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GESTION DEL PATRIMONIO CULTURAL

¿Qué es el patrimonio cultural?

 DEFINICION
 Patrimonio Cultural es el conjunto de bienes muebles, inmuebles e
inmateriales que hemos heredado del pasado y que hemos decidido que
merece la pena proteger como parte de nuestras señas de identidad, social e
histórica.
 Esos «bienes» son el resultado de la obra humana, eso, para nombrarlos,
utilizamos los adjetivos «cultural» o «histórico».
 Un fragmento de teja, una cueva, sin duda podrían llegar a considerarse como
«patrimonio» (al fin y al cabo, los hemos heredado del pasado, para bien o
para mal), pero nunca serían «culturales», porque no son obra humana, sino
de la naturaleza. Y aquí vamos a hablar de obras humanas.
 Es cierto que a muchos bienes de la naturaleza (a los que denominamos
«Patrimonio Natural») les hemos dado un «tratamiento cultural», tal vez
porque los seres humanos no sabemos dar ningún otro tipo de tratamiento y
todo lo que hacemos es «cultura»; pero eso no los convierte, a ellos mismos,
los bienes de la naturaleza, en «culturales».
 Existen una serie de palabras clave que se han de analizar.
 Las tres primeras, «muebles», «inmuebles» e «inmateriales», se convertirán
en la base sobre la que va a pivotar el contenido de la asignatura.
 Como es bien sabido, un bien mueble es aquel que puede ser trasladado, es
decir, cuya vida o conservación no está ligada al suelo.
 El mejor ejemplo, en el contexto que nos interesa, sería un cuadro de pintura
cusqueña, pero también un ceramio, o una antigua máquina de tejido.
 Los bienes inmuebles sí que están ligados al suelo, viven en él y no pueden ser
trasladados; en realidad, aunque una tecnología moderna y costosa lo
permitiera, el bien perdería con ello su naturaleza contextual, el paisaje
humanizado al que da forma y que le da razón. En esta ocasión, y siguiendo
con lo nuestro, el ejemplo propuesto es un templo católico.
 Por su parte, los bienes de carácter inmaterial, como su propio nombre
indica, son escurridizos, frágiles e invisibles, y tienen que ver con canciones,
bailes, sistemas de comunicación, modos de hacer, técnicas, rituales o
fiestas.
 Un ejemplo que repetiremos: la tradicional fiesta de qoylluriti, que
constituye en sí mismo un legado cultural, de danza, lenguaje, cosmovisión,
es decir mensajes concretos a la población en un época anterior a los móviles.
 La segunda parte de la definición dice: «que hemos heredado del pasado».
Aquí vamos a partir de la idea de que ese pasado no tiene que ser remoto,
pero sí ha de ser «pasado», es decir, los objetos o bienes materiales a los que
hacemos referencia, ya no se fabrican y están fuera de la circulación
industrial; en cuanto a los inmateriales, también vienen existiendo desde
hace tiempo, aunque estén en continuo cambio.
 Al haberlos «heredado» —y ése es el significado real de la palabra
«patrimonio», algo heredado del padre, o incluso de la madre-, tiene que
haber al menos una generación entre quienes lo hicieron, crearon o lo
inventaron y quienes ahora vivimos. Por supuesto, encontraremos
excepciones, pero sólo serán tales.
 Sobre lo que sí conviene reflexionar es que lo que «hemos heredado del
pasado» es también el propio pasado, es decir, las decisiones que se tomaron
en su momento sobre lo que se conservaría o no, sobre lo que se destruiría o
no.
 En este sentido, el Patrimonio Cultural actual lo que nos queda es el resultado
de una serie de constantes cambios, construcciones y destrucciones, la
mayoría de ellos inconscientes respecto al daño que pudieran hacer a lo que
ahora consideraríamos elementos patrimoniales, que se han producido a lo
largo de nuestra historia.
 Por ejemplo: para la década de 1930 del siglo XX en el Perú, se tiene la ley N°
6634 o Ley Tello que norma sobre el Patrimonio Cultural, que entonces se
denominaba «patrimonio cultural»- y la idea proteccionista la establecía la
norma internacional a través de la Carta de Atenas, de 1931.
 Los conventos, iglesias, edificios monumentales y cascos históricos que se
destruyeron formaban parte de ese «patrimonio». Con los años ha ido
desapareciendo aún más, ya eran menos.
 Así, lo que hemos heredado es mucho, pero, desde luego, es muy poco si lo
comparamos con lo que virtualmente podría existir aún si la idea
proteccionista y los mecanismos de gestión del presente se remontaran, por
ejemplo, a hace dos siglos.
 Es evidente que la propia historia, el propio pasado, se ha comportado de una
forma destructora, a veces incluso salvaje, con los elementos patrimoniales.
Por eso el patrimonio cultural actual puede considerarse y tratarse como un
superviviente.
 Aparece después la parte siguiente de la definición: «hemos decidido que
merece la pena proteger».
 Alude al hecho de que no todo lo que nos rodea, por bello o antiguo que
pueda parecemos, es automáticamente Patrimonio Cultural. Los bienes se
convierten en Patrimonio gracias a una voluntad social, a un verdadero acto
de amor procedente de una institución, de un gobierno, de una asociación o
de una persona, hacia un objeto o un conjunto de objetos, hacia un edificio o
un pueblo, hacia una tradición; nos gusta, nos hace sentir orgullo cultural o
histórico, nos diferencia, nos define o contribuye a ello, nos enriquece, nos
procura felicidad...
 Por todas o por alguna de esas razones, proponemos que se considere
Patrimonio Cultural, que se declare o se inventaríe como tal y que como tal
se proteja, que los mecanismos de gestión establecidos por nuestros
gobiernos se pongan en práctica con él o con ellos, para que las generaciones
futuras puedan también disfrutarlos. Para ello, los patrimonializamos.
Caracteres Básicos

