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ETNOGRAFIA Y PSICOLOGIA SOCIAL

“Vernos a nosotros mismos como los otros nos ven


puede ser revelador. Ver a los otros como parte de una
naturaleza que también es la propia constituye un hecho
de la más elemental decencia”.
C. Geertz (1994:27)

Introducción.

Todo proceso de investigación tiene como objetivo general la construcción de un


conocimiento. El método que apliquemos en este proceso no es más que un “camino”, una
forma de hacer. Específicamente en el ámbito de las ciencias sociales, no podemos dejar de
reflexionar acerca de cómo y por dónde estamos “caminando”. Esto se debe a la compleja
naturaleza de nuestra realidad social, de la cual formamos parte, de la cual forma parte
nuestro quehacer y nuestro producto investigativo. Optamos, permanentemente, entre
diferentes “formas de hacer ciencia social”, entre diferentes modos de producción de
conocimiento. Se hace necesario, por tanto, comenzar esta exposición del método etnográfico
y su aplicación a la psicología social, planteando algunos alcances acerca de la fundamentación
epistemológica de su “quehacer” investigativo. Posteriormente se describirán las principales
características y etapas del proceso de investigación etnográfico; y finalmente se concluirá
revisando los aportes que esta metodología puede tener para la psicología social.

La fundamentación epistemológica.

“No puede interpretarse ninguna historia natural sin, al


menos, cierto caudal implícito de creencias metodológicas
y teóricas entrelazadas, que permita la selección, la
evaluación y la crítica”...

“No es extraño que, en las primeras etapas del desarrollo


de cualquier ciencia, diferentes hombres, ante la misma
gama de fenómenos... los describan y los interpreten de
modos diferentes”.

Th. Kuhn (1992:43)

En las citas anteriores, el teórico de la ciencia Thomas Kuhn se refiere a la etapa o fase
pre-paradigmática (y pre-científica) característica de toda ciencia; es decir, a aquella etapa
previa al triunfo o “imposición” de una forma particular de afrontar científicamente los
fenómenos investigados al interior de una disciplina, y a la que él denominó “paradigma”. Kuhn
refiere su análisis a las ciencias naturales, concluyendo finalmente para ellas una historia
natural paradigmática. Sin embargo, considera que las ciencias sociales se hallan “todavía” en
una situación pre-paradigmática como la descrita al comienzo.

A partir de su argumentación nos surgen algunas dudas: ¿qué especificidades presenta


la aplicación del concepto de “paradigma” en las ciencias sociales?, ¿cuáles son sus utilidades
semánticas para el análisis teórico-metodológico de nuestra disciplina psicosocial?, ¿podrán,
alguna vez, las ciencias sociales (y, por ende, la psicología social) superar su status pre-
paradigmático? ¿cuáles son los principales paradigmas que compiten, a nivel epistemológico,
en el ámbito de estas ciencias sociales?, ¿qué consecuencias tiene esta particularidad
epistemológica de las ciencias sociales para su significación y desarrollo teórico-metodológico?.
Antes de pasar a analizar el aporte metodológico que supone la etnografía para la psicología
social, corresponde plantear algunos alcances a estas cuestiones.

Consideramos que al aplicar el concepto kuhniano de paradigma al ámbito de las


ciencias sociales, no sólo hacemos referencia a la existencia de diferentes aparatos
conceptuales teórico-metodológicos al interior de cada disciplina (como ocurre en las ciencias
naturales), sino que también nos referimos a diferentes perspectivas o posturas
epistemológicas respecto del tipo de relación que se establece entre el sujeto y el objeto de
estudio, es decir, referidas al modo de conocer (de Tezanos, 1995). Esto es así, fundamental y
sintéticamente, debido a que el objeto de estudio de las ciencias sociales (a diferencia de las
naturales) incluye también al sujeto y a su quehacer científico. Esta reflexibidad o recurrencia
en el proceso de producción del conocimiento científico social es, en sí misma,
comprometedora e ideológica.

