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Introducción.

La intención de este trabajo es reflexionar acerca de una nueva tecnología


comunicativa que despierta las más variadas fantasías y predicciones en
relación a los cambios sociales que su utilización masiva nos deparará.

Se calcula que ya hay en el mundo 60.000.000 de computadoras


conectadas a la red, y si bien la mayor parte están en países desarrollados,
esto no invalida la tarea de desarrollar desde aquí una mirada sobre este
fenómeno ya que no creo que haya una relación lineal entre la cantidad de
usuarios de una tecnología y su impacto cultural y cognitivo. Hace apenas
un siglo la mayor parte de la humanidad era iletrada, y desde hacia varios
siglos que la escritura se había convertido en la tecnología cultural de las
clases dominantes prescribiendo durante milenios el destino de la
humanidad generando un nuevo tipo de racionalidad.

El tema en cuestión es complejo y novedoso frente a lo cual más que


intentar responder preguntas, procuraré plantearlas y enmarcarlas lo más
ajustadamente posible.

Podemos hablar de un primer momento de culturas orales, sin lenguaje


escrito. Es una cultura sin texto, el habla cumple la doble función de
comunicación y conservación del conocimiento conservando registros a
través de las sagas, cosmogonías y cantos.

En una cultura quirográfica, constituida por la aparición de un lenguaje


escrito (ideográfico o alfabético), la escritura separa el conocimiento del
habla y la memoria. La escritura permitió la emergencia de formas de saber
duraderas, y objetivas. Favoreció la emergencia de grupos encargados de la
conservación de la información (escribas), tributación (burócratas), y de la
formalización de la liturgia (sacerdotes), dando lugar a una sociedad
jerárquica. En una cultura quirográfica, constituida por la aparición de un
lenguaje escrito (ideográfico o alfabético), la escritura separa el
conocimiento del habla y la memoria.

La imprenta actuó como homogeneizadora en el proceso de metamorfosis


cognitiva. Favoreció la primacía de la argumentación racional- resultado y
condición de la mecanización de la escritura. Lo impreso obliga a nuestra
mirada a desplazare en orden: de arriba a abajo y de izquierda a derecha.
En occidente el estilo clásico buscó el orden y el equilibrio, dos aspiraciones
burguesas por excelencia.

El racionalismo, cualquiera que fuese su contenido, da primacía a la


proporcionalidad, la apreciación exacta de la relación entre las medidas. La
medida y la proporción, permitirán al hombre occidental actuar
contrariamente al modo en que lo hacen en otras culturas del mundo. De
esta forma, el occidental adapta el mundo a su tamaño y, por lo tanto, lo
pone a su alcance.

Desde fines del siglo pasado el desarrollo de los medios de comunicación


ha sido vertiginoso. Cada nuevo medio que aparece sucede y se superpone
con el anterior, así el cine le ha añadido movimiento a la fotografía y la
televisión ha transformado la transmisión radiofónica. Estos medios no solo
son vehículos de información, sino que en su particularidad la conforman.
Cada medio jerarquiza de un modo específico nuestros sentidos,
estructurando y determinando nuestro esquema perceptivo.

II. ESPACIOS VIRTUALES

Pero que pasa en los espacios virtuales cuando no se trata ya de una


representación de la realidad, sino de la inmersión en una realidad sintética.
Un espacio que se construye al ser recorrido. La realidad virtual es
desmedida. En ella las proporciones no son el orden en sí sino un orden
entre otros. La imagen virtual admite el punto de vista, pero no como
referencia estable y fiable. La imagen sintética transforma el espacio visible
y destruye aparentemente el primado cultural del concepto de perspectiva
del renacimiento.

Los mundos virtuales pueden hacernos experimentar espacios artificiales.


Producto de la correlación que dentro de ellos existe entre los movimientos
del cuerpo y las percepciones visuales y táctiles experimentadas producen
la sensación de un verdadero desplazamiento físico. Para mayor realismo
en general la escena de los entornos virtuales obedece a las leyes del
espacio euclidiano, pero nada impide correr programas y crear las más
desconcertantes paradojas espaciales.

Nuestra relación con el mundo entre otras cosas esta mediada por nuestros
sentidos y nuestra inteligencia, en el caso de los EV podemos hablar de la
mediación de las imágenes y de los modelos. Aquí las imágenes permiten la
percepción sensible de modelos inteligibles (modelo en tanto concepción
formal, anotada con símbolos lógico matemáticos y memorizada en forma
de programa informático).

La inmersión dentro de las Imágenes sintéticas nos permite una experiencia


perceptiva consciente radicalmente nueva, nueva en tanto consciente. Es
posible vivir de modo directo los resultados de una experiencia que, sin
embargo, no esta ligada a la acción en escenarios del mundo natural. Antes
esto solo era posible en sueños.

La imagen numérica aparentemente inaugura una nueva epistemología, en


la cual proceso predomina sobre el objeto, de la forma a la morfogénesis.
Produce impactos significativos en el campo de la visualización. Estructuras,
fenómenos y procesos complejos que antes solo se podían concebir a partir
de un proceso manual interminable, se reconstruyen como evidencia
sensible gracias a las imágenes numéricas.

Las técnicas de la imagen numérica inducen nuevas formas de mirar. A


diferencia de las representaciones tradicionales, la imagen numérica es
esencialmente dinámica. Un universo en el cual el espectador/operador, por
medio de ordenes, puede provocar sequías, duplicar la población terrestre,
hacer explotar supernovas o ir tan lejos hacia adelante o hacia atrás como
le dicte su imaginación. En este universo, la distinción entre espectador y
creador de imágenes ha finalmente desaparecido. Las RV forman parte de
una inflexión en el desarrollo de las tecnologías de comunicación, al poner
en contacto computadoras sumamente poderosas con medios de
presentación visuales, auditivos y táctiles capaces de crear entornos
comunicativos, que pueden ser utilizados por legos comunicacionales con el
fin de explorarlos y modificarlos a voluntad. Lo distinto de estos medios es
que involucran al cuerpo como una totalidad, no están limitados a captar su
intelecto y no requieren de interpretaciones mediadoras.

De algún modo las imágenes de sintéticas conforman una nueva escritura,


que pude llegar a modificar nuestros métodos de representación, nuestros
hábitos visuales y nuestras maneras de trabajar y crear. Constituyen una
nueva relación entre la imagen y el lenguaje. Lo legible puede ahora
engendrar lo visible.

En la historia de los medios de representación, la imagen calculada


introduce una ruptura de primera magnitud, comparable sin duda la
aparición de la imprenta o la fotografía. La imagen numérica hace posible
toda clase de mediaciones entre los lenguajes formales y las
representaciones sensibles.
A diferencia de las imágenes fotográficas o de video, nacidas de las
interacciones de la luz con superficies fotosensibles, estas imágenes no son
primero imágenes sino lenguaje. Se encarnan de forma abstracta en
modelos matemáticos y programas informáticos.

Si las redes son de por si formas de lo virtual, en el sentido de coordinar


acciones a distancia de forma instantánea generando modos de acción
impensables solo hace una década o dos atrás, la eventualidad de que a
través de algunas innovaciones técnicas - ensanche de la longitud de
banda, aumento exponencial de la velocidad de transmisión, incorporación
de formatos intercambiables- no se transmitan mensajes impresos sino
simulaciones cada vez mas cercanas de lo real, nos hace ingresar en
insólitos e imprevisibles mundos. En ambos casos se trata de maquinas de
comunicar que potencian la descorporeización y de tecnologías de la
representación que resignifican las nociones centrales de identidad,
subjetividad, pertenencia, verosimilitud y comunidad.

Las realidades sintéticas de las redes interactivas se transforman en


mundos compartidos creando inéditos modos de interacción por
telepresencia. En las redes nuestros alias pueden representarnos
simbólicamente en cualquier momento y en cualquier lugar.

