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ESE HOMBRE JESÚS

JUAN LUIS SEGUNDO S. J.


PARROQUIA SAN JUAN BAUTISTA
MAYO 1978 1

PRESENTACIÓN

"Quién dice la gente que soy yo ?...”"Y uds. ¿Quién dicen que soy ?...", interpela Jesús a los
discípulos. Nosotros hoy como entonces los discípulos de Jesús tenemos que intentar responder a esa
pregunta desde el fondo de nuestra vida, desde su raíz. Porque sabemos que no basta con la simple
formulación de una doctrina teológica sobre la divinidad de Cristo para creer que ya estamos salvados.
Los judíos se creían salvados porque se sabían "hijos de Abraham" y merecieron el calificativo de
"raza de víboras" (Lc 3)
A la respuesta de Pedro ("Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios Vivo”), han seguido muchas otras
de otros discípulos, de estudiosos, de curiosos y hasta de los mismos enemigos de Jesús. A lo largo de
la historia humana, la persona de Jesús de Nazareth levantó preguntas y más preguntas.
La variedad de estas preguntas y la pasión con que a veces se han planteado, la conflictividad
con que se ha ido interpretando el mensaje de Jesús a lo largo de la historia, atestiguan la vitalidad de
este personaje a la vez extraño y familiar, cuya vida dividió el tiempo de los hombres.
Creemos que hoy más que nunca tenemos que volver a Jesús de Nazareth, a quien Dios resucitó
de entre los muertos y fue constituido como Señor y Cristo (Hch 2, 36), para revitalizar nuestra fe y
llenar de sentido nuestra lucha por una vida más plena para todos los hombres.

Por todo esto, el CONSEJO PARROQUIAL de SAN JUAN BAUTISTA ofrece esta síntesis
de las charlas del teólogo uruguayo Juan Luis Segundo, porque cree que aquí esta expresado en
profundidad el rostro original de Alguien que quiso hacerse "EL HOMBRE POR LOS DEMÁS", el
servidor de todos, el que se identifica con los hombres -especialmente los más pobres- y encarna sus
tiempos y sus luchas.
Ismael Rivas
Cura Párroco
Pocitos, junio de 1978

INTRODUCCIÓN

El título de estas charlas es "Ese hombre Jesús".Todos los cristianos sabemos que Jesús es
verdadero Dios y verdadero hombre. Cuando nos aproximamos hoy día a Jesús, ya lo tenemos
catalogado como Dios encarnado, como el Mesías. Luego, en un segundo paso nos preguntamos por
qué actúa así o dice eso y aunque no lo entendamos, lo aceptamos porque sabemos quién es. Cuando
Jesús vino al mundo, se presentó como un hombre cualquiera, sin una etiqueta que dijera “Yo soy
Dios".
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Digitalizado a partir de dos copias mimeografiadas, ligeramente diferentes, de la síntesis de las charlas.
Proyecto “Memorias de una Parroquia”, 1968-2007, de los Grupos de Reflexión de Jóvenes, mayoritariamente
originados en la pasada década de los ’70. Parroquia San Juan Bautista, Pocitos, Montevideo, Uruguay.
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Y cuando comenzó a actuar, empezó a interesar y la gente recién ahí quiso saber quién era y
demás. Es decir, Jesús quiso ser conocido exactamente a la inversa que como lo conocemos hoy, es
decir, primero como hombre que despierta interés y que luego nos hace llegar a la conclusión de que
es Dios.
En San Marcos vemos lo que hicieron sus enemigos en su época que fue juzgarlo dentro de lo
religioso. El rito fundamental era la observancia del sábado y lo primero que ven en él es que es un
violador del sábado y comienzan a descalificarlo. Jesús no se preocupa por defenderse ni dar razones
para explicar por qué viola el sábado, sino que les dice que lo importante es hacer el bien.
Es decir, si alguien está enfermo, sanarlo sea o no sábado.
Después trataron de establecer si estaba o no de acuerdo con la moral existente. Y Jesús les dice
que el hombre no recibe la moral desde el exterior, desde una ley que le viene de afuera, sino que es
bueno o malo, según su corazón sea bueno o malo: "No es lo que entra desde fuera en el hombre lo
que lo hace puro o impuro, sino le que sale de su corazón". A criterios religiosos, Jesús opone criterios
humanos, quiere que vean como actúa y por quienes trabaja.
El tercer punto era determinar si hablaba o no en nombre de Dios. Querían pruebas especiales,
señales del cielo. Justamente cuando estaba en la cruz, dando su mensaje más interesante y profundo,
le dicen: "Baja de la cruz y creeremos", que era como decirle deja de sacrificarte por los hombres,
desiste en tu tarea de ayudarlos y de defender a los pobres, y entonces creeremos. El problema fue
descubrir una revelación de Dios en un hombre que se paseaba por las calles como cualquiera y que si
bien era extraordinario y hacía cosas extraordinarias, no quiso dar ninguna señal de tipo celestial.
Cuando los discípulos del Bautista van a preguntarle "¿Eres tú el que ha de venir?" Jesús les
contesta simplemente con las cosas que hace, no insistiendo en que son milagros, sino con el sentido
de las cosas que él hace: que los ciegos vean, que los cojos anden, que los pobres tengan esperanza.
Que los pobres tengan esperanza no es un milagro, no requiere una intervención de lo alto, pero es una
orientación de toda su actividad.

1 – Actitud de los enemigos de Jesús y nuestra actitud.

Queremos pues aquí, en esta reflexión, ver si podemos recobrar, frente a Jesús, la actitud que
tenían los que realmente lo reconocieron como Él quería ser reconocido. Es decir la de los que primero
vieron un hombre que tenía valores extraordinarios, que les llamaba la atención y que de alguna
manera tenía relación con sus problemas humanos. Es decir, vieron a un hombre que actuaba como
todos los hombres y comenzaron a seguirlo, a interesarse por Él, a ver que decía, a identificarse con
sus valores, con sus ideales, con lo que él pretendía y dentro de ese movimiento un día se preguntaron:
¿Qué es ese hombre? y llegaron a la conclusión de que ese hombre era el Mesías, el Hijo de Dios, Dios
mismo, etc.
Nosotros muchas veces tenemos la actitud de los enemigos de Jesús, que si llegaban a la
conclusión de que hablaba en nombre de Dios, le iban a creer, por más barbaridades que dijera, sin
ningún otro criterio para discernir. Nosotros, cristianos, hacemos lo mismo cuando oímos a Dios y
algo nos choca, entonces vemos si podemos entenderlo mejor y si no lo logramos, aunque lo veamos
absurdo, agachamos la cabeza y decimos: Dios lo dice así. Esto era lo que, según Jesús, llevaba a sus
enemigos a esa dureza de corazón. Si Dios habla y dice que los pobres deben ser pobres, yo
tranquilamente lo acepto, sin que mi corazón se ablande un minuto. Y aquello, que me debería
repugnar como persona humana, lo acepto tranquilamente porque me parece que Dios me lo dice.
Jesús nos propone una tarea aparentemente riesgosa: verlo actuar, oír lo que dice y aceptar o no
eso como una cosa fundamentalmente humana, aceptarlo con nuestro corazón. No con criterios
teológicos. Si estamos de acuerdo, vamos a acompañarlo y nos vamos a ir preguntando, cada vez más,
quién es Jesús, porque al hacer lo que hace nos va diciendo así es el Padre, así es Dios.
Después que el hombre se ha identificado con su corazón con la obra de Jesús, que ha aceptado
lo que Jesús quería hacer, sus palabras, su mensaje y su misión, porque le sale del corazón aceptarla,
porque él también está de parte de los mismos que Jesús, cuando nos convenzamos hasta lo más

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profundo que esa es la manera de actuar, vamos a decir: realmente ahí estaba Dios hablando y
actuando, no porque haga milagros, sino porque esa es la forma de actuar de alguien que lleva la voz
de Dios, la acción de Dios, que lleva a Dios con Él.
Jesús interesó primeramente a personas que tenían el corazón preparado, esperando cosas
importantes. Es decir a aquellos que tenían problemas humanos hondos. Es interesante señalar que hay
problemáticas humanas demasiado superficiales para que Jesús interese. Las personas que tenían
necesidad urgente de pan o de curaciones, no pudieron llevar sus problemas hasta comprender la
importancia humana de Jesús. No estaban capacitados para comprender lo que Jesús decía a los
problemas del hombre, necesitaban soluciones inmediatistas. Creían comprender a Jesús cuando
distribuía pan o curaba a alguien, pero en realidad no atendían a sus palabras, a lo que Él les quería
decir con eso.
En primer lugar tenemos a la gente que procedía del Antiguo Testamento; la línea de la
expectativa judía. Es decir, todo el pueblo de Israel. En el Antiguo Testamento a través de muchas
experiencias dolorosas, de crisis, el pueblo de Israel fue aprendiendo a pensar cómo debía ser Dios.
Crisis propias del aprendizaje, de toda educación que lleva al hombre a una cierta profundidad humana
a la que el hombre espera respuesta.
La expectativa generada por este proceso, hacía que, parte por lo menos del pueblo de Israel,
esperara cosas decisivas que ellos llamaban "el Mesías", “los últimos tiempos”, etc. Y las encuentra de
pronto en Jesús. Cuando Jesús anuncia lo que va a hacer, una parte del pueblo judío dice: hemos
encontrado lo que buscábamos. En Jn 1 dice "Hemos encontrado al Mesías" que no significa hemos
encontrado a un señor que nos va a decir todo lo que hay que hacer, sino hemos encontrado al que
esperábamos, aquel que nos trae con su mensaje una respuesta a los problemas que tenemos. Y ése no
puede ser otro que el que los profetas anunciaron.
Pero como ustedes saben el pueblo de Israel rechaza a Jesús porque tienen una expectativa más
inmediatista, porque las autoridades religiosas lo desacreditan y porque la mayor parte del pueblo de
Israel no ve en él las respuestas a esos problemas del hombre que han sido trabajados durante siglos
por el Antiguo Testamento.

2 – Modos de “trasmitir a Jesús”.

Cuando más tarde la comunidad cristiana trata de trasmitir a Jesús lo hace en parte siguiendo la
línea del Antiguo Testamento, pero eso sólo sirve para los judíos. A los paganos no les sirve eso
porque no han pasado por toda esa experiencia. El que resuelve este problema es San Pablo, que fue
precisamente el apóstol de los paganos. San Pablo buscó interesarlos en ese hombre Jesús sin decirles:
miren que es Dios y por lo tanto si ustedes lo reconocen como tal, él les va a decir una cantidad de
cosas que tienen que hacer; sino diciéndoles que era un judío que estuvo en Palestina y que habló con
palabras propias del Antiguo Testamento.
San Pablo no menciona en sus cartas ninguna palabra especial de Jesús ni ningún hecho fuera de
la última cena, su muerte y resurrección. Porque Jesús todo lo que hizo, fue como judío, en la sociedad
en la que existía, y San Pablo para no tener que traducir eso a gente que vivió otra vida completamente
distinta, en Roma, Corintio y otras ciudades del Imperio Romano, empieza de otra manera. No les
hace leer el Antiguo Testamento a los paganos para que se interesen por Jesús. San Pablo hace una
tarea nueva, que es plantear qué problemas tiene el hombre, sea judío o pagano, y ver si Jesús hizo o
dijo algo interesante para esos problemas. Él también sabe que si el hombre no problematiza su
existencia y no reflexiona en los problemas que tiene, no va a encontrar interesante a Jesús y va a
pasar a su lado, como pasaron sus contemporáneos sin atenderlo, y que si bien lo consideraron un
personaje extraordinario, no les dejó nada.
San Pablo hace para eso un estudio de los problemas del hombre y es muy fiel al espíritu del
Evangelio, mostrándolo en relación con esos problemas, sin fijarse en anécdotas o palabras que
hubiera tenido que traducir a perspectivas completamente distintas. Este tipo de trabajo lo hizo
también San Juan años más tarde. En cambio los otros evangelistas comenzaron mostrando lo

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interesante que es ese hombre Jesús para aquellos que, por la expectativa del Antiguo Testamento,
buscan una solución a los problemas del hombre.
Vemos pues dos líneas: la expectativa creada en el Antiguo Testamento, cómo llega a Jesús,
cómo en Jesús encuentra una respuesta y cómo pasa a la comunidad cristiana. Los evangelios son una
comunicación de la comunidad cristiana. Los tres sinópticos: Marcos, Mateo y Lucas presentan a Jesús
en continuidad con el Antiguo Testamento. San Marcos dice: “Comienzo del evangelio de Jesucristo,
Hijo de Dios" (Mc 1, 1), es decir ya desde ahí responde a un problema del Antiguo Testamento.
La otra línea la vamos a ver en San Pablo, analizando los problemas del hombre y cómo Jesús es
interesante para ellos. Vamos a agregar que evangelizar hoy, es volver a interesar en ese hombre Jesús,
sin invertir los criterios queriendo probar primero que Dios habló y luego qué dijo. Y que si hoy
estuviera entre nosotros diciendo y haciendo cosas, como nosotros, qué cosas interesantes nos diría
para resolver nuestra problemática actual. Debemos pues tomarnos la tarea de acercarla porque
también hay problemáticas humanas sobre las cuales Jesús pasa sin decir nada.
A algunos hoy en día les parece que tendría que venir por la vía de la autoridad, precisamente
por donde no vino en el tiempo de Jesús, y que la autoridad nos dijera que tiene un teléfono especial
con el Espíritu Santo y que manda decir esto o aquello, pero si Dios nos quisiera revelar algo hoy,
haría como en el tiempo de Jesús y diría: Miren, los que en el corazón sienten este problema y vean
que hay alguien que está haciendo algo muy importante para eso.
La evangelización pues supone calar hondo en nuestra problemática humana de hoy, y ver lo que
Jesús tiene para decirnos, traducido a nuestro tiempo, en lo que Él hizo y dijo.

