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Las abejas de

miel y la
polinización

Enrique Simó
Zaragoza
Biólogo y
Veterinario
Técnico del
Sector Apícola
Unió de
Llauradors i
Ramaders-COAG
E-mail:
esimo@launio.org

LA POLINIZACIÓN ENTOMOFILA, UN CASO ESPECIAL DE


MUTUALISMO

En ecología el término MUTUALISMO, puede definirse como un tipo de


asociación interespecífica en la que las dos especies implicadas obtienen beneficios
mutuos y los individuos de cada una de sus poblaciones, crecen, y/o sobreviven, y/o
se reproducen, con una tasa superior cuando se hallan en presencia de individuos
de la otra especie mutualista. Y evidentemente los beneficios que aportan a cada
socio superan los costes que pudieran ocasionar la mencionada asociación. A parte
de los mutualismos asociados a la agricultura y ganadería del Homo sapiens, uno
de los mutualismos ecológicos más espectaculares que existen en la naturaleza, es el
mutualismo de polinización. Así es, la mayoría de las flores polinizadas por
animales ofrecen néctar y/o polen como recompensa para sus visitantes.

La polinización cruzada es el transporte del polen desde las anteras de una planta,
hasta el estigma del pistilo de otra planta distinta. En variedades compatibles se
produce la fecundación y ese grano de polen en contacto con el estigma, emite el
tubo polínico y penetra en el ovario, transformándose el ovario en fruto y el óvulo
fecundado en semilla.

Al parecer el néctar, las formas, los colores y los aromas no tienen otro valor para
la planta que el de atraer a los animales, y representa un coste que la planta
hubiera podido utilizar para otros menesteres, sin embargo el beneficio que
obtiene es el de la polinización a través de un vector animal del polen. En plantas
cultivadas y silvestres la polinización provoca un incremento de la producción,
( aumentando el número y el tamaño de los frutos ) y el incremento de su
diversidad genética. Así mismo provoca un aumento importante del número de
frutos cuajados y de la calidad del cuajado, y también produce una mejora de la
calidad de los frutos obtenidos.

Las presiones evolutivas reciprocas han desembocado, en algunos casos, en una


COEVOLUCIÓN en la que los mutualismos son tan estrechos que la interacción se
ha dirigido hacia vías de especialización cada vez más restringidas y el mutualismo
pasa a ser obligado, al menos para una de las dos especies implicadas. Los
polinizadores de vida más prolongada, como son los murciélagos, los roedores, o
las abejas con sus colonias de vida larga, es más probable que sean generalistas,
visitando las flores de diferentes especies durante las distintas estaciones, o bien
tomando alimentos diversos cuando no existe néctar disponible.

Diversos animales han establecido relaciones de polinización con las plantas en


flor; entre ellos se encuentran los colibríes, los murciélagos e incluso algunos
pequeños roedores y marsupiales. Sin embargo, los polinizadores por excelencia
son indudablemente los insectos y por ello merece la pena profundizar en las
características de su mutualismo su importancia y su problemática.

LA ABEJA DE MIEL, POLINIZADOR MAYORITARIO

Actualmente en nuestro planeta hay descritas más de un millón de especies de


insectos y dentro de ellos, los que pueden considerarse como mutualistas de
polinización pertenecen a los grupos siguientes: Coleópteros, Lepidópteros,
Dípteros e Himenópteros. Es precisamente en este último grupo de insectos donde
se encuentran los polinizadores más eficaces y con adaptaciones especiales. En las
zonas de clima templado se ha estimado que el 70-95% de los insectos
polinizadores son himenópteros. Cabe mencionar a las abejas solitarias, los
abejorros y sobre todo a la abeja de la miel.

Resulta indiscutible que el beneficio en polinización, llevado a cabo por las abejas y
el resto de polinizadores, favorece la fecundación y fructificación, por lo que
contribuye directamente en la conservación de especies amenazadas ( animales y
vegetales ) y la diversidad biológica. De ese modo se garantiza la renovación y
mantenimiento de la cubierta vegetal, reduciendo el riesgo de erosión,
constituyendo una medida activa de protección. Desgraciadamente, no existen
suficientes estudios científicos sobre el tema y sería necesario el desarrollo y puesta
en marcha de programas de investigación que permitan evaluar y cuantificar los
efectos beneficiosos producidos por los polinizadores en los ecosistemas.

Las conclusiones de los estudios de las últimas décadas, nos alertan de la tendencia
creciente a la desaparición de los polinizadores y de las graves consecuencias que
su déficit provoca. La causa principal de este crítico descenso se puede atribuir,
directa o indirectamente, a la intervención de la especie humana. La aplicación de
insecticidas de uso agrícola, las incesantes transformaciones de terrenos forestales
en agrícolas y la urbanización intensiva, provocan la destrucción continua de los
hábitats naturales de los polinizadores. Muchos de ellos anidan en el suelo, bien
para reproducirse o para hibernar, y todas las operaciones que implican el
movimiento del suelo eliminan inevitablemente una gran cantidad de individuos.
Por otra parte, si se reducen las zonas con flora autóctona, también lo hacen las
fuentes de polen y néctar, que son las base de la dieta de la mayoría de los
polinizadores. Los incendios repetidos, la sequía prolongada, la pérdida de suelo a
causa de las lluvias torrenciales, han acelerado el proceso de desertización de
nuestras tierras.

