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Quiero darles la bienvenida al Primer Foro de Salud Mental de Tierra del Fuego, y
agradecer, en primer lugar a Fabiana Rios y a su equipo de Salud, la Dra. María Grieco,
el Dr. Juan Gómez Carrillo y al Diputado Gorbacz, por haberme convocado a pensar
con ellos el devenir del área en la provincia, y luego a todos los colegas de Río Grande
y de Ushuaia, por el esfuerzo que hicieron para organizar este evento de tanta
trascendencia, al Dr. Juan Dobón por asistir y colaborar desinteresadamente con este
proyecto y por supuesto, a todos Uds. por haber aceptado el desafío de acompañarnos.
Y para seguir, ya bastante más cerca en el tiempo, la historia que labraron muchos de los
aquí presentes, a través de sus profesiones y oficios, con sus “haceres” con el malestar
subjetivo, con los desencuentros familiares y las patologías sociales, en los Servicios de
Salud Mental de los hospitales, en los Gabinetes Psicopedagógicos, en las instituciones
de Minoridad y Familia, en los CAADs, en las escuelas especiales, y en tantos otros
sitios (públicos, y privados) donde la Salud Mental de la particular población de esta
provincia ha sido asistida. Cada quien aquí podría referenciar seguramente algún
espacio, alguna iniciativa, que pueda contabilizarse en esta pequeña historia del campo
“psi” fueguino.
Por eso, este Foro. ¿Que es esto de Foro? Ahora vamos a la cuestión “política”, pero
antes, digamos dos palabras sobre la idea de “foro”. Ahora están de moda los foros de
Internet, pero antiguamente, el Foro Romano (Forum Romanum, aunque los romanos se
referían a él comúnmente como Forum Magnum o simplemente Forum) era la zona
central en torno a la que se desarrolló la antigua Roma y en la que tenían lugar el
comercio, los negocios, la prostitución, la religión y la administración de justicia. Hay
otra referencia al equivalente del foro en la cultura ateniense que me gusta más. La lei
en Cornelius Castoriadis. Este filósofo y psicoanalista señala que la lengua griega
antigua y la práctica política de los atenienses ofrecen una distinción preciosa entre tres
esferas de la actividad humana, que, a su vez, la institución global de la sociedad debe
separar y articular: el oikos (la casa, la familia), el agora (el mercado-lugar de reunión)
y la ecclesia (la casa del poder, del gobernante), que, traducidos libremente, serían la
esfera privada, la esfera privada/pública y la esfera (formalmente y en sentido fuerte)
pública, que correspondería con lo que se define como poder explícito. El equivalente
ateniense al foro romano sería el agora. Digo que me gusta más porque pone en juego
categorías (lo privado y lo público) que como mínimo en nuestras sociedades son
complejas, con límites permanentemente cambiantes. Allí donde, por ejemplo, las
cuestiones públicas se transforman en decisiones privadas (familiares, digamos), donde
la privacidad rápidamente adquiere status público (Internet, por ej,), un espacio de
ágora, un espacio de encuentro y discusión entre lo privado y lo público, se hace
imprescindible para las distinción de esos espacios, lo que no puede hacerse sino en una
verdadera democracia, pues la democracia no es así sino el régimen donde lo público es
verdaderamente público, pertenece a todos, es responsabilidad de todos, y convoca a la
participación de todos. En un régimen totalitario, ejemplo que cita Castoriadis, la esfera
pública absorbe cualquier cosa, y, al mismo tiempo, en realidad no es pública en
absoluto, pues constituye la propiedad del Aparato totalitario que detenta y ejercita el
poder.
¿Qué implica la existencia de una Política? Que las acciones del oikos no estarán
desanudadas de la ecclesia, por que si se desanudan, es decir si vacila la esfera
pública/pública, si no hay una Política ordenadora, en el campo de lo privado (y aquí
pienso a lo institucional como privado) aparece todo aquello que atenta contra el
espacio del trabajo: la burocracia, el hastío, la irresponsabilidad, la corrupción, la inercia
laboral, etc., etc. Es decir, y hay que subrayarlo fuertemente, una Política es aquello que
permite que pueda sostenerse cabalmente la escena del trabajo. Esa escena del trabajo es
la que a su vez hará posible el cumplimiento de los objetivos.
Ahora, ¿cuales serían los objetivos de una política de salud mental? Hacia allí iremos
durante esta jornada.
Lo que sí es seguro, es que el Estado tiene responsabilidades en el área, que hasta ahora
en cierta medida ha escamoteado. Lo que sí es seguro es que nosotros, en tanto
integrantes del campo “psi”, e incluyo aquí también a profesiones no caracterizadas por
ese prefijo “psi”, como los trabajadores sociales, los terapistas, los abogados, etc.,
tenemos obligaciones insoslayables:
Las preguntas que deben guiar este Foro son aquellas que deben dar cuenta qué modelo
de salud mental querremos de aquí a futuro para la Tierra del Fuego:
¿Articularemos nuestra política realmente algunas vez con otros sectores (educación
justicia, derechos humanos, etc.), es decir lograremos conformar estrategias
intersectoriales o nos dedicaremos a reforzar procesos de homogeneización, de
uniformización y de control social?
Quizás demos hoy el primer paso hacia esas políticas de salud mental que postulamos
basales a nuestras prácticas. Nos quedará mucho camino por delante, pero, como diría
Castoriadis, "si acaso debemos, yo y los otros, encontrar el fracaso en ese camino,
prefiero el fracaso en una tentativa que tiene un sentido, a un estado que permanece
más acá del fracaso y del no fracaso, que permanece irrisorio”.
Muchas gracias.
Luis Camargo