movimientos de
izquierda y, por otro, la intervención de
un elemento que a mí me parece im-
portantísimo y que tiene que ver con el
contenido de mi intervención y con el
contenido de esta jornada. Me refiero
a eso que Pier Paolo Pasolini –a quien
hay que rescatar como uno de los más
perspicaces analistas políticos de la Eu-
ropa de la posguerra–, anticipó y que
estaba solamente en embrión, como
el hedonismo de masas a través de la
revolución informativo-cognitiva que,
repito, estaba en pañales, en ciernes.
Un hecho que configura una per-
cepción de todos y cada uno de los
sujetos que pueblan este mundo. Una
revolución informativo-cognitiva que
viene acompañada de un altísimo nivel
de consumo al que Pasolini le atribuía
la disolución de la cultura popular y la
homogeneización de la vida, en virtud
de la cual, el proletariado se aburgue-
saba y la burguesía se proletarizaba. Un
proceso que, finalmente, se ha conver-
tido en algo imaginario, una especie de
«soborno intravenoso» que ha hecho
posible que en todos los países de Eu-
ropa, sin excepción, esté gobernando
una derecha feraz, y en algunos casos,
una derecha neofascista. Así nos en-
contramos con la Italia de Berlusconi,
el populismo de Sarkozy y la España de
Zapatero, aunque podríamos pensar
que este último es más moderado, pero
no lo creamos, pues, en España ganó el
PP gracias a la cantidad de abstencio-
nistas de izquierda que hicieron que
el resultado electoral fuese favorable
a Zapatero. En cualquier caso, digamos
que, desde un punto de vista sociológi-
co, España también es de derecha. Un
país muy inclinado hacia estas nuevas
formas de fascismo que tienen que ver
con la recepción pasiva de información
y la defensa de privilegios a partir de
fenómenos de falsa conciencia, relacio-
nados con la inmigración, con la pér-
dida por completo de todos los valores
que han caracterizado a las democra-
cias burguesas.
Hay un enorme retroceso en Eu-
ropa, ya no solamente en lo relativo a
conquistas laborales que los europeos
tardaron siglos en hacer y por las que
derramaron mucha sangre. En estos
momentos, vemos una absoluta indife-
rencia frente a conceptos como el de de-
mocracia o estado de derecho y un po-
pulismo creciente. Se ganan elecciones
prometiendo más fútbol, más créditos
baratos y más consumo; mientras que
se abandonan los terrenos, los territo-
rios que habían sido los naturales para
la lucha política: el terreno laboral, el
terreno de las libertades formales; las
libertades democráticas, pues, se perci-
ben como amenazas. Los europeos esta-
mos jugando un papel bien importante
en esta construcción de un nuevo fas-
cismo. Los habitantes de Europa ya no
luchan por la ciudadanía, sino que más
bien lo plantean todo en términos de lu-
chas entre no ciudadanos; los súbditos,
condición a la cual se han visto reduci-
dos los europeos por todo este proceso
de vejación de libertades frente a ese no
ciudadano absoluto que es el inmigran-
te, convertido en un chivo expiatorio y al
mismo tiempo en un espantajo que agi-
tan todos los gobiernos de Europa para
someter, para inducir mansedumbres
políticas en los europeos. Frente a eso
yo creo que Latinoamérica es el centro del
mundo. Puedo definirlo de manera lapi-
daria: «La humanidad escoja su destino
político en Latinoamérica y su superviven-
cia en el Medio Oriente».
A Plena Voz 19
 APV. Dos preguntas que consideramos
puntuales. La primera: ¿Qué significado tie-
ne para usted la realización en Venezuela
de este foro internacional que reúne a filó-
sofos de distintas latitudes? Y la segunda:
¿Para qué filósofos?
Dos preguntas complicadas. La pri-
mera, inclusive, un poco comprometida.
¿Qué significa para mí este encuentro?
Bueno, significa dos cosas, la más peri-
férica o menos importante tiene que ver
con el intercambio de ponencias, de co-
nocimientos entre colegas e intelectuales.
Más importante que eso, para mí, era vol-
ver a Venezuela, ya son dos veces, y tratar
de hablar un poco con la gente, de pulsar
la realidad, de recabar informaciones, no
solamente de parte de la organización
oficial del foro de filósofos e intelectuales
venezolanos, sino también de gente de
la calle: saber qué piensan del proceso,
cómo evoluciona. Para mí eso es muy im-
portante, porque lo que está ocurriendo
en Venezuela es fundamental, es como si
tuviese una cortina en mi cabeza y pudie-
se ver a través de una ventana que, aun-
que no soy capaz de abrirla, por lo menos
desde la ventana veo cosas que me esti-
mulan a pensar, que me estimulan a vivir;
me gusta contemplar el proceso desde el
punto de vista milagroso; medir ese mila-
gro sobre el terreno, para mí es más im-
portante que el propio encuentro.
Por otra parte, me parece sorpren-
dente, venir desde Europa y llegar a un
gran teatro lleno de gente donde, de
pronto, el ministro de la Cultura, Héctor
Soto, o Carmen Bohórquez, hacen una
presentación en la que no citan ni a Mar-
tin Heiddeger ni a Kant, pero citan a Marx
y a Gramsci. Por primera veo algo, y es que
la filosofía se puede ocupar de estas co-
sas. Es más: la filosofía debe ocuparse de
estas cosas. Por eso comencé mi partici-
pación en el foro con una frase de Günter
Grass sobre los filósofos griegos panade-
ros. Durante mucho tiempo, y esto con
una clara voluntad política inconsciente,
se hizo todo lo posible por gestionar un
ámbito aparentemente autónomo, im-
pregnado de pureza celestial, en el cual
sólo se intercambiarían ideas puras. La fi-
losofía académica, tal como se enseña en
las universidades, ha servido hasta ahora
para ocultar muchas cosas. Marx era filó-
sofo y, precisamente, porque era filósofo,
20 A Plena Voz
dedicó gran parte de su vida a descubrir
los intereses que defienden los filósofos
cuando hablan o argumentan a partir de
determinados discursos. Esto me parece
fundamental. Y, algo que considero in-
compatible con la filosofía, es el tiempo
televisivo, ese tiempo de la mercancía, ese
tiempo corto de la instantaneidad del café
soluble. No es fácil desarrollar en diez mi-
nutos ningún argumento. El tiempo de
la filosofía es un tiempo lento que sabe
cómo empieza pero no cómo termina. El
tiempo en que la más leve sucesión exige
un despliegue infinito.
APV. EE.UU. planea la construcción en Irak
de una sucursal de Disneylandia, luego de
haber destruido buena parte de su territo-
rio y de su memoria cultural. ¿Qué opinión
le merece esta iniciativa?
Por un lado, me alegro de que us-
tedes se hayan referido a esta ciencia
ficción, realmente parece ciencia ficción,
la construcción de un Disneylandia en
Bagdad. Allí donde estaba el antiguo zoo-
lógico que fue destruido por las bombas
estadounidenses, hoy los estadouniden-
ses van a construir un Disneylandia y lo
hacen donde ha tenido las instalaciones el
general Petrus: los promotores del parque
temático lo hacen llenándose de humani-
tarismo, por compasión hacia los iraquíes.
Dicen que los niños iraquíes también tie-
nen derecho a disfrutar de su infancia y
esto lo dicen aquéllos que han arrojado
bombas sobre las casas, quienes tienen
prisioneras a cien mil personas, quienes
han dejado cinco millones de huérfanos.
Esto último se dice fácil: cinco millones de
huérfanos. Cinco millones de huérfanos
en Irak, para una población de veinticin-
co millones de habitantes. Significa que la
quinta parte de la población es huérfana.
Estos niños huérfanos, muchas veces ca-
rentes de agua, de hogar, muchas veces
de la vida, esos niños que han visto a su
país pateado, a sus madres violadas, a sus
padres asesinados, en cambio, deben sen-
tirse ahora agradecidos de que los Estados
Unidos les lleven un parque temático.
La política del shock de la que hablaba
Naomí Klein, es la práctica habitual de
este proceso de destrucción-construcción
permanente que forma parte del capita-
lismo.
Consumo,
ideología
y alienación
La imagen
como mercancía
Se sigue interpretando el
problema del consumo y el
problema de la imagen en
términos muy ideológicos. Creo
que hay que analizarlos más
bien en su entramado material
mismo, no hay que olvidar que
estamos hablando de lo que yo
llamo tecno-consumo, es decir,
que hay un formato tecnológico
que se ha incorporado a nuestras
vidas con la misma radicalidad
que algunos de los órganos de
nuestro aparato circulatorio,
de nuestro aparato digestivo,
y que cuando hablamos de
consumo, cuando hablamos
de imágenes no tenemos que
olvidar que en estos momentos
el problema es, probablemente,
éste. El capitalismo, a través de
esta estructura material, capilar,
intravenosa, intramuscular de
tecno-consumo, de alguna forma
ha dejado atrás el socialismo, nos
hemos pasado el socialismo; es
como si hubiésemos dejado atrás
la estación en la que teníamos
que bajarnos. Y qué hacemos,
¿cómo hacemos ahora para dar
marcha atrás con un tren enorme
que pesa toneladas y toneladas
y que está lleno de gente que no
quiere bajarse? El problema es
que ese hecho desencadenado
ha liberado lo más biológico,
lo más primitivo del hombre a
través de medios tecnológicos
refinadísimos, lo ha liberado
en un soporte tecnológico que
introduce, modifica la conciencia
de los sujetos.
Entrevista
con Alan
Woods MARcElO cOluSSI

El ejemplo de un Estado demo-

crático de los trabajadores en Vene-
zuela tendría incluso un mayor im-
pacto que la Rusia de 1917

Marcelo colussi

Alan Woods es hoy uno de los

más destacados teóricos del marxis-
mo. Nacido en Gales (Gran Bretaña),
64 años, ha sido catedrático de filo-
logía rusa y eslava en las universi-
dades de Sussex (en el Reino Unido),
de Sofia (en Bulgaria) y en la Estatal
de Moscú (antigua Unión Soviética),
además de importante activista polí-
tico y cuadro intelectual. Se reivindi-
ca como marxista trotskista. Fue uno
de los fundadores, junto a Ted Grant,
de la “Corriente Marxista Internacio-
nal” (así llamada desde 2006), naci-
da como “Comité para una Interna-
cional Marxista” en 1992, uno de los
más grandes grupos heredero de las
ideas y la lucha de León Trotsky. La
Corriente está constituida como un
partido mundial de grupos políticos
de distintos países que se autodefine

