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Chile, cambio de régimen y cultura política.

Cuando analizamos la transición política de Chile, debemos entender lo


que Manuel Antonio Carretón plantea como esencial para el análisis
fundamental del cambio, el concepto denominado “transición”.
La transición política el lo define como un paso de un régimen a otro
régimen1. Esta afirmación conlleva en cierta medida lo que denominamos como
un proceso de desmantelacion, reconstrucción y posterior desarrollo del
estado y sus instituciones, en relación con la sociedad, definiendo
fundamentalmente el rol y el tipo de relaciones que el estado hará como una
función.
Cuando se afirmo que el proceso de transición es un proceso de
desmantelacion o en algunos casos de destrucción, me refiero y hago
referencia a la noción de un ciclo, parecido al de kondatrief y no a la noción de
desarrollo político como la entiende Raúl Atria en su denominado libro sobre el
Estado y la política, que se fundamenta en un momento de ajustes y reajustes
dentro del sistema político2, con lo cual tiene muy presente en su análisis las
relaciones de poder y lo que compone la estructura de un régimen
determinado.
El ciclo de kondatrief da una visión de génesis, maduración, y
terminación, lo cual en cierta manera lo podemos trasladar a lo que es una
concepción orgánica de una transición política. Si bien el ciclo de kondratief no
esta dirigido a dar explicación a la transición de un régimen a otro, es posible
adaptar ciertos términos, tales como maduración que consiste en la
consolidación de un núcleo básico de instituciones y autoridades democráticas3
como bien lo define en la concreción de una transición política.
Esa concreción a veces no es global, debido a lo que denominamos
como legados autoritarios que se traspasan de un régimen a otro. A mi
perspectiva los legados autoritarios solo son posible en la medida que la
transición va desde un régimen autoritario a uno democrático y no al revés, y
coincido plenamente con el autor cuando plantea que lo persiste y tiene una
connotación mucho mas fuerte es la noción simbólica de un régimen que en
1
La faz sumergida del iceberg, pagina 17.
2
Estado y politica en Chile, capitulo I, estructura social y desarrollo político, Raúl Atria, pagina 19.
3
La faz sumergida del iceberg, pagina 17
cierta manera se traduce en cultura política, haciendo énfasis a lo que Joignant
considera como una destrucción simbólica, cortando de raíz las visiones
culturales sobre la construcción política de un pueblo o nación en un desarrollo
evolutivo que se refleja en un momento histórico determinado, y que es
destruido solo a través de la coerción y posterior reconstrucción simbólica a
través de nuevos valores como propios del régimen establecido, como una
apertura del régimen. Realmente se esta aludiendo a una historia política
hecha a través de gestos y palabras.

En el texto de la faz sumergida del iceberg4, pareciera que la discusión


de la consolidación de la transición a la democracia en Chile no depende en su
totalidad de la superación de los enclaves autoritarios, sino que mas bien en lo
que denomina la cultura política, y a esto lo define de la siguiente manera “Lo
que esta cambiando en este caso va mas allá de los rasgos de un régimen y se
refiere a una transformación en la matriz de relación entre el estado y sociedad
civil, es decir, a una transformación de la política misma y el sentido de la
acción colectiva5”. Entonces lo que tenemos que desde la transformación del
régimen político, lo que cambio en su profundidad es la concepción de la forma
en la cual se concibe la política y la organización social, consolidando en cierta
manera una transformación profunda en la cultura política. Es importante ya
que de la destrucción de la cultura política existente hasta 1973, la relación
sociedad civil y estado era una relación bastante estrecha entre lo que se
considera lo publico y lo privado, además de la organización como eje
fundamental para la transformación social. En cierta manera existen múltiples
factores explicativos para la transformación de la cultura política, uno de ellos y
el mas importante a mi parecer es la falta de capacidad incluyente de las
expectativas a través de los movimientos sociales que va de la mano con la
perdida de la ideología, ya sea por el fracaso de los socialismos reales o por el
auge de la globalización, que repercute en expectativas culturales. A esto
debemos sumarles que en base a lo dicho, la perdida de la identidad cultural
como perdida de la identidad colectiva que se relaciona con un quiebre entre
entre modernidad /postmodernidad, entendiéndolo en base a la construcción de

