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rante tres años sin ser dueños de sí mismos; hasta

carcelero, llamado Edmundo que el día que habían que un buen día un, policía que le decían el Zarago-
avanzado las fuerzas rojas y como los dom ingos no . , .
zano nos mamfesto que ya no temamos que Ir mas
,
salíamos nos tenía todo el día cerrados en las cel. a presentarnos, yo creo como hab íamos llenado de
das; menos mal que como estaba all í mismo el firmas el diario que ten íamos de la CNT para nues-
cuartel, en cuanto se enteraba el teniente pasaba tros asuntos, porque eS,e sería e! día que quemaron
a ver qué pasaba y ponía por excusa que le habían la biblioteca se quedanan con el. Y ese es el relato
insultado y que alguno hab ía llegado borracho, ..-'.
de los tiempos de 40 años de dictadura fascista".
_

es cuanto nos ocurría con él; si no hubiera sido por


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esas dos personas que eran las que mandaban en el


-;.:--
pueblo lo hubiésemos pasado mal 29 meses que o,
o'
-.,'-
estuvimos en Agreda. .,,..
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Se me había olvidado lo de esa señora que dijo
que por qué no nos habían dejado en el camino;
como nos dijeron la persona que era, tenía ella un
hijo que era albañil y un día lo llamaron a filas
y mira por dónde nos enteramos que al poco tiem·
po de ir al frente cayó prisionero por las fuerzas
rojas y un buen día la llamamos cuando iba a la-
var y pudimos por menos de decirle: ¿le gustaría
a usted que ahora 'que se encuentra su hijo prisio·
nero, lo fusilaran los rojos?, como dicen ustedes; y
y como dijo usted cuando nosotros entrábamos en
esta prisión; perdonar hijos, que nos hayan pintado
que erais personas muy malas y por eso me atreví
a decir esa frase que tanto hoy me pena.
y después de todo lo expuesto llegó el día de la
terminación de la guerra y nos pusieron en I:bertad
provisional por cuanto después todos los días du-
rante tres años tuvimos que estar presentándonos
todos los días en el Gobierno Civil a echar la firma;
y no sólo eso, sino que los patronos que tenían
obras en construcción se absten ían de darnos ocu-
pación a aquéllos que habíamos estado detenidos
y yo durante algún tiempo tuve que desplazarme al
pueblo de Covaleda hacerle una casa a una señora
que le habían fusilado al marido; y al llegar all í,
después de pedir permiso en el Gobierno, cuando
yo llegué ya habían mandado un comunicado al
cuartel de la Guardia Civil para que me tuviesen a
estrecha vigilancia como si fuese un criminal,
así que después de dejar la faena tenía que ir hacer El cenetista, Eloy Lasecao
la presentación todos los días y así estuvimos du-

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Tres hermanos cenetistas

Baldomero Peralta, de profesión albañil, tenía 25 años al estallar la


sublevación. Pertenecía a la C.N.T. soriana y durante los primeros días,
estuvo expectante como sus compañeros, a la espera de que pudieran
defender la República, si se les proporcionaba armas por parte de las
Autoridades. Asiste impotente a las dudas y vacilaciones de éstas y,
finalmente, ve cómo Muga facilita la llegada de la columna de reque-
tés. Entonces, cuando empieza a pensar en su situación personal, con·
. templa cómo sus compañeros de ·organización así como los republica-
nos y socialistas son detenidos y decide ponerse a salvo. Andando y a
través de I!,s montes, consigue llegar a Valdegeña, dónde viven unos
tíos, en cuya casa se refugia. Pero como el pueblo es pequeño y
empieza a ser conocida su situación semi·c1andestina, para no compro-
meter a sus familiares, decide desandar el camino y llega a Soria. Ha per-
manecido en Valdegeña unos seis meses. No entra en su casa en Soria,
y se presenta directamente en el cuartel de Santa Clara como volunta-
rio. Como nadie lo ha visto y, de momento, se desconocen sus circuns-
tancias personas y su filiación política, es enrolado en una expedición
que parte para Zaragoza e ingresa en el cuartel de Zapadores. AII í,
tras un corto periodo de instrucción, es destinado al frente de Villa·
nueva, de Huelva y seguidamente a Jaul ín, donde en la primera ocasión
se pasa al bando republicano. Esta deserción la realiza precipitadamente
pues sabe que se piden informes de todos los soldados a sus lugares de
origen, y está convencido de que los que le afecten serán desfavorables.
Una vez en la zona republicana, es trasladado a Madrid y se incorpo-
ra al batallón Numancia, integrado fundamentalmente por sorianos. Es
un hombre combativo y con cierta capacidad de mando y prontamente
es ascendido a Sargento y después a Teniente. En los combates de la
Casa de Campo en Madrid (antes había participado en la batalla del Ja-
rama) en el año 1.938, es ascendido por méritos de guerra a Capitán.
En el famoso cerro Garabitas, donde se entablaron los combates más
duros, persistentes y cruentos de la guerra, en la zona madrileña, es he·
rido y pierde un ojo. Es ascendido a Comandante en febrero de 1.939,
pero ya no tiene tiempo de vestir las insignias, pues se precipitan los
acontecimientos y termina la guerra.
Es detenido en Madrid, junto con un grupo de oficiales y soldados
del ejército republicano y se salva de un intento de fusilamiento por la
intervención de un Alférez del ejército de Franco, que decide ingresar-
los en· Las Salesas. Sometido a Consejo de Guerra es condenado a 14
Baldomero Peralta. capitán del ejército republicario. (Foto: familia Peralta). 'Iños.. Permanece en prisión durante algo más de cuatro años y, puesto

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en libertad, decide fijar su residencia en Soria. Al llegar a Soria, y duran- fuera destinado a un batallón disciplinario.
te diez años, tiene que presentarse todos los domingos en el Gobierno .,. Lo cierto es que Virgilio Peralta y su amigo fueron enviados, tras
Civil. Al fin', queda totalmente libre y recupera sus derechos ciudada- 'o ••

unos días de instrucción en 'el cuartel de Santa Clara, al frente de Aleo·


o.

>
nos. lea del Pinar; y en la misma noche de su llegada, Virgilio se pasó con su
armamento al campo republicano. (Su amigo no tuvo la misma deci·
sión y se adaptó posteriormente a su nueva situación y aún hizo los cur-
* * * sos para: Alférez Provisional y se retiró como capitán del ejército de
Franco).
Al llegar a la zona republicana, Virgilio Peralta hizo unas declara-
Fernando Peralta es el mayor' de los tres hermanos. Tiene 27 años y ciones que se publicaron en un periódico de Valencia -que obra,en
su profesión es la de encofrador. Le sorprende la guerra en Barbastro nuestro poder- sobre la situación en Soria y la represión ejercida sobre
donde se encontraba trabajando accidentalmente. Forma parte com~ , ,los leales a la República. A fuer de sinceros y ahora que hemos visitado
responsable de un comité de la C.N.T. y es enviado por ésta al frente de toda, la provincia y creemos conocer la mayor parte de los sucesos
Teruer, donde en un bombardeo, resulta herido de gravedad. Es evacua- -gravísimos sucesos- ocurridos entonces, tenemos que reconocer que
do a Barcelona e ingresado en un hospital. A la entrada del ejército de las declaraciones de Virgilio pecaron de exageradas. Cosa normal por
Franco en la Ciudad Condal y ya en calidad de prisionero de guerra es otra parte, porque cuando la realidad se silencia o se esconde, aparecen
trasladado a un hospital de Zaragoza. En virtud de los traslados y dila- ros rumores y la fantasía, que se s\Jperponen a aquélla. (1) ,
ciones que motivaron que no se le operara con la rapidez que el caso Virgilio Peralta, joven animoso, valiente, decidido, una vez en la
requería, su situación se agravó y murió en el hospital. zona de la República a la que quiere servir y defender, parte enseguida
al frente y por méritos de guerra llega a ser teniente de Carros de Como
bate, actuando siempre voluntariamente e'n primera Iínea ~e fuego.
* * *, Termina la guerra y le sorprende en Alicante, donde espera Junto con
muchos miles de republicanos, la llegada de los barcos que hab ían de
evacuarlos a Francia y que nunca llegarían. Detenido, ingresa en el cam·
Virgilio Peralta, el menor de los tres hermanos, era dependiente de po de concentración de Albatera. Por un azar de la fortuna, logra hacer-
la ferretería la Llave de Soria. Tenía 18 años al estallar la contienda. se con un coche de un comandante del ejército de Franco y consigue
No estaba afiliado a ninguna organización, aunque sus simpatías y pre- llegar con él al Puente Internacional de lrún, que atraviesa, rompien·
ferencias se inclinaban, al igual que sus hermanos, por la C.N.T., a la do las barreras y refugiándose en Francia. Luego particip,arí" en el ma·
que se afiliaría al llegar a zona republicana. quis y en la guerra contra los alemanes, ignorándose su final. Desde
Virgilio Peralta, un joven simpático y decidido, no corría en Soria luego, fue un hombre valiente donde los haya.
peligro alguno, dada su corta edad y su no participación en la vida po-
lítica ni sindical, a no ser el que pudiera derivarse de la actuación de sus
hermanos, que bien mirado y dada la exaltación ambiental de aquellos
momentos, podía surgir'del modo más imprevisto. Lo cierto es que Vir-
gilio Peralta decidió junto con otro soriano amigo -y los dos amigos
de uno de los autores de este Iibro- afiliarse a Falange y procurar ser
enviado al frente lo más rápidamente posible, con el único propósito de
evadirse. La afiliación a Falange era facil ísima. (Ya dijimos que al ini- (l ).- Uno -de los objetivos de este libro, por no dedr el pdncipal. es n8trar con .Ia !fl~yor fideH·
dad. posible, lo que sucedió en Soría. capital y ~rovincia, para que la verdad. hlstorlea resplan-
ciarse la guerra la Falange la integraban una docena de personas como dezca, frente a los que quieren CREER que aqUl no pasa nad.a o a los que d~hber8damentep~e­
máximo, y que después se hincharía como un globo gigantesco). El úni- tendan exagerar lo que paso. Lo primero significa cenar 10$ OJOS 8 la e~i~efl(:'a. y l? segundo. falo
co peligro estribaba una vez afiliado y destinado al frente, que funcio- sear la realidad, llevando cada cual el agua a su r.n0li~o. Estamos escnblendo ~n hbro de HIsto-
ria con mayor o menor fortuna, en el aspecto clenhfico, pero procurando ajustarnos a la ver-
naran los servicios de información y que el afiliado, fuera enviado a dad. Y ya dijo SlÍnchez Albornoz, que la labor de los historiadores e~, "captar el ayer, como el
PRIMERISIMA línea de fuego y sometido a constante vigilancia; o que ayer fue y colaborar desde este campo de crabajo 8 la forja del mañana .