A Plena Voz 21
 como “tendencia” y que actualmente
no cree necesario proclamarse como
partido revolucionario por sus teo-
rías sobre las organizaciones de ma-
sas de la clase obrera. Está presente
en alrededor de 30 países y cuenta
con más de 5.000 cuadros. Desde el
año 2006 Alan Woods es su princi-
pal dirigente. Asimismo es el editor
de su página electrónica: “En defensa
del marxismo”, prestigiosa publica-
ción leída por internet en numero-
sos idiomas. Ha escrito cuantiosos
artículos y libros; entre otros, junto
a Ted Grant ha publicado “Lenin y
Trotsky, ¿qué defendieron realmen-
te?” (1969), “Razón y Revolución: fi-
losofía marxista y ciencia moderna”
(1995), “Bolchevismo: el camino a la
revolución” (1999), “El marxismo y
la cuestión nacional” (2000).
¿Cuáles son las implicaciones
para los países de Latinoamérica, en
lo inmediato y en el mediano plazo,
del Plan Colombia?
Alan Woods: El llamado Plan
Colombia es una excusa para la inter-
vención militar de Estados Unidos en
América Latina bajo el pretexto de una
guerra contra las drogas. En realidad,
eso sólo es una fachada de sostén para
el régimen reaccionario del presidente
Álvaro Uribe en su guerra contra los
movimientos insurgentes. Usando esa
fachada, Washington ha transforma-
do a Colombia en un campo de batalla
alterando el balance militar de fuerzas
en toda la región. No me cabe la más
mínima duda que esto apunta prima-
riamente contra Venezuela. Sabemos
que por varios años los paramilitares
colombianos han estado activos dentro
del territorio venezolano. ¿Qué hacían
allí? Eran armados y entrenados por la
CIA quien, como todos sabemos, estuvo
involucrada en muchas conspiraciones
para derribar gobiernos democrática-
mente elegidos en Latinoamérica y ase-
sinar líderes que no eran de su agrado.
No mucho tiempo atrás, cuando José
María Aznar estaba aún en el poder en
Madrid, el gobierno colombiano estaba
negociando la adquisición de tanques
españoles. ¿Qué uso podrían tener tan-
ques de guerra en la lucha contra las
22 A Plena Voz
guerrillas en la selva? Ningún uso, por
cierto. Esas son armas diseñadas para la
guerra convencional. ¿Y guerra contra
qué país? La pregunta se responde por sí
sola. Esto era una amenaza contra Vene-
zuela, aunque nadie lo mencionara. Sin
embargo, cuando Venezuela anunció su
intención de comprarle armas a Rusia,
hubo gritos de indignación desde Was-
hington por los alegados “objetivos agre-
sivos” de Caracas. ¡La insolencia y la hi-
pocresía del imperialismo realmente no
conocen límites! Sin embargo, creo que
el Plan Colombia está perdiendo ener-
gía. Una guerra entre Colombia y Vene-
zuela parece menos probable ahora que
un par de años atrás. Si Uribe ordenara
una invasión, obtendría una paliza. Los
venezolanos lucharían como tigres com-
batiendo en dos frentes. Y el pueblo de
Colombia no se quedaría de brazos cru-
zados mientras su gobierno perpetra un
acto de agresión armada contra Vene-
zuela. Por otro lado, no hay que olvidar
al pueblo de Estados Unidos. Ese pueblo
ya está harto de la guerra en Irak y no
quiere ver a su país comprometido en
otra aventura criminal en Sudamérica.
El mismo colapso que vive Estados Uni-
dos es el soporte para el Plan Colombia.
El público estadounidense está rebelado
por las historias de tortura y corrupción
y por los probados vínculos entre Uribe
y los paramilitares. El Congreso ha dete-
nido la ayuda. Si los demócratas ganan
la presidencia, la perspectiva del Plan
Colombia no es muy promisoria. Esto
es, aún, otra indicación del aumento de
la debilidad del imperialismo estadouni-
dense.
El proyecto de integración del
ALBA –la Alternativa Bolivariana
para América Latina y el Caribe– ¿es
una alternativa de progreso para los
pueblos? ¿En qué sentido lo sería?
Alan Woods: Como una alternati-
va contra los tratados económicos impe-
rialistas voraces, tal como el Tratado de
Libre Comercio, el gobierno de Chávez
está proponiendo un mecanismo de in-
tegración, ayuda y solidaridad entre los
países de Latinoamérica (el ALBA), inter-
cambiando petróleo y otros recursos na-
turales por alimentos, servicios educati-
vos y prestaciones de salud. Se han dado
ya algunos pasos adelante en esto entre
Venezuela y Cuba, y ahora también en
Bolivia, con resultados positivos. La im-
portancia del ALBA está en que propor-
ciona una visión de lo que sería posible
si los colosales recursos de las Américas
estuvieran en las manos de los obreros
y campesinos. Por ejemplo, la utilización
de los recursos petroleros de Venezuela,
junto con el avanzado conocimiento
médico de Cuba, hizo posible recobrar la
vista a decenas de miles de pobres en La-
tinoamérica. Este ejemplo da una cabal
idea en pequeño de las magníficas cosas
que sería posible hacer sobre la base de
una economía socialista planificada que
unificara y movilizara los recursos de
la región. De todos modos, la única vía
para el uso de los recursos en esta ma-
nera, es decir: usados en el interés de las
mayorías y no para el acrecentamiento
de los beneficios privados de una mi-
noría, es llevar a cabo la expropiación
de los capitalistas y terratenientes bajo
control obrero y campesino. A no ser
que se tome ese camino, el ALBA queda-
rá siendo algo potencial, un experimento
limitado y una anécdota histórica cuyos
resultados no serán duraderos. Las in-
tenciones son buenas, pero todo ello es
sólo el pálido reflejo del enorme poten-
cial que se podría abrir para las masas
empobrecidas de Latinoamérica si los
recursos y economías de estos países se
integrasen y produjeran conjuntamente
bajo un plan centralizado y controlado
democráticamente. Sería ingenuo pen-
sar, no obstante, que los otros países lati-
noamericanos, gobernados por agentes
directos o indirectos de las burguesías
locales o por el imperialismo, estuviesen
interesados en tratados de este tipo. La
unificación de Latinoamérica sólo pue-
de lograrse por medios revolucionarios.
Sólo puede realizarse con la forma de
una Federación Socialista.
¿Qué escenarios podría abrir en
Latinoamérica en el mediano plazo
el proyecto de MERCOSUR?
Alan Woods: La débil burguesía
latinoamericana es incapaz de comple-
tar la gran tarea histórica propuesta
tiempo atrás por Simón Bolívar: la uni-
ficación de América Latina. Los últimos
200 años han demostrado de modo
conclusivo que esta tarea necesaria e
históricamente progresista es imposible
sobre la base del capitalismo. El MERCO-
SUR no es un paso en la dirección de la
unificación de Latinoamérica sino sólo
un débil bloque económico creado como
unión aduanera, basado en la idea de
tarifas externas comunes para los bie-
nes importados de otras áreas por fuera
de ese mercado común. Sin embargo,
luego de las crisis económicas que infes-
taron la región hacia fines de 1990, el
MERCOSUR también entró en crisis. No
obstante la posterior recuperación eco-
nómica, ninguno de los problemas fun-
damentales de la región pudo resolverse.
Las altas tasas de crecimiento del último
período condujeron al aumento de las
desigualdades pero no al mejoramiento
de los niveles de vida de las masas. Aho-
ra el clima económico está empeorando
nuevamente; Estados Unidos ya está
en recesión y la economía mundial, en
el mejor de los casos, está en estanca-
miento. Esto traerá serias consecuencias
para Latinoamérica y el MERCOSUR.
Cuando hay una lucha por los escasos
mercados, se intensifican las tensiones
entre los capitalistas nacionales, espe-
cialmente entre Brasil y Argentina. La
burguesía argentina ha perdido terreno
en el último período y fue desplazada por
la brasileña. Buscó imponer numerosas
defensas y tarifas para limitar las impor-
taciones de Brasil hacia su propio país.
Todo ello produjo severas tensiones en
el MERCOSUR. Bajo estas condiciones,
las países-miembros más débiles como
Uruguay y Paraguay encontraron que
sus intereses eran ignorados, por lo que
intentaron abandonar el MERCOSUR
conjuntamente para firmar sus propios
tratados de libre comercio con Estados
Unidos. Las maniobras del imperialismo
para fortalecer su dominación en el con-
tinente estimularon esta tendencia con
el objetivo de debilitar el MERCOSUR
buscando su posible desmembramien-
to. Chávez está intentando entrar en el
MERCOSUR como un arma diplomática
contra las maniobras del imperialismo
estadounidense para aislar internacio-
nalmente a Venezuela. Pero la entrada
de Venezuela no ha cambiado las pers-
pectivas del MERCOSUR en los detalles.
Si el MERCOSUR se las arregla para so-
brevivir, será por los beneficios de las
multinacionales que operan a ambos
lados de la frontera brasileña y venezo-
lana y porque ello es políticamente útil
a la burguesía carioca, que está em-
pleando su posición dominante en esa
unión comercial para proyectase como
potencia dominante en la región al par
que demanda un papel en la diplomacia
internacional.
El imperialismo estadouniden-
se parece haber entrado en declive.
Pero sin dudas no está derrotado y
su presunta caída no será inmedia-
ta. De todos modos en estos momen-
tos atraviesa un proceso de recesión
quizá único en su historia. ¿Cómo
impactará todo eso en su tradicional
“patio trasero”: Latinoamérica?
Alan Woods: El imperialismo esta-
dounidense aún es un gigante. Su pode-
río económico y militar no tiene prece-
dente en la historia mundial. En el pasa-
do siempre había tres o cuatro grandes
potencias en el mundo, rivalizando por
la influencia. Eso imponía ciertos límites
a cada una de ellas. Pero desde la caída
de la Unión Soviética hay sólo una su-
perpotencia. Cada año Estados Unidos
gasta billones de dólares en armas para
dominar el mundo. La así llamada “doc-
trina Bush” da a Estados Unidos el dere-
cho de intervenir en cualquier país sobre
la base de lo que su gobierno piensa que
constituye una amenaza. Sin embargo,
el poder del imperialismo estadouniden-
se no es ilimitado. Vemos eso en Irak y
en Afganistán, donde a despecho de su
colosal poderío y riqueza, Estados Uni-
dos está empantanado en guerras que
no puede vencer. Esto tiene las mayores
implicaciones para las perspectivas de la
revolución en América Latina, que está
ahora en la línea de avanzada de la revo-
lución mundial. En el momento presente
no hay en todo el continente un régimen
burgués estable. Washington se está
alarmando ante esa situación por lo que
se esfuerza por contenerla. De todos mo-
dos, la combinación de guerra y recesión
económica creará nuevos problemas
para la clase dirigente estadounidense
limitándose su campo para la acción en
Latinoamérica. En el pasado resolvía sus
problemas con el envío de marines, pero
eso es casi imposible el día de hoy. Las
fuerzas armadas de Estados Unidos es-
tán restringidas a Irak y a Afganistán. Es
impensable que puedan involucrarse en
otra aventura militar al mismo tiempo.
De ahí que la estrategia estadounidense
esté obligada a utilizar otros métodos: la
diplomacia y la intriga. Pero incluso en
eso Bush está limitado por la caída de la
popularidad y por un Congreso hostil. En
lugar de una intervención militar direc-
ta, Estados Unidos está forzado a utilizar
la presión diplomática para obligar a los
países latinoamericanos a hacer lo que
su estrategia desea. Igualmente usa la
presión económica sobre ellos para ha-
cerlos firmar tratados de libre comercio
bilaterales. Todo esto está provocando
numerosas protestas populares en esos
países, creando más inquietud política y
social en la región.
¿Es la Revolución Bolivariana,
con toda su riqueza petrolera, una
alternativa destinada a convertir-
se en punto de referencia para otros
pueblos de América Latina en su lu-
cha por mejores condiciones de vida,
por planteos antiimperialistas, e in-
cluso socialistas?
Alan Woods: La revolución vene-
zolana es un importante desarrollo para
los socialistas y los marxistas a escala
mundial. La revolución ya ha perdura-
do diez años. Eso es algo sin precedentes.
Por todo ese período, las masas traba-
jadoras, campesinas y semi-proletarias
han mostrado un tremendo coraje, es-
píritu revolucionario y alto nivel de con-
ciencia. Pero la revolución no está termi-
nada. ¿Cuál es el problema central? Que
un número de palancas económicas cla-
ves continúa en las manos de la oligar-
quía venezolana. El problema es tanto
económico como político. La oligarquía
nunca se va a reconciliar con la revolu-
ción. Aunque su propiedad no fue fuer-
temente tocada, aunque aún disfruta de
sus riquezas y privilegios, aunque aún
continúan en sus manos poderosos me-
dios de comunicación como diarios y ca-
nales televisivos que usa para vomitar a
diario un torrente de basura, mentiras y
calumnias contra el gobierno democrá-
ticamente elegido, aún así, a despecho
de todo eso, no está satisfecha. Y nunca
lo estará, hasta derribar al gobierno y
A Plena Voz 23
 aplastar a las masas bajo su pie. Sólo el
movimiento revolucionario de las masas
desde abajo evitó que la contrarrevolu-
ción pudiera triunfar en el golpe de abril
del 2002. Las masas derrotaron a los
reaccionarios y a los imperialistas. En
este punto hubiera sido simple infligir
una derrota definitiva a los reacciona-
rios, que estaban divididos y desmorali-
zados. Si el presidente lo hubiese indica-
do, eso hubiera ocurrido. Pero no tomó
la acción necesaria para desarmar a la
contrarrevolución, probablemente por-
que escuchó la advertencia de asesores
reformistas “pragmáticos” como Heinz
Dieterich, que lo urgió a ser cauto, a no
ir demasiado lejos y cosas por el estilo.
El problema central es el problema del
liderazgo. Hugo Chávez se ha evidencia-
do como un corajudo luchador contra el
imperialismo y la oligarquía. Pero no es
un marxista, y los reformistas y buró-
cratas que continuamente se mueven
en torno suyo, constituyen los frenos
para la revolución. Las masas luchan
por el socialismo y desean tomar ac-
ciones decisivas contra los contrarre-
volucionarios, pero topan contra esa
burocracia contrarrevolucionaria que
forma una especie de quinta columna
que socava la revolución desde dentro.
En última instancia, el destino de la
revolución venezolana depende de la
lucha entre esas dos tendencias, que re-
flejan en definitiva los intereses antagó-
nicos de clase. Es el deber de los marxis-
tas luchar para defender la revolución
venezolana contra el imperialismo y
contra la oposición contrarrevolucio-
naria. ¡No podemos ser neutrales en
esta lucha entre revolución y contra-
rrevolución! Al mismo tiempo debemos
apoyar activamente a esas fuerzas en el
seno del movimiento bolivariano que
están peleando por la democracia de
los trabajadores, contra la corrupción
y por el control obrero. Participamos
activamente en discusiones y debates
que clarificarán la naturaleza del so-
cialismo y definirán con precisión las
tareas inmediatas de la revolución so-
cialista. Consideramos que la revolución
24 A Plena Voz
sólo podrá tener éxito si el proletariado
se coloca a la cabeza de la nación. Todas
las condiciones están madurando en el
América Latina para la victoria de la
revolución socialista. Un soplo decisi-
vo sería suficiente para comenzar una
reacción en cadena que pasaría de un
país a otro, desde Tierra del Fuego has-
ta el Río Grande, y más allá. Los traba-
jadores y campesinos de Venezuela es-
tán bien ubicados para dar ese primer
soplo. Pero si ellos dudan y fracasan en
su golpe cuando las condiciones están
presentes, todo estará perdido. Quie-
nes argumentan que se debe esperar
un mejor momento, se equivocan. El
tiempo no está de nuestro lado sino en
el lado de la contrarrevolución. No es
demasiado temprano sino muy, muy
tarde. Es imposible mantener a las ma-
sas en un permanente estado de ebulli-
ción sin indicar una salida. El ejemplo
de la revolución francesa es altamente
instructivo en este punto. El referén-
dum de diciembre fue una advertencia
de las bases en el sentido que se están
cansando de dilaciones interminables,
cansadas de discursos vacíos sobre so-
cialismo y revolución en tanto los viejos
jefes y burócratas permanecen en sus
lugares. Están cansadas de actos multi-
tudinarios interminables, referéndums
y campañas para elecciones. Deman-
dan acción, ¡y la demandan ya! Sobre la
base de un plan común de producción y
de nacionalización de los bancos y mo-
nopolios bajo control y administración
democráticos de los trabajadores, sería
realmente posible unir las fuerzas pro-
ductivas de todo el continente, y de ese
modo movilizar una fuerza productiva
colosal. Así, el desempleo y la pobreza
serían cosa del pasado. El ejemplo de un
Estado democrático de los trabajadores
en Venezuela tendría incluso un mayor
impacto que la Rusia de 1917. Dada la
enorme energía y el impasse del capi-
talismo por todos lados, los regímenes
burgueses en Latinoamérica caerían rá-
pidamente, creando las bases para la Fe-
deración Socialista de Latinoamérica y,
finalmente, para el socialismo mundial.
la violencia de los
derechos humanos (pinceladas)
GREGORIO j. PéREZ AlMEIDA
I representa ese lenguaje, descubrimos que
luGAR cOMÚN
D
ecir «la violencia de los derechos
humanos» es una contradictio in ter-
minis, porque en el lenguaje domi-
nante (léase burgués, liberal y católico) los
derechos humanos (DD.HH.) se asocian
con paz, solidaridad, dignidad, respeto a
la vida, amor al prójimo, formación con-
cientizadora, etc., y sus defensores se ase-
mejan al Mahatma Gandhi. Inclusive se
habla de una «pedagogía de la ternura»
como ejercicio ideal de los derechos hu-
manos en la escuela. ¿Un defensor de los
derechos humanos ejerciendo violencia
contra sus semejantes? ¡Por amor de
Dios! ¡Imposible! ¡Qué horror! ¡Qué abe-
rración!
Frente a este lugar común asumi-
mos la «razón de la sospecha», es decir,
de la teoría crítica (pero criticando a su
vez la razón que critica), y entonces
dudamos de ese lenguaje hipostasiado
(que se ha hecho uno con la realidad
que representa: un dogma) y diferen-
ciamos lo que se dice/creemos (y se ha
dicho/creído) de lo que se hace (y se ha
hecho) en ese campo social e históri-
co denominado DD.HH.: separamos
el discurso (la palabra) de la reali-
dad (la cosa) y, apenas ahondamos
en la realidad que se dice/creemos
no hay nada más falso. Que la historia –lo
que se hace– es otra. Aún peor: que el len-
guaje oculta la realidad y que, por lo tanto,
el problema más grave en DD.HH. no es que
«la brecha entre lo que se dice y lo que se
hace es cada día más grande», sino que esa
brecha es el fundamento y la razón de ser
de dichos derechos y sin ella no podríamos
hablar de DD.HH. Esquizofrenia pura. En
otras palabras, lo que se llama DD.HH. es la
ideología (en la concepción desarrollada por
Teun A. van Dijk en su libro Ideología: una in-
terpretación multidisciplinaria, Gedisa, 2006),
que funciona como pegamento suprasensi-
ble para cohesionar al sistema capitalista.
O, en un símil más popular, la lucha por los
DD.HH. es la rueda del hámster del capitalis-
mo: corres y corres dentro de ella y nunca
llegas a ninguna parte porque no hay dónde
llegar. Pero pensemos otro sistema que no
se sustente exclusivamente en la propiedad
privada de los medios de producción, que
no esté orientado por la lógica de acumu-
lación individual realizada en el mercado y
veremos cómo se para la rueda y se escapa el
roedor. Nos curamos.
II
Todo tiene un comienzo...
La primera vez que el lenguaje ocultó la
realidad fue en el siglo XVI, durante la con-
quista de América por los españoles
y la Iglesia católica. Entre 1492 y
1542, año en que Bartolomé de las
Casas comenzó la redacción de su
Brevísima relación de la destrucción
de las Indias, ya los españoles habían
destruido las estructuras políticas de
dos de los más grandes imperios de
América: el azteca y el inca, y una
gran parte de la población había sido
destruida por las armas y las enferme-
dades. Antes de culminar su diorama,
Las Casas había logrado que en 1537
el papa Pablo III emitiera una bula,
Sublimis Deus, en la que ordenaba que
los amerindios no fueran esclavizados
y que se evangelizaran exclusivamente
por medios pacíficos, y en 1543 el empe-
rador Carlos V decretó unas leyes nuevas
que ponían en ejecución muchas de sus
propuestas, como la culminación de nue-
vas encomiendas, «Sin embargo, tanto la
bula como el decreto real se toparon con
considerable resistencia de los encomen-
deros y de sus compinches y partidarios en
España y en la Iglesia [y] finalmente tanto
la bula papal como las nuevas leyes fueron
suspendidas» (I. Wallerstein, Universalismo
europeo. El discurso del poder, FCE, 2007, p.
17). El lenguaje de Las Casas era contra-
dictorio con los intereses del poder, porque
mostraba la cruel realidad de la conquista.
Sostenía que los amerindios tenían dere-
A Plena Voz 25
 chos como los mismos españoles, por lo
que fue silenciado y su discurso, sustitui-
do por otro acorde con dichos intereses: el
de Juan Ginés de Sepúlveda, para quien
los amerindios eran bestias totalmente
incapaces de aprender nada que no sean
habilidades mecánicas, por lo que deben
aceptar el yugo español como enmienda
y castigo por sus crímenes en contra del
derecho divino, especialmente la idolatría
y los sacrificios humanos. Y los españoles
estaban obligados por ley divina y natu-
ral, primero, a prevenir el daño y las gran-
des calamidades que los indios habían
ocasionado a un sinnúmero de inocentes
con los sacrificios y, segundo, a utilizar la
violencia para evangelizar sin el peligro
de que sean atacados por los gobernan-
tes y sacerdotes paganos. De manera que
el comienzo de la universalización de los
DD.HH., con la conquista de América,
lleva la impronta de la violencia de los eu-
ropeos sobre otros seres (in)humanos que
por diferentes no tienen derechos. Y todos
los poderosos dijeron AMÉN.
En la conquista de Norteamérica, el
Sepúlveda inglés, esto es, más refinado, es
John Locke, quien convierte los DD.HH.
en la justificación del colonialismo y el
aniquilamiento masivo de todos los otros
seres que no concuerdan con el prototi-
po humano occidental, es decir, europeo,
burgués, blanco, capaz de implantar y
defender, por voluntad propia, el estado
civil como confirmación racional de la ley
natural que hace a cada individuo posee-
dor de unos derechos naturales como es
ser un propietario, libre e igual a todos
ante la ley. El problema de los indígenas de
Norteamérica fue que no eran aptos para americanas en nombre de la dignidad las élites dominantes de los países cen-
implantar –y muchos menos defender– el
estado civil. Su naturaleza era radical-
mente distinta: satánica, irreversible, ré-
probos y, por ello, sin derechos, lo que los
hacía enemigos acérrimos del progreso poseer un arma nuclear, y el B-29, Enola les como la ONU, la OEA, la UE, etc., (cuyo
civilizatorio representado por el protes-
tantismo anglosajón. No es cuento, nos lo
dice Leopoldo Zea en el prólogo del libro
La evangelización puritana en Norteamérica,
de Juan A. Ortega y Medina (FCE, 1976,
p. 16): «El nomadismo, la falta de con- a Japón y acabar con la guerra. Se cum-
ciencia del sentido de propiedad, y otras plió la lógica racionalista de los DD.HH.: a muchas de las ONG de derechos huma-
costumbres más, que eran la negación si quieres tener derechos, mata por ellos…
de la concepción de la vida europea, mos- por lo que tres días después lanzaron del sur, también de buena fe, para que se
traban, a todas luces, que si bien todos los otra bomba sobre Nagasaki, con más de realice, aquí en la tierra, el mito burgués
hombres nacen iguales, no todos se man-
tienen en esta igualdad. Los peregrinos y
26 A Plena Voz
70.000 asesinados. El AMÉN se escuchó
también en París, el 10 de diciembre de
1948, cuando la comisión presidida por
colonizadores, formados en las doctrinas
la (ex)primera dama estadounidense
de Calvino, tendían a dividir a la humani-
Eleanora Roosevelt terminó de redactar
dad en elegidos y réprobos. Ellos, los que
la Declaración Universal de los Derechos
escucharon el calling eran, obviamente,
del Hombre (como se llamó hasta 1952)
parte de los primeros. Pero ¿qué eran esos
y fue aprobada unánimemente por todos
hombres que se resistían a abandonar,
sus aliados que eran mayoría en la recién
libre, conscientemente, su vida primitiva
creada ONU. AMÉN dijeron luego los po-
y que no hacían del trabajo sedentario
derosos cuando el Ejército estadounidense
una expresión de la voluntad divina? Se
invadió y destruyó a Vietnam para salvar
trataba de hombres que por largos siglos
la libertad y la democracia del comunis-
habían formado parte del alejado reino
mo rojo negador de los DD.HH., a pesar
de Satán, creado allende los mares, y que
de que Ho Chi Minh había redactado la
ahora insistían en mantener sus viejos
nueva Declaración de Independencia de
hábitos y costumbres, o que al menos, en-
los vietnamitas comenzando con «Todos
contraban gran dificultad en formar parte
los hombres son creados iguales. Les ha
de la comunidad cristiana».
sido otorgado por su creador…», etc., etc.,
Cruz menos, Biblia más, o viceversa,
copiando el modelo estadounidense, pero
la verdad es que católicos y protestantes
era un comunista, satánico, réprobo, irre-
creyeron en una naturaleza humana ce-
versible. Los estadounidenses salieron de-
rrada, portadora original de unos «dere-
rrotados militarmente, pero dejaron esté-
chos humanos» y de una «dignidad» que
ril la tierra, el agua y a mucha gente para
excluía a quienes no coincidían con ella
impedir el despegue económico del país.
y «En nombre de “derechos humanos”
Todavía retumba en los oídos de la huma-
naturales se hace entonces posible aco-
nidad el AMÉN gritado cuando la OTAN
sarlos, reducirlos, forzarlos a ser distintos
(es decir: EE.UU. bajo la presidencia del
o incluso exterminarlos» (Helio Gallardo,
«demócrata» Bill Clinton) destruyó Koso-
Derechos humanos como movimiento social.
vo y Serbia para castigar a los kosovares y
Desde abajo, Colombia, 2006, p. 31). Éste
servios violadores de sus propios DD.HH.
es el origen histórico de los sacrosantos
Y AMÉN musitó el poder cuando… (Com-
DD.HH. ¿Alguien habló de violencia?
plete usted la frase, porque se me acaba
 
