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REVISION DE LIBROS

The G Factor: The Science of empíricas sobre las cuales se fundamentaran


las tesis de este autor y, como era de esperar,
Mental Ability esta actitud científica del debate es la que
predomina en la última obra de este autor.
Arthur R. Jensen Un aspecto especialmente relevante de la
obra es la doble lectura que permite, dado
Wesport, Praeger, 1998 que es recomendable tanto para aquellos
que se encuentren interesados en iniciarse
A pesar de la relativamente corta historia en el estudio del factor «g» como para aque-
de la Psicología como ciencia, existen pocos llos estudiosos del tema que estén interesa-
constructos psicológicos que perduren 90 dos en profundizar en el mismo.
años después de su formulación y que, aún Tras un apartado introductorio al desarro-
más, continúen plenamente vigentes en la llo histórico del factor «g», A. Jensen sigue
actualidad. El factor «g» es sin duda alguna el proceso lógico de validación de un cons-
uno de esos escasos ejemplos y para con- tructo, es decir, plantea las consecuencias de
trastar su vigencia actual tan sólo hace falta la existencia del factor «g» para, a continua-
comprobar su lugar de preeminencia en los ción verificarlas empíricamente a partir de
modelos factoriales de la inteligencia más los datos obtenidos en las investigaciones
aceptados en la actualidad, bien como un llevadas a cabo desde las formulaciones ori-
factor de tercer orden en los modelos jerár- ginales de C. Spearman hasta nuestros días.
quicos o bien identificado con un factor de Dichas consecuencias implican múltiples ni-
segundo orden en el modelo del reciente- veles de análisis, desde las consecuencias en
mente desaparecido R.B.Cattell. el ámbito biológico o a nivel del procesa-
No obstante cualquier estudioso del tema miento de la información hasta las diferen-
podía encontrar a faltar una monografía en cias individuales de género y raza relaciona-
la que se recogieran tanto las implicaciones das con el factor «g». Sin duda, este último
de su existencia como las posibles causas de punto es, como en otras ocasiones, el más
las diferencias individuales en el factor «g». polémico de los postulados de este autor
Dicha laguna queda exhaustivamente cu- aunque, antes de iniciar cualquier crítica se
bierta con la obra recientemente publicada hace preciso analizar el concepto de raza en-
por Arthur Jensen. tendido por A. Jensen no como una serie de
Sin querer obviar la fama de polémico categorías discretas sino como una variable
que acompaña a A. Jensen, incluso autores continua determinada por múltiples genes.
poco sospechosos de suscribir sus teorías co- En toda la obra A. Jensen hace un espe-
mo R. J. Sternberg lo describen como un cial énfasis en la naturaleza biológica del
«hard nose scientist», desde el momento en factor «g», idea ya existente en las formula-
que cualquiera que desee plantear una discu- ciones iniciales de C. Spearman al definirlo
sión con A. Jensen se encontrará con una como un tipo de energía mental. En este
amplia y detallada aportación de evidencias sentido apunta hacia las limitaciones de las

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aproximaciones factoriales al estudio de la Finalmente A. Jensen presenta una pro-
inteligencia, desde el momento de que cons- puesta, cuando menos sugerente, sobre el
tituyen una aproximación fundamentalmen- poder predictivo del factor «g» respecto de
te descriptiva de la inteligencia, sin entrar los logros, tanto académicos como profesio-
en un nivel explicativo de las causas de las nales, alcanzados a nivel individual. Dicha
diferencias individuales en inteligencia. propuesta presentaría el nivel de factor «g»
Partiendo de todo ello plantea la necesidad de un individuo como un umbral mínimo
de relacionar la estructura factorial de la in- que actuaría como una condición necesaria
teligencia con los determinantes biológicos pero no suficiente para el éxito vocacional y
responsables de la variabilidad existente en educacional. Dicho umbral debería necesa-
las pruebas de capacidad. riamente ser complementado tanto por las
En este sentido, A. Jensen no plantea que aptitudes específicas como por diversos ras-
los determinantes biológicos de la inteligen- gos de personalidad.
cia dependan fundamentalmente de la es-
tructura cerebral per se, sino de determina- Revisado por:
dos aspectos de la fisiología cerebral que Andreu Vigil Colet
modifican la sensibilidad y eficiencia de los Universidad Rovira i Virgili
procesos básicos en el procesamiento de la
información que modelan las respuestas del
individuo ante ciertos aspectos del ambiente.