Desde una primera dimensión o nivel de análisis del proceso investigativo


entenderemos por “paradigmas teórico-metodológicos” los diferentes conjuntos de
herramientas conceptuales, teóricas y metodológicas utilizadas en cada disciplina. Su función
será la de “definir los problemas y los métodos de investigación: leyes, teorías, ámbitos de
aplicación e instrumentación [asumidos por una comunidad científica particular]” (Caparrós,
1978:81). Algunos autores identifican esta dimensión teórico-metodológica con el concepto de
“paradigma” (Munné, 1993) para dar cuenta de diferentes “imagenes-modelos del hombre”.
Otros autores (Ibáñez, 1992) ocupa el término “teoría” para referirse a este concepto. Desde
esta dimensión analítica podríamos referirnos a cualquiera de los paradigmas teórico-
metodológicos que se han ido sucediendo en la historia de la psicología social. Entre los más
relevantes podríamos mencionar cualquiera de las expresiones históricas que han presentado
los paradigmas conductista, cognitivista, sistémico, psicoanalítico, humanista-existencial,
constructivista, construccionista...

Por “paradigmas epistemológicos” entendemos los diferentes modos de relación sujeto-


objeto que subyacen al proceso de producción del conocimiento. Algunos autores utilizan el
término “metaparadigma” para dar cuenta de estas diferentes concepciones de la ciencia al
interior de una disciplina, es decir, a las concepciones “más o menos explicitadas que uno tiene
del conocimiento científico, especialmente la vía y la forma de acceso al mismo” (Munné,
1993:24). En la literatura se ocupan otros términos, como el de “metateoría” para referirse al
mismo concepto (Ibáñez ,1992).

La mayoría de autores identifican dos grandes paradigmas epistemológicos al interior de


las disciplinas sociales1. A estos les asignan diferentes denominaciones: interaccionismo vs.
personalismo (Munné, 1993); positivista-objetivo vs. antipositivista-subjetivo (Cohen y
Manion, 1985); positivismo vs. naturalismo (Hammersley y Atkinson, 1994), cuantitativo vs.
cualitativo (Cook y Reichardt, 1986); explicativo vs. interpretativo (Briones, 1994); positivista
vs. interpretativo (North, 1994); analítico vs. hermenéutico (Habermas, 1990); paradigma
dominante vs. paradigma emergente (Montero, 1994); etc.

Las características que definen y diferencian a cada uno de estos dos paradigmas
epistemológicos, dicotomizadores del conjunto de paradigmas teórico-metodológicos que
integran una disciplina social, se presentan sintéticamente en el siguiente cuadro:

Paradigma explicativo-positivista Paradigma comprensivo-hermenéutico

Realismo ontológico: la realidad es externa y Nominalismo e idealismo ontológico: realidad


objetiva, independiente del marco de referencia del producida y nombrada por el sujeto, niega la
sujeto epistémico. existencia de una realidad externa independiente
del marco de referencia del observador.

Búsqueda de la “descentración” (Piaget):separación Búsqueda (necesidad) de relación o interacción


sujeto-objeto durante el proceso de producción del sujeto-objeto durante el proceso de producción del
conocimiento. conocimiento.

Establecimiento a priori de una conceptualización y Conceptualización y significación de la realidad


significación de la realidad social analizada. durante el proceso de producción de conocimiento.

Verificación-confirmación tª. Descubrimiento-generación tª.

Consecución de los datos “desde fuera” de la Consecución de los datos “desde dentro” de la
realidad: “cognición acerca de las cosas” (cognitio realidad: “cognición de las cosas” (cognitio rei).
circa rem).

1
Algunos autores se refieren también a otros paradigmas epistemológicos como el Sociocrítico o el
Dialéctico
Observación “controlada” de la realidad. Observación naturalista de la realidad.

“El objeto de estudio sigue al método”. “El método sigue al objeto de estudio”.

Objeto (sujeto) de estudio reactivo. Objeto (sujeto) de estudio activo.

Estudio de casos múltiples (nomotético): búsqueda Estudio de casos particulares (idiográfico):


cuantitativa de leyes generales. búsqueda cualitativa de significados.

Explicativo-causal, confirmatorio, hipotético- Descriptivo-comprensivo, exploratorio, inductivo.


deductivo, inferencial.

Predictivo. Prospectivo.

Descompromiso con la realidad social: neutralidad Compromiso ideológico (político) con la realidad
valórica e ideológica. social.

Ahistoricista: realidad estable. Historicista: realidad dinámica.

Atomístico. Holístico.

Así, más que presentar una condición pre-paradigmática (Kuhn), las ciencias sociales se
caracterizan por ser multiparadigmáticas (tanto a nivel epistemológico como teórico-
metodológico). Ello es debido, fundamentalmente, al específico carácter (inabarcabilidad,
historicidad, reflexibidad, etc.) que presenta su objeto de estudio y al tipo de relación (social,
histórica, cultural, ideológica) que mantiene con el sujeto investigador (Caparrós, 1978;
Ibáñez, 1990; Páez, 1992; Munné, 1993; Montero, 1994).