Es propio del lenguaje el facilitar la constitución del cuerpo social,


constituyendo comunidad de escritura y lectura, poniendo en escena
señales comunes. Si los mundos virtuales se desarrollan a escala de los
actuales medios de comunicación de masas, su lenguaje específico cargado
de nuevos sentidos contribuirá, con su nueva escritura audiovisual y táctil a
esta constitución del cuerpo social impregnándolo con su impronta.
III. PREGUNTA

Hasta aquí lo virtual parece proponer otra experiencia de lo real.

Algunos autores, como Phillipe Quéau sostienen que los mundos virtuales
no están en ninguna parte, ya que pueden ser recreados desde cualquier
ordenador y transportados en la notebooks. Pero los espacios virtuales no
dejan de ser abstracciones matemáticas. Su lugar se encuentra dentro de
los espacios algebraicos constituidos al la manera de Newton, como
espacios continuos y homogéneos.

Las posibilidades de coordinación a distancia de acciones, las comunidades


que en el ciberespacio habitan representan un insoslayable salto en los
fenómenos de la comunicación, pero no dejan de ser abstracciones
matemáticas donde las características cualitativas son simulaciones
digitales.

En base a esto gira la pregunta fundamental que guía el presente trabajo y


que puede ser formulada de la siguiente manera: ¿Es posible afirmar que el
espacio virtual constituye un espacio social?

A fin de enmarcar esta pregunta considero necesario analizar

La noción de espacio; comenzando por la concepción que tenían los griegos


para, pasando por la física clásica y sus transformaciones, desembocar en
la noción de espacio social.

Otro concepto nodal es el de "realidad" la cual entiendo, no como en si, sino


en tanto construcción social y por lo tanto producto de una decisión política
de que es lo real. Y pensando que lo que se le opone no es lo virtual sino lo
posible.
Esto último nos lleva inevitablemente a pensar el rol que ocupa la Ciencia
en tanto centro ordenador del sentido y su papel de generador de discursos
verdaderos acerca de lo que es real y lo que no desde la Modernidad hasta
nuestros días.

IV. ESPACIOS

IV.1 GENERALIDADES

Intentare primero pensar la categoría de espacio en general.

La noción tradicional de espacio y que se apoya bastante en el sentido


común hace referencia al lugar donde se dan los fenómenos. La ciencia y la
filosofía en general parten de consideraciones similares y en general esta
última se apoya en las concepciones que los científicos de su época tienen
de él. Un ejemplo claro de esto es la concepción kanteana del espacio y el
paralelismo que tiene con la teoría Newtoniana.

Para Kant el espacio es necesariamente una representación a priori que


sirve de fundamento a todas las intuiciones externas. El espacio es una
condición de posibilidad de los fenómenos, es la condición previa de la
relación del sujeto con las cosas.

Para los griegos el espacio, en cambio, era considerado como el lugar


"entre" la cosas, las cosas tenían su lugar, al cual volvían cuando se las
desplazaba (de esta manera explicaban la caída de los objetos cuando eran
arrojados al aire). Para ellos el espacio era todo lo que no eran las cosas.
Esto sirve de fundamento para la primacía ontológica de los objetos sobre el
espacio. Este espacio griego era muy diferente del de la ciencia moderna,
era un espacio irregular, con lugares privilegiados, con clausuras. Es lo que
hoy podríamos denominar un espacio cualificado, al modo del espacio
social.

Cuando hablamos de espacio estamos también hablando de geometría. Un


espacio matemático (como el de Newton) es definido por una geometría, es
decir, por el conjunto de todas las nociones y todas las propiedades que se
conservan cuando a una figura se le realizan todas las transformaciones
correspondientes a un grupo dado. Por lo tanto, una geometría distinta le
corresponde a cada grupo de transformaciones. El elemento que no cambia
en estas transformaciones se lo llama invariante;

tenemos de este modo la geometría descriptiva, donde la variación es


mínima, la geometría proyectiva, donde la variación es la reflexión sobre un
plano o un espejo hasta llegar a la geometría topológica, en donde la
variación es máxima.

Estas consideraciones sobre la geometría resultan útiles en el momento de


establecer sus relaciones con las leyes que organizan la percepción
espacial. Desde el punto de vista de la organización del espacio perceptivo
podemos establecer tres campos: el intuitivo, el gestaltico y el topológico.

En el intuitivo la organización del campo es la del espacio Euclidiano, de


tipo descriptivo, con los movimientos que le son propios: rotación, traslación
y dilatación donde la forma del objeto permanece invariante.

El campo gestaltico, que es el utilizado por la Psicología de la Forma, se


centra sobre las nociones de proximidad, igualdad, cerramiento, etc. Estas
nociones forman un campo proyectivo, dado que son una ley impuesta
desde afuera que lo ordena.
El campo topológico es el de la deformación continua y se relaciona con las
leyes del movimiento experiencial, estableciendo relaciones cualitativas
entre el todo y la parte. Se define una geometría por los puntos que
permanecen invariantes frente a determinados tipos de transformaciones.
Podemos decir que las leyes topológicas surgen del propio campo, a
diferencia de las proyectivas que son impuestas desde afuera. Entre las
leyes y relaciones de la topología aparecen las nociones de inclusión,
interior - exterior, exclusión y el concepto de región y el de conexión con el
todo. Es en este sentido que la topología es la ciencia de las relaciones
espaciales que conectan la parte al todo (adentro - afuera), a diferencia de
las proyectivas que conectan las partes entre sí dentro del todo (fondo -
figura). La característica que me parece interesante destacar de la topología
a diferencia de la descriptiva que está ligada a la noción de medida, es que
la primera no hace intervenir la cuantificación sino que aparece como una
geometría cualitativa.

Retomando la concepción griega del espacio, podemos agregar, que no es


que desconocieran la medida, sino que no le otorgaban el protagonismo que
le asigna la ciencia moderna. En los comienzos de la Edad Media, con el
surgimiento del Neo Platonismo imperaba una concepción matemático -
numérica, ligada a la influencia pitagórica sobre Platón. Luego, en la baja
Edad Media, con el predominio del Aristotelismo aportado por los Árabes
esta concepción numérica se diluye y se retoma la noción griega del
espacio, esto es a considéralo como un lugar y básicamente acentuándose
el dominio de las consideraciones lógicas de las relaciones de las cosas
entre sí, propias de la Lógica Aristotélica.

Con el Renacimiento resurge el Platonismo, estimulado en parte por la


migración de los sabios de Bizancio tras la caída en poder de los turcos.
Consecuentemente con esto, se incorpora la comprensión matemático -
numérica de la realidad, germen de la Ciencia Moderna.

En los fundadores de la Ciencia Moderna, Galileo y Kepler, se observa un


acentuado predominio de lo medible, es decir, de las característica
cuantitativa del espacio como el elemento fundamental en la comprensión
de la realidad. Para Kepler solo es real, es decir, científicamente objetivo, lo
medible del espacio y de las cosas, no perteneciendo el resto al campo de
la ciencia.

Galileo por su parte avanza un paso más allá en este sentido y define en la
percepción de las cosas las cualidades primarias y secundarias. Las
primarias, que son propias del objeto, lo son por ser medibles. Son por lo
tanto "reales y objetivas". Las secundarias, son las no medibles. No
pertenecen a los objetos sino al observador, el cual las proyecta sobre el
objeto y por lo tanto son subjetivas y no científicas.

Esta diferencia que se fundamenta entre otras cosas en la carencia de un


instrumental matemático cualitativo (la topología) como tenemos hoy en día,
lleva a fundamentar lo objetivo en lo medible. Esto da lugar a una
concepción del espacio basado en sus características métricas ("científicas
y objetivas"), quedando las cualitativas en el campo de lo ilusorio y por lo
tanto de la subjetividad.

Esta concepción es legitimada y sostenida filosóficamente por Descartes al


dividir a la realidad en la res extensa, o mundo objetivo y la res pensante, o
mundo subjetivo. Es a partir de Descartes que las condiciones de
objetividad científica significan la no inclusión del observador en el campo a
observar. Así llegamos a lo que podemos denominar, las condiciones del
observador cartesiano, por el cual se define como objetividad el registro de
los elementos cuantitativos en la organización del espacio y excluyendo al
mundo de la subjetividad.

