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PSICOPATAS
INTRODUCCION
...” Cielos, la maté demasiado rápido. No me tomé tiempo para disfrutar, para
torturarla.
Debería haberla atado de una manera distinta, estudiando un modo diferente de
asaltarla.”
Cuando sigue este hilo de pensamiento, su mente se proyecta hacia delante para ver
cómo podría asesinar con mayor perfección la próxima vez; hay un perfeccionamiento
continuo.
Robert K. Ressler y Tom Shachtman, “El que lucha con monstruos”
INDICE
Aclarando conceptos.
1.1 El asesino en masa.
1.2 El asesino múltiple.
1.2.1 Asesino excursionista.
1.2.2 Asesino en serie.
Caso Real
7.1 El albañil y las ancianas
1. ACLARANDO CONCEPTOS.
Ejemplos de ésta tipología los vemos cada cierto tiempo en la sociedad americana por
los medios de comunicación, en los cuales observamos casos como el de jóvenes que
irrumpen en su instituto causando varias víctimas para luego suicidarse, o en los casos
en que las víctimas se producen en el entorno de una secta destructiva, causando el
líder a través de su influencia la muerte de sus adeptos. Más cerca de nosotros
recordamos el caso del crimen de Puerto Urraco en el que dos hermanos causan la
muerte de numerosos vecinos de su pueblo.
En resumen, se trata de una acción límite trazada por el individuo como única salida.
Si antes hemos hablado del asesino en masa como autor de cuatro o más víctimas en
un mismo lugar, al hablar de asesinato múltiple nos referimos a la comisión de dos o
más víctimas en distintos lugares, y es en éste apartado donde podemos ubicar al
denominado asesino en serie y al asesino excursionista.
Esta tipología es la que menos nos encontraremos con toda seguridad. Hablamos en
éste apartado de crímenes cometidos en lugares diferentes y en un periodo de tiempo
muy breve.
El asesino no tiene tiempo para serenarse entre la comisión de un hecho y el siguiente.
Se puede decir que todos los crímenes son resultado de un único suceso de inicio, y
que puede durar el tiempo en función de los fines del criminal.
En cuanto a la personalidad del autor, podemos afirmar con seguridad, que estaríamos
ante una forma de esquizofrenia, más cerca de la tipología del asesino en masa que del
serial, el cual veremos a continuación.
*El acecho:
Una vez elegida la víctima comienza el acecho antes de empezar a cortejarla. Sus
hábitos, donde trabaja, con quién anda, a donde le gusta ir...
*El cortejo:
Tratan de ganarse la confianza de su víctima para conducirlas hasta su trampa.
Algunos son tan seductores que no les resulta difícil convencerla de que suban a su
coche transmitiéndolas una sensación de seguridad.
En Estados Unidos ante ésta problemática se creó el programa de arresto del criminal
violento V.I.C.A.P. , el cual consiste en un cuestionario que se realiza ante la aparición
de un crimen violento en cualquier parte del país, y un ordenador analiza
posteriormente éstos datos. De ésta forma se puede detectar crímenes con similitudes
y así detectar al posible asesino en serie actúe donde actúe. Mientras más datos se
dispongan menos ardua será la tarea de su detención.
La naturaleza humana es violenta de por si, pero hay un límite que algunos traspasan
observándose comportamientos anormales que desde el punto de vista médico se ha
estudiado se ha estudiado prolíficamente. Desde la psiquiatría se han catalogado éstos
comportamientos y en uno de ellos da cabida a los trastornos antisociales de la
personalidad que es donde encuadramos a los psicópatas.
Es una pregunta que todos nos hacemos y hoy en día a través de técnicas avanzadas
se ha podido confirmar algunos extremos. El conocimiento de nuestro cerebro es
todabía escaso, pero ahora sabemos que una parte de el regula las respuestas
emocionales, la amígdala.
Sin embargo a veces la linea entre éstos dos tipos de personalidades no está tan
definida, lo cual genera un problema importante en cuanto a las consecuencias penales
que esto supone. Sin ir más lejos en el caso del crimen del rol ocurrido en 1994 la
discusión fundamental una vez detenidos los autores, fue determinar si el principal
acusado padecía una psicosis, por lo tanto un enfermo mental e inimputable
penalmente, o por el contrario se trataba de un transtorno de personalidad, lo cual le
hacía responsable de sus actos e imputable por ellos.