Finalmente la obra realiza una doble pro-
puesta: en primer lugar potenciar la investi- Astrología. El mito de las estrellas
gación en el sentido vertical que abarque el
estudio de las causas neurofisiológicas de Isaac Amigo
las diferencias individuales en el factor «g».
En segundo lugar una propuesta metodoló- Barcelona, Alba Editorial, 1998, 172 pp.
gica fundamentada en los modelos de ecua-
ciones estructurales sobre la manera en que ¿Por qué el interés de este libro para los
deben estudiarse las relaciones entre el fac- psicólogos? Sin duda es un tema que está de
tor «g» y las múltiples facetas de la vida co- moda, aunque esto, desde luego, no es por sí
tidiana en las que se manifiesta. En este sen- sólo razón suficiente. La creencia en las pre-
tido, el factor «g» sería el nodo central de dicciones astrológicas es una conducta muy
una compleja red de relaciones entre múlti- extendida en la actualidad y, como tal, se tra-
ples variables, algunas de las cuales aún no ta de un asunto que debe interesar a los psi-
son conocidas, mientras que otras estarían cólogos como observadores de lo cotidiano.
relacionadas con el ámbito educacional, la- Por no mencionar, además, la competencia
boral, etc. En este apartado, al igual que en real que los astrólogos y otros pseudoprofe-
el resto de la obra, cabe destacar el esfuerzo sionales (como el profesor hindú Krishna,
que el autor lleva a cabo para ilustrar y des- futurólogo oriental, diplomado) representan
cribir las distintas técnicas multivariadas, y para los psicólogos. La temática, por tanto,
en especial el análisis factorial, que son uti- no es nueva, pero sí la perspectiva desde la
lizadas en muchas de las investigaciones so- que está escrito el texto y el propósito que ya
bre las diferencias individuales en el factor se formula en su introducción: el entendi-
«g». Consideramos este punto especialmen- miento de la creencia en la astrología en tér-
te relevante ya que, en muchas ocasiones, el minos psicológicos. No se trata de denunciar
desconocimiento de las mismas ha conduci- la obvia ausencia de fundamentación cientí-
do a rechazar los modelos que plantean la fica de la astrología; en rigor, esto no es un
existencia de dicho factor. asunto de un psicólogo. Isaac Amigo, como

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gran conocedor de este fenómeno, sabe muy diciones psicológicas necesarias para expli-
bien de la inutilidad de socavar la creencia car el boom de la astrología. Éste es el nú-
en el poder el influjo de los astros apelando cleo de la obra, la explicación de la creencia
a su irracionalidad científica. en la astrología en términos psicológicos.
Antes de entrar en los contenidos del tex- Así, fenómenos bien conocidos en psicote-
to, permítaseme resaltar una de sus mayores rapia gracias a B. F. Skinner o H. J. Eysenck
virtudes: su extraordinaria amenidad (una entre otros, nos permiten comprender la
evidencia que ya destaca Gustavo Bueno en atracción por los astros dentro del compor-
el prólogo del mismo). Se trata de un libro tamiento emocional del ser humano. En
de fácil lectura, escrito con talante divulga- efecto, la conducta supersticiosa, el efecto
tivo, pero al mismo tiempo con gran rigor Barnum, la remisión espontánea, el efecto
técnico y con una claridad meridiana. En placebo, el efecto hola-adiós o el efecto Ro-
definitiva, unas páginas que seducen desde senthal, junto con una gran dosis de empa-
el inicio de su lectura. ¿Qué más se puede tía, calidez y capacidad reforzante constitu-
pedir de un libro? (además de que se venda, yen los ingredientes necesarios para expli-
como probablemente respondería el autor). car la creencia de muchos individuos en la
En relación a lo que el texto contiene, en astrología. Por otra parte, quizás un acerca-
los primeros capítulos se nos presentan las miento como el que aquí se propone a cier-
vicisitudes históricas del interés del hombre tas corrientes de la psicología nos mostraría
por los astros. En la actualidad, este interés algunas coincidencias destacables entre és-
se ve beneficiado, por una parte, del cons- tas y la astrología, como la debilidad de sus
tante progreso del individualismo que ca- supuestos teóricos o el evidente éxito social
racteriza la vida urbana y, por otra, del de- a pesar de su falta de efectividad.