La fundación Galileana establece un espacio numérico, tomando como base


el espacio Euclideo, en tanto espacio sustrato en la consideración de los
objetos y su dinámica. Es un espacio homogéneo, isomorfo e isótropo.

Junto con la incorporación del espacio euclideo, Galileo incluye al tiempo


como una dimensión más. Un tiempo que es unilineal y secuencial. Esto
implica dejar atrás la noción de tiempo vivido, propio de la concepción de
éste en la antigüedad, colocándose fuera de él para poder observarlo en su
recurrir secuencial medible desde el pasado al futuro. Esta exclusión ahora
del tiempo, lleva al observador neutro que no incide en los datos de la
observación. Esta exclusión permitirá la repetición de la experiencia, que es
uno de los fundamentos de la legalidad metodológica. Es en esta exclusión
de la realidad del observador de lo observado en donde se basa la noción
de objetividad científica.

IV.2 GEOMETRIAS

Cuando hablamos de geometría, hacemos referencia, en general, sólo a la


geometría descriptiva o, posiblemente también, a la geometría proyectiva.
Pero, a mediados del siglo XIX, surgen en la geometría dos campos nuevos,
interconectados entre sí: la ìtopologíaî y las geometrías ìno euclidianasî.

Se puede definir una geometría como el estudio de las invariantes que


permanecen en un determinado movimiento. En la geometría descriptiva los
movimientos son la traslación y la rotación, permaneciendo como
invariantes todas las características geométricas del cuerpo. En la
geometría proyectiva el movimiento es la proyección de un cuerpo sobre un
plano, y las invariantes son ciertos ángulos y distancias.
En la geometría topológica (utilizada por primera vez con ese nombre por
Listing en 1831, sobre el término acuñado por Leibniz -1646/1716- de
análisis situs en 1679. Pero las investigaciones mas importantes son las del
matemático francés Henri Poincaré -1854/1912-, seguidas por las de
Brower -1881/1966- ), la transformación es total (por eso se habla de la
geometría de la gomaî), quedando como invariantes sólo las características
mas esenciales del cuerpo: el límite, la conexión o conectividad (y su noción
relacionada: la continuidad) y la direccionalidad o no de sus superficies.

Posteriormente con el desarrollo de la teoría de los campos, por ejemplo el


electromagnético, que hoy entendemos como una modificación del espacio,
específicamente como transformaciones topológicas del mismo. La noción
de "campo" no habla de partículas; es una noción más bien geométrica.

Las partículas son cuantitativamente mensurables, un "campo" es


cualitativamente comprensible. En los campos magnéticos no hay
partículas, no son partículas que recorren un espacio. Hay fuerzas que
actúan. Pero la noción de "fuerza" se va diluyendo con la noción de
"campo", ésta es una noción más geométrica que la del "espacio/partículas"
unidas por una fuerza, típica de la mecánica. La fuerza es lo que a una
partícula le hace recorrer una determinada trayectoria. Si se elimina la
noción de "partícula" en un "campo", la noción de "fuerza" comienza a
resquebrajarse. Sobre qué actúa la fuerza en un campo, que es un espacio
geométrico? Pasa una corriente eléctrica y se produce un campo magnético
transversal. No hay partícula: el campo opera con independencia de las
partículas que hubiere en él y que se ordenarían de acuerdo al campo.

Si los científicos de la época hubieran sido rigurosos habrían dejado de lado


las nociones de "fuerza" y "partícula" y hubieran empezado a hablar de
"campos", de estructuras topológicas, de espacios y características no
euclidianas de espacios y no de partículas y fuerzas moviéndose.

Pese a todas estas novedades, el edificio Newtoniano no logra ser


conmovido. Es repensado; pero la noción de "campo" genera un cuello de
botella en la noción de ìespacioî y aparece la noción de "éter": porque el
espacio Newtoniano termina siendo el éter, que es inmanejable desde el
punto de vista físico, hasta que "explota" con Einstein. El planteo de
Newton, en el fondo, pasa todo el problema a una instancia similar a Dios.
Si uno "mata" a Dios (al Dios cristiano), como hicieron alegremente los
iluministas que siguieron a Newton e instalaron a la ìRazónî como nuevo
ìdiosî -Laplace y los matemáticos del siglo XVIII- ¿qué pasa con la
mecánica Newtoniana? ¿Se desmorona? No: se readapta y, finalmente, el
espacio absoluto desemboca en el "éter".

Pero los que empiezan a trabajar en el tema del "campo" denuncian la idea
del "éter".

Mientras el espacio absoluto es un basamento matemático en el cual se


mueven las partículas, todo parece correcto. El problema surge cuando el
"campo" empieza a ser una estructura de la "realidad" y se esta a un paso
de definir estructuras físicas del espacio, con unas propiedades físicas
totalmente incoherentes, por ejemplo, el caso de la luz; porque, por un lado,
el "éter" la trasmitía como si fuera un cuerpo sólido, pero, por otro lado, por
este "éter" circulaban libremente los planetas. De modo que ese espacio,
ese famoso éter, era bastante paradojal.

Esto fue así hasta que los experimentos de Michelson-Morley en 1887


demostraron que en realidad la luz es independiente del espacio
(compararon la velocidad de la luz en la dirección del movimiento de la
Tierra, con la velocidad de la luz en la dirección perpendicular a dicho
movimiento, y encontraron que ambas velocidades eran exactamente
iguales), con lo cual quedó desbaratada la idea de ese espacio absoluto
Newtoniano o de ese éter absoluto que era un espacio material -aunque
Newton lo plantea mas sutilmente porque le da una estructura matemática-.

El planteo mas claro de estos términos es el que hace Einstein al enunciar


que la materia, a través de los efectos gravitacionales de su masa, deforma
el espacio - tiempo que la rodea. En este sentido Einstein reformula la teoría
gravitacional de Newton. Para éste los planetas eran atraídos por una
fuerza, moviéndose en un espacio euclidiano, como si estuvieran atados al
sol. Es claro como esta teoría esta basada en un elemento cuantitativo
como la fuerza. Para Einstein no hay tal fuerza que une los planetas al sol,
sino que éste deforma gravitacionalmente el espacio - tiempo por cuyas
irregularidades y hendiduras circulan los planetas, eliminando de esta
manera la noción de fuerza. La reformulación de la teoría de la gravedad es
entonces una explicación geométrica basada en características puramente
cualitativas del espacio, más precisamente topológica ya que son de este
tipo las deformaciones del espacio que el sol produce.

Desde la Mecánica Cuántica se plantea el problema del espacio desde otra


perspectiva al enunciar la dualidad onda - partícula del fotón. Esto quiere
decir que el fotón puede ser tanto una partícula (materia) como una onda
(campo o espacio). La complementariedad entre espacio y materia se hace
absoluta.

Werner Heisenberg (junto con Max Plank) forma parte de aquellos que
generaron la física o mecánica cuántica. Este movimiento que se da dentro
de la física y que dura prácticamente dos décadas, a partir de 1910, culmina
sus grandes descubrimientos en 1930 y genera una brecha muy seria en la
comprensión que la ciencia tiene de su ìontologíaî de base (Heisenberg
introduce el principio de incertidumbre, según el cual nunca se puede estar
totalmente seguro acerca de la posición y la velocidad de una partícula,
pues con cuanta mas exactitud se conozca una de ellas, con menos
precisión puede conocerse la otra), en la medida que postula una serie de
leyes y ecuaciones matem·ticas, que hacen predictibles los experimentos;
pero los supuestos de su correlación ontológica se muestran paradojales.
Este es el problema serio que enfrenta la ciencia a partir de la física
cuántica.

