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James Petras
Sociólogo estadounidense. Investigador de la Universidad de Binghamton, NY

• Las relaciones USA – Latinoamérica

• Presentación del libro Globaloney. El lenguaje imperial, los intelectuales y la


izquierda, de James Petras
Panelistas invitados David Viñas y Eduardo Pavlovsky/ Charla a cargo de James Petras /
Debate con el público.

• Los intelectuales, Cuba y los Derechos Humanos (Conferencia en La Casona,


Buenos Aires, mayo de 2003)

• Waterman responde al artículo de Petras

• Cuatro bloques de poder

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Las relaciones USA - Latinoamérica

Durante algo más de década y media Washington y Wall Street han estado celebrando
una nueva era en las relaciones EE.UU.-Latinoamérica. Nos estamos refiriendo a que la
combinación de mercados libres y elecciones libres ha transformado la región en un
“mercado emergente” donde los inversores y hombres de negocios pueden tener éxito,
los ciudadanos ejercer elecciones libres y la prosperidad ser compartida.
Habiendo eliminado los desafíos revolucionarios en América Central y asegurado
regímenes políticos favorables a las políticas de libre mercado, Washington y Wall
Street han procedido a cosechar los beneficios de esa nueva era sin gran publicidad ni
mucha preocupación por las consecuencias para la región. En una palabra, mientras
Latinoamérica funcione como una máquina estable de hacer dinero para los banqueros y
grandes empresas de EE.UU., sin que se vean perturbados por crisis graves o por
protestas populares, Latinoamérica estará relegada a las últimas páginas de la sección de
noticias. En la sección de economía de los periódicos, las grandes ofertas y las subastas
de empresas públicas rentables (privatizaciones) atraen alguna atención, de la misma
forma que lo hacen las altas tasas de rentabilidad de las inversiones empresariales, la
clasificación de los bonos, los tipos de interés, los niveles de reservas exteriores y las
fluctuaciones de los mercados de cambio. De hecho, la idea de Latinoamérica como un
“mercado emergente” ha excluido de la discusión a la gran mayoría de la gente
trabajadora, así como las relaciones políticas, culturales y sociales que definen la región.

Las agendas “neoliberales”


Con objeto de comprender el alcance y sentido de los beneficios estadounidenses
durante los 20 años de bonanza en Latinoamérica, nos proponemos analizar las
relaciones económicas específicas entre EE. UU. y Latinoamérica; es decir, las
relaciones comerciales, de inversiones, préstamos y royalties. Los beneficios
empresariales estadounidenses han sido multisectoriales, prolongando y aumentando las
tasas de ganancia de los periodos previos. Los beneficios han sido tanto específicamente
sectoriales como sistémicos o internos, en el sentido de que no sólo los bancos
mejoraron sus márgenes de beneficio, sino que también la balanza de pagos de la
economía estadounidense fue ampliamente mejorada.
Lo que comenzó como una “crisis” en las relaciones financieras EE. UU.-
Latinoamérica (la llamada crisis de la deuda de 1981-82) fue convertida literalmente en
una oportunidad de oro para que los intereses de la banca y empresas estadounidenses
apalancaran y accedieran de una forma sin precedentes a los mercados
latinoamericanos, a sus recursos, bancos (y ahorros locales) y al trabajo, bajo
condiciones enormemente ventajosas; es decir, con costos laborales reducidos (gracias a
las devaluaciones), desregulaciones comerciales y monetarias, y tipos impositivos
favorables.
Los beneficios sectoriales y las ventajas estratégicas de la posición económica global
que gozaba EE UU reforzó el gran interés en sostener las agendas “neoliberales” en
Latinoamérica. Esto requirió que Washington apoyara a las élites latinoamericanas
frente a la insatisfacción popular general que provocaban los resultados
socioeconómicos de las políticas de Libre Mercado.
La política económica estadounidense hacia Latinoamérica es casi exclusivamente
definida por los intereses de las 500 empresas que aparecen en la revista “Forbes”, los

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mayores bancos y empresas multinacionales estadounidenses que suministran la
enjundia y el contenido a la de otra manera vacua retórica de la “globalización”.
La lógica de la expansión financiera y empresarial estadounidense; es decir, la conquista
y consolidación de cuotas del mercado latinoamericano conduce o lleva a inversiones
crecientes en “mercados de derivados” y a la enorme expansión de capital especulativo
en la economía de papel. Así, mientras los préstamos e inversiones en Latinoamérica
crecen, el ámbito y profundidad del mercado real (consumidores y productores) se
reduce. Los primeros inversores obtienen altas ganancias sobre la base de la entrada de
los últimos inversores que inflan el valor de las acciones y bonos por encima de su
capacidad de ganancia real. En cuanto los principios o fundamentos económicos vayan
mal, el boom artificial se debilitará con el primer signo de que las altas tasas de
ganancias de los primeros inversores se estuvieran agotando. El resultado será el
comienzo de una precipitada caída en los beneficios, intereses, dividendos y ganancias
especulativas de los inversores privados. Esto no será meramente un fenómeno de
“boom y ruina” sino esencialmente el colapso de un “esquema tipo pirámide” que, sin
embargo, arrastra con él a las “inversiones productivas normales” que se hayan
producido en la industria, minas, comercio al por menor, etc.
La crisis de los 90 ha afectado la tasa de beneficio de las 500 empresas Forbes y a sus
ingresos agregados, acarreando distintas consecuencias negativas para las cuentas
exteriores de EE UU, ya cada vez más fuera de equilibrio en Asia.
Lo que la mayoría de los expertos financieros y economistas convencionales de
prestigiosas Universidades describen como “fundamentos o bases saneadas”
(“economías reformadas”, libre convertibilidad, privatización de la empresa pública,
eliminación de los controles de cambio, etc.) que facilitan la entrada a gran escala del
capital extranjero para financiar el crecimiento, fueron precisamente las condiciones que
minaron y desarticularon las economías latinoamericanas llevándolas a una crisis más
profunda. Las inversiones de cartera a gran escala expandieron las reservas
latinoamericanas pero aceleraron el colapso: la entrada fácil lleva a la salida rápida.
La lógica del capitalismo de libre mercado es una sociedad depauperada como
condición para las entradas de capital exterior a gran escala y un colapso interno o
sistémico ante las salidas de capital. Por encima del camino de la parábola del libre
mercado surgen distintos ganadores y perdedores. Los ganadores tienen estrechas
relaciones con los principales arquitectos del modelo de Libre Mercado (incluso aunque
al final los ganadores acaben devorando a sus propios hijos).

Quiénes ganan y quiénes pierden (1989-1999)


La mejor forma de comprender las implicaciones económicas y políticas de USA en
Latinoamérica es desde la perspectiva de saber quién gana y quién pierde. Los
principales beneficiarios desde el lado estadounidense han sido los “cuatro jinetes”:
exportadores, inversores (fabricantes y otros), banqueros (y especuladores financieros) y
rentistas (recaudadores de royalties). Cada uno de estos cuatro jinetes operan en
mercados específicos y son capaces de captar los altos beneficios que generan las
actividades a través de las ventajas que proporciona el crecimiento de los sistemas de
mercado inducidos políticamente.

Comercio
Para los exportadores estadounidenses Latinoamérica era una región clave en el
mercado mundial. Por encima del 20% de las exportaciones de las 80 empresas más

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importantes de EE.UU tienen como destino Latinoamérica. Dentro de Latinoamérica,
Brasil, Méjico y Argentina son los principales mercados de los exportadores
estadounidenses representando en conjunto el 60% del comercio de EE.UU. con
Latinoamérica. En paralelo al comercio empresarial desde EE.UU., las principales
empresas obtienen importantes beneficios de lo que se describe como “comercio
regional”, concretamente con la asociación de comercio MERCOSUR. Las ganancias
del comercio desde EE.UU. a Latinoamérica, así como del comercio intraregional,
representan una parte importante de los ingresos empresariales de las principales
multinacionales.
Aunque los exportadores estadounidenses se benefician, también lo hacen los
importadores de EE.UU., concretamente los importadores de materias primas
estratégicas. Por la vía del apalancamiento de la deuda y las privatizaciones
indiscriminadas, las empresas de EE.UU. han adquirido algunos de los ingresos más
rentables en la producción minera, petróleo, telecomunicaciones y compañías
internacionales de alimentación. El >resultado neto es que los importadores son capaces
de reducir los costes de producción y aumentar los beneficios por la venta final de los
productos.
Bajo el sistema de Libre Mercado, la industria manufacturera exportadora de EE.UU. ha
sido capaz de desplazar y/o comprar la industria nacional aumentando su participación
en el mercado Latinoamericano en áreas de alto crecimiento (tales como computadores,
telefonía celular, etc.). Asimismo, las empresas agroalimentarias han llevado a la
quiebra a los productores locales de cereales (trigo, maíz y arroz) en Méjico, mientras
que por otra parte captan o acaparan los inputs (maquinaria agrícola, fertilizantes, etc.) y
elaboran los alimentos agrícolas. Resultados similares se han producido en el mercado
de los “bienes culturales de masas”: el libre mercado ha dado lugar a la proliferación e
inundación de películas, tiendas de distribución de vídeos, CDs, casettes y espectáculos
de entretenimiento de los EE.UU..
El resultado es que EE.UU. tiene una Balanza de Pagos espectacularmente favorable
con Latinoamérica. Si comparamos y analizamos el superávit comercial de EE.UU. en
Latinoamérica con sus déficit comerciales con Asia y Alemania podemos comprender
las enormes ventajas que el sistema de libre comercio le ha generado en una región,
Latinoamérica, donde las empresas de estadounidenses gozan de ventajas competitivas
y de instituciones políticas favorables a sus intereses. Sin esas balanzas comerciales
favorables con Latinoamérica las cuentas exteriores de EE.UU. estarían desequilibradas,
lo que provocaría graves presiones sobre el dólar y sobre la capacidad de EE.UU. para
financiar sus déficit. La apertura comercial que existe en Latinoamérica y la capacidad
de las empresas estadounidenses para explotarla es con diferencia mayor que en
cualquier otro lugar del mundo (desde luego mayor que en Asia)

Préstamos
Los beneficios de las bancos USA provienen de distintas fuentes: pagos de intereses de
los préstamos, pagos de intereses de los pagos de intereses, la penetración del sistema
financiero y bancario Latinoamericano (y la captación de los ahorros locales), la
adquisición total o parcial de las empresas locales a cambio de los pagos de deuda
denominados en dólares y la facilidad para llevar a cabo “fugas de capitales” y el
“blanqueo” de billones de dólares mediante los ingresos ilícitos u “oscuros” de las
influyentes élites políticas y económicas.

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En las dos décadas que van desde principios de los 70 a los 90, los bancos de EE.UU.
estuvieron capitalizando a tipos de interés variables, el empeoramiento en las
condiciones para devolver los créditos que habían concedido y las acomodaticias élites
políticas latinoamericanas defensoras del libre mercado hizo que se captaran pagos de
intereses por encima de la media, de forma que las devoluciones acumuladas excedieron
con diferencia la deuda original en que se incurrió en los 70.
Las renegociaciones de la deuda fueron cruciales para apalancar a las economías
latinoamericanas en el Libre Mercado sirviendo a los intereses de los capitalistas
transnacionales latinoamericanos y estadounidenses que deseaban la libre
convertibilidad. De camino, esto último animaba el crecimiento masivo de la inversión
en cartera interesada en los rápidos ingresos y la fácil convertibilidad a dólares. Los
principales grupos bancarios y financieros fueron capaces de acumular valiosos activos
por debajo de los precios de mercado mediante swaps de deuda, diversificaban así sus
holdings y multiplicaban las fuentes de sus lucrativas remuneraciones.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial suministraron oficialmente la
financiación que permitió a los bancos de EE.UU. recuperar los préstamos al
suministrar a los regímenes latinoamericanos fondos para satisfacer el pago de las
deudas privadas. Así, por ambos lados (acreedor y prestamista) los fondos públicos
asumieron los costes al “socializar” los malos préstamos, aunque facilitando suculentos
beneficios.
La adquisición parcial de los bancos latinoamericanos endeudados y la constante
necesidad de los regímenes latinoamericanos de crear confianza a la inversión por la vía
de mantener altos niveles de reservas exteriores (en dólares) suministró a los bancos e
instituciones económicas extranjeras la oportunidad de invertir en bonos
gubernamentales a alto tipos de interés, otra lucrativa zona de donde obtener beneficios.
La inestabilidad y volatilidad de las inversiones de cartera a corto plazo inherente a su
dependencia de la flotación libre del tipo de cambio, la falta de crecimiento en la
economía real, los altos niveles de quiebra en las economías locales auspiciaron la fuga
de capitales (parte de la cual fue de hecho transferencia de capital desde Latinoamérica
a EE.UU. Los inversores latinoamericanos compraron bonos y acciones y depositaron
sus ahorros en cuentas bancarias estadounidenses, todo lo cual beneficiaría a los
sectores financieros públicos y privados de EE.UU.
La volatilidad y las salidas de capital también obligaron a los regímenes de Libre
Mercado Latinoamericanos a subir los tipos de interés para hacer atractivos los bonos
del Estado a los inversores extranjeros. Los inversores, de camino, demandaron y
recibieron instrumentos denominados en dólares para cubrirse ante las súbitas
devaluaciones de la moneda local.
Lo que aparecía como especulaciones financieras de “alto riesgo”, sin embargo, no eran
a menudo tales. Por ejemplo, el dinero de los contribuyentes estadounidenses fue usado
por Washington para financiar a los especuladores de Wall Street que habían perdido
varios billones de dólares con el “crash” mejicano de 1994. El sistema de Libre
Mercado en EE.UU. y Latinoamérica requirió un estado “activista” para recuperar las
inversiones privadas arbitrarias y poco fundadas, revelando así el poder del capital
financiero tanto en EE.UU. como en Latinoamérica. Al minimizar las pérdidas mediante
la financiación o monetización de las mismas por el gobierno y maximizar las ganancias
por la vía del fomento gubernamental de las políticas de Libre Mercado, incluyendo el
apalancamiento de los swaps, las instituciones financieras y bancarias estadounidenses

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han sido los grandes ganadores en Latinoamérica así como serían los grandes
perdedores si se produjera el colapso del sistema de Libre Mercado.

Inversión
Los inversores comerciales, mineros y de la industria de servicios USA también se han
beneficiado a partir la década del “baile de billones”.
A la primera oportunidad el sistema de Libre Mercado ha estado en vanguardia bajando
los costos laborales vía reducción de hecho de los salarios mínimos, debilitando
gravemente la legislación laboral que afecta a la higiene, salud y seguridad en el trabajo,
socavando el poder de negociación de los sindicatos por la vía de la represión estatal y
la cooptación de sindicalistas corruptos, y aumentando el desempleo y subempleo para
exacerbar las presiones a la baja en los salarios de los trabajadores empleados. Junto a
costos del trabajo más bajos, los inversores estadounidenses se han beneficiado de las
devaluaciones comprando a precios de saldo aquellas empresas locales con problemas, a
menudo mediante pagos a políticos profesionales y dóciles consejeros económicos
adiestrados en el libre mercado de EE.UU.
La ausencia de impuestos, la desregulación de los controles sobre las propiedades
extranjeras y las remesas de beneficios, la libre convertibilidad y eliminación de las
restricciones a las propiedades extranjeras ha permitido a las multinacionales extranjeras
con sus inmensos recursos expandir la obtención de beneficios a nuevos sectores
económicos, incluyendo tiendas de alimentos al por menor, inmobiliarias, comercio al
por menor, petróleo y otros minerales estratégicos.
El resultado han sido altas tasas de ingresos no sólo en las inversiones directas sino
ganancias inesperadas, a través de la adquisición de empresas públicas rentables
mediante la privatización de las mismas. Antes de la privatización los sistemas de Libre
Mercado Latinoamericanos asumieron la carga de los trabajadores despedidos
absorbiendo las deudas y desregulando los precios o tarifas (concretamente la de los
servicios públicos), así garantizaban a los nuevos propietarios multinacionales una alta
tasa de ganancia. En algunos casos, las adquisiciones de las empresas privadas han
estado basadas en la conversión de las deudas en inversiones, de este modo ningún
nuevo capital (o títulos valores) entra en el precio de compra. El sistema de libre
mercado puede obtener una fuerte inyección de fondos de la venta, pero pierde
beneficios a largo plazo y los productores y consumidores pagan precios más altos por
los bienes y servicios, mientras las multinacionales aumentan sus remesas de beneficios
o financian nuevas inversiones en nuevos sectores de la economía. La privatización no
suministra normalmente nueva tecnología, investigación o puestos de trabajo como en
gran medida ocurre cuando se producen cambios en la propiedad. La privatización
conduce a la reasignación de los beneficios, con mayores cantidades saliendo al exterior
y hacia arriba, introduciendo de esa manera una mayor presión en la balanza de pagos y
en las reservas exteriores, especialmente por aquellas empresas que producen
mayoritariamente para el mercado nacional.
Si las negociaciones de la deuda, los swaps y la condicionalidad aceleraron la
adquisición de recursos y empresas latinoamericanas por las multinacionales de
EE.UU., la liberalización de los movimientos de capital que acompañó el proceso y la
desregulación del sistema financiero abrieron la puerta al crecimiento masivo de la
especulación (sobre las divisas, acciones, derivados, bonos basura, etc.) otra fuente de
volatilidad y drenaje de riqueza hacia los bolsillos de los grandes fondos de inversión de
Wall Street. El posterior colapso de la especulación de valores era inevitable dada la

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muy estrecha base de la economía real, la reducción del mercado consumidor nacional
las expectativas inversoras grandemente infladas basadas en la percepción de que “otras
y posteriores inversiones” continuarían inyectando dinero en la ya saturada “economía
de papel”.
El sistema de Libre Mercado mantuvo la afluencia de capitales mediante divisas
altamente sobrevaloradas y tipos de interés exorbitantes que consumieron la inversión
local, y llevaron al estancamiento, la recesión y el desempleo masivo. Cuando el sentido
de la realidad penetró finalmente incluso el denso humo ideológico de la clase dirigente,
y la economía real mostró signos de colapso, los inversores extranjeros huyeron en
masa socavando las reservas exteriores y sacando las cuentas exteriores de su equilibrio.
Los tipos de interés artificialmente altos y las monedas locales sobrevaloradas, que
previamente habían dañado gravemente a los exportadores, les obligaron a desplazar los
recursos a cuentas denominadas en dólares, la economía de papel y la compra de bonos
a corto plazo, retroalimentaron así la economía de papel. El colapso de los valores y
préstamos que no se devolvieron a tiempo al sistema financiero fueron así los
detonantes de un colapso que se originó por los “fundamentos” o “principios” de la
economía de libre mercado: los incentivos diseñados para atraer inversores extranjeros,
las estructuras que transformaron la toma de decisiones empresariales en una clase de
bomba de crecientes inversiones improductivas y la acumulación basada en el exterior

Royalties
Una de las fuentes más grandes y más rápidas de extracción de beneficios y de
enriquecimiento de las empresas de EE.UU. en Latinoamérica son los acuerdos sobre
royalties y licencias de patentes. Los emergentes billonarios y multimillonarios de
Latinoamérica que se han “asociado” con las multinacionales de EE.UU. prefieren
alquilar las licencias y tecnologías más que hacer inversiones a gran escala y a largo
plazo en investigación y desarrollo. Muchas grandes empresas estadounidenses
prefieren en muchos casos alquilar tecnologías y patentes por un porcentaje de ventas
garantizado, evitando los conflictos nacionalistas y laborales, así como los problemas de
comercialización. Así, sin añadir un solo dólar de inversión, software, biotecnología y
productos farmacéuticos, películas, vídeos, Cds, circulan a través de las empresas
latinoamericanas que pagan un perpetuo royaltie a las empresas de EE.UU.
Los pagos por royalties son una parte crecientemente importante del total de ingresos
acumulados y transferidos a EE.UU. Y nuevas áreas están siendo añadidas,
concretamente en el área ambigua y poco definida de la “propiedad intelectual”. De
hecho, productos medicinales y plantas que siempre han sido usados por la gente en
Latinoamérica están siendo “patentadas” por las multinacionales, prohibiendo así su
producción y uso por sus originales usuarios. Sucursales de gigantescas empresas
agroalimentarias de EE.UU. están produciendo “semillas empaquetadas” que están
diseñadas genéticamente para impedir a los granjeros utilizar las semillas de la planta
original. Los royalties que las multinacionales recaudan se ven aumentados por estas
nuevas formas de “imperialismo transgénico”, y la homogeneización de la producción
que socava la potencial innovación inducida localmente es una consecuencia de las
políticas básicas del sistema de libre mercado.