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La familia Marrón
tes sin resultado positivo. Estuvo obligado a presentarse todos los me·
ses; en la Comisaría de Policía, sección de la brigada poi ítico-social,
durante cerca de VEINTE años. '
Un' hermano de Pedro llamado José, cayó prisionero del ejército de
Un claro exponente de la brutal y permanente represión, es la que Franco y condenado a p~rmanecer en un "batallón de trabajadores",
sufrió la familia MARRaN SAN PEDRO, constituída por el matrimo_ dándose además la circunstancia de que fue el último prisionero puesto
nio, Francisco y Guillermina y seis hijos, de los que el mayor, Pedro en libertad de todo el batallón.
maestro de profesión, estaba cumpliendo el servicio militar. Padre ~ Actualmente, los supervivientes de esta familia, que tantas calamida·
hijo militaban en el partido socialista y el hijo había sido uno:de los des padecieron, viven felices dedicados cada cual a sus trabajos y al
fundadores de las Juventudes del mismo. cuidado de su's hogares, sin una sombra de rencor, enterrados los malos
Ambos fueron detenidos y separados de sus cargos y naturalmente recuerdos en el último rincón de sus memorias.
de sus sueldos. El día 5 de agosto de 1.936, el padre quedó arrestado en
su domicilio y el hijo fue ingresado en los calabozos del cuartel de San-
ta Clara.
Más tarde, fue conducido a la prisión provincial de Soria, de la que
había sido funcionario con la categoría de Oficial primera, trasladán- Los hermanos Garcés
dosele después a la cárcel de El Burgo de asma, donde permaneció
hasta el final de la guerra.
Pedro Marrón, desde los calabozos del cuartel, fue trasladado a su
regimiento, donde continuó arrestado. Cuando se le destinó al frente "

se pasó al bando republicano, donde luchó hasta que finalizó la contien~ Luis Garcés acababa de aprobar el cuarto año de medicina, y el Mo-
da. vimiento le sorprende en Soria, donde viven sus padres y con los que se
La madre Guillermina sufrió constantes sobresaltos, debido a todo lo dispone a pasar las vacaciones de verano. Pertenece a las Juventudes
expuesto y a los registros realizados en su domicilio, que fueron Socialistas de Madrid y forma parte de la directiva de la Federación de
numerosos, aparte de las dificultades económicas derivadas de su peno- Estudiantes Universitarios (F .E.U.). Procura pasar desapercibido, una
sa situación. Como consecuencia de todo ello, ,enfermó del corazón y vez triunfante la sublevación, hasta que es movilizado y marcha en el
murió prematuramente. tren a Zaragoza para incorporarse. Ya en el camino tiene que' sufrir
Las hijas del matrimonio tuvieron que dedicarse a realizar tareas do- algunas alusiones a su filiación política, por parte de vari?s paisanos,
mésticas fuera del propio hogar, con el fin de obtener algunos ingresos. que viajan en el mismo convoy. Al detenerse el tren en las diferentes es-
En casa "Pedrito" estaban hospedados los aviadores italianos y a las taciones, surgen las concentraciones de gente saludando brazo en alto
hijas del matrimonio Marrón San Pedro se les encomendó la tarea de la- con los consabidos gritos y canciones patrióticas. En el mismo tren y
var sus ropas. Los hijos menores fueron expulsados del colegio. durante el viaje los que van a incorporarse a filas, la mayoría soldados
Cuando fue puesto en libertad el padre, trabajó como peón en la
sección de Obras del Ayuntamiento de Soria, y enfermo y agotado por Luis, suponemos, de mejor o peor grado, coreara.
.
de cuota , pasan' el tiempo entonando también sus cánticos y vivas, que

tanto quebranto y sufrimiento, murió también prematuramente. Una vez en su regimiento, sucede lo acostumbrado y que tantas ve-
Se dio la triste circunstancia de que al ocurrir el fallecimiento del se- ces hemos relatado: los informes que llegan de las autoridades soria·
ñor Marrón, su hijo Pedro que ya había pasado por tres campos de con- nas son desfavorables en el sentido poi ítico y Luis Garcés es arrestado y
centración estaba detenido en la prisión provincial de Soria y desde las sometido a proceso. Afortunadamente su padre, enterado de lo que le
rejas de la cárcel, vio pasar el entierro de su padre, con el corazón nu- sucede, tiene un amigo, que a. su vez .goza de la confi~nza de un j~fe del
blado por el dolor. regimiento, donde Garcés esta det.eOldo. Se llega a .tlempo de eVitar lo
A Pedro Marrón se le condenó a treinta años de reclusión mayor y peor y Luis Garcés es puesto en libertad y s.e conVierte en un .sol.dado
hasta el año 1.957 no recuperó sus derechos de ciudadano. A partir de más del ejército de Franco. Sus estudios le SIrven para consegu!r s.l~uar­
ese año solicitó su rehabilitación profesional en seis ocasiones diferen- se y consigue terminar la guerra sano y salvo. Luego, encontrara dlflcul-

98 99
1
tades para reincorporarse a la vida civil -un hermano mayor, profesor de la C.N.T. y a él asistió dado su cargo, Manuel Morales. Todos los ce.
de la Escuela de Pilotos de la aviación republicana, está también dete· netistas sorianos que le acompañaron, fueron fusilados en él mes de
nido- y decide marchar enrolado como marino mercante. Se abre ca. agosto de 1.936: Arsenio Martínez Fermín González José Andrés
mino en el nuevo mundo, y tras larga ausencia de la Patria, consigue (más conocido con el nombre de Pep~ "el Camarero") A~gel Blanco.
regresar, bien situado profesional y económicamente. Una de tantas Pero quiso el destino que a raíz de este Congreso' Manuel Morales
singladuras que pudo tener un final trágico, la de Luis Garcés, y que ter· se ,vio aquejado, de una fuerte infección de amígdalas: que derivó en u~
minó felizmente. reuma al.corazon que le tuvo al borde de la muerte durante algún tiem.
p~. llego a estar en coma; y en esta situación le sorprendió el Alza.
mIento.
* * * . A los pocos días, un grupo de requetés preguntaron en la hojalate.
na de Santos del Amo, más conocido por "el señor Santos el hojala.
tero", por la imprenta de Morales. Don Pablo Herrero -padre' de uno de
Antonio Garcés, hermano del anterior, profesor en la Escuela de los autores de este Iibro- les contestó que la imprenta estaba cerrada
Pilotos republicanos al terminar la guerra es detenido en Valencia y juz· porque su dueño se estaba muriendo. Efectivamente la imprenta estab~
gado. Pasó largos años de prisión y es privado de su cargo de profesor de c~rrada y don Pablo Herrero les acompañó a que lo comprobaran. Sa-
matemáticas del Instituto que había obtenido antes de la guerra por bia don P~~lo que a'la !mprenta se podía acceder por el portal, cosa que
oposición. Puesto en libertad, se reintegra a la vida civil y como tantos los. requetes desconocl.an, y ante tal evidencia, éstos desistieron y se,
otros, tiene que abrirse camino por otros derroteros distintos a su carre· retiraron. Como el mismo Manuel Morales y su familia comentarían
ra de la que ha sido separado. Como es hombre preparado y compe· después, río ~ace falta mucha imaginación para saber lo que hubiera pa-
tente, tras de algunas dificultades, lo consigue. Es repuesto en su cáte· sado con la Imprenta cenetista y su propietario, si los requetés hubieran
dra a la muerte de Franco y actualmente, jubilado, vive tranquilo y fe· dado con la entrada. Constituye un orgullo para uno de los autores de
Iiz. este libro, que su padre supiera com portarse en aquel momento con la
sangre fría y la lucidez expuesta.
Pero las denuncias llovían y los salvapatrias no cejaban en su empeño
de aprehender al conocido cenetista, hasta el extremo de que el tenien.
Manuel Morales Alesón te coronel Muga, convencido de que Morales estaba muy grave, cuando
le apremiaban para que ordenara. su detención, dijo: "Pero si se está
muriendo", a lo que uno contestó: "Nosotros lo curaremos para siem-
pre". El teniente coronel, indignado, exclamó enérgicamente: '~He di.
cho que lo dejéis en paz!".
Manuel Morales era secretario de la C.N.T. de Soria y uno de los más Pasó algún tiempo y Manuel Morales mejoró de su dolencia y volvie-
destacados miembros de esta organización. En su imprenta se editaba, ron a aparecer los peligros y las tentativas de detenerlo. Un guardia ci·
TRABAJO, órgano de la C.N.T. Con lo expuesto sobra para considerar vil, I~amado. Valdene~ro, que fue vecino suy~, con el fin de protegerlo,
a Manuel Morales, como un predestinado al sacrificio. Cuando docenas creyo lo mas convenIente, ponerlo en conOCimiento del Juez para que
y docenas de simples afiliados estaban en la cárcel y casi todos salían cuando los falangistas insistieran en fusilarle, tener la coartada de que
camino de las cunetas o de las tapias de los cementerios, nadie apostaba ya estaba en manos de la Justicia.
un pitillo por la salvación de aquél. E:ectivame~.te, el Juez se person.ó en casa de Manuel Morales y le
En el mes de mayo se había celebrado en Zaragoza, un Congreso (1) tomo declaraclon. El declarante, me/orado ya de su dolencia y recobra·
da su cal~a, le dijo ~I Juez: "Antes me tomaba usted declaración por
(1).- En este Congreso de la C.N.T. se confirmó, iniciada en el Congreso anterior. la famosa es- ser enemigo de Azana, y ahora me procesan por ser su partidario.
cisión de los treintistas, así llamada porque fueron treiqta. encabezados por Angel Pcstáña, los ¿ En qué quedamos 7".
que disinlieron de la línea marcada mayoritariamente. A partir de esle congreso, La F.A.I. fue Pero
, lo importante es que Manuel Morales continuó en su casa, re·
adquiriendo mayor influencia dentro de la CNT. I'aislas destacados lueron Huenaventura Duo '

fruti,los hermanos Aseaso, Carcía Oliver y Federica Montseny. cobro la salud completamente y conservó la libertad. Fue el único cene·

