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UNIVERSIDAD LOS ANGELES DE CHIMBOTE DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS NATURALES

CENTRO ACADÉMICO TRUJILLO DOCENTE: LIC. BLANCA FERNÁNDEZ REFORME

LA EVALUACIÓN
La concepción actual de la tarea docente implica al profesorado una auto exigencia de
perfeccionamiento profesional en su labor diaria. La forma más adecuada para que los educadores
mejoren su actividad profesional es investigar sobre su propia práctica y una buena herramienta
para hacerlo es la evaluación del proceso y resultados de la enseñanza – aprendizaje. En la mayor
parte de los casos, lo que el profesorado necesita no es adquirir nuevos conocimientos sobre la
enseñanza que practica, sino saber como mejorar su propia actividad real y cotidiana. Sus auténticos
retos profesionales son, por tanto, entender el sentido actual de la evaluación formativa, en lugar de
la selectiva, y su forma de aplicación en cada caso en concreto.

LA CONCEPCIÓN TRADICIONAL DE LA EVALUACIÓN


En la concepción tradicional la evaluación consiste en una mera medición de los contenidos
de las distintas materias para determinar un cierto nivel de conocimientos, promocionar al alumno
de un curso a otro y establecer una discriminación entre los aprobados y los suspendidos. La
evaluación tradicional se centra en obtener datos individuales sobre cada alumno y se concibe como
una actividad ejercida por el profesor al final del proceso enseñanza: después de cada trimestre,
ciclo o a final de curso, el profesor examina a los alumnos y les pone una nota o calificación.
La evaluación así concebida considera el currículum, su aplicación o la metodología
empleada por el profesorado como facetas incuestionables e intocables. Partiendo de la premisa de
que el sistema está perfectamente organizado, los fracasos o los problemas de la enseñanza se
achacan a los alumnos, se aduce que carecen de base, no estudian o, en relación con esta materia ,
no sirven para las ciencias.
En la vida cotidiana aún es corriente preguntar a los alumnos “¿has aprobado?” en lugar de
“¿Has aprendido mucho este año? , ¿te ha interesado lo que has estudiado? ¿a cambiado tu manera
de ver el mundo o la de relacionarte con tus compañeros?
El resumen de este planteamiento es que lo importante y decisivo es el resultado final, la
nota. Se trata de la respuesta dada al alumno, los padres y el resto de la sociedad que exigen del
sistema educativo el producto final, al igual que ocurre con el trabajo científico, del que se esperan
exclusivamente los resultados tangibles.
Finalmente, este tipo de evaluación se presenta como una actividad justificada en sí misma,
con independencia del resto de las que intervienen en le proceso de enseñanza – aprendizaje.

CONDICIONANTES DE LA EVALUACIÓN EN CIENCIAS


Las investigaciones llevadas a cabo en las últimas décadas han puesto de manifiesto que
entre el profesorado de ciencias se hallan extendidas algunas concepciones erróneas que añaden
problemas específicos a una evaluación adecuada de las ciencias naturales.
Una primera cuestión es la creencia de que por el propio carácter de las ciencias, evaluar o
puntuar sus contenidos es fácil.
El margen de error parece menor que en la evaluación de letras. Puede que así sea, pero se
ha comprobado que un mismo ejercicio es valorado de diferente manera por distintos docentes o

