Vous êtes sur la page 1sur 5

Buscar en

www.ebenezer.hn

Prosperados por la palabra


Regresar Página Inicio

La Cárcel

Mateo 05:25-26…Reconcíliate pronto con tu adversario mientras vas con él por el camino,
no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la
cárcel. De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante….

Esta frase es muy conocida entre nosotros. Dentro del pueblo cristiano, siempre se dice,
ponte de acuerdo con tu adversario y realmente vemos que ahora hay una nueva etapa
entre las mujeres y las pruebas han aumentado, y en verdad a veces no sabemos ni
entendemos el por que.
Se ha estudiado acerca de una de las leyes del trabajo en equipo, la cual han denominado
la ley del Monte Everest, y es cuando uno llega a un monte, a una meta, a SU meta. Y esta
ley dice, entre otras cosas, que debemos cuidar de llevar todo lo suficiente en nuestra
mochila, para sobrevivir allá arriba. Y una de las cosas primordiales que debemos llevar
en la mochila son aquellas cosas que hicieron que Dios se enamorara de nosotros.
Porque si nosotros estamos arriba y olvidamos las primeras obras, perderíamos la razón
de ser, aunque estemos en alto.
Hoy en día la mujer va subiendo de jerarquía, de nivel, sueña un poco más, recibe más
revelación de Dios, la gente ya la conoce y reconoce, y de la misma manera también sube
la demanda de parte de Dios. A medida que el nivel sube, las exigencias son mayores, ya
no podemos permitirnos las mismas cosas que antes. En la dimensión del que se acaba
de convertir, todo es permitido. Hay cosas que son permisibles en una jerarquía, pero que
no lo son en otras jerarquías mayores. Tanto como Dios nos da, es como nos va a
demandar cierta estatura.
Cuando la Biblia habla de ponernos de acuerdo con el adversario, muchas veces se refiere
a Satanás, pero en este caso, hablaremos del adversario como de la persona que tuvo
algún roce con nosotros, aquella persona que compitió en algún momento con nosotros.

Y cuando dice ponte de acuerdo, dice RECONCILIATE, con ese que tuviste un
desacuerdo, con el que te ofendió.
Mientras vas por el camino, mientras vas progresando, si quieres progresar, ahora, si nos
queremos quedar enanas espirituales, entonces no nos reconciliemos, pero si queremos
subir de nivel, es necesario que nos reconciliemos,¿por que? Porque la demanda es
mucho mayor, nadie dijo que seria fácil. Lucas 12:48… pero el que no la sabía, e hizo
cosas que merecían castigo, será azotado poco. A todo el que se le haya dado mucho,
mucho se demandará de él; y al que mucho le han confiado, más le exigirán… No
podemos permitirnos ciertos rencores, y a veces es más que eso, son deudas que
nosotros tenemos desde hace muchos años y que sin querer, a raíz de eso, estamos
cosechando algunas cosas que sembramos. Muchas veces pensamos que lo que
estamos viviendo son injusticias pero solo son cosecha de lo que hemos sembrado.
Ezequiel 14:23… Y os consolarán cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis
que no sin causa hice todo lo que habré hecho en ella, dijo el Señor DIOS… Porque no
hemos querido ponernos en paz con personas o con situaciones que nos han perturbado y
simplemente las hemos dejado ahí, escondidas en un rincón de nuestra vida, pero que
ciertamente debemos resolver tarde o temprano, si es que queremos seguir avanzando.
Si no nos ponemos de acuerdo con el adversario, seremos metidos en una cárcel.
Cuando se habla de cárcel, se habla de un lugar aislado, lugar de poca comunión, donde
se está rodeado de gente, pero en realidad uno está aislado, porque no tiene nada en
común con la gente que vive en el mismo lugar.
Muchas veces, cuando venimos a los cultos nos sentimos de la misma manera, aislados
del resto del pueblo y aún de Dios mismo. Y nos esforzamos por sentir algo, por sentir la
presencia de Dios, y no sentimos nada más que frustración por sentirnos así. Es ahí
donde nos damos cuenta que dentro nuestro hay pequeñas o grandes cárceles, de las
cuales nos tenemos que liberar porque nos están atrofiando la comunión con Dios.
La cárcel es un método de disciplina por medio del cual tenemos que pagar algunas de
las cosas que nos impiden subir y no progresar y no nos dejan pasar a otro nivel espiritual.