100 101
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t!st~ de algún relieve que salió bien parado de aquella trágica situació ~'-
,.., ño de Medinacefi, que por haber obsequiado a Artigas con un almuerzo
s~ bien las preocupaciones e inquietudes no fe abandonaron el\ much¿ -
.~: en su casa, fue detenido y fusilado inmediatamente.
tiempo: .En otro lug~r de este libro, se habla de una detención sUya :.,'
mucho tiempo despues de terminada la guerra. ' .• "

'

o'
.;;. * * *
"

Iluminado Beltrán Ya hemos visto que Manuel Morales se salvó milagrosamente de ser
detenido y ,fusilado. Terminada la guerra, el d'ía 16 de diciembre de
1.944, fue detenido en compañía de su hermano julián e ingresados,am-
bos en la cárcel de Soria. Fueron trasladados a Madrid, donde ,permane-
cieron en la prisión de Carabanchel hasta abril de 1.945. Sufrieron la
.. Don lIu,;,in.ado Beltrán era un comerciante acreditado, de buena po- misma suerte Fermín y Daniel Varea. El motivo de estas detenciones,
SICión eC?nOmICa, que goz~ba de la consideración y afectos de cuantos fue que al registrar la policía en Madrid una imprenta, apareció en una
I~ ~onoclan., Er~ un re~ubll~ano ,!,od~rado y su intervención en la po- agenda de direcciones, los nombres de los anteriormente citados. Como
IItlca era mas ble~ testimonial. NI aspiraba a cargos ni los hubiera acep- se veían conspiraciones judeo-masónicas-comunistoides por todas par-
tado, .ya que su vida estab~ centrada en su familia y el cuidado de sus tes, la policía de Soria efectuó la detención de los citados.
negocIos. EII.o no era obstacufo para que tuviera cierta relación y arhis-
~a~ con el dIputado do~ Be~ito Artigas. Arpón. Ya hemos visto, que la
ultima cen~ ~ue efectuo Artlgas en Sona, la hizo en casa de don lIumi.
nado y familia.
Triunfant~ la sublev~ción en Soria, ,don Iluminado, como tantos y
t~ntos. rep~bllcanos.se VIO asaltado por el temor -que nunca antes hu- Angel Sanz Chamorro
biera Imagl!lado- de que su ideal republicano podía acarrearle graves
consecuencias.
No s~ .escondió ~omo otros, p~ro sí tomó la precaución, aconsejado
p~r familiares y amigos, de no salir de casa. Y así permaneció desde el El día 26 de julio de 1.936, es detenido en la puerta de la Alameda y
dla 21 de agosto hasta el día 30 de septiembre de 1.936, Este día era el conducido al Gobierno Civil, en cuyos calabozos es ingresado. Veinti-
santo de su pad.re y la familia reunida se preparaba para celebrarlo con cuatro horas más tarde, junto con otros veinte que se hallaban en el
una buen~ comIda. P,ero dos horas antes, se presentó en el domicilio de Gobierno Civil, pasan a la cárcel provincial de Soria. Está encerrado en
don II~":Ilnado Beltran, don julio García Mozo, el infatigable inspector ella aproximadamente una semana, porque al ser movilizada la quinta
de pollcl~ tantas veces nombrado, para detenerle. Se le hizo saber a don del 33 se le pone en libertad para que se incorpore a. su regimiento. ,
Julio la clrcunstan~ia de la comida que se iba a celebrar en homenaje al Llega a Zaragoza y se encuentra con unos paisanos, que conoclan
p.a,dre de don iluminado, y se le pidió que aplazara el ~cto de la deten- sus antecedentes, así como los de sus hermanos, juan e Ignacio, yes
cl,on una~ ~oras. No se le pudo convencer y éste fue conducido al Go- amenazado. Pero se libra de este desagradable encuentro y de las ame-
bierno CIvil donde quedó detenido pasando después a la cárcel nazas, porque sale destinado al Puerto Escandón, en Teruel. Con él
La ~~milia pretendió ocultar al 'padre de don Iluminado la d'etención van varios sorianos, y a cada uno se le destina a una escuadra distinta.
de su hiJO y. celebrar el almuerzo sin la asistencia de éste, pero al fin hu- No se quiere que estén juntos, y en esta decisión los jefes son previso-
bo 9~e deCirle la ,verdad. El padre acudió al Gobierno Civil sin resultado res, ya que todos tenían el propósito de pasarse al bando republicano a
POSI~IVO ~ regreso ~,casa llorando con el mayor desconsuelo. No hubo la primera ocasión que se les presentase.
comida, 01 cefebraclOn del santo. A Jos quince días de estar en el frente llega una orden de detención,
~on Iluminado Beltrán pasó trece meses en la prisión provincial de bien en virtud de alguna denuncia o, más probablemente, como conse-
Sona; no obstante, tuvo mayor suerte que don Aniceto Dolado , de Mi. cuencia de los malos informes enviados desde Soria. Ya es sabido, que

102
103
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..:.....

Juan Antonio Gaya Tovar


los movilizados, al llegar a su destino, tras hacerles la filiación, se pedían
I informes a las autoridades del lugar de su residencia habitual. la orden
de detención englobaba a Angel Sanz, Baldomero lashayas y Antonio
1
• Martínez Blanco. Angel y Antonio son encerrados en los calabozos del

1 cuartel de San Gregorio, en Zaragoza, y Baldomero es conducido al Ba. Don Juan Antonio Gaya pertenecía a la burgues(a ilustrada. Hombre
I

¡
tallón de Trabajadores de Garrapinillos.
Permanecen en los calabozos de San Gregorio unos tres meses y des-
de posición económica holgada, su cargo de Secretario del Instituto y
profesor del mismo, y el ejercicio libre de su profesión de médico le
I de ellos ven, cómo cada noche son extraídos para su fusilamiento, gru- garantizaban un nivel de vida decoroso. Su preocupación por la poi íti·
••
pos de diez o doce presos, soldados como ellos. No obstante ser un es. ca fue totalmente desinteresada. Su formación humanística y su inquie-
tablecimiento militar, las sacas y las ejecuciones, eran realizadas por fa- tud intelectual, le llevaron de consuno a interesarse por la situación de
langistas; o, si se quiere, por personas que llevaban el uniforme y los la sociedad española, por el estudio de sus problemas. Su profundo sen·
distintivos de Falange. tido de la ética y su espíritu de justicia no pod(an estar de acuerdo con
Cuando Angel, a la vista de lo que observaba, ya pensaba en un fi· una situación social de carácter regresivo. Como tantos intelectuales
nal semejante, es trasladado, con la natural alegría por su parte, al Bata- sintió la necesidad de abrir para España horizontes nuev.os, más acordes
llón de trabajo de Garrapinillos. El trabajo es duro y la alimentación con las exigencias de los nuevos tiempos, Como .Costa, como Giner de
escasa, pero el peligro' de desaparecer cualquier noche ha pasado. Anto· los Ríos, como Ortega, Marañón, Azaña, a nivel nacional, cada uno con
nio Martínez Blanco, que era sacristán del Espino,continuó en los cala· sus variados matices, Gaya sentía en Soria la necesidad de cambiár, de
bozos del cuartel. Más tarde sería puesto en libertad.
!I modificar, de actualizar las estructuras socio-económicas y cul turales,.
En Garrapinillos se reúne con Baldomero lashayas y permanecen
¡ que permanecían estancadas desde principios de siglo.
¡•
varios meses y son devueltos al cuartel. Permanecen un mes más y mar- I No era Gaya un revolucionario, sino un republicano reformista que
chan destinados al frente de Teruel y en la primera ocasión que se les 1 creía en la evolución y en la necesidad de avanzar por los cauces legales
presenta se pasan a la zona republicana con las armas que portaban.
¡

y dentro del más exquisito respeto a todos los intereses legítimos, para
! conseguir una España más justa, más progresiva, más solidaria.

Angel Sanz es herido en el frente de Extremadura en los primeros No fue nunca un dogmático ni un intransigente. Cre(a en el diálogo
meses de 1.939 y, cuando se restablece, termina la Guerra Civil. y en el libre concurso de las ideas. De mentalidad abierta, era profunda·
Estamos en el año de la Victoria. mente liberal y demócrata, respetuoso con las opiniones y sentimientos
Angel Sanz al llegar a Soria, con las manos limpias de sangre, es dete- ajenos. lo definiríamos como un regeneracionista, sin el talante autori·
nido y nuevamente se hospeda en la prisión provincial y a los tres me- tario de Costa.
ses es trasladado al cuartel de San Gregorio de Zaragoza, para ser juzga· En el aspecto humano fue un hombre bondadoso, austero, entrega·
do por deserción frente al enemigo y con el agravante de haberlo hecho do a su trabajo y a su familia. Poco amigo de jolgorios y esparcimientos.
con su armamento. Es condenado a la pena de muerte; y, durante un De semblante más bien serio, era, no obstante, apacible,·amable, cortés
mes, vive otra vez la angustia de que suceda lo irreparable. Pero tiene y, sobre todo quienes le conocieron, reconocerán sin duda como una
suerte: le es conmutada la pena de muerte por la de 30 años. Ingresa de las características suyas más acusad.as, su serenidad, su profundo
en la prisión de Torrero, de Zaragoza, y participa en la reconstrucción sentido. del deber.
de Belchite, para conseguir la reducción de la pena por el trabajo. Mer· Como profesor, creemos que, salvo algún malvado intoxicado por la
ced a ello y a los indultos que se promulgaron en agosto de 1.943, es pasión poi ítica, todos los que fueron sus alumnos -uno de los autores
puesto en libertad y 'regresa a Soria definitivamente. Ha sido un largo del libro lo fue- guardarán de don Juan Antonio Gaya un agradecido
y penoso el camino recorrido, desde el día 26 de julio en que se le de- recuerdo. Porque fue un profesor paciente, comprensivo, tolerante y
tiene por primera vez, hasta que vuelve a su Soria natal, siempre recor- extremadamente cordial.
dada y querida. Recupera su puesto de trabajo, en la misma empresa de la preocupación del doctor Gaya por la política, era en él una cons-
siempre y en la que ha permanecido hasta su jubilación. Fue un buen tante desde mucho antes de advenir la República. Ya en 1.922 fue con·
cenetista y un magnífico trabajador. Sobre todo en lo último, no hay cejal del Ayuntamiento de Soria y, más tarde, ya en el periodo republi·
quien pueda discutirlo. cano fue vicepresidente de la Diputación. En el campo profesional,

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(Foto: archivo familia


El matrimonio Gaya, con su hija Amparo. Madrid, septiembre de '1.935. (Foto: archl..
El matrimonio Gaya , con sus hijos Benito y Juan-Antonio. vo familia G.ya)..
Gaya).