el espacio. Le recomiendo el libro de Fer-
III
nando Bossi, Estados Unidos y los derechos
…y un final
humanos, para que escoja el caso que más
Cuatrocientos cuarenta y cuatro
le arreche).
años después del comienzo del exterminio
Y quien lee se preguntará: ¿Quiénes
de los habitantes originarios de las tierras
son los poderosos que dicen AMÉN? Son
humana, los poderosos volvieron a decir
trales del sistema-mundo-capitalista que
AMÉN cuando el 6 de agosto de 1945 se
históricamente han controlado los gran-
cumplió el sueño del recién fallecido pre-
des bancos, las grandes empresas multi-
sidente norteamericano F. D. Roosevelt de
nacionales y los organismos multilatera-
Gay, autorizado por su sustituto, el se-
pionero fue el prestamista que exigió las
nador Harry S. Truman, dejó caer sobre
joyas de la Reina para financiar el primer
Hiroshima la bomba atómica que asesi-
viaje de Colón) y sostienen con su dinero
nó instantáneamente a más de 80.000
a algunas iglesias y a algunas institucio-
personas bajo el pretexto de hacer rendir
nes benéficas sin «fines de lucro», entre
otros, que a su vez financian de buena fe
nos que luchan, sobre todo en los países
de todos los derechos para todos.
María Calcaño:
erotismo y transgresión
María Eugenia Bravo
M
aría Calcaño ya no es más
la gran ausente de la lite-
ratura venezolana; a raíz
de la publicación de su
producción inédita: sus poemas, relatos
y confesiones pasan del escondite que
confinó sus escritos por casi cinco dé-
cadas, al aire de un tiempo y un espa-
cio que la eterniza. El compromiso con
una escritura del eros materno, definido
en la temática de sus libros: el erotismo
del agua, la presencia cotidiana de la
muerte y la aparición de una poética de
la casa son rasgos más que válidos para
justificar su lugar en la vanguardia ve-
nezolana.
La dimensión de sus trabajos pós-
tumos se renueva al revelarse una tras-
gresión amorosa, que hace suponer la
existencia del erotismo como dilema. La
actitud del sujeto literario se evidencia a
partir de un estremecimiento de amor
que embriaga y deleita, ofreciendo seña-
les de alerta respecto a una problemáti-
ca que exhibe otro espacio de referencia
en la obra.
Julia Kristeva y Rosario Ferré (1980),
proponen la teoría de la importancia
temática de un texto y su relación con
la experiencia de lo cotidiano femenino
como distinción para interpretar sus
textos.
No cabe duda, que la melancolía
forma parte de la naturaleza de la mujer
contemporánea, al tener que enfrentar-
se a múltiples conflictos sociales con el
hombre por una cuota de poder. A partir
de un concepto tan importante como la
«Impronta» del cuerpo (Rafael Ernesto Ló-
pez, 1990:15), la poesía de María Calca-
ño aborda el campo del erotismo materno
como fuerza germinal de su literatura.
Alas Fatales (1935), su obra prime-
riza atrae la reacción de intelectuales de
la generación del 18 como José Rafael
Pocaterra y Andrés Eloy Blanco, Pocate-
rra denuncia la hipocresía de una socie-
dad marabina de «curas y filisteos» que
censura los versos de la joven poetisa; sin
embargo, Blanco afirma con sencillez y
espontaneidad las características de la
entonces incipiente escritora:
…Todos los poemas del libro me gustan.
Todos los poemas del libro me gustan. Todos.
Es usted terriblemente poeta, y es intrépi-
da y honda: «hasta no saberle el tamaño».
¿Vive usted en Maracaibo definitivamente?.
¿Cómo fue eso de publicar en Chile?.— Yo
quisiera saber cosas de usted, María. ¿Quiere
contarme cómo recibieron su libro?. ¿Y qué
edad dice usted que tiene?.
Lo que se de usted es que es una gran
poeta y un admirable y tierno corazón de dia-
blo. Y que hace arder las manos.
El poeta cumanés pudo ser prolo-
guista de toda la poesía de la escritora,
ella prefiere mencionar a Ernesto López
(intelectual ecuatoriano), y a Jacinto
Fombona Pachano, para esta labor. En
el compendio: Fragmentos de Cartas
(1930-1950), Calcaño explica a López
los detalles de esta decisión que nunca
llegó a asumir.
Si bien, Olga Luzardo (n. Para-
guaipoa, Zulia-1918), se convierte en
la primera voz erótica de la poesía ve-
nezolana, al publicar un compendio
antológico en 1932; Flor de Cactus; a
Calcaño se le debe que existe una poé-
tica del aborto: Desangre (1935:92,93)
y Dádiva de tu sangre más allá de la
muerte (1961:188), del divorcio y el
concubinato: Páginas de un diario ol-
vidado (1916-1956) y Canciones que
oyeron (1956:38); del cáncer como en-
fermedad :Perdió la muerte sus buenos
días (1961:73).
El apasionado lirismo y la frescura
de su estilo, se unen al atrevimiento con
el que se lanza a plantear problemas de la
sexualidad femenina, considerados tabú
para la época de Juan Vicente Gómez. Las
mujeres estaban condenadas al silencio
de la vida doméstica, y la palabra eróti-
ca de Calcaño surge como una revuelta
y un poder.
A Plena Voz 27
 Ubicar a la mujer como sujeto de
poder y luego asomar cambios que frac-
turan ese erotismo inicial, contribuyen
a definir y explicar cómo se modifican y
evolucionan las instancias por las que
pasa la identidad femenina.
En un poema como: Por Irme con El
Mar (1961:90) la casa se derrumba con
la madre adentro. La niña encuentra su
primera manifestación de identidad en
los anuncios textuales que grita su inde-
pendencia de la madre:
Se cayó la casa
ya está con hombros en tierra
mi madre de treinta años
…La había abandonado
para irme con el mar…(1961:90)
El secreto de la mujer descrito en
la lírica venezolana con acierto por Cal-
caño, Ana Enriqueta Terán y Mercedes
Bermúdez de Belloso estriba en las voces
que oye cuando interioriza los dilemas
del cuerpo, su pensamiento y su punto de
vista, a través del habla escritural, que se
desdobla en el sujeto del texto.
Entonces, se vuelve una exilada de
su propia casa, y se atreve a encontrar
otros territorios, debido a los conflictos
propios de la pequeña ciudad y al enfo-
que social donde atisba y se solidariza
con los desposeídos y humillados.
La poesía latinoamericana se ocupó
de salir de la visión de género, y empezó
a buscar voces de textualización híbrida.
Las autoras que debieron emerger del os-
curantismo doméstico luchaban contra
el poder político. En el caso de una pre-
cursora como Luzardo es evidente, por su
participación en el sindicato textil y por
ser fundadora del Partido Comunista de
Venezuela; en Calcaño esta rebelión ocu-
rre desde los textos, donde la denuncia a
los funcionarios de Gómez, viene dada
por los conflictos con su propio marido:
Juan Roncajolo, un contador marítimo al
servicio del régimen.
La prosa inédita de Páginas de Un
Diario Olvidado y otros relatos (1916-1956)
y Fragmentos de Cartas (1930-1950) de-
muestra cómo las mujeres estaban en-
carceladas en las paredes de su residen-
cia esperando al hombre que llegaba de
la calle. La actitud sumisa y el destino de
reclusión es una denuncia permanente
del discurso femenino de 1920-1930,
28 A Plena Voz
también es destino de infancia. Allí se re-
bela contra la madre hostil mientras que
esta inquietud por escapar del encierro
doméstico, vuelve a reflejarse durante la
convivencia con Araujo Ortega:
Termino mis quehaceres rápido y me
voy a bañar y a vestir. Me doy un baño de
media hora, pero el cansancio me rinde, y a
veces, estoy desnuda contra la pared, con la
mano en la ducha, sin abrirla. ¡Qué agotada
estoy Dios mío! Cuando ya se que no tengo
que hacer nada, es cuando me rinde la fati-
ga. El agua me reanima y también se que allí
tengo la máquina, esperándome para escri-
bir. ¡Y toda la noche! ¡El silencio de la noche
es mío!...Allí pienso y pienso, sin encontrar
la solución a todo esto, yo creo que debe irme.
(1947-1948).
Los episodios en los que discu-
rre sobre el dominio del varón y la con-
dición infinita y misteriosa que guarda
el cuerpo de la mujer, tienen semejanza
con algunos trabajos de Olga Luzardo y
Graciela Rincón Calcaño, porque lo cor-
poral es huella por donde ha pasado la
violencia viril y esto sirve para forjar una
dignidad y una resistencia. Mientras Lu-
zardo afirma: «no seré mina descubierta»
(1952:35-37) Calcaño inventa un perso-
naje en la Hermética Maravillada (1938)
que anuncia: Cerca o lejos de ti me da igual
/ ¡que seas o no seas para mí! / no me hace
falta tu presencia.
El estudio de la adolescente revol-
tosa y erótica «como la otra perdida»
(1935:18) y ese «otro aspecto que no
conozco» (45) se encuentra resumido en
el personaje de Magdalena de Nardo dor-
mido (18-19) e introduce el problema de
la alteridad como novedad literaria.
Existe una «mujer pecadora» y una
niña sumisa y melancólica que puebla
los espacios discursivos de su poesía y
confiesa otra historia, otro espacio (Zam-
brano, La Confesión: 1988:15).
En Distinta (1935: 45) y en Poema
a Una Joven Judía (1961:17-18) se resu-
men las dos vertientes de su producción:
la erótica y la fatal, en medio de de un
país gomecista que abandona la rurali-
dad y asume lo citadino como signo de
progreso.
En Diciembre de 1937, Calcaño
ofrece una lección de humildad a Héctor
Cuenca, y al mismo tiempo exhibe su opi-
nión acerca de Alfonsina Storni a algu-
nos admiradores que pretenden colocarle
como sustituta de la escritora uruguaya.
…Debió ser inefable, Alfonsina. Por eso,
ese sitio está y estará vacante siempre. Porque
el verdadero sitial de esta mujer de oro y ám-
bar es el mar. Y como del mar viene la vida;
ella, que buscó y se fue hacia el mar, no hizo
otra cosa que marcharse hacia el fondo de los
orígenes, como tal no ha muerto. Está lleno de
suspiros como los mares del mundo.
Si se recuerda los intelectuales se re-
unían en sus casas o en clubes privados,
en el caso de Calcaño, su contacto con los
miembros de la generación del 18 viene
dado por su amistad con Héctor Cuenca
y Andrés Eloy Blanco, pero no cabe duda
de la valentía de la autora para romper
con el arquetipo femenino del siglo xx en
el cual la mujer se ocupaba de lo domésti-
co y el varón latinoamericano era muje-
riego, jugador y aventurero.
El testimonio de un libro como Can-
ciones que Oyeron Mis Últimas Muñecas
(1956), es la prueba de cómo un autor
va sufriendo desgaste físico y emocional;
lesionando su producción intelectual. El
juicio que se le hace al poemario tiene
que ver con la anécdota simple que des-
pliega, con el adorno de un lenguaje in-
genuo que la falta de acuciosidad crítica
no ha querido precisar sin hacer mayores
precisiones en el texto. El único autor que
se ocupa de hacer afirmaciones acerca
del poemario es Néstor Leal (1996:38),
al señalarlo como ese cuaderno menos cir-
cunscrito a las circunstancias, aparentemen-
te más orgánico, donde el enriquecimiento
aportado por la madurez, se había transmu-
tado en mayor equilibrio verbal.
La historia de la literatura venezo-
lana habla por primera vez y sin pudor
del concubinato y denuncia el hastío, los
convencionalismos presentes en el matri-
monio, lección que aprendió de su unión
libre con el escritor comunista, Héctor
Araujo: Si vamos a la ciudad no vayas a to-
marme del brazo, no quiero parecerme a esas
mujeres / que llevan hombres aburridos sin
doctores / ni iglesias / ni papeles… (1983:
131)
Los restos de María Calcaño re-
posan en el panteón de la familia Araujo-
Ortega en el cementerio Corazón de Jesús
de Maracaibo. La poetisa zuliana murió
el 23 de Diciembre de 1956, en la casa
de El Milagro de su ciudad natal, víctima
de un cáncer de pulmón, cuyos síntomas
venía padeciendo desde 1938.
María RETORNO