Uno de los principios b·sicos del realismo en la ciencia ìcl·sicaî es el criterio


de permanencia de la sustancia, lo cual implica que un objeto tiene una
realidad independiente de la observación del operador: si nosotros
observamos un cuerpo en un punto y momento A y luego en un segundo
punto y momento B, se sobreentiende -por el criterio de permanencia de
sustancia- que entre A y B el cuerpo o partícula existe (permanece su
sustancia), siguiendo un movimiento rectilíneo uniforme, independiente de la
observación. La física o mecánica cuántica sostiene que entre A y B existe
una ìonda de probabilidadî de la existencia de la partícula y que esta se
ìcreaî en el momento de la observación. La conclusión es que una
partícula no sólo es observacionalmente descriptible sino que también
es observacionalmente construida.

Por lo tanto la noción de espacio desde Galileo a la actualidad ha dejado de


ser de tipo euclideano como la planteó aquel y ha pasado a ser una
compleja serie de transformaciones topológicas que caracterizan su
especificidad.

Para cerrar esta conceptualización del espacio utilizaré una cita de Rene
Thom.
"Toda ciencia es antes que nada el estudio de una fenomenología, es decir,
que los fenómenos que son objeto de una determinada disciplina científica,
aparecen como accidentes de formas definidas de un espacio dado, al que
podríamos llamar espacio sustrato de la morfología que se estudia"

De aquí podemos decir que el espacio en ciencia es un espacio sustrato de


la morfología a estudiar. Agrego que los accidentes de este espacio sustrato
son catástrofes de tipo topológico que fundan la morfogénesis de los objetos
de un espacio dado.

IV.3 ESPECIES DE ESPACIOS. LOS CAMPOS CIENTIFICOS Y SU


ESPACIO SUSTRATO

IV.3.1 LA FISICA

Podemos establecer de modo genérico tres tipos de objetos ligados a tres


tipos de organizaciones topológicas del espacio sustrato

El primer objeto es el físico cuyo espacio sustrato he intentado desarrollar.


Un objeto ligado a la organización de sus aspectos materiales. Su desarrollo
comprende lo que habitualmente se llama "historia de la ciencia" desde sus
orígenes (Copérnico, Galileo, Kepler, Descartes) hasta culminar con
Newton, cuyo desarrollo de las leyes del movimiento, y sobre todo su 2º Ley,
lleva al desarrollo paradigm·tico de la noción de "fuerza" (f = m.a) y su
matematización correspondiente como el único modelo de cientificidad
posible.

La base de toda la comprensión Newtoniana era el movimiento de una


partícula material, puesta en un espacio neutro, que la ìbañaî, y la
estructura matemática que permitiera articular el movimiento de esa
partícula en ese espacio, mediante el ìc·lculo infinitesimalî.
Pero si el movimiento es la clave de la física, se sabe desde el comienzo de
la modernidad (Galileo) que todo movimiento es relativo a un observador. Es
decir, que un observador sobre un móvil no puede decir si éste esta en
movimiento o quieto: sólo puede decírselo un observador externo. Newton
elimina la relatividad observacional que tiene todo movimiento, refiriéndolo a
un espacio absoluto, un espacio con características euclídeas y,
obviamente, externo a la partícula. Se agrega, adem·s, un tiempo absoluto
y, por lo tanto, reversible.

Este concepto de espacio neutro y absoluto le permite a Newton eliminar al


observador, necesario para sostener la relatividad observacional.

La articulación Newtoniana entre el campo de la física y la astronomía -al


presentar al sistema solar como prototipo de la aplicación de la Ley de la
Gravedad- lleva a este modelo físico a convertirse en el referente de toda
cientificidad posible durante casi tres siglos, hasta comienzos del actual. El
modelo involucró también al campo de la química, que tuvo que esperar
cincuenta años para poder validar como científicos los postulados de
Avogadro pues no se ajustaban a los modelos atomísticos de Newton.

En la física surgieron dos temas que pudieron haber puesto en duda el


modelo de Newton pero que no alcanzaron a conmoverlo: uno fue el
electromagnetismo, con su teoría del "campo" , que no hace intervenir la
noción de "partícula" sino que es un concepto mucho mas cercano a la
geometría del espacio; el otro la termodin·mica, con su 2º Ley de la Energía
("Entropía": la energía se degrada, se transforma en desorden), que se
refiere a movimientos globales -por ejemplo, de un gas- y no a un rígido
determinismo de cada partícula individual, y que, para ello, aplica nociones
matem·ticas de tipo probabilístico con el correspondiente desarrollo de la
mecánica estadística.
Aunque conceptualmente ambos desarrollos (la teoría del campo y la
mecánica estadística) se opondrían a la mecánica Newtoniana, no alcanzan
a contrarrestarla y son incorporados a ella. Del último desarrollo (la
mecánica estadística) se traslada a la naciente ciencia social y, dentro de
ella, b·sicamente a la sociología donde este modelo funciona como
paradigma metodológico de comprensión de fenómenos macrogrupales con
los mismos criterios de la termodin·mica (entendiendo que en el supuesto
de ella se encuentra la posibilidad de hacer un determinismo absoluto de
cada partícula). De hecho, hay una continuidad de la termodin·mica -de
Carnot a Fourier - y los trabajos de Comte, quien asistió a los cursos de
Fourier.

VI.3.2 LA BIOLOGIA

El segundo objeto es el biológico.

La biología, adquiere su status de ciencia cuando desarrolla el concepto de


"célula" a mediados del siglo pasado. También con la biología se produce
esta dependencia de la física y su metodología matemática. Desde
entonces se desarrollaron como modelos paradigm·ticos la teoría de la
evolución, la genética y la biología molecular. La Teoría de la Evolución
tiene que ver con la modificación de los par·metros espacio-temporales del
paradigma Newtoniano. El tiempo deja de ser reversible y el espacio esta
mas estrechamente ligado al tiempo. Como concepto enmarcado por esta
modificación se puede mencionar la especiación. La especie se construye
sobre una determinada región, es decir, un espacio-tiempo integrado.

Pero la teoría evolutiva todavía esta ligada a las características matem·ticas


del paradigma Newtoniano, es decir, la linealidad que surge de las
ecuaciones lineales del c·lculo, que presuponen el manejo de muy pocas
variables, con la consiguiente reducción de las mismas en el an·lisis.

Esto lleva al desarrollo de una teoría centrada sobre la conservación de


características que no varían, ligadas a la herencia. En la evolución de esta
teoría el paso que sigue es la genética mendeliana y la teoría cromosómica
a comienzos de este siglo y luego el desarrollo del ADN como
macromolécula portadora de información, a mediados del siglo. A partir de
estos desarrollos Jacob y J. Monod crean mas recientemente la Biología
Molecular, que cumplió una función de puente entre el campo de la Biología
(en tanto ciencia de la información) y la Química (en tanto ciencia del
material de las moléculas). La Biología Molecular esta ligada al surgimiento
de la inform·tica en la época de la Segunda Guerra Mundial, introduce una
disciplina de pasaje entre la química y la biología (ADN como base
informacional). Tales desarrollos colocan a la biología como ciencia
referencial en nuestros días.

En un nivel tenemos la física -modelo Newtoniano, paradigma Newtoniano,


movimiento, eliminación del observador, etc.-. Las ciencias que se derivan
de la física son la química -con sus cincuenta años de retraso respecto a
Avogadro- que coincide con el desarrollo de fuerzas distintas, que son las
fuerzas electromagnéticas y la posibilidad de integración y de uniones
distintas de los ·tomos, y, entrando de esta manera en la química, surge la
posibilidad de un abordaje de la biología. Entonces, la biología se ensambla
con el problema de la termodin·mica, la exploración del calor como un
elemento de composición estadística y con el supuesto del determinismo
individual de las partículas para respetar el esquema Newtoniano. La
termodin·mica, con el problema de la irreversibilidad del tiempo que genera
-la entropía se opone al tiempo reversible Newtoniano y aparece la flecha
del tiempo- introduce un criterio b·sico en la biología, que es el criterio
evolutivo. La vida no es reversible: no es lo mismo ir de las partículas
elementales a la célula que al revés, porque resulta imposible. No es como
un reloj o un motor que uno lo desarma y lo arma nuevamente. Si uno
"desarma" la vida, no la puede volver a "armar". Es decir, ya a ese nivel hay
una unidireccionalidad.