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como doctor, fue varias veces Presidente del Colegio de Médicos de So-
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ria. En vísperas. de las elecciones de diputados a las Cortes Constituyen-
t-.

tes, el 25 de junio de 1.931, encabeza el manifiesto dirigido a la opinión


pública soriana, en nombre del Partido Republicano Radical Socialis-
.
1::
'S:
ta, propugnando la candidatura de Alvaro de Albornoz y Benito Artigas
Arpón, que significa "respeto para todos los derechos, justicia distri-
~
o buída por igual para todos, indefinido progreso dentro de la paz".
¡¡¡ Progreso dentro de la paz; pregonaba Gaya; esa paz que tan cruel-
.¡¡
mente fue erradicada al producirse la sublevación. Ya hemos vi~o que
..s
::o el doctor Gaya permaneció hasta el último momento allado·de las ins-
tituciones republicanas y junto con el diputado que representaba a su
"o .partido. Invitado por Iluminado Beltráll fue a tomar café a caSa de és-
'"-¡¡ te, la· noche del día 20 de julio de 1.936, junto con Hergueta y otros
.tJe amigos leales a don Benito Artigas Arpón; después asistió a la última
.= reunión en el Gobierno Civil, ya prácticamente perdida la última opor-
wnidad de resistir. Muga ya sublevado, el gobernador Alvajar sometido
e .51" en virtud de actierdlls anteriores a la autoridad de aquél y Artigas, pre- .
..~- parada y .decidida su huída de Soria. Ya lo hemos relatado en el capítu.
lo "los prolegómenos. de la tragedia en Soria". la madrugada del día
21, Gaya se despide de su amigo el diputado Artigas, a quien tan fiel-
b
o

e
. mente representó en Soria y se encamina a su domicilio, con su paso
firme y su figura~guida, pero con el corazón atenazado por el dolor de
¡;¡

.- .!>
• ver cómo una obra positiva y una 'esperanza cierta de regeneración iban
a desaparecer por la sinrazón de la fuerza•
Tenía don Juan. Antonio Gaya 60 años de edad y estaba en plena
'"ii
.- madurez física e intelectual.' El día 21, al proclamarse el estado de gue-
rra, Gaya se dirige al cuartel de la Guardia Civil y hace entrega de su
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pistola, de la que posee la oportuna Iicencia'y gu ía. (No obstante, se
le acusaría después de tener armas). El día 21 de julio de 1.936 -los
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.. ~ primeros requetés hab ían llegado la tarde dl'l 21- es requerido para
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o e asistir a un herido. Provisto de su maletín de urgencia, no duda en acu-
.- .::!
.!~ dir a la llamada y, una vez en la calle, es señalado por un "patriota"
eH soriano a los requetés, quienes le conducen 'violentamente al cuartel de
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- la Guardia Civil, donde queda detenido.
Al mismo tiempo irrumpen en el domicilio del doctor Gaya, donde
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se encuentra su esposa, un hijo paral (tlco y su hija Amparo, una joven
e estudiante de bachillerato, un grupo de requetés. Registran violenta y
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desordenadamente el domicilio, arrojan algunos muebles a la calle, des-
.....
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trozan otros, insultando groseramente a las dos indefensas mujeres y
al joven Imposibilitado. En la misma casa habita el profesor de francés
",,,,
.. .!! del Instituto, don Alfredo Gómez Robledo y su esposa, profesora de la
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c:¡g, Escuela Normal del Magisterio, doña Manolita Asenjo. Este matrimonio
se caracterizaba por su filiación derechista y su acendrada religiosidad.

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~- 00.f6 (De izquierda a derecha), el doctor don Luis Santamaría -cirujailo-; don Juan An·
e >''' tonio Gaya; y el prímer Gobernador Civil de la República, don Mariano Joven.
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=:i'iio (Foto: archivo familia Gaya).

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&UARDJA CIVil, COMANDANCIA DE SORlA
INTERVENCION DE ARMAS

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. . .... ..... de 1936


Ji:l Interventor,

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."

Copia del resguardo acreditativo de haber depositado el revólver de su propiedad en


el cuartel de la Guardia Civil de Soria, el 21 de julio de 1.936.

112
113
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,•
Doña Manolita quiere impedir que los requetés sigan destrozando el
hogar de la familia Gaya y llega a ponerse de rodillas, jurando por las .:-",:..:.
medallas que lleva en su pecho y en nombre de la comunión que había ;~.

recibido por la mañana, que la familia avasallada era digna del mayor
respeto. No cejan los requetés en su intento; pretender buscar una mis-
teriosa emisora clandestina que sólo existe en su imaginación o en la de
los míseros delatores, que habían señalado al doctor Gaya y su domici-
lio.
La escena debió ser alucinante; la esposa del doctor Gaya asomada al
balcón pidiendo auxilio; en la calle, la gente congregada sin atreverse a
intervenir para evitar el desafuero o suavizarlo; el hijo paralítico asis-
tiendo impotente a la profanación de su hogar y al maltrato de su ma-
dre; y la joven Amparo, no hay que hacer mucho esfuerzo para
imaginarla paralizada por el terror. Al fin, los requetés que habían
irrumpido en el domicilio de la familia, al grito de iViva Cristo Rey!
-Señor,¡cuántos crímenes invocando tu nombre!- descargada su adre-
nalina, se marchan tan ufanos y satisfechos de su heroicidad, frente a
dos mujeres'desvalidas y un paralítico.
Repuesta .del susto recibido y sin preocuparse de sus muebles arroja- .'
dos a la calle y de los destrozados, doña Gregoria se lanza a la calle para
averiguar qué ha sido de su marido. Se encuentra con el teniente
coronel Muga a quien le explica lo sucedido y éste la tranquiliza dicién-
dole que su marido está transitoriaR1ente retenido en el cuartel de la
Guardia Civil, para su seguridad personal.
Empieza la odisea de don Juan Antonio Gaya Tovar. Afortunada-
mente, no está enterado de lo sucedido en su domicilio y, al día siguien-
te de su detención, es trasladado al cuartel de Santa Clara, donde per-
manece hasta el día 1 de agosto, que es ingresado en la prisión provin-
cial. Mientras permanece en el cuartel de Santa Clara es tratado con
humanidad y sus familiares le visitaban diariamente. Tenía Gaya, la im-
presión de que estaba detenido más bien para garantizar su seguridad
personal, impresión compartida asimismo por la familia.
Al ser ingresado en la cárcel, las cosas cambian; el trato es peor y las
comunicaciones más difíciles, y a través de las rejas y redes metálicas.
El día 12 de agosto de 1.936 envía a su familia para su tranquilidad,
copia de la resolución de la Autoridad Judicial Militar de Zaragoza, de
fecha 2 de agosto, en la que se le declara inocente de todo delito y se
--~
Copia del manuscrito que el doctor Gaya dirige a su familia, comunicándoles el
acuerdo de la autoridad militar de zaragoza, por la que se le declara libre de respon·
sabilidades , procediendo "decretar la terminación de estas diligencias". Según el
doctor Gaya, el documento tiene (echa de 2 de agosto y se lo hace saber a su (amilia
el día 12 del mismo mes.

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Fotocopia del escrito por el que se consigna haber depositado las -SIETE MIL PESE-
TAS, importe de la multa impuesta al doctor Gaya por responsabilidades políticas.
Este dinero se hacía efectivo el 15 de abril de 1.940,

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dispone que el detenido quede a disposición gubernativa de la Autori-
dad Militar de la Plaza (Soria). Gaya queda, naturalmente, tranquilo y
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en espera de ser puesto en libertad en cualquier momento.
a V. S.. reB'petuosa.ment~ expone·: '..;.,' ...... . Tan sólo cuatro días más tarde, el 16 de agosto por la tarde, don
: .-". . . '- '.''':''~'~:J:; --.'. ...:,
.. ..: ";-'. ;'-.'. ,.; ',;; .'. .':~' " . Juan Antonio Gaya es visitado por su esposa por última vez; a su hija
_,Que ..~ .el~~oletín:.o~!:.~:d~?:~·~~F~~\ncl!':: '.0
Amparo no la dejan pasar. Doña Gregoria en esta visita, habla también
con don Anastasio Vitoria, abogado y alcalde de Agreda, quien le dice
:~e: Soria, corr~5P~:~dient~f a} ,d.~·~;hio~eff~. if animosamente: "No se preocupe, estamos estupendamente".
Pocas horas después de esta visita, se produce el ASESINATO de
B.Jlarece una com·..;n,1ea¡)16:q.de1. l'ree1ii.ente
. . d.e'l~ ,,' .' ,
don Juan Antonio Gaya Tovar. En la madrugada del 16 al17 de agosto
se consuma el vil ASESINATO. Llevaba don Juan Antonio Gaya en su
bolsillo la resolución de la Autoridad Judicial Militar de Zaragoza.
Se trata de un ase$inato con todas las agravantes y sin posible justi-
ficación. Pero es que además, al venerable,. al bondadoso don Juan An-
tonio, ante$ de asesinarle se le somete a toda clase de vejaciones; al ser
amarrado, le empujan y sus gafas caen al suelo. Gaya es un hombre muy
miope y pide que se las entreguen. .. y se repite la misma conte$ta-
ción, tantas veces explicada en este libro y que parece que debió ser la
frase estereotipada: "No le van a hacer falta". Después, la misma escena
de siempre: las tapias del cementerio de Soria o al pie de la fosa c,omún.
Con Gaya fueron ejecutados aquella terrible noche, don Anastasio Vi-
toria; don Manue~ Blanco: el jefe de Telégrafos de Soria, don Antonio
Burxal; el delegado de Hacienda, don Joaquín Ranz Borja;y dos o tres
personas más, cuyas circunstancias se desconocen..
Al (jía siguiente la noticia es conocida por mucha gente; hubo infi-
tenldaB. ••
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• ' .:.
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.. . . ..
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nidad de rumores sobre los autores de las ejecuciones y las violencias
que precedieron a las mismas, que nos abstenemos de consignar. Lo que
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. sí parece cierto es que al igual que en las ejecuciones realizadas unos


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días antes -la madrugada del 13 al 14 de agosto- en las personas de
Arsenio Martínez, Tomás Cué, Fermín González y Antonio Lafuente y
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gu"aroe ",Dios 'lIIUCS año ~<" . .


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seis personas más de San Esteban de Gormaz, intervinieron hombres na-
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-
.. .
'. .. dad. Y también parece cierto que, entre ellos, se encontraba algún ex-
. alumno del profesor don Juan Antonio Gaya, lo cual haría aún más im·
-'
.,...
.'