Calcaño:
No me beses, madre!…
Hoy traigo los labios
manchados con otros.
No son como antes

Poemas
TÚ
Desde que vives en mi pensamiento
soy como de cristal.
Y siento
uniforme y sediento
el corazón:
música de lamento,
amasijo fatal.
Desde que vives en mi pensamiento
Soy un tormento
de canción…
GRITO INDOMABLE
Cómo van a verme buena
si me truena
la vida en las venas.
¡Si toda canción
se me enreda como una llamarada!,
y vengo sin Dios
y sin miedo…
¡Si tengo sangre insubordinada!
y no puedo mostrarme
dócil como una criada,
mientras tenga
un recuerdo de horizonte,
un retazo de cielo
y una cresta de monte!
Ni tú, ni el cielo
ni nada
podrán con mi grito indomable.
dos pétalos blancos;
hoy los tengo rojos.
No me riñas, madre!
Si pena te traje,
que estoy deliciosa…
Si no quieres verme
morir de bochorno,
no me beses, madre!
Ya no es jugo sano
lo que mis labios dan…
AL BORDE DE MÍ
Te estoy pidiendo un hijo
con otra voz
que es pura emoción.
Te estoy pidiendo un hijo
con otra voz
ajena de la mía:
voz de todo lo fértil.
La voz honda
de la tierra movida
que asombra
a la tierra misma.
¡Porque me he vuelto grande,
grande!
A tus mismos ojos,
por este lado tierno
que es mi borde infinito.
Y te vengo pidiendo
con un rencor de india,
callado,
vivo…
Te estoy pidiendo un hijo
con un silencio
que es una gran palabra
echada en tu silencio…
DEL LIBRO: ALAS FATALES (1935).

A Plena Voz 29
 38
Si vamos a la ciudad
no vayas a tomarme del brazo.
No quiero parecerme
a esas mujeres
que llevan hombres aburridos. POR EL BELLO FAUNO ARREBATADA
Sin doctores, Persiguiendo unas algas
ni iglesias, me alejo de la playa.
ni papeles, La mañana se queda pendiente
nosotros nos casamos de mis ojos.
por amor. Una alta ola
Vamos!, me alcanza todo el mar.
como en el campo! Y ha invadido el mar mi selva
cogidos de las manos, con su cristal crujiente y deshilvanado.
retozando… Arrebatada por el más bello fauno,
Como si fuera domingo! que no soñó la tierra,
Como un par de campesinos. ¡me doy un susto de azul inmenso!
Como somos. ¡Toda brazos, toda vida,
Vamos! toda aliento!
Que se rían de nosotros; Estoy con el mar
pero que se rían como se está con un hombre.
con envidia…
POEMA DE MI CASA DE CUATRO GRADAS
DEL LIBRO: CANCIONES QUE OYERON No tiene balcones mi casa.
MIS ÚLTIMAS MUÑECAS (1956). Entre las otras casas,
altas, serias,
casi deshabitadas,
POEMA PARA UNA JOVEN JUDÍA es como una muchacha estrepitosa
La lluvia ha abierto la ventana riendo.
frente al retrato de ella. ¡Qué alegre estoy con mi casa
Llueve distinto, de cuatro gradas!,
delante del silencio que le pasa por la cara. con muchos postigos
Como frente a una casa y de rojo pintado el alero.
donde hubiera una niña Y un gran patio asoleado
muerta entre espejos. y tres niñas alegres y hermosas
Como si con los pies desnudos ella viniera, haciendo nacer el día
y la castigara el polvo de muchos caminos… en mi pedacito de mundo.
También la lluvia trae Enfrente el polvo agobia
la misma voz del agua. los viejos caserones olvidados.
Vejez del agua pintada en el recuerdo. En mis matas las rosas
Tiempo de la ola. dan una gracia viva.
¡Inmensidad del mar El mantel en mi mesa
a espaldas de la ola! brilla de puro blanco.
¡Qué poca cosa es esta casa Y relucen al sol
cuando miro sus ojos! los pasadores negros.
¡Ya no llueve! Para saber si soy feliz
Pero ella sigue viendo llover. sólo tengo que mirar
¡Debió ser media noche la fachada inmóvil
cuando partió a la lejanía! de la casa de enfrente.
152 / MARÍA CALCAÑO
DEL LIBRO: ENTRE LA LUNA
Y LOS HOMBRES (1961).

30 A Plena Voz

« Venid a ver la sangre por las ca-
lles, /venid a ver /la sangre por
las calles, /Venid a ver la sangre
/por las calles!». Ese grito de en-
cendida denuncia, que se encrespa ur-
giendo la solidaridad y termina en un
sollozo viril, indica la frontera vital de
un poeta que hasta esos días de 1936
residía en el interior de sí mismo y en
medio de la soledad y la angustia, an-
dando a ciegas, dando tropezones, lleno
de interrogantes sin respuesta, alejado
de los otros seres humanos, sin un sitio
para la alegría ni para la esperanza.
En esa fecha el fascismo había des-
atado sobre la otra España --la que se
oponía al medioevo y la cruz anticristia-
na, la que había fundado la República y
perseguía vías de justicia, la heredera
de quienes en su tiempo se solidariza-
ron con la América insurgente, la que
jamás nos hubiese llamado sudacas ni
engendrado reyes burgueses que nos
conminaran a callar-- el fascismo, digo,
había desatado el prolegómeno de la se-
gunda guerra mundial, para abrir con
un millón de cadáveres la cincuentena
que vendría. Por los ojos cortados de
los niños que habían corrido tras una
pelota, por los hombres y mujeres des-
pedazados sin ceder un ápice de digni-
dad, porque las más decentes manos
del mundo empuñaron a su lado fusiles
indignados y generosos, por la poesía
mancillada en sus voces mayores (Fe-
derico acribillado en un muro de Gra-
cumpleaños
de Neruda
FREDDY J. MELO
nada, don Antonio acosado hasta ser
obligado a morir lejos de los campos
de Castilla) el poeta que llevaba a esa
España en el corazón se revolvió por
dentro y se lanzó al encuentro de los
demás, a la lucha colectiva por la felici-
dad humana, a la transformación de la
palabra, que era su trabajo cotidiano y
ejercía a la par de los mejores, en savia
para florecer los espíritus y arma demo-
ledora para combatir la opresión y la
injusticia.
Hablo, como se sabe, de Neftalí Ri-
cardo Reyes Basoalto, nacido como tal
en Parral, Chile, el 11 de julio de 1904
--ahora de cumpleaños-- y como Pablo
Neruda en junio de 1920, para ocultar
de su padre ferroviario la poesía que se
le venía desparramando gracias a «los
aportes de la tierra y el alma». Su uni-
verso poético abarca todo lo humano y
lo terrestre, con más de treinta libros
publicados. Nombraré apenas los «20
Poemas…», porque es el texto lírico que
ha recorrido más caminos en el mun-
do; las «Residencias» I y II, porque con
ellas, imbuidas de hermetismo surrea-
lista, termina de apagar los resplando-
res del Modernismo y abre nuevos hori-
zontes; la «Tercera Residencia», porque
en ella recoge poemas imprescindibles,
como los dedicados a la guerra civil es-
pañola, a la epopeya de Stalingrado en
la 2GM y a Bolívar a la medida de su
gloria; el «Canto General», porque allí
transforma en poesía nuestra América:
historia, geografía, fauna, flora, tiranos
y libertadores, pasado, presente y futu-
ro presentido; las «Odas elementales»,
porque lo más sencillo se trueca allí en
esplendor; «Canción de gesta», porque
es un homenaje a Cuba revoluciona-
ria… Y no puedo proseguir. Pero todo lo
que tocaron sus manos de Midas ilumi-
nado refulge como estrellas sonoras.
Sus temas fundamentales fueron
el amor y el combate social, que son lo
mismo: la entrega gloriosa del corazón
al ser amado, individual o colectivo. En
el amor, la facultad quevediana para re-
bullir más allá de la muerte y la sensibi-
lidad para medir la longitud del olvido;
en el combate, el poderío para soltar un
huracán «de puños y banderas como
fuego» (excúseseme, pues me estoy au-
tocitando). Dado el aluvión de su obra,
abrumador como los ventisqueros de
sus Andes y frondoso como las arau-
carias australes, debo quedar debiendo
la muestra de sus diversos momentos.
Ojalá este escrito pueda contribuir a que
algunos se acerquen al manantial. Por
ahora, sólo dejaré el botón más conoci-
do de los versos que más le debemos los
bolivarianos: «Yo conocí a Bolívar una
mañana larga, /en Madrid, en la boca
del Quinto Regimiento, /Padre, le dije,
eres o no eres o quién eres? /Y mirando
el Cuartel de la Montaña, dijo: /«Des-
pierto cada cien años, cuando despierta
el pueblo». Era capaz de ira jupiterina y
de hondo amor humano. Gratitud.
A Plena Voz 31
 Poemas de
Alejandro Oviedo

