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Todos los que somos cristianos estamos llamados a ser perfectos para
agradar a Dios y poder ganar Su reino. Jesús lo dijo muy claramente en
Mateo 5:48 con estas palabras: “Sed, pues, vosotros PERFECTOS (Gr.
Teleios), como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Y
Salomón escribió en Proverbios 2:21: “Porque los rectos habitarán la
tierra, Y los perfectos permanecerán en ella”.
La Biblia nos dice que Noé era perfecto en sus generaciones (Gén. 6:9),
pero en algún momento de su vida él se embriagó con vino y expuso su
desnudez ante su hijo Cam, y Noé maldijo a Canáan por su
imprudencia.
El corazón del rey Judío Asa era perfecto pero él no estaba exento
de errores
Sobre el Rey Asa de Judá, se dice que su corazón fue perfecto en todos
sus días (2 Cro. 17:15) aunque sabemos que él cometió algunos errores
durante su vida, como apoyarse en el rey de Siria haciendo una alianza
con él y no con Jehová, además de oprimir a algunos de su pueblo (2
Cró. 16:7-10). También cometió el error de no consultar a Jehová sino a
los médicos cuando cayó muy enfermo. Pero aún así su corazón no dejó
de ser perfecto delante de Yahweh— “todos sus días”. ¿Cómo se
entiende esta perfección con errores o fallas?
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mismo David cometió errores graves, como tomar a Betsabé, la mujer
de su general Urías, y por derramar mucha sangre humana en las
guerras y venganzas. Pero aun así, la Biblia dice que el corazón de
David fue “perfecto” ante Dios (1 Rey. 11:4). ¿Cómo poder explicar estas
perfecciones con errores o fallas garrafales?¿Cómo podía ser perfecto
David y estar al mismo tiempo impedido de construir el templo para
Yahweh a causa de haber derramado mucha sangre en las luchas? La
respuesta es que la perfección se logra a través de un proceso de
aprendizaje.
La perfección y Cristo
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constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos… hasta
que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud
de Cristo; 14 para que… crezcamos en todo en aquel que es la cabeza,
esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre
sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la
actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor”.En Juan 17:23 Jesús enseña que la perfección se
logra con Cristo EN nosotros: “Yo en ellos, y tú en mí, para que sean
perfectos en unidad”. Y Pablo lo reitera cuando dice: “Examinaos a
vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os
conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos
que estéis reprobados? 6 Mas espero que conoceréis que nosotros no
estamos reprobados”. (2 Cor. 13:5,6).
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estar empapado de los consejos y normas que Dios dicta para una vida
victoriosa.
Por su parte, el apóstol Pedro dice claramente que Dios es el que nos
puede perfeccionar de la misma forma: “Mas el Dios de toda gracia, que
nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido
un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y
establezca. 11 A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
Amén”.
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De modo que la perfección Cristiana no se logra sin Cristo y sin padecer
por él. Los cristianos que viven la “dolce vita” como si ya estuvieran en
el reino, o en el paraíso, difícilmente pueden ser perfeccionados. Los
sufrimientos que se nos presentarán para lograr alcanzar “la estatura
de Cristo” es lo que finalmente nos hará perfectos. Es Dios quien no nos
dejará ser tentados más allá de lo que podamos soportar, pero será
obligación y responsabilidad nuestra hacer frente a esas pruebas y
superarlas para ser considerados perfectos. Es la obediencia a sus
mandamientos lo que nos perfeccionará, junto con la ayuda del Espíritu
que Cristo prometió brindarnos. Debemos dejar que Dios nos hable y
exhorte a través de Su Palabra para lograr la perfección requerida y
poder así ingresar en la gloria de su reino (2 Tim. 3:16,17).
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