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Año 2002-2003
Hermanas Clarisas Capuchinas
Casa de Formación Santa Verónica(Cuautitlán Izcalli, Edo de México)
1
Lectura Asacramental@ de las santas Escrituras
Las acciones de Jesús eran Asacramentales@: totalmente humanas, marcadas con el signo de la
humanidad, acciones sensibles, visibles, experimentables; y totalmente divinas, pues en ellas estaban
por entero la Presencia del Verbo.
Eran acciones santificantes, todas santas al estar penetradas por la divinidad y ser la divinidad
sujeto de las mismas.
Eran acciones que, habiendo pasado, permanecen, en cuanto que el sujeto de las mismas, era
Dios mismo en acción.
1
La Iglesia recibe la Escritura como una realidad sacramental, como acontecimiento de la
Encarnación hasta la vuelta del Señor, cuando podamos contemplar a Dios cara a cara.
La Escritura es una realidad sacramental del Hijo de Dios encarnado, muerto y resucitado.
Por ser realidad sacramental,
es todo humana: un libro escrito como libro humano, moldeado por los condicionantes que
moldean la gestación de un libro; que podemos y debemos someterlo al análisis crítico, como se hace
con un gran libro al que se le toma con seriedad. Todo es compatible con este libro humano, salvo lo
que se oponga a la santidad de Dios. No es compatible con la santidad de Dios ni el error ni el
pecado.
Es toda divina, cosa que no acontece en ningún libro humano, por cuanto que este libro en todas
sus páginas y líneas habita la Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo.
La existencia simultánea de lo humano y lo divino es lo que le da su realidad sacramental.
Momentos interiores, no necesariamente momentos sucesivos, para el encuentro de Dios en sus santas
Escrituras:
Momentos interiores, no necesariamente momentos sucesivos, para el encuentro de Dios en sus santas
Escrituras:
42 Pero, (ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda
hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar, aunque sin
omitir Vayamos por donde Dios quiera llevarnos, por ejemplo, abrazando a la Iglesia entera, al
mundo entero.
Sintamos, desde el texto, el abismo de las realidades de la fe: el pecado y la gracia, el temor y la
esperanza.
Muy especialmente entremos, al ser conducidos, en la experiencia de que la Palabra
- da luz al corazón, ilumina el sentido mismo de la existencia;
- comunica paz y consuelo, pues el corazón del hombre sufre a diario la tribulación;
- traspasa vida y esperanza.
5. Glorificación y alabanza. Por encima de todo que nuestra oración retorne a Dios, y que el
acontecimiento que se está operando vuelva al Padre con afectos de glorificación y alabanza. Que
Cristo muerto y resucitado reine por siempre.
Bosques del Lago, miércoles 16 de octubre de 2002
Fr. Rufino María Grández
3
TEXTO PARA LA LECTIO DIVINA HOY,
DEL EVANGELIO DEL DÍA (LC 11,42-46)
42 Pero, (ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda
hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar, aunque sin
omitir aquello.
42 Sed vae vobis pharisaeis, quia decimatis mentam et rutam et omne holus et praeteritis iudicium et
caritatem Dei! Haec autem oportuit facere et illa non omittere.
2
Más sobre la
Lectura Asacramental@ de la santas Escrituras
4
el tiempo y el espacio.
- Pero Jesús, en virtud de su propio misterio, tiene una contemporaneidad con el tiempo de la
Iglesia, de modo que su Presencia cubre el tiempo de la Iglesia. Donde se dilata la Iglesia, como
realidad espacial y temporal, allí está la presencia de Jesús. Además, siendo una presencia
interna, sus ámbitos no son tan sólo los marcados por el espacio y tiempo, sino que son los
ámbitos del Espíritu. Incluso transciende a la realidad espacial y temporal de la Iglesia para llenar
el universo, porque Jesús es "pleroma" de Dios.
El texto evangélico es para nosotros un texto "signado", y como tal un símbolo, que nos pone
en comunicación con una presencia.
El texto, la "letra" del Evangelio tiene valor, no tanto por sí misma, cuanto por la Realidad a
la que nos remite que es la Persona misma de Jesús, Jesús histórico, Hijo de Dios.
Entrar en la lectura del Evangelio, con el misterio que lleva consigo toda hermenéutica
humana, es el signo de este acontecimiento de lectura o escucha del Evangelio.
Súplica
Te pido, Jesús, que me des, sin impedimento mío, lo que tú me quieres comunicar como
revelación de esta palabra.
5
prepara.
- Y aquí viene una oblación de todas las horas, de todos los momentos de mi vida, todos, hora
tras hora, para que el Señor ocupe la que le plazca.
- Veo que el Señor quita de mi corazón todo temor, porque el que viene no es el Enemigo,
sino él.
- Vuelvo a la hora y ofrezco todas mis horas a Jesús, sin saber cuántas son. Y quiero que mi
hora sea su hora, los dos totalmente de acuerdo. Yo no escojo hora; se la dejo escoger a él. Tan
sólo sé que será la hora mejor.
- Jesús tampoco sabía Asu hora@ y la dejó en manos del Padre. Le pido que él me lleve hasta
el Padre, por el Espíritu Santo.
- Que menos penséis: mis pensamientos te los entrego a ti; no pienso yo en mi hora. Oh
Jesús, piénsala tú.
- Vendrá el Hijo del hombre. No será hora de condena, porque él no me puede condenar.
Será la hora de su triunfo, será hora suya.
Glorificación y alabanza
Señor Jesús, yo me gozo en tu Hora, que es tu Parusía. Y doy gracias al Padre por esta
esperanza tuya. Te alabo y te bendigo por tu triunfo, que por ser tuyo es mío.
Te doy gracias porque tu llegada - mi muerte - será celebrada con la Eucaristía. Y aparecerá
que tú vives y reinas por los siglos de los siglos.
La ALectio divina@, tal como la vamos exponiendo (hojas 1 y 2), supone un modo de
interiorización, para que un texto sagrado, tomado con un valor Asacramental@, impregne el
alma, transforme nuestra psicología, y desde dentro opere una transformación de vida. Se
encuentran, pues, en este proceso contemplativo:
- la psicología humana, moldeable por la gracia
- y la fuerza oculta de una realidad que hemos convenido en llamar Asacramental@ (el signo
y realidad de la Palabra divina), que contiene la gracia de Dios.
Interiorización de María
Para María la Alectio divina@ es la realidad existencial de su Hijo. O mejor: en ella se funde
todo lo que puede recibir de la Escritura con lo que ella contempla en su Hijo y vive en su Hijo.
Los recuerdos de María
6
María vive mirando a Cristo y tiene en cuenta cada una de sus palabras: * Guardaba todas
estas cosas, y las meditaba en su corazón + (Lc 2, 19; cf. 2, 51). Los recuerdos de Jesús,
impresos en su alma, la han acompañado en todo momento, llevándola a recorrer con el
pensamiento los distintos episodios de su vida junto al Hijo. Han sido aquellos recuerdos los que
han constituido, en cierto sentido, el 'rosario' que Ella ha recitado constantemente en los días de
su vida terrenal.
En su carta apostólica el Papa nos propone cinco actitudes de tipo contemplativo cada una de
ellas, para llegar a Jesús, desde esta realidad concreta de nuestro ser, que no puede alcanzar la
transcendencia sino por un salto en la fe. Estas cinco actitudes contemplativas son:
1. Recordar a Cristo con María (RVM 13).
2. Comprender a Cristo con María (14).
3. Configurarse con Cristo con María (15).
4. Rogar a Cristo con María (16).
5. Anunciar a Cristo con María (17).
Todo esto, analizado por dentro, supone una fenomenología espiritual, que no es una creación
imaginativa para funcionar con ella, sino la apertura a una realidades finísima del espíritu.
)Qué se opera dentro del ser, es decir, en la realidad secreta del corazón? El Señor nos lo
manifieste a través de una lectura piadosa de los puntos aludidos de esta carta. Dice el Papa,
hablando del Arecordar@: Ahacer memoria de ellos [de los misterios de la vida de Jesús] en
actitud de fe y amor significa abrirse a la gracia que Cristo nos ha alcanzado con sus misterios
de vida, muerte y resurrección@ (13).
7
Y vendrá de oriente y occidente, del norte y del sur, y
se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
Lc 13,28-29
...cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y todos
los profetas en el Reino de Dios...
LECTURA
La mesa del Reino, a la que nos ha dado acceso Jesús; él nos abre la puerta. Ver a Abraham, a
Isaac, a Jacob como a personas conocidas en el Reino. Ver a los profetas, a todos y cada uno de
los profetas, que ahora estudiamos como Alibros@, siendo, como son, personas.
Pero sobre todo, ver a Jesús. En la mesa de su Padre., Apreparada para vosotros desde la
creación del mundo@ (Mt 25,34).
Sentir la amistad de Jesús; oír la invitación de Jesús. Y ver mi puesto en la mesa del Reino.
Y experimentar la seguridad de que es así.
Y sentir la comunión de los santos.
Y el ser hijo y hermano de la familia universal, cuando la AIglesia@ será lo mismo que
AReino@.
Gozarme en el Hijo del Rey.
Glorificación y alabanza
Por el Apaso@ de Jesús de este mundo al Padre para prepararnos lugar.
4
CINCO MIRADAS DE MARÍA
8
pertenece de un modo especial. Ha sido en su vientre donde se ha formado, tomando también de
Ella una semejanza humana que evoca una intimidad espiritual ciertamente más grande aún.
Nadie se ha dedicado con la asiduidad de María a la contemplación del rostro de Cristo. Los ojos
de su corazón se concentran de algún modo en Él ya en la Anunciación, cuando lo concibe por
obra del Espíritu Santo; en los meses sucesivos empieza a sentir su presencia y a imaginar sus
rasgos. Cuando por fin lo da a luz en Belén, sus ojos se vuelven también tiernamente sobre el
rostro del Hijo, cuando lo *envolvió en pañales y le acostó en un pesebre+ (Lc 2, 7).
Desde entonces su mirada, siempre llena de adoración y asombro, no se apartará jamás de Él.
Será a veces una mirada interrogadora, como en el episodio de su extravío en el templo: * Hijo,
)por qué nos has hecho esto? + (Lc 2, 48); será en todo caso una mirada penetrante, capaz de
leer en lo íntimo de Jesús, hasta percibir sus sentimientos escondidos y presentir sus decisiones,
como en Caná (cf. Jn 2, 5); otras veces será una mirada dolorida, sobre todo bajo la cruz, donde
todavía será, en cierto sentido, la mirada de la 'parturienta', ya que María no se limitará a
compartir la pasión y la muerte del Unigénito, sino que acogerá al nuevo hijo en el discípulo
predilecto confiado a Ella (cf. Jn 19, 26-27); en la mañana de Pascua será una mirada radiante
por la alegría de la resurrección y, por fin, una mirada ardorosa por la efusión del Espíritu en el
día de Pentecostés (cf. Hch 1, 14)@ (Rosarium Virginis Mariae, 10).
9
mira a la Iglesia a su lado.
Tal como vamos explicando la Lectio divina como una especie de contacto Asacramental@
con la Palabra, bien podemos hacer una comparación de lo que acontece (o puede acontecer) en
la intimidad de uno mismo al recibir la Eucaristía como sacramento de la Presencia del Señor, y
lo que puede acontecer a dar acogida a Cristo presente en su Palabra.
11
Le digo todo esto con el fin de darle cuenta de todo lo que hago, y para que Vuestra
Reverencia juzgue si es agradable a Jesús ese modo de dar gracias etc. Sin embargo, algunas
veces también me siento inclinado o movido a dirigirme al Padre Celestial, comenzando por
ofrecer a su Hijo sacramentado, y después continuar hablando con El, pero no en diálogo, sino en
forma de peticiones y de súplicas. Alguna vez me hace fuerza el pedirle, lo que le pidió su Hijo
Jesús en la última cena: "Padre, glorifica a tu Hijo" etc...
Esos diálogos son entre el alma y Jesús, quiero decirle, que no son, por ejemplo, con la Sma.
Virgen o con el Padre Celestial o el Espíritu Santo, quiero decirle (que) cuando me dirijo a la
Sma. Virgen, o al Padre Celestial, no siento que responden a mi alma. Y perdone, Padre, veo que
me explico mal, y no sé decirle lo que quería, pero permítame decirle lo que me ha ocurrido en
estos últimos días. Se me ha ocurrido, ya que Jesús está en lo más íntimo de nuestra alma por
medio de su gracia y de su Espíritu Santo, si será El el que produce en el alma esas palabras o
esas aspiraciones: "Date a Mí, Yo soy tu Dios Bueno, en mí encontrarás la paz, la dicha, el
consuelo etc. etc."
12
Si alguien se viene conmigo y no pospone a su padre
y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus
hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no
puede ser discípulo mío (Lc 14,16).
Glorificación y alabanza
13
(Oh Padre, te doy gracias, porque tu Hijo amado habló de su propia realidad y experiencia! El
se deshizo en ti y te dio todo, dándose a sí mismo.
Ilumina tu rostro para ver mi vida en al vida de tu Hijo, a honor y alabanza tuya.
R. M. G.
6
Las odoríferas palabras de mi Señor
La lectio divina de san Francisco
***
***
Entre todos los escritos de Francisco ninguno más apropiado que este que dirige, por la
revelación de la fraternidad universal, a todos los fieles cristianos (religiosos, cléricos y laicos:
hombres y mujeres) y a todos los habitantes del mundo entero.
14
Francisco quiere comunicar a todos los hombres lo que él ha gustado, lo que él ha saboreado:
las perfumadas palabras del Señor, que están llenas de fragancia espiritual y expanden esa
misma fragancia.
***
La Sagrada Escritura habla de esta fragancia del Evangelio. A(Gracias sean dadas a Dios, que
nos lleva siempre en su triunfo, en Cristo, y por nuestro medio difunde en todas partes el olor de
su conocimiento! Pues nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo entre los que se salvan y
entre los que se pierden: para los unos, olor que de la muerte lleva a la muerte; para los otros, olor
que de la vida lleva a la vida@ (2Co 2,14-16).
En el Evangelio de san Juan leemos, a propósito de la unción de María de Betania a los pies
del Señor: AY la casa se llenó del olor del perfume@ (Jn 12,3).
La fragancia que exhala la persona del Señor es una experiencia espiritual, a la que invita san
Ignacio de los Ejercicios, cuando habla de la Aaplicación de sentidos@: Aoler y gustar con el
olfato y el gusto la infinita suavidad y dulzura de la divinidad del ánima [de Cristo] y de sus
virtudes y de todo, según fuere la persona que se contempla, refletiendo en sí mismo y sacando
provechos de ello@ (Ejercicios Espirituales, 124).
La carta a todos los fieles está saturada de textos bíblicos. Cada uno de ellos es una fuente
vital. Cada texto se presenta como revelación del comportamiento de Dios o de cómo deben
dirigirse nuestras acciones. Son textos gustados y rumiados anteriormente por Francisco.
***
Para Francisco cada texto pertenece al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Desde la Trinidad
hay que leer la Escritura. Estas palabras son, de acuerdo al texto arriba citado:
- Apalabras de mi Señor@, Apalabras de nuestro Señor Jesucristo@;
- palabras del Padre, ya que Jesús Aes el Verbo (Palabra) del Padre@;
- palabras del Espíritu Santo Santo: Ay las palabras del Espíritu Santo (las mismas de Jesús),
que son espíritu [Espíritu] y vida@.
***
Estas palabras de Jesús las ha recibido del Padre y nos las ha dado a nosotros: AY las palabras
que me diste, a ellos se las di; y ellos las recibieron@ (v.58).
Por eso Francisco, con todo el encarecimiento que puede, nos exhorta a acoger, a guardar
estas y las demás palabras de Jesús (que no están en este escrito), y a sacar copias y divulgarlas.
AYo, el hermano Francisco, vuestro menor siervo, os ruego y suplico, en la caridad que es Dios
(cf. Jn 4,16) y con el deseo de besaros los pies, que os sintáis obligados a acoger, poner por obra
y guardar con humildad y amor estas palabras y las demás de nuestro Señor Jesucristo... que las
acojan, las entiendan y las envíen a otros para ejemplo...@ (vv. 87-88).
En mitad de su escrito, como embriagado de dulzura divina, prorrumpe en una doxología a
Cristo:
AA quien tanto ha soportado por nosotros, tantos bienes nos ha traído y nos ha de traer en el
futuro, toda criatura del cielo y de la tierra, del mar y de los abismos, rinda como a Dios
alabanza, gloria, honor y bendición (cf. Ap .5,13) porque él es nuestra fuerza y fortaleza, el solo
bueno, el solo altísimo, el solo omnipotente, admirable, glorioso, y el solo santo laudable y
bendito por los infinitos siglos. Amen@ (vv. 61-62).
15
TEXTO PARA LA LECTIO DIVINA DE HOY
(Tomado, como los demás días, del Evangelio del día)
7
CONFERENCIA DE LOS MINISTROS GENERALES
DE LA PRIMERA ORDEN FRANCISCANA Y DE LA TOR
Carta inaugural
del 750 aniversario de la muerte de Santa Clara
A todas las Señoras Pobres, hijas y hermanas de nuestra Madre Santa Clara, primera y principal
abadesa de vuestra Orden1;
a todos los Hermanos Menores de todas las ramas y observancias en el mundo entero;
a todos nuestros hermanos y hermanas de la Tercera Orden Regular y de la Orden Franciscana
Seglar,
de parte de sus hermanos, los Ministros generales de la Orden Franciscana:(El Padre de la
misericordia os conceda todo bien y todo don perfecto con la alegría en el Espíritu Santo y la
paz de nuestro Señor Jesucristo, pobre, crucificado y gloriosamente resucitado!
El próximo año de la salvación, el año 2003, es un año de gran significado y gracia para todos
1 Proc VI, 2. [Las citas de los textos de y sobre Clara están tomadas de: Escritos de Santa Clara y documentos
complementarios, edición bilingüe preparada por Ignacio Omaechevarría, ofm, y colaboradores; tercera edición
ampliada, Madrid, BAC, 1993]
2 Canto de exhortación de San Francisco para las *Pobrecillas+ de San Damián [Véase: G.
Boccali, Canto de exhortación de S. Francisco para las *Pobrecillas+ de S. Damián, en Sel
Fran 34 (1983) 63-87].
16
nosotros, que nos impulsa a compartir la alegría con la que, hace setecientos cincuenta años, una
procesión de vírgenes del cielo3 salió al encuentro de la hermana Clara en el momento de su
muerte. A la vez, nos recuerda el día en que el señor papa Inocencio IV aprobó la forma de vida
de la hermana Clara para la Orden de las Hermanas Pobres, instituida por el bienaventurado
Francisco. En esta forma de vida Clara se comprometió personalmente y os comprometió a
vosotras, Señoras Pobres y queridas hermanas nuestras, a guardar el santo Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo viviendo en obediencia, sin nada proprio y en castidad4. Conocemos el modo
glorioso como ella cumplió esta promesa a lo largo de toda su vida y sabemos cuán
profundamente se conmovió cuando, tras muchos años de lucha, el representante de Jesucristo
aprobó su forma de vida. Dos días después, Clara, espejo de la estrella matutina 5, desapareció de
nuestra vista. Maravillosamente preparada por la Virgen de las vírgenes, fue introducida en la
bodega6 del Rey de la gloria.
No obstante hayan pasado 750 años, estos dos acontecimientos siguen teniendo eco entre
nosotros. Proclamémoslos con alegría a la Iglesia, llenos de gratitud a Dios. Encontremos nuevos
modos de hablar de la tierna bondad de la hermana Clara a los hombres de nuestros inquietos
tiempos. Trabajemos juntos, hermanos y hermanas, en honrar y en llevar a la práctica su carisma
en la Iglesia como don a todo el Pueblo de Dios. Y animémonos mutuamente en nuestra
peregrinación de pobreza, de manera que podamos convertirnos también nosotros en espejos del
Emanuel, de Dios-con-nosotros, como lo fue ella para sus contemporáneos.
Algunas reflexionesY
3 LCl 46c.
4 RCl 1, 1-2.
6 4 CtaCl 31.
17
los Hermanos Menores. (Qué alegría debió de causarle el ver que éstos la acompañaban hasta las
mismas puertas del paraíso!
Clara agonizante tomó en sus manos dos preciosos documentos. Uno era el privilegio de la
pobreza, concedido por Gregorio IX. Sor Felipa afirma que Clara, al final de su vida, después de
haber llamado en torno a su lecho a todas las hermanas, les recomendó encarecidamente el
privilegio de la pobreza7; la Leyenda dice que les recomendó la pobreza del Señor8. El segundo
documento que tomó en sus manos constituía el cumplimiento de su gran deseo de tener bulada la
forma de vida de la Orden y de poder besar un día la bula9; en el lecho de muerte pudo tener en
sus manos las letras buladas y pudo besarlas con sus labios.
Estos hechos nos ofrecen materia abundante para reflexionar sobre la interacción del carisma
y de la institución en nuestra vida, pues ambos documentos procuraban expresar, con el lenguaje
legal de la Iglesia, la intensa devoción de Francisco y de Clara a aquel Dios que
*fue pobre recostado en el pesebre,
pobre vivió en el mundo
y desnudo permaneció en el patíbulo+10.
Aquí podemos entrever el misticismo de la vulnerabilidad, que Santa Clara aprendió del mismo
Hijo de Dios, quien
*se despojó de su rango y tomó la condición de esclavoY
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
(y una muerte de cruz)+11.
El gran icono de la hermana Clara, pintado en 1283 a petición de sus hermanas, la representa
como la gran amante de Dios. En este cuadro aparece ante nosotros vestida con un hábito pobre
por amor al santo y amado Niño y a su santísima Madre13. Su rostro es el rostro de alguien que ha
8 LCl 45b.
10 TestCl 45.
11 Flp 2, 6-8.
13 RCl 2, 25.
18
visto al Rey de la gloria14. Así como Francisco fue alter Christus, otro Cristo, Clara fue el
cumplimiento de la promesa de Francisco de que *sobre quienes practiquen estas cosas y
perseveren en ellas se posará el Espíritu del Señor y hará en ellos habitación y morada; y son
hijos del Padre celestial, cuyas obras realizan; y son esposos, hermanos y madres de nuestro
Señor Jesucristo+15.
En dicho icono rodean la imagen de Clara ocho escenas de su vida. Cuatro relatan su
vocación religiosa y las otras cuatro su forma de vida franciscana. Una reproduce a su hermana
Inés y otra el milagro del medio pan (el otro medio ya había sido dado a los hermanos16), que sor
Cecilia corta en tantos pedazos como hermanas, para que todas puedan saciarse17: fue una comida
verdaderamente eucarística, en la que los pobres de Yahvé fueron alimentados y saciados en la
mesa del Señor. Las dos últimas escenas describen la muerte y el funeral de nuestra Madre. En la
primera vemos a la Virgen María, acompañada de su séquito, que viene para revestir a su hija con
un espléndido vestido, como corresponde a la Esposa que se prepara para la boda nupcial con el
Cordero. La otra escena representa la Eucaristía exequial, celebrada por el papa Inocencio IV,
que, como sabéis, deseaba canonizar a Clara sin ninguna dilación; por suerte para nosotros, el
cardenal Rainaldo lo frenó y así tenemos el precioso texto del Proceso de canonización, con su
riqueza de reflexiones y de hechos expuestos por personas que habían vivido con ella.
En este icono podemos admirar a la Pobrecilla, el rostro femenino del franciscanismo, lleno
de respeto, inteligencia y ternura18. En él vemos la descripción medieval de los dones de Dios,
que están ahora en nuestras manos y que, aunque somos conscientes de nuestra limitación,
debemos administrar, desarrollar y entregar a la próxima generación de Hermanas Pobres.
Dos sugerencias
15 1CtaF 5-7.
16 LCla 15.
18 Michel Feuillet, Les visages de François d Assise, Desclée de Brouwer, Paris 1997, p. 125.
19
Por último, )podemos hacer dos sugerencias?
Las Florecillas relatan cómo la hermana Clara deseaba ardientemente tener una comida con el
bienaventurado Francisco y cómo éste, reacio al principio, aceptó ante la insistencia de sus
hermanos19. )Podemos ver nosotros, hermanos y hermanas de hoy, la posibilidad de repetir
aquella maravillosa comida en las zonas donde vivimos? Así como los primeros hermanos
estimularon a ello a Francisco, así también os rogamos que sopeséis esta idea. Pensamos en una
comida festiva, en una comida que sea un banquete para el cuerpo y para el alma, una verdadera
fiesta de Dios. Reunámonos impulsados por el Espíritu del Señor y que el Espíritu haga
resplandecer su gloria en torno a nuestras casas, de manera que quienes nos vean se asombre al
contemplar en medio de ellos el fuego de Dios. La segunda sugerencia es que cada uno de
nosotros se esfuerce por encontrar el modo adecuado para impulsar, en su proprio ambiente, a
toda la Familia Franciscana a honrar a Clara. Las fragantes palabras de la Regla y de las cartas de
nuestra Madre son fuente de sabiduría para todos nosotros; sin embargo, y aunque necesitemos
de su dimensión de nuestro carisma, no son tan conocidas como debieran. Aprovechemos la
ocasión que nos brinda este aniversario para que ningún franciscano pueda decir: *Yo conozco
poco a Santa Clara+.
Conclusión y bendición
)Qué podemos añadir? Somos plenamente conscientes de que nuestro Padre Francisco
prometió tener por vosotras la misma amable atención y especial solicitud que tenía por sus
hermanos. Sentimos esto como un deber sagrado que él nos ha encomendado. Con esta
convicción, y confiando en la inmensa bondad de Dios, os impartimos nuestra bendición con las
mismas palabras de Santa Clara:
*Os bendecimos en cuanto podemos y más de lo que podemos. Sed siempre amantes de Dios y de
vuestras almas y de todas vuestras hermanas, para que observéis siempre y solícitamente lo que
al Señor prometisteis. El Señor esté siempre con vosotras y ojalá vosotras estéis siempre con Él.