Resumen
Las ganancias acumulativas de las grandes empresas de EE.UU., bancos y empresas de
inversiones, totalizan una extraordinaria acumulación de riqueza por cualquier cálculo

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que se haga. Quizás en mayor medida que en cualquier otra época de la historia reciente
y que en cualquier otro lugar del mundo, las empresas de EE.UU. han obtenido con
diferencia la mayor recompensa económica de ningún otro poder imperial o poder que
aspire a ser global. Es claro que la mayoría de los beneficios son el producto del sistema
de libre mercado y la rígida aplicación de políticas que favorecen a las grandes
empresas. Dado el deprimente funcionamiento de las economías en su conjunto, el
prolongado estancamiento económico, la crisis crónica de la balanza de pagos y la
creciente asignación de los recursos nacionales para satisfacer las obligaciones externas,
parece claro que el sistema de Libre Mercado ha hecho poco por el desarrollo de
Latinoamérica y mucho por aumentar las oportunidades de una multitud de grandes
empresas estadounidenses de saquear la economía y sociedad latinoamericanas
Las mayores empresas de EE.UU. en la banca, exportación e inversión extraen o sacan
la parte más importante de sus ingresos de Latinoamérica: de hecho su viabilidad
depende de mantener en funcionamiento esa bomba de succión. El colapso de las
economías latinoamericanas , en gran parte inducido por el sistema de libre mercado y
el masivo pillaje de su economía por parte de la élite empresarial, bancaria e inversora
de EE.UU. y sus socios latinoamericanos, es inminente. El impacto en las principales
empresas de EE.UU. será rápido y profundo, amenazando con provocar el mayor crash
desde 1929.
Reconociendo los peligros para las principales multinacionales de EE.UU., Washington
ofreció 30 billones de dólares para evitar el colapso de la economía brasileña. Incluso
aquellos fondos hicieron poco por evitar la crisis brasileña y mucho por financiar a los
atemorizados inversores estadounidenses de las principales pérdidas del “papel” que
ellos mantuvieron en préstamos, títulos y anotaciones brasileños. El aspecto crucial es
que el impacto de la crisis de las economías latinoamericanas tendrá un efecto
fundamental en los principales actores económicos, las empresas que van a la cabeza en
la economía estadounidense. El gobierno de EE.UU. está preparado para desviar
billones de los programas sociales nacionales y de las infraestructuras nacionales
deterioradas apoyando o sosteniendo las estructuras tambaleantes que han engordado las
cuentas de los bancos y empresas de EE.UU.. Al promover los sistemas de Libre
Mercado, Washington no está sólo actuando en beneficio o representación de los
intereses empresariales privados y de Wall Street, está también sosteniendo sistemas que
han acentuado los intereses hegemónicos de EE.UU.
Fuente: http://alainet.org/active/782&lang=es, mayo, 2000

Presentación del libro Globaloney. El lenguaje imperial, los intelectuales y la


izquierda, de James Petras

Panelistas invitados David Viñas y Eduardo Pavlovsky/ Charla a cargo de James Petras /
Debate con el público.

El pasado mes de setiembre de 2000, especialmente invitado por la Sociedad Argentina


de Escritores (SADE), visitó nuestro país James Petras. La Comisión Directiva de esa
entidad aceptó la propuesta de Herramienta para presentar en su sede de la calle México
el último libro editado en nuestra colección. Globaloney reproduce las conferencias
públicas que el sociólogo norteamericano dictó en Buenos Aires el año pasado donde
desarrolló sus posturas críticas frente a una serie de nuevas conceptualizaciones que han
invadido las ciencias sociales. Frente a las categorías de globalización y transiciones

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democráticas, Petras prefiere hablar de imperialismo y neoautoritarismo, sin olvidar un
exhaustivo análisis de los nuevos movimientos sociales, tomando como punto de
referencia al Movimiento Sin Tierra de Brasil. El material incluye un artículo sobre la
Tercera Vía donde Petras expone críticamente la génesis histórica de este movimiento
político.
Minutos antes de la presentación, una concurrencia que superó las 400 personas, obligó
a utilizar del patio cubierto de la SADE, en lugar del habitual salón de reuniones. Allí
Petras, junto a Tato Pavlovsky y David Viñas, desgranaron agudos análisis sobre los
intelectuales y la izquierda que asume sin un análisis crítico el nuevo lenguaje imperial,
fijando especialmente la atención hacia las nuevas formas en que se manifiesta la lucha
contra la redoblada barbarie capitalista. Se cumplió así uno de los objetivos que se fijara
Petras el año pasado: producir un encuentro con estos dos grandes intelectuales
argentinos que permitiera el debate público sobre las herramientas posibles para superar
la crisis que bloquea a la izquierda política dentro y fuera de nuestras fronteras.
Para Herramienta significó una gran satisfacción organizar esta actividad, agradeciendo
muy especialmente la disposición de la Comisión Directiva de la SADE, la respuesta
positiva de Pavlovsky y Viñas a nuestra convocatoria y, por supuesto, a James Petras,
por su incansable militancia para reinstalar el pensamiento crítico en el centro del
debate político.

Mario Hernández (Miembro del Consejo de Redacción de Herramienta)


En primer lugar, en nombre de la Revista Herramienta, les queremos agradecer a las
autoridades de la Sociedad Argentina de Escritores, que han facilitado el lugar para
hacer la presentación del libro Globaloney y destacar sobre todo la actitud de sus
autoridades, ya que el año pasado, cuando tomaron contacto con James Petras, se
comprometieron a invitarlo a la Argentina y así lo han hecho, dándonos una nueva
oportunidad de tenerlo aquí.
Al mismo tiempo, queremos agradecer la presencia de David Viñas y de Tato Pavlovsky
que gustosamente han aceptado compartir la presentación del libro.
En realidad, presentarlo a Petras sería ocioso, porque creo que todos los aquí presentes,
de una u otra manera, lo conocen. Simplemente, voy a leer algunos párrafos de un libro
recientemente publicado por James. Es un libro de relatos autobiográficos que se llama
Escribiendo historias, que de alguna manera lo presenta en una dimensión que va más
allá de su trayectoria como intelectual crítico o como militante político. Lo que les
quiero leer es uno de estos relatos que se titula Intelectual por accidente.
“Un viernes por la noche fui al centro a encontrarme con mis amigos. Uno de ellos
había conseguido el auto de su padre por esa noche. Dijeron que en el Red Roof, un
salón de baile para negros, tocaba un gran músico. Era Charles Parker. Fuimos. El lugar
estaba repleto, casi puros negros. La gente bailaba, Parker tocó sin descanso. Cantó
Ruth Brown. Yo bailé un poco, pero me sentía fuera del ambiente y tuve cuidado de no
bailar con una sola mujer.

Volví a casa como a las 4.30. No me había desvestido y ni siquiera me había sacado la
chaqueta cuando mi padre golpeó mi puerta. Fui al baño, me lavé la cara y dormí en el
camión camino al mercado.
Era un día atareado. Caluroso, en pleno verano, la gente venía temprano, compraba
pescado y se iba a la playa. Había un gran trozo de hipogloso, fresco y resbaladizo. Lo
estaba cortando cuando sucedió. Presionaba con el cuchillo cuando mi mano se deslizó

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bajo la hoja afilada que me cortó los dedos. Brotó la sangre a borbotones. Di un fuerte
grito. Me llevaron al doctor al otro lado de la calle, pero éste dijo que tenía que ir al
hospital. Tenía rotos los tendones. La operación duró seis horas, me cosieron y pusieron
alambres en los dedos. Una tarde, poco después, nos sentamos con mi padre en el
porche. Era un hombre callado, fuerte, con brazos del grueso de mis muslos, que
trabajaba duro, cultivaba el jardín, veía televisión y se acostaba temprano. Sólo había
cursado la escuela primaria, antes de ponerse a trabajar en las manufacturas de cuero.
Esa fue una de las pocas veces que conversamos seriamente. “Debes estudiar”, me dijo,
“no sirves para trabajar en un negocio de pescado. Tu mente está en otra cosa”.
Eso fue todo. Al siguiente otoño ingresé en la Universidad de Boston y después hice el
doctorado en Berkeley. Empecé mi carrera como profesor y escritor. Una noche tuve
que hablar en una reunión en el Centro de Graduados de Manhattan. Al comienzo, en
lugar de referirme como de costumbre a mi currículum, dije que estaba allí porque había
fracasado como cortador de pescado y me había convertido en intelectual por
accidente”.

David Viñas (Escritor)


El mar era un enorme ojo o simplemente un solterón, y se tendía a la izquierda mientras
íbamos en auto al sur de California desde La Joya a Santa Cruz. Me llevaba una pareja
de amigos norteamericanos. Odín, hija de un inmigrante italiano, y Manoleas,
descendiente de un peluquero nacido en Atenas. El verano del ’74 me habían elegido
como padrino de casamiento en una pequeña iglesia metodista, y ahora, a mediados del
otoño, me habían invitado a conocer al viejo John, que había peleado en la guerra civil
de España en 1936.
John vivía solo en una casa de madera frente a una bahía, en un repliegue del Pacífico.
Y allá al fondo, a medida que avanzaba el auto manejado por Manoleas, al final de una
hondonada, ya se iba viendo la casa de John, planta baja, en el primer piso una bandera
roja y negra y el techo. John, que había peleado del lado republicano, en la batalla de
Guadalajara.
-Allá David, ¿ves David?- me iba señalando el río Manoleas y apuntaba en dirección a
esa casa de techo a dos aguas que se recortaba sobre el filo del cañadón.
-¡John! – el hombre parado en el techo de esa casa, apoyándose en el pico de la
chimenea era John, nuestro hombre al borde del mar. Manoleas volvió a llamarlo a los
gritos mientras el auto se iba deteniendo.
-¡John!
Desde allá arriba ese hombre con mameluco blanco, alzó el brazo, se sonrió dejando que
el último sol le untara la cara. Colocó prolijamente el martillo sobre el filo del techo y
empezó a bajar, bajar con alma de bombero por esa escalera apoyada en el frente de la
casa. Se nos fue acercando. Se bamboleaba al caminar. Tenía unos ojos como dos
piedras mojadas y antes de darnos la mano se la secó frotándosela en la pechera del
overol.
Atardecía, el sol se iba hundiendo en el Pacífico, el cielo parecía untado con mostaza.
John cabeceó hacia el mar como si hubiera señalado a un hijo del que se sentía
orgulloso. Se marcó un silencio y nos fuimos sentando los cuatro en el porche de
madera. Los tablones crujían.
–¿Qué tal John? – preguntó Manoleas.
John no miró hacia el mar, se acarició la nariz, se alisó la frente y nos fue mirando las
caras a cada uno de nosotros, lento, con algo de jugador de póker. No habló del tiempo,

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ni aludió a una nieta que estudiaba en San Francisco. Solamente habló de la Brigada
Lincoln, de su llegada a Madrid con las Brigadas Internacionales en julio de 1937, y de
una mujer que le sonreía desde la ventanilla de un tren, y de la batalla de Guadalajara.
Iba nombrando los lugares donde había combatido, y cada nombre se parecía a sus
manos, usadas, tensas, invictas. Guadalajara desde ya. A esa palabra la repitió dos veces,
y a Madrid, Teruel, Guadarrama y Castilla, y Valencia y al Duero, y Fuenterravía y
Cuenca, y Zamora y Pamplona, y Castellón de la Plana y Bilbao y los mineros y
Segovia, Ronda y Badajoz.
En Méjico, en la esquina que lo recordara, de Insurgentes y Obregón, oí decir a alguien
que pasaba: 'Cuando un gringo es de izquierda en los Estados Unidos hay que apostar a
su mano, cuate'. El libro de James Petras, Globaloney, subtitulado El lenguaje imperial,
los intelectuales y la izquierda, es un epítome, con perdón, como suele decirse en las
academias, y una provocación, de provocativo, tal cual lo llaman entre los
norteamericanos al referirse a un pelpa estimulante por insolente y saludable, en medio
de algún congreso donde todos se aburren y bostezan escrupulosamente sin disimulo.
Y mirando más de cerca, pasando la mano por encima del libro, es una escenografía
sinóptica, sagaz y organizada y una puesta al día, de la problemática cultural y política
del año 2000. Una introducción lúcida y dramatizada a lo que nosotros aquí discutimos
todos los días, desde la responsabilidad y la ambigüedad de los escritores, pasando por
el obsceno Pinochet, al esperpéntico Menemato, hasta desembocar en los eufemismos
que día a día utiliza el discurso desde el poder, focalizado en América Latina y con ecos,
transferencias y vaivenes, sobre todo ineludibles hacia los Estados Unidos.
Es un libro seductor y nada complaciente. Dos cosas intercalo, podría llamar a un
capítulo del libro de Petras estimulante y agresivo, y a veces hasta la exasperación: Don
James Petras o el lenguaje de los eufemismos. Petras se sonríe. Enfrentado críticamente
ante una colección de palabras tan enfáticas como aterciopeladas y módicas, a la vez
que circulan impunemente. Palabras guiño, palabras mordidas, palabras tocamiento,
palabras tutú. El eufemismo como clave del doble discurso: globalización. Término que
a Petras lo agravia y que él quiere hacer estallar en sus perversos sentidos. Y deuda
externa, regulación, mercado emergente, austeridad, tute. Esa es la nueva jerga
ideológica que Petras denuncia. Uno.
Y dos. Sugiero una genealogía eventual de Petras, desde Mark Twain, algo así como su
abuelo intelectual, el humorista Mark Twain. El primer escritor norteamericano en
realidad, que en 1898, con motivo de la guerra de Cuba, propuso que en la bandera
yanqui, tal cual, las estrellas fueran reemplazadas por calaveras; pero lo que intentaba
decir, la virtual genealogía de James Petras, Mark Twain hacia el 1900, Waldo Frank
hacia 1930, con Nuestra América dedicada al peruano Mariátegui, Waldo Frank, que en
el Buenos Aires de 1940 fue golpeado y humillado por los fascistas argentinos. Mark
Twain, entonces, Waldo Frank en segundo lugar y Wright Mills, como tercera figura en
este borrador de linaje intelectual de James Petras. Petras ya no se sonríe.
Una dramática introducción, una puesta al día de la problemática cultural y política de
América Latina, es el libro de Petras. Y un duro cuestionamiento, entre otros gestos
polémicos, a la naturalizada calidad, mezcla de filantropía y privatismo, que el discurso
del neoliberalismo postula en lugar de la responsabilidad del Estado que se hace cargo
de las necesidades más urgentes de su población. 'Puede indignarse Viñas, me alegro',
seguramente dirá Petras
Es que toda una vertiente del ángulo díptico de su trabajo, ejemplo de coraje intelectual,
se va encargando de denunciar contextualizando minuciosamente el itinerario de las

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diversas inflexiones del retumbante y magro discurso neoconservador, uno de cuyos
tramos más aplaudido e imitado fuera notoriamente postulado por el ameno Reagan y la
musculosa Thatcher.
Pero sin detenerse ahí, sino contando a la solapada, honorable prolongación que puede
verificarse en la llamada Tercera Vía, desde Blair hasta Jospin, pasando por Roma y por
la Social Democracia alemana, hasta desembocar en la que se dio en Chile después de
Pinochet y en el Brasil y en el Uruguay y desde ya que en la Argentina, como se va
dilatando vertiginosamente día a día. Eso es lo que predomina y lo que Petras, socarrón,
llama capitalismo casino.
De los generales y almirantes a los banqueros, la feroz frontalidad predominante a lo
largo de los años ’70 ha sido reemplazada por la viscosa ambigüedad que ahora
prevalece y se difunde de manera humillante. De las torturas y desapariciones hemos
pasado al cambalache, todos somos culpables y no, dos demonios, de ninguna manera,
no estamos en un concilio de teología, allá y de este lado, eso es Petras. La frontera
puede ser zigzagueante sin dudas, pero se bifurca en dos nítidos frentes de opinión.
Otro capítulo del libro dramatúrgico de Petras: las apelaciones del consabido discurso
globalizador. Libre mercado. Si el libre mercado clásicamente se definía por la
competencia, en estos momentos ya es otro lugar común, como la gigantescas,
vertiginosas fusiones donde aquel rasgo desaparece. Se trata notoriamente del capital
concentrado, privatizaciones, fusiones: otra dupla abrumadora que señala Petras.
Perversa dialéctica y dice Petras certero: “Frente al análisis estrecho de los contadores,
la polarización resulta tan evidente que se la comprueba más y más ahondada. Pocos
ricos cada vez más beneficiados, más y más pobres en el otro lado”. Se sabe, esto que ya
no parece un esquema de pizarrón, pero es nuestra trágica insignia. Los matices y las
porosidades pueden ser infinitos, pero vayamos al carozo, apretemos el bandoneón.
'El libro de Petras es un exorcismo, Viñas', me dijo una mujer el sábado pasado. 'Un
libro-exorcismo de lo que nos abruma, Viñas'.
Parecería que los intelectuales argentinos practicamos el consejo que nos dan las latitas
de Coca-Cola: juntá puntos y tendrás un premio. A partir de esa compulsión imperativa
no hay trivialidad que no se exprima para acumular capital simbólico. Intelectuales
cortesanos, intelectuales azucarados, intelectuales almidonados, intelectuales diez men,
conformistas, intelectuales monaguillos, naderías.
Menos mal, menos mal que en la otra vertiente Petras va exponiendo, obstinado e
invicto, la lección de movimientos sociales y populares que desde Méjico hasta el
Brasil, deteniéndose frente a la estancia del señor Presidente Cardoso, van planteando
sus reclamos. No retorizaciones, entonces, sino creatividad. Nada se acata sin más, sino
que todo se pone en cuestionamiento. No dogmas, sino hipótesis de trabajo. El
zapatismo, el Movimiento de los Sin Tierra, son ejemplares para Petras como
posibilidades inéditas, renovadas, que se van oponiendo al fenómeno arrollador y
abyecto del capitalismo tardío, del capitalismo salvaje.
Las señales se han hecho síntomas, se han hecho destinos. El presunto éxito del
liberalismo está a la vista, el pensamiento crítico parecería derrotado. Sí. Pero si el éxito
de los EE.UU. se condensa en el Salón Oval, como metáfora sainetera, aquí, entre
nosotros, el éxito del neoliberalismo conservador se llama, por ahora, Senado de la
Nación y Departamento Central de Policía. ¡Qué risa!. Frente a esos happyend, falaces y
adiposos, Petras en su libro postula la crítica permanente, cada vez más lúcida y
obstinada en América Latina y en la Argentina.