32 A Plena Voz
A Plena Voz 33
 La guerra del cuerno
de chivo
La emergencia del narco no es ni la causa
ni la consecuencia de la pérdida de valo-
res; es hasta hoy el episodio más grave de
la criminalidad neoliberal.
Carlos Monsiváis
El narcotráfico llegó al gobierno.
Vicente Fox
Q
uizá nunca historiadores ni los ana-
listas políticos puedan desentrañar
la totalidad de las consecuencias
que generó el atentado del 11 de sep-
tiembre de 2001. Entre la multiplicidad
de efectos una guerra ha estallado a pocos
metros de la frontera sur de los Estados
Unidos.
Los cárteles de la droga mexicanos
combaten cuerpo a cuerpo por los pocos
espacios que la intensificación de los con-
troles fronterizos que los Estados Unidos
han impuesto a partir de la caída de las
torres.
En los duros enfrentamientos entre
los cárteles mexicanos sobresale un con-
tendiente: el mítico AK-47, a quien fami-
liarmente denominan «Cuerno de Chivo»
por su cargador curvo de 70 balas, que en
la actualidad se fabrica en China y en la
República Checa. Este fusil de asalto fue
diseñado por el soviético Mijail Kalash-
nikov en 1947 y desde entonces no ha
habido revuelta, revolución o guerra en la
que no haya ocupado un lugar destacado;
no en vano, es el arma de fuego que más
víctimas ha causado en la historia de la
humanidad.
Su practicidad ha hecho al AK-47
inmensamente popular en las tropas de
asalto que los jefes narcos controlan des-
de la clandestinidad o desde las prisiones.
34 A Plena Voz
guadi caLvo
una pila de muertos
La guerra de la «Cuerno de Chivo» ha
dejado en el sexenio del presidente Vicente
Fox (2001-2006) 9.000 muertos por el con-
trol de plazas, zonas de cultivo y centros
de recepción y distribución, además de
negocios alternos, como apuestas ilegales,
peleas de gallos, trata de blancas y venta de
droga al menudeo.
Estos combates se intensificaron a
partir del 2005 tras la muerte o detención
de importantes narcotraficantes. 2007 fue
un año récord de extradiciones a los Esta-
dos Unidos, casi un centenar, entre los que
se destaca Osiel Cárdenas, jefe del cártel del
Golfo, y Héctor «Güero» Palma, uno de los
máximos líderes del cártel de Sinaloa que
dirige Joaquín «Chapo» Guzmán, el hombre
más buscado de México.
La guerra continúa y en la lucha por el
manejo de los cárteles ya no se respetan los
antiguos códigos. Alfredo «Mochomo» Bel-
trán Leyva, quien estuvo a cargo del trans-
porte de droga, lavado de dinero y captación
de funcionarios públicos en los estados del
norte, ex socio del Chapo Guzmán, fue de-
tenido en enero último en Culiacán, estado
de Sinaloa. Habría sido el Chapo quien dio
las coordenadas para esa detención. El gru-
po de los Beltrán Leyva, encabezado ahora
por Arturo «Barbas» Beltrán Leyva respon-
dió asesinando a Edgar Guzmán, uno de los
hijos del Chapo, en mayo último, junto a
tres amigos en la playa de estacionamiento
de un centro comercial. En el operativo se
dispararon más de 500 proyectiles de AK-47
y un tiro de bazuca.
En un tugurio de la ciudad de Urua-
pan, llamado Sol y Sombra, en el estado de
Michoacán, el 6 de septiembre de 2006, 15
individuos llegaron a bordo de tres camio-
netas. Iban encapuchados y vestían de ne-
gro, con chalecos de la Agencia Federal de
Investigación (AFI). Los parroquianos desde
el piso apenas escucharon montar AK-47,
segundos después, los disparos coparon
el lugar de la música. Dos de los visitantes
abrieron una bolsa de plástico negra y re-
garon la pista con cinco cabezas humanas.
Los quince hombres se fueron por donde
habían llegado. Nadie se levantó hasta mu-
cho después de que el sonido de la última
camioneta se perdió para siempre en la
noche y las sobras de los cuernos de chivo
se disolvieron en la nada. Situaciones como
éstas se repiten todos los días a lo largo del
país.
A raíz de tantas bajas, los cárteles
están en reestructuración permanente, y
claro, nunca de esas discusiones salen to-
dos conformes. En el 2007, los muertos de
esta guerra fueron 2.630 y en lo que va de
este año, julio de 2008, la cifra sobrepasa
los 1.400. Ya sin ningún tipo de pacto, la
guerra abarca absolutamente a todos los
que de una manera u otra estén próximos
al conflicto: periodistas, policías, funciona-
rios y hasta las familias de los narcos, que
habían estado siempre protegidas por una
ley no escrita.
ayer Colombia, hoy méxico
A principio de los ochenta, el narco-
tráfico no despuntaba como un gran ne-
gocio para los domésticos grupos de con-
trabandistas mexicanos que operaban en
la frontera con Estados Unidos. En 1982, el
presidente Reagan declara la guerra contra
las drogas y pone al mando de la batalla
a su vicepresidente, George H. Bush, quien
desde Miami dirige la creación de una ba-
rrera de controles aéreos y marítimos para
las naves colombianas que llegaban, rebo-
santes de cocaína, cruzando el Caribe.
 Los cárteles
colombianos se
ajustaron a los
cambios y comen-
zaron a negociar
con aquellos pe-
queños contraban-
distas mexicanos las
rutas de ingreso de su mercadería a los
estados de la Unión.
Casi una década después, otro gol-
pe de suerte volvió a cambiar el panora-
ma de los, ya sí, cárteles mexicanos. Las
grandes organizaciones de narcotráfico
colombianas, particularmente las de Me-
dellín y Cali, sufren golpes demoledores a
sus estructuras. Jefes como Pablo Escobar
Gaviria, Gilberto Rodríguez Orejuela, José
Santacruz Londoño, los hermanos Ochoa
y Gonzalo Rodríguez Gacha, estaban
muertos, presos o extraditados.
Los colombianos terminaron por
perder la distribución final en los Estados
Unidos y, por ende, las ganancias exorbi-
tantes que rendía.
El kilo de cocaína se vende en Colom-
bia a 2.500 dólares y en México ya alcanza
los 8.500. Apenas cruza la frontera con Es-
tados Unidos, el precio sube a 12.000 y en
Nueva York, Los Ángeles y otras ciudades
trepa a 35.000 y 40.000 dólares.
Los cárteles mexicanos comenza-
ron a generar ganancias que superan el
presupuesto anual del FBI. El cártel de
Juárez, en sus mejores tiempos, llegó a te-
ner ganancias de doscientos millones de
dólares a la semana. Félix Gallardo, capo
del cártel de Guadalajara, quien producía
casi el 50% de la droga que se comerciali-
zaba en el mundo, llegó a acumular una
fortuna estimada en 10 mil millones de
dólares. Luego de la detención de Félix
Gallardo en 1989, el cártel de Guadalajara
comenzó un marcado descenso hasta que
finalmente se reconvierte en pequeñas
organizaciones.
Surge entonces Amado Carrillo
Fuentes, el mítico «Señor de los cielos»,
llamado así por la flota de aviones con
que contaba para inundar el mercado
norteamericano de cocaína, líder del cár-
tel de Juárez y el más importante de los
narcotraficantes mexicanos. Ideó el me-
canismo que permitió a los cárteles tra-
bajar sin interferencia entre ellos. En su
segmento de frontera operaba amañado
con la corruptela de las autoridades po-
liciales, fronterizas y políticas de ambos
lados.
Antes y después del 11-S
Los contubernios entre los políticos y
el narcotráfico son tan evidentes y descara-
dos que funcionarios municipales, estadua-
les y federales han de mostrase sin reparos
en los funerales de algunos grandes jefes
narcos. Se sospecha que la mayoría de los
municipios que gobierna el Partido Acción
Nacional (PAN), partido de los presidentes
Vicente Fox y Felipe Calderón, han sido
prácticamente compradas por el poder nar-
co. La frontera norte de México siempre fue
una zona agobiada de conflicto a lo largo
de sus 3.200 kilómetros de extensión. Los
miles los emigrantes ilegales que cada día
frustran sus sueños de «pasar» el ingente
comercio legal, el contrabando y las acti-
vidades del narcotráfico la convierten en
una de las zonas más calientes del mundo.
La ciudad de Nuevo Laredo tiene el 36% de
todo el comercio entre México y Estados
Unidos. Por sus puentes cruzan al día 8 mil
vehículos y 300 mil personas. Este peregri-
naje hace imposible controles eficaces y
es allí donde los narcos concentran sus
mejores esfuerzos para su posesión.
Pero la mañana del 11 de septiem-
bre de 2001, junto al derrumbe de las
Torres Gemelas comenzó a desquebrajar-
se la paz entre los cárteles al sur del río
Bravo.
La desaparición de Amado Carrillo
Fuentes y la nueva realidad en la frontera
y en el mundo post 11 de septiembre ge-
neró una dinámica de balcanización en
los cárteles de donde emergieron estruc-
turas más pequeñas, violentas y sin los
códigos a que los ajustaba la existencia
del «Señor de los Cielos».
El «Señor de los Cielos» había muer-
to el 4 de julio de 1997, en el postope-
ratorio de una cirugía estética que cam-
biaría su apariencia, muy popular entre
los servicios de seguridad como la Drug
Enforcement Administration (DEA).
Al finalizar aquella intervención, que
duró ocho horas, Carrillo Fuentes muere
a raíz de las complicaciones cardíacas
que provocó unos de los medicamentos
suministrados. Los médicos implicados
en la operación fueron «ejecutados» días
después por sicarios del cártel de Juárez.
Este cártel, la mayor organización cri-
minal de América Latina, quedó a cargo de
una estructura colegiada en la que se des-
tacaban los hermanos de Amado: Vicente y
Rodolfo, Ismael «el Mayo» Zambada y el jefe
de Sinaloa, Joaquín «el Chapo» Guzmán.
El cártel del Golfo
El cártel del Golfo fue dirigido desde
el penal de máxima seguridad de Las Pal-
mas por Osiel Cárdenas Guillén, detenido
en marzo de 2003 y extraditado a los Esta-
dos Unidos en 2007. Cuenta con el apoyo
de Benjamín y Francisco Arellano Félix, ca-
bezas del diezmado cártel de Tijuana. Este
pacto fraguado en la prisión de Las Palmas
declara la guerra al cártel de Sinaloa-Juárez
y, como para mostrar que hablaban en
serio, entre los meses de noviembre y di-
ciembre de 2004 ejecutaron a Miguel Ángel
«el Ceja Güera» Beltrán, y Arturo «el Pollo»
Guzmán, ambos importantes miembros del
cártel de Sinaloa.
En este penal, durante enero de 2006,
el ejército debió desplegar 18 tanques en
torno al perímetro para evitar que Cárde-
nas Guillén, junto con sus socios los Arella-
no Félix, luego de una huelga de hambre
que derivó en un motín, pudieran ser libe-
rados por los Zetas, el grupo de choque del
cártel del Golfo.
El pacto continuó, más allá del fracaso
de la fuga, y les permitió conseguir presen-
cia en casi todo el territorio mexicano, in-
cluyendo al Distrito Federal.
Osiel Cárdenas Guillén llegó a la cima
de la organización luego de la detención
de Juan García Ábrego, preso en Houston,
Texas, desde 1996, y tras una carrera de
asesinatos que incluyen a Salvador Gómez
Herrera, antiguo capo. Una de las víctimas
más rutilantes de Osiel fue en 2003 Guiller-
mo González Calderoni, el principal opera-
dor policial del cártel del Golfo, después de
haber sido testigo protegido de la DEA y el
FBI para la captura de Juan García Ábrego.
Osiel Cárdenas Guillén incorpora al
cártel del Golfo un poderoso brazo arma-
do conocido como Los Zetas, liderado por
el ex oficial del ejército Arturo Lazcano,
alias «el Lazca» o «Zeta-3». Esta organiza-
ción de sicarios está compuesta por deser-
tores de las Fuerzas Armadas Mexicanas,
particularmente del Grupo Aeromóvil de
Fuerzas Especiales (Gafes), quienes poseen
entrenamiento en lucha contrainsurgente
y enfrenta en 1994 a la insipiente Guerrilla
Zapatista de Chiapas, obtenida en cursos de
la Escuela de las Américas en Fort Benning
(Georgia), Estados Unidos. Los Zetas son los
encargados de dirigir, entrenar y equipar
al grupo de choque de Osiel; están capaci-
tados para tener presencia simultánea en
varios estados. Vestidos irremediablemente
de negro, se manejan en autos blindados y
A Plena Voz 35
 camionetas 4 x 4; usan MP5, fu-
siles de asalto alemanes difíciles
de encontrar en el mercado ne-
gro y los infaltables «Cuernos de
Chivo». Su armamento se com-
pleta con lanzagranadas, gra-
nadas de fragmentación –arma
de indiscutida aceptación entre
los sicarios–, ametralladoras 50
mm, misiles tierra-aire SAM-7
de fabricación rusa e incluso
han llegado a utilizar helicóp-
teros para algunas operaciones
pertrechados con lanzacohetes.
Dominan con eficiencia la tortu-
ra, la extorsión y los levantones
(secuestros).
Otra parte del grupo de
de choque del cártel del Golfo
lo componen los tétricos Kaibi-
les, comandos de élite del ejército
guatemalteco, también con entre-
namiento en lucha contrainsur-
gente y torturas. Los Kaibiles, de la
que buena cuenta de sus andadas
pueden darlo los campesinos, y
miles de desaparecidos, muertos y
torturados durante la dictadura del
genocida Efraín Ríos Montt, fueron
pasados a retiro como parte de los
tratados de paz, de diciembre de 1996,
entre el gobierno guatemalteco y la insur-
gencia marxista. Muchos de estos coman-
dos encontraron chamba (trabajo) con los
cárteles mexicanos.
Para misiones muy puntuales como
ejecuciones de funcionarios, los cárteles
emplean mercenarios estadounidenses,
británicos e israelíes con honorarios que
van desde 50 mil a 250 mil dólares.
túneles y encobijados
Otra de las maneras de contraban-
dear droga, tras los ataques del 11 de
septiembre, es por túneles. Para contra-
rrestarlos, el Gobierno norteamericano
implementa la misma tecnología que uti-
liza en la infructuosa búsqueda de Osama
Bin Laden entre las rocas de Tora Bora en
Afganistán.
Estas construcciones las explotan es-
pecialmente los cárteles de Tijuana, Juárez
y el Golfo. Agentes del Gobierno norteame-
ricano hallaron un túnel de más de 600
metros que unía Tijuana con San Diego.
Durante el año 2006 la violencia se
centró en el estado de Michoacán, uno de
los principales productores de amapola y
36 A Plena Voz
marihuana, además de contar
con el puerto Lázaro Cárdenas
sobre el Pacífico, por donde
transitan unos 2.000 contene-
dores diarios, y posee 200 ki-
lómetros de costa salvaje, que
se convierte en una gigantesca
puerta de entrada a la droga que
llega por diferentes medios des-
de Colombia. Cada año el 70 por
ciento de la cocaína y el 50 por
ciento de la marihuana vendida
en el mercado estadounidense
pasan por México.
En Michoacán se registraron
la mitad de los crímenes cometi-
dos en el país y es el primer pun-
to que atacó el espurio gobierno
de Felipe Calderón, donde envió
7.000 efectivos militares y policia-
les al mando del general Manuel
García Ruiz, sin mayores logros.
El cártel de Sinaloa-Juárez
también cuenta con sus grupos de
choque integrados por ex miembros
de las Fuerzas Armadas y diferentes
grupos regionales, particularmente
Los Pelones y las renombradas Maras
MS-13 y Salvatrucha, omnipresente en
todas las expresiones de violencia
social desde El Salvador hasta Los
Ángeles.
En lo que va del año, la cantidad
de muertos en esta guerra creció un
47% más que en el mismo período
del año pasado.
Hoy es frecuente encontrar
ejecutados, decapitados, cuerpos
torturados envueltos como marca
la «tradición» en cobijas adheridas
con cinta adhesiva alrededor de la
cabeza y los pies. Esta costumbre
ya se ha acuñado como los enco-
bijados; por lo general, estas co-
bijas guardan mensajes contra
bandas rivales o policías.
innovaciones
El narcotráfico en México
está intentando cambiar sus vie-
jas organizaciones, comienza a
manejarse como empresas con
estructuras directivas, cuadros
operativos, equipo tecnológico,
ciclos de financiamiento, pro-
gramas de expansión en otras
actividades, reclutamiento más
selectivo y un fuerte control
interno. Hay indicios para sospechar que
dos nuevos grandes socios están formando
parte del negocio: la discreta pero pode-
rosa mafia calabresa Ndrangheta, quien
controla el ingreso de la cocaína a Europa
y algunas células de la mafia rusa, como la
virulenta Solntsevskaya, entre otras.
Entre las innovaciones de los cárteles
mexicanos se cuenta con la producción de
droga sintética. En marzo de 2007 la policía
halló 205 millones de dólares en casa del
empresario Zheli Ye Gon, ciudadano de tres
Estados: China, México y Estados Unidos.
Según él, provenía de la campaña electoral
de Felipe Calderón. Entre otras propieda-
des, Zheli Ye Gon construía un laboratorio
de 14.000 metros cuadrados con el que
pretendía encubrir la producción de drogas
sintéticas haciendo uso de la pseudoefedri-
na, sustancia de la que ya había importado
más de 60 toneladas ilegalmente. Ye Gon,
ya detenido en Estados Unidos, será juzga-
do por tribunales de ese país.
Desde su asunción en diciembre de
2006, el presidente Felipe Calderón ha in-
tentado, con poco éxito, dar la sensación
de que combate el delito con todas las
armas disponibles del Estado, eso incluye
a 36.000 miembros del Ejército y miles de
policías que, a pesar de haber decomi-
sado arsenales que alcanzarían para
abastecer a cualquier Ejército de Cen-
troamérica, detener docenas de po-
derosos narcotraficantes e incautar
toneladas de drogas, parecen no ha-
ber hecho mella en la estructura de
los cárteles, que siguen operando y
pueden combatir en dos frentes: al
Estado y a los cárteles rivales, que
muchas veces parecen ser lo mis-
mo.
Clara demostración de fuer-
za fue el asesinato en mayo de
2008 del poderoso comisionado
de Seguridad Regional de la Po-
licía Federal Preventiva, Edgar
Eusebio Millán Gómez, ejecuta-
do minutos después de que su
guardia personal lo dejara en su
casa. Alejandro Ramírez Báez,
un sicario presuntamente con-
tratado por el cártel de Sinaloa,
esperaba a Millán Gómez en su
propio living donde lo recibió
con varios disparos.
México parece finalmente
resignado a la violencia y ya na-
die cree que alguna vez se silen-
ciarán los «Cuerno de Chivo».
 Toussaint
Louverture Mónica Chalbaud
R
ecuerdo el profundo sen-
timiento que despertó en
mí oír a Nohelí Pocaterra
diciendo: «Cortaron nues-
tras hojas, cortaron nues-
tras ramas, cortaron nuestro tronco,
pero no cortaron nuestras raíces. ¡Y
aquí estamos de nuevo!»
Toussaint Louverture, el inmenso
líder haitiano, mucho antes había excla-
mado al caer en la trampa que le tendie-
ron los franceses algo parecidísimo.
Y le tendieron esa trampa porque no
podían ganarle en batalla.
Lo invitaron a una reunión amistosa
y, apenas llegado, lo hicieron prisionero.
Antes de embarcarse a bordo de
El héroe que lo llevaría preso a Francia,
Toussaint pronunció estas proféticas
palabras: «Destituyéndome solamente
habéis derribado en Saint Domingue el
tronco del árbol de la libertad. Renacerá
de sus raíces, que son profundas y nume-
rosas».
Los jefes negros reunidos en Bois
Caimán, con la divisa «Libertad o muer-
te», escogen el 21 de agosto de 1791 para
el gran levantamiento.
Ese día desde muy lejos comienza a
sonar una trompa de caracol, y a ese so-
nido tan nuestro, inmediatamente, res-
ponden muchos otros en los montes y en
las selvas y más allá cerca del mar.
Dijo Alejo Carpentier: «Era como si
todas las porcelanas de la costa, todos los
lambies indios, todos los abrojines que
servían para sujetar las puertas, todos los
caracoles que yacían solitarios y petrifi-
cados en el tope de los Moles, se hubieran
puesto a cantar en coro».
Los retumbantes y africanos tambo-
res se les unieron de hacienda en hacien-
da. Y se extendió la rebelión a la Colonia
entera y apareció Toussaint Louverture,
el negro más genial que hasta ahora
haya existido sobre la faz de la tierra.
Toussaint Louverture es el centro
de la organización: tiene dirección, meta,
sentido político y social. Es el jefe militar
de la resistencia, con rapidez, constancia
y valentía. Ya tiene el liderazgo de un ver-
dadero ejército, fanatiza a sus soldados,
los disciplina, y logra una victoria tras
otra.
Su nombre está en todas las bocas.
Cada día crece su gloria. Al unificar la isla
demuestra sus dotes de organizador y de
administrador.
«Este antiguo esclavo hizo cuanto
estuvo en su poder para establecer en el
nuevo Estado la moralidad social, la edu-
cación, la tolerancia religiosa, la indus-
tria personal, la libertad de comercio, el
A Plena Voz 37
 orgullo cívico y la igualdad racial», nos
dice José Luciano Franco.
Es saludado en el mundo entero
como el genio de la raza negra. Víctor
Hugo dice de él: «Ese hombre es toda una
nación».
Napoleón ha regresado triunfante
del país de las pirámides. Todo le es per-
mitido. Es primer cónsul.
En Francia se dice: «¿Cómo es posible
que del otro lado del Atlántico un negro,
un antiguo esclavo, se ha atrevido a co-
locarse en nuestro camino y detener los
destinos de la más rica colonia francesa?
El primero de los negros no puede empa-
ñar la gloria del primero de los blancos».
Napoleón Bonaparte decide que
una escuadra de cincuenta barcos trai-
gan acá 21.900 combatientes y agregue
21.000 marinos.
Son 42.900 hombres los que cru-
zan el Atlántico en la más formidable
expedición jamás vista.
Y más tarde siguió enviando solda-
dos expedicionarios, comerciantes y co-
lonos, hasta un total de 5.645 hombres.
Para reconquistar la isla, Napoleón
envió a 58.545 franceses, dirigidos por
su cuñado, el general Leclerc, quien vino
acompañado de Paulina Bonaparte, más
25 generales de división y de brigada, y
veinte contralmirantes.
Toussaint Louverture hace frente a
ese ejército, cubierto de gloria en Europa
y en África. La armada creada para de-
fender la libertad se manchó de sangre
en Saint Domingue al luchar contra la
resistencia de un pueblo que ha jurado
salir de la esclavitud y por siempre ser
libre.
Los soldados de Napoleón mueren
por centenares en esta guerra de gue-
rrillas, y nuestros combatientes haitia-
nos, detalle increíble, se abren paso a los
acordes de La Marsellesa.
Leclerc, al darse cuenta de lo difícil
que le es triunfar en batalla, usa el arma
de la traición. Toussaint acepta una en-
trevista y cae en la trampa innoble. Lo
invitan a una reunión amistosa y, ape-
nas llega, es hecho prisionero.
Napoleón ordena que sea encarce-
lado en el Jura, Francia, donde lo dejan
morir de hambre y de frío el 7 de abril
de 1803.
De terrible fiebre negra muere Le-
clerc en 1802. Y es sucedido por el feroz
38 A Plena Voz
y sanguinario Rochambeau. No contaré
aquí los horrores cometidos.
La lucha continúa. El comandante
francés Lemonnier Delafosse nos cuenta
como testigo ocular de la batalla de Vertié-
res: «¡Qué hombres estos negros! ¡Cómo
sabían luchar y morir! Es preciso haber
combatido frente a ellos para conocer su
valor indomable en el peligro, cuando no
les era posible recurrir a la astucia. He
visto una sólida columna destrozada por
la metralla de cuatro cañones continuar
el avance sin dar un paso atrás. Cuantos
más caían, más parecía redoblarse el co-
raje de los otros. Avanzaban cantando
valientemente.
Al ataque granaderos. El que mue-
re, eso es cuenta suya.
Olvida tu madre. Olvida tu padre.
Al ataque granaderos.
El que muere, eso es cuenta suya.
Ese canto valía por todos nuestros
cantos republicanos. Tres veces esos va-
lientes avanzaron codo con codo, sin
disparar un tiro; rechazados en cada oca-
sión, no se retiran hasta que el suelo es-
tuvo sembrado de las tres cuartas partes
de sus tropas. Esos cantos, elevados hasta
el cielo por 2.000 voces al unísono, en lo
que el ronco estampido del cañón forma-
ba la base, producían un efecto sorpren-
dente. Esas masas profundas, marchan-
do y cantando a la muerte, iluminadas
por un sol magnífico, permanecen fijas
en mi memoria; cuarenta años después,
ese espectáculo grandioso y glorioso está
tan vivo en mi imaginación como cuan-
do lo presencié».
Rochambeau capituló la noche del
19 de noviembre de 1803.
«Del 14 de febrero de 1802 al 30 de
noviembre de 1803, es decir, en un lapso
de veintiún meses –escribe el mismo Le-
monnier Delafosse–, nuestro magnífico
ejército fue derrotado. Saint Domingue
era definitivamente de los negros. Fran-
cia la perdía para siempre.»
El primero de enero de 1804, en la
plaza de Armas de Gonaives, en presen-
cia de los generales y soldados haitianos,
de los representantes de toda la nación,
Jean Jacques Dessalines proclama so-
lemnemente la independencia de Saint
Domingue y adopta para el nuevo Estado
el nombre de Haití, voz arawak, una de
nuestras naciones aborígenes, que signi-
fica: ‘tierra de las altas montañas’.
Pudo exclamar Dessalines: «Sí, he
salvado mi país, he vengado a América».
A la Revolución haitiana le tocó la
gloria y el honor de proscribir una teoría
y una práctica de cuatro siglos que acep-
taba que un hombre fuera propiedad de
otro ser humano. Fue la Revolución hai-
tiana la que por primera vez en la historia
de la humanidad afirmara la igualdad de
todos los hombres.
¿No es mágico que este país, Haití,
sea la primera república libre de América
y la que va a ayudar generosamente a Si-
món Bolívar a forjar la tercera república?
¿Será que el hecho de escoger estos victo-
riosos patriotas una voz indígena de este
continente fuera para alcanzar juntos la
realización del sueño de una misma na-
ción unida en la igualdad?
Recalquemos las frases de Bolívar es-
critas al presidente Alejandro Petión: «Lo
digo desde el fondo de mi corazón, V.E. es
el primer benefactor de la Tierra. Un día
la América lo proclamará su libertador,
sobre todo los que aún gimen hasta por el
yugo republicano.
¡Acepte V. por anticipado Señor Pre-
sidente el voto de mi Patria!
En mi proclama a los habitantes de
Venezuela y en los decretos que debo ex-
pedir para la libertad de los esclavos, no sé
si me será permitido dar testimonio de los
sentimientos de mi corazón hacia V.E., y
dejar a la posteridad un monumento irre-
cusable de su filantropía.
No sé, digo, si debería yo nombrarlo
a V.E. como el autor de nuestra libertad.
Ruego a V.E. el manifestarme su vo-
luntad al respecto.»
Esto de pedir permiso para nom-
brarlo ocurre porque el Imperio español
había exigido a Petión que no ayudara a
la causa de la independencia de Suramé-
rica. No se podía proclamar toda la ayu-
da del corazón de Petión a la libertad de
nuestros países.
El Acta de Independencia de Haití,
cuyos signatarios eran «mulatos» en su
mayoría, y varios de ellos tan blancos
como cualquier francés, declaraba que
la esclavitud era abolida para siempre en
el territorio de la isla. Desde 1801, Tous-
saint Louverture en la Constitución que
había dado a la antes colonia rezaba lo
mismo: «No habrá más esclavos en Saint
Domingue».
Por haber sufrido la transportación
a este nivel de esclavizados desde su patria grande que traería el equilibrio del mun- el nuevo siglo y ALBA es el espacio más
milenaria en África hasta esta isla del Ca- do, que traería la felicidad y la justicia avanzado de esa lucha.»
ribe, traslado espantoso en todo sentido y basada en la igualdad. Las frases de este último párrafo
sufrida por todos los negros y mulatos de «En diciembre de 2004 Fidel Castro son tomadas de un texto de Emir Sader,
Haití, por la huella que deja este terrible y Hugo Chávez lanzaron el ALBA. Alter- y es que son muchos los pensadores con
desgarramiento en el ser interno del que nativa Bolivariana para las Américas. Un que contamos en América Latina, son
fue esclavo, todos ellos desde el primer mi- año después, en 2005, gana las eleccio- múltiples las fuentes de esta visión cali-
nuto de su independencia decretaron que nes Evo Morales en Bolivia. En abril de doscópica que nos hace mirar hacia un
todo ser será libre, al no más pisar territo- 2006 se adhiere al ALBA. En enero de mundo nuevo y mejor para los pueblos.
rio haitiano, nunca más será esclavo. 2007 gana Daniel Ortega en Nicaragua. Está Simón Bolívar, Fidel Castro, Hugo
«Al despedirme agradeciéndole En abril ocurre la 5º Cumbre del Alba en Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Nés-
todas sus bondades para con nuestra Barquisimeto, Lara, Venezuela. Contan- tor Kirchner, Jorge Gómez Barata, Alejo
causa, Alejandro Petión, abrazándome, do con la participación de René Preval, Carpentier, Reinaldo Bolívar, William
me dice: “¡Sólo le pido que libertéis a mis presidente de Haití, firmando acuerdos Ospina, Roberto Hernández Montoya,
hermanos!” Éste es el deseo más fervien- y con la ministra de Relaciones Exterio- Luis Britto García y Toussaint Louver-
te que anida en el corazón de Alejandro res de Ecuador, Mª Fernanda Espinoza, ture cuando nos dice: «Destituyéndome
Petión. ¡Saber a sus hermanos libres del dos países identificados con el espíritu solamente habéis derribado en Saint Do-
peso de la esclavitud!» del ALBA. En esta reunión celebrada en mingue [hoy Haití] el tronco del árbol de
Reflexionemos. La libertad de los Barquisimeto se creó un Consejo de Mo- la libertad. Renacerá de sus raíces, que
esclavos. ¡Cuán envenenadas estaban vimientos Sociales integrado al ALBA, son profundas y numerosas».
las mentes en este sistema colonialista que cuenta con un Consejo de Presi- En Haití y en Suramérica la con-
aun luchando por el ideal libertario! dentes y un Consejo de Ministros. signa es resistir para realizar el sueño
Esa petición le costará a Bolívar y ALBA se transformó en el nuevo de una gran nación, varias repúblicas,
a Sucre y a tantos otros la vida. Bolívar horizonte histórico de América Latina pero una sola gran nación de gente feliz,
no sólo pide la libertad de los esclavos ve- y del Caribe. En América Latina se deci- porque viven en igualdad, y por lo tanto,
nidos del África. Bolívar, luego de lograr de gran parte del futuro del mundo en en justicia y libertad.
con su mágica epopeya emancipadora
la independencia y la libertad a todos los
ciudadanos que componen las cinco na-
ciones, Venezuela, Colombia, Ecuador,
Perú y Bolivia, territorio que conforma
medio continente, comienza su serie
de decretos en los que pide les sean de-
vueltas las tierras y todos sus derechos
a nuestros hermanos aborígenes. Ya no
pueden ser considerados como deshe-
redados de sus tierras. Ya para Bolívar
no pueden nunca más ser considerados
como esclavos.
Pero los envenados siguen envene-
nando y en conglomerados de muertos
en vida imponen a estas tierras la des-
trucción de todo aquel ideal. Y comien-
zan por desacreditar al Libertador. Y de-
ciden que debe morir Sucre, su más fiel
y acreditado seguidor. Y de esta forma
hacen morir la fuerza interna de Bolí-
var, impidiendo que lleve a cabo la rea-
lización de sus visiones más preciadas.
Primero había tenido que cumplir con
la fase de las batallas liberándonos de la
opresión de ese Imperio que nos impe-
día la libertad para el desarrollo. Ahora
se iba a dar la integración y la unión de
todos nuestros países formando la patria