Amén+20 .
19 Flor XV.
La psicología es la ciencia que trata de llegar al encuentro profundo de uno consigno mismo,
explorando zonas que, de pronto, no aparecen en una conciencia superficial. Cada uno, cuando se
pone a reflexionar con responsabilidad sobre sí mismo, se pregunta: Yo )quién soy?, )de dónde
vengo y adónde voy?, )cómo se entiende esta vida bullente que se agita en mi corazón?
Las Avivencias@ personales nos orientan y, a veces, nos desorientan; nos liberan y nos
esclavizan, porque todo se junta y se revuelve por dentro en la pura vida del ser que se presenta
múltiple: hermosa, confusa, selvática. La psicología quiere descubrir esta riqueza escondida,
ordenarla, llevar al ser humano a su vocación de Ahombre@ o Amujer@, construir del sujeto un
edificio sólido y consistente para poder vivir como dueños de la vida.
La psicología trata de llevar al hombre a la verdad de sí mismo, escuchando todas las
llamadas de la Naturaleza sin olvidar nada, sin falsificar nada, deshaciendo medidas verdades,
tabúes, trampas, convencionalismos que crea la ignorancia o la conciencia colectiva y que nos
van atando por dentro. Solo con una liberación puede alcanzar una plenificación. Mi vocación
humana, Aser lo que soy@, ser Ayo mismo@, Ayo misma@, es mi vocación básica, de la cual
no puedo abdicar. Sería abdicar de la creación. Sobre esta vocación básica de Aser yo mismo@,
se levanta y construye cualquier otro proyecto de vida, cualquier vocación.
Todo esto es legítimo y hermoso, y, si lo tomamos en serio, nos brinda un esforzado trabajo,
que nos acompaña en todas las fases de la vida.
Y con todo, tenemos la sensación, que es un humilde y firme convencimiento, de que el
camino de la psicología, aun siendo legítimo, no lleva al corazón a lo último de su misterio. Con
otras palabras: que la piscología no nos da la última medida de nosotros mismos, que entra un
elemento de fe en al ámbito de nuestras vivencias que replantea todos los datos de la psicología, y
los reorienta con una nueva dirección.
21
- nos preguntamos dolorosamente - no conocemos a Dios del mismo modo, y existen tantas
religiones? )Por qué, mirando la vida con tantas lentes diversas, pensamos de modo tan distinto
en cosas de suma importancia: matrimonio, convivencia, sociedad, valores...?
El amor es el ápice del ser. Amar es tocar la cima de la vida. Se nos ha dado el conocimiento
para que alcancemos nuevos niveles de amor, y para que nos encaucemos al amor infinito.
El Amás amar@ es el fin de todos y cada uno de nuestros actos. Quien se une a una mujer es
para más amar: de ser humano a ser humano (de hombre a mujer, de mujer a hombre), mediante
el olvido y la oblación. En la oblación total está el amor perfecto, que se plenifica en el amor
correspondido. El que engendra, engendra por más amar, dando a la familia humana el tesoro sin
precio de una criatura.
Y el que se priva de mujer y de engendrar lo hace por más amar, confiando en la
omnipotencia de Dios, que da vida a lo que no es, y que asume la propia esterilidad como acto
divino para comunicarse él mismo.
En todas las hipótesis el amor es lo sumo. Nada está sobre él, y todo queda a sus pies. Es lo
más próximo a la divino. Precisamente por el amor el hombre queda emparentada con Dios.
22
)Quién puede meterse en esas junturas de entre el cuerpo y el alma? El cuerpo, material, es
cosa distinta del alma, inmaterial. )Dónde se juntan? Imposible hallar esa juntura.
El alma y el espíritu (ateniéndonos a esta psicología) o la Apsyque@ (alma) y la Amente@
(nous), son cosas distintas (siempre en esta psicología), son cosas distintas, aun perteneciendo
indisolublemente a la Aunidad@ del hombre. (AOraré con el espíritu, pero oraré también con la
mente. Cantaré salmos con el espíritu, pero también los cantaré con la mente@ 1Co 14,15. Con la
mente Aentiendo@ y me hago entender; con el espíritu Asobreentiendo@, pero no me hago
entender).
La Palabra de Dios baja a nosotros y se aposenta ahí, en esas junturas entre el alma y el
espíritu. Ahí discierne, ahí quema, ahí purifica, ahí unifica.
Porque es viva y está viva, penetra como la vida. No hay partícula del cuerpo, del alma o del
espíritu - del ser humano - donde no esté presente la vida. Así la Palabra.
Dicho de una manera más humilde, discierne sentimientos y pensamientos del corazón.
La psicología quiere llegar a todos los sentimientos y pensamientos del corazón; la psicología
profunda quiere bajar hasta el fondo, interpretar todo..., aun lo que uno no acaba de decirse a sí
mismo. Se encuentra con el tope de nuestra finitud, de nuestra limitación, de nuestro misterio.
La Palabra quiere llegar hasta ahí, con esta peculiaridad, que no lo tiene la psicología: que ella
viene del misterio y quiere llevarnos al misterio.
23
TEXTO PARA LA LECTIO DIVINA
Súplica
Jesús, yo soy contemplativa y me has traído a tu Casa para que en ella viva como en ACasa de
oración@. Concédeme la gracia de santificar tu Casa viviendo en contemplación.
Glorificación y alabanza
Señor Jesús, te contemplo orar a ti en la Eucaristía. Entonces tú alabas al Padre, tú le
glorificas, tú establece en tu cuerpo sacramental la casa de oración de los cristianos, mi casa de
oración.
La Casa de tu Padre es tu casa,
tú eres Casa de oración,
tu Casa es mi casa. Amén.
R. M. G.
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La gracia de la Escritura
dentro del Oficio Divino
La Beata María Ángela Astorch,
un camino interior de encuentro con la Palabra divina
Unas explicaciones de ALectio divina@ nos lleva en esta ocasión poner nuestros ojos en la
beata capuchina, cuya memoria acabamos de celebrar: la Beata María Ángela Astorch (1592-
1665), 2 de diciembre, Ala mística del Breviario@.
Su camino interior de comunicación con Dios ha sido, de una manera muy singular, el
contacto con la Sagrada Escritura a través del Breviario.
La biografía para la beatificación la escribió el P. Lázaro Iriarte con el subtítulo de ALa
mística del Breviario@. Posteriormente publicó el conjunto de los escritos de la Beata con el
título de: Mi camino interior: relatos autobiográficos - Cuentas de espíritu - Opúsculos
espirituales - Cartas. Madrid 1985.
Ángela María Astorch fue beatificada por Juan Pablo II hace viente años (28 de mayo de
1982). No tiene Misa en el Misal Franciscano, publicado antes de la beatificación; sí, en cambio,
tiene el Oficio divino, en: Liturgia de las Horas. Propio de la Familia Franciscana, publicado en
1983.
Esta tarde, a modo de excepción, apartándonos de lo que es propiamente el ejercicio de la
Alectio divina@, tratamos de apreciar cuál ha sido el efecto espiritual que ha producido en el
alma de esta contemplativa el contecto directo con la Palabra de Dios en la liturgia. Es un
camino, un anhelo, para nosotros. Recogemos algunos textos que se refieren a vivencias
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espirituales tenidas en el tiempo del Adviento: El Adviento de la beata Ángela María
Astorch
Ese mismo año de 1636 o 1637, leyéndose en Adviento en el coro aquellas palabras de Isaías, que
dicen Dicite iusto quoniam bene [Decid al justo que bien] (Is 3,10), fue mi alma atraída a su
Majestad divina; pero, continuándose la lectura y sentencia con las palabras que siguen, que son
quoniam fructum adinventionum suorum comedet [porque comerá del fruto de sus hallazgos],
quedó mi alma íntimamente cautiva de mi divino Señor y me comunicó una inteligencia
sobrenatural y cierta vislumbre de que comería yo de las muchas enseñanzas de su Majestad
divina de ser muy suya, que tengo entendidas y puestas en ejecución por su infinita bondad.
Representáronseme en un instante gran número de ellas, que parecían alentaban a mi alma con
muchas resoluciones, causándome en lo íntimo del alma una cercanidad de fiestas felicísimas,
que me aseguraban, sin duda, la comida de mis invenciones [hallazgos] y modos para hallar y
caminar a mi divino Señor.
Quedó mi alma agradecida y admirada de ver tanta fineza en su Majestad para con una
criatura tan vil y indigna de tantas gracias. Quedé de tal modo su cautiva, y mi corazón herido y
llagado, y no sé de qué herida, porque, después de alguna horas que pasó esto, me cogió una recia
calentura, que temí me principiaba alguna grave enfermedad. Y por esta causa estuve tres días en
la enfermería y luego me volví al dormitorio y seguimiento de comunidades, oprimida en mi
interior por su divina Majestad y por la verdad que tiene asentada en mi alma, y es que
misericordias tales no se han de pagar y corresponder con menos que con volver de nuevo al
cumplimiento y rigor de mis obligaciones.
Año 1643
En el primer domingo de Adviento, que cayó en los últimos días del mes de noviembre,
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diciendo Maitines y llegando al responsorio primero del primer nocturno, que dice: Ierusalem,
cito veniet salus tua, quare moerore consumeris [Jerusalén, pronto llegará tu salvación; )por qué
te consumes por la tristeza?] (cf. Miq 4,9), me dijo su Majestad:
- Esto sí que es fina esperanza, que no la tuya.
Con esto me respondió su Majestad a la ocupación interior que, por entonces, ocupaba mi
alma. La propia merced me hizo diciendo el último responsorio de la tercera lección, que dice:
Civitas Ierusalem, noli flere, quoniam doluit Dominus super te [Ciudad de Jerusalén, no llores,
porque el Señor ha sufrido por ti].
Pasó adelante este divino Señor en sus misericordias, y en el segundo nocturno, segundo
responsorio, me hizo la misma merced, manifestándoseme como madre piadosa, que así dice el
responsorio: Sicut mater consolatur filios suos, ita consolabor vos [Como una madre consuela a
sus hijos, así os consolaré yo] (Is 66,13). Hízolo su Majestad tan vivamente, experimentando mi
alma especial asistencia en lo íntimo de ella, que parecía no tener lugar más a gusto ni con quien
regalarse sino con mi alma, siendo una de las más ingratas y desconocidas que ha creado.
Los efectos: amor tierno y queriñoso [= cariñoso] a mi divino Señor, humilde agradecimiento,
que se derrite el alma, inteligencia clara de la verdad dicha a mi alma y aliento notable en mi
interior.
En siete días del mes de diciembre de este mismo año, cantando las primeras Vísperas de la
Inmaculada Concepción, diciéndose la tercera antífona, que dice: Tu gloria Ierusalem (Jdt 15,10),
me dijo su Majestad divina:
- Ese soy yo en la triunfante Jerusalén.
Y me dio inteligencia que, si esta gloria no tuvieran los bienaventurados, estuvieras sin
hartura y en vacío en medio de sus dotes de subtilidad, ligereza, impasibilidad y claridad [las
cuatro dotes del cuerpo glorificado]. Y sí, entendí es mi divino Señor el lumen gloriae de todos
los santos y espíritus bienaventurados y en quien consiste toda la plenitud de gloria de que gozan.
Los efectos fueron: una hilaridad interior notable y una claridad e ilustración del
entendimiento; y esta ilustración le dura (al alma) en su fuerza algunas horas, de modo que está
capaz para entender y comprender cualesquiera materias interiores y de espíritu.
Concluídos los salmos y las antífonas, canté yo la capítula, que dice: Ego diligentes me diligo
[Yo amo a los que me aman], etc. Cuando llegué a decir: ut ditem diligentes me [para enriquecer
a los que me aman] (Prov 8,7.21), me dijo su Majestad:
- Esto es lo que hago con los que me aman, y agora contigo, que soy tu dictador y de ellos.
(...)
En veinte de ese mes, cantando Vísperas y llegando en ellas a decir el sexto verso del tercer
salmo, que dice: In memoria aeterna erit iustus, ab auditione mala non timebit [En memoria
eterna estará el justo, de mala habladuría no temerá] (Sal 11,7), me dijo su Majestad no temiese
ninguna opinión mala ni palabra dicha contra mí. Y, diciéndome estas palabras - que fue
hablarme, no sólo a la letra de lo que cantaban, sino también de una perturbación interior -, así, al
decirme su Majestad no temiese, serenó y puso mi espíritu en sosiego y paz, y quedó como si tal
no hubiera pasado.
El día antes de ése, estando en el coro un poco antes de decir Vísperas y abrir de pronto el
breviario, me salieron unas palabras que decían: Amicum quaerit pristinum [Va en busca del
primer amigo]. Y díjome su Majestad eterna:
- Tal he sido para ti desde tu niñez.
Y yo en ella por tal lo había buscado. Alentáronme estas palabras muchísimo el interior, el
cual llevaba muy ahogado y sin aliento. (Sea su Majestad glorificado por toda su eternidad por
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tantas misericordias como me ha hecho!
Estando por el mes de diciembre y año de 1644, digo víspera del santo Nacimiento de Cristo,
cantando Prima y llegando al sexto verso del primer salmo, que dice: Voluntarie sacrificabo tibi
[Voluntariamente sacrificaré para ti] (Sal 53,8), me dijo su Majestad eterna con un amor tierno:
- Tú eres mi sacrificada con entrega de voluntad.
Y me atrajo para sí tiernísimamente y me encerró en la profundidad que suele. Y renovó en mi
alma las entregas que hizo de sí para conmigo el día que me desposé por el acto de mi profesión
religiosa. Y, cantando el dicho verso del Sacrificabo, en lo íntimo de mi interior celebraba mi
alma el mismo sacrificio; y esto con tal denuedo, que me parece que, si como fue sacrificio de
desposorio fuera sacrificio de muerte por su amor y fe, hiciera la misma oferta de mí, por la
prontitud e hilaridad interior que poseía mi alma.
Pasé adelante la Prima y, principiando el salmo Beati inmaculati in via [Bienaventurados los
que andan sin mancha por el camino] (Sal 118), me dijo su Majestad:
- Este salmo te podrá servir para hacer tu confesión general.
Tuve particulares sentidos y inteligencias en cada verso para el propósito. Esta palabra que
me dijo su Majestad fue responderme al interior, en el cual llevaba muchos días había de
prevenirme con una confesión general para la hora de mi muerte.
Año 1654 (tenía 62 años): (Un mal Adviento! por una lectura inoportuna
Este mismo año de 1654 llegó a mis manos un libro llamado El Anticristo. Leílo todo el
Adviento, y en esto cometí una gran temeridad, siendo mi camino interior todo contra de tal
lectura, horrenda y cruel a todos los límites de males y invenciones de tigres: el mayor
perseguidor de la Iglesia [Probablemente la obra del dominico T. Maluenda: De Antichristo, en
latín, 2 vols. Roma 1604, Valencia 1611. 1621; Lyon 1647. 1648].
Quedé afligida y rematada en mi interior, inhábil para la oración y para el trato interior y
suave retiro con mi divino Señor. Con esta mala disposición entré en Pascuas del Niño recién
nacido, afligida muchísimo por no poderme librar de tales amarguras y representaciones
inauditas; y así, de todo punto perdida mi senda.
De este modo estuve hasta la hora de oír la misa de la media noche y hasta llegar el sacerdote
a cantar aquellas palabras del Evangelio, que dicen: Et peperit filium suum primogenitum et
pannis eum involvit et reclinavit in praesepio, quia non erat eis locus in diversorio (Lc 2,7).
Hicieron estas palabras tal atracción en mi alma, que luego me sentí trocada, porque mi divino
Señor se compadeció de mí por su suma misericordia; y, al punto que el sacerdote pronunció las
dichas palabras del Evangelio, me dijo mi divino Señor en el íntimo del alma:
- En estas mis niñeces has de volver a ocuparte - dándome a entender cuánto le había
disgustado en haber leído el libro del Anticristo, que tanto me dañó.
Y, como el decir de su Majestad es obrar, en un instante me hallé otra, porque, al decirme que
en niñerías había de volver a ocuparme, me hallé niña tierna y amorosa para con él. Dejóme tan
suave y sazonada para gozar de su suave niñez, envuelto en pañales y puesto en un pesebrito, que
me admiré sumamente.
Pasando, pues, adelante el sacerdote la misa - creo estaba en el primer Memento [había
Memento de vivos antes de la consagración y Memento de difuntos después de al consagración]
-, me cubrí el rostro [seguramente que con el velo] previniéndome para mayor recogimiento de
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mis sentidos y encerrarme en pacífica quietud de mi interior, para gozar a solas a mi Niño, y más
habiéndolo de recibir sacramentado; y así me dijo:
- Agora estás muy a mi gusto, cubierta como una niña vergonsosa y, por tanto, más querida
mía por tu encogimiento, pues estás en presencia mía.
De este modo obró y cumplió en mí ponerme en niñerías humanas y divinas. Y así le doy las
gracias por tan grande misericordia, pues me trocó el camino del horror en caminar por el de
su amor.
(Mi camino interior V,218 = pp. 565-566).
APÉNDICE
Para que se pueda utilizar un himno propio en la memoria de nuestra hermana capuchina, la Beata María Ángela
Astorch, incluimos el himno compuesto en su momento, cuya música puede verse en: Rufino María GRÁNDEZ - Fidel
AIZPURÚA, capuchinos, Himnos para el Señor. Barcelona, Regina 1983.
Estribillo
2
Mi camino ensangrentado
el Señor lo ha recorrido,
y está en la columna atado
por nuestro amor malherido.
Un matrimonio de sangre
con mi Señor he sentido:
mi corazón es el suyo,
su corazón es el mío.
29
Mi camino, mis hermanas
con que Dios me ha bendecido.
El Señor sacramentado
está en mis hermanas vivo.
Camino de caridad
en lo más hondo aprendido:
amar y saberse amada
es la senda que he seguido.
R. M. G.
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ALa mirada fija en la palabra de Dios@
El 1 de diciembre de 1996, con motivo del XVI centenario de la muerte de San Ambrosio, el
Papa Juan Pablo II escribió una carta apostólica, Operosam diem, que contiene cinco puntos:
I. San Ambrosio, obispo
II. *La mirada fija en la palabra de Dios+
III. *Cristo es todo para nosotros+
IV. *La sobria embriaguez del Espíritu+
V. Al servicio de la unidad
VI. *En cada uno esté el alma de María+
Reproducimos el II. *La mirada fija en la palabra de Dios+, que puede iluminar mucho la
búsqueda que vamos haciendo en la Alectio divina de la Palabra de Dios@.
Sea como un regalo espiritual, al concluir hoy este período de actividades.
14. Junto con Jerónimo, Agustín y Gregorio Magno, el santo obispo de Milán es uno de los cuatro
doctores a los que la Iglesia latina rinde particular veneración. Por ello, deseo prestar atención
especial a este aspecto de su personalidad, considerándolo en la perspectiva del próximo jubileo.
Una primera indicación nos la brinda el papel que desempeñó en la vida de Ambrosio la palabra
de Dios. *Para conocer la verdadera identidad de Cristo nescribí en la carta apostólica Tertio
millennio advenienten, es necesario que los cristianos (...) vuelvan con renovado interés a la
sagrada Escritura+. Ambrosio puede ser nuestro maestro y nuestro guía, pues fue un magnífico
exégeta de la Biblia, que tomaba constantemente como objeto de su catequesis. Todas sus obras
son una explicación de los Libros inspirados.
El santo obispo dedicó una entera Expositio al evangelio según san Lucas y en muchos de sus
escritos, sobre todo en algunas cartas, suele comentar el epistolario paulino, presentando
nuevamente con viva participación el pensamiento del Apóstol. Pero es sobre todo en los libros
del Antiguo Testamento donde se detiene con especial predilección. En ellos encuentra una larga
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y ardiente preparación para la venida de Cristo, como una *sombra+ que, de modo aún
imperfecto pero ya sabiamente trazado, anticipa el anuncio de la revelación plena del Evangelio.
Leyendo en profundidad las páginas bíblicas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, en la
línea de la concorde tradición patrística, Ambrosio invita a captar, por encima del sentido literal,
un sentido moral, que ilumina la conducta, y un sentido alegórico-místico, que permite descubrir
en las imágenes y en los episodios narrados el misterio de Cristo y de la Iglesia. Así, en
particular, muchos personajes del Antiguo Testamento se presentan como *tipos+ y
anticipaciones de la figura de Cristo. Leer las Escrituras es leer a Cristo. Por eso, Ambrosio
recomienda encarecidamente la lectura integral de la Escritura: *Bebe, por tanto, ambos cálices,
el del Antiguo y el del Nuevo Testamento, porque en ambos bebes a Cristo. Bebes a Cristo, que
es la vid; bebes a Cristo, que es la piedra de donde brotó el agua; bebes a Cristo, que es el
manantial de la vida; bebes a Cristo, que es el río cuya corriente fecunda la ciudad de Dios; bebes
a Cristo, que es la paz+.
15. Ambrosio sabe que el conocimiento de las Escrituras no es fácil. En el Antiguo Testamento
hay páginas oscuras, que sólo reciben plena luz en el Nuevo. Cristo es su clave, su revelador: *Es
grande la oscuridad de las Escrituras proféticas. Pero si llamaras con la mano de tu espíritu a la
puerta de las Escrituras, y si examinaras con escrupulosidad lo que hay allí oculto, poco a poco
comenzarías a captar el sentido de las palabras, y quien te abriría no sería otro hombre, sino el
Verbo de Dios (...), porque sólo el Señor Jesús en su Evangelio desgarró el velo de los enigmas
proféticos y de los misterios de la Ley; sólo él nos ha dado la llave del saber y nos ha brindado la
posibilidad de abrir+.
La Escritura es un *mar, que encierra en sí sentidos profundos y abismos de enigmas proféticos:
en este mar han desembocado muchísimos ríos+. Por su carácter de palabra viva y a la vez
compleja, la Escritura no se puede leer con superficialidad. Abre sus tesoros a quien se acerca a
ella con espíritu realmente sediento de luz, siguiendo el ejemplo de aquel cuya oración recoge el
Salmo 118: *Se consumen mis ojos siguiendo tu Palabra+ (v. 82). Como la joven esposa
-comenta Ambrosio con una imagen muy viva- corre al puerto para escrutar cualquier nave que
pueda traerle a su esposo, así el salmista *abandonaba todas las preocupaciones de este tiempo y,
como vigía siempre alerta, tenía fija la mirada de los ojos interiores en la palabra de Dios+. El
mismo obispo personificaba a ese creyente que tenía tan gran anhelo, e impulsaba a sus fieles a
hacer lo mismo.
También les pedía que *rumiaran+ la Palabra, porque es alimento sustancioso, al que se debe
volver muchas veces con paciencia y constancia, en una meditación continua: sólo así podrá
comunicarnos las inagotables sustancias nutritivas que encierra. *Proporcionemos a nuestra
mente este alimento para que, triturado y masticado mediante una larga meditación, dé fuerza al
corazón del hombre, como el maná celestial: alimento que no hemos recibido ya triturado y
masticado, sin esfuerzo de nuestra parte. Por eso es necesario triturar y masticar las palabras de
las Escrituras celestiales, esforzándonos con toda el alma y con todo el corazón para lograr que la
sustancia de ese alimento espiritual se derrame por todas las venas del alma+. Asimismo, les
decía: *Reflexiona, por tanto, todo el día en la Ley (...). Toma como consejeros a Moisés, Isaías,
Jeremías, Pedro, Pablo, Juan, e incluso al excelso consejero Jesús, si quieres llegar al Padre. Con
ellos debes tratar; con ellos debes confrontarte todo el día; debes reflexionar todo el día+.
16. Ambrosio explica constantemente a sus fieles las Escrituras proclamadas en la liturgia. Las
usa como inspiración y fundamento de toda su predicación y de sus escritos: de sus comentarios
bíblicos, de sus cartas, de sus discursos en funerales, de sus tratados sobre temas sociales y de sus
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obras de contenido netamente espiritual. Su estilo está salpicado de imágenes y expresiones
bíblicas. Se podría decir que no sólo él habla de la Biblia, sino que también habla la Biblia, como
transformada en la sustancia íntima de su pensamiento y de su palabra. Así, los Textos sagrados
alimentan a los oyentes, que se convierten en conocedores cada vez más competentes. La Iglesia
guiada por Ambrosio se nos presenta realmente formada y plasmada por la palabra de Dios.
Deseo vivamente que su ejemplo impulse a poner la Biblia cada vez más en el centro de la vida
cristiana y a leerla con la fe y la profundidad, de las que el Obispo de Milán fue eximio modelo y
seguro maestro.
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María, via pulchritudinis
En la solemnidad de la Inmaculada
Isaías 43, 1
Así dice el Señor,
el que te creó, Jacob,
el que te formó Israel:
No temas, que yo te he rescatado,
Te he llamado por tu nombre;
Tú eres mío
Camino de contemplación
Estribillo
Para dar luz inmortal,
siendo vos Alba del día:
Sois concebida; María,
sin pecado original.
Estrofas
Ave, sois Eva trocada
sin el velo de aquella pena...
)Cómo os dirá gracia plena
quien os busca maculada?
(Si lo dice la embajada
del ministro celestial!
Sois concebida, María,
sin pecado original.
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Con armónica unión
se ajusta el divino acento
a vos, sonoro instrumento
de toda la redención,
por templar con proporción
la música más cabal:
Sois concebida, María,
sin pecado original.
Ya la Iglesia militante
celebra con atención
que sois en la creación
pura, limpia y radiante;
en aquel primer instante,
punto físico y real:
Sois concebida, María,
sin pecado original.
