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Asignatura: Cartografía urbanística y catastral

Tema 5: Conceptos de teledetección

Ángel Manuel Felicísimo Pérez


Área de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría
Departamento de Expresión Gráfica
Curso 2006-2007
1 Conceptos de teledetección
El término teledetección es sinónimo de percepción remota (en su original inglés, remote
sensing). El vocablo fue acuñado en los años 60 para designar a cualquier observación de la
superficie terrestre en la que no existe contacto físico directo con el objeto a observar.
Inicialmente se aplicó a la fotografía aérea por ser la técnica más común en aquel momento.
La teledetección suele relacionarse con la captura de imágenes aunque se refiere, en general,
en la captura de datos. Lo más habitual, sin embargo, es que los métodos de captura estén
diseñados para cubrir el territorio ordenada y completamente, conformando una imagen del
mismo en sentido amplio. La teledetección permite, en consecuencia, ver a través de medios
técnicos —cámaras de diversos tipos, espectrómetros, radares—.
Definiremos la teledetección como el conjunto de técnicas de captura e interpretación de
imágenes a partir de sensores transportados por aviones o satélites, sensibles a diferentes
rangos del espectro electromagnético.
En la fotografía aérea convencional, por ejemplo, el sensor es una cámara fotográfica y la
imagen se registra en una película fotosensible en el rango de longitudes de onda de la luz
visible. Cuando los sensores son transportados por satélites se habla expresamente de
teledetección espacial, cuya única diferencia es, en realidad, el tipo de plataforma de transporte
y la altitud de la trayectoria de vuelo.
En todo sistema de teledetección se entiende que entre el sensor y la superficie a observar
existe una interacción energética. El sensor capta y almacena una reacción de la superficie
terrestre ante la incidencia de radiación electromagnética, bien sea de origen natural —la luz
solar—, o artificial, emitido por el propio sensor —radar—.
Por tanto un sistema de teledetección presenta los siguientes componentes:
• fuente de energía: origen de la radiación electromagnética que detecta el sensor. Si la
fuente de energía es externa, el sensor se denomina pasivo y si la energía es emitida por el
propio sensor se denomina activo.
• sistema sensor: formado por el sensor en sentido estricto y por un conjunto de aparatos
auxiliares que permiten grabar la señal detectada por el sensor y enviarla al sistema de
recepción terrestre.
• sistema de recepción: estación situada en tierra donde se reciben los datos captados por el
sensor.
• sistema de interpretación: conjunto de herramientas que tratan la información recibida
transformándola en información de utilidad.

En los comienzos de la teledetección


se acudió a métodos diversos para la
toma de imágenes. Los globos
aerostáticos se usaron con fines
militares en la década de 1840. Las
palomas fueron utilizadas durante la
Primera Guerra Mundial para hacer
fotografías sin tener que usar aviones
o globos, mucho más arriesgado.

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1.1 Ventajas e inconvenientes de la teledetección espacial

Si la comparamos con otros medios utilizados para obtener información sobre la vegetación,
como la fotografía aérea o el trabajo de campo, la teledetección espacial presenta una serie de
ventajas e inconvenientes. Las primeras han supuesto un uso creciente de la misma en
numerosas aplicaciones. Los inconvenientes han hecho comprender que la teledetección
espacial es un complemento de los métodos convencionales y no siempre una alternativa.

Ventajas de la teledetección espacial


Entre las ventajas de los métodos basados en sensores transportados por satélite están:
 amplia cobertura de la superficie terrestre: los satélites permiten obtener imágenes de la
mayor parte de la Tierra, incluso de áreas inaccesibles como las polares. Ello permite
minimizar riesgos naturales, la evaluación prácticamente inmediata de catástrofes
medioambientales o el análisis de procesos lejanos.
 amplia cobertura espacial: la situación de los instrumentos de observación, a gran altura y
en órbita alrededor de la Tierra, permite obtener datos de forma simultánea de una gran
superficie lo que permite obtener una visión más extensa de los fenómenos geográficos.
Una fotografía aérea a escala 1:18.000 recoge una superficie aproximada de 16 km2
mientras que una imagen Landsat recoge en una sola adquisición 34000 km2 y una del
NOAA abarca unos 9 millones de km2.
 amplia cobertura temporal: la observación de la superficie terrestre es periódica ya que la
toma de imágenes de una misma zona se produce en periodos que van desde unas pocas
horas hasta un par de semanas. Esta característica permite la cartografía, seguimiento y
análisis de procesos dinámicos.
 obtención de datos objetivos: los datos se toman con sensores calibrados de características
conocidas lo que permite la creación y el acceso a colecciones de datos comparables entre
sí en el tiempo y en el espacio.
 sensibles a regiones no visibles del espectro: los sensores suelen ser sensibles a regiones
espectrales situadas en el infrarrojo y algunos trabajan en el rango de las microondas. Esto
permite superar las limitaciones de la visión humana aportando datos sobre otras zonas del
espectro electromagnético.
 proporciona información digital, es decir, codificada numéricamente, lo que permite el
tratamiento numérico de los datos y la utilización de herramientas estadísticas que facilitan
la obtención de resultados.