4
Manuel Antonio Garreton
5
La faz sumergida del iceberg, pagina 18.
sujeto político contemporáneo, aunque para el autor esto no tenga implicancia
alguna en la explicación, para mi es fundamental en la manera de dar
explicación desde que perspectiva se construyen las expectativas hoy en día,
siendo un punto clave para obtener una base de argumentación teórica mas
profunda.
La fragmentación social es cada vez mas latente producto de un proceso
de individuación, y la falta de capacidad de la idea de organización como
respuesta a dar objetividad a las demandas sociales. Lo que ocurre
contemporáneamente es que vivimos en un proceso de autoafirmación y de
acciones individuales lo que es construcción de un tipo de ciudadanía
excluyente, donde los temas globalizantes hoy en día son rechazados producto
de su universalismo y son reemplazados por acciones que mas tienen que ver
con uniones en base a temas específicos y autoreferentes. Estamos en
presencia entonces de una realidad que en cierta manera rechaza la
imbricación clásica entre estado – partidos políticos – sociedad civil, y la
reemplaza en base a autoexclusión por formas de pasividad social u
automarginación de las formas clásicas de las como se maneja el poder y la
política.

Para el autor esto es producto de lo que el denomina como una contra


cultura política producto de un vació dejado por la antigua matriz, desarticulada
por los autoritarismos y no reemplazada por ellos exitosamente. Por definición
Manuel Antonio carretón, considera que existen dos visiones para entender el
desarraigo de una acción clásica de la política. Por un lado estamos en frente a
una política que responde mas a una concepción tecnocratica que a una
política de acción colectiva, lo que explica de cierta manera que la misma
profesionalización de la política este inserta en la complejidad que presenta la
sociedad actual en base las relaciones que se dan entre las tres esferas. Esta
noción tecnocratica de la política es completamente excluyente y su
fundamento esta en la concepción liberal del estado y la administración, que
esta en relación directa con la antitesis de un estado burocrático de masas, ya
sea por el argumento no menos ocupado de los liberales al considerarlo una
maquina ineficiente, lenta, muy pesada y muy costosa, que no responde a los
niveles de exigencia sobre eficacia – eficiencia.
Por otro lado cuando nos referimos a la idea de organización en una
sociedad completamente particularista, nos encontramos con que la misma
organización al ser una construcción afirmativa de uno mismo, contiene un
sesgo peligroso caracterizado por la unión en torno a ciertas ideas de carácter
nacional, local, religioso, étnico, etc. Donde se construye en cierta manera un
“nosotros” y un “ellos”, que es altamente excluyente, por ende no debe
impresionar hoy en que las organizaciones sociales no logren concertar ideas
entre ellas mismas.

Sobre esta base el autor, comprende que hoy en día no es posible llevar
a cabo niveles de imbricación clásicos sobre el estado – partidos políticos –
sociedad civil, ya sea por la noción tecnocratica v/s una noción comunitarista
particularista. Lo que nos quiere decir, es que ya no existirá una relación de
cooperación como se practicaba en un estado benefactor, sino que habrá una
constante tensión entre ambas, al asumirse como anti – estatitas.
En este sentido el liberalismo se contradice ya sea por llevar con fuerza
el argumento del libre mercado y por otro lado utilizar el estado en la mayor
medida posible, entre aquellas el cumplimiento de los contratos y la
manutención de las fronteras, etc. Es una suerte de doble estándar, que se
radicaliza cada vez mas, con la aparición de grupos que se oponen al estado,
reclamando localismos y autoafirmaciones que dejan bastante que desear. Esto
no necesariamente implica que el estado deba verse amenazado, sino que
reforzar la acción publica en pos de lograr articular nuevamente el estado –
partidos políticos – sociedad civil, con lo cual deberá crear la voluntad para la
perdurabilidad de la democracia.

En referencia a crear una voluntad de perdurabilidad de la democracia,


considero que esta no solo debe a hacerse en función de lograr la eterna
legitimidad y auto justificación de los actos como Platón lo considero en base a
la republica, de un autohechizo que nos logre introducir eternamente una
realidad. Sino que considero que debe ser al revés, un proceso de constante
discordia en el cual la democracia se muestre como la mejor opción.

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