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La Paradoja de Russell desde la perspectiva de Kripke

Por Rafael Félix Mora Ramirez

Alumno de la EAP de Filosofía de UNMSM

Resumen: Expongo nociones básicas sobre teoría de conjuntos para luego pasar

a la formulación lógica de la paradoja de Russell y lo que denomino su versión

inocua. Estos problemas lógicos pueden ser analizados desde la perspectiva de

Kripke con su Teoría de Puntos Fijos que bosquejo de manera breve en esta

ponencia.

Palabras clave: conjuntos, Russell, esquema de comprensión de Frege,

Kripke, puntos fijos, fundación, infundación

1. Breve introducción a la teoría de conjuntos

Un conjunto es una noción imprecisa que se refiere una reunión de elementos con

una característica en común. Además, al conjunto podemos definirlo

extensionalmente, señalando todos y cada uno de sus elementos o también

podemos definirlo comprensivamente, indicando la propiedad que todos sus

elementos cumplen para ser considerados parte del conjunto. Por ejemplo:

definimos H por extensión H={a,e,i,o,u} y por comprensión H={x/ x es una vocal},

o en términos más lógicos H = {x / V (x)}, donde V se refiere a la propiedad de

“ser vocal”. Gracias a la primera definición puedo afirmar que, entre otros, i ∈ H, y

debido a la segunda definición puedo decir que, entre otros, V(i), es decir, i es una
vocal. Estando así las cosas Gottlob Frege reconstruyendo el lenguaje notó que se

podían asociar propiedades a conjuntos. Según el, toda propiedad se relaciona

con el conjunto de cosas que tienen esa propiedad. Este es su Esquema de

Comprensión: “Todo y pertenece a un conjunto de elementos x tales que tienen la

propiedad F, si y solo si, y tiene la propiedad F”. Formalmente, ∀y(y∈

{x/F(x)}↔F(y)). (Priest, 2008) Deduciendo, podemos afirmar que también deben

existir conjuntos asociados a las negaciones de predicados. Por ejemplo, si

sabemos que existe el conjunto de las vocales, sabemos que también existe el

conjunto de lo que no es una vocal. (Mosterín, 1980)

Este “Esquema” garantiza que es posible hablar de un conjunto cuyos

elementos compartan cualquier propiedad en común. Por ejemplo, si nos

referimos a la propiedad de ser un conjunto nos referimos a su conjunto asociado,

el conjunto universal “U”. En virtud de ello, el conjunto de todos los conjuntos

cobra existencia: el conjunto universal debido a que es un conjunto es un

elemento del conjunto de todos los conjuntos. Asimismo, el único requisito

indispensable para que algo exista en el espacio formal es que respete los

principios lógicos de no contradicción y tercio excluido.

Ahora bien, tenemos el conjunto universal que contiene a todo conjunto.

Pero él mismo es un conjunto, y, por ello, resulta que U∈U. Nace así la propiedad

“P” de pertenecerse a sí mismo (∃x[P(x)=x∈x]) y “U” resulta ser un conjunto que se

pertenece a sí mismo. A su vez, también surge la propiedad opuesta “Q” de no

pertenecerse a sí mismo. (∃x[Q(x)=x∉x]). Por ejemplo: N = {3,5,7}. ¿Vemos a N

mismo entre sus elementos? No. Por ello, decimos que N no se pertenece: N∉N.
De ahí, se sigue, por principios lógicos, que cualquier objeto, si es un conjunto, o

bien se pertenece o bien no se pertenece, no hay una tercera opción; y, además,

no es posible que se pertenezca y no se pertenezca. Esto es lógico.

2. La paradoja de Russell

Ante el hallazgo de estas dos nuevas propiedades opuestas entre sí el lógico

inglés Bertrand Russell se permitió construir el conjunto “K” conformado por

elementos que cumplen la primera propiedad “P” (de pertenecerse a sí mismo) y al

conjunto “R” conformado por elementos que cumplen la propiedad opuesta “Q”.

Estos dos conjuntos: son opuestos pues mientras uno se define por una propiedad

“P” el otro se define por su propiedad contraria “Q”; son disjuntos pues no tienen

elementos en común (por la razón anterior); y, además, son complementarios pues

conforman la totalidad, es decir, K∪R=U. (Haack, 1982)

Analicemos los conjuntos “K” y “R”. El conjunto “K” asociado a la propiedad

“P” por ser un conjunto o bien se pertenece o bien no se pertenece. Es decir, si

K={x/P(x)}, ¿(K∈K)? Recordemos el Esquema de Comprensión ∀y(y∈

{x/F(x)}↔F(y)). Ejemplificando universalmente la letra “y” por la “K”, y

considerando la propiedad genérica “F” como la propiedad específica “P” tenemos

(K∈{x/P(x)}↔P(K))...(α). Enseguida, reemplacemos en (α): {x/P(x)} y P(K) por sus

equivalentes K y K∈K respectivamente. De ahí obtenemos (K∈K)↔(K∈K). Esta

expresión es una tautología, pero el valor de verdad de la proposición anterior (K

∈K) es incierto debido a que sus elementos han sido definidos usando al mismo

conjunto K. Cualquier opción o bien que (K∈K) o bien (K∉K) que hará que el
sistema permanezca consistente. Esto provoca la crisis del principio del tercero

excluido ya que K∈K puede ser verdadera o falsa, sin ninguna restricción. No

obstante, al menos el otro principio lógico sigue respetándose: la no contradicción

todavía no es puesta en tela de juicio. Por esta razón a este problema lo

denominaré versión inocua de la paradoja de Russell puesto que no todos los

principios lógicos se ven afectados.