Limitaciones de la teledetección espacial


Pese al grado de desarrollo tecnológico y la difusión y generalización en el empleo de estas
técnicas, existe un conjunto de inconvenientes que, aunque probablemente encontrarán
solución en un futuro inmediato, limitan la utilidad de estas técnicas en algunos campos. Entre
ellas están:
 escasa resolución espacial: en la actualidad la máxima resolución disponible es de 1 metro,
aunque son más frecuentes los 10-30 m. Otros sensores sólo permiten resoluciones de 500-
1000 m o incluso menores.
 dependencia de la meteorología: la mayoría de los sensores son muy sensibles a las
condiciones meteorológicas, en especial a la presencia de nubes.

1.2 Los fundamentos físicos de la teledetección

Para que la observación remota sea posible es necesario que entre el sensor y los objetos
exista algún tipo de interacción a través de un flujo energético. Por lo tanto los tres elementos
fundamentales de un sistema de teledetección son los objetos, el sensor y el flujo energético
que los pone en relación.

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El espectro electromagnético
Existen tres formas de formas de obtener información a partir de un sensor remoto:
 por reflexión: la energía del Sol incide sobre la superficie terrestre y ésta la refleja de
formas diversas según sus características físicas; el sensor capta la energía reflejada.
 por emisión: el sensor capta la energía emitida por la propia superficie.
 por emisión-reflexión: el sensor emite una señal hacia la superficie y posteriormente recoge
la reflexión de la misma..
En todos los casos, el flujo energético es radiación electromagnética que puede variar en su
longitud de onda λ, inversa de la frecuencia, F, en función de su localización en el espectro
electromagnético, EEM. El EEM incluye la radiación electromagnética entre los rayos gamma
(λ<0.00005 µm) hasta las ondas de radio usadas en telecomunicaciones (hasta centenares de
m).
El EEM, aunque continuo, suele segmentarse en bandas, entendiendo como tales a zonas
incluidas en un rango de longitud de onda. Así, se entienden como rayos gamma al rango de
longitudes de onda menores de 5·10-5 µm; el ultravioleta es la radiación electromagnética de
longitud de onda comprendida entre 0.01 y 0.4 µm mientras que el infrarrojo se extendería
entre los 0.7 y los 500 µm.
La zona del espectro visible es muy estrecha, entre 0.4 y 0.7 µm —del violeta al rojo—.
El Sol, que se encuentra a unos 6000 K de temperatura y, de acuerdo con la Ley de Wien, le
corresponde un máximo de emisión en torno a los 0,48 µm —color verde—. El 49% de la
radiación solar se emite a esta longitud de onda. De forma más general, el 99% de la radiación
solar se emite en longitudes de onda inferiores a los 5 µm (infrarrojo medio), con un 42% en el
IR y un 9% por debajo del UV. En general, puede considerarse que la banda de máxima
emitancia se extiende entre los 0,3 y 2 µm, rango denominado dominio óptico del espectro.
Sin embargo, existen diferencias entre la emisión del Sol y lo que se recibe sobre la superficie
de la Tierra. La causa es la absorción de ciertas longitudes de onda por parte de los
componentes atmosféricos (gases, polvo…). Por ejemplo, el vapor de agua presenta varias
bandas de absorción entre las cuales la situada en los 6 µm (IR medio) puede ser del 100%. El
CO2 por su parte presenta una banda de absorción en el IR térmico (15 µm), primer
responsable del efecto invernadero al retener la emisión calorífica de la Tierra.
Como consecuencia de estas bandas de absorción, existen zonas espectrales en las que la
atmósfera es opaca, actuando como un filtro que invalida las bandas para el uso de la
teledetección. El resto de zonas, transparentes o con poca absorción, se denominan ventanas
atmosféricas y definen las bandas potencialmente útiles para teledetección. La zona del
visible, por ejemplo, es prácticamente transparente pero en el IR hay zonas de absorción y las
ventanas son de rango más estrecho.
ventana rango espectral (µ
µm)
1 0.3 - 1.3
2 1.5 - 1.8
3 2.0 - 2.6
4 3.0 - 3.6
5 4.2 - 5.0
6 7.0 - 15.0
Las bandas más habituales en teledetección se han definido en función de las ventanas
atmosféricas y de su interés a la hora de obtener información sobre la cubierta terrestre:
 espectro visible (0,4 a 0,7 µm), con tres bandas elementales en razón de los colores
básicos que percibe el ojo humano:
 azul: 0,4 a 0,5 µm
 verde: 0,5 a 0,6 µm
 rojo: 0,6 a 0,7 µm

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 infrarrojo próximo (0,7 a 1,3 µm)
 infrarrojo medio (1,3 a 8 µm)
 infrarrojo térmico o lejano (8 a 14 µm)