'.~ perdonable este abominable y repulsivo asesinato.


.' Para terminar con la semblanza del profesor Gaya, hay un dato que
.'. ~¡: lo define: estando detenido en el cuartel de Santa Clara, no olvida su
".
.. preparación intelectual y pide a su familia, el 30 de julio, tres libros de
medicina: Hidrología Médica; Medicaciones Hidrológicas y Prácticas de
. T1!l1o~ ,·:~.Juez -de IneiJcfón <Ík:so rta.:-~~.,.'
. .:.~ .:' . . t. .
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Hidrología y les explica dónde pueden encontrarlos. Como vemos por
sus notas, escritas desde su reclusión, son los libros, el cumplimiento de
su deber, su esposa y sus hijos, las tres cosas que le preocupan.
Pero para que quede más clara la vileza y la crueldad de la represión,
Copia del escrito por el que la viuda de Gaya solicita la libre disposición de los bie·
nes de su marido. Esto ocurría en 1.940.
118 119
don Juan Antonio Gaya, fusilado en la madrugada del día 16 al 17 de
agosto de 1.936, es sometido a expediente y hay un Juez Instructor,
Benito Fernández Riofrío, que en Soria le REQUIERE el 8 de enero de
1.93'7, por presuntas irregularidades en el Instituto de Segunda
Enseñanza de Soria. .
A un hombre, conocido por su acrisolada honradez y rectitud, des-
pués de asesinarle, todavía se pretende echar cieno sobre su memoria.
(B.O.P.12-1-37).
Pero. no acaba aquí la represión. Se le declara incurso en RESPON-
SABILIDADES POLlTICAS. Sus bienes son embargados y se privó a
su esposa -con un hijo paral ítico y una hija estudiando- de la libre
disposición de sus bienes; se le impuso una multa de SIETE MIL PESE-
TAS (1) ; Y para pagarla, la familia Gaya tuvo que vender, malvender me-
jor dicho, el instrumental médico y algunas alhajas que tenían escondi-
das. Y durante mucho tiempo, algunas mantas, colchones, un reloj y
I otros objetos parecidos, hubieron de sacarlos del domicilio para evitar
el embargo. Hasta el 3 de junio de 1.940 y una vez pagada la multa de'
SIETE MIL pesetas, no recobró la familia Gaya la libre disposición de
sus bienes. Y todo esto sucedía mientras se invocaba el nombre de Dios
y la defensa de los valores del espíritu. iQué cruel, qué terrible sarcas-
mo!.
Nosotros creemos honradamente que Soria y los sorianos estamos en
, deuda con muchas familias 'avasalladas, martirizadas, humilladas hasta
I, límites inconcebibles y que estamos en la obligación de reconocerlo y
I
I
proclamarlo. Y que hay hombres como Gaya, ejemplo de la mejor bur-
guesía soriana y Arsenio Martínez, representante de la clase obrera,
:1
que merecen una pública reparación, por su propia personalidad y por
I• los valores que representaban. Confiemos en que algún día se lleve a
efecto lo que hemos expuesto.

I
El doctor Gaya, vestido con la misma indumentaria c~n la que fue deteni~o, a la (1).- Un traje, hecho a medida en la mejor sastrería de Soria (en aquél entonces la de SamueJ
salida de su domicilio y -:presu\Iliblemente- con la mIsma ropa que fue fusilado la Redondo), costaba 90 pesetas, en paño de primera calidad.
noche del 16 al 17 de agosto. (Foto: archivo familia Gaya).

120 121
Arsenio Martínez

Todas las víctimas de la represión merecen nuestro recuerdo; todos,


sea cual fuere la ideología que sustentaron, queremos que estén en este
libro unidos y rodeados por nuestro más hondo y sincero respeto.
Desde el más humilde, como el pastorcillo de Quintanarejo, Felipe Be-
nito, hasta el más encumbrado o de mejor posición social o económi-
ca, todos murieron a mano airada, víctimas del odio y del fanatismo.
Para todos, pues, nuestro más cálido homenaje.
Pero entre las víctimas de la represión, como sorianos que somos,
queremos destacar dos, por ser de los más conocidos en Soria y por con-
currir en sus personas características especiales. Uno de ellos, pertene-
ciente a la burguesía ilustrada y progresista; el otro un dirigente sindica-
lista, nacido en la clase obrera y entregado con ardimiento a la lucha
,por la emancipación' de la misma. El primero se llamaba Juan Antonio
Gaya Tovar, del que ya hemos ·hablado; el segundo es Arsenio Martí-
nez.
Arsenio Martínez es un trabajador honesto, chófer de profesión. No
ha cursado estudios, pero ha euidadodesde muy joven su formación
cultural. Posee conocimientos amplios y dedica su tiempo libre a la
lectura. No frecuenta bares, ni espectáculos. Su trabajo y el contacto
diario con sus camaradas, aparte de los libros como hemos referido,
llenan su tiempo. Es un auténtico autodidacta, que día a día se va supe-
rando hasta llegar a ejercer un verdadero magisterio entre sus
camaradas que buscan en él, el necesario consejo, la orientación, el ase-
soramiento. Su gran sentido de la ética, su gran' fortaleza moral, le van
convirtiendo, no ya en un guía, sino en un ejemplo a seguir.
Quienes le conocieron nunca supieron discernir -ni ahora tampoco-
cuál de sus dos cualidades brillaba a mayor altura: si su preparación o
su rectitud; si su inteligencia o su espíritu. Tenía además un gran valor
físico y una capacidad inmensa para el sacrificio. Era uno de los pocos
hombres que reunía en su persona, en una síntesis asuntiva perfecta, la
concordancia entre la idea y el sentimiento, el principio y la conducta.
Lo demostró constan.temente, día a día, dentro de su organización
sindical y en su vida corriente. Generoso, desprendido, él, que no era
religioso, practicaba constantemente la máxima evangélica de que tu
mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. Si alguien tenía una ne-
cesidad era Arsenio, no directamente, sino a través de otras personas, y
con la prohibición de que se le nombrara, quien acudía a remediarla, en
la medida de sus posibilidades. Podían 'llenarse páginas con la relación
de sus actos altruistas. Si como dijera Antonio Machado -otro ejemplo

122 123
r
de grandeza moral- no es más rico el que más tiene, sino el que más da, Demetrio Ruiz, joven abogado, pertenecía a una familia. de la clase
Arsenio Martínez tuvo hasta la misma hora de su muerte, una riqueza media acomodada. Sin embargo, desde muy temprano sus Ideas evolu·
infinita. Porque incluso en ese último momento, cuando los fusiles ase· cionaron hacia el Partido Socialista. Perteneció primero a las) uventudes
sinos le apuntaban, nos dio una bella lección de bien morir. Lo único y después al partido. Fue d~ los primeros que. ~~ detuvi~ro.n una vez
que poMa dar -su perdón y su deseo de que su muerte sirviera para una triunfante la sublevación, e Ingresado en la prlSlon provlnclal\ donde
España mejor- lo realizó con su estilo sencillo, sin alharacas, sin arro· permaneció ha,sta después de terminada.!a guerra. Puesto en libertad,
gancia, pero sin miedo: "Vosotros no sois culpables; sois un instrumen- su salud quedo muy quebrantada y muno prematuramente, con el co·
to y ojalá que la España que quereis construir sea de paz, de amor, de razón gastado por haberlo dado tanto. . '.
verdaderos hermanos; la España que yo siempre he soñado". Y esto lo Si colocamos en las mismas páginas a Carrilero y a Demetno RUI~, t;S
dijo Arsenio después de estar encarcelado en una m~morra sombría porque en ambos se dieron características similares, aparte de su COinCI-
durante casi un mes, después de permanecer amarrado toda una tarde y dencia ideológica. . , ..
una noche en un camión, y dirigiéndose a los mismos que le habían de . Los autores de este libro han teordo la necesIdad de recorrer toda la
asesinar. ¿Cabe mayor grandeza de ánimo, mayor espíritu de sacrifi· provincia de Soria y mantene: muchas cC?~~ers~ciones con pe~sonas qu~
cio, expresión más pura del verdadero amor? fu~ron detenidas y permanecieron en prlSl~n, Ju~to con, Ennque.C~m.
Fueron muchos los que participar!!n en su fusilamiento y en el de lero y Demetrio Ruiz. Personas ~e .vanada ·Ideologl~, ~e dlstmta
sus infortunados compañeros sorianos y 6 de San Esteban de Gormaz, posición social, vecinos unos de Sona, y otro~ de la pro~l~cla y, t~dos,.
y algunos, para nuestra vergüenza, eran de nuestra ciudad y bien conoci· al contarnos sus peripecias, el estado de !as carcel~s, ~I :eglmen ~lImen.
dos de Msenio y de todos. Hubo también abundantes testigos de la ticio, la disciplina y el clima que ~e. vivla, han ~~I~cldldo en sena}a.r el
ejecución, por lo que lo que ocurrió aquella madrugada, del 13 al 14 de comportamiento ejemplar, el esplf.I~U de sac.nflclo, el va.lor CIVICO,
agosto de 1.936, ha podido ser reconstruído fielmente. la serenidad la entereza y la abnegaclOn de Camlero y de Rutz.
Alguien que, por imperativo de la ley, hubo de presenciar las ejecu· Los familiares de Enrique Carrilero y de Demetrio Ruiz se preocupa·
ciones, no ha olvidado nunca la ·enorme lección de humanidad que dio ron durante todo el tiempo de su detención, de llevarles alime~to.s en
Arsenio y cada día reza por la salvación

de su alma. Nosotros rendimos· abu~dancia, ya que ambas familias no caredan de mt;dios eC0!10mlcos.
el más fervoroso homenaje a su memoria y a la de sus compañeros de in· Pero los dos socialistas compartían con los presos mas desvalidos, con
fortunio. los que por diferentes circunstancias .no recib ían ningún paquett; del ex-
terior todo lo que a ellos se les enviaba. Se nos ha asegurado, Incluso,
por ~uchos, que la parte más re~ucida,del reparto.que realizab~n Carri·
lero y Ruiz, cra para ellos. Y aSI un dla y otro, mientras estuvieron de-
tenidos. .
Enrique Carrilero y Demetrio Ruiz Lo referido ya es una demostración de las virtudes de estas dos pero
sonas pero al mismo tiempo todos los informantes han coincidido en
desta~ar el magisterio que Demetrio y Enrique ejercían. Si algún preso
tenía un problema con el régimen carcelario o con algún funcionario y
no sabía cómo afrontarlo, eran aquéllos los que asumían la resp·onsabi.
Don Enrique Carrilero, profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Iidad de hacerlo, con el grave riesgo que supon ía en aquellos momentos.
Soría, era Presidente de la Casa del Pueblo al iniciarse la sublevación. Mantuvieron día a día, la defensa de su dignidad personal -y la de sus
la causa inmediata de su detención, el 22 de julio de 1.936, fue la de- compañeros de infortunio- frente a la opresión y a las arbitrariedades
nuncia de dos juristas sorianos, que le acusaron de haber hecho que se cometían. Estaban detenidos, pero el espíritu de ambos sie':llpre
comentarios hostiles, a la llegada de los requetés a Soria. Tuvo la suer- se mantuvo libre y ayudó a levantar la moral de todos y fue el rayo de
te, relativa suerte, de ser sometido a proceso, lo que evitó que sufriera luz que alimentó viva la ilusión y la esperanza de los presos, entre tan-
el mismo trágico destino que tantos otros, que fueron detenidos y fusi- tos peligros y adversidades. ., .
lados de inmediato. Juzgado, se le pidió pena de muerte, y fue conde- Si entre los mismos presos se suscitaba algun problema, cosa lógica
nado a 12 años y un día de prisión. Pasó en la cárcel unos ocho años. dado el hacinamiento y las tremendas circunstancias en que vivían, eran