A la religión sagrada
de San Francisco debéis
el título que hoy tenéis
de Virgen Inmaculada,
pues os veis tan ensalzada
por lo humilde del sayal:
Sois concebida, María,
sin pecado original.
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Lectio divina orante sobre el texto de Isaías
interpretado en la celebración litúrgica
1. Descalzar los pies. Necesitamos la compunción de nuestros pecados y la pureza interior o desapego
del pecado para entrar en las Escrituras.
2. Suplicar. Nuestra oración es: Señor, sólo te busco a ti cuando leo en oración los libros santos.
3. Contemplación. Me acerco a la Presencia contemplando. Y la contemplación ansía explayarse en el
amor.
4. Dejarnos conducir. Para que el texto vaya hablando desde sí, nos dejamos conducir por el Espíritu
y nos dejamos enseñar por Dios, habiendo sido atraídos por él.
5. Glorificación y alabanza. Por encima de todo que nuestra oración retorne a Dios, y que el
acontecimiento que se está operando vuelva al Padre con afectos de glorificación y alabanza. Que Cristo
muerto y resucitado reine por siempre.
Suplicar
Señor, báñame en tu divina hermosura. Dame el sabor de las verdades divinas. Ábreme el
secreto de tu Madre,
Contemplación
Contemplo y miro: Y veo al ángel que se acerca a María, y le dice: Gratia plena!
Contemplo y miro: Y veo al Dios de nuestros Padres, que se acerca a María, flor del pueblo, y
le dice, con infinita ternura, las palabras proféticas que nos comunica el libro de Isaías.
Dejarnos conducir
- Es el Señor el que está hablando. Hago silencio para acoger y recoger la palabra divina. El
Padre me va a comunicar sus secretos.
- Y es un puro deleite el Padre para sí, comunicando su corazón. El está inundado de su
felicidad infinita al hablarnos así, al hablarme así..., al hablarle a una hija de nuestra tierra, a
María - nuestra hermana - así.
- En las palabras de Dios se palpa su ternura.
- Habla el Creador (el que te creó), el Plasmador (el que te formó); de él vino el mundo, pues
lo que somos, somos de él; somos el proyecto de Dios. Comenzamos a existir en él y desde él. Ya
hasta mí llega este diálogo que arranca de su corazón, y que está compartido con el espíritu.
- Es el Padre de la Alianza que habla a Jacob/Israel. Habla a la Iglesia, habla a María, que es
efigie de la Iglesia.
No temas
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ANe timeas, Maria: Invenisti enim gratiam apud Deum@.
- Jacob está cubierto de la gracia de Dios, de la ternura de Dios.
- La ternura de Dios, la misericordia de Dios, es el verdadero vestido que embellece a María.
- Es la gracia. Y María es Agratia plena..., invenisti gratiam@.
- Es gracia ante Dios, origen de toda gracia. María es la hermosura, es el espejo de la
hermosura de Dios. María es la fuente de la hermosura, y el camino de la hermosura para tornar a
Dios.
(ALa belleza salvará al mundo@, Dostowiesky, El Idiota).
Yo te he rescatado
- La Toda Pura ha sido rescatada por la sangre de su Hijo. María es hija de la Cruz y de la
Resurrección del Señor, el primer fruto de la Pascua.
- De sí misma María, criatura, está cerca de la nada; por gracia es la primogénita, la primera
rescatada, la primera hija de Adán Aredimida@, hasta hacerse Madre de Eva.
- Pero María ah sido rescatada, sí, antes de que el pueblo de Jacob y la familia de Israel. Es
Ahija de su Hijo@ (Dante, Divina Comedia).
- María vive en la gratitud de los redimidos.
He aquí unos himnos que en su día salieron del corazón, para cantar en la liturgia la gloria de
Dios, contemplando la obra de María.
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(Ah cuántas alabanzas de ti dicen
los bien enamorados!
)Por qué, insignificante Nazarena,
tu nombre en nuestro pecho está grabado?
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exaltada de lo hondo de mi nada.
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Lectio divina, lectio litúrgica
Tú eres mi Hijo amado
Durante los días de Navidad nos hemos acercado al misterio de la Encarnación. De otro modo
no habríamos podido leer con verdad textos de este género:
- A)A quién habéis visto, pastores? Hablad, contádnoslo, )quién se ha aparecido en la
tierra?@ [Los pastores nos hablan y nos dicen:] AHemos visto al recién nacido y a los coros de
ángeles alabando al Señor.@ Aleluya. (Laudes de Navidad)
- En la zarza que Moisés vio arder sin consumirse, reconocemos tu virginidad admirablemente
conservada; Madre de Dios, intercede por nosotros. (I Vísperas de la octava de Navidad).
- Hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo, porque, en el Jordán. Cristo ha lavado los
pecados de ella; los magos acuden con regalos a las bodas del rey; y los invitados se alegran por
el agua convertida en vino. (Laudes de Epifanía, ant. del Ben.).
- Al manifestarse al mundo la gloria de Cristo, las aguas del Jordán fueron santificadas: sacad
aguas con gozo de las fuentes del Salvador; Cristo, el Señor, ha santificado la creación entera.
(Laudes del Bautismo del Señor).
- Hoy se nos revela un gran misterio, porque el creador del universo nos purifica de nuestros
pecados en el Jordán. (II Vísperas del Bautismo del Señor).
)Qué nos dice todo esto? Que hay una hay una formar de ver a Jesús en la liturgia; que la
liturgia, por sí misma, es una iniciación al misterio; que ciertamente el misterio excede toda
representación, todo método, y es una puerta abierta al infinito...; en, fin, que nuestro corazón
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debe ser visitado por el Espíritu Santo para empalmar con unas realidades que, siendo nuestras
son divinas, que son divinas y se nos regalan como nuestras.
Reposando nuestras reflexión sobre los textos citados, en representación de otros, podemos
observar lo que acontece dentro de la liturgia. He aquí cómo hemos visto la Ahistoria@ de Jesús.
Hemos visto:
S La realidad total y absoluta de Cristo: fusión de Cristo Niño con Cristo adulto.
S La unidad entre la divinidad y la divinidad, envolviendo todo en la luz de la divinidad.
S El resplandor de la Trinidad en todos los misterios de Jesús.
S La unidad de los mismos misterios entre sí (Belén, Bautismo, Caná), presididos por la Pascua.
S La unidad entre el ayer y el hoy; la unidad de toda la Ahistoria salutis@.
S La visión completa del hombre a la luz de Dios, pecador y salvado.
S La visión completa de la creación, salvada por el Verbo de Dios.
S La visión del cielo, celebrando la liturgia celeste.
S La doxología, por encima de toda petición.
S La Iglesia, por encima de nuestras pequeñas realidades.
S La contemplación de santa María, madre de Dios, envuelta en al gloria de Dios.
S Todos los personajes en un misterio de gloria: p. e., los Pastores, Juan.; personajes que hablan,
que entran en el misterio.
Nuestras reservas
Este modo de llegar a Jesús puede producirnos ciertas reservas.
- No es ciertamente el modo moralizador con el que solemos frecuentar los Evangelios: )qué
me dice este Evangelio para mi vida?
- Ni tampoco con esta mística parece que entremos en el Acompromiso humano@.
- No parece que sea el modo sencillo para vivir los misterios >históricos, sencillos, como
crónica humana, de los misterios de Jesús.
Frutos
Y con todo, un impulso de amor nos lleva a divinizar el Evangelio, y a traspasar, sin saber
cómo ni porqué, la simple memoria de lo que fueron o habrían sido las escenas evangélicas. Esta
meditación, que está hecha desde el silencio y la ternura, desde la ascesis (que tantas veces
olvidamos), que de alguna manera nos introduce en una Avida angélica@, nos lleva a:
- La deificación del alma, del ser humano (la Atheiosis@, divinización, que se ha obrado
radicalmente en el bautismo, al ser Aconsortes@ de la naturaleza divina).
- Y psicológicamente a una pacificación del alma.
Debemos examinar, por tanto, caso de encontrar torpe nuestra fe, si nuestro corazón ha sido
purificado, o quiere ser purificado, para entrar en el ámbito de la divinidad.
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41
Este es el icono de la Epifanía y Teofanía del Señor o Fiesta de las Luces. Puede verse su
explicación en los libros de iconos (véase, p.e. Francisco González en Internet. Buscar: Bautismo
del Señor).
El icono es para orar, porque es la contemplación remansada de la fe de la Iglesia puesta en
pintura.
Ponemos a continuación unos himnos litúrgicos que en su momento fueron escritos como himnos
litúrgicos de oración, el último escrito este mismo año, para la fiesta del Bautismo del Señor.
42
En él no está el pecado, nunca estuvo,
no pudo verlo el ojo fariseo;
ni el rayo perspicaz de su pupila
halló en su corazón al hombre viejo.
43
)cómo pueden las aguas
darle fuego al ardiente?
5. Todos juntos bajamos
cuerpo a la fuente,
y ascendimos fragantes
de su tumba y su muerte:
(oh precioso bautismo,
que en Jesús nos sumerge!
6.(Oh Jesús hermosura,
sello indeleble,
te alabamos unidos
a la voz que se siente:
eres Hijo, eres nuestro,
oh Cordero obediente! Amén.
44
oh Padre nuestro, fiesta de las luces,
oh Espíritu, pureza y fuego que arde!
Lectio
Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto
(Mc 1,11)
Suplicar
Yo suplico a Dios, a quien venero desde Cristo, que se revele en el misterio de su Trinidad, y
me haga oír la voz que oyó Jesús: Tú eres mi hijo amado, mi predilecto.
Contemplar
Y contemplo misteriosamente la escena del Bautismo que muchas generaciones han
contemplado desde la fe de la Iglesia. Hermanos santos la han representado en los iconos y
millares y millares de fieles, que profesan la misma fe que yo profeso, contemplan, mediante el
icono, el bautismo del Señor.
Dejarse conducir
Y me dejo conducir por donde el Señor me lleve. Porque Dios tiene una palabra para mí en la
contemplación de su Hijo.
- Contemplo el rasgarse de los cielos, que la profecía lo había anhelado (Is 63,11.19).
- Contemplo en adoración al Padre.
- Contemplo al Espíritu, que desciende.
- Contemplo al Hijo.
- Contemplo todos mis pecados, el pecado del mundo sumergido en las aguas donde Jesús lo
baña.
- Sobre todo contemplo - Aoigo, escucho@ - la voz dulcísima del Padre, que está llena de
45
toda la complacencia infinita.
Y la escucho y vuelvo a escuchar:
Tú eres mi hijo amado, mi predilecto.
Tú eres mi hijo amado, mi predilecto.
Tú eres mi hijo amado, mi predilecto....
La voz penetra a Jesús y me penetra a mí. Porque esa voz está proferida para Jesús cubierto
con los pecados del mundo, con los míos.
Y yo soy hijo en el Hijo, y amado en el Amado.
Glorificación y alabanza
Y por eso, en silencio, haciéndome voz de toda la Iglesia alabo a Jesús.
(Bendito seas tú, mi Dios y Salvador, por eternidades de eternidades!
En ti está mi gloria.
En ti mi esperanza.
14
Padre, que sean uno, como tú en mí yo en ti
TEXTO DE ORACIÓN
19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad.
20 No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en
mí,
21 para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en
nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
22 Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno:
23 yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has
enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
46
pentecostal con vinculaciones en América del Norte, cuyo mensaje por la
renovación de la fe llamaba a la oración por todas las Iglesias y con ellas.
1820 James Haldane Stewart El Rvdo. James Haldane Stewart publica
*Consejos para la unión general de los cristianos con vistas a una efusión
del Espíritu+ (Hins for the outpouring of the Spirit).
1840 Ignatius Spencer El Rvdo. Ignatius Spencer, un convertido al
catolicismo, sugiere una *Unión de oración por la unidad+.
1867 Lambeth La primera asamblea de obispos anglicanos en Lambeth
insiste en la oración por la unidad, en la introducción a sus resoluciones.
1894 León XIII El Papa León XIII anima a la práctica del Octavario de
oración por la unidad en el contexto de Pentecostés.
1908 Paul Wattson Celebración del *Octavario por la unidad de la Iglesia+
bajo la iniciativa del Rvdo. Paul Wattson.
1926 Fe y Constitución El Movimiento *Fe y Constitución+ inicia la
publicación de *Sugerencias para un Octavario de oración por la unidad de
los cristianos+.
1935 Paul Couturier En Francia, el sacerdote Paul Couturier se convierte
en el abogado de la *Semana universal para un Octavario de oración por la
unidad de los cristianos sobre la base de una oración concebida por la
unidad que Cristo quiere, por los medios que El quiera+.
1958 *Unidad cristiana+ El Centro *Unidad cristiana+ de Lyon (Francia)
comienza a preparar el tema para la semana de oración en colaboración
con la Comisión *Fe y Constitución+ del Consejo Ecuménico de las Iglesias.
1964 Pablo VI y Atenágoras I En Jerusalén el Papa Pablo VI y el Patriarca
Atenágoras I recitan juntos la oración de Cristo *que todos sean uno+ (Jn
17).
1964 El Concilio Vaticano II El Decreto sobre el ecumenismo del Concilio
Vaticano II subraya que la oración es el alma del movimiento ecuménico, y
anima a la práctica de la semana de oración.
47
1966 *Fe y Constitución+ y el Secretariado para la Unidad La
Comisión *Fe y Constitución+ y el Secretariado para la Unidad de los
Cristianos (actualmente Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad
de los Cristianos) de la Iglesia católica deciden preparar un texto para la
Semana de oración de cada año.
***
48
)Una ofrenda de por vida como AOblación de mi vida por la unidad de los
cristianos?
Para que a una inspiración que surge en el horizonte del alma, podamos darle la categoría de
Avocación@, hemos de observar estos perfiles:
Es una luz suficientemente clara, persistente, serena.
Es una luz que baña el conjunto de la existencia. Siendo una cosa concreta y particular, con
todo, coge la vida en su raíz e ilumina Ael sentido@ mismo de mi vida, sea cual sea el sentido de
la vida de mi hermano y de mi hermana. Incide en el centro de mi ser. No porque una cosa sea
bella en sí misma y agrade a un espíritu sensible, determina una vocación. El corazón delicado
está abierto a todo lo bello y se goza en todo lo que es gloria de Dios. La vida contemplativa es
deseable, bellísima en sí misma; ero esta complacencia mental, sincera y auténtica, no es, por sí
sola, el signo de la llamada Apara mí@.
Es una luz que se presenta como proyecto que tiene garantía de Apor vida@. En la estructura
de mi ser, esto tiene todas las trazas de ser para siempre, no es una moda pasajera.
En fin, es una luz que modifica y enriquece mi rumbo interior, que activa mi generosidad
personal.
Y, sobre todo, en esa luz se ve que es algo que agrada al Señor. Esto es suficiente.
La categoría de Aacto heroico@ es mejor dejarla a un lado. Más aún, si uno tuviese esa
conciencia de élite, de ser elegido y privilegiado..., sería como para comenzar a sospechar. La
actuación de Dios adentra más y más en la humildad. ASomos unos pobres siervos: hemos hecho
lo que teníamos que hacer@ (Lc 17,10). No le damos a Dios un regalo, una especie de propina,
un Aplus@ de favor. Es Él quien se nos regala, porque él nos amó primero.
Con todo, estas verdades radicales, en modo alguno pretenden negar el sentido y la conciencia
de la propia generosidad con el Señor. Para hacer una oblación de esta calidad, uno tiene que ser
consciente de que no trampea con el amor, de que su vida está siendo un acto constante de
humilde fidelidad al Señor.
Añadiremos, para concluir, que una oblación de vida por la unidad de los cristianos sería
ilusoria si, al hacerla y de modo implícito, uno no estuviera dispuesto a desplegar la misma
generosidad de amor en el ámbito de las personas que el Señor ha puesto a su lado.
(Este apartado está tomado de R. M. Grández, Oblación por la Unidad. Barcelona. Instituto de Teología Espiritual de
Barcelona, 2001).
Ofrenda
AOh Jesús, yo me ofrezco contigo, junto con tu sacrificio, y aunque sea indigna e insignificante,
espero firmemente que el Divino Padre mire con ojos complacientes mi pequeño ofrecimiento ya
que estoy unida a Ti y te he entregado todo lo que poseía.
Oh Jesús, consúmeme como una pequeña hostia de amor para tu gloria y para la salvación de las
almas@
(Beata María Gabriela de la Unidad).
LECTIO DIVINA
(Jn 17,19-23)
49
Descalzar los pies
Jesús, por tu misericordia, hazme digno de estar en tu presencia; contigo llévame hasta la
presencia del Padre.
Súplica
Te pido, Jesús, Dios mío, la Unidad, la Unidad, la Unidad..., lo que tú pediste al Padre, y nos
dejaste como último deseo de tu corazón.
Glorificación y alabanza
Señor, )será posible que un día llegue yo a la unión que tú has querido? )Será posible que en
mí se verifique el amor de unidad?
50
Señor, ésta es mi vida, éste (ésta) soy yo.
Aquí tiene mi vida por la Iglesia, por tu santa Iglesia.
Cúmplase en tí según tu voluntad.
15
Mi hermano y hermana y madre
(Mc 3,35)
I. ACLARACIONES DE BASE
TEXTOS EVANGÉLICOS
Las sentencias que Jesús ha pronunciado acerca de la familia y las implicaciones que pueden
derivarse en la nueva vida las podemos ver en diversos núcleos:
A. Palabras de Jesús sobre la renuncia a la propia familia, que ha provocado el anuncio de
la Comunidad del reino de Dios.
B. Palabras de Jesús sobre la configuración de la nueva familia.
Renuncia
Nueva familia
La nueva situación del discipulado crea una Anueva@ comunidad, una nueva familia, cuya
51
esencia
- no es la relación que se establece de unos con otros,
- sino la nueva relación que se inaugura con Jesús.
Jesús en esta familia va a ocupar, incluso sensitivamente, el amor del padre, el amor de la
madre, el amor de la mujer, el amor del hermano y de la hermana. Esto quiere decir que, al dar el
paso, se opera una nueva creación.
Aquí entra ciertamente la mística cristiana, si bien los dichos de Jesús miren, ante todo, a esa
nueva situación que se ha creado al abrazar el ser discípulos suyos. Cuando una joven se decide a
casarse con el que a partir de ahora va a ser su marido, Ase arranca@ de su padre, de su madre,
de sus hermanos; en este caso dulce arranque, porque la nueva situación afectiva, a la que tiende
su alma y cuerpo, supera la privación que deja.
En la comunidad de Jesús se halla algo nuevo, que es nada menos que él mismo, experiencia
nueva de relación y de amor. El va a ser, dicho simbólicamente, el hermano, la hermana, la
madre.
Y, al encontrarle a él, en él y desde él se encuentra la nueva familia: Acasas, hermanos, hermanas,
madres, hijos y hacienda, con persecuciones@ (Mc 10,30). No se trata de equivalencias
materiales - que nos puede llevar a una impresión grosera - sino de la nueva realidad que, siendo
espiritual y de algún modo mística, no deja de ser Aconcreta@. En el dicho que transcribimos de
Mc 10,29-30, se evita la palabra Amujer@, porque bien se puede decir que uno dejar Amujer@
(como dice Lucas en el pasaje correspondiente), pero sería estridente y grosero que uno encuentra
cien veces más en Amujeres@ (en Lucas, sin embargo, se ha dicho en el segundo miembro de la
frase que, dejando Amujer@, etc..., recibirá mucho más al presente...)
52
por el Reino de Dios,
30 quedará sin recibir mucho más al presente y, en el mundo venidero, vida eterna.+
B. Textos evangélicos referentes a la nueva familia
1. Aspecto sociológico-espiritual
La regla habla de la nueva familia que se ha creado por la llamada de Dios. Esta nueva
familia, como la familia del Reino, es una realidad con base sociológica y por dentro lleva una
realidad espiritual, que diríase que es tangible y concreta.
En esta perspectiva se comprende la lógica singular de este criterio, que sólo puede aceptarse
en el plano de la revelación: AY exponga confiadamente el uno al otro su necesidad, porque si la
madre nutre y quiere a su hijo carnal (cf. 1Tes 2,7), )cuánto más amorosamente debe cada uno
querer y nutrir a su hermano espiritual?@ (Regla bullada, cap. 6). Para Francisco la Arealidad
espiritual@ es no menos Arealidad@ que la realidad de carne, cuya evidencia se impone (el
amor humano de la madre a su hijo - que, por otra parte, también puede ser Aespiritual@, cosa
que en este instante no se considera); y, por principio, el amor que nace del Espíritu en al
experiencia humana y concreta de las relaciones tiene que ser más intenso que el amor que nace
de la naturaleza.
53
2. Aspecto místico
Podemos decir que Francisco hace una lectio divina de los dichos de Jesús, y los interpreta
como realidades internas que se nos abren para que las sondeemos, con las leyes del Espíritu.
Se pregunta, pues, en concreto:
- como se realiza espiritualmente el que yo sea Amadre de Jesús@;
- cómo se realiza espiritualmente el que yo sea Ahermano@ de Jesús.
Y, teniendo presente otras frases del Evangelio, se pregunta de modo similar
- como se realiza el que yo sea Ahijo@, en este caso no de Jesús, sino de Dios Padre;
- cómo se realiza el que yo sea Aesposo@, con alusión no tanto a Jesús, cuanto al Espíritu
Santo.
Es una lectura mística de los textos. El pasaje evangélico no apuntaba a ello, pero, en el
ámbito espiritual de la lectio divina, es plenamente legítimo el impulso místico de interpretación.
El reposo espiritual se concreta, sobre todo, en la contemplación de que Jesús, siendo Hijo de
Dios, nos asocia a sí y nos hace hermanos.
Habla Francisco de la realidad presente de Jesús, y se deleita en estas vivencias,
multiplicando las palabras ponderativas, con las cuales va narrando y desmenuzando sus afectos.
Escribimos en línea separada cada uno de estos calificativos.
Y sobre todos aquellos y aquellas que cumplan estas cosas y perseveren hasta el fin, se posará el
Espíritu del Señor (Is 11,2) y hará en ellos habitación y morada (cf. Jn 14,23).
Y serán HIJOS del Padre celestial (Cf. Mt 5,45), cuyas obras realizan.
Y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo(Mt 12,50).
Somos ESPOSOS cuando el alma fiel se une, por el Espíritu Santo, a Jesucristo.
Y HERMANOS somos cuando cumplimos la voluntad del Padre, que está en el cielo (cf. Mt
12,50);
MADRES, cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo (cf. ICor 6,20) por el amor y
por una conciencia pura y sincera; lo damos a luz por las obras santas, que deben ser luz para
ejemplo de otros (cf. Mt 5,16).
Mística trinitaria
(Oh, cuán glorioso es tener en el cielo un padre santo y grande! (Oh, cuán santo es tener un
esposo consolador, hermoso y admirable.
(Oh cuán santo y cuán amado es tener a un tal hermano e hijo agradable, humilde y pacífico,
dulce y amable y más que todas las cosas deseable! El cual dio su vida por sus ovejas (cf. Jn
10,15) y oró al Padre por nosotros, diciendo:
54
que de ti salí y creyeron que tú me enviaste (Jn 17,11);
ruego por ellos y no por el mundo (cf. Jn 17,9);
bendícelos y conságralos (Jn 17,17). También yo me consagro por ellos, para que ellos sean
consagrados (Jn 17,19); bendícelos y conságralos(Jn 17, 17). También yo me consagro por
ellos, para que ellos sean consagrados (Jn 17,19).
Y quiero, Padre, que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria (Jn
17,24) en tu reino (Mt 20,21).
48
Et omnes illi et illae, dum talia fecerint et perseveraverint usque in finem, requiescet super eos
spiritus Domini (Is 11,2) et faciet in eis habitaculum et mansionem (cfr. Joa 14,23). 49Et erunt
filii Patris caelestis (cfr. Mt 5,45), cuius opera faciunt. 50Et sunt sponsi, fratres et matres
Domini nostri Jesu Christi (cfr. Mt 12,50). 51Sponsi sumus, quando Spiritu Sancto coniungitur
fidelis anima Jesu Christo. 52Fratres enim sumus, quando facimus voluntatem Patris eius, qui
est in caelo (cfr. Mt 12,50); 53matres, quando portamus eum in corde et corpore nostro (cfr. 1
Cor 6,20) per amorem et puram et sinceram conscientiam; parturimus eum per sanctam
operationem, quae lucere debet aliis in exemplum (cfr. Mt 5,16).
54
O quam gloriosum et sanctum et magnum habere in caelis Patrem!
55
O quam sanctum, paraclitum, pulchrum et admirabilem habere sponsum!
56
O quam sanctum
et quam dilectum,
beneplacitum,
humilem,
pacificum,
dulcem
et amabilem
et super omnia desiderabilem
habere talem fratrem et filium, qui posuit animam suam pro ovibus suis (cfr. Joa 10,15) et oravit
Patrem pro nobis dicens: Pater sancte, serva eos in nomine tuo, quos dedisti mihi (Joa 17,11).
57
Pater, omnes, quos dedisti mihi in mundo, tui erant et mihi eos dedisti (Joa 17,6). 58Et verba,
quae dedisti mihi, dedi eis; et ipsi acceperunt et cognoverunt vere, quia a te exivi, et crediderunt,
quia tu me misisti (Joa 17,8); rogo pro eis et non pro mundo (cfr. Joa 17,9); benedic et sanctifica
eos (Joa 17,17). 59Et pro eis sanctifico me ipsum, ut sint sanctificati in (Joa 17,19) unum sicut et
nos (Joa 17,11) sumus. 60Et volo, Pater, ut ubi ego sum et illi sint mecum, ut videant claritatem
meam (Joa 17,24) in regno tuo (Mt 20,21).
