Vous êtes sur la page 1sur 35

romano, v.

,
“trato cotidiano del tiempo y comunicación” (págs. 111-134) y “espacio y comunicación”
(págs. 183-212).

en el tiempo y espacio en la comunicación. la razón pervertida., guipúzcoa, informe, 1998.

tiempo y comunicación
las prisas no son buenas. si quieres llegar lejos, ve despacio, dice el refrán. las prisas
acentúan el temor y la tendencia a valorar de modo falso lo informado o lo visto por uno
mismo. en su libro sobre la guerra, carl von clausewitz (1780-1831) dijo ya que la mayoría
de las noticias son falsas. la guerra del golfo y la que durante los últimos cuatro años se a
desarrollado en la antigua yugoslavia le dan la razón al general prusiano. baste recordar el
ministro de propaganda nazi joseph göbbels o el vídeo “vender la guerra” sobre las menti-
ras acerca de la intervención del ejército irakí en kuwait. los ejemplos son tan numerosos y
palmarios que cada cual puede buscarse los suyos. las prisas ponen a la gente nerviosa. la
reflexión desaparece porque no queda tiempo para ponderar el estado de las cosas y contex-
tualizar la información.
el tumulto de noticias dificulta la orientación, por lo que en última instancia todo de-
pende de la experiencia del redactor. es él quien traduce a noticias los comunicados y cróni-
cas que se reciben en la redacción, colocándolos en el periódico o en el tiempo de que dis-
pone la radio o la tv.
en el periodismo, en la actividad comunicativa profesional, la experiencia tiene tres
dimensiones:
1) la del mundo social,
2) la de la información ritualizada de los medios,
3) la del propio discernimiento y su utilidad interior y exterior.

la tercera dimensión es la más difícil.


la segunda dimensión remite a la experiencia comunicativa profesional, a la periodici-
dad. esta es la que le da el nombre a la profesión, periodismo y periodista. la periodicidad
depende del calendario y los periodistas han heredado la tarea de los antiguos cronistas.

1
el calendario es en todas las culturas el instrumento de la sincronización social. reúne
a las personas haciendo que su biotiempo orgánico realice una actividad común. la semana
santa y la feria de abril pueden servir de ejemplo para los sevillanos. quien lo consigue tie-
ne poder. por eso es tan poderoso el consejo de hermandades en sevilla. la sincronización
por el calendario del mayor número posible de seres humanos es la que fundamenta la acti-
vidad social. por eso se han opuesto las religiones de todo signo a que la prensa periódica
les cuestione su monopolio de interpretación del calendario.
hoy día el telespectador depende del calendario electrónico para compensar sus caren-
cias comunicativas en la cueva del domicilio. y son tan diversas como puedan serlo los dis-
tintos ámbitos perceptivos.
el principio de reunión es cuantitativamente efectivo. pero con la proximidad elemen-
tal pierde su cualidad originaria. para maximizar el gasto global de las comunicaciones
multiplicadas hubo que reducir los comunicados individuales. dentro de un programa o de
un periódico aumenta la competencia por el espacio o por el tiempo en la radiotelevisión. el
titular y la presentación desplazan el discurso. esto equivale a regresar a los tiempos de los
pliegos de cordel. saber leer vuelve a parecer superfluo. ya no hay que deletrear. empresario
y consumidor pueden estar contentos: el segundo porque tiene que esforzarse menos, y el
primero porque con menor gasto llega a mayores audiencias.
esta es la filosofía de los medios de masas, desde los tiempos de emile girardin hasta
los de rupert murdoch. el que, a pesar de todo, no se desvanezca por completo, se debe al
miedo profundo que siente el ser humano al vacío y al aburrimiento. con el tiempo, los mis-
mos esquemas producen frustración, ya sea en el trato elemental o en los aliños técnica-
mente mediados. la brevedad aburre igual que cansa tomar siempre las mismas especias. sin
ampliar las explicaciones muere la conversación, así como el diálogo interno del lector con
el periódico. en televisión, la respuesta a las limitadas posibilidades de la pantalla es el za-
peo.
uno de los problemas que plantean las imágenes es que la presentación acelerada no
satisface la curiosidad y que sólo compensa el aburrimiento por un instante. dicho en otros
términos: la reunión de las personas dispersas mediante la economía de señales otorga a los
medios de difusión masiva poder sobre el biotiempo de otros. pone este biotiempo al servi-
cio de sus propietarios. pero asimismo revela la importancia de los periodistas, puesto que

2
no disponen de tiempo suficiente para presentar y descubrir la actualidad de manera com-
prensible.
concentración y dispersión (distracción) parecen conceptos antitéticos. pero también
se puede dar la concentración con fines de distracción. la contemplación de los detalles a
través del llavero, detalles que siguen siendo los mismos desde los calendarios femeninos
del siglo xviii, también resulta entretenida con el zoom y crea sensaciones nuevas. el acon-
tecimiento de la información se percibe más bien como aburrimiento. la curiosidad se man-
tiene dentro de unos límites. no se puede hablar ni de veracidad visual ni de información
porque el significado se pierde en la distracción. la conquista de una ciudad en la guerra de
yugoslavia queda en las imágenes móviles como algo abstracto e incorregible. unos genita-
les y sus posibilidades de aplicación despiertan curiosidad, aunque las imágenes sean abs-
tractas, porque todo el mundo experimenta sensaciones libidinosas y las vuelve a percibir
en la presentación, que es la premisa del conocimiento.
gracias a su posesión de los medios, los pocos administran a los muchos. el hecho de
que la mayoría se ocupe con los programas ofrecidos por una minoría cada vez más peque-
ña permite que se comercie con los sentimientos. el resultado final es que unos pocos se
apropian del biotiempo de los muchos, ya se programe información, emocionalidad o entre-
tenimiento.
en comparación con los medios audiovisuales, los medios escritos permiten a sus
usuarios la soberanía del tiempo. el lector decide cuándo y qué lee, adónde dirigir su vista,
estudiar un periódico o revista de principio a fin sin prestar atención a ningún anuncio. pero
la radio y la televisión son medios del aquí y ahora, que requieren la atención para el tiem-
po establecido por ellos. la tv dirige, además, la vista. los reclamos publicitarios no pueden
evitarse a menos que se cambie de canal, se apague el aparto o uno se salga de la habita-
ción. así que la tv molesta al telespectador con los anuncios más que el periódico al lector.
en la tv la “publicidad” no sólo debe consumirse con la vista, sino, a ser posible, con el áni-
mo. esto es, debe encontrar al público con el ánimo abierto, lo que, a su vez, está relaciona-
do con el aquí y el ahora.

tiempo y público
en estos tiempos de la llamada “sociedad dc la comunicación”, ésta discurre de mane-

3
ra incesante y, al parecer, sin costar más esfuerzo que el de apretar un botón o una tecla.
existe toda una gama de contenidos, desde los informativos y debates hasta los concursos y
tertulias más triviales, que constituyen el fondo, el ruido en el sentido de la teoría de la in-
formación, de toda la capacidad comunicativa de esta sociedad.
la comunicación tiene lugar aquí y ahora. los intercambios sociales necesitan de una
tupida red de información y comunicación que, bajo la forma de teléfono, fax, correo elec-
trónico, ordenador y vídeo-televisión (en todas y cada una de sus modalidades: ondas hert-
zianas, cable, satélite), cd-rom y laser-disc, etc., cubre cada vez con mayor rapidez y refina-
miento el globo terráqueo. y eso para que se puedan efectuar, sobre todo, las transacciones
financieras de los especuladores mundiales durante las 24 horas del día.
hace ya mucho tiempo que la técnica ha avanzado tanto que los medios de comunica-
ción no tienen que estar vinculados a un lugar fijo. desde el teléfono móvil hasta el walk-
man, se mueven se desplazan con el portador y, si así lo desea, lo acompañan las 24 horas
del día. la accesibilidad lo es todo, pues significa presencia. no estar accesible significa no
estar presente, por lo que el negocio pasa al siguiente.
los llamados medios de comunicación de masas, diseñados para llegar a todos y me-
didos por las grandes cifras de oyentes y telespectadores, ponen de manifiesto que se ha
creado una superproducción de comunicación. la tendencia apunta al aumento cuantitativo
de los programas y canales, también activos durante las 24 horas del día. la sociedad se de-
fine cada vez más por la comunicación que se produce y circula en ella. no comunicar o es-
tar excluido de la comunicación es una situación lamentable, una sociopatía. grupos enteros
de profesionales se dedican a abrir la comunicación para aquellos sectores de la población
que aún no participan en ella. terapeutas y asistentes sociales la llevan a las viviendas de
quienes aún están aislados, la sociedad diseñada para el exceso de comunicación no soporta
bien que en algunos ámbitos no se comunique.
y, sin embargo, también se da en la comunicación de masas algo así como la no co-
municación. pues, no todo se comunica. existen muchos temas que no aparecen en pantalla,
que no se difunden en público. la forma medial de presentación favorece unos contenidos y
limita otros. la no comunicación aparece siempre que se filtra algo. esto se suele hacer de
manera consciente, y las correspondientes relaciones de poder determinan lo que es subver-
sivo, lo que puede considerarse una amenaza y, por tanto, se deja fuera. pero tampoco se