124 125
-',

Carrilero O Demetrio Ruiz, O ambos conjuntamente, quienes interce-


dt'an con su consejo y autoridad moral, para solucionarlo.
Fueron dos altos ejemplos de dignidad moral, solidarios siempre con
todos sus compañeros. Dos hombres enteros, en los que no se sabe qué
admirar más, si su espt'ritu de sacrificio, dándolo todo o su enorme valor
para exponerse constantemente en defensa y protección de sus compa-
ñeros. Como homenaje a la memoria de Demetrio Ruiz y para satisfac-
ción de don Enrique Carrilero que afortunadamente vive, queremos
consignar que lo expuesto no es una opinión personal nuestra, sino el
testimonio expresado por numerosas personas que guardan, de los dos,
el más emocionado recuerdo.

Dionisia Hernández

Afiliado a la C.N.T., trabajaba en un pequeño taller de su propiedad.


Fue detenido el dt'a 25 de julio de 1.936 e ingresa en la prisión provin-
cial de Soria. Sufrió la pequeña tragedia de los traslados, en mayor me-
dida que muchos de sus compañeros, aunque con mejor fortuna, pues
al fin y al cabo, salvó su vida. De la cárcel de Soria pasó a la de Alma-
zán -y ya sabemos que la cárcel de esta Villa, en mayor grado que
otras.. supont'a un final de trayecto casi seguro-, luego a Berlanga de
Duero, para regresar otra vez a Almazán y finalmente Soria. No hace
falta mucha imaginación para calcular las incertidumbres, la inquietud
y la zozobra que cada uno de estos traslados supon ía para el infortuna-
do que los sufrt'a. Porque a despecho de todas las dificultades,' aisla·
miento, censura, los presos siempre supieron, con más o menos retraso,
lo que ocurrt'a en su entorno y, sobre todo, el destino final de sus com-
pañeros, cuando eran excarcelados.
Cuando estuvo detenido en Almazán, en la cárcel situada en la plaza,
junto al Ayuntamiento, donde permaneció unos cinéuenta dt'as, en una
celda de dos metros de largo por uno y medio de ancho, estaban reCluí-
das unas veinte personas, por lo que no pod ían dormir echados, sino
sentados y apoyados en la pared, unidos hombro con hombro. En aquel
periodo, en la citada cárcel -en Almazán existía otra, la iglesia de San
Miguel habilitada al efecto- permanecían ree/uídos unos 60 presos.
Naturalmente, la cifra variaba con las ejecuciones y los traslados, pero
los huecos eran seguidamente ocupados por otros detenidos.
D~metrio Ruiz, dias después de salir de la cárcel, ya disminuido en su estado de En la cárcel de Almazán, habt'a además de adnamantinos, sorianos y
salud. (Foto~archívo familia Ruiz). detenidos procedentes de los pueblos de Guadalajara. Un dt'a, llegó un

126 127
...
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. -

Francisco Alvo
jefe de alta graduación y al ver el hacinamiento existente, quizás para
remediarlo, acaso por su predisposición en contra de los enseñantes,
ordenó: "los de Magisterio, fuera". Y aquella noche, la famosa camio.
neta de la muerte, que todos los sorianos conocían, llegó hasta la cár. Francisco Alvo era un conocido comerciante de Olvega que gozaba
cel, donde cargó cerca de 20 detenidos, la mayor parte maestros y un de gran prestigio entre sus conciudadanos. Se trataba de un ~omb:e se-
catedrático de Guadalajara, de los cuales nunca se supo que llegaran a rio, reflexivo, sereno y de una gran entereza, como demostrarra mas taro
ningún centro de reclusión. El conduct?r de. la misma, el fam.oso "Abi- de una vez producida la sublevación. .
sinio" quizás pudiera aclararnos el destino final de aquellos infortuna- ,Perteneció desde su fundación al Partido Republicano Radical So·
dos, aunque nosotros ya lo suponemos, si bien ignoramos el lugar exac- cialista y en nombre de los correligionarios de su pueblo, firma el mani-
to donde yacen sus restos. fiesto .electoral para las elecciones a Cortes Constituyentes, publicado
Dionisio Hernández fue trasladado a la cárcel de Berlanga, la húmeda en LA VOZ DE SORIA el 23 de junio de 1.931, propugnando junto a
y fría mazmorra, de la que ya hemo~ habla~? ant~r!?r~ente. AII í pe~. . Gaya, Pérez Sevilla, Alfredo Rodrigo, Salvador Ferrer, Teótico Sevilla
maneció un año aproximadamente, Sin serVICIOS hlglemcos. Las necesl· y otros conocidos republicanos, la candidatura de don. Alvaro Albornoz
dades las hacían en un estercolero inmediato a la cárcel, mientras los Lfminiana y Benito Artigas Arpón, por la provincia de Soria; .
guardianes les apuntaban con los fusiles. (Un soriano detenido, mance- Pertenece pues, Francisco Alvo, al grupo de !os repubhca~os. sOrla·
bo de la farmacia de Felipe Pérez de Soria, parece ser que no podía eva. nos más significados; y es alcalde de Olvega y diputado provincial. Su
cuar, bien por el temor a las armas que le apuntaban o por dificultades g~tión en los cargos que ocupa se caracteriza por su honesti,dad y ~ir. '
orgánicas, lo que originó muchos problemas. Al fin fue puesto en liber- meza. Como alcalde de Olvega, tiene que enfrentarse con algun funCIO-
tad). . . . Hernan 'd ez d etem'd o, f ue movl'1'Iza d a su qUin
. ta y nario del Ayuntamiento, para corregir algunas desviaciones y lo hace
Estando Dlomslo con prudencia, pero con energía y decisión. Ta~bién ~e hace. ~créedor
después de pasar por Almazán fue llevado al cuartel de Santa Clara, a la enemistad de un sacerdote, por no tolerar ciertas intromisiones de
donde estuvo unos seis meses. Permaneció recluído en el pabellón de los éste en cuestiones que no eran de su incumbencia. Pero goza de la amis-
"desafectos" al Régimen, separado de los prisioneros de guerra. Durante tad y de la consideración de los demás sacerdotes de Olvega, y del pue·
este tiempo, el taller de su propiedad le fue requisado y se utilizó para blo en general.
reparar ametralladoras y utensilios bélicos. En el cuartel de Santa Clara La sublevación dé! 18 de julio le sorprende en su pueblo, donde se·
no funcionaba la calefacción y fueron requeridos sus servicios técnicos guía ejerciendo su cargo de alcalde, al mismo tiempo que continuaba
para el mantenimiento de la misma. Entonces se le permitió ir a dormir como diputado provincial. Nada sucede en O!~ega dura.nte el mes ~e
a su domicilio. julio de 1.936, pero a! desenca?enarse la represlOn en Sona y la provrn·
Como estaba movilizada su quinta fue trasladado a Barcelona, que cia a partir de los primeros d las de agosto -aunque antes hubiera ha·
ya había sido evacuada por los republicanos y, desde allí, pasó a un ba- bido algunos excesos-, Francisco Alvo es avisado de que corre peligro
tallón de trabajadores en San Sadurní de Noya. Eran unos 5.000 tra- en su pueblo y se traslada a Soria. Ya hemos dicho que Francisco Alvo
bajadores forzados que se dedicaron al arreglo de puentes y a reparar era un hombre sereno y, como tiene la conciencia tranquila y está
los destrozos originados, bien por las batallas o por las fuerzas republi- convencido de que no ha hecho más que servir a sus vecinos, con hones-
canas en su retirada. Dionisio Hernández pedía a sus familiares en Soria tidad y desinterés, al igual que don Anastasio Vitoria, alcalde de
que no le mandaran dinero, pues no podía comprar nada; únicamente Agreda decide no esconderse ni huir. Una vez en Soria, se presenta en
alimentos, pues comían poco y mal. Estuvo Dionisio Hernández preso y el Gobierno Civil, dOnde explica su personalidad y su decisión dé afron-
trabajando duramente e'n Cataluña, durante unos cuatro años, tar sus, a su juicio, inexistentes responsabilidades. •
Al fin pudo regresar a Soria y rehacer su vida. Lo relatado es fácil de En el Gobierno Civil se le dice que no hay cargo alguno contra el,
contarlo, pero pensamos que el calvario que sufrió este soriano, que nin- pero no obstante toman nota de la dirección de un familiar, dondeJba a
gún delito había cometido, además de injusto fue cruel y prolongado residir en Soria. Al día siguiente debió producirse alguna denuncia y es
con exceso. Claro, que si contempla el hueco que dejaron sus compañe- detenido e ingresado en los calabozos del Gobierno Civil. Después es
ros de militancia y sus amigos, casi todos fusilados, Dionisio Hernández conducido a la cárcel de Soria y dos semanas más tarde se le traslada a
fue un hombre con suerte,

