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Cátedra Análisis Terminable e Interminable (1937)

En el texto del año 1937 Análisis Terminable e Interminable Freud comienza a


cerrar con la lógica de la técnica. Como el autor ya ha repetido en textos técnicos
anteriores, la técnica y teoría van inevitablemente juntas en el psicoanálisis. Quizás por
la enfermedad que estaba acarreando Freud y el hecho que el sabía que se estaba
muriendo, es que aquí se vio una impregnado un marcado pesimismo sobre prosperidad
(efectividad) y la Profilaxis (prevención) de la terapia. El habla de un plan de
prevención o profilaxis psicológico, al menos en el psicoanálisis no es posible o
esperable una técnica preventiva. En este texto se da un acto de valentía y de humildad,
que debemos todos tener presente en nuestro que hacer profesional, en el sentido de
saber que debemos esperar del psicoanálisis.

Quizás por el hecho de la cercanía de su muerte es que Freud (y en este texto en


particular) haga una especie de mea culpa de la psicoterapia, en cierta medida que lo
que sucede en el contexto terapéutico analítico se da también las otras psicoterapias (por
Ej.: transferencia). Y además agrega que se puede esperar todo de la psicoterapia. Si un
paciente con su neurosis pisa el la consulta no podemos asegurarle con toda seguridad
que este se va a volver a mejorar y lo que se hace es poner un limite o los limites de la
psicoterapia.

¿Es un problema el tema del término del psicoanálisis? ¿Cuando termina el


análisis? ¿Me estoy preguntando cuanto va a durar el tratamiento? El tratamiento
va a prolongarse por todo el tiempo que requiera, la tramitación de todos los conflictos a
los que se anudar los síntomas del paciente. Por lo tanto, si somos capaces de resolver
ese problema se puede pensar que el tratamiento ha finalizado (recordando que en un
principio, apropósito de lo que postula Otto Rank en el texto, es que yendo al origen de
la causa de sus síntomas y recordarlo entonces estaba curado) lo que, como ya sabemos,
no es suficiente. Uno quisiera abreviar el tratamiento en cierta cantidad de sesiones,
pero entonces esto sería como apagar de un incendio solo la lámpara que lo origino, sin
considerar las otras habitaciones que se vieron afectadas de la gran casa interior. Ese
fuego toca otras áreas o esferas del paciente (trauma).

Sin embargo para muchos pacientes su urgencia es el alivio sintomático y no


necesariamente de un restablecimiento pleno. Entonces ahí el terapeuta puede poner un
plazo, sino una fecha, por ejemplo trabajar 6 meses mas. Pero este recurso técnico tiene
el reparo que una vez que se establece este plazo ya no hay marcha atrás, o sea no se
puede cambiar ni alargar.

¿Existe un término “natural” para cada análisis? Este término “natural” del
análisis implicaría haber logrado una especie de normalidad absoluta, lo cual resulta
irrisorio. No es posible poner como objetivo del análisis una normalidad absoluta. Lo
que hace el psicoanalista es mostrar que existe una suerte de locura en la razón y de
razón en la locura. De manera de que ser o no normal no implica una diferencia
esencial, no es posible conseguir ese nirvana o perfección plena del que hablan los
humanistas. Nosotros podemos visualizar el término del tratamiento como “provisorio”.
Incluso dentro de la formación del analista se propone de volver a retomar cada cierto
tiempo un tratamiento psicoanalítico.
La propuesta de Freud no es algo al azar, lo explica por el hecho que la neurosis
desde su etiopatogenia es mixta, o sea se controla la participación de varias causas. La
prosperidad o ilusiones que nos podemos hacer del éxito del tratamiento va a depender
de la causa del cuadro, del peso que tengan estas causas. Freud dirá la existencia de 3
conglomerados o categorías:

1er grupo: la Intensidad Pulsional: a estas causa Freud las llama “el factor
constitucional”. Este el factor constitucional se acerca a los que nosotros podemos
entender como un factor grave del carácter, o sea problemas graves pulsionales, son
los que hieren y matan. Este factor constitucional esta pronto a pensar de que hay un
factor constitucional o genético en la etiopatogenesis. Hay pulsiones hiperintensas,
desbordantes.

2do Grupo: Las experiencias traumáticas o situaciones de vida por las cuales
atravesó el paciente en su existencia individual, a este le llamamos el “factor
accidental”, la historia del paciente, hijos abandonados, trayectoria de experiencias
vividas por el paciente. Aquí la neurosis la puedo explicar como consecuencia de un
factor histórico.

3er Grupo: Opera ligado al 1 y al 2, es el complemento del factor 1 en un caso, o


del 2 en otro. Se refiere a las alteraciones o debilidades del yo. Si tenemos un
paciente con un yo débil tenemos el cuadro de la neurosis, o sea causas
constitucionales. El descontrol pulsional solo es posible con la complicidad de un yo
débil. En lo accidental, marca el curso del tratamiento.

Freud va a establecer que los trastornos más influidos por lo constitucional son
de los que menos se puede esperar que prospere el tratamiento, debido a que la
exacerbada intensidad pulsional hace a los trastornos graves del carácter (psicopatías,
limítrofes graves). Se puede aliviar o disminuir un poco la intensidad pulsional, pero no
más que eso: las expectativas son reservadas, prudentes, poco optimistas, bastante
cautelosas. Los trastornos del carácter son los más difíciles de tratar y se requiere de la
inclusión de una red amplia de sostén como la familia, otros significativos y también
medicación. Por lo general los individuos llegan en situaciones límites a las urgencias
de los hospitales o derivados por los juzgados.