4
comunica todo lo que no es susceptible de codificación o figura como tal, esto es, lo que,
por su contenido, no se corresponde con la forma especifica del medio. como tercer criterio
de selección existe también la no comunicación por razones de tiempo.
la comunicación sólo es posible si se dispone de tiempo. la organización del tiempo y
su estructuración social son, por tanto, elementos esenciales de la comunicación. el tiempo
es escaso, y esto se nota en particular donde la hiperabundancia de ofertas comunicativas
choca con la limitada disponibilidad de tiempo de los consumidores. a eso se añade la cir-
cunstancia de que el tiempo de emisión no es homogéneo, por ejemplo el de la tv. su cali-
dad y valoración van estrechamente ligadas a la estructura y a los ritmos temporales de los
telespectadores. el “prime time” señala la máxima disponibilidad de tiempo y garantiza al-
tas cuotas de audiencia. el tiempo se estructura de manera desigual, incluso para fines de
comunicación, y es limitado. este hecho aumenta la presión selectiva, refuerza la competen-
cia y otorga a los medios una competencia por el reparto, aunque no siempre sea transpa-
rente. tantos minutos para este canal o programa y tantos para el otro. el menú comunicati-
vo llega ordenado a la mesa de los consumidores televisivos.
la tercera magnitud definidora la representa el público, los receptores de la comunica-
ción de masas. pero el público es una magnitud imprecisa, construida, por lo general, a pos-
teriori tras la elección del programa. aunque, como destinatario, está siempre presente. el
público también necesita tiempo para recibir la oferta comunicativa, pues, considerado en
su conjunto no dispone de su tiempo: es éste quien lo tiene a él. pero si se disuelve en los
miles de decisiones individuales, en los múltiples ritmos y procesos temporales de las vidas
cotidianas, resulta que vuelven a aparecer en el modelo temporal reconstruido a posteriori:
los grupos-objetivo (target groups) y su aproximada caracterización socioeconómica. si se
afina más la estructura temporal, el concepto de público se disuelve en relación con su tem-
poralidad.
lo que queda son seres humanos que desean participar en la comunicación ofertada y
se ven obligados a aportar tiempo para ella. es tiempo suyo, que, por lo general, no se pasa
en el trabajo y sí en casa. constituye una parte de su biotiempo. se trata, en primer lugar, de
comunicación (de masas) en el presente. así ocurre con la tv, como medio del presente,
como medio que vive de él y para él. cierto, los otros medios también se sienten comprome-
tidos con la actualidad. para todos los actores, para todos los acontecimientos informados,

5
rige el hecho de que su presentación, su presencia en los medios, les confiere otro valor po-
sicional, otra forma de existencia. aparecer en las noticias, “en la foto”, lo es (casi) todo en
la gran corriente de la circulación.
a diferencia de la imagen y la palabra hablada, la escritura es la distancia, crea distan-
ciamiento. la retención de lo dicho y descrito creó la posibilidad de confrontar así el pasado
almacenado con el presente vivo. gracias a esta confrontación surgió el distanciamiento crí-
tico (brecht), basado en la posibilidad del examen intertemporal, intersubjetivo. surgió así
el concepto de prueba, la necesidad de la argumentación.
el lenguaje icónico de la tv no conoce este distanciamiento. por eso no sirve para lu-
gar de la memoria colectiva. es más bien el presente lo que la ocupa. y éste, que se entiende
como actual, como actualidad sometida a la coacción del tiempo, presiona para extenderse
espacialmente. se extiende a las pantallas al querer estar presente al mismo tiempo en el
mayor número posible de ellas. pretende una expansión espacial que también es temporal:
aproximarse a una simultaneidad que abarque todo el mundo. al hacer posible que aconteci-
mientos de lugares muy alejados entre si se proyecten de manera casi simultánea en el cuar-
to de estar y se acoplen a otros que ocurren en lugares muy apartados surge esa consciencia
del tiempo que transciende el limitado tiempo local y se convierte en un tiempo mundial
bajo el signo de la simultaneidad. pero como el medio televisivo necesita la transmisión, las
imágenes móviles y el flujo de noticias acerca de lo que ocurre en otros lugares, se trata de
una simultaneidad que vuelve a unirse con el tiempo local. dicho con otras palabras: donde
ya se ha producido la imbricación entre los tiempos locales, la cual se efectúa a través del
comercio, de acontecimientos económicos, políticos, técnicos, etc., es donde se realiza cier-
ta aproximación a la simultaneidad mundial con efectos reales. pues, ahí es donde cuenta la
pequeña diferencia de llegar demasiado pronto o demasiado tarde, lo que se traduce en pér-
dida o ganancia. pero, como dice helga nowotny lo que se le ofrece al espectador es la ilu-
sión de participar en esa simultaneidad temporal, ilusión que también es necesaria, claro
está, para crear el sentimiento de estar presente y, a veces, también de pertenencia.
la extensión espacial del presente se manifiesta asimismo de otra manera. paradójica-
mente termina en el impulso de coleccionar y guardar, en el intento de archivar y almace-
nar, lo que, por lo demás, vuelve a escapar de la memoria. esta tendencia la facilitan el ví-
deo y otras conquistas tecnológicas. se trata de una ampliación espacial porque depende del

6
lugar técnico del almacenaje, que reclama sitio en el cuarto de estar. es como si la memoria
colectiva se disolviera en millones de lugares individuales, como si el presente buscase re-
fugio ante el olvido. la elaboración de la propia biografía, de la identidad del individuo, se
ha convertido en tarea suya. y los medios modernos proporcionan los elementos para esa
construcción gracias al nivel alcanzado por la técnica.
el presente transmitido por imágenes requiere el orden, la secuenciación, el sentido, a
fin de poder convertirse en pasado, en historia. pero los lugares de la memoria colectiva, de
la identidad colectiva, se desplazan cada vez más a los receptores, a los consumidores. se
deja en sus manos unir lo que tiene que separarse en interés de la actualidad.
esta tendencia a la fragmentación es la que, probablemente, constituya la afinidad del
medio televisivo con la postmodernidad. conlleva la inevitable descentración y dislocación
de los acontecimientos que se derivan de la pérdida de la unidad, de la imposibilidad de la
contemplación global.
el siglo xx se inició con la revolución profunda de la conciencia del tiempo. artistas y
científicos experimentaron por primera vez su propia conciencia del tiempo con las posibi-
lidades que ofrecían la experiencia estética del cine, el descubrimiento de la dinámica de
los movimientos, la creación de una simultaneidad aproximada mediante el teléfono y el te-
légrafo. el resultado fue una explosión de creatividad, de manifiestos futuristas, de funda-
mentación científica de toda una multiplicación y relativización de tiempos. fueron los años
de los descubrimientos, de la celebración entusiasta de la rapidez, la simultaneidad y la sub-
jetivización.
a fin de siglo se ha instalado firmemente lo que a principios del mismo se anunciaba
de manera esquemática como técnica civilizatoria y ciencia. las llamadas “nuevas tecnolo-
gías” han creado las premisas de la transmisión masiva gracias a la invención del transistor,
los semiconductores, el cable de fibra óptica, etc. estas tecnologías han posibilitado la crea-
ción de una infraestructura totalmente nueva. pues, desde hace ya bastante tiempo, no sólo
hay que acomodar la experiencia de la obra de arte “en la época de la reproducción técnica”
( w. benjamin), sino también la experiencia cotidiana de cada uno ante las posibilidades in-
mensas de vivir, experimentar, comunicar y consumir todas estas posibilidades en una can-
tidad limitada de tiempo, en última instancia en el limitado biotiempo propio.
el resultado es el desgarro y la fragmentación de la conciencia postmoderna, con sus

7
normas culturales de codificación y decodificación. por otro lado, cuanto más ridículo y ab-
surdo resulta el intento de salvar una perspectiva colectiva global, tanto más se le pide al in-
dividuo que actúe él mismo como constructor de sentido. el reflejo inmediato estriba, por el
momento, en almacenar y acopiar, en no dejar fuera ningún detalle, en no dejar escapar nin-
guna posibilidad. y tanto más cuanto que aumenta la sospecha de que lo esencial se ha per-
dido o no se ha sustituido por otra cosa, a saber: un modelo axiológico solidario, una identi-
dad colectiva bastante sólida ante la emergente cultura mundial.
lo que ha ocurrido en este siglo ha sido la trivialización, multiplicación y comerciali-
zación, aunque también la democratización, de una omnipresente comunicación de masas.
puede calificarse de postmodernista en el sentido de que la obra premodernista tendía a la
unidad de la visión, valoraba la continuidad, la secuencia y la causalidad en el espacio y en
el tiempo. la obra modernista aspiraba también a la unidad, aunque había que construirla. la
sensibilidad postmodernista abandona por completo la búsqueda de la unidad. en su lugar
se tiene la textualidad, el cultivo de lo superficial. la obra se interrumpe a sí misma. todo
puede contraponerse a todo. todo ocurre en el presente, aquí, esto es, en ninguna parte en
particular.
desde este punto de vista, la tv es el medio postmoderno por excelencia, aunque no lo
confiese. pues, para jugar con las superficies y superficialidades que proporciona para mez-
clar y experimentar, para disolver las contradicciones y producir lo nuevo, en suma, para in-
terpretar lo ya interpretado, necesita el telespectador, el observador que se mezcla activa-
mente en el acontecer.
requiere la intervención consciente en las ambivalencias contenidas en, y transmitidas
por, el medio. necesita la conciencia y la disposición a aceptar que hay varios puntos de vis-
ta, distintas maneras de ver las cosas, que existe la diversidad cultural. pero, sobre todo ne-
cesita tiempo para poder analizar lo que ofrece la comunicación de masas en este espejo del
mundo, con toda su actual fragmentación y ambivalencia.
la tv es el medio típico de una sociedad que sufre escasez de tiempo. a simple vista
parece que ahorra tiempo, puesto que en la fase precomunicativa y comunicativa no requie-
re ningún gasto costoso de planificación, sintonización ni sincronización. no es sino en la
fase postcomunicativa cuando la tv se descubre como robadora de tiempo, esto es, no sólo
como punto de evasión de la premisa del tiempo, sino también como amenaza de la sobera-