caimiento del espíritu religioso tradicional. En definitiva, estamos ante un libro muy
La condición flotante del individuo en la original y muy bien documentado, de gran
ciudad facilita también el arraigo de tal interés para psicólogos y personas que sien-
«fuente de conocimiento». ten curiosidad por la astrología (no digamos
¿Son ciertas las predicciones astrológicas? si se cumplen las dos condiciones) que nos
es el explícito título de uno de sus capítulos. ofrece una información exhaustiva y riguro-
En él se relatan los métodos y los estudios sa para entender un fenómeno tan popular
que han utilizado los astrólogos para probar como es la creencia de las personas en las
sus predicciones, métodos cuyos principios adivinaciones astrológicas.
posibilitan casi todo. Las investigaciones as-
trológicas se apoyan en la estadística correla- Revisado por:
cional para establecer relaciones causales en- Roberto Secades
tre los acontecimientos, metodología que, co- Universidad de Oviedo
mo se sabe, resulta inadecuada para concluir
tales relaciones, las cuales serían explicadas
por otras variables mediadoras que con fre-
cuencia no son tenidas en cuenta.
A pesar de la fragilidad de la astrología y Optimismo inteligente
de la falta de acierto de sus predicciones, se
trata de un fenómeno en auge en nuestra so- María Dolores Avia y Carmelo Vázquez
ciedad tan racional y tecnificada. El autores
nos ofrece las claves para entender esta apa- Madrid, Alianza Editorial, 1998
rente contradicción. Y estas claves pertene-
cen al ámbito de la psicología científica. La Afirmaba Ivan Illich, en su conocido en-
respuesta es que, de hecho, se dan las con- sayo sobre las Profesiones Inhabilitantes,

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que una característica esencial de las mis- negativas, la ansiedad, el estrés o el desa-
mas era el desarrollo y frecuente utilización nimo las que más han preocupado a los in-
de una jerga profesional inaccesible al no vestigadores y a la psicología formal. Fren-
profesional. Particularmente, destacaba te a ello, parece surgir (y en esta tendencia
Illich, que tanto abogados como médicos se sitúa este libro) un interés creciente por
eran especialmente proclives a caer en esta los aspectos emocionales positivos. En es-
dinámica del lenguaje. Una de las razones ta línea, no podemos olvidar el reciente
para ello es la necesidad de hacerse impres- éxito de ventas del trabajo de D. Goldman
cindibles para el común de los mortales (y sobre la Inteligencia Emocional. Aunque
de este modo mantener el estatus profesio- se debe advertir al lector que se aproxime
nal). A ello habría que sumarle, además, la (inteligentemente) al libro de Avia y Váz-
posibilidad de encubrir, bajo una densa re- quez que su contenido, si bien con inter-
tórica, la carencia de un contenido relevan- secciones temáticas puntuales, es muy dis-
te que fuese algo más allá del sentido co- tinto. Por otra parte, también habría que
mún. No se quiere decir, sin embargo, que destacar que esta preocupación por lo posi-
esa jerga profesional sea innecesaria en to- tivo ha superar esa tendencia negativista
dos los casos o que siempre se use para en- que Umberto Ecco describió muy adecua-
mascarar una práctica que no va más allá de damente en Apocalípticos o Integrados y,
lo obvio. Es criticable cuando sólo sirve pa- en virtud de la cual, parecería que una vi-
ra incapacitar al público en general en la re- sión racional del mundo y de la realidad
alización de tareas que no requerirían, de sólo puede conducir a un sentimiento trági-
hecho, un conocimiento especial. Baste re- co de la vida, tal y como emanan algunas
cordar aquí el Médico a Palos de Molière corrientes psicológicas aún vigentes. Pue-
cuando le preguntaban al protagonista ¿por de conllevarlo, pero no necesariamente tal
qué produce sueño el opio?, a lo que el fal- y como se demuestra en el Optimismo Inte-
so médico respondía: «porque tiene propie- ligente.
dades dormitivas». Nos encontramos, pues, ante un libro que
Viene esto al caso del ensayo que nos se adscribe por la preocupación creciente
ocupa, el optimismo inteligente, porque, por lo positivo; que, a pesar de mantener to-
sus autores, rompiendo en cierta medida do el rigor científico en el estudio de la te-
las ataduras académicas, han sido capaces, mática que aborda (tal y como lo demuestra
sin trivializar el asunto, de hacer un exten- la actualizada revisión de las investigacio-
so recorrido por todos los ámbitos de la nes en las que se apoya) es capaz de hablar
emoción humana y, particularmente, aque- con claridad al lector y desprenderse de los
lla que despierta (y siempre ha despertado corsés académicos para enfocar el tema des-
a lo largo de la historia de la humanidad) de todas sus perspectivas.