El “gran” problema filosófico se origina con “R”. Si R = {x / Q(x)}, ¿(R∈R)?

Recordemos el Esquema de Comprensión ∀y(y∈{x/F(x)}↔F(y)). Ejemplificando

universalmente la letra “y” por la “R”, y reemplazando la propiedad “F” por la “Q”

tenemos (R∈{x/Q(x)}↔Q(R))…(γ). Reemplacemos en (γ): {x/Q(x)} y Q(R) por sus

equivalentes R y R∉R, respectivamente. De ahí se sigue que, (R∈R)↔(R∉R). De

esto se deduce: (R∈R) ∧ (R∉R). En este caso entra en crisis el principio de no

contradicción y el del tercero excluido. Dada una proposición se deduce su

contradictoria, y viceversa. Esa proposición, aunque como en el caso anterior no

tiene un valor de verdad determinado, resulta mucho más grave a nivel lógico

formal. (Priest y Tanaka, 2008)

3. La Teoría de Puntos Fijos de Saúl Kripke

La propuesta más coherente para apreciar en su dinámica a las paradojas lógicas

es la de Saúl Kripke (1984) pues con ella no sólo atacamos la paradoja de Russell

sino que también nos enfrentamos con su versión inocua. La alternativa kripkeana

de la Teoría de Puntos Fijos fue ideada para solucionar las paradojas semánticas y

usa los conceptos de fundación e infundación, pero se puede aplicar a la teoría


conjuntista. (Sartorio, 2000) Un punto fijo es el límite matemático al cual tiende la

atribución de verdad a una oración. Existen 3 puntos fijos notables: el punto fijo

mínimo, el intrínseco (que no analizaremos en esta ocasión) y el máximo. Veamos

en qué consisten y cómo así se relacionan con la paradoja de Russell y su versión

inocua.

Una oración está fundada si adquiere un valor de verdad en algún nivel del

proceso de construcción del punto fijo mínimo, esto es, siempre y cuando su valor

de verdad pueda ser determinado en última instancia a partir de cuestiones

empíricas. En caso contrario, decimos que dicha oración está infundada. Así, el

valor de verdad de “Es verdad que la nieve es blanca” (1) queda determinado por

el valor de “La nieve es blanca” (2), que es verdadera según el color de la nieve.

Luego, tanto la oración (1) como la (2) están fundadas y son verdaderas. En teoría

de conjuntos diríamos que el conjunto G = {M,N,P} existe, si sus elementos (M, N,

P) no contienen otros conjuntos a los que pertenezcan. Por ello, G es fundado.

El problema surge con las oraciones infundadas, las cuales no tienen algún

valor de verdad que pueda ser determinado. Existen dos tipos de puntos para

estas oraciones: el punto fijo máximo y el intrínseco. Veamos el punto fijo máximo.

Por ejemplo: el valor de verdad de “Esta oración es verdadera” (3) queda

determinado por el valor de verdad de la oración (3), que es verdadera o no según

el valor veritativo de (3). Por ello, si (3) es falsa, “Esta oración es verdadera” será

falsa y si (3) es verdadera, “Esta oración es verdadera” será verdadera. Esta

oración tiene valor de verdad en el punto fijo máximo, es decir, acapara todos los

valores de verdad. Y lo mismo ocurre con la versión inocua de la paradoja de

Russell: el conjunto de todos los conjuntos que se contienen a sí mismos, es decir,


(K={U, …}) depende de sus elementos. Si esos componentes (U={U,…}) están

definidos, K los contiene, y si no, K no los contiene. Pero, como sabemos esto no

afecta a la teoría en sí.

Sin embargo, existen oraciones infundadas que no tienen valor de verdad

en ningún punto fijo. Por ejemplo: “La oración 5 es verdadera” (4) y “La oración 4

es falsa” (5). Si la oración 4 es verdadera, 5 será verdadera. Y si 5 es verdadera, 4

será falsa. Estas oraciones son paradójicas, pues ambas no tienen un valor de

verdad. De la misma manera el conjunto de todos los conjuntos que no se

contienen a sí mismos (R={x/Q(x)}) no estará definido porque contiene y no

contiene a R. Así R es un conjunto infundado y paradójico.

BIBLIOGRAFÍA

HAACK, S. (1982) Filosofía de las lógicas. Madrid: Cátedra.

KRIPKE, Saúl. (1984) Esbozo de una teoría de la verdad. México: UNAM.

MOSTERÍN, J. (1980) Teoría Axiomática de Conjuntos. Barcelona: Arial.

PRIEST, G. (2008) Paraconsistency and Dialetheism. En: Handbook of the History

and Philosophy of Logic, editado por D. Gabbay & J. Woods (inédito)

PRIEST, G. & K. TANAKA. (2007) Paraconsistente Logic. Disponible en:

http://plato.stanford.edu/entries/logic-paraconsistent/

SARTORIO, A. (2000) Conjuntos e Infinitos. Buenos Aires: Eudeba.

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