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Arte románico

ARTE ROMÁNICO

INTRODUCCIÓN
El Románico es el primer estilo internacional de Europa después
de la desintegración del Imperio Romano Occidental; se desarrolla desde
finales del siglo X hasta principios del XIII (texto 1), siendo una culminación
de ensayos muy diversos de los que no se descartan las influencias
bizantinas y las orientales además de otras peculiares europeas
(prerrománico). El siglo XVIII le dio este nombre pensando, por semejanza
con lo que ocurría con las lenguas romances que surgen casi en la misma
época, que derivaba del arte romano lo que no es cierto. Se suele dividir en
tres periodos: el prerrománico (fines del X primera mitad del XI), el
románico pleno (segunda mitad del XI y dos primeros tercios del XII) y tardo
románico (último tercio del XII y primeros decenios del XIII, dependiendo de
zonas). En su desarrollo hay que tener presente la importancia de la orden
benedictina y en especial de Cluny y de los caminos de peregrinación que
permiten el desplazamiento de gente piadosa, comerciantes y canteros y
con ellos todo tipo de influencias culturales y artísticas.
Desde el punto de vista histórico es el momento en el que,
desaparecido el sistema económico esclavista, la ausencia de numerario,
que se hace cada vez más escaso en occidente, determinará la
consolidación de un nuevo tipo de relación económica y social: el
feudalismo en el que, para asegurar la subsistencia, un individuo entregaba
su libertad a otro que se encargaba, también, de su protección a cambio de
unas prestaciones en especie y en trabajo. Los monarcas medievales no
tienen poder suficiente para imponerse a los nobles y se convierten, por su
origen germánico, en simples "primus inter pares". Se produce, al mismo
tiempo, un proceso de decadencia urbana pues sólo las instituciones
religiosas mantienen en las viejas urbes el espíritu de la civilización y eso
que las ciudades todavía siguen dependiendo de la nobleza o de la iglesia,
(obispos, abades) lo que era casi decir lo mismo puesto que muchos
cargos eclesiásticos eran ocupados por los segundones de las familias
nobiliarias; de estos dos grupos, será la iglesia, la que se convierta en el
comitente fundamental para las construcciones y ornamentación románica.
Se ha insistido, quizá excesivamente, en el carácter ruralizado del mundo
feudal y lo que es cierto para la vida económica no tiene por qué serlo,
salvo en el caso de los monasterios, para la cultural y artística, el mejor
ejemplo de lo que decimos es un repaso de los edificios románicos más
destacados; casi todos son muestra de arte urbano y los ejemplos rurales
manifiestan pronto su dependencia respecto a esos modelos urbanos.

EL MUNDO COMO SÍMBOLO

A pesar de lo que pudiera parecer después de un somero análisis


de las manifestaciones artísticas de la época, el románico poseyó una
estética de raíz clásica que fue matizándose gracias a la intervención de
diversos intelectuales que van configurando un sistema de valores múltiple
y no aceptado de forma unánime en todos los ámbitos.
Sin embargo había una serie de puntos básicos que todos
compartían, en especial el hecho de que el mundo era una creación divina
y, en consecuencia, todo lo que en él habitaba cumplía una determinada

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finalidad; no se trataba de un ente informe sino de un sistema ordenado, de


un "cosmos" en el que todos los elementos se transmitían algo de la
esencia divina que en ellos existía; esta teoría, de evidente origen platónico,
había pasado por el tamiz de Plotino, el Pseudo-Dionisio y San Agustín
antes de llegar a Juan Scoto Erígena, el pensador más influyente del
momento. Siguiendo este argumento, la fealdad de las cosas no será lo
contrario de la belleza si no su ausencia y por tanto no podrá ser
considerado como negativa, lo que explica en parte muchas iconografías
medievales. Del mismo modo todo se relacionaba e interpenetraba de tal
forma que era posible el conocimiento de lo grande a través de lo pequeño,
de lo invisible a través de lo visible y del todo a través de las partes. Esta
concepción del mundo abría el camino a un simbolismo extremo dado que
cualquier objeto no sólo nos cuenta cosas de él mismo sino que posee
otros valores, sentidos, que pueden hacer referencia al mundo espiritual.
Así una iglesia no será una mera acumulación de piedras dispuestas de
mejor o peor manera sino un conjunto de ideas que se han concretado
materialmente (texto 2) lo mismo ocurre con los animales (texto 3) a
quienes se utiliza, como ya se había hecho en el Paleocristiano, como
símbolo de otro tipo de valores.
Esta visión unitaria del mundo se correspondía desde el punto de
vista político y cultural con un sistema también universalista en el que no se
habían consolidado las naciones y en el que el trasvase de las ideas o de
las personas, con la importancia que tienen los matrimonios entre las
diversas casas nobiliarias de Europa, era mucho más fácil de lo que a
veces nos imaginamos.
Desde el punto de vista operativo la belleza era interpretada como
la proporción entre las partes y, a pesar del simbolismo del que hemos
hablado, todavía la "mímesis", la imitación del natural, seguía siendo un
valor común para la apreciación de las obras de arte figurativas.
Respecto a las categorías artísticas siempre se reconoció que
había una belleza inteligible y otra sensible, siendo la primera más
importante y por esta razón se valorarán más aquellas manifestaciones
más cercanas a aquella (música y arquitectura, basadas en el número) que
a ésta (pintura, escultura).

