Definiciones La filosofía es la disciplina de las cosas por
sus causas más elevadas que usa
principalmente la luz natural de la razón humana. Es aquella ciencia que se ocupa de dar
respuesta a las preguntas fundamentales
de la existencia humana mediante el uso de la razón y de un sistema coherente de creencias, obteniendo una aproximación clara a la realidad y el mundo todo. La filosofía es la ocupación en que el
hombre se dedica a explorar la realidad
propia y la que lo rodea mediante el uso principal de su razón. ¿Cómo trabaja la filosofía? Esta actividad se desarrolla b) sometiendo a crítica, con
a) constituyendo sus todos los medios de que
propias reflexiones dispone la racionalidad teóricas en aquellos humana -desde aspectos no susceptibles procedimientos formales de ser tratados de la lógica y del análisis científicamente o del lenguaje hasta la sola técnicamente, y actividad reflexiva- presupuestos, nociones fundamentales, creencias básicas, objetivos y métodos de la vida científica o de la vida ordinaria. Grecia En líneas generales, tras la espléndida aparición del
pensamiento griego, que desarrolla la filosofía primero
como un saber acerca de la naturaleza (presocráticos),
es luego como un saber sistemático e integral
(Platón y Aristóteles) y, finalmente, como una
forma ética de vivir (helenismo). Cristianismo la filosofía se funde de nuevo con el
pensamiento religioso, de donde había
surgido como crítica y alternativa, en parte para confundirse con él y en parte para reelaborarlo desde su interior (neoplatonismo, cristianismo, filosofía escolástica). La ilustración. Descartes. Descartes establece la nueva función de la
filosofía: asegurar la certeza del conocimiento
humano; la misión de la filosofía es poner en claro en qué fundamenta el sujeto humano su confianza en saber. Racionalismo y empirismo son dos maneras de responder a lo mismo: la certeza la da la razón o la experiencia. Hay acuerdo en admitir la existencia de un conocimiento objetivo y común; el desacuerdo está en el método de conseguirlo y en la medida en que es posible conseguirlo. La ilustración. Kant Kant invierte sustancialmente la perspectiva y la
actitud crítica se dirige al mismo sujeto que la
ejerce; se investiga su capacidad estructural de conocer y, como resultado del «giro copernicano», establece que el conocimiento es, de algún modo, constituido por el mismo sujeto humano -por la naturaleza humana-, no sólo en sus límites sino también en su mismo contenido, y este conocimiento es universal y el mismo para todos porque la naturaleza humana es la misma en todos. Ø Debe ser la ciencia teórica de los primeros principios y de las primeras causas, pues el bien, es decir el fin, es una de estas causas. La historia de los primeros filósofos enseña que no se trata de una ciencia productiva, de un hacer. Pues fue el asombro el que empujó a los hombres a filosofar, tanto en el principio como ahora. Al principio los asombraron las dificultades más aparentes. Después, avanzando poco a poco, trataron de resolver los problemas más importantes, como los movimientos de la luna, del sol y de las estrellas, y por último la génesis del universo. Ver una dificultad y asombrarse es reconocer la propia ignorancia, y por ello amar los mitos es en cierto modo amar la sabiduría, porque el mito está compuesto de cosas asombrosas. Así pues, si los hombres filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que perseguían la ciencia para saber y no con un fin utilitario. Lo atestigua lo que ocurrió. Casi todas las necesidades de la vida estaban ya satisfechas, en lo que se refería a su bienestar y recreo, cuando se empezó a buscar una tal disciplina. Es manifiesto, por tanto, que no la buscamos por ningún interés extraño. Pero, así como llamamos libre al hombre que existe para sí mismo y no para otro, así también esta ciencia es la única libre, pues ella sola es su propio fin. Ø Ø Metafísica, I, 1 y 2. (R. Verneaux, Textos de los grandes filósofos: edad antigua, Herder, Barcelona 1982, 5ª. ed., p.69-74). Para reflexionar «La manera en que experimentamos e interpretamos el mundo depende mucho de la clase de ideas que llenan nuestras mentes. Si son insignificantes, débiles, superficiales e incoherentes, la vida parecerá insípida, aburrida, penosa y caótica».
E. F. Schumacher. Lo pequeño es hermoso (Small is Beatiful, 1973). Madrid: Hermann