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LAS DROGAS
La drogadicción se considera una enfermedad crónica del
cerebro. Se caracteriza por la búsqueda y consumo
compulsivo de drogas a pesar de sus consecuencias nocivas.
Desde el momento en que una droga entra en el cerebro por
primera vez se producen importantes cambios en la química
y la estructura del mismo que perduraran a lo largo del
tiempo, pudiendo causar daños cerebrales permanentes.
Las drogas alteran el funcionamiento químico del cerebro
revolucionando este circuito dándole mucha más dopamina
de la que se produce en un proceso placentero habitual. Esto
tiene varias consecuencias:
El cerebro intenta readaptarse a este exceso de estimulación,
que puede destruir la neurona, disminuyendo el número de
receptores de la dopamina en la neurona y aumentando el
número de recogedores y degradadores de la misma.
Esto llevará a la tolerancia: el cerebro va a necesitar cada
vez más droga para llegar al mismo efecto que la primera
vez.
A medida que el cerebro se va adaptando a la presencia de la
droga, otros circuitos cerebrales se irán afectando y modificando.
El primero de ellos y más estrechamente relacionado con el
circuito de recompensa será el circuito de la memoria y el
aprendizaje. Este será el encargado de crear el hábito y la
adicción.
El aprendizaje de buscar el placer es instintivo, muy fuerte y
resistente al olvido. Todo lo que implique conseguir y
administrarse la droga estará fuertemente impregnado en el
cerebro, convirtiéndolo en automático, compulsivo e inconsciente.
Este condicionamiento de la conducta puede durar muchos años
haciendo que algún estímulo (o recuerdo) lleve a desear drogas a
alguien después de mucho tiempo de abstinencia.
Además, progresivamente se producirán cambios en las áreas
esenciales para el juicio, la toma de decisiones y el control de la
conducta. Las consecuencias de estos cambios en el lóbulo frontal
serán especialmente perjudiciales en los adolescentes que
todavía están desarrollando estas estructuras, y las drogas
interferirán en el desarrollo normal de las mismas.
Además de los cambios causados por el
exceso de dopamina, cada droga tendrá sus
perjuicios específicos en el cerebro y la
salud:
Tabaco (nicotina): el daño cerebral que
causa viene derivado en gran parte por el
humo que atasca, no solo los pulmones, sino
también las arterias, dificultando la
circulación sanguínea y aumentando el
riesgo de infarto, aparte del de cáncer.
Alcohol: el abuso crónico tiene importantes
efectos en el cerebro, destruyendo
irreversiblemente las áreas de la memoria
(hipocampo), el cerebelo que controla la
coordinación y la corteza cerebral.
Marihuana: aparte de los efectos del humo,
el cannabis puede afectar a la
concentración y a la memoria a corto plazo.
Puede aumentar el riesgo de trastorno
psicótico en alguien que ya tenga la
tendencia. Causa apatía a la larga.