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Resumen de la clase teórica sobre: HIV

Dictada el día 19 de agosto de 2005. Prof. Dra. Liliana Martínez Peralta

El HIV es un retrovirus que pertenece al género de los Lentivirus. Estos se caracterizan por
producir infecciones crónicas en diversas especies que tienen como consecuencia la inmu-
nodeficiencia y alteraciones neurológicas.

Estos son los genes estructurales del HIV y sus productos:


Genes estructurales:
gag: codifica para la proteína de la cápside viral: p24, p17, p7 y p6.
pol: codifica para p10: proteasa, p66/51 : transcriptasa reversa y p32: integrasa.
env: codifica para las glicoproteínas de la envoltura gp120 y gp41.
Genes accesorios:
tat: aumenta la transcripción del ARN viral
rev: Regula la expresión del ARN viral
nef: aumenta la infectividad, disminuye la expresión de CD4
vpr: favorece infección de células en reposo
vpu: favorece la liberación viral
vif: aumenta la infectividad
REPLICACIÓN VIRAL:

La replicación del VIH se compone de varias etapas:


• Entrada
• Transcripción reversa
• Integración
• Expresión genómica viral
• Ensamblaje y salida

Entrada:
El VIH utiliza el receptor CD4 para mediar el acoplamiento inicial a las células, a través de
interacciones de alta afinidad entre glicoproteínas virales (gp120) y una región específica
de la molécula CD4. El receptor CD4 está presente en abundancia sobre la superficie de lin-
focitos T inmaduros y linfocitos T-helper CD4+. Está presente en menores concentraciones
sobre monocitos, macrófagos y células dendríticas presentadoras de antígeno.
Luego de la unión virus-célula, comienza el proceso de fusión de membranas el cual es fa-
cilitado por la glicoproteína de envoltura gp41 y por las proteínas celulares recientemente
identificadas fusina (CXCR4) y CCR5 que participan como correceptores para el virus. Se
han identificado distintos correceptores sobre linfocitos y monocitos que actúan juntos para
promover la entrada del VIH en la célula blanco después del paso inicial entre el CD4 y la
gp120. Los correceptores principales se llaman CCR5 y CXCR4, existiendo por lo menos

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seis más. Las células de estirpe macrofágica generalmente expresan sólo el primero, mu-
chas poblaciones de linfocitos pueden expresar ambos tipos de correceptores. Estas diferen-
cias en correceptores pueden explicar por qué las variantes de VIH pueden ser ya sea linfo-
cito-trópicas o macrófago-trópicas.
Se están desarrollando compuestos que antagonicen la entrada del VIH en células suscepti-
bles interfiriendo ya sea con el receptor CD4 o los diversos correceptores en células de di-
ferentes orígenes. La entrada del virus a la célula sucede probablemente por la fusión de
membranas virales y celulares, mediada por la glicoproteína de transmembrana (gp41).
Como resultado de la fusión, el genoma viral ingresa al citoplasma celular como parte de un
complejo nucleoproteico. Posteriormente, se disgrega la nucleocápside por un evento prote-
olítico.
Transcripción viral: Después de la entrada viral el ARN viral es transcripto a ADN, que se
integra en el ADN del huésped. El proceso de transcripción reversa ocurre habitualmente
entre las 4-6 horas de la infección, se produce mayormente en el citoplasma, y es catalizado
por la enzima transcriptasa reversa, codificada por el virus. La enzima transcriptasa reversa
tiene por lo menos tres funciones :
• Polimerasa de ADN ARN-dependiente;
• Polimerasa de ADN ADN-dependiente y
• Ribonucleasa (RNAsa H)
La polimerasa de ADN ARN-dependiente genera una hebra negativa de ADN y luego una
positiva que a su vez hibridan para formar un ADN de doble cadena. Los productos finales
de la transcripción reversa son moléculas de ADN de doble cadena que son más largas en
cada extremo que el ARN viral debido a la duplicación del LTR.
Integración: Los productos de la transcriptasa reversa se generan en el citoplasma celular
como ya se ha mencionado. Estos ADN de doble cadena se transportan al núcleo de la célu-
la, donde el ADN viral se integra al ADN cromosómico del huésped. La proteína p17 de
matriz tiene un rol importante para dirigir el complejo de integración hacia dentro del nú-
cleo de la célula huésped.
La reacción de integración es catalizada por la integrasa viral que se encuentra en la partí-
cula viral. Después de la transcripción reversa del ARN viral la integrasa permanece asocia-
da al genoma viral como un complejo de nucleoproteína de alto peso molecular. La integra-
sa primero separa dos nucleótidos del extremo 3' del ADN viral y luego cliva el ADN viral
del huésped.
Expresión genómica viral: La transcripción eficiente del genoma viral requiere una serie
de mecanismos complejos que involucran tanto factores celulares como virales. Las señales
de activación y proliferación celular resultan en la unión de factores de transcripción al
LTR y llevan a la iniciación de la transcripción viral. Como se ha mencionado, Tat y Rev
son dos proteínas virales claves que regulan positivamente la expresión de genes virales y
la replicación, mientras que Nef, Vif, Vpu y Vpr son determinantes de virulencia viral.
Los transcriptos primarios de ARN del provirus se realizan con la enzima celular ARN poli-
merasa II. Estos transcriptos sirven como ARNm para la síntesis de poliproteínas virales y
como genomas virales que serán incorporados en los viriones nuevos. Los ribosomas de la
célula huésped traducen el ARNm viral en proteínas virales. Todas las proteínas virales es-
tructurales se sintetizan como poliproteínas. Las proteínas reguladoras se transcriben de
ARNm procesado.