La abeja mellifera, es el principal insecto polinizador que existe en la naturaleza,


su abundancia puede variar entre el 60 y el 95 % de todos los polinizadores. Esta
reconocido a nivel de la comunidad científica mundial, que la miel y el resto de
productos procedentes del colmenar, son insignificantes en comparación con el
principal beneficio que reporta la apicultura: la polinización de cultivos y especies
vegetales silvestres. Este hecho, muchas veces ignorado, es de importancia crucial
en un contexto general de deterioro ambiental. Según estimaciones de la F.A.O y de
la Unión Europea, el valor de la polinización de las abejas, es de 20 a 30 veces
superior el valor de la miel y el resto de productos apícolas. En un reciente sobre la
importancia de los polinizadores en la Comunidad Valenciana, editado por La
Unió de llauradors i Ramaders-COAG, se pone de manifiesto que el beneficio
generado por los polinizadores supera los 100.000 millones de pesetas anuales, sólo
en el sector agrario (el 30-40% de la producción final agraria). Y la parte
correspondiente a la abeja de la miel ronda los 80.000 millones de pesetas.

Las colonias de la abeja melífera se encuentran, en la actualidad, casi


exclusivamente en las colmenas que mantienen los apicultores, por lo tanto, la
abundancia de este importante polinizador va ligada a la cabaña apícola existente
en cada zona. Es por tanto, absolutamente necesario garantizar una cabaña
apícola suficiente para cubrir la demanda en polinización de cultivos y en los
ecosistemas naturales.

La apicultura valenciana, ocupaba el primer puesto de la apicultura española


hasta hace pocos años. Actualmente, ocupa el 2º lugar en producción de miel y
censo de colmenas. Hay unos 1600 apicultores que se reparten unas 350.000
colmenas. De ellos, buena parte son profesionales que viven en gran parte de la
venta de la miel, polen y cera. La producción de miel oscila entre los 7-8 millones
de Kg., la de cera en torno a los 250.000, la de polen, que es muy variable,
podríamos situarla en unos 150.000 Kg.. Esto supone un aporte a la producción
final agraria de unos 15 millones de euros, pero como decíamos anteriormente, esta
cantidad hay que multiplicarla por 30 para, en justicia, añadir el valor generado
por la polinización de las abejas melíferas.

Pero la amenaza también se cierne sobre la abeja melífera, cuya población también
disminuye. Las 8.800.000 colmenas europeas están acosadas por patologías cada
vez más difíciles de tratar, también existen graves problemas de intoxicación y
pérdida de colmenas por la aplicación de ciertos productos fitosanitarios, además
hay que añadir los efectos que sobre los apicultores profesionales tienen las mieles
de importación (el precio medio de las importadas es de 1,11euros/kgr, frente a 2,05
euros/kgr de las europeas ). En estas condiciones, el aumento de los costes de
producción, la disminución del rendimiento y la dificultad de recuperar las
colmenas perdidas, el desánimo hace mella entre los apicultores europeos, esta
actividad ya no atrae a los jóvenes y el número de ellos que se incorporan ha
disminuido drásticamente, a pesar de que constituye una alternativa para el
delicado tejido rural y de que está bien integrada en el medio natural. La
producción de miel europea cubre sólo el 50% de su demanda interna, pero aún
siendo ésta una buena causa, la razón principal para garantizar la pervivencia de
la apicultura es la de mantener una población mínima de polinizadores, antes de
que resulte imposible solucionar los problemas derivados de su déficit:
Conservación de la flora natural, protección de la biodiversidad y producción
agrícola.

LA APICULTURA Y LA POLINIZACION DE CÍTRICOS

En otros países las abejas son respetadas y consideradas como protectoras del
Medio Ambiente, por esos probados beneficios antes mencionados. Sin embargo,
lamentablemente en la Comunidad Valenciana, pionera en la apicultura española,
en demasiadas ocasiones, la abeja es tratada como una ladrona de néctar y polen, y
los apicultores casi como delincuentes, tal y como veremos a continuación.

La producción teórica de miel de azahar es de 6000 toneladas al año, sin embargo,


durante las dos últimas campañas, la producción real anual de miel de azahar, se
estima que difícilmente ha alcanzado las 1000 toneladas y las expectativas para la
presente campaña 2002 son similares.

La crisis del Sector apícola viene de lejos y está motivada por múltiples causas.
Pero, sin ningún género de dudas, la causa principal de este crítico descenso de
producción ha sido la aplicación de la normativa restrictiva al respecto ( Decreto
33/2000 y 37/2001), que ha imposibilitado, en gran medida, la producción de miel
de azahar en la Comunidad Valenciana y ha favorecido la entrada de mieles de
importación. Esta normativa, ha obligado a los apicultores a un destierro forzoso,
situando sus colmenas a más de 5 k.m lineales de las plantaciones de cítricos en
floración y sufriendo las consecuencias de los tratamientos insecticidas en plena
floración citrícola. Los apicultores, en el mejor de los casos, han debido buscar
floraciones alternativas sobresaturadas, aumentando los costes de producción y
disminuyendo considerablemente el rendimiento y rentabilidad de sus
explotaciones, debiendo hacer frente a las recientes inversiones realizadas para la
mejora y modernización de sus explotaciones.