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Mi estimado James, mi querido amigo norteamericano, ¿cuándo salimos para el frente
de Guadalajara?

Eduardo Pavlovsky (Dramaturgo y Actor)


Es muy difícil hablar después de Viñas, pero hay que hablar y hay mucho que decir. Yo
no sé si tengo tanto que decir. En lo personal, el libro de Petras me pareció fundamental
para entender una cosa en la que todos estamos muy aprisionados.
Evidentemente la subjetividad que produce la globalización ha marcado una línea de
inexorabilidad frente al combate contra el poder. No sé cuando ha existido en la
humanidad un sistema de tal nivel de explotación y de miseria. Tres mil millones de
personas, de un total de seis mil, viven en la miseria. Esto pasa como un River y Boca,
pero es así, ciento sesenta millones de latinoamericanos viven con un dólar y medio por
día.
El 1% de los latifundistas brasileros -problema que justamente da lugar a uno de los
movimientos más importantes de Latinoamérica-, tienen entre el 60 y el 65 % de las
tierras. Es un sistema horrible, por lo cual la posibilidad de combatirlo, es básicamente,
intentar desmantelarlo.
Creo que el libro de Petras es esto porque, como sabemos, hay muchos intelectuales,
mucha gente cansada, hay síndrome psiquiátrico de gente agotada por el sistema. Es
decir, la gente que no tiene trabajo. Es a esto a lo que se refiere Petras, a los que hacen
síndromes muy particulares, fabricados por la globalización. Por ejemplo, el que no
tiene trabajo piensa que es incapaz y su vida frente a sus hijos se hace síntoma, está
resignado y ya no tiene ni fuerzas para combatir. Hay trabajos que producen un
sentimiento de soledad espantosa, son trabajos muy rápidos que terminan enseguida,
trabajos pasajeros, usan a los jóvenes, los llenan de soledad y desesperanza porque no
hay un proyecto.
Me parece que el libro de Petras es fundamental, en primer lugar porque habla de temas
fundamentales, pero sobretodo por el espíritu que lo mueve, el contacto con la lucha
para el desmantelamiento de este sistema, las claves para entenderlo, es decir, la Tercera
Vía, las democracias autoritarias, la demistificación de Tony Blair, de la Tercera Vía
como salida a la globalización.
Es verdad que el tema de la globalización nos ha penetrado mucho a los intelectuales.
En realidad Petras define la globalización como una cosa muy simple: quinientas
empresas internacionales de flujo de capitales, de las cuales el 49% son
norteamericanas, el 37% europeas y 10% japonesas. Se terminó, esa es la globalización.
Nunca ha habido tanto imperialismo como ahora. Estas pequeñas cosas ayudan a pensar,
ayudan a armar cómo está montado el sistema imperialista.
También es verdad que Petras habla con mucha claridad de los movimientos sociales
que, en lo personal, me interesan enormemente. Los movimientos que llamo
micropolíticos, o que mejor dicho llaman micropolíticos, es decir, aquellos que están
fuera de la representación. El Movimiento Sin Tierra brasilero (MST) es un ejemplo de
movimiento micropolítico de resistencia, muy bien descrito por Petras en su
organización interna, e incluso en sus componentes católicos.
Petras analiza cómo están organizados, cómo toman la tierra, cómo tienen un tiempo
electoral y un tiempo de expropiación. Cómo expropian, pero también cómo luchan
para adquirir poder político frente a las grandes estructuras jurídicas que favorecen al
latifundio. El tema de la educación, por ejemplo; expropian pero tienen un gran sentido
de la educación, forman mientras van expropiando, con la gente.

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El tiempo electoral es uno, el tiempo de la expropiación es otro.
Hace poco, y esto es muy peligroso en la izquierda, me parece haber vivido esas críticas
despiadadas como: 'pero vos sos un pequeño burgués intelectual, no sos un obrero'.
Cosas que han jodido enormemente en una época. Críticas demoledoras que creo que no
tienen sentido.
Hace poco hablé muy bien del Movimiento Sin Tierra en un lugar, y en buena parte lo
que conozco sobre el MST básicamente lo sé por Petras, a través de su propia presencia,
porque Petras no es de los teóricos que conocen de lejos. Petras es un teórico que va al
lugar, conversa con ellos, vive con ellos, sostiene con ellos y produce teoría de ellos,
con ellos.
Cuando yo empecé a hablar de este tema en un lugar que era de gente de izquierda, uno
me dijo: 'pero no, si ya transigen con el tiempo electoral, están perdidos', es decir,
posturas que dejan de lado todo lo que se ha armado desde este movimiento
extraordinario, que abarca a millones de personas y que es imbatible, en el sentido de
que están permanentemente combatiendo.
El movimiento de campesinos ha tenido un antecedente argentino, pero que nadie
conoce. Actualmente existe un movimiento en Argentina de 4.000 personas, de un
sindicato agrario en Santiago del Estero. ¿Cuál es la diferencia con el MST?. La
diferencia con el MST es que éste expropia lo que no es de ellos, expropia lo que no
está explotado, a diferencia de lo que sucede en el MOCASE, en la provincia de
Santiago del Estero, que defienden lo que han cultivado ellos y que el gobernador
Juárez les quiere sacar con expropiaciones.
El MOCASE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero), se está armando, pero lo
está haciendo muy bien, porque es a nivel intelectual. Tienen contacto con el MST,
tienen contacto con Chiapas, le dan un gran papel a la educación. Es un movimiento de
resistencia para tener en cuenta, porque en el MOCASE de Santiago del Estero, hoy
están luchando, se están formando y están en contacto con otros movimientos.
También habla Petras, por supuesto, de ese enorme efecto simbólico que tiene Chiapas,
que de alguna manera también es un foco de resistencia. Que exista Chiapas es algo.
Incluso que existan las FARC, aunque con más contradicciones, también es algo. Claro
está que cuando se supera un límite determinado interviene papá y dice: 'ahora vamos a
hacer un menú'.
Entre el año ’47 y el ’67, Estados Unidos invadió una vez por año a América hispana.
Conocemos las invasiones en Guatemala, donde estuvo el Che, en Panamá, Haití, Santo
Domingo. Y ahora, con la presencia de las FARC, esto puede llegar a ser un desastre,
porque ellos quieren combatir en esa zona que es un lugar estratégico. A la salida de
Panamá, Ecuador, Venezuela y la misma Colombia, tienen que ser inmediatamente
neutralizadas. Todo esto me lo hace pensar Petras y, ¿por qué me hace pensar Petras?
Porque es un luchador, un luchador contra el sistema en el lugar más difícil de estar, que
es Estados Unidos. Y desde ahí trata de desmantelar este sistema imperial espantoso,
más espantoso que la fantasía, porque aquí la realidad es más espantosa que la fantasía.
El otro día leí que en Latinoamérica por lo menos ganamos en algo. Latinoamérica es el
lugar de pobreza relativa más grande del mundo, más que África incluso. Tenemos el
51% de la población con menos de un tercio del consumo del producto bruto. África
tiene el 50%. Lo que pasa en Latinoamérica es increíble. Esto sería lo que Deleuze
llama y yo llamo lo molar. Lo molar sería aquello que se puede leer, se puede estudiar.
Uno se equivoca mucho, nosotros nos equivocamos mucho y no estamos para echarnos
la culpa en este momento, pero me sorprende que aquí hoy haya tanta gente - y me

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parece que es para tener en cuenta, que algo está pasando- que quiere reunirse para
estar, para hablar, para producir lo que se llama acontecimiento, un momento que no sea
solamente un evento.
Una de las cosas que yo mencionaba, como una crítica al marxismo, es la ausencia de la
necesidad de la convulsión de la subjetividad. En los países socialistas - yo estuve en
1970 en Rusia y en Leningrado-, lo que pasaba en la cabeza de la gente era una cosa
reaccionaria, y eso es grave. Acá también, en aquella época lo que pasaba en la cabeza
de la gente era el psicoanálisis, y no tener en cuenta esto -lo decía Sartre- es importante.
Es importante para todo lo que venga en el futuro. Ver qué le pasa en la cabeza a la
gente, como decía Heidegger, que sostenía que las conversaciones de la gente en
Alemania en 1850 ya eran nazis y antisemitas. Hitler no fue más que el ejecutor del
aparato de Estado, pero en 1850 las conversaciones más normales entre alemanes eran
antisemitas. Las conversaciones, lo que pasa en la cabeza de la gente, no lo que Hitler
hace después. Este es un tema que, generalmente, no está muy claro.
Para terminar, cuento esta anécdota porque James me causa una simpatía particular. Yo,
no conocía mucho a Petras, apenas si lo había visto dos veces. Un día me llamó, nos
encontramos. Creo que quería consultarme acerca del tema que tenía que hablar en un
lugar y esperaba de mí algunas referencias. Esto sucedía a las once de la mañana en la
plaza de Charcas y Callao. Eran las once, y a las doce empezamos a hablar de mujeres.
Y fue precioso, porque después de la lucha de clases y del imperialismo, empezar a
hablar de lo que han sido las mujeres para uno, no en discursos sino en sufrimiento, la
maravilla, los dolores, los suicidios, los tormentos, la locura, el sexo, la potencia. ¡Eso
es la vida! Eso también es marxismo. Trotsky decía: “no solo de política vive el
hombre”. Si nosotros desalojamos ese aspecto de nuestras vidas, es peligroso. Y no lo
desaloja James, porque cada vez que me encuentro con él, me encuentro con un
adolescente, con un teórico fundante que nos enseña y que es, al mismo tiempo, una
especie de adolescente socarrón, juguetón con las cosas importantes de la vida.

James Petras
Bueno, después de las palabras de David y de Tato, debería terminar la reunión ahora,
con todos los créditos. Muchas gracias por su presencia y por los méritos. Ahora no
puedo avanzar más.
Lo que quiero discutir esta noche es algo a partir del libro y no simplemente repetir lo
que está en el libro, porque si no, no podemos vender el libro para ayudar a
Herramienta.
Entonces, lo que voy a discutir hoy, no está escrito en forma explícita, pero sí está
implícita en el libro una crítica al concepto de globalización y otros conceptos y frases
que esconden la realidad y no clarifican las cosas; que sirven para legitimar el sistema
de dominación imperialista.
Empezando por la globalización, que es lo mismo que hablar del imperialismo, ya que
el imperialismo implica un conocimiento del poder, de la concentración de ese poder en
los Estados euro-americanos, para dar una explicación de por qué hay tanta polarización
en el mundo, sobre la prosperidad en Europa y Estados Unidos, por lo menos entre las
clases dominantes, y la crisis permanente aquí.
La problemática es ésta: ¿por qué el concepto de globalización gana tanta fuerza y
circulación entre los intelectuales de izquierda?, ¿por qué están imitando y repitiendo
conceptos que vienen del enemigo?, ¿qué significa esto? Un tipo de hegemonía
burguesa.

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Mientras los escritores e intelectuales critican los efectos de la globalización aceptan, al
mismo tiempo, la terminología y muchas de sus premisas. Por ejemplo, que ahora el
capital no tiene casa, circula, que la dinámica viene de algo que se llama la tercera
revolución tecnológica y toda una serie de frases vacías, en lugar de analizar cómo el
Estado imperial domina los países, generando condiciones para la expansión y
extracción de valor, transfiriéndolo hacia los centros de poder.
Esto es parte de un problema más grave, que es la búsqueda desesperada de los
intelectuales de izquierda por alcanzar respetabilidad, de lograr aceptación utilizando la
misma jerga, con la que esperan obtener algún reconocimiento o certificación, de que
también son científicos serios, pensadores profundos. Y este es el tema que quiero
discutir hoy: los pecados mortales de los intelectuales o, en otras palabras, cómo
prolongar la hegemonía burguesa.
Espero no aburrirlos, sobre todo después de la dinámica anterior de la charla.
Para comenzar, quiero examinar varios aspectos de esta búsqueda de respetabilidad. En
primer lugar, la tendencia de la izquierda a citar siempre fuentes burguesas. Dicen: 'Esta
información, esta fuente, viene del Banco Mundial'. No dicen que han obtenido la
información de un archivo de David Viñas, porque eso no lo van a aceptar, con lo cual
están sosteniendo que la objetividad sólo se puede garantizar citando fuentes burguesas.
Y ¿qué pasa con las fuentes de izquierda? O son sospechosas, o bien les falta autoridad.
Entonces, ¿qué significa esto? Que están dando autoridad a los argumentos de los
expertos burgueses y sus practicantes.
Por ejemplo, para discutir el neoliberalismo muchos izquierdistas buscaban el libro de
George Soros y, de alguna forma, llegaban a decir que ahora, hasta Soros estaba
criticando el neoliberalismo. Justamente Soros, que es el más grande de los ladrones que
tumbó el proceso de socialización, uno de los oligarcas metido en la desestructuración
de Rusia, en Asia, etcétera. Pero, ¿es una fuente fiable, porque hace algunas críticas, y a
partir de eso es una autoridad?
El otro caso habitual es el de citar al Banco Mundial para hablar de pobreza. Y ¿qué
autoridad tiene el Banco Mundial para calcular la pobreza? Si uno examina los
indicadores, antes decían que era un dólar por día, ahora lo subieron a dos dólares por
día. ¿Quién puede vivir con eso? Yo estuve en Filipinas y nadie puede vivir con dos
dólares por día, ni en las peores villas o favelas, ni en ningún lugar, nadie puede vivir
con dos dólares. Debemos hablar por lo menos de diez dólares diarios para cubrir la
mínima subsistencia. Pero todos citan las cifras: 'hay tantos millones de pobres según el
Banco Mundial'. Pero ¿para qué citar al Banco Mundial? ¿Por qué aceptar sus cifras
para discutir un problema? Hay otra forma muy sencilla de hacerlo: examinar los
indicadores, calcular qué se necesita para vivir una vida decente, y decir no son tres mil
millones, sino que son cuatro mil o cinco mil millones, que es mucho más que lo que
dice esta famosa autoridad.
Otra vez es la búsqueda de una fuente burguesa respetable que permite, no entrar a los
foros burgueses, pero sí, como consecuencia, dar alguna legitimidad al Banco Mundial;
que si bien es representante del neoliberalismo, tiene cifras interesantes, cifras que
nosotros podríamos utilizar contra ellos. Esto es falso. Hay que examinar cómo
construyen sus indicadores y desde dónde hablan. Siempre han tendido a minimizar los
problemas.
Lo mismo sucede con la CEPAL. Ahora todos dicen: 'la CEPAL está dando cifras sobre
las privatizaciones'. Pero nunca discuten la corrupción dentro de las privatizaciones.
Siempre lo describen como un proceso económico y no se meten, dicen, en los aspectos

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políticos y en cómo se organizan las privatizaciones; y mucho menos las grandes
consecuencias negativas, tanto a corto como a largo plazo. Sí sostienen que el Estado
debe ser transparente. Debe ser, pero no es. ¿Por qué dan recetas cuando saben, de
primera mano, que el tema del que están hablando está lleno de corrupción y de
entregas, con consecuencias muy negativas? Pero todos dicen: 'CEPAL tiene cifras
sobre las privatizaciones'.
En segundo lugar, veo que en las grandes reuniones, tanto en Estados Unidos como en
otros países, a los intelectuales de izquierda les gusta invitar personalidades importantes
de la burguesía para asistir a estas reuniones. Algún actor de Hollywood, algún
personaje del establishment. Creen que esa es una buena forma para atraer gente o, por
lo menos, para atraer a los medios de comunicación que en otras circunstancias no
concurrirían.
Estos notables se levantan en la plataforma y pueden tomar una posición contra la
violación de los derechos humanos, pero al mismo tiempo están sembrando una
confusión. En lugar de decir que las violaciones a los derechos humanos son
consecuencia de que el imperialismo norteamericano está fortaleciendo las dictaduras y
oprimiendo al pueblo, dicen que las violaciones están en contra de nuestras tradiciones
democráticas. Entonces, por un lado, siembran una crítica por la que reciben aplausos, y
cuando luego les preguntas ¿Por qué han dicho tantas estupideces? Los intelectuales te
contestan: 'Hay que entender que no es de los nuestros, hay que entender que los lapsus
son menores que el capital que podemos usar por tener a un banquero de Wall Street
criticando el problema de los derechos humanos o tener a Richard Gere criticando las
violaciones'. ¿Qué es esto? El precio es tener un personaje a costa del contenido. Esta es
una práctica generalizada: pescar al tipo más potable, que consigue la atención de los
medios de comunicación, en lugar de buscar la persona más contundente, más
informada y más íntegra. Suelen pensar: 'Esta persona es demasiado de izquierda y
quién sabe si va a atraer tanta gente'. Entonces se callan, dando legitimidad a una
persona que el próximo día puede dar otra charla denunciando a los mismos
intelectuales de izquierda que organizaron la reunión anterior. Entonces, se excusan
diciendo: 'Es un traidor'. Pero era un traidor anticipado.
Otro fenómeno interesante -otro pecado mortal-, es la búsqueda de los símbolos del
prestigio burgués para ganar legitimidad, en lugar de buscar los compromisos
consecuentes en las luchas prácticas. Por ejemplo, en lugar de decir: 'Pavlovsky lucha
para plantear la necesidad de integrar la psicología en la lucha social'; dicen: 'Fulano de
tal que ganó el premio Guggenheim'. El prestigio, en este caso, viene de Guggenheim,
uno de los peores explotadores en la historia de la minería pero se lo utiliza como un
símbolo de prestigio. Respecto a esto, quiero decirles una cosa, el enorme respeto que
tengo por un argentino, que en un momento que no tenía muchos recursos rechazó el
Guggenheim. Está aquí presente y se llama David Viñas.
Otro tema es el de los títulos institucionales. Una profesora un día me dijo: 'Yo tengo
título de Harvard'. 'Y además de eso –le dije- ¿tienes algo interesante para decir?'. Es lo
mismo esta certificación de Harvard, que las de Oxford, Cambridge, La Sorbona, etc. O
decir: 'Se trata de un ex ministro del gobierno de Menem que ahora quiere criticar el
ajuste'. Hay que darle dos patadas en el culo, una por lo que hizo en aquel momento y
otra por su hipocresía de ahora.
Nos la pasamos buscando dónde podemos conseguir algún ayuntamiento, alguna
gobernación que dé su auspicio para colocarlo en el membrete; en lugar de decir que el
comité de desocupados de la Matanza está apoyando la reunión, buscamos cosas