De la biología surgen varios modelos o teorías, como la evolutiva


darwiniana, la genética, y , sobre todo, los desarrollos de la biología
molecular, con el ADN y la información genética. Con lo cual, la biología se
posiciona como la ciencia patrón, o ciencia piloto actual en el desarrollo
científico.

En el campo de la Biología la noción de espacio utilizada en sus comienzos


(euclidiano) entra en crisis al definir a la célula como unidad de análisis. Al
intentar estudiar el proceso energético (respiración celular) de ésta se hace
insoslayable el planteo del problema como una relación del tipo
adentro/afuera basado en la relación célula/medio separados por una
membrana que funciona como punto de catástrofe desde una mirada
topológica. Queda definido un entorno cerrado ( la célula) complementario a
un espacio abierto (el medio). Esta complementariedad topológica, es decir
la imposibilidad de existencia de un entorno cerrado sin la simultánea
existencia de uno abierto y viceversa se vuelve básica en la constitución de
ese campo científico.

En la medida que en los animales la evolución llega al nivel de la


sociabilidad, la noción de territorio define las características más
importantes de organización del espacio desde el punto de vista animal.
La noción mas importante en este sentido es la de territorio, como campo
de la organización espacial de la especie. La noción de ecosistema es la
que establece las relaciones sistémicas entre organismo en tanto filogénesis
y su medio. Aquí se hace evidente que la organización espacial se
establece a partir de unidades supraindividuales y es de tipo morfológico y
por ende no cuantitativo.

VI.3.3 ESPACIO SOCIAL

El tercer objeto es el objeto social. En el espacio social es donde la


problemática del observador adquiere un relevancia particular ya que su
participación es definitiva en ciertos ejes de organización del mismo.

Es en este campo donde la noción de observador no participante muestra


sus más claras carencias.

Este tema nos lleva a preguntarnos por el criterio de objetividad en Ciencias


Sociales.

Es dable decir que las ciencias sociales nacen con un terrible complejo de
inferioridad científica, la exigencia de objetividad del modelo Newtoniano
(paradigma de la cientificidad de cualquier pensamiento) las lleva a la
enorme dificultad de tener que eliminar al observador en pos de la
objetividad.

Podemos establecer en la ciencia moderna en general dos dicotomías


básicas. Una es la de sujeto - objeto. Lo que se opera con esta dualidad es
una acentuación de su separación tal, que el objeto observacional aparece
casi definible por si mismo, como si tuviera existencia "en si" y el observador
pudiera ser eliminado completamente de las condiciones de observación. Es
de este modo que se "garantiza" la inexistencia de la subjetividad en el
hecho observacional. Sujeto y observador no son sinónimos. La categoría
ìsujetoî corresponde a la gnoseología o teoría del conocimiento (rama de la
filosofía que estudia las relaciones entre sujeto cognoscente y objeto
conocido, que en ella son indisociables). Sin embargo, en la historia de la
filosofía, desde los griegos (b·sicamente Platón; 427-347 a.C.) hasta la
aparición del nominalismo (con Roscelín de CompiËgne en el siglo XI
-atribuye universalidad sólo a los nombres y no a los contenidos del
pensamiento-, corriente retomada a fines de la Edad Media por el
ìconceptualismoî de Guillermo de Ockham y en la época moderna por el
ìsensualismoî de los ingleses Berkeley, Locke, Hume, Stuart Mill y
Spencer ), hay un neto predominio del objeto, en tanto ente real (el
ìrealismo ingenuoî o la presuposición de la existencia de las cosas).

Con el Renacimiento, que da origen a la ciencia moderna y culmina con el


fenómeno cultural de la ìmodernidadî, (cuyo representante paradigm·tico fue
Descartes, quien dividió al sujeto cognoscente del objeto conocido -res
pensante y res extensa-) se fundamentó la posibilidad -ya en el campo de la
epistemología o teoría del conocimiento científico, derivada de la
gnoseología- de separar también el sujeto científico, en tanto observador,
del objeto, en tanto lo observado.

Lo imposible de realizar en el campo de la gnoseología (la separación del


sujeto y el objeto), aparentemente puede realizarse en los dominios
epistemológicos, donde sí es posible la división observador-observado. El
que establece esta primera articulación entre gnoseología y epistemología
es Descartes.

Transcurridos ciento cincuenta años -que en el campo de la ciencia se


corresponden con el desarrollo canónico de la mecánica Newtoniana-, se
produce, con Kant, una segunda articulación entre los campos
gnoseológicos y epistemológicos. Kant dice que en el polo del objeto
tendríamos, por una lado, la cosa ìpara míî -que corresponde al objeto
desde el punto de vista científico- y, por otro, la cosa ìen síî, que
corresponde al objeto gnoseológico.

En estos ciento cincuenta años se entroniza en el campo de la


epistemología este estudio de las condiciones del objeto observacional,
llamado ìobjetivismoî, como desideratum de la observación científica, y todo
el esfuerzo planteado para eliminar la subjetividad asociada al polo
observacional.

El objetivismo se trata, en realidad, de un subjetivismo no visibilizado (que


es el subjetivismo o intencionalidad de quien emite el mensaje), porque
siempre hay una relación sujeto-objeto, donde el sujeto describe su
percepción del objeto, el cual nunca puede ser aprehendido como "la cosa
en sí". Lo que ocurre es que se supone que se puede poner tanta distancia
entre uno y otro que casi podría describirse como el objeto explic·ndose a sí
mismo. Y este es el supuesto de la ciencia moderna, de la "modernidad".
Siempre el sujeto y el objeto est·n presentes en la consideración; pero este
es un problema gnoseológico, del conocimiento. Por eso Kant se ocupa de
la descripción del objeto "en sí". No obstante, por su lucidez, Kant advierte
que por mas que el objeto "parezca" una cosa "en sí", en realidad es una
cosa "para sí". En ese sentido, la advertencia de Kant es sutilmente
concreta, cuando aclara que no se esta hablando de la cosa "en sí", sino
que se ha hecho una estructura metodológica de separar cartesianamente
el sujeto del objeto en el campo de la epistemología, una de cuyas
consecuencias es que permite hablar casi de características "objetivas" del
objeto, y por lo cual todo objeto sería definible "en sí". Kant ve el problema
en un momento -casi fines del siglo XVIII- donde el Newtonismo parecía
"palabra reveladaî. No obstante, su advertencia cae en saco roto, y los
científicos siguen hablando del objeto en sí, las características del objeto,
las mediciones, etc.

Esto es subjetivismo, en el sentido de que cuando se elimina el sujeto uno


se esta poniendo como Dios, como fundante de todo. Uno pretende hablar
"desde" el objeto, pero en realidad esta hablando del objeto tal cual lo ve,
como lo percibe, es decir, esta hablando desde el sujeto observacional que
uno necesariamente es, desde las condiciones de percepción con que uno
mira ìla realidadî. Si el sujeto se elimina como observador, confunde su
observación con ìla realidadî, y el otro (el receptor del mensaje científico),
acepta acríticamente el "objeto percibido" como si fuera el "objeto en sí",
acepta el objeto como real en sí, cuando en realidad se trata de una
percepción "subjetiva" del objeto de otro (el emisor del mensaje científico).

La otra dicotomía propia de la ciencia clásica se da entre espacio y tiempo,


que al igual que el par sujeto - objeto, hoy aparecen como indisociables.