La signatura espectral
Las superficies o cubiertas reflejan de forma diferente la radiación electromagnética en función
de su longitud de onda. En el caso del espectro visible este diferente comportamiento espectral
se manifiesta con lo que conocemos como color: un objeto que percibimos como azul refleja la
energía de la banda azul o, lo que es lo mismo, absorbe y transmite poca energía de esa parte
del espectro.
Cada superficie puede ser caracterizada por su respuesta espectral a las distintas longitudes de
onda definiendo así sus propiedades y sus diferencias con otras superficies.
Se denomina signatura espectral de una cubierta o superficie a la respuesta espectral —
reflexión o emisión de energía— en determinadas longitudes de onda.
Por ejemplo:
 la nieve presenta un alto grado de reflectividad general en todo el espectro visible.
 el agua líquida, al contrario, absorbe la mayor parte de la energía que recibe,
especialmente cuanto mayor es la longitud de onda.
 la vegetación presenta bajos valores de reflectividad en el espectro visible y más elevados
en el infrarrojo cercano.
Sin embargo también influyen factores externos independientes de la respuesta espectral
propia de cada superficie; por ejemplo:
 el ángulo de iluminación solar, que depende de la fecha y de la hora.
 el relieve, en el sentido de que las diferentes combinaciones de orientación y pendiente
hacen variar la exposición de la ladera al vector solar.
 las condiciones atmosféricas y, en especial, la absorción por las nubes y la dispersión en
determinadas longitudes de onda por el polvo y la neblina.
En definitiva, aunque es posible definir un comportamiento espectral tipo para cada superficie,
éste se ve modificado por factores externos que deben tenerse en cuenta en el tratamiento de
la información.

Figura 3. Curva
espectral
característica de la
vegetación verde.

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Las propiedades ópticas de la vegetación son muy similares cualquiera que sea la especie. La
vegetación fotosintéticamente activa presenta un espectro muy característico donde se
diferencian tres dominios ópticos (ver figura anterior).
En la zona visible (0.4-0.7 µm), la absorción de la luz por los pigmentos fotosintéticos genera
una baja reflectancia (normalmente inferior al 15%). Hay dos bandas de absorción principales:
en el azul (0.45 µm) y en el rojo (0.67 µm), características de las frecuencias de absorción de
las clorofilas a y b, cuyo conjunto supone un 65% del total de pigmentos de las hojas en
plantas superiores.
Estas fuertes bandas de absorción inducen un pico de reflectancia en el amarillo-verde (0.55
µm) lo que confiere el color característico verde a la vegetación activa. Otros pigmentos menos
abundantes tienen también cierta influencia en la respuesta espectral: por ejemplo, los
carotenos (rojo-anaranjados) presentan una fuerte absorción en el rango 0.35-0.50 µm.
En el dominio del IR cercano (0.7-1.3 µm), las propiedades ópticas se explican por la estructura
de la hoja. Los pigmentos de la hoja y la celulosa son transparentes en estas longitudes de
onda y, en consecuencia, la absorción es muy baja (un máximo del 10%) y la reflectancia alta
(hasta un 50%). En esta zona se presenta un meseta característica cuyo valor medio depende
de la estructura interna de la hoja y en concreto del tejido llamado mesófilo, cuyos espacios y
transiciones aire/agua generan diferentes índices de refracción. La reflectancia de la hoja
aumenta con la heterogeneidad de formas celulares y con el incremento de espacios y capas
intercelulares.
El IR cercano tiene dos regiones espectrales principales: (1) entre 0.7 y 1.1 µm, donde la
reflectancia es alta salvo en dos pequeñas bandas de absorción (0.96 y 1.10 µm) y (2) entre
1.1 y 1.3 µm, que corresponde a la transición entre el IR cercano y las bandas de absorción del
IR medio (1.3 a 2.5 µm), caracterizado por la absorción debida al agua contenida en la hoja.
Debido a la fuerte absorción en los 1.45, 1.95 y 2.50 µm, estas bandas no pueden usarse para
medidas de reflectancia. En el resto de bandas del IR medio, la reflectancia aumenta con el
descenso del contenido en agua.

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2 Anexo de imágenes

En estas imágenes, la vegetación forestal


madura se representa en verde oscuro, el
bosque joven en verde claro y las zonas
taladas en rosa. La diferencia entre ambas
fechas puede verse por comparación de las
imágenes o bien usando bandas de ambas
imágenes para componer una imagen de
síntesis (en la imagen siguiente)

En esta composición se ha usado una banda


del año 1984 y dos de 1991 para hacer más
patentes las diferencias entre ambas fechas.
La componente verde destaca el bosque, las
zonas rosas son las deforestadas ya en la
primera fecha y las zonas azules representan
el avance de la deforestación entre 1984 y
1991.

El IR próximo permite distinguir los árboles


enfermos de los sanos; su menor reflectancia
se debe al decaimiento de la actividad
fotosintética.

6
Índices de vegetación a lo largo de un periodo anual (elaborados a partir de datos del sensor
AVHRR del satélite NOAA). Los índices siguen una escala común por lo que es posible
comparar diferentes imágenes entre sí.

Marzo 1997 Abril 1997

Mayo 1997 Junio 1997

7
Julio 1997 Agosto 1997

Septiembre 1997 Febrero 1998

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Una imagen convencional de la zona presenta una información absolutamente diferente.

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