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incluso por el mismo maestro o profesor al cabo de unos meses. También está comprobado que
entre el profesorado de ciencias tiene gran influencia el efecto Pigmalión, es decir, los resultados
que se esperan de los alumnos. Así, se tiende a calificar con nota más alta a los alumnos que se
consideran mejores.
Otro aspecto decisivo es la idea de la existencia del alumno “normal” y de que los resultados
deben respetar la curva normal o de Gauss, según la cual hay pocos alumnos buenos, muchos
medios y pocos que no obtengan resultados positivos. Así se parte de la idea de que las ciencias son
difíciles y que, por tanto, debe haber un porcentaje de alumnos que no estén en condiciones de
obtener buenos resultados.
En concordancia con esta ida preconcebida se encuentra aún la de que las chicas están
menos dotadas para los estudios científicos, por lo que no es infrecuente que sean suspendidas o
evaluadas desigualmente en estas áreas.
También se llega al extremo de que la dificultad intrínseca de las ciencias ha hecho pensar
más de una vez que los maestros y profesores de ciencias que aprueban a muchos alumnos no deben
ser buenos profesionales. Según esta idea, una vez más se impone la curva normal o campana de
Gauss: los aprobados de un grupo deberían corresponder a un cincuenta por ciento
aproximadamente, por lo que aprobar a un número muy elevado podría indicar cierta debilidad por
parte del profesor.
Los estudios sobre las escuelas eficaces han puesto de manifiesto que la creación de un
clima de aula con expectativas positivas respecto al resultado de los alumnos va asociada a unas
calificaciones mejores, y ello también ocurre en el caso de las materias científicas.
Además, la misma organización interna de las materias científicas requiere que se
desarrollen de manera más articulada, para que los problemas de aprendizaje respecto a contenidos
concretos sean resueltos en el momento oportuno y se pueda pasar a otros contenidos. Ello reclama,
posiblemente más que en otras áreas, que la evaluación sea un proceso continuado que colabore
con el aprendizaje para detectar problemas y ayudar al alumno a superar sus carencias y
dificultades.

CARACTERÍSTICAS DE LA EVALUACIÓN

EVALUACIÓN TRADICIONAL NUEVAS TENDENCIAS

Modelo enseñanza- Transmisivo Cognitivo - constructivista


aprendizaje memorístico
Carácter Administrativo Formativo
Agente El profesorado Profesores y alumnos
Al profesorado
Se evalúa Al alumnado Al alumnado
Al proceso de enseñanza -
aprendizaje

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Al profesorado
Al alumnado
Conduce a cambios En el alumnado En el currículum y su puesta en
práctica
En el centro

Se realiza Al final de la enseñanza A lo largo de todo el proceso


Contenidos conceptuales
Que se evalúa Contenidos conceptuales contenidos procedimentales
contenidos actitudinales
Como Igual a todo el alumnado Tiene en cuenta la diversidad de
los alumnos

EVALUACIÓN Y CURRÍCULUM
Las nuevas corrientes sobre la evaluación la consideran estrechamente ligada a los objetivos
generales y específicos de la educación en general y de la educación científica en concreto. Los
objetivos que se pretende obtener son los que determinan el currículum y las tareas que lo
desarrollan en el aula, en el laboratorio o en las salidas fuera del centro.
La evaluación forma parte del núcleo central de todo el proceso de enseñanza – aprendizaje
y por ello participa activamente en la definición, elaboración y concretización de los objetivos en el
aula.
Es necesario, por tanto, abandonar la idea de que se trata de la última actividad a realizar y
de obviar su carácter administrativo para concebirla como un instrumento al servicio de la puesta en
práctica de los contenidos curriculares, de modo que se convierta en una herramienta para llevar a
cabo las siguientes acciones:
• Conocer las capacidades y dificultades del conjunto de alumnos y de cada uno de ellos
• Adecuar los ritmos de enseñanza a los de aprendizaje y orientar los esfuerzos en la
dirección más conveniente.
• Establecer los niveles adecuados de contenidos.
• Introducir cambios en el enfoque de las actividades que se realizan en el aula.
• Cambiar o introducir modificaciones en las programaciones preestablecidas, como
consecuencia del análisis continuado de los procesos seguidos por los alumnos.
Esta manera de entender la evaluación requiere una actitud abierta hacia el cambio que
afecta a todos los agentes del proceso de enseñanza – aprendizaje: el currículum de ciencias, el
alumnado, el profesorado, la organización escolar y del aula y su aspecto administrativo.
El currículum se ve afectado claramente, ya que las evaluaciones iniciales conducen a que
los programas oficiales tengan su propia adecuación dependiendo del contexto en que se van a
desarrollar. En los últimos años se tiende a hablar de currículum abierto por entender desde una
perspectiva evaluativa , que las necesidades y posibilidades son diferentes, por ejemplo: en un
medio rural que en uno urbano, o con alumnos con deficiencias, normales o superdotados.