I
Las bienaventuranzas

Las bienaventuranzas fue algo que Jesús comenzó diciendo solemnemente en su época.
Aparecen sólo en Mateo y Lucas por lo que suponemos las sacaron de un misma fuente llamada Q,
escrita en griego y que vendría de una fuente todavía más antigua, llamada Q primitiva, que estaría
escrita en arameo, que es la lengua que habló Jesús.
Tenemos pues cinco etapas:
1) Jesús mismo.
2) La comunidad judeo-aramea, posiblemente en Jerusalén.
3) Una comunidad judeo-helenística.
4) Lucas con su comunidad para la cual escribe el evangelio.
5) Mateo con su comunidad para la cual escribe el evangelio.

Sólo de la 4 y 5 etapa tenemos documentos escritos, las tres primeras son conjeturas, que si bien
no se saben con una certidumbre científica, son bastante probables.

1) Con respecto a la 1ª etapa, se discute entre los conocedores del Nuevo Testamento y la Biblia
si Jesús dijo o no las bienaventuranzas.
Esto puedo parecer raro o escandaloso, pero cuando uno vive con una persona mucho tiempo, y
después esta persona se muere, por importante que ésta sea, es muy difícil tratar de reconstruir
las palabras de esa persona. Se recuerda su pensamiento general, pero palabras definidas, cosas
que haya dicho, sobre todo si son un poco complicadas, es casi imposible hacerlo con exactitud.

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Es lógico que pensemos que después de la muerte y resurrección de Jesús, los apóstoles, cuando
empezaron a reunirse con sus comunidades, trataron de recordar palabras y hechos de Jesús y,
con gran libertad, le atribuyeran palabras que ellos recordaban vagamente y no como si las
hubieran grabado con un grabador. Entonces, no sabemos si Jesús dijo o no dijo las
bienaventuranzas, pero tenemos la certeza de que actuó de acuerdo a ellas y que si los
evangelistas fueron fieles a lo que entendieron de Jesús, esas palabras corresponderían a su
pensamiento y a su acción. Tenemos que suponer que todos los evangelios son un reflejo escrito
de lo que Jesús era y Jesús habría declarado felices o demostrado preferencia por ciertas
personas: "Felices los que...".

2) De una manera u otra llegamos a la fuente de las bienaventuranzas. En la fuente aramea


más antigua, la comunidad está reunida en torno al recuerdo de Jesús resucitado y trata de poner
por escrito las cosas más importantes de Jesús.
Tenemos tres bienaventuranzas que son: la de los pobres, la de los que lloran y la de los
que tienen hambre. Jesús los habría declarado felices de palabra probablemente y de todas
maneras estuvo junto a ellos, los defendió y los prefirió durante toda su vida. El reino de Dios
vino para ellos, precisamente porque Dios no acepta el mundo tal cual está y viene a hacer que
los pobres, los que lloran y los que tienen hambre salgan de su situación. Se trata de situaciones,
no de virtudes. Simplemente están en situación injusta y Dios tiene horror a la injusticia. El
reino de Dios viene, precisamente, para aquellos que son injustamente dejados al margen de los
bienes de la vida, aquellos que tienen que llevar una vida infrahumana porque se les ha sacado lo
que les corresponde, para que no sean más pobres, no lloren, no tengan hambre.
Esta es una esperanza nacida en el Antiguo Testamento, que vemos en el profeta Isaías.
Isaías presiente que el reino de David está en crisis y promete como esperanza al pueblo de
Israel, la llegada de un descendiente de David que va ha hacer un nuevo reino donde no haya
injusticias y en el que todos los que están sufriendo en este mundo sean los privilegiados.
A Dios no le importa si esas personas son buenas o malas, ni si lloran por arrepentimiento
o envidia, le importa que sufren. El reino de Dios viene pues para preocuparse de todos los que
se sienten mal en esta situación actual, en este mundo organizado. Como dirían en Medellín: en
esta violencia institucionalizada.
Para esta primara comunidad aramea las bienaventuranzas son una especie de lista o
nomenclatura misionera, de aquellos, a quienes los que siguen a Jesús, deben ir a llevar el
mensaje de alegría, la buena noticia y decirles: "El reino de Dios viene y es para ustedes", que
Dios se preocupa de ellos, que Dios los ama, no porque sean virtuosos sino porque sufren,
porque no tienen lo que un ser humano debe tener.
La comunidad cristiana interpreta a Jesús de acuerdo con Isaías y expresa las
bienaventuranzas con palabras que recuerdan a la predicción del 2º Isaías (que va del Cáp. 40 al
66) y que hablan de El Servidor de Yahvé que está al servicio de los pobres, de los afligidos, de
los cautivos etc., que va a dar su vida para liberar a los cautivos etc.(lo tenemos en Lc 4, 16 y
siguientes), cuando Jesús después de estar en Judea vuelve a Galilea, después de su bautismo, y
comienza a predicar en Nazareth, que es su ciudad, dice: "Vino a Nazareth donde se había
criado y según su costumbre entró en la sinagoga en día de sábado y se levantó para hacer la
lectura de la escritura. Le entregaron el libro del profeta Isaías. Buscó un texto para leer y leyó
un texto que está en el Cáp.61 y que se refiere a ese Servidor de Yahvé que va a venir y dice:
“El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los
pobres la buena noticia, a proclamar la libertad de los cautivos y la vista a los ciegos. A dar la
libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor" (Is 61, 1-2). Vemos aquí las
tres bienaventuranzas.
Era importante entroncar a Jesús con la expectativa del Antiguo Testamento. Jesús viene a
cumplir algo que los profetas anunciaron, por eso cuando Jesús enrolla el libro, lo devuelve al
ministro y se sienta, todos los ojos estaban fijos en él y comenzó a decirles: “Esta escritura que
acaban de oír se ha cumplido hoy"(Lc 4, 21). Era decirles: esta esperanza de tantos siglos, ahora
es realidad.
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3) Cuando se pasa a la comunidad helenística, encontramos pues una cuarta bienaventuranza, a
los perseguidos por haber hecho lo mismo que Jesús, es decir, por llevar la buena noticia a los
pobres. En Lucas vemos, en efecto, que evidentemente la buena noticia para los pobres es mala
noticia para los ricos, que si el reino de Dios vino a poner justicia, lo lógico que va a sacar algo a
unos para darlo a otros, y por eso dice: “Ay de los ricos, porque ya recibieron su recompensa”
“Ay de los que están saciados porque tendrán hambre” “Ay de los que ahora ríen porque
llorarán". Es decir es una triste noticia para aquellos que son privilegiados en este orden de
cosas.
Entonces la comunidad cristiana es perseguida, como lo fue Jesús, por llevar el mismo
mensaje y en la comunidad helenística aparece la cuarta bienaventuranza que declara felices a
los perseguidos por hacer lo mismo que Jesús. Con la comunidad helenística aparece la cuarta
bienaventuranza: “Felices los perseguidos por el reino" que quiere decir precisamente por
predicar la llegada del reino, por decir las mismas cosas que Jesús dijo, por hacer la misma
opción, por tener las mismas preferencias. Y así como Jesús fue perseguido y murió, así la
comunidad cristiana es perseguida y recuerdan que Jesús dijo que el discípulo no es mayor que
su maestro, que si me persiguieron a mí también los van a perseguir a ustedes.

4) Lucas, después añade un "vosotros". Él está frente a una comunidad cristiana que es pobre,
tiene hambre y llora precisamente a causa de la persecución y para él los pobres, los que lloran y
los que tienen hambre ya no son todos los hombres, sino simplemente los cristianos.
La comunidad cristiana necesitaba una explicación y Lucas les explica que está en el plan
de Jesús y que tienen un premio por lo que ahora sufren. O sea que son situaciones de la
comunidad cristiana por predicar la fe en Jesús.
Esto puede entenderse bien o tomarse como una escapatoria. Puede entenderse bien en el
sentido de que la fe es que Jesús responde precisamente a la profecía de Isaías. Predicar la fe
trae así la persecución. Pero puede ser una escapatoria en el sentido de que "Yo creo en
Jesucristo" daba origen en Roma a persecuciones independientemente a que se tomara o no
partido por los pobres.

5) Finalmente tenemos en Mateo lo que podríamos llamar el "espíritu” es decir que las
bienaventuranzas se convierten de situaciones en virtudes: "Bienaventurados los pobres de
espíritu, felices los que tienen hambre y sed de justicia” (no hambre y sed). No son situaciones
socio-económicas sino virtudes morales; felices los pacificadores, felices los misericordiosos,
felices los mansos...
Mateo hace esta modificación para cubrir una necesidad de la comunidad cristiana que les
diga cómo tienen que ser desde el punto de vista moral los cristianos. Tienen que ser pobres de
espíritu, tienen que ser pacificadores, tienen que ser hambrientos y sedientos de justicia, etc. Es
decir, para cumplir su misión con los pobres tienen que ser así. Pero también se puede entender
que Mateo había perdido la noción de que la Iglesia estaba enviada a los pobres y habla de como
tienen que ser los de ese "club", qué características tienen que tener simplemente. Éste es el
panorama que encontramos siguiendo el camino de las bienaventuranzas.

Los pobres

André Myre, exégeta, dice "Las disposiciones interiores de esa gente, de los pobres, de los que
lloran, de los que tienen hambre, no tienen nada que ver con la elección de Jesús".
Nuestro país se caracteriza por ser uno de los países con mayor proporción de prisioneros. Si
alguien viniera hoy aquí en nombre de Dios diría "Felices los prisioneros".Y otro le diría "Pero usted
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no sabe la cantidad de sinvergüenzas y asesinos que hay entre ellos" y Jesús les diría: “Lo sé
perfectamente pero no es porque sean mejores que otros sino porque están llevando una vida
inhumana, lo primero que voy a hacer es cambiar esto porque no puedo soportarlo”.
Lo que genera pues las bienaventuranzas no son las virtudes sino las situaciones. Están
exclusivamente basadas sobre el horror que el Dios que Jesús conoce, siente por el estado actual del
mundo, por la desigualdad, por la injusticia y por la violencia y sobre la decisión divina de venir a
restablecer la situación en favor de aquellos para quienes la vida es más difícil.
Siguiendo a Jesús se obtiene una concepción misionera o evangelizadora. Es decir: como Él lo
hizo, hay que dar esperanza a los pobres, a los hambrientos, a los afligidos, pero en comunidad. La
comunidad tiene que estructurarse para hacer la misma función que Jesús y usar, como la
nomenclatura de un ómnibus que dice adonde va, las bienaventuranzas.
Pero los pobres son también pecadores. Vamos a ver como se unen esas dos nociones. Como
"pobre" es una palabra griega y Jesús hablaba en arameo, los exégetas se preguntan cual sería
realmente la palabra que tradujeron por pobre.
Es muy posible que Jesús no se haya referido sólo a los pobres en el sentido socio-económico
sino a todos los marginados de esa sociedad, que sufren un desprecio, que es la clave de su situación y
que los hace seguir siendo pobres. La sociedad se defiende de los pobres despreciándolos porque con
eso se justifica que existan.
Es muy posible que Jesús haya empleado una expresión en arameo "am arets" que significaba
"el-pueblo-de-la-tierra", y que se traduciría por pobres, pero agregando algo propio de la pobreza que
es la falta de cultura. Los pobres en Israel carecían de cultura, como en todas partes del mundo.
Carecían de cultura religiosa, es decir, tenían una religión ferviente pero desconocían la ley y por eso
caían en pecado continuamente (contra los ritos, cosas puras o impuras, etc.) Estaban llenos de
impurezas legales y de negligencias prácticas.
En Jn 7, 49 se dice precisamente lo que pensaban de ellos los fariseos: “Esa plebe maldita que
no conoce la ley". “Esa gente que adora a Yahvé, que de vez en cuando hace una peregrinación para
las fiestas, pero que ignora la ley”.
Así pues, la palabra "pobre" abarcaría a todas esas personas despreciadas por los fariseos y
maestros de la ley, por vivir en lo que ellos llamaban pecado... El ser pobre marginaliza pues uno no
quiero vivir cerca de ellos, le causa una cierta repugnancia, una sensación de dificultad. A eso, sobre lo
que deberíamos decir: no me gustan los pobres, me repugnan, en Israel se le daba una justificación: no
me gusta el pecador, para referirse a las mismas personas, para decir exactamente lo mismo.
Aquí tenemos un arma ideológica, porque al llamar pobres a los pecadores, los ricos, los que
conocen la ley, se justifican de apartarlos, de tenerlos lejos, de no preocuparse por ellos. Y esta misma
concepción entra en la mentalidad de los pobres y ellos mismos se consideran pecadores y aceptan su
marginalización.
De tal manera que se estabiliza la situación en Israel. Los pobres no protestan porque tienen
metida en la cabeza la idea de que, siendo pecadores, lo que les ocurre es una consecuencia lógica.
En Lc 18, 8 vemos la oración del fariseo y del publicano en el templo. El fariseo oraba de pie (la
situación ya indica algo) diciendo: "Oh Dios te doy gracias porque no soy como los demás hombres"
(separación con respecto a la plebe maldita que no conoce la ley) "...rapaces, injustos, adúlteros, ni
tampoco como ese publicano..." (lo interesante es que esa separación le parece normal al publicano)
"En cambio, el publicano, manteniéndose a distancia” (fíjense la marginación que era la situación de
todos los pobres en Israel, no acercarse a ese Dios de quien se creían malditos por no cumplir
exactamente con la ley) “...no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho
diciendo: Oh Dios, ten compasión de mí que soy un pecador" (se sabía pecador, se lo habían metido en
la cabeza hasta tal punto que así lo sentía).
Esta situación se da con los mismos discípulos de Jesús que fueron elegidos entre pobres y
pecadores, de ahí los ataques de los fariseos y escribas, porque si Jesús sabía la ley, ¿cómo permitía a
sus discípulos que no cumplieran con el sábado y pecaran continuamente?