A Plena Voz 39
 Los jardines
desaparecidos
Primera entrega
Héctor Seijas
Al Norte se levanta el Ávila. Al Sur corre el
Guayre despojado de su verdor de sauces.
Al Oeste, Catia, sitio de los primeros
establecimientos. Al Este, la gran arteria
del futuro. Gentes de todos los países se
apoderan de ella. La Ciudad de los Techos
Rojos se encuentra hoy en la ruta de un
gran éxodo.
Enrique Bernardo Núñez
L
as Torres de El Silencio fueron el
símbolo de la moderna ciudad de
Caracas, hija del siglo XX. Una
ciudad de iluminadas avenidas
de asfalto y concreto bautizadas con
nombres alusivos a la potencia hegemó-
nica global, los Estados Unidos, nuestro
principal proveedor de mercancías y
deshechos industriales y culturales. Las
empresas petroleras y el gobierno norte-
americano ejercían una decisiva influen-
cia en la vida de los venezolanos. Desde
los programas de amplia difusión como
El Observador Creole, el informativo de
la Creole Petroleum Corporation, hasta la
40 A Plena Voz
harina y el laptovisoi distribuidos a sec-
tores depauperados de la población bajo
la rúbrica de la Alianza para el Progreso,
panacea contra la insurrección popular
concebida bajo los gobiernos de Betan-
court y Leoni (1959-1963/1964-1969),
aliados a sus altos panas, los Rockefeller
y los Kennedy, tutores del cipayaje adeco-
copeyano. La enfermedad pública se pro-
pagaba como una silenciosa gangrena,
apenas comenzada la llamada era de-
mocrática. Si fuera posible retroceder, tal
como sucede en las películas que trans-
curren a mayor velocidad, veríamos a
una multitud de hormigas locas despla-
zándose de un lugar a otro de América
Latina. Multitudes de perseguidos polí-
ticos, colombianos, en su mayoría gai-
tanistas; campesinos despojados de sus
tierras; indígenas mendicantes; afrocari-
beños sobrevivientes de las dictaduras de
los Duvalier y los Trujillo.
Para tener una idea aproximada de
estas masas en fuga que ayer y hoy han
coincidido en el mapa de nuestra ciudad
crucificada, y de la magnitud de la tra-
gedia continental que las mismas pro-
tagonizan, consideremos la acotación
del intelectual norteamericano Noam
Chomsky, al referirse exclusivamente al
caso de Colombia, república hermana
con la cual Venezuela comparte una ex-
tensa zona fronteriza: «Las principales
organizaciones colombianas de derechos
humanos calculan el número de despla-
zados forzosos en 2,7 millones, con un
incremento de mil desplazados por día.
Estiman que más de 350.000 personas
fueron expulsadas de sus hogares por la
violencia en los primeros nueve meses de
2002, más que en todo 2001. Se infor-
ma que los asesinatos políticos se eleva-
ron a veinte por día, doblando la tasa de
1998». La multitud de desheredados se
instala como puede, en cerros pelados y
quebradas que al poco tiempo se vuelven
nauseabundas, como las quebradas de
Catuche, Tajamar y Anauco, entre otras
que bajan del Ávila y desembocan en las
pútridas corrientes del Guayre. A estos
colectivos de desposeídos y sedientos se
suman nuestros hermanos venezolanos
de campos y montañas, ríos y lagos con-
fiscados, encochinados por las compañías
petroleras, como el lago de Maracaibo y la
mesa de Guanipa.
La avenida Baralt era amplia, con
aceras de pequeños mármoles azules y
verdes. Las viviendas de este sector de Ca-
racas tenían dos pisos y eran cómodas,
iluminadas de humanidad. Estas vivien-
das desaparecieron, o mejor dicho, las
transformaron en garitos, bares, areperas,
panaderías y burdeles. Promediaba el ter-
cer quinquenio puntofijista (1969-1974),
presidido por el soberbio intolerante Ra-
fael Caldera, cuando en las pantallas de
los televisores aparecía la imagen de un ex
guerrillero en mangas cortas. Agradecía a
la momia democratacristiana, santón del
Opus Dei y responsable de una biografía
muerta y sin espíritu sobre Andrés Bello,
la posibilidad de reincorporarse a la socie-
dad, sin cuentas pendientes con el pasado.
A pesar de todo, los copeyanos parecían
menos malos que los adecos, quienes
contaban, al cabo de diez años, con expe-
riencia suficiente en materia de torturas,
persecuciones y allanamientos. Cubanos
exilados de la gusanera batistera, agentes
de la CIA, ejecutaban secuestros y desapa-
riciones. Picanas y cigarrillos encendidos
que aplicaban a luchadores, intelectua-
les, artistas, poetas y activistas políticos a
manos de la Digepol, la policía política de
Betancourt, puta malévola cuya autén-
tica biografía –no las falsas, como las del
jesuita Arturo Sosa y el gordo Manuel Ca-
ballero– aún no ha sido escrita.
Como un signo alarmante de la en-
fermedad, en el transcurso de cinco déca-
das, es decir, hasta el momento en que re-
dacto estas líneas, las Torres de El Silencio
se convirtieron, lenta pero vorazmente, en
símbolo y monumento a la corrupción y la
enajenación de la vida, en todos sus aspec-
tos, para quienes tuvimos edad para ello,
durante la dictadura, disfrazada de demo-
cracia representativa, de los gobiernos de
AD y Copei. No se trata de achacar, facilo-
namente, los males colectivos, las eviden-
cias deplorables de nuestra salud pública
a una élite maloliente y dañada que llegó
a subastar el alma del país, a cambio de la
miseria que llevaba a cuestas. Pero la ma-
yoría de estos seres infectos como el trafi-
cante y traidor David Morales Bello, quien
entregó a Leonardo Ruiz Pineda, su com-
pañero de partido, a los asesinos de la Se-
guridad Nacional, protagonizaron y mo-
delaron una forma de vida, un estilacho,
un modo de existir que consistía, entre
otras cosas, en ser lambucios, consumis-
tas, comedores de mierda políticamente,
aunque quienes nos negamos a comer de
semejante materia bien la pagamos con
desempleo, exclusión y demonización, en
el mejor de los casos. Abundaban las ca-
lificaciones gratuitas pero esmeradamen-
te capciosas, como las de loco, resentido,
marginal y muertodehambre, rebuscadas
del arsenal ideológico del facio. Poetas, in-
telectuales, burócratas, figurines y vetera-
nos de la cuarta esgrimieron alegremente
tales adjetivos que, en ocasiones, lograron
su fin, el cual, consistía en la exclusión. Al-
gunos de estos lagartos hoy día hibernan y
conspiran a la sombra de las instituciones
con otra piel y otra escama roja, rojita.
Los adecos todo lo pintaron con pin-
tura de color blanco mierda. El Palacio de
Miraflores, el Palacio de las Academias,
la sede del Palacio Federal Legislativo, el
edificio de la antigua universidad, funda-
da por el Libertador. Hoy día se realiza un
minucioso esfuerzo por rescatar los deta-
lles de mampostería y relieves con colores
apropiados a la originalidad y particulari-
dad de los estilos arquitectónicos, pues se
trataba de una blanca ceguera, la de los
adecos podridos que contaminaron a bue-
na parte de la población; caso similar, en
cuanto a obnubilación de la conciencia, a
la ceguera infecciosa descrita en la célebre
novela de José Saramago: Ensayo sobre la
ceguera. Una mala leche de los dioses de-
rramada sobre nuestra bella tierra. La
maldición de algún profeta que sacudió
sus sandalias frente a los muros de nues-
tra amada ciudad.
Salvador Garmendia, autor de la no-
vela Los pequeños seres, entre otras obras su-
yas cuyo músculo cardíaco palpita en Ca-
racas, sostiene que se trata de una ciudad
que nunca termina de construirse, algo tan
válido para cualquier ciudad del planeta
cuyo espíritu y materia vibren bajo el peso,
y el paso, plural de la multitud. No obstan-
te, en Caracas, el paisaje urbano, como
referencia fragmentaria de la memoria es-
pacial y temporal de sus habitantes –de los
pequeños seres–, permite, o mejor, nos per-
mite, una visión, es decir, una percepción
secuencial, siempre en busca de significa-
dos, de la construcción, la deconstrucción
y la reconstrucción del hombre a partir de
una lectura de los signos y los símbolos dis-
persos en el seno de la vida social.
Los pequeños seres carecen de me-
moria o, al menos, aún no la han reco-
brado. No son dueños de ninguna ruta
que los lleve a una ciudad prometida. El
extravío, en medio del panorama retorci-
do de las avenidas colapsadas, se advierte
como un suceso interior y exterior a Los
habitantes, otra novela de Salvador dedica-
da a observar, escrutar con la mirada del
noveau roman, la costra omnisciente que se
propaga en cada párpado fronterizo como
una pústula contagiosa. El viaje, el éxodo,
a través de la ciudad, se cumple, se verifi-
ca, en dos dimensiones complementarias,
una visible y la otra (in)visible. Existe una
gramática profunda de la ciudad, ajena a
la contaminación visual y a la desorde-
nada masa que arremete furiosa contra
los muros simbólicos. Para esta masa de
pequeños seres, lo subterráneo y lo super-
ficial se complementan como el ying y el
yang de una ciudad remota, perdida entre
vidrios rotos y pipas de crack. Una gramá-
tica profunda que no tiene autor que re-
clame la veracidad de su alfabeto, incon-
cluso, siempre a punto de terminar en un
antes y un después, sin alfa ni omega.
Al pie de la quebrada de Catuche,
en el sector La Toma, Puerta de Caracas,
existía un caminito de piedra que
rodeaba la ladera hasta llegar a un pozo
custodiado por líquenes y fragancias de
musgo. En la ocasión de ofrecerme la
oportunidad de una entrevista, Aníbal
Nazoa me contaba que allí, entre
Mecedores y La Pastora, en medio de
una especie de boca abierta en la falda
del monte, por donde se derrama el
agua cristalina y medicinal de Catuche,
había monos. La gente, añadía Aníbal,
no le creía. Hará cosa de cuarenta años,
sostenía. Había monos y seguramente
pequeños venados y peces y lapas
ocultas detrás del verdor húmedo, pues
Caracas es una ciudad húmeda. Cruzada
por corrientes de aguas superficiales y
también subterráneas. Un valle en lo
que pareciera haber sido un lago, antes
de las glaciaciones, antes del español y
el perro de presa. Antes, muchos antes,
cuando el tiempo era mito. Hubo un dios
llamado Amalivaca, padre fundador de
las culturas arawakas y caribes. Un dios
que navega y remonta las aguas luego de
un gran cataclismo que reconfigura la faz
del planeta y separa continentes y eleva
montañas gigantescas que surgen de un
día para otro desde el fondo del mar.
A Plena Voz 41
VOCES DE LA CALLE 1900
(Fragmentos)
Me pregunto:
En qué parte se derribaron los últimos árboles,
Tractores, palancas de acero, hechicerías del progreso
Cuando mis amigos doblaron hacia las aguas
profundas
Y aquél extirpó corazones de novias en los laboratorios
del tiempo.
Cómo podré vivir; volver sin aturdirme
A esta edad donde todo se demora.
Cómo podré hacer contacto con esos huesos del rebaño
Para que suenen y canten con poder y esperanza
Si no manejo el símbolo, la tierra y esos árboles lejos
del jardín.
Cómo podré si todo se quita, como se quita la peste
—Hasta la vida que reclama y no se inclina—
Y si apenas nos estamos asomando a las ventanas
Un viento fuerte nos vuela la risa como sombrero.
Y esa fase íntima de tu desnudez
Tierra mía Santiago de León de Caracas
En qué raya de tus autopistas
Vi a los ancianos caminar como animales marinos
Y no dije nada en mi casa.
Días que he vivido con soltura y a la vez con desacoplo.
Aquí dejo estas preguntas sin importarme respuestas.
Brinquemos el charco.
Por los momentos la vista
A un valle donde comenzamos a envejecer, zanjas
Y algo así como un páramo de antenas:
Urbanizaciones iluminadas
Parecidas a campos de béisbol, susurros de mujeres
Rezando para que paren las estadísticas
De bólidos retorcidos en las carreteras, pieles humanas
Tasajeadas en la morgue de los hospitales
42 A Plena Voz
WILLIAM OSUNA
Reposando en las neveras como duro cuero de timbal,
Sílabas de humildes amaneceres, puentes de rabia,
Y el esplendor del día clavado como nítida limosna.
Y yo manifesté al principio de toda piedra
En el espectáculo de los vientos caídos:
Esta ciudad no me pertenece. Mi pasión saluda a las
amazonas
Da invitaciones indescifrables y se marcha.
Lavé mis manos.
Ciudad de los mármoles y de fría bóveda,
Ciudad donde todo termina
Íngrima, ciudad
Prueba este brebaje de vida.
Ayer, cerrado como la boca de un muerto
Di todo mi amor por ti
En la promesa de resucitarte: bebido
Y con sueño llegando a casa en el carrito
Por puesto 6 a.m limpio de bolsillo
Como siempre haciendo «S».
Caracas, éste es tu timbre de sollozos
Tu sombra de cabra que respira y aguanta.
Caracas, vaga esperanza, no te pierdo de vista.
Rosa de los vientos cuyo parloteo es una pena infinita:
Las mismas oficinas, los mismos años,
Murmurando, blasfemando.
El mismo codazo en pleno rostro,
Libros de contabilidad, narices rotas, los nombres
Y el aliento crucificado de mis contemporáneos:
Todo aquel voltaje sobre mi cabeza
Suceda lo que suceda será como borrachera exótica.
Entre adioses, crímenes, amores, mujeres rociadas
Con ron, es preciso comenzar.
Vivo con un canto donde todo se aleja
Y eres estéril granja de frenéticas memorias.
III
Peleando con el demonio de la soledad con un palo
de escoba en estólidos cubículos
No te equivoques se fueron los años 60, 70 y el 80
Los que de mí se burlaron lanzados en sus escalafones
Es una carreta de gitanos ida por los cables de la
Dijeron contra los gritos de la fama:
pelazón.
Mejor es espantar al ruiseñor
Te acompañan las abiertas copas de los malditos
Los que subieron en espiral a los muslos de la noche
Y los sucesos de una causa que alguien
llevando
Llamó justa
La rueda loca de sus miserias verbales suplicando
Por eso el resplandor y esta vencida adolescencia.
coitos eternos
En el callejón de la podredumbre hondos de sol y
No abandones No digas adiós país de las cuatro
con licor atravesado
colas.
Junto a la pasión de las encías
Hay un sitio donde somos los últimos
Los que se fueron por los barrancos del alma con los
En cerrar las puertas de esta urbe.
ojos incendiados
En las barras dejando una polvareda de ron
Espantosas tinieblas
Los que se parecieron a Baica Dávalos murieron y
Todo se resuelve allí.
resucitaron
En una especie de azul eléctrico tirando a electroshock
Como un viajero que no encuentra lugar
Los que encontraron a esta ciudad tirada en un
Y entrega su rostro en las numéricas llagas,
basural por las afueras
vagamos.
De Petare entran con sus antorchas encendidas
Saludan y dan la voz de
Nuestro encanto consiste
Alarma para los inicios.
En perdernos
Del duelo y la imagen
De estas formas planetarias.
Este valle esta mirada
Su río el único.
Nel mezzo del Cammin de nostra vita
O casi tan viejo
Como la edad de Luis Camilo
IV
Veo pasar a los doce meses más crueles del año.
Río escrofuloso, bufón, ilumíname.
Lo que perdí, lo tuve: Princesas de Tucupita,
Difíciles han sido estos meses para mí.
Oro en las barajas, labios, rodillas, sexos infinitos
No soy nadie y no me importa.
Y un pedazo de papel higiénico.
Vaporosos recuerdos vienen y cuento:
No deseé las rocolas del amor
«De este pueblo sólo quedan cuatro piedras blancas
Ni la mitad de una gallina decapitada
Y aquella estaca de regular tamaño
Escrito estaba en las plumas de la alianza
Yo lo quemé con una mediajarra, estopa
Este país de vacilantes ruinas
Y gasolina a los doce años y seis meses. De ellos son
Era una extraña locomotora
testigos
Que silbaba en mi cabeza y se ahuyentaba
Este diario y lo único sobreviviente de esta catástrofe:
En estridentes lamentos.
Dos zapatos calcinados, trompas arriba, en medio
De la desolación
Testimonios del mañana en largas letanías
Yo nací ahí».
Misteriosos rumores, detalles, inventarios del
desastre
Mientras le doy un mordisco a la prosa
Guaire River que no viene del cielo
Una multitud que crece en números incontenibles
Dormitorio de carne que se levanta
Me abarca: única es la ley de los ladrones
Entre las aguas fétidas
Y escaso el oro de los vasallos.
Beso opaco corte urbano
Al tronco desvalijado
Los que volaron raudos en sus automóviles hacia
Caída y semejanza de lo nuestro
las tormentosas desesperanzas de la humanidad
Tus aguas entran en su cauce
Los que detectaron a la ciudad perdida en una gota
Igualitas al templo social que no veneramos
de gas
Vuelan y acarician el rostro ciego
Los que entraron en conflictos y se sometieron a las
De este valle profanado.
dietas Krishnas

