Vous êtes sur la page 1sur 9

EL FIN DE ANÁLISIS: ESTUDIO COMPARATIVO

Tomado de AMP, La Conclusión de la Cura: Variedad clínica de la salida de analisis, Editorial Eolia, Barcelona, p. 317-328

Objetivo y metodología 1
Hemos querido dar cuenta, en este estudio comparativo, de las distintas teorías sobre el fin del
análisis. Nos ha parecido más interesante poner de relieve la originalidad de las diversas posiciones, más
que establecer las similitudes aparentes o correspondencias entre autores de distintas orientaciones.
Hemos seleccionado cierto número de textos clave, representativos, a nuestro entender, de las
concepciones particulares del fin del análisis. Pero no hemos incluido en nuestro trabajo a autores que sin
embargo tienen un lugar eminente en la historia del psicoanálisis: en particular W. R. Bio n, a quien
respetamos y consideramos como el más importante de los psicoanalistas de la lengua inglesa después de
Melanie Klein.
Nuestros parámetros han sido los siguientes:
a) ¿Cuál. es el fin del análisis que busca cada autor? ¿Un fin normativo, es decir que apunta a
objetivos que se pueden articular explícitamente? Y en este caso, toda cura terminada, antes de estos
fines precisos hayan sido alcanzados, se considera interrumpida o mal acabada. ¿O b ien favorece un
planteamiento empírico de la cuestión? En este caso, testimonia de su práctica analítica v nos interpreta
lo que apareció en la cura, más allá de las líneas directivas prevalentes para el fin del tratamiento -líneas
que siempre han estado presentes, más o menos claramente o perentoriamente, en las distintas
corrientes v programas de formación analítica. 1
b) ¿Cómo conceptualiza la articulación entre el desarrollo de la transferencia y el fin del análisis?

Sigmund Freud: la roca de la castración

En "Análisis finito o infinito "2, Freud permanece indeciso en cuanto a la existencia de una norma
del fin del análisis. Desde un punto de vista práctico, puede responderse fácilmente, nos dice, a la
pregunta de saber "si existe un fin natural a un análisis, incluso si es posible llevar a un análisis hasta tal
fin". "El análisis acaba cuando el analista y el paciente no se ven más (...) Actuarán así cuando dos
condiciones se hayan cumplido más o menos: la primera, que el paciente no sufra ya de sus sínto mas y se
haya sobrepuesto a sus angustias como a sus inhibiciones; la segunda, que el analista juzgue que en el
enfermo se ha hecho consciente hasta tal punto lo reprimido, se haya elucidado tanto lo incomprensible,
1
se hayan vencido tantas resistencias interiores, que ya no debe temerse la repetición de los procesos
patológicos en cuestión". Sin embargo, razona Freud, si se da al término "fin" una significación más

2
ambiciosa, hay que preguntarse "si la influencia ejercida sobre el paciente se ha llevado lo
suficientemente lejos como para que no pueda esperarse de la continuación del tratamiento ninguna
modificación ulterior. Como si pudiera pues alcanzarse mediante el análisis un nivel de normalidad
psíquica absoluta (...) Examinaremos primero la experiencia para saber si algo así ocurre y a continuación
la teoría, para saber incluso si es posible." 3
La experiencia demuestra, prosigue Freud, que una cura sólo es posible en ausencia de una serie
de obstáculos. Estos obstáculos implican algo del orden de lo real: la fuerza pulsional constitucional
excesiva y la modificación desfavorable del yo (secundaria al efecto de la fuerza pulsional, pero que
concebiblemente tiene su etiología propia). Así. "en vez de examinar cómo llega la curación mediante el
análisis, cosa que considero suficientemente esclarecida, la pregunta a plantear sería: qué obstáculos se
3
encuentran en el camino de la curación analítica." Pero para Freud, el obstáculo más formidable se
refiere al complejo de castración y sus efectos sobre el rechazo de la feminidad: "A menudo tenemos la
impresión, con el deseo de pene y la protesta viril, de haber abierto camino a través de toda la
estratificación psicológica hasta llegar a la ‘roca original’, acabando así el trabajo. No puede ser de otra
forma, porque para lo psíquico, lo biológico juega verdaderamente el papel de la roca original subyacente.
El rechazo de la feminidad no puede evidentemente ser nada más que un hecho biológico, una parte de
ese gran enigma de la sexualidad. Decir si y cuándo hemos tenido éxito en una cura analítica al tratar de
dominar este factor, será difícil." 4
Así, para Freud, un análisis concluye en un obstáculo "natural" ante el cual el analista se encuentra
impotente y que se puede entender como un punto de fijación de la transferencia irresoluble. Y dado que
recomienda a los analistas que retomen su análisis cada cinco años para minimizar los efectos de una
contratransferencia cualquiera, el análisis de los analistas sería virtualmente interminable.