8
nía del mismo. de ahí que el uso de la tv oscile entre cálculo económico del tiempo y deseo
de ocio.
por su nivel técnico y su función, la tv y otros medios audiovisuales están siempre
disponibles. mas, como ocurre con otros medios y tecnologías “ahorradores de tiempo”, la
constante disponibilidad técnica del artefacto presupone que las personas que quieren utili-
tario están igualmente disponibles. en la medida en que cada vez se vierte en los procesos y
objetos técnicos más conocimiento científico, procesos y objetos que entran luego en el
mercado y en la esfera industrial, cultural y del tiempo libre, se efectúa también la difusión
del trabajo de laboratorio (h. nowotni). este se caracteriza por la presencia continuada de
los objetos y su constante disponibilidad temporal, durante las 24 horas del día. en condi-
ciones de laboratorio se puede acelerar o ralentizar, producir acontecimientos temporales
únicos, ofrecer muchas variaciones y repeticiones. poco a poco, estos procesos temporales
se introducen también en la sociedad a través de la técnica. el tiempo de experimentación,
de laboratorio, pasa al tiempo normal. pero la oferta de disponibilidad de artefactos técnicos
presupone también la disponibilidad constante de las personas que se sirven de ellos y que
deben estar a su servicio. la comunicación, incluida la de masas, quiere ser oída, vista, leí-
da, en suma, recibida.
pero la comunicación, como el uso de la técnica, está incrustada en prácticas cultura-
les. no es posible la relación directa del sujeto perceptor con su entorno. siempre existe un
nexo significativo social, una mediación cultural a través del lenguaje simbólico y los siste-
mas de signos, de las prácticas y normas sociales.
ahora bien, la comunicación requiere tiempo, es una acción, una operación que se rea-
liza en el tiempo. necesita tiempo y ayuda a que éste pase. por un lado, circula en sí misma,
y, por otro, tiene que hallar la conexión con otras estructuras temporales, con otro modelo
de organización temporal que enmarca la vida cotidiana de las personas. desde el punto de
vista de la economía, y también de la economía del tiempo, el problema tiene fácil solución.
como en el supermercado y en otros mercados del consumo, existe una oferta excesiva de
mercancías para elección de los consumidores. en el mercado de la comunicación de masas
también existe una oferta excesiva, y hasta sin el factor regulador del precio. la elección es
la oferta, los consumidores deciden. si se hace abstracción de los canales de pago como ca-
nal +, lo único que les cuesta es “tiempo”. sus costes se miden por lo que pudieran haber

9
ganado en el tiempo que han dedicado al consumo de los productos ofrecidos. sus preferen-
cias gobiernan la elección. hasta aquí el razonamiento económico.
pero la comunicación, y precisamente la de masas, no solo está sometida a la raciona-
lidad económica. precisamente por estar incrustada en sistemas de mediación y de signos,
en prácticas sociales y culturales, se efectúa a través de ella el vínculo con una forma de
tiempo “común”, públicamente compartido. cierto, puede ser un mal sucedáneo del tiempo
común de las sociedades preindustriales, compartido por el ritual y la presencia física y si-
multánea en lugares comunes, de esos tiempos “sagrados” que toda sociedad separa de sus
tiempos “profanos” pero la creciente internacionalización de los lugares y tiempos comunes
creados por los medios de comunicación de masas es una expresión cultural adecuada que,
al menos, ofrece posibilidades para que surja, en determinados momentos, una especie de
sentimiento de “pertenencia fragmentada”.
la tv podría ofrecer así ambas cosas: ser refugio del ocio, una especie de transición
entre actividades diferentes, que invita a desconectarse del estrés profesional y ocuparse de
otras cosas y otras personas. podría aprovechar así su potencial para una u-cronía, cuando
sorprende e invita a la visión creativa y a la reflexión. podría ser un medio para organizar
conscientemente el tiempo propio, para iniciar la evasión del flujo cotidiano de los aconte-
cimientos y de la presión del tiempo. podría irradiar tranquilidad, y a veces incluso silencio.
la u-cronía se mide por el carácter inimaginable de este pensamiento.
pero también podría reforzar el tiempo de la pertenencia fragmentada, el tiempo pú-
blico de la participación común en los acontecimientos, más allá de su significación local. y
no para transmitir una perspectiva central perdida, sino para tematizar su diversidad rota.
lo que ocurre un día tras otro, las horas que pasa la gente ante la pantalla y la calidad
de los programas que ven es bien conocido. no se trata de “tiempo desperdiciado”, en el
sentido que se suele emplear este concepto. ni tampoco de que contenga más tv o más tiem-
po libre. aunque la porción de tiempo libre de trabajo aumenta, sobre todo en las mayores
expectativas de vida y el menor número de años que se trabaja, su distribución a lo largo
del biotiempo es muy desigual. lo que aumenta es, sobre todo, el tiempo de desplazamiento
al centro de trabajo. si se cuenta este tiempo, la jornada laboral media ha aumentado en los
estados unidos desde 1973 de 41 a 47 horas semanales. visto así, lo sorprendente es de dón-
de saca la gente tiempo para consumir la oferta de la comunicación de masas. parece que

10
ésta debe adaptarse a su organización del otro tiempo. porque la oferta presenta cualidades
estructurales que persiguen también la rapidez y aceleración, el efecto multimedial y esa
forma de entretenimiento que ayuda a reducir el estrés. porque la presentación acaparadora,
la estructuración del contenido y la organización de las secuencias están exactamente distri-
buidas en valiosos minutos televisivos. y porque sabe adaptarse a la estructura temporal del
programa, a sus momentos débiles y fuertes, a la estructura temporal de la vida cotidiana,
sometida a una presión parecida.
las ntic (nuevas tecnologías de la información y de la comunicación) han creado nue-
vos espacios de vivencias. el mundo se ha contraído. la oferta informativa es aplastante. se
ha incrementado igualmente la conciencia de todo lo que hay y, con ella, el deseo de parti-
cipar de ello. pero la paradoja es manifiesta. a la ampliación de los deseos y-necesidades, de
estar en otros lugares de la tierra y con otras personas, de participar en otros actos, de ver
otros programas de tv, etc., a estos deseos se opone la conciencia de que el tiempo es limita-
do, la consciencia de la finitud del biotiempo. desde el punto de vista subjetivo, se acentúa
la sensación de no tener tiempo. el medio tv no tiene nada que responder a esto. a diferencia
del teatro, del concierto o de situaciones sociales semejantes, carece de intermedios. es un
medio sin pausas, sin descansos. sus transiciones son artificiales y están sometidas a la
apretada sucesión temporal. las pausas cuestan tiempo de emisión, por lo que hay que relle-
narlas. las transiciones requieren otras cualidades temporales que el medio no puede ofre-
cer, al menos por ahora. para introducir otras cualidades temporales, el usuario no tiene más
elección que encender y apagar el aparato. la cuestión radica en averiguar si es una limita-
ción inherente al medio, o si se trata de una limitación de esta cultura de comunicación me-
dial.
la investigadora alemana irene neverla ha estudiado el uso de los medios y del tiempo
por parte de los distintos sectores de la población. las conclusiones a que ha llegado se resu-
men así:
1. el tiempo es un constructo social. hay que distinguir entre la dimensión temporal objeti-
va, especialmente el orden temporal vigente en la sociedad, el cual puede ser plural, y la di-
mensión temporal subjetiva, en particular la conciencia individual del tiempo. el uso de los
medios, como acción social, hay que entenderlo en el trato con el tiempo, y se compone de
elementos objetivos y subjetivos.

11
2. en la investigación del público, de las audiencias, el tiempo libre se reduce a una catego-
ría residual, o bien a una suma de actividades. se ocultan así aspectos esenciales del trato
del tiempo en relación con los medios. i. neverla propone investigar el uso de los medios en
la organización de la vida cotidiana, y no solamente en el tiempo libre.
3. los métodos de investigación del tiempo presuponen actividades susceptibles de interva-
los, divisibles, jerarquizables. con esta simplificación se pueden averiguar duración, fre-
cuencia y alocución, repeticiones y secuencias del uso de los medios. se trata de una tarea
importante y meritoria. pero no los momentos subjetivos, ponderados, del trato del tiempo
que caracterizan su uso.

tiempo y radiodifusión
como se dijo en el primer capítulo, el desarrollo multilateral y armónico de la perso-
nalidad no sólo exige la apropiación del tiempo de trabajo, sino también una cantidad de
tiempo libre socialmente necesario. para ello, este tiempo libre debe ser tiempo propio, no
alienado, activo, creador, ocupado principalmente en la adquisición, transmisión e inter-
cambio de experiencias, en el disfrute de lo que gusta hacer y de lo que complementa el de-
sarrollo individual y social.
a pesar de las numerosas y justificadas críticas que se le hacen, la radiodifusión po-
dría contribuir de manera considerable a este desarrollo. cierto, la introducción de las tele-
visiones privadas no se ha traducido en una mejora de la calidad de la programación, sino
más bien en lo contrario. la radiodifusión pública, esto es, el conjunto de radios y televisio-
nes de titularidad pública (municipales, autonómicas y estatales), se ha degradado progresi-
vamente en su afán por competir con las privadas sobre la base de la comercialización y la
conquista de las audiencias, o sea, de los reclamos comerciales. pero esta competencia no
se ha traducido en mayores ingresos publicitarios sino en la rebaja de los precios y en el au-
mento desenfrenado de los anuncios. del patrocinio (sponsoring) de los programas se ha pa-
sado al bartering, esto es, al protagonismo directo de los productos en los mismos.
ante esta uniformidad a la baja, las audiencias empiezan a darle la espalda, refugián-
dose bien en el zapping, o, como se empieza ya a decir irónicamente, el “zafin” (de
zafarse), bien en el juguete del vídeo. este rechazo puede explicar igualmente el relativo
éxito que esta teniendo la radiodifusión local, en particular las radios municipales. es esta