En cualquier caso, explicitar la opción paradigmática que se asume desde el quehacer


de cada una de las disciplinas sociales es fundamental para la significación ideológica del
proceso de investigación que se desarrolle, en el sentido que de no hacerlo se “encubre las
relaciones concretas con la realidad que apoyan el quehacer investigativo” (de Tezanos, 1995).
La fundamentación epistemológica debe estar, por lo tanto, presente en el desarrollo de
cualquier diseño investigativo, ya que los paradigmas epistemológicos fundantes “encuadran
los modos que asumen las relaciones entre lo empírico y lo teórico” (de Tezanos, 1995) y por
tanto, los métodos de investigación que se van a utilizar para el proceso de producción de
conocimiento (Calventus, 2000).

Los planteamientos que seguidamente se expondrán acerca del proceso etnográfico de


investigación y sus aportes para la psicología social deben ser enmarcados al interior del
paradigma epistemológico comprensivo-hermenéutico. Esta opción epistemológica, no sólo
influye en las significaciones y conceptualizaciones del método etnográfico, sino también en los
planteamientos teóricos e ideológicos que subyacen a una particular perspectiva disciplinar.
La etnografía como método cualitativo de investigación.
El término “etnografía” surge en el ámbito de la antropología. En sus orígenes fue
empleado apelando a su sentido estricto: “descripción de las etnias o los pueblos que
habitaban la Tierra” (Gómez,1995:21). Simultáneamente surge un término cercano:
“etnología”, referido al estudio o tratado de los pueblos. Durante todo el s. XIX, etnografía,
etnología y antropología se formalizan como disciplinas íntimamente relacionadas, con objetos
de estudio muy parecidos. La consecuencia de todo ello ha sido que “se utilice el término de
antropología social o cultural como englobador de los otros dos” (Gómez, 1995:22), los cuales
quedan convertidos en etapas del proceso de investigación antropológica.

“Así, mientras que la etnografía representa la etapa inicial de la investigación, puramente


descriptiva, la etnología comporta una etapa analítico-comparativa intermedia que
conduce a la elaboración teorética más elevada que supone la antropología” Gómez
(1995:22).

Actualmente se define a la etnografía como

“el estudio descriptivo de la cultura de una comunidad, o de alguno de sus aspectos


fundamentales, bajo la perspectiva de comprensión global de la misma” Aguirre (1995:3).

El proceso investigativo etnográfico se caracteriza y define por ciertos principios


epistemológicos y metodológicos entre los cuales quisiéramos destacar los siguientes:

- Se trata de un proceso eminentemente descriptivo, su principal finalidad es la


“descripción de culturas" (Hammersley y Atkinson, 1991). Con él se pretende

“descubrir (describir analíticamente) el saber cultural de un grupo de personas y la


forma cómo ese saber cultural es empleado en las interacciones sociales” Rockwell
(1980).

- Es un proceso inductivo, ya que se desarrolla “sin categorías específicas de


observación, ni cuestionarios predeterminados o hipótesis precisas” (de Tezanos,
1987:107). Y, además, se parte del supuesto de que el único y particular fenómeno
descrito ejemplificará procesos sociales universales (se encontrará lo general en lo
particular).

- En su desarrollo mantiene una relación dialéctica entre empiria y teoría, a través de


un permanente análisis y contrastación de los acontecimientos observados y de las
significaciones que los propios sujetos otorgan a estos acontecimientos, juntamente
con las categorías o conceptos teóricos previos, pero flexibles (Assael y Neumann,
1991). Así, las categorías sociales se involucran en el proceso etnográfico, no sólo
como parte del objeto de estudio, sino también como esquemas alternativos que
dialogan (más o menos contrapuestos) con los esquemas teóricos y de sentido
común del investigador. Este proceso dialéctico es el que permite la co-construcción
del objeto de estudio o fenómeno social expresado en el producto etnográfico.

- Es un proceso naturalista, no intrusivo ni reactivo con el objeto de estudio, sino


permisivo de que los fenómenos de estudio surjan espontáneamente; en este
sentido presenta una orientación exploratoria.

- El objeto de estudio, además, se afrontará desde una perspectiva holística, en la


que todas las personas, opiniones y situaciones deberán ser consideradas por igual
como valiosas.