Sandor Ferenczi: el fin por agotamiento

Ferenczi plantea distintos criterios para que el análisis se dirija hacia un fin logrado y para el
reconocimiento de tal fin: el abandono de la mendacidad; la renuncia al fantasma (que representa una
mendacidad inconsciente) y al goce fantasmático; el acceso a recuerdos olvidados; la eliminación de la
resistencia al hecho de creer en el analista y depender de él, y por lo tanto la aceptación de la verdad de
las interpretaciones analíticas; la transformación y la disolución de los síntomas por resolución de su
2
motivación patógena; la superación de las angustias y de la inferioridad en el hombre; el abandono de los
complejos de masculinidad y la aceptación de las implicaciones del "papel femenino" en la mujer. 5 El

3
análisis "no es un proceso sin fin, sino que puede ser conducido a un fin natural si el analista se muestra lo
suficientemente diestro y paciente." 6 El fin propiamente dicho, no es ni el analista ni el paciente quien lo
plantea, "el análisis debe, por así decirlo, morir por agotamiento." 7
En lo que a la transferencia se refiere, Ferenczi indica que el final del tratamiento reclama, como
condición final, que el paciente renuncia a la propia situación analítica., “(...) el paciente está ya
perfectamente convencido de que el análisis es una forma nueva de satisfacción, pero sigue siendo
fantasmática (...). Cuando, poco a poco, supera el duelo por este descubrimiento, se vuelve
inevitablemente hacia otras posibilidades de satisfacción más reales (...) La renuncia analítica corresponde
pues a la resolución actual de las situación de frustración infantiles que estaban en la base de las
formaciones sintomáticas." 8
Para Ferenczi pues, un análisis bien llevado conduce a un punto de agotamiento natural, sostenido
estructuralmente por el duelo y la renuncia al goce a los que el paciente debe consentir.

Melanie Klein: la posición depresiva y el duelo

Con ocasión de la discusión sobre el fin del análisis entre los miembros de la Escuel a británica,
publicada en 1950, 9 Melanie Klein presentó claramente sus criterios sobre el fin del análisis y la definición
que da de la transferencia en la fase final del tratamiento. En esta fase, asistimos de nuevo al paso de la
posición esquizoparanoide a la posición depresiva: "el final de un análisis reactiva en el paciente
situaciones anteriores de separación y está emparentado con la experiencia del destete (...) Las
emociones experimentadas por el bebé en el momento del destete, cuando los conflictos infantiles
precoces se encontraban en una fase aguda, se reactivan intensamente hacia el fin de un análisis. Por eso
he llegado a la conclusión de que antes de terminar un análisis, debo preguntarme si los conflictos y las
angustias vividas durante el primer año de vida han sido suficientemente analizados y perlaborados en el
10
curso del tratamiento." El fin se percibe algunos meses antes de que se produzca, de modo que la
evocación de los síntomas pasados y las tendencias esquizoparanoides puede retomarse de nuevo para
trabajarlos en relación con la pérdida final del analista y su instalación en posición de objeto positivo
introyectado, es decir un trabajo de duelo. La pérdida final sólo será vivida v captada tras el final de las
sesiones: "He aquí pues mi criterio del fin del análisis: las angustias depresivas y persecutorias del
paciente, ¿han sido suficientemente reducidas durante el análisis? Su relación con el mundo exterior, ¿ha
3
sido suficientemente reforzada para que pueda tratar de forma satisfactoria la situación de duelo que
entonces aparece?" 11

John Rickman " la irreversibilidad y la prueba del week-end” 4


El autor se centra en lo que considera como criterios "bien establecidos" en el momento en que
escribe: "El levantamiento de la amnesia infantil, que incluye la resolución del complejo de Edipo; la
posibilidad de una satisfacción genital heterosexual; la tolerancia posible de la frustración libidinal y de la
privación, sin reacciones de defensa regresivas: la capacidad para trabajar y para soportar el paro (sic); la
capacidad de tolerar los impulsos agresivos, tanto los propios como los ajenos sin arriesgarse a perder el
objeto de amor y sin culpabilidad, así como la capacidad para hacer el duelo." 12 Para Rickman, es esencial
para que se pueda hablar de fin de análisis, que los cambios obtenidos sean irreversibles. La relación
transferencial proporciona una buena estimación en este sentido: durante las separaciones del fin de
semana, el paciente es capaz de recordar la Gestalt del analista. Es extremadamente import ante que los
síntomas se hayan resuelto al final de la cura y no sólo hayan sido acallados.