LA SITUACIÓN DEL ARTISTA

Como parece lógico al tratarse de un arte fundamentalmente


eclesiástico y con finalidad docente (texto 4) era la iglesia la que controlaba
las obras, proporcionaba los materiales y determinaba las iconografías.
No es de extrañar, por tanto, que el artista se hallase tan
subordinado a los comitentes que a penas se conserven sus nombres y
que cuando lo hacen no suelen poseer ningún valor biográfico; es más, en
algunos casos se produce una confusión entre el que hace la obra y quien
la encarga, atribuyéndose a este último la autoría. Esto no excluye que en
algún momento se celebrara la habilidad de algún artista (texto 7).
Obligados, por la escasez de encargos, al cambio frecuente del
lugar de trabajo, los artistas no eran más que trabajadores especializados
salvo en el caso de que fueran religiosos y, además de las artísticas, se
dedicasen a otras ocupaciones. Buscaban en la solidaridad una defensa al
rechazo que los grupos sociales suelen mostrar respecto al extraño por lo
que van a surgir sociedades de canteros en las que están el origen de las

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logias y los gremios o hermandades que aparecen, también, en otros


ámbitos laborales.
Dentro de este mundo vinculable al artesanado destacaba, cuando
se trata de una gran obra, el arquitecto, al que se le suponen habilidades
mayores que al resto de sus compañeros aunque para la dignificación
definitiva de su figura hayamos de esperar hasta el gótico. En la mayoría de
las obras no existe diferencia entre arquitecto, cantero y escultor lo que
proporciona a ciertas obras rurales una alta coherencia plástica.

ARQUITECTURA

CARACTERÍSTICAS GENERALES
El románico, al igual que el gótico, posee una personalidad formal
tan acusada que resulta fácil su caracterización.
Utiliza los muros de piedra labrada en sillares con un núcleo central
de mampostería que abarata el coste y proporciona flexibilidad; en los
sillares suelen aparecer las marcas de los canteros. Predomina en ellos el
macizo sobre el hueco dado que se abren muy pocas ventanas.
Como elementos sustentantes, y además del muro, aparecen los
contrafuertes (asociados a los arcos fajones) y los pilares cruciformes con
columnas adosadas.
Los arcos son de medio punto, generalmente doblado, y
concéntrico en puertas y ventanas (arquivoltas). En los claustros suelen
apoyar en columnas pareadas.
Las cubiertas presentan bóvedas de cañón divididas en tramos por
arcos fajones que se corresponden al exterior en contrafuertes; se usan las
bóvedas de arista para los tramos cuadrados de las naves, las bóvedas de
horno (o 1/4 de esfera) para los ábsides y las cúpulas sobre trompas o
pechinas para los cruceros, algunas veces enmascaradas al exterior por
cimborrios.
La planta basilical y la de cruz latina, especialmente esta última,
suelen ser las dominantes; poseen una o tres naves, a veces a cinco,
siendo algo más ancho el crucero; la capilla mayor es semicircular con
ábside y absidiolos existiendo girola o deambulatorio en las iglesias de
peregrinación.
La nave central es más alta para facilitar la iluminación y pueden
llegar a darse tres alturas: nave lateral, tribuna (o andito) y ventanales. Las
fachadas suelen traducir la presencia de las naves y estar enmarcadas por
torres laterales salvo en Italia.
Todos estos elementos, en los que predomina el macizo sobre el
vano, proporcionan a los edificios un aspecto oscuro y sobrio (pensemos
que han desaparecido la mayoría de las pinturas que recubrían
internamente estas construcciones) que parece invitar al recogimiento
siendo consecuencia, más que de un efecto meditado, de la escasez y
estrechez de puertas y ventanas.

DESARROLLO DEL ESTILO


Existen diversas formas de entender el edificio románico dado que
éste no surge de un modelo del que partan las diferentes variedades
regionales; las soluciones románicas van apareciendo aquí o allá a partir de
diversos intentos prerrománicos aunque no se de menospreciar el papel
codificador que supusieron las diferentes construcciones emprendidas en el

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monasterio de Cluny que, por la cantitad de comunidades de toda Europa


que dependieron de él, actuó como modelo.

En torno al año 1000 aparece desde el Adriático a Cataluña


pasando por Lombardía lo que se ha denominado Prerrománico catalán y
lombardo, que usa sillarejo, lesenas y arquillos ornamentales (a veces
hornacinas), alveolos interiores, plantas basilicales, bóvedas de horno para
los ábsides construidas en piedra, material que se irá extendiendo a las
naves llegando a usar, incluso, la cúpula sobre trompas. Destacan por la
forma en que ejemplifican estas características los edificios de S. Ambrosio
de Milán, S. Zenón de Verona, S. Martín de Canigó, Ripoll y Cardona. Los
modelos del prerrománico catalán seguirán cultivándose hasta fases muy
avanzadas del estilo, como ocurre en Tahüll.

Un siguiente paso en la definición del Románico lo supone el


monasterio de Cluny, Borgoña, destruido durante la Revolución, que se
considera ya como la iglesia románica plenamente constituida; en este
monasterio se van desarrollando desde fines del siglo X y hasta principios
del XII diferentes innovaciones como el porche o galilea, el ábside con
absidiolos, deambulatorio con capillas radiales, doble transepto (por
sucesivas ampliaciones) y tres alturas. Influirá en no pocos edificios de los
que destacan las catedrales de Autun y Langres y Paray-le-Monial,
excelente ejemplo para la comprensión del edificio matriz.
También en Borgoña se encuentran Sta. Magdalena de Vezelay,
que tiene iluminación directa en las naves que se elevan sobre arcos con
alternancia polícroma y cubren con bóveda de arista ; S. Filiberto de
Tournus posee reminiscencias lombardas e interesante abovedamiento
transversal en la nave central.

Uno de los modelos más espectaculares del Románico lo


constituyen las denominadas iglesias de los caminos de peregrinación,
principalmente las situadas en las vías que conducían a Compostela; tienen
larga nave central cubierta con bóveda de cañón, arcos fajones y
contrafuertes, las naves laterales (2 ó 4) cubren con arista, el transepto es
amplio; poseen, también, tribuna (exigida por la afluencia de las masas a
estos lugares de devoción), ábside con deambulatorio (para facilitar el
acceso de los fieles a las reliquias) y absidiolos (exigidos por la multiplicidad
de misas a celebrar) que llegan hasta situarse en los brazos del crucero.
Ejemplos notables son: S. Martín de Tours en la vía turonense, S. Marcial
de Limoges en la vía limosina, Sainte-Foy de Conques y Ntra. Sra. de
Clermont-Ferrant en el camino de le Puy o vía podense y Saint Sernin de
Toulouse en la vía tolosana. Al final de todos los caminos se encontraba
Santiago de Compostela.

