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¿Quiénes?
Frente a la urgencia que la situación social nos plantea queremos construir un modelo de
trabajo e intervención que, dentro de lo pedagógico, lo político y social nos permita
construir un andamiaje sólido y perdurable. Donde la crítica reflexiva nos permita ser lo
suficientemente creativos, para darle batalla a la inercia que muchos hemos padecido desde
las instituciones.
En momentos en que las necesidades de gran parte de la población se tornan tan visibles es
necesario que comencemos a plasmar nuestro perfil como futuros pedagogos
y educadores sociales. Comenzar a idear las herramientas que serán fundamentales para la
construcción de acciones y respuestas. En esta instancia es que, tenemos hoy un rol
importante como estudiantes.
El inmenso desafío que tenemos es inventar nuevos diseños de trabajo. Debemos cuestionar
y cuestionarnos activamente, pues estamos comenzando a desarrollar las herramientas que
utilizaremos en beneficio de los que menos tienen.
Esto no es poca cosa, la tarea es grande. Va desde prepararnos para la escucha atenta hasta
dar cuenta de los instrumentos legales que pondremos al servicio de nuestra función.
Humanizándonos y sorprendiéndonos al mismo tiempo, para continuar con la impronta de
no naturalizar la injusticia.
Nuestra práctica debe ser un brazo de construcción colectiva, que nos permita transformar
la desigualdad en justicia social.
Asistimos a un crecimiento de distintas organizaciones sociales, barriales, etc. que desde su
propio seno, han propiciado nuevos espacios con su lucha contra el avance neoliberal y han
podido generar de manera incipiente la revalorización del trabajo y la reconstrucción de
lazos solidarios.
¿Para quiénes?
Para aquellos que son los verdaderos protagonistas de nuestra sociedad, a los que les
debemos respuestas y nuevas estrategias de inserción. La participación activa nos propone
un cambio profundo que merecemos sentir.
Somos herederos de una historia política que no
protagonizamos, pero en la cual estamos inmersos, por ello es
importante no abandonar la lucha, sino fortalecerla a cada paso.
¿Para qué?
En este marco de crisis social es urgente comenzar a buscar formas y caminos que nos
permitan encontrar un pensamiento propio latinoamericano, un conocimiento genuino para
acompañar desde nuestra profesión a los sectores populares y a los más desfavorecidos.
Hoy más que nunca debemos buscar los hilos de continuidad y retomar las experiencias que
fueron cortadas y silenciadas por la dictadura militar: los proyectos solidarios que
desarrollaron aquellos que estaban comprometidos firmemente con transformar la realidad
y luchar por las causas populares.
Nos sirve de guía el ejemplo de los miles de educadores que dieron su vida por alfabetizar
en villas, de todos aquellos que lucharon para dar las herramientas al pueblo que les
permitieran ser sujetos protagónicos[1].
A modo de homenaje hacia ellos, como ejemplo para nosotros, y para comenzar a producir
la reconstrucción de la otra memoria colectiva, la que fue acallada y puja por salir es que
nos manifestamos. Queremos recuperar la mística y los sueños, tener una memoria social
militante[2].
La memoria tiene que ver con el pasado y con el presente, con un pasado que se activa o se
reconstruye y tiene efectos actuales y fundamentalmente determina una relación con el
futuro.
¿Cómo?
[1] Freire, Paulo Pedagogía del oprimido SXXI Editores Buenos Aires 1971
[2] Vezzetti, Hugo Pasado y presente. Guerra, dictadura y sociedad en la Argentina, Siglo
XXI, 2003