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En la ocasión en que a Jesús se le presenta el joven rico y le pregunta qué tiene que hacer para
alcanzar la vida eterna, Jesús le contesta: "Si quieres ser perfecto..." (perfecto significa completo para
la vida eterna) "anda y vende todo lo que posees, dáselo a los pobres y luego ven y sígueme" (Lc 18,
22).Y el joven se va triste porque no quiere desprenderse de sus bienes.
Lo interesante es la discusión que sigue cuando los discípulos lo ven irse. Para ellos no se trata
de que el joven, por ser rico, no llegue a ser perfecto. Les preocupa que por sus riquezas no vaya a
entrar en el reino de los cielos. Si los ricos no se salvan, entonces ¿quién podrá salvarse? Los pobres
han introyectado su marginación aún con respecto al reino de los cielos y aceptan como lógico el que
sea para los ricos.
Fíjense entonces en el impacto que causó Jesús cuando dijo: "Bienaventurados los pobres,
porque de ellos es el reino de los cielos". Sobre todo porque los "pobres" eran no solo aquellos que lo
eran en el sentido socio-económico de la palabra, sino que el término comprende también el desprecio
religioso que les tienen y que ellos mismos se tienen.
La amistad de Jesús con esta clase personas se hace proverbial en todo el Evangelio y es
precisamente tema de escándalo: Jesús es amigo de publicanos y otros pecadores. Los busca, va a sus
casas, vive con ellos, es decir, rompe la barrera que los tiene al margen de la sociedad. Lo más
escandaloso que Jesús tiene que haber dicho, y que no debe haber sido inventado por los evangelistas,
era que perdona los pecados ocasionados por la pobreza, aunque no fueran pecados meramente
legalistas sino verdaderos pecados. Así llegamos a una categoría de pecadores que se asoció con Jesús
y que Jesús quiso asociar a su amistad, que no eran pecadores sino pecadoras: las prostitutas. El
perdón hacia la prostituta aparece en Lc 7, 36 y en Mt 23, 11. Jesús dijo además "En verdad os digo
que los publicanos y las prostitutas llegan antes que vosotros al reino de Dios" (Mt 21, 31). Antes que
los que no cometen pecados, que los que se tienen por justos, que los que cumplen la ley con todas sus
minucias.
Los publicanos y las prostitutas son los pecadores más evidentes en Israel, pobres unos y otros
porque tienen que vivir de su pecado. El publicano vive de un pecado porque trafica con la moneda
extranjera recogiendo el impuesto para los romanos. La prostituta vive de un pecado vendiendo su
cuerpo, precisamente porque está en la pobreza.
Según exégetas como Jeremías "entrarán antes que vosotros" significa no "antes" sino "en lugar
de".
Y Jesús lucha por ellos, y su lucha lo llevó a la muerte. Fue una lucha desesperada y terrible que
culminó en un asesinato, jurídico, indudablemente, pero asesinato al fin.

Los ricos

Jesús genera tensiones con los ricos. En el pasaje con el joven rico, Jesús dice a sus discípulos
"Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el reino de los cielos, se los repito, es más fácil
que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos". Y los
discípulos asombrados le decían "Entonces, ¿quién se podrá salvar?" Y Jesús mirándolos fijamente
dijo: "Para los hombres eso es imposible, mas para Dios, todo es posible" (Mt 18, 24)
Hubo quien trató de ensanchar el ojo de la aguja, e incluso parece que descubrieron que en
Jerusalén había una puerta que se llamaba "El ojo de la aguja” por donde un camello aun incómodo y
difícilmente podía pasar... Pero sea como fuera, esto acaba diciendo que para los hombres eso es
imposible.
Lucas se interesa especialmente por el tema pobreza-riqueza. En él y paralelos a las
bienaventuranzas tenemos los ayes: "Felices los pobres, felices los que lloran, felices los que tienen
hambre" y luego "Ay de los ricos porque ya tuvieron su recompensa (es decir que en el reino de los
cielos no tendrán nada), Ay de los que están ahora saciados porque tendrán hambre, Ay de los que
ahora ríen porque llorarán”. En los tres casos hay una aceptación de un reino que no es el de Dios. Es
decir el rico no es sólo el que posee bienes sino el que está contento con el orden actual, que
precisamente lo hace rico. Los que están saciados son los que se han favorecido sólo a sí mismos. Los

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que ríen son los que obtuvieron su recompensa en este mundo y por lo mismo están contentos, no
tienen com-pasión hacia, no padecen junto con los otros. No se trata pues de una situación meramente
económica sino de una posición con respecto a la pobreza y si bien los pobres son verdaderamente los
pobres, los ricos no son únicamente los ricos sino los que se desinteresan de la causa de los pobres.
En la parábola del rico Epulón (Epulón quiere decir que come mucho) y Lázaro que estaba a la
puerta enfermo y hambriento, vemos como después de la muerte se separan y mientras uno va junto a
Abraham, es decir a la felicidad, el otro va a una llama que lo atormenta.
Cuando pide el rico a Abraham que mande a Lázaro que moje su dedo en agua y lo refresque a
él un poco porque estaba atormentado por las llamas, Abraham le dice: "Acuérdate que durante tu vida
tú tuviste todos los bienes y Lázaro por el contrario, males". Es decir, la llegada del reino viene
lógicamente a cambiar la suerte concreta de la gente. Hay una especie de revancha en el reino de Dios
para los pobres. Todo dependo de la situación en que el rico se ponga con respecto a esa revancha. El
rico puede estar de acuerdo en ser desposeído y de alguna manera adoptar ya la causa de los pobres,
pero mientras no la adopte, lo que para el pobre es una bienaventuranza, para él lógicamente es un Ay.
Otro dato que sacamos del Evangelio es que antes de la muerte de Jesús no se convierte ningún
rico, salvo Zaqueo (Lc 19). Pero Zaqueo es un rico especial, un rico pobre, es jefe de los publicanos,
considerado y apartado como pecador, aunque era poseedor de muchas riquezas. Tenía la concesión de
la recaudación de impuestos para el imperio romano. Así que Zaqueo era rico, pero un rico pobre.
Para Lucas (Lc 12, 16) ricos son los que acaparan para sí o para un pequeño grupo. Acaparar es
tener amontonada riqueza, pero esto puede ser muy diferente según el tipo de sociedad. En aquel
entonces el rico no tenía posibilidades de hacer inversiones, de “capitalizar” y entonces acumulaba. De
ahí la parábola de aquel rico que dijo: “Ahora ya puede vivir hasta el fin de mis días con todo lo que
he acaparado”, y esa noche muere.
Lucas nos indica que el rico puede estar esperando la venida del reino cuando dice “Haceos
amigos con la riqueza”, con la riqueza que sirve para la iniquidad, “Haceos amigos en las eternas
moradas”, es decir en el reino de Dios.
Hacerse amigos con las riquezas significa hacerlas correr, convertirlas en beneficios, en algo que
sirva al pobre. Distribuirla no es tirarla a la calle simplemente.
Se comprende así un aspecto de la tensión generada por Jesús con los ricos.
Así como pobres y pecadores están en relación directa, así los ricos y los presuntos justos
(escribas y fariseos, los que tienen el poder) también están juntos. El poder de marginalizar, que viene
de la riqueza que acaparan, y el poder religioso, que convierte a los pobres en pecadores.
Los fariseos no parecen haber sido ricos en dinero pero sí en poder religioso y hacían de este
poder una carga intolerable a los demás. Como dice Jesús “Sin que ellos se atrevieran a tocarla con el
dedo de la mano”. Es decir, echaban sobre los demás todas las cargas y pecados, los mantenían
marginados y les introyectaban en sus mentes que eran pecadores justificando así la opresión de esos
pobres a los que el reino venía precisamente a declarar felices.
En Marcos encontramos pues la lucha, total y constante y hasta el fin, de Jesús contra los que
usan la ley de Dios para oprimir a los pobres. Jesús les muestra que la ley de Dios es precisamente la
humanidad del hombre. Es decir, que el hombre sea curado de sus males, que sea desposeído del
demonio, que sea restituido en su plena humanidad y no precisamente el honrar el sábado, los ritos,
etc. Todo esto es secundario para Dios.
Jesús no deja de hacer una lucha que es política, en un sentido muy amplio de la palabra, y es
quitarles autoridad a aquellos que tienen el poder, para que no opriman con esa autoridad a los pobres.
Hasta tal punto lucha que él se hace intolerable para que los que tienen y quieren seguir teniendo
autoridad y oprimiendo a los pobres.
Lc 11, 14 dice que Jesús estaba curando a un poseso (la mayoría de las enfermedades, sobretodo
las síquicas, se atribuían entonces a Satanás) y salió el demonio y el mudo habló. En Mc 3, 22 se nos
refiere lo mismo pero sin decir qué era lo que Jesús estaba haciendo. Decían: “Está poseído por
Belcebú”. Jesús había curado y como se suponía que había un demonio allí, solo había dos poderes
posibles en ello, o el príncipe de los demonios o Dios. Jesús le pregunta: “¿Puede Satanás expulsar a

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Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo ese reino no puede subsistir. Si una casa o una
familia está dividida contra sí misma, esa casa no podrá mantenerse; y si Satanás se ha levantado
contra sí mismo y está dividido no puede subsistir y ha llegado a su fin. Porque nadie puede entrar en
la casa del fuerte y saquear su ajuar si no ata primero al fuerte, entonces podrá saquear su casa”.
“Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y blasfemias por
muchas que estas sean, pero el que blasfema contra el Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, antes
bien será reo de pecado eterno irremisible. Y justamente ése era su pecado al decir que tenía un
espíritu malo”
La lógica de este argumento no es averiguar si el demonio fue expulsado por Dios o por Satanás,
eso no tiene la mínima importancia, sino que si Satanás expulsa a un demonio, el reino de Satán llega
a su fin, y si llega a su fin ¿Qué reino puede venir sino el de Dios? Es señal que el reino de Dios está
viniendo, justamente a poner orden en este mundo sin orden ni justicia. Cuando a un hombre se le
restituye su humanidad, siempre gana Dios. Dios tiene compasión del hombre que es débil pero lo que
Dios no perdona es la blasfemia contra el Espíritu Santo. Es el pecado imperdonable.
En la Biblia vemos que el Espíritu Santo es el que hace las obras de Dios, y cuando hay una cosa
que es obra de Dios, el que dice que es obra del demonio blasfema. Pues ahí tienen una obra de Dios:
que el hombre sea hombre. Los que no reconocen allí la obra de Dios blasfeman contra el Espíritu
Santo, el “Dedo de Dios” como pone otro sinóptico.