 De la definición que acabamos de desmenuzar se desprende una


característica propia de todo bien cultural; su razón de ser es social. Con
otras palabras, o sus valores pueden ser disfrutados por toda la sociedad, o
dejan de tener sentido como Patrimonio Cultural.
 Esta cualidad resulta también un foco de problemas si recordamos que el
Derecho del Mundo andino en le que vivimos, heredero de los Inka, presenta
como punto de arranque el principio de la propiedad estatal y que con el
virreinato la propiedad privada. Entonces hacer compatible esa propiedad con
la prerrogativa de la sociedad a acceder y disfrutar de ese bien no es,
evidentemente, fácil.
 Además los más relevantes de esos bienes patrimoniales, cuando han sido
declarados Bienes de Interés Cultural (BIC), pasan a ser sometidos a la
necesidad de autorización administrativa para casi cualquier cosa que se
quiera hacer con ellos; comprarlos o venderlos, restaurarlos o adecuarlos,
modificarlos, etc.
 Por su parte, los bienes arqueológicos, declarados o no, suben un grado más
en su razón de ser social , se consideran de dominio público, se excluyen por
lo tanto, del tráfico jurídico privado y necesitan, igual que los BIC,
autorización administrativa para casi todo.
 El segundo de los caracteres básicos del Patrimonio Cultural es su naturaleza
«no regenerable», lo que quiere decir que su destrucción es irreversible.
 Se comprende mejor esta cualidad -o este problema- si comparamos, por
ejemplo, un inmueble del Patrimonio Cultural como un yacimiento
arqueológico, con un bien medioambiental, como un bosque.
 Es evidente que la destrucción tanto de uno como de otro es una pérdida
lamentable. Pero en el segundo caso es posible que, con los debidos cuidados,
en 300 años el bosque vuelva a existir. El yacimiento arqueológico, por mucho
que se riegue, no volverá a crecer. Y no puede reconstruirse, porque su razón
de ser es la estratigrafía y ésta no se construye. Su destrucción no tiene
vuelta atrás.
 Qué significa esto realmente? Pues que los mecanismos de protección que las
administraciones han diseñado y utilizan para la salvaguarda de los bienes
culturales han de basarse más en la planificación y la prevención que en las
puniciones de los hechos consumados.
 En definitiva, por lo que hay que luchar, en lo que hay que educar a la
ciudadanía, es por conseguir que el daño o el expolio no se produzca, más que
incidir en poner una multa o llevar a la cárcel al individuo que lo ha causado.
 En el campo del Patrimonio, como en tanto otros, más vale prevenir que
curar, educar que castigar.
 La tercera de las características que aquí voy a comentar afecta a muchos de
los bienes culturales, aunque no a todos: en un gran número sobre todo los
arqueológicos pertenecen a contextos sociales olvidados, por lo que pueden
resultar difíciles de comprender y necesitan un tratamiento didáctico
específico.
 Así, las personas especializadas en Arqueología pueden llegar, por ejemplo, a
la conclusión de que un dolmen es un enterramiento colectivo o sea, un
cementerio tipo fosa común de la época neolítica o de la Edad del Bronce.
 Pero para cualquier visitante sin educación arqueológica eso no es evidente,
porque en nuestro mundo actual los cementerios son muy diferentes.
 Hay que explicarlo de forma didáctica y comprensible, lo que no es necesario,
al menos en principio, cuando se trata de visitar un bien cultural que, aunque
sea antiguo, sigue teniendo el mismo uso en la actualidad, como puede ser el
caso de una iglesia catedral; o se perpetúa en el tiempo una equivalencia
entre la forma y la función, como ocurre con un teatro romano o una ciudad
medieval.
 Esta necesidad de una didáctica especial abre, por un lado, un amplio camino
para la creación de puestos de trabajo; pero, por otro, coloca a las personas
que la practican en una situación casi siempre difícil.
 Porque hay que contar historias, hay que relatar algo que pueda atraer a la
gente en general, que esa gente pueda comprender.
 No basta con enumerar o describir los objetos, sino que hay que hablar de su
significado social, hay que «interpretar», y eso nos introduce en un campo
teórico lleno de espinas, responsabilidades y dudas.
Para que sirve el Patrimonio Cultural?