128 129
OTRAS FORMAS DE REPRESION
la cárcel de El Burgo de Osma. A don Francisco Alvo se.le incoa ".
proceso, y es visitado varias veces por un Juez, para tomarle declara_
ción. Ante el Juez, Alvo reconoce plenamente su filiación poi ítica
así como sus diferencias con el funcionario municipal a quien sancionÓ .. .
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;
Profesores y libros
y con el sacerdote, pero explica su gestión como alcalde, realizada den- "
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%:•• -
tro del mayor rigor y pulcritud.
Al estar don Francisco Alvo a disposición del Juez, queda a salvo de Paralelamente a la represión cruenta consistente en la eliminación
posibles interferencias extralegales, y, como los informes que .Ia autori. física, casi siempre por la vía rápida, es decir, sin proceso alguno, de los
dad judicial va recibiendo son todos favorables y coincidentes en la '. considerados desafectos al régimen, y al encarcelamiento prolongado de
acusada moralidad y honradez del sometido a proceso, su causa es so. · a'quellos que se consideran menos peligrosos, se llevaron a cabo otras
breseída y decretada su libertad. Ha permanecido don Francisco dieci- · formas de presión que abarcan infinidad de aspectos. Uno de ellos se re·
ocho meses en prisión. . · fiere al ámbito cultural. Se parte de la consideración de que la juventud
Una vez en libertad se le aconseja que permanezca una temporada ha sido envenenada por enseñanzas perniciosas y a tal fin, se produce la
alejado de Olvega -consejo, no imposición- porque, en aquella época depuración masiva de profesores de la enseñanza y de maestros. Ya ve-
ya se ha visto a lo largo del libro, el ambiente general era de intoleran~ remos más adelante hasta qué extremos y con qué enconado rigor se
cia, de odio, de fanatismo, y los delatores estaban de servicio permanen- lleva a efecto la cita:d¡¡ depuración.
te, aparte de la existencia de aquellas cuadrillas de forajidos que procu- No son solamente los profesores los que corrompen a la juventud y
raban ejercer por su cuenta lo que ellos llamaban la segunda vuelta por deforman su espíritu. Los libros son considerados como un material
la vía rápida. ' peligroso y ya hemos visto que a la entrada de los requetés en Soria, lo
Finalizada la guerra civil y cuando en la guerra europea se produce primero que se hizo, fue quemar la biblioteca existente en la antesala
el desembarco de los americanos en Sicilia, Francisco Alvo, que residía del Casino de la Amistad, que solamente contenía libros y novelas de
entonces en Yanguas, es detenido y trasladado a Soria, donde ingresa actualidad, sin ninguna significación ideológica. Hemos visto después
en la prisión provincial, junto con otros republicanos y socialistas so- sómo se quemó parte de la Escuela Normal de Magisterio, que como es
rianos, como Gregorio Arche, Víctor Hernández, etc. Era entonces Go- lógico constaba de libros didáctic9s correspondientes a las enseñanzas
bernador Civil de Soria, don Jesús Posada Cacho, a disposición del cual que en ella se impartían. Pasemos por alto la destrucción de las biblio-
quedan los detenidos. Varias semanas después son puestos en liber. tecas de la C.N.T. y de la Casa del Pueblo, no porque la justifiquemos,
tad (1). A partir de entonces, don Francisco Alvo no vuelve a ser moles- sino que dado el esp fritu que animaba a las fuerzas que entraron en So-
tado. ria el día 21 de julio, la destrucción de estas bibliotecas se explica con
mayor facilidad que las anteriores .
. No olvidemos tampoco que uno de los generales, con mayor aureola
de heroísmo en aquellos tiempos -nos referimos al general Millán As-
tray- fue quien lanzó en plena Universidad de Salamanca el famoso
grito de "muera la inteligencia".
Quien vivió aquellos tiempos, recordará sin duda, que una de las pri-
meras precauciones que se tomaron por particulares, participaran o no
en la política, y aunque su ideología no fuera precisamente muy "pro-
gresista", fue realizar un expurgo en sus bibliotecas privadas. En los me·
ses de agosto y sucesivos, millares de libros fueron arrojados.a las hogue-
ras, como una medida previsora por sus propietarios. El vicio de la lec-
. tura llegó a convertirse en pecado y tener ciertos libros, llegó a consti-

(l ).- Estas detencíones gubernativas se produjeron en casi toda España, como medida de pre·
tuir un delito, cuando no casi un crimen.
caución, al parecer porque el Gobierno temía un levantamiento popular apoyado por las Para que no se nos tache de exagerados, consignaremos que la Ins-
democracias occidentales, en contra del régimen rranquista. pección Provincial de Primera Enseñanza de Soria, en su circular núm.

130 131
.
21, de septiembre de 1.936, firmada por la secretaria Aurelia Gil y los salvoconductos
la inspectora accidental Angela Moreno, dispone que sean retirados de
la biblioteca una larga relación de libros, entre los cuales citaremos,
sólo a título indicativo: "la Barraca" y "Cañas y Barro", de Vicente Para trasladarse de un lugar a otro, no ya de Soria a Zaragoza, sino
Blasco Ibáñez; "la pata de la raposa", de Ramón Pérez de Ayala; de Garray a Soria o de El Burgo de Osma a San Esteban, antes que
"Belarmino y Apolonio", del mismo autor; "Tres ensayos sexuales", de p'ensar en obtener billetes o medio de locomoción, era indispensable
Gregorio Marañón y "Resurrección", de león Tolstoi. Esta circular se ;.~ lograr el necesario salvoconducto. Y para conseguirlo era imprescindi-
comenta por sí sola y demuestra hasta qué punto la represión cultural ;:.. ble una prolija explicación de la finalidad del viaje. Y no estar "ficha-
fue extremosa y tan desorbitada como pueril. la cerrazón mental y el . do" y, aun con todo, a veces había que estar supeditado al buen humor
espíritu inquisitorial de las autoridades que rigieron la enseñanza en de los encargados de otorgar el dichoso papelito. El aparato represivo,
aquellos años es algo que estremece. Y lo peor de todo, es que medidas los censores, los servicios de información y un sinfín de confidentes y

como las exp~estas, y aun aumentadas, fueron mantenidas en vigor du- delatores, tenían tejida una tupida red muy difícil de salvar para quienes

•• rante varios lustros. •
no habían demostrado un entusiasmo singular por la situación reinan·
te. Simplemente tener un familiar en la cárcel suponía un escollo in-
franqueable. Si se pudiera reconstruir fielmente lo sucedido y se pudie-
la correspondencia ran apartar sus aspectos trágicos, las astracanadas de Arniches, en rela-
ción con aquello, resultarían simples chascarrillos inocentes.
la correspondencia privada fue sometida desde el primer momento
y hasta mucho tiempo después de terminada la guerra, a una rigurosa Manifestaciones
censura. Prohibido hablar de los acontecimientos bélicos; prohibido
hablar de ejecuciones, detenciones y, naturalmente, de todo lo que pu-
diera estar relacionado con la represión. Incluso los problemas familia- las manifestaciones eran frecuentes y tumultuosas. Cualquier hecho
res de los desaparecidos o detenidos, ten ían que ser silenciados. bélico, la toma de una ciudad, el ascenso de Yagüe, la llegada del Gene-
las cartas se depositaban en Correos con los sobres abiertos; y que- ral ísimo, de Moscardó, el paso por la capital de fuerzas militares, el
daba al juicio de los censores interpretar qué carta debería llegar a su arribo de los italianos o cualquier otro acontecimiento parecido,
destino o ser arrojada al cesto de los papeles. Mas de un ingenuo o des- motivaba la celebración de manifestaciones patrióticas, con desfiles,
prevenido que dejaba traslucir en su misiva algún detalle sospechoso, vítores, canciones y brazos extendidos. En realidad, la cosa resultaba
pasó a engrosar las casas de huéspedes forzosos por cuenta del Estado. divertida y hasta pintoresca, pues siempre eran los mismos, los que mar-
los sobres tenían que consignar, naturalmente, la dirección del des- chaban en primera fila y dando los gritos más fuertes. los mayores re-
tinatario y el remite al dorso, con el nombre y apellido del autor de la cordarán a Samuel Redondo, en lucha con sus callos, a la cabeza de las
misiva. Y no había sobre que no estuviera repleto en sus dos caras con manifestaciones y dirigiendo y ordenando los desfiles. Uno de los
un multitud de vivas a Franco, al ejército, al glorioso Movimiento Na- autores recuerda gritando siempre hasta enronquecer a un churrero, hoy
cional y, naturalmente, 10sjArriba España!. Y cuan~o más dud~sa era la invidente, iViva Cristo Rey!. lo peligroso era no levantar el brazo con
'.
filiación política de quien escribía la carta, mayor numero de Vivas con- la debida rapidez y no corresponder a los Vivas .con el necesario
,.
.' l'
tenían los sobres. Creemos que si los censores hubieran sido inteligen- entusiasmo. Aunque muchos sorianos, derrocharon imaginación, re·
! .
tes cosa que dudamos; estos detalles, por un proceso de deducción f1ejos y ligereza en las piernas para evitar el cumplimiento de las consig-
,...
a I~ inversa, les hubiera llevado a encontrar más de una pista. nas, camuflándose en los lugares más inverosímiles o alejándose rápida-
De todas formas aquellas r.artas y sobres constituían un verdadero mente de los actos patrióticos.
poema que si hubiera vivido un Quevedo o un leandro Fernández de Se podrían llenar rimeros de cuartillas con el anecdotario, .tan cu-
Moratín en la llamada zona nacional, los hubieran inmortalizado con su rioso como ilustrativo, referente a aquellas manifestaciones patrióti-
.; vena satírica. No sé si habrá quien conserve alguno de aquellos sobres, cas. los que desfilaban además de desgañitarse con sus vivas y cancio-
-¡•
dignos de figurar en un museo. nes, no dejaban de dirigir su mirada hacia los que desde las aceras o bal·