el mayor interés, la felicidad. Su naturale- Para rematar este breve comentario, qui-
za, sus bases biológicas y sociológicas, siéramos destacar que, aún cuando el matiz
sus límites y sus mecanismos de aprendi- de inteligente añade posiblemente una nue-
zaje son los grandes tópicos que se abor- va dimensión al optimismo, el optimismo,
dan entorno al tema del optimismo. A su como cualquier otra emoción no necesita
vez, dentro de cada uno de ellos son tantos ser inteligente para ser una filosofía de vida
los temas que se discuten que sería impo- idónea, asunto éste sobre el que, el lector
sible citarlos para ajustarse a un comenta- inteligente, podrá reflexionar.
rio más académico.
También merece un reconocimiento la Revisado por:
apuesta por la temática ya que, desde siem- Isaac Amigo
pre, han sido generalmente las emociones Universidad de Oviedo

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aprendizaje en cualesquiera que sean los
ámbitos del mismo, etc., lo convierte en una
Ciencia y Política de la herramienta imprescindible en labores tanto
inteligencia en la sociedad moderna diagnósticas como preventivas. Su valor es
tal que, de todos lo programas de acción co-
Antonio Andrés Pueyo y Roberto Colom munitaria, los de mejora de la inteligencia
Marañón son los que atraen la mayor inversión eco-
nómica.
Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 1998 Pero, decir que la inteligencia (y sobre
todo el de Factor g o Inteligencia General)
Pocos temas de la psicología son tan po- es uno de los conceptos más sólidos de la
pulares y provocan tanta controversia como psicología, no equivale a decir que esté, o
el de la Inteligencia y su inseparable inves- debiera estar, exento de críticas; que alcan-
tigación sobre las diferencias individuales ce un nivel de solidez comparable a los de-
en ella. Este debate abarca prácticamente to- sarrollados por otras ciencias (como la Físi-
dos los ámbitos del tema, llegando a plagar ca), o que debiera ser asumido como criterio
hasta su parte más abstrusa de tintes ideoló- de «verdad» para su utilización social. Por
gicos. No es para menos. En una sociedad otra parte, la inteligencia, como concepto
tan competitiva como la nuestra, una de las científico, no es nada fácil de «aprehender».
características más deseables del «triunfa- El bagaje de conocimientos estadístico-ma-
dor» o la triunfadora es su inteligencia. Hi- temáticos que requiere su comprensión li-
pócritamente (sin intención, claro está), lle- mitan su traducción a un lenguaje cotidiano.
gamos a decir que ser calificados de «feli- Es más, cuando así se hace, dicha traduc-
ces» es preferible a serlo de «inteligentes». ción empobrece, dificulta, e incluso trastor-
Sin embargo, nos provoca menos rechazo na su comprensión. Sin embargo, es esta
visceral ser tildados de «poco felices» que traducción la que llega al publico en general
de «poco inteligentes». e incluso a los científicos de la psicología y
Al margen de sus resonancias emociona- ciencias afines al conocimiento del hombre,
les y políticas, la Inteligencia, como con- en particular. Cuando esto sucede, y se
cepto científico, es uno de los más sólidos acompaña de una escasez de conocimiento
(por no decir el que más) de la Psicología adecuado, lo que son hipótesis de trabajo
Científica. El reciente informe de la APA corren el riesgo de convertirse en dogmas
(American Psychological Association), ex- de fe y las creencias ideológicas que nos son
celentemente traducido en este libro, así lo más caras tienden a ser utilizadas como cri-
confirma. Fruto del esfuerzo constante de terios de verdad para imponerse a los crudos
casi un siglo de investigación, su delimita- datos, en lugar de convertirse en hipótesis
ción matemática ha alcanzado un gran nivel susceptibles de contrastación. «Inteligen-
de precisión, la estructura de sus aptitudes cia» es una palabra no social ni emocional-
cognitivas es cada vez más conocida, los mente inocente. Muchas veces he pensado