 Podemos imaginar muchas respuestas a esta pregunta: para construir la


historia, para tener pruebas de un pasado más o menos heroico, para dar
raíces y consistencia a una determinada sociedad, para elevar el nivel
cultural de las personas, para sentir y generar orgullo claro, en los casos
heroicos, para conservar el medio en el que se encuentra el bien, para atraer
visitantes y con ello crear puestos de trabajo y riqueza, para... (añádase aquí
todo aquello positivo que pueda llegar a imaginarse).
 Otros caminos. Alguien podría decir: los bienes culturales no sirven para nada,
son un conjunto de cosas viejas, arruinadas y costosas, y mejor sería
derribarlas y construir en su lugar viviendas sociales a bajo costo.
 A quienes piensen así, les recomiendo lecturar sobre el tema; tal vez les
ayude a cambiar de idea. O tal vez les ayude a afianzarla, nunca se sabe.
 Lo que sí es cierto es que la historia de América, o del mundo occidental en
general nuestro orgulloso país, está muy unida al desarrollo del concepto de
Patrimonio Cultural como seña de identidad histórica.
 Hoy día es uno de los atributos que «dan personalidad» a cada uno de los
países de América Latina que nunca será global en este aspecto, muy en
especial en su parte andina, cuna de las culturas madre de las actuales.
 En realidad, si buscamos una utilidad realmente práctica a los bienes
culturales, hemos de pensar en el desarrollo turístico.
 Nuestro país ha sido durante muchos años un foco de atracción por lo
cultural; ahora, desde hace al menos un lustro, ese tipo de turismo, por lo
general de bajo rendimiento económico para el estado, se está
diversificando, y se ofrecen alternativas que tienen que ver con el disfrute de
los bienes naturales y vivenciales, normalmente combinados.


 Enclaves con una economía deprimida y con población escasa y envejecida
pueden convertirse en lugares turísticos en los que la oferta se centre en la
paz, el aire puro, la visita a un yacimiento arqueológico abierto al público y la
subida a una montaña en cuya cima hay una vieja waka.
 Así, los elementos supervivientes de nuestro Patrimonio Cultural han
comenzado a revalorizarse, a mirarse con unas esperanzas distintas a las que
antes se sentían ante un conjunto de piedras viejas y arruinadas; este
fenómeno, que puede llegar a ser peligroso, es también una luz de esperanza
para el futuro de los propios bienes.
Quién protege el Patrimonio Cultural?