El pecado imperdonable

El pecado que Jesús tiene por imperdonable es el invocar el nombre de Dios para marginar al
hombre, para oprimirlo. Es usar un argumento para pretender que la obra de Dios es una obra del
demonio, siendo así que la obra de Dios es siempre la humanización del hombre.
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Vamos a ver ahora algunas de las consecuencias de lo dicho, para la vida de la Iglesia. Vimos
como Jesús hombre toma a su cargo todas las expectativas que pertenecían a un reino de Dios que se
iba a instaurar en Israel, para dar las líneas de ese reino que llega y ahí su actividad comienza a
interesar, a chocar y que va a llevar por una parte a la Iglesia y por otra a la muerte de Jesús.
André Myre dice que después de haber descubierto lo que significaba “Bienaventurados los
pobres” hay una misión para la Iglesia, que sigue en vigencia aún en el día de hoy: el llamado lanzado
por la bienaventuranza misionera; no era a los pobres dentro de la Iglesia, sino a todos los pobres, no
los pobres virtuosos sino a todos los del mundo a los que había que llevarles esa sensación de que Dios
los quería y que iba a intervenir para cambiar su vida y erradicar su pobreza. Decir "Felices los
pobres" de una manera que sea eficaz, de una manera que se oiga, de una manera que
transforme."Dios nos llama a transformar la situación de los pobres a quienes ama a fin de que los
pobres se den cuenta que tienen un Dios que vela por ellos a través de nosotros cristianos”.
Dios nos pide que actuemos en su nombre, no nos pide reclutar gente para nosotros. Evangelizar
significa llevar la buena nueva a los pobres y no decir "Jesús es Dios" para llenar la Iglesia; eso debe
ser sólo uno de los resultados de la evangelización. Lo que se nos pide es ser un grupo de trabajo, una
célula de protesta (en el sentido de oposición a lo que se admite comúnmente de que el mundo es así,
que los pobres son pobres y los ricos son ricos y que ése es el orden normal de las cosas, que esa es la
voluntad de Dios).

Consecuencias. (La comunidad debe actuar)

La comunidad tiene que actuar, transformar, modificar, revolucionar, para hacer tomar
conciencia a aquellos a los que Dios ama de una manera especial, no porque sean buenos, sino porque
son pobres y necesitan ese amor. La primera consecuencia que sacamos es que la Iglesia no está hecha
para sí misma "¿A quién le sirve que seamos cristianos?” -pregunta André Myre- o sea: ¿A quién le

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sirvió fundamentalmente Cristo? "No a nosotros, cristianos, sino a Dios y a aquellos a quienes Dios
ama."
La segunda consecuencia es que "La Iglesia tiene que definir quienes son hoy aquellos para los
que viene el reino, es decir, los equivalentes a los publicanos, los pobres, los hambrientos. El
evangelio escrito hace dos mil años no puede decirnos directamente quienes son, pero sí nos da sus
características (que no son precisamente las virtudes sino) la situación de desprecio, de
desconsideración, de marginación, de injusticia., de inferioridad". La Iglesia debo tomarse el trabajo
de averiguar cuáles son los destinatarios hoy en día de esa Palabra, que no es para la Iglesia sino para
ser llevada.
La tercera consecuencia que saca André Myre es que "Es importante que nos demos cuenta que
la tarea que Jesús nos confió es una tarea de revelación y que tenemos que realizarla teniendo en
cuenta la coyuntura en que nos encontramos (tenemos que revelar un mensaje, tenemos que decirlo, no
basta sólo con actuar). Actuar es importante, y si no lo hacemos, lo que decimos no sirve, pero si no
conseguimos decir de alguna manera lo que Jesús dijo de forma que resuene, que se oiga, todo lo que
hagamos va a resultar ambiguo (y sin el sentido justo que debe de tener). No nos pide que actuemos
como los judíos de hace dos mil años sino que hagamos un inventario de todos los medios que están a
nuestra disposición para revelar. Muchas veces no tenemos inventiva y pensamos que no tenemos
medios como radio o televisión, pero si salimos de nuestras convenciones, de nuestras pequeñas
costumbres en que nos encerramos, podemos ser realmente creadores.
Cada uno tiene un carisma para expresar algo, para decir algo, no tenemos que copiar a nadie y
debemos usar lo que tenemos a nuestro alcance con un poco de creatividad."Nos es menester luchar
constantemente contra la ambigüedad de nuestros actos, debemos acompañarlos por palabras que los
expliquen". Jesús no se contentó sólo con sanar, tuvo que defenderse para que no lo interpretaran mal,
que no lo convirtieran en médico mágico que curaba todas las cosas o multiplicaba los panes cada vez
que hubiera hambre. Es fundamental pues, que la Iglesia actúe revelando y que sepamos decir las
cosas con un lenguaje de hoy. Jesús usó el lenguaje de su época, nosotros debemos usar el de la
nuestra sin refugiarnos simplemente en el testimonio de nuestros actos.
La cuarta consecuencia es que "si aceptamos comprometernos en la tarea debemos trabajar en
dos frentes a la vez: el de actuar y el de la estructura para actuar. No podemos trabajar solos, debemos
aprender a hacerlo y hacerlo en comunidad en grupos de tarea". Estructurarnos como Iglesia, hacer
una estructura eficaz, crear Iglesia.
La Iglesia es precisamente una comunidad que tiene la misión de llevar una Palabra y al mismo
tiempo encarnarla en una acción. Desde el principio el Dios de la tradición judeo-cristiana llama a su
servicio a hombres y no a robots que hay que manipular o a computadoras que haya que programar.
Dios considera que los hombres a quienes llama son lo bastante inteligentes, inventivos, imaginativos
como para desarrollar un tipo de comunidad capaz de llevar a cabo la finalidad a la que apunta. (Es
decir nos considera capaces de hacer nosotros una comunidad que cumpla con esa tarea).
No entra en los hábitos de Dios tal como lo conocemos pronunciarse sobre cualquier asunto, ni
decretar lo que Él haría si estuviera en lugar de sus servidores. Nos deja esa responsabilidad (¿Qué
haría Él hoy? Nos lo deja a nosotros). Nos dinamiza por el interior con el Espíritu y nos deja la
responsabilidad de concretar ese dinamismo. A la Iglesia pues se le ha dado una libertad total con tal
que sea cristianamente eficaz para la tarea que se le da.
Una libertad total, es decir, el Papa puede mudarse a Constantinopla si es más eficaz. Estamos
metidos en una cantidad de cosas jurídicas que no vienen de Jesús, sino de la Iglesia, que un día las
consideró funcionales, útiles y que nosotros después las consideramos sagradas, erróneamente.
La quinta consecuencia es "Si aceptamos hacer frente a nuestra misión, tendremos que admitir,
que pasar de una religión en que se anuncia una salvación ultraterrena a los que están dentro de la
Iglesia, a la tarea de anunciar una buena noticia (es decir que realmente llegue a sus destinatarios una
noticia que sea una alegría, no que sea una condición de salvación, sino simplemente que Dios los
quiere y me va a cambiar su suerte) implica necesariamente una reestructuración completa de la
Iglesia". La Iglesia se estructuró en el pasado durante muchos siglos para ser una religión de salvación
y entonces, puso todo el lujo del mundo en el lugar donde la salvación se daba. Todo el lujo y riquezas

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acumuladas en los lugares sagrados junto a la miseria de la población, para mostrar que Dios estaba
por encima de todo.
Es muy difícil salir así a dar la buena noticia a los pobres, es menester reestructurarnos primero
para una acción que está basada en la primera bienaventuranza misionera y "es ilusorio pensar poder
movilizar en el estado actual de las cosas una parroquia, una diócesis, una iglesia nacional y todavía
menos la Iglesia. No se van a movilizar sin nosotros, una acción común es también una acción de largo
aliento, es decir a largo plazo e implica un gran número de personas movilizadas para esa acción.
Supone una multitud de pequeñas células activas donde se haga el trabajo, donde se estructure a la
Iglesia para la acción que tiene que hacer”

II
San Pablo – Nuevo problema.

Vamos a ver ahora otra manera de entender el interés suscitado por ese hombre Jesús. San Pablo
tiene que dirigirse a personas que no han pasado por el proceso del Antiguo Testamento. Para
interesarlos, él toma una problemática suscitada por el hombre y ve en el hombre Jesús una solución a
esos problemas. Nos asombra un poco ver que San Pablo aparenta ignorar el interés de Jesús por los
pobres y parece que lo traicionara, pero no es así. Él incluye ese problema en los problemas del
hombre, con sus dificultados y mecanismos, y uno o varios de esos mecanismos de egoísmo son los
que fabrican pobres, marginados, etc.

A.- Sabemos que San Pablo comenzó su trabajo con los judíos dispersos en muchas ciudades alrededor
del Mediterráneo y que fue, en la mayoría de los casos, rechazado. Él, que no era de Palestina sino del
mundo greco-romano, tenía el carisma de hablar a ese mundo que era pagano, con su propio lenguaje.
Entonces comienza su obra hablándoles de Jesús en un lenguaje que pudieran entender, sin exigirles
conocer el Antiguo Testamento.
Las cartas de San Pablo son un mosaico de cosas diferentes, respondiendo a circunstancias
particulares, pero hay una que es especial para nuestro propósito que es la “Carta a los Romanos”. Él
escribe a una comunidad a la que todavía no conoce y en la que sabemos había judíos, es decir que
habían pasado por la preparación del Antiguo Testamento, y había también paganos, es decir que no
habían pasado por esa preparación.
Es una de las cartas más organizadas porque no responde a preguntas sino que es una especie de
programa de lo que él va a hacer cuando vaya. Les presenta a Jesús, tanto a los provenientes del
judaísmo como a los paganos, tratando de ser lo más sobrio posible de manera, que con muy poca
información un pagano pueda seguirlo en su razonamiento. (Ver los 8 primeros capítulos de la “Carta a
los Romanos”).

El pecado

1) Lo que para San Pablo constituye el primer problema del hombre es el pecado. Nosotros
entendemos por pecado caer en una tentación y quebrantar una ley o mandamiento divino. Pero
para San Pablo es algo mucho más complejo que le quita al hombre su humanidad.
Así como la pobreza volvía la suerte de los pobres inhumana, así el pecado vuelve los
mecanismos de los hombree inhumanos y hace que éste se vuelva una especie de monstruo.
San Pablo en la “Carta a los Romanos” describe la situación de pecado y los mecanismos
de pecado, en los paganos primero y en los judíos después, para mostrar que el pecado es una

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realidad del hombre como tal y que, por lo tanto, tanto los judíos como los paganos están frente
al mismo problema. Y frente a este problema Jesús es importante.
El primer capítulo nos saca la noción que tenemos por lo general de pecado. Podríamos
considerarlo exagerado sobre todo cuando se refiere al pecado en los paganos. Dice así: "Dios
los entregó a su propia mente a sus propios deseos", es decir los abandonó a lo que son por sí
mismos, a los mecanismos con que ellos piensan y sienten. Entonces van a "hacer lo que no
conviene... llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de homicidio, de
contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores,
altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales,
desamorados, despiadados" (Rm 1, 28-32). Como descripción de los paganos nos parece
tendenciosa y exagerada, como si San Pablo no apreciara mucho a los paganos.
Pero en el Cáp.2 se vuelve a los judíos y les dice: "Por eso no tienes excusa quienquiera
que seas tú que juzgas (a los paganos), pues juzgando a los otros te condenas a ti mismo ya que
obras esas mismas cosas" (Rm 2, 1).Es decir que la situación de los judíos es aún peor porque
tienen un mecanismo de esclavitud que los paganos no tienen y que es la suficiencia de creer
tener a Dios consigo.
Es decir si los paganos tienen la generalidad del pecado, los judíos tienen además un
mecanismo especial que los vuelve más insensibles aún a su propio pecado: la ley dada por Dios
al pueblo judío les sirve de seguridad en el pecado, le cierra aún más los ojos y el corazón para
que no vean su propio pecado.
El hombre se engaña a sí mismo, tiene mil mecanismos de justificación, de
racionalización. Es decir racionaliza lo que hace y le da vueltas para que no sea pecado: “se
ofuscaron en vanos razonamientos y su insensato corazón se entenebreció" (Rm 1, 21). Es un
análisis de la mala fe del hombre que hace cosas que no admite estar haciendo.

Mecanismo de Pecado

Hay un mecanismo que hace que uno no se dé cuenta de lo que está haciendo en ciertas
dimensiones de la existencia humana. Esto se aplica tanto para el judío como para el pagano.
San Pablo no nos habla de hombres pecadores accidentalmente, que cometen tal o cual falta,
sino de hombres que entran en un proceso que sobrepasa su propia comprensión y que los hace
ser esclavos de una estructura.
Hay una estructura que parece que hace al hombre pecador, estructura que en nosotros es
la pasividad con que aceptamos todo sin aceptar riesgo ninguno. Es decir nosotros somos
buenísimos con tal que no nos pidan arriesgarnos por nadie, entonces frente a una situación la
estructura de pecado nos vuelvo a tomar a todos. Eso tiene que ver además con la seguridad en
el pecado que da lo sagrado, los que se sienten cerca de Dios y pueden juzgar a los demás. San
Pablo dice: "Tú que te dices judío y descansas en la ley" (Rm 2, 17). Descansas, fíjense la
tranquilidad. Descansas en la ley que se ha dado al hombre precisamente para que conozca ese
mecanismo y luche contra él, y el judío lo convierte en evasión, no siente aquello que está
haciendo."Que te glorías en Dios", es lo mismo, es decir no tengo preocupación yo tengo cerca
a Dios, yo no hago eso."Que conoces su voluntad, que disciernes lo mejor" se refiere a la
preparación del judío a través del Antiguo Testamento."Y te jactas de ser guía de ciegos" es lo
que se puede decir también de los cristianos. "Amaestrados por la ley, luz de los que andan en
tinieblas, educador de ignorantes, maestro de niños" bien podría decirlo de los cristianos de hoy
día. Es decir, las cosas que Dios les da para descubrir el pecado se vuelven escapatorias para no
sentirlo.

