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La
silicona es inerte y estable a altas temperaturas, lo que la hace útil en gran variedad de
aplicaciones industriales, como lubricantes, adhesivos, impermeabilizantes, y en
aplicaciones médicas, como prótesis valvulares cardíacas e implantes de mamas.
Silicio
El silicio natural contiene 92.2% del isótopo de masa número 28, 4.7% de silicio-29
y 3.1% de silicio-30. Además de estos isótopos naturales estables, se conocen
varios isótopos radiactivos artificiales. El silicio elemental tiene las propiedades
físicas de los metaloides, parecidas a las del germanio, situado debajo de él en el
grupo IV de la tabla periódica. En su forma más pura, el silicio es un semiconductor
intrínseco, aunque la intensidad de su semiconducción se ve enormemente
incrementada al introducir pequeñas cantidades de impurezas. El silicio se parece a
los metales en su comportamiento químico. Es casi tan electropositivo como el
estaño y mucho más positivo que el germanio o el plomo. De acuerdo con este
carácter más bien metálico, forma iones tetrapositivos y diversos compuestos
covalentes; aparece como un ion negativo sólo en unos pocos siliciuros y como un
constituyente positivo de oxiácidos o aniones complejos.
El silicio cristalino irrita la piel y los ojos por contacto. Su inhalación causa irritación
de los pulmones y de la membrana mucosa. La irritación de los ojos provoca
lagrimeo y enrojecimiento. Enrojecimiento, formación de costras y picores son
características de la inflamación cutánea.
¿Estamos?
Estamos. Llevó mucho tiempo para hacerlo realidad, pero los átomos de silicio
fueron incorporados a largas cadenas poliméricas. En los años '20 y '30 los
químicos comenzaron a entender que los polímeros orgánicos estaban constituidos
por largas cadenas carbonadas, pero recién a fines de los '70 fue llevada a cabo una
investigación seria sobre los polisilanos.
Antes, en 1949, casi en la misma época en que el novelista Kurt Vonnegut estaba
trabajando en el departamento de relaciones públicas de la General Electric, C.A.
Burkhard trabajaba en el departamento de investigación y desarrollo de la G.E.
Inventó un polisilano llamado polidimetilsiloxano, pero no sirvió de mucho. Tenía
esta estructura:
Formaba cristales tan duros, que nada podía disolverlos. Burkhard trató de
calentarlos, pero por encima de 250 oC, se descomponían sin fundir. Eso hizo que el
polidimetilsilano fuera bastante inútil. Pero Burkhard lo logró, haciendo
reaccionar sodio metálico con diclorodimetilsilano, así:
Esto es importante, porque en los años '70 algunos científicos tuvieron la idea de
que iban a hacer pequeños anillos de átomos de silicio. De modo que hicieron algo
similar a lo que había hecho Burkhard. Reaccionaron el sodio metálico con
diclorometil silano, pero además agregaron un poco de diclorometilfenilsilano a la
mezcla. ¿Y adivine qué ocurrió? Le doy una pista: no lograron los anillos que
querían. Lo que obtuvieron fue un copolímero, como este:
Quizás se comprenda mejor si representamos ese copolímero así:
Es decir, los grupos fenilo entorpecen cuando el polímero trata de cristalizar, por lo
tanto no es cristalino como el polidimetilsilano. Esto significa que es soluble y que
puede ser procesado, manipulado y estudiado.
¿Y para qué sirven entonces? Los polisilanos son interesantes porque pueden
conducir la electricidad. No tanto como el cobre, eso sí, pero mucho mejor de lo
que podría esperarse para un polímero; por eso vale la pena investigarlo. También
son muy resistentes al calor, casi hasta 300 oC, pero si se los calienta un poco más,
puede producirse carburo de silicio, que es un material abrasivo muy útil.