Otras escuelas regionales francesas desarrollan diversas


soluciones a los problemas constructivos, destacando en el Poitou la
igualdad de naves como en Ntra. Dâme de Poitiers o en Saint-Savin-sur-
Gartempe; en el Perigord la tendencia predominante es la de una sola nave
cubierta por cúpulas sobre pechinas apreciable en Saint Front de
Perigueux, que posiblemente reciba la influencia de lo bizantino a través de
S. Marcos de Venecia, Cahors y la Catedral de Angulema; la Provenza
manifiesta la influencia clasicista en Saint-Gilles-du-Gard y Saint Trophime
de Arles; en Normandía las naves alcanzan gran desarrollo alternando

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como soportes las columnas y los pilares, cubrían con madera que será
sustituida posteriormente por bóvedas de ojivas, tienen tribuna sobre las
naves laterales y sobre ellas un andito, destacan Caen y Jumieges.

La arquitectura normanda influirá en Inglaterra donde los modelos


aumentarán en amplitud y solidez como en Peterborough, York,
Canterbury y Durham (ya con ojivas a finales del XI).

En Italia se continuarán las características del prerrománico en


Lombardía, mientras que en la región de Como se avanzará un pequeño
pórtico con columnas sobre leones, en Toscana la influencia clasicista es
determinante como puede observarse en San Miniato al Monte (Florencia),
la Catedral de Pisa y la de Luca; en Roma se continúan los modelos
paleocristianos.

En Alemania se mezclan las influencias otoniana, lombarda y


borgoñona siendo lo más característico la presencia de doble ábside,
flanqueado por torres, en cabecera y pies (este último generalmente
funerario) con galerías corridas, los edificios más destacados son Sta.
María de Laach, los Santos Apóstoles de Colonia y las catedrales de
Maguncia, Spira y Worms.

En Portugal son predominantes las influencias españolas y


francesas con buenos ejemplos en las catedrales de Braga y Coimbra.

ESPAÑA

Los reinos cristianos de España juegan, dentro del mundo


románico, un papel notable por la importancia que adquirió el Camino de
Santiago; pero la arquitectura románica española no es sólo el resultado de
las influencias del románico europeo, las experiencias prerrománicas
hispanas y la influencia islámica también forma parte de su bagaje formal.

Siglo XI
En Cataluña los edificios poseen las características formales del
prerrománico catalán y lombardo. Ejemplos significativos son San Pedro de
Roda, con el cuerpo de iglesia realizado en el 1002, la Abadía de Ripoll, del
año 1032 donde interviene el abad Oliba y otros muchos edificios como S.
Pedro en la Seo de Urgell, S. Vicente, en Cardona, Sta. Cecilia, en
Monserrat, y S. Pedro de Caserres. La influencia se extiende al Pirineo
aragonés y llegará hasta Urueña, Anunciata, por motivos políticos y a S.
Martín de Mondoñedo.
Las influencias del románico cluniacense y las iglesias de
peregrinación marcan los edificios realizados a lo largo del Camino de
Santiago en el último tercio del XI. La Catedral de Jaca se inicia hacia el
1080 y sigue un modelo italiano en el que alternan los pilares y las
columnas aunque recoge algunas influencias mozárabes en la bóveda de
arcos cruzados en el crucero; presenta, además, fajas decorativas con
dados (taqueado jaqués) que se extenderá por el resto del románico
español. San Martín de Frómista (construido según unos en 1066 y según
otros hacia 1100), edificio de tres naves que se convertirá en el modelo
para el románico del norte de Palencia, se había comenzado antes; tiene

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perfecto abovedamiento y un interesante cimborrio. S. Isidoro de León


(terminado en el primer tercio del siglo XIII), en la que se repite el modelo
de tres naves, presente también en otros edificios de la zona como en las
ruinas de S. Pedro de Arlanza, resulta muy interesante tanto por acoger las
influencias del camino como por sus peculiaridades típicamente hispánicas
como los arcos polilobulados del crucero de raiz musulmana. En Santiago
de Compostela las obras primitivas, en las que intervienen Bernardo el
Viejo y Roberto, quedaron inconclusas hacia 1088 continuando bajo el
obispo Gelmírez, quizá a partir de 1117, interviniendo el maestro Esteban.
Es un perfecto modelo de iglesia del camino de peregrinación; tiene planta
de cruz latina con tres naves, la central con bóveda de cañón y fajones y las
laterales con arista, tanto en el cuerpo como en los brazos del crucero;
posee amplia girola con capillas radiales, arcos de medio punto doblados y
peraltados y pilares alternados; presenta una amplia tribuna sobre las
naves laterales y triforio geminado. Se proyectaron torres en los extremos
de las naves del crucero, en la intersección de éste y a los pies, únicas
hechas. Exteriormente fue muy reformada en el barroco pero al interior
conserva su aire románico. Es un edificio con eminente carácter
internacional.

