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w w w . m e d i a c i o n e s .

n e t

Viviendo con la telenovela


Mediaciones, recepción,
teleficcionalidad

Jesús Martín-Barbero

Prefacio
(Edición en portugués: Vivendo com a telenovela
Mediações, recepção, teleficcionalidade, Maria Immacolata
V. Lopes (coord.), Summus, São Paulo, 2002)

«(…) lo sorprendente para muchos será sin duda el que


se ponga el mismo empeño en recuperar la concepción
estructural de los procesos haciendo explícita la posición
de clase social, como en tematizar una mediación tan
poco trabajada desde la investigación crítica como la
subjetividad. Dispuestas a no ahorrar riesgos, las autoras
principales de este libro abren brecha entrelazando
miradas psicológicas, como la de Winnicott, con
sociológicas como las de Edgar Morin o Giddens. Lo que
les posibilita pensar la subjetividad como lugar de
formación de identidades y sensibilidades que interpelan
a, y son interpeladas por, la telenovela: ya sea en forma
de autorreconocimiento o disfrute estético, de
relaciones entre “lo real” y “lo ficcional”, de valores
compartidos o impugnados, subyugaciones y
distanciamientos, así como de contrastación entre
representaciones del trabajo y la familia, la religiosidad
y la sexualidad, la individualidad y la solidaridad.»
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Este libro narra una extraña y apasionante aventura intelec-


tual. Más que sobre la telenovela, o la recepción de telenovelas,
de lo que en verdad aquí se nos habla es de una larga y
sistemática exploración metodológica con la que se busca tra-
ducir a estrategias de investigación empírica la propuesta
teórica de las mediaciones. Digo que constituye una aventura
extraña al menos por estos lares, y aún más en estos tiem-
pos, pues si hacer teoría era hasta no hace mucho un lujo que
nuestros países no podían ni debían darse, embarcarse en
un proceso de experimentación metodológica puede resultar
para muchos un derroche aún más extravagante. Y lo es
sobre todo en estos nerviosos tiempos, en los que la acelera-
ción de los ritmos de trabajo torna impensable que un
equipo de tres calificadas investigadoras principales –asis-
tidas por otros tres investigadores– hayan dedicado cuatro
años a reexaminar pacientemente las tradiciones desde las que
hemos venido pensando la recepción, para poder construir alterna-
tivas metodológicas coherentes con lo más vigoroso del
pensamiento latinoamericano en el campo de los estudios
culturales de comunicación.

El punto de partida se halla en una profunda insatisfac-


ción más que académica, intelectual: gran parte del trabajo
crítico de investigación dedicado al estudio de los procesos
de recepción –con todas las esperanzas de renovación que
despertó– ha acabado cooptado por la lógica del saber
hegemónico en comunicación, esto es, ha perdido el impul-
so crítico y ha acabado confundido con la proclama
publicitaria de “¡todo el poder al consumidor!”. Se necesi-

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taba entonces una investigación rigurosa y atenta, capaz de


iluminar las trayectorias seguidas por los estudios de recep-
ción tanto en América Latina como en el mundo, y ello sin
ningún masoquismo postmoderno, es decir, con el claro
pro-pósito de re-hacer el camino seguido para rediseñar sus
fines y sus medios. Que ello se haya producido en Brasil habla
sin duda del espesor que la masa crítica de las ciencias so-
ciales ha adquirido en ese país, pero remite también a la
especificidad brasileña de ese fenómeno comunicativo –de
producción e investigación– que es la telenovela brasileña.
Sólo en ese país es común que algunos de los mejores –y más
radicalmente críticos– escritores, artistas, guionistas y direc-
tores de cine o de teatro, hagan telenovela. De igual modo
lo es que algunos de sus más reputados investigadores socia-
les hayan dedicado libros enteros –y no artículos de circun-
stancias– a estudiar la complejidad sociocultural y política
de la televisión. De ahí que las investigadoras principales de
este libro no tengan el menor temor en proponernos una
concepción tan renovadora como la que ve en la telenovela
“el repertorio de representaciones identitarias compartido
por productores y consumidores, construido en Brasil a lo
largo de 35 años”, y en la recepción “no un momento sino
una perspectiva desde la que estudiar el proceso todo de
comunicación”.