12
radiodifusión local y pública la que se halla en mejores condiciones para contrarrestar la ac-
tual ola de desregulación-privatización de lo público, esto es, del pueblo, haciendo que el
consumo cultural pierda gradualmente su carácter pasivo y uniforme para convertirse en
una participación activa y plural. desde el nivel local puede frenarse la privatización (co-
mercialización) del espacio público de la comunicación, entendido este espacio como lugar
de encuentro de las diversas opiniones y formas, como articulación y expresión de las nece-
sidades e intereses comunes y cotidianos de los ciudadanos.
a pesar de todas sus limitaciones, en la sociedad actual podría hacerse un empleo más
participativo y emancipador del tiempo y de la radiodifusión. por lo que respecta esta últi-
ma, la introducción de la tv privada se ha hecho antes de que se le haya permitido a la pú-
blica desarrollar sus capacidades y explotar sus posibilidades. la privatización equivale a
una expropiación del ciudadano, por suponer una limitación o mutilación del sistema públi-
co. el criterio rector pasa a ser el de la rentabilidad financiera (beneficio privado) y no el de
la rentabilidad social. restringir el sistema público significa reducir los procesos de aprendi-
zaje en la sociedad democrática. la democracia se convierte así en un círculo cerrado de
opiniones. la opinión pública pasa a ser la opinión publicada de los pocos que tienen el po-
der para publicar, es decir, el acceso a los medios.

las radios locales


donde con mayor claridad se presentan estas posibilidades de romper la uniformidad
y de enriquecer el tiempo con actividades autodeterminadas y conocimientos del entorno
propio que conduzcan a aumentar la calidad de vida es en la radio. tras la desaparición del
franquismo y e1 acceso de la democracia política, españa ha vivido una eclosión de emiso-
ras de todo tipo que se han presentado como “alternativa”. entre todas ellas se destacan las
municipales. el masivo surgimiento de las radios municipales en españa podría entenderse,
en el contexto de la transición democrática, como expresión de los movimientos comunita-
rios, sociales, nacionales y regionales, que, además de la práctica política, también encuen-
tran en la comunicación y la cultura otras vías fundamentales para el logro de sus objetivos.
sin embargo, a pesar del desarrollo y de las perspectivas, este movimiento de comuni-
cación y cultura en torno a las radios municipales se caracteriza por la irregularidad de sus
experiencias en la solución de las diferentes dimensiones de sus problemas: definición del

13
modelo de emisora, administración, financiamiento, organización de la programación, pro-
fesionalidad o voluntariedad de los productores, etc.
esta situación es contradictoria, e incierta su evolución. algunas radios la resuelven
optando por el modelo tradicional de la radiodifusión comercial, adaptado a las necesidades
del ámbito municipal; otras hacen buenas declaraciones de intenciones en orden a una radio
participativa y de servicio público, sin que por eso lo logren. las experiencias exitosas son
poco conocidas y aisladas. no obstante, se apuntan ya algunos rasgos que podrían converger
en un modelo de radio municipal distintivo. por lo que ya se sabe, este modelo de radio se
caracteriza por ser: a) mediadora, b) participativa y c) contextualizadora.

a) la radio municipal puede definirse por dos coordenadas: el ayuntamiento, como institu-
ción representativa, y la comunidad, como realidad social. si la radio municipal responde
exclusivamente a los intereses del ayuntamiento se convierte en portavoz oficial. si la radio
quiere representar exclusivamente los intereses de la comunidad, corre el riesgo de conver-
tirse en portavoz de los grupos hegemónicos.
la radio municipal se encuentra entonces en la convergencia de dos líneas de fuerza,
cuyas relaciones deben institucionalizarse para que cumpla con sus fines comunitarios. por
ejemplo, añadir a las otras figuras de control de la radio (representantes municipales, conse-
jo de administración, gerencia) la creación de un consejo de programación en el que se en-
cuentren representadas las distintas asociaciones de la comunidad.

b) la participación de la comunidad en la producción de la programación de la radio es fun-


damental para que esta pueda cumplir unos fines enteramente nuevos: la consolidación y el
desarrollo de la democracia, promoción de la vida comunitaria y de los rasgos propios de su
cultura, contribuir a mejorar la calidad de vida, animar la acción social para el desarrollo.
esta participación se apoya en la certeza teórica y política de que los sujetos deben formar
parte de la búsqueda y aplicación de respuestas a sus necesidades reales, como condición de
eficacia para la promoción humana y social.
la participación social es una actividad organizada por parte de un grupo, con el obje-
to de expresar necesidades o demandas, de defender intereses comunes, de alcanzar deter-
minados objetivos económicos, sociales, culturales o políticos. desde luego, la participación

14
no se decreta ni se consigue en un solo acto. es un proceso que necesita ser motivado y pro-
movido en la práctica por los comunicadores comprometidos con estos fines, tomando en
cuenta las circunstancias en cada caso.
empíricamente se descubren diferentes niveles de participación, entre otros:
formar parte de (pertenecer a grupos, asociaciones, organizaciones formales e informales);
tener parte en (función pasiva o activa);
tomar parte en (lo que indica acciones concertadas, coherentes y directas).

estos niveles, estadios de un proceso ascendente, deben considerarse en la promoción


de la participación para no forzar las situaciones o para evitar construcciones artificiales. la
única participación buena es la voluntaria y consciente.
una radio municipal participativa es, entonces, un proceso abierto, en construcción,
que crece en la interacción con la comunidad. esto implica definir políticas, estrategias ac-
ciones concretas no simples declaraciones de intención.

c) una radio municipal no tiene que ser una “radio pueblerina”, que se ocupa únicamente de
lo que sucede en la demarcación municipal. la radio municipal debe saber articular lo local
con lo comarcal, lo regional, lo nacional lo internacional. los medidores que trabajan en la
radio municipal deben aprender a observar y a explicar cómo lo internacional repercute en
lo nacional, y cómo éste se particulariza en lo regional y lo local.
sin embargo, hay que tener presente que, en la articulación de estos diferentes niveles,
la acentuación mayor debe estar en lo local, pues es allí donde se concreta la contradicción
social y donde tiene lugar la acción que la radio municipal acompaña.
en suma, se trata de articular este nuevo medio de comunicación en su comunidad so-
ciocultural. esto implica, por un lado, realizar esfuerzos para hacer explícitas las necesida-
des de la comunidad y su organización en un programa de desarrollo social, y, por otro
lado, la reflexión y la búsqueda de alternativas al uso social del nuevo medio. visto en rela-
ción con los demás medios de comunicación, instituciones, espacios y prácticas culturales
existentes en la comunidad.
dado el predominio absoluto que el consumo audio visual tiene en el tiempo libre de
los ciudadanos, no importa solamente la cantidad, sino también la calidad, el contenido del

15
tiempo. de ahí que convenga examinar el empleo del mismo desde el punto de vista del ob-
jeto de la actividad(qué se hace) y desde la perspectiva de su carácter(cómo se hace). y en
este respecto, la radiodifusión tiene aún mucho que decir y hacer.
(...)
evolución de la comprensión del espacio en los medios
las relaciones entre espacio y comunicación afectan a cualquier tipo de comunicación.
parece banal indicar que la dimensión espacial es esencial para la comprensión de los pro-
cesos comunicativos. como se sabe, “los espacios son lo más importante; puesto que la per-
cepción humana está espacialmente limitada y tiene que incorporar el espacio en ella”. sin
embargo, es un hecho que hasta ahora no se le ha prestado atención a este estado de cosas.
se empezó a considerar por primera vez cuando se indagó de qué factores extra-tecnológi-
cos y organizativos podía depender la difusión de los periódicos. es en este contexto donde
surgió el término de espacio de la comunicación. pero incluso entonces el interés se limitó a
la comunicación pública. cabe que esta miopía tenga que ver con el desarrollo de la teoría
de la comunicación, que quedó ligada en la comunicación mediada por los medios de ma-
sas, en vez de reflexionar primero sobre la comunicación humana en general.
franz ronneberger aporta su grano de arena para recuperar este retraso al orientar sus
estudios hacia la comunicación directa. pues, se trata de procesos que afectan al comporta-
miento cultural de hombres y mujeres y a la cultura de la sociedad en su conjunto. la comu-
nicación no sólo está condicionada por los espacios, sino que ella misma crea y configura
espacios.
en este sentido conviene aclarar, según f. ronneberger, las cuestiones siguientes:
a) de qué espacios se trata.
b) cómo se perciben los espacios.
c) qué significan términos como experiencia, representación, sentimiento y concien-
cia del espacio.
d) qué significan los espacios para la vida de los seres humanos.
en cuanto a a) mientras que en la filosofía y las ciencias naturales el espacio está bien
definido, las ciencias sociales apenas se han ocupado de este concepto. cierto, el término
espacio se utiliza para muchas cosas, desde espacio habitable hasta espacio temporal. pero,
en el fondo, tanto individual como socialmente, el espacio se vive como territorio, como

16
una porción divisible y asequible de superficie terrestre.
el mundo habitado, y hasta el no habitado, está dividido desde antiguo en territorios.
cuando se habla de extensión, competencia y poder de los estados, se trata siempre de lími-
tes. y siempre que los límites no están definitivamente marcados, se lucha encarnizadamen-
te por ellos. las recurrentes guerras entre perú y ecuador son un ejemplo de ello. parece que
se ha llegado al final del procesado de asentamiento de toda la humanidad. donde todavía
quedan migraciones nómadas a través de las fronteras, no son más que manifestaciones
marginales. la tendencia a la territorialidad se confirmaba ya en los primeros estadios de la
evolución humana. no sólo se pertenece a un clan, sino también a un territorio. así es, sobre
todo, para los grupos regionales. los más estables son aquellos que con frecuencia se com-
ponen de distintos grupos locales. seguridad y estabilidad son los rasgos que determinan la
existencia humana en territorios. la calidad de los territorios influye también en los seres
humanos que viven en ellos.
esto no excluye que, como término e idea, el espacio se aplique también transterrito-
rialmente. se habla de espacios sociales y culturales, con lo que se significan, a su vez, terri-
torios que se describen con relaciones y estructuras sociales y culturales, aunque no estén
delimitadas linealmente. en este sentido hay que entender también el concepto de espacio
cultural.
en cuanto a b) no es necesario detallar que los espacios se perciben a través de la vis-
ta, el oído y el tacto. aquí tiene especial importancia la percepción del espacio a través de la
lengua. son sobre todo los etnólogos quienes han señalado que la lengua es algo más que un
medio para expresar pensamientos. a través de ella percibimos también nuestro entorno, en
cierto modo en el sentido de programación. se percibe lo que tiene designación y nombre, y
lo que carece de ellos pasa desapercibido.
es sabido que los diferentes pueblos y culturas interpretan y combinan de forma dife-
rente los datos sensoriales. esta y otras muchas observaciones científicas han entrado ya a
formar parte de la experiencia cotidiana de la comunicación intercultural entre europeos y
trabaja dores extranjeros procedentes de asia y África. cuando entran en contacto personas
de distintas culturas la comunicación se efectúa a varios niveles de consciencia, incluido el
inconsciente.
en cuanto a c) expresiones como experiencia, representación, sentimiento y concien-