III. LECTIO
Desde esta base tomamos el Evangelio de hoy (martes, III semana: Mc 3,31-35) para saborear
las palabras de Jesús, centrándonos en dos versículos:
55
$ Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre
Jesús nos va a hablar de algo que atañe a las fibras más sensibles de mi corazón. Sin duda que
estas palabras tienen dentro un secreto escondido que ha tocado lo más íntimo de sí mismo.
Cuánto ha amado Jesús, y cuánto ha tenido que dejar. (Quién pudiera acercarse a él para rimar los
propios sentimientos al modo y estilo de los suyos!
Suplicar
Jesús, te pido (es una locura) el corazón más puro que ah existido, y al mismo tiempo, el más
humano y el más amante. Te pido, sobre todo, el sentir tu parentesco conmigo.
Contemplar
Tomo la palabra hermana. (Qué rasgo de delicadeza de Jesús para la mujer, para mí en
concreto!.
Paladeo la palabra Ahermana@ dicha por Jesús, y m uno a san Francisco en estos pasos:
quam sanctum
et quam dilectum,
beneplacitum,
humilem,
pacificum,
dulcem
et amabilem
et super omnia desiderabilem
La palabra hermana de Jesús va recorriendo este camino: que santo es que Jesús me tenga
por hermana: me santifica en su santidad.
Y así de cada detalle.
Dejarse conducir
56
Glorificación y alabanza
AA quien tanto ha soportado por nosotros, tantos bienes nos ha traído y nos ha de traer en el
futuro, toda criatura del cielo y de la tierra, del mar y de los abismos, rinda como a Dios
alabanza, gloria, honor y bendición (cf. Ap .5,13) porque él es nuestra fuerza y fortaleza, el solo
bueno, el solo altísimo, el solo omnipotente, admirable, glorioso, y el solo santo laudable y
bendito por los infinitos siglos. Amen.@
16
Lectio divina, lectio liturgica
La oferta de la Iglesia
Instrucción
Esta hoja se presenta no directamente como ejercicio de Alectio divina@, sino como una Ainstrucción@ previa que
puede ayudar a la Alectio@.
Antes del Concilio un solo libro, llamado AMissale Romanum@ reunía en un volumen
grueso, con letra grande a dos columnas, todos los textos necesarios para celebrar la santa Misa
(para las partes que hoy llamamos liturgia de la Palabra y liturgia eucarística) para todos los días
festivos y feriales y para todos los años. Hoy es necesario, por una parte el Misal, y por otra el
Leccionario. El Leccionario se subdivide en múltiples volúmenes: Dominical (con los ciclos A,
B, C), Ferial (año I o años impares y año II o años pares), Santoral (lecturas Apropias@ [son
obligatorias, unas diez al año], o Aapropiadas@ [muy frecuentes, no son obligatorias en las
ferias], o Acomunes@ de los Santos), Misas rituales (para celebración de los sacramentos y otras
circunstancias) y Misas en diversas circunstancias, Misas votivas..., aparte de otros leccionarios
como el correspondiente al libro de AMisas de la Virgen María@ (46 misas diferentes).
El Oficio de lectura tiene también su Leccionario bienal, que da la posibilidad de leer a lo
largo de dos años la totalidad práctica del Antiguo y Nuevo Testamento, salvo los Evangelios,
que se reservan para la Misa.
Esta abundancia de lecturas, querida por el Concilio, nos puede dejar como aturdidos y
desorientados... Así sucedería, si no poseyéramos unos criterios para saber qué es lo que esto
significa y cómo debemos aprovecharlo para que la divina Palabra de la Escritura día a día
impregne nuestra vida, como Palabra de amor que Dios nos dirige.
Dos grandes Amovimientos@ han renovado la espiritualidad de la Iglesia desde finales del
siglo XIX. Uno ha sido el bíblico; y otro ha sido el Movimiento litúrgico. Los dos se
interfecundan; pero durante décadas han procedido a la par, si bien por sendas separadas.
Observa un eminente liturgista:
57
ABasta ojear los grandes documentos del magisterio para detectar este fenómeno. Ni las grandes
encíclicas bíblicas AProvidentissimus Deus@ (1893), ASpiritus Paraclitus@ (1920) y ADivino
afflante Spiritu@ (1943) aluden a la proclamación litúrgica de la Escritura, ni por su parte los
documentos del resurgir litúrgico - empezando por su carta magna, la encíclica AMediator dei@
(1947) - parecen muy preocupados por el papel de la Biblia en el interior de la celebración@(P.
Farnés, Lectura de la Biblia en el año litúrgico, Dossier CPL 48, abril 1991, p. 18).
El AOrdo lectionum Missae@, en su segunda edición, 1981 (que podrá encontrarse con sus
Prenotandos íntegros en cada unos de los leccionarios publicados a partir de esta fecha; la
primera fue de 1969) nos propone al principio el sentido de la proclamación de la Palabra de Dios
en la asamblea litúrgica. He aquí los números más significativos:
Número 4
Características propias de la Palabra de Dios en la liturgia
En la celebración litúrgica, la palabra de Dios no se pronuncia de una sola manera, ni
repercute siempre con la misma eficacia en los corazones de los que la escuchan, pero siempre
Cristo está presente en su palabra y, realizando el misterio de salvación, santifica a los hombres y
tributa al Padre el culto perfecto.
Más aún, la economía de la salvación, que la palabra de Dios no cesa de recordar y prolongar,
alcanza su más pleno significado en la acción litúrgica, de modo que la celebración litúrgica se
convierte en una continua, plena y eficaz exposición de esta palabra de Dios.
Así, la palabra de Dios, expuesta continuamente en la liturgia, es siempre viva y eficaz por el
poder del Espíritu Santo, y manifiesta el amor operante del Padre, amor indeficiente en su
eficacia para con los hombres.
Número 5
La palabra de Dios en la economía de la salvación
La Iglesia anuncia el único e idéntico misterio de Cristo cuando, en la celebración litúrgica,
58
proclama el Antiguo y el Nuevo Testamento.
En efecto, en el Antiguo Testamento esta latente el Nuevo, y en el Nuevo Testamento se hace
patente el Antiguo. Cristo es el centro y plenitud de toda la Escritura, y también de toda celebra-
ción litúrgica, por esto, han de beber de sus fuentes todos los que buscan la salvación y la vida.
Cuanto más profunda es la comprensión de la celebración litúrgica, más alta es la estima de la
palabra de Dios, y lo que se afirma de una se puede afirmar de la otra, ya que una y otra
recuerdan el misterio de Cristo, y lo perpetúan cada una a su manera.
Número 6
La palabra de Dios en la participación litúrgica de los fieles
La Iglesia, en la acción litúrgica, responde el mismo AAmén@ que Cristo, mediador entre
Dios y los hombres, con la efusión de su sangre, pronunció de una vez para siempre, para
sancionar en el Espíritu Santo, por voluntad divina, la nueva Alianza.
Cuando Dios comunica su palabra, espera siempre una respuesta, respuesta que es audición y
adoración Aen Espíritu y verdad@ (Jn 4,23). El Espíritu, en efecto, es quien da eficacia a esta
respuesta, para que se traduzca en la vida lo que se escucha en la acción litúrgica, según aquella
frase de la Escritura: ALlevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla@ (St 1,22).
Las actitudes corporales, los gestos y palabras con que se expresa la acción litúrgica y se
manifiesta la participación de los fieles reciben su significado no sólo de la experiencia humana,
de donde son tomados, sino de la palabra de Dios y de la economía de la salvación, a la que
hacen referencia. Por lo cual tanto más participan los fieles en la acción litúrgica cuanto más se
esfuerzan, al escuchar la palabra de Dios en ella proclamada, por adherirse íntimamente a la
Palabra de Dios en persona, Cristo encarnado, de modo que aquello que celebran en la liturgia
procuren reflejarlo en su vida y costumbres, y, a la inversa, miren e reflejar en la liturgia los actos
de su vida.
La Iglesia nos ofrece dos sistemas de lectura: una lectura continua (o semicontinua), y una
lectura seleccionada.
Una lectura continua es aquella lectura que se hace cuando se toma un libro y día tras días se
lo lee progresivamente, desde el principio al final. En esta lectura dejamos que el libro hable por
sí mismo, evocando el momento en que Dios lo reveló y abiertos a la acción del Espíritu para
que hoy realice su eficacia. Esta es la lectura primitiva de la Escritura en la Liturgia eucarística,
abandonada luego, por diversas circunstancias durante siglos. El haberse recuperado tras el
Concilio ha sido, en este sentido, una novedad.
Una lectura seleccionada es la lectura que se hace cuando se toma un texto conveniente una
fiesta o celebración. Somos nosotros los que escogemos la Escritura para lo que nos interesa.
Para asignar los textos en la liturgia, éste ha sido el sistema dominante.
Por lo que se refiere a las memorias de los santos (no a las fiestas, que entonces es preceptivo
proclamar la lectura asignada), hay que distinguir entre lo que se llaman lecturas propias y
lecturas apropiadas, terminología adoptada por el AOrdo lectionum Missae@ en el número 83.
En las lecturas propias dentro de la misma lectura se habla del santo o santa que se celebra;
por ejemplo, en la memoria de santa Marta el Evangelio de Marta y María; en la memoria de los
santos Tito y Timoteo, las cartas de san Pablo a estos discípulos...
Las lecturas apropiadas son las lecturas seleccionadas para ilustrar algún aspecto de la vida
del santo. Hay muchas en el leccionario de los santos; y todas las lecturas que encontramos en el
59
Leccionario franciscano son apropiadas, nunca propias. Hay que conocer estos principios para
usar con cautela el Leccionario franciscano.
Para dejar que mi espiritualidad se vaya configurando poco a poco, día a día, con este
nuevo estilo de la Iglesia
Tendré que saber, ante todo, los criterios que han determinado la configuración de las lecturas
en la Misa y en el Oficio Divino.
Es necesario prestar atención a los principios que se exponen en los números 143-146 sobre
criterios de compaginación entre lecturas del Oficio divino y de la Misa; y a los números 147-
152, donde se establece el curso de distribución de lecturas en el Oficio de lectura.
1. Esforcémonos por tener presente el esquema general de la lectura que se hace en la Misa
los días feriales y de la lectura que se hace en el Oficio de lectura:
- En los anexos al AOrdo lectionum Missae@ antes citado, hay unas tablas que nos
representan este esquema.
60
- En la Ordenación general de la Liturgia de las Horas (nn. 143 y siguientes) se nos dice cuál
es ésta secuencia de lecturas.
2. Tengamos cuidado en no confundir Alectura propia@ con Alectura apropiada@, para usar
la Alectura apropiada@ sólo cuando se quiere dar un realce especial a la memoria del santo. AA
veces, se da el caso de lecturas apropiadas, es decir, que ponen de relieve algún aspecto particular
de la vida espiritual o de la actividad del santo. En dicho caso, no parece que haya que urgir el
uso de estas lecturas, a no ser que un motivo pastoralo lo aconseje realmente@ (Ordo lectionum
Missae, 85).
3. Apliquemos un criterio que se nos ofrece para cuando un día de la semana hay que
interrumpir el leccionario ferial. AEn la Ordenación de las lecturas para las ferias, hay que
advertir si, durante la semana, por razón de alguna celebración que en ella coincida, se tendrá que
omitir alguna o algunas lecturas del mismo libro. Si se da este caso, el sacerdote, teniendo a la
vista la ordenación de lecturas de toda la semana, ha de prever
- qué partes omitirá, por ser de menor importancia,
- o la manera más conveniente de unir estas partes a las demás, cuando son útiles para una
visión de conjunto del argumento que tratan@ (Ordo lectionum Missae, 82).
Se puede hablar de la devoción al texto del día. )Qué significa esto? Esta sugerencia alude al
culto singular que podemos tributar, cada jornada, al texto del día, a saber, al texto que se ha
proclamado en la Eucaristía.
Sabemos, de antemano, que todos los textos de la Escritura son igualmente santos y
venerables; todos tienen una fuerza santificante que proviene del Espíritu. Y sabemos igualmente
que todos los días son aptos para que Dios manifieste su benevolencia.
Con todo, es un hecho objetivo que este pasaje de la Escritura
- hoy va a dar alimento espiritual a innumerables cristianos,
- que en todas partes de la tierra este texto, precisamente éste, va a suscitar miles de
reflexiones en breves homilías, y que va a ser un manantial de sabiduría y de consuelo; Dios se
va a servir de este texto hoy para derramar su gracia. E ignoramos absolutamente los
acontecimientos de gracia que va a provocar el anuncio de este pasaje.
Con estas consideraciones bien podemos asegurar que el texto del día es una consigna de
singular fuerza eclesial. El texto del día está en la Akoinonía@ de la Iglesia. No es, de
consiguiente, una superstición la devoción al texto del día, sino un acto de comunión eclesial.
Podemos traer para esta devoción las palabras de Jesús: que donde dos o tres están reunidos en
mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. La casa que nos une no es un edificio de piedra, sino
la piedra viva de la Escritura.
Pienso que esta devoción al texto del día, que muchas ocasiones se convierte en el texto de la
meditación del día, es un venero auténtico de espiritualidad.
Lo más importante: Una Presencia en la Palabra escrita, más allá y más acá de la Palabra
escrita
61
Al final la Palabra tiene que llevarnos a Dios mismo, y entonces, de algún modo, desaparecer
ella misma. Dios es el mismo para el erudito y para el analfabeto. El amor a las santas Escrituras
no nos va a llevar a formar eruditos, sino amantes.
Al final tienen que callar todas las palabras, sin negar el valor de ellas, para que del modo más
humano y divino sintamos su amor, pues la Encarnación es el amor de Dios que ha venido hasta
nosotros y que llena todo nuestro corazón.
Pablo se ha atrevido a decir que en el cielo desparecerá la fe... (si bien era el contenido de la
revelación). También en el cielo desaparecerán las Escrituras y sólo quedará el amor.
Y el Evangelio, suma de todas las divinas Escrituras, desparecerá como libro y sólo quedará
el amor.
Pero sucede que un anticipo de ese amor ya hoy mismo viene a nuestros corazones.
Por eso, cuando el amor esté, quede en la penumbra todo lo demás.
EL EVANGELIO
En efecto, se aconseja poder disponer de un Evangeliario precioso Aen las catedrales y en las
parroquias e iglesias más importantes y frecuentadas@ (Ordo lectionum Missae, 36).
El Libro de los Santos Evangelios tendrá un culto especial en la celebración de la Eucaristía,
a saber:
62
S El Evangelio en la boca.
S El Evangelio en el pecho.
S El Evangelio besado.
S El Evangelio nos bendice
Las referencias al Evangelio en las Constituciones de los hermanos Menores Capuchinos son
las siguientes:
Mateo
4,1-11 103.1
5,10 102.5
5,3-9 44.4
6,19ss 67.1
6,19ss 67.2
6,25-34 63.1
6,25ss 176.3
6,32 74.1
7,12 86.4
7,14 182.2
9,35 150.2
9,35 148.1
10,22 167.5
10,9ss 179.1
11,27 59.1
11,29 2.1
11,30 186.4
15,8 52.6
18,11 168.1
18,15 105.2
18,20 46.2
18,20 83.2
18,20 84.1
19,11 168.3
19,12 21.1
19,21 18.1
19,9 64.1
20,26 156.2
20,26s 12.2
63
20,28 59.5
20,28 156.1
24,13 167.5
25,35 96.1
25,45 86.4
28,19 13.2
28,19 174.1
Marcos
1,12-13 103.1
1,15 101.1
3,13 15.4
7,6 52.6
10,21 18.1
10,43 12.2
10,45 59.5
10,45 156.2
10,45 156.1
13,22 100.2
16,15 174.1
Lucas
1,38 54.3
2,19 1.2
2,30-32 179.2
2,32 186.4
3,6 186.3
4,1-13 103.1
4,18 144.1
6,13 15.4
6,31 86.4
8,1 148.1
8,14 100.2
9,3 64.1
10,1-12 179.1
10,22 59.1
12,22s 176.3
12,30 74.1
14,10 155.1
17,21 98.3
17,3 105.2
18,22 18.1
22,26 156.2
22,26 12.2
22,27 59.1
22,27 156.1
24,47-49 144.2
64
Juan
1,9 186.5
3,16 97.4
4,34 164.1
5,17 75.1
5,30 164.1
5,37 186.4
6,63 1.2
8,13 11.2
8,29 155.4
8,29 164.1
8,38 164.1
13,34 84.1
13,34 83.7
13,34 108.1
13,35 83.7
14,6 25.4
14,26 7.3
15,26 186.5
16,13-15 7.3
17,14 98.2
17,21.23 154.3
México D.F. Hermanas del Divino Pastor, Fin de la Asamblea de la Viceprovincia de Capuchinos, 3- 5 de febrero de
2003, sobre ALa vida y la misión del capuchino, animadas por la Palabra@.
Lago de Guadalupe, 6 de febrero de 2003
17
La belleza de la Iglesia
Lectio divina de 1Corintios
Enfoque
El domingo de la V semana del tiempo ordinario (9 de febrero este año) hemos iniciado en el
Oficio de lectura la escucha de la primera carta de san Pablo a los Corintios, que se continúa por
casi cuatro semanas, hasta el jueves de la semana octava. El miércoles de esa semana coincide
este año con el Miércoles de Ceniza (5 de marzo). Quedará sin leerse el capítulo final de la carta
(capítulo 16, correspondiente al jueves) y parte del capítulo 15 (versículos 35-58, correspondiente
al miércoles). Contamos con un tiempo amplio para escuchar la lectura de la carta, para dejarnos
empapar por las frases iluminadas de Pablo.
Cuando nos hemos aplicado a la Alectio divina@, hemos tomado un texto muy breve, un
versículo del Evangelio del día, conscientes de que una sola palabra de Jesús puede ser para el
que acoge el Evangelio desde el Espíritu como una quintaesencia de su mensaje. No es necesario
ciertamente multiplicar los textos para recibir la gracia del Padre.
Pero la Alectio divina@ que hoy insinuamos procede con otra perspectiva. Ahora tratamos
65
de rumiar sosegadamente las palabras divinas, dejándonos conducir por el mensaje que se va
destilando al paso de unas lecturas amplias. Quisiéramos quedar empapados por esa lluvia divina
que se va destilando en el alma mientras cae suave la Palabra que Dios, nuestro Padre, nos envía.
Es otra forma de hacer Alectio divina@: fijarse en el conjunto más que en el detalle, si bien,
en un momento, podemos experimentar que todo el mensaje puede quedar evocado en un solo
versículo.
Tratemos, pues, de penetrar en el alma de este escrito de san Pablo, que lo recibimos como
gracia fecunda de Dios.
Oración
Señor Jesús, ábreme los tesoros de tu Iglesia, que, en medio de la comunidad peregrina, yo
quede fascinado de la belleza divina de tu Iglesia, hasta llorar de gozo y de ternura; concédeme
que, al contemplarla como obra del amor del Padre, yo pueda ofrecer mi vida por la unidad de la
santa Iglesia, supremo bien en su camino por esta tierra.
Que el Espíritu, que sondea las profundidades de Dios, penetre en mi corazón y lo inunde de
carismas espirituales para gloria de tu nombre, a quien sea toda alabanza.
La carta
Corinto es una comunidad cristiana, que Pablo ha alimentado durante largo tiempo. Pablo no
escribe con un tema, si no es otro que el tema mismo de la vida. Vista fríamente, se diría que es
un escrito para poner orden y claridad en situaciones polémicas y para orientar en preguntas
vitales que se le hacen.
Pero preferimos mirarla de otra manera. Corintios no tiene tema unitario, como lo tiene en
gran parte Romanos. Pero aquí comienza el encanto de la carta. El tema de Corintios es el tema
de la vida. Toda la carta, del principio al final, es pura vida de un corazón que ha gozado y ha
sufrido hasta las lágrimas. Cristo Jesús es el tema de la carta, y la pasión iluminada por él es el
aliento de la carta.
Pablo está enamorado de Cristo, y su corazón bullente ha hallado la sabiduría y el equilibrio
en él. Jesús, que habita en el amor, es quien hace la unidad de todo el pensamiento; la unidad
vital que está debajo de todos los temas. Pablo, sin pretender tematizar, está en la unidad de la fe
y del misterio. Es la unidad que teje la fe fundida con el amor. Los puntos de la carta nos llevan a
los grandes núcleos de la vida cristiana, y así contemplada, en la carta descubrimos sencillamente
el Evangelio, con toda su hermosura, en una comunidad real que se debate entre los ideales y su
propio pecado.
Cuando tratamos de acceder a esta unidad de fondo, ya no nos importa que el lenguaje sea
polémico o expositivo, porque en todo momento, quien trasparece es Jesús muerto y Resucitado.
Asumo esta carta de Pablo - y con Pablo está su colaborador Sóstenes - como un ASuma de
Teología@, y en una suma de teología está la ASuma de la Vida@. Donde está Cristo está la
totalidad; donde está la Vida está la totalidad.
Por eso mi Avida en Cristo@ es totalidad; mi reducida misión en esta tierra es totalidad; mi
66
paso fugaz por la historia de los siglos, si está en Cristo, es totalidad; mis pequeñas cualidades,
con las que vivo, abiertas a lo infinito, son totalidad. La verdad es que con nada me sacio si no es
con lo infinito, con el Infinito-Persona, que es Dios mismo; que su Hijo amado, que es mi única
vocación; con el Espíritu Santo, que es el único que puede llenar todos los repliegues de la
estructura de mi ser.
He sido hecho así, y una vez descubierto, sería un vano intento pretender violentar la
estructura de mi corazón.
He aquí, pues, grandes puntos que giran en torno al mismo eje, y que despliegan ante nuestra
mirada el mensaje cristiano, el misterio de la vida, se realice en la que fue ciudad de Corinto, o en
una colonia de esta tierra..., sin importancia mayor entre tantos millones de seres humanos:
1. Jesús, fuerza y sabiduría de Dios.
2. El Espíritu, que todo lo escudriña.
3. La Iglesia santa.
4. La Iglesia libre.
5. La Eucaristía, anuncio del misterio pascual hasta la vuelta del Señor.
6. Los carismas, el vigor divino de la Iglesia.
7. Himno al amor, don escatológico del Padre, que se ha derramado en la Iglesia.
8. La historia de nuestros padres que nos anunciaba nuestra historia.
9. La resurrección de nuestros cuerpos para configurarnos con el Señor.
1 Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y Sóstenes, el hermano,
2 a la Iglesia de Dios que está en Corinto:
S a los santificados en Cristo Jesús,
S llamados a ser santos,
S con cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo,
S Señor nuestro, de nosotros y de ellos
3 gracia a vosotros y paz
de parte de Dios, Padre nuestro,
y del Señor Jesucristo.
Pablo, que gusta llamarse Asiervo de Cristo@ (y siervo es Aesclavo@), y que tiene esta
pertenencia como su supremo título de gloria y que piensa que no hay nada superior a Aser de
Cristo@, o Aser en Cristo Jesús@, nos dice que él es Aapóstol de Cristo Jesús@. No se lo ha
buscado; él iba en dirección justamente contraria, pero Dios Creador, cuya voluntad fue la
aparición del mundo (Aél lo dijo y existió@), lo hizo apóstol. Pablo es apóstol puramente por la
voluntad de Dios, pro el querer del Padre. Y yo soy lo que soy y mi vocación es la que es, por al
voluntad amorosa del Padre. Y esto es mi paz, y mi realización y mi destino.
El apóstol se dirige a la Iglesia de Dios, nada menos que a la (Iglesia de Dios! (la que fue
Aecclesia Domini@, en el libro de los Números [20,4], la Aqehal Yahwh@, la Asamblea de
Yahvé en el desierto, la Comunidad de los redimidos...). La Iglesia de Dios fue y sigue siendo. La
Iglesia de Dios estaba, toda entera, en Corinto; y está aquí mismo, donde yo estoy.
67
Esta Iglesia, amor de mi vida, está aquí y es ancha como el universo en donde habito. El
saludo a los hermanos, a aquellos doscientos - supongamos, porque es un hipotético decir - que
está en la gran ciudad de Corinto, abre los brazos a todos los hermanos dispersos por el mundo:
Acon cuantos en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo@.
Ponemos los ojos en Jesús, que es ASeñor nuestro, de nosotros y de ellos@. Jesús es el Señor,
y este Señor es el que nos constituye Iglesia.
Tenemos que pensar en estas divinas realidades cuando celebramos la Eucaristía. Es la Iglesia
de Dios la que está celebrando; no somos nosotros con nuestra originalidad creativa..., es mucho
más serio que eso. Es, en mi pequeña comunidad, toda la Iglesia santa ante la presencia del
Padre, y en trance a la visión de un Día. La realidad que nuestra liturgia esconde es más hermosa
que todas nuestras imaginaciones...
Pablo tiende sus ojos a Corinto, y en esta Iglesia, fuente de sudores, de gozos y dolores, ve las
maravillas de Dios. A una Iglesia, a la que como padre va a reprender, la ve llena de Dios,
traspasada por la hermosura divina. Y es verdad lo que dice, y de alguna manera el apóstol está
abriendo mi alma y la Iglesia donde vivo.
4 Doy gracias a Dios sin cesar por vosotros, a causa de la gracia de Dios que os ha sido
otorgada en Cristo Jesús,
5 pues en él habéis sido enriquecidos en todo, en toda palabra y en todo conocimiento,
6 en la medida en que se ha consolidado entre vosotros el testimonio de Cristo.
7 Así, ya no os falta ningún don de gracia a los que esperáis la Revelación de nuestro Señor
Jesucristo.
8 El os fortalecerá hasta el fin para que seáis irreprensibles en el Día de nuestro Señor
Jesucristo.