2) Aquí hay un problema humano de un mecanismo de pecado. En primer lugar las justificaciones
y racionalizaciones que el hombre inventa por sí mismo para no ver el pecado. Pero, en segundo
lugar, se añade otro mecanismo que es la tranquilidad que, sin quererlo, le da Dios al hombre
con la ley para ver todavía menos el pecado.
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San Pablo concluye “Tú que te glorías en la ley, transgrediéndola, deshonras a Dios,
porque, como dice la Escritura, el nombre de Dios por vuestra causa es blasfemado entre las
naciones" (Rm 2, 23), es decir que se presenta a los paganos un Dios que está justificando el
pecado. Dios es blasfemado entre los que no lo conocen porque precisamente se lo ve
asegurando a los hombres en el pecado y tranquilizándolos.
Esa es la argumentación que trae el Concilio Vaticano II en la G.S. en el Nº 19 hablando
del ateísmo, de que buena parte de su causa la tienen los propios cristianos en cuanto por no
conocer su fe o por sus defectos en la vida moral y social no muestran a los demás el verdadero
rostro de Dios y así hacen que los demás nieguen con razón el rostro de Dios porque les están
mostrando un rostro que no es auténtico. Dios es un mecanismo que sirve al pecado en muchos
cristianos, como San Pablo dice a los judíos.
Concluye citando en el Cáp. 3 una parte de los salmos diciendo que no hay quien busque a
Dios. En realidad los judíos no tienen al verdadero Dios, porque Dios no es ese que adora el
judío que peca y que se vale de Él para tranquilizarse en su pecado.

3) En tercer lugar es importante el papel de la ley que fue dada por Dios. San Pablo dice dos cosas
fundamentales sobre ella. En el Cáp.3 dice: “La ley no da sino el conocimiento del pecado" (Rm
3, 20) que sería su finalidad y la ley revela al hombre que es pecador, diciéndole donde está el
pecado y mostrándole que no la puede cumplir. Es decir la ley es como una especie de medida
para que el hombre se reconociera pecador y saliera de su auto-engaño.
En otro lugar de la carta dice que "La ley vino para que hubiera trasgresiones" y que el
hombre se diera cuenta que no podía salir de su situación de pecador. Pero el hombre toma la ley
de otra manera y peca sin darse cuenta, que es lo contrario de lo que la ley quería hacer.

4) Hay entonces otro elemento en San Pablo y es que este conocimiento del pecado lleva entonces
a la fe. La fe significa decir: yo simplemente pongo mi salvación en las manos de Dios. Pongo
mi seguridad en Dios y dejo mi corazón libre para que sienta las cosas y al sentirlas descubro
que soy pecador y que sólo Dios me puede hacer justo.
Entonces el hombre rompe con el mecanismo fundamental del pecado que es la
inseguridad que lo lleva a buscar razones para justificar su pecado. Pero si busca cosas sagradas
que lo tranquilicen, si se precipita sobre la Iglesia y los sacramentos para ello, va a pasar con los
ojos cerrados o con el corazón duro y no va a descubrir que hay pecado en el mundo. San Pablo
habla de la salvación por la fe, fe en el sentido de confianza en la salvación de Dios, para que el
hombre se salve del pecado.
Lutero comprendió esto pero lo exageró, lo llevó más allá de su lugar y simplificó las
cosas así: en vez de los diez mandamientos hay que tener fe, es decir que la salvación venía sólo
de la fe.
San Pablo en el Cáp. 2 dice: "Dios, el cual dará a cada uno según sus obras" es decir
Dios va a juzgar a cada uno según lo que haga, no según la fe que tenga. La fe es necesaria para
liberar las obras buenas del hombre, ya que si somete dentro de ese mecanismo de pecado no
sale más.

B.- San Pablo pues insistía en cuatro temas fundamentales: el tema del pecado, el de la ley, el
plan de Dios y la fe. Tenemos que hacer la traducción de esas palabras claves al momento
actual. El lenguaje de San Pablo después de dos mil años es un tanto oscuro, con figuras que
pertenecen a otra época y a pesar de que se refiere a problemas humanos que todos deberíamos
comprender, nos dificulta muchas veces la lectura.

1) El Pecado
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Con respecto al pecado que San Pablo ve como universal, tenemos que salir de la concepción de
que es una infracción a la ley: una persona tiene una tentación, concientemente cede y entonces
comete un pecado. San Pablo habla de pecado en un sentido diferente y vamos a resumirlo con
aquella frase que él tiene de "tener presa la verdad en la injusticia" que encontramos en el Cáp.
1 vers.18 y que él dice refiriéndose a los paganos.
Para tener presa a la verdad tiene que haber un engaño, una mentira. Y estos mecanismos
permiten la injusticia, la justifican etc.
San Pablo llama pecado a los mecanismos de auto-engaño que el hombre usa para obrar el
mal. No tanto al que se hace concientemente, porque cuando el hombre sabe que peca no es
esclavo de su pecado. Entre los mecanismos de auto-engaño encontramos lo que San Pablo
llama corazón duro, insensible o corazón “entenebrecido”. Corazón duro es pues aquel que no
atiende a la realidad, que pone una serie de prejuicios y que por lo tanto no juzga las cosas como
son. Entenebrecido significa lo mismo: su capacidad de juzgar está en tinieblas no tiene luz. Y
San Pablo acusa a todos los hombres, tanto judíos como paganos, de tener una inclinación a
estos mecanismos.
El segundo mecanismo de auto-engaño es la “ofuscación” o vanos razonamientos, es decir
que no sólo el hombre es insensible sino que se justifica racionalizando su conducta. Hay una
ofuscación, es decir el hombre no piensa clara ni limpiamente y aduce razones para hacer las
cosas más increíbles o injustas y, como en todos los procesos de mala fe, sabe y no sabe que está
pecando.
Es decir gracias a estos mecanismos, el pecado, como si fuera una identidad, tiene esclavo
al hombre, y una vez que está con el corazón duro, entenebrecido y en la ofuscación de sus
vanos razonamientos, ya no sale de la injusticia. Cuando el hombre comete un crimen
concientemente, por grande que sea, no es esclavo por que ha sucumbido a una lucha humana y
sabe las razones por las que lo hizo. Por lo tanto le basta con pedir perdón a Dios, y cambiar de
actitud. San Pablo dice:"Dios los entregó" es decir los dejó dominados. El hombre comienza con
esta mala fe y conociendo a Dios y conociendo lo que es bueno, no le presta la reverencia que le
debe, entonces Dios lo abandona a un dominio, a una esclavitud.
El pecado para San Pablo significa algo a lo que nosotros no llamaríamos así hoy día.
Habla de una realidad más compleja, más rica y más profunda con la palabra "pecado". Algo que
afecta a todos los hombres. El hombre no se pertenece a sí mismo, pierde su propia identidad, no
es un yo que está dirigiendo su existencia sino que otro la dirige, se ha engañado a sí mismo de
tal manera que son razonamientos, mecanismos, lo que lo dominan. Está sujeto a poderes ajenos
(ajeno en latín es "alieno” y la palabra que deberíamos emplear aquí es "alienación”; la palabra
alienación expresa lo que San Pablo quiere decir cuando dice que el hombre no se pertenece a sí
mismo).
Esto aparece en el Cáp.7 cuando dice "Yo no comprendo lo que hago" (Rm 7, 15). Allí
describe esa lucha entre el interior y la realización. “Quiero hacer una cosa y me sale otra”, eso
es la alienación. Alguien se apropió de lo que yo estaba realizando e hizo que aquello que yo
quería hacer saliera diferente.
Es un problema eterno del hombre el que sus realizaciones caigan en poder de otro, es
decir cuando él ve lo que ha realizado, no lo reconoce. Como un artista, un escultor, por
ejemplo, cuando mira su obra terminada dice: no es lo que yo quería. Pasó que las dificultades
del mármol se apoderaron del asunto e hicieron que saliera otra cosa donde él ya no reconoce su
idea.
San Pablo dice: Yo soy un hombre que no me entiendo porque no comprendo lo que yo
hago, quiero hacer una cosa y me sale otra. Habla de que su interioridad se opone a lo que él
llama "ley de los miembros", que es lo mismo que decir “la ley de los instrumentos”.
Los miembros, en el cuerpo son los instrumentos. Cuando digo: “me traicionó un gesto”,
quiero decir: no pude dominar un instrumento. El gesto es una forma de expresar y yo expresé

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otra cosa de la que quería porque el instrumento se movió solo, tomó la responsabilidad de la
cosa y me robó lo que yo quería expresar.
San Pablo descubre que los instrumentos que usa el hombre tienen su propia ley en sí
mismos, una estructura ajena a él y que el destino del hombre es que los instrumentos que usa
lleguen a dominar la intención que él tenía. Por ejemplo, instrumentos económicos. Mi intención
es crear riqueza y la economía por su ley interna me va llevando a crear pobreza; la ley de los
miembros fue más fuerte que mi yo interior y cuando usé un instrumento se dio vuelta contra mí
mismo porque tenía una ley propia. Así pasa con todos los instrumentos que usa el hombre: que
porque tienen su propia ley hacen que el hombre se olvide de lo que tenía en su mente cuando
empezó a utilizarlo y se adapte a la ley más fácil que es la del instrumento.
Al alimentarme, uno de los mecanismos de la comida es que me guste al paladar, y al final
hago que la comida me guste al paladar y no que me alimente, porque el instrumento cedo a esa
ley que es más fácil que imponerle mi voluntad. Todas las leyes de los instrumentos están
escritas en la naturaleza y es más fácil ceder uno que imponerle a la naturaleza la propia
intención de uno. Es la ley de los miembros contra el yo interior.
San Pablo dice que el querer el bien lo puedo hacer con mi cabeza pero el realizarlo no,
porque supone pasar por la ley de los miembros y cuando paso por la ley de los miembros me
olvido de lo que quería y hago lo que no quería.
Pecado y Libertad
Ese sometimiento a la ley de los miembros diferente de la intención es lo que San Pablo
llama pecado: la desproporción que hay entre el “yo quiero” y el “yo realizo”. Ese es el pecado-
mecanismo. El pecado equivale a la no libertad en un ser que pretende ser libre, tener proyectos
y realizarlos.
El sentido mismo del hombre es ser libre pero precisamente la naturaleza misma del
hombre parece que lo hace no libre. La no libertad es igual a la muerte de los proyectos
humanos. De ahí que San Pablo relaciona pecado y muerte. Nosotros relacionamos pecado y
muerte como una espacie de castigo: el hombre peca y Dios lo castiga con la muerte.
Para San Pablo que el hombre no pueda realizar lo que hace significa la muerte de los
proyectos y usa la palabra “corrupción". La muerte es la corrupción del cuerpo, pero antes es ya
la corrupción de los proyectos del hombre. La muerte como consecuencia del pecado, pero no
como castigo que viene de afuera sino como un fruto que sale de adentro. El hombre es mortal
necesariamente porque en el pecado mueren sus proyectos mucho antes de que muera su propio
cuerpo.
San Pablo hace ver al hombre que lleva una expectativa adentro que es precisamente
cómo evitar la corrupción de sus proyectos, que no se le alienen en el momento de realizarlos

2) La ley

El segundo elemento es la ley."La ley no da sino el conocimiento del pecado". Esto según el plan
de Dios mismo (Rm 3,20).
San Pablo describe la ley y dice que Dios da a conocer al hombre su voluntad a través de
la ley y la revelación del Antiguo Testamento. Y eso debería permitirle discernir mejor entro las
distintas opciones que se le presentan. Eso debería significar ciencia y verdad. San Pablo en el
Cáp.2 dice: "Tú que pretendes conocer la voluntad de Dios, tú que pretendes discernir lo mejor,
tener toda ciencia y verdad y poseer también la palabra de Dios". Así debería ser la ley, pero el
pecado se apodera de ella.
El pecado es igual a mecanismos de auto-engaño, y estos mecanismos se apoderan de la
ley, de la voluntad de Dios. Uno piensa: ¿Cómo el pecado se va a apoderar de la ley si la ley es
justamente lo contrario del pecado? No es lo contrario para San Pablo. La ley produce la dureza
de corazón, los vanos razonamientos del hombre y el hombre se justifica ahora nada menos que

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con la ley de Dios, con un enorme razonamiento al parecer salido de la boca de Dios mismo.
Entonces la dureza de corazón de los fariseos viene de Dios y los vanos razonamientos con que
se ofuscan se los atribuyen nada menos que a Dios y los ponen con palabras de la ley. Las
palabras de la ley les sirven para tener presa la verdad en la injusticia.
Entonces lo que San Pablo llama las obras, es decir el criterio para el juicio de cada uno,
se convierte en las “obras de la ley" y eso es dureza de corazón. No se ve el resultado en el
pobre o en el hermano, sino simplemente si "estoy bien con la ley o no".Esto pasa a ser una
obsesión. El hombre se vuelve hacia sí mismo y pierde el criterio del hermano. Y, ¿Estoy yo de
acuerdo con la ley? pasa ser la primera pregunta en lugar de decir: ¿Hay alguien sufriendo al
lado mío?
Recuerden la pregunta de los fariseos cuando Jesús quiere curar al hombre de la mano
seca: y la ley, ¿qué dice? es sábado, entonces no.