Michael Balint: estudiar lo que pasa al final del análisis

El planteamiento de Balint se apoya en el criterio empírico de lo que ocurre de hecho en el plano


de la clínica cuando el análisis acaba. Según él, en ese momento se encuentra una fase natural y
realizable, aunque sólo se realice en dos de cada diez casos. Una experiencia notablemente uniforme
domina el último periodo del tratamiento: el paciente "experimenta una sensación de gran libertad, como
si se hubiera quitado un gran peso de encima (...) Es una experiencia profundamente conmovedora; la
atmósfera general es la de un adiós definitivo a algo muy querido, muy precioso— con todos los
sentimientos inherentes a la pena y al duelo- pero esta pena sincera y sentida en lo más profundo es
suavizada por una sensación de seguridad, que tiene su fuente en las nuevas posibilidades de una
13
verdadera felicidad." Balint considera que todas las afirmaciones sobre los análisis realmente
terminados son de una dudosa validez, puesto que están necesariamente impregnadas por una coloración
subjetiva. Lo mismo ocurre con los análisis didácticos. Los sistemas de formación, sostiene Balint, aplican
dos normas: la primera estipula que el candidato es lo suficientemente normal como para encargarse él
solo de los pacientes y eventualmente ser calificado como un analista completo, pero no lo
suficientemente normal todavía para resolver sus propios problemas inconscientes; la segunda, "más
4
estricta pero no controlada por nuestras Sociedades (IPA) y sus responsables, sometida a un acuerdo
privado entre el paciente (un analista enteramente calificado) y su analista didáctico, fija los verdaderos

5
criterios del fin del análisis." 14
Balint invita a sus colegas a recoger, a partir de sus análisis en curso, un material clínico válido y
pertinente, para usarlo de forma crítica. Estima (en 1950) que podrían estudiarse cada año de dosciento s
a cuatrocientos casos de análisis terminados.

D. W. Winnicott: el uso del psicoanalista

Aunque Winnicott no aborde sistemáticamente la cuestión del fin del análisis, en muchos de sus
trabajos hace observaciones pertinentes en este sentido. Pronto en su carrera psicoanalítica y bajo la
influencia conceptual de Melanie Klein, Winnicott asoció final de análisis y posición depresiva: "(...) el
análisis del fin de un análisis (que puede empezar al inicio del tratamiento) incluye el análisis de la
posición depresiva. Es posible que un buen análisis esté incompleto porque se ha llegado al final sin que él
mismo haya sido plenamente analizado, o bien puede que el análisis se haya prolongado en parte porque
el final y su resultado feliz sólo se hacen tolerables para el paciente cuando han sido analizados, así pues,
tras concluir el análisis de la posición depresiva y de las defensas que contra ella pueden emplearse,
incluyendo a la defensa maniaca-"15 Más tarde Winnicott indicó la similitud entre la relación
transferencial y el primer estadio de la relación objetal que vincula al bebé con su madre. De la misma
forma que se fusiona con su madre, el paciente establece con el analista un estado de fusión "que le
permite vivir y establecer relaciones sin experimentar la necesidad de utilizar mecanismos identificatorios
proyectivos e introyectivos. Luego viene el doloroso proceso con el que el objeto se separa del sujeto.
Entonces el analista es separado y se sitúa fuera del control omnipotente del paciente. El hecho de que el
analista sobreviva a la destrucción que es a la vez lo propio del cambio y su consecuencia, permite la
aparición de algo nuevo, a saber„ la utilización que el paciente hace del analista y el inicio de una nueva
relación basada en las identificaciones cruzadas."16 El análisis procede así a lo largo de la evolución de la
transferencia, y la salida final sobreviene; cuando el paciente puede situar al analista en el contexto de
otras identificaciones significantes descubriendo "que la vida es en sí misma una terapia que tiene
sentido."17