9 Pues fiel es Dios, por quien habéis sido llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor
nuestro.
***
He aquí, en torno a este tema, una anécdota de la vida de Teresa del Niño Jesús, doctora de la
Iglesia, recogida por Sor Genoveva en AUltimas conversaciones@ (julio 1897).
***
Una palabra de sabiduría en mi vida. Acaso yo tenga también en mi vida una Apalabra de
vida@, palabra de sabiduría que yo tenga que comunicar, como fruto de mi existencia. Tener una
palabra que decir y entregar en herencia es semejante a procrear un hijo.
Pablo es consciente de la Palabra de sabiduría que hay en él. Ahablamos de sabiduría entre los
perfectos, pero no de sabiduría de este mundo ni de los príncipes de este mundo, abocados a la
ruina;
sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida, destinada por Dios desde
antes de los siglos para gloria nuestra@. Esta palabra, que pertenece a los secretos de Dios,
porque es, como la misma carta lo dice, Alo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del
hombre llegó@ (v. 9, citando a Isaías) es el tesoro de mi vida.
Quiera el Señor que sea la herencia de mi paso por este mundo.
69
expresando realidades espirituales@ (vv. 12-13).
He aquí algo maravilloso, por ser divino. Necesito el Espíritu de Dios, que es el Espíritu de
Jesús y ahora mío:
- para conocer lo que Dios ha puesto en mí,
- y para poder comunicarlo.
(Qué admirable tarea la que Dios ha puesto en nuestras manos! Cierto que esto me exige una
vida divina, en órbita del Espíritu.
3. La Iglesia santa
La Iglesia en la que Dios me ha puesto es la Iglesia del Padre, es la Iglesia de Dios. La Iglesia,
dicho con otras palabras, es el proyecto de Dios en el mundo. La tarea de Pablo - y la de
cualquier anunciador de la Palabra - es ser constructor de la Iglesia. Pablo obró como buen
arquitecto, y no puso otro fundamento que aquel que el Padre había puesto: AJesucristo@ (3,11).
A(Mire cada cual cómo construye!@ (V. 10). La Iglesia, en la que yo existo, es el templo de
Dios, el santuario del Espíritu: A)No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios
habita en vosotros?@ (v. 16).
El amor a la Iglesia es uno de los signos más puros e inequívocos que podemos tener de estar
en el sentir de Jesucristo. (Qué profundo respeto, qué reverencia y qué ternura, nos debe producir
la realidad de la Iglesia, en la que vivimos! (Qué profundo respeto cuando vemos que Dios va a
purificar a su Iglesia, cuando llegue el Día! AY si uno construye sobre este cimiento con oro,
plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada cual quedará al descubierto; la
manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la
probará el fuego@ (vv. 12-13).
Acepto el amor a la Iglesia como parte sustancial de mi vocación de cristiano. Quisiera que el
Espíritu me diera los ojos nuevos, por un milagro de gracia, para mirar a la Iglesia como Dios
desde el cielo la ve. Por de pronto, sin escándalo. El escándalo inmediato soy yo mismo -o puedo
ser yo mismo-, si, alejado del misterio, mi entrega a ella, la Esposa de Cristo, no ha sido igual que
mi entrega al Padre. El escándalo soy yo mismo, si soy consciente de mi pecado que hace que yo
ofrezca una imagen pálida y enfermiza de la santa Iglesia, santificada por la sangre de Cristo.
La Iglesia es santa con la santidad y la belleza con que le ha envuelto Jesucristo. La Iglesia
tiene la santidad de la Pascua de Cristo: Pascha nostrum immolatus est Christus! (5,7). Es
incompatible la fornicación con la santidad de la Iglesia. Jesús es el todo puro, y su pureza es la
fragancia de la Iglesia.
Y por eso los cristianos rechazamos todo pecado como mancha de la Iglesia. Somos
pecadores; la Iglesia de Jesús no lo es. Y por ello yo acudo a la Iglesia para purificarme con los
santos sacramentos. La Iglesia es bálsamo y medicina para mis males, y es lavado de todos mis
pecados. Sé que en la Iglesia me inundo de la santidad de Jesús, y me presento santo e
inmaculado ante el Padre. Así cuando celebro la Eucaristía, pues, como dice la Plegaria
eucarística: Asomos dignos de servirte en tu presencia@ (Canon II). Efectivamente, tal es el
poder del Padre por su Hijo, que quedamos compenetrados de la santidad del Hijo para celebrar
los sagrados misterios.
La santidad de la Iglesia me ayuda decididamente a ser yo mismo santo, y a tomar la santidad
no como elucubración sublimada de vida, sino como proyecto concreto, con humildad y valentía;
es un proyecto para mí, decididamente ser santo. Puesto que el Padre es el que nos santifica, el
que nos consagra a sí, nuestro ideal de santidad no es otro sino Dios mismo, a saber, dejarse
70
envolver por el amor del Padre. Esto es lo que significa aquella consigna de Jesús: ASed
perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial@ (Mt 5,48).
Recordemos, por lo demás, la ferviente llamada a la santidad que nos ha hecho el Santo Padre
al abrir la ruta del tercer milenio con la carta apostólica Novo Millennio ineunte (30-31). AEs el
momento de proponer de nuevo a todos con convicción este Aalto grado@ de la vida ordinaria.
La vida entera de las comunidad eclesial y de las familias cristianas debe ir en esta dirección.
Pero también es evidente que los caminos de la santidad son personales y exigen una pedagogía
de la santidad verdadera y propia, que sea capaz de adaptarse a los ritmos de cada persona@ (n.
31).
4. La Iglesia libre
La vida del cristiano ha de tener por dentro una sensación de holgura y del gozo de vivir. Si
hablamos de libertad, hablamos de una dignidad personal que uno disfruta, que no está
condicionada por ningún determinante externo, sea cual sea. Un cristiano será libre aun
coaccionado por la violencia física; será libre aun cuando él conscientemente renuncie a sus
criterios para proceder con un comportamiento Acondescendiente@, doctrina ésta muy querida
para Pablo. Lo que configura la libertad es
- la conciencia de haber sido liberado por Cristo del pecado, de la ley, y de la muerte
(Romanos),
- y la conciencia de haber pasado a la condición de hijo (dejando la de esclavo) y poder vivir
así, humildemente soberano, ante la presencia de Dios y en medio del mundo, sea cual sea la
historia que me rodea.
Si concebimos así la libertad como nueva condición, es un valor inherente a la misma
filiación divina, y como ella irrenunciable. Renunciamos al Auso de derechos@ que tenemos;
nunca jamás al hecho mismo y al derecho de ser libres ante la faz de Dios, por Cristo que por
nosotros se hizo siervo.
Los principios de Pablo son claros:
- Todo lo que nos remite al viejo sistema es esclavitud. Pablo pasa por encima de
observancias Apiadosas@ que, bien miradas, son esclavitudes. Tenemos que
Adesencandalizarnos@ ante nosotros mismos, para adquirir la libertad del Evangelio.
- Todo lo que nos enreda en torno a nosotros mismos es esclavitud. A)No sabéis que los
santos han de juzgar al mundo? Y si vosotros vais a juzgar al mundo, )no sois acaso dignos de
juzgar esas naderías? )No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? Y (cómo no las cosas de esta
vida! Y cuando tenéis pleitos de este género (tomáis como jueces a los que la Iglesia tiene en
nada! [a los que no son cristianos]@ (6,2-4).
- Y es sutil esclavitud - se enteren o no los demás - ese conjunto de reacciones en lo íntimo de
la conciencia que no nacen del amor de Dios, sino del temor; de un Dios percibido como
Aincógnita@, no como misterio adorable...
71
de mi apostolado en el Señor! He aquí mi defensa contra mis acusadores. )Por ventura no
tenemos derecho a comer y beber? )No tenemos derecho a llevar con nosotros una mujer
cristiana, como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas? )Acaso únicamente
Bernabé y yo estamos privados del derecho de no trabajar? A (6,1-6).
Y ahora viene lo admirable: él ha puesto conscientemente su libertad al servicio de la caridad
(como lo hizo Jesús: Atampoco Cristo buscó su propio agrado@ Rm 15,3). La libertad y la
caridad son dos hermanas que van al unísono, y jamás una perjudica a la otra. AEfectivamente,
siendo libre de todos, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más que pueda. Con los
judíos me he hecho judío para ganar a los judíos; con los que están bajo la Ley, como quien está
bajo la Ley - aun sin estarlo - para ganar a los que están bajo ella. Con los que están sin ley,
como quien está sin ley para ganar a los que están sin ley, no estando yo sin ley de Dios sino
bajo la ley de Cristo. Me he hecho débil con los débiles para ganar a los débiles. Me he hecho
todo a todos para salvar a toda costa a algunos. Y todo esto lo hago por el Evangelio para ser
partícipe del mismo@ (9,19-23).
También sobre este tema esencial en el día a a día de la vida cristiana nos dejó unas páginas
admirables en Romano (14,1-15,13).
18
La belleza de la Iglesia
Lectio divina de 1 Corintios
(Segunda entrega)
La Eucaristía,
Ayo recibí del Señor, lo que he entregado a vosotros@
(1Co 11,22)
72
El que tomó el pan, el que dando gracias lo partió, el que dijo..., fue el SEÑOR Jesús. Era él,
Jesús, Jesús de Nazaret; era él Ain qua nocte tradebatur@, Jesús. Ahora lo recordamos diciendo
que era el Kyrios Jesús. Habiéndolo nombrado ya en su realidad histórica - Jesús - ahora, en este
pasaje, lo vamos a nombrar sólo como EL SEÑOR. Es el Señor glorioso que vive. Es desde el
Señor desde donde se nos ha transmitido; es la muerte del Señor; es el cáliz del Señor; es la
muerte del Señor.
Jesús dijo: Esto-de-mí-es-el-cuerpo,-el-cual-por-vosotros: haced esto en mi anamnesis.
Jesús dijo: Este-cáliz-la-nueva-alianza-es-en-mi-sangre: haced esto en mi anamnesis.
Las palabras de Jesús fueron mínimas y esenciales: dio la identidad del don; lo situó en una
historia de salvación; y dijo que Ahiciéramos aquello@ en conmemoración.
El Señor, el que hoy es el Viviente, nos dio su cuerpo-pan, nos dio su sangre-vino; nos dio, y
Anos da@, porque el sujeto donante es el Señor, el Resucitado. Nos dio su ser-persona; se nos
dio a sí mismo. Dar más no podía dar; no pudo ser.
En la comunión, cuando comemos el pan o bebemos el vino, se nos da a todo Dios-Jesús, se
nos da Dios mismo. Recibimos la Amuerte del Señor@, esto es, la muerte del Resucitado, la
muerte del Viviente, que es la vida del Señor glorioso, pero que fue muerte; recibimos la realidad
entera y total del misterio pascual.
Una mística superior a la manducación del Cuerpo, a la bebida de la Sangre, nunca existió en
la vida cristiana ni pudo existir, ni podrá existir. La comunión es el ápice de toda la historia de
Jesús; es el remate de todo el Evangelio.
Con razón dice Jesús que es Ala Nueva Alianza@. Aquí concluye el mundo hasta la vuelta
del Señor, cuando él retorne para entregar todo al Padre.
El misterio escondido de la comunión es el de la unión de la criatura con el Creador, en Jesús,
en el Señor Jesús. Dios desciende a la intimidad del hombre, y el hombre pasa a la intimidad del
Dios de la historia, del Dios de la alianza.
La comunión es la última divinización del hombre. Toda la fenomenología mística es reflejo y
reverbero de lo que aquí acontece; pero la sublime mística cristiana es sencillamente la comunión
de un cristiano, de una cristiana.
Una vez que Jesús dice AEsto es mi cuerpo@, y este Cuerpo transciende a la realidad
meramente física de su organismo humano, se abre la inteligencia a lo desconocido para
preguntarse: )Y qué es ese cuerpo, que es él y más que él, porque está fuera de si siendo él
mismo...? )Cuál es la identidad real de la Eucaristía...?
Una pregunta así )es salirse de la Biblia, o es, por el contrario, entrar más adentro, avanzar en
el secreto mismo de la Escritura?
Es imposible apagar esa pregunta; es inútil decir que no existe esa pregunta, cuando existe: )
Quién es Jesús, el Señor, en la Eucaristía, cuando él ha dicho: Esto es mi cuerpo?
Nuestros pensamientos, persiguiendo una respuesta, )son una elucubración, o, más bien una
intuición de fe? Confiamos el eco de algo nunca dicho por Jesús, pero realizado en Jesús.
73
Confiando que puede aplicarse a este anhelo y búsqueda de fe aquello de Pablo a los Corintios:
AY nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para
conocer las gracias que Dios nos ha otorgado, de las cuales también hablamos, no con palabras
aprendidas de sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu, expresando realidades
espirituales@ (1Co 2,12-13).
El texto paulino
y los textos evangélicos
1 Corintios 11,23-27
23 Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue
entregado, tomó pan,
24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: * Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced
esto en recuerdo mío. +
25 Asimismo también la copa después de cenar diciendo: *Esta copa es la Nueva Alianza en mi
sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío.+
26 Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta
que venga.
27 Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de
la Sangre del Señor.
Mateo 26,26-30
26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus
discípulos, dijo: * Tomad, comed, éste es mi cuerpo. +
27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: * Bebed de ella todos,
28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los
pecados.
29 Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo
beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre. +
30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
Marcos 14,22-26
22 Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: * Tomad,
este es mi cuerpo. +
23 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella.
24 Y les dijo: * Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos.
25 Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el
Reino de Dios. +
26 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
Lucas 22,14-20
14 Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles;
15 y les dijo: * Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;
74
16 porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios.
+
17 Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: *Tomad esto y repartidlo entre vosotros;
18 porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que
llegue el Reino de Dios.+
19 Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es
entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío +
20 De igual modo, después de cenar, la copa, diciendo: *Esta copa es la Nueva Alianza en mi
sangre, que es derramada por vosotros.
75
regresara al estado previo. Dios entonces aniquilaría su vida humana, y el estado humano de la
divinidad se convertiría en Anada@, lo cual es algo contradictorio en sí mismo.
En la Eucaristía, pues, culmina la Encarnación y da paso al estado final de la misma: a la
Encarnación gloriosa, objeto de la visión beatífica.
Esto significa que a la afirmación de identidad de Esto es mi cuerpo va a parar toda la historia
del Verbo encarnado. El Verbo encarnado está en la Eucaristía, en aquella rotunda afirmación de
Jesús de Esto es mi cuerpo.
En resumen
Todo esto deriva de los senos de riqueza de esta palabra: Esto es mi cuerpo.
76
Haced esto en conmemoración mía
Esto es mi cuerpo:
adoración de la Eucaristía
La penetración espiritual, a modo de Alectio divina@, de la frase del Señor que investigamos,
nos lleva a tratar de la adoración del Cuerpo del Señor.
Si desde algún presupuesto hemos de legitimar la adoración, ha de ser desde las mismas
frases del Señor.
La adoración - sea ésta como un ejercicio de moderada duración (por ejemplo, una hora) o sea
diurna, llenando las horas de la jornada no de la noche, o sea total, incluyendo las 24 horas del
día - no es celebración (Haced esto en conmemoración mía), pero sí prolongación de la
celebración.
Y esto es no sólo legítimo, sino que hasta puede ser praxis de un carisma. La legitimidad de
tal práctica procede del descubrimiento de la identidad escondida de ese pronunciamiento: Esto
es mi cuerpo.
Quien se postra en adoración ante la Eucaristía, queriendo de alguna manera prolongar la
celebración más allá de sus límites razonables, lo que pretende es perpetuar la comunión
espiritual que se ha establecido al identificar a quien está ahí: Esto es mi cuerpo.
La adoración pretende:
1. Ante todo, recibir el don de Dios, el don de su Hijo sacramentado, que se regala al hombre
gratuitamente. Al adorar, acogemos el don de Dios, la historia de Dios, el amor infinito mostrado
en esta entrega.
2. Y tras esta revelación, que desciende del cielo, entramos en comunión Aadorando@, es
77
decir, orando con el alma apegada al misterio, expresando nuestra humildad y nuestra oblación.
3. La adoración es por su propia naturaleza un ejercicio amoroso, contemplativo y gratuito. Es
la respuesta al amor con amor. Por ello va en plena consonancia con el significado mismo de la
Eucaristía, Cuerpo del Señor glorioso.
Ante el Jesús de la historia, de la Iglesia, de la Trinidad el corazón se postra para amar en la
quietud del tiempo. De alguna manera se quiere fundir el tiempo presente con el tiempo que
viene, y entrar ya en la Pascua definitiva, llevar a término la Eucaristía que se inicia en la tierra y
termina en el cielo.
La adoración, dirigida al Cristo del amor, que se ha entregado todo, es, por su naturaleza, un
acto amoroso-esponsal. Y está expresando aquella unción de una mujer amante, unción que en
momentos y en circunstancias diversas, hablan cada uno de los cuatro Evangelios (Mt 26,6-13;
Mc 14,3-9; Lc 7, 36-50; Jn 12,1-8).
La adoración expresa el amor gratuito, amor sin retorno (sin pretender pago por el amor, si
bien la gracia de poder adorar sea pago anticipado del amor generoso).
4. A esto se añade que la adoración es un acto de virginidad, el ejercicio acendrado de la
virginidad, a saber:
- Aun comunitariamente, la adoración es un acto de soledad, por ser acto de una intimidad
inviolable. Es el tú a tú del amor.
- Y es un acto de plenitud, en el caso del célibe, por cuanto que arranca de una privación total.
El haberme privado de marido (de mujer) es la ofrenda de amor que ofrezco al esposo,
diciéndole: AMi Dios eres tú@, mi bien sólo tú.
En suma, la adoración eucarística nace de una misteriosa dinámica del amor, cuyos secretos
son los mismos secretos de la vida.
Pero de la dinámica del amor al Amor. Él nos amó primero (1Jn 4,10).
78
un turno giratorio de día y de noche, ritmo de su vida. Ningún día sin adoración.
La comunidad como tal modula sus tiempos y actividades en función de la adoración del
Señor. La comunidad en todo momento está en adoración:
o porque está celebrando la liturgia sagrada (el Oficio Divino ante el Santísimo),
o porque, hallándose en adoración una sola hermana, ella es enviada por la comunidad,
corporeiza en sí misma, en este momento, a toda la comunidad.
La adoración marca el clima comunitario con un ambiente de silencio y de regocijo espiritual.
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La adoración como ocupación de vida, al asumir la intercesión de la Iglesia, Esposa de Cristo,
abre el corazón a la solidaridad, esto es, a la de una maternidad espiritual para la Iglesia y la
humanidad. Quien adora intercede; quien intercede carga en su propia vida, además de sus
pecados, los pecados del mundo. Adorar el Cuerpo entregado de Cristo, si se adora en espíritu y
verdad, supone el mezclar la propia entrega con la entrega de Jesús; más bien, haber aceptado que
Jesús cuente con mi entrega unida a la de él.
Al propio tiempo la adoración nos lleva hacia donde apunta la liturgia cristiana, a la asamblea
celeste, descrita por el Apocalipsis. AVosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la
ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea
de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos
llegados ya a su consumación, y a Jesús, mediador de una nueva Alianza, y a la aspersión
purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.@ (Hb 12,22-24; texto de la lectura de
las II Vísperas el domingo IV).
Esto es mi cuerpo:
el cuerpo de Jesús, mi cuerpo y el cuerpo de la creación
Jesús en la Eucaristía muestra y entrega su cuerpo. Y su cuerpo, que pasa por la muerte, es
germen de incorruptibilidad; por eso, el comulgante recibe el germen de la inmortalidad.
El cuerpo de Jesús pertenece al cuerpo definitivo de la creación, por la que sufre dolores de
parto la creación actual (Rm 8,22). Por ello la Eucaristía está esencialmente vinculada con el
destino del mundo; establece los fundamentos del mundo que viene. Toda la creación mira a la
Eucaristía como germen inicial de su destino.
Y en la creación mi propio cuerpo, que es mi Yo histórico, detector del misterio que se revela
en mí. Mi cuerpo, de la misma dignidad que mi alma, revela los primeros indicios del misterio de
mi ser. Cuando recibo la Eucaristía la recibo AYo@, que vale tanto como decir, mi alma y mi
cuerpo, mi ser creado, que en su totalidad es indestructible, pues Dios se ha responsabilizado de
él. No nos extrañe que ante la falta de discernimiento del Cuerpo de Cristo, Pablo diga a sus
Corintios: APues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo. Por
eso hay entre vosotros muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos.@ (1Co 11,29-
30).
Si de esta manera la Eucaristía, el Esto es mi cuerpo, está en simbiosis con mi cuerpo (soporte
de mi psique), la Eucaristía es sanación: sanación de mi ser, sanación de mi cuerpo; y, sobre todo,
prenda de in mortalidad.
SUMARIO
80
Llega el momento de recibir a Jesús...............................................................................................10
Discernimiento de esos coloquios...................................................................................................11
(Continuará)
19
La belleza de la Iglesia
Lectio divina de 1Corintios
(tercera y última entrega)
El ser humano entiende que el amor es un impulso voluntario que le lleve a uno a entregar o
entregarse como oblación al otro. Asociado al amor va el anhelo romántico de la vida y la belleza.
No es éste el amor que está en la base de la estructura de la mente de Pablo.
El amor humano - amor, en definitiva, entre iguales - tiene variados y finísimos perfiles.
Dejando de lado los amores directamente pecaminosos, el amor noble tiene dos motivaciones,
simplificando hasta el extremo una realidad en sí misma rica y misteriosa:
- amor de concupiscencia (amor interesado): amor porque me interesas, porque me
enriqueces, porque Asiento placer@ en amar, porque soy más grande cuando amo, porque me
realizo...
- amor de caridad (amor desinteresado): amo queriendo que mi vida sea una oblación a ti, sin
nada en retorno; amo para que seas más feliz con mi amor.
A decir verdad, la estructura del corazón humano no es tal que el hombre, al amar, pueda
prescindir del bien personal del amor. Nadie puede no apetecer su propia identidad, y, al amar, yo
reafirmo mi identidad, mi ser en el mundo. En suma, aun en amor de oblación o amor de caridad,
amo porque necesito amar, porque sin amar no puedo vivir, porque el amor es la vida de mi vida.
En la experiencia humana el amor llega a su culminación cuando el amor de caridad se
convierte en amor de amistad, es decir, cuando el amor Adesinteresado@ acaba siendo amor
correspondido, amor recíproco. Entonces yo amo realizando el ápice del ser, mi olvido y
oblación, y soy amado en la misma correspondencia.
En esta observación de los fondos del ser y de la experiencia que uno ha asimilado en la vida,
descubrimos, pues,
11 Que el amor es la vocación congénita del ser.
21 Que nada ennoblece ni enrique tanto a la realización del proyecto humano como el amor.
Construir la civilización del amor es el alma de la historia humana; debe ser.
Ojalá sea verdad, como tarea humana, lo que dijo Dante en la Divina Comedia: El amor
mueve el sol y las estrellas.
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81
La revelación del amor y teología del amor
Quede del todo claro que el amor es la tarea humana: amor callado, amor manifestado; amor
en el silencio y amor en las palabras.
Fomentar las expresiones humanas más próximas al amor, como son las bellas artes de todo
género, el mundo simbólico, es prestar un servicio superior al destino del hombre. El hombre y la
mujer, como lo vamos repitiendo, vocacionalmente han nacido para el amor, para entregar su
potencia afectiva y plena a alguien a quien poder amar.
Pero esto nos puede despistar, al ver el amor como un Aacto de oblación generosa@ de mí
hacia otra persona, si pensamos que ésta es la clave para interpretar el Himno de la Caridad de
Corintios. Y con esta clave espontáneamente se tiende a interpretar este pasaje.
Pero esta perspectiva se queda a medio camino, y puede desfigurar el amor, dado que el
Aamor divino@, el que tiene a Dios no como objeto (el amor de Dios es Aamar a Dios@), sino
como sujeto agente (el amor de Dios es el amor que Dios me tiene a mí: Dios me ama). Como
sujeto agente y como realidad.
Aquí se habla del amor como de la realidad más preciosa que tiene la Iglesia. El amor es el
don que se le ha dado a ella, don escatológico, propio de la nueva era, inaugurada con Jesús.
El amor se ha derramado en al Iglesia; es el don de la muerte y resurrección del Hijo.
)Qué pasa cuando el don divino de la caridad, venido del cielo, queda aposentado en el
corazón del creyente?
Que comienza a actuar según su naturaleza operativa y oblativa. A modo de ejemplo san
Pablo acumula quince expresiones Aoperativas@, que están expresando todas ellas los modos
expresivos del amor, abierto al bien de los hermanos: lo que el amor hace o lo que evita hacer.
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4.no es jactanciosa,
5.no se engríe;
6.es decorosa;
7.no busca su interés;
8.no se irrita;
9.no toma en cuenta el mal;
10.no se alegra de la injusticia;
11.se alegra con la verdad.
12.Todo lo excusa.
13.Todo lo cree.
14.Todo lo espera.
15.Todo lo soporta.
De esta manera se está significando que la persona que ha sido investida del amor divino,
como de una sobrenaturaleza que por gracia se le ha dado y actúa desde dentro, va a obrar a
modo divino, a modo como Dios se relaciona con los hombres.
Si pensamos desde esta pista, discurrimos así:
Dios no pudo crear por una necesidad, sino por amor, por una voluntad de entregarse. Y este
amor no pudo ser amor de concupiscencia, sino amor de caridad.
Pero al mismo tiempo advertimos que el amor inmanente de Dios es como la necesidad íntima
de su ser. Como si Dios no fuera Dios sino amando, y necesitara amar para ser lo que él es; y
necesitara amar más allá de sí mismo, para que su amor se expandiese en sus posibilidades
infinitas.