Para Newton , el espacio (un espacio euclideo que funciona como absoluto)
y el tiempo (reversible, que es el tiempo de la ecuación física) son
disociables. Pero así como es imposible disociar al objeto del sujeto que lo
constituye como tal, así también es imposible disociar el espacio del tiempo
en el cual se constituye el objeto del sujeto. La recuperación del espacio -
tiempo es lo que introduce Einstein . En la modernidad se plantean como
entidades separadas algo que es imposible de separar. Por lo tanto se
agregó un tiempo tridimensional, euclídeo, el cual es supuesto como el
espacio en sí. A Kant, cuando habla del espacio, le parece natural y obvio
que el espacio Newtoniano es "el" espacio. Eso, inclusive filosóficamente,
queda fuera de toda discusión. El paradigma Newtoniano es v·lido para todo
el mundo.
Y el tiempo, separado del espacio, es un tiempo reversible, es decir, un
tiempo donde las ecuaciones, las partículas, suben o bajan y es indistinto
que suban o que bajen (En una reacción química: H 2 mas O = agua y, en
sentido inverso, agua = H-H-O; es decir, llega un momento en que est·n en
equilibrio: tantas moléculas se forman como tantas moléculas se disocian),
lo que tiene que ver con el problema de la desreferenciación del movimiento
con respecto a un observador.

Esto es así (la reversibilidad del tiempo), hasta que aparece la


termodin·mica, a mediados del siglo pasado -Carnot, Fourier y otros-, con
los motores térmicos que pierden o degradan energía, y aparece la
entropía, i.e.., aparece una dirección del tiempo: el tiempo es aquello donde
la entropía aumenta, o sea, la energía se degrada y el desorden aumenta.

Con esto queda claro una idea crítica: los modelos epistemológicos
permiten pensar pero al tiempo que condicionan las posibilidades del
pensamiento. Por ejemplo: la energía empieza a revisarse como tal en el
momento que aparece un enfoque del tiempo irreversible y un espacio-
tiempo mas cercano (menos disociado) al espacio y el tiempo que se
planteaba la física hasta ese momento. Puede surgir, entonces, el objeto
biológico: la vida puede ser pensada a partir de la modificación de los
par·metros espacio-temporales vigentes hasta entonces. Esto genera las
condiciones para que la biología -la ciencia de la vida- pueda ser pensada
en un marco epistemológico conceptual de las características espacio-
temporales planteadas. Es decir, cuando el tiempo irreversible deja de ser
una abstracción científica y empieza a cuestionarse si el espacio euclídeo
es el natural, con lo cual la geometría euclídea plana empieza a ser una
geometría- esos modelos de pensamiento permiten empezar a desarrollar el
campo de la biología.
Por eso es que el pasaje acrítico de la termodin·mica de Fourier, en el plano
físico, a las ciencias sociales a través de Comte, introduce un
empastamiento conceptual que deriva en el positivismo. Todo el positivismo
en el campo de las ciencias sociales es un error conceptual, por esta
dificultad de no poder pensar el pasaje de la Física a las ciencias sociales.
La termodin·mica presupone criterios estadísticos en la evaluación de
múltiples partículas y presupone que cada partícula es teóricamente posible
de ser determinada, Newtonianamente. Este traslado acrítico que hace
Comte de la mecánica estadística arrastra los supuestos metodológicos del
Newtonismo ya en crisis, lo que le permite pensar al científico social que en
una población, en un grupo, en una institución, sea teóricamente posible
determinar el funcionamiento individual de sus integrantes. Tienen que
pasar casi sesenta años hasta que aparezca la física cuántica y diga que no
sólo hay que manejarse probabilísticamente, estadísticamente, sino que
cada partícula es indeterminable. Ontológicamente el Mecanicismo es
realista, supone la existencia de una realidad en si, objetiva e independiente
de los observadores que la perciben. El mundo regido por leyes materiales y
universales, inmutables. La tarea científica el descubrimiento de estas leyes
y su método es la observación inmediata del mundo. No debe existir
ninguna mediación conceptual ni apriorismos en la obtención del
conocimiento. La explicación consistía en la subsunción de los fenómenos
observables, sus causas, a las leyes generales. Acompaña a esta
concepción la noción de necesidad de los fenómenos, que dada la causa es
posible una previsibilidad infalible. Ilustrativa de esta noción es la idea del
Demonio de Laplace , según la cual un ser capaz de conocer la posición
inicial y el movimiento de cada una de las partículas del universo puede
predecir, con éxito, todo el devenir del universo.
El determinismo, supuesto Newtoniano, en el cual se basa la mecánica
estadística que toma la sociología, se quiebra cuando llega la física
cuántica. No obstante ello, parece que las ciencias sociales siguen, aún hoy,
sin enterarse de este quiebre, al mas puro e ingenuo estilo comtiano.

Con esto, afirmamos que, actualmente, si queremos pensar el hecho


humano con cierto grado de complejidad, tenemos que irnos a esquemas
constructivos complejos.

Para intentar una aproximación a la historia de la construcción espacio


social me serviré de las transformaciones del espacio escénico.

El teatro comienza en Grecia y este comienzo ya implica una fractura, el


paso del "hacer" al "narrar". Esto junto con la desaparición del Coro como
parte del espacio escénico establece el predominio de la palabra en este
espacio. Quedando claramente dos ámbitos, el escenario y el del público.

Este espacio escénico separa, de este modo, un espacio ilusorio de un


espacio real que queda fuera del escenario. Esta separación se juega en
función de la mirada del espectador. Queda por tanto separado, por
convención, lo ilusorio de lo real, siendo ilusorio aquello que por convención
ocurre arriba del escenario y real lo que por el mismo motivo queda afuera.

Durante el Alto Medioevo, la acción dramática tenía lugar en las iglesias, en


general en la zona del ábside y cercana al coro (espacio estructuralmente
similar a la orquesta del teatro clásico). Los personajes se movían sobre
tablados bajos sobre-elevados respecto al piso de la iglesia, y los artificios
escénicos se reducían a poquísimos elementos esenciales, más simbólicos
que ilusionistas. Estas categorías; lo simbólico ligado a las figuras sacras y
lo ilusorio a través de elementos de sustitución de la realidad que operan
por sus efectos de similitud con ella; que hoy nos aparecen como alejadas y
hasta enfrentadas son en su origen dos formas de organización
escenográfica.

En la Baja Edad Media, el espacio escénico se traslada al exterior de la


iglesia (atrio) donde adquiere la forma que posteriormente, en su forma
clásica, se llamará teatro a la italiana o Comedia del Arte.

Es este espacio escénico el que comienza a ser incorporado a la pintura


como representación pictórica del mismo y es este mismo espacio, por
motivos similares, el que la Arquitectura copiará. Este espacio, que el
Renacimiento entroniza, funcionará como el sustrato de la mirada desde la
Modernidad hasta nuestros días. También es en este sustrato de donde
surgirá en el Quattrocento la perspectiva, en la cual queda codificada un
centramiento de la mirada del observador en el punto de fuga hacia donde
convergen todas las líneas del cuadro. Es la llamada "perspectiva
caballera".

En este desarrollo de la perspectiva tiene una fundamental importancia los


trabajos sobre la reflexión especular en el campo de la óptica física. El
impulso de la perspectiva se realiza a partir de una comprensión basada en
la geometría proyectiva y la particular organización del espacio que esto
implica, dado que los invariantes que esta geometría mantiene en sus
transformaciones son rectas y ángulos ligados a la métrica del espacio.

Esta transformación del espacio escénico tridimensional en la


representación pictórica de la perspectiva renacentista llevó a una reducción
donde la tercera dimensión, la profundidad, se despliega como ilusoria. Es
decir se representa, que en este contexto implica la disminución de una
dimensión en el proceso representativo. La representación tiene que ver con
el campo de lo ilusorio, siendo una específica categoría teatral donde se
diferencia presentación de representación. Por ejemplo: si un acróbata
realiza una pirueta arriba de un escenario, eso es presentativo; si un actor
hace de acróbata realizando una pirueta sobre un escenario esto es
representativo.

