Se denomina mejoradores del pan a aquellos aditivos añadidos a
la harina y al agua que procuran mejorar las cualidades físicas, de
elaboración, propiedades organolépticas finales y de conservación del pan. Se han empleado desde mediados del siglo XX. Suelen comercializarse bajo el aspecto de mezclas de componentes químicos que se vierten a la masa como un aditivo alimentario. Hoy en día se comercializan en diferentes formas, algunos de ellos están especializados en un proceso específico (mejoradores de la masa, de la corteza, de la consistencia, etc.). Levadura: Las levaduras naturales son hongos microscópicos que realizan una fermentación alcohólica liberando dióxido de carbono en forma de gas. Almidón: El almidón, o fécula, es una macromolécula compuesta de dos polisacáridos, la amilosa (en proporción del 25 %) y la amilopectina (75 %).2 Es el glúcido de reserva de la mayoría de los vegetales.Gran parte de las propiedades de la harina y de los productos de panadería y repostería pueden explicarse conociendo las características del almidón. Gluten: El gluten es un conjunto de proteínas de pequeño tamaño, contenidas exclusivamente en la harina de los cereales de secano, fundamentalmente el trigo, pero también la cebada, el centeno y la avena, o cualquiera de sus variedades e híbridos. Todas las variedades de avena, incluyendo la "avena pura", contienen gluten,1 pese al inadecuado y confuso etiquetado como "avena sin gluten" o "avena libre de gluten". La proteasa que actúa directamente sobre el gluten y permite una mayor retención de gas CO2 procedente de la fermentación. Lo que conduce a mejorar la estructura de la miga. Hidrocoloides: Los hidrocoloides, como aditivos alimentarios, están destinados a cumplir diversas funciones tales como espesar, gelificar y estabilizar. Hoy en día son sustancias imprescindibles en la mayoría de los alimentos que se consumen en nuestro entorno cultural. La carboximetilcelulosa es uno de los aditivos más destacados por su calidad y la variedad de campos de aplicación que abarca dentro del sector alimentario. Tambien tienen la propiedad de conservar durante más tiempo las propiedades del pan, de esta forma se hace uso de hidrocoloides.Los hidrocliodes naturales de origen natural se encuentran en la carragenina, la pectina y la goma guar. Acido sorbico: El ácido sórbico o ácido 2,4-hexadienoico es un compuesto orgánico natural empleado como conservante alimentario en su forma de sales minerales. Suele aparecer etiquetado como E-200 según el anexo de códigos alimentarios del Codex Alimentarius. Debe su nombre a que fue aislado por primera vez en las frutas del género Sorbus (Sorbus aucuparia). El ácido se puede sintetizar por varios métodos diferentes. No debe confundirse con el ácido ascórbico (Vitamina C). Frutos secos y semillas: Estas aportan una textura crujiente al pan y mejora su sabor además de proporcionar beneficios a la salud.
Especies: Como el comino, azafrán, nuez moscada, laurel estas
especies agregan aroma y sabor al pan. Grasas: Lo son como la mantequilla que le agregan sabor y un olor tenue, el aceite de oliva aporta sabor además que es bueno para la salud del consumidor ya que contribuyen a reducir los niveles de colesterol LDL (colesterol malo). Jugos naturales: Estos pueden cambiar su sabor según el tipo de jugo que se emplee. Sustancia líquida sin olor, color ni sabor que se encuentra en la naturaleza en estado más o menos puro formando ríos, lagos y mares, ocupa las tres cuartas partes del planeta Tierra y forma parte de los seres vivos; está constituida por hidrógeno y oxígeno ( H2 O ). En el sabor: Por lo general tiene un sabor neutro un inusual mal sabor o un mal olor identificado en el agua, podrían alterar el sabor del producto final. Esto sucede ya que algunas veces del año, por ejemplo luego de fuertes lluvias o durante el cambio de estación, es posible que los abastecimientos y los tratamientos de agua varíen. Hay filtros disponibles en el mercado para reducir el mal olor o gusto del agua, y es una buena idea tenerlos instalados en la línea de agua del mezclador, para disminuir la posibilidad de un mal sabor en el producto final. Contenido químico: Dependiendo de la calidad natural, las compañías del agua están agregando diversos niveles de productos químicos para transformarla en una bebida segura y potable. El cloro es el que tendrá el efecto más notorio en la masa, particularmente en la actividad de la fermentación. La levadura, siendo un microorganismo natural, es sensible al cloro; pues ha quedado demostrado con pruebas, que con millonésimas partes de cloro en el agua, se afecta el funcionamiento de la levadura en el amasado. Un alto nivel de cloro podría también alterar la función de algunos componentes de la harina, enzimas particularmente. Para ello son también eficientes algunos filtros, aminorando este efecto al mínimo. Contenido mineral: El contenido mineral determinará la dureza y la suavidad del agua; siendo los principales calcio, magnesio y sodio. El agua dura contiene una gran cantidad de minerales mientras que la suave tiene una cantidad más limitada de minerales. Las características de la masa se ven alteradas por el contenido mineral del agua: los minerales se utilizan como nutrientes por la levadura, por lo tanto, un cambio en su concentración afectará la fermentación. Indirectamente, un cambio en la fermentación actúa sobre las características de la masa, haciéndola más fuerte o más débil. El agua dura provocará una rápida fermentación y una masa con una tendencia a tener un exceso de fuerza mientras que el agua suave generará una fermentación más lenta y una masa con una tendencia a carecer de fuerza. Hidratación de la harina y de la formación de la masa: Los dos componentes principales de la harina son el almidón y la proteína. El agua primero hidratará las partículas del almidón y comenzará la formación de la masa. Entonces la proteína empezará a absorber un poco de agua y se iniciará la formación del gluten en la masa.
Cantidad de agua: El panadero podría determinar fácilmente la
cantidad de agua necesaria para hidratar correctamente la harina y para alcanzar la consistencia deseada de la masa para un tipo específico de pan.