3) El Plan de Dios (Carne y Espíritu)

Un tercer elemento es lo que llamaríamos el plan de Dios. El plan es el siguiente: ir de lo que


podríamos llama la carne al espíritu. También la palabra "carne" como la palabra "espíritu"
tienen que ser comprendidas de una manera que no es la actual. Podríamos resumir esta parte en
dos frases de San Pablo que dicen así: "La ley intervino pasa que abundara el pecado o el delito
“(Rm 5, 20) y "La ley del espíritu en Cristo Jesús nos liberó de la ley, del pecado, de la muerte”
(Rm 8, 12).
Por carne vamos a entender al hombre no ayudado por Dios que era el significado que
tenía en el Antiguo Testamento. Por ejemplo cuando Israel teme la invasión de Egipto, el profeta
Isaías les dice que no teman porque los egipcios son sólo carne y no espíritu. El espíritu en la
Biblia significa aquel que hace las obras de Dios, Dios actuando en el hombre. En otro salmo
dice "toda carne vive si tú le das tu soplo (o el espíritu) y si se lo quitas desaparece y muere".
Nosotros entendemos carne como cuerpo, y espíritu como mente, que era una concepción
griega que nada tiene que ver con la bíblica. La cultura griega tomaba a carne como a cuerpo,
pero San Pablo hace al revés: usa a veces "cuerpo" en vez de carne, entonces "cuerpo” es la
creatura sin la ayuda del creador.
San Pablo dice “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?" cuando está hablando del
pecado. Lo que él quiere decir es: ¿Quién me librará de esta carne, de esta existencia humana
sometida al pecado y que me lleva a la muerte?” No dice quién me matará o hará morir para ir al
cielo o cosa por el estilo. La carne, dice San Pablo, tiene sus apetitos, sus deseos y está vendida
al pecado. Los apetitos del hombre lo llevan a pecar a través de todos esos mecanismos. El
hombre para su mayor facilidad hace falsos razonamientos y termina haciendo lo que no debe y
justificándose a sí mismo.
A todo hombre ya sea pagano o judío le puede pasar esto, es decir toda persona sin la
ayuda de Dios aunque tenga la ley estaba en esta situación de carne, pendiente de caer. Y la
carne reduce la ley a la impotencia: hace que esa misma ayuda de Dios no sirva para salvarlo y
siga siendo pecador.
Lo que ayuda al hombre es pasar de la carne al espíritu que es precisamente gracia. Gracia
significa regalo, ayuda gratuita.
El plan de Dios es que cuando se ha visto la impotencia de la ley, pues sin la ayuda de
Dios, se vuelve siempre al servicio del pecado, que todo hombre es pecador, cuando se llega a
este tope en que el hombre no puede ir más adelante, lo único que lo puede salvar es aceptar un
regalo. Un regalo de parte de Dios, que lo salve de esos mecanismos que lo llevan al pecado: es
el espíritu. Espíritu significa Dios que ayuda, gratuitamente y no en relación a los méritos del
hombre.

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En este pasaje de la carne al espíritu vemos el paso de Adán a Cristo. San Pablo hace un
paralelo entre ambos. Adán es el que nos dio la carne, es el padre de toda la naturaleza humana,
que sin ayuda de Dios está sometida a todos los mecanismos de pecado.
En Cristo recibimos el espíritu de Dios, la gracia, que es regalo, que no es una cosa
nosotros podamos merecer o que podamos conseguir.
Así como Adán hace a todos pecadores, Cristo hace a todos justos. Cristo es igual a regalo
de la justicia universal. Es decir, todo hombre, pecador, en Cristo va a tener el don de la justicia.,
(Cáp.5).
El plan de Dios era pues que el hombre reconociera su condición de pecador para que
Cristo le sirva de algo. Esto es la buena noticia. El que no ha ahondado en su condición de
pecador, pasa al lado de Cristo sin interesarse, sin que le diga nada, porque no ve en Él nada
especial. Sólo el que se ha dado cuenta de estos mecanismos ve en Cristo, tanto en sus palabras,
como en su vida, en su muerte y su resurrección, una esperanza. Es una buena noticia para él. Es
decir, nos damos cuenta del regalo de Cristo sólo cuando hemos llegado al final de lo que podría
hacer el hombre.
Entonces el espíritu de libertad, que se opone a esclavitud y a alienación. Cuando el
hombre se desentiende por primera vez de su auto-preocupación puede ser libre .Es
verdaderamente libre y hace y lleva adelante proyectos. No se auto-engaña para estar seguro de
sí mismo, ni busca razones ni justificaciones; dice: Yo soy pecador pero no me importa, ¿Qué es
lo que hay que hacer? ¿Qué es lo que tengo delante de mí? ¿Dónde están las personas a quienes
yo tengo que ayudar? Entonces el hombre se vuelve libre, no ha dejado de ser pecador, pero ya
no es esclavo del pecado. Ya no está debajo de los mecanismos de pecado que hacían que él
buscara justificaciones, que se lo endureciera el corazón, que no viera la realidad. Entonces el
hombre pasa a una existencia que San Pablo llama muy significativamente de paz, ya no está
pendiente de sí mismo y de cómo se va a salvar porque sabe que ello es un regalo de Dios, que
él es pecador y que va a pecar siempre pero no se mete debajo del pecado queriendo justificarse.
El hombre es capaz de ayudar a otros y de hacer cosas útiles y esta utilidad por primera
vez es cósmica, es decir universal. En el Cáp.8 San Pablo dice que el universo entero está
sometido a la inutilidad, porque al hombre no lo sale lo que quiere y es inútil lo que hace, pero
aquí el hombre, gracias al regalo del espíritu, consigue llevar a cabo ciertos proyectos y la
creación entera entra en una especie de esperanza de que todas las cosas del mundo van a ser de
él.
El universo entero está como en dolores de parto para que el proyecto del hombre salga a
luz. Y empieza a salir a luz porque el hombre se libera de la esclavitud del pecado y dice San
Pablo: "El universo entero espera la gloria de la libertad de los hijos de Dios". El hijo es aquel
que no está preocupado de cómo lo verá su padre de acuerdo con la ley. Hijo es aquel que
simplemente no tiene ley, que participa de la fuerza creadora del Padre olvidándose de estos
mecanismos de pecado y que actúa y va transformando el mundo. Esta transformación, no es
inútil a pesar de que ser imperfecta (ya que el hombre no puede nunca dejar de pecar) y se va
realizando, y la esperanza del mundo es ver un día todo lo que ha hecho la transformación del
hombre: "Cuando se manifieste la gloriosa libertad de los hijos de Dios".
Entonces los proyectos del hombre son proyectos de vida no de muerte, crea vida en todos
los sentidos de la palabra. Si se soluciona un problema de hombre, el hombre está creando vida,
aún física, y si se solucionan problemas de la justicia y de la cultura, crea vida cultural,
intelectual, de todos los tipos.
El hombre ya no produce muerte que era el resultado, no el castigo, del pecado, sino vida,
que es el resultado del espíritu y de la libertad.

4) La Fe

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Un cuarto punto que veríamos es la fe. Nosotros entendemos generalmente por fe recitar el credo,
decir: Creo en Dios Padre todopoderoso etc. En San Pablo significa otra cosa. En el Cáp. 3
vers.28 dice: “Pensamos que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley".
San Pablo quiere hacer ver que esta fe es universal, no la fe judía y que consiste en confiar
en Dios, en olvidarse de sí mismo, en salir de la auto-preocupación para entregarse a Dios. Esta
es la actitud fundamental que San Pablo encuentra en Abraham y que es posible a todos los
hombres por igual, sean judíos o paganos.
Otro elemento importante de la fe es que todo lo que no es fe, son las obras de la ley,
Cristo en la cruz libera al hombre de la preocupación de cumplir la ley. Por eso dice San Pablo:
“Crucifica nuestro hombre viejo". Es decir, la carne, el hombre de antes, sin la ayuda de Dios.
En la cruz se pasa de la ley a la gracia que es la vida, que es la resurrección. Si fuera por la
ley, Jesús estaría muerto y maldito para siempre, pero precisamente a la muerte sucede la vida es
decir el regalo, la resurrección, para que nosotros vivamos con esa confianza de que tenemos
que morir a todas esas falsas seguridades que nos meten dentro del pecado.
El hombre busca vida por sí mismo y la vida es un regalo de Dios a los que dan la vida, a
los que no la buscaron, eso es libertad.
Libertad es capacidad para dar la vida sin preocuparse de tenerla, de asegurarla, de
fundamentarla. Jesús con su muerte y resurrección nos enseña ese paso de la ley a la gracia. El
espíritu nos hace hijos de Dios. Hijo se opone a ley. El hijo participa con el padre, es dueño de
todo.
Este espíritu que se oponía a la carne es el que viene a nuestros corazones para enseñarnos
a decir a Dios “Abba" que es la palabra griega que no significa tanto padre como papá. Es una
palabra tierna que no establece ninguna relación de subordinación.
El hombre tiene hasta cierto punto que sentirse como Dios: libre, para olvidarse de sí
mismo, de pensar si Dios estará contento o no conmigo, si cumplí la ley o no, etc.
Esta fe significa sentirse verdaderamente hijo de Dios. Como alguien que no tiene que
entrar en contratos ni comercios con aquel que es su padre y que puede por lo tanto lanzarse a
crear vida para los demás, que son los proyectos del Espíritu.

C.- “Traducción de Pablo al momento actual”

Vamos a intentar ahora imaginarnos las traducciones que San Pablo haría en el momento actual de
su problemática. No repetir las palabras de Jesús sino pensar lo que Jesús diría hoy. Ese es el
fundamento de una comunidad de base.

1) Creo que existen mecanismos relativamente simples en nuestra sociedad que cualquier
comunidad cristiana podría ver en relación con San Pablo. Por ejemplo, el mecanismo que
consiste en tener a la verdad presa en la injusticia. Es decir el mecanismo que consiste en no
ver la injusticia, en no darse cuenta de la realidad, en minimizar constantemente los sufrimientos
de los demás, en no saber lo que ocurre. Esto está fomentado por la información que recibimos y
una de las tareas de la comunidad cristiana sería corregirla. Se nos informa poco sobre la
realidad y en cambio en forma impactante sobre la no realidad. Pero hay mecanismos para ver,
para darse cuenta, y esos mecanismos dependen de nuestras mismas relaciones humanas. La
forma más simple es ver por nosotros mismos, acercarnos a las realidades dolorosas que están a
nuestro alcance.
Hay itinerarios en Montevideo para no ver las cosas y otros para verlas. Según las calles
que tomemos de Carrasco al Cerro se pueden o no ver cosas.