De hecho yo soy esa posibilidad infinita de Dios.
Sabemos, es cierto, que la Encarnación es libre, no necesaria. Con todo, en un supremo
esfuerzo de la mente humana, podemos decir, en una especie de sublime disparate, que la
Encarnación está inserta en el ser divino, dado que Dios, por el impulso de su esencia, requiere
amar y amarse en sí mismo y más allá de sí mismo, con un amor de caridad y con amor de
amistad, esto es, con un amor correspondido en el mismo nivel de la divinidad. Lo cual se realiza
en el Verbo Encarnado.
Dios ama divinamente en su Hijo, y en él es divinamente correspondido, como es
correspondido en el Espíritu.
Y ese mismo Dios de amor, que tiende a amar más allá de sí mismo, ama de modo
divinamente humano sólo en su Hijo, y en su Hijo, sólo en su Hijo, es correspondido.
En esta órbita de amor debemos situar nuestro amor cotidiano, el amor humilde de cada día,
que es la realidad del sublime misterio del amor.
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83
Bien vale al pena que, en fe, vivamos ya hoy, por el amor, lo que va a ser nuestra vida
definitiva en el cielo.
De alguna manera, el amor de los cristianos en la tierra debe ser la prefiguración del amor
celeste, que es la meta de nuestra ruta.
En esta perspectiva del Nuevo Testamento profeta no es precisamente el que denuncia, sino
que el tiene la virtud de acercarse al hermano, a la hermana, mediante la palabra, y con esa
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palabra:
- ilumina (edifica),
- infunde aliento, anima (exhortación),
- y da paz (consuela).
20
Lectio divina:
Guía de Cuaresma
AEl Espíritu le empuja al desierto@ (Mc 1,12): Nuestra Cuaresma a imitación de la
Cuaresma de Jesús
La Cuaresma de Jesús arranca del Espíritu. Es el Espíritu el que le lleva; el Espíritu va a ser el
protagonista de la Cuaresma de Jesús.
Jesús fue al deserto sin nada: sin libros sagrados, sin culto..., así lo suponemos. Lo único que
tiene es Dios. Lo único que hizo allí fue el estar con Dios, a solas con su corazón. Pero llevaba a
todo el mundo consigo. Por eso, el combate con el demonio. Es, pues, un proyecto divino el que
ha llevado a Jesús al desierto.
Y tal debe ser el modelo de la Cuaresma del cristiano.
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85
Parece obvio que el protagonista y el interfecto de Cuaresma tenga que ser el hombre, que es el
luchador en este camino de viadores. Dejemos a Cristo como protagonista de la Pascua en todo el tramo
de los cincuenta días. Al fin lo que representa la Pascua es el triunfo perenne del Resucitado.
Esto, que parece obvio, en un segundo momento no es tal. Si yo dijera que el protagonista de
Cuaresma es el hombre y el protagonista de Pascua es Cristo, escindiría un misterio unitario....
Es más oportuno decir que Cuaresma-Pascua son un proceso irrompible que tienen el mismo eje,
Cristo, el Señor. Al menos desde un punto de vista rigurosamente litúrgico las cosas son así, dado que en
la liturgia no celebramos la titánica empresa de los hombres que quieren alcanzar a Dios, sino, al revés, la
acción de Dios en la historia, pasada, presente y futura, que con gratitud y alabanza, con disponibilidad de
colaboración, el hombre recibe como don de Dios.
Pablo en el texto más importante sobre el bautismo de los cristianos (capítulo 6 de Romanos) explica
nuestro bautismo desde esa óptica. Bautismos los ha habido en las religiones. El ser humano ansía el
lavatorio de su alma, quisiera buscar el detergente que expulsara todas las manchas de su corazón. El
hombre pecador, ávido de Dios, va al agua; se desnuda y se sumerge. Quiere mostrar al Creador que lo
pasado queda allí atrás para siempre y que desde hoy empieza lo nuevo. No es ése el bautismo cristiano,
siendo tan laudable y sublime ese gesto absoluto del hombre pecador que anhela a Dios. Para Pablo el
bautismo es un acontecimiento por el cual el cristiano es incorporado a la muerte del Hijo, a la sepultura, a
ese brotar nuevo en la Resurrección. Y entonces el cristiano realmente muere, realmente es sepultado,
realmente es resucitado.
Esto es mística. Sí, esto es misterio, esto es sacramento. En efecto, así lo es. Y de la sacramentalidad
del bautismo se deriva la moralidad de la vida cristiana.
Podemos releer atenta y escrupulosamente ese citado capítulo 6 de Romanos y calibraremos
personalmente la verdad de lo que vamos diciendo. )O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en
Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la
muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del
Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva (vv. 3-4).
No cabe duda de que el protagonista, el verdadero agente del bautismo, es Cristo. El hombre es el
receptor, para lo cual ha tenido que abrir el oído, doblegar el corazón, escuchar en espíritu de docilidad y
obediencia y acudir a las aguas..., pero ha sido Cristo, el Señor, el que está realizando su obra
esplendorosa. Ha sido Cristo en esa triple modalidad de su misterio pascual: muerte, sepultura,
resurrección. La muerte y sepultura son acontecimientos que pertenecieron un día a nuestra historia, a
nuestra intrahistoria, que ya pasaron, pero que están en el bautismo, porque somos incorporados a ellos.
Un discurso análogo vale para explicar la óptica de Cuaresma...
Entender y vivir, ése es el objetivo. Penetrar el misterio con sabiduría interior, fundir la vida en él y
proyectarlo.
(Tomado de Rufino Grández, El camino cuaresmal. Barcelona Centro de Pastoral Litúrgica. Colección
AEmaús@, n. 9. 1993)
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Dom. 11 Jesús tentado (A,B,C) Inscripción de los Aelecti@
Dom. 21 Jesús transfigurado (A,B,C)
Dom. 31 Jesús da el agua viva: la Samaritana 1er escrutinio
Dom. 41 Jesús da la luz a un ciego de nacimiento 21 escrutinio
Dom. 51 Jesús resucita a Lázaro 3er escrutinio
Dom. 61 Jesús entra como Mesías en Jerusalén (A,B,C)
Indicación importante
ADado que las lecturas de la samaritana, del cielo de nacimiento y de la resurrección de Lázaro
ahora se leen los domingos, pero sólo el año A (y los otros años sólo a voluntad), se ha previsto que
puedan leerse también en las ferias: por ello, al comienzo de las semanas tercera, cuarta y quinta se
han añadido unas Misas de libre elección, que contienen estos textos; estas misas pueden emplearse en
cualquier feria de la semana correspondiente, en lugar de las lecturas del día@ (Ordo lectionum
missae, 98).
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Mt 18,21-35: Si cada cual no perdona de corazón a su hermano, tampoco el Padre os perdonará.
Miércoles: El cumplimiento de la Ley de Dios.
Dt 4,1.5-9: poned por obra los mandatos.
Mt 5,17-19: Quien cumpla y enseñe será grande.
Jueves: No nos cerremos a la salvación que Dios nos envía.
Jr 7,23-28: Aquí está la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios.
Lc 11,14-23: El que no está conmigo está contra mí.
Viernes: Quitar los ídolos y amar a Dios.
Os 14,2-10: No volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras manos.
Mc 12,28b-34: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y lo amarás.
Sábado: Ante Dios con un corazón humilde.
Os 6,1-6: Quiero misericordia, y no sacrificios.
Lc 18,9-14: El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.
Cuarta semana de Cuaresma
COMIENZA LA LECTURA DEL EVANGELIO DE SAN JUAN, QUE NOS VA A CONDUCIR HASTA EL FINAL:
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Jn 8,21-30: Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy.
Miércoles: La liberación que Dios nos concede.
Dn 3,14-20.91-92.95: Envió un ángel a salvar a sus siervos.
Jn 8,31-42: Si el hijo os hace libres, seréis realmente libres.
Jueves: Abraham y Jesús.
Gn 17,3-9: Serás padre de muchedumbre de pueblos.
Jn 8,51-59: Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día.
Viernes: El Padre está con Jesús y en Jesús.
Jr 20,10-13: El Señor está conmigo, como fuerte soldado.
Jn 10,31-42: Intentaron detenerlo, pero se les escabulló de las manos.
Sábado: La reunión de los hijos de Dios dispersos.
Ez 37,21-28: Los haré un solo pueblo.
Jn 11,45-57: Para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Sexta Semana: Semana Santa
El Lunes Santo leemos el primer cántico del Siervo de Yahvé, el Martes Santo el segundo, y el
Miércoles Santo el tercero, reservando para el Viernes santo el cuarto.
Los textos evangélicos son sitúan en los hechos que preceden inmediatamente a la
consumación del misterio de Jesús.
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La Samaritana
Guía de Cuaresma
ADado que las lecturas de la samaritana, del cielo de nacimiento y de la resurrección de Lázaro ahora
se leen los domingos, pero sólo el año A (y los otros años sólo a voluntad), se ha previsto que puedan
leerse también en las ferias: por ello, al comienzo de las semanas tercera, cuarta y quinta se han añadido
unas Misas de libre elección, que contienen estos textos; estas misas pueden emplearse en cualquier feria
de la semana correspondiente, en lugar de las lecturas del día@ (Ordo lectionum missae, 98).
PRIMERA PARTE
ESTRUCTURA SACRAMENTAL DE CUARESMA
Para captar lo que llamamos Aestructura sacramental de Cuaresma@ (dado que en el I domingo de Cuaresma se
habla de venerabilis sacramenti exordium, inicio del venerable sacramento), hemos de tener presente el esquema del
proceso de iniciación cristiana que aparece en el Ritual de la iniciación cristiana de adultos = RICA (Ordo
initiationis Christianae Adultorum, promulgado el 6 de enero de 1972. El texto de todas las introducciones véase en
Documentación Litúrgica Postconciliar Enchiridion [preparado por Andrés Pardo, Barcelona, Editorial Regina 1992
y sucesivas ediciones-reimpresiones] nn. 1698-1858).
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Segundo grado: Proceso cuaresmal Purificación e iluminación
Tiempo: Tiempo de Cuaresma
Dom. I Elección, inscripción del nombre. Los catecúmenos son ahora Electi o
Competentes.
ACon la ceremonia de la elección concluye el catecumenado mismo, y por tanto el largo aprendizaje
de la mente y del corazón@ (RICA 134).
Dom. III Primer escrutinio.
Dom. III La Samaritana.
AEntrega@ del Símbolo (el Credo) en esta semana.
Dom. IV Segundo escrutinio.
El cielo de nacimiento
Dom. V Tercer escrutinio
La resurrección de Lázaro
AEntrega@ del Padrenuestro.
Semana VI o Semana Santa. Sábado Santo.
AEl Sábado Santo, mientras los elegidos, dejando su trabajo, se entregan a la meditación, pueden hacerse varios
ritos inmediatamente preparatorios: recitación del Símbolo, rito Effetá, elección del nombre cristiano, y hasta la
unción con el óleo de los catecúmenos@ (RICA 54).
Tres escrutinios
AA fin de excitar el deseo de la purificación y de la redención de Cristo, se celebran tres
escrutinios,
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(1) ya para que los catecúmenos conozcan gradualmente (iluminación) el misterio del
pecado, del cual todo el universo, y cada hombre en particular, anhela redimirse para verse libre
de las consecuencias actuales y futuras;
(2) ya para que se impregnen sus mentes del sentido de Cristo Redentor (purificación,
unión), que es
AGUA VIVA (cf. Evangelio de la samaritana),
LUZ (cf. Evangelio del ciego de nacimiento),
RESURRECCIÓN Y VIDA (cf. Evangelio de la resurrección de Lázaro).
Es necesario que haya algún progreso en el conocimiento del pecado y en el deseo de
salvación desde el primer escrutinio al último@ (RICA 157).
Nota. No se habla, porque no puede hablarse, del sacramento de la reconciliación, que el catecúmeno, por no
haber sido bautizado, no puede recibir. Mas para nosotros, en un proceso cuaresmal de renovación bautismal
para la Pascua, que es la unión esponsal con Cristo, el sacramento ilumina, purifica y une más íntimamente con
Cristo.Qué son los exorcismos
AEn el rito del exorcismo, celebrado por los sacerdotes o por los diáconos, los elegidos,
instruidos por la santa Madre Iglesia acerca del misterio de Cristo que nos libra del pecado,
se desprenden de las consecuencias del pecado y del influjo diabólico,
consiguen fuerzas para su itinerario espiritual,
y se les abre el corazón para recibir los dones del Salvador@ (RICA 156).
Qué es la mistagogía
Mistagogía es una palabra griega que se compone de dos raíces: ago, conducir (como Apeda-
gogo@, el que conduce al niño, el que educa al niño), y mystés, iniciado; por lo tanto Mistagogía
es la conducción de los iniciados. El Mistagogo por excelencia es Cristo. Las Acatequesis
mistagógicas@ de san Cirilo de Jerusalén son las catequesis para los iniciados en los misterios
cristianos.
SEGUNDA PARTE
CONTEMPLACIÓN SACRAMENTAL DE LA SAMARITANA
1. El encuentro
Podemos hacer una distinción útil para diferenciar vivencias. Es cosa distinta el conocimiento
del encuentro. (Bien es cierto que en el lenguaje bíblico, no cabe un verdadero conocimiento, sin
el encuentro personal de revelación).
Conocer, en el uso corriente, es acumular información en el entendimiento, y trabajarla para
generar un nuevo conocimiento. La multitud de conocimientos nunca acabará de ser encuentro,
que es un contacto personal, esencial, tonificante, transformador... por vía superior.
Conocemos cuando nuestra mente se sacia de muchas ideas que nos sirve la Teología o
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nuestra propia reflexión. Acumular más y más teología, nunca nos llevará al encuentro. El
conocimiento, los conocimientos, se instalan en la mente.
El encuentro acontece en la totalidad de la persona, cuya sede simbólica es el corazón. El
encuentro lleva consigo estos fenómenos:
1)Es una iluminación clara, penetrante (suave o violenta) realizada a modo de
acontecimiento. Antes no existía, ahora existe.
2)Al aparecer, induce dentro del alma un conocimiento suave y persuasivo, que penetra dentro
y se queda, como si ese Aconocer@, fuera ya parte de nuestra naturaleza; el encuentro
enriquece la sustancia de nuestro ser.
3)En el encuentro, aunque la motivación inmediata sea una cosa muy particular, de hecho
difunde su luz diáfana sobre toda la vida y nos da el sentido de la vida, de la mía. El sentido
de la vida es la sabiduría sobrenatural de nuestra existencia.
4)Estimula todo el ser y lo levanta; lo dispone en un acto de oblación y generosidad. Y esto lo
hace en virtud de AOtro@ que es el que ha acontecido.
La Samaritana es la efigie de un encuentro, y nos abre los ojos para comprender:
- que ella jamás habría encontrado al Señor, si ella misma no hubiera sido encontrada;
- y que, por lo mismo, jamás encontraremos al Señor - en iniciales o superiores encuentros -,
si el mismo Señor, benignamente, no nos encuentra a nosotros.
Buenas son las ciencias; mejor la sabiduría. Pero quiera el Señor darnos el encuentro con él
mismo, que está más allá de la misma sabiduría humana.
2. La fe y la fascinación de Jesús
Los caminos para llegar al encuentro, cuando Dios se pone en movimiento ((y él siempre lo
está!) Son muy variados y distintos para cada persona. En el caso de la mujer de Samaría fueron:
- la casualidad de que Jesús estuviera allí;
- la casualidad de que los apóstoles se hubieran ido a la ciudad;
- la causalidad de que la mujer (al parecer, a una hora intempestiva, al mediodía) viniera a
sacar agua;
- el que Jesús hubiera roto el frente, iniciando la conversación;
- el que Jesús, pese a todo, hubiera seguido la conversación;
- el que Jesús se hubiera interesado por el marido de ella;
- el que la mujer estuviera desfondada en el amor;
- el que la mujer, en el fondo, tuviera una gran preocupación religiosa...
Jesús se sirvió de la propia fascinación espiritual que irradiaba su persona para llevar a la
mujer hasta el final.
La fascinación que produjo Jesús a la mujer la ha significado san Juan por varios datos:
- el trato reverencial que la Samaritana comienza a dar al Judío: (Señor! (v. 11. 15. 19);
- en la evocación de Anuestro padre Jacob@, pues en la mera evocación se intuye que, en
efecto, Jesús es más que nuestro padre Jacob;
- en la demanda mendiga de la mujer: ASeñor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y
no tenga que venir aquí a sacarla@ (15).
- La mujer, a un determinado punto, siente la dulce necesidad de volcar toda su alma en el
nuevo amor que de repente surge, absolutamente distinto de todos los otros.
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Y en fondo también Jesús se queda fascinado de esta mujer; no se olvide que no hay
encuentro, que no puede haber encuentro, si no se da simultáneamente la mutua fascinación, por
un algo que el espíritu es capaz o de intuir, traspasando barreras, o de crear él mismo, por la
capacidad que poseemos de entrar en el mundo espiritual. Es la misteriosa, la sorprendente, la
siempre sorpresiva lógica del amor, tan impetuoso como cautivo.
Y Jesús le dice, con tono cercano y afectuoso: (Créeme, mujer...! Se palpa, en la misma
tonalidad de nuestra lengua, que Jesús descarga su corazón y su afecto en la mujer a la que ama.
El encuentro tiene un punto supremo, cuando Jesús se descubre, como Dios en la zarza
ardiendo, como Dios en el Sinaí. Es el YO SOY, que resuena repetidas veces en el Evangelio de
Juan:
AYo soy: el que está hablando contigo@ (el que te habla a ti)
VEgw, eivmi( o` lalw/n soiÅ
94
(es decir): quién es el que te dice. Dame de beber!@ (v. 10).
El don de Dios no es otro que Jesús mismo.
En nuestro itinerario cuaresmal y para nosotros, el don del agua viva, es la gracia que quiere
infundirnos en su santa Pascua.
TERCERA PARTE
CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CON HIMNOS LITÚRGICOS
Estribillo (Asamblea)
(Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva!
Estrofa 10 (Solista)
Sedienta Samaritana,
por el Amor conquistada,
cinco maridos tuviste,
pero ninguno te amaba;
cinco maridos errantes
y cinco espadas clavadas,
y el sexto que te posee
tampoco sacia tu alma:
cinco maridos tuviste,
pero ninguno te amaba.
Estribillo
(Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
95
95
un alma llega, cautiva,
Estrofa 20
Junto a la fuente un Sediento
a alguien quizás aguarda;
tú no le niegues, esquiva,
el saludo y la mirada;
y el cubo que necesita
préstale de buena gana;
ha venido caminando
y el sudor se ve en su cara:
junto a la fuente un Sediento
a alguien quizás aguarda.
Estribillo
(Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva!
Estrofa 30
De su frente y de sus ojos
una voz suave manaba:
Por ti he venido, mujer,
para mí del todo amada;
yo conozco tus caminos,
tu hermosura mancillada,
esposa, la más preciosa,
por verte necesitada:
por ti he venido, mujer,
para mí del todo amada.
Estribillo
(Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva!
Estrofa 40
Si el don de Dios conocieras
la Palabra que te habla;
si la hora del amor,
la vieras en mí llegada;
tú misma te lanzarías,
sedienta de fuego y gracia,
yo te daría, y te doy,
el agua que tú buscabas:
tú misma te lanzarías,
96
sedienta de fuego y gracia.
Estribillo
(Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva!
Estrofa 50
Dame, Señor, mi Mesías,
tu corazón que me sana,
tú que con ojos divinos
me acogiste perdonada,
dame la suave caricia
de tu mano ensangrentada;
y deja en tu pecho santo
mi cabeza recostada:
dame, Señor, mi Mesías
tu corazón que me sana,
Estribillo
(Oh Jesús, fontana viva,
que brota en la comunión,
a tu abierto corazón
un alma llega, cautiva!
Estrofa 60
Oh Jesús, el agua viva,
oh Jesús, Pascua anhelada,
muestra tu rostro divino
a tu Iglesia rescatada;
oh Jesús, Hijo del Padre,
amor que la tierra abrasa,
oh Jesús del Santo Espíritu
Eucaristía adorada:
oh Jesús, el agua viva,
oh Jesús, Pascua anhelada
Lago de Guadalupe,17 de marzo de 2003
Música: R. M. Grández - F. Aizpurúa, Himnario de las Horas. Barcelona , Regina 1993, pp. 56-58.
97
97
Agua del pozo quisiera,
que tengo en el alma sed;
si quieres, tú pues darme...,
dame, mujer, de beber.
Honda está el agua, tan honda
que apenas se puede ver;
del agua fresca que mana,
dame, mujer, de beber.
II
Tus ojos son como un pozo,
en ellos yo naufragué;
eres Profeta, conoces
la vida de esta mujer.
De tus labios agua viva
he venido a recoger;
so soy la Samaritana,
yo te pido de beber.
III
Yo soy la Iglesia sedienta;
vengo, cansados los pies,
y el corazón abrasado,
porque me quema la fe.
Tengo sed. Dame tu rostro,
que vea a Dios tal cual es;
dame el don que eres tú mismo,
tu amor y tu padecer.
IV
Te adoramos, Verbo fuente,
que buscas saciar tu sed;
eres corriente que viene
desde el jardín del Edén.
eres corriente que vuelve
al Padre al atardecer;
(seas bendito por siempre,
oh Fuente de todo bien! Amén.
(25 marzo 1984)
22
Iluminación del ciego de nacimiento
La Cuaresma, iluminación por la fe en el bautismo
Guía de Cuaresma
98
ADado que las lecturas de la samaritana, del cielo de nacimiento y de la resurrección de Lázaro ahora
se leen los domingos, pero sólo el año A (y los otros años sólo a voluntad), se ha previsto que puedan
leerse también en las ferias: por ello, al comienzo de las semanas tercera, cuarta y quinta se han añadido
unas Misas de libre elección, que contienen estos textos; estas misas pueden emplearse en cualquier feria
de la semana correspondiente, en lugar de las lecturas del día@ (Ordo lectionum missae, 98).
En este Prefacio encontramos la exégesis sacramental del texto escogido para el IV domingo
de Cuaresma: Jn 9, el ciego de nacimiento.
PRIMERA PARTE
AESE HOMBRE QUE SE LLAMA JESÚS@
(Oh Jesús!, méteme en el mundo, para encontrarme yo allí, y para encontrarte a ti donde el
mundo está y yo estoy en el cosmos. Permite que mi mundanidad sea del todo auténtica, sea, por
ello, mundanidad espiritual.
Y permite, sobre todo, que te encuentre en el Amundo-Eucaristía@, en la materia mundanal
de la Eucaristía, divinizada por la fuerza de tu presencia y del Espíritu.
Haz que encuentre mi camino espiritual en la unidad, porque todo lo que es Auno@ lleva la
huella de tu presencia. Dame, por tu divina presencia, la unidad con mi cuerpo, la unidad con mi
alma, la unidad con mi historia, hasta ser yo mismo; que sea Ayo en ti@. Y haz que la unidad que
ansío integre el ámbito de los hermanos que me rodean, integre el mundo en el que vivo, integre
la fe de todos los creyentes que anhelan tu rostro.
SEGUNDA PARTE
VÉTE, LÁVATE EN LA PISCINA DE SILOÉ
(QUE SIGNIFICA: ENVIADO)
El ciego
El ciego era ciego de nacimiento; no puede ser curado, porque no padece una enfermedad que
le haya acontecido.
Es ciego desde siempre y para siempre. Curar a un ciego de nacimiento es cosa semejante a
resucitar a un muerto.@Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de
nacimiento@ (v. 32). Ser ciego de nacimiento implica:
S No haber visto nunca la hermosura de la vida;
S Estar destinado a no verla nunca.
S No tiene medicina para ser curado.
En suma, su vida es: vivir en la tiniebla, que es como vivir en la muerte.
100
Las tres menciones del signo sacramental de Jesús
S A...y le dijo [Jesús]: * Vete, lávate en la piscina de Siloé + (que quiere decir Enviado). El fue,
se lavó y volvió ya viendo (v. 7).
S El respondió: * Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: "Vete
a Siloé y lávate." Yo fui, me lavé y vi. + (v. 11).
S Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. El les dijo: *Me puso
barro sobre los ojos, me lavé y veo+ (v. 15).
Estos son los tres testimonios que explican la acción sacramental de Jesús. Testimonios
simples y directos, que hemos de admitir con sencillez. El increyente da vueltas y vueltas, como
los fariseos: A*)Qué hizo contigo? )Cómo te abrió los ojos?+ Él replicó: * Os lo he dicho ya, y
no me habéis escuchado. )Por qué queréis oírlo otra vez?@ (V. 26-27).
Los signos sacramentales que pone Jesús son dos:
- El barro que hace con la tierra y sus saliva, fusión de lo humano y lo divino;
- El lavarse en el piscina de Siloé.
La piscina de Siloé es él mismo, su santa humanidad. Las guas por sí solas no pueden sanar,
si no son las aguas de Jesús, la aguas del Espíritu Santo.
Lavarse en Jesús
Había fuera de Jerusalén un manantial. Para enviarlo dentro de Jerusalén hubo que construir
un canal, es decir un Aenviador@, que desembocaba en una alberca o piscina, es decir, en un
AEnviado@. Esto era AShiloé@ (del verbo shalaj, que significa Aenviar@).
El ciego, obedeciendo al mandato de Jesús, obedeciendo, fue a la piscina, y se lavó.
(Nota: En ningún caso se dice que se lave los ojos, sino simplemente: Alava@ [lávate], sin complemento,
usando el verbo nipto en voz media, imperativo, que significa Alavarse@. En la cena se hablará de Alavar los
pies@ 13,12. 14. )Una alusión vaga de que no se trata de Alavarse los ojos@, sino sencillamente de Alavarse@...,
como cuando en el bautismo uno queda Abañado@?).