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relacionadas con el prestigio burgués que está siempre luchando contra nosotros, pero
preferimos poner ese membrete y decir: 'Ahora somos respetables, tenemos visibilidad'.
De esto resulta que los izquierdistas quedan marginados e invisibles fortaleciendo a la
burguesía y a su hegemonía.
Otro aspecto es cómo conseguir una carrera exitosa en las instituciones burguesas y
retener las credenciales izquierdistas. Hay varias formas de hacer las dos cosas. Primero
hay que consolidar la tarea, comer mierda por diez años, bajar la cabeza, hacer trabajos
que no tengan mucha significación del tipo: “El análisis de la influencia de los tejidos
de fulano sobre la iglesia en el siglo XVIII”. Luego de conseguir una posición de gran
prestigio en alguna institución, dar un giro, empezar a manifestar una postura crítica y
descubrir las injusticias.
El segundo camino, más común, es combinar investigaciones muy convencionales y una
enseñanza ortodoxa –en el sentido negativo del término- y después del trabajo, en
reuniones sociales, tipo cóctel, dar las posiciones más críticas y revolucionarias. Esa es
la esquizofrenia que separa el trabajo académico de la esfera de las opiniones políticas
personales, que pueden ser muy críticas. De esta forma, uno puede ser muy potable en
cualquier institución de prestigio. Recuerdo algunas veces en las que he ido de visita a
dar conferencias a universidades prestigiosas. Estos intelectuales cuidaban los detalles
del currículum y la terminología; los presentaban en una forma terriblemente
convencional. Después, durante la cena, comenzaban a atacar la política
norteamericana, el genocidio, etc., como un hobby, una diversión para sentirse bien, que
se manifiesta en la esfera privada de la vida, pero nadie se da por enterado y no tiene
ninguna consecuencia.
Además, hay otra cuestión para analizar, las diferentes actitudes según sean los distintos
ámbitos donde se realizan las actividades. Conozco personas de izquierda que preparan
con dos o tres meses de anticipación sus trabajos para presentarse en conferencias.
Ponen mucho cuidado ante las audiencias burguesas y las grandes conferencias
académicas, pero cuando son invitados a dar una charla frente a una masa campesina u
obrera, improvisan en el momento algunas palabras críticas, o, en algunos casos, repiten
la misma charla que dieron el año pasado. ¿Eso qué significa? ¿Qué es lo que valorizan
en la vida? Valorizan el lugar adonde van a llenar el currículum. En cambio, en las
reuniones donde tienen la posibilidad de influir sobre un proceso político que afecta al
pueblo, no prestan atención, le restan importancia, piensan que pueden decir cualquier
porquería y que la gente se lo va a tragar. La verdad es que esto no es así.
Recuerdo una reunión del MST - no voy a mencionar el nombre, pero sí que era un
personaje muy conocido en la izquierda brasilera-; esta persona entró, dio la charla y
cuando terminó la gente que estaba escuchando me dijo: ‘Es la misma charla que dio
hace tres años'. Es tal vez el Alzheimer, como un amnésico, que no recuerda lo que hizo
de un año al otro.
Estas prácticas de las que estamos hablando, en primer lugar, fortalecen el prestigio y la
legitimidad de las instituciones, las ideas y las personalidades burguesas y generan un
complejo de inferioridad en la izquierda. En segundo lugar, a partir de estas prácticas
uno puede observar el carrerismo o arribismo. Siempre, el verdadero conocimiento está
afuera, en las escuelas de prestigio que gozan de nombre reconocido. Los practicantes
nacionales tienen sus limitaciones, aunque hay algunas personas con buenas
intenciones, al fin de cuentas, no tienen el nivel que sí tienen las universidades
prestigiosas. Lo que olvidan los comentarios de este tipo es la distorsión ideológica que
reciben cuando van Harvard, a la London School, cómo absorben las mistificaciones y

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aplican teorías, conceptos y trabajos en un paquete. Es verdad que en esos lugares las
bibliotecas tienen mucha documentación, que existe gente técnicamente muy capaz,
matemáticos que pueden llenar todo un pizarrón con ecuaciones, pero cuando les
preguntas sobre las premisas de la competencia perfecta, que te digan dónde existe eso
en el mundo real, en la Argentina, en EE. UU. con las fusiones de las grandes empresas
o en cualquier otra parte, te contestan: 'Bueno, es una competencia imperfecta'. Pero el
buscador de prestigio vuelve y empieza a repetir y aplicar las mismas fórmulas, como
hombre certificado desde el centro, con el prestigio alcanzado por su posición y
consigue las cátedras y puestos más importantes. Es más, para entrar en este embrollo
tiene que suspender sus críticas, porque el jefe del comité de doctorado no va aceptar
una crítica a fondo. Si le dice: 'Mire jefe, la globalización no es adecuada, debemos
hablar de imperialismo', el profesor le contesta, mirándolo fijo: 'Ahora estás hablando
de ideología, la globalización es un concepto científico, estás repitiendo los clichés del
pasado, de los ideólogos de tu país. Ahora estás en un mundo científico, en el que debes
aprender nuestras formulaciones, las ecuaciones y las premisas de nuestra teoría. Con
eso vas a conseguir las invitaciones a las conferencias, las becas post-doctorales, para
mostrar tu gran capacidad, porque tienes muchas potencialidades. Pero tienes que optar
entre dos caminos: o te vas por la línea ideológica y te quedas afuera de los grandes
centros, o tomas el camino científico y dejas de hablar de estos conceptos que tienen
contenidos emotivos. Nuestro nacionalismo, nuestro imperialismo, nuestra explotación,
es simplemente una forma de ser modernos. Debes entender que lo que ustedes llaman
explotación, es la modernización. Entonces, ¿quieres entrar en este mundo o quedarte
atrapado en el atraso, porque los conceptos que estás utilizando no llevan a ningún
lugar, y mucho menos en tu carrera?'.
¿Cómo hacer frente a esta problemática? Creo que hay muchas cosas para hacer. Hay
que trabajar y respetar a los intelectuales que están involucrados, que están
comprometidos, que están haciendo su trabajo con recursos limitados, pero que por lo
menos tienen una perspectiva crítica sobre la realidad y no están conformes con el poder
y la búsqueda de prestigio a cualquier precio. Debemos elaborar nuestras propias
fuentes de materiales. Hacer el trabajo de conseguir los datos, la información, construir
nuestros indicadores. No ser flojos y simplemente abrir el anuario del Banco Mundial,
sacar algunas cifras y hacer un análisis radical sobre los datos falsificados o
inadecuados y decir: 'Usamos las cifras del Banco Mundial, el mundo está polarizado y
hay muchos pobres'. No. Hay que hacer el trabajo primario y a partir de eso elaborar.
También debemos entender que debemos dar prestigio a las actitudes de nuestros
intelectuales como fue el caso de Jean Paul Sartre cuando le ofrecieron el premio Nobel
durante la guerra en Vietnam y los mandó a la mierda, diciendo que no necesitaba eso,
que para él era mucho más importante el apoyo y el reconocimiento de los compañeros
de Indochina. Esos son mis héroes. La gente que aspira a este tipo de prestigio. Cuando
voy a una reunión me preocupa lo que piensa la gente, los Sin Tierra, los zapatistas. Me
preocupa qué opinan ellos sobre mi pensamiento o mi trabajo. Y también la gente con
quien trabajo; me importa mucho lo que piensan David, Tato y otros. Cuando me hacen
una crítica la tomo en serio, reflexiono y pienso sobre ello, porque compartimos valores
y un esfuerzo común hacia la honestidad.
Finalmente, respecto a los que están en el mundo académico, no estoy planteando que
tengan que salir de su ámbito, sino que tienen que dar la lucha allí. Es un terreno de
combate, de conflicto, al igual que sucede en el teatro, en el psicoanálisis y en todos los
ámbitos. No hay que entregar ningún terreno, pero hay que ser irreverente frente a los

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protocolos académicos. No hay que quedarse impactado con los títulos sino analizar
cuáles son los contenidos. No digo que un profesor con prestigio no tenga nada que ver,
pero hay que pensar si, a pesar de sus títulos y del reconocimiento burgués, tiene algo
que decir. No hay que quedarse ciego y admirado ante los títulos y certificaciones.
Para cerrar, quiero decir que hay que tener respeto por los militantes que están en las
primeras líneas y seguir nuestro trabajo constante, con todas nuestras limitaciones. Ser
un poco auto-irónicos para no ser fanfarrones y prepotentes. Adoptar una postura anti-
heroica, en la que el respeto viene de la gente que respetamos, que para nosotros es la
gente importante. Ser objetivo y partisano no tiene por qué generar un conflicto entre
tener una posición política y mirar e investigar los datos reales. No simplemente
distorsionar los datos para hacerlos coincidir con la posición política, sino, sobre todo,
orientar las investigaciones desde la perspectiva del pueblo en lucha.

Debate
Participante 1: (…) Voy a remitirme a la pregunta. Dónde podemos encontrar, los que
sí queremos tener una actitud crítica, a pesar de comer hamburguesas, ir al cine,
comprar aparatitos para escuchar, para hablar, y formar parte del sistema capitalista en
los hechos, porque todos somos parte de este sistema, ¿dónde se puede encontrar un
pensamiento realmente crítico y cómo se construye un intelectual? Y no sólo un
intelectual, sino ¿cómo se lleva a la práctica la construcción de un pensamiento
diferente al neoliberalismo, desde el momento en que los intelectuales antes miraban la
construcción de Rusia y el pensamiento de Marx, como un modelo que reflejaba si la
dirección era la adecuada?. A mi me gustaría que alguien que sí considera que hay otra
alternativa, lo exprese de manera más objetiva y clara. Esta es mi pregunta concreta
¿dónde nos miramos?

Petras: Bueno, hay mucha gente aquí, debes mirar a la izquierda, a la derecha, atrás, al
frente. Hay mucha gente aquí que no vino a buscar un discurso conformista, sino para
escuchar la pirotecnia intelectual crítica. Hay escritores de teatro, hay economistas, hay
sociólogos, hay gente que está trabajando. Segundo, hay muchas prácticas aquí. Hay
organizaciones de desocupados, hay varios frentes donde la gente está luchando y
enfrentando el sistema. No hay que pensar que uno está atomizado o aislado. No
vivimos en un mundo cerrado. Hay dificultades, hay intelectuales en la búsqueda de
respetabilidad, pero también hay mucha otra gente que está estudiando, escribiendo y
luchando. Hay que ir a foros como este y después conversar con la gente, comprar el
famoso libro, etc.
No hay que vivir sólo de la nostalgia del tango. Hay un mundo que está en fase de
creación, esa es mi opinión; y sobre lo que dices de Pavlovsky estoy de acuerdo, pero
también hay pequeños Pavlovskys ahora, una nueva generación que está surgiendo y
tarde o temprano puede superarnos. No sé si estás de acuerdo, Eduardo.

Pavlovsky: Sí, estoy de acuerdo. Estaba pensando que en algún momento, en nuestro
país, hemos vivido con pensamientos muy hegemónicos. La gran crítica que yo haría,
incluso a ciertos movimientos políticos en los que estuve, es la religiosidad.
La religión es algo existencial. La religiosidad es la adscripción a un sistema en donde
lo que está adentro, que se llama “grupo-objeto”, es lo verdadero, y lo que está afuera,
que se llama “grupo-sujeto”, es lo malo; todo grupo, para ser un grupo verdadero, tiene
que estar siempre expuesto a la disolución. Yo creo que hay una gran cantidad de

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jóvenes posmodernos, pero también hay una gran cantidad de jóvenes que me
impresionan, como dice Petras, que están dispuestos, no a tomar los modelos que uno
pudo haberles dado, sino a tomar y criticar. Es maravillosa la concepción de favorecer la
actitud crítica de los chicos y me parece una actitud fundamental para este momento. La
posibilidad de reunirse, de poder cotejar, de poder trabajar grupalmente.

Participante 2: Quisiera saber su opinión sobre si las organizaciones no


gubernamentales son un instrumento del sistema imperialista.

Petras: Hay más de cien mil ONGs en el mundo, más incluso, ahora pueden ser
doscientas mil, porque cada día salen más, como hongos. Bueno, algunas están en Praga
luchando contra las organizaciones capitalistas, imperialistas, los foros, donde van diez
mil gerentes. Están peleando en las calles contra este fraude, contra Havel y compañía.
Ahora, más allá de eso, creo que debemos analizar que hay una gran separación. Hay
grandes ONGs que hacen el trabajo del Banco Mundial, se meten en situaciones
despolitizando a la gente, fragmentando los movimientos, cooptando líderes y son
complementarias con un discurso anti-estatal, por ejemplo, quieren sustituir con
profesionales subcontratados por ellos y eliminar todo el sector público de salud
nacional. Sustituir el programa nacional de salud por clínicas, todo arreglado por ellos,
como un parche al sistema. Entonces, esto hay que criticarlo, hay que enfrentarlo. Una
ONG que va a Santiago del Estero y hace un ofrecimiento a los líderes diciéndoles:
'Nosotros sacamos dinero de Holanda y queremos dárselo para que ustedes organicen el
sindicato y tomen el poder', hace bien. Pero lo que hacen las ONGs es ir allá, pescar
entre la gente, montar una oficina, un profesional que viene con su proyecto, financiado
desde afuera porque es conforme a los intereses externos y dice: 'Bueno, nosotros
queremos hacer educación popular'. Son ellos quienes deben ser educados, son ellos
quienes deben ir allá a aprender de la lucha, como contaba Tato. Pero no, quieren
sustituir, quieren copar y quieren desempeñar una función, que es la de dejar de luchar.
Quieren hacer una cooperativa, llevar máquinas de coser para las mujeres desplazadas y
abandonar la lucha. Creo que esa es una actitud delincuente. Entonces, hay dos caminos
para las ONGs, o reconocen a los líderes naturales y la lucha real que el pueblo está
montando y prestan su apoyo diciendo: 'Miren, me presto a hacer lo que ustedes
quieran, ¿necesitan entender cómo negociar con el Estado?, me presto a dar la
estrategia'. Lo que no deben hacer es sustituir. El gran problema es que sustituyendo
consiguen los grandes fondos, que son millonarios. Les doy una cifra: el año pasado las
ONGs recibieron más de diez mil millones de dólares y este año el Banco Mundial dice
que va a canalizar tres mil millones de dólares a través de ONGs, para limpiar el piso
después de las masacres.

Participante 3: James, quisiera pedirle que repitiera un poco el tema, porque yo soy
educadora y tenemos justamente el problema al revés. Los intelectuales que tiene un
discurso de izquierda y progresista se dedican a pedagogizar las políticas de ajuste que
el Banco Mundial impone en educación. Tenemos los intelectuales que provienen de
FLACSO, Filmus es uno de ellos, y unos cuantos más que se revisten de un discurso de
izquierda, progresista, interesado aparentemente por la educación de los chicos, que nos
lleva inevitablemente a la privatización de la escuela pública y a la destrucción del
sistema de educación pública de nuestro país. O sea, que en este caso se da exactamente
al revés.

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Viñas: Primero, hay que tener en cuenta que estamos en la SADE. No estamos en una
situación abstracta, en cualquier escenografía, concreta y tradicionalmente es el lugar de
los escritores.
El problema de los escritores y los intelectuales fue el eje de tu pregunta y, desde mi
perspectiva, el eje de la exposición de Petras. Yo recordaría, brevemente, que dije
“apretar el bandoneón”. Hay que apretarlo, hay que aprender a apretarlo, para ir al
carozo. Lo de Jauretche. En la Argentina los intelectuales, en su mayoría, suben al
caballo por la izquierda y bajan por la derecha. Esto es paradigmático y en este país hay
una figura esencial, el benemérito Leopoldo Lugones, que pasó de un anarquismo
vociferante a terminar haciéndole los discursos al general Uriburu y al fraudulento
general Justo. En la actualidad también tenemos un caso, recién lo comentábamos en la
vereda, el señor Jorge Castro, que es un malentendido (por el apellido). Jorge Castro es
el intelectual orgánico del sistema menemista y acaba de sacar un libro que se llama “La
década floripondesca o de carrusel”, no me acuerdo. Yo conocí a este señor hace
cuarenta años. Era socio -es una paradoja digamos- de Bolívar. Eran Castro y Bolívar,
dos jóvenes intelectuales, hijos intelectuales de Silvio Frondizi. Tenían un librito, hace
cuarenta años, sobre Hegel. Yo intervine en una editorial que funcionaba entonces, la
editorial de Jorge Álvarez, para que fuera publicado. Pues bien, subió por la izquierda,
el señor Jorge Castro, y hoy es el plumífero notorio del menemato.
Eso por un lado, pero correlativamente, el dilema entre el éxito y el fracaso. La mayoría
de los que estamos aquí -y yo de esto puedo hablar intensamente si es que voy a la cosa
autobiográfica, pero voy a ser moderado-, cotidianamente, como si hiciéramos una
plegaria todos los días, al leer el diario, la gente de izquierda, nos sentimos abrumados
por lo que está pasando en el país. Ya es un sainete, es un grotesco fenomenal.
Yo simplemente aludí a esto que es notorio como lo del Senado y el Departamento de
Policía, para no abundar. Pues bien, eso es el revés del drama del éxito del discurso
neoliberal conservador. En lugar del Senado y del Departamento de Policía, tenemos
que leer el éxito de la continuidad entre el menemato y el gobierno de De la Rúa. Frente
a eso nos queda la asunción del fracaso. Yo soy un fracasado, mi generación es una
generación de fracasos. Nosotros queríamos bajar el cielo y traerlo a la tierra.
Fracasamos, pero en este momento, frente al éxito del sistema, sistemáticamente le
decimos no. Esta es nuestra práctica cotidiana, la práctica crítica de la negatividad.
Decirle no permanentemente a toda postulación de este sistema exitoso. No, y no es un
punto de partida. Estamos en la etapa de la negatividad sistemática. Es mi propuesta, es
mi expresión de deseo.

Participante 4: Teniendo en cuenta lo que ustedes han expuesto con respecto a la


función de los intelectuales, es decir, cómo puede ser que, a veces intencionalmente y
otras erróneamente y quizá hasta de buena fe, los intelectuales toman el discurso del
sistema para entrar en una discusión o para, supuestamente, criticar algo, o escribir un
libro o dar una clase. Comparaba todo esto con el sector al que pertenezco, que es la
militancia, si se puede decir de esta forma. Nosotros estamos criticando, y como decía
Viñas recién, leyendo un diario, pero a la vez, cotidianamente y con fechas que están
establecidas y que todos los que estamos acá conocemos, asistimos a una marcha
repitiendo de la misma forma lo que venimos haciendo desde hace varios años, y me
parece que como práctica política, supuestamente crítica, es mucho más sistémica que
un montón de cosas distintas que se podrían pensar para hacer. De ahí viene la crítica, o

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la autocrítica sobre qué puede hacer uno como militante, como gente de izquierda. Yo
pensaba, puntualmente, en una actividad que estábamos tratando de hacer para el 26 de
septiembre. Concretamente, la propuesta era hacer acciones que en la práctica se alejen
de lo que se viene haciendo la izquierda hasta este momento. No como algo nuevo,
porque nuevo puede ser tan vacío como sospechoso. “Nueva Dirigencia”, “Nuevo
Orden”, y demás “nuevos” por ahí nos dan miedo, pero sí nuevo, en el sentido del
zapatismo que hace una resignificación del lenguaje, que plantea una práctica política
diferente. Estamos tratando de hacer algo diferente en este último sentido. Pero llegó la
gente de los partidos políticos a la reunión y en una discusión titularon, al estilo
Grondona, “Los anarcos y las banderas”, porque no queríamos banderas partidarias en
las manifestaciones. Me gustaría que alguno de los tres nos dé su opinión respecto a
esto, a la autocrítica que debemos hacer como militantes y sobre como reproducimos
constantemente cosas que están asimiladas al sistema y terminamos haciendo, más que
una práctica y una negación como dijo Viñas, una terapia progresista. Lo mismo que
digo para la marcha del 26 de septiembre, lo opino respecto a cualquier otra, como ir el
24 de marzo a la marcha por el aniversario del golpe y sentirnos bien porque fuimos.