 Nuestros monumentos, nuestras costumbres tradicionales, nuestros


yacimientos arqueológicos o nuestras tradiciones, tienen una característica
común: no tienen voz propia.
 Para reclamar sus derechos, luchar por su supervivencia o manifestar sus
deseos de darse a conocer, la única voz que pueden utilizar es la de las
personas. Nosotros, por lo tanto, somos quienes formamos la sociedad y
vivimos en ella, somos la voz del Patrimonio Cultural.
 De acuerdo con esto, la única respuesta correcta a la pregunta que pone
título a este apartado debería ser: toda la sociedad, toda la gente es quien
protege el Patrimonio Cultural.
 Pero, al menos hasta ahora, no es una respuesta ajustada a la realidad. Una
gran parte de la ciudadanía puede desarrollar en nuestro tiempo toda una
vida profesional, normal e incluso variada, sin llegar a tener nunca la
conciencia de que en su entorno hay elementos culturales que han de ser
protegidos y considerados Patrimonio Cultural o Histórico.
 Apenas lo aprende, como veremos, en la escuela; tampoco lo va a encontrar
en el entorno familiar, ni en la TV, salvo excepciones. Es probable que
confunda el Patrimonio Nacional con el Patrimonio Histórico y que no sepa
que, desde 1985, un BIC es algo más que un bolígrafo...
 Por supuesto, es cierto, que poco a poco la sociedad civil comienza a
desempeñar cierto papel en la gestión y protección de los bienes culturales.
 En este campo, las fundaciones y las asociaciones culturales son piezas clave,
llamadas a tener mucho futuro; pero por ahora no dejan de ser excepciones.
 Otra respuesta correcta sería: todas las administraciones públicas
(Constitución Política del Estado). Pero tampoco se ajusta a la realidad.
 Como iremos analizando a lo largo de las clases, muchas administraciones
aparentemente ajenas a los bienes culturales los gestionan, los manejan e
incluso pueden destruirlos. Nos referimos a Obras Públicas, a Urbanismo, a
Medio Ambiente... Poco a poco, esta situación está cambiando y tendrá que
hacerlo mucho más en el futuro si queremos que nuestros protagonistas
supervivientes —los bienes culturales— sigan siéndolo.
 Por lo tanto, la única respuesta ajustada a la realidad, en la actualidad, es las
administraciones competentes en materia de Cultura, Consejerías y
Ministerio, son las que gestionan y protegen el Patrimonio Cultural.
 Una gran parte de esa protección también lo veremos, tiene que ver con la
difusión, con lo que se consigue enlazar con la ciudadanía e incluso con las
otras administraciones, y así se cumplen, al menos un poco, las en apariencia
utópicas premisas iniciales de este apartado.
 ¿Qué bienes del Patrimonio Cultural son competencia del Ministerio de Cultura
y cuáles lo son de los Gobiernos Regionales y Gobierno Locales o Municipales?,
esto esta en la Constitución Política del Perú, en la Ley de Gobiernos
regionales y En la Ley Orgánica de Municipalidades.
 LECTURA DE LA LEGISLACION SINGULAR.
Cómo nace y evoluciona el concepto de
Patrimonio Cultural?