17
cia del espacio son categorías elementales de todo lo vivo, y no sólo de la especie humana.
basta observar cómo los bebés van descubriendo paulatinamente su cuerpo, y cómo el pro-
ceso continuo de conquista consciente del entorno se inicia en el momento en que el niño
aprende a darle un nombre a las cosas de su entorno.
en este contexto, no sólo importa concebir la socialización como formación de la per-
sonalidad en sus estructuras sociales, sino también como interacción consciente con los es-
pacios en los que se mueve, comporta y orienta. estas nociones del espacio se transmiten
principalmente a través del lenguaje. uno aprende a entender la extensión de los espacios, y
no sólo la de los que conocemos por experiencia primaria, sino también la de los espacios
que transmiten el aprendizaje social y que son imprescindibles para orientarse en el mundo.
en cuanto a d) de todo lo anterior se deduce que los espacios vividos primaria y se-
cundariamente, de forma inconsciente y consciente, determinan en gran medida la existen-
cia humana y sus formas. y estas relaciones se transmiten y crean a través del lenguaje. pero
no hay que olvidar cómo marcan también los espacios por su mera existencia. basta recor-
dar los ejemplos extremos de los habitantes de las montañas y de las islas, o los del campo
y la ciudad. y hoy se han borrado ya estas divisiones toscas y se hacen distinciones más re-
finadas. en su proceso de socialización y aprendizaje, el autor de este trabajo ha vivido en
carne propia la dimensión espacial y temporal de estas determinaciones: desde el ambiente
del pequeño pueblo donde nació y se crió, pasando por la capital de la provincia donde hizo
el bachillerato, la gran metrópoli donde inició sus estudios superiores, la universidad alema-
na donde los culminó, hasta la residencia en norteamérica durante nueve años de docencia
universitaria y su posterior regreso a la capital de españa y a la universidad española.
lo sorprendente de la existencia humana es su capacidad de adaptación a otras condi-
ciones espaciales, vale decir, la capacidad para vivir bajo condiciones espaciales diferentes.
esta afirmación no contradice la tesis del arraigo del ser humano a la tierra. se pueden echar
raíces, claro está, en suelos diferentes.
ahora bien, al hablar de la relación entre espacio y comunicación, en particular de la
comunicación pública, hay que tener en cuenta que la comunicación debe entenderse como
parte de la actuación social, acercándose a la interacción. cuando la teoría de la comunica-
ción la toma en cuenta, se refuerza con implicaciones espaciales. en la comunicación direc-
ta, del contacto elemental humano, los participantes actúan bajo determinadas condiciones

18
espaciales. en cierto sentido, el espacio media la acción, adopta en cualquier caso el carác-
ter de una variable interviniente. la acción social se efectúa siempre en lugares concretos, y
lo mismo puede decirse de la comunicación, incluida la pública.
si se parte de la cualidad interactiva de la comunicación puede concluirse que la co-
municación, como toda actuación social está condicionada, si no determinada, por toda una
serie de factores, relaciones e influencias medioambientales. en este sentido, f. ronneberger
destaca cuatro dimensiones:
1) la distancia comunicacional, esto es, la importancia de la distancia espacial para que se
dé y transcurra la comunicación.
2) las condiciones espaciales de la comunicación pública.
3) la tematización de la comunicación pública por las estructuras espaciales.
4) la importancia de la comunicación pública para el surgimiento de formas de vida espa-
ciales.
la distancia comunicacional resulta, por un lado, con independencia de la intención de
los participantes de entenderse o eludirse y, por otro lado, voluntariamente como fijación de
distancias, sobre todo, en la comunicación del dominio y tipos semejantes. como ejemplos
pueden servir las normas del ceremonial cortesano bizantino o español, donde se especifi-
caban con la mayor precisión las distancias entre personas de mayor o menor rango, los to-
nos de la voz o incluso las posturas del cuerpo.
las cosas son distintas con las distancias involuntarias. ya se sabe que el comporta-
miento varía según se comunique con alguien con proximidad inmediata, una distancia me-
dia o con cierta lejanía. uno no deja que otros se acerquen o hablen a determinada distancia.
se modula la voz en función de la distancia a que se hable. unos espacios favorecen la sepa-
ración, como las salas de espera de las estaciones y otros fomentan la aproximación entre
las personas, como las mesas de un café.
la historia de la comunicación directa es bien conocida. sus testimonios están en las
ágoras y foros, desde la antigüedad clásica hasta hoy día. el papel social de los lugares de
reunión en los distintos países, culturas y épocas lo han vuelto a descubrir, y por eso lo rei-
vindican, los movimientos ciudadanos y ecologistas del presente.
lo que hasta el siglo xx se lograba con la voz humana lo superan hoy con creces los
altavoces. pero, a pesar de las facilidades técnicas de la transmisión, los espacios no pueden

19
ampliarse a discreción. lo determinante para el efecto de las comunicaciones es, además del
sonido, la presencia visual del locutor. en el cine o la tv el espectador goza de la ventaja de
la cámara enfocada al que habla, que se puede centrar en él hasta el detalle. a costa, claro
está, de perder las relaciones espaciales. con todo, no puede equipararse a la riqueza de la
comunicación directa.
el punto de vista decisivo aquí se refiere a la configuración del espacio para la comu-
nicación pública. con ello se establecen al mismo tiempo las formas políticas básicas. el pú-
blico democrático necesita las discusiones. los espacios no pueden rebasar ciertas dimensio-
nes. tienen que permitir y estimular las manifestaciones espontáneas de los ciudadanos,
transmitir cierta intimidad y, sobre todo, satisfacer el sentido de belleza. las grandes plazas,
en cambio, toman en consideración la necesidad de los sistemas autoritarios y dictatoriales
para las asambleas y desfiles rigurosamente organizados. los ciudadanos se reúnen en ellas
para recibir las consignas y las indicaciones. hoy día, esto se hace reforzando la simbología
visual de antes con los altavoces y cintas sonoras.
si, por otro lado, se piensa que el tamaño de los estadios griegos y romanos y de las
catedrales en la edad media estaba pensado para acoger a toda la población adulta de las
respectivas ciudades, que la arquitectura de las mezquitas tiene en cuenta a la población
masculina con sus ejercicios corporales rituales, en las funciones de los claustros y otras
construcciones menores en las grandes iglesias y conventos, resulta evidente la interacción
entre espacio y comportamiento religioso, así como de la conciencia política.
para el análisis de la interacci6n entre comunicación pública y refacciones espaciales
en general, f. ronneberger ofrece los puntos de vista siguientes:
* como resultantes de toda una serie de circunstancias, acciones y comportamientos estruc-
turales, los espacios culturales son creadores y estabilizadores de la comunicación pública
(de masas).
* de donde los ámbitos de difusión de las comunicaciones de masas se corresponden con la
extensión y el carácter de los espacios culturales.
* la prensa, en especial la diaria, constituye espacios de comunicación propios.
* la “superación del espacio” por los medios de transporte modernos se corresponde con la
ampliación de los espacios comunicacionales.
* aumenta la separación de la conciencia espacial de los receptores en espacios primarios y

20
secundarios.
* la vivencia de las representaciones (nociones, ideas) espaciales transmitidas por los me-
dios tienen límites sociales y psíquicos.
* las peculiaridades y contradicciones de la realidad medial se dan también en la relación
espacial de la comunicación medial.
en las ciencias sociales se designa como espacio cultural (cultural area) un ámbito
geográfico en donde se dan mayoritariamente formas culturales concordantes, o sea, en lo
esencial, comportamientos sociales concretados mediante símbolos a través de generacio-
nes, que toman forma en instrumentos y producciones y se hacen conscientes en representa-
ciones de valor e ideas. claro que no se pueden delimitar con precisión los espacios cultura-
les, pero sí se puede conocer el paso de uno a otro en numerosos rasgos, entre ellos la len-
gua y los dialectos.
la comunicación, en cualquiera de sus formas, adquiere gran importancia como crea-
dora y estabilizadora en el nacimiento y desarrollo de los espacios culturales.
mientras que la mayoría de los periódicos diarios han dependido de pequeños espa-
cios por razones técnicas de producción y distribución, el desarrollo de la radiodifusión ha
seguido puntos de vista y “leyes” totalmente distintas. con la radio no sólo empezó una nue-
va técnica medial. su nacimiento y su impetuoso desarrollo supuso una revolución en la
comprensión del espacio y la comunicación. si el teléfono había superado ya la necesidad
de la proximidad física entre los participantes, la radio permitía ahora presenciar en la fan-
tasía cualquier tipo de procesos y acontecimientos en tanto fuesen sonoros y los explicase
un locutor. la gente aprendió pronto a “oír” de una nueva manera. no sólo aprendió a dife-
renciar voces, sino también a ordenar las voces en distintas condiciones espaciales. se tuvo
así una expansión fascinante de la imaginación espacial, apenas realizable por las personas
de hoy día. emisoras de onda media, corta y larga compitieron desde un principio por radios
de acción cada vez mayores. la extensión parecía no tener límites. tan sólo las diferentes
lenguas la limitaban a los espacios culturales nacionales. pero hasta las mismas fronteras re-
sultaban superables. los gobiernos, empezando por el de la urss, utilizaron pronto este nue-
vo instrumento para fines propagandísticos, creando las emisiones en lengua extranjera.
pero el desarrollo tomó la dirección inversa. el impulso decisivo vino de la fm. con
ella se hizo posible cubrir un número mayor de espacios pequeños.

