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La desamortización debe ser entendida no como un acto aislado, sino como todo un
proceso histórico que cubre una amplia etapa cronológica desde el reinado de Carlos
IV hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, hay que atribuir
una especial importancia a la etapa de Mendizábal, no sólo por su volumen (entre un
tercio y un cuarto de la desamortización total) y por la rapidez con que se llevó a cabo,
sino, sobre todo, porque a partir de este momento la desamortización fue irreversible y
se fue extendiendo a otros terrenos, sin que en ningún momento se pensara volver al
sistema de propiedad de otros momentos.
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de manera inevitable una reforma fiscal que no era posible realizar por el momento
ante las urgencias bélicas existentes.
• Particularidades de la desamortización
Antes de que Mendizábal adoptara sus medidas desamortizadoras concretas hubo
ya ciertas disposiciones que las anunciaban, señal evidente de que el Estado liberal no
concebía otro procedimiento para generar recursos. Estas disposiciones fueron la
venta de los bienes de la Inquisición, de los jesuitas o de los conventos suprimidos, así
como la devolución de los bienes adquiridos durante el trienio constitucional.
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2.500
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DOCUMENTO
Atendiendo a la necesidad y conveniencia de
disminuir la Deuda Pública consolidada y de
entregar al interés individual la masa de
bienes raíces que han venido a ser propiedad
de la nación, a fin de que la agricultura y el
comercio saquen de ellos las ventajas, que no
podían conseguirse por entero en su actual
estado. [...] , he venido en decretar lo
siguiente: Quedan declarados en venta desde
ahora todos los bienes raíces de cualquier
dase que hubiesen pertenecido a las
Comunidades y Corporaciones religiosas
extinguidas. [...] Cualquier español o
extranjero tendrá facultad para pedir por
escrito al intendente de la provincia que
disponga la tasación de la finca o fincas que
designare. [...] La tasación se ejecutará por
los peritos que estuviesen nombrados, según
e! Reglamento para formalizar estos actos;
pero el reclamante podrá designar otro perito,
a fin de que concurra y tome parte en la
operación. [...] El pago del precio del remate
se hará en uno de estos dos modos: o en
títulos de la Deuda consolidada o en dinero
efectivo.
Decreto del 19-II-1836
Consecuencias de la desamortización
Tan importante proceso ha sido objeto de concienzudos estudios por parte de los
historiadores. No se pueden establecer unas conclusiones definitivas y totales acerca de
él, pero sí algunas indicaciones de lo que supuso para la historia española.
Gran parte de las compras fueron realizadas por la burguesía de negocios madrileña o
por lo menos residente lejos de allí donde radicaban las fincas. Sin embargo, sería una
exageración atribuir un peso exagerado a esas compras. Otro sector social que desem-
peñó un papel de gran importancia en ellas fue, sin duda, la burguesía agraria, formada
por antiguos arrendatarios. No puede dejar de señalarse que también colaboraron en
estas compras los funcionarios civiles o militares de escasa fortuna.
Impacto social
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La desamortización no fue una reforma agraria, ya que las condiciones en que se
produjo eran las menos propicias para ello. El propio Mendizábal admitió que mientras
se hizo la desamortización había ocasiones en que el gobierno era incapaz de ejercer el
poder más allá del espacio que se veía desde una torre de Madrid.
En la práctica no aumentó el latifundio ni tampoco el minifundio, pero es posible que se
incrementara el número de latifundistas y, desde luego, algunos de los que ya lo eran (e]
duque de Alba, por ejemplo) incrementaron sus propiedades.
• Aspectos económicos
La importancia de este proceso de distribución de la tierra obliga a hacer
consideraciones sobre otros aspectos de no menor importancia. Una cuestión que se ha
sólido plantear se refiere a la relación entre el proceso desamortizador y el posible
aumento de la producción agrícola.
En la mente de los liberales latía la idea de que sólo una propiedad como ellos la
concebían haría posible el incremento de la misma. Sin embargo, este hecho no se
produjo sino con el paso del tiempo y en el momento en el que mejoraron los
procedimientos de cultivo. Es posible que se incrementara el área de explotación, pero
debió de producirse sobre todo en tierras marginales y menos rentables.
La realidad es que no sólo no desapareció la Deuda pública, sino que aumentó. Pero
también es cierto que hubiera sido imposible seguir emitiendo Deuda, que era
imprescindible para que un Estado en guerra civil subsistiera, si no hubiera existido la
cobertura de los bienes nacionalizados.
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En el terreno económico, una última cuestión debatida por los historiadores ha sido si
la desamortización supuso un desvío hacia el mundo agrario de capitales que podían
haber sido empleados en la industrialización. No resulta fácil decir hasta que punto esta
afirmación es cierta. Pudo ser así, pero las inversiones en el ferrocarril, por ejemplo,
fueron superiores a las compras de bienes desamortizados. Claro está que, como
veremos, los capitales empleados en la industrialización fueron en gran medida
extranjeros.
• La desamortización y el liberalismo
Desde el punto de vista social fue así porque, en adelante, cualquiera que apoyara el
restablecimiento del Antiguo Régimen debía ser consciente de que tendría enfrente a los
poseedores de bienes nacionales. Ahora bien, por otro lado, quienes adquirieron esos
bienes muy a menudo no pertenecían al género de liberalismo progresista que
caracterizó a Mendizábal, sino a otro más conservador. Sectores acomodados se
convirtieron en adquirientes de bienes desamortizados sin dudar un instante, lo que hizo
imposible la vuelta atrás. En definitiva, al no producirse una reforma agraria puede
decirse que la desamortización benefició más al liberalismo moderado que al
progresista.
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Finalmente, desde octubre de 1836 se produjo una ruptura entre el Estado y la Iglesia.
El liberalismo español, sobre todo en sus versiones más radicales, adquirió un tono
anticlerical y las relaciones con el Vaticano no se restablecieron sino en el momento del
Concordato, un tiempo después.