5
Heinz Kohut: el contacto empático con los objetos-self naturalizados

6
El creador de la psicología del self, que ha tenido considerable influencia en el psicoanálisis
18
norteamericano, presenta en su última obra una puesta al día de su teoría de la cura. El autor sostiene
que las formulaciones de la psicología del yo no permiten describir de forma satisfactoria "esos atributos
cruciales de la psique que se desplaza hacia la salud: la capacidad de apaciguar el self, el sentido de
continuidad del self en el tiempo y el papel fundamental del objeto-self que ofrece la posibilidad de
19
adquirir sus atributos." La cura comprende tres tiempos: "Los dos primeros pueden ser considerados
como un análisis de las defensas y el desarrollo de las transferencias, mientras que el tercer tiempo -
esencial, porque define el fin y el resultado de la cura - es el acceso a la empatía entre el self Y el
objeto-self más precisamente, al establecimiento de una armonía empática entre el self y el objeto-self
a los niveles de la maduración adulta." 20 Para poder curarse, "el analizante debe ser capaz de tomar al
analista como objeto-self movilizando las series de experiencias interiores que llamamos transferen cias
de objetos-self." 21 Embarcado en una "experiencia emocional correctiva": el analista "mantendrá este
impulso fundamental que se dirige a la instauración, la consolidación y el mantenimiento de un self
vigoroso mediante respuestas adecuadas, o sea interpretaciones (de transferencia) dinámicas, no
críticas, de reconstrucciones genéticas. Y el paciente que encuentra, ya sea una comprensión correcta,
ya sea una incomprensión poco frecuente, limitada de forma óptima, edifica una gama cada vez más
extensa de objetos-self que le aportarán un apoyo, consolidación y subsistencia. Así, sin ser rechazado
por el analista - porque se le aconseja que considere el fin del análisis o porque se enfrenta con la fecha
irrevocable de dicho fin-el paciente evolucionará espontáneamente hacia nuevas formas de subsistencia
22
ante una creciente variedad de objetos-self fuera de la situación analítica.

Jacques Lacan: el pase

El interés de Lacan por la cuestión del fin del análisis se encuentra presente en toda su obra y
culmina con su creación original, tanto teórica como práctica: el pase. Al principio de su enseñanza,
Lacan reafirma el principio freudiano: el análisis tiene por finalidad la realización por parte del sujeto de
23 24
su historia. , Esto nos conduce a las principales tesis lacanianas de los años cincuenta y principios de
los sesenta. Sus implicaciones clínicas giran alrededor de la estructura y las relaciones dialécticas entre el
deseo del sujeto y el deseo del analista. 25 Después de haber fundado su propia Escuela -un paso necesario

6
para seguir haciendo fructificar el campo definido por Freud- Lacan está preparado, en 1967, para
proponerles el pase a sus alumnos . 26

7
El pase designa al mismo tiempo la fase final de la experiencia analítica -el paso de la posición de
analizante a la de analista- y el procedimiento gracias al cual los miembros de una Escuela de psicoanálisis
aprenden con las cuestiones planteadas los testimonios de los fines de análisis, procedimiento que
además identifica a quienes (nombrados A.E., analistas de la Escuela) "pueden testimoniar de los
problemas cruciales en los puntos vivos en los que se encuentran para el análisis..." 27 Instrumento de
investigación por excelencia, el pase permite el estudio sistemático de las bases estructurales de ca da
experiencia analítica, allí donde la universalidad de los conceptos converge con la posición particular,
irreductible, de los analizantes tomados uno por uno. Así, la institución del sujeto supuesto saber, el
desarrollo de la transferencia, la función creativa del deseo del analista, el atravesamiento del fantasma
fundamental del sujeto, la caída de las identificaciones subjetivas y luego a identificación con el síntoma -
términos que resumen la doctrina lacaniana sobre los objetivos y el fin del análisis - se aíslan en un
análisis particular, buscando lo que éste podría revelar que no esté inscrito aún en la teorí a. Si Lacan pudo
concebir el pase como fase final del análisis tanto como procedimiento, es precisamente porque pensaba
que el fin del análisis se opone por completo a una identificación ideal con el analista. Más que
comprometerse en la empresa pedagógica o política de convencer al sujeto de lo que debería ser
(identificación con el analista o a cualquier otro ideal), Lacan se embarca, invitándonos a seguirle, en una
experiencia creativa en la que la transferencia, tras haber sido el instrumento que le permite al sujeto
asumir su deseo, está destinada a disolverse en el abandono del analista y ,un proceso radical de
28
desidentificación El fin del análisis supone el duelo, no sólo del analista que cae como objeto
(semblante de objeto a), sino también de los ideales del sujeto y los significantes amo que desde su
inconsciente, han regido su existencia. Considerado desde el punto de vista de la relación del sujeto con la
sexuación, el fin de análisis supone el reconocimiento, más allá del Nombre del Padre, del Otro goce, que
Lacan abordó en los años setenta. 29, 30
Las posiciones de Lacan son a la vez normativas y empíricas: tiene una concepción clara del fin del
análisis, pero está particularmente interesado por las modalidades particulares de final, así como por todo
aquello que pueda surgir de la investigación sobre el fin del análisis.