Para los propósitos de este prólogo seguiré el trazado del


libro en tres puntos: el debate a las tradiciones y tendencias
de los estudios de recepción, la trama conceptual de la in-
vestigación, y la propuesta transdisplinar y multimetodológica
que resulta de la investigación. Sin la menor concesión al
populismo feminista, debo dejar constancia y reconocer la
clara marca de género que tiene este libro: en la minuiciosidad
de los detalles que despliega tanto el debate teórico como la
creatividad metodológica, en la flexibilidad de la textura
con que se construyen estrategias o técnicas, y en el entra-
mado de categorías analíticas con tomas de posición que

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desneutralizan arriesgada y expresamente el sentido del


trabajo investigativo.

La imposible acumulación de las tradiciones de


pensamiento

Lo primero que se pone en debate es la pretendida unici-


dad (convergencia y acumulación de conocimiento) de los
estudios sobre recepción. Pues la diversidad de enfoques e
intencionalidades que entrañan las teorías de los efectos y de
los usos y gratificaciones, y de éstas con las teorías de la recep-
ción o lectura literaria, y aún más con las de los estudios cul-
turales del grupo de Birminghan, es no sólo grande sino
decisiva. Entre otras diferencias, una clave: los estudios cul-
turales “conservan” de la teoría crítica la concepción según
la cual los receptores que componen la audiencia conforman
una “estructura compleja de individuos agrupados en clases
y subculturas”, a la vez que legitiman el dislocamiento que
lleva a la investigación “de los medios hacia los actores
sociales integrados en prácticas sociales y culturales que los
rebasan”; dislocamiento que ha constituido el eje de la
propuesta latinoamericana de las mediaciones. Remitida a
la moderna tradición latinoamericana, esa propuesta aparece
explícitamente ligada a la reubicación que el estudio de las
culturas populares va a operar en el campo de la comunica-
ción, y cuya avanzada teórica pasa por el entrelazamiento
entre mediaciones e hibridaciones.

En la aparentemente unitaria tendencia internacional actual


de los estudios de recepción –en la que parecerían coexistir
y hasta converger todas las corrientes y tradiciones– el deba-
te que realiza este libro devela acertadamente dos trampas:
la excesiva autonomización de la esfera cultural y la des-
estructuración del análisis. Con lo que la mayoría de los
estudios que se amparan en esa tendencia se quedan en un

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“insatisfactorio nivel descriptivo”, y, acríticamente indul-


gentes, resultarán presos de un tipo de conocimiento “for-
mal y estéril”, incapaz a todas luces de dar cuenta de la
complejidad de las relaciones entre medios y audiencias. Al
reducirse a una mezcla de neutral observación etnográfica
con análisis socio-psicológicos de algunas bien controladas
(metodológicamente) interacciones, una muy buena parte
de los estudios de audiencia actuales ponen fuera del análisis
lo que la teoría de las mediaciones había puesto en el cen-
tro: las paradojas y ambigüedades que moviliza la recepción
en su negociación del sentido de lo que finalmente la gente
ve, escucha, lee. Pues la recepción hace parte tanto de pro-
cesos subjetivos como objetivos, de los procesos micro, o sea
controlados por el sujeto, como de los macro, o sea, de es-
tructuras sociales y relaciones de poder que escapan a su
control.

De otro lado, lo que resulta siendo, según esta investiga-


ción, la “marca de fábrica” que singulariza a la corriente
hegemónica en los estudios actuales de recepción es “el
olvido de la clase social” que se produce al nivelar todas las
categorías: etnia, género, edad, estrato social. Es el proceso
mismo de recepción el que resulta des-estructurado, sin ancla-
je en el “proceso social de construcción del sentido”. La
diferencia de clase, aún mediada por la multiplicidad de
diferencias que introducen la etnia, el género, la edad y
otras, no es una diferencia más, sino aquella que articula las
otras desde dentro y se expresa en el habitus que entrelaza
los modos de poseer con los modos de estar juntos y los
estilos de vida.