Pavlovsky: Yo diría que no estás preguntando, sino que estás informando sobre una
cosa muy interesante que va a pasar ahora, la movilización del 26 de septiembre. El
martes que viene, en todo el mundo, va a haber una serie de manifestaciones
ideológicas, artísticas, micropolíticas, de condena al imperialismo, contra esta manera
de encarar el mundo. A mí me parece que eso está creciendo, me parece que ahora hay
mucha más gente en los países desarrollados que también está absorta con este sistema.
No están sólo de este lado, sino también allá.
Creo que toda lucha que pueda manifestarse en contra de este sistema imperialista
monstruoso es positiva, sea del campo táctico que fuera. Me parece que no podemos
perder muchas energías en ver quién es uno, quién es el otro, sino que hay que mirarse
en la protesta, manifestarse, abrazarse. También las cosas del teatro hay que salir a
hacerlas a la calle.
Esto es en todo el mundo. Fue Seattle, fue Washington, fue Londres, ahora es esto. Y me
parece muy importante. Pero ¿por qué me parece importante? Por una cosa que es la
producción de subjetividad. Cuando se hacen estas cosas mucha gente se entera que hay
gente que resiste, porque en este sistema hay una especie de caída en la resistencia con
la ruptura de la solidaridad, hay un aislamiento terrible generado por el tipo de trabajo.
No hay solidaridad, esto se ha roto y fue muy bien hecho. Entonces, me parece que
todos estos eventos tienden a construir subjetividad, es decir, subjetividad desde mucha
más gente, cada vez más, que se opone a este sistema. Todo esto lo veo maravilloso,
porque creo que cada vez hay más gente que siente que hay otro, que puede expresar lo
que es sentido humillantemente estando aislados y desolados. Cada vez hay más gente
en grupo que se manifiesta por las mismas cosas que una persona no se animó a decir
durante años.

Participante 5: Si bien es positivo, como dijo Pavlovsky, que muchas luchas


demuestren que hay una combatividad nueva, si el carácter ideológico no expresa una
oposición contra el sistema, en realidad, lo que sucede es que se va regenerando el
sistema, incluso pese a las nuevas luchas. Me da la sensación de que el problema central
es que toda la intelectualidad, por lo menos la que conozco, no hace una batalla
ideológica en contra del sistema.

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Me da la sensación de que mientras no surja dentro de la intelectualidad y dentro de los
trabajadores también, intelectuales obreros, la posibilidad de sacar a los trabajadores de
las luchas sectoriales y de este modo tratar de abarcar al conjunto de la sociedad para
dar una salida de conjunto, hasta voltear el sistema, va a ser muy difícil que esto se
pueda organizar y construir una sociedad nueva.

Pavlovsky: Quiero decir que en estos momentos, personalmente, estoy mucho más
preocupado por la actitud de los nuevos movimientos micropolíticos, que de la captura
que quieren hacer los partidos de esos movimientos. Cuando habla el MST con el PT,
están de acuerdo en muchas cosas, pero no aceptan todo lo que dice el PT. Es decir, que
hay una línea que los divide claramente, que es su lucha cotidiana, las expropiaciones,
cosas que tienen una singularidad específica. Personalmente tengo mucho miedo que en
este momento histórico otra vez se vuelvan a capturar las organizaciones
prematuramente y no querría que perdamos las organizaciones que están luchando
colectivamente de otra manera, tratando de crear nuevos modelos de socialismo.

Petras: Hay muchas fuerzas en juego que se empiezan a mover. Hay agricultores en
Europa que están paralizando las ciudades frente al problema del petróleo, hay grandes
movimientos atacando las empresas farmacéuticas porque a millones de africanos se les
está negando medicina por el problema del SIDA. ¿Y qué vamos a decir? 'Ustedes no
quieren derrotar el sistema, están excluidos de la lucha'. Perdónenme. El movimiento es
mucho más grande que cualquier proyecto y eso se va a decidir en el proceso de lucha
con grandes confluencias de fuerzas, obreros, campesinos, gente con SIDA, mujeres,
grupos étnicos. Todos están entrando y definiendo una forma. Para entender esto es
fundamental el clasismo. ¿Quiénes son los farmacéuticos? Son las multinacionales
vinculadas al sistema imperial. ¿Quién los protege? El Estado Imperial. Está implícito
en estas luchas. Si uno quiere entrar a dialogar, es decir, a ser explícito, hay que estar
presente en estas luchas parciales, sino no mereces que te escuchen; te dan una patada y
te dicen que no. No quieren un tipo iluminado que venga de afuera a darles un discurso
de autoemancipación. La gente entiende mejor cuando ellos mismos deciden su propia
lucha, lo que necesitan; y nosotros ponemos nuestro pequeño grano de arena dentro de
la máquina.
Por eso creo, incluso en esas grandes luchas que tuvimos en Seattle, donde había
banderas de sindicatos portuarios, de sindicatos del acero, estaban presentes los
ambientalistas, las lesbianas, cada cual a su manera. Libertad para luchar juntos. Nadie
puede imponer. Es un poco molesto que cuanto más pequeño sea el grupo, más grande
sea la bandera. Pero ese no es el problema, el problema es conjugarse todos y reconocer
el enemigo común. El enemigo no es la persona que trae su bandera. El enemigo es la
policía que está golpeando al frente y detrás de ellos con mucho poder. Por qué meterse
en un debate, discutiendo qué banderas van y quiénes no entran. ¿Qué importa?
En primera instancia, ¿quién va a mirar las banderas?, van a mirar cómo entrar en la
confrontación para dar una expresión, como decía el compañero, de que estamos en
contra y afirmamos nuestra unidad.

Participante 6: Quisiera referirme a otro segmento, porque aparentemente siempre


queda como excluido y creo que en la Argentina de hoy es muy representativo.
Concretamente, al segmento que representaría a la ex clase media, que también forma
parte de la enorme cifra de desocupación. Todo ese segmento que hoy debe incluirse en

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un mercado laboral cada vez más reducido y ofrecido, casualmente, por las
multinacionales globalizadas. Es así como vemos a los chicos poniendo alimentos en las
góndolas, a los vendedores de jubilaciones privadas o de seguros de vida.
¿Cuál es la postura desde la intelectualidad, o qué se puede hacer con ese estamento
que, en realidad, parecería como que está deslumbrado o dormido, entre Internet, la
informática y el teléfono celular y que realmente cada vez se está engrosando más? Es
decir, con esa especie de marginalidad de la indiferencia, porque parecería que no
sienten, pero a la vez también tienen un puesto de lucha. No están luchando desde las
necesidades básicas, pero, necesariamente van a tener que luchar porque se los está
empobreciendo. ¿Qué pasa con esa gente que cada vez forma un número mayor en
Argentina y está dejando de pensar? ¿Cuál es la propuesta, ya que en nuestro país este
sector es muy representativo?.

Petras: No diría que no piensan. Tienen que pensar cada día como van a bajar de la
cama, vestirse, bañarse, ir al trabajo. Hay algo que está funcionando en sus cerebros.
Pero bien, el problema es cómo implicarlos en actividades; hay varias formas de
hacerlo: en la literatura, en la psicología, en la lectura política, en lo que habla Tato de la
micropolítica.
Pensando en este tipo de gente hicieron la reunión en Seattle. Una ciudad próspera,
donde no hay un gran gueto y viven muchos profesionales de la informática. Es un
centro de exportación así que pensaron que sus habitantes debían estar a favor de las
economías liberales. Sin embargo, chequeando una lista de las banderas no sólo era
gente de afuera, sino que muchos eran de Seattle. Se dio el caso -me contó mi hija
trabaja allí-, de mucha gente que bajaba de los centros informáticos, se metían en la
lucha, sufrían el efecto de los gases lacrimógenos, se lavaban la cara, volvían a trabajar
y al rato, bajaban a luchar otra vez. Y más, cuando la policía empezó a perseguir a los
manifestantes más combativos entraron en los barrios. Allí tiraban bombas de gas y ya
no discriminaba entre militantes y no militantes. Los vecinos se metieron y empezaron a
tirar piedras y a gritar contra la policía. Entonces, hay un encadenamiento, una vez que
generas la acción y piensas con justicia, no digo que busques la confrontación por la
confrontación en sí misma, sino que persigas una causa justa.
Además, en ese momento, es inevitable que la policía sienta el estado de inseguridad,
porque entiende que el sistema es minoritario y empiece a reprimir. Entonces entra otra
gente, que en primera instancia no entendía qué era lo que estaba pasando, pasa al
enfrentamiento y después te preguntan:
-¿Qué estás haciendo?
-Reparto este volante, estamos haciendo...
-Ah, está bien.
He hablado con obreros de Boeing, una gran fábrica metalúrgica de aviones. En los años
sesenta, cuando estábamos luchando en Berkeley, teníamos un gran problema con estos
obreros, eran los cascos duros que defendían la guerra. Ahora, un obrero de esta fábrica
me dijo: 'Esta es una causa justa, estamos perdiendo nuestro trabajo, están utilizando
mano de obra barata'. No tenía una visión anti-imperialista, pero simpatizaba con el
ataque a las grandes empresas.
Estamos hablando de detonantes. Más detonantes, más contacto con la gente. Y no se
puede decir a una persona que no está metida: 'Usted es un bobo, es un estúpido porque
no viene con nosotros'. Así nunca lo vas a ganar. Vas a lograr que el tipo se ponga a la

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defensiva. Hay que asumir que todo el mundo puede, en un momento u otro, ver la
realidad.
Recuerdo el cuento de los nazis, que tenían a los jóvenes desde una edad muy pequeña
diciéndoles que eran superhombres, los mejores, los superiores en todo el mundo.
Mandaban a estos jóvenes soldados al frente ruso. Llegaban a Stalingrado, medio
congelados, una bala les pegaba en la cabeza y les comenzaba a chorrear la sangre. En
ese momento, entendían que no eran inmortales, que no eran Superman, y en el último
momento de sus vidas veían, por fin, la realidad. El principio de realidad, desde el punto
de vista psicológico, tenía en última instancia un efecto. Y debemos pensar en eso,
presentar a la gente la realidad, enfrentar la realidad como experiencia para que puedan
meterse.

Viñas: Quería referirme a tu pregunta aludiendo a la clase media. Confieso que es


inquietante, sobre todo porque nos involucra a todos. Los que estamos aquí, por
supuesto no vamos a almorzar a los restaurantes de Puerto Madero, sino que
moderadamente iremos a La María de la calle Méjico, o a algún Pipo de la calle Paraná
o Montevideo. Es decir, tranquilo ¿no?, pequeñoburgués, típico de esta ciudad. Bien,
creo que es fundamental. La alternativa que se nos plantea a nosotros, que se me plantea
a mí es un dilema: o zafo o me proletarizo. Ahora tengo un departamento de tres
ambientes y no lo puedo pagar, tengo que irme a uno de un ambiente, que
probablemente me lo preste una amiga.
Creo que para entender la situación de la clase media en Argentina y sus desdichas
actuales que nos colorean a todos, tenemos que hacernos cargo de que la exaltada clase
media de Argentina y la diferencia excepcional con América Latina, primera de las
hermanas, respecto de los otros pobrecitos países y republiquetas de América Latina, se
acabó. Se acabaron los gitanos, como dice García Lorca. Sí, somos América Latina.
Simplemente hagamos un recorrido por la ciudad de Buenos Aires, para no abundar. No
es necesario ir a Santiago del Estero. Vamos hasta Sarandí y, por la noche, a la calle
Rodríguez Peña para ver a los jubilados revolviendo la basura para ver que pueden
sacar. Eso somos nosotros, la clase media. O zafamos o nos proletarizamos. O buscamos
la manera de incorporarnos con respetabilidad al sistema, o nos convertimos, dios
mediante y la virgen de Guadalupe, en revolucionarios. No hay otra.
Estamos como dice La Nación: hice un discurso de barricada. Barricada era un diarito
que funcionaba en alguna localidad de América Central, en los mejores momentos. La
Nación, ¿La Nación? Tenemos que leer La Nación, yo leo La Nación y como soy
ecléctico, leo también Página/12. Tal vez me repugna más Página /12, no puedo menos
que decirlo, lamentablemente. El corrimiento es subrepticio, pero concreto. No hay más
que ver a quiénes consulta Página/12 para que den opinión sobre la situación de la
Argentina, para no abundar. Pues bien, en La Nación, un amigo mío, uno de esos
intelectuales que se pasó del infierno al sistema, me dijo un día: 'No, lo que pasa es que
La Nación ha cambiado'. Sí, pero ¿qué cambió, ¿la página de palabras cruzadas?. La
Nación sistemáticamente hace muchas cosas, por ejemplo, cuando Chávez pronuncia un
discurso, no titula “Chávez habla” sino, “Chávez gesticula”, es decir, que es una especie
de mono que pretende la categoría de ex. Ese es el discurso del sistema. El discurso del
sistema, paradigmático en La Nación, constantemente dice, en sus editoriales, que es
dónde está el grano de sal: 'La huelga es anacrónica'; pero yo digo, compañeros de La
Nación, general Don Bartolomé Mitre, compañero Mariano Grondona, exquisito

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Morales Solá, ¿ustedes leen las noticias de lo que pasa en Europa?, las huelgas de
camioneros pararon un continente, no importa: 'La huelga es anacrónica'.
Pues bien, el otro elemento, y trato de apretar el bandoneón, que es un régimen
considerable de economía, tenemos poco tiempo, por lo menos yo, diez años, estoy a lo
sumo en el penúltimo acto. Lógicamente, los intelectuales han sido maltratados como
felpudo de barrio en día de lluvia. ¡Qué no se dijo en este país de los intelectuales! ¡Qué
vergüenza no tiraron sobre los intelectuales! A fin de cuenta somos unos trabajadores
como otros, con algunos privilegios desde ya, en tanto pertenecíamos y veníamos de la
clase media. Pero como en todo, se trata de una corporación, hagamos por lo menos un
espectro, como los terribles odontólogos, y me incorporo, o los terribles abogados.
Veamos espectros, abanicos, el espectro de los intelectuales. Intelectuales críticos,
intelectuales instalados. Permanentemente esa serie de matices, lógicamente que
también en coyunturas como esta, aceleradamente en función del contexto, nos vamos
polarizando, es ineludible. Todos esto que estamos hablando, en última instancia, si no
se recorta sobre el fondo de la guerra fría, se recorta sobre lo ineludible, que es la guerra
civil. La guerra civil. Guadalquivir, Guadarrama y así siguiendo. Vemos que eso está
permanentemente atenuado y adopta distintas inflexiones. No admite a los intelectuales.
Espectro, quiénes somos excluidos, quiénes somos santificados; decía Petras “la
preocupación por la respetabilidad”.
La preocupación por eso que estamos señalando desde el comienzo que está
deteriorado. A los intelectuales nos preocupa especialmente la respetabilidad porque
sentimos que nuestra clase, en la que nos inscribimos, está deteriorada. Es decir, las
apelaciones a un capital simbólico, permanentemente. Permanentemente yo hago
apelaciones a lo simbólico porque siento que mi contexto y el que me rodea de manera
sucesiva están deteriorados. Estamos deteriorados. Mirémonos nuestra ropa; ya no
vamos al teatro, ya no vamos al cine, ya no podemos comprar libros y así siguiendo.
Algunos de nosotros han empezado a vivir y a dormir en las plazas, como veíamos en
aquellas novelas llevadas al cine de Máximo Gorki. Los intelectuales que duermen en la
plaza Rodríguez Peña. Es una novedad.
Pues bien, la respetabilidad. En función de esto, yo propondría otra cosa que apareció
aquí en esta reunión, saludablemente polemizada: son las exclusiones. En materia de
tácticas, ninguna, no hay que excluir ninguna. Creo esto a partir de aquello que
postulábamos, asunción de la negatividad, presunto fracaso frente al éxito del sistema y
del discurso neoliberal. Frente a eso no excluir ninguna táctica posible.
Una de las memorables, apelación a la creatividad y a la imaginación, el escrache de los
grupos de HIJOS. Antes no existía el escrache, pues bien, asistimos a los escraches que
son realmente espectaculares, saludables y fecundos, incluso uno los envidia. Tanto los
envidio que proyecto el escrache sobre el manejo del lenguaje, que es mi materia
concreta, de qué manera con la utilización de la palabra se puede provocar un efecto
análogo al del escrache de los HIJOS. Les propongo, en un paredón de Paraná, un texto,
un graffiti, todo lo contrario de la respetabilidad. Esto es la insolencia crítica a partir de
la negatividad en un paredón en las afueras de Paraná. Imaginación: El Papa se coge a la
virgen porque la s/Santa c/Sede.

Participante 7: Quisiera aludir, especialmente, a este tema del lenguaje. La importancia


que tiene en cualquiera de los ámbitos en que nos podamos mover, desmontar el
discurso del poder. En Brasil hay un dicho popular: blanco corriendo, atleta; negro
corriendo, ladrón. Ahí, están definiendo toda una realidad. Alguien dijo alguna vez que

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el fascismo es más peligroso por lo que hace decir que por lo que prohíbe decir,
entonces me parece que es bueno empezar a desmontar ese mecanismo que se da en los
lenguajes. Por ejemplo, en Brasil también había una vez un negro haciendo teatro
callejero e iba repitiendo este estribillo: despierta negro, despierta blanco, yes ma, yes
ma. Y lo repetía constantemente, yo creo que él con ese sólo estribillo estaba
desmontando el mecanismo del poder, con esa contraposición ‘despierta negro,
despierta blanco, yes ma, yes ma. Por ejemplo, el otro día tuve este diálogo con una
adolescente:
-¿Por qué decís mi patrón o mi patrona cuando hablás de tu trabajo?
-Porque es mi patrón.
-No, es el dueño de la empresa.
-¿Pero cómo le voy a decir si yo hago lo que me manda?
-¿Y por qué hacés lo que te manda?
-Y porque él es el patrón.
-Pero él no te puede mandar, vos tenés que hacer un trabajo y punto.
-Yo creo que si no hago lo que me manda, me echa.
Me pareció terrible, simplemente la palabra “mi patrón” y el convencimiento de que era
la única posibilidad que tenía de mantener su subsistencia. Trato todos los días, y me
cuesta. Yo estuve en Chiapas y cuando me estaba yendo me empezaron a caer unas
lágrimas pensando que volvía otra vez al menemato, como decía David, y un chico,
supongo que era un chico, solamente lo miré a los ojos, tendría dieciocho años, me miró
a los ojos y me dijo: 'Tienes que tener mucha paciencia porque no todos comprenden al
mismo tiempo'. Y bueno, me parece que tenemos que alternar un poquito la paciencia
sabiendo que algún día los barrotes de la jaula se van a romper, y la insolencia de la que
habla David para ayudar a que se rompan.

Pavlovsky: Quisiera agregar un dato más, que es interesante, porque estamos hablando
del efecto sobre nosotros. Del efecto diario de esta tremenda patología de la
incertidumbre. Como en el teatro, un gran sector no sabe qué pasa en veinte días. Es
desesperante.
Les quiero dar datos, dos datos extremos del capitalismo, que es lo que se llamaría la
nueva psiquiatrización. Porque, evidentemente, hay patologías nuevas muy severas.
La primera es la de los yuppies. “Yuppies” serían los hombres que tienen treinta y tres,
treinta y cuatro años, que van al psiquiatra y dicen:
-Doctor, yo... vengo a verlo.
-Y qué tiene usted.
-No... yo gano dos millones por año, tengo mujer, tengo amante, tengo a mis hijos en los
mejores colegios, tengo tres casas con pileta, perros.
-Y ¿qué le pasa?
-Mire, no siento. Ni al perro, ni a los chicos, ni a mi amante, ni a mi mujer.
Todo está como en una especie de pantalla blanca. Y ¿a qué se debe este síndrome que
se llama la “esquizoargentina”?
Esta juventud, que a los treinta años ya es vieja, ha tenido que disociar los afectos para
una lucha terrorífica. Es decir, para ascender a ser yuppy ha matado a veinticinco en el
camino, amigos, compañeros de formación, de la universidad. Ha tenido que separar los
afectos, en la lucha por llegar, y al separar los afectos, los afectos ya no existen y se
convierten en personajes vacíos. Incluso ya no pueden trabajar. Este es un síndrome
psiquiátrico actual.