Siglo XII
En Galicia la influencia de Santiago es determinante, salvo en S.
Martín de Mondoñedo, con lo que la arquitectura adquiere un carácter más
o menos internacional. En Santiago se construyen Santa María del Sar, con
defectos de cimentación que determina la inclinación de las paredes, y el
Palacio de Gelmírez; también está lleno de edificios románicos el camino a
su paso por Galicia: Vilar de Donas, S. Juan de Portomarín y S. Esteban de
Ribas de Sil. Al segundo tercio del siglo pertenecen las catedrales de
Orense (calco de la fachada compostelana), Tuy y Lugo.
En Castilla y León las influencias determinantes son las de S.
Isidoro de León y S. Martín de Frómista. Buenos ejemplos son S. Pedro de
las Dueñas, León, y las iglesias abulenses de S. Andrés, S. Segundo y S.
Pedro, además de las excelentes murallas y la puerta de S. Vicente. En la
zona de Segovia y Soria las iglesias desarrollan un pórtico con arquerías de
medio punto, a veces pareadas, que ocupan uno, lo más normal, o tres
lados; destacan S. Miguel, en S. Esteban de Gormaz, S. Salvador, en
Sepúlveda, S. Martín y S. Esteban, con esbelta torre, en Segovia. En
algunos casos pueden aparecer influencias califales como en las bóvedas
de S. Millán y la Vera Cruz, también en Segovia, o la de San Miguel de
Almazán (Soria). En la segunda mitad del XII se desarrolla en la cuenca del
Duero un conjunto interesante de iglesias con cúpula sobre pechinas como
se aprecian en la Catedral de Zamora, 1170, con cúpula gallonada bulbosa
al exterior; la Catedral Vieja de Salamanca, con su característica linterna
(Torre del Gallo) que posee tambor doble, originales escamas y gran
chapitel; la Colegiata de Toro sigue modelos semejantes que se proyectan
hasta Extremadura en las salas capitulares de la Catedral de Plasencia.
Además de ello hay una gran vitalidad constructiva en toda la zona como
puede apreciarse en esta simple enumeración: S. Pedro y Santo Domingo
de Soria, claustro de S. Juan de Duero y S. Juan de la Rabanera (con
planta de cruz griega), también en Soria, claustro de Sto. Domingo de Silos
(Burgos), y el excelente y variado románico de la zona de Palencia (Carrión
de los Condes, Ojeda, Mave y Aguilar de Campóo).
En Asturias y Cantabria la influencia castellano-leonesa es

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determinante con buenos ejemplos como la Colegiata de Santillana del


Mar.
En Navarra se desarrolla una gran arquitectura románica en la que
destacan las iglesias de Leyre, el claustro de S. Pedro de la Rua, en
Estella, la Colegiata de Tudela y las de influencia templaria en Eunate,
poligonal y con pórtico como cementerio, y Torres del Río que tiene una
bóveda de tipo califal. Las influencias navarras se unen a las castellanas y
del camino de Santiago en Vascongadas destacando la iglesia de S.
Vicentejo, Álava, aunque pronto aparecerán los modelos protogóticos.
En Aragón a las influencias del primer románico se unen las del
mozárabe dando como resultado los excelentes ejemplos del conjunto
fortificado de Loarre y el claustro de S. Juan de la Peña.
En Cataluña también el prerrománico posee una gran fuerza; a
estas influencias se añaden los muros de buena sillería, con conjuntos tan
bien conservados como el de Besalú, y la Catedral de Seo de Urgell, S.
Cugat del Vallés, la Catedral de Gerona y S. Juan de las Abadesas.

ESCULTURA

CARACTERÍSTICAS

La escultura románica no es el resultado de investigaciones


estéticas o plásticas autónomas sino de la relación directa entre el trabajo
del constructor (la mayor parte de las veces simple cantero) y el tallista,
tanto es así que en no pocas ocasiones se trata de la misma persona que
es contratada para que cumpla una doble función con su tarea: la
decorativa y la docente.
A lo largo del periodo vamos a asistir a un desarrollo técnico que
supera con creces los edificios prerrománicos y que podemos explicar en
función de los ejemplos conservados de la antigüedad (texto 5) y del
perfeccionamiento de las técnicas prerrománicas.
El artesano del románico está condicionado socialmente por los
ambientes en los que se mueve pero también lo está desde el punto de
vista técnico puesto que las posibilidades que le ofrece el material no son
muchas y porque los lugares en los que debe realizar su trabajo quedan
limitados, en la práctica, a los capiteles y a las portadas de las iglesias.
Mientras que en los capiteles se puede desarrollar una iconografía de
monstruos, de formas vegetales e incluso de decoraciones historiadas que
dejan algún resquicio para la inventiva del artista (texto 6), las portadas son
buen lugar en el que desarrollar la imagen del Cristo Pantocrátor, rodeado
del Tetramorfos, separando a buenos y malos mientras es contemplado por
los ancianos de Apocalipsis.
También queda condicionado, no podía ser menos, por los
contenidos de los mensajes que plasma. La iconografía es
abrumadoramente cristiana y orientada, casi siempre, hacia la escatología.
Las fuentes de inspiración del escultor, o de quien le dicta los programas,
son muy variadas y de índole religiosa o pagana (especialmente los libros
de historia natural). Con sus imágenes, en las que proliferan los monstruos,
trata de comunicarnos un mensaje en el que prima el significado sobre la
realización formal, adoptando la imagen alegórica y el contenido
moralizador y docente.

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Arte románico

Resulta claro de todo ello que cualquier atisbo de estética está


subordinado a una aplicación ética de las imágenes realizadas,
derivándose de ello (y de la propia incapacidad formal) un hieratismo que,
como otros tantos, es el mejor camino para demostrar la inmutabilidad de la
creencia.
Muchos de los modelos que se usan proceden de imágenes
bizantinas, especialmente a través de los marfiles y las obras en metal,
aunque no está suficientemente estudiado el camino que lleva de una
cultura a otra, así ocurre con la variedad de imágenes de la Virgen; algo
más original puede resultar el tema del Cristo en Majestad al que podrían
rastreársele origenes anteriores.

La evolución de esta escultura está bastante bien estudiada; los


primeros ejemplos son obras muy planas insertas en un marco rectangular
que puede aplicarse indistintamente a cualquier sitio. En el siglo XII el
románico alcanza en escultura su momento culminante; el escultor, dueño
de la técnica, es capaz de adaptar las figuras a los lugares para los que
talla: capiteles, portadas, jambas, columnas. La última fase se carecteriza
por el acercamiento al naturalismo por lo que las figuras se escapan del
rígido marco arquitectónico, mueven los ropajes que se pliegan en múltiples
dobleces y caen, en no pocas ocasiones, en lo anecdótico. Los últimos
momentos son de una reacción purista que preludia el gótico del XIII.