 El nacimiento del concepto de Patrimonio Cultural, tal como lo entendemos


hoy, es una construcción social del siglo XX, pero fue gestado, como tantos
otros fenómenos, en las revoluciones y movimientos del siglo XVIII, XIX, a su
vez basados en el devenir histórico del XVIII.
 La Guerra por la Independencia tuvo mucho que ver en ello, impulsando, al
menos entre las clases pudientes y cultas, ese sentimiento de propiedad y de
orgullo que constituye uno de los pilares de la idea social de los bienes
culturales.
 Es evidente que la presencia y la acción de la Iglesia católica ha modelado
nuestro pasado desde cualquier punto de vista, y también, por supuesto,
desde el Patrimonio Cultural.
 La Iglesia y el Estado son los dos puntales sobre los que se asienta la riqueza
artística y arquitectónica del Perú, y el papel de ambas instituciones ha sido
clave para su conservación... y también para su destrucción.
 La acumulación de bienes muebles e inmuebles todos ellos, por supuesto,
basados en aspectos inmateriales de carácter ritual de la Iglesia chocó en el
siglo XIX con una sociedad que iniciaba su andadura laica, lo que produjo, a
través sobre todo de las desamortizaciones, un interés por la conservación de
los bienes artísticos y arquitectónicos.
 Así nacen los museos en el Perú. Y también la formulación de un concepto de
Patrimonio Cultural que, evidentemente, entonces no se llamaba así centrado
en los aspectos artísticos y arquitectónicos: los monumentos y las obras de
arte, bastante ajenos en general a la vida cotidiana de las personas normales,
se convirtieron en las bases sobre las que se asentó esta primera idea sobre el
Patrimonio Cultural permaneciendo así durante mucho tiempo.
 Por esa razón, no nos extrañará ver cómo las primeras normas y documentos
nacionales e internacionales sobre la protección de los bienes culturales se
centran en la arquitectura y en los bienes muebles de carácter artístico y
otros arqueológicos.
 El Patrimonio Arqueológico ingresa en ese concepto sobre todo a través de sus
elementos más monumentales, los restos de la época Inka, o bien de los más
«artísticos», como las arquitecturas o las bellas cerámicas prehispánicas.
 En todo caso, se trata de una idea occidental y elitista, que enfatiza la
riqueza y grandiosidad, los llamados «Tesoros de la nación», aquello de lo que
cualquier persona, aunque no lo comprenda y no sepa qué significa
históricamente, puede sentirse orgullosa.
 Hasta la segunda mitad del siglo XX no se asienta segundo paso en esta
historia: la noción de contexto. Es una idea muy relacionada con la
arqueología, para la que el lugar que ocupa y la función que desempeña el
objeto antiguo comienza a tener incluso más importancia que su valor o su
belleza, ya que sirve para explicar el pasado mucho mejor que esto último.
 En documentos internacionales como la propia Carta de Venecia, de la
UNESCO, 1964, se hace hincapié en que no es sólo el monumento aislado el
que hay que proteger, sino también el ambiente urbano o paisajístico que lo
rodea; y que no son sólo las grandes obras las que hay que tutelar, sino
también aquellas más modestas que hayan adquirido, con el tiempo, un
significado cultural.
 En España por ejemplo, estas nuevas ideas se fijan en la generación de
normas y de administraciones que surgen con el Estado democrático, ya en el
último tercio del siglo XX. Y es este fragmento de la historia, el último, el que
más modifica y altera el concepto: se incorporan poco a poco los bienes de
carácter etnológico, tanto los materiales como los inmateriales que, por
cierto, siempre han estado juntos; es una moda actual, lo que parece estar
separándolos—, y se asienta, sobre todo a partir de la Carta de Florencia, del
año 2000, la idea patrimonial de los paisajes.
 Como se puede ver, hemos pasado de una obra de arte aislada a un paisaje,
de un monumento grandioso a un espacio cultural que cada día se vive, se usa
y se transforma... Ahora tenemos un concepto más global, mucho más amplio
y como consecuencia también más difícil de conocer y de proteger.
 Al mismo tiempo se ha visto modificado nuestro «orgullo». Antes era local,
provinciano, patriota; ahora, aunque también lo siga siendo a veces, es más
global, mundial, «de la humanidad». Y sobre todo para determinadas partes
del mundo, como la nuestra, enriquecida continuamente con aportaciones
foráneas, tierra de inmigración, los monumentos, las artes, las producciones o
las músicas de muchas otras tierras son también «nuestras»...
 Existen en nuestro entorno un buen número de obras que detallan las
circunstancias de esta historia, los hitos que la empujaron y formaron y los
resultados que se obtuvieron, una historia repleta de avatares que demuestra
muy bien la idea, ya expuesta aquí, de que los bienes que han llegado hasta
nuestros días son verdaderos supervivientes.
 Como se señaló, existe una clara oposición entre los bienes culturales
(producto de manos y mentes humanas) y los bienes naturales (producto de la
naturaleza). En nuestra vieja, poblada e historiada república del Perú poca
cosa habrá «natural», sin intervención de mano humana, y, sin embargo,
ambos conceptos aparecen separados en la normativa, en las
administraciones y sobre todo, en la idea social.
 Veremos los algunos intentos de coordinación, sobre todo por parte de los
Gobiernos de turno... Pero la verdad es que, aunque alguna de las obras que
tratan del Patrimonio Cultural incluyan en él al natural o medio ambiente, la
situación de separación incluso académica es casi total.
 Por esa razón, entre otras, no hablaremos de los fósiles, ni de los bosques, ni
de las pariguanas... Aunque todos ellos estén ahí, adornando, rodeando o
sobrevolando los bienes culturales de los que trataremos.
LECTURA
EL EXPOLIO DEL PATRIMONIO PERUANO
DURANTE LA INVASION ESPAÑOLA

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