procesos cognitivos ligados a la misma cada que dicho vocablo debiera ser desterrado de
vez más delimitados y las evidencias sobre la psicología y utilizar otros términos más
su naturaleza y sus bases genéticas y am- neutros en su lugar [No soy el único que
bientales, son cada vez mayores. Su valor piensa así. Ya en sus inicios Charles Spear-
no es solo teórico. En la práctica ha demos- man abogó por que el concepto de Factor g
trado ampliamente su utilidad a lo largo del no se tradujera por «Inteligencia General»
siglo. Su capacidad para predecir (por enci- ya que, ni «General» ni mucho menos «In-
ma de cualquier otra medida) el rendimien- teligencia», podían captar adecuadamente
to tanto escolar como laboral, la eficacia del lo que era un concepto estadístico-matemá-

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tico (Spearman, 1927). Recientemente Art- gioso psicólogo cognitivo cuyo trabajo se
hur Jensen (1998) se ha expresado en los encuentra alejado de la perspectiva psico-
mismos términos]. métrica. El equipo elegido para su redacción
Así las cosas, el terreno para la polémi- también merece una mención especial. En el
ca sobre los resultados de las investigacio- se entremezclan tanto especialistas psico-
nes está abonado. En un mundo en el que las métricos como críticos de la misma, como
vueltas de tuerca pretenden traducir deseos por ejemplo, el profesor Stephen J. Ceci. A
en realidades, donde el Imperio de lo «Polí- mi entender, su objetividad apenas tiene pa-
ticamente Correcto» intenta imponerse co- rangón en la psicología. El capítulo III es la
mo criterio de verdad científica, y donde de- traducción de un artículo clásico sobre ge-
fensas y ataques se exacerban; la polémica nética del comportamiento, publicado en
tiende a volverse incendiaria. Es justo en es- Science, quizás la revista de mayor impacto
te agitado escenario en el que entra en lid en el mundo científico. Su aportación al co-
este excelente libro que tan valientemente nocimiento de la influencia de la herencia,
coordinan dos destacados profesores: Anto- el ambiente, y la interacción de ambas fuen-
ni Andrés Pueyo (de la Universidad Central tes de variabilidad a la comprensión de las
de Barcelona) y Roberto Colom Marañón diferencias en inteligencia, temperamento,
(de la Universidad Autónoma de Madrid). personalidad, y otros ámbitos del comporta-
Porque éste, además de un buen libro, es miento, ayuda al lector a adquirir un cono-
un libro necesario que utiliza el debate sus- cimiento sólido ante la polémica Heren-
citado por la publicación de La curva de la cia/Ambiente, esencial para la comprensión
campana (Herrnstein y Murray, 1994) como del debate sobre la inteligencia humana.
acicate para una reflexión sobre el conoci- Mis felicitaciones a los coordinadores por la
miento científico de la inteligencia y sus re- sabia elección de estos dos trabajos.
percusiones sociales. La estructura del libro, La parte etiquetada bajo la rúbrica de
desde la ponderada Presentación de los co- «Interludio» recoge la conferencia de Ed-
ordinadores, así lo refleja. ward O. Wilson sobre las relaciones entre
La primera parte nos sitúa no sólo ante lo Ciencia e Ideología pronunciada en la reu-
que sabemos, sino ante lo que «deberíamos nión anual de la Asociación Nacional de
saber» sobre el estado actual del conoci- Académicos celebrada en Cambridge, en
miento acerca de la Inteligencia humana. En 1994. En ella se recoge la perplejidad de un
ella cabe destacar los capítulos II y III. Am- teórico e investigador, no psicólogo, ante la
bos alcanzan, por méritos propios, el crite- repercusión pública de sus teorías. Su valor
rio de excelencia. El capítulo I ayuda a si- consiste en preparar al lector ante lo que es-
tuar al lector ante los acuerdos existentes en tá por venir en el libro.
el campo. El capítulo II consiste en un in- La segunda parte, La Política de la Inte-
forme realizado por encargo de una de las ligencia, nos coloca en el meollo del debate.