- Es un proceso humanista, por el hecho de que a través de él se rescata y respeta el


aspecto humano de la vida social, llegándose “a conocer a las personas en lo
personal y a experimentar lo que ellas sienten...” y aprehendiéndose “conceptos
tales como belleza, dolor, fe, sufrimiento, frustración y amor, cuya esencia se pierde
en otros enfoques investigativos” (Taylor y Bogdan, 1986:21).

- Es flexible, en el sentido de que la etonografía no es más que un conjunto de


lineamientos metodológicos orientadores, un conjunto cerrado y estructurado de
reglas metodológicas. Así, el proceso etnográfico está abierto en cuanto a: la
precisión de las preguntas con las cuales parte el proceso de observación, la técnica
que deba usarse para cada contexto determinado, la alternancia de observación e
interpretación, la generación de hipótesis orientadoras y su reinterpretación, etc.
Algunos autores llegan incluso a considerar la etnografía como “un arte” (Taylor y
Bogdan, 1986).

Etapas metodológicas del proceso etnográfico.

La etnografía trata de construir su objeto de estudio a través de un “desencantamiento”


de los modos como se manifiestan “las relaciones esenciales que se ocultan en la apariencia
fenoménica del objeto” (de Tezanos, 1987:113). Este “desencantamiento” requiere de su
descripción y de la comprensión del sentido que tiene para los actores sociales que lo
constituyen. Este “desencantamiento” y construcción comprensiva de nuestro objeto se
estructura, en un estudio etnográfico, a través de tres momentos que se articulan entre sí a lo
largo de todo el proceso, en cada una de las etapas:

A. Un momento empírico-analítico, descriptivo, de recogida de datos a través de una


serie de técnicas: la observación etnográfica, la entrevista individual en profundidad,
la entrevista grupal y el análisis de documentos escritos. Este registro descriptivo
de "todo" lo que ocurre en el contexto de ocurrencia se materializa a lo largo del
proceso etnográfico a través de una serie de notas de campo ampliadas a partir de
las observaciones y entrevistas que van realizándose.

B. Un momento hermenéutico, de comprensión de la realidad, a partir de un proceso


de reflexión y significación de los datos que permita permanentemente ordenarlos y
orientar el subsiguiente registro de datos. Para ello puede seguirse la propuesta del
“análisis de dominio cultural” (Spradley, 1980). Este análisis puede entenderse,
según este autor, como:
“... Una búsqueda de patrones... para describir la conducta cultural, los artefactos
culturales y el conocimiento cultural” ... [describiéndose] ... los patrones o pautas
que existan en los datos. El análisis etnográfico tratará de descubrir estos patrones
culturales” Spradley (1980:85).

C. Y un momento crítico, en el que se construirá o constituirá nuestro objeto de


estudio a partir de un proceso interpretativo que buscará “las relaciones que
emergen de las contradicciones entre la racionalidad teórica y la racionalidad de la
realidad” (de Tezanos, 1987:113). Este momento se va materializando con la
redacción del texto etnográfico.

Concretamente, el proceso de investigación etnográfica puede sintetizarse a través de los


siguientes pasos (Aguirre, 1995), todos ellos registrados y análizados según los tres momentos
anteriores:

a) Demarcación del campo

- elección de una comunidad, delimitada y observable


- redacción de un proyecto definido: objeto, lugar, tiempo, etc.
- redacción de un presupuesto y búsqueda de financiación
- aprobación del proyecto

b) Preparación y documentación

- documentación bibliográfica y de archivo


- fuentes orales
- preparación física y mental para iniciar la etapa de investigación
c) Investigación

- llegada y entrada al contexto de ocurrencia


- selección de informantes claves
- registro de datos
- observación participante

d) Conclusión

- elaboración de la ruptura
- abandono del campo

e) Análisis y organización del material

f) Elección del tipo de monografía

g) Redacción de la monografía

A lo largo de todo este proceso de construcción y conocimiento del objeto de estudio se


hacen presentes diferentes expresiones del “principio de triangulación y de convergencia”
(Cerda, s/f): se contemplarán múltiples fuentes de información, se cruzará la información
obtenida a partir de múltiples técnicas (observación, entrevista grupal, entrevista en
profundidad) y se considerará la posibilidad de que “diversos investigadores, desde posiciones
y concepciones diferentes, estudien el mismo fenómeno y objeto de investigación” (Cerda, s/f
:25). Asimismo, durante el momento hermenéutico, se confrontarán (triangularán) los
siguientes elementos: “i) la información obtenida a través de los instrumentos seleccionados,
ii) la visión del o los investigadores, y iii) la teoría existente relacionada con el objeto de
estudio” (de Tezanos, 1987:108).