Para mí, cristiano, Jesús es todo. Él es mi piscina; él es mi pureza; él es mi santidad; él es mi
justicia.
En el bautismo fui lavado en Jesús. El sacerdote que preside la Vigilia pascual, al consagrar el
agua de la fuente bautismal, introduce el Cirio pascual encendido dentro del agua.
Ahora, en mi Cuaresma, quiero ser lavado en Jesús, porque él es mi piscina. Lavarme en Jesús
- es ciertamente purificarse en él,
- pero es también ser iluminado en él.
TERCERA PARTE
EL BAUTISMO ES MI ILUMINACIÓN
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101
El pecado es la tiniebla;
la luz es la gracia
Los teólogos, liturgistas, biblistas nos informan con citas abundantes del simbolismo, tan
espontáneo en las religiones, de que el pecado es tiniebla y la gracia es luz.
ALa luz es el símbolo de la vida como las tinieblas lo son de la muerte y del sueño (Gn. 1, 3-
18; Sal 103/104, 19-24; Is. 8, 21-9, 2), un símbolo tanto más cargado de sentido cuanto que,
entonces, no se disponía como hoy de medios para luchar contra la noche.
Dentro de esta perspectiva se comprende que los profetas hayan presentado frecuentemente el
quebrantamiento del ritmo del día y de la noche y la invasión de las tinieblas como un castigo (Ex
11, 4-8; Sb 17-18, 4; Am 8, 9; 5, 18-20; Is 13, 9-10). Desde entonces las tinieblas se identifican
con el pecado; la luz con la vida según la ley (Pro 4, 18-19; Sal 17/18, 29; 106/107, 10-16; Is 59,
9-10). Mas este plano moral ha quedado superado por el de la historia de la salvación: la luz se
convierte en el acontecimiento-Cristo que viene a juzgar a las tinieblas y terminar con ellas (1P 2,
8-10; Rm 13, 12-14; Jn 3, 17-21) Estar en la luz consiste, de ahora en adelante, en estar injertado
a Cristo resucitado (Jn 12, 46-47; Hch13, 46-47; 26, 22-23; 2Co 4, 4-6). La fe es la expresión de
ese nexo con la luz (Lc 18, 39-43; Jn. 9). Portador de luz, el cristiano debe llevársela a los demás
(Ef 5, 8-14; Mt. 5, 15-16; Rm 13, 11-14). Luz de Cristo y luz de los cristianos triunfarán
definitivamente de las tinieblas con la victoria escatológica (1 Tes. 5, 2-7; Ap. 21, 22-27; 22,
16)@ (MAERTENS-FRISQUE, Nueva guía de la asamblea cristiana III, Madrid, Marova 1969. pág.
161).
AYo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz
de la vida@ (8,12).
Cuando yo entro en la luz, puedo avanzar más y más en la luz. Y Jesús será la luz de mi vida
hasta el final. Y en esta Cuaresma quiero dejarme iluminar más y más por Jesús-Luz, habiendo
recibido en el bautismo la luz de la fe.
La fe tiene un camino...
La fe tiene que estar ungida de humildad; sólo los que aceptan con humildad pueden ser
iluminados.
La fe está en el gozo del encuentro con Jesús.
35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera [excomulgado] y, encontrándose con él, le dijo:
*)Tú crees en el Hijo del hombre?+
36 El respondió: *)Y quién es, Señor, para que crea en él?+
37 Jesús le dijo: *Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.+
38 Él entonces dijo: *Creo, Señor.+ Y se postró ante él.
39 Y dijo Jesús: *Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que
ven, se vuelvan ciegos.+
102
COMPLEMENTO
ORACIÓN SOLILOQUIO EN ESTA CUARESMA
AHORA EN TIEMPO DE GUERRA
El día 19 de marzo (San José), a las siete de la tarde, hora de EE. UU. de América, terminado un
ultimátum, dado unilateralmente, explotó la Guerra. Es guerra entre dos países, pero toda la humanidad,
que al está siguiendo en las casas por las pantallas de TV, está participando en ella como nunca
anteriormente en otra.
103
103
la oblación entera de mi corazón
como ofrenda fraterna
en el dolor de la guerra.
Tú que sacas bien del mal,
haz que de la guerra brote el rocío
de tu divina misericordia.
A ti la gloria
porque eres el Dios del Amor.
Amén.
La piedad cristiana ha sido libre para representar a veces, junto al misterio de la cruz, a los
santos y santas de la Iglesia. El misterio pascual, que es la Cruz y Resurrección, trasciende límites
temporales y por nuestra mística unión con Cristo, todos somos contemporáneos. Este sucesos,
siendo histórico, es sacramental. A la virgen Clara de Asís, que desde el humilde y hermoso
claustro de san Damián, por su unión con Jesús, había hecho de su vida sostén de los miembros
sufrientes de Cristo, contemplémosla unida al misterio de Cristo pascual.
Contemplémosla a los pies de la Cruz, junto a la María y el Discípulo amado: a los pies
arrodillada, con ellos estaba Clara.
Contemplémosle junto al sepulcro, acompañando a las Mujeres de los perfumes: en clausura,
abierta el alma, Clara les acompañaba
Y cuando Jesús se aparece a los apóstoles y les muestra las manos y el costado: en san
Damián encerrada, Clara virgen lo abrazaba.
En un monte de Galilea Jesús Resucitado les dio la misión universal. Clara quiso misionera y
mártir en Marruecos; el Señor la quería misionera en silencio y contemplación: Clara los abrazos
alzaba y en silencio lo anunciaba.
En fin, nuestros ojos, una vez más, en la doxología reposan en Cristo, luz blanca de la
mañana, roja lumbre del ocaso. Con toda la Iglesia, y en la Iglesia con santa Clara, nuestra madre
y hermana, lo ensalzamos. A él la gloria, amén.
104
Vino el Varón más hermoso
mostrando sus santas llagas,
ríos de amor y de Espíritu;
y en san Damián encerrada
Clara virgen lo abrazaba.
23
Triduo pascual,
corazón de la fe de la Iglesia,
corazón de la vida contemplativa
Nota previa
En las hojitas tituladas Guía de Cuaresma, tras comentar el episodio de la Samaritana y el del Ciego
de nacimiento, era nuestra intención pasar al de la resurrección de Lázaro, y concluir con ello ese tríptico
correspondiente a los escrutinios bautismales. La conclusión del trimestre del Curso de las Hermanas de
Teología la semana pasada y del trimestre de las Hermanas Junioras al final de esta semana, con el regreso
de ambos grupos a sus comunidades, nos invita a preferir tratar sobre el Triduo pascual como corazón de
la fe de la Iglesia y corazón de nuestra vida contemplativa.
105
105
Segundo. Acaso en las comunidades (ciertamente que sí en las comunidades de ministerio)
estén estos días tan sobrecargados de elementos de preparación, que a uno le arrebaten la
tranquilidad necesaria para vivir estos misterios. Tengamos mucho cuidado y pidamos al Señor,
poniendo un esfuerzo de nuestra parte, la gracia de saborear Triduo pascual.
Tercero. El rescate, la restauración, de la Vigilia Pascual, centro de toda la vida de la Iglesia,
remate de la Cuaresma y del Triduo santo, manantial de la toda la espiritualidad de la Pascua, ha
sido la mayor conquista de toda la renovación litúrgica. La Vigilia Pascual es la perla de la
liturgia cristiana. Hemos de poner alma, vida y corazón para que en nuestras comunidades
contemplativas, sea en verdad la Fiesta de las Fiestas del Año. Hemos de cuidar todos los
detalles. La preparación musical pedirá que las pruebas estén previstas con tiempo de antelación.
Será muy conveniente que vayamos creando el repertorio apropiado para esta noche, y algunos
cantos sólo para esta noche, y que todo ello quede incorporado a la tesoro musical de la
comunidad, para tenerlo a mano año tras año.
Cuarto. Es muy conveniente tener estudiadas de antemano las celebraciones. Hemos de saber
que como guía espiritual de las fiestas pascuales tenemos en la Iglesia un documento precioso, y
es sumamente recomendable que lo leamos y que, a su debido tiempo, lo repasemos. Es el
documento de la Congregación para el culto divino y disciplina de los sacramentos titulado:
Carta circular sobre la preparación y celebración de las fiestas pascuales (16 enero 1988).
Aparte de la edición separada en folleto, puede verse publicado en Documentación litúrgica
posconciliar. Enchiridion. Preparado por Andrés PARDO. Barcelona, Editorial Regina 1992, nn.
4444-4551.
Sobre la Vigilia pascual puede verse: Rufino GRÁNDEZ, La hermosa Vigilia de Pascua. Cómo
preparar y vivir la celebración principal del año. Barcelona, Editorial Regina 1995. 107 pp.
PRIMERA PARTE
TRIDUO PASCUAL, CELEBRACIÓN DE LA SUPREMA
REVELACIÓN DEL AMOR
106
amor ninguna razón para justificar que Dios exista, y que exista precisamente amando.
El misterio pascual de Cristo nos hace gozar del triunfo del amor de Dios en su Hijo amado.
Jesús se ha sentido plenamente amado por el Padre; y el Padre en el Hijo ha hallado toda su
complacencia. El Padre ha hallado su felicidad vertiéndose en el amor al Hijo.
La divinidad termina en el círculo trinitario, y en el círculo trinitario es asumido el hombre,
que se ha convertido en Aamado en Amado@.
Si avanzamos por esta veta del amor, entramos en la experiencia del amor loco de Dios, que
es el motor de una vida dedicada plenamente al servicio del amor.
La locura del amor de Dios es lo que explica el misterio de la Encarnación. Son misterios que
exceden la razón, y por ello el discurso siempre se queda, humildemente, en la entrada.
En una palabra, si nos dejamos seducir por el amor de Dios. Entregaremos al Señor el don del
entendimiento; y pediremos a Cristo que el amor sea, sin más, la revelación desmesurada del
Infinito.
El amor es sufrimiento
Tanto amó Dios a su Hijo amado, que lo mató por nosotros. La muerte de Jesús es la
revelación encarnada del amor del Padre a nosotros. Aquí comienza la fe; en el Crucificado
vislumbramos estos pensamientos alocados de amor.
Jesús vio en lontananza su muerte, y la aceptó porque la muerte era el único medio y remedio
para anunciar el amor vencedor del Padre, que se ha manifestado en Jesucristo.
En nosotros, el amor ha de tener esa marca de Jesús, y debemos amar a Jesús, y por él al
Padre, en las circunstancias de máximo dolor.
107
107
(Misterio de Jesús crucificado, que ha sido el centro de la mística cristiana!
El triple misterio del amor divino revelado y celebrado: Eucaristía, Muerte, Resurrección
1. El amor supremo de Dios al hombre se nos ha sido revelado en Jesucristo, y a través de él
se nos sigue revelando.
2. El amor infinito de Dios se nos ha revelado en los tres misterios culminantes:
- La Eucaristía, revelación del amor de Dios;
- La Muerte en cruz, revelación del amor de Dios;
- La Resurrección, revelación del amor de Dios.
Y estos es precisamente el contenido de la celebración del misterio pascual en su conjunto y
en sus detalles.
La liturgia nos invita a perdernos en al comtemplación y vivencia del amor.
108
estos misterios como acontecimientos divinos, en los cuales Dios está.
SEGUNDA PARTE
LA INSPIRACIÓN BÍBLICA DE LAS CELEBRACIONES
DEL TRIDUO PASCUAL
Gracia especial de este año. AAl tema de la Eucaristía he querido dedicar la Encíclica que,
con ocasión del próximo Jueves Santo, si Dios quiere, a la que pondré la firma durante la Misa in
Cena Domini. La entregaré simbólicamente a los Sacerdotes en lugar de la Carta que para esta
circunstancia suelo dirigirles; y a través de ellos, a todo el Pueblo de Dios. Desde ahora
encomienzo a María este importante documento, que hace ver el valor intrínseco y la importancia
para la Iglesia del Sacramento dejado por Jesús como memorial vivo de su muerte y
resurrección@ (Juan Pablo II, en el Ángelus del domingo 30 de marzo).
Ofrenda de amor. Hay muchas almas que, por una inspiración de gracia, han hecho al Señor
un voto de amor, por ejemplo una Aoblación de víctima al amor misericordioso de Dios@, una
ofrenda por los sacerdotes, una ofrenda por la unidad de la Iglesia, una ofrenda por el amor en la
familia humana y la desaparición del odio y la guerra... La misa vespertina de Jueves Santo es el
momento oportuno de expresarla o de renovarla.
Sentido. Retengamos este párrafo: AEn este día, en que ha sido inmolada nuestra víctima
pascual: Cristo (1Co 5,7), la Iglesia, meditando sobre la pasión de su Señor y Esposo y adorando
la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la
salvación de todo el mundo@ (Carta, 58).
Lectio divina
- Primer lectura: Cuarto canto del Siervo de Yahvéh: Is 52,13-53,12
- Segunda lectura. Nuestro Sumo Sacerdote que ha entrado en el cielo: Hb 4,14-16; 5,7-9
- Tercera lectura, centro de la celebración: Pasión de Jesús según san Juan: Jn 18,1-19,42
Punto culminante de la celebración: un beso personal de amor y gratitud a la imagen de Jesús
Crucificado.
AToda la celebración de la Vigilia pascual debe celebrarse durante la noche. Por ello, no debe
escogerse ni una hora tan temprana que la Vigilia emiece antes del inicio de la noche, ni tan tardía que
concluya después del alba del domingo (Ceremonial de los Obispos, 333). Esta regla ha de ser interpretada
110
estrictamente. Cualquier abuso o costumbre cpontrario que poco a poco se haya introducido, y que
suponga la celebración de la Vigilia pascual a la hora en que habitualmente se celebran las misas
vespertinas de los domingos, han de ser reprobadas@ (Carta, 78).
Lecturas de la Ley
1. La creación (Gn 1,1-2,2).
Salmo de meditación: Salmo 103 o Salmo 32.
2. El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe (Gn 22,1-18).
Salmo 15.
3. El paso del mar Rojo (Ex 14,15-15,1).
Salmo: Cántico de Ex 15.
Lecturas de los Profetas
4. La nueva Jerusalén (Is 54, 5-14).
Salmo 29.
5. La salvación que se ofrece gratuitamente a todos (Is 55,1-11).
Salmo: Cántico de Is 12.
6. La fuente de la sabiduría (Ba 3,9-15.31-4,4).
Salmo 18.
7. El corazón nuevo y el espíritu nuevo (Ez 36,16-28).
Salmo 41-42 o Salmo 50.
En el Triduo Pascual contemplamos el amor de Dios, amor que supera toda Filosofía. Es lo
que celebramos el Jueves Santo, el Viernes Santo y en la Vigilia Pascual. Hablar de Jesús
Crucificado es hablar igualmente de lo mismo: AMe amó y se entregó a sí mismo por mí@ (Ga
2,22).
Jesús Crucificado es la señal del cristiano: la Cruz con la efigie de la santa humanidad de
Jesús, o la Cruz sin más, que es entonces la Cruz-Símbolo de la Pasión y Muerte e incluso de toda
la obra de la redención, símbolo que lleva dentro de sí el misterio del Resucitado.
Si hablamos de Jesús Crucificado es porque vamos en busca de una revelación: que se nos
descubra el Señor en la Cruz, pues en este momento de la historia parece que ha habido un
desplazamiento que nos inquieta, y que la Cruz ha perdido una cierta fascinación para nuestra
piedad.
Ocurre que la espiritualidad cristiana va experimentando ciertos desplazamientos en la
sucesión de los siglos. El distanciamiento de la Eucaristía como Acomunión@ ha durado un
milenio... La Cruz del Calvario ha ocupado el centro. Hoy hablamos de la Pascua y del Misterio
Pascual; la efigie de Jesús doliente queda en segundo plano. Hablamos del compromiso y de la
fraternidad...
)Estamos obrando con sabiduría? )No hay un manantial de vida en la Cruz, en que debemos
sumergirnos, al tiempo - es cierto - que rectificamos ciertas posturas que han determinado con
frecuencia el modo de meditar en Jesús Crucificado?
Escribimos estas reflexiones en el Instituto de Santa Verónica, mujer que con un amor
exhaustivo ha vivido la locura de la Cruz como misterio de amor y de expiación que penetra su
vida entera. Escribimos estas cosas, nosotros capuchinos, evocando al Padre Pío (1887-1968),
canonizado el año pasado (16 de junio), que durante cincuenta años ha llevado las llagas de Jesús
en su alma y en su cuerpo. )Es para nuestra querida Orden la figura del Padre Pío un venero
amable del amor y dulzura a Jesús Crucificado, o es acaso un portento admirado, que de alguna
manera estamos utilizando a nuestro servicio?
El fruto del tiempo cuaresmal puede ser sencillamente éste: el amor a Jesús Crucificado, la
fascinación, la dulzura de la Cruz.
Al decir Jesús Crucificado, más que una historia y un relato de pasión que termina en el
Calvario, hemos de representarnos el sacramento de su santa humanidad, que por nosotros se ha
entregado y muere en oblación al Padre, y queda eternamente ahí, Jesús Crucificado, como fuente
sin fin de vida y de revelación. Contemplamos la totalidad de esta imagen, sin investigar detalles.
Jesús en la Cruz, su santo cuerpo, aparece para nuestra consideración como un
112
Asacramento@ de amor, que contiene todo, que es la síntesis de Atodo Jesús@, y la oferta
plenaria que se hace a la Iglesia. Con este punto de mira, Jesús Crucificado no es Auna parte de
Jesús@, el Señor; es todo él. La imagen de Jesús Crucificado contiene para nosotros todo el amor
palpitante de Dios. Está pidiendo a gritos una comunión espiritual con él, unidos con alma y vida,
para que desde el amor que allí se encierra seamos lanzados al amor al mundo.
ASacramento@, que quiere decir que allí se esconde una realidad total, la realidad del amor
de la Trinidad, todo ello en un signo que ha de ser desvelado.
El Asacramento@ de la Cruz (de Jesús crucificado) es, para nosotros, el misterio mismo de
Dios
Tras estos Asignos@ sacramentales se encuentra la gracia que contienen, es decir, el amor
infinito del Padre a mí en persona.
La consideración del amor infinito del Padre estriba en dos puntos de apoyo, que los tomamos
como revelación.
- Que yo un día pasara de la Nada a la Existencia, supone que hay un salto a lo infinito, y que
nadie puede colmar. Este paso Dios lo hace, no por indigencia suya, sino por amor. Dios puso en
juego su amor infinito para hacerme existir, sacándome de la nada. La consideración más simple
del mundo, es decir, esto del pasar de la nada al ser, yo la contemplo como algo que sólo pudo
hacerlo Dios; y, al hacerlo, nos ha dado un abismo sin fondo de reflexión para cantar eternamente
su amor.
- La otra consideración semejante, para desentrañar este misterio que esconde la Eucaristía,
nos lleva a lo mismo: Dios, que me ha amado, me guardará consigo por la eternidad, aunque yo le
diese absolutamente las espaldas a él...
Todo ello está Asignificado@ en ese signo del cuerpo sacrosanto de Jesús muriendo en la
Cruz.
Para meditar en la Cruz, no es necesario desmenuzar las Pasión en escenas, y rellenar cada
una de ellas de increíble dolor. Basta mirar a Jesús puesto en la Cruz, como miramos al
Sacramento, desde el momento en que lo vemos todo a él pendiente en la Cruz, y entonces,
puesto yo ante él, sencillamente adorarle, amarle, pedirle.
113
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Jesús, muerto en la Cruz individualmente, o adorado, ya de camino, con ansias de amor, es la
revelación total del Padre, y la revelación del Espíritu.
En el Crucificado está el Padre, con toda la potencia de revelación que posee y nos la ha
entregado. En la Cruz está igualmente el Espíritu. En efecto, la muerte no fue un acto de valentía
humana, como quien se considera capaz de asumir el propio destino, sino que, con el temblor
total de la fragilidad humana, él aceptó todo, sin condiciones, por efecto de la transformación del
Espíritu Santo, que opera en todo el ser.
En resumen, la Cruz contemplada es la revelación del misterio de la Trinidad. La Cruz no es
la obra de AUno de la Trinidad@, sino que todas las fuerzas del divino misterio están en ella.
Obsérvese que la revelación que alcanzamos de la Trinidad en Jesús Crucificado es una
revelación que se nos da desde Dios, y no por efecto de ningún discurso racional.
1. Los relatos evangélicos han representado la totalidad del misterio del Crucificado
acudiendo a una Ahistoria@ de escenas sucesivas.
Grabemos este principio: Más importante que cada una de las escenas es el Todo de la
Pasión.
2. Las escenas, con una dirección en torno a Jesús, implican a múltiples personas, p. e., la
negación de Pedro (fuertemente subrayada por los cuatro evangelistas, el ahorcamiento de
Judas...) Ahora bien, el protagonista de la Pasión, como revelador del amor del Padre, es
solamente Uno, Jesús, el crucificado. Él es el hilo de la Pasión; él es el eje; todo gira en torno a
él. Hemos de simplificar la mirada y contemplarle, al final, sólo a él, a él puesto en la Cruz.
3. Los evangelistas describen los sufrimientos de Jesús, a veces más como desprecios que se
le hacen a Jesús que como ensañamiento físico contra su cuerpo. Con todo, prevalece en ellos el
mensaje profundo que se nos comunica: que todo lo ocurrido - acontecido según las Escrituras -
ha ocurrido porque Dios es fiel a sí mismo, y porque nos ama con la muerte y en la muerte de su
Hijo.
4. Pero no nos extrañe que, con mirada sobrenatural, la Pasión narrada por los evangelistas
haya quedado divinizada. El hecho es especialmente patente en el Evangelio según san Juan. Allí,
por ejemplo, no hay agonía en el huerto, sino que Jesús, dueño de los acontecimientos, con plena
conciencia de todo lo que va a venir, sale majestuoso al encuentro de Judas y de los enemigos, y
acepta voluntariamente el cáliz que el Padre le ofrece, y libremente se entrega a los que vienen a
prenderle. El es el Rey, y morirá como Rey.
San Juan de esta forma nos está enseñando a leer el amor de Dios en la muerte de su Hijo,
entregado al mundo.
Procuraremos acercarnos al estilo de como lo han hecho los Evangelios, viendo que allí está
aconteciendo el misterio supremo de la fe y del amor.
1. Nos acostumbraremos a considerar más bien la totalidad del misterio que los detalles del
misterio. Y dejaremos a un lado cuestiones críticas y asuntos problemáticos que tienden a
114
desenfocar la verdadera devoción.
5. En la contemplación del Crucificado vemos todas las llagas del mundo. Y, al abrazar a
Jesús, abrazamos a todos los sufrientes de la tierra. La Cruz de Jesús crucificado es el teatro de
toda la caridad de la tierra.
7. Desde la Cruz de Jesús soy invitado a abrazar toda mi historia, sin justificar el dolor, sin
atentar mediante mis raciocinios contra el amor de Dios. El sufrimiento de mi vida tiene sentido,
sin ulteriores explicaciones por el único hecho de que mi Jesús, mi Señor y Dios, está clavado en
la Cruz.
9. Acaso, al mirar a Jesús doliente Apor mí@, descubro que yo puedo estar en la Cruz
también como él, para hacer comunión con mis hermanos, con todos los redimidos, y que, en el
secreto más profundo de mi historia, mi vida tiene sentido como vida Acorredentora@.
10. En suma, la Cruz es el tesoro escondido por el que ha sido puesto en ella: (Jesús
Crucificado!
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115
25
Ecclesia de Eucharistia (I)
Hay muchas frases en la Escritura que, temblando y admirando, dejan que Dios sea Dios.
El Padrenuestro arranca de esta convicción adorable de que de Dios, únicamente de él, es el
Reino. El es el único que lo puede implantar; él es el único que puede santificarse en medio de
nosotros, el único que puede entregar poderosamente su Voluntad.
(Oh Padre!, santifica tu Nombre, trae tu Reino, realiza tu Voluntad...., porque tuyo es el
Reino, tuyo el Poder y la Gloria.
La Iglesia, conocedora de Jesús, sabe esto...., lo acoge, lo dora..., se somete filialmente a Dios.
Y, sabiendo todo esto, el Sucesor de Pedro, dado a la Iglesia como signo de unidad y estímulo
de caridad, se atreve a trazar programas espirituales para el conjunto de los hijos de Dios, que
estamos en el redil de Jesús.
Fue Juan Pablo II quien trazó un plan espiritual para toda la Iglesia para conducirla por los
caminos de Dios en la culminación del segundo Milenio, diseñando un camino (Año de
Jesucristo, Año del Espíritu, Año del Padre, Año de glorificación de la Trinidad).
Ha sido Juan Pablo II quien, al coronar el Año Santo de la Encarnación, alienta a la Iglesia
para entrar con determinado talante por los derroteros del Tercer Millenio: Tertio Millennio
ineunte.
Y el que quiere infundir un toque mariano, sobre esta cauce abierto, a este año de nuestra
travesía (octubre 2002 - octubre 2003): Año del santo Rosario.
Desde el cielo el Señor Jesús, que suscita por su Espíritu, este buen deseo, acepta esta
dirección espiritual de su santa iglesia, que es Ala Iglesia de Dios@, la Iglesia de Dios Padre.
Solamente el Padre es el Dueño de la Iglesia, nacida de su amor.