21
entretanto, el mundo no sólo “vive” con el oído, sino también con la vista, gracias a la
tv. no se sabe aún si han remitido las capacidades auditivas. lo cierto es que se sigue escu-
chando la radio. en cualquier caso, la tv incrementado considerablemente la ilusión de la
presencia espacial. y, sin embargo, siempre sorprende ver un paisaje o el interior de un edi-
ficio con los “propios ojos”, al compararlos con las imágenes de la tv. lo contrario también
es cierto. el cineasta aficionado descubre una y otra vez lo “nuevo” que le resulta el am-
biente familiar en la contemplación cotidiana de la película.
más allá de los espacios culturales se abren los “espacios” de los informados y gente
de la misma opinión. la radiodifusión ha experimentado un desarrollo paralelo al de los me-
dios de transporte en la superación del espacio. distancias de miles de kilómetros se redu-
cen a nada cuando oímos en el altavoz o vemos en la pantalla sucesos de asia, África o
américa como si ocurrieran a la puerta de casa.
todavía es muy pronto para saber lo que esto significa para la orientación espacial de
las personas. es de sospechar que se están produciendo cambios profundos.
puede afirmarse que, a pesar de toda la perfección tecnológica en la sugestión de la
realidad, la realidad medial sigue sus propias “leyes”. al fin y al cabo, en la época pre-elec-
trónica la gente intentaba formarse una imagen de los espacios extraños (y desconocidos).
leían descripciones de viajes provistas de dibujos y luego de fotos. pero la distancia con la
realidad se mantenía.
desde una perspectiva cultural pesimista, uno puede imaginarse que desaparece el in-
terés por la experiencia primaria, directa, de los espacios, puesto que los secundarios y me-
diados son mucho más interesantes. en realidad se sabe muy poco sobre la percepción de
informaciones espaciales. frente a las expectativas pesimistas hay otras optimistas. así, la
capacidad perceptiva personal podría estimularse y reforzarse con el encuentro de otras in-
formaciones mediadas. una parte esencial de la percepción consciente consta de compara-
ciones. por eso es de suponer que los sentidos se refinan con informaciones de otros. no
está demostrado que la ampliación de la experiencia espacial con ayuda de los medios elec-
trónicos conlleve necesariamente el menoscabo de la vivencia primaria.
por último, el incremento de movilidad espacial gracias a los transportes modernos es
la premisa de mayor experiencia espacial, y las posibilidades de viajar para un sector cre-
ciente de la población crean nuevas condiciones que se representan en el interés por las co-

22
rrespondientes informaciones mediales.
los jóvenes de hoy viven el acontecer del planeta como acontecimiento medial. cono-
cen los actores políticos de sudáfrica, japón o eeuu casi cara a cara y saben cómo es y cómo
se comporta la gente de esos países, así como las condiciones espaciales en que viven. la
objeción de que se trata de un conocimiento superficial se puede refutar preguntando cómo
era el conocimiento que los españoles tenían en el siglo xix de cuba, filipinas o las maria-
nas, o a qué distancia de emilio castelar o de cualquier ministro podría acercarse.
finalmente unas palabras sobre la tendencia al regionalismo, mencionado más arriba.
por regla general se analiza como necesidad de dominar las condiciones sociales, de volver
a las tradiciones políticas nacionales o regionales ante las coacciones centralistas o imperia-
les. poca atención recibe, en cambio, el aspecto espacial.
el regionalismo es precisamente un concepto clave en la relación hombre-espacio. a
pesar de todas las facilidades modernas de transporte, a pesar de la mayor movilidad de las
personas en la civilización actual, a pesar de la sugestión medial de que se vive en una so-
ciedad mundial (la aldea global de mcluhan) parece aumentar el interés por lo cercano. el
regionalismo no implica necesariamente una determinada idea de extensión territorial. es
más bien un principio de orden social y político que puede adoptar las formas más diversas:
desde la autodeterminación de áreas parciales de un todo estatal, hasta la autoadministra-
ción de municipios. también puede entenderse como fermento de peculiaridades culturales
y formas especiales de producción en formaciones estatales centralistas.
lo decisivo es el regionalismo en la autoconciencia de coexistencia y pertenencia sur-
gida a través de 1a comunicación. de otro modo no se explicarían las cargas afectivas que
se expresan en determinadas acciones políticas.

operatividad del espacio en comunicación


la relación espacio-comunicación suscita toda suerte de asociaciones. estas pueden ir
desde la comunicatividad de una habitación hasta las redes mundiales establecidas por los
satélites, desde las condiciones comunicativas de una organización hasta las estructuras co-
municativas locales o regionales.
como elemento configurador y configurable, el “espacio” es cada vez más objeto de
discusión científica, sobre todo en relación con las nuevas tecnologías de la información y

23
de la comunicación (ntic). los extremos de esta situación están representados, de un lado,
por la tendencia a la nivelación en una “sociedad mundial” y de otro, en la creciente deso-
rientación o tendencia a retirarse al espacio vital directo. entre estos dos polos existe toda
una red de puntos de partida.
mientras que la dimensión temporal se ha incluido desde hace años en la investiga-
ción comunicacional, se carece aún de conceptos precisos para la dimensión espacial. la va-
riable tiempo se ha convertido en una magnitud natural de los procesos comunicativos.
mientras la cuestión del “cuándo” y “cuánto tiempo” está asegurada teórica y empíricamen-
te la del “donde” no lo está en abso1uto.
las ntic eliminan la referencia espacial de la comunicación. actúan desde el nivel glo-
bal hasta el nivel individual del espacio.
hasta ahora, el espacio se ha estudiado como limitación de las estructuras comunicati-
vas, como algo en donde pasa algo. pero esta no es más que una función del espacio. los lí-
mites de la investigación se ponen de manifiesto cada vez que buscan otras funciones del
espacio.
así se tiene, por un lado, la función de impulso u obstaculización, la cuestión de cómo
las condiciones espaciales pueden estimular determinadas intenciones comunicativas. por
otro lado, la teoría de la comunicación choca literalmente con sus límites cuando abandona
el nivel espacial y se ve obligada a explicar el nexo con espacios superpuestos o subordina-
dos. la función de vínculo o vernetzung de los espacios como redes jerárquicas o relaciona-
das de comunicación tampoco se ha estudiado. aquí se incluyen cuestiones de cómo difun-
dir mensajes entre distintos niveles espaciales o la de si se puede aprovechar para determi-
nadas intenciones comunicativas la relación entre espacios.
en una época de creciente desorientación espacial resulta prometedora la inclusión de
la “dimensión oculta” de e.t. hall en el proceso de comunicación. como ya se ha menciona-
do en otro lugar, el economista canadiense h a. innis reconoció la tendencia centralizadora
de las ntic. j meyrowik, por su parte, intenta demostrar que determinados medios eliminan
la función del espacio como algo incluyente o excluyente y crear nuevos espacios, los lla-
mados “entornos informáticos”. para él, lo específico de los medios electrónicos, en espe-
cial de la tv, es la supresión de los lugares, hasta ahora separados, para la acción comunica-
tiva. las paredes, en su calidad de barreras comunicativas espaciales, han recibido oídos y

24
ojos. los niños saben acerca de los “temas adultos”, los parados oyen las noticias económi-
cas, las mujeres conocen los “temas de los hombres”, y viceversa.
por consiguiente, cambian las identidades grupales. se mezclan lo masculino y lo fe-
menino, lo infantil y lo adulto, y hasta las autoridades cambian. y todo esto ocurre por la se-
paración entre lugares sociales y físicos mediante los medios electrónicos, por la posibili-
dad de participar en situaciones sociales sin estar presente en ellas.
otros trabajos que han contribuido a desarrollar una teoría de la comunicación referi-
da al espacio son los que se ocupan de los aspectos comunicativos del entorno construido,
que responden a preguntas como la de por qué unos espacios se sienten como comunicati-
vos y otros no. la capacidad humana para aislarse o no a los estímulos del entorno, repercu-
te también en la recepción medial.
en fin, si se tiene en cuenta desde un principio el factor espacio, por ejemplo, el obje-
tivo de incrementar la tasa de lectura de la población no depende sólo de los maestros, pa-
dres y medios sino también de los arquitectos, urbanistas y planificadores del espacio.
indicaciones sobre la relación entre espacio y comunicación hay muchas. pero falta
un modelo útil que permita incluir esta relación en la concepción teórica y en la práctica in-
vestigadora.
para la elaboración de este modelo ursula maier-rabler parte de la contraposición en-
tre espacio y comunicación en una matriz bidimensional. los puntos de intersección de esta
matriz son ideales para la formulación de los posibles problemas. pero antes de rellenar esta
matriz hay que buscar una estructuración apropiada, o mejor escala, de ambos ejes: espacio
y comunicación.
la matriz de más abajo, elaborada por ursula maier-rabler, muestra posibles
“espacios” de investigación resultantes de distintos accesos teóricos y metodológicos.
en el nivel pragmático se utilizan las divisiones espaciales dadas (en general políticas
o jurídicas) para delimitación. aquí habría que colocar los estudios de la estructura comuni-
cativa de una comunidad autónoma o de una ciudad, como unidades territoriales. las unida-
des pragmáticas se definen por su extensión correspondiente. si se toma un edificio como lo
define la oficina municipal del catastro, eso sería una operatividad pragmática. lo mismo
vale decir de una habitación por el hecho de tener cuatro paredes, un suelo y un techo. ope-
raciones pragmáticas de edificios construidos apenas se efectúan en los estudios empíricos