El método etnográfico permite acercarnos como investigadores al mundo o contexto en


el que se encuentran las personas objeto de nuestro estudio, y conocer los fenómenos que allí
ocurren a través de los puntos de vista de ellas. Como señala Peter Woods, la etnografía,
“... Se interesa por lo que la gente hace, cómo se comporta, cómo interactúa. Se
propone descubrir sus creencias, valores, perspectivas, motivaciones y el modo en que
todo se desarrolla o cambia en el tiempo o de una situación a otra. Trata de hacer
todo esto desde dentro del grupo. Lo que cuenta son sus significados e
interpretaciones” Woods (1987:18).

Etnografía y psicología social.

Al igual que ocurre con la psicología, nuestra disciplina psicosocial se ha orientado


durante los últimos años hacia el estudio cognitivo (giro cognitivo) de su objeto de estudio: las
interacciones sociales (Ibáñez, 1990). Sin embargo, esta cognición social o psicosocial debiera
abordarse, desde nuestra perspectiva disciplinar, de manera muy diferente a como se hace
desde una perspectiva psicologicista. La mirada psicosocial debiera llevarnos al terreno de la
vida cotidiana, a las relaciones sociales, al sentido común. Han de considerarse y, de hecho,
comienzan a considerarse, las diferentes subjetividades en la elaboración de las
representaciones sociales de la realidad; subjetividades que son configuradas dialéctica y
socio-culturalmente. Y, como consecuencia de todo ello, surgen nuevos conceptos:
representación social (versión sociopsicológica de la actitud), identidad social, influencia de las
minorías, etc.

Estos nuevos conceptos y nueva concepción de la psicología social, aplicados a


diferentes temas sustantivos y a diferentes inquietudes coyunturales y locales, surgidas desde
una práctica psicosocial concreta (y comprometida) son los que estarían condicionando la
tensión esencial (Ibáñez, 1992) que vive la actual psicología social. Una disciplina que afronta
la necesidad histórica de superar su conformación teórica formal, abordando la construcción de
un nuevo concepto de ciencia que responda y respete los requerimientos sociales que se le
hacen; desde una nueva perspectiva epistemológica, utilizando nuevos cánones de producción
de conocimiento, nuevos instrumentos y procesos de investigación que legitimen y constituyan
su comunidad científica.

Es en este nuevo contexto histórico disciplinar donde surge la etnografía como una
alternativa metodológica que tratará de describir, comprender e interpretar
“...lo que la gente hace, cómo se comporta, cómo interactúa... (proponiéndose)
descubrir sus creencias, valores, perspectivas, motivaciones y el modo en que todo
eso se desarrolla o cambia en el tiempo” Woods (1986:6).

La etnografía se convierte entonces en una alternativa metodológica que, desde nuestro


punto de vista, se adecuará especialmente para el estudio de aquellos fenómenos psicosociales
que puedan enmarcarse en contextos de ocurrencia más o menos formalizados, más o menos
institucionalizados o reconocidos significativamente por una comunidad (escuelas, hospitales,
consultorios, empresas, grupos u organizaciones comunitarias, centros de recreación, etc.). Es
en estos contextos (relevantes para la psicología social) donde nuestro proceso etnográfico
encontrará un referente cultural, un “mundo” de significaciones y sentidos.

El método etnográfico permitirá acercarnos y participar en esos “mundos” o contextos


en los que se encuentran las personas, las interacciones sociales, las subjetividades sociales
objeto de nuestro estudio, con el fin de conocerlas, comprenderlas y darle sentido a una
realidad psicosocial o sociopsicológica en la que lo individual y lo colectivo se co-construyen
dialécticamente, desde una práctica mediada culturalmente (González Rey, 1994).
BIBLIOGRAFIA

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Calventus, J.

Caparrós, A. “La psicología, ciencia multiparadigmática” Anuario de


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Cerda, H. La investigación total. La unidad metodológica en la


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autora).

Geertz, C. Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretación de las


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Hammersley, M. y
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AUTORIA: Joan Calventus Salvador, psicólogo, magister en sociología, académico de la Escuela


de Ciencias Sociales, Universidad José Santos Ossa. jcalventus@ujso.cl

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