Lo que necesitamos pensar-junto

Esta investigación se da activamente –o sea, construye–


un cuadro epistemológico y metodológico que coloca al

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estudio de los procesos y prácticas de recepción –ya menos


ilusionada pero también menos ilusamente– en un espacio
cognitivo estratégico: aquel que exige pensar juntos procesos y
dimensiones separados por dicotomías polarizadoras y te-
naces dualismos, como la acción cruzada de modernísimos
dispositivos tecnológicos con anacrónicas narrativas y des-
viados modos de leer; el fortalecimiento de las hegemonías
con la diversificación de las demandas socioculturales; las
operaciones de negociación con los operativos de imposi-
ción. Relato “tardomoderno”, la telenovela hibrida la saga-
cidad del mercado a la hora de contar cuentos que involu-
cren a las mayorías con la persistencia de su matriz popular
activando las competencias culturales de esas mismas ma-
yorías. “Pacto hermenéutico”, el proceso de re-cepción es a
la vez territorio compartido por productores y consumido-
res y escenario de lucha por la interpretación más legítima
del sentido.

Es desde esa nueva posición epistemológica que se elabora el


cuadro de las cuatro mediaciones que constituyen “la malla
de interacciones recíprocas entre producción, producto y
recepción”: cotidianidad familiar, subjetividad, género
ficcional y videotécnica. Se trata de mediaciones diferencia-
das todas ellas en sus “niveles” –estructurales, institucio-
nales, individuales, técnicos– sus “fuentes” de clase social,
de familia, de sujeto y de forma, sus “discursos” sintácticos,
semánticos, pragmáticos, y sus “lugares”, esto es, sus tiem-
po-espacios propios en el proceso de comunicación. Y dife-
renciables por una multiplicidad de estrategias y técnicas de
registro y medición, de interacción con los sujetos investi-
gados, de observación de sus espacios domésticos y con-
textos socioculturales, de tratamiento de los textos televisi-
vos y de los resultantes de entrevistas e historias de vida.

La cotidianidad familiar media múltiplemente las prácticas


de recepción. Empezando por la relación de la estructura

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social de clase con la subjetividad, lo que significa que esa


cotidianidad no es el lugar de la mera reproducción de la
vida o la ideología, sino también de la impugnación de
códigos y el movimiento de la pulsión; o, como diría M. de
Certeau, donde “la violencia del orden se hace tecnología
disciplinaria pero también red de antidisciplina, posibilidad
de juego, de resistencia y desplazamiento”. El espacio coti-
diano de la familia es el lugar de conexión entre el mundo
de la escuela, de la iglesia y el trabajo, al mismo tiempo que
pone en interacción las temporalidades de esos “mundos”
con las del consumo de los medios y en particular de la
televisión. Frente a tanta descalificación “progresista” de la
familia como institución ya casi superada, esta investiga-
ción re-descubre la estratégica posición que aún conserva
esta institución, especialmente entre los sectores populares y
los medios, en lo que concierne a la inserción de la televi-
sión y la telenovela en las prácticas cotidianas: la mezcla de
dependencias e interdependencias, de resistencias y compli-
cidades que ahí se produce. Y en cuyo análisis se moviliza
una larga batería de conceptos y estrategias, desde el habitus
y la práctica como los entiende Bourdieu (pero también M.
de Certeau) a la estrategia etnográfica de Morley y la cate-
goría de estructuración en Giddens.

La mayor innovación teórica y metodológica de esta sin-


gular investigación se halla en la introducción de la me-
diación subjetividad. Y lo sorprendente para muchos será sin
duda el que se ponga el mismo empeño en recuperar la con-
cepción estructural de los procesos haciendo explícita la
posición de clase social, como en tematizar una mediación
tan poco trabajada desde la investigación crítica como la
subjetividad. Dispuestas a no ahorrar riesgos, las autoras
principales de este libro abren brecha entrelazando miradas
psicológicas, como la de Winnicott, con sociológicas como
las de Edgar Morin o Giddens. Lo que les posibilita pensar
la subjetividad como lugar de formación de identidades y

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sensibilidades que interpelan a, y son interpeladas por, la


telenovela: ya sea en forma de autorreconocimiento o dis-
frute estético, de relaciones entre “lo real” y “lo ficcional”,
de valores compartidos o impugnados, subyugaciones y
distanciamientos, así como de contrastación entre represen-
taciones del trabajo y la familia, la religiosidad y la sexua-
lidad, la individualidad y la solidaridad.

