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ARGUMENTACION JURIDICA Y ESTADO CONSTITUCIONAL Manuel Atienza* 1. La tesis de que existe una estrecha relacién entre el Estado constitucional y la argumentacién juridica no pasa de ser una obviedad, pero quizas no sea ya tan obvio precisar como hay que entender esa relacién. Como se sabe, por “Estado constitucional” no se entiende simple- mente el Estado en el que estd vigente una constitucién, sino el Estado dotado de una Constitucién (0 incluso sin una constitucién en sentido formal, sin un texto constitu- cional) con ciertas caracteristicas: la constitucién del “Estado constitucional” no supone sélo la distribucién for- mal del poder entre los distintos érganos estatales (el “principio dindmico del sistema juridico-politico” [véase, * Catedratico de Filosofia del Derecho en la Universidad de Alicante; director de la revista Doxa, Cuadernos de Filosofia del Derecho; vicepresidente de la Asociacién Internacional de Filosofia Juridica y Social (IVR); y miembro de la Junta Académica del Instituto Internacional para el Poder Judicial de la Fundacién Justicia en el Mundo. Estudios Juridicos 353 ANALES DE JURISPRUDENCIA Aguilé 2001)), sino la existencia de ciertos contenidos (los derechos fundamentales) que limitan o condicionan la produccién, la interpretacion y la aplicacién del Derecho. El Estado “constitucional” se contrapone asi al Estado “legislativo”, puesto que ahora el poder del legislador (y el de cualquier érgano estatal) es un poder limitado y que tiene que justificarse en forma mucho mas exigente. No basta con la referencia a la autoridad (al 6rgano compe- tente) y a ciertos procedimientos, sino que se requiere también (siempre) un control en cuanto al contenido. El Estado constitucional supone asi un incremento en cuan- to a la tarea justificativa de los érganos publicos y, por tanto, una mayor demanda de argumentacion juridica (que la requerida por el Estado liberal de Derecho). En realidad, el ideal del Estado constitucional supone el sometimiento completo del poder al Derecho, a la razén: el imperio de la fuerza de la razén, frente a la razon de la fuerza. Parece por ello bastante légico que el avance del Estado constitucional haya ido acompafiado de un incre- mento cuantitativo y cualitativo de la exigencia de justi- ficacién de las decisicnes de los érganos publicos; y que el desarrollo de la teorfa de la argumentaci6n juridica haya corrido también paralela a la progresiva implantacién del modelo del Estado constitucional. 2. En los ultimos tiempos ha sido frecuente sefialar que la nueva realidad de los sistemas juridicos (en los paises occidentales desarrollados) requeria también la elabora- cién de nuevos modelos teéricos; en particular, el debate se ha centrado en la necesidad de superar el positivismo 354 Estudios Jurtdicos TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DEL DISTRITO FEDERAL juridico y sustituirlo por una concepcién del Derecho (no positivista) que permita dar cuenta de la nueva realidad. En mi opinién, la inadecuacién del positivismo jurfdico es un hecho [en contra véase, por ejemplo, Comanducci 2002]. O, dicho con mas precisién: de las dos tesis que supuestamente caracterizan al positivismo juridico, la primera, la de las fuentes sociales del Derecho, es sin duda verdadera, pero por si sola no permite caracterizar una concepcién del Derecho; y la segunda, la de la sepa- racién entre el Derecho y la moral, no permite recons- truir satisfactoriamente el funcionamiento real de nues- tros sistemas juridicos. Por supuesto, esta ultima distin- cién (entre el Derecho y la moral) puede trazarse con sen- tido en el contexto de cierto tipo de discurso juridico, pero no en otros; en particular, el discurso juridico justificativo contiene o presupone siempre un fragmento moral. Para decirlo en el lenguaje de Carlos Nino [1985]: las normas juridicas no son razones auténomas para justificar deci- siones, sino que toda justificacién es una justificacién moral (lo cual, ciertamente, no es otra cosa que una refor- mulacién de la tesis de Alexy [1978] de que la argumen- tacién juridica es un caso especial de la argumentacién practica de cardcter general). La critica al positivismo juridico no supone, por lo demas, la rehabilitacién de alguna otra de las diversas concepciones que han tenido algun grado de vigencia en el siglo XX. En particular, no me parece que las insufi- ciencias del positivismo puedan superarse recurriendo a alguna versién de la teoria iusnaturalista. Es cierto, Estudios Juridicos 355

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