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En Chicago, hay otro fenómeno, que es nuevo y no se puede catalogar, de la misma
manera que los piqueteros no se pueden catalogar con la sociología acá. Es el gueto. En
Chicago ha habido una gran baja progresiva desde los ’60, desde las décadas del Estado
de bienestar social. Los han dejado a merced de una cosa terrorífica. Allí, ha aparecido
un individuo con una nueva formación llamado hustler. No sé cuál es la definición
exacta, salvo por lo que hacen. Este nuevo individuo saquea, mata, roba. Entonces, se
trata de encuadrar la patología psiquiátrica de estos individuos, pero no se puede,
porque quienes los han estudiado, opinan que es una forma de subsistencia. Tal es así,
que las familias están orgullosas de tener un hustler y un chiquitito que va a serlo,
porque son los que traen dinero a la comunidad.
Esta nueva perversión increíble, no se puede tratar. Dicen que no se puede tomar como
un fenómeno de la resistencia. No se puede decir que es un individuo que está en contra
del sistema, de ninguna manera. Tampoco se lo puede tomar como una patología. Lo
que sí se puede tomar y se puede aprender, es que tanto aquí como allá, van a aparecer
nuevas formas de subsistencia frente a la realidad. Esto abre un panorama muy amplio
para la psiquiatría, ya que no se puede entender solamente desde el complejo de Edipo.
¿No?

Participante 8: Si me permiten voy a cambiar la pantalla. Vamos a hablar un poco de


economía. En la actualidad el mundo está regido por un grupo, un grupo de siete, que
resumen en sí todo el poder político, económico y militar de este mundo. No obstante,
la mayoría de los países que están regidos por el G7, conviven dentro de él. Países como
los nuestros de América Latina, países que están en el atraso más grande, como los
africanos, los polinesios y algunos países asiáticos. Los países dirigentes que
evidentemente han superado el sistema capitalista de producción y de apropiación han
descubierto que el capital ya no es el capital industrial, la clase obrera prácticamente ha
desaparecido en la mayoría de los países porque las máquinas y la cibernética
sustituyeron al hombre. Dicen que hay mil doscientos millones de habitantes que han
perdido su trabajo, que pasan hambre. Esos mil doscientos millones, en realidad
representan a tres mil, cuatro mil millones de personas que realmente están padeciendo.
Nosotros nos encontramos en este subdesarrollo y hemos perdido los progresos que
existieron desde el año treinta del siglo pasado hasta ahora. Tenemos un retroceso tan
grande que nuestra clase obrera ha dejado de tener un rol significativo. Lo fue perdiendo
porque fue claudicando y dejando en manos paternales las soluciones de sus problemas.
No está en condiciones porque no está aglutinada en las grandes empresas y no da lugar
a la formación de aquel famoso sindicato que tenía fuerza, que movilizaba y que sí
obtenía conquistas sociales. Ahora bien, el sistema actual del G7 que ha concentrado en
sus manos todo el poder del mundo, para poder lograrlo, ha recurrido a varias
herramientas, entre ellas, la deuda externa que es el cáncer más grande que tiene la
humanidad. ¿Cuál es la salida para esta situación de insatisfacción?.

Petras: Primero, ahora hay más millones de obreros trabajando que nunca en la historia.
Si vas a las maquiladoras en Méjico, si vas a Indonesia, si vas a Asia, ahora hay más
obreros que nunca. Lo que sale de un lado se multiplica en otro lado. Mira, por ejemplo,
si quieres un estilo pedagógico, si vas a las tiendas de ropa y empiezas a ver de dónde
viene la ropa, de Bangladesh, de Malasia, etc. Entonces, no es cierto, si consideramos
sólo obreros a los que trabajan en la vieja fábrica, pero si vas a las oficinas y ves la
cantidad de gente que está pegando a las teclas en forma monótona y tan rutinaria y tan

29
mecanizada como para los obreros que trabajaban en el cinturón del trabajo, con los
mismos problemas de salud, en los músculos, en los ojos y todo lo demás. Entonces, la
forma de producir y la ubicación de los trabajadores ha cambiado, pero la clase obrera
sigue siendo el factor más grande en la política económica del capitalismo imperialista.
En este caso, yo creo que entre las tareas planteadas, está enfrentar la explotación de las
mujeres que hacen los zapatos de Nike por un dólar al día. Y cuando miramos las
últimas modas en Nueva York, ver que las hacen mujeres asiáticas, a sólo treinta
cuadras de Wall Street, que trabajan por la mitad del salario mínimo.
Esto plantea el problema de cómo se tienen que articular los obreros mundialmente para
enfrentar este enemigo común. Pero dejemos de pensar que con la informática hemos
transformado el mundo. Han profundizado la explotación que se ha extendido y ahora
es mucho más intensa. Los trabajadores de Estados Unidos que trabajan en el sector de
servicios, la gran mayoría no tienen ninguna cobertura en salud, ni pensiones, ni gozan
de vacaciones. Entonces, el problema actual en el mundo no es la falta de obreros, sino
la enorme cantidad de trabajo mal pago y los trabajadores que ahora caminan por las
calles, como ambulantes, que son trabajadores y no necesitan, como antes existía el
concepto, estar en una fábrica para obtener el certificado de proletarios. Muchas gracias.
Fuente: http://www.herramienta.com.ar/varios/14/14-2.html, 2000

Los intelectuales, Cuba y los Derechos Humanos

Muy buenas noches amigas, amigos, compañeros, compañeras y participantes aquí,


quiero agradecer a La Casona por esta oportunidad para abrir una discusión e
intercambio de ideas sobre un tema caliente que ha provocado un debate en Europa,
Estados Unidos, Canadá, América Latina, en todos los países.
Estaba en Pontevedra, en Galicia, hace 3 ó 4 semanas en un gran coloquio sobre el tema
de la responsabilidad de los intelectuales y los problemas actuales, donde estuvieron
algunos notables como Eduardo Galeano, Alfonso Sastre, Adolfo Sánchez Vázquez y
otros personajes, incluyendo a este profesor con su mala espalda. Allá estábamos
discutiendo y la noche que intervino Galeano, al final, dijo que estaba contra los
fusilamientos, el encarcelamiento de los disidentes en Cuba y que él siempre está por la
libertad y más, que él siempre estuvo contra el partido único y otras cosas. Más de la
mitad de la audiencia quedó un poco en estado de shock porque terminó de hablar, tomó
sus papeles y se fue. Un sindicalista gallego un poco enojado gritó desde atrás:
'Galeano, ¿quieres conseguir el Premio Nobel?'. Bueno, la gente miraba un poco
preocupada y esa noche Alfonso Sastre, yo y otras personas decidimos que debíamos
hacer algo por la forma en que se planteó el tema y entonces firmamos lo que llamamos
la Declaración de Pontevedra y conseguimos el apoyo del alcalde del Bloque Nacional
Gallego, de sindicalistas, profesores, firmaron el documento más de 200 personas en un
día.
Después fui a Madrid y en los días anteriores El País, un diario que odia a Cuba
visceralmente y no son simples desinteresados porque la empresa Polanco que dirige El
País comparte acciones con la Federación cubana-americana de Miami, entonces tienen
un interés particular en publicar cualquier ensayo de cualquier persona, individuo,
izquierdista, ex izquierdista contra Cuba, y los días anteriores publicaron a Ernesto
Sábato, un progresista que siempre toma posiciones de la derecha. Conocemos a estos
personajes, a Sábato y otros vacas sagradas, Carlos Fuentes, Vargas Llosa y demás.

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Ese sábado cuando estábamos caminando por el centro de Madrid pasamos por la Puerta
del Sol, donde los burócratas sindicales, El País y otros, convocaron a una protesta anti-
Cuba, pasamos, escuchamos algún grito pero igual entramos en la plaza y vimos que
eran 700 u 800 personas. La mitad eran cubanos de toda Europa. En la plaza había más
turistas que manifestantes. Al final, subió a hablar un representante del Partido
Socialista y los fanáticos empezaron a tildarlo de filo comunista gritándole: '¡Qué haces
aquí, vete a Cuba!'. Justo le tiraron un tomate podrido y tuvo que bajar de la plataforma.
Entre las 800 personas creo que la mitad eran cubanos de Europa que se juntaron allá, es
decir, con toda la propaganda, con toda la presión de El País y los medios, el pueblo
español no responde, ni las bases del PSOE, ni las bases sindicales y, mucho menos, de
Izquierda Unida, a pesar que el Secretario General del Partido Comunista de España,
muy vergonzosamente, dijo luego que no había participado -aunque tenía las mismas
críticas- porque no lo habían invitado. Podría recibir otro tomate podrido de los
derechistas que dominaron la reunión.
Primero, creo que debemos empezar discutiendo cuál debe ser el papel de los
intelectuales en general en relación con los grandes acontecimientos que están pasando
en el mundo. La primera responsabilidad es clarificar cuáles son los grandes
acontecimientos de nuestra era: guerras, conquistas, colonización, militarismo,
dominación, resistencia popular, resistencia que viene de movimientos seculares,
religiosos, lo que sea, la afirmación de las identidades de los pueblos frente al gran
enemigo de la humanidad y el gran número de víctimas que están muriendo por las
bombas, destruyendo una civilización de más de 5000 años, entre otros ejemplos.
Segundo, debemos desmitificar el poder y la manipulación del poder. Tenemos ejemplos
muy presentes. Cuando el señor Colin Powell, según Página 12 el hombre blando,
presentó las pruebas de que Irak importaba uranio, no mostró ninguna evidencia en
ninguna parte de su fabricación. Un mentiroso frente a la Asamblea Nacional.
Desmitificar a la clase gobernante imperialista, incluso al buen muchacho negro que
habla por el poder. Podríamos hablar de muchos casos de cómo el intelectual tiene que
criticar el poder y desmitificar las ideologías que lo justifican, las distorsiones que
utiliza como pretexto, las armas biológicas que supuestamente justificaban la guerra
contra Irak. Ahora los inspectores norteamericanos en la televisión están bromeando: 'no
hay nada aquí, no hay nada en ningún lado, ya volvimos treinta veces al mismo lugar y
no encontramos nada'. ¿Y qué significa eso? Una guerra de conquista, de dominación,
de pillaje de los museos, queman libros en las bibliotecas, mientras ellos están poniendo
el ojo en otro lado.
En el caso que discutimos de Cuba hay una gran diferencia entre los intelectuales como
Saramago y los derechistas de siempre como Carlos Fuentes, Vargas Llosa y cualquier
otro que uno puede citar que siempre están listos para hacer el coro del imperialismo,
pero del otro lado tenemos personajes que tienen una reputación, incluso han hecho
críticas en diferentes momentos, en diferentes formas contra la política exterior de
EE.UU., en defensa de los derechos humanos, etc., etc. Entre ellos personajes como
Chomsky, como Saramago, como Galeano, como Eduard Said, el palestino que vive en
EE.UU. y otros. Una larga lista de franceses que siempre se prestan a este tipo de juego.
Recuerdo en los '70 el caso Padilla que pasó por una comisaría por 48 horas y
rompieron con Cuba Jean Paul Sartre y los demás, provocando la reacción de nuestro
querido gran escritor Julio Córtazar. Del otro lado tenemos muchos intelectuales que
están defendiendo a Cuba como Benedetti y muchos más, podría hacer una larga lista.

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Ahora, ¿cómo entender el fusilamiento de 3 personas y el encarcelamiento de otras 80
llamadas disidentes? Hay que entender 2 cosas: los hechos concretos y el contexto de
las actividades para tener una perspectiva sobre la conducta de Cuba.
Tratemos primero sobre los mal llamados disidentes porque criticar a un gobierno,
escribir un artículo, no es un gran crimen en sí mismo, no, yo por lo menos no creo que
sea un crimen que merezca sentencia, pero en este caso hay que ver de cerca quiénes
son estas personas y para hacer eso, primero, tenemos que entender cómo funcionaban.
Yo por casualidad estaba en la computadora con el único dedo que utilizo para bajar las
cosas, me cuesta mucho porque soy un poco miope y tengo que ver de frente para poder
leer con cuidado el sitio web de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), el
brazo de ayuda externa de EE.UU. que tiene una sección que se llama reporte de Cuba
(Cuba report) y dentro de ese sector tiene un sumario de sus actividades en Cuba. Esta
es información pública, por lo menos lo era y tienen una descripción del nuevo proyecto
para derrocar al gobierno de Cuba, crear condiciones para lo que llaman una transición
y desde 1997 hasta marzo del 2003 financiaran 8.5 millones de dólares para proyectos
de publicaciones, reclutamiento y funcionamiento de los grupos llamados de Derechos
Humanos, periodistas, economistas, etc. Entonces, estos personajes son funcionarios del
gobierno norteamericano. En el documento describen el criterio para entregar el dinero
¿por qué lo están regalando? Porque este proyecto empieza en 1997 y es derivado de la
Helms-Burton Act que pone condiciones restrictivas sobre todas las relaciones con
Cuba, un proyecto para derrocar al gobierno.
Helms y Burton son los 2 senadores más reaccionarios en todo el Senado derechista.
Para que tengan una idea Menem parece un progresista frente a Helms y Burton, éste
era un gran apoyo de D'Abussoin, el asesino del obispo Romero en El Salvador, quería
darle una medalla por servicios al mérito. A partir de Helms y Burton viene el proyecto
Cuba de AID. Ese documento dice que la función de este proyecto es financiar otros que
coincidan con los intereses políticos, económicos y diplomáticos del gobierno
norteamericano. Está claro que ellos reciben el dinero una vez evaluados en términos de
cómo sus intereses, sus ideas y actividades coinciden con los de EE.UU. ¿En qué? En el
proyecto de EE.UU. de derrocar al gobierno de Cuba.
James Cason el representante de EE.UU. en Cuba, un cuasi embajador, desde que llegó
al país en septiembre del año pasado hasta marzo del actual, actúa como un político
contrarrevolucionario. Estiman que hizo viajes de 6.000 Km. por toda la isla pasando
por todos los lugares donde funcionaban los disidentes-funcionarios de la embajada,
dándoles instrucciones, pasando propaganda para circular, abriendo canales para que se
puedan difundir sus materiales en el exterior, orientándolos en cómo reclutar y hacer
campañas. Es el capataz de los mal llamados disidentes, hasta los invitaba a su casa para
darles arengas contra Cuba, animarlos a utilizar su casa como un lugar de trabajo, algo
poco diplomático por decir lo menos. Entonces esta actividad de ser funcionarios
pagados por un poder extranjero para hacer una transformación de Cuba es una actitud
que va más allá de ser un disidente escritor, bibliotecario, lo que sea, es una persona que
se debe registrar como agente de un poder extranjero. Hay una ley en EE.UU. que está
en el código norteamericano título 18 sección 951: “cualquier persona que opera dentro
de EE.UU. sujeto a la dirección o control de un gobierno extranjero o no oficial puede
ser sometida a persecución criminal y 10 años de cárcel”. Bajo la ley norteamericana si
alguien funcionara como estos funcionarios de la embajada de EE.UU., sin registrarse
como agente extranjero, lo llevarían a juicio y podría recibir hasta 10 años de cárcel y
una multa de más de u$s 100.000. Ahora esta gente no registrada siguen funcionando y

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presentándose como disidentes. En el momento que EE.UU. pone a Cuba en la primer
lista corta de los países enemigos que pueden atacar, más aún cuando le preguntaron a
Powell dijo: 'no atacaremos a Cuba aún, pero tal vez mañana, o pasado mañana …'. Es
como la amenaza durante la Segunda Guerra Mundial cuando EE.UU. estaba haciendo
la guerra contra Alemania, agarraron a todos los japoneses independientemente de lo
que hicieran, muchos incluso tenían sus hijos en el ejército como conscriptos pero eso
no los ayudó. Pasaron 5 años en campos de concentración y sólo 40 años después
recibieron una pequeña compensación y disculpas. En Inglaterra, la cuna de la
democracia, a los alemanes también los tenían encerrados. Volviendo a Cuba ¿que país
va a permitir funcionarios de otro que amenaza destruirlos, caminar, planificar y
funcionar libremente por el país agredido? En EE.UU. por una simple expresión de
simpatía, no por actuar, no por complotar con funcionarios, no, por una simple
expresión de simpatía por Al Qaeda, por las FARC o cualquier otro grupo, puedes ser
encarcelado y quedar incomunicado y el hábeas corpus suspendido, no con un juicio de
una semana o dos como critican a Cuba.
Los intelectuales como Chomsky y Zinn, conocidos personajes que firman muchos
documentos, fueron reclutados para firmar un documento por una persona que yo
conocí hace 40 años que era una trosquista que empezó criticando al stanilismo y
después descubrió que hay otras causas también. Joanne Landy dejó el trosquismo y
empezó a llamarse socialista democrática, con tanto éxito que recibió una beca de u$s
300.000 por la Mc Arthur Foundation, por méritos, sin que haya publicado nada
significativo en su vida. No sé si tiene 1 ó 2 libros en su vida, pero ya ganó esto y
después subió al Consejo de Relaciones Extranjeras, el Council on Foreign Relations
(CFR) que es el principal centro de asesoría del Departamento de Estado y las políticas
del imperialismo y, sin embargo, sigue llamándose socialista democrática. Esta mujer
apoyó el bombardeo de Yugoslavia, de Afganistán, apoyó al ELK en Albania, las mafias
que destruyeron y expulsaron 250.000 serbios y gitanos. Este personaje que les cuento
preparó el documento que firmó Chomsky y no hace una sola referencia de la situación
de guerra de EE.UU. contra Cuba. Dice que están por la autodeterminación de Cuba,
contra la agresión general de EE.UU. contra Cuba, lo demás es una denuncia que va
más allá. Chomsky firmó un documento de apoyo a la transición en Cuba, es decir, por
cambiar el régimen, la línea de Bush, no menciona ni una palabra de los grandes
alcances de Cuba en educación, empleo, salud gratuita, los voluntarios cubanos que
trabajan en docenas de países en África, no mencionan que Cuba en el único país que
vota a favor de una Comisión de Derechos Humanos que investigue las violaciones de
EE.UU. e Inglaterra en Irak, el único país que defendió una comisión para ir a investigar
en Irak mientras todos los demás países de Europa y América Latina no se atreven. Todo
eso queda afuera. La dictadura, los fusilamientos, los pobres disidentes indefensos, eso
lo firmaron y dicen que no sabían quién era la autora y sus antecedentes, pero son
intelectuales críticos, estudiosos, analíticos, ¿cómo que no van a saber? ¿Cómo
explicamos la actitud de Chomsky y los demás? ¿Cómo entendemos eso? Yo creo que
hay varias explicaciones. Una es que Chomsky fue siempre antimarxista, nunca apoyó
ninguna revolución a excepción de la sandinista porque permitía que la oposición
contrarrevolucionaria funcionara en el país, lo que llamaba el pluralismo. También estas
personas están contra la intervención norteamericana, son fuertes críticos de la política
imperialista pero nunca apoyaron a los pueblos en lucha, nunca apoyaron la revolución
china, nunca apoyaron al pueblo vietnamita, nunca apoyaron la revolución de Fidel
Castro, por eso ahora en EE.UU., los millones que protestaban contra la guerra, esa gran