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Ensamble y salida: La modificación de poliproteínas virales por enzimas celulares es esen-
cial para el ensamble viral. Este incluye el procesamiento y la glicosilación de las proteínas
del Env, y la miristilación del extremo N terminal del elemento p17 en las poliproteínas
Gag y Gag-Pol. Lo último se necesita para la incorporación de estas proteínas a la membra-
na celular y para el alineamiento de moléculas adyacentes. Las proteínas del Gag tienen un
papel fundamental para reclutar proteínas tanto virales como de la célula huésped dentro de
las partículas virales. La liberación de los viriones puede producirse rápidamente provo-
cando la lisis celular o bien en forma más lenta manteniendo la integridad de la célula.

Debemos mencionar las proteínas celulares que colaboran y las que inhiben la replicación
del HIV:
Ya mencionamos los receptores y correceptores, pero también hay factores transportadores
en el citoplasma que colaboran con el transporte hacia el núcleo celular, así como también
las proteínas HMGIY y BAF para la integración del provirus, las ciclinas para la transcrip-
ción, las furinas para el transporte y procesamiento de proteínas virales.
Factores celulares inhibidores de la replicación:
Proteínas APOBEC, enzimas que actúan en la diferenciación de las inmunoglobulinas. Esta
proteínas incorporadas al virión causan una hipermutación G>A durante el proceso de la
transcripción reversa que puede llevar a la degradación del ADN viral. La proteína viral Vif
sin embargo se encarga de la degradación del APOBEC por el proteasoma.
TRIM 5: Responsable de la restricción de la replicación en distintas especies. Inhibe la de-
capsidación.
Factores de interferencia de ARN: Se conocen factores de interferencia de ARN celulares
que degradan las estructuras “stem loop” y los ARN de doble cadena. Se ha demostrado que
se producen este tipo de estructuras durante la replicación del HIV. Sin embargo estos pro-
cesos son contrarrestados por la proteína Tat del HIV.

PATOGENIA Y RESPUESTA INMUNE

El virus HIV se transmite fundamentalmente por tres vías:


a) Sexual a través de semen y secreciones cérvicovaginales infectadas.
b) Por sangre o productos sanguíneos infectantes, (por transfusiones, por compartir agujas
entre usuarios de drogas inyectables, o también por contacto con algún elemento punzocor-
tante contaminado).
c) Por transmisión vertical, de la madre infectada al hijo.
Los principales blancos virales son los linfocitos CD4, tanto activados como en reposo (G 1)
o quiescentes (G0) así como los macrófagos y células dendríticas. El daño producido en las
células inmunes, ya sea a través de producción de sincitios o de apoptosis va a determinar
que la consecuencia más importante de la infección por HIV no tratada sea una inmunode-
presión severa, fundamentalmente del compartimento celular, que lleva a infecciones opor-
tunistas y neoplasias. Por otro lado, la infección de las células de la microglía en el sistema
nervioso central puede ocasionar demencia asociada al HIV. Durante toda la vida del indivi-
duo infectado, la mayor presencia viral se va a encontrar principalmente en los órganos lin-
foides, donde el virus ejerce sus principales efectos. La multiplicación viral se puede moni-
torear por la carga viral en sangre, a través de la cuantificación del ARN viral.