25
de la comunicación.
a nivel funcional el espacio se define en el sentido de las funciones principales que
debe cumplir sobre la base de su equipamiento. estas funciones vienen dadas, ya sea en los
planos de empleo de las superficies (zona residencial, industrial, etc), ya sea en definiciones
(museo, escuela, polideportivo, palacio de deportes, etc.).
en el nivel de acción se intenta alcanzar la congruencia de los espacios individuales
de acción con las definiciones espaciales o territoriales. la congruencia espacial de la exten-
sión de las actividades económicas de una sociedad lleva a la definición de espacios econó-
micos. por lo general, los espacios de acción son el resultado de estudios que originalmente
se iniciaron en el nivel pragmático o funcional.
a nivel de conciencia lo primordial es la representación cognitiva de determinados es-
pacios. los espacios así definidos se designan como “mapas mentales” y provienen de la
psicología, aunque hoy forman parte de los estudios geográficos y sociológicos del espacio.
estos distintos niveles de operatividad no representan ninguna escala del eje espacial,
pero pueden hacer de tercera dimensión que permite considerar cada nivel espacial desde
una perspectiva diferente.
en la matriz siguiente el espacio se presenta en una escala continuada de menor a ma-
yor. desde el punto de vista de sus dimensiones físicas, todos los espacios, geográficos o
construidos, pueden ordenarse en semejante continuidad.
la matriz no es más que una tosca armazón para formular problemas (cuadro 2). los
dos ejes se escalan de “pequeño a grande” en el eje del espacio, y de “intrapersonal” a “me-
dial de masas” en el de la comunicación. los puntos de intersección muestran posibles pun-
tos de partida para la investigación, teniendo en cuenta que los límites son flexibles y que
limitarse a un solo nivel no conduce a la meta.
en la matriz se han incluido, a título de ilustración, cuatro puntos de intersección. pa-
rece necesaria la reformulación de la cuestión central acerca de la comunicatividad de un
espacio y lo espacial de la comunicación: en cada punto de intersección puede plantearse la
función del espacio para la comunicación y la función de la comunicación para el espacio.
he aquí algunos de los planteamientos que se pueden hacer:
1. ¿qué relación existe entre comunicación global e interpersonal? ¿qué función desempeña
el espacio global para la comunicación interpersonal y, viceversa, qué función adopta la co-

26
municación interpersonal en el espacio global? ¿puede aclarar el análisis de estas cuestiones
la relación entre la “globalización” de la acción humana y la “desorientación” del indivi-
duo? ¿pueden aportarse nuevas respuestas a preguntas que, por ejemplo, se refieren a la in-
fluencia de las corrientes globales (culturales, económicas, etc) en el modelo individual e
interpersonal de comunicación, o en la aceptación individual de nuevas tecnologías de co-
municación?
2. ¿cómo se organiza la comunicación de masas a nivel espacial de cc.aa. o de provincias?
¿qué papel desempeñan esos niveles medios para la comunicación social de masas? ¿cam-
bian los medios de masas tradicionales cuando se concentran a nivel regional? ¿pueden
contrarrestarse así las tendencias a la concentración y abrir nuevos mercados? ¿es una co-
munidad autónoma un nivel espacial apropiado para la comunicación de masas?
3. ¿qué función puede tener una determinada área de población para la comunicación de
familias o de grupos informales (manualidades, tertulias, etc.)? ¿qué función desempeñan
las asociaciones en el proceso de comunicación de un barrio? en este punto de intersección
se demuestra cómo los diferentes niveles de acceso a1 espacio pueden conducir a la dife-
renciación de los posibles planteamientos.
4. ¿qué función comunicativa tiene un edificio determinado para una organización? ¿influ-
ye la estructura comunicacional interna en la configuración espacial del edificio? ¿puede in-
formar la estructuración espacial de un edificio acerca de los procesos comunicativos que
se efectúan dentro de él?
todas estas preguntas y muchas más por el estilo, pueden servir para ilustrar las múlti-
ples posibilidades que existen para estudiar la relación entre espacio y comunicación.

perspectiva ecológica
el concepto de “ecología de la comunicación” está empezando a cuajar. en españa lo
utilizó el autor de este trabajo en relación con los medios de comunicación en 1989. en ese
mismo año se fundó en la rfa el “institut für informations und kommunnikationsökologie”
de dortmund.
el interés ecológico de la comunicación no debe entenderse sencillamente como des-
criptivo. se sustenta más bien en la sospecha de amenaza que se deriva de las experiencias
efectuadas hasta ahora por la tecnología. estas dicen que todo tipo de innovación tecnológi-

27
ca no sólo conlleva efectos deseados y sorprendentes.
de todos es sabido que la industrialización del trabajo manual y la aplicación de la
tecnología durante los últimos decenios ha llevado a la amenaza grave de la biosfera. hoy
cabe preguntarse si la “industrialización del trabajo mental” no supone una amenaza seria
para 1a sociosfera.
por lo demás, parece darse una analogía entre la biosfera y la sociosfera. igual que la
biosfera es un sistema vivo, en el que todo está interrelacionado, también lo es la comunica-
ción, en la que están integradas todas las partes. esto significa que las intervenciones tecno-
lógicas en esta red de comunicación tienen en última instancia repercusiones globales y que
los efectos pueden presentarse en la forma típica de los sistemas vivos, a saber, según prin-
cipios de autorregulación, homeostasis, etc.
los conceptos sistémicos, opina barbara mettler-meiborn, tienen especial significado
para el enfoque ecológico de la comunicación debido a su índole sistémica. más no por eso
hay que excluir otros puntos de vista a la hora de analizar y entender los efectos de los me-
dios o de las tecnologías de la información y de la comunicación. la realidad es compleja y
tiene muchas caras.
en este contexto interesa cómo puede desarrollarse la comunicación bajo las condicio-
nes de los sistemas tecnológicos, o qué condiciones espaciales, sociales y temporales se re-
quieren para poder adquirir competencia comunicativa bajo las condiciones de sistemas tec-
nológicos desarrollados. la competencia comunicativa comprende, en lo esencial, lo si-
guiente: capacidad para percibir el entorno natural y social y expresar las necesidades pro-
pias en interacción con los del entorno. esto presupone experiencias correspondientes en si-
tuaciones sociales y espacios experimentales.
pero las experiencias cambian. si se contempla el desarrollo de las infraestructuras
durante los últimos 150 años, se pueden constatar cambios en los espacios que hoy parecen
adquirir una calidad nueva. las infraestructuras pueden diferenciarse en las que sirven para
el transporte de bienes materiales (ferrocarril, carreteras, etc.) y las que transportan bienes
inmateriales o noticias (teléfono, radiodifusión, etc.).
gracias a las primeras se han ampliado los espacios geográficos de la experiencia hu-
mana, sin que necesariamente se tenga que perder el contacto con el entorno inmediato. se
ha efectuado un desplazamiento en favor de los espacios lejanos. los radios de acción se

28
amplían a medida que aumenta la rapidez de los medios de transporte y acercan la lejanía.
con la segunda clase de infraestructuras se crean espacios inmateriales, es decir, espa-
cios de experiencia que sólo se dan en la imaginación y muy en particular en la tv. se pierde
con ellas el lugar, el tiempo y la sensorialidad, esto es, tiene lugar una descontextualización
de la información y la comunicación.
las posibilidades perceptivas, extraordinariamente ricas y complejas, se aprovechan
en una parte mínima. de ahí que se hable de la desmaterialización o pérdida de la sensoriali-
dad de las experiencias con la aplicación de las tecnologías. las experiencias directas se re-
ducen a experiencias mediadas y mediatizadas.
los intereses económicos también producen cambios. las infraestructuras cuestan mu-
cho dinero. de ahí que para hacerlas rentables se siga el principio de la economía de señales
(pross). en este sentido desempeñan un papel decisivo la superación del espacio, como fac-
tor que consume tiempo, y el empleo racional del tiempo en el proceso de trabajo. ambas
cosas exigen innovación constante, aunque en la actualidad sean las tecnologías relaciona-
das con la información y la comunicación las que hagan la aportación más importante.
las innovaciones se inician en el sector militar y económico y pasan luego al sector
privado. de este modo se aplican en la esfera privada lógicas de la superación del tiempo y
del espacio que fueron determinantes en lo militar y económico. en este sentido la interac-
ción con el entorno es el resultado de la política militar y económica. el viejo aforismo de
que una sociedad es como se comunique en ella se modifica en el sentido de que una socie-
dad es como se comunique en economía.
se vuelve así a la sospecha de amenaza formulada al principio, a los efectos que pue-
den tener los cambios inducidos por la tecnología y la economía en la interacción con el en-
torno natural y social.
por la biosfera se sabe que muchas intervenciones puntuales en los contextos natura-
les pueden desembocar en efectos de inversión. cuanto más se apliquen las tic (tecnologías
de la información y la comunicación) o los medios en la comunicación cotidiana tanto más
se reforzarán los procesos de descontextualización, de pérdida de lugar, tiempo y sensoriali-
dad en la comunicación y en la experiencia.
dónde y cómo se busquen los peligros de esta evolución depende, a su vez, de los in-
tereses específicos. así, por ejemplo, tiene sentido analizar sus repercusiones en las estruc-