asociaciones más prestigiosas en el mundo Yo no recomendaría asistir al mismo sin ha-
de la psicología, la Asociación Americana ber leído cuidadosamente la primera parte
de Psicología. No tiene desperdicio. Des- del libro. Su conocimiento resulta esencial
pués de leerlo uno tiene la sensación de que para extraer conclusiones personales. En
su texto debiera ser de obligada lectura para cuanto a esta segunda parte, mi impresión es
cualquier psicólogo, ya sea en ejercicio o en que se centra excesivamente en el debate
formación. Resulta esencial para abordar sobre la Curva de la Campana y en particu-
cualquier polémica sobre la inteligencia lar sobre las diferencias entre razas y sus
desde una base sólida. Este valor se acre- potenciales repercusiones. Esto es una pos-
cienta cuando se sabe que el coordinador de tura personal mía (no carente de crítica, por
dicho esfuerzo es Ulric Neisser, un presti- supuesto), en la que he defendido en otros

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lugares (Juan-Espinosa, 1997) que el debate tomó la forma de un libro alternativo, Will
sobre las diferencias de razas no tiene senti- we be smart enough?: Cognitive changes in
do en sí, sino que debiera subsumirse en el the coming workforce (1995), que mereció
más amplio de las diferencias transcultura- el premio de la Academia de las Ciencias en
les. Sin embargo, esto no resta valor alguno 1996. Su capítulo en este libro es, en parte,
a la polémica. Lo tiene y mucho. Clara un inteligente resumen de su libro, lo que
muestra de ello son las acaloradas reaccio- ayuda a complementar su crítica al trabajo
nes que suscita el tema. Al margen de mi de Herrnstein y Murray con una postura te-
postura personal sobre La Curva de la Cam- órica alternativa sólidamente fundada. Re-
pana, que ya he manifestado en dos ocasio- comiendo ardientemente tanto la lectura de
nes (Fernández-Ballesteros, Juan-Espinosa, este capítulo como el de su libro arriba men-
y Diez-Nicolás, 1996; Juan-Espinosa, cionado.
1995), esta segunda parte es, a mi entender, En resumen, Ciencia y política de la inte-
la recopilación más equilibrada sobre el te- ligencia en la sociedad moderna resulta un
ma que yo haya leído. Tres capítulos mere- libro imprescindible para un acercamiento
cen una especial mención, el V, el X, y el XI fundado a la polémica científica y social, no
(lo que no significa, ni mucho menos, que solo sobre la inteligencia humana, sino so-
los restantes supongan un mero relleno). El bre cualquier otra disciplina o campo de co-
capítulo V, de uno de los autores del men- nocimiento.
cionado libro, abre la polémica resumiendo
las críticas realizadas a su libro y dando Referencias
cumplida respuesta a las mismas. Este inicia
un inteligente ciclo recopilatorio, por parte Fernández-Ballesteros, R., Juan-Espinosa,
M., y Díaz Nicolás, J. (1996): «The Bell Curve»
de los coordinadores, de argumentos y con-
Descriptive data, Ideology Interpretations and
tra-argumentos que, aparentemente, se cie- Political Conclusions. International Association
rra con los capítulos VIII y IX. El capítulo of Aplied Psychology. Newsletter, 8 (2), 16-21.
X es un acierto de elección por parte de An- Jensen, A. R. (1998). The g Factor: The
drés Pueyo y Colom. Pese a que Leon Ka- Science of Mental Ability. London: Praeger.
min se expresa en él con su siempre encen- Juan-Espinosa, M. (1997). Geografía de la
dido verbo, supone una combinación de Inteligencia Humana. Madrid: Pirámide.
Juan-Espinosa, M. (1995): Conclusiones peli-
postura ideológica y argumentación meto- grosas. Artículo de opinión aparecido en el dia-
dológica realmente sabia en su crítica. Fi- rio El Mundo el 26 de Febrero de 1995.
nalmente, el capítulo XI es, simplemente, Hunt, E. B. (1995): Will we be smart
excelente. Para mi gusto, este capítulo, por enough?: Cognitive changes in the coming work-
méritos propios, debiera encabezar un apar- force. New York: Rusell Sage Fundation.
tado aislado del libro. Va más allá de una Herrnstein, R., y Murray, C. (1994): The Bell
Curve: Intelligence and Class Structure in Ame-
mera crítica. El autor, Earl B. Hunt, profesor rican Life. New York: Free Press.
de la Universidad de Washington en Seattle, Spearman, C. (1927): The abilities of man:
gran metodólogo y teórico de la Inteligen- Their nature and measurement. New York: Mac-
cia, muestra en él una de las críticas más Millan.
profundas y elegantes a La Curva de la
Campana. En su momento, su respuesta no Revisado por:
se limitó a críticas puntuales y argumentos Manuel de Juan Espinosa
ad hominem (de tan frecuente uso), sino que Universidad Autónoma de Madrid

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