Aquí aparece la categoría de lo representativo como un desdoblamiento del


campo ilusorio escénico, en este sentido este espacio es a la vez real e
ilusorio. Es real en tanto se acciona presentativamente y es ilusorio en tanto
se actúa representativamente. Hasta aquí he asimilado la descripción del
espacio social con la del escénico encontrando que lo real y lo ilusorio se
encuentran divididos por una convención.

Simultáneamente con este pasaje del espacio escénico a su representación


pictórica y arquitectónica, utilizando sus mismas categorías de lo ilusorio y
lo real , se desarrolla una nueva forma en el campo de lo ilusorio, ligada a la
perspectiva pictórica y el subsecuente y complementario desarrollo de la
ilusión subjetivista del observador del cuadro. Es como si se hubiera
congelado el espectáculo teatral y junto con él al espectador del mismo. Tal
ilusión perspectivista dividía la realidad a través de la tela, en un
espectáculo ilusorio, a través de la ilusión de la profundidad y un
observador, también ilusorio a través de la ilusión de la subjetividad o más
específicamente de la interioridad.

No es casual que se utilice el espejo para desarrollar la perspectiva, ya que


simultáneamente los fundadores de la ciencia moderna también trabajaban
con el espejo en el desarrollo de la óptica como ciencia y fundamentalmente
con las imágenes que se juegan en ella. Quien juega como elemento
catalizador en esta compleja articulación es Descartes y creo que no es
ajena a ella su división de la realidad en objetiva y subjetiva y a las
dificultades en diferenciar cual es la real y cual es la ilusoria entre ellas.
Es por esta compleja y enmarañada situación histórica que queda asociada
la imagen con los avatares del espacio social, generando un campo que
recién en nuestros días aparece con cierta claridad, que llamamos el
espacio de la imagen.

Cuando desde la óptica se desarrolla la teoría de la formación de imágenes


a través de la reflexión especular, se denomina imagen virtual a la que se
forma del otro lado de un espejo plano, siendo por lo tanto visible para el
espectador. Coincide esta imagen con la representación pictórica de un
cuadro que es un campo ilusorio detrás de una tela. También se forma una
imagen real, en este caso con un espejo cóncavo, formándose esta imagen
en el mismo espacio donde está colocado el observador, pero siendo
invisible para él mismo salvo en un punto específico del espacio.

Esta característica de visibilidad o invisibilidad de las imágenes nos lleva a


considerar su relación con las categorías de real e ilusorio del espacio
escénico. Lo que articularía esta relación es la representación pictórica que
por una parte actúa como espacio ilusorio igual al escénico y por otro lado
como virtual similar a la imagen que se ve.

Lo real también en este espacio escénico es lo que no se ve pero está, del


mismo modo que la imagen real de la óptica. Así mismo lo ilusorio es lo que
se ve pero no está del mismo modo que la imagen virtual.

Este problema de la formación de imágenes en el campo de la óptica y su


relación con las categorías de espacio escénico, puede llevar a articular la
comprensión del espacio social en términos de lectura de imágenes, ligada
a una mirada de las mismas que opera con un criterio de composición por
imágenes en la constitución perceptiva de la realidad.
V. REALIDAD Y OBSERVACION

Lo que podríamos denominar ciencia tradicional se caracteriza, como


hemos visto por tener una concepción naturalista del mundo, esto es la idea
de la existencia de un principio de uniformidad de la naturaleza según la
cual lo propio de los fenómenos naturales es su invarianza y estabilidad,
independientemente del observador. Los hechos u objetos observados son
exteriores y ajenos al sujeto de conocimiento, y las verdades científicas se
definen como la mejor representación de esta realidad exterior (objetiva)
que es capaz de formular un observador.

Para que lo anterior sea posible debemos suponer a un observador dotado


de un sistema nervioso mediante el cual el organismo obtiene información
del entorno que le permite adoptar una conducta adecuada a él, donde la
captación de la realidad sería mediante la experiencia desnuda, muda e
inerte a la que nuestro sistema cognitivo no haría mas que reflejar.

El conocimiento científico según esta concepción es conocimiento probado.


Las teorías científicas se derivan, de modo riguroso, de los hechos de la
experiencia adquiridos mediante la observación y la experimentación. Las
opiniones y preferencias personales no tienen cabida en la ciencia. El
conocimiento científico es conocimiento fiable porque es conocimiento
objetivamente probado.

La explicación científica

Una explicación en general es una proposición, recrea las observaciones


dentro de un marco conceptual que es conocido por un grupo de personas
que comparten un determinado criterio de validación, que es lo hace que se
acepten o no las explicaciones formuladas.
Las condiciones para que una explicación sea científica pueden resumirse
del siguiente modo:

1) Describir los fenómenos a explicar de manera aceptable para la


comunidad de observadores.

2) Proposición de un sistema conceptual que de cuenta del fenómeno a


explicar definido en 1) de una manera aceptable para la comunidad de
observadores (hipótesis explicativas)

3) Deducción a partir de las hipótesis de otros estados del modelo o de


otros fenómenos no considerados explícitamente en la proposición
(predicciones), así como las condiciones de observación en la comunidad
de observadores.

4) Observación de 3) para verificarlo o refutarlo volviendo entonces al punto


1)

Solo la observancia de estas reglas y criterios hace que las explicaciones


sean aceptadas por la comunidad científica.

Si reflexionamos a cerca de estos cuatro puntos, podemos ver que este


sistema explicativo no requiere para ser válido de una realidad
independiente al observador. Al cumplir con estas condiciones no estamos
demostrando en tanto científicos la existencia de un mundo objetivo,
independiente de nuestro operar. sino lo que lo que se establece es una
matriz relacional o un sistema lógico en el cual siempre que respetemos
estas reglas, es decir sigamos los mismos pasos, llegaremos a resultados
idénticos. De esta manera la confirmación de una predicción no significa
que la operación mediante la cual la efectuamos es el reflejo de una
realidad objetiva, sino que lo único que valida es la proyección de nuestro
modelo sobre el sustrato de realidad que modelamos. Esto es la coherencia
interna del conjunto de reglas lógicas bajo el cual guiamos nuestras
operaciones cognitivas.

El punto 1) del esquema comienza con la descripción del fenómeno,


descripción que no esta hecha sino por nosotros mismos, como
observadores. De aquí parte la idea de que la ciencia no es un dominio de
conocimiento objetivo, y si, en cambio un dominio de conocimiento
dependiente de un sujeto definido por una metodología que especifica las
propiedades de este sujeto conocedor. En otras palabras la validez del
conocimiento científico se basa en su metodología, que es lo que define a la
comunidad de los observadores y no, en cambio la pretendida capacidad de
reflejar una realidad objetiva que no existe.

La negación de una postura representacionalista no desemboca


necesariamente en una concepción solipsista del conocimiento. Esto es, ni
representación de la realidad objetiva independiente ni negación de la
existencia de una realidad.

Como vimos anteriormente toda explicación comienza con una descripción


del fenómeno a explicar, es aquí donde se realiza la operación cognitiva
básica que realizamos como observadores que es una operación de
distinción donde especificamos a una unidad como una entidad distinta de
un entorno, caracterizando de esta forma tanto a la unidad como al entorno,
con las propiedades que la distinción les atribuye y especifica por lo tanto su
separabilidad.

Pero esta operación cognitiva básica que es el primer paso obligatorio tanto
para el conocimiento científico como para el operacional en la vida
cotidiana, no se hace en vacío, el proceso de producción de distinciones a
través del cual construimos y ordenamos nuestro mundo de experiencia
presupone y exige una educación y descansa en las convenciones tácitas
de enorme complejidad que definen a una comunidad de observadores.

El conocimiento no refiere a una realidad exterior sino a como ordenamos y


organizamos nuestro mundo de experiencia, a esta operación cognitiva la
podemos denominar computación de una realidad. Haciendo hincapié en
"una" realidad y no en "la" realidad, ya que esta ultima no existe como tal,
no son iguales las realidades de un esquimal, de un huichí o de un habitante
de la ciudad de Buenos Aires.