ESCUELAS REGIONALES

Francia tiene muy bien estudiada la distribución formal de sus


esculturas; se distinguen unas regiones perfectamente definidas:
Languedoc, se tiene por uno de los probables puntos del
surgimiento de la escultura románica; las mejores obras están en Moissac,
donde puede destacarse la visión apocalíptica de la fachada de la iglesia
así como las esculturas de su claustro; también pertenecen a la región
Souillac y Beaulieu.
Auvernia se caracteriza por sus figuras menudas y rechonchas
(capiteles de Clermont-Ferrand y portada de la iglesia de Sta. Fe de
Conques).
Borgoña presenta unas figuras más alargadas, flexibles y
naturalistas; se conservan buenos capiteles en Cluny pero los mejores
ejemplos en escultura se hallan en Sta. Magdalena de Vezelay (en el que
aparece un tema bastante raro: La Pentecostés) y en S. Lázaro de Autun.
En la zona Oeste no hay tímpano en las fachadas por lo que las
esculturas deben distribuirse por los arcos y por la superficie del hastial
como en Ntra. Sra. de Poitiers y en S. Pedro de Angulema.
Provenza despierta a la escultura pero en los relieves de S.
Trófimo de Arles y en S. Giles du Gard se pueden apreciar las influencias
clasicistas tomadas de los numerosos restos romanos de la zona.
La Isla de Francia tiene dos focos principales: S. Denis y Chartres;
en este último se puede apreciar admirablemente el momento de transición
entre el último románico y el primer gótico.

En Alemania los mejores ejemplos de escultura continuan la


tradición otoniana del trabajo del metal como ocurre con las portadas de
Augsburgo y, sobre todo, de Hildesheim, donde se desarrollan historias del
Génesis en las que las figuras humanas aparecen en toda su fragilidad.

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Inglaterra posee muy escasos ejemplos de escultura románica y


predominan los temas geométricos y vegetales.

Italia es un centro muy interesante para estudiar la escultura del


periodo puesto que en ella confluyen las influencias clásicas, las bizantinas
y las francesas, además de que poseemos documentación que nos permite
recrear a grandes rasgos la trayectoria de ciertos artistas. El Maestro
Wiligelmo de Módena (texto 7), que se debió formar en Apulia, trabaja
también en la zona de Lombardía (Módena, Cremona), y posiblemente en
las de Ferrara y de Verona.
El escultor más importante del románico italiano es Benedetto
Antelami que trabaja en Parma donde realiza su célebre Descendimiento,
plagado de reminiscencias clásicas, que se permite el lujo de firmar de
forma ostentosa. También merecen consideración las obras de Bonanus de
Pisa.

ESPAÑA

La escultura románica española es fundamental para el


conocimiento del estilo en su conjunto puesto que la zona catalana disputa
al Languedoc el ser cuna del románico escultórico. Las características de la
imaginería románica en los territorios hispánicos son las mismas que las ya
mencionadas para el resto de Europa por lo que parece oportuno hacer una
reseña de los hitos fundamentales del estilo dividiendo el análisis en dos
periodos: siglos XI y XII.

Siglo XI
Ya a finales del siglo X y comienzos del XI aparecen los primeros
ejemplos del románico escultórico en el entorno catalán situado al norte y
sur de los Pirineos en una zona en la que se mezclaban las influencias
culturales europeas y andalusíes. Son buenos ejemplos los relieves de S.
Genis les Fonts (1021) y de Arles-sur-Tech; se trata de relieves muy burdos
llenos de ingenuismo.
El entorno aragonés tiene en Jaca (Huesca) su foco más
importante; es allí donde, en la portada occidental de su catedral, aparece
un Crismón flanqueado por dos leones, que no resulta en exceso
innovador, como tampoco lo son los capiteles del claustro que parecen
mostrar influencias de León y Santiago.
La zona castellana comienza a producir sus obras a mediados del
XI y en su génesis se ha señalado, entre otras, la influencia de los marfiles
cordobeses. La escultura monumental tiene en la colegiata de San Isidoro
los mejores ejemplos en las Portadas del Cordero y del Perdón en las que
se ha pensado que pudiera trabajar el Maestro de las Platerías. También
resultan interesantes los capiteles de la Capilla de los Reyes y algunos
crucifijos como los de Don Fernando y Doña Sancha. Deben recordarse
algunos de los relieves de los machones del Claustro de Silos, en los que
aparecen la Resurrección y la Duda de Sto. Tomás llenas de ingenuismo y
reiterativas en la plasmación de las formas humanas.
En Galicia se encuentran las mejores manifestaciones escultóricas
tanto del XI como del XII. A principios del XII se realizaba la Portada de las
Platerías que resulta impresionante a pesar de que su lectura iconográfica

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es difícil por haber sido rehecha; se ha supuesto el trabajo de cuatro


maestros diferentes: de la Lujuria, de los Signos de Tolosa, de la Expulsión
o Primer maestro de Conques y de la Flagelación o Segundo mestro de
Conques. Ello nos indica, por tanto, las relaciones de alguno de estos
trabajos con esculturas francesas. Lo más probable es que se trate de un
sólo maestro, el Maestro de las Platerías, quizá identificable con el
Maestro Esteban, que trabaja ayudado de colaboradores; en cualquier
caso se han querido ver diferencias notables en algunas figuras. Destacan
las de Cristo, a quien se le refleja en su doble naturaleza humana y divina,
el rey David y Santiago.