132 133



· .,
I
,p
.
i : .I cones contemplaban el espectáculo, para descubrir algún gesto o ade- y había que hacerlo con la mayor celeridad.
I·.:1"·",:
• •
mán no ya hostil, sino simplemente indiferente.
Recordaremos un hecho cierto, que afectó a uno de los mejores ami-
Lu~g~. se I~ dio estado legal a esta obligación, por Decreto 263, que
ordeno: Articulo 1 0 ._ Se establece como saludo Nacional el consti.
gos de uno de los autores de este libro .. ) ulián d~ M~rco Hernán~ez, de tuído. por el brazo en alto, con la mano abierta y extendida formando
!;
20 años de edad maestro de profeslon, habla sido suspendido de con la vertical del cuerpo, un ángulo de 45 grados. Artícuio 2 0 ._ Al
empleo y sueldo, ~omo tantos otros compañ~ros suyos, e~ virtud de los paso de la bandera y al entonarse el himno y Cantos Nacionales se pero
informes del sacerdote de Olvega, donde habla estado destlllado. manecería •en posición de saludo. Salamanca, 24 de abril de' 1.937.
Estando cenando en la pensión que ocupaba, situada encirt]a de lo El Generahsimo, Francisco Franco".
que hoyes sastrería Roldán, en el Collado, oyó junto con sus compañe-
ros de cena, cierta algarabía en la calle. Se trataba de una de las
imnumerables manifestaciones, con los consabidos vítores. Se asomó Tránsfugas
J ulián, por la simple curiosidad de comprobar lo que ocurría y, como la
cena estaba servida, abandonó rápidamente el balcón, para ocupar su
sitio en la mesa. Un "patriota" que desde la calle había observado la Creemos firmemente en la libertad de pensamiento y la consideramos
aparición en el balcón del buen Julián y su rápida retirada al interior de como uno de los derechos inalienables de la persona. Respetamos de
la casa, lo denunció, e inmediatamente subieron los agentes oficiales acuerdo con este .princ!pio, todas.!as opiniones y todas las ideologías.
u oficiosos de la Autoridad para aetenerle, siendo llevado al Gobierno Creemos que nadie esta en posesIon de la verdad en exclusiva como

•• Civil, donde quedó detenido. . consideramos que nadie puede monopolizar el patriotismo. La 'verdad
Julián de Marco tuvo la buena fortuna, de que su tlO Godofredo de en abstracto es algo inconcreto, inaprensible V en política la verdad abo
Marco era concejal del nuevo Ayuntamiento, nombrado por las autori- soluta no. exi~t~. En polít,ica no hay.dogmas y ninguna co~cepción pue.
dades del Movimiento y que contaba además con cierta amistad con el de ser aXlOmatlca. Pero SI, en cambiO, se puede y debe exigir, al que se
Gobernador Civil. La intervención de su tío evitó una detención prolon- inscrib~ . en una deter.minad~ ~rientación poi ítica, que lo haga con
gada de Julián o, quizás, dado que era un maestro destituído, un des- autentiCidad, que sea fiel a SI mismo y a su pensamiento. Creemos que

tillO peor. en poI ítica la honradez es la consecuencia.
Fue puesto en libertad a la mañana siguiente, con la promesa de Comprendemos que las personas podemos y debemos evolucionar
enrolarse en Falange y marchar de inmediato al frente con carácter vo- a tenor de los cambios que se produzcan en nuestro entorno'Y com~
luntario. Una vez en el frente, atravesó por algunas dificultades, que consecuencia de la reflexión, de la lectura, d" la contemplación serena
pudo salvar por su carácter jovial y su simpatía y por el apoyo que le de l~s. acontecimientos y de !os diversos factores que pueden incidir y
..., prestó el falangista Jesús Martínez Trillo . m?dlflcar ese mundo tan sutil y tan complejo que constituye el pensa-
;i Si el buen )ulián no hubiera contado con la influencia de su tío, miento humano.
, ':
• indudablemente hubiera quedado detenido; otros con motivos pareci- Pero una cosa es reflexionar, matizar, aclarar, profundizar en el aná.
dos sufrieron, además de la previa detención, un paseo sin regreso por lisis de "!uestras concep~ion~ poi íticas y, a través de ese proceso, llegar
las afueras de la ciudad. a evolUCIOnar y a rectificar mcluso nuestros anteriores puntos de vista
Las manifestaciones patrióticas no eran, no, cosa de broma. Predo- y otra, muy distinta, dar un vuelco espectacular y, en unos días, pasa:

••
minaba la agresividad sobre el entusiasmo; los Mueras sobre los Vivas y de~n extre!110 a otro. La ey~lución puede ser honesta; el transfugismo
: "\ la actitud amenazadora constituía la nota dominante. Encontrarse re- es siempre mdecoroso y maxlme cuando exime de peligros V/o aporta
¡.
vuelto en una de aquellas manifestaciones, era como sumergirse en un benefiCIOS..
torrente de aguas desbordadas. En Soria, con ocasión del 18 de julio, hubo docenas y docenas de
El saludo brazo en alto fue impuesto desde el primer momento tránsfugas, que con el mayor descoco, cambiaron súbitamente la
como un ritual obligatorio en todas las manifestaciones, desfiles, reu· chaqueta y pasaron a vestir la camisa azul, siempre en su provecho y en
niones de falangistas. Incluso en los establecimientos públicos, casinos, perjuicio de los demás. .
bares, etc., al entrar los requetés o falangistas cantando con sus vít~res En este libro, hay unas cuantas fotografías de radicales socialistas
habituales , era temerario no levantar el brazo con la mano extendida; en fas que aparece casi siempre el doctor don Luis Santamaría, uno d~

134
135
I
I

los militantes más fervorosos de dicho partido hasta el 17 de julio de las delaciones
1.936. Pocos días después, abjuró de su filiación poi ítica y pasó a
,
·,,,
• engrosar las filas de la Revolución Nacional Sindicalista, con la mayor
tranquilidad del mundo, mientras sus compañeros eran detenidos Y/o El transfugismo es indecoroso, deleznable y merece siempre -ayer
fusilados. hoy, mañana- el desprecio más absoluto. Del tránsfuga puede esperars~
[)on Diego López Cordero, que había tenido una secretaría en la Ca- todo y nada bueno, porque en su afán por borrar las huellas de su pasa-
••
sa del Pueblo, estallada la sublevación, pasa a formar parte del primer do, pasa a un maximalismo exacerbado cuando realiza el cambio de
Ayuntamiento; nombrado a dedo, es designado Regidor y seguidamen_ postura o de filiación. Sabe que tiene que hacer méritos y perdida su
te Teniente Alcalde. honestidad poi ítica -y, por consiguiente, la personal- su grito es más
, alto y su actuación más agresiva, que la de los que ya gritaban yactua-
[)on José Mozas, alto funcionario de Hacienda, en cuya casa estuvo
·, Artigas Arpón tomando café y licores la última tarde que pasó en So- ban de an.taño. Y, además, su punto de mira en el ataque, suelen ser con
•I ria, y conspicuo militante de Unión Republicana, pasó en un santiamén '." preferenCia sus antiguos compañeros de pensamiento o militancia. De
1j
·, :. a/;lí, que en situaciones turbulentas, como las del comienzo de la guerra
~ i triunfante la sublevación, a lucir los atributos de Falange.
Joaquín Plaza, de las Juventudes Socialistas, de su sector más ex- civil, d~1 transfugismo a la del~ción, sólo hay un pequeño paso, que mu-
tremos<!, que unos días antes del Movimiento, consideraba "carca" a '. chos dieron con pasmosa rapidez. Confiemos en que el pasado no se
uno de los autores de este libro, por ser en realidad un demócrata mode- .¡.' repita, pero, si sucediera, los tránsfugas volverían a brillar con el mismo
rado no ·adscrito a ningún partido, pasó en el plazo de pocos días a fulgor de entonces, con idéntica desvergüenza.
considerarlo casi "roio" por estar en desacuerdo con el alzamiento'y Pero aparte de lo referido, muchas personas que no habían interve-
sobre todo. con el clima de violencia generalizada reinante. Joaquí~ nido en la vida política ni, aparentemente al menos, se preocupaban de
Plaza, el 15 de julio alardeaba de. pertenecer a no se sabe qué cédula de ella, iniciada la guerra civil, influídas pór el ambiente, por la propaganila
qué grupo troskista y el día 23 ó 24·lIevaba su buena camisa azul co- de prensa y radio, caY,eron en la tentación de la denuncia, del comenta-
rreajes, etc., con un entusiasmo digno de mejor causa. ' rio i~sidjosó, de señalar con el dedo, con el gesto o, simplemente, con
Casto Granados causó la natural sorpresa y admiración de los buenos la mirada, a la persona que pasaba cerca de ellas, como una de los que
sorianos, cuando le vieron al frente de una de las primeras manifestacio· también habían sido. Y la pregunta terrible surgía con frecuencia:
nes surgidas después de triunfar la sublevación. Ya sabemos que el busto "Pero, ¿cómo está todavía libre fulano o zutano? Pero, ¿cómo es po-
de su padre, Mariano Granados, fue fusilado, arrancado del pedestal y sible, si era de los más destacados?". Como le dijo un policía en la ermi-
arrastrad" por la [)ehesa. Digamos en honor a laverdad que,si bien no con- ta de Santa Bárbara a un preso, según hemos leído, .. ¿pero aún estás tú
sideramos muy decorosa su actitud, le aplicaremos el atenuante del mie- aqu í?".
do o la eximente del terror insuperable. También es verdad, que pasado Los leales a la República, los llamados "rojos" que habían escapado
ese día no se dejó ver por la ciudad, luciendo galas azules y se marchó al fusilamiento o la detención, incluso los simpatizantes, o los que no
de Soria en cuanto pudo. participaban del entusiasmo de los vencedores, tenían una especial preo-
· , Podíamos seguir enumerando casos y personas, en el mismo sentido cupación y un exquisito cuidado, al hablar incluso con personas de con-
y ya en el reportaje se habló de Manuel Ruiz Pedroviejo, que también fianza. Se pasaba por el Collado, siempre mirando con el rabillo del ojo
aparece en varias fotografías de este libro, con sus compañeros de par- para con.o~er quién caminaba cerca. Se cambiaba de. conversación y s~

• • tido, algunos fusilados después. pasaba rapldamente del tono coloquial al susurro, a las medias palabras
los tránsfugas fueron, sin embargo, los menos; la mayor parte de los o al silencio más absoluto. los codazos o el roce de piernas o el pisotón
republicanos, cenetistas y socialistas, afrontaron con dignidad la situa- disimulado, eran el pan, no' de cada día, sino de cada momento. La gen-
ción; y los que escaparon al martirio o la cárcel, si bien tomaron las pre· te se ponía de acuerdo en lo que deberían decir que hablaban en pre-
cauciones lógicas, escondiéndose, no dejándose ver y hablando lo menos vención de que algún chivato, confidente o delator se acercara ~I grupo
'.
, o'

y preguntara, indagara o quisiera saber el tema de la conversación.


posible, no dejaron nunca en su fuero interno, de desear el triunfo de
las instituciones legítimas. Y como en Soria nos conocemos todos la Es muy difícil hoy comprender lo que acabamos de escribir. Habrá
gente sabía a qué atenerse sobre unos y otros. ' quien estime que exageramos, pero muy al contrario, la realidad fue
mucho más cruda, más atroz, más desvergonzada y más peligroso

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