7
Conclusiones

8
Lacan fue más allá de Freud, del Freud que articulaba el fin del análisis con el obstáculo basado en
el rechazo de la feminidad. Lacan cuestionó la propia definición de feminidad como categoría universal
("La mujer no existe") y llegó a inventar a la vez una teoría y un procedimiento que permiten indagar qué
ocurre efectivamente al final de un análisis particular. Nos dejó por lo tanto un marco pa ra abordar el fin
del tratamiento, pero también una tarea, el propio pase, que nos impide dormirnos en una idea
preconcebida de un fin de la la cura supuestamente "natural''. A este "más allá de Freud" se añade un
"más allá" del complejo de Edipo, cuando Lacan plantea la primacía del complejo de castración como
función de sujeción del sujeto al lenguaje.
Inventando el pase, Lacan aceptó el desafío de Balint, algo que las condiciones impuestas al
análisis "didáctico" por las instituciones analíticas no lacanianas hacían imposible.
Lacan y Melanie Klein coinciden en un punto: el proceso de duelo que implica la fase final del
análisis y la irreversibilidad de la pérdida del objeto representado por el analista.
Las concepciones lacanianas sobre el fin del análisis son diametralmente opuestas a las que
apuntan a una identificación ideal (al analista o a cualquier otro ideal convencional exterior al campo de
la experiencia analítica). Lacan puso el dedo en la llaga de los peligros intrí nsecos a estos abordajes
terapéuticos: apuntando a la eliminación de los síntomas y a la adaptación del sujeto, ignoran el valor
31
del síntoma como expresión de la verdad el sujeto y del carácter neurótico de su adaptación.

Notas

1. Freud (S.), « Analyse finie et infinie » (1937), Résultats, idées, problèmes 11 (1921-1938), Paris, Presses Universitaires de
France, 1985, pp. 231-268; et S.E., 23: 211-253.
2. Freud (S.), Ibid, p. 234-235 (S.E., 23: 219-220).
3. Ibid, p. 236 (S. E., 23: 221).
4. Ibid., p. 268 (S. E., 23: 252-253).
5. Ferenezi (S.), « Le probleme de la fin de l'analyse », OEuvres complètes, Tome IV (1927-1933), Paris, Pavot, 1982, pp. 43-52.
6. Ibid, p. 52.
7. Ibid p. 50.
8. Ibid, p. 51 .
9. International Journal of Pst , eho-Ana lvsis, vol. 31, 1950.
10. Klein (M.), « On the criteria for the termination of a psycho -analysis », International Journal of psvcho-Analysis, 31:
78,1950. (Traduction française: « Sur les critéres de fin d'analvse », Psvchanalvse a l 'Université, Décembre 1982, pp. 5-10).'
11. Ibid, 31: 204,1950.
8
12. Rickman (J.), a On the criteria for the termination of an analisys », International Journal of Psvcho -Analvsis, 31: 200,1950.
13. Balint (M.), « La fin d'analyse » (1949), Amour primaire et technique psvclzanal vtique, Paris, Pavot, 1972, p. 254.
14. Ibid., p. 257.
15. Winnicott (D.W.), « La défense mainiaque » (1935), De la pédiatrie a la psychanalyse, Paris, Pavot, 1969, p. 32.
16. Winnicott (D.W.), Jeu et réalité, Paris. Gallimard, 1975. p. 188. 17. Ibid p. 122.
18. Kohut (H.),Analvse et guérison, Paris, Presses Universitaires de France, 1991.
9
19. Ibid., p. 117.
20. Ibid., p. 118.
21. Ibid, p. 127.
22. Ibid., p. 141.
23. Lacan (J.), « Fonction et champ de la parole et du langage en psychanalyse», Écrits, Paris, Seuil, 1966, pp. 237-322.
24. Lacan (J.), Le Séminaire, L ivre I, Les écrits techniques de Freud (1953-1954) Pa ris, Seuil, 1975.
25. Lacan (J.), « La direction de la cure et les príncipes de son pouvoir » , Écrits, op. cit., pp. 585-645.
26. Lacan (J.), « Proposition du 9 octobre 1967 sur le psychanalyste de I'Ecole», Scilicet 1, Paris, Seuil, 1968, pp. 14-30.
27. Ibid, p. 15.
28. Lacan (J.), Le Séminaire, Livre XI, Les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse ( 1964), Paris, Seuil, 1981.
29. Lacan (J.), « L'Etourdit », Scilicet4, Paris, Seuil, 1973, pp. 5-52.
30. Lacan (J.), Le Séminaire, Livre XX, Encore (1972-1973), Paris, Seuil, 1975. 31. Lacan (J.), Télévision, Paris, Seuil, 1975.

Vous aimerez peut-être aussi