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La comunidad cristiana no debe volverse enfermiza pero sí atenta a la realidad sobre todo
del que sufre y de aquel del que somos en cierto sentido responsables. El no verlo es una
complicidad nuestra y caemos en uno de los mecanismos de pecado: nuestro corazón se
entenebrece porque no lo ilumina la verdad, porque la mantenemos presa mediante una serie de
procedimientos para no verla.
Lo mismo ocurre con el no sentir lo que los demás sienten. En ese sentido influyen los
juicios que hacemos sobre las personas. Por ejemplo el fenómeno de la marginalización, de la
inadaptación social, nosotros lo desacreditamos con cierto juicio que nos dispensa de toda
responsabilidad. Es decir un inadaptado es una persona que no trabaja ni quiere hacerlo. Muchas
veces se oye que no se consigue gente que quiera trabajar: llamamos a un carpintero, viene,
mide y no vuelve más. No nos preocupamos por sabor qué pasé, qué motivación humana hay
detrás. No entramos dentro de lo que esa persona está sufriendo, está queriendo o está buscando
y por qué rechaza el trabajo.
Si nos detenemos con atención a leer los diarios veremos que se nos informa con grandes
títulos cosas que no importan y en un pequeño artículo cómo se distribuye el ingreso nacional.
Por una simple conversación con un empleado me enteré que es subjefe de oficina, que
lleva quince años trabajando y que gana quinientos mil pesos mensuales. No sé cuantas personas
de las que están aquí podrían arreglase sólo con eso para todo, yo no podría. Y no es el caso de
que sea explotado por una persona privada, que siempre puede ser una excepción.
Hay maneras de ver, maneras de sentir, de no compadecer: no nos metemos en las
situaciones de los demás, ponemos una barrera y decimos "Yo estos motivos no los entiendo".
Al no compadecer, no se miden las cosas ni los precios que hay que pagar por los valores que se
supone tenemos. Por ejemplo ¿Cómo valorar la paz sino por el precio pagado por ella?
En una situación como la nuestra, en una comunidad que reflexiona, todos estos
mecanismos se podrían unificar en el que podríamos llamar nuestro pecado de omisión, es decir
darle importancia a un pecado que no es precisamente infringir alguna ley, y ver que hacemos
nosotros.
Lo que más llama la atención es la caída de brazos de los cristianos que, al no tener
autoridad pierden toda su creatividad. Tenemos sin embargo, muchas maneras de transmitir
cosas. Recuerdo a una persona cuyo compromiso era hablar de cosas importantes en lugar de
hablar del tiempo. Eso es creatividad, plantear cosas exponiéndose al riesgo de encontrar
personas que no están de acuerdo con lo que uno piensa. Se pueden utilizar muchas cosas, libros
y otros elementos.
En Rusia las grandes obras clásicas han circulado durante muchos años copiadas a
máquina, imagínense el trabajo y las horas que lleva. En cambio, cuando nosotros encontramos
una obra que ayuda, no somos capaces de transmitirla aunque sólo sea con los pocos medios que
tenemos, a personas a quienes sabemos que ello puede ser útil. Nos da la impresión de que
estamos libres de pecado porque decimos que no se nos deja hacer, cuando todo es buscar los
medios y la forma.
Cada uno de nosotros tiene dones para comunicar, para pensar, para dar. Las comunidades
cristianas tienen un terreno de reflexión traduciendo a San Pablo ya que hay ahí elementos
importantes para iluminar nuestra situación y nuestro corazón y nuestras opciones. Si tomamos
esto en serio, vamos a tener que cambiar el orden de prioridades en el tiempo de que
disponemos. No hablo de cosas tan heroicas, como decir voy a ganar menos y emplear más
tiempo en otras cosas, sino frente al "no tener tiempo", dejar algo en manos de Dios y
arriesgarse a una tarea que ayude, que sea algo, que sea una creación de algo. Cada cual tiene
sus propios dones, sus propias posibilidades.

2) Un segundo elemento es el mecanismo de pecado de la ley en San Pablo y que nosotros


también introducimos en el cristianismo que vivimos. Debemos ver en qué sentido hemos
dejado que los mecanismos de pecado se apoderen de nuestro cristianismo y del de los demás y
en que sentido, nosotros, cristianos responsables, podemos rescatarlo de esos mecanismos.

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Hofstadter en el libro que se llana "El antiintelectualismo de la vida norteamericana" hace
un estudio histórico que es interesante, porque aunque es distinta la situación de Estados Unidos
que la nuestra, tiene ciertos paralelismos. Él habla de cuando la civilización radicada en el este,
va hacia la conquista del lejano oeste. Esa realidad era muy dura y había que luchar y usar
cualquier tipo de medios para sobrevivir y triunfar y así las personas se desligaban de la fe
religiosa, de aquella religión tradicional que existía en el este donde casi todo el mundo acudía a
la iglesia. Entonces hubo un movimiento misionero que consistió en reconquistar a esa gente
para las distintas iglesias protestantes o cristianas.
En América Latina hubo algo paralelo que no fue tanto reconquistarlos como mantenerlos
dentro de la Iglesia; exigiéndoles lo mínimo. De modo que estas personas buscaban una iglesia
relativamente fácil que los aprobara y les diera cierta tranquilidad de conciencia.
Cuantos más indios mataban tanto más cristianos querían ser para justificarse de que no
eran salvajes. Un salvaje hubiera tenido que respetar a otro salvaje, pero si esa persona tenía
todas las características de un cristiano podía permitirse el lujo de expulsar, matar indios o lo
que fuera. Entonces la Iglesia, para atraerlos a sí hizo lo que diríamos la "santificación de lo
tradicional". Es decir, mostrar lo compatible del cristianismo con lo que se hace porque son
tradiciones cristianas.
Entonces lo que se hizo se convirtió prácticamente en una cruzada y la realidad que fue
saliendo de eso se fue santificando y en esa manera las personas se sentían representadas en la
Iglesia y en el estado al mismo tiempo, como buenos cristianos y buenos ciudadanos. Era la
única manera de atraerlos, porque si se les exigía cosas contrarias a sus intereses hubieran
seguido fuera de la Iglesia. Todo esto según Hofstadter.
Así se empezó a mostrar que todo aquello tenía una raíz y un sentido cristiano, que lo
"tradicional" era lo cristiano. Son los que más adelante van a acusar a cualquier cambio de ser
foráneo porque sale de lo tradicional que ha sido justificado y santificado y unido con lo divino
a través de la Iglesia.
Hofstadter sostiene así una tesis importante que nos hace reflexionar mucho: que el origen
de todos los movimientos y de la mentalidad de derecha en los Estados Unidos es religioso, es
un mecanismo de pecado que se ha apoderado de la ley, o en este caso de la Iglesia.
La derecha aquí también apela a la tradición, a la familia, a la propiedad y a cualesquiera
que sean los medios con que la gente se haya apoderado de la propiedad y cualquiera sea la
situación de la familia. Es una especie de santificación y de sacralización de cómo se ha hecho
una sociedad que después se hace intocable a cualquier cambio serio, por parecerles no cristiano
sino propio de otra ideología.
Surge entonces la desconfianza hacia todo cristianismo crítico y el repudio a todo aquel
que pone en cuestión esa sociedad con la cual se identificó el hombre y se sintió sostenido en un
momento de dificultad. Unen la ley, o el cristianismo diríamos, con lo que está, por injusto que
sea.
Hofstadter dice que en los países que han sido cristianos, gran parte de la fuerza que tiene
la derecha, es decir la fuerza conservadora, para no cambiar, se debo a que están como envueltas
en lo sagrado.
Un diccionario del siglo pasado y que no tiene nada que ver con las cosas que están
sucediendo ahora, dice cuando define la palabra izquierda, que una de sus acepciones es:
"Tendencia política hacia las cosas que la sociedad todavía no ha conseguido realizar", es decir,
por oposición a la derecha que acentúa los bienes que la sociedad ya ha podido conseguir y que
trata de mantenerlos. La izquierda es pues aquella que descubre nuevas posibilidades de justicia,
de valores, etc. aún no realizados y que quiere llevarlas a cabo, muchas veces poniendo en
peligro el orden ya establecido.
El diccionario no dice que es lo más importante, si mantener lo que está o buscar lo que
todavía no ha sido hecho, pero desde el punta de vista cristiano, el mecanismo de pecado sería la
tendencia exagerada a decir "Me quedo donde estoy”.

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Quiere decir que el cristianismo es esencialmente de izquierda, aunque a veces pueda la
izquierda política existente ser exagerada o desechable. No porque se lo ocurra un día pactar con
el marxismo, sino porque está recordándole a cualquier sociedad que la justicia no está realizada
todavía, que hay gente que vive en una situación de injusticia y que la violencia está
institucionalizada. Es evidente que un cristianismo conservador no es fiel a sus fuentes.
Es lógico pues que una comunidad cristiana, cuando contempla a la sociedad y trata de
salir de esos mecanismos de pecado, disocie el cristianismo de la derecha política.
Si una comunidad no hace eso, no conoció todavía al Jesús que llamaba felices a los
pobres, a los marginados, a los que hay que reintroducir en la sociedad o ha sido dominada por
los mecanismos de pecado de que habla San Pablo y que justamente justifican el que haya
pobres y marginados dentro de una sociedad.
Entonces una comunidad cristiana que no es, más tarde o más temprano, tachada de
izquierdista y asimilada entonces a todas las maldiciones que se echan sobre la izquierda, no es
una comunidad cristiana que haya entendido el Evangelio o a San Pablo y para quiénes viene el
reino de Dios y cuales son los destinatarios de la función de la Iglesia.
Digo esto en contra de una cosa que se dio mucho aquí en la Iglesia de Montevideo, una
politización de la Iglesia desde el exterior de la misma. Por instinto, por olfato o por lo que
fuera, se politizó la Iglesia, no tanto por un descubrimiento del Evangelio, sino porque le fueron
traídas inquietudes políticas desde el mundo. La Iglesia debería haber sacado del Evangelio su
posición con respecto a eso, y muchas veces lo sacó de otras ideologías.
Hofstadter termina hablando del antiintelectualismo precisamente porque él llama
intelectual no tanto al erudito sino a todos los que piensan, por ejemplo universitarios que son
los que descubren, por los elementos que manejan, la injusticia que todavía existe en la
sociedad. Hay una desconfianza con respecto a ellos como posibles traidores a la sociedad
porque son los que descubren lo que todavía la sociedad no ha hecho, la mentira social que hay,
que los pobres y marginados todavía existen. Por eso habla de toda la tensión religiosa que ha
tenido que sufrir la Iglesia por el antiintelectualismo que existe en la sociedad norteamericana.
Todo eso son traducciones de lo que San Pablo dice de los mecanismos de la ley.

3) Vamos a ver ahora una posible traducción de lo que San Pablo llama oposición carne y
espíritu. Según los sicólogos, la "carne" de que habla Pablo corresponde a los mecanismos de
seguridad de la persona.
El hombre le tiene miedo a la libertad porque es algo inseguro, y sobre todo a la libertad
de los demás. A lo inesperado de la libertad de los demás y a las exigencias de la libertad de
los demás.
Erich Fromm dice en "El miedo a la libertad" que el hombre tiene una tendencia a
asegurarse a sí mismo con cosas, aún cuando trata con personas (esta es precisamente la visión
de la carne que San Pablo da en sus cartas). Cuando el hombre no está seguro, cuando no se
aventura al espíritu, (que es lo gratuito) para asegurarse, tiende a no entrar en una relación de
gratuidad sino a entrar en una relación de cálculo, de posesión, de poseer cosas (el
acaparamiento en el rico que señalaba Lucas). Entonces el hombre está seguro en la medida en
que puede contar lo que tiene y como esto no lo puede hacer con las personas, lo hace de una
manera disfrazada, por medio de mecanismos autoritarios y de servilidad.
Es decir, apoderarse de otros, perder la sensibilidad personal con respecto a otros de tal
manera de poder apoyarse en el otro sometiéndose a él (usándolo a través de la sumisión) o
usando a los inferiores a través de la autoridad. El hombre siento así que tiene una seguridad,
falsa porque la paga al precio de no reconocer personas, es decir, a la gratuidad esencial de las
personas. Porque la persona es imprevisible, no se la compra, no se la domina ni maneja como
a una cosa y entonces es difícil aceptar a otras personas con todos sus procesos personales y
simplemente dar, gratuitamente, sin querer acaparar nada, aunque no se sepa si eso va a servir
o no.

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Jesús habla en el evangelio de la relación de gratuidad, de ese dar continuamente tomando
la iniciativa sin esperar nada, es decir sin negociar (dando sólo cuando nos dan). “Si ustedes
saludan a los que ya los saludan, eso es negocio no gratuidad. Hagan a los demás lo que
ustedes quisieran que ellos les hicieren". Eso es tomar la iniciativa de la gratuidad aunque se
quede de pronto con la mano extendida y el otro no se la estreche. Vean como la inseguridad del
hombre lo lleva al pecado y el hombre se da cuenta en este proceso que al final sólo tiene cosas
y no personas.
Entonces al sentir la soledad y la angustia de la soledad el hombre se da cuenta de que
tiene que entrar en el espíritu, en una relación personal libre con las otras personas, y respetar su
libertad. Con todo, uno no sabe nunca donde está con respecto a la otra persona, porque la otra
persona, es precisamente libre y entonces uno nunca puede estar seguro. Es un problema que se
repite indefinidamente en todo grupo familiar por ejemplo y en todo grupo social.
San Pablo muestra que aquí también tenemos mecanismos de carne y espíritu, que el
hombre tiende a la carne no por razones sensuales sino buscando seguridad.
En la Iglesia primitiva ya vemos como la gente buscaba seguridad y discutían quién era
mejor ante Dios porque había sido bautizado por el mejor apóstol. Aquí hay muchas cosas para
reflexionar en una comunidad cristiana, ver los mecanismos de la carne y el espíritu y los
mecanismos de la seguridad y de la libertad.