2.2.1 EL PSICOTICO
Debido a éste desorden mental que se produce en éstos individuos, la escena del
crimen la definiríamos como desorganizada, fiel reflejo de lo que sucede en su cabeza.
Generalmente actúan en la zona donde se desenvuelven habitualmente dejan
numerosas evidencias y su localización resulta menos ardua que si de un psicópata se
tratase.
Otra de las características importantes es su aspecto descuidado tanto en su aspecto
personal como su domicilio, vehículo etc. y desorden en su vida tanto afectiva como
social. Suelen ser solitarios y ofrecen una apariencia extraña a los demás.
Uno de los casos que encuadraríamos en ésta tipología y del hablaremos más adelante
es el del asesino “Matamendigos”.
En este apartado tendríamos que incluir a los llamados asesinos en masa, ya que sus
acciones son debidas a una reacción generalmente paranoica.
2.2.2 EL PSICÓPATA.
Pasivo-parasitario: Obtienen lo que quieren practicando sobre los demás una especie
de sangría parasitaria consistente en aparentar desamparo y necesidad de ayuda y de
simpatía infinitas.
Es fundamental tener una visión completa de la escena del crimen para valorar si el
criminal es organizado o no, y cobra una gran importancia la víctima. ¿Qué tipo de
víctima ha elegido el agresor, es una víctima de bajo riesgo o de alto riesgo para los
fines del criminal?.
Al tener un total control sobre sus actos éste adaptará su comportamiento a las
circunstancias. Otro de los detalles característicos es la utilización de su propio equipo
para la realización del crimen, su vehículo, su propia arma o los utensilios que va a
necesitar. Este borrará las huellas que ha dejado, manipulará la escena del crimen para
confundir al investigador e incluso trasladará el cadáver de lugar. Así mismo otro de los
detalles particulares de las acciones de éstos sujetos es la apropiación de objetos
pertenecientes a la víctima o a la propia escena con el objeto de poder recrear a
posteriori su acción.
La escena por tanto, será escueta en contarnos cosas y muchas de las veces lo que se
descubrirá será el cadáver al cabo de un tiempo y el autor se habrá encargado de
eliminar todo rastro que le pueda indicar como sospechoso, y eso en el mejor de los
casos, ya que otras tantas veces ni siquiera se recupera la víctima. Hay que recordar
que permanecen cientos de jóvenes desaparecidas en toso el Estado, que quizás hayan
sido víctimas de un asesino en serie psicópata.
Cuando logra su fin, las víctimas presentan grandes heridas por la resistencia de éstas,
el agresor a menudo actúa rápidamente sobre ellas golpeandolas para eliminar toda
resistencia y dejarlas inconscientes, les cubre la cara o las desfigura, no le interesa la
personalidad de su víctima, al contrario que el asesino organizado.
Para ello hay que basarse en el estudio pormenorizado de la escena del crimen. Qué
tipo de víctima ha elegido, como ha llevado a cabo el crimen, el arma utilizada, cuanto
tiempo ha podido llevarle su acción, si ha agredido sexualmente a su víctima y de qué
forma, escena organizada o desorganizada, etc..
El perfil que se realice del sospechoso indicara las recomendaciones sobre las lineas de
investigación a seguir, y en caso de haber un sospechoso, la mejor forma de
interrogarlo.
La Unidad de Ciencias del Comportamiento del F.B.I. hace un retrato bastante escueto
y generico de un típico asesino en serie:
Varón entre 25 y 35 años, de raza blanca. La mayoría de las veces mata personas de
su misma raza. La edad de sus víctimas es muy variada, dependiendo de los gustos del
asesino. Su nivel intelectual y su nivel social son muy variables, así como los de sus
víctimas. Estas son generalmente desconocidas para él, y hasta el trágico momento de
su encuentro nada parece haber en común entre ellos. Puede estar casado, tener hijos
y un buen trabajo. O puede ser tan inestable que sea incapaz de trabajar o que lo haga
muy irregularmente. Puede no ser capaz de mantener relaciones con el resto de la
gente, lo que lo convertiría en un solitario.