Donde se puede esperar una mayor probabilidad de cura, es en lo accidental. El


análisis está especialmente diseñado para estos pacientes, en que los estragos devienen
de ciertos eventos traumáticos. Se trata de pacientes neuróticos, de personas que
inevitablemente han vivido no sólo cosas alegres, sino tristes también. Sus relaciones
con los padres son necesariamente complejas, ambivalentes, de amor y hostilidad.
Algunas de sus experiencias, han sido de difícil tránsito y han dejado una huella que ha
determinado un patrón vincular específico con los otros. El problema del neurótico es
esencialmente moral y el pronóstico es auspicioso si se realiza el tratamiento
adecuadamente. Existe una lucha entre el yo del paciente y su ideal, por lo tanto, el
problema es de orden intrapsíquico. Allí donde se debiera encontrar placer, por efecto de
la represión, éste se convierte en dolor. Aparecen sentimientos de culpa que provocan
ansiedad y dificultan el contacto con las propias esferas personales y con los otros.
Muchas veces aparece el fracaso: el otro está más cerca de lo que parece, es otro
internalizado y el fracaso en las relaciones no depende de las características objetivas
del otro, sino de la repetición del cliché.

La fortaleza del yo, participa, incide sobre los otros 2 factores y determina la
gravedad de los mismos. El descontrol pulsional sólo es posible con la complicidad de
un yo débil, que “no se ha enseñoreado”. Por lo tanto, en lo accidental este factor marca
el curso del tratamiento. Hay que tener en cuenta en el diagnóstico los 3 factores, hay
que ver cuál prevalece de los 2 primeros y la influencia del 3ro.

Volviendo a la fortaleza del yo, tiene que ver con el desarrollo de ciertas
capacidades que evolutivamente surgen con posterioridad en el curso del desarrollo y
que son consecuencia de “la socialización, la educación”, no en un sentido cognitivo,
sino afectivo. ¿Qué es lo que hace que el desarrollo moral de un niño se desarrolle? No
se trata de un proceso cognitivo, porque no tiene que ver con que se entienda que es lo
bueno y que es lo malo (esto también lo sabe el perverso). Lo que garantiza el desarrollo
moral, es el apego y la fantasía del niño en posición depresiva de que puede ganar o
perder el amor por algo que ha hecho, es decir, la culpa. Lo que duele, el sufrimiento, no
es a causa del castigo, sino por lo que representa simbólicamente: la pérdida del afecto.
Por lo tanto, lo que hace que el desarrollo moral funcione, es que nuestro educador sea
alguien que amamos. Si no se establece el vínculo amoroso (transferencia), no se
garantiza el establecimiento de la conciencia moral. (Así se llama en un primer
momento), la internalización de la ley moral que pasa a convertirse en algo propio. Todo
proceso formativo es a la conciencia moral. Nosotros tendemos por naturaleza a
oponernos a la enseñanza, tendemos a oponernos a la ley debido a que nuestros
impulsos nos hacen sentir que queremos transgredirla. Esto no es el verdadero
desarrollo moral, el verdadero se da “cuando se abraza la ley del padre” como propia y
el yo lo acompaña: se produce la internalización de la ley que hasta ese momento era
externa, es decir, se produce la identificación que tiene su primera expresión en la forma
de la imitación (parece que el niño imitara al padre).

La conciencia moral, es la puerta de entrada a la socialización y a la normalidad,


nos permite adaptarnos, formar vínculos, desarrollarnos, etc., en definitiva, permite un
desarrollo normal. Empieza a participar en el desarrollo del yo como ideal del yo
(principios que a veces pueden ser inalcanzables que se han abrazado como propios). A
su vez, puede ser la puerta de entrada a la neurosis, ya que en la neurosis se produce el
establecimiento de un ideal del yo inalcanzable, rígido, castigador. El ideal nos exige,
nos restringe y nos gobierna y al mismo tiempo nos hace sentirnos plenos cuando
sentimos que hemos actuado acorde a él. El desarrollo del yo, tiene que ver con la
posibilidad de internalizar el ideal del yo, pero también con la posibilidad de flexibilizar
y compatibilizar los aspectos propios (de nuestra globalidad individual) que no
pertenecen al ideal pero que hacen parte de la persona. Al poder “integrar” (siento tal
cosa y la valido aunque no es lo ideal), se aceptan partes propias. En suma, con un yo
maduro, se puede esperar un mejor pronóstico del tratamiento. El ideal, es imposible de
cumplir a pleno pero regula la relación que establece el sujeto con su propia felicidad,
porque allí donde producto de su experiencia organísmica debiera encontrar placer,
siente dolor, sufrimiento. Se dice que el apetito de la conciencia moral, es analogable al
apetito de comida: el apetito del ideal crece a medida que lo alimentamos y no sólo
quiere cobrar nuestros actos, sino también nuestros deseos, fantasías, sueños, etc.
Análisis Didáctico: es el que deben hacer los analistas para poder ser analistas. Tiene
que ser realizado con un analista didacta, que es el que da el pase para que su analizado
se haga analista.

Construcciones en análisis: Hay algo muy importante, todo este texto muestra la
evolución conceptual que va desde el término interpretación al término construcción. La
interpretación es la unidad funcional mínima de la construcción en análisis (es la casa
hecha de interpretaciones), hace a la resignificación de la historia personal. Existe una
verdad material, los hechos reales acontecidos y una verdad histórica (que es lo que se
trabaja), la significación de lo vivido. La resignificación de la verdad histórica del
paciente es lo que se elabora, se construye una resignificación en base a las múltiples
interpretaciones realizadas.

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