Otro avance notable se halla en la ancha concepción que


se maneja aquí del genero ficcional. Lo que denota la presen-
cia de un denso y fecundo diálogo entre investigadores de la
comunicación y la literatura que han hallado en el concepto
de género una preciosa veta de investigación desde ambos
lados. De ahí que se entrelacen aportes tan distintos, y a
veces tan distantes, como los de “territorios de ficcionalidad
(I. Calvino), “horizontes de espera” (Todorov) y “forma-
ción residual” (R. Williams), con “estrategias de comunica-
bilidad” (M. Wolf), “mitología de masa” (E. Morin) e
“imaginario contemporáneo” (R. Gubern) por citar algu-
nos.

La mediación videotécnica es pensada desde la ten-


sión/imbricación entre la matriz industrial del texto tele-
novelesco –las lógicas económicas y organizacionales de la
producción constriñendo las dinámicas de creación argu-
mental y estética–; los diversos modelos de texto audiovisual
que enlazan el mundo de la producción con el “palimsesto
del receptor” –atención a esa nueva categoría cuya sola
enunciación es ya una preciosa provocación a la creatividad
teórica de los lectores de este libro– analizable en los distin-
tos planos de la imagen, la sonoridad y el texto verbal; y las
operaciones de sentido presentes en la telenovela pero activa-
das como tales por las competencias de lectura de los
receptores, como las de naturalización realista, de metafori-
zación, de verosimilitud, de imbricación emotiva, etc.

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Activando la imaginación metodológica

De entre el variadísimo y complementario archivo de es-


trategias y técnicas con las que esta investigación busca
testar (en brasileño, y en castellano: comprobar, evaluar,
materializar en indicadores empíricos) sus hipótesis, quiero
poner de relieve la estrategia más imaginativa y la concep-
ción de fondo, esto es, la que enlaza epistemológicamente
todas las técnicas propuestas y usadas. Me refiero, en pri-
mer lugar, a la llamada TVN® o Telenovela Reeditada, con la
que se denomina a un verdadero invento (al menos para mí)
que consiste en posibilitar que cada familia –de las cuatro
con las que los investigadores “convivieron” en muy diver-
sas formas durante ocho meses– seleccionara las secuencias
claves de toda la telenovela para editar con ellas esa otra
telenovela de la “memoria familiar” o la telenovela-vista-por-
cada-familia, y con base en la cual se trabajó en grupos de
discusión. Las posibilidades que abre esa técnica desbordan
el marco de la investigación que estamos reseñando, pues
enlaza con esas otras otras escrituras que ha reclamado insis-
temente N. García Canclini en sus últimos libros con el fin
de movilizar el discurso en que narramos nuestros esfuerzos
por comprender la complejidad, la multidimensionalidad e
intermedialidad de la experiencia social contemporánea.
Ojala se pueda pronto editar libros que conlleven el CD con
la aventura y la experiencia audiovisual que comportó la inves-
tigación.

En cuanto a la concepción de fondo que sostiene toda la


propuesta metodológica, me parece importante seña-lar la
coherencia del epistemológico pensar juntos con la postula-
ción del continuum que articula los muy diversos procedi-
mientos e instrumentos: se empieza por las técnicas “más
frías” –observación etnográfica y cuestionario del consumo, se
sigue con la entrevistas temáticas sobre cotidianidad, subjeti-

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vidad, género y video-técnica (esta última tanto del lado de


los productores como de los receptores), se pasa después a
las entrevistas semiestructuradas o guiones de conversación,
hasta llegar a las técnicas más complejas, “más calientes”:
las historias de vida –orientadas a mapear el palimsesto indi-
vidual de culturas y subculturas letradas, orales, visuales,
musicales, artísticas, tecnológicas– y los grupos de discusión.
Ese continuum apunta no a una mera gradación de lo simple
a lo complejo, sino a una complemetariedad que posibilite lo
que aquí se denomina “saturación de sentido” mediante la
combinación de lo cuantitativo y lo cualitativo, la aproxi-
mación y el distanciamiento, las estrategias artesanales y los
tratamientos computarizados de textos (como el que permi-
te el programa Winmax).

Habiendo sido uno de los primeros apostadores a la pers-


pectiva de las mediaciones –con todos los malentendidos y
conflictos que ello acarreó– tengo que reconocer que esta
investigación contribuye como ninguna otra anteriormente
a desarrollar y aterrizar esa perspectiva teórica, pues en su
esfuerzo por traducirla al idioma metodológico profundiza y
aclara la apuesta epistemológica tanto como su sentido y
alcance políticos.

Guadalajara-México,
febrero de 2001.

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