A Plena Voz 43
 Felipe Pirela
el «bolerista de América»
Ese bolero es mío
Desde el comienzo al final
¡Qué importa quién lo haya hecho!
Es mi historia y es real
Mario de Jesús
L
e conocí antes de ingresar a la
Billo’s Caracas Boys y ocupar
el sitial que míticos cantantes,
como Rafa Galindo, Miguel Bri-
ceño o Alcy Sánchez habían ostentado
como boleristas estrellas de la orquesta
del maestro Billo Frómeta. A eso de las
2:00 de la tarde le veía pasar, rumbo a la
parada de autobús, con un maletín, como
quien va para el colegio. Bajaba del case-
río en el barrio San Miguel, en La Vega de
mi infancia, donde aún vive una herma-
na de su madre. Su estadía fue corta en
la parroquia, porque pronto, demasiado
pronto, copó los espacios musicales del te-
rritorio, su nombre se regó por toda Amé-
rica Latina y fue conocido Felipe Pirela
como el «bolerista de América».
Podría, como lo harían otros, lanzar-
me con una biografía completa del can-
tante marabino. Decir, entre otras cosas,
que nació un 4 de septiembre de 1941 y
que fue bautizado como Felipe Antonio
Pirela Morón, siendo el hijo número ocho
de la pareja conformada por Felipe Pirela
Monsalve, albañil de profesión, y Lucía
Morón de Pirela, ama de casa y comer-
ciante, además de aficionada a las expre-
siones artísticas. Pero todos estos datos,
bastante precisos, los pueden encontrar
en la página web de Wikipedia. Me ceñiré
al Pirela de mis recuerdos, el de mi niñez,
cuando su voz me sirvió para enamorar-
me por primera vez.
El ascenso de Felipe Pirela en el
mundo musical fue vertiginoso. Su voz,
acompasada y nasal, melancólica y que-
josa, se ubicaba en ese espacio definitiva-
mente único, reservado para melómanos
muy particulares. No se trataba del tim-
brado y educado estilo de Rafa Galindo
o del caribeño cantar de Alcy Sánchez;
44 A Plena Voz
ÁNGEL MÉNDEZ
mucho menos se le podía comparar con
el lírico Alfredo Sadel o con el meloso Lu-
cho Gatica. Lo de Pirela es algo más po-
pular, poseedor del «tumbao» de Daniel
Santos o Julio Jaramillo, quienes bien
servían para desalojar a la pérfida de
cualquier corazón abandonado. Como el
mío en su momento, que era infantil, es
cierto, pero corazón al fin. Por allí iba la
cosa y el pueblo lo aceptó.
La hegemonía del bolerista queda
centrada en los años sesenta, cuando
el maestro Billo dio inicio a los famosos
«mosaicos», popurrí de canciones donde
antes de las guarachas se cantaban los
boleros. Cheo García, Felipe Pirela y Joe
Urdaneta primero, más tarde Memo Mo-
rales, quien se convertiría en el máximo
representante del bolero moruno, com-
binación de bolero y pasodoble que bien
supo mezclar en Cuba el guajiro de pro-
cedencia hispánica Leopoldo Ulloa en los
alrededores de 1950.
En esos años sesenta, los países
anglosajones bombardeaban con The
Beatles, The Rolling Stones, Joe Cocquer,
Steve Wonder, Janis Joplin y tantas lumi-
narias que conformaron un movimiento
juvenil que habría de hacer historia en
todos los sentidos. Era el momento de la
contracultura, protestar contra lo esta-
blecido. Los hippies tragándose un país a
punta de flor, marihuana y sexo.
Por otro lado, los latinos empujaban
con su música en Estados Unidos. Mario
Bauza y Machito trataban de imponer el
ritmo cubano fusionado con el jazz para
satisfacer el gusto de los estadouniden-
ses, un tanto hartos de las orquesta de sa-
lón. Los pioneros de la rumba en la casa
del Tío Sam, padres de lo que años más
tarde denominaríamos «salsa», gracias
al gusto musical de Phidias Danilo Esca-
lona, quien en nuestro país intentaba en
vano cambiar el gusto de los melómanos
que adoraban a la Billo’s y a Los Meló-
dicos de Renato Capriles. El asunto era
«pulir» la hebilla y nadie mejor que ellos
para lograr el acercamiento. Intentar el
«baile de ladrillo» en los bailes sabatinos.
Mientras la Revolución cubana se asen-
taba y sus detractores iniciaban la gue-
rra mediática a través de documentales
exhibidos en locales como el Club de La
Vega, donde se juraba que los barbudos
habían llegado para comerse a los niños
en América Latina. En medio de todo
este «arallé», Felipe Pirela me aseguraba
que «Tú, únicamente tú, eres el todo de
mi ser, porque al faltarme tu querer, me
muero de inquietud…»
Pero, contrario a lo que se dice, Pi-
rela no se inició como profesional de la
canción con Billo, sino con Los Peniques,
una orquesta afincada en Maracaibo,
pero que se presentaba con frecuencia
en el recordado show de Víctor Saume, a
las 12:00 del mediodía por Radio Cara-
cas Televisión. Con esta poderosa agru-
pación dirigida por Jorge Beltrán, Pirela
grabó apenas dos canciones. Compren-
dió que con Los Peniques tenía poco
futuro al ser uno de los cinco cantantes
que conformaban la planta: Víctor Pi-
ñero, Chico Salas, Ada Vizuet y Tonny
Izaguirre.
Su ingreso a la billo’s
Luis María Frómeta Pereira regresó
a Venezuela para reagrupar su orques-
ta, la Billo’s Caracas Boys. Líos de falda
lo habían alejado del país. Regresó con
un prestigio bien labrado en los salones
de baile del jet set caraqueño y se dedicó
a escoger a los mejores. Dicen que escu-
chó cantar a Felipe en un baile y le citó
para una audición. Fue contratado jun-
to con otro marabino de nombre José
Rafael García, mejor conocido como
«Cheo». José de la Trinidad Urdaneta,
«Joe», se uniría a la orquesta en 1962
para conformar el trío de cantantes más
famosos de la época. Cada surco de los
LP grabados era éxito. La fama de Felipe
crecía y crecía.
Algunas profesiones facilitan el sa-
bor de la fama con demasiada facilidad.
La mayoría de sus protagonistas, está
probado, no están preparados para ello.
Se cuentan los jinetes, boxeadores, tore-
ros y cantantes. A Felipe le llegó en ava-
lancha. Uno, que estaba pendiente de
lo que hiciera, puede dar testimonio de
ello. En cada presentación las entradas
se agotaban y había que cuidarlo de las
fans, quienes se desvivían por el more-
no de ojos achinados. «Tenía ahora una
legión de seguidoras importante, pues-
to que el bolerista más popular hasta
entonces (el venezolano Alfredo Sadel)
abandonaba su país natal y se dedicaba
al canto operático. Tanta era la popu-
laridad adquirida por Pirela que, en el
programa de radio que tenía entonces
Billo Frómeta, la mayoría de las cartas
destinadas a dicho programa eran diri-
gidas directamente al joven artista. Su
popularidad llegó, pues, a opacar la del
propio Frómeta».
Pirela, a espaldas del maestro Billo,
recibe ofertas de México para grabar un
LP. Billo se disgusta, tiene un altercado
con Pirela y éste decide renunciar. Eso
ocurrió en 1963 y es el mismo Pirela
quien le da la alternativa a un joven bo-
lerista que venía calando en el ambien-
te, proveniente de una agrupación de
música juvenil, Los Zeppy. Ese bolerista,
sustituto del «bolerista de América», fue
José Luis Rodríguez.
Auge y caída
Queda Pirela como «agente libre».
Quienes le seguíamos supimos de sus
andanzas por otras naciones. Comienza
a recibir ofertas, entre ellas la del boricua
Tito Rodríguez. También Chucho Sanoja
y Renato Capriles se muestran interesa-
dos. José Pagé, presidente de Velvet de
Venezuela, le ofrece un contrato que no
duda en aceptar. Se marcha a México y
es allí donde se le bautiza como el «bole-
rista de América».
En 1964 regresa a Venezuela y
toma una decisión que ha de lamentar
hasta su muerte. Se casa con su novia y
admiradora Mariela Montiel Prieto, diez
años menor que él. Concibe con ella a
su única hija, Lennys Pirela Montiel. El
matrimonio va de mal en peor y en 1966
se divorcia bajo condiciones desventajo-
sas impuestas por la familia de ella, he-
cho que marcaría a Pirela para siempre.
Entonces, su ex esposa fue protagonista
de declaraciones en diversos medios im-
presos que desprestigiaban al cantante y
ponían en duda su conducta sexual. Con
base en esta experiencia desafortunada,
Pirela compone su primer tema titulado
«Injusto despecho», incluido en su ál-
bum homónimo de ese mismo año.
Asesinato
Sumido en una fuerte depresión,
víctima de un injusto escándalo y con
su decepción a cuestas, Pirela decide
marcharse de Venezuela y se radica en
Puerto Rico. Su fama y prestigio ad-
quiridos le permiten abrir las puertas
de Hispanoamérica. En su exilio graba
el LP Entre tu amor y mi amor, que ad-
quiere impresionantes cifras de ventas
traducidas en reconocimientos artís-
ticos. Al tema promocional que da tí-
tulo al disco se suma una seguidilla de
éxitos. A pesar de ello, el mal ya estaba
hecho. Desmoralizado y socavado en
su orgullo, sufre una nueva depresión,
transitando senderos inesperados que
igualmente disminuyen el intenso brillo
de su estrella. En San Juan, destruido
por el alcohol y la droga, comienza a
cantar en locales nocturnos de dudosa
reputación.
Así llega la fatídica noche sabatina
del 1 de julio de 1972. Según cuenta la
leyenda, culmina su presentación en el
bar El Molino Rojo con el bolero «Som-
bras». Se despide del dueño del local, su
amigo el ex pelotero Roberto Vargas, y
emprende el regreso a su casa por la calle
La Rosa, en Isla Verde, pero es intercep-
tado por un sujeto de mala reputación,
sobrino de Guillermo Portabales, con
quien al parecer mantenía una deuda.
Lo cierto es que Pirela discute con el su-
jeto y una certera bala extingue la luz de
su existencia casi de inmediato. No llegó
con vida al Centro Médico de Río Piedras,
a donde fue trasladado por algunos tran-
seúntes que intentaron auxiliarlo.
DISCOGRAFÍA CON ORQUESTAS
1960 Carnaval con Los Peniques
1960 Paula
1960 Comunicando
1961 Canciones de ayer y hoy
1961 Tres regalos
1962 25 años de Billo
1962 Esta noche Billo
1963 Billo en fonograma
1963 Mosaico 10
COMO SOLISTA
1963 Un solo camino
1964 Únicamente tú
1964 Entre tu amor y mi amor
1965 El bolerista de América
1965 Sin ella
1965 Sombras nada más
1965 Felipe... sigue de frente
1966 Pirela y sus éxitos
1966 Cuando vivas conmigo
1966 Injusto despecho
1966 Mosaicos románticos
1966 Recordando
a Rafael Hernández
1966 Dios sabe lo que hace
1967 Canta Felipe Pirela
1967 Felipe interpreta a Manzanero
1967 Boleros con guitarras
1968 Lo que es la vida
1969 De todo soy capaz
1969 Un poco de mí
1970 Tu camino y el mío
1970 Aquí mis éxitos
1972 Encadenados
1972 Volvamos a querernos
1972 El adiós del inmortal
PARTICIPACIONES
1961 Guaicaipuro de Oro 1960
1962 Guaicaipuro de Oro 1961
1964 Hit Parade de Navidad
A Plena Voz 45
 Saca tu cuenta… con las publicaciones

