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Moiss y las hormigas

Ana Mara Shua IRA en un cuento popular chino. Mientras Moiss reciba los Diez Mandamientos en el Monte Sina, el pueblo de Israel pecaba contra el Seor adornando el Becerro de Oro. Cuando Moiss volvi a su pueblo, una terrible peste lo haba devasto matando a treinta mil personas. - Seor rog Moiss-. Los pecadores merecan el castigo. Pero la peste mat por igual a muchos inocentes! Y el Seor permaneci en silencio. Esa noche despertaron a Moiss las picaduras de las hormigas. Se levant y empez a pisotearlas. Y entonces se escuch la voz del Seor. - Por qu mataste tantas hormigas? Acaso todas ellas te haban picado? Y por eso dice el proverbio: Cuando el fuego devasta los bosques, quema por igual a los rboles buenos y malos. Esta historia terrible, un cuento popular de los judos afganos, parece una muestra ms de la famosa arbitrariedad del Todopoderoso Dios judeocristiano. Sin embargo, hay una buena razn para que la clera del Seor no distinga entre justos y pecadores: este mundo es responsabilidad del ser humano, y es preferible que los justos contengan a los pecadores antes de que Dios se vea obligado a intervenir. Si bien el pensamiento judo enfatiza en todo momento la necesidad de controlar pasiones y emociones, ese autocontrol no significa anulacin. Quienes han sufrido la ira de Dios, saben que, en ciertas ocasiones (pero slo en ellas), incluso la ira puede tener sentido y valor. Una leyenda hawaiana expresa la misma concepcin respecto al interjuego arbitrariedadjusticia en la clera divina.
Cuento extrado de Libro de los pecados, los vicios y las virtudes de Ana Mara Shua (Ed. Alfaguara).

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