Siglo XII
Durante el siglo XII asistiremos a un proceso de unificación
estilística aunque todavía sean apreciables las peculiaridades regionales.
En Cataluña el ejemplo más extraordinario, aunque
desgraciadamente deteriorado, es el amplio programa iconográfico de la
Portada del monasterio de Sta. María de Ripoll, inspirado en las biblias
catalanas de la época.
En Aragón destaca la expresividad de las pequeñas figuras que
pueblan los capiteles de S. Pedro el Viejo o de S. Juan de la Peña (Huesca)
que llegarán a influir, junto con Castilla, en la escultura Navarra, como es
apreciable en los relieves de S. Miguel de Estella.
Castilla muestra la influencia del Camino de Santiago que conduce
a un cierto eclecticismo muy prolijo en los detalles y muy movido en los
paños del que destacan el friso de la iglesia de Santiago, de Carrión de los
Condes (Palencia) o los variadísimos relieves del claustro bajo del
monasterio de Sto. Domingo de Silos (Burgos), llenas de motivos
fantásticos.
El final del siglo XII marca la transición al gótico en tres conjuntos
de extraordinaria importancia.
En Oviedo, el denominado Maestro de la Cámara Santa realiza el
Apostolado de la capilla de San Miguel, con figuras emparejadas en las que
se combina una elegante estilización con tendencias naturalistas.
En Ávila trabaja el maestro Fruchel a quien se le atribuyen el
monumental Sepulcro de los santos Vicente, Sabina y Cristeta y la portada
de la iglesia de S. Vicente en la que se desarrollan escenas de la vida de S.
Lázaro.
De todas las formas ninguna de estas manifestaciones puede
ensombrecer el trabajo del Maestro Mateo (activo entre 1161 y 1217)
quien realiza, en 1188, el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de
Compostela que se conserva en buen estado debido a estar cubierto por la
fachada del Obradoiro. En la triple portada se desarrolla un atractivo
programa escultórico en el que todavía puede apreciarse la policromía con
la que estaban decoradas casi todas las esculturas románicas, entre ellas
las de los profetas que acompañan a Cristo que aparece en todo su poder
en su segunda venida; su influencia en Galicia (portada de la catedral de
Orense) fue notable.
Hay otras obras interesantes (Catedral de Ciudad Rodrigo,
Apostolado de Alba de Tormes) pero de menor calidad.

La escultura exenta se realizaba, fundamentalmente, en madera y


se han conservado algunas vírgenes policromadas de gran calidad que
recuerdan al modelo bizantino de la Kiriotissa. También deben destacarse

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Arte románico

los crucifijos en majestad (Majestas Domini) vestidos, hieráticos, con cuatro


clavos y ojos abiertos de los que el mejor ejemplo es la Majestad Batlló.
También en Cataluña se conservan algunos grupos escultóricos que tienen
por asunto el Descendimiento (San Juan de las Abadesas).

PINTURA

Destrucciones, guerras, mala conservación han


deteriorado el patrimonio pictórico del románico europeo dejando sólo
restos fragmentarios y malos ecos de lo que debieron ser los centros
creadores del estilo en los que existió una abundantísima obra ornamental
(texto 8); así, para hacernos una idea de la decoración de Cluny debemos
acudir a las pinturas de Berzé-la-Ville y para entender algo de
Montecassino debemos estudiar Sant'Angelo in Formis. Desde este punto
de vista la situación de lo español es excepcional y más si nos centramos
en el caso de Cataluña donde podemos seguir bastante bien la evolución y
las técnicas con notables, numerosos y bien conservados ejemplos.
De cualquier modo, se trata de obras del último tercio del XI, XII y
primeros decenios del XIII puesto que las de los orígenes se han perdido
casi por completo y quizá por ello tenemos serios problemas para
establecer todos los eslabones que llevan al desarrollo del estilo.
Desde el punto de vista de la iconografía, es necesario realizar
algunas consideraciones sobre las fuentes y sobre los propios desarrollos.
Respecto a las fuentes resulta evidente que existe una clara
preocupación teológica que no difiere de lo ya expresado respecto a la
escultura; se trata de buscar un paralelismo entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento, acudiendo en no pocas ocasiones a los evangelios apócrifos y
no eludiendo el boato y la pompa imperiales. Los modelos los proporcionan
tanto Bizancio como occidente.
De Bizancio se hereda el carácter sacro de la religión, el rito, la
etiqueta, la jerarquía, la solemnidad, el hieratismo y la ordenación de las
imágenes en el edificio; es evidente que la influencia es difusa en la
mayoría de los casos y que existen diferencias entre el mosaico y la pintura,
sin embargo resulta cautivador observar cómo se producen semejanzas
entre obras situadas a miles de kilómetros realizadas por artistas que no se
conocieron jamás; la corriente bizantina pudo llegar fácilmente a través de
Italia pero en la propia Italia hay problemas respecto al origen y ordenación
de estas influencias.
Los "scriptoria" occidentales, con sus miniaturas, también debieron
jugar un papel fundamental en los desarrollos iconográficos aunque no
podemos establecer completamente las líneas de evolución.
En cuanto a estos desarrollos no deberíamos dejar a un lado el
ritmo y la importancia de ciertas canonizaciones así como la incidencia que
tuvieron en la propagación de los temas los caminos de peregrinación. En
los edificios, que sirven físicamente para estructurar los programas, se
busca reflejar el itinerario de la propia humanidad por medio de una serie
de secuencias que podríamos ordenar del siguiente modo: de la creación a
la caída; de la caída a la alianza del Sinaí; la promesa de la redención; la
vida de Cristo; las vidas de los santos y, finalmente, la certeza del porvenir:
la visión teofánica.
El ábside, lugar más importante del edificio, se reserva para la
visión apocalíptica del Pantocrátor o de la Virgen entronizada

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(generalmente con los magos adorando al Niño); en la zona inferior se sitúa


un friso de apóstoles o santos.
El mundo románico, interpenetrado y armónico no desdeña el uso
iconográfico del zodiaco o de las estaciones y las actividades agrícolas con
ellas relacionables o de la lucha del bien y el mal para dar una explicación
coherente de la propia vida. Se trata no de reconstruir una unidad engañosa
sino de pintar lo que se sabe; el marco natural se reduce a signos: bandas,
discos, árboles estilizados, etc... El artista románico se sirve de la pared
como si fuera un soporte indiferente; frente al carácter ilusionista del
renacimiento, el románico acentúa el carácter narrativo.
Desde el punto de vista técnico, salvo en Italia, el fresco sustituyó
al mosaico. Se presta más atención a la masa que al detalle y el color se
aplica de forma más decorativa que naturalista. Se produce una tendencia
hacia la esquematización tanto en las figuras como en los ropajes, en los
animales, etc... En virtud de ello el paisaje se reduce a la mínima expresión
llegando a insinuarse por medio de meras bandas de color.
Hay muchos problemas para establecer unas escuelas regionales.
Los historiadores dudan respecto a si existe unidad con peculiaridades
regionales o si esa unidad es inexistente.