LIBROS: VALIOSAS HERRAMIENTAS PARA EL APRENDIZAJE Y LA CULTURA

La Fundación Editorial El perro y la rana se crea en el año 2006 ante la
necesidad del Estado venezolano de poder contar con una editorial nacional, de perfil masivo
en cuanto a sus ediciones y de una fuerte impronta popular. De una fuerte naturaleza inclu-
yente, entre cuyos propósitos destaca la posibilidad de difundir las publicaciones a un
amplio y mayoritario espectro de la población, los libros tienen un costo que no
sobrepasa 5 Bs. fuertes.
Los antecedentes inmediatos a la creación de esta editorial están en la edición de la serie
Biblioteca Básica Temática (2004), formada por títulos con temas de interés
general abordados por escritores, poetas y artistas comprometidos con la misión de educar y
elevar el nivel cultural de los ciudadanos. Este esfuerzo se cuantificó en 25 títulos, con un tiraje
de 25 millones de ejemplares, los cuales fueron distribuidos de manera gratuita en el país.
Con esta nueva política editorial se ha logrado la incorporación de un considerable número
de escritores y escritoras que no tenían donde publicar. Para ello se estableció un certamen o
concurso: Cada día un libro. En el Primer Concurso ganaron 169 títulos y en el segun-
do concurso, celebrado el año 2006, fueron galardonados un total de 87 títulos.
Al sol de hoy, la Editorial El Perro y la rana cuenta con un equipo integrado por más de 100
personas, entre lectores, correctores, diseñadores, redactores, investigadores y traductores
que garantizan un modo de producción basado en la autonomía de recursos, tanto humanos
como tecnológicos. A este respecto, valga mencionar la creación de la Imprenta
Cultural, bajo cuya responsabilidad publicamos un tiraje anual que alcanza los mil
títulos. Esta institución está en capacidad de imprimir 20 millones de ejemplares este año.
Como también hay que señalar el apoyo que brinda la Distribuidora Nacional
del Libro, la cual cuenta con la capacidad de establecer acuerdos con distribuidores y
libreros nacionales e internacionales. La Red de Librerías del Sur, se integra
a este esfuerzo con la distribución y venta de las publicaciones a través de las 52 librerías en
todo el ámbito nacional.
Más allá del día a día que impone el oficio editorial, esta babel de números concluye hasta el
presente en una sumatoria que totaliza la cantidad de más de 33 millones de publicaciones,
entre libros y revistas, editados desde el momento en que se dio el firme pasó en producir
ediciones masivas, económicas y accesibles para nuestro pueblo soberano.

SACA TU CUENTA Mil doscientos títulos han sido publicados

por las veinticuatro imprentas regionales
EDICIONES MASIVAS
18 colecciones conforman el catálogo de la
La editorial El perro y la rana edita
anualmente más de mil títulos 25.000.000
De la Biblioteca Básica Temática se distribuyeron
editorial para asistir a los lectores diversos en
sus intereses, edades y compromisos
gratuitamente 25 millones de libros en el país. Los

+33.000.000
De publicaciones, entre libros y revistas, se han
títulos de esta serie se refieren a temas de interés
general: organización social, ambiente, geopolítica,
historia lectura, sexualidad, fronteras, etc.
4.300.000
4.300.000 ejemplares de A Plena Voz, la principal
producido a través de la principal editorial del Estado revista de pedagogía política y cultural de Venezuela,
Venezolano de carácter masivo: El perro y la rana
5.000.000
5 millones de libros para las Bibliotecas Populares de
han sido distribuidos de manera gratuita

1.500.000
La obra “Los Miserables” de Víctor Hugo, se editaron
los Consejos Comunales. Cien títulos posee
la colección 60.000
Día - Crítica revista dedicada a la crítica cultural ha
1.500.000 ejemplares distribuidos en las misiones
culturales y educativas, como la Misión Robinson
y la Misión Ribas, abocadas a la alfabetización y
1.000.000
A través de la operación Dulcinea se editaron un
publicado 60.000 ejemplares

promoción de la lectura millón de libros de la obra insigne del idioma

castellano: Don Quijote de la Mancha. Se repartieron
en todas las plazas Bolívar de nuestra geografía
46 A Plena Voz
de la Editorial El Perro y la Rana
LIBIA GUERRERO CASTELLÓN

FOTO: DAVID DÁVILA

Los Ríos Profundos

COLECCIONES
Literatura Universal. Entreverado
Interés General. Series Fogones, A campo abierto, Parajes y
Poesía del Mundo travesías, Umbrales, Brújulas, De cuerpo y Alma y Saberes
Poesía Universal.
Ancestrales.
Alfredo Maneiro Trazos y Testimonios
Política y Sociedad.
Series Biografías, Diarios, Epístolas y Relatos de Viaje.
Poesía Venezolana Historias
Series Clásicos, Contemporáneos,
Series Historia Universal, Historia de América Latina, Historia
Antologías, Breves y Caminos que andan.
de Venezuela, Historia Regional y Local, Historia de la Vida
Páginas Venezolanas Cotidiana y Teoría y Método.
Narrativa venezolana.
Poemas Urgentes
Heterodoxia Poesía de denuncia y crítica socio-política.
Pensamiento filosófico, antropológico,
científico, pedagógico e interdisciplinario.
Paulo Freire
pedagogía y didáctica.
Premios Nacionales Estrategias de lectura
Monografías sobre los Premios Nacionales en el área Cultural.
libros destinados a los facilitadotes de talleres de lectura y
Entrada Libre escritura.
Dramaturgia.
Cada Día un Libro
Caminos del Sur colección producto del Certamen Mayor de las Artes y las Letras.
Literatura Infantil. Publica especialmente a autores inéditos.
Armando Reverón TaimaTaima: dedicada a recoger la literatura indígena en
Arte en general: música, plástica, danza, cine, fotografía, su lengua originaria.
nuevos medios, etc.

LECTORES OPINAN
Gustavo Silva Salas -Profesor universitario, economista e historiador
Esta editorial pone alcance de todos libros que creo no son posible publicar por otra editorial. Muchas
de sus publicaciones son títulos que dejaron de circular y se han rescatado para la lectura masiva y
reflexiva. Los precios son maravillosos. Es un esfuerzo editorial que no se debe perder, sobre todo por el
empeño en promover la lectura, “quien no lee pudiera estar más perdido con respecto a quien lee”.
Edgar Laguno. Técnico en Ingeniería Civil
Son libros magníficos, buenas ediciones y precios accesibles. Además colecciono la revista A Plena Voz,
publicación de esta editorial la cual considero muy buena por los temas que trata y por la profundidad
como los aborda. Les deseo que sigan mejorando si es posible mejorar algo que está muy bien.
Marianel García. Docente
Los precios de los libros son muy buenos en ese sentido son accesibles para la mayoría. Es una excelente
editorial ojala se multiplique y se puedan conseguir los libros en todas las librerías del país.
Nelson Ochoa. Economista
Siempre estoy comprando libros. El valor de libro está en el contenido y no en el precio. Sin embargo, hay
que destacar el esfuerzo que está realizando la editorial al colocar muchos libros a precios muy bajos lo cual
permite su acceso masivo. espero que esta iniciativa se mantenga en el tiempo espero que esta iniciativa se
mantenga en el tiempo.
Alfonso Rivero. Electricista. Pensionado
Los libros que publica esta editorial son muy interesantes. He leído algunos de temas de actualidad, muy
vitales para poder estar informado y preparado en estos tiempos. Me gustan mucho los títulos de interés
político, porque ahora si estamos participando. Afortunadamente la democracia representativa desapareció
para dar paso a un sistema participativo. Por otra parte, los precios son estupendos. Con “la lectura el pueblo
sale de la ignorancia”.

A Plena Voz 47
48 A Plena Voz