29
turas de poder y dominio y en la organización de la sociedad.
por las teorías de la socialización y de la psicología social se sabe lo esenciales que
son las relaciones comunicativas para la formación de la identidad, la capacidad de rela-
cionarse con otros y la competencia comunicativa. la salud mental y la capacidad para deli-
mitar el trato con otras personas y declararse solidario con ellas, todo esto se aprende en la
interacción directa con el entorno natural y social. y esto no puede hacerse de forma abs-
tracta o medial, sino que implica acción directa en el aquí y en el ahora, interacción directa
en un espacio y en un tiempo dados, con el concurso de los sentidos y de las posibilidades
expresivas. requiere la calidad especial del intercambio directo, del principio dialógico. re-
quiere el espacio de la experiencia sensorial concreta; la comunicación contextualizada y si-
tuacional. exige la respuesta, la reacción humana, que amplía la visión, la comprensión in-
dividual del entorno social y del mundo.
pero para desarrollar y practicar esta actividad se requieren condiciones básicas exter-
nas en las que puedan desplegarse. es menester el entorno natural y social vivo, en vez de
los sistemas tecnológicos rígidos en los que los seres humanos están fijados en el sentido
del diálogo persona-máquina. requiere espacios sensorialmente perceptibles en donde pue-
da desplegarse la profusión social y humana del instante. se trata de “lugares del tiempo”,
lugares del encuentro, de entrar en contacto: mercados, plazas, campos deportivos, patios,
cafés, iglesias, etc.
este tipo de lugares de actividad simultánea parecen desaparecer cada vez más del es-
cenario, ya sea en el trabajo, en público, o en casa. el diálogo con el compañero o compañe-
ra de trabajo se ha sustituido por el diálogo con la pantalla del ordenador. el lugar de la co-
cina y del comedor como centro cálido de la familia y la comida en común lo ha ocupado la
cocina rápida. la pequeña tienda que invitaba a la charla con el vecino lo ha desplazado el
supermercado despersonalizado.
y, como dice barbara mettler-meiborn, aún no se ha llegado al fin. gracias a las infra-
estructuras de la telecomunicación deben desaparecer del escenario hasta esos lugares de
escasa comunicación social. quien quiera quedarse en casa podrá hacer sus compras a tra-
vés de la pantalla de su ordenador (teletienda, telecompra, etc.), resolver asuntos burocráti-
cos con las autoridades (declaración de la renta, situación de las carreteras, etc.), pedir un
telediagnóstico al médico, emprender televiajes, teleaprendizaje, etc., etc. y viceversa,

30
quien quiera seguir en su lugar de trabajo podrá hacer todo esto con el mando a distancia:
encender el horno, encender y apagar las luces y la calefacción, controlar robos, etc.
la tendencia económica apunta también en otra dirección la de sustituir los lugares de
comunicación intensiva por una profusión cada vez mayor de relaciones comunicativas tec-
nológicas.
“el futuro de las ciudades está en la comunicación”, se dice, significando con esta
afirmación la infraestructura telemática de las ciudades del mañana.
ante esta creciente mutilación de los aspectos más humanos de la comunicación, la re-
lación e interacción directa entre las personas, cabe preguntarse, primero, ¿qué hacer? y, se-
gundo, ¿qué investigar?
los desarrollos tecnológicos del pasado y, en particular, los del presente están dispues-
tos de tal manera que los espacios de la experiencia humana se definen cada vez más de
manera medial. las experiencias mediales tienen una importancia secundaria en la forma-
ción de la personalidad, en el aprendizaje de la capacidad de relacionarse y de la competen-
cia comunicativa. pueden, incluso, oponerse a éstas si se carece de espacio suficiente para
interactuar directamente con el entorno natural y social. por todo esto hay que reivindicar,
proteger y fomentar los espacios experimentales) los lugares públicos, contra la retificación
(red, tejido) telemática de la sociedad. esta reivindicación se refiere tanto a la vida cotidiana
privada como a la esfera pública laboral. si se piensa que el ser humano es, en gran media-
da, producto de la comunicación, gracias a la cual compensa sus carencias afectivas y cog-
nitivas, si se tiene en cuenta, por tanto, que necesita la comunicación con los demás en el
trabajo cotidiano, en público y en la vida privada, se reconocerá la importancia de los luga-
res del tiempo como espacios de la comunicación.
cada cual puede experimentar por sí mismo, la ola de desregulación, esto es, privati-
zación, que afecta a ámbitos cada vez más numerosos de !a vida y de la sociedad. la privati-
zación de los espacios públicos equivale a una expropiación del ciudadano, por suponer
siempre una limitación al uso público, esto es, del pueblo.
ante el abandono creciente de los servicios públicos y su privatización, esto es, su co-
mercialización privada, se impone la necesidad de defender los espacios públicos que aún
quedan y luchar por ampliarlos. de otro modo, pronto los ciudadanos se quedarán hasta sin
plazas donde reunirse.

31
la democracia, como sistema abierto, implica necesariamente espacios abiertos, a los
que todos pueden acceder. el espacio público debe ser del público, o mejor dicho, de los pú-
blicos, el lugar de encuentro del pluralismo y de la interacción social. en este sentido, los
espacios públicos tienen gran importancia para el disfrute y uso colectivo del tiempo libre,
de la comunicación, del consumo de cultura, del asueto y esparcimiento, etc.
las plataformas municipales y las diferentes asociaciones vecinales y ciudadanas pue-
den ser vehículos adecuados para la defensa y ampliación de los espacios públicos. son las
más descentralizadas y próximas al conjunto de los ciudadanos y, por tanto, las que mejor
pueden articular sus intereses y necesidades, las que más fácilmente pueden dar acceso a la
participación. defender los espacios públicos equivale a combatir la fragmentación social,
el aislamiento, la incomunicación, y, en última instancia, a mejorar la calidad de vida.
no hay que olvidar que uno de los rasgos distintivos de la cultura mediterránea es pre-
cisamente este tipo de espacios. el ágora y el foro no surgieron en las frías brumas nórdicas.
estas disposiciones y usos del espacio permiten formas de convivencia que favorecen el de-
sarrollo de las relaciones sociales, de la vivencia colectiva de las cosas. a través de ésta se
descubre lo que se tiene en común con el otro y, por ende, se fomentan los sentimientos de-
mocráticos y solidarios. de ahí que reducir y privatizar los espacios públicos equivalga a
mutilar las potencialidades humanas y a empeorar la calidad de vida.
se necesitan lugares del tiempo que fomenten la comunicación, sin tener que estar pri-
mero organizados. tienen que mantenerse en el tejido de relaciones sociales de manera que
se visiten cotidianamente. se necesitan relaciones comunicativas múltiples y creativas, esto
es, una buena mezcla de espacios comunicativos y perceptivos mediales y no mediales. esto
significa que la telecomunicación no es deseable a cualquier hora ni en cualquier lugar.
se necesita el derecho a la no asequibilidad y a zonas o tiempos sin tecnologías a fin
de protegernos de la omnipresente agresión medial. esto tiene especial importancia en la
época de la telefonía móvil y de la comunicación altamente tecnificada de la oficina.
sólo si se logran reconocer estos valores se podrán defender. de otro modo ocurrirá
con la comunicación lo que sea técnicamente factible, inducible. y eso podría ser la comu-
nicación atemporal, descontextualizada, insensibilizada, de que se ha hablado más arriba.
¿que hay que investigar, entonces? si el ser humano es 1a medida de todas las cosas,
la investigación debe abordar los desafíos de las teorías sistémicas y preguntarse qué cam-

32
bios sufre la comunicación como sistema a través de crecientes procesos de informatización
y tecnificación.
como este proceso afecta a todos, se trata, en última instancia, de formular una ética
de la comunicación ante los últimos desarrollos tecnológicos, y tomar en consideración las
amenazas que se derivan de otros procesos de difusión tecnológica. esto lleva a toda una se-
rie de cuestiones que puede plantearse la investigación.
1. cuáles son los elementos básicos de una ética de la comunicación en la era de la llamada
sociedad de la información, caracterizada, sobre todo, por procesos crecientes de mediatiza-
ción e informatización.
2. cuáles son !as condiciones sociales, espaciales y temporales para el aprendizaje de la
competencia comunicativa y, a decir verdad, condiciones necesarias, no suficientes.
3. qué significa comunicación como sistema retificado vivo.
4. qué significan creatividad, diversidad y productividad como premisa de la autorregula-
ción en los procesos de comunicación humana.
5. qué lugares importantes del tiempo tiene la sociedad en el sentido de lugares de la comu-
nicación. ¿corren peligro de desaparecer, y si es así, se pueden conservar o crear otros nue-
vos?
6. dónde residen las fuerzas motrices (impulsos) esenciales para el cambio de la comunica-
ción y a qué intereses sirven.
7. qué medidas organizativas, institucionales y tecnológicas son necesarias para lograr la
comunicación deseable.
8. cómo puede impedirse que la comunicación se convierta en objeto de dirección y regula-
ción tecnológica, para que no nos desplacemos hacia una “cibernocracia” y, por tanto, su-
cumbamos a 1a comprensión mecanicista de la comunicación.

para la organización de la teoría de la comunicación esto significa:


a) romper los límites entre medios de masas y medios de comunicación individual;
b) abandonar los conceptos estrechos de causa-efecto;
c) analizar cada vez más el lado tecnológico de los medios y de las tic;
d) incluir en la investigación los factores económicos;
e) abordar la cuestión de la ética ante este desarrollo tecnológico, que afecta al meollo de la

33
teoría de la comunicación, si es que se toma en serio su nombre.

34
romano, v., “trato cotidiano del tiempo y comunicación” (111-134) y “ espacio y co-
municación” (183-212)
en el tiempo y espacio en la comunicación. la razón pervertida., guipúzcoa, informe, 1998.
1. ¿cómo se relaciona el tiempo de los medios con el biotiempo de las personas?
2. ¿en qué medida el manejo del tiempo social de los medios conforma el tiempo del públi-
co?
3. ¿sistematice las características de la relación tiempo, medios y postmodernidad.
4. ¿por qué las radios locales modifican el uso del tiempo y la participación de los oyentes?
5. explique la noción de espacio como percepción subjetiva.
6. ¿qué importancia adquieren las distancia en la interacción comunicacional?
7. piense en ejemplos de interacciones comunicacionales que ilustren los espacios de inves-
tigación descriptos en la página 201.
8. ¿cuál es el concepto “ ecológico” de comunicación?

35

Vous aimerez peut-être aussi