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Una buena evaluación favorece el trabajo eficaz del alumno y su rendimiento, al mismo
tiempo que informa al profesor sobre los cambios que debe introducir en su papel de mediador y
guía de la enseñanza y el aprendizaje.
Aunque el sistema educativo y la sociedad necesitan disponer de indicadores para establecer
que aseguren la consecución de los objetivos propuestos, la perspectiva evaluadora también
cuestiona su validez universal para establecer criterios a la hora de cambiar de nivel y de etapa
educativa, por lo que requiere un esfuerzo creativo de adecuación entre las pruebas y los procesos
seguidos por los alumnos. En este sentido, la evaluación se revela como un elemento esencial de lo
que se conoce como tratamiento de la diversidad.

PROCESO DE REGULACIÓN
PROCESO CONTINUA
DE REGULACIÓN
DE APRENDIZAJES
CONTINUA DE APRENDIZAJES

REGULACIÓN CONTINUA DE LOS APRENDIZAJES

para adecuar el proceso de para conseguir autonomía e


ens eñanza a las necesidades se sustenta en ir creando un sistema
y progresos del alumnado personal de aprender

Auto evaluación del Evaluación mutua Autoevaluación del


profesorado (heteroevaluación) alumnado

los elementos que favorecen


el proceso son:

la para la para la concertación


comunicación facilitar negociación llegar a o pacto

a través de

la que facilita la que permite la que favorece la evolución y


verbalización explicación contrastación mejora

DISTINTOS ENFOQUES DE LA EVALUACIÓN


Para que la evaluación cumpla su finalidad y sea un instrumento eficaz en cada momento
para los agentes que intervienen en la enseñanza, conviene presentar algunos de los enfoques que se
utilizan y que dan lugar a tipos de evaluación que se complementan entre sí.
Modelos cuantitativos y cualitativos
Como señalara D.L. Stufflebeam en Anew conceptualization of evaluation of competences
(1973), la evaluación ha estado tradicionalmente considerada sobre todo como una medición de los
resultados del grado de asunción de los objetivos de la enseñanza que eran preconcebidos con
anterioridad.

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Los objetivos, según ha señalado M. Belmonte en la Práctica de la evaluación en la


enseñanza secundaria obligatoria (1966), deben estar formulados como conductas observables a fin
de facilitar la medición de dichos resultados. Esta opción conlleva orientar el currículum de modo
que facilite el cambio de conceptos, comportamientos o conductas del alumnado.
Este modelo cuantitativo presenta dificultades evidentes, ya que es difícil prefijar los
resultados de cada objetivo, olvida la complejidad de los procesos de aprendizaje de los alumnos,
puede simplificar excesivamente la evaluación al concretarla en contenidos muy específicos y cae
fácilmente en dar el mismo trato a todos los alumnos.
Frene a esta posición, el modelo cualitativo aboga por dar un tratamiento más
individualizado a los procesos de enseñanza – aprendizaje, al tiempo que se ejerce una evaluación
más global de todos los agentes que intervienen (profesorado y metodologías, entre otros).
Una de las aportaciones mas interesantes del modelo cualitativo es que la evaluación se basa
en criterios de aprendizaje, lo que favorece que se fijen objetivos más concretos tanto para el
profesorado como para el alumnado, que se diagnostiquen mejor las dificultades de los alumnos y
que se haga un mejor seguimiento de cada uno de ellos.
Evaluación según el agente evaluador
Tradicionalmente ha sido el docente el evaluador delos resultados de los alumnos. En la
medida en que la evaluación se liga más a los procesos de aprendizaje y, por tanto, adquiere un
carácter continuado, aparece la necesidad de contemplar las tres facetas siguientes:
• Evaluación del profesorado
• Autoevaluación del alumnado
• Evaluación mutua entre el alumnado
Este tipo de evaluación, centrada en el grupo clase más que en el docente, conduce a la
regulación de los aprendizajes y su carácter interactivo requiere establecer un buen sistema de
comunicación entre los profesores, entre el profesorado y los alumnos y entre los propios alumnos.
Así, tras aportar los diferentes puntos de vista, se pueden pactar los aprendizajes y las condiciones
de su evaluación. Todo ello favorece que el profesorado y los alumnos sepan que trabajo se va a
desarrollar y se hagan una representación exacta y coincidente del mismo, así como de sus
finalidades.

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