La Biblia nos muestra varias personas que estuvieron en la cárcel, y aún dentro de ellas,
decían que no tenían la culpa de estar ahí y que era totalmente injusto que estuvieran
pagando algo que no habían hecho. Cuando uno va al presidio se encuentra con mucha
gente que dice que esta ahí injustamente, pero en realidad, si ellos tan solo admitieran
delante de Dios que tienen culpa, Dios los sacaría de allí antes. Ya presos, debemos
admitir que es lo que nos tiene presos, para no estar pagando y así poder empezar a
sembrar cosas buenas y empezar a cosechar cosas buenas. Hay muchas cuentas que
uno no recuerda porque uno mismo es el que ofendió, pero sí recordamos las veces que a
nosotros nos han ofendido. Somos especialistas en hacer memoria de lo que la gente nos
hizo y no de lo que nosotros le hemos hecho a la gente. Pero delante de Dios eso también
es contable y si nosotros no hemos pedido perdón, si no hemos venido y nos hemos
arrepentido específicamente por lo que hemos dicho o hecho a determinada persona,
entonces inevitablemente vamos a tener una cosecha que no va a ser agradable a
nuestros ojos. Hay cosas que nosotros tenemos que hacer para salir de esa cárcel y poder
tener una comunión y un progreso normal en Dios. No es suficiente orar y pedirle perdón a
Dios, debemos accionar, e ir con nuestro adversario, ponernos de acuerdo y saldar nuestra
deuda.

JOSE

Génesis 39:20… Entonces el amo de José lo tomó y lo echó en la cárcel, en el lugar


donde se encerraba a los presos del rey; y allí permaneció en la cárcel…

José fue una persona que a lo largo de su vida sufrió muchas persecuciones, pero que a
sus ojos, todas fueron injustas. Pero delante de Dios, él estaba pagando únicamente el
espíritu traidor que tenia. Porque a él, como hijo consentido, no le gustaba juntarse con
sus hermanos, solo iba y venia con chismes de ellos a su padre, todo el día, y por eso se
hizo aborrecible por sus hermanos. El fue el preferido de su padre, y disfrutaba de eso.
Era un egoísta y berrinchudo, que aún teniendo revelación de parte de Dios, no supo como
manejarla y por eso fue llevado a Egipto como esclavo. Y estando allí, trabajando para
Potifar, José acepta que su esposa le coquetee. El espíritu de traición lo seguía, pero él
sostenía que no tenia la culpa. Por eso fue encarcelado, porque Dios tenía que tratar su
corazón traidor, su corazón infiel. El no podía decir que era inocente, cuando para una
mujer debía ser muy difícil sacarle la túnica a un hombre, debía forcejear con él, además
de que las túnicas eran de una tela muy pesada. Así y todo, José seguía sosteniendo que
era injusto que estuviera en la cárcel. La actitud y la cárcel de José fueron porque Dios
tenía que tratar su corazón traidor, su corazón egoísta, que siempre se disculpaba por todo
pero nunca hacia nada por ser fiel y entonces le trataron su corazón. Génesis 40:15…
Porque la verdad es que yo fui secuestrado de la tierra de los hebreos, y aun aquí no he
hecho nada para que me pusieran en el calabozo…

José dentro de la cárcel, decía que no estaba pagando nada que él debía. Y esa es
muchas veces la misma actitud que tenemos cada uno de nosotros. Decimos que no
entendemos por que estamos en situaciones adversas cuando más buscamos a Dios, pero
no sabemos que hay muchas ofensas, muchas cosas que no hemos enderezado con
anterioridad y que tenemos que regresar y pedir perdón y empezar a enderezar. Hay
heridas que hemos provocado que no las sentimos porque no somos nosotros los que las
estamos sufriendo.

José vivió muchos años así, hasta que se enfrento con su realidad de que realmente el no
era tan bueno como creía. Aun al enfrentarse a sus hermanos, quienes estaban pasando
una situación muy difícil, antes de darse a conocer y de ayudarlos, planea algo para que
los acusen de robo. Los ve llorar, se queda con Simeón, y aun así, los hace sufrir, porque
dentro de su marco de buen hombre todavía tenía la maquinación de hacer sufrir a sus
medios hermanos, que no eran hijos de padre y madre. Entonces Dios lo quebranta y
cuando ve a Benjamín se le parte el alma y ahí perdona a sus hermanos y estos, se
reconcilian con el. Nosotros tenemos que empezar a dar la pauta, porque muchas veces
tenemos cárceles de personas que tal vez ofendimos o traicionamos sin querer, (o
queriendo) y esas son las cosas que tenemos que enderezar ahora que estamos en esta
dimensión.