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En la infección por HIV se pueden diferenciar tres estadios: primoinfección, fase asintomá-
tica (latencia clínica) y fase clínica de SIDA. En la primoinfección hay una activa replica-
ción viral en los linfocitos activados localizados en los nódulos linfáticos y se detecta una
alta viremia. Generalmente esta viremia decae en unas pocas semanas, esto es debido posi-
blemente a la respuesta inmune de los linfocitos citotóxicos específicos, dado que la res-
puesta humoral aparece más tardíamente. Los linfocitos CD4 disminuyen durante esta fase
pero luego recuperan niveles cercanos a los normales. Luego de pocos meses, generalmente
la viremia se reduce a niveles bajos, con pequeños picos oscilantes de virus. En el período
asintomático el número de linfocitos CD4 disminuye en un número promedio de 60
células/ul/año. Algunos autores han adjudicado este descenso al efecto directo del virus y/o
la apoptosis debida a la inapropiada producción de citoquinas. En la fase asintomática, que
en promedio en una persona sin tratamiento antirretroviral dura 10 años, los niveles de lin-
focitos CD8 permanecen ligeramente elevados, pero la replicación viral continúa, principal-
mente en los nódulos linfáticos. Como en la primoinfección, en esta fase probablemente la
propagación viral es suprimida por la acción antiviral de los linfocitos CD8 citotóxicos.
Luego, hacia el final de este período el número de estos linfocitos disminuye. Durante la
fase asintomática, la población viral se vuelve más heterogénea, probablemente por la con-
tinúa selección de mutaciones específicas debida a la presión de la respuesta inmune.
En la fase clínica del SIDA, que está caracterizada por un bajo recuento de linfocitos CD4,
debajo de 200/ul, y/o enfermedades oportunistas o neoplásicas marcadoras, se vuelve a ob-
servar un aumento en la viremia. La depleción de los linfocitos CD4 con la consiguiente
disminución de sus funciones estimuladoras del sistema inmune, provoca alteraciones en
las células natural killer, disminución funcional de los linfocitos B y de los macrófagos.
También se observa una disminución en el número total de linfocitos CD8. En los nódulos
linfáticos, la replicación viral aumenta con la consecuente destrucción de las células linfoi-
des y de la arquitectura normal del tejido linfoide. En este estado la población viral se vuel-
ve relativamente homogénea, más virulenta y menos sensible a la neutralización por anti-
cuerpos.
Manifestaciones de la infección
La infección inicial o primoinfección, puede ser asintomática o estar acompañada en un
40% de los casos por una enfermedad leve similar a la mononucleosis, con una duración
promedio de 10 días. En la fase asintomática, la persona infectada puede experimentar sín-
tomas inespecíficos o enfermedades no marcadoras de SIDA tales como pérdida de peso,
fiebre, adenopatías persistentes, candidiasis oral y diarrea. La etapa de SIDA se caracteriza
por infecciones oportunistas tales como candidiasis esofágica o pulmonar, herpes simplex o
zóster persistente, tuberculosis, citomegalovirus, neumocistis, toxoplasmosis, molusco
contagioso y condilomas acuminados, entre otras. Se observan también frecuentemente ne-
oplasias tales como el sarcoma de Kaposi, linfomas y carcinoma de cuello uterino. La in-
fección producida en el sistema nervioso central se manifiesta frecuentemente en una ence-
falopatía asociada al HIV que puede llevar a la demencia o a la muerte.

EPIDEMIOLOGÍA MOLECULAR DEL VIH:

Tipos virales: En una escala global la pandemia del HIV está caracterizada como varias
epidemias, cada una con una geografía, poblaciones afectadas y cepa viral predominante
características. Con una estimación mundial de 39 millones de infectados, la distribución
geográfica de los subtipos virales se está volviendo más diversa. Se han caracterizado dos

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tipos virales: HIV-1 y HIV-2. Un estudio en 1993 demostró la infección por HIV-2 como
endémica de Africa Occidental, donde el virus puede haber estado en circulación desde los
años sesenta.
Subtipos virales: A través de los estudios de PCR se ha podido distinguir dos grupos den-
tro del HIV-1: M (“majority”= mayoría), N y O (“outlier”= que está afuera, en este caso
del grupo M). Se han identificado por lo menos 10 subtipos genéticamente distintos dentro
del grupo M, desde la A a la G.
Subtipos de VIH-2: Por el momento se han descripto 5 subtipos de HIV-2 ( A a E).
Subtipos de VIH por Región:
La acumulación de datos de Africa, Asia y Sudamérica muestran que un porcentaje signifi-
cativo de cepas virales representaban mosaicos de dos o más subtipos genéticos, reflejando
la mezcla de subtipos circulantes en diferentes poblaciones y regiones. A través de estos
conocimientos se llegó entonces a un nuevo concepto de la pandemia: se reconoció que los
subtipos y los recombinantes de HIV-1 son igualmente importantes en ésta.
Los subtipos de HIV-1 están distribuídos en forma irregular por el mundo. Así el subtipo B
se encuentra principalmente en América del Norte, Latinoamérica, el Caribe, Europa, Ja-
pón y Australia. Prácticamente cada uno de los subtipos se encuentra en la Africa subsaha-
riana, con los subtipos A y D predominando en Africa central y oriental, y el subtipo C en
Sudáfrica mayoritaria, con menos de 1% de infecciones causadas por todos los otros subti-
pos y FRC combinados. El subtipo B predomina en Sudamérica, pero en este momento has-
ta 25% de las infecciones pueden ser por subtipo F o recombinantes B/F.
En la Argentina los trabajos basados en las secuencias nucleotídicas de los genes env y gag,
muchos realizados en nuestro laboratorio, indicaban inicialmente la circulación del subtipo B.
Posteriormente, se han identificado a recombinantes B/F fundamentalmente en la población
heterosexual y drogadictos intravenosos, mientras que el subtipo B se encuentra fundamental-
mente en hombres que tienen sexo con hombres.

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