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ola desaparece, porque este movimiento nunca firmó su apoyo por la lucha de los
iraquíes, como nunca apoyaron la lucha revolucionaria de cualquier otro país. Siempre
apoyan a los perdedores, a los allendistas, les gusta abrazar todas las figuras trágicas
pero no a los protagonistas exitosos, siempre encuentran alguna excusa, alguna
burocracia, algún vínculo con los soviéticos, algunos stalinófobos siempre descubren la
mano de Stalin después de 50 años de estar muerto, resucitan a Stalin en cualquier
momento, pero ¿por qué este problema de resistencia a solidarizarse con Irak? Bueno,
son musulmanes son chiítas o sunnitas, son no sé qué. Lo único que apoya Chomsky
son las comunas anarquistas de hace 70 años atrás, ese es su ejemplo, las comunas
anarquistas en Cataluña y peor aún, siempre utilizan los equivalentes morales: contra
Bush, contra Saddam Hussein, contra Milosevic. Uno defiende su país por más tirano y
corrupto que sea, está allá en una forma mala, pero está allá, luchando. El problema del
tirano es para los pueblos decidir cuando los quita, el problema de los equivalentes
morales es para ser críticos responsables pero también para dar la justificación para la
agresión porque las mismas críticas que hacen estos intelectuales con sus equivalentes
son las que hace el imperialismo. A pesar de que son dictadores, como decía Trotsky
cuando hablaba en los años 30 sobre China o Etiopía frente a la invasión del
imperialismo italiano, la izquierda tiene la responsabilidad de apoyar la resistencia
cualquiera que sea el liderazgo para que en el proceso de resistencia se desarrolle en
perspectiva no sólo antiimperialista sino antidictador o antiemperador.
Esto escapa a nuestros críticos moralistas y el peligro cuando hacen estas declaraciones
que estamos por la libertad en cualquier lugar y en cualquier momento, como si la
policía secreta en Argentina entrara en una habitación buscando la esposa escondida
bajo la cama y el esposo grita: 'compañera dejaste de lavar los platos, no estás
cumpliendo con tus deberes'. Bueno la sacan debajo de la cama y se la llevan. Tiene
razón de la falta de igualdad de sexos pero no es por la igualdad que no está cumpliendo
la persona bajo la cama. No es cierta la violación de la igualdad como tampoco lo es en
Cuba cuando alguien grita libertad. Cuando alguien te pone la pistola en la boca ¿por
qué no hay libertad? Porque esos están actuando de la misma manera que los tiranos
imperialistas, por el hecho de que un país está conquistando y destruyendo al otro con
sus defectos, sus líderes autoritarios que están defendiendo la soberanía política y social
y más aún cuando uno piensa en las consecuencias de lo que pasó en la URSS, lo que
pasó en los países de Asia, lo que pasó en Rumania y los demás países, la catástrofe en
Rusia, en Polonia, donde ahora hay millones de personas sin ningún acceso a la salud,
donde el desempleo es tan alto que la primera exportación de Moldavia son esclavas
sexuales que llenan los burdeles. Ninguno de estos intelectuales, por ejemplo, Robert
Brenner, un economista de gran prestigio, historiador económico, estuve con él y le
decía: 'Mire usted a Lech Walesa, ya los trabajadores ni tienen astilleros, allá donde
podrían hacer huelgas ya no existe más el empleo, ahora están vendiendo diarios en las
calles, entendemos que la CIA y el Papa financiaran Solidaridad cuando el cuadro de
Pilzudsky, un facho nacionalista, estaba sobre el escritorio de Walesa. ¿ No crees que
era mejor seguir reformando el comunismo para hacerlo más democrático, en vez de
derrocarlo y reemplazarlo con las mafias que dirigen el país ahora?. 'No', me decía
Robert Brenner, 'cualquier cosa es mejor que el stalinismo'. Otro intelectual de primera
línea que también firmó el documento. Es una situación dramática porque primero no
hay una reflexión crítica sobre las consecuencias de sus decretos moralistas, nadie
quiere decir que diez millones de rusos murieron antes de su tiempo, desde 1988 hasta
el 2000. Ahora la vida en Rusia está por debajo de la edad de Bangladesh, 58 años.

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Habría cosas como para que estos intelectuales prominentes e ilustres hicieran alguna
reflexión, bueno, tal vez hicimos un mal cálculo, que lo que cae y lo que lo reemplaza
no es necesariamente mejor, debemos repensar como hacer política para que no caiga
todo el plan nacional de salud, el pleno empleo, no era exactamente un estado stalinista,
era un estado de bienestar social y cuando cae ese estado de bienestar en Europa
Oriental fue la señal para bajarlo en Europa Occidental. Una simple pregunta: los
alemanes del este ¿dónde tenían más protección social? ¿durante el comunismo o ahora
en la fila de pago del subsidio por desempleo?
Pasando al otro tema, el de los fusilamientos, la pena de muerte, algo muy común en
EE.UU. donde estos intelectuales nunca firmaron un documento de difusión mundial.
Están en contra, no hay duda, criticaron a Bush, pero no con esta fuerza, con esta
difusión. Hay 10 veces más muertos en Texas que en Cuba en los últimos 10 años pero
no veo ningún intelectual montando una campaña internacional y atacando a los
EE.UU., mucho menos a Joanne Landy, autora de este documento, asesora del
imperialismo que junto a nuestros intelectuales prominentes no se pregunta ¿qué pasó
en Cuba las 3 semanas anteriores a los fusilamientos? Secuestraron 3 aviones con
fusiles, facas y lo demás y los llevaron a EE.UU. Los secuestradores están libres. Ahora
mismo caminan por las calles de Miami y si dicen de llevarlos a un juicio, fíjate cómo
los va a tratar un juez de Miami con todo el gobierno controlado de arriba a abajo, hasta
los barrenderos están controlados por la mafia cubana. Libres los secuestradores
terroristas, entonces uno dice, bueno, hay una coincidencia aquí, porque sabemos que
desde el 11/9 la Fuerza Aérea de EE.UU. tiene orden aparente de derribar cualquier
avión que no responda a los códigos de vuelos del país y por qué permitieron a estos
aviones entrar a EE.UU. sin ningún acompañamiento militar y mucho menos lo tocaron
al bienvenido avión. Alguna coordinación es una buena hipótesis y ¿por qué quieren
provocar? Porque quieren hacer daño al turismo. Decir, Cuba no puede controlar los
viajes, para que los once millones de cubanos mueran de hambre, sabiendo que los
ingresos de turismo suman el 40% de las divisas de todo el país y más.
Para dar un poco de contexto, hay un acuerdo de emigración entre Cuba y EE.UU. y
Cuba quiere que se vayan los que no les gusta Cuba, que se vayan, que se vayan todos
los que no quieren vivir en Cuba; es EE.UU. quien impone las restricciones fijando las
visas de salida en 27.000 por año legal. Este año Washington sólo permite 500 visas
¿qué significa? Todos los que quieren salir no pueden conseguir visas, los inmigrantes,
entonces otro incentivo para los que actúan ilegalmente.
¿Cuál era la actividad de los raptores? Todos tenían antecedentes criminales, casi todos,
entre los 8 creo que sólo a 2 les faltaban antecedentes, unos lúmpenes, para decirlo
claro, no eran cualquier cubano buscando la libertad.
Segundo, amenazaron a las personas con facas, pusieron un cuchillo en la garganta de
una pasajera. Gente que quiere salir o matar, o matar y salir, entonces los capturaron a
los 8, los juzgaron y fusilaron 3 a pesar que el gobierno dice textualmente: es una
decisión dura. No analicemos bajo condiciones separadas el pirateo y la manera de
poner miedo a los terroristas que anunciaron que existían otros complots, otros
acontecimientos planificados y con eso los cubanos creen que van a aumentar el costo
de cualquiera que trate de secuestrar. Bueno, uno puede aceptar o criticar, yo
personalmente creo que mejor es cortar caña durante 40 años, como cuando pasé la gran
zafra en el 69 cortando caña 2 meses; un trabajo brutal, particularmente en julio, agosto,
yo preferiría el castigo en el aire fresco, cortando caña, perdiendo peso y haciendo un
trabajo honesto en vez de un trabajo terrorista por el Imperio, pero no, los cubanos

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decidieron como una excepción a la regla hacer lo que hicieron. Bueno, no es un gran
acontecimiento, en este sentido hay miles de personas muriendo por el SAR en China
por el descuido del gobierno. En EE.UU. hay cosas tan comunes que tenemos 2.000
personas esperando la pena de muerte, 90% negros e hispanos, tiramos bombas sobre
Irak, fusilamos manifestantes civiles.
¡No hay peor forma prepotente que como actúa Saramago sólo con Cuba! ¿Por qué
Saramago? Cuba resiste la invasión norteamericana de Irak, Cuba defiende a los
palestinos, Cuba hace una política a la que El País, donde publica Saramago, se opone;
apoyaba los bombardeos de Yugoslavia, apoyaba a Javier “Javi” Solana, apoyaba al
PSOE que mataba gente a partir de los Gals, fuerzas paramilitares y, señor Saramago,
para ser coherentes, ¿Por qué no rompes con El País? ¡No te das cuenta! Apoyaban al
imperialismo norteamericano antes de Aznar y van a seguir apoyándolo después de
Aznar, ¿Por qué no dices voy a romper con todos los que no aceptan el 100% de mis
principios? ¿Por qué no?
Saramago ahora es Premio Nobel, escribe en El País, es prestigioso, recibe honores. La
gente intelectual que empieza a sentir con sus títulos y certificados honoris causa se
creen que tienen ahora una obligación de balancear sus críticas en un lado con las
críticas en el otro lado, lo que el Departamento de Estado llama: izquierdistas
responsables. Ellos siempre buscan un izquierdista responsable para defender sus causas
con las cláusulas de escape de siempre. Hay que decir Cuba es una dictadura pero
también apoyarla y oponerse a la intervención o decir Cuba es una tiranía pero creo que
EE.UU. no debe meterse, entonces esta forma de pensar de hacer agresiones con todo lo
que significa el moralismo desorienta a muchas personas porque tienen la imagen de
estos intelectuales consecuentes en todo lo que hacen en vez de ver los intelectuales
como clase, sometidos a presiones tanto populares como del imperialismo y no ver que
vacilan, que van de un lado a otro, como cambian de ropas interiores todos los días.
También creo que el factor de presión después de la victoria y conquista de EE.UU., que
tiene el poder mundial, la concentración de armas amenazando a todos adentro y afuera
del país, inconscientemente o concientemente empiezan a hacer concesiones para no ser
tachados de extremistas, de antiamericanismo. Yo conversaba hace un año con
Chomsky hablando del mismo tema y me dijo: “me molesta mucho que me llamen
antiamericano”, yo le decía: 'es normal, ¿que te importa? te pueden llamar cualquier
cosa', pero indicaba que le molestaba.
Finalmente, creo que debemos entender que es trágico cuando hay divergencias y
cuando los intelectuales aplican un microscopio a la revolución cubana y un telescopio
al enemigo principal en el mundo, cuando no son capaces de poner las críticas en un
contexto. Yo estuve en Cuba discutiendo con todos sobre problemas de la economía,
sobre el énfasis en el turismo, el peligro de los ciclos de turismo, la autosuficiencia, la
falta de arroz, por ejemplo, no hay razón que esto suceda, muchas cosas discutimos,
críticamente, la posibilidad de ampliar la participación en las asambleas, etc., dado el
buen contexto de un país que ha resistido 50 años de boicot imperialista, un país que es
un ejemplo para todo el Tercer Mundo en la política social, etc. Yo creo que debemos
tener esta perspectiva, no siempre aplaudir a Cuba pero sí reconocer sus grandes méritos
y tomar en cuenta este punto que decíamos al comienzo: poner las cosas en
proporciones.
No se puede romper con Cuba, cuando Cuba defiende la autodeterminación sin el
consenso del Consejo de Seguridad de la ONU, cuando Cuba se atreve a criticar la
violación de los derechos humanos frente a EE.UU. que está masacrando civiles en Irak

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ocupado, cuando Cuba apoya a América Latina siendo el país que más ha dado
voluntarios para la salud, más que cualquier otro, que nunca han llevado a las empresas
privatizadas para explotar la región, todo eso hay que ponerlo en perspectiva y dentro de
eso uno puede hacer sus comentarios sobre los problemas y puede decir: a pesar de ser
funcionarios, a pesar de recibir dinero, a pesar de trabajar con el embajador Cason, a
pesar de tratar de derrocar el gobierno, no deben darle 20 años de cárcel, tal vez 5 ó 10
años, pero poner eso como un principio como hace Saramago y decir: 'Hasta aquí llegué
y me voy' ¿Dónde vas Saramago? Yo creo que hay que ver la dinámica porque como
sabemos todos empiezan con una migraña y terminan con gangrena. Muchas gracias.
Fuente: www.rebelion.org, 2003

Waterman responde al artículo de Petras

Por Peter Waterman***

Quisiera responder al artículo de James Petras del 1 de mayo de 2003 sobre Cuba.
[versión en inglés - versión española: “La responsabilidad de los intelectuales: Cuba, los
Estados Unidos y los derechos humanos”]. O, más bien, a su artículo sobre la reacción
de toda una serie de intelectuales de la izquierda occidental ante la ola de represión con
la que el régimen cubano ha reaccionado ante una nueva ola de agresión de EE.UU.
contra Cuba.
No voy a defender a los que así han sido atacados, ya que no sé exactamente lo que
dijeron o por qué, y porque son bastante capaces de defenderse solos.
El pasaje que sigue es de su precepto final a “los intelectuales de Europa y de los
Estados Unidos”, entre los cuales, sin embargo, me contaría yo:
“1.El primer deber de los intelectuales de Europa y de América consiste en oponerse a
sus propios dirigentes imperiales que pretenden conquistar el mundo.
“2.El segundo deber consiste en clarificar las cuestiones morales implicadas en la lucha
entre militaristas imperiales y la resistencia popular/nacional y en rechazar la postura
hipócrita que compara el terror de masas del uno con las restricciones justificadas y a
veces excesivas de seguridad del otro.
“3.El intelectual crítico debe establecer normas de integridad política y personal con
respecto a los hechos y cuestiones antes de emitir juicios morales.
“4.El intelectual crítico debe resistir a la tentación de convertirse en “héroe moral del
imperio” por el hecho de negarse a apoyar las luchas victoriosas populares y los
regímenes revolucionarios, que no son perfectos y que carecen de todas las libertades
puestas a la disposición de los intelectuales impotentes e incapaces de amenazar al
poder (que, por eso mismo, gozan del derecho de reunión, de discusión y de crítica).
“5.El intelectual crítico debe negarse a ser el juez, el fiscal y el jurado que condena a los
progresistas que tienen el coraje de defender a los revolucionarios. Los intelectuales de
Europa y de los Estados Unidos no deberían confundir su propia inutilidad política y su
posición inconsecuente con las de sus colegas los intelectuales comprometidos
latinoamericanos. Hay lugar para el diálogo constructivo y el debate, pero nunca para
los ataques personales ofensivos contra individuos que viven amenazados a diario”
Petras, que ha investigado en forma trascendental los movimientos sociales, y cuyo
reciente ensayo en colaboración sobre Brasil recomiendo a los lectores, sufre a pesar de
ello de un síndrome que llamo “marxismo maniqueo”. El maniqueísmo, como es de

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conocimiento general, es una filosofía de oposición binaria, en la que un polo representa
la virtud y el otro el vicio.
Esto tiene poco que ver con el marxismo, aunque tiene mucho que ver con marxismo
vulgar, que está, o estaba, repleto de lo siguiente: capitalismo: socialismo, capitalista:
proletario, imperio: colonia, imperialismo: nacionalismo, centro: periferia… mujer:
hombre. Algunas veces los polos son representados como extremos de un espectro,
permitiendo la introducción de apeaderos como ser la 'pequeña burguesía'
(generalmente 'indecisa' o 'en vía de desaparición'), la 'semi-periferia', etc. Un espectro,
sin embargo, es sólo un binario extendido, y por ello igualmente problemático.
El marxista maniqueo siempre se encuentra al lado virtuoso de esta construcción.
En este caso en particular, Petra fustiga a los intelectuales estadounidenses y europeos
por haberse unido a la crítica de los intelectuales liberales y del Estado EE.UU. (En este
sitio existe una sugerencia de que los intelectuales que no son estadounidenses o
europeos se identifican con las últimas acciones del régimen de Castro, lo que puede o
no ser el caso).
En otros sitios, sin embargo, Petras ha establecido una oposición igualmente binaria
entre los 'intelectuales orgánicos' latinoamericanos y del Tercer Mundo de los años 70
(en las montañas, en la guerra urbana) y los 'intelectuales institucionales' de los años 90,
en las ONGs financiadas por el extranjero. No hay que adivinar cómo se distribuyen la
virtud y el vicio en esta oposición. No hay que ser adivino para saber de qué lado de la
oposición se encontraba Petras.
Aunque Petras reprodujo este argumento durante una década, y fue publicado en todo el
mundo durante esa década, fue originalmente propuesto por un comunista indio,
condenando a las ONGs como agentes del imperialismo. Ahora, en su calidad de
dirigente del Partido Comunista de India (Marxista), el mismo individuo, o Partido,
busca enérgicamente esa ayuda 'imperialista' extranjera para financiar el próximo Foro
Social Mundial indio que domina. No dudo que ese individuo, o partido, tiene un
argumento 'moral'' para hacer lo que condenaba cuando lo hacían los demás, pero el
resto de nosotros podría pensar que es una moralidad elástica, indistinguible del
pragmatismo y oportunismo burgueses.
El marxismo maniqueo, a diferencia del marxismo, no requiere -por cierto ilegaliza- la
investigación de la virtud, aunque, en el caso de Petras, no obstruye necesariamente una
investigación bastante perceptiva de las variedades de y de las contradicciones del vicio.
El marxismo, como 'filosofía de contradicción interna' (Bertel Ollman) exige que
busquemos más allá de una oposición aparente, lo que implicaría, pienso, encontrar
elementos de socialismo dentro del capitalismo, y elementos de capitalismo (o
feudalismo europeo, o de despotismo oriental, o de caudillismo latinoamericano) dentro
del 'socialismo'.
El marxismo maniqueo exige el reconocimiento de dos tipos de derechos humanos:
capitalistas (viciosos) y socialistas (virtuosos). Parece reconocer sólo un universalismo,
el que pertenece a su propia visión maniquea del universo.
Sin embargo, me parece que la búsqueda y la lucha por un tal universalismo -la
búsqueda de verdades y valores que proyecten una luz humana, holística y crítica no
sólo sobre el 'vicio' sino también sobre la 'virtud', y no sólo sobre el capitalismo sino
también sobre el socialismo, no sólo sobre el Otro sino también sobre el Yo, es algo que
no puede o no debería ser subordinado a ningún tipo de conveniencia, ni siquiera a la
lucha entre lo que yo llamaría un capitalismo globalizado (que incluye pero que no se
puede reducir al imperialismo de EE.UU.) y el movimiento por la justicia y la