En Francia las figuras poseen tonos claros y destacan sobre el


fondo dispuesto en anchas bandas. Se conservan todo tipo de
convencionalismos: diferentes tamaños, jerarquización, falta de perspectiva
y rígida frontalidad. Los mejores ejemplos son las pinturas de la abadía de
Saint-Savin (Poitou), Liget y Montoire. En otras zonas, Berzé-la-Ville
(Saone-el-Loire), se puede percibir la influencia bizantina donde las figuras,
ricas en colorido y en detalles -perlas, pedrerías, vestidos- decorativos,
destacan sobre fondos de azul oscuro.
En Italia se acentúa la influencia bizantina que se percibe
nítidamente en Venecia y en la Italia meridional. Sólo en Lombardía
aparecen ejemplos vinculables al románico europeo en S. Vicenzo di
Galliano y en S. Angelo in Formis.

España posee los ejemplos más interesantes y mejor conservados


del románico europeo tanto en la técnica de murales como en ejemplos
sobre tabla.
Cataluña muestra una entidad propia y un volumen de restos
conservados mucho mayor, por sí sóla, que el conjunto de España. Se
puede producir incluso una originalidad en cuanto a los temas como ocurre
en S. Quirce de Pedret, de finales del siglo XI donde aparece la Parábola
de las vírgenes fatuas y las prudentes. La zona de Bohí es riquísima en
ejemplos: en Tahull, San Clemente posee un reproducidísimo y
espectacular Pantocrátor mientras que Sta. María tiene una representación
de la Virgen con los magos que también aparece en Esterri d'Aneu. En Sta.
María de Mur se representó una faja inferior con escenas evangélicas.
Otros buenos ejemplos se encuentran en S. Miguel de Seo de Urgell, Sta.
Eulalia de Estahon y Esterri de Cardós. El Museo Nacional de Arte de
Cataluña ha recogido admirablemente todo este patrimonio.
Aragón, sobre todo la zona de Jaca, también posee buenos restos
aunque no tan bien conservados como los catalanes.
Castilla y León no presenta un grupo tan homogéneo como el
catalán pero algunas de sus pinturas poseen notable interés. San Isidoro
de León, en su Panteón de los Reyes, conserva "in situ" uno de los

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conjuntos más importantes de la pintura románica (2ª mitad del XII); se han
querido ver en las imágenes influencias bizantinas, en especial por el uso
del fondo claro en algunas de las representaciones como Cristo en
Majestad, la Visión del Apocalipsis y algunas escenas tomadas de los
evangelios, Anunciación del ángel a los pastores, llena de fina captación de
la anécdota dentro de su simplicidad. No son desdeñables los elementos
decorativos en los arcos, como en los meses del año manifestados a través
de las tareas desarrolladas en ellos. De San Baudelio de Berlanga (Soria)
han pervivido los restos de pinturas, finales del XII, de carácter profano con
escenas de cacerías y elementos simbólicos como un elefante (quizá
relacionable con Cristo que lleva a cuestas los pecados de los hombres;
afortunadamente algunas de las pinturas han pasado a la colección del
Prado después de haber sido vendidas a América. En la iglesia de Sta.
Cruz de Maderuelo (Segovia) había escenas del Génesis, Creación de
Adán y Eva, notables por la simplificación y esquematismo de las figuras y
la naturaleza que se han relacionado con los ejemplos del románico
catalán.
Los frontales de altar resultan más variados (escenas de martirios,
temas escatológicos) y coloristas porque se inspiran libremente en los
manuscritos aunque están más condicionados por el espacio rectangular.
En muchos casos el esquema pictórico se recude a dos bandas
ubicándose en el centro un Pantocrátor o una Virgen entronizada. Buenos
ejemplos son los frontales de San Martín de Urgell (Museo de Vich) y de
Santa Margarita (Museo de Barcelona) con escenas de las vidas de ambos
santos.

TEXTOS

Texto 1
Como se aproximara el tercer año después del año mil, se vio en
casi toda la tierra, pero sobre todo en Italia y Galia, la renovación de las
basílicas de las iglesias; aunque la mayor parte no tuvieran ninguna
necesidad, porque estaban muy bien construidas, un deseo de emulación
llevó a cada comunidad cristiana a tener la suya más suntuosa que la de
los otros. Era como si el mundo se hubiera sacudido y despojándose de su
vetustez se hubiera revestido por todas partes de un albo manto de iglesias.
Entonces, casi todas las iglesias de sedes episcopales, los santuarios
monásticos dedicados a diversos santos, e incluso los pequeños oratorios
de las villas, fueron reconstruidos por los fieles de una forma más bella.
RAUL GLABER (1ª mitad s. XI)

Texto 2
El pavimento que los pies hollan es el pueblo, gracias a cuyo
trabajo la Iglesia se sustenta: las criptas subterráneas son los eremitas que
cultivan la vida interior y crecen en la virtud apoyándose sobre la doctrina de
los cuatro evangelios como si de muros se tratara. La longitud de la iglesia
es la longanimidad, que tolera con paciencia las adversidades, hasta llegar
a la patria (Cielo); la anchura es la caridad que, abriendo el regazo del
espíritu, ama a sus amigos en Dios y a sus enemigos por Dios. La altura es
la esperanza en la recompensa futura, esperanza que desdeña las cosas
favorables y las adversas, hasta ver los dones del Señor en la tierra de los

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vivos.
SICARDO DE CREMONA (fines del XII, princ. XIII)