Como ejemplo del trazado del perfil de un asesino vemos como lo realizo Robert
Ressler en un caso que presentaba una escena desorganizada y un crimen brutal.
El perfil: Varón blanco, edad entre 25 y 27 años; delgado, aspecto desnutrido. Su lugar
de residencia debe de estar extremadamente descuidado, y se hallarán en él pruebas
del crimen. Historial de trastornos mentales, y seguro que ha consumido drogas. Será
un tipo solitario que no se asocia ni con varones ni con mujeres, y posiblemente pasará
mucho rato en su casa, donde vive solo. Sin empleo. Recibe quizás algún subsidio
social. Si reside con alguien, será con sus padres; sin embargo, esto es improbable. No
ha estado enrolado en la marina; fracaso en la escuela secundaria o la universidad.
Previsiblemente sufre una o más formas de psicosis paranoide.
Más detalles: El individuo tenía que ser un hombre delgado y larguirucho, los
esquizofrénicos introvertidos no suelen comer bien, no se preocupan por la
alimentación y se saltan comidas. De manera similar, desatienden su aspecto y su
aseo. A nadie le gusta vivir con éstas personas, de modo que el asesino debía de ser
soltero.
Cuando el sospechoso fue detenido se pudo comprobar que el perfil de Robert Ressler
coincidía plenamente.
Es evidente que un buen perfil realizado en base a los datos obtenidos pueden ayudar
en una investigación. Un estudio en profundidad de la escena y todo lo que rodea al
caso es fundamental así como la ampliación de la busqueda a otras localizaciones por
la posibilidad de encontrar casos similares que podrían tener relación entre ellos.
5. LA VICTIMA.
Un criminal puede asumir un alto riesgo si está convencido de que no será capturado,
de que su situación de tensión es tal que no le permita considerarlo, que sea
emocionalmente inmaduro, o quizás busca una excitación de modo vital para cometer
su acto.
El principio de intercambio: cualquiera que entra en la escena del crimen toma algo de
ella y deja atrás algo de él.
Lo primero que hay que considerar para trabajar el perfil de un agresor es la escena
del crimen. Es un documento viviente de las acciones del agresor y es la base para las
interpretaciones objetivas. Hasta el detalle más ínfimo nos puede proporcionar una
valiosa visión. Una vez reunidas las evidencias físicas, y la reconstrucción científica del
crimen se ha hecho, se puede seguir.
Hay que investigar la naturaleza de la conducta del agresor respecto a los elementos
físicos del crimen. El investigador no se puede cuestionar la moralidad del agresor, el
único problema importante es cómo capturar o neutralizar al individuo responsable.
La conducta del agresor nos puede indicar lo que ha hecho en el pasado, presente y
lo que hará en el futuro.
Es evidente que un buen perfil realizado en base a los datos obtenidos pueden ayudar
en una investigación. Un estudio en profundidad de la escena y todo lo que rodea al
caso es fundamental así como la ampliación de la busqueda a otras localizaciones por
la posibilidad de encontrar casos similares que podrían tener relación entre ellos
Ocurría en Santander, el se llama José Antonio Rodriguez Vega. Entre 1987 y 1988
mató a 16 ancianas en sus casas. Es lo que denominaríamos un psicópata desalmado,
un asesino en serie. Sus víctimas tenían entre 60 y 90 años, vivian solas en sus casas.
Tras su detención todo el mundo decía lo mismo, su familia, los policías e incluso su
abogado lo catalogaban de loco peligroso, psicópata, sádico, fetichista, gerontófilo,
obsesivo.
Se detectó que las ancianas fallecidas habían solicitado los servicios de una persona
para realizar una serie de trabajos en sus domicilios. Se comprobó que tres de ellas
habían contratado a Rodriguez Vega para ello.
En su casa tenía una especie de museo de los horrores, en donde había recopilado
objetos personales de sus víctimas, y un detalle que llamó fuertemente la atención fue
su obsesión por el color rojo, el cual presidía toda la habitación.
Se le conocía por sus buenas maneras y labia, afable, delicado y con excelentes
modales. De esta forma se ganaba la confianza de sus víctimas. Sin embargo
analizando su pasado se observan problemas de relación con sus padres, casado muy
joven y separado con un hijo.
En éste caso se hizo evidente la necesidad de una mayor colaboración entre la policía y
la medicina forense.