La Iglesia de la Eucaristía
Ahora el Papa, reconsiderando los pensamientos fecundos del arranque del Tercer Milenio
(Tertio Millennio ineunte), entrega a la Iglesia, como misterioso don, una carta encíclica sobre la
Eucaristía . La titula Ecclesia de Eucharistia, que también podía haberla titulado AEucharistia de
ecclesia@, porque hay una fusión cordial de amor entre la Iglesia y la Eucaristía, entre al
Eucaristía y la Iglesia. Y la divide en seis capítulos:
116
1. Misterio de la fe.
2. La Eucaristía edifica la Iglesia.
3. Apostolicidad de la Eucaristía y de la Iglesia.
4. Eucaristía y comunión eclesial.
5. Decoro de la celebración eucarística.
6. En la escucha de María, Amujer eucarística@.
)Nos es lícito tomar esta encíclica como una guía y dirección espiritual de la Iglesia en este
momento? Sin duda que sí. Por lo tanto:
- Asociamos este documento a las grandes cartas (exhortaciones...) Que el Santo Padre nos ha
dirigido estos años para trazar la pauta de la Iglesia.
- La recibimos como Adon espiritual@: don para la Iglesia en su conjunto; don para mí en
particular.
- Y, con gozo y agradecimiento, trato de sondear su riqueza, como riqueza para la Iglesia,
como riqueza para mí, como oportunidad segura para avanzar más adentro en el corazón de
nuestra fe.
Autobiografía y carisma
ARecuerdo la iglesia parroquial de Niegowic donde desempeñé mi primer encargo pastoral, la
colegiata de San Florián en Cracovia, la catedral del Wawel, la basílica de San Pedro y muchas
basílicas e iglesias de Roma y del mundo entero. He podido celebrar la Santa Misa en capillas
situadas en senderos de montaña, a orillas de los lagos, en las riberas del mar; la he celebrado
sobre altares construidos en estadios, en las plazas de las ciudades... Estos escenarios tan variados
de mis celebraciones eucarísticas me hacen experimentar intensamente su carácter universal y,
por así decir, cósmico.(Sí, cósmico! Porque también cuando se celebra sobre el pequeño altar de
una iglesia en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo@ (n.
8).
Su crónica personal como le sucedía a Pablo viene a ser, de alguna manera, resonancia de
fe de la Iglesia.
Su autobiografía va enlazada con la fe de la Iglesia, y hablar Ade mí@ no es hablar de mí,
sino Ade nosotros@...
Una vida humana, siempre diminuta, frente a las vidas de los hijos de Dios, es una vida en la
que se refleja todo el misterio de Dios. Y por eso, puede hablar así, traspasando los límites de un
falso pudor. Se lo agradecemos.
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117
Qué quiere contagiar
(El asombro!
ACon la presente Carta encíclica, deseo suscitar este *asombro+ eucarístico, en continuidad
con la herencia jubilar que he querido dejar a la Iglesia con la Carta apostólica Novo millennio
ineunte y con su coronamiento mariano Rosarium Virginis Mariae. Contemplar el rostro de
Cristo, y contemplarlo con María, es el *programa+ que he indicado a la Iglesia en el alba del
tercer milenio, invitándola a remar mar adentro en las aguas de la historia con el entusiasmo de la
nueva evangelización@ (n. 6).
Señor Jesús,
llena nuestro corazón del asombro,
de aquel amor contemplativo que será nuestra delicia celeste.
ACon la presente Carta encíclica, deseo suscitar este *asombro+ eucarístico, en continuidad
con la herencia jubilar que he querido dejar a la Iglesia con la Carta apostólica Novo millennio
ineunte y con su coronamiento mariano Rosarium Virginis Mariae. Contemplar el rostro de
Cristo, y contemplarlo con María, es el * programa + que he indicado a la Iglesia en el alba del
tercer milenio, invitándola a remar mar adentro en las aguas de la historia con el entusiasmo de la
nueva evangelización@ (n. 5).
Señor Jesús,
que inundas a tu santa Iglesia
con el resplandor de tu Pascua,
hasta tu vuelta gloriosa,
álzame hasta tu corazón,
y haz que mis ojos no se sacien nunca
asombrados de tu presencia,
de tu amor y tu hermosura.
Adoración
Saber adorar.
Si supiéramos adorar, nuestra vida entraría en la paz; nuestro frágil corazón, sacudido por los
vientos, se mantendría firme en medio de los mares.
El Santo Padre invita a la adoración. En medio de tanta hermosura de la Iglesia actual, no
faltan Asombras@. A... no faltan sombras. En efecto, hay sitios donde se constata un abandono
casi total del culto de adoración eucarística@ (n. 8).
118
Dedica, pues, todo un número (uno de los 62) el número 25 a comunicarnos cuál es esta
gracia de la adoración de Jesús en la Eucaristía.
***
AEl culto que se da a la Eucaristía fuera de la Misa es de un valor inestimable en la vida de
la Iglesia. Dicho culto está estrechamente unido a la celebración del Sacrificio eucarístico. La
presencia de Cristo bajo las sagradas especies que se conservan después de la Misa B presencia
que dura mientras subsistan las especies del pan y del vino45 B, deriva de la celebración del
Sacrificio y tiende a la comunión sacramental y espiritual46 Corresponde a los Pastores animar,
incluso con el testimonio personal, el culto eucarístico, particularmente la exposición del
Santísimo Sacramento y la adoración de Cristo presente bajo las especies eucarísticas.47
Es hermoso estar con Él y, reclinados sobre su pecho como el discípulo predilecto (cf. Jn 13,
25), palpar el amor infinito de su corazón. Si el cristianismo ha de distinguirse en nuestro tiempo
sobre todo por el *arte de la oración +,48 )cómo no sentir una renovada necesidad de estar largos
ratos en conversación espiritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor, ante Cristo presente
en el Santísimo Sacramento? (Cuántas veces, mis queridos hermanos y hermanas, he hecho
esta experiencia y en ella he encontrado fuerza, consuelo y apoyo!
Numerosos Santos nos han dado ejemplo de esta práctica, alabada y recomendada
repetidamente por el Magisterio.49 De manera particular se distinguió por ella San Alfonso María
de Ligorio, que escribió: *Entre todas las devociones, ésta de adorar a Jesús sacramentado es la
primera, después de los sacramentos, la más apreciada por Dios y la más útil para nosotros+.50
La Eucaristía es un tesoro inestimable; no sólo su celebración, sino también estar ante ella fuera
de la Misa, nos da la posibilidad de llegar al manantial mismo de la gracia. Una comunidad
cristiana que quiera ser más capaz de contemplar el rostro de Cristo, en el espíritu que he
sugerido en las Cartas apostólicas Novo millennio ineunte y Rosarium Virginis Mariae, ha de
desarrollar también este aspecto del culto eucarístico, en el que se prolongan y multiplican los
frutos de la comunión del cuerpo y sangre del Señor.
NOTAS
46
Cf. Rituale Romanum: De sacra communione et de cultu mysterii eucharistici extra Missam, 36 (n. 80).
47
Cf. ibíd., 3839 (nn. 8690).
48
Carta ap. Novo millennio ineunte (6 enero 2001), 32: AAS 93 (2001), 288.
49
*Durante el día, los fieles no omitan el hacer la visita al Santísimo Sacramento, que debe estar reservado en un
sitio dignísimo con el máximo honor en las iglesias, conforme a las leyes litúrgicas, puesto que la visita es
prueba de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Nuestro Señor, allí presente+: Pablo VI, Carta
enc. Mysterium fidei (3 septiembre 1965): AAS 57 (1965), 771.
50
Visite al SS. Sacramento ed a Maria Santissima, Introduzione: Opere ascetiche, IV, Avelino 2000, 295.
Guardemos en la memoria esta confidencia personal hec
Nuestra Pascua 2003 bajo el don de la Eucaristía
119
119
Acaso el Señor nos ha dejado esta carta con un designio que debo descubrir. He aquí algunas
sugerencias:
Durante la Pascua leamos uno a uno todos los números de esta encíclica.
De toda la encíclica entresacaré y copiaré aquellas frases que son mensaje vivo para mí.
Pondré todo mi amor en la celebración de la santa Eucaristía en esta Pascua para gloria de
Jesús:
S belleza del altar y de los vasos sagrados;
S preparación cuidadosa de los textos: los textos de la Sagrada Escritura, y de las hermosas
oraciones de Pascua, que proceden del patrimonio de la Iglesia.
Pero más importante es entrar con pureza y amor en la Sagrada Comunión.
Y salvar la debida acción de gracias que requiere la intimidad de la presencia de Jesús en mi
corazón.
26
Ecclesia de Eucharistia (II)
Sobre el decoro y el amor
I
UN CAPÍTULO DE LA ENCÍCLICA
La encíclica que comentamos tiene un capítulo especial, entre estético y canónico, conceptos
que adquieren nueva grandeza y hermosura cuando el motivo que los sustenta es la Eucaristía.
Dice el título del capítulo V de la encíclica: ADecoro de la celebración eucarística@.
Hay una realidad, bastante difundida en la Iglesia, que para el Papa es motivo de alarma, y se
siente en la obligación de salir al paso de la misma. Es una cierta Aanomía@ (falta de norma)
litúrgica, para que se respete lo reglamentado, y el espíritu de creatividad quede justificado como
dinámica nueva de nuestras celebraciones.
120
*formas+ adoptadas por la gran tradición litúrgica de la Iglesia y su Magisterio, y a introducir
innovaciones no autorizadas y con frecuencia del todo inconvenientes@ (n. 52, primer párrafo).
APor tanto, siento el deber de hacer una acuciante llamada de atención para que se observen
con gran fidelidad las normas litúrgicas en la celebración eucarística. Son una expresión concreta
de la auténtica eclesialidad de la Eucaristía; éste es su sentido más profundo. La liturgia nunca es
propiedad privada de alguien, ni del celebrante ni de la comunidad en que se celebran los
Misterios. El apóstol Pablo tuvo que dirigir duras palabras a la comunidad de Corinto a causa de
faltas graves en su celebración eucarística, que llevaron a divisiones (skísmata) y a la formación
de facciones (airéseis) (cf. 1Co 11,17-34). También en nuestros tiempos, la obediencia a las
normas litúrgicas debería ser redescubierta y valorada como reflejo y testimonio de la Iglesia una
y universal, que se hace presente en cada celebración de la Eucaristía. El sacerdote que celebra
fielmente la Misa según las normas litúrgicas y la comunidad que se adecua a ellas, demuestran
de manera silenciosa pero elocuente su amor por la Iglesia. Precisamente para reforzar este
sentido profundo de las normas litúrgicas, he solicitado a los Dicasterios competentes de la Curia
Romana que preparen un documento más específico, incluso con rasgos de carácter jurídico,
sobre este tema de gran importancia. A nadie le está permitido infravalorar el Misterio confiado a
nuestras manos: éste es demasiado grande para que alguien pueda permitirse tratarlo a su arbitrio
personal, lo que no respetaría ni su carácter sagrado ni su dimensión universal@ (n. 52, segundo
párrafo).
Resonancias
El lector crítico puede ponerse, si lo desea, en la Aotra parte@, en la parte de enfrente de los
argumentos de la encíclica y pasar al ataque... Podría sacar textos clásicos de los Santos Padres
que hablan enfáticamente contra la opulencia bizantina de las iglesias (lámparas de oro...),
mientras los pobres se mueren de hambre...
Esta Aotra lectura@ de la carta a nada nos conduce...
Tomemos, más bien, para que resuenen dentro del corazón principios fecundos que n os abren
a la hermosura del misterio y no nos alejan de los pobres.
Sencillez y majestad. Así celebró Jesús la Última Cena. AQuien lee el relato de la institución
eucarística en los Evangelios sinópticos queda impresionado por la sencillez y, al mismo tiempo,
la *gravedad +, con la cual Jesús, la tarde de la Última Cena, instituye el gran Sacramento@ (n.
48).
La unción de Betania, preámbulo de la Eucaristía . Y sigue la carta: AHay un episodio que,
en cierto sentido, hace de preludio: la unción de Betania. Una mujer, que Juan identifica con
María, hermana de Lázaro, derrama sobre la cabeza de Jesús un frasco de perfume precioso,
provocando en los discípulos Ben particular en Judas (cf. Mt 26, 8; Mc 14, 4; Jn 12, 4)B una
reacción de protesta, como si este gesto fuera un * derroche + intolerable, considerando las
exigencias de los pobres@ (n. 47).
121
121
Sensibilidad litúrgica en el rito de la santa Cena. La Eucaristía, nueva Alianza, acontece en
el marco ritual de una liturgia. A...Pero el acontecimiento del Jueves Santo, desde
la historia misma que Jesús vivió, deja ver los rasgos de una *sensibilidad+
litúrgica, articulada sobre la tradición veterotestamentaria y preparada para
remodelarse en la celebración cristiana, en sintonía con el nuevo contenido
de la Pascua@ (n. 47).
II
CELEBRACIÓN Y CULTO
DESDE EL ARTE DEL AMOR
Teresita del Niño Jesús (Doctora de la Iglesia) tiene una poesía, escribe una poesía para
agradar a una hermana, y esta poesía, número 25 de su Poemario de 54 composiciones, se titula:
Mis deseos junto a Jesús escondido en su Prisión de amor.
Teresita quisiera ser la llavecita del sagrario (estrofa 1, pero por la fe ya lo puede ser), la
lamparilla del sagrario (estrofa 2, pero ya lo es), la piedra santa del altar (estrofa 3, pero ya lo
es), los corporales, limpios pañales que envolvéis a mi Jesús (estrofa 4; cambia, oh Virgen, mi
corazón en corporal limpio y bello), patena santa (estrofa 5, pero ya lo es), el cáliz donde está la
sangre de Jesús (estrofa 6, ya lo es). ASoy un racimo dorado, que han de arrancar para ti.
Exprimida en el lagar / del oscuro sufrimiento / yo te probaré mi amor@, estrofa 8). En fin,
Teresita... , estrofa 9, versos finales:
ATu esposa querida soy,
ven, mi Amado, vive en mí.
Ven, tu belleza me encanta,
ven a transformarme en ti@.
Es decir, Teresita, como esposa de Jesús, sabe mirar la Eucaristía, y sabe ver la llavecita del
sagrario, los corporales, el cáliz... Le gustaba ser sacristana y ver su cara en el fondo de los vasos
sagrados, allí mismo donde iba a estar Jesús...
Quizás con este preámbulo podamos hablar del decoro en la celebración de la Eucaristía.
122
- Y sensibilidad frente a la Apalabra@.
- Sensibilidad frente al espacio (el lugar celebrativo y su decoración).
- Sensibilidad frente a la música y al silencio.
Pero, dentro de la celebración, todo tipo de sensibilidad, que ha nacido del encuentro con el
misterio pascual, tiene una nota común, que es el amor.
La sensibilidad de que hablamos fluye de la revelación divina, del descubrimiento del amor.
De modo que la sensibilidad es el reverbero de la piel humano al contacto con el Amor que ha
descendido.
La sensibilidad supone un empalme con el misterio, y nace de una visión de fe de las
realidades que se nos dan.
El sacerdote con su propia marca: espiritual, místico, hierático..., Aliturgista@ (en sentido
peyorativo, meticuloso), simpático, campechano, Acercano@, dialogante, ameno, chistoso...,
serio, arrollador, tonante..., poquita persona, tímido, grandón, fino, refinado...; popular...,
precipitado, ceremonioso... Y así se puede continuar la galería.
Y la imagen misma de la celebración:
Que sea interesante, entretenida, que la gente no se aburra, que sea Acomprometida@, que
valga para la vida...
Que sea catequética, que participen cuanto más mejor...
Que sea adorante, abierta al misterio...
Que sea solemne, majestuosa...
Que sea sencilla, familiar...
La Iglesia, de hecho, tiene unos textos que, sea como sea el sacerdote y el tipo de asamblea
que tiene delante de sí o pretende crear, marcan, de por sí, un determinado estilo.
La celebración de la Eucaristía
- Es una celebración (no es un acto cultural o académico).
- Es una celebración de fe, presidida por Cristo,
- en la cual el Sacerdote presidente actúa Ain persona Christi@,
- y la Asamblea es el pueblo santo congregado por Dios,
- que en un lugar concreto (hic et nunc) se une y representa a todo el pueblo de Dios, disperso
en toda la tierra,
- y junto con la Asamblea celeste,
- por medio de Cristo, único Mediador,
123
123
- escucha a Dios,
- y alaba la gloria del Padre
- en el Espíritu Santo que nos une y santifica.
Tiene cierta apariencia de reunión y fiesta humana, pero en su interioridad es muy distinta.
El respeto a los textos sagrados y a los ritos, muchos de ellos milenarios, decantados por la
praxis de la Iglesia, es el decoro de la celebración de la santísima Eucaristía.
III
Y NUESTRAS CELEBRACIONES
Desde aquí hay que establecer con sabiduría un examen de nuestras celebraciones,
- partiendo del conocimiento de la Ordenación General del Misal Romano, donde
normalmente lo que se ordena es justificado,
- y sabiendo distinguir lo que es principal de lo que no es principal.
Iniciemos.
Ante Missam. Entremos en la sacristía. )Qué son los vasos sagrados que van a contener el
Cuerpo de Cristo, la Sangre de Cristo? )Dónde los guardamos? )Con simple criterio utilitario?
Las sagradas formas para la consagración.
La Custodia.
El Leccionario precioso, que es el Evangeliario...
Y pasando ya a la celebración...
27
Ecclesia de Eucharistia (III)
Sobre el decoro y el amor
Una celebración contemplativa de la Eucaristía
124
Fin de la Alectio divina@ 2002-200 3
Situación
- Hablamos para Hermanas contemplativas (Clarisas Capuchinas, y valdría lo mismo para otras
contemplativas), que han cifrado su vida en el amor contemplativo. Esto supone una configuración
específica de la existencia, un ritmo de tiempo, un estilo de vida, una pauta especial de valores.
- En esta perspectiva la Eucaristía es el acto clave de la jornada cada día. La vida del monasterio gira
en torno de la Eucaristía. Debemos dedicarle el mejor tiempo de la jornada, y mimar nuestras
celebraciones, dándoles el tiempo necesario. Contar con 45/50 minutos para una celebración tranquila,
diaria, de la Eucaristía, no es ninguna exageración.
- La Eucaristía diaria pertenece de tal manera a los Aderechos@ personales (en la vida cristiana
ciertamente, si empleamos un lenguaje jurídico, hay Aderechos@ del bautizado, del consagrado...), que el
superior, la superiora, no me puede mandar una actividad que me impida la celebración de la Eucaristía,
por ejemplo, un viaje; pero sí que yo puedo aceptar esa propuesta, si desde mi conciencia pienso que no
debo absolutizar de esa manera la frecuencia de la Eucaristía. El no poder celebrar hoy la Eucaristía en el
monasterio es causa suficiente (es mi serena opinión) para dejar hoy la clausura y acudir adonde pueda
celebrar el Sacramento. La Eucaristía diaria (como celebración, no simplemente como Acomunión@) es
un derecho implícito que tiene todo religioso, toda religiosa.
- Somos plenamente conscientes de que la celebración de la Eucaristía, incluso la comprensión interna
de la misma, en la historia bimilenaria de la Iglesia, ha tenido no pocas variaciones. Se comprende, pues,
la tensión interna de no pocos, para buscar un tipo de celebración diversa, saltándose pautas de
celebración establecidas por la Iglesia hoy: celebrar con Plegarias eucarísticas no aprobadas..., cuestionar
la misma obligatoriedad de la normativa litúrgica. Somos plenamente conscientes de que la defensa en voz
alta de normas mandadas, en la realidad concreta de una fraternidad, puede crear fricciones y malestar
fraterno... (hablo por historia de años), y entonces uno, en silencio y tolerancia forzada, en virtud de algo
mayor, consiente y adopta discretamente lo que se hace... Esta benignidad silenciosa puede inducir,
involuntariamente, a error. Pero, sea Dios por medio.
- Desde esta perspectiva exponemos sencillamente algunos perfiles de una celebración contemplativa,
desentrañando los ritos sagrados.
- Nuestra guía es exclusivamente la Institutio Generalis Missalis Romani. Conviene que leamos este
documento, que está en todos los Misales de altar, como manantial de espiritualidad, y aconsejamos, en
especial, el capítulo II, Estructura de la Misa, sus elementos y partes. (El mismo documento se halla en el
Enchiridion litúrgico: Documentación litúrgica postconciliar).
Para iniciar la celebración
125
125
El beso a Cristo-altar
El sacerdote, antes de hacer la señal de la cruz, antes de saludar al pueblo, saluda a Cristo con
un beso al altar, ara del sacrificio y mesa del con vite.
El sacerdote, después de bendecir al pueblo, después de despedirlo, lo último que hace es
besar a Cristo-altar. La Eucaristía se desarrolla entre estos dos besos. )Qué significa este beso de
amor, que sugiere un beso nupcial?
Kyrie, eleison
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El principal himno pascual de nuestra liturgia. ALa Iglesia , congregada en el Espíritu Santo,
glorifica a Dios Padre y al Cordero y le presenta sus súplicas [al Cordero]@. La editio tertia del
Missale Romanum (2002), previene y advierte, lo que, de por sí estaba mandado: El texto de este
himno no puede ser cambiado por otro.
Podemos tomar este himno bello, grandioso y emocionante, como troquel de nuestra
espiritualidad:
Inicio bíblico
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Glorificación al Padre
Por tu inmensa gloria
te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Inclusión
en la gloria de Dios Padre. Amén.
Sobre el silencio
Según esto, podemos configurar tres tipos de silencio -que a veces es breve pausa- en la
Eucaristía
Homilía
128
presbítero que está presente en la celebración y no concelebra@ (IGMR 66).
Esta forma de concebir la homilía puede herir muchas sensibilidades. Un hombre, una mujer,
con mandato canónico, pueden enseñar la fe en cualquier foro... científico o popular, cátedra y
catequesis; puede ejercer muy laudablemente oficios estrictamente espirituales como dirección de
ejercicios, retiros, cursillos, jornadas de animación espiritual, y dirección de almas.
Siendo esto así, no se da (al menos hoy) mandato canónico para que un hombre no ordenado o
una mujer pronuncien la homilía
Esto nos invita a reflexionar: )Cuál es, pues, esta función sacramental de la homilía..., por
humilde que sea el sacerdote que, Ain persona Christi@, preside la Eucaristía?
Nos invita a reflexionar: )Qué es realmente una homilía?
A los sacerdotes que presidimos la celebración de la Eucaristía nos invita igualmente a
preguntarnos: Cuando pronunciamos la homilía (que por su naturaleza va unida a la oración) )
anunciamos el esplendor de la gloria de Cristo, Hijo y Salvador..., o nos entretenemos en unas
fáciles consideraciones moralizantes? )Cuál es la densidad de nuestro mensaje, como alimento de
los corazones?
Es una de las preguntas más serias del ministerio sacerdotal. Pienso que, por nuestra
inconsciencia (acaso por el dominio de la teología o de la Biblia, por la facilidad de palabra, por
saber salir a flote repentinamente en cualquier circunstancia frente a un auditorio, por poder
hablar de cosas espirituales sin preparar...), tenemos que pedir con frecuencia perdón al Señor. Y -
así quien habla - pide a la asamblea su oración para hablar siempre de Dios y desde Dios.
Oratio universalis
En la Aoración universal@ u Aoración de los fieles@ todo el pueblo santo de Dios ejerce el
Asacerdotii baptismalis munus@ (el oficio de su sacerdocio bautismal) y ora al Padre Apro salute
omnium@ (a saber, por la Iglesia, por los gobernantes y bienestar del mundo, por los afligidos,
por esta comunidad celebrante).
Las Preces de Laudes no cuadran con este tipo de intercesión Apro salute omnium@, pero se
aceptan cuando se celebra Laudes-Eucaristía en días feriales (no en festivos). No cuadran, porque
las Preces de Laudes porque estas invocaciones son APreces para consagrar a Dios el día y su
trabajo@.
129
129
salvación o por alguno de sus aspectos particulares, según las variantes del día, fiesta o
tiempo litúrgico.
S Aclamación: con ella toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita el
ASanto@. Esta aclamación, que constituye una parte de la Plegaria eucarística, la pronuncia
todo el pueblo con el sacerdote.
S Epíclesis: con ella la Iglesia, por medio de determinadas invocaciones, implora el poder
divino para que los dones que han presentado los hombres queden consagrados, es decir, se
conviertan en el Cuerpo y Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a
recibir en la comunión sea para salvación de quienes la reciben.
S Narración de la institución y consagración: en ella, con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que el mismo Cristo instituyó en la última Cena, cuando bajo las especies
de pan y vino ofreció su Cuerpo y Sangre y se lo dio a los Apóstoles en forma de comida y
bebida, y les encargó perpetuar ese mismo misterio.
S Anámnesis: con ella la Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió
de Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
S Oblación: por ella la Iglesia, en este memorial, sobre todo la Iglesia aquí y ahora reunida,
ofrece al Padre en el Espíritu Santo la víctima inmaculada. La Iglesia pretende que los fieles
no sólo ofrezcan la víctima inmaculada, sino que aprendan a ofrecerse a sí mismos, y que de
día en día perfeccionen, con la mediación de Cristo, la unidad con Dios y entre sí, para que,
finalmente, Dios lo sea todo para todos.
S Intercesiones: con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la
Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y
difuntos, miembros que han sido todos llamados a participar de la salvación y redención
adquiridos por el Cuerpo y sangre de Cristo.
S Doxología final: en ella se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con la
aclamación del pueblo".
La comunión
130
puesto que ésta debe recibir al Rey" (60 catequesis mistagógica de Jerusalén, n. 21: PG 33, col. 1125, o
también Sources chrét., 126, p. 171; S. Juan Crisóstomo, Homilia 47: PG 63, col. 898, etc.).
(Congregación Culto Divino, 3 abril 1985)
***
El amor
En suma, sólo el amor puede dar el gesto y la palabra, sólo el amor, escuchando el latido de la
Iglesia que lleva dos mil años de adoración y culto de la Eucaristía.
Sea el amor la primera y la última palabra: el amor.
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