Texto 3
Los libros sagrados mencionan otros animales acerca de los
cuales yo he añadido las alegorías místicas que he alcanzado a conocer
(...).
El ciervo tiene dos naturalezas y figuras, se dice en el Fisiólogo,
cuando enseña acerca de esto. Hace salir, por medio de las narices, de las
cuevas de la tierra, aun de los lugares más ocultos de la piedra, a
serpientes tan grandes como se quiera, y las devora, y con el repugnante
veneno que arde, en seguida se apresura a llegar a las líquidas aguas de
una fuente. Cuando las bebe, por casualidad lleno de ellas, vence al
veneno. Y se hace joven, cuando arroja los cuernos.
Nosotros también, cuando, vencidos por nuestra parte por el fraude
de la antigua serpiente, contraemos la ponzoña, y somos abrasados con
antorchas (esto es, por la lujuria, que arrastra al odio, como a la ira, o aun
sería por la excesiva avaricia), debemos correr a Cristo, fuente viva, quien
humedeciéndonos (dándonos agua), arroja los venenos que hemos
tomado. Y nos hacemos jóvenes sustraídos estos y los actos de soberbia,
que son así como los cuernos cuando hieren a los desgraciados (los
cuernos son una carga, que llevan los ciervos en lo más alto, pero no
parecen sentirse deshonrados por ello).
Asimismo la naturaleza del onocentauro es biforme; en ellos está
mezclado el asno con el cuerpo humano. Muchísimos hombres son de este
modo, biformes en sus costumbres, diciendo una cosa y haciendo otra
inmediatamente; lo que dicen por fuera que hacen, no lo llegan a realizar
interiormente. Puesto que son muchos los que hablan de virtud y se
entregan a los vicios: ¡oh cuánto relucen los estados para éstos!
TEOBALDO (s. XI)

Texto 4
Una cosa es, en efecto, adorar la pintura, y otra aprender la historia
reflejada en la pintura para ser adorada. Pues la pintura representa para los
ignorantes que la contemplan lo mismo que la escritura para los que saben
leer, ya que los ignorantes ven en ella lo que deben hacer, leen en ella los
que no conocen las letras; por esta razón, la pintura es esencialmente para
la gente una especie de lección. Y si alguien quiere crear imágenes, no se
lo prohibas nunca, pero evita por cualquier medio que adore esas
imágenes...
La pintura se expone en las iglesias para los que no conocen las
letras, lean al menos con la vista en las paredes lo que no pueden leer en
los códices.
GREGORIO MAGNO.- Epístola a Sereno (h. 600)

Texto 5
He de referirme primeramente a una de ellas (escultura) a causa
de su eximia belleza. Esta imagen, pues, fue dedicada a Venus en aquella
forma en la que se dice en la fábula, que se exhibió desnuda a Paris en
examen temerario, junto a Juno y Palas (...) Así pues, esta imagen de
mármol de Pharos es tan admirable e inexplicablemente perfecta en artificio
que más parece criatura viva que estatua. En cambio, semeja ruborizarse
en su desnudez, al llevar la cara de color purpúreo y parece de ordinario,

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cuando se contempla, que se extiende la sangre por el rostro níveo de la


imagen. Fui impulsado por tres veces a volver a contemplar esta forma,
para admirarla, y no sé a causa de qué mágica persuasión, aun cuando
distaba dos estadios de mi alojamiento.
MAESTRO GREGORIO (s. XII)

Texto 6
Y además, entre los hermanos que leen en los claustros, ¿qué
hace la ridícula monstruosidad, una cierta admirable belleza deforme y una
deformidad bella? ¿Qué hacen, pues, los monos, inmundos, qué los fieros
leones, qué los monstruosos centauros, qué los semihombres, qué los
manchados tigres, qué los soldados luchadores, qué los cazadores
trompeteros? Ves bajo una cabeza muchos cuerpos; y sobre un cuerpo
muchas cabezas. Se distingue aquí en un cuadrúpedo la cola de una
serpiente, allí en un pez la cabeza de un cuadrúpedo. En un lugar una
bestia que es caballo por delante, mitad cabra por detrás; en otro un animal
cornudo, que es caballo en su parte superior. En una palabra, tanta y tan
admirable variedad de formas diversas aparece por todas partes, que
agrada más leer en los mármoles que en los códices, y ocupar todo el día
admirando estas cosas singulares, que meditando en la ley de Dios. ¡Por
Dios!, si no se avergüenzan de estas tonterías, ¿por qué, al menos, no se
arrepienten de los gastos?
SAN BERNARDO (1121-1124).

Texto 7
Así como tú eres digno de honor entre los escultores, así ahora
brilla tu escultura, oh Willigelmo.
EPÍGRAFE DE LA FACHADA DE LA CATEDRAL DE MÓDENA (Historias
del Génesis) (1106)

Texto 8
El más grande de los profetas, David, (...) pronunció entre otras
estas palabras: "Señor, he amado la belleza de tu casa" (Salmos, 26,8) (...)
Pues él había leído en el Éxodo que el Señor había dado instrucciones a
Moisés para construir un tabernáculo, había escogido por sus nombre los
maestros para los diferentes tipos de trabajo y los había llenado con el
espíritu de la sabiduría, del entendimiento y del conocimiento, para que
ellos pudieran proyectar y ejecutar trabajos en oro, en plata y en bronce, en
piedras preciosas, en madera y en todas las artesanías. Sabía por devota
reflexión que Dios se deleita en embellecimientos de este tipo, los cuales
estaba preparando bajo la dirección y autoridad del Espíritu Santo, sin cuya
inspiración creía que nadie podía intentar nada de este tipo.
Por tanto, mi hijo más querido, tú no deberías dudar, sino que
deberías creer con plena fe que el espíritu de Dios ha llenado tu corazón
cuando has embellecido su casa con tu gran variedad y belleza de
manufactura. Y a menos quizá que tú seas corto, yo te desvelaré clara y
sistemáticamente que cualquier cosa, en las artes, que puedes aprender,
entender o proyectar, se te ha otorgado por la gracia de los siete dones del
Espíritu.
TEÓFILO, (1ª mitad s. XII)

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