38
solidaridad globales (que incluye pero que no se puede reducir a las luchas de clases,
popular o nacional).
Cuando Petras escribió por última vez sobre una emanación importante de este nuevo
movimiento, el Foro Social Mundial de 2002, su artículo fue intitulado, de manera
previsible, 'Una historia de dos foros'. Era igualmente previsible, que estos fueron
divididos entre una tendencia de clase obrera/popular/radical y una tendencia de clase
media/elitista/reformista. No hay que adivinar a qué lado se encontraba Petras, ya que
está incluido en la ontología.
Ahora, junto con muchos otros, que se encuentran en todo el espectro de la oposición,
de centro/periferia, estoy empeñado en la fundamentación, o la elaboración de una
estrategia, estructura, proceso, de liberación dentro del Foro. Estoy tratando de hacerlo
sin reproducir las pretensiones de superioridad moral de toda la vida de Petras (fácil), y
sin reproducir o reconstruir su oposición maniquea.
A diferencia de Petras, que siempre es 'políticamente correcto', ya que es siempre Petras,
me siento inseguro sobre cómo hacerlo o expresarlo. Ya que quiero reconocer que el
radicalismo y el reformismo, el compromiso y la autonomía, la emancipación y el
control, el movimiento y el asentamiento no sólo son definicionales sino mutuamente
dependientes y por ello forman parte del significado recíproco. Si, sin embargo,
logramos crear un proceso, dentro y alrededor del foro, que permita o aliente un diálogo
y una dialéctica, pienso que podremos, en este nuevo movimiento, superar el tipo de
pensamiento y comportamiento marxista de la era de las máquinas que Petras
representa.
¿Volvemos a Cuba? OK. No me van a aterrorizar para que no actúe en un asunto de
derechos humanos, incluso en asuntos previstos en la Constitución de Cuba, y porque el
Imperio o el imperialismo utilizan este lenguaje. Tengo bastante confianza en el
discurso de derechos humanos que existe y se desarrolla (que se desarrolla en la
dirección de los derechos sociales, de los derechos indígenas, de los derechos
ecológicos) para:
1) Condenar una reacción de reflejo visceral de Cuba a una estratagema derechista de
EE.UU. que fue amañada para provocar esa reacción, y que hace el juego de la extrema
derecha en EE.UU.
2) Distinguir nuestra visión basada en principios y holística de los derechos humanos,
de aquella de los hipócritas liberales de EE.UU. (no todos lo son, aun si son de clase
media) o de los neoliberales que usan una medida establecida por EE.UU., u operan con
dobles raseros.
Sin embargo, no estoy dispuesto a comer mierda, sólo porque Time Magazine dice que
tiene mal gusto. Montones de personas, dicen que tiene mal gusto. Algunos tienen
experiencia empírica y personal en la que basan su juicio. Y, si el régimen cubano, o los
disidentes cubanos, dicen que la mierda tiene mal gusto, no estoy dispuesto a decidir
que están haciendo concesiones carentes de principios al imperialismo.
La última vez que me encontré con Petras -y espero que sea la última- fue en Lima, por
ahí por junio-julio de 1986. Fue en la oficina editorial de un periódico económico de
izquierda.
Sendero Luminoso, el movimiento de guerrilla/terrorista maoísta, acababa de realizar
una insurrección penitenciaria de sus partidarios, como una especie de manifestación,
cuando la Internacional Socialista era acogida por el incompetente y corrupto presidente
Alan García.

39
La insurrección, de prisioneros pobremente armados, provocó el predecible baño de
sangre de los militares peruanos. El único comentario crítico de James al respecto, o
sobre Sendero en general, fue que el extremismo de SL podría desacreditar la estrategia
guerrillera en América Latina. De otra manera, presumiblemente, se habría calificado
como 'un movimiento de masas de los oprimidos', dirigido por un 'intelectual orgánico'.
Sendero Luminoso continuó desacreditándose, y a la estrategia guerrillera, durante
varios años más, asesinando a los dirigentes populares que se le oponían, provocando la
furia de los militares contra los asentamientos de ocupantes ilegales y las aldeas que no
se defendían y que jamás hubieran podido defenderse. Obviamente se basaban en la
vieja creencia insurreccional, basada en el desdén hacia los pobres: mientras peor,
mejor.
El apocalíptico modelo insurreccional de la transformación social, orientado a la
creación de una sociedad 'revolucionaria', en lugar de un estado y una sociedad
democrática, se ha desacreditado en casi toda América Latina, por casi todos los
latinoamericanos. Está siendo reemplazado por movimientos de protesta cívica
orientados no al poder del estado sino a civilizarlo; no al nacionalismo, sino hacia un
nuevo tipo de internacionalismo que incorpore, pero vaya más allá de, el nacionalismo.
No tengo mucho interés en colocarme en la cama de Procrustes de la Inquisición
petrásica. Pero quiero tocar su primer punto, ya que este precepto tradicional ha tenido,
y tal vez siga teniendo, un cierto atractivo para los intelectuales de izquierda.
“1. El primer deber de los intelectuales de Europa y de América consiste en oponerse a
sus propios dirigentes imperiales que pretenden conquistar el mundo.”
Bueno, puede ser, tal vez no. Yo, por mi parte, le doy una elevada prioridad. Pero la
posición que se tome en este caso depende de si la identidad primordial de uno es la de
un “intelectual europeo y de EE.UU.”, y si, incluso como tal, uno considera que hay un
orden de contradicciones, y que una es la 'primera'.
Incluso si se acepta la identidad, podría ser definida con la identidad propia como Mujer
y la propia teoría/ideología como feminista. En ese caso, se podría considerar que la
contradicción primordial es aquella entre el patriarcado y las mujeres, o sentir
simplemente que es primordial para la persona concernida. Y uno podría no estar
dispuesto a postergarla hasta Después de la Revolución, por la promesa implícita de que
'después de la Revolución los bebés los tendrán los hombres'. O, cada vez más, uno
podría desear combinar el propio feminismo con el antiimperialismo, y ambos con la
crítica de la Federación Cubana de Mujeres, cuya presidente vitalicia es miembro de la
familia gobernante vitalicia, y una opositora elocuente del 'feminismo burgués'.
Implícita en este argumento mío está la noción de que no existe una jerarquía en la
alienación humana, y ciertamente ninguna oposición maniquea entre contradicciones
'primordiales' y 'no-primordiales'. Existen, más bien, complejos de prácticas de
explotación/alienación/opresión -y no se limitan a las sociedades 'capitalistas.
En la medida en las que la alienación se expresa, es sentida, de múltiples maneras,
entonces el modelo de emancipación debe ser de una articulación entre los temas
colectivos de alienación, debe haber un pleno reconocimiento y respeto mutuos entre
ellos, y las diferencias de entendimiento o estrategia deben constituir un asunto de
negociación entre estos.
Puedo sólo asumir, finalmente, que la nota histérica e intimidante en el artículo de
Petras se debe a su sentimiento de creciente (auto) aislamiento.
Y, tal vez, la Historia NO lo Absolverá.
(Traducido para Rebelión por Germán Leyens). Fuente: http://www.lafogata.org, 2003

40
*** Peter Waterman (1936). Sindicalista y sociólogo británico. Investigador del
Instituto de Estudios Sociales de La Haya.

Cuatro bloques de poder

Ningún ascenso sostenido de la izquierda radical sale al paso del descenso en influencia
estadounidense. Los ganadores reales son los izquierdistas y neoliberales pragmáticos,
que llegaron el poder ante la retirada de los neoliberales doctrinarios y la favorable
coyuntura expansiva de las condiciones del mercado mundial (LH)
En América Latina hay cuatro bloques de naciones que contienden, contrariamente al
dualismo simplista con que la Casa Blanca y la mayoría de la izquierda describen el
proceso. Cada uno de ellos representa diferentes grados de acomodo u oposición a las
políticas e intereses estadounidenses, que dependerán de cómo defina o redefina Estados
Unidos sus intereses según las nuevas realidades.
La izquierda radical incluye a las FARC en Colombia, sectores de los sindicatos y los
movimientos campesinos y barriales en Venezuela; la confederación obrera Conlutas y
sectores del Movimiento sin Tierra en Brasil; sectores de la Confederación Obrera
Boliviana, los movimientos campesinos y las organizaciones barriales en El Alto;
sectores del movimiento campesino–indígena de la Conaie en Ecuador; los
movimientos magisteriales e indígena–campesinos en Oaxaca, Guerrero y Chiapas,
México; sectores de la izquierda campesino–nacionalista en Perú; sectores de los
sindicatos y desempleados en Argentina. Es un bloque político heterodoxo, disperso,
fundamentalmente antiimperialista, que rechaza cualquier concesión a las políticas
socioeconómicas neoliberales, se opone al pago de la deuda externa y en general
respalda un programa socialista o nacionalista radical.
La izquierda pragmática incluye al presidente Hugo Chávez en Venezuela, a Evo
Morales en Bolivia y a Fidel Castro en Cuba. A una multiplicidad de grandes partidos
electorales y a los principales sindicatos y uniones campesinas en Centro y Sudamérica:
los partidos electorales de izquierda, el PRD en México, el FMLN en El Salvador, la
izquierda electoral y la confederación obrera en Colombia, el Partido Comunista
chileno, la mayoría en el partido parlamentario nacionalista peruano Humala, sectores
de los líderes del MST en Brasil, el MAS en Bolivia, la CTA en Argentina y una minoría
del Frente Amplio y la confederación obrera en Uruguay. Incluida está la gran mayoría
de los intelectuales latinoamericanos de izquierda. Este bloque es “pragmático” porque
no hace un llamado a la expropiación del capitalismo ni al rechazo de la deuda ni a
ruptura alguna de relaciones con Estados Unidos.
En Venezuela los bancos privados, nacionales y extranjeros, ganaron una tasa de más de
30 por ciento entre 2005 y 2007. Menos de uno por ciento de las más enormes
propiedades de tierra fue expropiado para otorgarles títulos a los campesinos
desposeídos. Las relaciones del capital con la mano de obra siguen inclinando la balanza
en favor de las empresas y los contratistas. Venezuela y el presidente Álvaro Uribe de
Colombia han firmado varios acuerdos de cooperación económica y de seguridad de
alto nivel. Mientras promueve una mayor integración latinoamericana, Chávez busca
una “integración” con Brasil y Argentina, cuya producción y distribución de crudo son
controladas por corporaciones multinacionales europeas e inversionistas
estadounidenses. Aunque Chávez reprocha el intento estadounidense de subvertir el
proceso democrático en Venezuela, el país provee 12 por ciento de las importaciones

41
totales de crudo a Estados Unidos, es dueño de 12 mil gasolineras Citgo en Estados
Unidos y de varias refinerías.
El sistema político de Venezuela es muy abierto a la influencia de los medios masivos
privados, apabullantemente hostiles al presidente electo y al Congreso. Hay
organizaciones no gubernamentales financiadas por Estados Unidos, una docena de
partidos y una confederación de sindicatos actuando en pro de los planificadores
estadounidenses. Casi todos los funcionarios y miembros del Congreso que están en
favor de Chávez se montaron en su carroza política más por intereses personales que
por lealtad populista. El pragmatismo de Venezuela es un campo muy lucrativo para los
inversionistas estadounidenses, suministra energía de modo confiable y crea alianzas
con Colombia, principal cliente de Estados Unidos en América Latina.
La retórica y el discurso radical de Chávez no corresponden con las realidades políticas.
Si no fuera por la intransigente hostilidad de Washington y sus tácticas de continua
confrontación y desestabilización, Chávez parecería moderado. Es obvio que sectores de
las grandes empresas se quejen del incremento en pagos por regalías, dividendos de
ganancias e impuestos. Washington pinta a Chávez cual si fuera un “peligroso radical”
porque compara su política con la de los previos regímenes clientelares de Venezuela en
los años 90. Pero si tomamos los pronunciamientos de política exterior de Chávez con
una pizca de sal, asumimos el cambio en el ambiente internacional acaecido entre 2000
y 2007 y sus limitadas reformas en asistencia social, impuestos y otras, de hecho
Estados Unidos está ante un radical pragmático que puede acomodar.
Lo mismo se aplica a la política hacia Cuba y Bolivia. Cuba ha establecido lazos
diplomáticos con casi todos los clientes y aliados de Estados Unidos en América Latina.
Explícitamente le tendió la mano diplomática a Uribe, rechaza la izquierda
revolucionaria de las FARC en Colombia y respalda en público a neoliberales como
Lula da Silva de Brasil, Néstor Kirchner de Argentina y Tabaré Vázquez en Uruguay,
además de firmar un amplio espectro de acuerdos de adquisición con grandes
exportadores estadounidenses de alimentos. Cuba brinda servicios de salud gratis (y
entrenamiento a miles de médicos y educadores) en un gran número de regímenes
clientes de Estados Unidos, de Honduras a Haití y Pakistán. Abrió la puerta a
inversionistas extranjeros de cuatro continentes en todos sus principales sectores de
crecimiento. La paradoja es que mientras Cuba profundiza su integración al mercado
capitalista mundial en la emergencia de una nueva clase de elites orientadas al mercado,
la Casa Blanca incrementa su hostilidad ideológica. Esta postura extremista se
emprende también con el régimen de izquierda pragmática de Morales en Bolivia, cuya
“nacionalización” no ha expropiado ni expropiará ninguna empresa extranjera. Uno de
sus principales propósitos es estimular los acuerdos comerciales entre la elite de las
agroempresas de Bolivia con Estados Unidos.
El tercero y más numeroso de los bloques políticos en América Latina lo constituyen los
neoliberales pragmáticos: el Brasil de Lula y la Argentina de Kirchner. Muchos son los
imitadores de estos regímenes entre las filas de la oposición liberal de izquierda en
Ecuador, Nicaragua, Paraguay y otros lados. Kirchner y Lula defienden su paquete
completo de privatizaciones legales, semilegales e ilegales. Ambos prepagaron sus
obligaciones oficiales de deuda y buscan estrategias de crecimiento mediante la
exportación de minerales y productos agrícolas, e incrementaron las ganancias
empresariales y financieras restringiendo sueldos y salario.
Hay también diferencias. La estrategia en favor de la industria de Kirchner condujo a
una tasa de crecimiento que duplica la lograda por Lula; redujo el desempleo en 50 por

42
ciento, lo cual contrasta con el fracaso de las políticas de empleo de Lula. En Argentina,
el ambiente de inversión para empresarios y banqueros es favorable para la consecución
de ganancias. Sus principales diferencias con Washington derivan de las negociaciones
en torno a un acuerdo de libre comercio. Mayores oportunidades de comercio global y
una posición mercantil más fuerte les otorga una posición más fuerte al negociar. Ni
Lula ni Kirchner respaldarán el intento militar estadounidense de derrocar o boicotear a
Chávez, porque trabajan conjuntamente aumentando lucrativas inversiones y proyectos
de petróleo y gas. Reconocen la naturaleza básicamente capitalista del régimen de
Chávez aun cuando rechacen la mayor parte de su radical discurso antiimperialista.
Ambos presidentes diversifican sus socios comerciales y buscan acceder a mercados en
China y Asia.
Washington no es hostil con Argentina y tiene una relación amistosa de trabajo con
Brasil, pero no logró extender su influencia a ellos por su renuencia a entender estos
regímenes de libre comercio “nacionalista”. Que Kirchner se empeñe en lograr acuerdos
negociados, inversiones reguladas, recolección de impuestos y renegociaciones de la
deuda es visto como “nacionalista”, “izquierdista” y casi intolerable. Washington se
preocupa de que las políticas de libre comercio de Lula exijan que Estados Unidos
ponga fin a sus subsidios y cuotas agrícolas, como lo hace Brasil. Pero con tal de
defender a sus empresas agrícolas no competitivas, Washington sacrifica en su
extremismo la posibilidad de entrar a gran escala y largo plazo al sector industrial y de
servicios de Brasil.
El cuarto bloque político son los regímenes, partidos y asociaciones de elite neoliberales
doctrinarios, que siguen al pie de la letra los dictados de Washington. Es el régimen de
Felipe Calderón en México, que se prepara para privatizar las lucrativas empresas
petrolera y eléctrica. Es el régimen de Michelle Bachelet en Chile, perenne exportador
de minerales y productos agrícolas, la Centroamérica exportadora de fruta tropical y
plena de maquiladoras. Colombia, que recibe 5 mil millones de dólares en ayuda militar
estadounidense desde finales de los 90. Perú que por más de 20 años ha privatizado toda
su riqueza mineral, gobernado ahora por Alan García, otro cliente de Estados Unidos.
Según Washington y los ideólogos de derecha un “populismo radical” barre la región,
simplificando una compleja realidad para servir a sus propios intereses. Lo que hay es
un cuadrángulo de fuerzas que compiten y se confrontan en América Latina.
Washington insiste que la influencia subversiva de Venezuela y Cuba debilita su
posición en América Latina. Un factor mucho más importante es el aumento
generalizado de los precios de bienes de consumo, lo que significa mayores entradas por
exportación a la región. Entonces, los países latinoamericanos dependen menos de las
“condiciones” del FMI para allegarse préstamos, lo que limita aún más la influencia
estadounidense. Mayor liquidez significa poder contar con préstamos comerciales sin
recurrir al Banco Mundial.
Los expansivos mercados de Asia, en particular el aumento de la inversión asiática en
las industrias extractivas latinoamericanas, erosiona aún más el apalancamiento
mercantil estadounidense en la región. Ante la caída de su propia economía en 2007, es
probable que Estados Unidos reduzca sus inversiones y comercio con América Latina.
En otras palabras, tiene menos margen de maniobra sobre izquierdistas y neoliberales
pragmáticos que en los 90. Mal etiquetar a lo regímenes y exagerar grado y clase de la
oposición conduce a la exacerbar los conflictos. Persistir en la actitud de lograr
acuerdos de libre comercio a escala continental mediante concesiones no recíprocas es
perder la oportunidad de lograr tratos comerciales.

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Esto es efecto de una configuración ultraconservadora por parte de los planificadores
estadounidenses y sus principales asesores.
Washington describe burda y malamente la realidad latinoamericana, lee
incorrectamente el contexto regional e internacional actual, pero los intelectuales de
izquierda exageran el radicalismo o la realidad revolucionaria de Cuba y Venezuela.
Pasan por alto la contradictoria realidad y sus acomodos pragmáticos con los regímenes
neoliberales. Con muy poca perspicacia histórica, continúan creyendo que neoliberales
pragmáticos como Lula, Kirchner y Vázquez son “progresistas”, y los agrupan junto con
izquierdistas pragmáticos como Chávez, Castro y Morales. En ocasiones caracterizan a
los partidos y a los regímenes según sus pasadas identidades políticas izquierdistas y no
según sus actuales políticas elitistas de libre comercio y exportación de agrominerales.
La izquierda debe encarar el hecho de que pese a que el poder estadounidense declinó,
se recupera y avanza desde que las rebeliones de masas derrocaron a sus clientes en
2000–2002. Quedaron en la nada las esperanzas de la izquierda en que la victoria de
antiguos partidos políticos electorales de centroizquierda revirtiera las políticas
neoliberales de sus predecesores. Redefinir la conversión de izquierdistas en
neoliberales pragmáticos cual si fuera algo progresista o creara un contrapeso al poderío
estadounidense, es ingenuo y confunde aún más.
El declive de la influencia estadounidense en América Latina no es lineal: una abrupta
caída fue seguida de un repunte parcial. Ningún ascenso sostenido de la izquierda
radical sale al paso de este descenso en influencia. Los ganadores reales son los
izquierdistas y neoliberales pragmáticos, que llegaron el poder ante la retirada de los
neoliberales doctrinarios y la favorable coyuntura expansiva de las condiciones del
mercado mundial
Fuente: http://www.socialismo-o-
barbarie.org/america_latina/070318_a_amlat_cuatrobloques.htm, La Haine, marzo,
2007. Traducción de Ramón Vera Herrera

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