En la nueva dimensión a la cual Dios nos quiere llevar, no son aceptables muchas cosas
que nosotros tenemos. Por ejemplo, en esta nueva dimensión no es aceptable el
coqueteo, el mentir, porque dice la Palabra que nada inmundo entrará en el templo de
Dios, Apocalipsis 21:27… y jamás entrará en ella nada inmundo, ni el que practica
abominación y mentira, sino sólo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la
vida del Cordero…
Vamos subiendo hasta entrar en su presencia y conforme vamos subiendo mucha escoria
se tiene que ir cayendo y muchas cosas a las cuales nosotros no nos habíamos enfrentado
desde hace mucho tiempo, vamos a tener que enfrentarlas.

Es fácil perdonar a aquella persona que no vamos a volver a ver, pero cuando se trata de
un cercano, de un familiar al que vamos a ver a diario, entonces ahí se nos hace más
difícil, porque no los podemos sacar de nuestra vida. Nuestro perdón se perfecciona
cuando la persona que perdonamos está a nuestro lado. Nuestro perdón se tiene que
perfeccionar en ellos. José no podía escapar, estaba en eminencia y ahí debió demostrar
si estaba encarcelado o no. Al encontrarse con sus hermanos, que venían medio
destruidos, cansados, hambrientos, tal como muchas veces queremos ver a nuestros
enemigos a José le costó admitir que debía perdonarlos. Pero en la dimensión de
eminencia como la que José estaba, no le era permitido que él quisiera ver a alguien
destruído, porque el estaba llamado a ser padre de muchos egipcios y era necesario que
fuera limpio de ese rencor.
José fue metido en una cárcel y hasta que no admitió su culpa no salió de ahí; pudo salir
de la cárcel física, pero no de la que llevaba dentro.

SIMEON

Otro que tuvo que pagar con cárcel, por culpa de su hermano José, fue Simeón, que fue
retenido. Simeón es el oír, él juntamente con su hermano Judá, habían estado de acuerdo
en apresar a José. Hay algunos que se hacen uno con otro para hacer mal a los demás, y
si no nos arrepentimos y pedimos perdón, tarde o temprano lo vamos a cosechar.
Uno tiene que aprender a ponerse de acuerdo con su adversario mientras va por el
camino, quiere decir que tenemos que aprender a ponernos a cuentas.

Cuando no tenemos hijos adolescentes, es fácil criticar a quien los tiene y juzgamos las
actitudes de sus hijos, y hasta que no pedimos perdón por eso, nuestros propios hijos
adolescentes no dejan de tropezar. Cuando juzgamos cosas que no conocemos, somos
metidos en cárceles para que aprendamos a no juzgar. El juicio que nosotros emitimos,
nos mete en cárceles y nos hace acarrear mucho mal. En esta dimensión no podemos
permitirnos juzgar a nadie, porque Dios tiene un trato especial para cada uno de sus hijos.
Si la persona que juzgamos o lastimamos está viva, debemos ir a pedirle perdón, si está
muerta, debemos hacerlo en oración. Debemos pedir perdón, porque hay una deuda que
nosotros tenemos que pagar.

Simeón también fue encarcelado por su propio hermano, porque una vez el privo de
libertad a su hermano menor, justificado o no, pero no debió hacerle daño y tenia que
ponerse a cuenta. Muchas veces nuestro oír esta preso, porque nosotros traicionamos
con nuestro oír. Puede ser que no hablemos, pero si aceptamos comentarios negativos
de otra persona, estamos siendo cómplices y hacemos el mismo daño. El oír se queda
preso, ya no entra la palabra, porque estamos oyendo murmuración. Simeón sufrió de
traición, estuvo de acuerdo para encarcelar a Jose, y estuvo preso hasta que regresaran
todos sus hermanos. Si queremos pasar a una dimensión nueva, tenemos que saber lo
que escuchamos. ¿Para que vamos a juzgar cosas que no entendemos? Evitemos estar
encarcelados.

SANSON

Jueces 16:25… Y sucedió que cuando estaban alegres, dijeron: Llamad a Sansón
para que nos divierta. Llamaron, pues, a Sansón de la cárcel, y él los divertía. Y lo
pusieron de pie entre las columnas...

Sansón cayó en la cárcel por no haber cumplido su voto de nazareato. No podía tocar
mujer que no fuera de su pueblo. No podía darse al vino y siempre se mantenía en los
viñedos de Simnat. Sansón faltó a los votos al Señor, sin embargo, cuando él levantaba
los brazos, Dios se derramaba. Cuando él pidió una dimensión mayor y subió, le fue
demandada su falta de consagración.
El que anhela un ministerio no puede estar jugando con el pecado, porque mayores cosas
se les dará y mayores cosas le serán demandadas. Sansón jugó con el pecado hasta que
cayó en una cárcel y cuando un día se levantó, Dios no estaba con el. El tener un
privilegio dentro de la iglesia, o tener ministerio o un cargo de jerarquía, nos hace más
responsables y estamos en la mira de todo el pueblo y debemos cuidar nuestra manera de
actuar. Dios da dones, entonces la demanda sube, porque ahora vamos en
representación de Dios. No podemos decir ahora yo voy y vengo, porque estamos en una
dimensión donde hay muchas cosas que no son compatibles con los dones de Dios. Si
pedimos de Dios lo mejor, debemos dar de nosotros lo mejor.
Sansón fue promiscuo, mentiroso y confiado, y cuando decidió volver a actuar de acuerdo
al llamado que tenia, Dios ya se había apartado de él.
Sansón pagó su desobediencia siendo el payaso de los filisteos.

