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El Acuerdo del 13 de marzo de 2003 establece que la CICIACS tendría como objetivos
principales:
a) investigar a los cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad que operan en
Guatemala;
b) elaborar un informe y remitir las conclusiones del mismo a las autoridades estatales
para la persecución de las conductas delictivas identificadas; y
c) proponer las recomendaciones que se estime pertinentes para combatir ese
fenómeno.
Sin embargo, la evolución desfavorable de los acontecimientos desde el mes de marzo del
presente año hasta la fecha, llevan a la conclusión de que tales valiosos objetivos, si bien
continúan siendo necesarios, son ya insuficientes para procurar, por sí solos, una adecuada
solución a tan grave problemática.
El problema del sistema de administración de justicia de Guatemala para enfrentar
con eficacia a estas estructuras ilegales no reside solamente en la fase procesal de la
investigación, sino que se extiende a todo el proceso penal, incluyendo, por tanto, a la
acusación; el enjuiciamiento; el sistema de recursos (apelación, casación), llegando hasta la
instancia de amparo constitucional.
El sistema de justicia de Guatemala no cuenta con las herramientas jurídico-
procesales que le permitan enfrentar con éxito el fenómeno del crimen organizado. Las
gravísimas y masivas violaciones a los derechos humanos verificadas en el país durante la
guerra y en los años previos a la misma, llevaron a generar un “blindaje” garantiza
destinado a impedir que situaciones similares se repitieran en el futuro.
En esta dirección, a partir de la ejecución de los Acuerdos de Paz y con una fuerte
cooperación técnica de la Comunidad Internacional, se procedió a la reforma del sistema de
justicia, sobre la base del sentimiento de desconfianza o sospecha por parte de la sociedad
hacia las autoridades estatales. No obstante, el carácter tan restrictivo del actual sistema de
normas sustanciales y procesales penales, pensado para reforzar la protección jurisdiccional
de las personas, ha producido el efecto adverso o no deseado: hacer poco menos que
imposible la persecución eficaz de los delitos más graves y los hechos que constituyen
violaciones graves a los derechos a la seguridad y la libertad de las personas.
En las actuales circunstancias, invertir mayores recursos técnicos y financieros por
parte de la Comunidad Internacional para reforzar la fase de investigación criminal, en las
actuales condiciones, seria insuficiente para la efectiva solución del problema. Esto es así
debido a que se entiende que, para abordar el problema de la criminalidad en Guatemala
con un mínimo de garantías de obtención de resultados positivos en el acompañamiento y
reforzamiento de su sistema de administración de justicia, la actuación de la CICIACS
debería, por lo menos, abarcar todas las fases del proceso penal.
En consecuencia, y avanzado respecto al modelo originalmente incorporado al
Acuerdo del 13 de marzo de 2003, la CICIACS no debería constituirse meramente en una
comisión deliberante, limitada a recibir y procesar información y a elaborar un informe con
recomendaciones, y, eventualmente, con la publicación de los nombres de supuestos
implicados, al final de su mandato. Dicho modelo debe necesariamente superarse, para
constituirse en una herramienta de actuación más operativa, con facultades suficientes
como para superar las carencias estructurales del actual sistema de justicia penal
guatemalteco.
El impacto de la CICIACS dependerá del cumplimiento de las siguientes
condiciones:
a) La CICIACS debe constituirse sobre una base jurídica más sólida que la propuesta
por el Gobierno y las organizaciones no gubernamentales de Guatemala. En
concreto, se estima que no es suficiente un Acuerdo Gubernativo ratificado
mediante un canje de notas entre el Gobierno de Guatemala y las Naciones Unidas,
sino que se requiere de un instrumento con el status jurídico de convenio
internacional. Este instrumento sería suscrito por Naciones Unidas en virtud de un
mandato de la Asamblea General y por el Gobierno de Guatemala, en el marco del
Art. 46. de la Constitución de la República. La ratificación del mismo por el Órgano
Legislativo (en el marco del esquema constitucional guatemalteco) debe atribuirle la
misma fuerza de ley y preeminencia sobre otras disposiciones de derecho interno.
b) La CICIACS debe ser construida como una institución internacional, creada en el
marco de las Naciones Unidas, con la estructura y capacidad operativa que se
describirán seguidamente.
c) La adecuación del ordenamiento jurídico interno guatemalteco, mediante la
incorporación o modificación de las normas penales y procesales, a fin de asegurar
la viabilidad de la CICIACS como mecanismo eficiente y válido para fortalecer la
actuación del sistema de administración de justicia en Guatemala.
A propósito de b) Acuerdo entre las Naciones Unidas y el Gobierno: Un acuerdo entre las
Naciones Unidas y el Gobierno de Guatemala constituirá el fundamento jurídico del
establecimiento de la CICIACS e incluirá los elementos siguientes:
i) La creación de la CICIACS como entidad instructora y de enjuiciamiento bajo la
dirección de las Naciones Unidas e independiente del sistema judicial de
Guatemala, aunque sujeta al derecho de ese país en sus actuaciones de instrucción y
enjuiciamiento;
ii) El mandato de la Comisión debería incluir la investigación de grupos clandestinos,
la asociación o vinculación de éstos con el Estado y su participación en los ataques
perpetrados contra los defensores de los derechos humanos. Puede asimismo incluir
la investigación de delitos transnacionales, como la delincuencia organizada o el
tráfico de drogas. De conformidad con el Acuerdo del 13 de marzo de 2003, la
competencia temporal de la CICIACS debería comenzar en la “fecha de la firma del
Acuerdo Global sobre Derechos Humanos, 29 de marzo de 1994, sin perjuicio de
examinar los antecedentes inmediatos que sean pertinentes”;
iii) La estructura orgánica de la CICIACS, estará encabezada por un Comisionado
internacional e integrada por personal nacional e internacional. El acuerdo entre el
Gobierno de Guatemala y Naciones Unidas deberá específicar la relación entre el
Comisionado internacional y el Ministerio Público de Guatemala; las atribuciones
del Comisionado internacional para iniciar actuaciones judiciales ante los tribunales
nacionales; un mecanismo que será efectivo en caso de desacuerdo entre el
Comisionado internacional y el Ministerio Público de Guatemala;
iv) La obligación jurídicamente vinculante de que el Gobierno de Guatemala coopere
con la CICIACS y la asista en sus actividades de instrucción y enjuiciamiento, en
particular un acceso pleno y sin restricciones a lugares, personas y documentos;
v) Prerrogativas e inmunidades relativas a los locales, los documentos y el personal
nacional e internacional de la CICIACS;
vi) La obligación de que el Gobierno garantice la protección y seguridad del personal
local e internacional.