Vemos al mundo utilizando categorías, presupuestos, imágenes, metáforas,


fórmulas, recortes, etc. Pero estas categorías son parte del mundo, vemos
al mundo a través del mundo (recursividad), se asemejan más a la idea de
un espejo reflejado en otro espejo que a la correspondencia con objetos de
contornos definidos. Esto es posible graficarlo con un ejemplo,
consideremos estas dos secuencias de números:

123456789

542986731

La secuencia superior está perfectamente ordenada pero la inferior parece


haber sido hecha al azar. Sin embargo la segunda secuencia pude también
considerarse si el observador es capaz de percibirlo, ya que los números
que la integran se encuentran ordenados alfabéticamente. De aquí
podemos inferir que el reconocimiento de la presencia de orden no es una
cualidad del objeto (en este caso las secuencias de números) sino del
observador.
Nuestras experiencias las manifestamos en el lenguaje, y a medida en que
nuestras distinciones se hacen mas abstractas, el lenguaje con que las
construimos se hace mas genérico y abstracto, de las onomatopeyas y
denotación de objetos físicos a las fórmulas y ecuaciones matemáticas.
Aquí podemos considerar otro ejemplo, la idea de complejidad. La
complejidad puede definirse como la extensión de la computación necesaria
para producir un ordenamiento particular, la computación puede medirse
según la extensión de los algoritmos utilizados para computar la
organización de un sistema, esta manera de medir la complejidad depende
principalmente del grado del lenguaje utilizado y por lo tanto del sistema
perceptivo del observador.

Estos ejemplos al hacer evidente que las cualidades son computadas por
los sistemas de observación y no residen en los sistemas observados nos
llevan por un lado al derrumbe del concepto de objetividad tan caro para la
ciencia normal. Por otro lado se redefine la relación entre el observador y
los objetos de conocimiento al concebir el conocer no como una recepción
pasiva de las cosas sino como acción, la acción no de manipular sino de
construir, operando computaciones, nuestro mundo de experiencia.

Al redefinirse el papel del observador se redefine también el criterio de


validez del conocimiento, que es juzgado no ya en términos de
correspondencia sino en términos de adaptación o ajuste funcional. Un
conocimiento es valido si permite coordinar nuestras acciones con el mundo
de experiencia. La verdad no es entendida como ley universal sino como
conjeturas coherentes dentro de un sistema lógico acotado, este es el lugar
del lenguaje.

El lenguaje tiene siempre una estructura caracterizada por la posibilidad de


cerrarse sobre si mismo, esto es el nivel meta, hablar sobre lo que estamos
hablando, recursividad. Nuestra percepción del mundo esta construida por
esta estructura cerrada, pero estrictamente determinada por reglas lógicas
del lenguaje (sea cual sea esta lógica, que hoy por hoy, constituye el eje de
una intensa discusión), de este modo la lógica de la
observación/construcción de la realidad se encuentra sometida a reglas.

Pero las reglas de esta lógica no son reglas meramente lógicas así como el
lenguaje no esta sometido solamente a reglas meramente sintácticas. Existe
una génesis social de las operaciones lógicas/lingüísticas, las
clasificaciones lógicas están moldeadas sobre las formas de la organización
social. En rigor las primeras categorías lógicas fueron categorías sociales,
las primeras clases de cosas fueron clases de personas que agrupaban a
las cosas (Porque los hombres se agruparon y se pensaron a si mismos
como grupos, en sus ideas comenzaron a agrupar a las cosas)

Nuestra percepción no es por lo tanto un espejo de la naturaleza, esta


cargada de un background social, histórico y biológico. Nuestra percepción
organiza lo real y a su vez esta organizada por lo real (social), organiza
según los principios que la organizan a ella. Nuestra percepción esta
orientada por imágenes y metáforas mediante las cuales construimos la
realidad pero estas mismas imágenes y metáforas surgen de la vida social.
Los límites de la realidad son límites sociales ya que el lenguaje y la lógica,
que la constituyen son un producto social.
VI. CONCLUSIONES

"Mediante una combinación de tecnología de realidad virtual y redes de


comunicación, uno podrá extender la mano y tocar a alguien -- o a una
población entera -- de una manera que los humanos nunca experimentaron
anteriormente."

La cita refuerza lo descrito en la sección II a cerca de las enormes


potencialidades comunicativas que ofrecen los entornos virtuales, y aquí
aparece lo paradójico. Su centralidad favorece la desjerarquización de las
relaciones humanas. Su ubicuidad fomenta la distribución, intercambio y
circulación de información, ideas y conocimiento. Su plasticidad permite la
aprehensión sensible de modelos conceptuales aparejando un enorme salto
el modo de abordar nuestros objetos de conocimiento.

Pero, pese a aparecer como el fin del absolutismo político epistemológico y


perceptual, como he dicho anteriormente estos espacios no dejan de ser
abstracciones matemáticas construidas según el modelo Newtoniano. Se
conciben los fenómenos de la comunicación de un modo Positivista. Al
suponer que tanto el emisor como el receptor de los mensajes, haciendo
gala de una ontología realista, preexisten como identidad, más allá de su
inserción dentro del diseño del acto comunicacional.

En las sociedades de clase, la división espacial constituye un elemento


significativo en la diferenciación de las clases. Podemos decir que las clases
tienden a estar concentradas regionalmente, la división entre los barrios de
las ciudades son un ejemplo, también lo son las divisiones centro/periferia y
norte/sur. La constitución social del espacio va mas allá de las sociedades
de clase. Casi todos los colectivos tienen un local de operación,
espacialmente diferenciado del de otros. El espacio social entonces es un
espacio cualificado, cuya constitución topológica se basa en la lógica de la
exclusión

El espacio virtual en cambio aparece como un espacio homogéneo, sin


diferencias de clases, razas o sexos. Es una construcción política y
semíticamente perversa del mismo estilo que la construcción positivista del
espacio ya que oculta su condición constructiva, naturalizándose a partir de
discursos con pretensión de verdad y que enmascaran una Voluntad de
Poder.

www.hipersociologia.org.ar/papers/banetsp.html
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Notas Biográficas
Mercè Gisbert es Dra. en Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona.
Profesora de Nuevas Tecnologías Aplicadas a la Educación en el Departamento de
Pedagogía de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Coordinadora del grupo
GET y coordinadora del Curso de postgrado: Las Nuevas Tecnologías de la
Información y la Comunicación: diseño y desarrollo de entornos y estrategias de
formación. http://www.grhd.fcep.urv.es/merce.

Jordi Adell es Dr. en Filosofia i Ciencias de la Educación por la Universitat de


València. Profesor de "Nuevas Tecnologias de la Información Aplicadas a la
Educación" en el Departamento de Educación de la Universitat Jaume I, en
Castellón. Miembro del grupo GET (Grupo de Educación y Telemática), dedicado al
desarrollo de entornos virtuales de enseñanza/aprendizaje, (CICYT Tel'96-1383)
dentro del Programa Nacional de Aplicaciones y Servicios Telemáticos y liderado
por la Dra. Mercè Gisbert. Su página personal y algunas de sus publicaciones
pueden verse en http://nti.uji.es/~jordi/.

Robert Rallo es profesor del Area de Lenguajes y Sistemas Informáticos del


Departamento de Informática de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la
Universidad Rovira i Virgili de Tarragona. Su investigación se enmarca en el área de
las Aplicaciones Telemáticas y de Redes Neuronales.

Antonio Bellver es analista del Servei d'Informàtica y profesor asociado de "Nuevas


Tecnologias de la Información Aplicadas a la Educación" en el Departamento de
Educación de la Universitat Jaume I, en Castellón. Es miembro del grupo NTI:
http://nti.uji.es/ dedicado a explorar diversas facetas de la aplicación de las nuevas
tecnologias de la información a los entornos de enseñanza/aprendizaje. Su pagina
personal es URL: http://nti.uji.es/~bellver/

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