Eclesiastés 04:13-15…Mejor es un joven pobre y sabio, que un rey viejo y necio, que
ya no sabe recibir consejos. Porque ha salido de la cárcel para reinar, aunque nació
pobre en su reino. He visto a todos los vivientes bajo el sol apresurarse a ir junto al
joven sucesor que lo reemplaza…

Hay dos maneras de salir de la cárcel.


Una de ellas es para morir, porque simple y sencillamente, como el panadero, nunca se
arrepintió de haberle sido infiel al rey. Cuando el panadero y el copero salieron de la
cárcel, el panadero salió para morir.

Y la otra forma es salir para reinar. Eso quiere decir que el que sale de la cárcel va a
empezar a tener cuidado, es arrepentirse de lo que uno se tiene que arrepentir. Porque no
para siempre la cárcel es buena. En Dios no hay cadena perpetua. Se sale para morir, o se
sale para reinar, como el muchacho sucesor.

Aquí vemos dos cosas, una de ellas es que es mejor el muchacho pobre y sabio que el rey
que no admite consejo. El que no admite consejo esta encarcelado en una cárcel de
altivez y ese va a tener un sucesor.
Es difícil admitir consejos, sobre todo en tiempos de adversidad, cuando viene alguien y
nos dice nuestras verdades, cuesta admitirlas y recibir el consejo oportuno. La única
manera de poder salir de la cárcel como el muchacho sucesor que salió para reinar, es que
nosotros aprendamos a admitir nuestros errores.

El no admitir nuestros errores nos va a acarrear males. Nosotros tenemos que aprender
como adultos, si ya nos cansamos de estar comiendo los frutos amargos que hemos
sembrado, tenemos que empezar a admitir nuestros errores, pero no solo admitirlos sino
arrepentirnos y cambiar nuestra actitud. Debemos admitir que dentro de nosotros hay
cosas que no son licitas. Muchas veces hemos dicho que queremos un cambio de
dimensión en nuestras vidas, pero en ese cambio de dimensión nos vamos a enfrentar a
cosas que definitivamente a Dios no le agradan y que si se nos van a dar grandes cosas
también se nos darán grandes restricciones. Y se nos va a exigir transparencia.
Una vez, una mujer tuvo la revelación de cosas que habían dañado a su madre, y aunque
era ya una mujer adulta, ya casada y con hijos, tuvo que ir donde su madre a pedirle
perdón. Su madre no entendía lo que estaba pasando, le decía que todo estaba
perdonado, pero ella insistió en que tenia que pedirle perdón por cosas especificas, porque
no quería pagar con sus hijos lo que ella, como hija, había hecho a su madre. Es
necesario que nos humillemos, para que podamos subir de nivel.

Los alpinistas que suben montañas muy altas, cuentan que a medida que van escalando,
ellos deben inclinar su cuerpo, para que el viento que azota mas recio en ese lugar, no los
detenga; es decir, que cuanto mas alto vayamos caminando, mas humillados debemos
estar. Cuando se ha ofendido a alguien que no es cristiano, es posible que esa persona no
entienda lo que vayamos a hacer cuando le pedimos perdón. Sin embargo, necesitamos
humillarnos y no importando la reacción de la persona ofendida, tenemos que pedir
perdón, y ponernos de acuerdo con nuestro adversario. Son deudas que nos van a detener
en la cárcel, hasta que paguemos el último cuadrante. El área de perdón es muy tratada
porque es ahí donde Dios mide nuestra fidelidad para con El.

Uno quiere que no lo traten mal, pero uno no quiere acercarse a Dios para tener la unción
y ser constantes en tener esa unción para poder soportar los dardos del enemigo.
Siempre queremos sacar lo bueno de Dios, pero sin pagar un precio, y nos convertimos en
buscadores convenientes de Dios. No busquemos culpables, nosotros somos los únicos
culpables de lo que estamos pasando. Como dice la palabra en Proverbios 26:2… Como el
gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición sin causa nunca
vendrá…

Vous aimerez peut-être aussi