Como consecuencia de la aplicación de estos Decretos, se produce un enorme


déficit de polinizadores y se pierden esos efectos beneficiosos anteriormente
indicados, causando un gran perjuicio sobre la biodiversidad y sobre ecosistemas
amenazados. Debemos tener en cuenta que, por un lado están las abejas
trasladadas voluntaria o involuntariamente, y por otro, el exterminio directo de
polinizadores y otras especies, (algunas de ellas amenazadas) causado a través de
pulverizaciones sobre los cítricos en floración, permitidas en los mencionados
Decretos y con productos nada selectivos. Todo esto supone un grave atentado
contra la biodiversidad y el ecosistema en general, precisamente este año 2002 que
ha sido declarado por la Consellería de Medi Ambient, el año de la biodiversidad
en la Comunidad Valenciana. No tiene sentido gastar miles de millones en
promover la lucha biológica, declarar el año de la biodiversidad y por otro lado
exterminar a todo bicho viviente con estos tratamientos nada selectivos.
La problemática de los asentamientos de colmenas en cítricos se inició hace casi
una década, rompiendo la convivencia pacífica de cientos de años. Es a partir de
los años 90, cuando empiezan a proliferar las plantaciones de variedades híbridas
de mandarinas, con el objetivo de prolongar el periodo de producción de
mandarinas y “desestacionalizar” la oferta, sin tener en cuenta el hecho, ya
constatado con anterioridad, de que causaban problemas de semillas al producirse
la polinización cruzada entre estos mandarinos y el resto de variedades cultivadas.

Estos híbridos, introducidos de modo clandestino, se fueron extendiendo y con ellos


el polen “contaminante” causante del problema, sin pasar ningún periodo de
experimentación. Desde entonces las distintas administraciones que han pasado
por el Gobierno Valenciano, han coincidido en su invalidez manifiesta y en su
incapacidad para solucionar el grave problema de la aparición de semillas en las
mandarinas. Las únicas medidas puestas en marcha para tratar de limitar los
efectos de la polinización cruzada entre plantaciones de cítricos, únicamente se han
limitado a condenar inútilmente a las abejas, a los apicultores valencianos, al resto
de cultivos y al ecosistema en general.

Además, al comparar la importancia socioeconómica de ambos sectores, la


Conselleria siempre ha utilizado un argumento económico erróneo para
justificarse (Sector citrícola= 45 % de la producción final agraria/ sector apícola=0
´5 %), olvidando que el problema de la presencia de semillas sólo afecta a una
parte del sector citrícola y el déficit de polinizadores está afectando negativamente
a la mayoría de explotaciones citrícolas. El valor de la polinización de las abejas de
la miel representa la cifra, nada despreciable, de unos 80.000 millones anuales y el
valor económico de la producción de las variedades híbridas, diícilmente alcanza
los 25.000 millones anuales.

Desde que se inició el problema de la aparición de semillas en las plantaciones de


cítricos en la campaña 92-93, la opinión de La Unió de Llauradors i Ramaders-
COAG viene siendo la misma, pensando que la solución definitiva a este problema
pasa por una correcta reordenación y planificación de las plantaciones de cítricos
presentes y futuras.

Los numerosos estudios científicos realizados desde hace más de 50 años en la


amplia gama de agrios existentes, indican que, salvo contadas excepciones, la
polinización provoca un incremento de la producción -aumentando el número y el
tamaño de los frutos, un aumento importante del número de frutos cuajados y de
la calidad del cuajado y también una mejora de la calidad de los frutos obtenidos.

Sirva de ejemplo destacable el interesante estudio publicado en la revista Levante


Agricola (nº 352, 4º trimestre de 2001) sobre la polinización de la variedad
“Fortune”, el híbrido de mandarino más abundante. En él se exponen dos
conclusiones que evidencian el error cometido en la plantación de esta variedad y
ridiculizan a los promotores de la idea de eliminar a los polinizadores de la zona
citrícola: “ Para obtener adecuados niveles de producción en Fortune sin
problemas de semillas, sería necesario que las plantaciones estuvieran aisladas (...)
de otras variedades compatibles. La introducción de insectos polinizadores en
plantaciones aisladas de mandarina Fortune mejoraría la producción y calidad del
fruto, al carecer éste de semillas
La Administración debería solucionar definitivamente el problema de la aparición
de semillas en las plantaciones de cítricos, estableciendo una correcta planificación
y reordenación de las plantaciones citrícolas presentes y futuras. De ese modo, se
solucionaría el principal problema de la apicultura y se podrían recuperar los
beneficios en polinización que se pierden año tras año.

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