4) Una última cosa que sería el equivalente de la palabra fe que, como vimos, es salir del
miedo a la libertad para entregarse, para simplemente confiar y en ese confiar encontrar una
libertad plena.
Los científicos que han tratado de la evolución del universo por ejemplo Teilhard de
Chardin o Bateson, nos dicen algo que es importante desde el punte de vista de la fe de San
Pablo.
Teilhard dice que estamos bajo la ley de la no libertad en todo lo que se refiere a grandes
números, es decir que cuando se hace una estadística, el mayor número corresponde siempre a
los fenómenos de no libertad. Y el principio mismo de la estadística aplicada al hombre prueba
que el hombre en la mayoría de los casos no actúa libremente. Por eso una estadística hecha
antes de una elección tiene cierta posibilidad de indicar al candidato elegido, porque la gente
está ocupada en mil cosas, tiene sus juicios hechos y sigue una corriente sin cuestionar las cosas.
Si al hombre fuera libre, nada se podría saber de antemano y de una encuesta sobre sus actitudes
solo saldría un signo total de interrogación.
Según estos científicos por cada paso adelante o creación de la evolución ha habido
infinidad de repeticiones, de costumbres, de rutinas, es decir que una cosa grande siempre se
crea sobre una cantidad de cosas acostumbradas, rutinarias, sin valor, etc. Se crea sobre lo que
podríamos llamar pecado.
Llamábamos pecado al hecho de que el instrumento se apoderaba del hombre y el hombre
hacía cosas que no reconocía. La costumbre se apodera del hombre, esa es la ley de los
miembros, entonces el hombre está haciendo cosas por costumbre porque el instrumento lo lleva
y muy de vez en cuando el hombre hace una cosa verdaderamente libre y verdaderamente
creadora. Más aún esa es la ley: precisamente puede hacer cosas verdaderamente libres y
creadoras porque acumuló energías gracias a las cosas que no le costaba nada hacer. Esto pasa
en la enseñanza de cualquier materia.
Ustedes saben que Einstein descubrió la ley de la relatividad, primero particular después
universal. Pero Einstein no era autodidacta, sino un universitario que aprendió física y
matemáticas a un alto nivel. Y desde este nivel él, que era un genio, hizo un descubrimiento que
llevó a la física y las matemáticas a un nivel más alto. Si los individuos continuaran en el nivel
inicial de Einstein, superarlo sería prácticamente imposible; cada diez mil años aparecería otro
que tal vez llegara un poquito más alto. Pero después de Einstein, el más bobo de los estudiantes
empieza al nivel de él, es decir, la ciencia física ya vulgariza, y hace una costumbre lo que fue
un descubrimiento.

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Aquello que en Einstein fue libertad creadora se vuelve a nivel de estudiantes costumbre.
Si lo traducimos a San Pablo decimos que lo que allí fue espíritu aquí se convierto en carne, es
decir se convierte en el hombre corriente de todos los días, se convierte en pecado, en no salir de
lo acostumbrado, en aprender la lección de cada día sin esforzarse por llegar a algo más. Pero
eso es lo que posibilita que otra persona llegue más alto.
Podríamos decir que desde el punto de vista estadístico desde que comenzó la física
moderna hasta Einstein pecaron un millón de veces todos los estudiantes en no pasar adelante y
por un millón de pecados hubo un acto creador libre. Después sigue otro millón, sólo que a un
nivel más alto y de allí surgirá otro acto creador. Así se ha hecho la evolución desde el comienzo
del universo hasta el hombre y así se sigue haciendo a nivel humano. Para que nosotros en
nuestra vida lleguemos a un acto libre, hacemos un millón de actos por costumbre.
Todo esto es pecado y de golpe aparece algo que levanta el nivel. ¿Qué significa la fe en
este caso? San Pablo dice que después de muchos pecados la gracia es más abundante todavía y
vence; cuando uno acepta que es pecador y recibe este acto creador como un regalo que el
espíritu le hace a uno, entonces tiene fe, entonces es libre. Si quiere trabajar como loco contra el
pecado aquí se estrella, porque es necesario que exista ese pecado y que sea desde el punto de
vista número mucho más grande que las cosas que podemos hacer libremente, creadoramente,
por amor, gratuitamente, etc.
Bateson dice algo que puede estar muy relacionado con lo que dice San Pablo, dice que el
carácter de los hombres, que haya optimistas y pesimistas, depende de que los hombres, en los
acontecimientos de la vida, que son distintos todos, con todo, reconocen ciertas series parecidas.
Es decir que ciertas series de acontecimientos se repiten, el hombre tiene experiencia cuando
aprende a reconocer series de acontecimientos que se repiten, entonces cuando aparece un
acontecimiento, la experiencia dice: ahora va a aparecer el otro y el otro. Ya sé por experiencia
que va a pasar esto y esto otro.

El optimista y el pesimista

Bateson explica qué es un optimista y qué es un pesimista. Aquí tenemos un


acontecimiento agradable y aquí otro desagradable, después viene otro agradable y otro
desagradable y así sucesivamente. Bateson dice que todo depende de dónde pongo yo el punto
referencial. Si yo pongo el punto después del acontecimiento desagradable, y aparece un
acontecimiento agradable, yo digo: ahora viene el desagradable y cuanto más agradable sea el
primero más desagradable espera que sea el siguiente.
El optimista pone el punto al revés, después de "agradable". Es decir el acontecimiento
desagradable importa menos porque supone que ahora viene el agradable. No discuto quién de
los dos tiene razón, pero desde el punto de vista del funcionamiento del hombre ambas cosas son
muy distintas. Cuando el hombre tiene la costumbre de puntear los acontecimientos después de
lo que frustra, después de lo desagradable, después del fracaso, se exacerba en él la necesidad de
tomar medios cada vez más grandes con la razón para ver si puede vencer este tipo de secuencia.
Entonces el hombre se vuelve racionalista, toma medios cada vez grandes y de pronto con
ellos se destruye. Como, por ejemplo, pasa en las guerras, nadie cree que el otro va a reducir los
armamentos, entonces yo los aumento y el otro los aumenta y yo los aumento y el otro los
aumenta, hasta que al final hay una guerra y se destruye todo. Si yo los disminuyo vaya a saber
qué pasa, todavía hay una posibilidad. Si yo los aumento las alternativas van desapareciendo.
Cuando yo pongo el punto después de lo desagradable, es decir cuando yo digo aquí
termina la secuencia, se va exacerbando en mí la necesidad de explicar las "razones de la razón "
y las razones de la razón son muy poco sabias y muchas veces muy destructoras. Yo uso medios
cada vez más desesperados, como por ejemplo el medio del terrorismo, cuando fracasa lo que yo
estoy buscando políticamente. Esa es la razón de la razón, es decir lo que se ve sólo con la razón
pero no con el corazón; entonces se dejan de lado las "razones del corazón", dice Bateson, es
decir a mi corazón le repugna eso, pero como mi razón me dice que yo fracaso siempre porque a

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lo agradable sucede lo desagradable, al final las razones de la razón vencen y las razones del
corazón quedan vencidas y el corazón se endurece.
En el terrorista el corazón se endurece y busca una eficacia con el corazón endurecido y
no se da cuenta de que la mayor parte de las veces eso es contraproducente para sus propios
propósitos.
Es muy importante entonces, dice Bateson, que el hombre se acostumbre a poner el punto
en lo agradable que sucede a lo desagradable, porque entonces le va teniendo confianza a su
corazón, eso le abre el corazón, no se vuelve un racionalista feroz que se cierra el corazón para
llevar delante hasta lo último su razón, los medios más desesperados para obtener lo que él
quiere. Tiene más sabiduría en el corazón.

Aplicación a la fe

Fíjense que si trasladamos esto a la fe, nos damos cuenta de que es prácticamente lo
mismo: si yo en este proceso pongo el punto en lo que se vuelve rutina y pecado, cuando haya
un acto de libertad creadora pensaré que luego, se va a convertir como en el caso de Einstein en
un libro de texto miserable, entonces me voy acostumbrando a ver en cada cosa un fracaso, a ver
en el pecado un fracaso, un proceso que termina en fracaso y yo quiero luchar contra el pecado y
me meto más en él, porque me endurezco el corazón.
En cuanto yo puedo decir: al pecado sucede la gracia, al pecado sucede la creación, al
pecado sucede siempre algo gratuito, algo grande, algo donde está Dios, entonces no me vuelvo
racionalista buscando luchar contra el pecado y cayendo en él, sino que me vuelvo libre, se me
ensancha el corazón, no se me endurece; esa es la fe de que habla San Pablo, saber que la gracia
es siempre más abundante que el pecado, aunque esté viviendo un millón de pecados.
Esa es la ley y va a seguir así, pero dependerá de donde pongo yo el acento en esa serie. Si
yo lo pongo en que la gracia es más abundante todavía y creo en eso, entonces las razones del
corazón en mí van a ser más fuertes y no voy a tener la tentación de optar luchando
desesperadamente contra el pecado y cayendo cada vez más en él, porque tengo un corazón cada
vez más insensible a las personas.

D. CONCLUSIÓN

Digo esto para que veamos lo que podemos hacer hoy si juntamos desde los medios más
sencillos que habíamos visto con respecto a pecado, a mecanismos de pecado, etc., otras cosas que nos
dan nuestra cultura, si tratamos de leer así lo que San Pablo proponía con otro lenguaje hace mucho
tiempo.
Hay muchas posibilidades de traducción pero estas no se hacen, no se improvisan, en una
comunidad cristiana hay que irlas viendo, hay que irlas estudiando, hay que ir pensando de las más
simples a las más complejas, irse formando entonces una mentalidad cristiana como dice San Pablo:
"Nosotros tenemos la mentalidad de Cristo".
Entonces vamos a recobrar hoy, con el lenguaje de hoy, la misma problemática de San Pablo que
vio en ese hombre Jesús algo importante porque puso a Jesús delante de aquella problemática, y frente
a ella, como vimos, Jesús decía algo realmente importante.

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ÍNDICE DE LECTURA
INTRODUCCIÓN
"Jesús quiso ser conocido primero como hombre que despierta interés, y luego descubrimos su
origen en Dios, Nosotros muchas veces hacemos al revés. Hacemos lo que hacían los
enemigos de Jesús (fariseos): primero conocer su “status” divino y después seguirlo aunque
dijera disparates”
1. Los enemigos de Jesús
1º Lo juzgaron dentro de lo religioso
2° Lo juzgaron según la moral tradicional
3º Lo juzgaron por las "señales del cielo''

NUESTRA ACTITUD: “Después que el hombre se ha identificado en su corazón con la obra


de Jesús, podrá decir realmente ahí estaba Dios actuando”
2. Había que mostrar a Jesús a dos tipos de gente
1. A los que procedían del Antiguo -Testamento
2. Y más tarde a los paganos (que no conocían el Antiguo Testamento) San Pablo

3. Por eso vemos como dos líneas:


a. La que responde a las expectativas creadas por el Antiguo Testamento (sobre todo en los
evangelios)
b. La línea de San Pablo que parte de la situación de los paganos (sobre todo en la Carta a los
Romanos).
I. LAS BIENAVENTURANZAS
5 etapas:
1. Lo que Jesús mismo dijo
2. Lo que dijo la fuente aramea antigua
3. Lo que dijo la comunidad de origen griego
4. LUCAS
5. MATEO

1. LOS POBRES
Idea general
1.1 Pobres y pecadores
1.2 Ideología religiosa
1.3 LUCAS
1.4 Los discípulos
1.5 Caso del joven rico
1.6 Actitud de Jesús

2. LOS RICOS
2.1 El joven rico y el ojo de la aguja
2.2 Lucas: - Riqueza-pobreza
- Parábola del rico comilón
- Zaqueo
2.3 Ricos y justos
2.4 Marcos

3-. EL PECADO IMPERDONABLE: "contra el Espíritu Santo”


4. CONSECUENCIAS

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1. Comunidad que tiene que actuar
2. Iglesia que tiene que optar
3. Tarea de REVELACIÓN, explicitación del por qué hacemos las cosas
4. Actuar y estructura para actuar
5. Anunciar una buena noticia, cómo estructurarnos para dar una buena noticia

II SAN PABLO

A. NUEVO PROBLEMA: anunciar el mensaje de Jesús a los que vienen del paganismo y no pasaron
antes por el Antigua Testamento
1. PECADO
- ¿En qué consiste?
- ¿Por qué se engaña el hombre?
- Estructura del hombre pecador
- Mecanismos de seguridad de lo sagrado

2. MECANISMOS DEL PECADO


- Justificaciones para no ver el pecado
- La LEY, mecanismo de tranquilidad para no ver
- Fe y Pecado

B. TEMAS FUNDAMENTALES EN SAN PABLO


1. PECADO
- ¿Qué es para San Pablo?
- Corazón insensible
- Corazón en sombras
- Mala fe
- La "ley de los miembros''
- Definición de pecado y libertad

2. LA LEY
- Ley y las obras
- La ley y el hermano. Buscar ejemplos concretos, hoy.

3. PLAN DE DIOS
Ir de lo que podríamos llamar carne al espíritu
- Carne y espíritu
- Espíritu y gracia
- En qué consiste el plan de Dios.
- Espíritu y libertad
- El proyecto de vida y no de muerte

4. LA FE
- Fe y obras
- Ley y LIBERTAD
- ''Esta fe significa sentirse verdaderamente hijo de Dios"

C. TRADUCCIONES DE SAN PABLO


1. PECADO

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- “La verdad presa en la injusticia"
- No querer ver
- Marginalización
- Autoridad y creatividad
- Comunicar

2. LEY
- Mecanismo de la facilidad
- Tradiciones cristianas
- Descubrir a Jesús, aquí

3. “Carne y espíritu”, PLAN DE DIOS


- Seguridad
- Miedo a la libertad
- Lo gratuito en nuestra vida

4. LA FE
- La libertad y la costumbre
- La libertad y el pecado
- Ejemplo del optimista
- Aplicación a la fe

D. CONCLUSIONES.

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